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734 CAPÍTULO © 2017. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Síndrome de apneas e hipopneas del sueño: concepto, epidemiología, fisiopatología y clínica INTRODUCCIÓN Los trastornos respiratorios del sueño, en general, y el sín- drome de apneas e hipopneas del sueño (SAHS), en particular, han experimentado un crecimiento espectacular, en cuanto al conocimiento que de ellos se tiene, en la última década. De hecho, todos los libros de medicina interna y las revistas especializadas reservan un espacio para el SAHS, y se cuen- tan por miles las publicaciones científicas que aparecen cada año sobre este tema. Así, una búsqueda realizada en Medline (PubMed) en abril de 2016 con las palabras sleep apnea arrojó 34.832 entradas, de las que 11.707 eran de los últimos 5 años, 2.964 correspondieron a 2015 y 868 habían aparecido en los 3 primeros meses de 2016. De manera complementaria, también conviene señalar que en los últimos años se ha difundido mucho el conocimiento del SAHS entre la población general, por lo que el concepto de apnea del sueño se ha extendido en la comunidad, que reclama su derecho a ser atendida con rapidez, a obtener un diagnóstico preciso y a recibir un tratamiento adecuado. CONCEPTO El documento nacional de consenso sobre el SAHS de 2005, en el que participaron 20 sociedades científicas y numerosos interlocutores sociales, que se constituyeron como el «Grupo Español de Sueño», definió el SAHS como «un cuadro de som- nolencia excesiva y de trastornos cognitivo-conductuales, res- piratorios, cardíacos, metabólicos e inflamatorios secundarios a episodios repetidos de obstrucción de la vía aérea superior durante el sueño». Esta definición sigue siendo válida 10 años después. En el cuadro 88.1 se reseñan los diferentes subtipos de acontecimientos respiratorios posibles y que, en resumen, son los siguientes: a) apnea obstructiva: ausencia de flujo nasobucal (de duración superior a los 10 segundos), con movimientos toracoabdominales; b) apnea central: ausencia de flujo nasobu- cal (de duración superior a los 10 segundos), sin movimientos toracoabdominales; c) hipopnea obstructiva: reducción dis- cernible del flujo nasobucal o del sumatorio toracoabdominal, que se sigue por un despertar transitorio o por una desatura- ción de oxígeno (de magnitud superior al 3%), y d) esfuerzos respiratorios asociados con microdespertares (ERAM): períodos cortos (de duración superior a los 10 segundos) de obstrucción de la vía aérea superior en los que el flujo nasobucal no des- ciende de un modo notorio, pero que determinan la aparición de un microdespertar o arousal. En estos ERAM, la amplitud del flujo se mantiene como consecuencia de la aparición de un esfuerzo respiratorio progresivo, que acaba con un despertar transitorio. En realidad, este esfuerzo debe medirse con un balón esofágico, que sirve para poner de manifiesto la presión pleural. No obstante, en el momento actual se admite que un período corto de limitación del flujo aéreo (aplanamiento progresivo de la onda de flujo) también es útil para valorar el esfuerzo respiratorio. En la figura 88.1 se muestra una «gradación» de los diferen- tes acontecimientos respiratorios posibles. La suma del número de apneas e hipopneas dividida por el de horas de sueño se conoce como índice de apnea-hipopnea (IAH). Cuando al núme- ro total de apneas y de hipopneas se le suma el número de ERAM y esta suma se divide por el de horas de sueño, aparece el denominado índice de alteraciones respiratorias (IAR), que en la terminología anglosajona se corresponde con el acrónimo RDI (respiratory disturbance index). Cuando en lugar de emplear una polisomnografía convencional, en la que puede medirse el tiempo real de sueño, se utiliza una poligrafía respiratoria, el IAH o el IAR se refieren, en su divisor, a las horas de regis- tro (en vez de a las horas de sueño). Es posible que, de este 88 Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 88 Síndrome de apneas e hipopneas del sueño: concepto, epidemiología, fisiopatología y clínica 735 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. FIGURA 88.1 Gradación de los diferentes acontecimientos respiratorios que ocurren durante el sueño. Como puede observarse, no existe una línea clara que separe los distintos acontecimientos mencionados en el texto. En realidad, estos dependen de una reducción en la amplitud del flujo y de las consecuencias de esta menor amplitud. Estas situaciones podrían expresarse del modo siguiente: 1, apnea; 2, hipopneas debido a que hay una clara reducción del flujo aéreo, que se acompañaría de una disminución en la saturación de oxígeno o de un despertar transitorio (no visibles en la figura); 3 y 4, reducción no tan notoria en la amplitud del flujo aéreo, pero sí con limitación del mismo (aplanamiento de la onda), que da lugar, si se acompaña de un despertar transitorio, al denominado esfuerzo respiratorio asociado con un microdespertar (ERAM); 5 y 6, limitación prolongada al flujo aéreo, y 7, respiración normal. Una limitación al flujo aéreo siempre implica un aumento del esfuerzo respiratorio, que puede ser mayor o menor en función de la actividad que mantengan los músculos de la vía aérea superior. Cuadro 88.1 DEFINICIONES DE LOS PRINCIPALES ACONTECIMIENTOS RESPIRATORIOS ACEPTADAS Y RECOMENDADAS POR EL «DOCUMENTO ESPAÑOL DE CONSENSO» SOBRE EL SÍNDROME DE APNEAS E HIPOPNEAS DEL SUEÑO (SAHS)* Apnea obstructiva Ausencia o reducción mayor del 90% de la señal respiratoria (termistores, cánula nasal o neumotacógrafo) de más de 10 segundos de duración en presencia de un esfuerzo respiratorio detectado por las bandas toracoabdominales Apnea central Ausencia o reducción mayor del 90% de la señal respiratoria (termistores, cánula nasal o neumotacógrafo) de más de 10 segundos de duración en ausencia de un esfuerzo respiratorio detectado por las