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259© Ed ito ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 24 Hipercortisolismo e insuficiencia suprarrenal Alfredo Adolfo Reza Albarrán, Cristina Martínez Sibaja GENERALIDADES Eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal La secreción de cortisol, el principal glucocorticoide en humanos, la regula el eje hipotálamo-hipófisis-supra- rrenal. El hipotálamo produce hormona liberadora de corticotropina (CRH) que a través del sistema portahi- pofisario llega a la hipófisis, lugar en el cual aumenta la secreción de la hormona adrenocorticotrópica (ACTH); ésta es un producto de una prohormona mayor llamada proopiomelanocortina, que también origina la β-endorfi- na y la hormona estimulante de los melanocitos (MSH). La ACTH, por medio de la estimulación de su receptor de membrana, estimula la producción de cortisol en la corteza suprarrenal (figura 24-1). Las glándulas suprarrenales se sitúan arriba de los ri- ñones, tienen una corteza y una médula. La corteza cons- ta de tres capas: la más externa (glomerulosa) produce aldosterona, el principal mineralocorticoide en humanos; la capa fascicular produce cortisol y la reticular, precurso- res androgénicos (dehidroepiandrosterona [DHEA], que en forma periférica puede convertirse en testosterona) y pequeñas cantidades de estrógenos. La producción de DHEA y de estrógenos en las suprarrenales ocurre en ambos sexos. La médula suprarrenal produce catecola- minas (adrenalina y noradrenalina) que participan en la regulación del tono vascular y, en consecuencia, en la presión arterial sistémica. En los tejidos diana, el cortisol se une a su receptor localizado en el interior de la célula (intranuclear) en el que modifica la transcripción de genes y, de esa manera, ejerce sus efectos fisiológicos. El cortisol se une con la misma afinidad al receptor glucocorticoide y al receptor de aldosterona (receptor mineralocorticoide), pero en los túbulos renales distales es inactivado a cortisona por la 11β-hidroxiesteroide-deshidrogenasa tipo II, por lo cual la aldosterona queda “sin competencia” y ejerce el efecto mineralocorticoide clásico (reabsorción de sodio y agua, excreción de potasio y de iones hidrógeno). La enzima 11β-hidroxiesteroide-dehidrogenasa tipo I efectúa la conversión de cortisona a cortisol. SÍNDROME DE CUSHING El exceso de acción glucocorticoide se conoce como sín- drome de Cushing. La causa más frecuente es la ingestión de medicamentos con acción glucocorticoide, situación llamada síndrome de Cushing iatrogénico (cuadro 24-1). Las consecuencias clínicas del hipercortisolismo se deben a las acciones fisiológicas excesivas de los gluco- corticoides, en especial, el aumento en la producción he- Figura 24-1. El eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal y su retroalimen- tación negativa. (–) (–) CRH ACTH CORTISOL Corteza suprarrenal Hipófisis Hipotálamo http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 260 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 24) pática de glucosa (sobre todo por incremento de la glu- coneogénesis), la inhibición de la síntesis de glucógeno, la elevación de la proteólisis, la disminución de la sínte- sis proteínica y aumento en la síntesis de tejido adiposo en ciertas localizaciones (grasa intraabdominal, huecos supraclaviculares y parte alta de la espalda), mientras que en otras se observa inhibición (extremidades). Los glucocorticoides disminuyen el proceso de cicatrización (quizás al interferir con la síntesis proteínica) y causan resistencia a la insulina, esto último favorece la síntesis hepática de lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL). De las causas mencionadas de Cushing endógeno, la más frecuente es la enfermedad de Cushing, es decir, un tumor de hipófisis productor de ACTH. En niños no son raros los carcinomas suprarrenales. Existen otras causas mucho menos comunes de síndrome de Cushing endó- geno, la variedad incluye el producido por hiperplasia macronodular independiente de ACTH (AIMAH) y al inducido por displasia micronodular pigmentada bila- teral de las suprarrenales. La AIMAH incluye Cushing “dependiente de alimentos”, el dependiente de estímulo β-adrenérgico, el causado por vasopresina, por LH, por leptina o por serotonina; en dichos casos, existen recep- tores aberrantes en la corteza suprarrenal que responden a la hormona respectiva: por ejemplo, en el Cushing in- ducido por alimentos existen receptores al péptido insu- linotrópico dependiente de glucosa (GIP), de tal manera que cada vez que el individuo ingiere alimento, el GIP liberado en el tubo digestivo se une a receptores aberran- tes en la