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SISTEMA LINFOIDE (INMUNITARIO)

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Sistema • • zn oz e inmunitario 
El sistema linfoide tiene a su cargo la defensa inmunitmia del 
cuerpo. Algunos de sus órganos componentes ganglios 
linfáticos, timo y bazo están limitados por cápsulas 
de tejido conectivo, en tanto que los otros constituyentes , 
miembros del sistema linfoide difuso, no están encap-
sulados. Las células de éstos protegen el cuerpo contra 
macromoléculas , virus, bacterias y otros microorganismos 
invasores, y destruyen células transformadas viralmente . 
GENERALIDADES DEL SISTEMA 
INMUNITARIO 
El sistema inmunitario tiene dos componentes: sistema 
inmunitario innato y sistema inmunitario adaptativo. 
El sistema inmunitario proporciona la segunda y la 
te rcera líneas de defensa contra patógenos invasores; 
la primera es la barrera epitelial, es decir, la piel y las 
mucosas , que forma un revestimiento completo y recubre 
las superficies del cuerpo. Una vez que una cortada, un 
desgarro o una abrasión altera esta barrera física, o incluso 
cuando algunas sustancias extrañas son capaces de penetrar 
la barrera intacta, pero aún no lo llevan a cabo, pueden 
activarse la segunda y la tercera líneas de defensa; éstas son 
los sistemas inmunitarios innato y de adaptación. 
El sistema inmunitario innato es inespecífico y está 
compuesto por 1) un sistema de macromoléculas de origen 
sanguíneo conocido como complemento; 2) grupos de 
células llamadas macrófagos y neutrófilos , que fagocitan 
invasores; 3) otros elementos celulares, células asesinas 
naturales (células NK), que destruyen células tumorales 
e infectadas con virus, bacterias y parásitos. 
E l sistema inmunitario de adaptación tiene a su 
cargo eliminar las amenazas por invasores específicos. En 
tanto que un macrófago puede fagocitar la mayor parte de 
las bacterias, el sistema inmunitario de adaptación no sólo 
reacciona contra un componente antigénico o un patógeno 
específico, sino que su capacidad para reaccionar contra 
ese componente particular mejora con las confrontaciones 
subsecuentes con el mismo. 
• • • 
Aunque los dos sistemas difieren en su forma de res-
puesta, están relacionados de manera íntima entre sí y cada 
uno afecta las actividades del otro. En gran parte de este 
comentario se exponen en forma detallada los estudios 
acerca del sistema inmunitario de adaptación; sin embargo, 
se incluyen referencias del sistema inmunitario innato. 
La respuesta inmunitaria de adaptación muestra cua-
tro propiedades distintas: especificidad, diversidad, 
memoria y reconocimiento propio y no propio - es 
decir, la capacidad para distinguir entre estructuras que 
pertenecen al organismo, propio, y las que son extrañas, no 
propio. Los linfocitos T, los linfocitos B y los macrófagos 
especializados conocidos como células presentadoras 
de antígeno (APe) inician y participan en la respuesta 
inmunitaria (de adaptación). Estas células se comunican 
unas con otras mediante moléculas de señalamiento (cito-
cinas), que se liberan en respuesta a encuentros con 
sustancias extrañas llamadas antígenos. 
El reconocimiento por el sistema inmunitario de una 
sustancia como extraña estimula una secuencia compleja de 
reacciones que dan por resultado la producción de inmu-
noglobulinas, o anticuerpos, que se unen al antígeno, o 
bien la inducción de un grupo de células especializadas en 
destruir la célula extraña o la célula propia alterada (p. ej. , 
célula tumoral). La respuesta inmunitaria que depende 
de la formación de anticuerpos se denomina respuesta 
inmunitaria humoral, en tanto que la respuesta citotóxica 
se conoce como respuesta inmunitaria mediada por 
células. 
Las células que constituyen los componentes funcio-
nales de los sistemas inmunitarios innato y de adaptación 
(células T, B Y NK, macrófagos y su subcategoría, APC ) 
se forman en la médula ósea. Las células B adquieren 
capacidad inmunitaria en la médula ósea, mientras que 
las células T migran al timo para adquirirla; por esta 
razón la médula ósea y el timo se denominan órganos 
linfoides primarios (centrales). Una vez que los linfocitos 
adquieren capacidad inmunitaria en la médula ósea o 
el timo, migran a los órganos linfoides secundarios 
(periféricos), sobre todo al tejido linfoide difuso , los 
ganglios linfáticos y el bazo, donde entran en contacto 
con antígenos. 
263 
264 ••• Sistema linfoide (inmunitario) 
Inmunógenos y antígenos 
Los inmunógenos son moléculas que siempre 
desencadenan una respuesta inmunitaria; los antígenos 
son moléculas que se unen a anticuerpos pero que no 
siempre originan una respuesta inmunitaria. 
Una estructura extraña que puede despertar una res-
puesta inmunitaria en un huésped particular se conoce 
como inmunógeno; un antígeno es una molécula que 
puede reaccionar con un anticuerpo con independencia 
de su capacidad para originar una respuesta inmunitaria. 
Aunque no todos los antígenos son inmunógenos , en este 
texto los dos términos se consideran sinónimos y sólo se 
utiliza antígeno. 
La región del antígeno que reacciona con el anticuerpo, 
o el receptor de la célula T (TCR), se conoce como 
epitopo, o determinante antigénico. Cada epitopo es una 
porción pequeña de la molécula de antígeno y consiste sólo 
en 8 a 11 aminoácidos hidrofílicos o residuos de azúcar que 
son accesibles al aparato inmunitario. Los grandes invasores 
extraños, como las bacterias , tienen varios epitopos, cada 
uno capaz de unirse a un anticuerpo diferente. 
CORRELACIONES CLlNICAS 
La complejidad de una sustancia extraña también 
es importante para determinar su antigenicidad. 
Por consiguiente las moléculas poliméricas grandes 
cuyas composiciones químicas son hasta cierto punto 
simples, como algunos plásticos elaborados por el 
hombre, tienen una inmunogenicidad mínima y 
por esta razón se utilizan en la manufactura de 
implantes artificiales (como en la restitución de la 
cadera). 
Selección y expansión clona les 
Durante el desarrollo embrionario se forma un número 
extremadamente grande de grupos pequeños (clonas) 
de linfocitos; cada clona puede reconocer un antígeno 
extraño específico. 
El sistema inmunitario puede reconocer y combatir 
un número muy grande de antígenos diferentes. La expli-
cación para esta capacidad es que durante el desarrollo 
embrionario se forma un número enorme de clonas de 
linfocitos por reordenamiento de los genes que codifican 
inmunoglobulinas o TCR. Todas las células en una clona 
particular tienen marcadores de superficie idénticos y 
pueden reaccionar con un antígeno específico, aunque no 
se hayan expuesto al mismo. Las proteínas de la superficie 
celular que permiten que los linfocitos interactúen con 
antígenos son anticuerpos unidos a membrana (recep-
tores de célula B o inmunoglobulinas de superfIcie 
[SIC]) en el caso de las células B y TeR en las células 
T. Aunque las estructuras moleculares de los anticuerpos 
y los TCR difieren, son funcionalmente equivalentes en 
cuanto a su capacidad para reconocer e interactuar con 
epitopos específicos. 
