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355© Ed ito ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 33 Síndrome metabólico Jazmín Chiu Ugalde, Juan Carlos López Alvarenga El síndrome metabólico (SM) es una entidad clínica formada por grupos de síntomas y signos en cuya base fisiopatológica radican la obesidad central y la resisten- cia a la insulina. La obesidad es la enfermedad con más frecuencia asociada al SM. Esta observación la realizó en 1947 Vague, quien estaba interesado en la distribución corporal de grasa de acuerdo al sexo. La correlación entre obesidad e hipertrigliceridemia y posteriormente, entre obesidad e hiperinsulinemia, hipertrigliceridemia e hi- pertensión arterial se describió en el decenio de 1970-79. Per Björntörp fue el primero en describir la asociación del cociente (CC, circunferencia de cintura/circunferen- cia de cadera) y la enfermedad cardiovascular. La resis- tencia a la insulina (RI) se identificó como el elemento común entre obesidad, diabetes mellitus tipo 2 (DMT2) e hipertensión arterial (HTA). Gerald Reaven (1988) re- unió conceptualmente estas anormalidades y sugirió que la RI era un componente clave para explicar la enferme- dad cardiovascular (ECV) independiente a concentracio- nes elevadas de colesterol LDL. Parte de la fisiopatolo- gía del SM la explicó DeFronzo (1988), quien vertió el concepto “tejidos responsables de la RI”, a aquellos que llamó el triumvirato: músculo, tejido adiposo y páncreas. Las alteraciones fisiopatológicas en estos tejidos son las que mejor explican el desarrollo de la RI; sin embargo, se ha demostrado que para desarrollar DMT2, no es su- ficiente cursar con RI, lo que sugiere una mayor comple- jidad etiológica. Tanto la susceptibilidad genética como los factores ambientales juegan un papel importante en la predisposición para desarrollar cada componente del síndrome metabólico. BASES PARA UNA DEFINICIÓN DEL SÍNDROME METABÓLICO Debido a su heterogeneidad fenotípica ha sido difícil lle- gar a un acuerdo universal para el diagnóstico del SM. Varios grupos de expertos han desarrollado criterios de identificación del síndrome, basándose en la experiencia clínica y en la revisión profunda de la literatura cien- tífica (Third Report of the National Cholesterol Educa- tion Program, 2002; World Health Organization, 1999; Balkau y Charles, 1999). Las guías difieren en los crite- rios y están influidas por la visión particular del grupo de expertos que las elabora, pero su objetivo final es el mismo: la identificación temprana de personas en riesgo de desarrollar DMT2, ECV y esteatohepatitis no alco- hólica (NASH, del inglés, Non-Alcoholic Steatohepatitis) Los diferentes grupos concuerdan en los componentes principales del SM: obesidad central, glucemia elevada, dislipidemia e hipertensión arterial. Las diferencias con- sisten en la combinación de indicadores asociados a es- tos componentes (p. ej., IMC o CC como indicador de obesidad; glucemia plasmática en ayuno o posprandial como indicador de intolerancia a la glucosa o DMT2) y en los puntos de corte que determinan riesgo para cada indicador. Por lo tanto, la prevalencia del SM en una po- blación determinada variará en función de la clasifica- ción utilizada para el diagnóstico y de los puntos de corte considerados. Cuando los puntos de corte se acercan a la normalidad, se hacen más sensibles y poco específicos, y la prevalencia aumenta; por el contrario, si los pun- tos de corte se alejan de la normalidad, el diagnóstico se hace menos sensible y más específico y la prevalencia disminuye. La Sociedad Mexicana de Endocrinología y Nutri- ción acepta, por lo general, los criterios del Panel de Expertos en Colesterol (2002); sin embargo, existen otros grupos que han descrito criterios para el SM (cua- dro 33-1). Ante la pregunta de cuál es el mejor criterio, la respuesta es que no existen aún estudios prospectivos que ayuden a definir esto para la población mexicana. De manera general, los criterios de la Federación Internacio- nal de Diabetes (IDF, del inglés, International Diabetes Federation) y el Programa Nacional de Educación en Co- lesterol (NCEP, del inglés, National Cholesterol Education Program) son los más sensibles, mientras que los de la OMS son los más específicos. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 356 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 33) En el año 2005, la IDF en conjunto con participantes de la OMS, la NCEP y expertos de los cinco continentes, elaboró una herramienta de diagnóstico para SM, con la intención de generar un criterio universal que permitiera comparar prevalencias entre diferentes poblaciones. Los criterios establecidos (cuadro 33-2) se basaron princi- palmente en la clasificación de la NCEP, pero se sugirió utilizar puntos de corte raza-específicos para la CC, para el índice de masa corporal (IMC) de 25 a 30. La sugeren- cia para poblaciones centro y sudamericanas fue utilizar puntos de corte de CC determinados para asiáticos por la OMS, hasta contar con datos más confiables: 90 cm para hombres y 80 cm para mujeres (WHO, 1999). Esta recomendación puede parecer igual de arbitraria que las preexistentes, pero al menos reconoce la necesidad de ajustar ciertos criterios de acuerdo a la población de in- terés. No obstante, esta clasificación no ha sido adoptada del todo en estudios clínicos posteriores y siguen exis- tiendo divergencias y críticas a la definición operacional del SM. Es importante recordar que el concepto de SM es imperfecto y que debe considerarse más un paradigma para guiar temas de investigación que como una entidad clínica definida e incuestionable. Cuadro 33-1. Criterios diagnósticos de síndrome metabólico de acuerdo con la OMS, NCEP e IDF* La OMS incluye tasa de excreción de albúmina urinaria > 20 μg/min o relación alb:cr > 30mg/mL. C-HDL: colesterol de lipoproteínas de alta densidad Componente OMS (resistencia a la insulina y 2 de los siguientes) Obesidad abdomi- nal/central Relación cintura/ca- dera > 0.90 Hombres > 0.85 mu- jeres NCEP (al menos 3 de los siguientes) Circunferencia de cintura > 102 cm hombres, > 88 cm mujeres IDF (obesidad cen- tral más 3 de los si- guientes) Circunferencia de cintura > 94 cm hombres, > 80 cm mujeres Hipertrigliceridemia > 150 mg/dL > 150 mg/dL > 150 mg/dL C-HDL bajo < 35 mg/dL hom- bres < 40 mg/dL hombres < 40 mg/dL hombres < 39 mg/dL mujeres < 50 mg/dL mujeres < 50 mg/dL mujeres Hipertensión arterial > 140/90 mm Hg o tratamiento antihi- pertensivo > 130/85 mm Hg o tratamiento antihi- pertensivo > 130/85 mm Hg o tratamiento antihi- pertensivo Glucosa de ayuno Intolerancia a la glu- cosa (por curva de tolerancia a la glu- cosa), alteración de la glucosa de ayuno, resistencia a la insulina o DM2 > 100 mg/dL > 100 mg/dL o DM2 * OMS = Organización Mundial de la Salud; NCEP = National Cholesterol Education Program; IDF = International Diabetes Federation. Cuadro 33-2. Definición mundial de SM de acuerdo a la IDF. Se diagnostica SM cuando obesidad central, más dos de los otros factores están presente Componente Indicador Obesidad central Circunferencia de cintura (puntos de corte raza-específicos)* Triglicéridos > 150 mg/dL o tratamiento farmacológico para hipertrigliceridemia HDL < 40 hombres < 50 mujeres Presión arterial Sistólica > 130 mm Hg o diastólica > 85 mm Hg o tratamiento antihipertensivo o diagnóstico previo de HTA Glucosa en ayuno‡ > 100 mg/dL o diagnóstico previo de DM o si la glucosa en ayuno es > 100 mg/dL, la CTGO es altamente recomendada, pero no necesaria para establecer la presencia de SM * Si el IMC es > 30, entonces se asume obesidad central y la circunferencia de cintura no se tiene que medir. ‡ En la práctica clínica, la intolerancia a la glucosa oral tambiénes acepta- ble, pero todos los reportes de prevalencia de SM, deberán usar sólo la glucosa en ayuno y la presencia de DM previamente diagnosticada para evaluar este criterio. Estudios que también incorporen el resultado de glu- cosa a las 2 h pueden agregarse como resultados complementarios. COMPONENTES DEL SÍNDROME METABÓLICO COMO AGENTES CAUSALES DE ENFERMEDAD CARDIOVASCULAR El síndrome metabólico ha recibido diferentes nombres, algunos un poco teatrales como el de cuarteto mortal o síndrome X. También se le conoce como síndrome car- diometabólico debido a que predispone a ECV. La figura 33-1 muestra una guía simplificada de cómo el SM se relaciona con el desarrollo de ECV. Además de la ECV y la diabetes mellitus, el SM también se ha asociado al desarrollo de otros desórde- nes degenerativos, como NASH o incluso, ciertos tipos de cáncer. Obesidad central La obesidad es el componente más común del SM. De manera más específica, la acumulación central de tejido adiposo se correlaciona de manera importante con mayor riesgo de alteraciones cardiovasculares y es un factor pre- dictivo para diferentes componentes del SM. Diversos estudios poblacionales han demostrado de manera con- sistente que existe un riesgo incrementado de enferme- dades crónicas de acuerdo al aumento progresivo IMC. El IMC es un indicador muy utilizado a nivel mun- dial para determinar el grado de obesidad, y se calcula utilizando el peso y la estatura (o talla) del individuo. Sin embargo, dado que existe una amplia heterogeneidad en http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Síndrome metabólico 357 la composición corporal entre individuos con el mismo IMC, algunas clasificaciones recomiendan utilizar la CC como indicador más preciso de obesidad central. La CC y el IMC tienen una alta correlación (r = 0.90). Esto signi- fica que se pueden utilizar en forma casi intercambiable, sobre todo en pacientes con IMC > 30, ya que 95% de ellos presentará un CC mayor al considerado de riesgo. Resistencia a la insulina A pesar de que la RI se considera con frecuencia un com- ponente clave del SM, sólo 78% de personas con el sín- drome presentan RI y 48% de los resistentes tiene SM. El concepto de RI implica una falla o disminución en la capacidad de la insulina para estimular la captación de glucosa en los órganos periféricos. La insulina es una hormona pleiotrópica que además de estimular el trans- porte de glucosa, también regula otras funciones celula- res fundamentales, como el crecimiento celular, el equi- librio de energía y la regulación de la expresión génica. Al inicio, los individuos con RI mantienen la homeostasis de glucosa a través de hiperinsulinemia compensatoria, pero la constante hiperproducción de insulina induce insuficiencia en las células β del páncreas y predispone a intolerancia a la glucosa y DMT2. Esto explica en par- te la glucemia elevada en algunos de los pacientes con SM, aunque la predisposición genética también juega un papel importante. Varios estudios longitudinales han demostrado que la RI, determinada por pinza hiperin- sulinémica-euglucémica o por curva de tolerancia oral a la glucosa (CTOG), está presente muchos años antes de que la DMT2 se manifieste con todos sus síntomas. Diversos mecanismos se han propuesto para expli- car el desarrollo de la RI, entre los más importantes se encuentran una deficiente señalización de la cascada de insulina causada por mutaciones o modificaciones pos- traduccionales de su receptor celular o bien de moléculas efectoras río abajo, la predisposición genética, una fun- ción mitocondrial disminuida y el estrés oxidativo. Buena parte de la evidencia sugiere que la RI es se- cundaria a la acumulación excesiva de tejido adiposo vis- ceral. Los ácidos grasos libres y sus metabolitos, así como el factor de necrosis tumoral a (TNFa) y otras citocinas secretadas en exceso por el tejido adiposo son los prin- cipales candidatos que podrían