corteza adrenal y se induce la producción de cortisol. En el caso de la displasia pigmentada bilateral, a menudo existe asociación con el complejo de Carney, entidad que cursa con lentigo peribucal y mixomas car- diacos, entre otros trastornos. Manifestaciones clínicas Incluyen cara redonda, obesidad troncal con relativo adelgazamiento de las extremidades, astenia, fatiga de músculos de las cinturas escapular y pélvica (una queja frecuente es la dificultad para subir escaleras), equimosis que aparecen con traumatismos leves, giba dorsal, huecos supraclaviculares llenos, estrías violáceas en el abdomen (en ocasiones también en mamas y parte proximal de las extremidades), caída del cabello y piel delgada. Es normal que aparezcan o empeoren la diabetes mellitus e hipertensión arterial. El hipercortisolismo también cau- sa osteoporosis secundaria y por tanto, mayor riesgo de fracturas. La depresión o un franco cuadro psicótico tam- bién pueden ser manifestaciones clínicas (figuras 24-2 y 24-3). Diagnóstico y diagnóstico diferencial Debe sospecharse síndrome de Cushing con los datos clí- nicos mencionados; es importante destacar la existencia de cuadros subclínicos en los cuales las manifestaciones no son perceptibles, aunque exista un adenoma suprarre- nal y las pruebas dinámicas sean anormales. Esto puede ocurrir cuando se detecta de forma incidental un nódulo en una suprarrenal durante la realización de un estudio de imagen de abdomen (tomografía computarizada o re- sonancia magnética nuclear) solicitado por una indica- ción médica del todo independiente. Existen varias pruebas dinámicas que se usan con fines diagnósticos. Las que un médico general debe co- nocer son las siguientes: mediciones basales de cortisol sérico por la mañana (8:00 am) y por la tarde (4:00 pm), registro de las concentraciones séricas de ACTH y de cortisol urinario de 24 h; esto se realiza junto con la determinación de creatinina en orina de 24 h, con el propósito de comprobar que la colección de orina haya sido adecuada: una colección adecuada contiene entre 10 y 20 mg de creatinina urinaria/kg de peso. En general, la creatinina urinaria depende de la masa muscular, por lo que tiende a ser mayor en hombres que en mujeres. Después de cerciorarse que las mediciones de corti- sol sérico y el cortisol urinario son anormales, y luego de determinar la concentración sérica de ACTH a las 8:00 am, el resto de las pruebas diagnósticas debe solicitarlas un endocrinólogo. Las concentraciones séricas de cortisol se ajustan a un ritmo circadiano. Es normal que las medidas a las 4:00 pm sean menores que las medidas a las 8:00 am (el valor pm es de alrededor de 1/3 a 2/3 con respecto al am). Con frecuencia, en casos de síndrome de Cushing endógeno se pierde el ritmo circadiano de cortisol, además de que se elevan los valores absolutos en la mañana y en la tarde. Es importante saber con qué método se está midiendo el cortisol y cuál es la reproducibilidad del ensayo. En casos de síndrome de Cushing iatrogénico las determina- ciones de cortisol se encuentran bajas en forma apropia- da, debido a que el eje hipotálamo-hipófisis suprarrenal detecta una acción glucocorticoideexterna (el esteroide exógeno actúa sobre los receptores de glucocorticoides en hipotálamo e hipófisis, inhibiendo en consecuencia, la secreción de CRH y ACTH y, por tanto, la produc- ción endógena de cortisol). Debido a que los esteroides exógenos más utilizados en la clínica no son detectados mediante la prueba que mide cortisol, una persona con síndrome de Cushing exógeno muestra datos clínicos de hipercortisolismo, pero sus determinaciones séricas Cuadro 24-1. Principales causas del síndrome de Cushing 1. Exógeno (iatrogénico) 2. Endógeno a. Dependiente de ACTH • Tumor productor de ACTH en hipófisis (enfermedad de Cus- hing) • Tumor ectópico productor de ACTH, con o sin producción concomitante de CRH (a menudo, carcinoide) b. Independiente de ACTH • Adenoma suprarrenal • Carcinoma suprarrenal • Hiperplasia adrenal macronodular independiente de ACTH http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Hipercortisolismo e insuficiencia suprarrenal 261 CBA ED GF Figura 24-2. Paciente masculino con síndrome de Cushing secundario a producción ectópica de ACTH por un tumor carcinoide de pulmón. A-E) Cambios clínicos característicos del síndrome de Cushing (mencionados en el texto). F) TAC de tórax que evidencia un área hiperdensa en el parénquima del pulmón derecho, sugerente de un tumor pulmonar. G) Aspecto macroscópico de la pieza producto de la resección del tumor carcinoide pulmonar productor de ACTH. (Cortesía de la Dra. Julita Norma García Soto). http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 