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INTRODUCCIÓN Los riñones son un órgano par de color pardo rojizo que se hallan en la parte posterior del peritoneo, a ambos lados de la columna vertebral. Tienen forma de alubia, con una superficie lisa que presenta una profunda depresión en su borde interno denominada hilio renal. El tamaño medio de un riñón adulto es de 10-12 cm de longitud, 5-7 cm de ancho y 3 cm de espesor, y su peso aproximado es de 115- 155 g en las mujeres y de 125-170 g en los hombres. El extremo renal superior se encuentra a nivel de la última vértebra dorsal, y el inferior se extiende hasta la terce- ra vértebra lumbar (L3). El riñón derecho se encuentra ligeramente más bajo que el izquierdo, ya que el hígado ocupa un gran espacio en el lado derecho. Los riñones están rodeados por un abundante tejido fibroadiposo. LAS FUNCIONES DE LOS RIÑONES El riñón posee una estructura extremadamente com- pleja y característica, que le permite realizar numerosas funciones. Estas funciones son: 1. Regulación del volumen y la osmolaridad de los líquidos corporales mediante el control del equili- brio electrolítico e hídrico. 2. Excreción de los productos de desecho producidos por el metabolismo celular y de las sustancias quí- micas extrañas al organismo. 3. Regulación de la presión arterial, entre otros meca- nismos mediante la secreción de factores vasoacti- vos como la renina, que está implicada en la formación de la angiotensina II. 4. Regulación del equilibrio ácido-base, principal- mente mediante la excreción de ácidos. Esta acción es importante, ya que muchas de las funciones metabólicas del organismo son sensibles al pH. 5. Regulación de la eritropoyesis, al secretar eritropo- yetina. 6. Regulación de la vitamina D3, ya que producen su forma más activa, la 1,25-dihidroxivitamina D3, que participa en el metabolismo del calcio y el fós- foro. 7. Gluconeogénesis, al sintetizar glucosa a partir de aminoácidos y otros precursores en situaciones de ayuno prolongado, por lo que contribuye de manera importante al mantenimiento de la glucemia.. Una de las principales funciones que ejerce el riñón es la regulación del volumen y la osmolaridad del líquido extracelular y, por tanto, la regulación del intercambio entre el medio interno y el medio externo, ya que el riñón es el órgano primario responsable del control del equili- brio hidroelectrolítico. Gracias a esta función homeostáti- ca, los riñones proporcionan un medio relativamente constante para que los tejidos y las células puedan llevar a cabo sus funciones normales. En condiciones normales, el riñón regula el equilibrio hidroelectrolítico controlando la cantidad de iones y agua que se excretan, para así equipararlas a la cantidad de agua y electrólitos ingerida, que en términos generales está deter- minada por los hábitos de comer y beber de cada indivi- duo. A diferencia de los iones, en los que el equilibrio depende sólo de su ingesta y de su excreción, el equili- brio del agua dependerá también de mecanismos adicio- nales de ganancia y de pérdida de agua mediante el catabolismo celular y la evaporación cutánea o pulmonar, así como de las pérdidas por las heces. Por tanto, el riñón se adapta a cambios bruscos (incrementos o reducciones) en la ingesta de iones y agua modificando su excreción, aunque necesita un período de adaptación para igualar la ingesta a la excreción (como se verá en el Capítulo 28). La eliminación de los productos de desecho del meta- bolismo es necesaria para mantener un funcionamiento normal del organismo, y el riñón es el principal medio de que dispone el organismo para eliminarlos. Entre estos pro- ductos se encuentran: la urea, formada a partir del metabo- lismo de proteínas, el ácido úrico, derivado de los ácidos nucleicos, la bilirrubina, procedente de la degradación de la hemoglobina, la creatinina, formada en el metabolismo muscular y los metabolitos de algunas hormonas. Los riño- nes eliminan estas sustancias a la misma velocidad que se producen. Asimismo, los riñones eliminan sustancias quí- micas extrañas que son ingeridas habitualmente, como son los fármacos, los pesticidas y los aditivos de los alimentos. ANATOMÍA FUNCIONAL DEL RIÑÓN Estructura general del riñón En una sección sagital de un riñón se distinguen dos regiones: la más externa o corteza, de color rojo pardusco y de aspecto granuloso, y la más interna o médula de color más pálido y de aspecto estriado. La médula, a su vez, se divide en médula externa, la más próxima a la corteza, y médula interna, la más alejada de la corteza. La corteza renal se sitúa inmediatamente debajo de la cápsula y no forma una capa longitudinalmente separada de la médula, sino que surgen proyecciones hacia la médu- la que se denominan columnas renales o de Bertín (Fig. 25.1). La médula renal está formada por unidades de aspecto cónico, con la base dirigida hacia la corteza y el vértice dirigido hacia el hilio, que son las pirámides rena- les; están separadas por las columnas renales y su número varía entre 12 y 18. Cada pirámide medular junto con la corteza renal asociada forma un lóbulo renal; por lo tanto, el riñón humano es multilobulado. El vértice de cada pirá- mide forma una papila renal, que se sitúa dentro de un cáliz menor. La unión de varios cálices menores forma un cáliz mayor, y los cálices mayores se reúnen para for- mar una estructura con forma de embudo, la pelvis renal, en donde se recoge la orina. La pelvis renal constituye la región superior del uréter que transporta la orina hasta la vejiga urinaria, donde se acumula hasta su vaciamiento. A S P E C T O S A N AT O M O F U N C I O N A L E S D E L R I Ñ Ó N 375
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