inducir una señaliza- ción deficiente de la insulina. Estudios a nivel molecular muestran que el incremento de ácidos grasos libres pue- de alterar la expresión del receptor de insulina, su unión a la hormona o bien su estado de fosforilación. La RI guarda relación con otros dos aspectos con fre- cuencia asociados a SM: inflamación crónica y aterogé- nesis. El estado proinflamatorio crónico en pacientes con SM se ha asociado con RI en diversos modelos animales. Este proceso también se relaciona con la sobreexpresión de TNFa y proteínas proinflamatorias producidas por el tejido adiposo que actúan como reactantes de fase agu- da. La proteína C reactiva, el fibrinógeno y la cuenta de células blancas se relacionan con resistencia a la insulina y son buenos marcadores de enfermedad cardiovascular (independientes de la RI). Hipertensión arterial La hipertensión arterial es otro de los componentes del síndrome metabólico que también tiene bases genéticas. Varios mecanismos independientes podrían explicar su manifestación en sujetos con SM. El primero y más evi- dente es la obesidad. Desde el decenio de 1970-79, se ha documentado que los sujetos obesos presentan HTA con más frecuencia que individuos con peso normal. Tam- bién se ha demostrado que incrementos ponderales de peso se asocian a aumento en la presión arterial diastólica y sistólica, y esas elevaciones son mayores cuando la obe- sidad es de tipo central. La obesidad promueve la activa- ción del sistema renina-angiotensina-aldosterona, con lo que aumenta la actividad del sistema simpático. Tanto en modelos animales de estudio para obesidad como en las personas con obesidad se ha observado un aumento del tamaño de los riñones, lo que se debe a proliferación endotelial y a depósitos intrarrenales de lípidos y hialuro- nato. El estudio MONICA mostró que los pacientes con obesidad abdominal tienen riesgo de microalbuminuria parecido al de los enfermos con hipertensión arterial. La obesidad persistente produce alteraciones renales que provocan pérdida de nefronas funcionales. La hiperinsulinemia secundaria a RI es otro de los mecanismos propuestos para explicar HTA en indivi- duos con SM. Pero la relación entre hiperinsulinemia e HTA no es obvia y existen datos contradictorios. La Resistencia a la insulina hiperinsulina Factores genéticos Obesidad visceral Factores ambientales Disfunción endotelial Homocisteína Microalbuminuria Hipertensión arterial Hemostasia anormal Intolerancia a la glucosaDislipidemia Enfermedad cardiovascular Inflamación Figura 33-1. Teoría de cómo la grasa visceral produce resistencia a la insulina y los mecanismos de producción de enfermedad cardio- vascular. Hay que resaltar que los factores genéticos y ambientales influyen no sólo en la grasa visceral sino en la respuesta y metabolis- mo de prácticamente todos los cuadros de la figura. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 358 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 33) hiperinsulinemia aguda provoca reabsorción de sodio y retención de líquidos por estimulación de la Na-K- ATPasa y por incremento de la actividad simpática au- mentada, lo que podría derivar en HTA. Sin embargo, en estados crónicos de hiperinsulinemia, por ejemplo, en casos de insulinoma o cuando se realiza infusión crónica de insulina en modelos animales no se ha observado un incremento significativo de la presión arterial. Esto su- giere que la relación insulina-presión arterial se modifi- ca con RI. Se ha demostrado, por ejemplo, que el efecto vasodilatador inducido por insulina está impedido en RI por defectos de señalización intracelular. Otros datos su- gieren que la reabsorción renal inducida por insulina está incrementada en la RI. Dislipidemia y factores de riesgocardiovascular Los factores lipídicos asociados a enfermedad cardio- vascular se han descrito en el reporte final del Panel de Expertos en Colesterol. El más conocido es la concentra- ción en suero de colesterol LDL (C-LDL), ya que está directamente asociada a mayor riesgo de ECV. Por eso, la reducción de esa concentración suele ser el objetivo primario de diversas estrategias de tratamiento dirigidas a reducir el riesgo de ECV. Sin embargo, es importante aclarar que la concentración sérica del C-LDL tiene una alta carga genética. Es un genotipo con alta penetran- cia, por lo tanto, las hiperlipidemias primarias (LDL > 200 mg/dL) suelen ser generalmente independientes del peso del sujeto. El C-LDL tiene un comportamiento en forma de U invertida con respecto al IMC, es decir, la concentración de colesterol LDL aumenta a medida que el IMC incrementa, pero disminuye cuando el IMC está por arriba de 35. Los triglicéridos pueden elevarse con obesidad, inac- tividad física, ingestión de alcohol, consumo de cigarro o dietas altas en hidratos de carbono. La hipertriglice- ridemia también puede acompañar otras enfermedades como DMT2, insuficiencia renal o síndrome nefrótico. Además algunos medicamentos, como corticosteroides, inhibidores de proteasas, bloqueadores adrenérgicos o estrógenos pueden incrementar la concentración sérica de triglicéridos. Los valores aceptables de triglicéridos deben ser menores de 150 mg/dL. Los mismos factores que suelen incrementar los tri- glicéridos séricos inducen la disminución del colesterol HDL. El colesterol HDL se considera disminuido cuan- do es menor de 40 mg/dL para ambos sexos. Sin embar- go, cuando las mujeres tienen este tipo de colesterol por debajo de 50 mg/dL se les considera de alto riesgo. Cuan- do el colesterol HDL es mayor de 90 mg/dL se considera un factor protector. Otros factores de riesgo cardiovascular son tener más de 45 años en hombres o más de 55 años de edad en mujeres, historia familiar de infarto prematuro (antes de los 55 años en el padre o en otro familiar de primer grado de sexo masculino o antes de 65 años