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La radicalización de la razón: Kant y la Ilustración
La filosofía en la época de la Ilustración:
 S XVIII: el Siglo de las Luces. La razón como iluminación frente al oscurantismo medieval. Todos los pensadores comparten un mismo culto: el confiar en que con las luces de la razón podían combatir toda superstición y transformar el orden establecido “civilizado a la humanidad”. El iluminista como crítica racional de toda doctrina que pretendiera ejercer autoridad absoluta en materia de conocimiento teórico, de metafísica, de moral, de jurisprudencia, etc., El conocimiento racional de las ciencias, las técnicas y las artes tenían, para el Iluminismo, una función social; prometía a la humanidad la liberación de las ataduras de servidumbre y un progreso incesante en la dominación de la naturaleza. Con ello se alcanzaría un cumplimiento pleno del destino humano.
 Lo innovador del Iluminismo: en los terrenos jurídico y social. El origen del poder no está en Dios, sino en el hombre. Se propone la división de poderes para contrarrestar el absolutismo. La confianza fundamental en la razón condujo a una creencia optimista en el progreso indefinida de la humanidad. La razón se convierte en la nueva autoridad, en un nuevo dios.
En la época de la Ilustración se da una “conciencia utópico-política” característica de las elites intelectuales y políticas del siglo XVII. Se alimenta la esperanza de una “mentalidad común” de valores compartidos por todos los hombres de buena voluntad. “idea de Europa”: trasfondo cultural que comparten los distintos Estados que conviven dentro del espacio mental europeo.
Europa dividida, intereses contrapuestos, pero en el fondo encontramos un patrimonio común de ideas que circulan a través de todas esas divisiones y configuran una “mentalidad común”: el sistema de valores de lo que conocemos con el nombre de Ilustración. Los hombres ilustrados se sienten ciudadanos de un estado particular al mismo tiempo que se sienten ciudadanos del mundo. 
Ideas de la Ilustración: Ideas cosmopolitas. El ilustrado se siente ciudadano de un mundo que rompe con las fronteras políticas, religiosas y económicas y crea un espacio común: el mundo civil de las sociedades, que tiene como sujeto propio la nueva clase burguesa que se ha venido construyendo en Europa desde el Renacimiento y que en la Ilustración logra adquirir su carta de ciudadanía junto a la aristocracia y a la nobleza. Grupo de comerciantes, banqueros y de hombres de negocios que han adquirido fortuna y notoriedad y están consiguiendo una nueva forma de sociedad con valores propios alternativos a los de la nobleza y el clero. Esta elite se concibe a sí misma como encarnación de la idea de humanidad y aspira a disolver las barreras que separan a los hombres y a construir un mundo cosmopolita.
El burgués crea tres productos culturales, expresión de la nueva visión del mundo: 
1) la filosofía de la historia que encarna la utopía de la nueva clase en el progreso de la razón. 
2) Crea la novela moderna, cuyos protagonistas ya no son héroes, sino personajes comunes y de rango medio, cuya vida y sucesos no tienen nada excepcional. 
3) la autobiografía, como relato de la individualidad burguesa. 
Estos productos culturales tienen tres sujetos que pueden parecer contradictorios entre sí: La humanidad, la clase burguesa y el individuo. Estos sujetos implican la expresión emblemática de la cultura del siglo XVIII, en el que el hombre se siente el hombre universal, ciudadano de un Estado y como tal sujeto de derechos, e individuo de una sociedad civil en la que se da a sí mismo su propio destino.
Filosofía del siglo XVIII buena, abandono del espacio cerrado de las escuelas y las cátedras, se abrió hacia el espacio público de la sociedad. Los filósofos y sus ideas tienen un gran protagonismo. Ellos son herederos de la filosofía moderna que, apoyándose en la razón, van a considerar posible dominar la naturaleza por medio de la ciencia. Desarrollan el espíritu crítico aplicándolo a todos los dominios de la realidad y situándose como principio de actuación en sustitución de la autoridad y la tradición, principios estos que habían dominado en los siglos precedentes.