La respuesta inmunitaria comienza con lentitud y no es 
muy enérgica la primera vez que un organismo encuen-
tra un antígeno; esta reacción se denomina respuesta 
inmunitaria primaria. Las exposiciones subsecuentes 
al mismo antígeno despiertan la respuesta inmunitaria 
secundaria, que inicia con rapidez y es mucho más intensa 
que la primaria. La mayor potencia de la reacción secun-
daria se debe al proceso de memoria inmunitaria, que 
es inherente al sistema inmunitario. Se dice que tanto las 
células B como las T son células virgen (células inocentes) 
antes de exponerse a antígenos. Una vez que una célula 
virgen entra en contacto con un antígeno, prolifera para 
formar células activadas y células de memoria. 
Las células activadas, que también se conocen como 
células efectoras, se encargan de llevar a cabo una 
respuesta inmunitaria; las derivadas de las células B se 
denominan células plasmáticas y producen y liberan 
anticuerpos. Las células efectoras que provienen de las 
células T secretan citocinaso bien destruyen células extra-
ñas o propias alteradas. 
Las células de memoria, en forma similar a los lin-
focitos vírgenes, expresan receptores de célula B (SIC) o 
TCR, que pueden interactuar con antígenos específicos. 
Las células de memoria no participan de modo directo 
en la respuesta inmunitaria durante la cual se generan. 
Sin embargo, viven durante meses o años y tienen mucho 
mayor afinidad por antígenos que los linfocitos vírgenes. 
Más aún, la formación de células de memoria después de 
la primera exposición a un antígeno incrementa el tamaño 
de la clona original, un proceso llamado expansión clonal. 
Por la presencia de una población expandida de células de 
memoria con mayor afinidad por el antígeno, la exposición 
subsecuente al mismo antígeno induce una respuesta 
secundaria (respuesta anamnésica) que es mucho más 
rápida y potente, y más prolongada que la respuesta pri-
• mana. 
Tolerancia inmunitaria 
Las macromoléculas propias no se consideran antígenos 
y por consiguiente no desencadenan una respuesta 
inmunitaria. 
El sistema inmunitario puede reconocer macromolé-
culas que pertenecen a la persona y no intenta montar una 
respuesta inmunitaria contra ellas. Esta falta de acción 
se debe a la tolerancia inmunitaria. El mecanismo 
de esta última depende de destruir o incapacitar células 
que reaccionarían contra lo propio. Durante el desarrollo 
embrionario, si un linfocito encuentra la sustancia a la 
cual está diseñado para reaccionar, la célula se destruye 
(deleción clonal) de manera que esta clona particular 
no se forma, o el linfocito se incapacita (anergia clonal) 
y no puede montar una respuesta inmunitaria, aunque 
esté presente. 
CORRELACIONES CLlNICAS 
Las enfermedades autoinmunitarias incluyen un 
mal funcionamiento del sistema inmunitario que da 
por resultado pérdida de la tolerancia inmunitaria. 
Un ejemplo es la enfermedad de Graves, en la 
que los receptores para la hormona estimulante de 
la tiroides (TSH ) en las células foliculares de la 
glándula tiroides se perciben como antígenos. Los 
anticuerpos que se forman contra los receptores de 
TSH se unen a los mismos y estimulan las células 
para que liberen una cantidad excesiva de hormona 
tiroidea. Los pacientes con enfermedad de Graves 
tienen una glándula tiroides crecida y exoftalmos 
(globos oculares salientes ). 
Inmunoglobulinas 
Las inmunoglobulinas son anticuerpos elaborados por 
células plasmáticas; una inmunoglobulina típica tiene dos 
pares de cadenas pesadas y dos pares de cadenas ligeras 
enlazadas entre sí por enlaces disulfuro. 
Las inmunoglobulinas (anticuerpos) son glucoproteí-
nas que inactivan antígenos (incluso virus ) y despiertan una 
respuesta extracelular contra microorganismos invasores. La 
respuesta puede incluir fagocitosis en los espacios de tejido 
conectivo por macrófagos (o neutrófilos ) o la activación del 
sistema del complemento de origen sanguíneo. 
CORRELACIONES CLlNICAS 
El sistema del complemento está compuesto por 
20 proteínas plasmáticas que se ensamblan en una 
secuencia y una forma específicas en la superficie de 
microorganismos invasores para formar un com-
plejo de ataque de membrana que lisa la célula 
extraña. El componente fundamental del sistema del 
complemento es la proteína C3. La deficiencia de 
esta última predispone a una persona a infecciones 
bacterianas recurrentes. 
Las inmunoglobulinas se elaboran en gran número por 
células plasmáticas, que las liberan a los sistemas vasculares 
linfático o sanguíneo. El anticuerpo típico es la inmuno-
globulina G (IgG). Cada IgG es una molécula en forma 
de Y, compuesta por dos polipéptidos largos, idénticos, 
de 55 a 70 kilodáltones (kD), conocidos como cadenas 
pesadas, y dos polipéptidos idénticos, más cortos, de 25 
kD, las cadenas ligeras. Las cuatro cadenas están enla-
zadas entre sí por varios enlaces di sulfuro y no covalentes 
en tal forma que el tallo de la Y sólo está compuesto por 
cadenas pesadas y los brazos divergentes consisten tanto 
en cadenas ligeras como pesadas (fig. 12-1). 
Sistema linfoide (inmunitario) ••• 265 
Regiones 
Area de 
Cadena ligera 
Uniones disul 
Cadena pesada 
COOH COOH 
Fig. 12-1. Esquema de un anticuerpo que indica sus regiones. 
La región en la cercanía de las uniones di sulfuro entre 
las dos cadenas pesadas -la región de bisagra es 
flexible y permite que los brazos se separen o se acerquen 
uno al otro. Las regiones distales en las puntas de los 
brazos (los cuatro segmentos terminales amino) se encargan 
de unirse al epitopo; en consecuencia cada molécula de 
anticuerpo puede unir dos epitopos idénticos. 
La enzima papaína segmenta la molécula de anticuerpo 
en sus regiones de bisagra (véase fig. 12-1) Y forma tres 
fragmentos: un fragmento Fc compuesto por el tallo 
de la Y que contiene partes iguales de las dos cadenas 
pesadas y dos fragmentos Fab, cada uno constituido por 
la parte restante de una cadena pesada y una cadena ligera 
completa. Los fragmentos Fc se cristalizan con facilidad 
(de ahí la designación "c"), en tanto que el fragmento Fab 
es la región de unión de antígeno (antigen-binding) del 
anticuerpo (y de ahí la designación "ab"). 
La mayor parte de la secuencia de aminoácidos del 
fragmento Fc es constante en su clase; por consiguiente el 
tallo de un anticuerpo se une a receptores Fc de muchas 
células diferentes. La secuencia de aminoácidos de la 
región Fab es variable y las alteraciones de dicha secuencia 
son las que determinan la especificidad de la molécula 
de anticuerpo por su antígeno específico. 
Cada anticuerpo es específico contra un epitopo espe-
cífico; por ello las regiones Fab de todos los anticuerpos 
contra ese epitopo particular son idénticas. Se piensa que 
una persona tiene 106 a 109 diferentes tipos de anticuerpos, 
cada uno específico contra un antígeno particular. Cada 
tipo de anticuerpo es elaborado por miembros de la misma 
clona. En consecuencia existen 106 a 109 clonas cuyos 
miembros disciernen y reaccionan a un epitopo particular 
(o un número pequeño de epitopos similares). 