262 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 24) de cortisol son menores que las normales. Una excepción a esta regla ocurre cuando se utiliza hidrocortisona como esteroide exógeno. Hidrocortisona es el nombre farmacológico asigna- do al cortisol cuando se le utiliza como medicamento. Desde el punto de vista químico, cortisol e hidrocortiso- na son lo mismo. Si una persona emplea hidrocortisona puede desarrollar datos clínicos de hipercortisolismo con valores séricos que sugieren un origen endógeno, a di- ferencia de lo que ocurre cuando se utilizan todos los demás glucocorticoides. En México se dispone de hidro- cortisona por vía oral en muy pocos lugares, mientras que la presentación parenteral está disponible. La primera pregunta que debe hacerse a una perso- na con datos de hipercortisolismo es si está empleando algún medicamento; si la respuesta es afirmativa debe identificarse el fármaco en cuestión para cerciorarse si contiene o no un glucocorticoide. La indagación debe ex- tenderse al empleo de medicamentos por cualquier vía, pues los glucocorticoides pueden encontrarse en cremas, aerosoles, comprimidos o ampolletas. En el caso de los medicamentos parenterales, el interrogatorio debe abar- car incluso la utilización no reciente de ámpulas, pues algunos glucocorticoides aplicados por vía intramuscular o intraarticular ejercen una acción farmacológica dura- dera. El paciente puede no dar importancia al empleo intramuscular intermitente de un medicamento, aunque es factible que sea la causa del problema por el que busca atención médica. Los valores normales de cortisol en muestras sanguí- neas obtenidas por la mañana (cortisol am) son de 70 a 240 ng/mL (7 a 24 μg/dL). Un valor de cortisol am bajo (p. ej., 4 μg/dL), en presencia de datos de síndrome de Cushing, sugiere que la causa es la administración de un medicamento glucocorticoide. Luego de descartar esto (lo más frecuente en clínica) por interrogatorio y en caso necesario, por medición de cortisol sérico, el siguiente paso será observar si se presenta ritmo circadiano en los valores séricos de cortisol am y pm, realizar una deter- minación de cortisol urinario, en cuyo caso los valores normales dependen del método de medición empleado. La mayoría de los individuos sanos muestra valores de cortisol urinario de 24 h < 100 μg/día. El médico general debe enviar a un paciente con sín- drome de Cushing con un endocrinólogo luego de com- probar que el individuo tiene valores altos de cortisol sérico y pérdida de ritmo circadiano, además de haber determinado las cifras séricas de ACTH y de comprobar que son altas las concentraciones de cortisol urinario. En la enfermedad de Cushing los valores de ACTH son nor- males o altos, mientras que en casos de adenomas o carci- nomas suprarrenales la cifra está suprimida (se sitúa por debajo de los parámetros normales). Las concentracio- nes más altas se observan en casos de tumores ectópicos. Como es de esperarse, el síndrome de Cushing iatrogénico se acompaña de valores bajos de ACTH y de cortisol. Es necesario destacar que las determinaciones de ACTH están sujetas a errores de medición debido a que la muestra debe obtenerse y procesarse con determina- dos cuidados para obtener un resultado confiable. La je- ringa con la cual se toma la muestra debe mantenerse en hielo y debe usarse ácido etilendiamino tetra acético (EDTA). Luego de la toma de la muestra, debe centrifu- garse de inmediato y mantener el suero en congelación hasta el momento en que la muestra sea procesada. Da- das estas limitaciones técnicas, no se puede estar seguro de la confiabilidad de los resultados de las mediciones de ACTH si el médico no ha estado presente para verificar que el proceso se haya llevado a cabo en forma correcta. Otro punto importante es conocer si la medición de ACTH se ha efectuado por radioinmunoanálisis (RIA) o por ensayo inmunorradiométrico (IRMA). Se ha sugeri- do que si las muestras se miden por IRMA, un valor < 5 pg/ mL indica que el síndrome de Cushing es indepen- diente de ACTH, mientras que el hipercortisolismo es dependiente de ACTH si el resultado es > 15 pg/mL. Los casos con valores entre 5 y 15 pg/mL son dudosos. El endocrinólogo es quien realiza las pruebas de in- hibición con dexametasona; éstas se basan en el hecho de que, en un individuo sano la administración de dosis bajas de este glucocorticoide inhibe el eje hipotálamo-hi- pófisis-suprarrenal y, por tanto, la producción de cortisol, mientras que en los casos de hipercortisolismo endógeno, la inhibición del eje ocurre en un punto de ajuste (set- point) diferente, tal y como sucede en la enfermedad de