bandas toracoabdominales Apnea mixta Acontecimiento respiratorio de más de 10 segundos de duración que habitualmente comienza con un componente central y termina con un componente obstructivo Hipopnea Reducción discernible (mayor del 30 y menor del 90%) de la amplitud de la señal respiratoria de más de 10 segundos de duración, o disminución notoria del sumatorio toracoabdominal que se acompaña de una desaturación (mayor del 3%) o de un microdespertar electroencefalográfico Esfuerzos respiratorios asociados con microdespertares (ERAM) Período mayor de 10 segundos caracterizado por un incremento progresivo del esfuerzo respiratorio, que idealmente debe ponerse de manifiesto por un aumento progresivo en la presión esofágica, y que acaba con un microdespertar (no hay una reducción evidente de la amplitud del flujo, que es un criterio de hipopnea). También puede detectarse por un período corto de limitación del flujo (aplanamiento de la señal de la sonda nasal o reducciones del sumatorio toracoabdominal acompañados de un microdespertar) Índice de apneas e hipopneas (IAH) Suma del número de apneas e hipopneas dividida por el número de horas de sueño (es el dato que se utiliza con más frecuencia para valorar la gravedad de los trastornos respiratorios del sueño) Índice de alteraciones respiratorias (IAR) Suma del número de apneas, hipopneas y ERAM dividida por el número de horas de sueño (o por el de horas de registro si se usa una poligrafía respiratoria). El IAR se corresponde con el denominado RDI (respiratory disturbance index) de la literatura anglosajona Definición del síndrome de apneas e hipopneas del sueño: SAHS = 1 + (A o B) 1. IAR mayor de 5 o 10 asociado con uno de los siguientes síntomas: A. Somnolencia diurna excesiva no explicada por otras causas B. Dos o másde los siguientes datos: B.1. Asfixias repetidas durante el sueño B.2. Despertares recurrentes durante el sueño B.3. Percepción del sueño como no reparador B.4. Cansancio o fatiga durante el día B.5. Dificultad para la concentración *La definición del SAHS se ha tomado de la American Academy of Sleep Medicine, 1999. Tomado y modificado con autorización a partir de Durán Cantolla et al., 2005. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN XIII Alteraciones de la regulación de la ventilación y síndrome de apneas e hipopneas del sueño 736 modo, los índices mencionados se infravaloren. A lo largo de este capítulo, el índice de acontecimientos respiratorios se expresa bien como IAH o bien como IAR, dependiendo de los datos de la bibliografía. Un IAR superior a 5 o 10 se considera anormal (varía según los autores). Un IAR superior a 30 se estima como grave. Cuando un IAR anormal se acompaña de manifestaciones clínicas secundarias que se relacionan con la enfermedad y no se explican por otras causas, esta asociación confirma el diagnóstico de un SAHS. Los criterios diagnósticos mencionados deben matizarse de manera rigurosa por muchas razones. Respecto al IAR, la norma de considerarlo anormal cuando es superior a 5 es controvertida. En realidad, esta decisión se basa en estudios polisomnográficos realizados en 1978 en 40 voluntarios sanos de edades comprendidas entre los 18 y los 60 años. En estos estudios se objetivó que, en 8 horas de sueño, las mujeres tenían una media de 2,1 apneas por hora de sueño, y los varo- nes, de 6,7. De acuerdo con estos resultados, se concluyó, de forma arbitraria, que el límite de la normalidad debía situarse en cinco apneas por hora de sueño. Al respecto, conviene recordar que en esos trabajos solo se valoraron las apneas y no las hipopneas. Más tarde, otros investigadores señalaron que los sujetos sanos, en particular los ancianos, pueden tener más de cinco apneas por hora de sueño. De ahí surgió la duda de cuál debe ser el IAR que ha de considerarse como anormal. Además, es más que probable, incluso, que el límite para catalogar un IAR como anormal difiera según se trate de niños o de adultos y, entre estos últimos, de hombres o de mujeres, y de personas en la edad media de la vida o de individuos mayores. Por ello, el límite que separa un IAR normal de uno anormal aún no se ha definido con total claridad. No obstante, a pesar de estas limitaciones, diferentes trabajos epidemiológicos han señalado que un IAH mayor de 5 y, en especial, un IAH mayor de 30 se asocian con un indudable deterioro de la salud. Por debajo de esas cifras, el establecimiento de un umbral de anormalidad es mucho más difícil, más bien imposible en el momento actual. Otro aspecto controvertido es el que se refiere a las técnicas que deben utilizarse para detectar los acontecimientos res- piratorios. Al comienzo se emplearon sensores del tipo de los termistores, que son menos sensibles. Las cánulas nasales o los valores del sumatorio toracoabdominal son dispositivos más sensibles, por lo que el número de acontecimientos que se recogen en los registros que se llevan a cabo en la actualidad es superior. Como consecuencia, un IAH de 5 o, incluso, algo más, podría ser totalmente normal. De ahí que, como ya se ha señalado, las cifras que marcan el comienzo de la anormalidad oscilen, según los autores, entre 5 y 15. Respecto al concepto de SAHS, también hay que considerar varios aspectos. La existencia de un SAHS se confirma cuando un IAR anormal coincide con la presencia de determinadas manifestaciones clínicas, sobre todo una somnolencia diurna excesiva (SDE). Este planteamiento quedó bien establecido y fue aceptado sin reservas por la comunidad científica tras la publicación, en 1993, del primer gran estudio epidemiológico dedicado al SAHS. En ese estudio se definió el SAHS por la con- junción de un IAH superior a 5 con una SDE. Sin embargo, esta asociación se fijó de manera arbitraria, ya que la SDE es, como se señala al hablar de las manifestaciones clínicas y se expresa en la tabla 88.1, un síntoma muy prevalente en la población general. Por