Como se comentó, las células B elaboran cantidades 
pequeñas de inmunoglobulinas y se insertan en su plas-
malema; se conocen como SIG o receptores de la célula 
266 ••• Sistema linfoide (inmunitario) 
B; fun cionan como moléculas receptoras de antígeno. 
Difieren un poco de los anticuerpos porque poseen un 
componente de unión de membrana compuesto por dos 
pares de cadenas que abarcan la membrana, Ig[3 Iga, que 
unen las cadenas pesadas de la molécula de anticuerpo a 
la membrana celular. 
Clases de inmunoglobulinas 
En el humano hay cinco clases (isotipos) de 
inmunoglobulinas, es decir: IgG, IgM, IgA, IgO e IgE. 
El hombre tiene cinco isotipos (clases) de inmunoglo-
bulinas: 
IgG, la forma monomérica de inmunoglobulina descrita 
con anterioridad. 
IgM, que semeja cinco moléculas de IgG unidas entre sí 
(forma pentamérica de inmunoglobulina). 
IgA, que semeja dos moléculas de IgG unidas entre sí 
(forma dimérica de inmunoglobulina). 
IgD, que está presente en una concentración muy baja en 
la sangre , pero se encuentra en la superficie de la célula 
B como una forma monomérica de inmunoglobulina 
conocida como IgD de superficie (sIgD ). 
IgE, una forma monomérica de inmunoglobulina presente 
en la superficie de basófilos y células cebadas. 
Las clases de inmunoglobulinas también están determi-
nadas por las secuencias de aminoácidos de sus cadenas pe-
sadas. Las diversas cadenas pesadas se designan con las le-
tras griegas ex , 8, )', E Y ¡.L. En el cuadro 12-1 se detallan las 
características de los cinco isotipos de inmunoglobulinas. 
Células de los sistemas inmunitarios 
de adaptación e innato 
Las células de los sistemas inmunitarios de adaptación 
e innato son linfocitos B, linfocitos T, macrófagos , células 
presentadoras de antígeno y células NK. 
Linfocitos 8 
Los linfocitos B se originan y adquieren capacidad 
inmunitaria en la médula ósea; tienen a su cargo el 
sistema inmunitariode mediación humoral. 
Los linfocitos B, que también se conocen como células 
B, son linfocitos pequeños (véase cap. 10) que se originan y 
adquieren capacidad inmunitaria en la médula ósea. Sin 
embargo, en las aves, en las que se identificaron por primera 
vez las células B, adquieren su capacidad inmunitaria en un 
divertículo de la cloaca, conocido como bolsa de Fabricio 
(de aquí el nom bre de células "B") . Durante el proceso de 
adquisición de la capacidad in munitaria cada célula elabora 
50000 a 100000 inmunoglobulinas IgM e IgD (SIG) y las 
inserta en su membrana plasmática de tal manera que los 
sitios de unión del epitopo de los anticuerpos ven al espacio 
extracelular. La región Fc del anticuerpo está incluida 
en la bicapa fosfolípida mediante la ayuda de dos pares 
de proteínas transmembrana, Ig¡3 e Iga, cuyas terminales 
carboxilo se encuentran en contacto con complejos de 
proteínas intracelulares. Cada miembro de una clona 
particular de células B tiene anticuerpos que se unen al 
mismo epitopo. 
Cuando la inmunoglobulin a de superficie reacciona 
con su epitopo, la Ig¡3 y la Iga transducen (relevan) la 
información al complejo proteínico intracelular con el 
que se encuentran en contacto e inician una cadena de 
fenómenos que da por resultado la activación de la célula 
B. Como se comentó, la célula B activada se divide por 
mitosis y forma células plasmáticas productoras de anti-
cuerpo y células B de memoria. Puesto que los an-
ticuellJos elaborados por las células plasmáticas se vierten 
a la sangre o la circulación linfática, las células B tie -
nen a su cargo la respuesta inmunitaria de mediación 
humoral. 
Conforme las células B inocentes se activan por primera 
vez, elaboran IgM que es capaz de activar el sistema de 
complemento (fijación de complemento) cuando se une a 
la superficie de un patógeno invasor. Las moléculas IgM 
también pueden unirse a virus y evitar que entren en 
contacto con la superficie celular, lo que protege las células 
de una invasión viral. 
Una vez que se elabora IgM , la célula B puede producir 
una clase diferente de inmunoglobulina. Esta capacidad 
se conoce como cambio de clase (cambio de isotipo) 
y está determinada por las citocinas particulares que se 
encuentran en el micro ambiente de la célula B. Estas 
citocinas son liberadas por células cooperadoras T en 
función del tipo de patógenos presentes: 
1. Durante la invasión por gusanos parasitarios las célu-
las T liberan interleucina 4 (IL-4) e IL-5 y las células 
B cambian a la forma de IgE para desencadenar la 
desgranulación de la célula cebada en la superficie de 
los parásitos . 
2. Durante invasiones bacterianas y virales las células T 
producen interferón "{ (IF -"{ ) e interleucina 6 (IL-6) 
Y las células B cambian para formar IgG que opsoniza 
bacterias, fija complemento y estimula células NK 
para destruir las células alteradas por virus (citotoxici-
dad mediada por célula dependiente de anticuerpo 
[ADCC] ). 
3. Durante la invasión viral o bacteriana de superficies 
mucosas las células T liberan factor de crecimiento 
tumoral beta (TGF-[3 ,) y las células B cambian a la for-
mación de IgA, que se secreta a la superficie mucosa. 
Casi todos los antígenos requieren la participación de 
una célula T intermediaria antes que puedan inducir una 
respuesta inmunitaria humoral (véase más adelante). Sin 
embargo, ciertos antígenos (p. ej ., polisacáridos de cápsulas 
microbianas ) pueden iniciar una respuesta inmunitaria 
humoral sin una célula T intermediaria. Se conocen como 
antígenos timoindependientes. N o pueden inducir la 
formación de células B de memoria y sólo desencadenan 
la formación de anticuerpo IgM. 
Cuadro 12-1. Propiedades de las inmunoglobulinas humanas 
Clase 
IgA 
IgD 
IgE 
IgG 
IgM 
Citocinas " 
TGF-!) 
