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141 Dydimella bryoniae en Cucurbitaceas

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Instituto para la Innovación Tecnológica en Agricultura 
 
 
Dydimella bryoniae en 
Cucurbitáceas 
 
 
 
 
Autor: Equipo Editorial INTAGRI
El hongo Dydimella bryoniae está ampliamente 
extendido por todos los continentes, especialmente 
en las zonas tropicales y subtropicales, pero también 
en regiones templadas. Afecta a un gran número de 
cucurbitáceas, entre las que destacan: sandía, melón, 
calabaza, calabacita y pepino. Ataca principalmente a 
cultivos bajo cubierta, ya que para su desarrollo los 
climas cálidos y húmedos son ideales; sin embargo, 
también suele atacar cultivos a campo abierto, aunque 
con menor agresividad. Es una enfermedad que puede 
causar una reducción en el rendimiento y calidad de 
los frutos, al afectar su apariencia externa, o la 
destrucción total de la planta, en caso de que no sean 
adoptadas medidas preventivas o curativas. 
Características principales 
Perpetuación. El hongo se mantiene sobre o bajo el suelo, en los restos vegetales sin descomponer más 
o menos secos, durante más de un año bajo la forma de micelio durmiente resistente al frío. Es muy 
resistente a la sequía, lo que le permite mantenerse también sobre las estructuras de la protección. 
Después de producirse podredumbres en los frutos, una proporción considerable de las semillas resultan 
contaminadas exterior e interiormente, asegurando la conservación y extensión de la enfermedad. Las 
parcelas o invernaderos donde se alternan solo cucurbitáceas este problema es endémico y aparece ciclo 
tras ciclo. 
Difusión. El inoculo primario del hongo suele estar constituido por dos tipos de esporas: conidioesporas 
(fase asexual) y ascosporas (fase sexual). Las ascosporas son expulsadas de las peritecas en cuanto el 
ambiente está húmedo. En cultivo protegido D. bryoniae es un peligro potencial durante todo el año ya 
que pueden producirse ascosporas contaminantes en todo momento. Su liberación suele tener lugar 3 
horas después de humidificarse los órganos afectados; la luz y la oscuridad no parecen afectarla. A 
continuación, las ascosporas son trasportadas por el viento, constituyendo la forma de diseminación a 
larga distancia. Las conidiosporas son esporas mucilaginosas que salen de los picnidios en forma de masas 
amarillentas. Son dispersadas por salpicaduras o escorrentías de agua y pueden ser transmitidas 
mecánicamente a otras plantas durante las operaciones de cultivo y constituyen la forma de diseminación 
a corta distancia del hongo. 
 
Figura 1. Daños en tallos de calabaza causado 
por D. bryoniae. 
Foto: Virginia DuBose 
Instituto para la Innovación Tecnológica en Agricultura 
 
 
 
 
 
