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de asociación frontal, temporal y parietal, participando más, al parecer, en procesos de asociación sensorial y con- ductual, sobre todo en aprendizajes de tipo aversivo, como la generación de conductas de evitación. Las neuronas de la amígdala responden preferente- mente a estímulos sensoriales cargados de una tonalidad afectiva, es decir, relacionados con situaciones de recom- pensa o castigo. En pacientes epilépticos, la estimulación de la amígdala produce auras con un contenido al mismo tiempo emocional y polisensorial, como sensaciones de ya visto o ya vivido, alucinaciones, etc. La lesión selectiva del núcleo amigdalino disminuye el rendimiento en las pruebas de evitación de tipo pasivo, probablemente por la pérdida de miedo. Conviene recordar que en la amígdala basolateral existen numerosos recepto- res de tipo opiáceo y gabaérgico, cuya destrucción produ- ce un cambio en los umbrales para el dolor físico y en las reacciones de tipo afectivo. De hecho, animales amigda- lectomizados presentan una conducta afectiva muy pobre, perdiendo su rango jerárquico en su grupo y siendo final- mente rechazados por éste. Formación del hipocampo El estudio de la formación del hipocampo ha desper- tado la atención de los neurocientíficos por diversas razo- nes. Entre ellas, su peculiar estructura, altamente organizada, la facilidad que presenta para su estudio elec- trofisiológico tanto in vivo como in vitro, y su ya conocida implicación en los procesos mnésicos, como se deduce de los estudios realizados en el hombre tras su lesión por pro- cesos degenerativos, vasculares o quirúrgicos. El hipocampo presenta una estructura laminar con un circuito básico de anteroalimentación que se origina en la corteza entorrinal (Fig. 10.14). A través de la vía perforan- te, las aferencias entorrinales activan a las células de los granos del giro dentado. Estas, a su vez, mediante fibras musgosas activan a las células piramidales de la capa CA3. Las células de la capa CA3 proyectan a través del fórnix al septum lateral y, mediante ramas colaterales, sobre las neuronas piramidales de la capa CA1. Las neuronas de la capa CA1 proyectan también al fórnix y, de vuelta, sobre la corteza entorrinal, cerrándose así el circuito. Al esquema básico que se muestra en la Figura 10.14 hay que añadir las aferencias moduladoras subcorticales, procedentes del septum medial, del núcleo de la banda dia- gonal de Broca, de los núcleos del rafe, del locus caeru- leus y del núcleo fastigial del cerebelo. Se sabe además que diversas áreas de asociación sensorial secundarias pro- yectan sobre la porción ventral del lóbulo temporal, corte- za prepiriforme y porción caudoventral del lóbulo frontal. Éstas a su vez proyectan sobre la corteza entorrinal. Por tanto, el hipocampo recibe señales sensoriales de diversa índole, pero muy alejadas sinápticamente de sus fuentes primarias. Del mismo modo, por sus proyecciones eferen- tes también se encuentra muy alejado de los centros moto- res. Así que el hipocampo ocupa un lugar ideal para el análisis no contingente de la información sensoriomo- triz, puesto además en contacto con la información inter- na y subjetiva que recibe a través de sus aferencias subcorticales. Una característica de la actividad eléctrica extracelu- lar que se registra en el hipocampo es el ritmo theta (4-10 Hz), muy evidente en roedores, y que coincide con la de- sincronización de la actividad eléctrica cortical registrada mediante electrodos de superficie o electroencefalograma. Este ritmo theta aparece durante situaciones de alerta o cuando el animal anda, olfatea, explora, así como durante el sueño de tipo REM (siglas en inglés de rapid eye move- ments). La aparición del ritmo theta está relacionada con la proyección al hipocampo que procede del septum medial y del núcleo de la banda diagonal de Broca. El ritmo es coin- cidente con una baja actividad en las capas CA3 y CA1 del hipocampo. Cuando desaparece el ritmo theta se observa la aparición de ondas irregulares y de mayor frecuencia en CA3 y CA1, que se corresponden con un aumento de la actividad de las células piramidales, liberadas de la inhibi- ción causada por las aferencias subcorticales. Esta activi- dad de ondas irregulares agudas coincide con conductas consumatorias como beber, comer, despiojar, etc., estados de inmovilidad pero despierto, así como durante el sueño de ondas lentas. La estimulación eléctrica del hipocampo produce menos efectos vegetativos que la estimulación de otras estructuras límbicas. Sin embargo, si el estímulo es de alta intensidad puede producir fenómenos vegetativos, ilu- siones y alucinaciones en seres humanos, así como la inducción de actividad eléctrica de tipo epileptogénico que, característicamente, sobrepasa en varios segundos la duración del estímulo. Al parecer, el hipocampo, como la amígdala, posee numerosos receptores para una larga lista de hormonas esteroideas y de neuropéptidos que ac- túan como mensajeros químicos. De hecho, la estimula- ción del hipocampo, como la de la amígdala, aumenta o disminuye los niveles circulantes de hormonas esteroideas en función de la situación previa, algo que no ocurre por la estimulación del hipotálamo. La actividad eléctrica de las células piramidales de CA3 se incrementa en función de la novedad del estímu- lo, desactivándose con la repetición del mismo. Las célu- las piramidales de CA1 parecen activarse de forma selectiva por la localización del animal en un lugar especí- fico y conocido de su entorno espacial. La lesión quirúrgica del hipocampo en seres huma- nos produce un déficit de memoria retrógrada, es decir, de hechos acaecidos hasta 3 años antes de la lesión, así como una mayor dificultad para retener nuevos conocimientos. La falta de memoria es más evidente para algunos aspec- tos mnésicos que para otros. Por ejemplo, el déficit es mayor para la rememoración que para el reconocimiento. Además, está más ligado a los aspectos declarativos de la memoria que a los aspectos de procedimiento o de prácti- ca manual. En cualquier caso, ha sido difícil reproducir experimentalmente el mismo tipo de déficit en modelos animales. En éstos se ha observado tras la lesión selectiva 180 N E U R O F I S I O L O G Í A
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