 El paso al primer plano del espíritu crítico es lo que se va a conocer como Ilustración. El ejercicio de la razón crítica lleva a la autonomía intelectual que se manifiesta en el uso libre y público de la razón y en el derecho de todos los individuos de comunicar sus ideas sin restricciones. Es necesaria la tolerancia, virtud civil que caracteriza la posición de los ilustrados en la sociedad.
El uso público y libre de la razón es impensable sin la tolerancia, afirmamos que la tolerancia y la razón crítica son las dos caras inseparables de la filosofía de la Ilustración.
Ideas de la Ilustración: se organizan en 4 apartados 
1. el método. Idea fundamental de la filosofía de la modernidad. Se abandonó el método cartesiano y se sigue el experimentalismo de las reglas de filosofar de Newton. Esta sigue a la epistemología de Bacon y por eso se considera como pilares fundamentales del conocimiento la observación y el experimento.
La filosofía experimental de los Ilustrados considera las sensaciones como la base de los conocimientos de todas nuestras ideas, critica el innatismo de los racionalistas y explica la formación de las ideas a partir de las sensaciones gracias a la actividad configuradora del espíritu humano. El conocimiento humano se funda en las sensaciones pero como filosófico en la razón, que explica todas las cosas sirviéndose de la definición. El conocimiento humano se inicia en la sensación y culmina en la razón y tiene fundamento en el sentido común. Lo propio del filósofo es buscar mediante pruebas la razón de todas las cosas evitando los prejuicios.
2. el hombre considerado como centro de la realidad. Va acompañado de considerar la civilización europea en un contexto mundial. Como consecuencia: “descentramiento” del hombre europeo. Consideración del hombre: es razón autónoma y tiene una configuración empírica.
3. conocimiento de esas leyes que van a permitir al hombre dominar la naturaleza.
4. la creencia del progreso de género humano. La sociedad puede ser cambiada de acuerdo con los principios de la razón y puede ser mejorada indefinidamente. La historia es ejemplo del avance progresivo de la condición humana. La historia no es cíclica, ni degenerativa, ni preestablecida por la divinidad. La historia es progresiva, lineal: cuanto más adelante en el tiempo vamos, mejor vamos a estar. Progreso: categoría fundamental de la explicación histórica. Rechazan: la idea de concepción cíclica presente en la idea Moira, la categoría de la Edad de Oro y la providencia.
Idea del progreso humano: contiene una síntesis del pasado y una previsión del futuro. La idea de progreso manifiesta una visión optimista corriente entre muchos ilustrados que afirman el progreso del espíritu humano hacia lo mejor. La ilustración puede ser interpretada como la madurez de la modernidad, que puso en circulación una idea de razón que Kant ha caracterizado muy bien.
 Kant: ¿Qué es la Ilustración? El lema de la ilustración: pensar por sí mismo.
Acostumbrarse a ejercitar nuestra propia inteligencia es seguir las pautas determinadas por cualquier otro. El hombre debe aprender a emanciparse de toda tutela y alcanzar una madurez intelectual que suele rehuir por simple comodidad. Pensar por sí mismo: no es acumulación de conocimientos son espíritu crítico. ilustradas es liberarse de los prejuicios y la superstición entonces… ¿qué es la Ilustración?
Kant define Aufklärung de manera totalmente negativa, como una “salida”, un “resultado”. La pregunta que intenta responder Kant es una pregunta por su presente, por su época.
4 rasgos importantes para comprender como planteó Kant la cuestión filosófica del presente:
Kant indica esa “salida” que caracteriza a la Ilustración es proceso que nos libera del “estado de minoridad”. Esa salida es: un hecho, un proceso, una tarea, una obligación. Nopodrá salir de él sino mediante un cambio que el mismo operará sobre sí mismo. Esa ilustración tiene una divisa un rasgo distintivo por el cual uno se hace reconocer; pero es también una consigna una instrucción que uno se da a sí mismo y que se propone a los demás. Los hombres son elementos y agentes de un mismo proceso.
