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micas. Las lesiones en los seres humanos llevan al sujeto afectado a experimentar disgusto ante las situaciones novedosas. Otros rasgos observados son reducción de la agresividad, aumento de la euforia, aumento global de los aspectos emociona- les, a veces incoherentes o exagerados para el con- texto social en el que se presentan (p. ej., risas o llanto fuera de contexto). Circuitos del cíngulo anterior y mesiales Las lesiones en las regiones mesial y anterior del cín- gulo se asocian con alteraciones en la exploración, la moti- vación, la atención y la acción. Los pacientes presentan apatía, abulia e hipocinesia, sin que tengan una alteración del tipo de la depresión mayor. La corteza anterior del cín- gulo está involucrada en movimientos de las manos, aun- que de una manera diferente a la coordinación que tiene la corteza motora suplementaria. En la zona de la corteza, por encima de la región callosa anterior, se conecta con la corteza premotora y con la corteza prefrontal dorsolateral. Es posible que el movimiento de las manos que controla tenga que ver con el vínculo de estos movimientos y el tono del discurso o el énfasis que se hace al estar expre- sando una emoción. Esta zona de la corteza frontal está particularmente activa en situaciones de gran demanda, que requieren un control ejecutivo, la división de la atención, la resolución de conflictos, la detección de los errores, la monitorización de las respuestas y la iniciación y persistencia de determi- nadas conductas. Áreas motoras suplementarias y premotora Estas áreas claramente interactúan con el cíngulo ante- rior y con la corteza motora primaria. Ambas cortezas reci- ben conexiones del globo pálido. Las regiones premotoras, las áreas premesiales, la corteza anterior del cíngulo y la corteza motora primaria envían conexiones a las astas ante- riores de la médula espinal, con vías que tienen sinapsis glutamatérgicas. La corteza lateral premotora está particu- larmente activa durante los movimientos voluntarios. La corteza suplementaria motora genera movimientos que no se originan como consecuencia de estímulos externos, sino por motivaciones o necesidades internas del individuo. ACCIÓN Y COGNICIÓN En el proceso de aprendizaje, los estudios de diagnós- tico por imagen cerebral han podido establecer la secuen- cia de eventos. Por ejemplo, en una actividad motora nueva se activan la región premotora lateral, el cíngulo anterior, la corteza prefrontal dorso lateral y la parietal. El despliegue de atención aumenta la activación en regiones tales como el estriado y la corteza cerebelosa, mientras que la activación de la cabeza del núcleo caudado baja cuando se establece el aprendizaje. En condiciones de pre- aprendizaje, la corteza motora suplementaria está activada. En situaciones en las que la persona decide interna- mente iniciar un movimiento voluntario, que él mismo regula y que él mismo inicia, hay una activación de las siguientes regiones: la corteza prefrontal dorsolateral, el cíngulo anterior, el área motora suplementaria, la corteza parietal inferior, el putamen y el tálamo. Por el contrario, cuando el evento es externo y la per- sona responde a esto e incluso se anticipa, se observa una activación del área premotora lateral, el cíngulo anterior, la corteza inferior parietal, el cerebelo y el putamen. De for- ma particular, como ya se ha comentado, la corteza pre- motora suplementaria es la que media el inicio de movimientos autogenerados, que no se activan como resultado de eventos externos. Lenguaje y afasias El lenguaje es la capacidad de comunicarnos con sig- nos, los cuales son expresiones codificadas de parte de nuestros pensamientos. Los pensamientos no son lengua- je, son la capacidad de tener ideas nuevas e integrarlas con ideas antiguas. El pensamiento puede tener ausencia de lenguaje. Se puede tener pensamientos con imágenes, con- ceptos y proposiciones abstractas. Noam Chomsky propuso en 1959 que los niños tienen un circuito específico para aprender un lenguaje. Sin embar- go, esto no se ha corroborado, aunque lo que sí parece es que tienen una capacidad elevada para aprender cualquier lenguaje al que sean expuestos. Se ha comprobado que los niños tienen la capacidad de generar lenguajes complejos si se les suministran los rudimentos de un dialecto. Las afasias como modelos naturales para el estudio del lenguaje Al no existir un modelo animal del lenguaje, gran par- te del conocimiento inicial que se tuvo del lenguaje y las áreas corticales encargadas de él provino de las enferme- dades o lesiones en diferentes áreas del cerebro. Estos estudios indicaron que en la mayoría de los seres humanos el lenguaje proviene del hemisferio izquierdo (aproximadamente el 96 % de las personas). Las dos áreas corticales relevantes para el habla son las áreas de Broca y de Wernicke. Esto llevó a los neurólogos a de- sarrollar un modelo de lenguaje que se conoció con el nombre de Wernicke-Geschwind. Este modelo contempla los siguientes supuestos: 1) El área de Wernicke funciona como un centro de llegada de la información proveniente del lenguaje, y la región de Broca es el área efectora o motora. 2) El fascículo longitudinal anterior comunica estas dos regiones, de manera unidireccional, de tal forma que lleva información de la región de Wernicke a la de Broca. 3) Se piensa que ambas áreas interaccionan con otras multimodales. 4) Los significados no verbales se transforman en imágenes acústicas en el área de Wernicke F U N C I O N E S C O G N I T I VA S 193
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