Cushing, o bien, en definitiva, la inhibición no ocurre; según se observa en casos de tumores suprarrenales se- cretores de cortisol. En la enfermedad de Cushing se in- hibe la secreción de cortisol cuando se administran dosis altas de dexametasona, pero no cuando se administran dosis bajas. Ésto ocurre también en casi 50% de los casos de síndrome de Cushing causado por tumores ectópicos carcinoides productores de ACTH, CRH, o ambas. El restante 50% de los tumores ectópicos se comporta des- de el punto de vista bioquímico como lo haría un adeno- Figura 24-3. Aspecto de una paciente con síndrome de Cushing. La fotografía de la izquierda fue tomada antes del inicio del cuadro clíni- co, la del centro ilustra los cambios característicos de la enfermedad y la de la derecha muestra la progresión de estos cambios (cortesía de la Dra. Alicia Yolanda Dorantes Cuéllar). http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Hipercortisolismo e insuficiencia suprarrenal 263 ma suprarrenal, es decir, sin inhibición de la secreción de cortisol con dosis bajas ni con dosis altas de dexametaso- na. Al igual que los adenomas, los carcinomas adrenales no muestran inhibición con dosis bajas ni altas de dexa- metasona. Algunas pruebas de inhibición se aplican con dosis bajas y altas por vía oral durante unos días o sólo por una noche. En otra prueba de inhibición con dexa- metasona se administra vía intravenosa,como infusión, lo cual evita las variaciones en la absorción intestinal del medicamento. Esta última prueba no requiere hospita- lización del paciente y resulta de gran utilidad en el es- tudio de los enfermos. Se recomienda que en todos los pacientes se realicen las pruebas nocturnas y la prueba de infusión continua. En el capítulo de tumores hipofisarios se muestra el algoritmo recomendado por la Sociedad Mexicana de Nutrición y Endocrinología para el estudio de los pacientes con hipercortisolismo endógeno. Los estudios de imagen se realizan después de esta- blecer el diagnóstico bioquímico. Las imágenes por re- sonancia magnética nuclear (IRM) de hipófisis han des- plazado a la tomografía axial computarizada (TAC) en la identificación de tumores de hipófisis y en determinar su tamaño y relación con estructuras vecinas (p. ej., quias- ma óptico y vasos sanguíneos). Se prefieren las IRM por su mayor sensibilidad en la detección de tumores, pero aun así debe recordarse que dicha técnica sólo identifica cerca de 50 a 70% de los casos de tumores de hipófisis causantes de enfermedad de Cushing. Éstas y otras técnicas diagnósticas pueden utilizarse para identificar adenomas (figuras 24-4 y 24-5) y carcino- mas suprarrenales y, en casos dudosos, para saber si existe crecimiento bilateral; también se emplean para localizar carcinoides productores de ACTH y CRH bronquiales, tímicos o pancreáticos. Los carcinomas suprarrenales son mucho menos frecuentes que los adenomas; en estos, los estudios de imagen ayudan a valorar la extensión de la enfermedad y la posibilidad de metástasis. Tratamiento El tratamiento del síndrome de Cushing depende de su causa. Si el origen es iatrogénico, la suspensión gra- dual del esteroide exógeno (de ser posible) soluciona el problema. Además de tratar la causa específica del sín- drome de Cushing, sus complicaciones también deben tratarse, tal es el caso de diabetes, hipertensión arterial, osteoporosis, depresión e hiperlipidemia. Al eliminar el hipercortisolismo el control de estos problemas puede mejorar, pero los trastornos relacionados no desaparecen por completo. Los tumores productores de ACTH, causa de la enfermedad de Cushing, se tratan con procedimientos quirúrgicos. Entre 65 y 90% de los microadenomas (tu- mores menores de 1 cm) se consigue remisión de la en- fermedad con cirugía, en el caso de los macroadenomas las tasas de remisión son menores a 65%, además el ries- go de recurrencia puede alcanzar 25% tres años después de la operación, lo que deja claro que las recaídas o la falta de remisión de la enfermedad son frecuentes. Ante Figura 24-4. TC suprarrenal en síndrome de Cushing. A) Pacien- te con síndrome de Cushing dependiente de ACTH. Las glándulas suprarrenales no están anormales en este procedimiento. La supra- rrenal derecha curvilínea (flecha negra) se muestra posterior a la vena cava inferior (V) entre el lóbulo derecho del hígado y el ligamen- to cruzado derecho del diafragma. La suprarrenal izquierda (flecha blanca) tiene una apariencia de Y invertida anteromedial al riñón iz- quierdo (K). B) Un adenoma suprarrenal izquierdo de 3 cm (flecha blanca) se muestra anteromedial al riñón izquierdo (K). (Tomada de Greenspan: Endocrinología básica y clínica, 6a. ed., © 2005, Edito- rial El Manual Moderno, S.A. de C.V.; Korobkin MT et al.: Computed tomography in the diagnosis of adrenal disease. Am J Roentgenol 1979;132:231). A B k k v esto, es necesario utilizar tratamientos adicionales, como pueden ser una segunda cirugía o la administración de radioterapia externa, la cual puede fraccionarse duran- te varias semanas o en sólo 1 o 2 sesiones (tal y como ocurre al emplear el gamma knife o el acelerador lineal). Cabe mencionar que la radioterapia requiere de un largo tiempo (hasta 10 años) para que se presente la respues- ta completa, además puede ocasionar hipopituitarismo como efecto secundario. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 264 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 24) En ocasiones, puede ser necesario extirpar las dos su- prarrenales para controlar el exceso de cortisol que es la causa de la morbilidad y mortalidad de los pacientes. Una complicación potencial de la suprarrenalectomía bilate- ral es el síndrome de Nelson, que consiste en crecimiento del tumor de hipófisis (que, incluso, podría no haberse detectado antes de la intervención), hiperpigmentación cutánea y elevación marcada de las concentraciones de ACTH (causa de la hiperpigmentación). Estos casos re- quieren cirugía de hipófisis, aunque en el futuro el pasi- reótido podría ser una opción a considerar en estos casos. No ha quedado claro si la radioterapia de hipófisis, ad- ministrada como profilaxis, disminuye la incidencia del síndrome de Nelson en casos de enfermedad de Cushing tratados mediante suprarrenalectomía bilateral. Está disponible en la actualidad un fármaco que es ligando del receptor de somatostatina y que tiene una alta afinidad por los receptores tipo 5 (sstr5), que es el subtipo más abundante en los tumores causantes de la enfermedad de Cushing. Este agente, llamado pasireóti- do, ha demostrado en estudios de fase III reducción de las concentraciones de ACTH, cortisol libre urinario y tama- ño del tumor hipofisario, con mejoría en los síntomas y signos de hipercortisolismo. Dentro de los efectos secun- darios destacan diarrea, cefalea, náusea, colelitiasis, do- lor abdominal, fatiga y diabetes. No todos los pacientes responden al pasireótido, lo que tal vez pueda explicarse porque hasta 40% de los adenomas pituitarios secretores de ACTH no expresan sstr5, sin embargo el porcentaje de respuesta es aceptable. La principal limitante para el uso de este fármaco en nuestro medio es su muy alto cos- to, sin embargo, puede considerarse como una opción de tratamiento en pacientes que no son candidatos a cirugía o que fallaron a ésta y que se encuentran en espera del efecto de la radioterapia. Están en estudio otros fármacos de acción central para el tratamiento de los adenomas productores de ACTH, entre estos la cabergolina, el ácido retinoico y la Figura 24-5. Gammagrama con datos sugerentes de adenoma su- prarrenal derecho (flecha) en un paciente con síndrome de Cushing (cortesía de la Dra. Julita Norma García Soto). temozolomida, pero falta demostrar su eficacia y seguri- dad a largo plazo. Se ha reportado también el uso de fármacos que inhiben la esteroidogénesis en el nivel suprarrenal en pacientes con enfermedad de Cushing, por ejemplo: ke- toconazol y mitotane entre otros, pero pueden ocasio- nar efectos secundarios graves cuando se utilizan a largo plazo, por lo que su uso más racional es a corto plazo durante la preparación prequirúrgica, sobre todo en los enfermos a quienes se practicará cirugía suprarrenal. Por último, se debe mencionar la mifepristona, un antagonista competitivo de receptores de andrógenos, progesterona y glucocorticoides. Por su mecanismo de acción, el cortisol y la ACTH no se pueden usar para evaluar la respuesta al tratamiento, ya que aumenta las concentraciones circulantes de ambas hormonas. Este fármaco está aprobado por la FDA para el control de la hiperglucemia en adultos con hipercortisolismo secun- dario al síndrome de Cushing que no son candidatos a cirugía o cuando ésta ha fallado. Los adenomas suprarrenales productores de cortisol se tratan con suprarrenalectomía unilateral. A menudo se observa un periodo de insuficiencia suprarrenal des- pués de la intervención, debido a la supresión crónica de la producción de cortisol a la que ha estado sometida la suprarrenal sana, y es necesario tratarla. El tratamiento de los carcinomas es semejante, pero la intervención incluye la resección amplia del tejido tu- moral y de estructuras vecinas que pudieran estar impli- cadas en una invasiónlocal. Los tumores ectópicos (por lo regular, carcinoides) se tratan con cirugía; son raros y, por su pequeño tamaño, a menudo no se localizan, inclu- so