Una tercera dificultad aparece en el texto de Kant. En el empleo de la palabra de la palabra humanidad. La ilustración también es un cambio histórico en el orden político-social. Kant define dos condiciones esenciales para que el hombre salga de su minoridad. Y esas dos condiciones son a la vez espirituales e institucionales, éticas y políticas. Condiciones para salir del estado de minoridad: distinguir entre el uso público y el uso privado de la razón. La humanidad se hará mayor no cuando tenga que obedecer, sino cuando se le diga: “obedezca y podrá razonar tanto como quiera”.
Kant hace intervenir otra distinción: la distinción entre el uso privado y el uso público de la razón. La razón debe ser libre en el uso público y debe ser sumisa en su uso privado. Lo que es contrario de lo que comúnmente se llama libertad de conciencia. El hombre hace uso privado de su razón cuando tiene un rol que cumplir en la sociedad y funciones que ejercer. Kant pide que uno haga de su razón un uso adaptado a esas circunstancias determinadas; y la razón deber someterse a esos fines particulares. Por lo tanto, allí no puede haber un uso libre de la razón. Cuando uno razona como miembro de la humanidad razonable, entonces el uso de la razón deber ser libre y público. La Ilustraciones no es solamente el proceso por el cual los individuos verían garantizadas su libertad personal de pensamiento. Hay Ilustración cuando hay superposición del uso universal, del uso libre y del uso público de la razón.
La Ilustración aparece como un problema político. Kant propone a Federico II, El contrato del despotismo racional con la libre razón: el uso público y libre de la razón autónoma será la mejor garantía de la obediencia, con la condición de que el principio político al cual se hace obedecer sea también conforme a la razón universal.
Uso público y uso privado de la razón:
 La Ilustración solo requiere libertad para hacer un uso público de la propia razón, expresando por escrito nuestras críticas y argumentos ante aquel público que configura el mundo de lectores. A este uso público Kant contrapone un uso privado, un uso restringido a cierto ámbito, un uso particular y no general. Todo aquel que forme parte del Estado debe atenerse a este uso privado, en tanto desempeñe una determinada función o encomienda.
 Kant estaba convencido de que su distinción entre uso público y uso privado de la razón comportaba una indudable ventaja, puesto que bien aplica podía evitar el recurso a la revolución. Kant apuesta por la vía de una paulatina reforma constitucional que vaya mejorando esta poco a poco y haga superfluo el recurrir a un traumático proceso revolucionario. Jamás admitió que el pueblo tuviese derecho alguno a la revolución, aunque fuera para derrocar a la más execrable de las tiranías., sin embargo simpatizaba con las revoluciones que se daban en la época.
Kant aplica distintos enfoques a uno y el mismo problema. Como ciudadano hace uso privado de la razón y rechaza la rebelión. Como filósofo, hace uso público y considera a la revolución como un signo del progreso. El se decanta por un monarca ilustrado como Federico II.
 A juicio de Kant “todo hombre tiene unos derechos inalienables a los que no podría renunciar aunque quisiera y sobre los cuales el mismo está capacitado para juzgar”. Por ello dictaminó la “libertad de pluma es el único paladín de los derechos del pueblo” y el único camino que permite introducir las reformas necesarias para evitar una traumática revolución.
 Libertad de pluma la tendría que poder ejercer cualquier ciudadano, pero es algo inexcusable para el filósofo, cuya tarea consistiría en ilustrar al pueblo, a la par que asesora con su razonamiento al gobierno.
Solo la filosofía ha de ser “independiente de los mandatos del gobierno con respecto a sus doctrinas y tener la libertad, no de dar orden alguna, pero sí de juzgar todo cuanto tenga que ver con los intereses científicos, con la verdad, terreno en el que la razón debe tener el derecho de expresarse públicamente, ya que sin ello la verdad nunca llegaría a manifestarse.