ello, en no pocas ocasiones, un IAR mayor de 5 y una SDE resultan ser, por su elevada prevalencia, elementos concurrentes, pero no por necesidad interdependientes. Por otra parte, la SDE es muy difícil de medir, tanto con escalas subjetivas (tabla 88.2; cuadro 88.2) como mediante pruebas objetivas, como el test de la latencia múltiple del sueño (serie consecutiva, cada 2 horas, en las que el individuo está acos- tado en una cama durante 20 minutos y se mide el tiempo que tarda en dormirse; cuando el sujeto se duerme en menos de 5 minutos, como promedio, se considera que la somnolencia es patológica). La somnolencia es para el enfermo una percepción interna cuya expresión depende de las características propias del indi- viduo y de factores culturales y sociales. La SDE es, por ello, un compañero de viaje muy complejo a la hora de definir el SAHS. A todo esto debe añadirse que en la inmensa mayoría de los trabajos efectuados no se encuentra una asociación clara entre el IAR y la SDE, medida esta última tanto objetiva como subjetivamente. Esta es, sin duda, una situación para- dójica, ya que no es posible que la definición de un concepto (el SAHS) se base en dos elementos (el IAR y la SDE) que no tienen relación entre sí. Todo esto dificulta la catalogación del SAHS. En consecuencia, el médico debe valorar con cuidado y de forma personal el grado de somnolencia que existe y que TABLA 88.1 Prevalencia de la somnolencia diurna excesiva en la población general* Autor Población IAH > 5 IAH < 5 Young et al., 1993 Trabajadores Hombres = 670 Mujeres = 1.843 Hombres = 22% Mujeres = 36% Hombres = 22% Mujeres = 28% Olson et al., 1995 General n = 441 41% 37% Durán et al., 2001 General Hombres = 1.050 Mujeres = 1.098 Hombres = 21% Mujeres = 26% Hombres = 12% Mujeres = 28% IAH, índice de apnea e hipopnea. *Puede observarse que la somnolencia diurna excesiva es muy prevalente en la población general en ambos sexos y tanto en los individuos con apneas e hipopneas del sueño (con un IAH > 5) como en las personas normales (con un IAH < 5). Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 88 Síndrome de apneas e hipopneas del sueño: concepto, epidemiología, fisiopatología y clínica 737 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. puede calificar con sencillez según afecte, con mayor o menor intensidad, a las actividades laborales o sociales de la vida diaria del enfermo, incluyendo la conducción de automóviles. A pesar de todos los esfuerzos realizados hasta la fecha, no ha podido identificarse un único fenotipo en las personas que padecen un SAHS. Por el contrario, la enfermedad tiene una expresión polifenotípica. De este modo, hay individuos que responden a la definición clásica, que hace coincidir la presencia de un IAR elevado con una SDE (exista o no alguna de las complicaciones propias de la enfermedad), mientras que hay otros en los que, sin síntoma alguno, se observa alguna de esas complicaciones o, incluso, solo un IAR elevado. De hecho, muchos estudios sugieren que un IAH igual o superior a 30 es un factor de riesgo que influye en los accidentes de tráfico que sufren estos sujetos, así como en los trastornos cardiovasculares o cerebrovasculares que padecen. Incluso en su fallecimiento, con independencia de que existan o no datos clínicos compati- bles con la enfermedad.Es muy posible que en un futuro cercano, como ya está ocurriendo en otras situaciones clínicas, el desarrollo de una medicina personalizada permita identificar a los pacientes en los que un IAR elevado es un riesgo para la salud, riesgo que, además, puede cuantificarse. Quizá así sea posible diferenciar a estos individuos de aquellos otros que, por sus características genéticas, están más protegidos a este respecto. No obstante, en el momento actual no cabe más que guiarse por los datos epidemiológicos existentes. De este modo, conviene recordar que cualquier incremento del IAR, sobre todo cuando el IAH es superior a 30, se asocia con un mayor riesgo de enfermedad, por lo que el tratamiento del SAHS puede estar indicado en estos casos. La edad avanzada, el sexo masculino y el aumento del índice de masa corporal son los factores de riesgo que con más frecuencia se asocian con el SAHS. El IAR se eleva con la edad, por lo que la prevalencia del SAHS es tres veces mayor en las personas mayores que en los individuos de mediana edad. Asimismo, el SAHS es más habitual en los hombres que en las mujeres, con una relación que oscila, en los sujetos adultos, entre 2:1 y 3:1. Esta incidencia se iguala a partir de la meno- pausia. Existen, además, otras circunstancias que influyen en la elevación del IAR y en el empeoramiento del SAHS. Así, por ejemplo, algunos trastornos metabólicos, endocrinos o renales pueden interactuar con el SAHS (acromegalia, hipotiroidismo, obesidad, síndromes malformativos craneofaciales, etc.). El alcohol es un factor agravante del SAHS, así como el tabaco Cuadro 88.2 GRADOS DE SOMNOLENCIA DIURNA EXCESIVA* 1. No hay somnolencia diurna excesiva 2. Somnolencia diurna excesiva de grado leve. Los episodios de somnolencia diurna excesiva son infrecuentes, ocurren en situaciones pasivas (viendo la televisión, leyendo, viajando como pasajero) y repercuten poco sobre las actividades de la vida diaria 3. Somnolencia diurna excesiva de grado moderado. Los episodios de somnolencia diurna excesiva son habituales, ocurren regularmente en situaciones que requieren cierto grado de atención (conciertos, teatros, reuniones) y producen cierto impacto sobre las actividades de la vida diaria 4. Somnolencia diurna excesiva de grado intenso. Los episodios de somnolencia diurna excesiva ocurren a diario en situaciones francamente activas (hablando, comiendo, paseando) y alteran de forma importante las actividades habituales *Los distintos grados de somnolencia diurna excesiva permiten describir unas situaciones ante las que el individuo