de edad en la madre o un familiar de primer grado de sexo femenino). Fumar sigue siendo un factor de riesgo muy importante que tiene fuerte asociación con enfermedad coronaria. SÍNDROME METABÓLICO EN MÉXICO El SM tiene alta frecuencia en México, la figura 33-2 compara la prevalencia de la Ciudad de México con res- pecto a otros grupos estudiados. Se observa que la preva- lencia en México es una de las más importantes cuando se emplean los criterios de la NCEP y la IDF, que son los más sensibles. El concepto de heredabilidad (h2) se refiere a la pro- porción de la varianza de un fenotipo que se explica por los genes. Valores de h2 cercanos a cero sugieren que la mayor parte de la variación fenotípica está explicada por factores ambientales, mientras que aquellos más cercanos a uno tienen una mayor influencia genética. En este ca- pítulo se expone el primer reporte de heredabilidad (h2) realizado en México. Los datos se obtuvieron del estudio GEMM. El cuadro 33-3 muestra que la heredabilidad de los componentes del SM es entre 23% para los triglicéri- dos y 68% para la glucemia en la población estudiada. Es necesario realizar un escaneo genómico para determinar las regiones cromosómicas asociadas a estos fenotipos en México. El Estudio de Diabetes de la Ciudad de México en- contró que 16% de mujeres y 14.2% de hombres desa- rrollaron SM en seis años de seguimiento, y que de estos, 46% de las mujeres y 44% de los hombres manifestaron diabetes. En este análisis, la elevación de proteína C reac- tiva predijo el desarrollo del síndrome en mujeres, pero no en hombres. Estos y otros estudios sirven para ejemplificar la di- versidad de fenotipos entre los sujetos con SM. Por ejem- plo, la prevalencia de SM en mujeres árabes provenientes de cinco diferentes pedigríes omaneses y es mayor a la de los hombres de la misma población. Además, al evaluar por separado cada componente del síndrome, las preva- lencias son diferentes entre sexos. Los hombres se carac- terizan por mayor presión arterial sistólica y HDL bajo, mientras que en las mujeres las CC son mucho mayores, correlacionando positivamente con el número de emba- razos. Las diferencias fenotípicas no sólo se explican por sexo, sino por diferencias raciales y étnicas. Estos datos corroboran que es necesario disgregar los componentes del SM en subgrupos para asignarles valores predictivos de riesgo cardiovascular, de manera población-específica. ASPECTOS PRÁCTICOS DEL DIAGNÓSTICO Historia clínica Cuando un paciente con sospecha de SM visita al mé- dico por primera vez, deberá investigarse la magnitud del riesgo cardiovascular que tiene. En el cuadro 33-4 se presenta una lista de factores de riesgo que se puede utilizar para evaluar a los enfermos. En la historia clínica http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Síndrome metabólico 359 hay que obtener información sobre los antecedentes fa- miliares de obesidad, diabetes e hipertensión arterial. El SM se debe ver como una enfermedad familiar y consi- derar que en el grupo familiar donde hay un caso es muy probable encontrar otro. El paciente deberá responder desde cuándo pade- ce de obesidad. La RI se puede modificar de acuerdo al tiempo de aparición de la obesidad. En México las personas con obesidad tienen modificadores de RI, por ejemplo, los sujetos obesos desde la infancia tienen ma- yor sensibilidad a la insulina que personas que fueron delgadas en la infancia y adolescencia pero que ganaron peso en la edad adulta. La historia de trastorno menstrual en mujeres tam- bién guarda relación directa con el grado de obesidad. Las alteraciones más comunes en mujeres mexicanas son la amenorrea y la oligomenorrea. Examen físico El peso de la persona se debe registrar en una báscula calibrada. El sujeto deberá usar lo mínimo de ropa y Figura 33-2. Prevalencia de síndrome metabólico en diferentes grupos étnicos y de acuerdo con los criterios diagnósticos de la IDF y NCEP. Obsérvese que la zona urbana de la Ciudad de México ocupa un lugar de alta prevalencia cuando se compara con otros grupos. Cuadro 33-3. Heredabilidad de los componentes del síndrome metabólico Fenotipo estudiado Heredabilidad (h2) Error estándar Glucemia (mg/dL) 0.68 0.09 Presión arterial sistólica (mm Hg) 0.46 0.09 Colesterol (mg/dL) 0.39 0.11 IMC 0.36 0.10 Circunferencia de cintura (cm) 0.33 0.13 Presión arterial diastólica (mm Hg) 0.29 0.09 Triglicéridos (mg/dL) 0.23 0.10 h2 = grado en que las diferencias genéticas individuales contribuyen a las diferencias fenotípicas individuales. Cuadro 33-4. Criterios muy sensibles para síndrome metabólico. El colesterol de HDL es menos estricto para mujeres Mujeres Hombres 1. Obesidad abdominal/central > 80 cm > 90 cm 2. Hipertrigliceridemia > 150 mg/dL > 150 mg/dL 3. C-HDL bajo < 40 mg/dL < 40 mg/dL 4. Presión arterial alta 140/90 mm Hg 140/90 mm Hg 5. Glucosa de ayuno > 100 mg/dL > 100 mg/dL Tres o más criterios diagnostican síndrome metabólico. NCEP IDF 0.7 0.6 0.5 0.4 0.3 0.2 0.1 0.0 P re va le nc ia d e sí nd ro m e m et ab ól ic o Om án Pe rú Es pa ña Sn . A nt on io no -h isp an o Af ro am er ica no s Ca uc as ico am ér ica no s Sn . A nt on io m ex am er ic. M ex ico am er ica no s Ci ud ad d e M éx ico http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 360 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 33) haber evacuado la vejiga antes de subir a la báscula. Dos medidas consecutivas deberán coincidir con una diferencia máxima de 0.1 kg. La estatura debe tomarse con un estadímetro de pared. La personadeberá estar de espaldas a la pared, con los talones juntos. Se debe vigilar que los talones, glúteos, hombros y cabeza se encuentren en contacto con el segmento vertical del estadímetro. Es preferible un cursor en forma de escuadra que haga contacto con el vértice de la cabeza y se registra la medición en el 0.1 cm