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359 CAPÍTULO © 2017. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Parasitosis pulmonares INTRODUCCIÓN Conceptualmente el término parásito incluye a todos los seres vivos que son capaces de causar perjuicio a otros. Sin embargo, en medicina con este nombre se denomina de manera exclusiva a los protozoos, los helmintos y los artrópodos que viven temporal o permanentemente en el ser humano. El parasitis- mo puede ocasionar manifestaciones clínicas (enfermedades parasitarias) o cursar como una infección asintomática. En la práctica, las principales enfermedades parasitarias que afectan de forma directa a las estructuras broncopulmonares están ocasionadas por helmintos. Los ectoparásitos no implican al pulmón, y los protozoos lo hacen en el contexto de una enfermedad generalizada (malaria grave) o de modo indirec- to (p. ej., en la enfermedad de Chagas al lesionar el corazón [congestión pulmonar pasiva] o el esófago [neumonía por aspiración]). En este capítulo se revisan, inicialmente, los principales géneros y especies implicados en la afectación broncopulmonar o pleural, así como el momento del ciclo biológico en el que tiene lugar el contacto con las estructuras respiratorias. En un segundo apartado se abordan las principales características epidemiológicas de estas parasitosis, haciendo énfasis en su dis- tribución geográfica. A continuación se exponen los mecanis- mos de la lesión pulmonar (agresión por el parásito y defensa del hospedador), para referir, posteriormente, cuáles son las manifestaciones clínicas principales. Los dos últimos apartados se dedican a la metodología diagnóstica y a las posibilidades terapéuticas. AGENTES CAUSALES Las principales helmintosis humanas están producidas por diferentes especies de cestodos, trematodos y nematodos (tabla 44.1). Las cestodosis que afectan al pulmón son solo las originadas por formas larvarias. La principal cestodosis en la que participa el pulmón es la hidatidosis o equinococosis (producida por Echinococcus granulosus), siendo excepcional la afectación pulmonar por cisticercos (forma larvaria de Taenia solium) y por otras especies de Echinococcus. Entre las tremato- dosis, los dos géneros que pueden producir una lesión pulmo- nar son Schistosoma y Paragonimus. Las esquistosomosis pueden deberse a varias especies de Schistosoma, entre las que destacan por su frecuencia las ocasionadas por S. mansoni, S. haemato- bium y S. japonicum. La afectación pulmonar adopta dos formas diferentes, que se reseñan posteriormente. La paragonimosis puede tener su origen en varias especies de Paragonimus, sobre todo P. westermani. Finalmente, varios tipos de nematodosis pueden implicar al pulmón: a) algunas helmintosis intestina- les, que incluyen en su ciclo vital el paso transpulmonar (Ascaris spp., uncinarias [Ancylostoma duodenale, Necator americanus] y Strongyloides spp.); b) algunos tipos de filariosis linfáticas (específicamente las relacionadas con Wuchereria bancrofti, Brugia malayi o Brugia timori) y dirofilariosis (ocasionada por Dirofilaria immitis), y c) nematodosis tisulares, como la toxoca- riosis (producida por Toxocara canis o Toxocara cati). ASPECTOS BIOLÓGICOS BÁSICOS Los helmintos mencionados acceden al organismo desde el exterior empleando tres vías diferentes (fig. 44.1). Así, E. granu- losus, P. westermani, Ascaris lumbricoides, A. duodenale y Toxocara spp. penetran por vía oral al ingerirse formas infectantes del parásito presentes en el agua o en los alimentos. Por otro lado, la infección por Schistosoma spp., uncinarias y Strongyloides ster- coralis tiene lugar por vía transcutánea. Finalmente, las filariosis se transmiten únicamente por ciertos vectores artrópodos. E. granulosus tiene un ciclo vital indirecto. Los cánidos y algunos félidos albergan la fase adulta, mientras que la fase larvaria (metacestodos) se encuentra en numerosos hospeda- dores intermediarios, generalmente ungulados y roedores. El ser humano es un hospedador intermediario accidental, que ingiere huevos del helminto, bien directamente del hospedador definitivo o bien por el consumo de agua o de verduras con- taminadas con deposiciones de los hospedadores definitivos. Tras la ingestión, los huevos eclosionan en el intestino delgado y se liberan las oncosferas, que penetran en la pared intestinal. Estas oncosferas se dirigen por vía circulatoria hasta el hígado, donde todas ellas quedan retenidas. Algunas, por el contrario, pueden acceder, por la circulación venosa, al pulmón e incluso superar el filtro pulmonar y llegar, a través de la circulación sistémica, a otros órganos. En los órganos diana, las oncos- feras que no son destruidas por el sistema inmunitario dan lugar, paulatinamente, a quistes (hidátides), que aumentan de 44 Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN V Infecciones respiratorias 360 tamaño de manera progresiva. Luego se generan protoescólices y vesículas hijas, que ocupan el interior del quiste. Las diferentes especies de esquistosomas siguen también un ciclo indirecto que requiere, como hospedadores intermediarios específicos, de la existencia de diversas especies de caracoles de agua dulce (Biomphalaria spp., Bulinus spp., Onchomelania spp.). En estos hospedadores tienen lugar varias fases del ciclo bioló- gico, con liberación de cercarias al medio acuoso. Estas últimas son capaces de atravesar la piel intacta y transformarse, al perder la cola, en esquistosómulas. Las esquistosómulas penetran en el sistema venoso y alcanzan la circulación pulmonar, la atraviesan y acceden a las cavidades cardíacas izquierdas y, posteriormente, a los vasos mesentéricos (S. mansoni) o vesicales (S. haemato- bium). En el interior de los vasos tiene lugar la diferenciación sexual. Allí se mantienen acopladas las parejas (macho y hem- bra). Tras la fecundación, se liberan huevos que se dirigen tanto en sentido anterógrado como retrógrado y ocasionan las lesio- nes características de la enfermedad (granulomas). En esta fase «crónica», la lesión pulmonar se produce por la embolización de huevos en las ramas de las arterias pulmonares. Los trematodos del género Paragonimus también tienen un ciclo indirecto, más complejo que el de los esquistosomas, que incluye dos tipos de hospedadores intermediarios: los caracoles de agua (como Aroapyrgus), en los que tiene lugar un ciclo similar al del Schistosoma, y los crustáceos (en los que pene- tran las cercarias y se enquistan en forma de metacercarias). La infección en los seres humanos tiene lugar por la ingesta de crustáceos crudos o insuficientemente cocinados (sobre todo cangrejos) portadores de metacercarias. En el intestino se produce la exquistación de las metacercarias. Allí las larvas atraviesan la pared intestinal, acceden al peritoneo y migran, a través del diafragma, hasta el espacio pleural. Posteriormente, en el tejido pulmonar se produce el desarrollo de la forma adulta, que da lugar a quistes, que tienen una cápsula fibrosa y un contenido hemopurulento, y se liberan huevos, que acaban eliminándose por vía bronquial. TABLA 44.1 Agentes causales y características básicas del ciclo biológico de los helmintos que afectan al aparato respiratorio Género Especie(s) Tipo de ciclo Hospedadores definitivos Hospedadores intermediarios Formas de contagio Echinococcus E. granulosus Indirecto Cánidos Ungulados/seres humanos Ingesta de huevos Contacto con perros Consumo de agua o alimentos Schistosoma S. mansoni S. haematobium S. japonicum* S. intercalatum S. mekongi Indirecto Seres humanos Caracoles de agua dulce Penetración transcutánea de cercarias Paragonimus P. westermani Indirecto Seres humanos/ otros mamíferos Caracoles de agua dulce (1.°) Crustáceos (2.°) Consumo de crustáceoscrudos o semicrudos Ascaris A. lumbricoides Directo Seres humanos — Ingesta de huevos (consumo de agua y alimentos) Ancylostoma A. duodenale Directo Seres humanos — Penetración transcutánea de larvas Ingesta de huevos (consumo de agua y alimentos) Necator N. americanus Directo Seres humanos — Penetración transcutánea de larvas Strongyloides S. stercoralis S. fuellerborni Directo Seres humanos — Penetración transcutánea de larvas Autoinfección Wuchereria W. bancrofti Indirecto Seres humanos Dípteros hematófagos (Culex spp., Aedes spp., Anopheles spp.) Inoculación de larvas por picadura Brugia B. malayi B. timori Indirecto Seres humanos Dípteros hematófagos (Culex spp., Aedes spp., Anopheles spp.) Inoculación de larvas por picadura Dirofilaria D. immitis Indirecto Cánidos Dípteros hematófagos (Culex spp., Aedes spp., Anopheles spp.) Inoculación de larvas por picadura Toxocara T. canis T. cati Directo Perros Gatos — Ingesta de huevos presentes en el suelo *Incluye también como hospedadores definitivos algunos animales silvestres. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 44 Parasitosis pulmonares 361 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Los helmintos intestinales mencionados (Ascaris spp., A. duodenale, N. americanus, Strongyloides spp.) afectan al pul- món durante su desplazamiento por el árbol bronquial. La infección por Ascaris spp. y, ocasionalmente, por A. duodenale se produce por la ingesta de alimentos contaminados con huevos embrionados de ambos nematodos. En el intestino delgado se liberan larvas (L 2), que penetran en la pared intestinal y que, por vía venosa, alcanzan el hígado, en el que no ocasionan lesiones. Esas larvas continúan luego su recorrido hasta las cavidades cardíacas derechas y desde allí hasta el lecho capilar pulmonar. A continuación atraviesan la barrera alveolocapilar y siguen un recorrido ascendente por los bronquíolos, los bron- quios y la tráquea, hasta llegar a la faringe, donde se degluten y de nuevo llegan al intestino delgado, en el que se localiza la forma adulta del parásito. La infección por uncinarias y por S. stercoralis suele seguir una vía diferente. Las larvas filariformes (L 3) penetran a través de la piel —por contacto de los pies descalzos con la tierra—, acceden por vía venosa hasta las ramas de la arteria pulmonar y completan el proceso de modo similar a como lo hacen los otros helmintos intestinales. Una diferencia importante entre S. stercoralis y el resto de los helmintos es su capacidad para causar una reinfección desde el intestino. Las filariosis son la nematodosis sanguínea más frecuente. La afectación pulmonar adopta dos patrones diferentes. Por un lado, las filariosis linfáticas (producidas por W. bancrofti y Brugia spp.), que se transmiten por diversos dípteros hema- tófagos y ocasionan lesiones pulmonares por la liberación de microfilarias secuestradas en el lecho vascular pulmonar. Por otro lado, la infección por D. immitis, que implica al pulmón por la embolización de sus larvas. La toxocariosis se produce por la ingesta de huevos embrio- nados presentes en los suelos contaminados por heces de perros o gatos infectados. Por razones evidentes, esta enfermedad es más habitual en los primeros años de la vida. En el intestino delgado se produce la eclosión de los huevos y la liberación de las larvas (L 2), que penetran a través de la pared intestinal y que, por vía venosa, acceden a distintos órganos, como el hígado, el pulmón, el sistema nervioso central y el globo ocular. CARACTERÍSTICAS EPIDEMIOLÓGICAS Las enfermedades referidas muestran unas características epi- demiológicas muy diferentes, que se resumen en la tabla 44.2. La infección por E. granulosus tiene una distribución cos- mopolita, con una prevalencia muy variable según los países e incluso según las regiones dentro de cada país. Las zonas hipe- rendémicas más importantes son la cuenca mediterránea, los países de la antigua Unión Soviética, África oriental, América del Sur, zonas de China, Malasia, Sri Lanka y la India. En Espa- ña, la hidatidosis ha sido, y continúa siendo, una enfermedad endémica, presente en muchas regiones del país. En realidad, la evolución temporal de esta infección en España ha tenido un patrón bifásico, definido por un descenso paulatino desde mediados del siglo xx y un repunte de casos en los últimos años, que se debe tanto a casos importados como a defectos en la vigilancia de esta zoonosis. La esquistosomosis humana es endémica en 76 países y constituye uno de los mayores problemas de salud pública en las regiones tropicales y subtropicales. La infección producida por las diferentes especies de esquistosomas afecta sobre todo a los individuos jóvenes. La distribución de la infección por esas diversas especies es cambiante y depende de las estrategias de control y de la aparición de nuevos focos (v. tabla 44.2). En España la esquistosomosis no existe como enfermedad autóctona debido, entre otros factores, a la ausencia de hos- pedadores intermediarios adecuados. Sin embargo, cada vez se describen más casos importados, tanto en los inmigrantes como en los españoles que viajan a zonas endémicas. La infección por trematodos del género Paragonimus afecta a unos 22 millones de personas en el mundo, con focos endé- micos en varios países de Asia, África y América. En conjunto, la especie más importante es P. westermani, aunque pueden encontrarse otras especies en relación con las zonas geográficas que se consideren (v. tabla 44.2). Por las características del ciclo biológico, la mayor parte de las infecciones se debe al consumo de crustáceos crudos o escasamente cocinados. En España no se han descrito casos autóctonos de paragonimosis y los casos importados son excepcionales. Las geohelmintosis son las parasitosis más frecuentes en el mundo. Se estima que aproximadamente 4.500 millones de personas las padecen. Los tres tipos de geohelmintos que pueden implicar a las estructuras respiratorias son A. lum- bricoides, uncinarias y Strongyloides spp. La infección por A. lumbricoides es cosmopolita, pero con una mayor prevalencia en los países en vías de desarrollo del área tropical y subtro- pical. De cualquier modo, la prevalencia de esta infección es muy variable y depende de la edad (con predominio en los niños) y de las distintas regiones de un país. No existen datos concluyentes sobre la presencia actual de casos autóctonos en España, que son, en todo caso, excepcionales. Las uncinariosis (ocasionadas por A. duodenale y N. americanus) son las helmin- tosis con mayor prevalencia en el mundo. La infección por uncinarias predomina, a diferencia de la ascariosis, en la edad adulta. En nuestro país, prácticamente solo se ha descrito como enfermedad importada. La infección producida por nematodos FIGURA 44.1 Vías de entrada de los helmintos en el organismo humano. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN V Infecciones respiratorias 362 del género Strongyloides es habitual en extensas áreas de clima tropical de Asia, África y América, y disminuye a medida que las zonas geográficas se alejan del trópico. Las dos principales especies que parasitan a los seres humanos son S. stercoralis y S. fuellerborni. Se estima que entre 80 y 100 millones de perso- nas que habitan las zonas templadas del planeta se encuentran infectadas por S. stercoralis. La infección por S. fuellerborni se limita a algunas regiones de África y de Papúa NuevaGuinea. En España no es rara la descripción tanto de estrongiloidosis autóctonas (particularmente en la Comunidad Valenciana) como de formas importadas. Existen dos tipos de infección por filarias capaces de ocasio- nar lesiones respiratorias: las filariosis linfáticas y la dirofila- riosis. Las filariosis linfáticas están producidas por tres especies (W. bancrofti, B. timori y B. malayi) y tienen una distribución geográfica diferente (v. tabla 44.2). Globalmente, la filariosis linfática afecta, de manera aproximada, a 120 millones de personas. En España, todas las filariosis linfáticas que se han descrito son casos importados. La infección por D. immitis es cosmopolita y se encuentra, sobre todo, en perros y gatos de zonas con un clima cálido y templado, aunque se extiende de modo progresivo a otras regiones del planeta. Suele afectar a cánidos y, más específicamente, a perros. El diagnóstico en los seres humanos es infrecuente. En España, la dirofilariosis pulmonar se ha referido como una enfermedad autóctona en la provincia de Salamanca, aunque la elevada seroprevalencia que existe en los perros de otras regiones españolas, como las Islas Canarias, hace suponer que se trata de una parasitosis que está infradiagnosticada. La prevalencia de toxocariosis en cualquier región o país es difícil de establecer por las siguientes razones: a) el cua- dro clínico no es patognomónico; b) no existe un diagnós- tico parasitológico directo, y c) las técnicas serológicas tienen una amplia reactividad cruzada. Por ello, el diagnóstico de la toxocariosis (larva visceral migrante) en España es anecdótico, tanto en cuanto a los casos autóctonos como a los importados. Sin embargo, la elevada seroprevalencia que se demuestra en los seres humanos en varias zonas de España obliga a pensar en la existencia de variantes asintomáticas o en el infradiagnóstico de algunas formas clínicas. MECANISMOS DE ENFERMEDAD Y MANIFESTACIONES CLÍNICAS Los helmintos mencionados pueden dar lugar a distintas mani- festaciones clínicas en el aparato respiratorio a través de dos mecanismos principales: a) la lesión mecánica originada por el parásito, a veces debida a la obstrucción de determinadas estructuras (vasculares o bronquiales), y b) la respuesta inmu- nológica del organismo al parásito o a alguno de sus elementos. En ocasiones, las manifestaciones clínicas son escasas y solo se observan alteraciones en las pruebas complementarias (p. ej., en la radiografía de tórax o en el hemograma), que son las que sugieren la presencia de una helmintosis. Los principales TABLA 44.2 Aspectos epidemiológicos de los helmintos que afectan al aparato respiratorio Género Especie(s) Casos autóctonos Distribución mundial Personas afectadas en el mundo Echinococcus E. granulosus Sí Cosmopolita Muy variable dependiendo de las zonas consideradas Schistosoma S. mansoni No África, Sudamérica, Caribe, Oriente Medio 200 millones S. haematobium No África continental e