puede sentirse reflejado. Es una escala complementaria de la de Epworth. Tomado de Strohl et al., 1996. TABLA 88.2 Escala de somnolencia de Epworth* Señale la respuesta que se asemeja más a su situación actual Nunca se adormilaría Tiene pocas posibilidades de adormilarse Es posible que se adormile Tiene grandes posibilidades de adormilarse Sentado leyendo 0 1 2 3 Viendo la televisión 0 1 2 3 Sentado, inactivo, en un lugar público (p. ej., en un teatro, en un acto público o en una reunión) 0 1 2 3 Como pasajero en un coche durante 1 hora seguida 0 1 2 3 Descansando, echado por la tarde, cuando las circunstancias lo permiten 0 1 2 3 Sentado charlando con alguien 0 1 2 3 Sentado tranquilamente después de una comida sin beber alcohol 0 1 2 3 En un coche al pararse unos minutos por el tráfico 0 1 2 3 Suma total de puntos Tomado de Johns, 1993. *La escala de somnolencia de Epworth es una escala autoadministrada que el paciente debe rellenar y en la que se considera que la situación es anormal cuando la puntuación final es, en general, igual o mayor de 10. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN XIII Alteraciones de la regulación de la ventilación y síndrome de apneas e hipopneas del sueño 738 y otras sustancias potencialmente irritantes o hipersensibili- zantes de la mucosa de la vía aérea superior. Los sedantes, los hipnóticos y los barbitúricos favorecen la aparición de apneas y de hipopneas en los individuos normales y, por ello, pueden empeorar un SAHS preexistente. El decúbito supino reduce el tamaño de la vía aérea superior y suele aumentar el número de acontecimientos respiratorios nocturnos. Algunas personas solo sufren apneas e hipopneas cuando se encuentran en esta posición. Otros factores muy importantes son los genéticos, los fami- liares y los raciales. El SAHS es más frecuente entre los familia- res de los pacientes que padecen esta enfermedad que entre los sujetos de la población general, lo que habla de la existencia de una agregación familiar. Varios estudios epidemiológicos han encontrado diferencias raciales en la prevalencia de las apneas e hipopneas del sueño, que son más graves y más habituales en los afroamericanos que en los caucásicos o indoeuropeos. Estos hallazgos sugieren que en un futuro muy cercano, ya hay algunos indicios al respecto, quizá puedan identificarse los factores genéticos que condicionan o favorecen el aumento del IAR y, por tanto, el desarrollo de un SAHS y de algunas de sus complicaciones, por ejemplo, las cardiovasculares. EPIDEMIOLOGÍA Numerosos estudios epidemiológicos llevados a cabo en Estados Unidos y en Europa han demostrado que el SAHS es un trastorno muy prevalente en la población general, que se relaciona con enfermedades como la hipertensión arterial, la cardiopatía isquémica y el ictus cerebrovascular, y que en algunos casos puede producir un empeoramiento de la calidad de vida de los individuos que lo padecen. Se asocia, además, con los accidentes de tráfico y laborales, y se correlaciona con un exceso de mortalidad. Se ha demostrado también que los sujetos no diagnosticados consumen muchos más recursos sanitarios que los que, padeciendo un SAHS, están bien diag- nosticados y bien tratados. Por todo ello, se considera que el SAHS es un problema de salud pública de primera magnitud. En España existen, según estudios realizados en diferentes segmentos de edad, entre 1.200.000 y 2.150.000 individuos con un SAHS relevante y que, por tanto, posiblemente deberían ser tratados con una presión positiva continua en la vía aérea (CPAP). Sin embargo, en el momento actual solo un 10-20% de la población se ha diagnosticado y se trata de manera correcta, por lo que se está muy lejos de alcanzar una situación óptima. Uno de los aspectos que ha recibido mucha atención en años recientes es la asociación que existe entre el IAH y la hipertensión arterial. Múltiples estudios epidemiológicos trans- versales han evidenciado una relación directa entre ambos, con un claro efecto dosis-respuesta. Un asunto diferente es si la CPAP revierte la hipertensión arterial en los enfermos que tienen un IAR elevado. Una revisión de la iniciativa Cochrane al respecto, así como cuatro metaanálisis publicados hace unos años, permiten señalar que este efecto es discreto, aunque significativo (cercano a los 2 mm Hg) y con un importante sig- nificado clínico. En un metaanálisis basado en 29 estudios con- trolados, en los que se incluyó un total de 161.341 pacientes, se concluyó que la reducción de la presión arterial conseguida, pese a ser discreta, se acompañaba de una disminución del riesgo de aparición de accidentes cerebrovasculares agudos, de acontecimientos cardiovasculares mayores y de muerte del 28, el 22 y el 20%, respectivamente. Por todo ello, parece razonable afirmar que el SAHS no solo se asocia con la hipertensión arterial, sino que también puede ser un factor etiológico, sin olvidar que las cifras de la presión arterial pueden reducirse, en los pacientes que padecen un SAHS, cuando se aplica una CPAP. Otros estudios epidemiológicos también han evidenciado la existencia de una asociaciónentre la enfermedad cardiovas- cular y el IAH, por lo que el SAHS parece que se relaciona con un mayor riesgo cardiovascular. Datos obtenidos del Sleep health heart study, a partir de 6.424 individuos de ambos sexos y mayores de 40 años, han puesto de manifiesto que existe una asociación entre la enfermedad coronaria, la insuficiencia cardíaca y el IAH. Asimismo, varios trabajos longitudinales realizados en pacientes afectos por una enfermedad coronaria demostrada angiográficamente han encontrado que tener un IAH anormal aumenta el riesgo de sufrir un accidente car- diovascular y de morir durante el período de seguimiento. Es interesante reseñar que en estos sujetos la asociación se produjo en los individuos que no tenían una hipertensión arterial al comienzo del estudio. Es decir, el