más cercano. Con estas dos mediciones se obtiene el IMC que es igual al peso en kilogramos/estatura en metros2. El denominador no debe confundirse con la superficie corporal, que es un área y también se expresa como metros cuadrados. Aunque la OMS clasifica la obesidad a partir de un IMC mayor a 30, el consenso Mexicano de Obesidad considera obesas a las personas con IMC mayor de 27, o incluso mayor de 25 si la talla es baja. Dos personas pueden tener el mismo IMC, pero el de baja estatura ten- drá mayor porcentaje de grasa corporal. La medición de la circunferencia de cintura deberá hacerse en la línea transversal situada entre el borde inferior de la parrilla costal y el borde superior de la cresta ilíaca. El sujeto deberá encontrarse en espiración al momento de la me- dición. La acantosis nigricans en el cuello es un marcador fá- cil de evaluar. En la población mexicana se ha observado que se asocia a RI, en especial en personas con piel clara. La utilidad de la acantosis nigricans para predecir un ín- dice de sensibilidad a la insulina menor de 3.5 es de 67%, con una especificidad de 83% y valor predictivo positivo de 91%. La acantosis en el cuello es la más importante y no se relaciona con acantosis en otras zonas del cuerpo, como en rodillas, codos o nudillos. La acantosis nigricans en niñas con IMC > 25 tienen mayor riesgo de cursar con diabetes tipo 2. Exámenes de laboratorio y gabinete En todo paciente con sospecha de SM deberá realizarse un conteo de células sanguíneas y hematocrito. El hallaz- go de policitemia, junto con los hallazgos clínicos, ayuda a establecer la presencia de hipoxia crónica debido a ap- nea del sueño, en pacientes con IMC mayor de 35. En un paciente obeso se debe evaluar con carga oral de glucosa. Si se diagnostica diabetes (glucosa mayor de 200 mg/dL a las 2 h) debe considerarse enfermedad car- diovascular establecida. Es muy común también que los enfermos con SM tengan intolerancia a la glucosa (glu- cemia entre 140 y 200 mg/dL a las 2 h); esto permite determinar el tipo de tratamiento nutricional y farma- cológico más adecuado. La COG se realiza con 75 g de glucosa disueltos en 200 mL de agua. La aparición de NASH tiene una estrecha relación con SM. El hígado graso no alcohólico (NAFL, del inglés, Non-Alcoholic Fatty Liver) es una entidad más general que incluye NASH. El NAFL tiene una prevalencia con- siderable en personas con bajo riesgo de SM (3%), pero ésta aumenta cuando se consideran sujetos de alto riesgo (93%). Entre las personas con hígado graso, 30% muestra algún grado de fibrosis al momento del diagnóstico. Las pruebas de función hepática tienen muy baja sensibilidad para diagnosticar NAFL o NASH, la mayoría de los pacientes con el problema tienen las transaminasas dentro de rangos normales. El ultrasonido es el método con mayor sensibilidad para detectar el padecimiento. ASPECTOS PRÁCTICOS DEL TRATAMIENTO Actividad física El efecto de la actividad física sobre la pérdida de peso es modesto cuando no se acompaña de una disminución en la ingestión de energía. Sin embargo, con independen- cia de la reducción de peso, el ejercicio de tipo aeróbico aporta beneficios sobre la función cardiovascular, el me- tabolismo de lípidos e hidratos de carbono. En general, existe una asociación inversa entre riesgos de salud y cantidad de actividad física, aparte del peso del indivi- duo. Además, la actividad física parece de importancia trascendental para el mantenimiento del peso después de cualquier intervención de reducción. Alimentación Es recomendable la asistencia de un profesional en nutri- ción para guiar con precisión al paciente en los cambios de hábitos alimentarios. Una reducción moderada de peso (5 a 10%) puede lograrse realizando modificaciones en la dieta, lo que ayuda a mejorar el perfil metabólico del paciente con SM. Las recomendaciones generales in- cluyen realizar cinco tiempos de alimentación, las tres comidas habituales más dos colaciones, que consisten en porciones pequeñas de alimento entre comidas. Se debe- rá incentivar a la persona a reducir los alimentos ricos en grasa o sustituirlos por alimentos con menos grasa; elegir carne magra, pescado, pollo, frijol y otras leguminosas. Deben evitarse ayunos prolongados, así como consumir fruta y jugos de fruta en ayunas. Para las colaciones es mejor la elección de raciones pequeñas de pan o cereal integral acompañada de un alimento rico en proteínas y moderado en grasa. Comer fuera de casa es común, por lo que se deberá recomendar revisar el menú para ver si hay opciones apropiadas. Es conveniente elegir un lugar donde haya varias opciones de alimentos. USO DE MEDICAMENTOS PARA COMPONENTES DEL SÍNDROME METABÓLICO Obesidad En la actualidad existen pocos medicamentos en el mer- cado mexicano para el tratamiento de la obesidad. La seguridad y eficacia de algunos en el uso a largo plazo se ha cuestionado, como lo fue en el caso de sibutramina http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Síndrome metabólico 361 (inhibidor de la recaptura de serotonina) y rimonabant (agonista inverso del receptor cannabinoide tipo 1), am- bos retirados del mercado por la Comisión Federal para la Prevención de Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) en- tre 2009 y 2010. La sibutramina se evaluó a través del controversial estudio SCOUT (del inglés, Sibutramine Cardiovascular OUTcomes), que incluyó sujetos de alto riesgo en los que el uso del fármaco estaba contraindi- cado; los resultados mostraron un aumento en el riesgo de infartos cardiacos y enfermedad cerebrovascular no mortales, que culminó en la decisión del retiro de sibu- tramina a nivel mundial. En el caso de rimonabant, infor- mes de estudios independientes sugirieron una elevada frecuencia de depresión severa y pensamientos suicidas en los usuarios, lo que culminó en su retiro del