cuando ya se han desarrollado manifestaciones clíni- cas del síndrome de Cushing. Pueden resecarse si se les ha identificado mediante TAC (figura 24-5), IRM o un gammagrama con octreótido. La reciente disponibilidad del estudio PET-TC (tomografía por emisión de positro- nes acoplada o “fusionada” a tomografía computarizada) puede ser de utilidad cuando no se ha localizado el tu- mor con el uso de TAC o IRM, pero tiene el inconvenien- te de su alto costo. Cuando no es posible localizarlos, no es raro que deba optarse por suprarrenalectomía bilate- ral, manteniendo en vigilancia al paciente ante la even- tual posibilidad de que el tumor pudiera identificarse y resecarse. INSUFICIENCIA SUPRARRENAL La insuficiencia suprarrenal es primaria cuando la causa es una alteración intrínseca de las glándulas que conduce a hipocortisolismo. Si la alteración en la secreción gluco- corticoide se debe a un trastorno en la hipófisis que im- pide una secreción adecuada de ACTH, la insuficiencia es de tipo secundario. Los problemas en la secreción de CRH originan las insuficiencias terciarias. A menudo, las insuficiencias suprarrenales secundarias y terciarias coe- xisten con otras insuficiencias en la secreción de hormo- nas de la hipófisis y del hipotálamo. La deficiencia aislada en la secreción de ACTH es rara. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Hipercortisolismo e insuficiencia suprarrenal 265 La insuficiencia primaria en la secreción glucocorti- coide puede tener varias causas, las más usuales incluyen: tuberculosis, insuficiencia suprarrenal autoinmunitaria y suprarrenalectomía bilateral como consecuencia del tra- tamiento de la enfermedad de Cushing. Es probable que una hemorragia intraabdominal provoque insuficiencia suprarrenal aguda. En la insuficiencia suprarrenal por tuberculosis, por lo general no se observan datos de en- fermedad activa en otro sitio; es por eso que la ausen- cia de fiebre o de infiltrados pulmonares no descarta el origen fímico de la entidad. La insuficiencia suprarrenal autoinmunitaria puede ocurrir de manera aislada o en relación con otras entidades autoinmunitarias (diabetes tipo 1, enfermedad tiroidea autoinmunitaria, ooforitis autoinmunitaria, hipoparatiroidismo, entre otras). Ahora bien, cuando la insuficiencia suprarrenal está relaciona- da con hipoparatiroidismo y candidasis mucocutánea, a la entidad se le denomina síndrome APECED (por las siglas en inglés de poliendocrinopatía autoinmunitaria, candidiasis y distrofia ectodérmica), el cual se debe a una mutación en un gen regulador autoinmunitario (AIRE); esta entidad constituye el antes llamado síndrome poli- glandular autoinmunitario tipo 1. La adrenoleucodistro- fia y la adrenomieloneuropatía las causa una alteración metabólica de origen genético; se trata de enfermedades raras en las que existe acumulación de ácidos grasos de cadena larga; su presencia debe sospecharse en los casos de insuficiencia suprarrenal de aparición en edades tem- pranas, con agregación familiar y asociadas a síntomas neurológicos. Otra entidad rara, también causada por al- teraciones genéticas, es la asociación de hipogonadismo hipogonadotrófico e insuficiencia suprarrenal primaria, entidad debida a alteraciones en el gen DAX. Manifestaciones clínicas En su inicio, la enfermedad es asintomática. En fases tardías aparecen astenia, hiperpigmentación, tendencia a hipotensión y pérdida de peso. La hiperpigmentación ocurre en insuficiencia suprarrenal de origen primario; es decir, cuando la enfermedad afecta el tejido suprarre- nal y no los corticotropos o las células productoras de CRH. La tendencia a la hipotensión empeora con el or- tostatismo. La primera manifestación clínica por la que un pa- ciente pudiera buscar atención médica es una crisis su- prarrenal, situación que pone en peligro la vida y que consiste en estado de choque, deshidratación, hiponatre- mia, hiperpotasemia y acidosis metabólica. Aunque es posible que estas alteraciones electrolíticas se desarrollen en pacientes con insuficiencia suprarrenal sin crisis, en general, son menos marcadas que en los enfermos con crisis suprarrenal. Tales alteraciones se deben a insuficien- cia en la acción mineralocorticoide en los túbulos renales (reabsorción de sodio y agua y excreción de potasio y de iones H+), por lo que son más comunes ante insuficiencia suprarrenal primaria. En ésta, se encuentran alteradas la secreción de cortisol y la de aldosterona. En contraste, son menos usuales ante insuficiencia suprarrenal secun- daria, en la cual la principal deficiencia radica sólo en la producción de cortisol, mientras que la secreción de aldosterona se mantiene preservada debido