riesgo cardiovascular puede deberse a otros mecanismos y no siempre surge a través de la enfermedad hipertensiva. En fechas recientes se ha comprobado, en una población numerosa seguida durante 10 años, que los pacientes con un SAHS que tienen un IAH mayor de 30 y que no aceptan tratarse con una CPAP tienen mayor posibilidad de sufrir episodios cardiovasculares fatales y no fatales que los que sí se tratan con una CPAP. Estos hallazgos y los referidos en otros trabajos semejantes apoyan con fuerza la existencia de una relación importante entre el SAHS no tratado, sobre todo cuando el IAH es mayor de 30, y la enfermedad cardiovascular. El IAR también parece relacionarse con los accidentes cere- brovasculares agudos. La evidencia al respecto ha ido creciendo en los últimos años. Por un lado, se ha demostrado que la prevalencia de un IAH elevado entre los enfermos que han padecido un accidente cerebrovascular es mayor que la de los que no lo han padecido. Por otra parte, existe una asociación entre el SAHS y el riesgo de sufrir un ictus, cuya evolución es peor en los sujetos que tienen un SAHS. De manera comple- mentaria, diferentes trabajos han constatado que existe una relación muy clara entre el SAHS y los episodios cerebrovas- culares, incluso después de considerar las distintas variables de confusión que puedan existir. Los hallazgos referidos permiten afirmar que el SAHS no tratado se asocia con el ictus cere- brovascular. La eficacia de la CPAP al respecto aún no se ha constatado con seguridad, dado que algunas de las alteracio- nes presentes pueden ser el resultado de una «cronificación» previa. Sin embargo, por el momento parece razonable pensar que la CPAP puede prevenir la aparición de nuevos episodios isquémicos cerebrales. Otro aspecto clave del SAHS es el que tiene que ver con la mortalidad. Aún no se conoce bien la historia natural de este síndrome, pero los datos existentes sugieren que en los que lo padecen y no se tratan se produce un exceso de mortalidad. De ahí que se acepte sin dudas la indicación de la CPAP en los individuos que tienen un SAHS que no ha Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 88 Síndrome de apneas e hipopneas del sueño: concepto, epidemiología, fisiopatología y clínica 739 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. respondido a otros tratamientos y que cursa con síntomas y con un IAR elevado. La CPAP quizás también debe indicarse en las personas que tienen un IAH mayor de 30 y que están paucisintomáticos. Por último, los individuos que tienen un IAR entre 15 y 30 y que apenas tienen síntomas deben vigilarse periódicamente. A pesar de los hallazgos referidos aún quedan muchas situa- ciones sin resolver. Como ya se ha señalado, es muy posible que un IAH o un IAR considerado como anormal a los 30 años de edad no lo sea a los 80 años. La frecuencia del SAHS aumenta con la edad, de modo que la prevalencia de un IAR anormal puede triplicarse en los ancianos con respecto a la que se encuentra en las edades medias de la vida. Por otra parte, el valor clínico del aumento del IAR con la edad es incierto. De hecho, algunos autores han planteado que quizá el significado de las apneas e hipopneas del sueño que aparecen en los sujetos mayores sea diferente al de las que se observan en los adultos de mediana edad. Incluso se ha propuesto un modelo de enfer- medad relacionado con la edad y otro propio del momento en el que se alcanza una determinada edad. El primero tendría un pico de incidencia en torno a los 55 años y correspondería a los pacientes con un SAHS que suelen diagnosticarse y tratarse en las unidades de sueño. El segundo ocurriría sobre todo en edades avanzadas, se vería con menos frecuencia en esas unidades y podría no tener consecuencias clínicas relevantes. Es decir, las apneas y las hipopneas del sueño que se hallan en los ancianos pueden ser las de los «supervivientes» de una población previamente «cribada» en las edades medias de la vida o ser una consecuencia del propio envejecimiento y tener, por tanto, una relevancia clínica menor. Algunos estudios han encontrado que el mayor riesgo de muerte que se detecta en los pacientes que tienen un SAHS se produce en adultos de mediana edad y disminuye en los individuos mayores. Sin embargo, a pesar de lo atractivo de esta hipótesis, hay trabajos que sugieren que las personas ancianas también están expuestas a un mayor riesgo cardiovascular. Por consiguiente, aunque aún no se dispone de datos concluyentes, debe considerarse que el tratamiento con una CPAP ha de aplicarse con más rigor en los adultos de mediana edad que en los individuos mayores, si bien en ningún caso debe negarse el tratamiento, por criterios de edad, a un paciente en el que la CPAP esté claramente indicada. Otro aspecto importante es la relación del SAHS con el sexo. Dado que la mayoría de los estudios sobre los riesgos cardiovasculares del SAHS y su tratamiento se han llevado a cabo en la población masculina, en el momento actual no se conoce bien cuál es el impacto del SAHS en el sexo femenino. En general puede decirse que en las mujeres se aplican los mis- mos criterios terapéuticos que se recomiendan para los hom- bres. Sin embargo, diversas circunstancias parecen indicar que el SAHS podría tener en el sexo femenino una expresión clínica y un comportamiento evolutivo diferentes, tanto por el influjo de las hormonas como por no compartir ni responder de la misma forma ante los factores de riesgo. PATOGENIA Y FISIOPATOLOGÍA Los mecanismos patogénicos y fisiopatológicos que intervie- nen en el SAHS siguen sin conocerse bien. En realidad, es más que probable que tengan una estructura multifactorial, en la que interaccionan factores anatómicos y funcionales. El cie- rre de la vía aérea superior se produciría como consecuencia de un desequilibrio entre las fuerzas que tienden a colapsar la región faríngea y las que tienden a