La Ilustración y la idea de crítica:
 La episteme común del siglo XVIII (18) es la “crítica” que caracteriza como examen juicio que tendrán sus peculiaridades según se trata de una crítica de las ciencias de las artes. Noción de ”crítica” unida a una nueva teoría del lenguaje. Para los hombres de la Ilustración el lenguaje es discurso, exposición del pensamiento, ante el que se constituye el crítico como notario de la claridad de las ideas que se expresan en el lenguaje. La función del crítico se constituye a partir de la Ilustración, es una función analítica consistente en discernir, a fin de establecer entre las cosas una “sucesión ordenada”. Siendo eso así, el análisis alcanza entre los modernos el valor del método universal
Filosofía y filosofar en Kant:
 No enseñar filosofía, sino enseñar a filosofar. No se puede enseñar filosofía porque no hay tal conjunto acabado de conocimiento. El método para la enseñanza de la filosofía debe ser Zetético (vivido), como decían los antiguos, investigador. La filosofía pretende determinar y delimitar los siguientes problemas: 
1) La fuente o principios del saber humano. 
2) El entorno del ámbito posible y necesario de todo saber. 
3) Los límites de la razón.
 Kant caracterizo de lo que él denomina filosofar. Sin conocimiento no se puede filosofar, pero con él solo no alcanza tampoco para ser filósofo. El problema de filosofar es la utilización de la razón. Ser filósofo implica filosofar, y a filosofar sólo se aprende mediante la práctica y el uso propio de la razón. Un uso dialéctico de la razón en el sentido kantiano sería el que se consideraría, a la hora de analizar la realidad, la apariencia y no el verdadero ser de la realidad. La utilización de la razón es propio de los sofistas e indigno de un auténtico filósofo.
La distinción kantiana entre ciencia y sabiduría (filosofía) nos pone en camino para la determinación última de que sea la filosofía para Kant. El verdadero valor de la ciencia está en ser órgano de la sabiduría. Ciencia y sabiduría se exigen y completan. Su conjunción nos muestra cual es la verdadera estructura del saber. La filosofía es la única ciencia que nos proporciona la satisfacción de la liberación, en cuanto que ella cierra el círculo científico y a través de ella se logra la ordenación de las ciencias y su conexión. Esta idea nos ofrece una visión conclusiva de lo que Kant entiende por filosofía. Esta se propone, por una parte, el análisis de las condiciones que hacen posible la experiencia y el conocimiento humano, y por otro, es quien da sistematicidad a todo saber al lograr la totalización racional de los diferentes saberes en las ideas. Ahora podemos comprender las palabras que Kant escribe en el prólogo de la Crítica de la Razón Pura: “Toda cuestión se reduce aquí a saber hasta dónde puedo llegar con la razón, desde el instante en que me fueren sustraídos toda materia de la experiencia y su concurso”. La filosofía enseña el uso correcto de la razón.
De la Idea de crítica a la Crítica de la razón pura:
 Kant concibe a su filosofía como algo enteramente nuevo, el criticismo estudia los fundamentos de la metafísica misma. La razón para era el instrumento para construir la metafísica. Ahora se trata de examinar los fundamentos de la razón pura misma. Esto nos permitirá establecer hasta donde llega el uso legítimo de la razón pura como faceta cognitiva. Mostrará cuales son los caminos que el espíritu puede seguir, para intentar resolver los enigmas del sí mismo, del universo y del Creador. Todo conocimiento verdadero lo es dentro de los límites de la experiencia.
Kant y la Crítica dela razón pura 
Los límites establecidos por la Crítica de la razón pura:
Es una crítica en términos del filósofo: un análisis o inspección de la facultad de pensar. LA CRP (Critica de la razón pura) pone fin a las pretensiones. Al despertar, por obra del empirismo del sueño dogmático en que se hallaba sumido, Kant consigue ofrecer una fundamentación diversa del modo como conocemos el mundo.