a que otros factores que regulan su producción se conservan norma- les; de estos, el principal es el sistema renina-angiotensi- na-aldosterona. Aunque la ACTH cumple una función permisiva en la secreción de aldosterona por la corteza suprarrenal, la angiotensina y las concentraciones de po- tasio son factores importantes que regulan la producción de aldosterona (figura 24-6). La hiperpigmentación en los casos primarios se debe a la falta de retroalimenta- ción negativa (falta de inhibición) sobre la secreción de ACTH, cuyo exceso (y de MSH) causa el aumento de la pigmentación cutánea, situación semejante a la observa- da en el síndrome de Nelson. Diagnóstico La astenia inexplicable debe hacer descartar insuficiencia suprarrenal, sobre todo si se acompaña de hiperpigmen- tación de piel y mucosas y de hipotensión ortostática, o ambas. Es muy útil buscar cicatrices antiguas para ver si están hiperpigmentadas. Debe solicitarse medición de electrólitos séricos (la hiperpotasemia, con o sin hipo- natremia, es frecuente) y medición de cortisol sérico a las 8:00 am y de ACTH. Un valor bajo de cortisol am y uno alto de ACTH sugieren insuficiencia suprarrenal primaria; si ambos fuesen bajos, el diagnóstico probable es insuficiencia suprarrenal secundaria. Un valor dismi- nuido de cortisol ante uno “normal” de ACTH (más fre- cuente que los dos valores bajos) también sugiere origen secundario, puesto que tal medida de ACTH es normal en forma inapropiada ante un cortisol bajo; antes bien, debería encontrarse ACTH elevada por falta de retroali- mentación negativa. Luego de medir las concentraciones de electrólitos, cortisol am y ACTH, el médico general debe enviar al paciente con un endocrinólogo para la confirmación del diagnóstico y la institución del tratamiento. Si el cua- dro clínico es característico y las mediciones de cortisol y ACTH confirman el diagnóstico (cortisol muy bajo y ACTH elevada), por lo regular no se requiere ya de más estudios bioquímicos. En casos dudosos, el endocrinólogo debe realizar una prueba dinámica consistente en la es- timulación con ACTH (midiendo cortisol) o la hipoglu- cemia inducida por insulina. Aunque se ha discutido en la literatura acerca de la información obtenida con cada una de estas pruebas, en general se acepta que la que mide la integridad completa del eje hipotálamo-hipófi- sis-suprarrenal es la prueba de hipoglucemia, mientras que la de estimulación con ACTH no puede descartar por completo insuficiencia suprarrenal de origen secun- dario. La prueba de hipoglucemia tiene ciertas contra- indicaciones (cardiopatía isquémica, epilepsia), muestra el inconveniente de someter al paciente a los síntomas de hipoglucemia y sólo debe ser llevada a cabo por un especialista; su fundamento es que ésta es una fuente de estrés para el sistema, lo que incrementa la secreción de CRH y por tanto, de ACTH y cortisol. Así pues, es http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m oder no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 266 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 24) normal que la hipoglucemia incremente en forma nota- ble las concentraciones de cortisol sérico. Una situación importante es la supresión del eje por el empleo crónico de glucocorticoides; esto es la causa más frecuente de insuficiencia suprarrenal secundaria, caso en el que es por demás usual que no se detecten datos clínicos francos de síndrome de Cushing. Si el pa- ciente suspende de forma súbita los glucocorticoides, la supresión en la producción endógena por la utilización crónica del medicamento origina datos de insuficiencia suprarrenal que incluso pueden manifestarse como una crisis suprarrenal. Cuando un paciente utiliza de manera crónica esteroides y se considera que estos pueden sus- penderse porque la indicación médica que llevó a su ad- ministración se ha controlado o resuelto, la suspensión debe ser en forma gradual y pausada, con reducción len- ta de la dosis, hasta su eliminación. El esquema de re- ducción del medicamento esteroide puede durar meses. Después de utilizar un agente esteroide en dosis farma- cológicas durante más de dos semanas, debe considerar- se que el eje se ha suprimido. Si se desea suspender la administración, es necesario un esquema de reducción gradual. Por otra parte, las dosis farmacológicas de un gluco- corticoide por menos de una semana no alcanzan a su- primir por completo la función del eje y no es necesaria la reducción gradual de la dosis. Después de suspender el empleo crónico de esteroides, el eje puede tardar has- ta un año en recuperarse por completo, por lo que una persona con antecedentes de uso crónico de un gluco- corticoide