mantenerla abierta (mús- culos dilatadores de la faringe) durante el sueño. Tal y como muestra la figura 88.2A, no está claro por qué se produce un incremento de la colapsabilidad de la vía aérea durante el sueño. En general, debe asumirse que existen factores que tienden a cerrar la luz (fig. 88.2B), oclusión que, al ocurrir, activaría inmediatamente reflejos estimuladores de la mus- culatura, que trataría de mantenerla abierta (fig. 88.2C). Sin embargo, si por una causa u otra los reflejos que activan la función muscular no son los adecuados, bien por una defi- ciencia en los propios reflejos o en los centros respiratorios o bien por un defecto en la propia musculatura faríngea, la vía aérea se mantendría cerrada. Esto daría lugar a los diferentes acontecimientos respiratorios descritos anteriormente. El individuo entraría así en un ciclo continuo de trastornos fisiopatológicos, tal y como se muestra en la figura 88.3, que provocarían los síntomas, los signosy las consecuencias clíni- cas del SAHS. En el caso de que la luz de la vía aérea superior permaneciese cerrada, la actuación de la CPAP como una cuña neumática conseguiría que continuara abierta (fig. 88.2D). Como ya se ha mencionado, la evidencia referente a la predis- posición genética al SAHS es cada vez más contundente. Es muy posible que en los próximos años se encuentren algu- nos genes implicados en el origen de esta enfermedad y, por tanto, que se descubran nuevas posibilidades para regular su expresión fenotípica. La fisiopatología del SAHS se resume en las figuras 88.3 y 88.4. En primer lugar, las apneas, las hipopneas y los ERAM, así como los cambios bruscos que se producen en la presión intratorácica, condicionan la aparición de ciclos repetidos de hipoxemia, reoxigenación, hipercapnia, microdespertares y fragmentación del sueño. Como consecuencia, aparecen modificaciones agudas en la presión arterial y en la frecuencia cardíaca, con el desencadenamiento de una amplia respuesta inflamatoria. Se produciría así una activación simpática, un aumento de las catecolaminas plasmáticas y urinarias, y un trastorno en los mecanismos que regulan el sistema renina- angiotensina-aldosterona. Todos estos fenómenos activarían mecanismos intermedios, que intervendrían en la lesión vas- cular y que alterarían la función endotelial. A partir de esta cadena de fenómenos, en algunos pacientes se favorecería, bien porque existiera una susceptibilidad individual o bien porque surgiese un defecto en los mecanismos de adaptación, la aparición de distintas enfermedades, como la hipertensión arterial, la cardiopatía isquémica o el ictus cerebrovascular. Sin embargo, en otros casos se precisaría la interacción de otros factores, favorecedores o catalizadores del daño vascular en los individuos susceptibles o portadores de elementos de riesgo, como podrían ser ciertas anomalías en las células endoteliales progenitoras encargadas de reparar el daño endotelial inducido por algunas sustancias biológicas (v. fig. 88.4). En la figura 88.5 se resumen los factores fisiológicos, biológicos y clínicos, tanto dependientes del propio SAHS como de las eventuales enfer- medades acompañantes que puedan existir, que dan lugar a las manifestaciones clínicas del SAHS. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN XIII Alteraciones de la regulación de la ventilación y síndrome de apneas e hipopneas del sueño 740 FIGURA 88.2 A. Esquema simplificado de los diversos mecanismos que intervienen en el mantenimiento de la permeabilidad de la vía aérea superior. B. Cuando predominan, por uno u otro motivo, los factores que tienden a cerrar la vía aérea, se producen diversos acontecimientos respiratorios. C. En tal caso se activan los reflejos que tienden a estimular la función de los músculos de la vía aérea superior para mantener su luz y, por tanto, su permeabilidad. D. Si tal reactivación no se consigue, la administración de una presión positiva continua (CPAP) actúa como una férula neumática que logra que la luz de la vía aérea superior permanezca abierta. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 88 Síndrome de apneas e hipopneas del sueño: concepto, epidemiología, fisiopatología y clínica 741 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. MANIFESTACIONES CLÍNICAS Las manifestaciones clínicas más importantes del SAHS se resumen en el cuadro 88.3 y en la figura 88.3. Las apneas e hipopneas condicionan una hipoxemia que puede favorecer, junto con los demás factores señalados con anterioridad, la aparición de problemas cardiovasculares. En general, se trata de personas obesas, aunque la enfermedad no solo se observa en los individuos con sobrepeso, roncadores y con una SDE. Durante el sueño, tal y como ya se ha mencionado, se repite constantemente el ciclo sueño, apnea, cambios gasométricos, despertar transitorio y fin de la apnea o de la hipopnea. Los des- pertares transitorios repetitivos son responsables de la frag- mentación del sueño, que suele condicionar tanto alteraciones neuropsiquiátricas como la SDE, y trastornos de la conducta, la memoria y la personalidad. Las manifestaciones clínicas más frecuentes del SAHS son la SDE, los ronquidos y las apneas repetidas durante el sueño, que suele presenciar y referir la pareja del enfermo si se le pregunta al respecto. En los casos más graves puede existir lentitud intelectual, dificultad para concentrarse, cansancio matutino (en especial en las mujeres), cefalea al despertar y nicturia. No es raro que estos pacientes hayan sufrido acci- dentes de tráfico, tengan antecedentes de una cardiopatía isquémica o de una hipertensión arterial, o aquejen una disminución de la libido, una impotencia o despertares con sensación asfíctica. Es habitual que el cónyuge sea capaz de relatar con detalle los episodios apneicos que se suceden durante la noche. Debe tenerse en cuenta que no existe nin- gún síntoma específico del SAHS