IL-4 IL-5 , 
IFN -"{, IL-4 
IL-6 
Número de 
unidades f 
102 
1 
1 
1 
105 
Ig en la 
sangre (%) 
10-15 
<l 
<1 
80 
5-10 
"Citocinas que se encargan del cambio a este isotipo, 
Cruza la 
placenta 
No 
No 
No 
Sí 
No 
Unión a células 
Temporalmente a célu-
las epiteliales durante 
la secreción 
Membrana plasmática 
de la célula 13 
Células cebadas 
y basó filos 
Macrófagos y neutrófilos 
Células 13 (en forma 
monomérica) 
Características biológicas 
También se conoce como anticuerpo secretorio porque se secreta 
en lágrimas , saliva, luz del intestino y cavidad nasal como díme-
ros; las unidades individuales del dímero se conservan juntas 
por medio de la proteína J que las células plasmáticas elaboran 
y que eshl protegida de la degradación enzimática por un com-
ponente secretorio elaborado por la célula epiteli al; combate 
antígenos y microorganismos en la luz del intestino, la cavidad 
nasal , la vagina y el saco conjuntival ; se secreta en la leche y 
en consecuencia protege al recién nacido con inmunidad pasiva; 
forma monomérica en el torrente sanguíneo; ayuda a los eosinó-
fil os a reconocer y destruir parásitos, 
Inmulloglobulina de superficie; ayuda a las células 13 en el .recono-
cimiento de antígenos para los que son específi cas; participa en 
la activación de células 13 subsecuente al reto antigénico para 
dife renciarse en células plasmáticas, 
Anticuerpo reagínico; cuando varios anticuerpos unidos a la me m-
brana se enlazan transversalmente por antígenos, IgE facilita la 
desgranulación de basófilos y células cebadas , con la eliminación 
subsecuente de agentes h1flTIacológicos, como heparina, hista-
mina, f~1Ctores quimiotácticos de eosinófilos y ne utró61os, y leu-
cotrienos; despierta reacciones de hipersensibilidad inmediata; 
ayuda a los eosinófilos a reconocer y destruir parásitos, 
Cruza la placenta: por lo qu e protege al feto con inmunidad pasiva; 
se secre ta en la leche: así protege al recién nacido con inmunidad 
pasiva; fija la cascada de complemento; actúa co mo opsonina, 
es decir, al recu brir microorganismos facilita su fagocitosis por 
macrófagos y neutrófilos , células que poseen receptores Fc para 
la región Fc de estos anticuerpos ; también participa en la cito-
toxicidad mediada por células dependiente de anticuerpo 
al activar células NK; se produce en grandes cantidades durante 
respuestas inmunitarias secundarias, 
La forma pentamérica se conselva por medio de enlaces de pro-
teína J, que unen regiones Fc de cada unidad; activa la cascada 
del sistema de complemento; es el primer isotipo que se forma 
en la respuesta inmunitaria primaria, 
tUna unidad es una inmunoglobulina aislada compuesta por dos cadenas pesadas y dos ligeras; en consecuencia, la IgA existe tanto en ll1onómero como en dímero, 
Fc, fragmento cri stalizable; IFN, interfe rón; Ig, inmunoglobulina; IL, inte rleucina; TGF, factor de crecimiento tumoral. 
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268 ••• Sistema Iinfoide (inmunitario) 
Linfocitos T 
Los linfocitos T se originan en la médula ósea y migran 
al timo para adquirir capacidad inmunitaria; tienen a su 
cargo la respuesta inmunitaria de mediación celular. 
Los linfocitos T (células T) también se forman en 
la médula ósea, pero migran a la corteza tímica, donde 
adquieren su capacidad inmunitaria mediante la expresión 
de moléculas específicas en sus membranas celulares que 
les permiten llevar a cabo sus funciones. El proceso por 
el que las células T adquieren capacidad inmunitaria se 
comenta más adelante (véase "Timo", pág. 274). 
Aunque histológicamente las células T parecen idénticas 
a las B, hay diferencias importantes entre ambas: 
1. Las células T tienen TCR en lugar de SIC en su super-
ficie. 
2. Las células T sólo reconocen epitopos que les presentan 
otras células (APC). 
3. Las células T sólo responden a antígenos proteínicos. 
4. Las células T sólo realizan sus funciones a distancias 
cortas. 
En forma similar a las SIC en las células B, los TCR en 
el plasmalema de las células T funcionan como receptores 
de antígeno. Las regiones constantes del TCR están 
unidasa la membrana, en tanto que las regiones termi-
nales amino variables que contienen los sitios de unión 
de antígeno se extienden desde la superficie celular. La 
porción del TCR unido a la membrana se relaciona con 
otra proteína de membrana, CD3, y forma el complejo 
TCR-CD3. Varias otras proteínas de membrana tienen un 
sitio en la transducción de señales y el reforza miento de 
la interacción entre el TCR y un epitopo, lo que facilita la 
activación de la célula T estimulada por el antígeno. 
Un TCR sólo puede reconocer un epitopo si este último 
es un polipéptido (compuesto de aminoácidos ) y si el 
epitopo se une a una molécula del complejo mayor de 
histocompatibilidad (MHC), como las que se encuentran 
en el plasmalema de una APC. Existen dos clases de estas 
glucoproteínas : moléculas MHC clase 1 y MHC clase n. 
Casi todas las células nucleadas expresan moléculas MHC 
I en su superficie, en tanto que las APC (que se comentan 
más adelante) pueden expresar tanto MHC I como MHC 
II en su plasmalema. Las moléculas MHC son únicas en 
cada individuo (excepto en gemelos idénticos) y para que 
se activen, las células T deben reconocer no sólo el epi topo 
extraño sino también la molécula MHC como propia. Si 
una célula T reconoce el epi topo pero no la molécula 
MHC, no se estimula; en consecuencia la capacidad de 
la célula T para actuar contra un epitopo es restringida 
por MHC. 
Hay varios subtipos de células T: 
• Células T cooperadoras 1 y 2 (THI Y TH2) 
• Células T citotóxicas (TCL) 
• Células T supresoras 
• Células T de memoria 
Las células T cooperadoras secretan varias citocinas, 
que modulan la actividad de otras células linfoides. En 
general las citocinas secretadas por células T H 1 despiertan 
una respuesta contra un ataque bacteriano o viral, en tanto 
Cuadro 12-2. Marcadores de superficies seleccionados que participan en el proceso inmunitario 
Proteína 
CD3 
CD4 
CD8 
CD28 
CD40 
Superficie celular 
Todas las células T 
Células T cooperadoras 
Células T citotóxicas y 
células T supresoras 
Células T cooperadoras 
Células B 
Ligando y célula blanco 
Ninguno 
MHC n en APC 
MHC 1 en la mayor parte 
de las células nucleadas 
B7 en APC 
Molécula receptora CD40 
expresada en células T 
cooperadoras activadas 
Función 
Transduce la unión del complejo 
epitopo-MHC en señal intracelu-
lar, activando la célula T 
Correceptor para la unión de TCR 
a complejos epitopo-MHC n, acti-
vación de célula T cooperadora 
Correceptor para la unión de TCR a 
complejos epitopo-MHC 1; activa-
ción de célula T citotóxica 
Ayuda en la activación de células T 
cooperadoras 
La unión de CD40 al receptor CD40 
permite que la célula T coopera-
dora active la célula B para que 
prolifere en células B de memoria 
y células plasmáticas 
APC, célula presentadora de antígeno; MHC, complejo mayor de histocompatibilidad; TCR, receptores de célula T. 
que las secretadas por células T H2 originan una respuesta 
contra una infección parasitaria (IgE ) o mucosa (IgA). 
Los linfocitos T citotóxicos (CTL) destruyen células 
que reconocen como extrañas, como las transformadas por 
\irus . Las células T supresoras reprimen la respuesta 
inmunitaria al inhibir las capacidades de otras células T y 
B. Las células T de memoria son miembros de clonas 
que tienen una memoria inmunitaria para un epitopo 
particular. 
Además de las moléculas TCR, las células T expresan 
grupos de proteínas de diferenciación (moléculas CD 
o marcadores CD) en su plasmalema. Estas proteínas 
accesorias se unen a ligando s específicos en células blanco. 
:\.unque se conocen casi 200 moléculas CD, en el cuadro 
12-1 sólo se incluyen las que son pertinentes para el 
comentario subsecuente de las interacciones celulares en 
el proceso inmunitario. 
Moléculas de histocompatibilidad 
mayor 
Las moléculas de histocompatibilidad mayor presentan 
epitopos de patógenos a las células T. Hay dos clases de 
moléculas MHC: MHC I Y MHC /l. 