puede tener un episodio de crisis suprarrenal durante los primeros 12 meses de haberlo suspendido; para hacer frente a esta situación, el paciente debe tener al alcance de la mano la prescripción de una ampolleta de 100 mg de hidrocortisona y saber que debe aplicár- sela por vía intramuscular si durante el periodo de 12 meses tiene un evento de estrés grave de cualquier tipo (quirúrgico, anestésico, traumatismo) y ser conducido de inmediato a un hospital. Aunque el estándar de oro de la recuperación completa del eje es una prueba de hipoglucemia normal, debido a que en la práctica del médico general ésta es una prueba que no se realiza, una manera de estimar que el paciente no requiere una dosis crónica de mantenimiento (pequeña) de un glucocorti- coide por vía oral, ante el antecedente de administración crónica de esteroides, es la medición de cortisol sérico am: si el valor de éste es > 10 μg/dL (100 ng/mL) y el paciente tiene como antecedente haber utilizado un glu- cocorticoide y lo ha suspendido, en ese momento no re- quiere el uso crónico de dosis bajas de un esteroide; sin embargo, dicha medición no descarta que en situaciones de estrés grave pueda tener insuficiencia suprarrenal agu- Figura 24-6. Sistema renina-angiotensina-aldosterona. Disminución del flujo sanguíneo renal Aumento de K sérico Disminución de sodio Aumenta la renina Hígado Angiotensinógeno Angiotensina I Enzima convertidora de angiotensina Angiotensina II Aldosterona Suprarenales K sérico elevado Riñón http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Hipercortisolismo e insuficiencia suprarrenal 267 da, pues los requerimientos de cortisol en dichos casos son mucho mayores que la producción normal diaria de cortisol (9 a 13 mg/m2 de superficie corporal). En gene- ral, si además de tener un valor de cortisol am > 10 μg/ dL, el paciente muestra una respuesta normal a la prueba de hipoglucemia, ya no requiere glucocorticoides, ni si- quiera en situaciones de estrés grave. La TAC de suprarrenales puede detectar calcificacio- nes que orientan a un origen fímico de la enfermedad. Las enfermedades autoinmunitarias coexistentes sugiere que la insuficiencia suprarrenal es autoinmunitaria. Tratamiento El tratamiento de la insuficiencia suprarrenal crónica consiste en la administración de un glucocorticoide por vía oral. Por lo general, es adecuada una dosificación de 2.5 mg de prednisona por la mañana y 2.5 mg por la tarde, aunque, debido a que la prednisona no posee una actividad mineralocorticoide importante, el paciente puede desarrollar hipotensión ortostática. Es común la necesidad de un medicamento con actividad mineralo- corticoide cuando la insuficiencia suprarrenal es prima- ria, en cuyo caso es útil agregar 0.1 mg/día de fluorhidro- cortisona con vigilancia de la presión arterial. De entre los glucocorticoides más comunes, 5 mg de prednisona equivalen a alrededor de 20 mg de hidrocortisona y a 0.5 a 0.75 mg de dexametasona, ésta, no obstante, no se aconseja para reemplazo en insuficiencia suprarrenal ni por periodos prolongados, dada su larga duración de acción, lo cual puede llevar a datos de síndrome de Cus- hing si se le utiliza durante un largo periodo. Es prefe- rible la hidrocortisona a la prednisona, pues la primera ejerce mejor efecto mineralocorticoide. Cuando se utili- za hidrocortisona la dosis crónica recomendada es 10 mg en la mañana y 10 mg en la tarde, aunque también pue- den administrarse 15 mg en la mañana y 5 mg en la tarde. El paciente debe estar consciente de que tiene que duplicar la dosis durante episodios de estrés leve (p. ej., durante un cuadro gripal). También debe conservar una ampolleta de 100 mg de hidrocortisona para aplicación parenteral si ocurre un episodio de estrés grave. El con- tenido de la ampolleta se aplica por vía intramuscular, tras lo cual es preciso llevar de inmediato el enfermo a un hospital. La demostración de tuberculosis activa exige tratamiento, así como cualquier enfermedad autoinmu- nitaria coexistente. BIBLIOGRAFÍA Castinetti F, Morange I, Conte-Devolx B, Brue T: Cushing’s disease. Orphanet Journal of Rare Diseases 2012:7:41. Cuevas-Ramos D, Fleseriu M: Treatment of Cushing’s di- sease: A mechanistic update. Journal of Endocrinology 2014;223:R19-R39. Findling JW, Raff H: Cushing’s syndrome: Important issues in diagnosis and management. J Clin Endocrinol Metab 2006;91:3746-3753. Findling JW, Raff H: Screening and diagnosis of Cushing’s sy- ndrome. Endocrinol Metab Clin North Am 2005;34:385- 402. Fleseriu M: Recent advances in the medical treatment of Cushing’s disease. F1000Prime Reports 2014;6:18 (doi:10.12703/P6-18). 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