Condiciones para su desarrollo. Este hongo es particularmente dañino cuando las plantas presentan 
heridas de distinto tipo o están debilitadas por causa de estrés o por el ataque de otros microorganismos 
parásitos o depredadores. La temperatura y la humedad son factores a veces limitantes de la extensión 
del hongo. Es capaz de desarrollarse y de fructificar a temperaturas comprendidas entre 5 y 35 ° C, con un 
óptimo situado alrededor de 23 °C para el pepino. Para la sandía, el óptimo de desarrollo es ligeramente 
más alto, del orden de 24.5 °C, mientras que para el melón es claramente más bajo, de 19.5 °C. En melón 
se vuelve mucho menos sensible en cuanto suben las temperaturas. La humedad, por su parte, es sin lugar 
a duda el factor preponderante. Generalmente, las plantas cultivadas en condiciones secas son menos 
sensibles que las que lo son en condiciones húmedas. Las infecciones son raras con humedades relativas 
cercanas al 60 %. La enfermedad se hace especialmente grave a partir de un 95 % de humedad relativa, y 
sobre todo cuando hay presencia de agua libre sobre las plantas. Una película de agua establecida durante 
una hora permite que se inicie la contaminación. Esta puede tener lugar directamente a través de la 
cutícula, la epidermis o por medio de las heridas de poda. 
Síntomas. Los síntomas pueden ser confundidos con 
otras enfermedades fungosas o bacterianas. Suele 
manifestarse en el follaje de la planta, inicialmente las 
manchas se muestran como pequeñas áreas cloróticas 
que crecen rápidamente y cambiando a pardo oscuro, 
llegándose a confundir con antracnosis. Cuando el 
ataque es severo las manchas pueden alcanzar tamaños 
de hasta 75 mm, apareciendo frecuentemente en el 
borde las hojas y entre las nervaciones. Las manchas 
muestran un halo muy pequeño de color amarillo con 
exudado gomoso. Al envejecer las manchas, se observan 
en su centro fructificaciones de color negro. Cuando son 
numerosas las manchas, se unen generando zonas 
necróticas y en algunos casos llegan a destruir casi por 
completo la parte aérea del cultivo. Las lesiones en el 
tallo principal y secundarios comienzan por la base y posteriormente a lo largo de los mismos. Al inicio las 
manchas son de forma elipsoidal y de color parduzco pálido, que rápidamente se alargan, con una 
hendidura en su centro. Posteriormente, en la mancha se hace visible una lesión en forma de cráter en el 
tejido, con presencia de exudado gomoso de color amarillo y ocasionalmente pardo rojizo con cuerpos 
fructíferos del hongo, que es lo que determina el color oscuro de las manchas; con aspecto de 
podredumbre blanda. En algunos casos las plantas afectadas pueden marchitarse. También se han 
descrito infecciones a frutos, principalmente en cultivos bajo invernadero. En los frutos produce manchas 
en frutos, sobre todo en la pulpa y corteza donde aparecen áreas de color amarillo o marrones en la zona 
Figura 2. Mancha marrón en la pulpa de 
frutos de pepino causada por D. bryoniae. 
Foto: Braulio Lemus. 
Instituto para la Innovación Tecnológica en Agricultura 
 
 
 
 
 
apical o peduncular, causando una podredumbre blanda que suele también ir acompañada de la presencia 
de cuerpos fructíferos del patógeno; mientras que en las semillas aparecen moteados con estructuras 
reproductivas del hongo. D. bryoniae puede ser fácilmente confundido con otros hongos relacionados a 
la pudrición, pero si se observa bien se podrán apreciar pequeños puntitos negros en hojas y tallos, que 
no son más que los cuerpos fructíferos de D. bryoniae. 
Manejo de la enfermedad durante el cultivo 
Si se quiere controlar eficazmente la enfermedad, es esencial establecer métodos de lucha 
complementarios que ayuden a evitar o reducir el impacto de la enfermedad en el cultivo. 
Material de plantación sano. La primera 
medida a implementar para evitar la 
aparición de la enfermedad es utilizar 
semillas tratadas o plántula sana. Las 
semillas no deben ser colectadas de frutos 
parcialmente podridos, ya que estarán 
contaminadas y pueden esperarse ataques 
muy precoces. Las heridas causadas en el 
proceso de injerto también son una vía 
potencial de entrada del D. bryoniae, por 
lo que la asepsia es indispensable para 
evitar cualquier tipo de contaminación. 
Desinfección de las instalaciones. Las 
paredes de los invernaderos se desinfectan 
también con agua formolada, hipoclorito 
de sodio o amonio cuaternario. 
Manejo de la humedad relativa. Calentando y ventilando el invernadero, el productor contribuye a 
reducir la humedad relativa, y con frecuencia, evita la presencia de agua libre sobre las plantas. Por 
ejemplo, en los cultivos cercanos a la recolección, en los que se mantienen temperaturas “elevadas” 
durante la noche, la enfermedad se desarrolla mucho menos. Aunque parece una medida onerosa está 
en el productor o técnico decidir en qué medida esto es aplicable para evitar la incidencia de la 
enfermedad. De igual forma, conviene evitar que el agua esté presente durante demasiado tiempo sobre 
las plantas o en las proximidades; por ejemplo, sobre el suelo. Por ello conviene regar con más frecuencia 
y aportando menos agua cada vez. Los riegos por aspersión se efectuarán por la mañana o durante el día, 
peronunca al anochecer en cultivos a campo abierto. También debe evitarse tener los goteros al pie de 
la planta. 
Figura 3. La primer medida para evitar la presencia de D. 
bryoniae es contar con semilla y plántula sana, obtenida 
mediante viveros o empresas certificadas. 
Foto: INTAGRI. 
Instituto para la Innovación Tecnológica en Agricultura 
 
 
 
 
 
