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FH4, que es la coenzima necesaria para la conversión de desoxiuridilato a desoxitimidilato en la síntesis de novo de ADN. BIOSÍNTESIS DE LA HEMOGLOBINA La síntesis de la hemoglobina requiere tres vías meta- bólicas correspondientes a los tres componentes estructu- rales de la hemoglobina: proteína (globina) protoporfirina y hierro. Síntesis del hem. En la síntesis del hem participan ocho pasos: 1) unión de la glicina con la succinil CoA para formar el ácido delta-aminolevulínico (ALA) con la inter- vención de la enzima ALA sintetasa; 2) unión de 2 molé- culas de ALA para formar el porfobilinógeno (PBG) por la acción de la enzima ALA deshidrasa; 3) una PBG desami- nasa cataliza la condensación de 4 moléculas de PBG para dar el uroporfirinógeno I; 4) formación de uroporfirinóge- no III por acción de una cosintetasa del uroporfirinógeno III; 5) una uroporfirinógeno descarboxilasa cataliza la des- carboxilación de 4 grupos carboxílicos para formar el coproporfirinógeno III; 6) formación del protoporfirinóge- no IX mediante la enzima mitocondrial coproporfirinógeno oxidasa; 7) el penúltimo paso es la oxidación del proto- porfirinógeno IX a protoporfirina IX, mediado por la pro- toporfirinógeno oxidasa; y 9) inserción del hierro en la protoporfirina IX para formar el hem, catalizada por la ferroquelatasa. De los ocho pasos, el primero y los tres últimos se llevan a cabo en mitocondria, los 4 pasos inter- medios se realizan en el citosol. Síntesis de la globina. La síntesis de globina, al igual que la de otras proteínas, requiere ARNm, ARNt, aminoá- cidos, enzimas y ribosomas (véase síntesis proteica). Exis- ten locus genéticos estructurales para cada una de las cadenas normales de polipéptidos de la hemoglobina. Así hay genes �, , , �, � y �. En el ser humano, el locus alfa está duplicado, por lo que hay cuatro genes � idénticos (2 pares). También se han identificado dos diferentes pares de genes . Aparentemente los genes � y se encuentran localizados en cromosomas diferentes; el � se localiza en el cromosoma 16; el gen , así como los genes , � y �, en el cromosoma 11. El hem es de particular importancia en el control de la síntesis de la globina, y ejerce su efecto en el paso de la cadena de iniciación en la traducción. En ausencia de hem se acumula un inhibidor de la síntesis de la globina. DESTRUCCIÓN DEL ERITROCITO El eritrocito maduro, al carecer de núcleo y de riboso- mas, no puede sintetizar proteínas, por lo que es una célu- la incapaz de autorrepararse. Su semivida es de 100 a 140 días, y puede acortarse cuando el medio ambiente se hace hostil o cuando existe una alteración intrínseca del eritro- cito. Se han propuesto varias hipótesis para explicar la muerte del eritrocito, que incluyen: a) cambios en las enzimas del eritrocito por edad, b) alteración en el balan- ce del calcio, c) cambios en los carbohidratos de la mem- brana y en la carga de la superficie, d) daño oxidativo y e) desarrollo de autoanticuerpos contra los antígenos de la membrana. Aproximadamente el 80 a 90% de la destrucción de los eritrocitos normales ocurre sin liberación de hemoglo- bina al plasma, es decir, por destrucción extravascular, probablemente dentro de los macrófagos del bazo y en un menor grado en el hígado y la médula ósea. El 10 a 20% de la destrucción normal ocurre de forma intravascular. Destrucción extravascular (Fig. 18.11). Se acepta que, en individuos normales, la eritrofagocitosis constitu- ye la forma primaria de destrucción extravascular de los glóbulos rojos senescentes. Esto es apoyado por dos obser- vaciones: 1) el sistema de hem oxigenasa responsable de la degradación de la hemoglobina se localiza principalmente en las células fagocíticas del bazo, el hígado y la médula ósea y 2) el hierro derivado de la degradación del hem se almacena en los macrófagos. La importancia relativa del hígado y del bazo en la destrucción de los eritrocitos está influenciada por el grado de daño de las células. Los eri- trocitos muy dañados son fagocitados por todos los órga- nos que tienen macrófagos, pero en especial por el hígado, por su gran flujo de sangre. El bazo es más sensible al daño celular; las células mínimamente dañadas son fago- citadas por los macrófagos del bazo. Deben existir señales que permitan al macrófago dis- tinguir entre un eritrocito joven y uno dañado y viejo. Estas señales consisten en una disminución de la deformabilidad o en una alteración de las propiedades de superficie del eritrocito. Disminución de la deformabilidad. En esta situa- ción los eritrocitos no circulan en forma de discos bicón- cavos, sino en forma muy distorsionada, por el esfuerzo constante que representa la circulación. Tal distorsión es necesaria para que el eritrocito pueda atravesar los capila- res muy estrechos. La deformabilidad es una función del exceso de membrana intrínseco a la forma de disco bicón- cavo. A medida que el eritrocito va perdiendo membrana adopta una forma esférica y pierde su capacidad para deformarse. Alteración de las propiedades de superficie. La superficie de la membrana del eritrocito se puede alterar por unión de anticuerpos a los antígenos de superficie, por unión de componentes del complemento y por alteraciones químicas, particularmente por oxidación de los compo- nentes de la membrana. Destrucción intravascular (Fig. 18.12). Cuando los eritrocitos se destruyen en el compartimiento vascular, la hemoglobina es liberada directamente en la circulación, de la cual es eliminada mediante diferentes mecanismos. Cuando la cantidad de hemoglobina liberada es baja, se une en su totalidad a las haptoglobinas, familia de las �2- glucoproteína. La molécula tetramérica se asemeja a la de las inmunoglobulinas con dos cadenas ligeras y dos cade- nas pesadas. La haptoglobina une dímeros alfa-beta de la hemoglobina, por lo que es necesaria la disociación de la hemoglobina tetramérica. El complejo hemoglobina- 292 F I S I O L O G Í A D E L A S A N G R E
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