Es el individuo quien debe imponer su propio orden a la realidad sociopolítica, es el sujeto quien confiere su propia legalidad al mundo natural. Por eso esta filosofía se denomina “idealismo trascendental”: la estructura racional del sujeto es la condición de posibilidad del conocimiento objetivo.
¿Cómo es posible el conocimiento universal y necesario? Del idealismo (realista) racionalista y empirista al idealismo (idealista) trascendental:
 A juicio de Kant ni el racionalismo ni el empirismo logra explicar cómo es posible el conocimiento universal y necesario. El racionalismo no consigue hacerlo porque la apelación a Dios como garante del conocimiento no resiste la crítica empirista: toda idea válida debe poder remitirse a la experiencia. Pero tampoco el empirismo, bajo esta premisa consigue explicar que pueda haber juicios que excedan el carácter de lo particular y contingente. Los límites de ambos sistemas de pensamiento imponen a la filosofía un doble desafío. El problema de Kant
supone preguntarse ¿Cómo es posible el conocimiento universal y necesario? Hay que cambiar el punto de vista desde el cual ha sido pensado el conocimiento hasta el momento. Kant, el punto de vista racionalista y empirista sigue siendo realista. Kant da la clave de lo que entiende por realismo. Para el realista, los objetos existen independientemente de nosotros. Está “ahí afuera”, disponibles para conocerlos. Y son ellos quienes me imponen sus características. Kant considera que desde este punto de vista hay cuestiones que no se pueden explicar, como que tengamos conocimientos a priori, independientes de la naturaleza. De ahí el sentido de analogía con la Revolución Copernicana. Es preciso cambiar de paradigma. Kant: producir en la filosofía una revolución semejante a la de Copérnico en el ámbito de la física. Lo esencial es que el conocimiento deja de concebirse como reflejo de los objetos tal como son en sí mismos, el sujeto deja de ser pasivo; en adelante, el conocimiento implica constituir la realidad. A esto se denomina idealismo trascendental. Son los entes los que reflejan la estructura cognitiva de la mente. Ella es la que confiere, a través de las formas puras a priori, universalidad, y necesidad a las formulaciones científicas. De este modo es posible para Kant responder a los interrogantes antes planteados porque pueden formularse juicios universales y necesarios.
La constitución de los objetos y el problema de la verdad como representación:
 La sensación nos da el “contenido” de nuestra representación empírica, al intuición organiza les “contenido”.
La sensación suministra el contenido de la representación empírica, las intuiciones de espacio y tiempo le dan una primera organización a ese material. La intuición precede la experiencia. Es necesaria ya que permite ubicar los objetos en una relación de exterioridad unos con otros y en una relación de sucesión. Solo así obtenemos fenómenos. El espacio y el tiempo no pertenecen a la realidad en sí de los objetos sino que son inherentes al sujeto: son las primeras condiciones bajo las cuales el sujeto acomoda y organiza el material que le es dado pasivamente. En esta ruptura con toda posibilidad de conocimiento del mundo en sí consiste la revolución operada por Kant: Ya no será posible pretender un acceso a las cosas que conlleve la marca de nuestro modo de ser de nuestra subjetividad.
 Pero la intuición por sí sola no produce conocimiento. Por eso, las intuiciones sin conceptos son ciegas. El entendimiento (facultad activa, espontánea) le dará “forma” a ese material en bruto, a ese “concepto”, dado por las intuiciones. Esta representación común es el concepto.
Conceptos puros: presentes en el entendimiento con independencia de la experiencia. Su origen es puro y permiten que el entendimiento se forme un juicio respecto del objeto.
Conceptos empíricos: imponen una unidad de orden superior o más general, porque actúan como el presupuesto de conceptos empíricos. 
La función del entendimiento es triple: 
a) recolecta los elementos múltiples y disparos que el ofrece la sensibilidad; c) impone una unidad (los sintetiza o enlaza) a través de los conceptos. Kant señala que la actividad del entendimiento es juzgar. Y juzgar es pensar (conocer).