mercado mundial. La tetrahidrolipstatina es el único fármaco indica- do en forma exclusiva para obesidad en México. Es un medicamento de acción local en el intestino. Previene la absorción de lípidos en 30%. Se emplean 120 mg luego del primer bocado de cada uno de los tres alimentos. El efecto a largo plazo sobre la prevención de las compli- caciones de la obesidad no se ha establecido. Es el único medicamento aprobado por la FDA (del inglés, Food and Drug Administration) para utilizarse en adolescentes en- tre 12 y 16 años. En 2010, la FDA aprobó una etiqueta revisada de este medicamento que incluye información reciente so- bre casos de daño hepático grave con necrosis hepato- celular o insuficiencia hepática aguda reportados con su uso. Esta revisión de la FDA se basó en el análisis de 13 casos de daño hepático grave que han sido reportados tras la comercialización del medicamento. También se ha reportado que la tetrahidrolipstatina interfiere con la absorción de otros medicamentos, lo que resulta en concentraciones subterapéuticas y efectividad clínica disminuida. Los ejemplos más conocidos son vitaminas solubles en grasa, warfarina, amiodarona, ciclosporina, lamotrigina, ácido valproico, vigabatrina, gabapentina y tiroxina. Lorcaserina es un agonista selectivo de los receptores de serotonina 5-HT2C, localizados en el hipotálamo, que activan la producción de proopiomelacortina (POMC) provocando saciedad. Lorcaserina ha mostrado no tener los efectos asociados a enfermedad cardiaca valvular ob- servados con otros fármacos similares. En estudios preclí- nicos y clínicos, la pérdida de peso inducida mostró ser dosis-dependiente.La eficacia y seguridad de lorcaserina se ha corroborado en tres estudios clínicos controlados fase III. En pacientes obesos, la administración de lorca- serina (10 mg, 2 veces al día) ha mostrado una modesta reducción de peso (1.2 a 3.2 kg) que es mayor a la alcan- zada en el grupo control con placebo. Los eventos adver- sos más comunes asociados a lorcaserina son consistentes con su mecanismo de acción e incluyen visión borrosa, mareo, somnolencia, dolor de cabeza, molestias gastroin- testinales y náusea. En la actualidad este medicamento sólo lo ha aprobado la FDA. El bupropión se ha combinado con zonisamida, una sulfonamida usada como anticonvulsivante para el trata- miento concomitante en adultos con crisis parciales. Se observó que zonisamida inducía pérdida de peso al usar- se en ensayos clínicos para tratar epilepsia. Un estudio aleatorio controlado en sujetos con obesidad demostró una pérdida de peso superior con zonisamida comparado con placebo. El mecanismo por el cual este medicamento induce pérdida de peso no se conoce con exactitud. Un estudio fase IIIb, diseñado para probar la eficacia de la sustancia, mostró que al ser combinada con bupropión, la pérdida de peso incrementa aún más contra placebo. En la actualidad continúan algunos estudios fase III. Bupropión con naltrexona. El bupropión (antes co- nocido como anfebutamona) es un inhibidor de la re- captura de dopamina y noradrenalina utilizado como an- tidepresivo. La naltrexona es un antagonista opioide no selectivo usado en un principio para tratamiento de in- toxicación aguda por opiáceos. El mecanismo de acción conjunto que induce pérdida de peso no se ha descrito a detalle aún. Un estudio aleatorio controlado demostró que tres dosis diferentes de naltrexona (16, 32 y 48 mg) combinadas con bupropión (400 mg) producen reduc- ción significativa de peso, contra placebo. Se han realiza- do estudios fase I a III, y la solicitud de nueva aplicación fue sometida a la FDA durante el 2010. La eficacia y seguridad de bupropión con naltrexona se han determinado en cuatro estudios clínicos. Fentermina con topiramato de liberación prolonga- da. La Fentermina es un supresor del apetito de la familia de las anfetaminas y las fenetilaminas que induce libera- ción de catecolaminas. Está aprobado por la FDA como coadyuvante para control de peso cuando se utiliza a cor- to plazo, por lo general en individuos que tienen riesgos de salud debido a su peso, y en combinación con otras es- trategias de control de peso (ejercicio y dieta). Topirama- to es un anticonvulsivo. Los ensayos clínicos han inclui- do la combinación a dosis baja (3.75 mg fentermina/23 mg topiramato de liberación prolongada), intermedia (7.5/46 mg) y completa (15/92 mg) comparado con pla- cebo o cualquiera de las monoterapias. En general, se ha observado que los pacientes que reciben la combinación logran una pérdida de peso significativamente mayor en comparación con cualquier monoterapia o placebo. La combinación a dosis media demostró mayor eficacia en pérdida de peso que cualquiera de las dosis altas en mo- noterapia (fentermina 15 mg o topiramato de liberación prolongada de 92 mg). Los eventos adversos reportados con más frecuencia son: sequedad de boca, estreñimiento, insomnio, palpi- taciones, mareos, parestesia, trastornos de la atención, acidosis metabólica y cálculos renales, dolor de cabeza, distorsión del sentido del gusto, alopecia e hipocalcemia. Hiperglucemia La metformina es el medicamento hipoglucemiante que disminuye la producción hepática de glucosa, reduce su absorción intestinal y mejora la sensibilidad a la insuli- na, aumentando la utilización periférica de glucosa. A diferencia de las sulfonilureas, la metformina no produce http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 362 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 33) hipoglucemia en sujetos normales o con diabetes tipo 2. Está indicada para diabetes tipo 2 y ha sido aprobada por la FDA para utilizarse desde los 10 años de edad. Aunque se emplea en pacientes con síndrome me- tabólico, no parece tener efecto sobre la prevención de diabetes en personas susceptibles. Su utilización en otras alteraciones asociadas