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moco junto con las glándulas olfatorias, aíslan eléctrica- mente a las células receptoras vecinas y cooperan en la regulación de la concentración de potasio en el espacio que rodea a las neuronas sensoriales. Estas células, ade- más, tienen la propiedad de presentar despolarizaciones lentas de su membrana, de larga latencia y duración, en respuesta a la estimulación de sustancias olientes. 2. Células sensoriales receptoras. Son pequeñas neuronas bipolares que envían una dendrita hacia la superficie de la mucosa y un axón que termina en el bul- bo olfatorio. La dendrita termina, en su extremo superfi- cial, en una dilatación que se conoce como botón olfatorio o vesícula olfatoria. De cada una de las vesícu- las olfatorias se originan entre 5 y 20 cilios que se intro- ducen dentro del moco que cubre el epitelio. Estos cilios carecen de dineína (ATPasa ciliar que actúa como trans- ductor energético) y, por consiguiente, no tienen motilidad intrínseca. Las sustancias olientes, una vez que se han disuelto en el moco y difundido hacia el receptor, interac- túan con la membrana plasmática de los cilios producien- do los primeros cambios que darán lugar a la transducción quimicoeléctrica. Vistos así, los cilios, al igual que las microvellosidades intestinales, darían lugar a una extraor- dinaria amplificación de la membrana quimiorreceptora con la que interaccionarían las moléculas olientes. Los axones de las células sensoriales son amielínicos finos y cruzan, sin dar ramas, la lámina cribosa del etmoides para entrar en el bulbo olfatorio. En esta estructura, los axones forman los llamados glomérulos olfatorios (Fig. 15.6) en los cuales convergen, sobre una sola célula postsináptica del bulbo, entre 100 y 1000 fibras aferentes primarias. Bioquímica de las células sensoriales. Desde el pun- to de vista bioquímico, las células receptoras olfatorias tienen características especiales. En las células receptoras maduras se detecta la presencia de una proteína marca- dora olfatoria, de peso molecular 18.7 kD, que se expre- sa una vez que la célula ha establecido sus contactos sinápticos funcionales en el bulbo olfatorio. Su función es desconocida, pero debe ser importante dada su aparición en la célula madura y su amplia distribución filogenética. Es de destacar la presencia de adenilciclasa, relacionada con la interacción olor-receptor. La activación de la ade- nilciclasa depende de las proteínas G, de las cuales se han descrito cinco tipos en el epitelio olfatorio. Una de ellas, denominada GOLF (proteína G OLFatoria) desempeña un importante papel en los mecanismos de transducción, ya que está acoplada con el receptor. Asimismo, las células sensoriales olfatorias disponen de la enzima carnosín-sin- tetasa para la síntesis de carnosina ( -alanil-L-histidina). Este dipéptido parece modular el efecto postsináptico del glutámico, que es el neurotransmisor liberado en el bulbo olfatorio por las fibras aferentes. La L-histidina puede ser descarboxilada a histamina, la cual, a su vez, desempeña un papel importante en los procesos regenerativos que tie- nen lugar en el epitelio olfatorio después de una lesión. Finalmente, la mucosa olfatoria es especialmente rica en citocromo P-450, enzima que está relacionada con el 246 N E U R O F I S I O L O G Í A I I Cilios Moco Botón o vesícula olfatoria Dendrita Células de sostén Células de sostén Células sensoriales Células basales Capa de moco N EU RO EP IT EL IO Membrana basal Lámina propia Filetes nervio olfatorio Figura 15.3. Esquema de la estructura de la mucosa olfatoria. Para más detalles, véase el texto. En la porción aumentada, detalles de la estructura de un botón o vesícula olfatoria.
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