y que los tres síntomas guía (SDE, ronquidos y apneas referidas) son muy comunes, tanto en la población general como en los individuos en los que se sospecha la presencia de un SAHS. La prevalencia de la SDE es muy grande, en general, en los sujetos adultos y puede deberse a múltiples causas, como el síndrome de la insuficiencia de sueño, el trabajo a turnos, el consumo de alcohol, la utiliza- ción habitual de sedantes y las enfermedades que provocan un sueño de mala calidad (v. tabla 88.1). Por ello, ante una SDE deben descartarse cuidadosamente todas las causas posibles y ha de hacerse un buen diagnóstico diferencial (fig. 88.6; cuadro 88.4). La anamnesis del enfermo que padece un SAHS ha de ser completa y debe estructurarse para no olvidar la formulación de preguntas que son clave en la valoración de las diferentes enfermedades que producen una SDE. La exploración física tiene que incluir la medición del índice de masa corporal, del perímetro del cuello y del índice cintura-cadera. Debe explorarse la vía aérea superior (fosas nasales, amígdalas, adenoides, paladar óseo y blando, etc.). Al respecto, parece útil la clasificación o escala en cuatro grados de Mallampati FIGURA 88.3 Ciclo de fenómenos que acontecen mientras se duerme en el síndrome de apneas e hipopneas del sueño: sueño, apneas, despertares transitorios, fin de la apnea, de nuevo sueño, apneas, y así de un modo repetitivo que, como muestra la figura, da lugar a anomalías fisiopatológicas y a consecuencias clínicas. PaCO 2 , presión arterial de anhídrido carbónico; SaO 2 , saturación arterial de oxígeno. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN XIII Alteraciones de la regulación de la ventilación y síndrome de apneas e hipopneas del sueño 742 FIGURA 88.4 Las diferentes anomalías fisiopatológicas que ocurren durante las apneas e hipopneas activan numerosas vías biológicas intermedias (proinflamatorias y productoras de una disfunción endotelial), que pueden dar lugar a una lesión vascular. La actividad neurovegetativa aumenta, lo que favorece la hipertensión arterial. La disfunción endotelial se regula, entre otros mecanismos, por reacciones pro- y antiinflamatorias, y por la actividad de las células endoteliales progenitoras, cuya función es la de reparar el daño celular del endotelio. EPO, eritropoyetina;HIF, factor de hipoxia inducible; IL-6, interleucina 6; 6-KETO, 6-cetoprostaglandina; NF-k, factor nuclear k; NO, óxido nítrico; TNF, factor de necrosis tumoral; VEGF, factor de crecimiento vascular endotelial. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 88 Síndrome de apneas e hipopneas del sueño: concepto, epidemiología, fisiopatología y clínica 743 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. FIGURA 88.5 Resumen de todos los procesos fisiológicos, biológicos y del entorno clínico del paciente que intervienen en la presentación clínica de un síndrome de apneas e hipopneas del sueño. Las enfermedades asociadas son muy frecuentes en estos individuos, por lo que a veces es difícil precisar el origen exacto de las diversas manifestaciones clínicas que pueden existir. De ahí la necesidad de la valoración personalizada de cada caso. ERAM, esfuerzos respiratorios asociados con microdespertares. Cuadro 88.3 MANIFESTACIONES CLÍNICAS DEL SÍNDROME DE APNEAS E HIPOPNEAS DEL SUEÑO MÁS HABITUALES ORDENADAS POR SU FRECUENCIA DE PRESENTACIÓN* Nocturnas: ● Ronquidos ● Apneas observadas ● Episodios asfícticos ● Movimientos musculares anormales ● Diaforesis ● Despertares frecuentes ● Nicturia (adultos) y enuresis (niños) ● Pesadillas ● Sueño agitado ● Insomnio Diurnas: ● Somnolencia diurna excesiva ● Cansancio crónico ● Cefalea matutina ● Irritabilidad ● Apatía ● Depresión ● Dificultades de concentración ● Pérdida de memoria ● Disminución de la libido *Se marcan en negrita las manifestaciones clínicas más frecuentes. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN XIII Alteraciones de la regulación de la ventilación y síndrome de apneas e hipopneas del sueño 744 FIGURA 88.6 Algoritmo diagnóstico en un enfermo que refiere una somnolencia diurna excesiva. REM, movimientos oculares rápidos; SAHS, síndrome de apneas e hipopneas del sueño; TLMS, test de la latencia múltiple del sueño. Reproducido con autorización de Durán Cantolla et al., 2005. Cuadro 88.4 CLASIFICACIÓN DE LA SOMNOLENCIA DIURNA EXCESIVA (SDE) PROPUESTA POR LA AASM (ANTERIORMENTE DENOMINADA ASDA) SDE fisiológica Relacionada con la edad o con un estado fisiológico determinado (período premenstrual, embarazo, ejercicio físico intenso, fase posprandial, etc.). En general, no traduce la existencia de estado patológico alguno. SDE patológica Puede deberse a una insuficiencia de sueño por hábitos incorrectos, cambio de horarios (trabajo por turnos), vuelos transmeridianos, alteraciones del ritmo circadiano, ingesta de alcohol o de ciertos medicamentos, etc. También puede asociarse con diversas enfermedades. Se divide en primaria y secundaria. SDE patológica primaria Narcolepsia-cataplejía. Accesos de sueño más o menos irresistible junto con episodios de pérdida del tono muscular en relación con circunstancias desencadenantes emocionales (risa, sorpresa, estrés psicofísico, etc.). Su prevalencia está en torno al 0,05% de la población. También pueden observarse episodios de parálisis del sueño (despertarse y no poder moverse) y alucinaciones hipnagógicas (al inicio del sueño) o hipnopómpicas (al final del sueño). Estas alucinaciones suelen consistir en la percepción de imágenes o sonidos en el sueño muy «vivos», con sensación de «presencias» extrañas en la habitación, muy «reales» y, casi siempre, amenazantes. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 88 Síndrome de apneas e hipopneas del sueño: concepto, epidemiología, fisiopatología y clínica 745 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. (cuadro 88.5). También debe evaluarse la estructura facial (maxilar y mandibular), determinando la posible existencia de malformaciones óseas o blandas y de una retrognatia o de una micrognatia. Como conclusión, puede afirmarse que el SAHS es una enfermedad que se asocia con la hipertensión arterial y que, con mucha probabilidad, es una de sus causas. Además, puede decirse que las evidencias actuales que ponen en relación el SAHS con las alteraciones cardiovasculares, las anomalías cerebrovasculares y la muerte prematura son muy importan- tes, y es probable que lo sean aún más en los próximos años. Sin embargo, no se conoce bien el efecto de la CPAP en las enfermedades mencionadas. Además, siguen sin conocerse bien las consecuencias que tiene el SAHS sobre la salud en la población anciana y en las mujeres, por lo que es necesario que se lleven a cabo nuevos trabajos que investiguen más y de manera específica estos aspectos. Por último, el análisis de la evidencia acumulada hasta ahora sugiere que en todos los pacientes que tienen un IAH mayor de 30, aquejen o no síntomas, debe considerarse el tratamiento con una CPAP. El SAHS es, por tanto, un problema de salud pública de prime- ra magnitud, que siempre ha existido, aunque no hayamos sabido prestarle la atención debida y que sin duda merece. En el momento actual, las tasas de infradiagnóstico siguen siendo elevadas, aunque menores que las que se apreciaban hace tan solo 5 años. Dormir bien y con salud ha de ser un deber y un derecho de todos. Por desgracia, muchos millones de personas no pueden conseguirlo porque carecen de un diagnóstico correcto o porque todavía no han recibido el tratamiento oportuno. Es deber de las autoridades sanitarias proporcionar los medios técnicos y humanos que se requieran para que los médicos puedan realizar Cuadro 88.5 CLASIFICACIÓN DE MALLAMPATI, ÚTIL PARA SOSPECHAR LA EXISTENCIA DE UNA ESTRECHEZ FARÍNGEA O DE UNA VÍA AÉREA SUPERIOR DE DIFÍCIL ACCESO Grado I. Se ven perfectamente bien las amígdalas faríngeas, la úvula y el paladar blando Grado II. Se ven el paladar blando y la parte superior de las amígdalas faríngeas y de la úvula Grado III. Se ven el paladar duro y el blando, y la base de la lengua Grado IV. Solamente se ve el paladar duro La narcolepsia suele debutar en la segunda década de la vida, aunque con frecuencia se diagnostica más tardíamente al no pensarse en ella. Aunque la somnolencia diurna excesiva y la cataplejía son criterios necesarios para el diagnóstico, la cataplejía puede aparecer años más tarde. Algunos autores aceptan el diagnóstico de narcolepsia cuando existe una somnolencia diurna excesiva que se acompaña de alteraciones del sueño REM medidas mediante el test de la latencia múltiple del sueño. Hipersomnia diurna idiopática. Es poco común. El individuo está somnoliento permanentemente a pesar de dormir muchas horas. Con frecuencia refiere una «borrachera del sueño», que consiste en una desorientación temporoespacial que aparece al despertar. Suele comenzar en la adolescencia y se observa en personas con una historia de muchos años de evolución. El diagnóstico es de exclusión, después de haber descartado otras causas de somnolencia diurna excesiva. Síndrome de las piernas inquietas. Se caracteriza por cursar con una necesidad imperiosa de mover las piernas, que aparece en reposo, es de predominio vespertino y mejora con el movimiento. Suele asociarse con disestesias o sensaciones mal definidas en las piernas. Se diagnostica por las manifestaciones clínicas y, en ocasiones, gracias a la realización de un estudio de sueño. En efecto, en un 80% de los casos se acompaña demovimientos periódicos de las piernas que ocurren durante el sueño y que consisten en contracciones periódicas de las extremidades inferiores que provocan despertares y la consiguiente fragmentación del sueño. El insomnio es también un síntoma muy habitual. Hipersomnias recurrentes. Son períodos de hipersomnia que alternan con fases de normalidad y que se asocian con trastornos de la esfera alimentaria y de la conducta sexual. Son más frecuentes en los adolescentes del sexo masculino. SDE patológica secundaria Trastornos respiratorios ligados al sueño. Síndrome de apneas e hipopneas del sueño, síndrome de hipoventilación alveolar central, síndrome de hipoventilación-obesidad, enfermedades neuromusculares, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, asma bronquial. Otras causas de hipersomnia secundaria. Hipersomnias secundarias a enfermedades psiquiátricas (depresión, etc.), enfermedades neurológicas (vasculares, tumorales, degenerativas, postraumáticas craneales), enfermedades endocrinas o metabólicas y enfermedades infecciosas. Somnolencia secundaria a trastornos del ritmo circadiano. Incluye los tres síndromes siguientes: por retraso de fase, por avance de fase y síndrome hipernictameral. Estos trastornos tienen en común la imposibilidad de adecuar los horarios del sueño y de la vigilia a las exigencias sociales y profesionales habituales Cuadro 88.4 CLASIFICACIÓN DE LA SOMNOLENCIA DIURNA EXCESIVA (SDE) PROPUESTA POR LA AASM (ANTERIORMENTE DENOMINADA ASDA) (cont.) AASM, American Academy of Sleep Medicine; ASDA, American Sleep Disorders Association; REM, movimientos oculares rápidos. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN XIII Alteraciones de la regulación de la ventilación y síndrome de apneas e hipopneas del sueño 746 adecuadamente su trabajo. Es imprescindible que la impor- tancia del SAHS se conozca bien entre los profesionales, así como en la población general, además de por la administración sanitaria. El objetivo final debe ser que todos los enfermos que lo precisen reciban una atención rigurosa y correcta. Bibliografía American Academy of Sleep Medicine Task Force. Sleep-related breathing disorders in adults: recommendations for syndrome definition and measurement techniques in clinical research. 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