con resistencia a la insulina, como en el caso de ovarios poliquísticos, ha mostrado efectivi- dad para recuperar la ovulación en un poco más de un mes. Los pacientes que mejor responden son los que tie- nen menor concentración inicial de andrógenos. Las glitazonas mejoran la sensibilidad a la insulina de los pacientes, incluso en sujetos con NASH, hay eviden- cia de mejoría. Un evento asociado al uso de glitazonas es el aumento de peso a los pacientes. ¿Cómo es posible que haya mejoría en la sensibili- dad a la insulina a pesar del aumento de peso? En primer lugar, no todos los pacientes aumentan de peso. Por otro lado, la lipotoxicidad es una condición que se acompaña de grasa en tejidos donde por lo regular no se acumula, como en músculos, hígado, páncreas. Las glitazonas tie- nen gran afinidad por los receptores activados de prolife- ración de peroxisomas (PPAR-g), se considera que estos receptores son los responsables de mejorar la sensibilidad a la insulina, pero el mecanismo de cómo lo hacen aún es desconocido. Las glitazonas estimulan la proliferación de adipocitos, por lo que redistribuyen la grasa intracelular hacia los adipocitos disminuyendo la lipotoxicidad. In- ducen la redistribución de grasa del espacio visceral hacia el tejido subcutáneo. Las incretinas son una serie de hormonas que se producen en el intestino en respuesta a la ingestión de alimentos. Uno de sus efectos más importantes es la se- creción de insulina por el páncreas y la concomitante dis- minución de los valores de glucosa. El péptido similar al glucagón (GLP-1) es una hor- mona secretada por las células L del intestino, debido al estímulo de sustratos, luego de la ingestión de alimentos. El GLP-1 induce disminución de los valores de glucosa y potencia la producción de insulina por las células β del páncreas; asimismo, disminuye la secreción de glucagón y ralentiza el vaciado gástrico. También provoca pérdida de peso, quizá por acción central inhibiendo el apetito. La vida media del GLP-1 es corta debido a la enzima dipep- tidilpeptidasa IV (DPPIV). Algunos análogos del GLP-1, como el exenatide (exendin-4), tienen gran afinidad por el receptor de GLP-1 y son resistentes a la acción de la DPPIV. Estudios en roedores muestran disminución de la esteatosis hepática en animales obesos debido al au- mento de la oxidación de ácidos grasos o inhibición de la lipogénesis de novo. Los análogos de incretinas, liraglutide y exenatide, en particular de GLP-1, de manera similar a las incre- tinas, inducen la producción de insulina posprandial y la disminución en la producción de glucagón; reducen la velocidad del vaciamiento gástrico y causan saciedad. Inhibidores de la dipeptidil-peptidasa IV (DPPIV), enzima que degrada las incretinas, hormonas gastrointes- tinales que estimulan la síntesis de insulina en las células β del páncreas. Los fármacos que actúan inhibiendo la acción de la DPPIV incrementan la vida media de las incretinas endógenas. Estos medicamentos se diseñaron con base en la estructura de la DPPIV, que es una se- rina-proteasa. Los inhibidores disponibles de la DPPIV son bastante similares en eficacia clínica, con ligeras di- ferencias en cuanto a su selectividad; las principales dife- rencias de estos medicamentos radican posiblemente en cuanto a su perfil de seguridad. Hipertensión arterial La hipertensión arterial es una de las condiciones para la que existe un gran número de opciones terapéuticas. Los medicamentos más utilizados son los antagonistas del calcio, inhibidores de la enzima convertidora de angio- tensina (IECA). De uso más reciente son los bloquea- dores de angiotensinaII que actúan sobre los receptores AT1, evitando vasoconstricción y retención de líquidos. Estos medicamentos logran un efecto final parecido al de los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensi- na (ECA). La mayor parte tienen metabolismo hepático y se excretan en la bilis y, a diferencia de los inhibidores de la IECA se pueden utilizar en pacientes con tos seca como efecto secundario de los IECAS. Entre estos están azilsartán, losartán, valsartán, irbesartán, olmesartán, tel- misartán y el candesartán. No deben utilizarse en caso de embarazo. El uso de estos medicamentos contribuye a evitar el daño renal asociado a la hipertensión misma y diabetes mellitus tipo 2. Dislipidemia Fibratos. La tríada de dislipidemia del síndrome meta- bólico está formada por hipertrigliceridemia, colesterol HDL bajo y LDL pequeñas y densas elevadas. Los de- rivados del ácido fíbrico son útiles para el tratamiento de estas condiciones, en especial para el tratamiento de hipertrigliceridemia. Casi todos los derivados del ácido fíbrico tienen efectos antitrombóticos potenciales que se deben vigilar. Estatinas. Son inhibidores de la HMG-CoA reducta- sa indicadas para el tratamiento de hipercolesterolemia. Se han estudiado numerosas moléculas con propiedades inhibidoras de la HMG-CoA reductasa. Los estudios de fase IV han revelado algunos riesgos de uso, por lo que se ha retirado del mercado, algunos miembros de esta familia de fármacos. En la actualidad existen a la venta al menos ocho tipos diferentes. SÍNDROME METABÓLICO EN GRUPOS ESPECIALES Programación fetal y SM en el embarazo El fenotipo del adulto es la suma de los factores genéti- cos del ambiente fetal y posnatal. Investigaciones recien- http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Síndrome metabólico 363 tes sugieren que las condiciones maternas influyen en la manera cómo se desarrollará el embrión hasta la vida adulta. Barker describió la correlación entre bajo peso al nacimiento y el riesgo de enfermedad coronaria en la vida adulta. La influencia nutricional durante el embara- zo se considera un determinante de la programación fe- tal. La desnutrición materna activa el eje hipotálamo-hi- pófisis-suprarrenal con lo