La principal importancia de las moléculas de histo-
compatibilidad mayor (moléculas MHC ) consiste en 
permitir que las APC y las células atacadas por virus 
(o que ya están transformadas por virus) presenten los 
epitopos del patógeno invasor a las células T. Estos epitopos 
son polipéptidos cortos que se ajustan en un surco en la 
superficie de la molécula MHC. 
Hay dos clases de moléculas MHC: 
1. Moléculas MHC I que presentan fragmentos poli-
péptidos cortos (8 a 12 aminoácidos de largo) derivados 
de proteínas endógenas (es decir, proteínas elaboradas 
por la célula). 
2. Moléculas MHC 11, cuya función es presentar frag-
mentos polipéptidos más largos (13 a 25 aminoácidos 
de largo) derivados de proteínas exógenas (es decir, 
proteínas que fagocitaron estas células del espacio 
extracel ular ). 
Casi todas las células procesan y presentan proteí-
nas MHC I, pero sólo las APC procesan y presentan 
proteínas MHC Il. 
En el hombre las moléculas MHC I y MHC II exis-
ten en muchas formas, que permiten que las células T 
reconozcan las moléculas MHC de un individuo como 
propias del mismo es decir, las células T son capaces 
de distinguir lo "propio". 
Carga de epitopos 
en las moléculas MHC I 
Los epitopos provenientes de proteínas endógenas son 
transportados por proteínas especializadas dentro de las 
cisternas del retículo endoplásmico rugoso . 
Sistema linfoide (inmunitario) __ • 269 
Las proteínas que sintetiza la célula se conocen como 
proteínas endógenas, sea que su origen se deba a la célula 
misma o a la afectación de la maquinaria sintética celular 
por un virus o un parásito. Los proteosomas controlan 
las características de las proteínas que la célula produce, las 
cuales se modifican hasta alcanzar el tamaño adecuado de 
fragmentos de polipéptidos (8 a 12 aminoácidos de exten-
sión). Estos fragmentos , que se conocen como epitopos, son 
transportados por proteínas transportadoras especializadas 
(TAP1 y TAP2) en las cisternas del retículo endoplásmico 
rugoso (RER), donde se integran a moléculas del MHC 
I que se sintetizan en la superficie del RER. El complejo 
MHC I-epitopo es transportado al aparato de Golgi donde 
se empaca dentro de la red tmns-Golgi, en vesículas reves-
tidas por clatrina, para luego ser trasladado e insertado 
en el plasmalema. De esta manera, los TCL "observan" 
la superficie celular y "reconocen" si las proteínas que la 
célula está produciendo son propias o extrañas. 
Carga de epitopos 
en las moléculas MHC 11 
Los epitopos derivados de proteínas endocitadas por 
macrófagos y APC se localizan sobre moléculas MHC 1/ 
dentro de compartimientos intracelulares especializados 
que se conocen como compartimiento del complejo mayor 
de histocompatibilidad 1/ (MI/e). 
Los macrófagos y las APC endocitan proteínas de su 
medio extracelular mediante la formación de vesículas 
pinocíticas o fagosomas. El contenido de estas vesículas, 
que se conoce como proteínas exógenas, se lleva a endo-
somas tempranos, donde se segmenta enzimáticamente en 
fragmentos polipeptídicos . Estos últimos se transportan 
a endoso mas tardíos , donde se segmentan de manera 
adicional para que tengan el tamaño apropiado (13 a 25 
aminoácidos de largo) de tal forma que puedan ajustarse 
en el surco de la molécula MHC lI. 
Las moléculas MHC U se sintetizan en el retículo 
endoplásmico rugoso (RER). A medida que se ensamblan 
en las cisternas del RER, se carga dentro del surco de 
la molécula MHC U una proteína conocida como CLIP 
(del inglés class II -associated invariant protein, proteína 
invariable relacionada con la clase lI ), lo que evita la carga 
accidental de la molécula con un epitopo endógeno. El 
complejo MHC U-CLIP es transportado al aparato de 
Golgi y seleccionado en vesículas recubiertas con clatrina 
dentro de la red de Golgi tmns para llevarlo a una vesícula 
especializada (vesícula MUC) que se especializa en cargar 
epitopos en la molécula MHC II. 
La vesícula MIIC no sólo recibe el complejo MHC lI-
CLIP sino también los epitopos de los antígenos procesadosde los endosomas tardíos . Dentro de la vesícula MlIC, la 
CLIP de la molécula MHC II se disocia enzimáticamente y 
es sustituida por un epitopo. El complejo MHC lI-epitopo 
a continuación se transporta e inserta en la membrana 
celular. 
De esta manera las células T cooperadoras pueden 
"mirar" a la superficie de la célula y "ver" si la célula está 
encontrando proteínas extrañas. 
270 ••• Sistema linfoide (inmunitario) 
Células presentadoras de antígeno 
Las APC expresan tanto MHC I como MHC 11 en su 
plasma lema y fagocitan, catabolizan, procesan y presentan 
antígenos. 
Las APC fagocitan , catabolizan y procesan antígenos, 
unen sus epitopos a moléculas MHC II y presentan este 
complejo a las células T. Casi todas las APC derivan de 
monocitos y por consiguiente pertenecen al sistema fago-
cítico mononuclear. Las APC incluyen macrófagos, célu-
las dendríticas (como células de Langerhans de la epider-
mis y la mucosa bucal) y dos tipos de células no deriva-
das del monocito (células B y células epiteliales reticulares 
del timo). 
En forma similar a las células T colaboradoras, las 
APC elaboran y liberan citocinas. Estas moléculas de 
señalamiento son necesarias para activar células blanco a 
fin de que lleven a cabo sus funciones específicas, no sólo 
en la respuesta inmunitaria sino también en otros procesos . 
En el cuadro 12-3 se listan algunas de estas citocinas pero 
sólo se incluyen las propiedades que se relacionan de 
manera específica con la respuesta inmunitaria. 
Células asesinas naturales 
Las células asesinas naturales pueden destruir células 
transformadas viralmente y tumorales, así como bacterias, 
parásitos y hongos. 
Las células asesinas naturales constituyen una por-
ción de la población de células nulas de linfocitos. Como 
los CTL, destruyen algunas células alteradas por virus y 
tumorales. Sin embargo, las células NK no son restringidas 
por el MHC. No penetran en el timo para adquirir su 
capacidad inmunitaria y actúan de manera inespecífica. 
Las células NK pueden reconocer la región Fc de 
anticuerpos y destruyen de preferencia células recubiertas 
con los mismos, un proceso denominado citotoxicidad 
mediada por células dependiente de anticuerpo. 
La forma de destrucción depende de la liberación de 
perforinas y granzimas (enzimas vinculadas con gránulos) 
por células NK. Las perforinas liberadas se ensamblan en 
la membrana plasmática de la célula blanco y forman poros 
a través de los cuales las granzimas pueden penetrar en el 
citoplasma. Las granzimas inducen apoptosis, una forma 
de muerte celular programada. 
Las células NK tienen receptores para IL-12, lipopo-
lisacárido (LPS), un componente de la pared de la célula 
bacteriana, interferón-a (IFN-a) e interferón-{3 (IFN-{3). 
Estas citocinas incrementan de manera considerable las 
capacidades citotóxicas de las células NK, que a su vez 
liberan grandes cantidades de interferón-y (IFN-y), una 
citocina que activa macrófagos para destruir bacterias. 