insular, Arabia Saudí, Irán S. japonicum No China, Filipinas, Indonesia S. intercalatum No Zona central de África S. mekongi No Laos, Camboya Paragonimus P. westermani No Asia, África, Sudamérica 22 millones P. kellicoti No Estados Unidos P. africanus No África P. uterobilateralis No África P. miyazakii No Japón Ascaris A. lumbricoides Dudoso Cosmopolita 4.500 millones Ancylostoma A. duodenale No Cosmopolita Necator N. americanus No Cosmopolita Strongyloides S. stercoralis Sí Cosmopolita S. fuellerborni fuellerborni No África S. fuellerborni kelley No Papúa Nueva Guinea Wuchereria W. bancrofti No África, India, sudeste asiático, Sudamérica 100 millones Brugia B. malayi No Sur y sudeste asiáticos B. timori No Sur y sudeste asiáticos Dirofilaria D. immitis Sí Cosmopolita No cuantificada Toxocara T. canis T. cati Sí Cosmopolita No cuantificada Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 44 Parasitosis pulmonares 363 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. patrones clínico-biológicos de afectación pulmonar y los correspondientes helmintos responsables se muestran en la tabla 44.3. Masa o nódulo pulmonar Las dos principales helmintosis que se expresan de esta forma son la hidatidosis (masa pulmonar única o múltiple) y la diro- filariosis (nódulos pulmonares). La hidatidosis es la helmintosis pulmonar más frecuente. Sus manifestaciones clínico-biológicas varían según el número de quistes existentes y el estado evolutivo de los mismos. El período de incubación que transcurre entre el contagio y la aparición de las manifestaciones clínicas es muy variable, cifrándose en meses o, más comúnmente, en años. Aunque se han descrito casos en seres humanos desde 1 hasta 75 años, la edad en la que se detectan con más frecuencia en el área mediterránea oscila, sin predominio de sexo, entre los 20 y los 40 años. En general, la hidatidosis pulmonar se aprecia en edades más tempranas que la forma hepática pura, lo que se ha atribuido a la mayor distensibilidad del parénquima pulmonar. La observación de lesiones hepáticas es menos habitual de lo que parecería lógico desde un punto de vista patogénico (20-40%) y esto puede relacionarse con la infec- ción por diferentes cepas de E. granulosus. Globalmente se considera que entre el 70 y el 80% de los casos corresponden a quistes únicos, y entre el 20 y el 30%, a formas múltiples. Los quistes tienen un tamaño que oscila entre 1 y 20 cm y se localizan preferentemente en los lóbulos inferiores (fig. 44.2), con una distribución similar en ambos pulmones. Las manifes- taciones clínicas dependen de la integridad o de la rotura del quiste, así como de las complicaciones que se asocian con esa rotura. De este modo, en la hidatidosis pulmonar no complicada lo más frecuente es la ausencia de síntomas. Durante la rotura, el dato más característico es la aparición de una vómica, mientras que las variantes complicadas (p. ej., infección bacteriana secundaria o apertura a la cavidad pleu- ral) se expresan por múltiples síntomas y signos. Según las series más amplias, los datos clínicos más comunes son la tos (62%), el dolor torácico (56%), la expectoración (42%) y la fiebre (32%). Hasta el 10% de los enfermos puede sufrir un cuadro sistémico de anafilaxia durante la rotura. Los estudios de imagen aportan, dependiendo del estado del quiste, una rica semiología radiológica. La dirofilariosis pulmonar humana se expresa, con frecuen- cia, por anomalías radiológicas encontradas en pacientes asin- tomáticos (nódulos pulmonares [persistentes o transitorios] o granulomas) o con síntomas respiratorios inespecíficos. Infiltrados pulmonares Los síntomas respiratorios (tos, expectoración, disnea, dolor torácico y, en ocasiones, hemoptisis) y los infiltrados alveolares en la radiografía simple de tórax también son maneras habi- tuales por las que se manifiestan las infecciones pulmonares por helmintos. La existencia de una eventual afectación extra- pulmonar concomitante ayuda en la orientación diagnóstica. TABLA 44.3 Principales síndromes clínico-biológicos de las helmintosis que afectan al aparato respiratorio Patrón clínico-biológico Subtipos Síndrome(s) clínico(s) Agente(s) causal(es) Masa o nódulo pulmonar Echinococcus granulosus Dirofilaria immitis Infiltrados pulmonares Sin afectación extrapulmonar Síndrome de Löffler Ascaris spp. Ancylostoma duodenale Necator americanus Eosinofilia pulmonar tropical Wuchereria bancrofti Brugia malayi Brugia timori Con afectación extrapulmonar Síndrome de Katayama Toxocariosis Síndrome de hiperinfección Schistosoma spp. Toxocara spp. (larva migrans visceral) Strongyloides spp. Patrón miliar o hipertensión pulmonar Schistosoma spp. Derrame pleural Paragonimusspp. FIGURA 44.2 Radiografía posteroanterior de tórax en la que se observa un quiste hidatídico pulmonar localizado en el lóbulo inferior derecho. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN V Infecciones respiratorias 364 INFILTRADOS PULMONARES SIN AFECTACIÓN EXTRAPULMONAR Los dos cuadros característicos son el síndrome de Löffler y la eosinofilia tropical pulmonar. El síndrome de Löffler se carac- teriza por la aparición de infiltrados pulmonares y eosinofilia en sangre periférica con ocasión del paso transbronquial de Ascaris spp. Aunque en los textos clásicos es casi la norma indicar que las uncinarias e incluso Strongyloides spp. pueden asociarse con este síndrome, en realidad es excepcional encon- trar casos bien documentados. La eosinofilia pulmonar tropical es un síndrome bien definido, que se debe a una reacción de hipersensibilidad producida por antígenos de filarias linfáticas (Wuchereria spp. y Brugia spp.). Se observa sobre todo en los varones, con una edad media que oscila entre los 20 y los 30 años, y las diferencias raciales son importantes (predomina en hindúes). El cuadro clínico es el típico de un asma grave con mala respuesta al tratamiento convencional. En la radiografía simple de tórax no se aprecian anomalías hasta en el 20% de los pacientes, mientras que en el resto de los casos el dato habitual es la presencia de infiltrados reticulonodulares, que predominan en los campos pulmonares medios e inferiores. INFILTRADOS PULMONARES CON AFECTACIÓN EXTRAPULMONAR En este apartado las principales posibilidades diagnósticas son el síndrome de Katayama, la toxocariosis (larva migrans visceral) y el síndrome de hiperinfección por Strongyloides. El síndrome de Katayama es característico de la esquistosomo- sis aguda, por lo que se encuentra más en viajeros que en perso- nas inmigrantes. En la anamnesis suele constatarse el contacto con agua dulce, potencialmente infectada, entre 15 días y 3 meses antes de la aparición de las manifestaciones clínicas. En su forma completa, los pacientes tienen fiebre, cefalea, mialgias generali- zadas, dolor en el hipocondrio derecho y manifestaciones res- piratorias inespecíficas (tos, disnea), que son más habituales en la infección por S. mansoni que en la debida a S. haematobium. En la exploración física es frecuente detectar una hepatomegalia dolorosa y, a veces, una esplenomegalia. Los principales datos complementarios son la eosinofilia (prácticamente constante) y la presencia de anomalías en la radiografía simple de tórax, que consisten principalmente en infiltrados micronodulares, con- densaciones alveolares y engrosamientos de la pared bronquial. Este cuadro clínico-radiológico corresponde a una reacción de hipersensibilidad a antígenos del helminto en una fase del ciclo biológico en la que no ha comenzado la oviposición, por lo que es la norma que los estudios parasitológicos directos (detección de parásitos en heces y de huevos en orina) sean negativos. La toxocariosis visceral (larva visceral migrante) es un cua- dro típico de la infancia, que se observa sobre todo en niños con geofagia. Las manifestaciones clínicas más comunes son las hepáticas (hepatomegalia dolorosa) y las pulmonares (sibi- lancias). Pueden encontrarse, además, lesiones cutáneas (pru- rigo y urticaria), articulares (artritis), cardíacas (miocarditis), renales (glomerulonefritis) y neurológicas (crisis epilépticas). En los exámenes complementarios es muy característico hallar eosinofilia, hipertransaminasemia e hipergammaglobulinemia. La infección por Strongyloides spp. en un paciente inmunocom- petente no suele ocasionar manifestaciones respiratorias. Una situación diferente tiene lugar con la estrongiloidosis diseminada debida a una hiperinfección, que de modo excepcional se ha descrito en personas inmunocompetentes. En efecto, en la mayor parte de los casos esta hiperinfección aparece cuando se dan dos factores de riesgo concretos: el empleo de glucocorticoesteroides y la infección por el virus linfotropo-T humano 1 (HTLV-1). En estas circunstancias, las larvas rabditiformes se transforman en filariformes y penetran en la circulación. Las manifestacio- nes pulmonares son muy variadas y se corresponden con dos patrones lesionales aislados o asociados: a) una infección bacte- riana (por bacterias transportadas desde el intestino), y b) una hemorragia alveolar difusa. El