Para que el entendimiento de forma, conceptualice algo, debe haber un algo previo, lo dado por las intuiciones. Por eso, los conceptos sin intuiciones son vacíos.
La sensibilidad es pasiva: de ella no puede esperarse que ponga en contacto el pensar con el objeto. Ese contacto depende del entendimiento. Solo este logra superar la heterogeneidad entre sí. El esquema permite así subsumir un objeto al concepto remitirlo aquello que lo comprende y posibilita. Facultades del conocimiento: sensibilidad, entendimiento, imaginación (no puede darse el conocimiento sin la acción recíproca de estas tres facultades).
La construcción de objetos tiene una dificultad, trastrueca el modo en el cual había sido pensada la relación entre pensar y ser: significa que el pensar ya no es mera adecuación entre la mente y al realidad. Los conceptos puros del entendimiento, refiriéndose a objetos, han sido generados con independencia de ellos; por eso son a priori. Lejos de reflejarlos, los hacen posibles. Por otra parte, ese elemento del pensar es heterogéneo respecto del material sensible. Si bien el elemento mediador es el esquema, se hace necesario justificar su validez
de esos conceptos a priori. La objetividad depende de la aplicación de representaciones. En sentido trascendental, esas representaciones del sujeto no son privadas sino resultado de ciertas condiciones necesarias y universales del conocimiento humano. Son esas condiciones las que hacen posible describir el mundo de modo objetivo. Esa descripción, universal y necesaria, “concuerda” con el mundo, no con su “en sí”, que es inescrutable, sino como el
mundo en tanto representación. La constitución de la realidad en la Crítica de la razón pura, fuente de la constitución de la libertad en el ámbito público/político:
 El en si es inescrutable (no se puede conocer), pero la razón tiene la chance de pensarlo. Tiene sentido puramente epistemológico: trazar un límite entre lo legítimamente cognoscible y aquello que solo nos está permitido pensar. Pero ese límite marca la frontera que se separa del conocimiento científico de la metafísica, el ámbito de lo condicionado del ámbito de lo incondicionado. Como la razón teórica no pude alcanzar lo metafísico, para ello hay que considerar los aspectos prácticos (éticos –políticos) de la razón.
La filosofía orientada al bien supremo de la ciudad: Es la libertad de la crítica la que puede engendrar la verdadera comunicabilidad entre los hombres y conducir a estos hace el bien común político al que aspiran y trabajan por realizar en la historia. La crítica bien ejercida nunca es un peligro público, sino más bien la verdadera fuerza que es capaz de engendrar un mundo mejor a través de la publicidad racional.
 Para Kant la naturaleza solamente puede lograr sus fines superiores a través de “la organización de las relaciones recíprocas de los hombres”, lo cual es función de la “sociedad civil”. Y dentro de ésta el fin más alto no es la felicidad, sino la cultura definida como “la aptitud del ser racional para la obtención de cualesquiera fines” En este sentido, el hombre es el punto en el cual el Universo llega a la conciencia de sí mismo. El hombre se caracteriza originalmente por ser un ser práctico-moral, un ser que tiene que hacerse de sí mismo y darse su propio destino.
De la conciencia ilustrada a la conciencia revolucionaria:
En la Europa de la ilustracióny entorno a la mitad del siglo hay un tipo de política impulsada por los monarcas e inspirada por los filósofos, que aspira a transformar la sociedad y sus instituciones al servicio de una concepción más humana de la condición del hombre. Esta reforma política es la que mejor caracteriza a la conciencia ilustrada, cuya militancia se orienta hacia la ilustración de las masas y la reforma del Estado absolutista para que pueda surgir una sociedad civil fuertes, que abra el camino a la moralización de la política. Esta va a chocar
contra el muro de los privilegios de las clases nobles y aristocráticas y contra la pasividad y la incomprensión de las masas. El fracaso de esta política va abrir paso a la vía revolucionaria que explotara a final del siglo. Conciencia revolucionaria, desde la Rev. Francesa (1789) y con el cierre del silgo XVIII. La Revolución Francesa es el acontecimiento histórico que mejor caracteriza el siglo de la Ilustración y la filosofía de las luces. “hija de las Luces” penetración de las ideas de la Ilustración e todas las capas sociales. En la Rev. Francesa se mezclaron las ideas de la Ilustración y el movimiento social de las masas populares, los filósofos con sus ideas y el pueblo con sus aspiraciones. Se cumple la pretensión de los filósofos ilustrados: elevar el nivel cultural y hacer que la razón llegue a arraigar en aquellas. La modernidad, que comenzó con el Renacimiento, llegó a su madurez en los filósofos de la Ilustración y en los movimientos de masas de la Revolución Francesa.