Las células NK también pueden destruir células que no 
presentan regiones Fc de anticuerpos (véase comentario 
más adelante). La forma de destrucción independiente 
de anticuerpo es regulada por la presencia de una "señal 
destructora", cadenas de carbohidratos específicos en la 
célula blanco y la ausencia de una "señal de no destruir", 
de manera específica la falta de moléculas MHC 1 en la 
superficie de la célula blanco. Estas son estructuras a las 
que las células T no responden, en especial las cadenas de 
carbohidrato s y la ausencia de moléculas MHC. 
Interacción de células asesinas 
naturales con macrófagos 
Las células asesinas naturales se comunican con macrófagos 
para incrementar las capacidades de defensa de ambos 
tipos celulares. 
Las células del cuerpo atacadas por virus elaboran y 
liberan IFN-a e IFN-{3. Durante un ataque por bacterias 
gramnegativas, LPS está presente en el microambiente. 
Cualquiera de estas tres moléculas puede activar células 
NK. La activación de estas últimas origina las secuelas 
siguientes. 
1. Las células NK activas aumentan la cantidad de IFN-y 
que se libera y en consecuencia activan macrófagos. 
2. Los macrófagos activados tienen mayor capacidad para 
responder a LPS (y también a IFN-a e IFN-(3); respon-
den mediante su transformación en hiperactivados. 
3. Los macrófagos hiperactivados crecen, aumentan sus 
capacidades fagocíticas y de destrucción, y liberan 
TNF. 
4. El TNF auto activa macrófagos para que liberen 
IL-12. 
5. TNF e IL-12 hacen que las células NK liberen IL-2 e 
incrementen incluso más la producción de IFN-y (que 
aumenta el número de macrófagos activados). 
6. El TNF determina que las células NK e>"'Presen recep-
tores IL-2 en su superficie. 
7. Las células NK proliferan cuando IL-2 se une a sus 
receptores IL-2. 
Por consiguiente los macrófagos y las células NK, ambos 
componentes del sistema inmunitario innato, cooperan 
entre sí para incrementar su número y eficiencia para 
destruir patógenos invasores y células alteradas por virus . 
Interacción entre 
las células linfoides 
Las células del sistema linfoide interactúan entre sí para 
llevar a cabo una respuesta inmunitaria. El reconocimiento 
de moléculas de superficie regula el proceso de interacción; 
si estas últimas no se identifican, la célula se elimina para 
evitar una respuesta incorrecta. Cuando se reconocen 
moléculas de superficie, los linfocitos proliferan y se dife-
rencian. El inicio de estas dos respuestas se denomina 
activación. Esta requiere cuando menos dos señales: 
• Reconocimiento del antígeno (o epitopo). 
• Reconocimiento de una segunda señal estimuladora 
concurrente, que puede ser mediada por una citocina 
o por una molécula de señalamiento unida a la mem-
brana. 
Sistema linfoide (inmunitario) ••• 271 
Cuadro 12-3. Origen y funciones específicas de algunas citocinas 
Citocina Origen celular Célula blanco FU11ción 
IL- la y IL-lb Macrófagos y células epi-
teliales 
Células T Y macrófagos Activa células T y macrófagos 
IL-2 Células T Y B activadas Promueve la proliferación de células 
T y B activadas 
IL-4 Células T H2 
IL-5 Células T¡¡2 
Células B 
Células B 
Promueve la proliferación de células 
B y su maduración en células plas-
máticas; también facilita el cambio 
de producción de IgM a IgG e 
IgE 
Promueve la proliferación y la madu-
ración de la célula B; también 
faci lita el cambio de producción 
de IgM a IgE 
IL-6 Células presentadoras 
de antígeno y células 
TH2 
Células T Y células B activadas Activa células T; promueve la madu-
ración de la célula B en células 
plasmáticas que producen IgG 
IL- IO Inhibe el desarrollo de células T J-J 1 e 
impide que secreten citocinas 
IL-12 Células B Y macrófagos Células NK Y células T Activa células NK e induce la forma-
ción de células similares a T H 1 
TNF-a Macrófagos Macrófagos Autoactiva macrófagos para que libe-
ren IL-12 
Células TlIl Macrófagos hiperactivos Estimula macrófagos hiperactivos 
para que produzcan radicales de 
oxígeno, lo que facilita la destruc-
ción bacteriana 
IFN-a Células atacadas por Células NK Y macrófagos Activa macrófagos y células NK 
• VIrus 
IFN- [3 Células atacadas por Células NK Y macrófagos Activa macrófagos y células NK 
• VIrus 
IFN--y Células T JJ 1 Macrófagos y células T Promueve la destrucción celular por 
células T citotóxicas y la fagocito-
sis por macrófagos 
ll(, inmunoglobulina; IL, interleuci na; IFN , interferón ; NK, asesina natural ; T II, cooperadora T; TNF, factor de necrosis tumoraL 
Respuesta inmunitaria humoral mediada 
por célula T cooperadora (células TH2) 
Con excepción de los antígenos independientes del 
timo, las células B pueden responder un antígeno sólo si 
el subtipo T H2 de células T cooperadoras les indica que 
lo hagan (fig. 12-2). Cuando la célula B une antígeno a 
u SIC, internaliza el complejo de antígeno y anticuerpo, 
remueve el epitopo, lo fija a las moléculas MHC 11, coloca 
el complejo epitopo-MHC II en su superficie y lo presenta 
a unacélula T1l2. 
Señal 1. La célula T H2 no sólo debe reconocer el epitopo 
con su RTC sino también la molécula MHC II con su 
molécula CD4. 
Señal 2. El receptor CD40 de las células T H2 debe unirse 
a la molécula CD40 de la célula B. 
La célula B se activa y prolifera con rapidez cuando 
ambos fenómenos de señalamiento se ejecutan de manera 
adecuada. Durante la proliferación , la célula T H2 libera 
IL-4, IL-5, IL-6 e IL-10. Las tres primeras de estas cito-
cinas facilitan la diferenciación de las células B recién 
272 ••• Sistema linfoide (inmunitario) 
Antígeno 
.--Molécula CD4 
ltar de 
Complejo epitopo-
MHC clase 11 
CD40 
La célula B se activa por 
el entrecruzamiento de 
anticuerpos de superficie con 
el antígeno. La célula B coloca 
el complejo epitopo-MHC 11 en 
su superficie. 
Receptor 
CD40 
La célula T H2 reconoce el complejo 
epitopo-MHC 11 presentado por la 
célula B mediante sus moléculas TCR 
y CD4. Además el receptor CD40 de 
T H2 se une a la molécula CD40 en el 
plasmalema de la célula B. 
La unión de CD40 al receptor CD40 
causa proliferación de células B. 
La célula T H2 libera citocinas 
IL-4, IL-5, IL-6 e IL-10. 
o • 
• 
Células plasmáticas Anticuerpos 
o 
• • 
IL-4, IL-5 e IL-6 facilitan la 
activación y la diferenciación de 
las células en células B de memoria 
y células plasmáticas formadoras 
de anticuerpo. IL-1 O inhibe la 
proliferación de células T H 1. 
Células B de memoria 
Fig. 12-2. Esquema de la interacción entre células B y célula T cooperadora (célula T H2) en la formación de células B de memoria y células 
plasmáticas inducida por antígeno, dependiente del timo. CD, grupo de diferenciación; IL, interleucina; MHC, complejo mayor de histocompatibilidad; 
TCR, receptor de célula T. 
formadas en células B de memoria y células plasmáticas 
que secretan anticuerpo, en tanto que IL-10 inhibe la 
proliferación de células T H 1. 