cuadro clínico oscila entre formas paucisintomáticas y cuadros graves con disnea, tos de caracterís- ticas variables, hemoptisis y opresión precordial. Es muy habitual que se asocie con manifestaciones digestivas (dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea o estreñimiento). En la radiografía de tórax suelen evidenciarse infiltrados pulmonares intersticiales bilaterales o focales. Como es lógico, la eosinofilia no es un dato frecuente, lo que dificulta la sospecha diagnóstica. En el esputo o en otras muestras respiratorias es posible la visualización de larvas filariformes o rabditiformes e incluso huevos del parásito. Patrón miliar e hipertensión pulmonar El patrón miliar y la hipertensión pulmonar (incluso con los datos definitorios de un cor pulmonale) son muy comunes en la esquistosomosis crónica. Esta forma de la enfermedad es la consecuencia de la embolización de huevos de esquistosoma, que originan una respuesta inflamatoria granulomatosa y una hipertensión pulmonar secundaria. Las manifestaciones clínicas corresponden a las de la hipertensión pulmonar, con disnea, dolor torácico sordo y, a veces, datos de insuficiencia cardíaca derecha. En la radiografía de tórax, el patrón más típico es el miliar (simulando una tuberculosis). Además, se aprecian los hallazgos propios de una hipertensión pulmonar. Derrame pleural En varias de las helmintosis mencionadas puede aparecer un derrame pleural, si bien esta manifestación respiratoria es especialmente relevante en la paragonimosis. Se observa en el 40 al 70% de los pacientes y se asocia con alteraciones paren- quimatosas pulmonares, que se expresan como lesiones quís- ticas o nódulos. Aproximadamente el 20% de los enfermos con una afectación respiratoria detectada por estudios de imagen están asintomáticos, mientras que el resto refiere tos o dolor torácico. La eosinofilia periférica es un dato constante, sobre todo cuando existe afectación pleural. DIAGNÓSTICO El diagnóstico de las helmintosis pulmonares depende, ini- cialmente, de la sospecha clínica, que ha de basarse en los patrones señalados previamente. Como ya se ha señalado, excepto en la dirofilariosis pulmonar y en el síndrome de hipe- rinfección por Strongyloides spp., es muy habitual encontrar una eosinofilia periférica, lo que puede ayudar a orientar el diagnóstico. El empleo de métodos directos (visualización del parásito, detección de proteínas específicas o material genético) Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 44 Parasitosis pulmonares 365 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. o indirectos (análisis serológicos) permite la identificación final de parásitos (fig. 44.3). En la tabla 44.4 se resumen las principales técnicas actualmente disponibles. Aunque existen procedimientos comerciales para el diagnóstico indirecto, con- viene señalar que estas pruebas pueden dar lugar a resultados falsamente positivos o negativos, lo que lleva en ocasiones a errores importantes en la práctica clínica. TRATAMIENTO El tratamiento de las helmintosis que afectan al aparato res- piratorio es esencialmentefarmacológico, reservándose los procedimientos quirúrgicos para la hidatidosis. Los fármacos más utilizados son el albendazol, la ivermectina, el pracicuantel y la dietilcarbamacina (los tres últimos únicamente accesibles a través del Servicio de Medicamentos Extranjeros del Ministerio de Sanidad). El tratamiento de la hidatidosis pulmonar se basa en la inter- vención quirúrgica o en el empleo de fármacos (albendazol y/o pracicuantel). La punción-aspiración-inyección-reaspiración, conocida como estrategia PAIR, que se emplea en otras regiones anatómicas, no es útil en el pulmón por razones evidentes. La cirugía está indicada, de entrada, cuando los quistes son de gran tamaño y de localización superficial, cuando existen complicaciones locales o una afectación de estructuras vitales y cuando se produce un gran efecto de masa. La descripción de las técnicas quirúrgicas que pueden aplicarse excede de los objetivos de este capítulo. Independientemente del procedi- miento empleado, existen dos aspectos importantes que han de considerarse: a) el tratamiento preoperatorio (con albendazol, asociado o no con pracicuantel) durante un mes disminuye la viabilidad del parásito, y b) la evitación de la diseminación de protoescólices durante la intervención, aspecto absolutamente esencial. Sin embargo, la utilidad de la utilización intraopera- toria de sustancias protoescolicidas (p. ej., etanol, suero salino hipertónico, cetrimida) aún no se ha establecido de manera clara. Además de su eficacia en el tratamiento preoperatorio, el uso de fármacos antiparasitarios es una opción adecuada en los FIGURA 44.3 Características morfológicas de los huevos de algunos helmintos en el estudio coproparasitario. A. Trichuris trichura. B. Ascaris lumbricoides. C. Uncinaria. D. Schistosoma mansoni. (V. lámina en color al final del libro.) Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN V Infecciones respiratorias 366 casos que no muestran las indicaciones quirúrgicas previamen- te señaladas. El más eficaz es el albendazol, administrado de manera aislada o asociado con el pracicuantel (aunque el efecto de este último es indirecto, al aumentar la concentración del albendazol). En la tabla 44.5 se reseñan las pautas terapéuticas más apropiadas en el resto de las parasitosis mencionadas. Bibliografía Clerinx J, van Gompel A. Schistosomiasis in travellers and migrants. Travel Med Infect Dis 2011;9:6-24. Gray DJ, Ross AG, Li YS, McManus DP. Diagnosis and management of schistosomiasis. Br Med J 2011;342:d2651. Lane MA, Barsanti MC, Santos CA, Yeung M, Lubner SJ, Weil GJ. Human paragonimiasis in North America following ingestion of raw crayfish. Clin Infect Dis 2009;49:e55-61. Moro P, Schantz PM. Echinococcosis: a review. Int J Infect Dis 2009;13: 125-33. Muro A, Andrade MA, Shariati F, Pérez Arellano JL. Infecciones por cestodos. Medicine (Madrid) 2010;10:3707-16. Muro A, Pérez Arellano JL. Manual de enfermedades importadas. Barcelona: Elsevier-Masson. 2012. Pardo Lledías J, Pérez Arellano JL, Galindo I, Belhassem M, Cordero M, Muro Álvarez A. Diagnóstico de helmintosis importadas. Enferm Infecc Microbiol Clin 2007;25:329-35. Pérez Arellano JL, Pisos Álamo E, Castillo de Vera M, Hernández Cabre- ra M, Carranza Rodríguez C, Aparicio Azcárraga P. Tratamiento de las enfermedades parasitarias (2). Helmintosis y ectoparasitosis. Inf Ter Sis Nac Salud 2007;31:55-64. Rojo Vázquez FA, Pardo Lledías J, Francos von Hunefeld M, Cordero Sánchez M, Álamo Sanz R, Hernández González A, et al. Cystic echinococcosis in Spain: current situation and relevance for other endemic areas in Europe. PLoS Negl Trop Dis 2011;5:e893. Vijayan VK. Parasitic lung infections. Curr Opin Pulm Med 2009;15:274-82. TABLA 44.4 Diagnóstico directo de las helmintosis que afectan al aparato respiratorio Género Especie(s) Diagnóstico directo Diagnóstico indirecto Echinococcus E. granulosus Visualización del parásito en el material expectorado* Comercial Schistosoma Visualización de huevos en heces u orina Comercial Paragonimus Visualización de huevos en esputo o heces Difícil acceso Ascaris A. lumbricoides Visualización de huevos en heces No Ancylostoma A. duodenale Visualización de huevos en heces No Necator N. americanus Visualización de huevos en heces No Strongyloides Visualización de larvas en heces, esputo o lavado broncoalveolar (estudio directo, técnica de Baermann, técnica de Harada-Mori, cultivo en agar) Comercial Wuchereria W. bancrofti Detección de microfilarias en sangre (método de Knott) Inmunocromatografía (Wuchereria) Difícil acceso Brugia B. malayi B. timori Detección de microfilarias en sangre (método de Knott) Difícil acceso Dirofilaria D. immitis No disponible Difícil acceso Toxocara T. canis T. cati No disponible Difícil acceso *Excepcional en la práctica clínica (solo en presencia de una vómica). TABLA 44.5 Tratamiento de las helmintosis que afectan al aparato respiratorio Género Especie Tratamiento Echinococcus E. granulosus Cirugía y/o fármacos antiparasitarios (albendazol ± pracicuantel) Schistosoma Fiebre de Katayama: pracicuantel (20 mg/kg/12 horas, durante 3 días consecutivos más corticoesteroides) Formas crónicas: pracicuantel (20 mg/kg/12 horas un solo día); tratamiento sintomático Paragonimus Pracicuantel (75 mg/kg/día durante 3 días consecutivos) Drenaje pleural Ascaris A. lumbricoides Albendazol (400 mg en dosis única) Ancylostoma A. duodenale Albendazol (400 mg en dosis única) Necator N. americanus Albendazol (400 mg en dosis única) Strongyloides Ivermectina Wuchereria Brugia W. bancrofti B. malayi B. timori Eosinofilia pulmonar tropical: ● Tratamiento clásico: dietilcarbamacina (6 mg/kg/día durante 21 días) ● Opciones alternativas: ivermectina + corticoesteroides Dirofilaria D. immitis No precisa Toxocara Albendazol (400 mg/12 horas durante 5 días consecutivos) Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org 367 CAPÍTULO © 2017. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Viriasis respiratorias Francisco Javier Aspa Marco y Olga Rajas Naranjo INTRODUCCIÓN Las neumonías virales son causa frecuente de infección res- piratoria en la primera infancia. No obstante, en los últimos años —con el desarrollo de mejores sistemas para la detec- ción viral, como la reacción en cadena de la polimerasa con transcripción inversa (RT-PCR, del inglés reverse-transcription polymerase chain reaction)— se está tomando consciencia de su verdadera importancia en los adultos, fundamentalmente en las personas mayores de 60 años. En los pacientes ancianos se producen diversas deficiencias en los sistemas inmunes de defensa frente a las infecciones respiratorias, como se refleja en el cuadro 45.1, que condicionan este aumento de prevalencia. La verdadera incidencia de las viriasis respiratorias no está bien establecida. Así, en diferentes series varía entre el 1 y el 23%, cálculo que está influido por los sistemas empleados para su diagnóstico y por la edad de los integrantes de las series analizadas. En un trabajo recientemente publicado, basa- do en una población adulta de nuestro medio sobre la que se aplicaron sistemas de RT-PCR, hasta en el 13% de los casos se estableció una causa viral exclusiva y en el 10% adicional pudo fijarse un origen mixto, viral y bacteriano. Se ha encontrado una incidencia aún mayor en pacientes provenientes de asilos y residencias. Los virus más comúnmente implicados son Influenzavirus A H3N2 y el virus respiratorio sincitial (VRS), sin olvidar la relativa importancia de otros,tales como Parainfluenzavirus, Rhinovirus, Coronavirus y Metapneumovirus humano (hMPV). En la tabla 45.1 se resumen las principales características de los virus respiratorios más comunes y en la tabla 45.2 se señalan, de forma comparativa, las principales características clínicas de la infección por Influenzavirus y VRS. EPIDEMIOLOGÍA Y CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS Influenzavirus Los virus gripales se incluyen en la familia Orthomyxoviridae, que en la actualidad agrupa cinco géneros. Todos ellos son virus con ácido ribonucleico (ARN) monocatenario provistos de una membrana de envoltura. Los virus gripales A y B (Influenzavirus A y B) son los géneros más importantes. Los viriones poseen una forma esférica o filamentosa y en su interior albergan una nucleocápside, que contiene ocho fragmentos de ARN monoca- tenario, una nucleoproteína y el complejo ARN-polimerasa. En el exterior de esta nucleocápside y por debajo de la membrana de envoltura, se sitúa la proteína matriz (M1), que confiere estabilidad a la partícula vírica, y la proteína M2, que interviene en la replicación viral. En la parte más externa se sitúa la mem- brana de envoltura, que procede de la membrana citoplas- mática de la célula huésped y es de naturaleza lipídica. En ella se asientan glucoproteínas de origen vírico, dispuestas a modo de proyecciones o filamentos, denominadas hemaglutinina (HA) y neuraminidasa (NA). El componente glucoproteico más importante es la HA, que constituye en torno al 25% de las proteínas víricas. Entre sus funciones biológicas cabe destacar que es responsable tanto de la fijación del virus a los receptores mucoproteicos de las células del epitelio respiratorio (que contienen ácido N-acetil-neuramínico), como de la fusión entre la envoltura vírica y la membrana celular. La NA representa alrededor del 5% de las proteínas tota- les del virión. Su actividad funcional se caracteriza por ser una N-acetil-neuramino-hidrolasa (sialidasa), que provoca la liberación del ácido N-acetil-neuramínico, que es un cons- tituyente de todas las mucinas. Por ello colabora con la HA en los procesos de fusión y penetración celular, así como en la liberación de nuevos viriones, la difusión de los mismos y la apoptosis celular. VARIACIONES ANTIGÉNICAS Los virus gripales poseen dos clases de antígenos. En primer término, en el centro del virión se encuentran los denominados antígenos «internos», que son la nucleoproteína y la proteína M1, ambos específicos de tipo. En segundo lugar, y situados exter- namente, están los antígenos «superficiales», que son la HA y la NA, ambos específicos de subtipo. Los diferentes subtipos se denominan con la letra inicial H o N seguida de un número arábigo convencional. La marcada capacidad de estos virus para sufrir variaciones en sus antígenos les otorga una especial trascendencia desde el punto de vista epidemiológico, fundamentalmente cuando estas variaciones afectan a los antígenos superficiales. En este sentido pueden establecerse dos grandes tipos de variaciones. Las variaciones menores o deslizamientos antigénicos (antige- nic drift), que afectan sobre todo a la HA, suponen la aparición de una nueva cepa o variante frente a la cual la población solo 45 Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN V Infecciones respiratorias 368 tiene una inmunidad parcial por exposiciones anteriores a las cepas originarias. Los casos de gripe que se presentan en las estaciones frías y en primavera, de manera esporádica o en brotes epidémicos más o menos extensos, están producidos por estas variantes menores. Las variaciones mayores o sustituciones antigénicas (anti- genic shift) implican el cambio total del antígeno HA, del antígeno NA o de ambos. Suponen la aparición de un subtipo diferente del difundido hasta entonces en la población, frente al cual esta carece de experiencia inmunológica previa. Las pandemias gripales ocurren generalmente como consecuencia de la aparición de un nuevo subtipo del virus gripal A por una variación mayor. Los virus gripales se clasifican por sus antígenos profundos, fundamentalmente la nucleoproteína, en dos tipos antigénicos, A y B. El tipo A se subdivide en subtipos por sus antígenos superficiales (H y N) y cada subtipo incluye un número limi- tado de variantes definidas por los antígenos superficiales. La denominación de los virus aislados se establece consignando las características que se citan en el cuadro 45.2. El protagonismo que ha alcanzado el virus de la gripe A del subtipo H5N1 se remonta a finales de 1997, fecha en la que tuvo lugar en Hong Kong un brote de gripe aviar ocasionado por este agente, que afectó a millones de aves y al menos a 18 personas. Con posterioridad se han documentado, entre otros, episodios por el virus gripal A aviar con afectación de seres humanos en China del subtipo H9N2, en Holanda por el H7N7, en 2003, y en Canadá en 2004 por el H7N3. El vínculo existente entre los virus gripales humanos y los animales se ha visto confirmado por el brote del subtipo H5N1 en Asia, que afectó a casi 1.000 personas, la mitad de las cuales falleció. Más TABLA 45.2 Características clínicas comparativas entre la infección debida a Influenzavirus y la causada por el virus respiratorio sincitial (VRS)* Síntomas Influenzavirus VRS Fiebre ++++ + Mialgias +++ + Congestión nasal + +++ Sibilancias ++ ++++ Producción de esputo ++ +++ Síntomas gastrointestinales +++ – *Los símbolos + denotan la probabilidad de que se produzca ese síntoma, y el símbolo – señala su ausencia. Modificado de Falsey y Walsh, 2006. TABLA 45.1 Principales características de los virus respiratorios más comunes Virus Estación Periodicidad Período de incubación Principal medio de transmisión Influenzavirus Invierno Anual 1-2 días Pequeñas partículas en aerosol Virus respiratorio sincitial Desde finales del otoño hasta el principio de la primavera Finales del invierno Anual 2-8 días Gotas gruesas y fómites Metapneumovirus humano Finales del invierno Cada 2 años 5-6 días Gotas gruesas y fómites* Parainfluenzavirus De otoño a primavera Cada 2-3 años 2-8 días Gotas gruesas y fómites Coronavirus Invierno Cada 2-3 años 1-3 días Gotas gruesas y fómites* Rhinovirus Todo el año, pero sobre todo en otoño Anual De 8 horas a 2 días Fómites *Modo presuntivo de transmisión. Modificado de Falsey y Walsh, 2006. Cuadro 45.1 FACTORES ASOCIADOS CON LA EDAD QUE FACILITAN LA ADQUISICIÓN DE INFECCIONES RESPIRATORIAS GRAVES Factores respiratorios Disminución en la fuerza de los músculos respiratorios Disminución en la producción de moco Disminución en la distensibilidad pulmonar Disminución de los niveles de elastina y colágeno en los conductos alveolares Función inmune Inmunidad celular: ● Descenso en el número de linfocitos T nativos ● Aumento de los linfocitos T de memoria ● Descenso en la proliferación de linfocitos T ● Desequilibrio en la respuesta entre los linfocitos TH1 y los linfocitos TH2 ● Incremento en el nivel de los mediadores inflamatorios Inmunidad humoral: ● Disminución en la respuesta de los linfocitos B a los antígenos nuevos ● Incremento de los autoanticuerpos Inmunidad innata: ● Descenso de las células NK citotóxicas ● Descenso de las células NK respondedoras a la IL-2 ● Incremento en los niveles de TNF, IL-1, IL-6 e IL-8 IL, interleucina; NK, natural killer; TNF, factor de necrosis tumoral. Modificado de Falsey y Walsh, 2006. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 45 Viriasis respiratorias 369 © E ls ev ier. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. recientemente, por el subtipo H1N1, relacionado primero con el ganado porcino en México y que produjo una pandemia mundial en 2009. Existen tres razones por las cuales los virus de la gripe A per- sisten en la naturaleza: a) la existencia de un amplio reservorio aviar; b) los fenómenos de variabilidad genética, y c) la posi- bilidad de «salto» a otras especies. La variabilidad genética en los virus gripales implica a sus antígenos y a otras propiedades biológicas, como la virulencia o el espectro de hospedadores que es capaz de infectar. Dicha variabilidad puede afectar a las 10 proteínas codificadas por sus ocho genes, de las cuales las más importantes son las de los genes 4 (HA) y 6 (NA), por codificar antígenos superficiales relacionados con la protección y la afinidad por receptores celulares (HA) y con la capacidad de difusión (NA). En el «salto» de especie de un virus de la gripe A animal a los seres humanos son importantes los recep- tores de las células diana. Los virus de linajes humanos mues- tran afinidad por receptores de tipo Neu,α2,6, mientras que los de linajes aviares lo hacen por los receptores Neu,α2,3, que tienen una localización anatómica distinta. En los seres huma- nos con receptores preferentemente de tipo Neu,α2,6 también existen algunos de tipo aviar (Neu,α2,3), que se encuentran localizados en las vías aéreas más distales. Ello explica la posi- bilidad de que, en ambientes con una elevada concentración de virus, estos últimos puedan llegar a las partes más distales del aparato respiratorio e infectar a hospedadores que tienen unos receptores predominantes diferentes. MANIFESTACIONES CLÍNICAS La gripe se transmite de modo altamente eficiente a través de pequeñas partículas que se encuentran en forma de aerosol y que se producen con la tos y los estornudos de los individuos infectados, tras un período de incubación de 2 a 3 días. Este hecho facilita el comienzo explosivo del brote en las institucio- nes cerradas. Desde 1977 los virus circulantes son el A H3N2 y el A H1N1, además de los B. Las epidemias de A H3N2 son causa de gran morbilidad en los sujetos ancianos, ya que estas personas pueden ser relativamente resistentes a las infecciones por el virus A H1N1, dada la frecuente exposición existente antes de 1957. La gripe clásica se caracteriza por el comienzo brusco de síntomas, como fiebre, mialgias y dolor de cabeza, sobre todo en los adultos jóvenes. En la población mayor, este cua- dro típico es menos frecuente. En ocasiones solo aparece fiebre y alteración del estado mental. Las manifestaciones gastrointestinales, las mialgias y la fiebre ayudan a distinguirla clínicamente de la infección por el VRS, tal y como se refleja en la tabla 45.2. El impacto de la gripe en las personas de edad avanzada es más intenso si estas padecen enfermedades crónicas. Hasta el 63% de las hospitalizaciones y el 85% de las defunciones relacionadas con la gripe se producen en individuos mayores de 65 años de edad, un grupo que constituye alrededor del 10-12% de la población. La descripción clásica de Louria, basada en la pandemia de gripe de 1957-1958, sobre las complicaciones de esta viriasis por afectación de las vías aéreas inferiores, definía cuatro síndromes: a) infección viral sin neumonía radiológica; b) infección viral seguida de neumonía bacteriana; c) neu- monía viral difusa rápidamente progresiva, y d) neumonía bacteriana y vírica concomitante. La neumonía vírica pura es poco común, probablemente debido a que con frecuencia han existido exposiciones previas al virus y a la alta tasa de vacunación de la población general. Se ha descrito que en las personas ancianas con alta cobertura de vacunación se desarrolla una gripe en alrededor del 2 al 6% de los casos durante los episodios anuales, de las cuales solo un 5% se asocia con una neumonía. De los pacientes ingresados con una gripe, tan solo el 30% presenta infiltrados radiológicos, el mismo porcentaje de enfermos que se complica con una insuficiencia cardíaca congestiva. La infección conjunta con bacterias se identifica en alrededor del 10% de los pacientes hospitalizados. Virus respiratorio sincitial El virus respiratorio sincitial (VRS) es un virus pertenecien- te al género Pneumovirus de la familia Paramyxoviridae. La morfología de los viriones del VRS es común a la del resto de elementos de esta familia. Estos viriones son esféricos, filamentosos o pleomórficos, con una envoltura procedente de la membrana plasmática de la célula infectada, en la que pueden distinguirse unas espículas, que se corresponden con glucoproteínas de la membrana. El genoma consta de una única molécula de ARN monocatenario de polaridad negativa, que se asocia con proteínas de origen vírico para constituir la nucleocápside. El VRS es la principal causa de enfermedad respiratoria del tracto inferior en los niños de corta edad, siendo res- ponsable del 42 al 45% de las hospitalizaciones por esta causa en los menores de 2 años. En las primoinfecciones, la posibilidad de que aparezca una bronquiolitis o una neu- monía es elevada. En general se acepta que los grupos de riesgo relacionados con las infecciones del tracto respiratorio inferior debidas al VRS son los siguientes: a) niños menores de 6 meses, particularmente aquellos que nacen durante la primera parte de la estación que se asocia con infecciones por el VRS y aquellos que acuden a guarderías; b) lactantes y niños con una enfermedad pulmonar previa, del tipo de la displasia broncopulmonar; c) niños nacidos antes de la trigésima quinta semana de gestación; d) lactantes y niños con enfermedades cardíacas congénitas; e) pacientes inmu- nodeprimidos; f) individuos de cualquier edad con un asma significativa; g) sujetos que viven en una altitud superior a Cuadro 45.2 CARACTERÍSTICAS SOBRE LAS QUE SE ASIENTA LA DENOMINACIÓN DE LOS VIRUS GRIPALES Tipo antigénico: A o B Origen geográfico Número de la cepa en el laboratorio de origen Año de aislamiento Fórmula de los antígenos superficiales Subtipos H y N Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN V Infecciones respiratorias 370 los 2.500 m; h) ancianos institucionalizados, e i) personas mayores con una enfermedad pulmonar crónica o con enfer- medades debilitantes crónicas. A pesar de que el virus no sufre cambios antigénicos mayo- res periódicamente, la inmunidad es incompleta. El VRS es la segunda causa más frecuente de neumonía viral en las personas adultas. Los índices de neumonía publicados varían entre el 5 y el 55% de los infectados, con una mortalidad descrita que oscila entre el 0 y el 53%. En estudios prospectivos monitori- zados, la infección por el VRS se detecta en alrededor del 3-7% de las personas sanas y en el 4-10% de los adultos en riesgo, con una tasa de neumonía que se encuentra entre el 2 y el 7% de las personas infectadas. Esta infección puede constituir un problema en las personas ancianas que viven en comunidades cerradas. Las manifestaciones clínicas de la neumonía son difíciles de distinguir de las de otras neumonías víricas o bacterianas. Los síntomas predominantes son la disnea y la tos. La infección típica se caracteriza por un comienzo con congestión nasal, que progresivamente se transforma en disnea. A diferencia de la gri- pe, la infección por el VRS suele asociarse más frecuentemente con rinorrea, producción de esputo y disnea (v. tabla 45.2). En el caso de una neumonía, la radiografía de tórax típica mues- tra infiltrados parcheados bilaterales, bien definidos, que sin embargo pueden confluir. Parainfluenzavirus Actualmente se conocen cinco tipos de Parainfluenzavirus (PIV) diferentes, encuadrados en losgéneros Respirovirus y Rubulavi- rus, ambos de la familia Paramyxoviridae. Todos ellos comparten las características morfológicas anteriormente descritas. Sin embargo, como ocurre con el virus de la gripe, son capaces de reconocer el ácido siálico de algunas células epiteliales. El espectro de cuadros respiratorios en los que están implicados los Parainfluenzavirus es muy similar al descrito a propósito del VRS, aunque el número de pacientes que requieren hospitalización es mucho menor. Pueden cau- sar laringitis, bronquitis y neumonía en los lactantes. En la población anciana se han descrito neumonías y casos fatales de bronquiolitis. Estos virus también se han identificado como agentes pre- cursores de casos de infección invasiva por neumococos. Los síntomas clínicos característicos son comunes a los de otras infecciones víricas: fiebre, rinorrea, tos y dolor faríngeo. En general se acepta que el PIV 1 es el agente principal de la laringitis (crup) en los niños; el PIV 2 se asocia también con crup, aunque la enfermedad es generalmente más leve; el PIV 3 se asocia con neumonía y bronquiolitis, mimetizando la infección por el VRS; y el PIV 4 (en sus diferentes variantes) solo causa cuadros leves de infección en el tracto respiratorio superior en los adultos y en los niños. Coronavirus y Rhinovirus Los Coronavirus (familia Coronaviridae, género Coronavirus) son virus envueltos, redondeados o pleomórficos. La envol- tura muestra unas espículas