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FISIOLOGÍA HUMANA-190

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cambios necesarios para activar los músculos res-
piratorios.
2. El control voluntario permite adaptar la ventilación
a las distintas necesidades, como son la fonación,
la tos, etc. Este control implica seguramente meca-
nismos corticales frontales. 
3. Durante la vigilia, las motoneuronas espinales que
inervan a los músculos respiratorios reciben influ-
jos tónicos que mantienen su nivel de potencial de
membrana en un cierto grado de despolarización. 
Los cambios respiratorios acaecidos durante el sueño,
tanto el SL como el SP, son el reflejo de la supresión de los
controles ligados a la vigilia, y se deben también al predo-
minio del control metabólico en el SL y a una disminución
de este control en el SP. En esta etapa, se instala un con-
trol propio, no homeostático; la ventilación no depende ya
del control metabólico. Aún quedan muchas cuestiones no
resueltas en relación con los fenómenos respiratorios del
sueño.
El adormecimiento y la etapa 2 del SL provocan un
ritmo respiratorio inestable con sucesivas hipoventilacio-
nes e hiperventilaciones denominadas “ventilación perió-
dica”. En el curso del SL propiamente dicho, etapas 3 y 4,
la ventilación se vuelve regular, de mayor amplitud y
menor frecuencia respiratoria. En esta etapa se produce un
leve descenso del volumen-minuto. Esto se asocia a un
cambio en el sentido de disminución del nivel metabólico
y a variaciones en el control central de la respiración. La
frecuencia y la profundidad respiratorias son relativamen-
te constantes, y la etapa 3-4 es un período estable del pun-
to de vista respiratorio.
El ritmo respiratorio durante el SP se caracteriza por
ser más rápido y sobre todo irregular, con episodios apnei-
cos y de hipoventilación. El mecanismo responsable es
central, neural, y se le agrega la hipotonía muscular, que
tiene un doble efecto: por un lado disminuye la fuerza de
expansión de la caja torácica; por otro, aumenta la resis-
tencia de las vías aéreas superiores al paso del aire. El dia-
fragma mantiene una actividad irregular. 
La dualidad de origen de los cambios respiratorios
observados nos obliga a controlar poligráficamente ambos
polos funcionales; debemos conocer la permeabilidad 
de la vía aérea, su grado de resistencia (control del paso de
aire por las narinas o la boca) y, además, las alteraciones
del ritmo de origen central que se reflejarán en los movi-
mientos diafragmáticos. Las apneas patológicas, que se
producen durante el sueño, de causa central o no, pueden
provocar una hipersomnia diurna en el adulto. En niños
pequeños, podrían ser una de las causas de graves trastor-
nos (muerte súbita del lactante).
Funciones endocrinas
Son varias las hormonas que se segregan siguiendo el
ritmo que marca el ciclo sueño-vigilia. Las concentracio-
nes de la mayoría de las hormonas presentan fluctuaciones
que recurren de manera episódica. El eje hipotálamo-hipo-
fisario es el responsable de la conexión entre los procesos
nerviosos del sueño y su expresión hormonal. Este sector
neural, encargado de regular funciones tales como las
emociones, los instintos, la sexualidad, etc., es el que, de
alguna manera, recibe “órdenes” de niveles superiores,
que organizan los aspectos endocrinos del complejo fisio-
lógico que llamamos sueño.
La forma en la que el ciclo sueño/vigilia influye sobre
un sistema endocrino ha sido subdividida en tres tipos
básicos:
1. Hormonas influidas por una etapa particular del
sueño, como la hormona del crecimiento (GH),
relacionada con una fase del SL.
2. Hormonas muy influidas por el sueño como un
todo, como la prolactina y la tirotropina (TSH).
3. Hormonas escasamente influidas por el sueño,
como la corticotropina (ACTH), el cortisol y la
melatonina.
GH. La hormona de crecimiento, esencial para el de-
sarrollo del organismo, obedece a un ciclo secretor íntima-
mente ligado a la fase de SL, principalmente al primer
episodio de la etapa 4. El SL facilita la secreción de GH,
pero no es imprescindible para que ésta suceda; el 70% de
los pulsos secretores de la GH se asocian a episodios de
SL (Fig. 9.10, A).
Si se retrasa o impide el SL, esta hormona no se segre-
ga en cantidades apreciables, mientras que si se facilita el
SL, mediante el ejercicio físico por ejemplo, la hormona se
libera en cantidades elevadas. En niños y adultos con SL
prolongado, se obtienen episodios secretores de gran mag-
nitud. En el anciano, coincidiendo con la disminución nor-
mal de SL, la hormona no se segrega o lo hace de forma
mínima, y en análisis realizados en vigilia se han obtenido
sólo pequeñas cantidades.
Los episodios de SP ocurren predominantemente
durante la fase de descenso de los pulsos secretores de GH
o en su nadir. Durante esta etapa se observaron muy pocos
episodios secretores y de muy escasa entidad.
Renina. Esta hormona, que es clave en el sistema reni-
na-angiotensina, muestra oscilaciones nocturnas asociadas
a los ciclos de sueño, SL-SP.
Prolactina. Esta hormona representa el mejor ejemplo
de un ritmo secretor nítidamente relacionado con el sueño.
Episodios secretorios de gran amplitud observados duran-
te el sueño nocturno aparecen durante el día cuando el sue-
ño se hace diurno. La prolactina es una hormona que
interviene en la función sexual y en la lactancia con ritmo
secretor ligado al sueño; a medida que avanza la noche,
aumenta su concentración en el plasma, incrementándose
también durante el sueño diurno. En cambio, los resulta-
dos que relacionan los pulsos secretorios de prolactina y la
estructura interna del sueño son conflictivos.
TSH. La tirotropina aumenta al anochecer y presenta
un pico secretor alrededor del comienzo del sueño y un
decremento subsiguiente durante la noche y el día siguien-
F I S I O L O G Í A D E L A V I G I L I A Y E L S U E Ñ O 161

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