Rotación de cultivos. De forma general se recomienda establecer rotaciones de cultivos al menos cada 
dos años, para evitar la presencia de la enfermedad. En parcelas o invernaderos afectados es aconsejable 
establecer rotaciones en las que se mantenga un mínimo de dos años sin cultivo de cucurbitáceas. 
Eliminación de restos vegetales. Los frutos alterados y los restos de poda se sacarán rápidamente de los 
invernaderos y de las parcelas para evitar que sean reservorios del hongo. Al termino del cultivo, los restos 
vegetales serán eliminados de los invernaderos y las parcelas. En estas últimas, pueden enterrarse 
profundamente en el suelo. Los restos vegetales accidentalmente presentes o mantenidos en las 
cercanías de los invernaderos también originan contaminaciones, especialmente por medio de las 
ascosporas que se forman sobre estos restos, en cuanto las condiciones climáticas lo permiten. Hay que 
vigilar tanto los alrededores como el interior de los invernaderos. 
Control químico. Para que la lucha química sea eficaz debe ser relativamente intensiva, especialmente en 
cultivos protegidos; donde, generalmente, se deben efectuar pulverizaciones semanales. Para el control 
químico existen diferentes materias activas de acción protectiva efectivas frente a este patógeno como 
mancozeb, metiram, propineb, clorotalonil, entre otros. También se dispone de fungicidas con capacidad 
de penetración en los tejidos vegetales como iprodiona, procimidona, azoxystrobin, kresoxim-metil, 
benomilo, imazalil, ciprodinil, boscalid, fluopyram, pyraclostrobin, entre otros. Este tipo de productos 
mejoran el control, sobre todo en condiciones de alta presión de enfermedad, pero presentan el problema 
de la aparición de resistencias. Para evitar que se desarrollen cepas resistentes es indispensable alternar 
distintos modos de acción de los fungicidas. Los tratamientos con los fungicidas deben procurar un 
recubrimiento completo de toda la planta y tendrán que intensificarse si se dan condiciones favorables 
para el desarrollo de la enfermedad como lluvias, rocíos o nieblas. 
Biofumigación. En cultivo protegido, si se hace monocultivo de alguna cucurbitácea en tierra, se puede 
efectuar la biofumigación. La biofumigación es una técnica biológica para el control de patógenos del 
suelo (nemátodos, hongos, bacterias) que consiste en la incorporación en el suelo de grandes cantidades 
de materia orgánica fresca (estiércoles o brásicas) junto con la aportación de grandes cantidades de agua 
para llegar a condiciones de anaerobiosis. Su eficacia como desinfectante del suelo es similar a la de los 
fumigantes químicos convencionales, considerándose una alternativa del uso de éstos en agricultura 
convencional, también útil en agricultura ecológica. 
 
Cita correcta de este artículo 
INTAGRI. 2023. Dydimella bryoniae en Cucurbitáceas. Serie Fitosanidad, Núm. 141. Artículos Técnicos de 
INTAGRI. México. 5 p. 
 
Instituto para la Innovación Tecnológica en Agricultura 
 
 
 
 
 
 
Literatura consultada 
- Blancard, D.; Lecoq, H.; Pitrat, M. 2000. Enfermedades de las Cucurbitáceas. Ediciones Mundi-
Prensa. España. 301 p. 
- Pérez, J.; Martínez, B.; Covas, B.; García, H. 2012. Sintomatología e Identificación del Agente Causal 
del Tizón Gomoso del Tallo en Sandía (Citrullus lanatus (Thunb.) Matsum y Nakai) en la Isla de la 
Juventud. Rev. Protección Veg., 27 (1): 13-18 p. 
- García, J. J.; Vicent, A.; Armengol, J. 2002. Principales Enfermedades Fúngicas de la Sandía, 
Prevención y Control. Vida Rural, núm. 160. 41-43 p. 
- Quesada-Ocampo, L. 2017. Pudrición Gomosa del Tallo en Cucurbitáceas. NC State Extension 
Publications. 
- Igelmo, S. A. s. f. La Biofumigación, Método Biológico de Control de Patógenos del Suelo. Ficha 
Técnica Num. 11. Producción Agraria Ecológica. 8 p. 
- Lemus, S. B. A. 2021. Manejo de Cenicillas, Moho Blanco, Marchitez Sureña y Gomosis. 4to. 
Diplomado Internacional en Protección Fitosanitaria. Universidad de Almería-Intagri. México.

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