Destrucción de células transformadas 
viralmente mediada por célula T 
cooperadora (T H 1) 
En casi todos los casos, los CTL deben recibir una 
señal de una célula T H 1 para ser capaces de destruir células 
transformadas por virus. Sin embargo, antes que esa señal 
pueda darse, la célula T H 1 de be activarse por una APC 
que ofrece el epitopo apropiado (fig. 12-3). 
Señal 1. El RTC y la molécula CD4 de una célula TH 1 
deben reconocer el complejo epitopo-MHC II en la 
superficie de una APC. Si estos fenómenos ocurren, 
la APC expresa en su superficie una molécula deno-
minada B7. 
Señal 2. La molécula CD28 de la célula T H 1 se une a la 
molécula B7 de la APC. 
La célula T H 1 es activada ahora y libera IL-2, IFN - 'Y 
Y TNF. El IFN-y origina la activación y la proliferación 
del CTL, si éste se encuentra unido a la misma APC y se 
satisfacen las condiciones siguientes: 
Señal 1. El RTC y la molécula CD8 del CTL deben 
reconocer el complejo epitopo-MHCI de la APC; 
asimismo la molécula CD28 del CTL debe unirse con 
la molécula B7 de la APe. 
Señal 2. La IL-2 liberada por la célula T H 1 se une a los 
receptores IL-2 del CTL. 
A continuación el CTL se activa y prolifera con rapi-
dez. Los CTL recién formados buscan células transforma-
das viralmente mediante la unión con su TCR y CD8 al 
complejo epitopo-MHC 1 de la célula transformada. La 
destrucción de la célula blanco puede ocurrir en una de 
las formas siguientes : 
1. La unión (en presencia de calcio) causa liberación de 
perforinas, un grupo de glucoproteínas relaciona-
das de manera estrecha con la fracción C9 del complejo 
de ataque de membrana y del complemento. Las per-
forinas se incluyen por sí mismas en las membranas 
celulares de las células transformadas y, mediante 
agregación, forman poros hidrofílicos. Es posible que 
estos poros se tornen tan grandes y abundantes que la 
célula blanco no puede conservar su integridad cito-
plásmica y las células sufren necrosis. Resulta de interés 
señalar que la perforina protege de la autodestrucción 
el CTL porque el proteoglucano sulfato de condroi-
tina A está presente en las vesículas que contienen 
• granzllnas. 
2. La unión (en presencia de calCiO) origina la libera-
ción de perforinas y granzimas. Las granzimas se 
liberan de gránulos de almacenamiento del CTL; estas 
enzimas penetran en las células transformadas a través 
de los poros que la perforina forma e impulsan las 
células a la apoptosis , y las destruyen en el transcurso 
de unos cuantos minutos. 
3. La unión también puede llevar al ligando Fas del CTL 
en contacto con la proteína Fas (CD95) de la membra-
na de la célula blanco. Cuando se une un número 
umbral de estos ligandos Fas y proteínas Fas , el agru-
pamiento de las proteínas Fas induce la cascada de 
proteínas intracelulares y conduce a la apoptosis. 
Molécula C04 
de 
MHC clase II-epitopo 
41> B7 Complejo MHC 
TNF <> Molécula clase I-epitopo 
C028 Molécula C08 
B7 
CD28 
Linfocito T 
citotóxico 
<> 
.. 
Sistema linfoide (inmunitario) ••• 273 
Célula 
transformada 
o o 
) IFN-r <> o Granzimas o 
o o o 
El TCR de la célula T H 1 se une al 
complejo MHC II-epitopo de la célula 
presentadora de antígenos. La molécula 
C04 de la célula T H 1 reconoce al MHC 11. 
Estos dos fenómenos dan lugar a que la APC 
exprese moléculas B7 en su superficie, que se 
unen a C028 de la célula TH1, Y originan la 
liberación de IL-2, IFN')'- Y TNF. 
La misma APC también tiene complejo 
MHC I-epitopo expresado en su 
superficie que es unido por una 
molécula C08 del CTL y el receptor 
Los CTL recién formados se unen al 
complejo MHC I-epitopo mediante sus 
moléculas TCR y C08, y secretan 
perforinas y granzimas, que destruyen 
las células transformadas por virus. La 
destrucción ocurre cuando entran 
granzimas en la célula a través de los 
poros establecidos por las perforinas y 
actúan en los componentes intracelulares 
para conducir la célula a la apoptosis. 
de célula T. Además el CTL tiene moléculas 
C028 unidas a la molécula B7 de la APC. 
El CTL también posee receptores IL-2, que 
se unen a la IL -2 liberada por la célula 
T H 1 Y originan la proliferación de CTL y 
el IFN- causa su activación. 
Fig_ 12-3_ Esquema de la activación de la célula T cooperadora (célula THl) de células T citotóxicas en la destrucción de células transformadas por 
\irus. APC, célula presentadora de antígeno; CD, grupo de diferenciación ; CTL, linfocito T citotóxico; IFN')'-, interferón gamma; MHC, complejo 
mayor de histocompatibilidad; TCR, receptor de célula T; TNF, factor de necrosis tumoral. 
• 
Cabe señalar que ciertas APC muy vigorosas pueden 
actuar como la primera señal. En este caso el CTL no 
requiere una célula T cooperadora intermediaria sino que 
puede liberar IL-2 y activarse por sí mismo. 
Las células TH1 ayudan a los macrófagos 
a destruir bacterias 
Las bacterias que son fagocitadas por macrófagos pue-
den proliferar con facilidad dentro del fagosoma (e infec-
tarse) porque los macrófagos no pueden destruir estos 
microorganismos a menos que sean activados por células 
T H 1 (fig. 12-4). 
Señal 1. El TCR y las moléculas CD4 de la célula TH l 
deben reconocer el complejo epitopo-MHC 11 del 
macrófago que fagocitó la bacteria. 
Señal 2. La célula T H 1 expresa receptores IL-2 en su 
superficie y libera IL-2, que se une a los receptores y 
en consecuencia se activa por sí misma. 
La célula T H 1 activada prolifera con rapidez y las células 
T H 1 recién formadas entran en contacto con macrófagos 
infectados con bacterias. 
Señal 1. El TCR y las moléculas CD4 de la célula T H 1 
deben reconocer el complejo epitopo-MHC 11 del 
macrófago infectado, y la célula T libera IFN-y. 
eñal2. El IFN-y activa el macrófago, que a continuación 
expresa receptores TNF -ex en su superficie y libera la 
citocina TNF -ex. 
Cuando estos dos factores, IFN-y y TNF-ex, se unen a 
sus receptores en los macrófagos , facilitan la producción de 
radicales de oxígeno por el macrófago que da por resultado 
la destrucción de la bacteria. 
CORRELACIONES CLlNICAS 
El virus de la inmunode6.ciencia humana (HIV),la causa del síndrome de inmunode6.ciencia 
adquirida (SIDA), se une a moléculas CD4 de 
células T cooperadoras e inyecta su núcleo dentro 
de la célula. El virus incapacita la célula y conforme 
se disemina infecta otras células T cooperadoras, y 
en consecuencia reduce su cantidad. Como resul-
tado al final las personas infectadas se tornan incapa-
ces de montar una respuesta inmunitaria contra in-
fecciones bacterianas o virales. Las víctimas mueren 
de infecciones secundarias que se deben a microor-
ganismos oportunistas o por afecciones malignas. 
