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cen, se activan y proliferan, transformándose en células efectoras y en células de memoria. Más tarde (dos a tres días), estos linfocitos activados y/o sus productos abando- nan los ganglios por los linfáticos eferentes. En el caso de los antígenos que penetran directamente a la circulación sanguínea, éstos son atrapados por células del sistema fagocítico mononuclear tanto en el hígado como en el bazo. En este último interaccionan con los linfocitos que penetran y salen por la circulación sanguínea, ya que en el bazo la circulación linfática es poco importante. Órganos linfoides primarios Timo En los mamíferos, el timo es un órgano bilobulado, localizado en la parte superior del mediastino anterior, que descansa sobre el pericardio a nivel del nacimiento de los grandes vasos. Se compone de dos lóbulos provenientes de dos esbozos laterales que migran a cada lado del cuello y que permanecen unidos entre sí por tejido conectivo sobre la línea media. Cada lóbulo está organizado a su vez en lobulillos, los cuales están separados por trabéculas de tejido conectivo. Dentro de cada lóbulo se encuentran zonas especializadas, llamadas corteza externa y médula interna. En la corteza se localizan la mayoría de los linfocitos inmaduros que están proliferando (timocitos), y en la médula se localizan célu- las maduras. Existe también en este órgano una red de células epiteliales, que desempeñan un papel importante en el proceso de diferenciación de las células troncales de la médula ósea hasta las células T maduras. Se distinguen tres tipos de células epiteliales, dependiendo de su estruc- tura, su función y su fenotipo: células epiteliales “nodriza” de la corteza externa, células epiteliales corticales que forman una red y las células epiteliales medulares, la mayoría organizadas en cúmulos. Además, se encuentran las células interdigitantes y los macrófagos, ambos tipos derivados de la médula ósea, que se localizan en los lóbu- los tímicos, particularmente en las uniones corticomedula- res. Tanto las células epiteliales como las interdigitantes y los macrófagos expresan moléculas del CPH, las cuales son vitales para el desarrollo de los linfocitos T. El tráfico de las células hacia dentro y fuera del timo se realiza a tra- vés de vénulas de endotelio alto. En la parte medular, las células epiteliales se agrupan para constituir estructuras redondas llamadas corpúsculos de Hassal. Éstos se componen de células apiladas y enro- lladas unas con otras, y su tamaño es variable. Su función no se conoce, aunque parecen contener células epiteliales en proceso de degeneración ricas en citoqueratinas de alto peso molecular. A diferencia de los órganos linfoides periféricos, en condiciones normales el timo no contiene folículos linfoides ni centros germinativos (véase más adelante), los cuales sólo aparecen en procesos patológi- cos, como el lupus eritematoso y la miastenia grave; en estos casos, se les encuentra exclusivamente en la médu- la, donde puede llevarse a cabo la presentación de auto- antígenos. En el ser humano, el esbozo del timo y el de las glán- dulas paratiroides son comunes, lo que explica la sintoma- tología del síndrome de Di George, en el que la ausencia de timo (con deficiencia completa de inmunidad celular) se asocia con ausencia de paratiroides. El timo termina su organogénesis en el curso de la vida fetal, y hacia la sema- na veinte de la gestación su aspecto es el de un timo madu- ro y ocupa una extensa zona del tórax del recién nacido. Con la edad este órgano involuciona y en el ser humano la atrofia comienza en la pubertad y continúa a lo largo de la vida, proceso provocado por las hormonas esteroides sexuales. La involución tímica comienza en la corteza, que puede llegar a desaparecer completamente, permanecien- do remanentes medulares. Sin embargo, se cree que la generación de linfocitos T dentro del timo continúa en la edad adulta, aunque en niveles muy bajos. Bolsa de Fabricio y su equivalente en mamíferos En las aves, las células B se diferencian en la bolsa de Fabricio, de donde reciben su nombre. Este órgano es una sección modificada de la pared dorsal de la cloaca, la sali- da común de los tractos gastrointestinal y genitourinario en las aves. Está compuesta de pliegues similares a las vellosidades en el intestino, dirigidos hacia el lumen. Los folículos de la bolsa están organizados en corteza y médula y se encuentran a lo largo de los márgenes de los pliegues en la superficie que está en contacto con el epitelio. Duran- te mucho tiempo se buscó en los mamíferos un equivalente de la bolsa de Fabricio, hasta que se comprobó que las pre- cursoras de los linfocitos B se encuentran en el hígado fetal y en la médula ósea del adulto. Como en el caso del timo, los esteroides sexuales son responsables de su invo- lución. Aunque la médula ósea no es un órgano linfoide como tal, su importancia es muy grande, ya que se encarga de la producción de células precursoras de las distintas pobla- ciones de linfocitos y macrófagos en el adulto. Una inyec- ción de médula ósea permite restaurar por completo el sistema linfoide en ratones o ratas irradiadas no timecto- mizadas. La distribución de la médula ósea es ubicua, ya que ocupa los espacios libres en el interior de los huesos, motivo por el cual también se le considera un órgano lin- foide secundario. Órganos y tejidos linfoides secundarios La generación de linfocitos en los órganos linfoides primarios (linfopoyesis) va seguida de su migración hacia los tejidos secundarios periféricos. Éstos comprenden órganos encapsulados bien organizados como el bazo y los ganglios linfáticos, así como acumulaciones no encapsula- das que se distribuyen por todo el organismo. La masa de tejido linfoide no organizado o no encapsulado se encuen- tra asociado principalmente a superficies mucosas, por lo B A S E S C E L U L A R E S Y M O L E C U L A R E S D E L S I S T E M A I N M U N I TA R I O 311
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