características, que constituyen uno de los elementos distintivos de la morfología del virión. Efectivamente, cuando se observan a través del microscopio electrónico aparecen con el aspecto de una corona y de ahí su nombre. El genoma completo es el de mayor tamaño de los virus ARN conocidos (30.000 nucleótidos). El interés por los Coronavirus se intensificó en el año 2002 por la aparición en China del síndrome respiratorio agudo grave (SARS, del inglés inglés severe acute respiratory syndrome) epidémico, en el que se demostró su correspondencia con un nuevo Coronavirus: SARS- Co V. Mediante técnicas de RT-PCR, Coronavirus se identifica en el 17% de las personas ancianas con infecciones respiratorias. La alta incidencia de la infección debida a Rhinovirus se rela- ciona con la existencia de un gran número de serotipos, ya que se considera que este género está compuesto por más de 100 serotipos diferentes. Es el agente responsable más frecuente del catarro común. También se han referido casos esporádicos de neumonía en los lactantes y en los pacientes inmunodeprimidos. Metapneumovirus humano En el año 2001 se descubrió un nuevo virus respiratorio en muestras nasofaríngeas de niños que padecían una infección respiratoria aguda. Este virus se incluyó en el orden Mono- negaviral, familia Paramyxoviridae, subfamilia Pneumoviridae y género Metapneumovirus, y se denominó Metapneumovirus humano (hMPV). Fue el primer miembro de este género capaz de producir una infección en el ser humano. La especie tipo del género es el Metapneumovirus aviar, conocido como el virus de la rinotraqueítis del pavo o Pneumovirus aviar C, agente etiológico de la infección respiratoria del tracto superior en los pavos y otras aves. Las características morfológicas del virión coinciden con las descritas para los Paramyxovirus. Originariamente se aisló en Holanda a partir de muestras respiratorias de 28 niños menores de 5 años de edad y sin relación epidemiológica entre ellos. En general se asocia con cuadros de infección respiratoria aguda en niños, ancianos y pacientes inmunodeprimidos. Los casos se presentan de forma estacional, entre noviembre y mayo, en países de clima tem- plado. En general los niños afectados sufren un cuadro similar al descrito para el VRS. En los adultos se ha descrito una gravedad mayor en los pacientes con una enfermedad cardiopulmonar previa. Se han encontrado casos de neumonía en un gran número de indivi- duos procedentes de residencias y asilos. Entre los pacientes hospitalizados, hasta en el 25% de las ocasiones se aprecian infiltrados radiológicos. Es controvertido el papel del hMPV en las exacerbaciones de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). En algunas series limitadas se ha identificado este virus en tales casos. Más importante parece ser su papel en las personas inmunodeprimidas, aunque los estudios realizados hasta la fecha son escasos. DIAGNÓSTICO El cultivo sigue siendo el patrón de oro en el diagnóstico de las viriasis respiratorias y es una técnica que está disponible en muchos laboratorios. Sin embargo, para obtener resulta- dos óptimos se requiere una adecuada recogida y un correcto procesamiento de la muestra. El cultivo es apropiado para el Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 45 Viriasis respiratorias 371 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. diagnóstico de la infección por Influenzavirus, que requiere 2-3 días para su detección. Los PIV y Rhinovirus también se pueden detectar por cultivo usando técnicas estándar. Para el hMPV y los Coronavirus se precisan condiciones especiales. El VRS no se puede identificar por cultivo, ya que es típicamente lábil. Los test de detección rápida de antígenos están comercia- lizados para los Influenzavirus A y B y para el VRS. Permiten obtener resultados inmediatos. En el caso de los Influenzavirus en los adultos, estos test tienen una sensibilidad del 50 al 60%, con una especificidad superior al 90%. Se ha establecido la posibilidad diagnóstica por estos test para el VRS en los niños, pero no en los adultos. Las técnicas de RT-PCR son muy sensibles y específicas para la identificación de los virus respiratorios comunes, permitiendo un diagnóstico rápido y eficaz. Desde hace pocos años se dispone de pruebas múltiples (Hexaplex®, Prodes®), que proporcionan el diagnóstico en la mayoría de las infeccio- nes debidas a virus respiratorios comunes. Con la excepción del SARS-Co V, la infección en el adulto por los virus respiratorios es una reinfección. Esto significa que las técnicas serológicas, basadas en los títulos de inmuno- globulina G (IgG), no permiten el diagnóstico de la infección aguda. Se necesita esperar al período de convalecencia para determinar elevaciones iguales o superiores a cuatro veces el título inicial. Las pruebas basadas en los niveles de IgM no suelen ser de utilidad clínica. En la tabla 45.3 se ofrece un resumen de las pruebas más comu- nes y útiles en el diagnóstico de la infección por Influenzavirus. TABLA 45.3 Diagnóstico de la infección por Influenzavirus Procedimiento Tipos de Influenzavirus detectados Muestras Tiempo para obtener resultados Disponibilidad de resultados inmediatos Cultivo viral A y B Frotis nasofaríngeo, lavado nasal, lavado broncoalveolar, aspirado nasal, esputo 5-10 díasa No Inmunofluorescencia directa (DFA) Anticuerpos teñidos A y B Frotis nasofaríngeo, lavado nasal, lavado broncoalveolar, aspirado nasal, esputo 2-4 horas No Reacción en cadena de la polimerasa con transcripción inversa (RT-PCR) A y B Frotis nasofaríngeo, lavado nasal, lavado broncoalveolar, aspirado nasal, esputo 1-2 días No Serología A y B Muestras de suero pareadasb > 2 semanas No Inmunoensayo enzimático (EIA) A y B Frotis nasofaríngeo, lavado nasal, lavado broncoalveolar 2 horas No Test diagnóstico rápido Directigen™ Flu (Becton-Dickinson)c A Frotis nasofaríngeo, lavado y aspirado nasal < 30 minutos Sí Directigen™ Flu A + Bc,d A y B Frotis nasofaríngeo, lavado y aspirado nasal < 30 minutos Sí Directigen™ EZ A + Bc,d A y B Frotis nasofaríngeo, lavado y aspirado nasal < 30 minutos Sí FLU OIA®c,d A y Be Frotis nasofaríngeo, lavado y aspirado nasal < 30 minutosSí FLU OIA/B®c,d A y B Frotis nasofaríngeo, lavado y aspirado nasal < 30 minutos Sí XPECT Flu A&B™c,d A y B Frotis nasofaríngeo, lavado y aspirado nasal < 30 minutos Sí BinaxNOW® Influenza A & Bc,d A y B Lavado nasal y aspirado nasofaríngeo < 30 minutos Sí QuickVue® Influenza Teste A y Bf Frotis nasofaríngeo, lavado y aspirado nasal < 30 minutos Sí QuickVue® Influenza A + B Teste A y Bd Frotis nasofaríngeo, lavado y aspirado nasal < 30 minutos Sí SAS™ Influenza A Testc A Lavado nasal y aspirado nasofaríngeo < 30 minutos Sí SAS™ Influenza B Test B Lavado nasal y aspirado nasofaríngeo — Sí ZstatFlu®e A y Be Frotis faríngeo < 30 minutos Sí aSi se dispone de la técnica shell vial culture, los tiempos pueden reducirse a 2 días. bSe requiere para el diagnóstico una elevación superior a cuatro veces los títulos de la fase aguda frente a los de la convalecencia; los de la fase aguda han de tomarse en la semana siguiente a la presentación de los síntomas, mientras que los de la convalecencia se toman a las 2-4 semanas. cTest moderadamente complejo; necesita una certificación específica para el laboratorio. dDistingue entre la infección por Influenzavirus A y B. eRequiere una alta certificación. fNo distingue entre la infección por Influenzavirus A y B. Modificado de www.uptodate.com. 2014. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN V Infecciones respiratorias 372 TRATAMIENTO El diagnóstico puramente clínico no es posible en los casos de neumonía viral. En la infección por el virus de la gripe se puede necesitar un diagnóstico de certeza para establecer, en enfermos seleccionados, un tratamiento o un control de la infección en los asilos y en las residencias. El esquema que se expone en la figura 45.1 puede servir de ayuda a la hora de establecer las pautas que se han de seguir. Los fármacos antivirales aprobados para el tratamiento de la infección por Influenzavirus son cuatro (tabla 45.4); amantadina y rimantadina son activos frente a Influenzavirus A, mientras que zanamivir y oseltamivir son activos frente a Influenzavirus A y B. Estos agentes tienen una efectividad del 70 al 90% en la profilaxis y también reducen la gravedad de la infección, la duración de los síntomas y la excreción del virus, siempre y cuando se administren en las primeras 48 horas tras el comienzo de los síntomas en la gripe no complicada. Los efectos adver- sos para el sistema nervioso central restringen el empleo de la amantadina en la población anciana. Por otra parte, las resis- tencias a la amantadina y a la rimantadina suelen desarrollarse precozmente. TABLA 45.4 Algunas características de los fármacos antivirales existentes para el tratamiento de la gripe Antiviral Actividad Vía de administración Dosificación (5 días) Efectos adversos Amantadina Influenzavirus A Oral 100 mg/día* Sistema nervioso central y tracto gastrointestinal Rimantadina Influenzavirus A Oral 100 mg/día Leves en el sistema nervioso central y efectos gastrointestinales Zanamivir Influenzavirus A y B Inhalada 2 inhalaciones dos veces/día Broncoespasmo Oseltamivir Influenzavirus A y B Oral 75 mg dos veces/día Leves efectos gastrointestinales *Se requiere un ajuste según la función renal. Modificado de Falsey y Walsh, 2006. FIGURA 45.1 Diagnóstico y tratamiento de la neumonía viral en las personas ancianas. ±, con o sin; +, positivo; –, negativo; RT-PCR, reacción en cadena de la polimerasa con transcripción inversa; VRS, virus respiratorio sincitial. Modificado de Falsey y Walsh, 2006. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 45 Viriasis respiratorias 373 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Tanto el zanamivir como el oseltamivir tienen escasos efectos secundarios, si bien en los pacientes con una EPOC o un asma el uso del zanamivir puede estar limitado por su capacidad para inducir un broncoespasmo. Se acepta, a falta de estudios controlados que lo confirmen o indiquen lo contrario, que es razonable la utilización de agentes antivirales en las personas mayores hospitalizadas por una neumonía causada por el virus de la gripe. El tratamiento de la neumonía por el VRS en los sujetos de edad avanzada se basa en medidas de soporte. Se ha probado la administración de ribavirina en aerosol, así como la inmuno- globulina VRS-específica en los niños, pero no existen estudios disponibles en los ancianos. Puede, no obstante, considerarse el uso de la ribavirina en aerosol en los individuos inmunode- primidos. Al igual que con el VRS, también para el hMPV se están haciendo estudios con el objetivo de producir anticuerpos monoclonales y policlonales que puedan neutralizar al virus al ser administrados en los enfermos con una infección acti- va. Asimismo, se está tratando de elaborar vacunas con virus Cuadro 45.3 ESTRATEGIAS PARA PREVENIR LA INFECCIÓN POR INFLUENZAVIRUS A (H5N1) EN LOS SERES HUMANOS EN UN CONTEXTO NO PANDÉMICO Precauciones relativas al aislamiento en las residencias y asilos Los pacientes deben ser atendidos con una combinación de precauciones estándar, aislamiento de contactos y aislamiento aéreo Los pacientes deben permanecer aislados en una habitación con presión negativa, si esta se encuentra disponible, o en una habitación individual con la puerta cerrada Si no se dispone de habitaciones individuales, los pacientes han de situarse en una habitación múltiple especialmente designada para ese fin. Las camas deben estar físicamente separadas por una distancia de al menos 1 m, preferiblemente con barreras físicas Para los trabajadores sanitarios son recomendables las mascarillas de alta eficacia, los guantes protectores, las gafas de protección y los dispositivos de protección facial ligados a mascarillas Cuando sea posible debe limitarse el número de trabajadores sanitarios en contacto directo con el paciente y ha de restringirse el acceso a los enfermos. Si es posible, los trabajadores sanitarios no deben mantener contacto posterior con otros pacientes Las visitas han de limitarse a las mínimas y tienen que proveerse con el material de protección adecuado y las instrucciones precisas Exposición de los trabajadores de la salud Los trabajadores que se encarguen de los pacientes infectados deben tomarse la temperatura dos veces al día y comunicar cualquier acontecimiento febril que observen Si el trabajador no se encuentra bien, por cualquier razón, no debe participar en el cuidado directo del enfermo. El personal sanitario y los contactos del paciente con fiebre (temperatura > 38 °C) han de someterse a los test diagnósticos pertinentes. Si la causa no se identifica, debe iniciarse inmediatamente un tratamiento con oseltamivir ante la asunción de que existe una infección por Influenzavirus Los sanitarios con una posible exposición a aerosoles infectados, secreciones u otros fluidos corporales o excreciones debidas a un fallo en las técnicas de asepsia han de evaluarse para una eventual quimioprofilaxis postexposición con oseltamivir, para lo que se sugiere una dosis de 75 mg una vez al día durante 7-10 días En los trabajadores sanitarios que realizan procedimientos que se asocian con un gran riesgo de exposición (p. ej., procedimientos generadores de aerosoles) debe considerarse la necesidad de una profilaxis preexposición Precauciones relativas a los contactos en el domicilio y los contactos estrechos Los contactos domiciliarios deben realizar una higiene de las manos apropiada, no pueden compartir utensilios, han de evitarcontactos cara a cara con los pacientes probados o sospechosos y deben usar máscaras y dispositivos de protección ocular Los contactos que comparten utensilios o espacios (contactos caseros, familia extensa, contactos hospitalarios o de residencias, servicios militares) con un paciente que es un caso probado o sospechoso de infección por Influenzavirus aviar A (H5N1) deben tomarse la temperatura dos veces al día y vigilar la aparición de posibles síntomas durante 7 días después de la exposición En las personas citadas se sugiere, si es posible, una quimioprofilaxis postexposición con oseltamivir en las dosis indicadas para los individuos adultos (75 mg una vez al día durante 7-10 días) Los contactos familiares o estrechos deben recibir un tratamiento antiviral empírico y someterse a un test diagnóstico si presentan fiebre, tos, disnea, diarrea u otros síntomas sistémicos Precauciones relativas a los viajeros Los viajeros que se trasladen a áreas con posibilidad de sufrir una gripe aviar deben inmunizarse, si es posible, con una vacuna humana trivalente, preferiblemente al menos 2 semanas antes del viaje Los viajeros mencionados deben evitar cualquier contacto directo con las aves de corral, incluidos pollos, patos, gansos, etc. Asimismo, han de evitar granjas y no entrar en contacto con superficies contaminadas con heces o secreciones de estos animales Los viajeros mencionados deben reducir su exposición al máximo efectuando una correcta higiene de las manos, con lavados frecuentes o con el uso de geles de alcohol, y no ingerir huevos no correctamente cocinados ni comidas que lleven aves de corral El lavado de las manos es sumamente importante cuando se manipulan, para cocinarlas, partes orgánicas de las aves de corral Los viajeros han de tomar la precaución de consultar a un agente de salud si empiezan a tener fiebre o síntomas respiratorios en los 10 días posteriores al regreso de un área afectaModificado de www.uptodate.com. 2014. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN V Infecciones respiratorias 374 atenuados. También se han descrito casos esporádicos trata- dos con ribavirina. No existen tratamientos aprobados para su uso en las infecciones por Coronavirus o Rhinovirus. En el cuadro 45.3 se resumen las estrategias útiles para prevenir la infección por Influenzavirus A (H5N1) en los seres humanos en un contexto no pandémico. Bibliografía Almond MH, McAuley DF, Wise MP, Griffihs MJ. Influenza-related pneumonia. Clin Med 2012;12:67-70. Ann R, Chemaly RF, Ghost S, Bodey GP, Rohatgi I, Safdar A, et al. Res- piratory viral infections in adults with hematologic malignancies and human stem cell transplantation recipients. A prospective study at a major cancer center. Medicine 2006;85:278-87. Casas I, Eiros JM, Ortiz de Lejarazu R, Pérez P, Pozo F, Ruiz G, et al. Diagnóstico microbiológico de las infecciones por virus respira- torios. En: Procedimientos en microbiología clínica. Recomen- daciones de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica. Cercenado E, Cantón R, eds. 2.ª ed. 2008. Disponible en: http://www.seimc.org/documentos/protocolos/ microbiologia/indice29.htm. Consultado en julio de 2013. Cesario TC. Viruses associated with pneumonia in adults. Clin Infect Dis 2012;55:107-13. De Roux A, Marcos MA, García E, Mensa J, Ewig S, Lode H, et al. Viral community-acquired pneumonia in nonimmunocompromised adults. Chest 2004;125:1343-51. Falsey AR. Community-acquired viral pneumonia. Clin Geriatr Med 2007;23:535-52. Falsey AR, Dallal GE, Formica MA, Andolina GG, Hamer DH, Leka LL, et al. Long-term care facilities: a cornucopia of viral pathogens. Am Geriatr Soc 2008;56:1281-5. Falsey AR, Hennessey PA, Formica MA, Cox C, Walsh EE. Respiratoty syncytial virus infection in elderly and hig-risk adults. N Engl J Med 2005;352:1749-59. Falsey AR, Walsh EE. Viral pneumonia in older adults. Clin Infest Dis 2006;42:518-24. Flamaing J, Rngelmann I, Joosten E, van Ranst M, Verhaegen J, Pee- termans WE. Viral lower respiratory tract infection in the elderly: a prospective in-hospital study. Eur J Clin Microbiol Infect Dis 2003;22:720-5. Jartti T, Jartti L, Ruuskanen O, Söderlund-Venermeo M. New respiratory viral infections. Curr Opin Pulm Med 2012;18:271-8. Marcos MA, Camps M, Fumarola T, Martinez JA, Martinez E, Mensa J, et al. The role of viruses in the aetiology of community-acquired pneumonia in adults. Antiviral Ther 2006;11:351-9. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org Botón1:
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