De la crítica a la crítica de la crítica. Lo que nos legó la Ilustración: una actitud ante la actualidad:
El vínculo que existe entre este artículo y las tres críticas. Describe el efecto de la Ilustración como el momento en el que la humanidad va a hacer uso de su propia razón, sin someterse a ninguna autoridad. La crítica es necesaria, tiene el rol de definir las condiciones en las que el uso de la razón es legítimo para determinar lo que se puede conocer, lo que hay que hacer y lo que está permitido esperar. El uso ilegítimo de la razón ha sido definido en sus principios que su autonomía puede ser garantizada. Le análisis de la Ilustración sitúa a la actualidad con
respecto a ese movimiento de conjunto y sus direcciones fundamentales. Pero al mismo tiempo muestra como cada uno se siente de alguna manera responsable de ese proceso conjunto.
La hipótesis es que ese pequeño texto de Kant se halla en la bisagra de la reflexión crítica y de la reflexión sobre la historia. Es una reflexión de Kant sobre la actualidad de su propia empresa filosófica. La reflexión sobre el “hoy” como diferencia en la historia y como motivo para una tarea filosófica particular me parece que es la novedad de este texto.
Remitiendo al texto de Kant si no se puede considerar a la modernidad como una actitud que como un periodo de la historia. Con “actitud” quiero decir un modo de relación con respecto a la actualidad, una manera de pensar y de sentir, de actuar y de conducirse que a la vez indique una pertenencia y se presenta como una tarea. Algo como lo que los griegos llamaban “ethos”.
El ethos en la modernidad: crítica permanente a nosotros mismos.
Hay que intentar hacer el análisis de nosotros mismos en tanto seres históricamente determinados en parte por la Ilustración. El ethos filosóficos se puede caracterizar como una actitud límite, hay que estar en las fronteras. La crítica es en verdad el análisis de los límites y la reflexión sobre ellos. Pero si la cuestión Kant era saber que limites debe renunciar a franquear, me parece que la cuestión crítica hay deber ser invertida ¡como cuestión positiva. Se trata de transformar la crítica ejercida en una crítica práctica en la forma de franqueamiento posible. Esto trae como consecuencias que a crítica se va a ejercer como investigación histórica a través de los Acontecimientos Que nos condujeron a constituirnos, a reconocernos como sujetos de lo que hacemos, pensamos, decimos. Esta crítica procura volver a lanzar lejos y ampliamente el trabajo indefinido de la libertad.
Caracterizaría al ethos filosófico propio de la ontología crítica de nosotros mismos como una prueba histórico-práctica de los límites que podemos franquear, y por ende como trabajo de nosotros mismos sobre nosotros mismos en tantos seres libres.
Una ontología sobre nosotros mismos debe responder a: 
1) como somos constituidos como sujetos de saber; 
2) como somos constituidos como sujetos de poder; 
3) como somos constituidos como sujetos morales. 
Una crítica de lo que somos, nos permitirá saber cuáles son nuestros límites y la forma de superarlos. La ontología crítica de nosotros mismos es una actitud, un modo de ser, un ethos, una vida filosófica donde la crítica de lo que somos es a la vez análisis histórico de los límites que se nos plantean y prueba de su franqueamiento posible.
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