que se produce aumento en la concentración del cortisol plasmático. La desnutrición en el embarazo se acompaña de alteraciones en la sínte- sis de 11β-hidroxilasa tipo 2 de origen placentario. Esta enzima protege al feto del efecto del cortisol y estudios en animales sugieren una correlación directa con la acti- vidad de la enzima. Los niños con bajo peso al nacer tie- nen mayor predisposición a padecimientos metabólicos en la vida adulta. En un estudio no se encontró que la estatura en la edad adulta se asociara a riesgo importan- te de cursar con hipertensión arterial. En otro estudio, donde se incluyeron jóvenes con historia de desnutrición durante el primer año de vida, con peso al nacimiento mayor de 2.5 kg, comparado con sujetos sin historia de desnutrición, se observó que la resistencia a la insulina (medida por pinza metabólica) fue mayor en el grupo de desnutridos. No hubo diferencias por IMC, aunque los desnutridos presentaban menor estatura. Otros estudios han encontrado que el peso elevado al nacimiento se asocia a mayor IMC, por lo que los fac- tores in utero para el peso al nacer pueden asociarse a riesgo de obesidad en la edad adulta. Los estudios en ani- males sugieren que la hiperinsulinemia fetal puede alte- rar la expresión hipotalámica de neurotransmisores, oca- sionando hiperfagia y aumento de peso en el producto. SÍNDROME METABÓLICO EN NIÑOS La frecuencia de obesidad en niños ha venido aumen- tando en las últimas cuatro décadas. La obesidad en la adolescencia está muy asociada a la obesidad en la edad adulta. La prevalencia nacional de sobrepeso (puntaje z de peso para la talla > 2), de acuerdo con la Encuesta Na- cional de Salud y Nutrición 2006, en niños menores de cinco años de edad de ambos sexos es de 5.5%. No se reporta prevalencia de obesidad para este grupo. La inci- dencia nacional combinada de sobrepeso y obesidad en escolares (5 a 11 años de edad), utilizando los criterios de la IOTF (del inglés, International Obesity Task Force), fue de 26% para ambos sexos, 26.8% en niñas y 25.9% en niños, lo que representa un incremento de 40% en este grupo de edad en los últimos siete años. En el grupo de 12 a 19 años, la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad por IOTF fue de 32.5% en mujeres y 31.2% en varones. Se ha observado que la diabetes tipo 2 aparece cada vez con mayor frecuencia en niños y adolescentes. La his- toria familiar de niños mexicanos se asocia a mayor nivel de presión arterial y a mayor concentración de insulina en suero, cuando el niño tiene obesidad. El SM adquiere especial relevancia en población pe- diátrica por ser el principal predictor de las complica- ciones en la vida adulta. Varios autores han propuesto clasificaciones de SM para población pediátrica; éstas se han resumido por la IDF (del inglés, International Diabe- tes Federation; cuadro 33-5). La razón cintura/talla ha mostrado ser un buen pre- dictor de riesgo en niños de diferentes nacionalidades. Encontrar puntos de corte que correlacionen con com- ponentes del SM en muestras representativas de niños mexicanos será de utilidad para determinar riesgo. La experiencia con niños o adolescentes utilizando medicamentos que sólo se han aprobado en adultos, es aún escasa. El tratamiento experimental en grupos de adolescentes o niños deberá ser cuidadoso y realizarse por personas con experiencia en el área. CONCLUSIÓN La definición del síndrome metabólico es controversial, e incluso puede que no sea un síndrome en el sentido clí- nico estricto. Los ácidos grasos libres se deben considerar una característica del SM más que un mecanismo que unifique los componentes del mismo, la resistencia a la insulina en estos pacientes está más relaciona a la falta de supresión de ácidos grasos libres que a la mala utilización Cuadro 33-5. Criterios diagnósticos de síndrome metabólico para población pediátrica de acuerdo a la IDF Edad (años) Obesidad (por CC) Triglicéridos (mg/dL) Colesterol HDL Presión arterial Glucosa (mg/dL) 6 a < 10 > percentil 90 No se puede diagnosticar SM. Hacer mediciones posteriores en caso de historia familiar de SM, DM2, dislipidemia, ECV, HTA u obesidad 10 a < 16 > percentil 90 o punto de corte para adultos si es menor > 150 < 40 Sistólica > 130 Diastólica > 85 mm Hg > 100 mg/dL o diagnóstico previo de DM2 (se recomien- da confirmación con CTOG 16 o más Usar criterio de la IDF 2006 para adultos DM2: Diabetes mellitus; ECV: enfermedad cardiovascular; HTA: hipertensión arterial; IDF: International Diabetes Federation; HDL: lipoproteínas de alta densidad; CTOG: curva de tolerancia oral a la glucosa. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 364 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 33) de glucosa. Incluso, cada uno de los componentes del sín- drome se debe tratar en forma individual. A pesar de todos estos problemas, la lista de com- ponentes de síndrome metabólico tiene utilidad para identificar personas con riesgo de diabetes o ECV. Si se pueden identificar subgrupos de individuos que tengan verdadero riesgo de desarrollar diabetes o ECV, se pue- den realizar intervenciones preventivas de bajo costo, en lugar de tamizajes en la población general. El SM, como está definido hoy, se compone de marcadores de esta- diaje tardío en vez de temprano. Sin embargo, dar trata- miento o inducir cambios en el estilo de vida cuando el paciente tiene estos componentes, puede ser el método adecuado para lograr la prevención de enfermedades más complicadaso letales como la diabetes y el infarto del miocardio. BIBLIOGRAFÍA Accili D: The struggle for mastery in insulin action: From Triumvirate to Republic. Diabetes 2004;53:1633-1642. Aguilar-Salinas CA, Rojas R, Gomez-Perez FJ et al.: Preva- lence and characteristics of early-onset type 2 diabetes in Mexico. 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