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ción variable. Este proceso de recombinación al azar de los elementos V, J y D, durante el cual ocurren fenómenos de imprecisión en los puntos de unión y con posibles muta- ciones puntuales posteriores en las secuencias recombi- nantes correspondientes a las porciones variables, genera millones de secuencias primarias diferentes en las inmu- noglobulinas, al igual que ocurre en el receptor para el lin- focito T. Esta enorme diversidad estructural constituye el repertorio de especificidades del sistema inmunitario de un individuo, con mayor o menor afinidad, de todos los epi- topos de la naturaleza, existentes o no en la actualidad. Células citolíticas naturales o asesinas Las células citolíticas naturales (NK, natural killer) son células de la inmunidad natural que controlan ciertas infecciones microbianas y tumores. Comprenden hasta el 15% de los linfocitos de sangre periférica y se localizan también en tejidos periféricos tales como el hígado, la cavi- dad peritoneal y la placenta. Se trata de una población hete- rogénea, constituida mayoritariamente por los llamados linfocitos granulares grandes (LGL, large granular lymphocytes). Inicialmente se identificaron como células nulas por carecer de marcadores que permitieran ubicarlas como T o B, a pesar de su morfología linfoide. Entre las características fenotípicas de las células NK se encuentra el receptor para la fracción cristalizable (Fc) de la IgG (CD16); algunas de ellas son CD8+ débiles y CD2+. La mayoría expresan CD16 y CD56 y son negativas para CD3 y para el TCR. Como resultado de su activación por gran- des cantidades de interleuquina 2 (IL-2), las células NK se convierten en células LAK (lymphokine activated killer cells, células citolíticas activadas por linfoquinas). También responden a IFN- y a IL-12. Las células NK también pue- den liberar citoquinas, incluidos interferón- (IFN- ), fac- tor de necrosis tumoral (TNF, tumor necrosis factor) y factor estimulador de colonias de granulocitos y macrófa- gos (GM-CSF, granulocyte-macrophage colony stimula- ting factor), así como las quimioquinas CCL4, CCL5 y CCL22. Además, los receptores de quimioquinas presentes en las células NK participan en el reclutamiento de estas células efectoras al sitio de la reacción inmunitaria. La activación de las células NK resulta probablemente de la acción concertada de receptores para las citoquinas, las moléculas de adhesión y los receptores activadores, los cuales reconocen ligandos en las células de tumores o en las células infectadas por virus, y receptores inhibidores específicos para moléculas de clase I del CPH. Células accesorias Derivan de la médula ósea y comprenden una pobla- ción morfológicamente heterogénea de células constituida por monocitos/macrófagos, células dendríticas, células de Langerhans, células de Kupffer, etc. Se les ha dado el nombre genérico de células presentadoras de antígeno (CPA), y comparten varias características. Entre ellas, expresan moléculas de clase I y II del CPH en su superfi- cie, así como receptores para la Fc de las IgG y receptores para componentes del complemento. Todas estas células pueden captar al antígeno, procesarlo en su interior y expresar en la superficie los determinantes antigénicos en asociación con las moléculas de clase I o de clase II; dichos determinantes antigénicos son entonces reconoci- dos por los diferentes clones de linfocitos T. Se sabe tam- bién que estas células pueden modular la respuesta inmunitaria a través de la activación de los linfocitos T y B, tanto por contacto físico directo como por la secreción de citoquinas. Células dendríticas Las células dendríticas (CD) y las células de Lan- gerhans (CL) son células altamente móviles que funcionan en la interfase entre la inmunidad natural y la inmunidad adquirida. Las CD y sus precursores se consideran centi- nelas del sistema inmunitario; pueden circular a través de la sangre y los tejidos periféricos no linfoides, donde en algunas ocasiones se convierten en residentes. Después de la invasión por un patógeno, los precursores de las CD se acumulan rápidamente en los tejidos inflamados como resultado de su reclutamiento de la sangre en respuesta a la producción de quimioquinas en el sitio de inflamación. Estos precursores se transforman en células dendríticas inmaduras (iCD), las cuales son particularmente eficien- tes en la captura de los antígenos, gracias a su capacidad para censar el micromedioambiente mediante macropino- citosis, y por la expresión de receptores promiscuos en la superficie celular, incluidos miembros de la familia de los receptores tipo Toll, y de los receptores tipo lectina (unen carbohidratos a través de dominios de reconocimiento de carbohidratos [CRD] altamente conservados) que permi- ten a las CD reconocer un amplio rango de patógenos. Estas células poseen una maquinaria de captura y procesa- miento del antígeno muy eficiente y que depende de sus compartimientos endocítico y lisosomal, que se evidencia por la presencia en las células de Langerhans de organelos citoplásmicos pentalamelares llamados gránulos de Bir- beck. Una vez que han encontrado a los patógenos o sus productos, las iCD se activan y maduran para convertirse en CPA que pueden participar en la activación de las célu- las T, y probablemente de células B y células NK. El pro- ceso de maduración de las CD (que puede ser inducido o amplificado por citoquinas proinflamatorias) se caracteri- za por cambios profundos en el fenotipo de superficie y en el comportamiento funcional de las CD. En la actualidad se reconoce que además de las CD mieloides y de las CL, en la sangre existe otra subpoblación de CD llamadas célu- las dendríticas plasmacitoides, las cuales secretan grandes cantidades de interferón tipo I. Lo anterior permite supo- ner que las distintas subpoblaciones de CD puedan seguir patrones de migración diferentes y realizar funciones úni- cas, modulando así el tipo de respuesta inmunitaria. 318 F I S I O L O G Í A D E L A S A N G R E
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