ORGANOS LlNFOIDES 
Los órganos linfoides se clasifican en dos categorías: pri-
marios y secundarios. 
1. Los órganos linfoides primarios (centrales) tienen 
a su cargo el desarrollo y la maduración de linfocitos en 
células maduras con capacidad inmunitaria. 
2. Los órganos linfoides secundarios (periféricos) se 
encargan del ambiente apropiado en el que las células 
274 ••• Sistema linfoide (inmunitario) 
Activación por célula T H 1 de macrófagos infectados 
epitopo-MHC clase II,-::::~ 
Molécula CD4 
T~IF-a 
Bacterias 
\:-IJ Macrófago 
<::--:> 
Bacterias en proliferación 
en fagosomas 
Lisosomas de célula T 
Las moléculas TCR y CD4 de la célula T H 1 reconocen 
el complejo MHC II-epitopo que presenta un macrófago 
que se infectó por bacterias. La célula T H 1 se activa, 
expresa receptores IL-2 en su superficie y libera IL-2. 
La unión de IL-2 origina la proliferación de las células T H 1. 
o o 
IFN-yL--
o 
Receptor 
TNF" 
Macrófago 
Lisosoma 
activado 
Las células T H 1 recién formadas entran en 
contacto con macrófagos infectados (TCR y 
CD4 reconocen el complejo MHC II-epitopo) y 
liberan interferón -y (IFN-y). EIIFN-y activa el 
macrófago para que exprese receptores TNF" 
en su superficie y también para que libere TNF" 
en su superficie. La unión de IFN-y y TNF" en 
la membrana celular del macrófago facilita la 
producción de radicales de oxígeno por el 
macrófago y da por resultado la destrucción de 
la bacteria. 
Fig_ 12-4. Esquema de la activación del macrófago por células T. CD, grupo de diferenciación; IL, interleucina; TCR, receptor de célula T; 
TNF -ex, factor de necrosis tumoral alfa. 
con capacidad inmunitaria pueden reaccionar entre 
sí y también con antígenos y otras células para mon-
tar un reto inmunitario contra antígenos o patógenos 
• mvasores. 
El hígado fetal, la médula ósea prenatal y posnatal, 
y el timo constituyen los órganos linfoides primarios en el 
hombre. Los ganglios linfáticos, el bazo y los tejidos linfoi-
des relacionados con la mucosa (y también la médula ósea 
posnatal) constituyen los órganos linfoides secundarios. 
Timo 
El timo es un órgano linfoide primario que es el sitio de 
maduración de los linfocitos T. 
El timo, situado en el mediastino superior y que se 
extiende sobre los grandes vasos del corazón, es un órgano 
pequeño encapsulado compuesto por dos lóbulos. Cada 
lóbulo surge por separado en la tercera (y tal vez la cuarta) 
bolsa faríngea del embrión. Los linfocitos T que penetran 
en el timo para instruirse a fin de adquirir capacidad 
inmunitaria provienen del mesodermo. 
El timo se origina temprano en el embrión y continúa 
en crecimiento hasta la pubertad, cuando puede pesar 
hasta 35 a 40 g. Después de los primeros años de vida el 
timo comienza a involucionar (atrofia) y se infiltra por 
células adiposas. Sin embargo, su función puede continuar 
incluso en adultos de mayor edad. 
La cápsula del timo, compuesta de tejido conectivo 
denso irregular, colagenoso, envía tabiques a los lóbulos y los 
subdivide en lobuilllos incompletos (fig. 12-5). Cada lobu-
liIlo se compone de una corteza y una médula, aunque las 
médulas de lobulillos adyacentes son confluentes entre sí. 
Corteza 
La capacidad inmunitaria de las células T, la eliminación 
de linfocitos T autorreactivos y el reconocimiento de MHC 
ocurren en la corteza tímica. 
La corteza del timo muestra una apariencia histológica 
mucho más oscura que la médula por la presencia de un 
gran número de linfocitos T (timocitos) (fig. 12-6, véase 
fig. 12-5). Las células T con capacidad inmunitaria salen 
de la médula ósea y migran a la periferia de la corteza 
túnica, donde se someten a una proliferación extensa e 
instrucciones para convertirse en células T con capacidad 
inmunitaria. Además de linfocitos, la corteza aloja macró-
fagos y células epiteliales reticulares. Se piensa que 
en el hombre las células epiteliales reticulares derivan del 
endodermo de la tercera (y tal vez la cuarta) bolsa faríngea; 
se sugirió que en ratones es posible que el ectodermo 
del tercer surco faríngeo origine las células epiteliales 
reticulares corticales y que el endodermo de la tercera 
bolsa faríngea dé lugar a las células epiteliales reticulares 
de la médula tímica. En la corteza del timo se encuentran 
tres tipos de células epiteliales reticulares. 
Las células tipo 1 separan la corteza de la cápsula 
y las trabéculas de tejido conectivo, y rodean elementos 
vasculares en la corteza. Estas células forman uniones 
ocluyen tes entre sí, que aíslan por completo la corteza 
Sistema linfoide (inmunitario) __ _ 275 
Médula Corteza 
Cápsula 
Corteza 
Médula 
rr--------~A~--------___ \ 
Vasos 
capsulares 
en la cápsula 
rr----------A----------~\ 
Fig. 12-5. Diagrama del timo que 
muestra su inigación y su disposición his-
tológica. 
tímica del resto del cuerpo. Los núcleos de las células tipo 
I son polimorfos y tienen nucleolos bien definidos. 
Las células tipo n se localizan en la corteza media. 
Estas células tienen prolongaciones largas, anchas , similares 
a vainas que forman uniones desmosómicas entre sí. Sus 
prolongaciones forman un citorretículo que subdivide la 
corteza tímica en compartimientos pequeños, llenos con 
linfocitos. Los núcleos de las células tipo n son estructuras 
pálidas, grandes, con poca heterocromatina. El citoplasma 
también es pálido y contiene en abundancia tonofilamen-
tos. 
Las células tipo nI están situadas en la corteza pro-
funda y la unión corticomedular. El citoplasma y los núcleos 
de estas células son más densos que los de las célu-
las epiteliales reticulares tipos I y n. El RER de las células 
tipo In muestra cisternas dilatadas , que indican síntesis 
de proteínas. Las células epiteliales reticulares tipo nI 
también tienen prolongaciones anchas, semejantes a vainas 
que forman compartimientos llenos con linfocitos. Estas 
células participan en la formación de uniones ocluyentes 
Corpúsculo Células 
de Hassall epiteliales 
reticulares Vasos septales 
Tabique 
Capilares en la corteza 
entre sí y con células epiteliales reticulares de la médula; 
ello aísla la corteza de la médula. 
Estos tres tipos de células epiteliales reticulares aíslan 
por completo la corteza del timo y en consecuencia impiden 
que las células T en desarrollo entren en contacto con 
antígenos extraños. Tanto las células tipos n y nI como las 
células interdigitantes derivadas de la médula ósea (APC) 
también presentan autoantígenos, moléculas MHC I 
y moléculas MHC n a las células T en desarrollo. Los 
linfocitos T en desarrollo cuyos RTC reconocen proteínas 
propias, o cuyas moléculas CD4 o CD8 no pueden reco-
nocer las moléculas MHC I o MHC n, se someten a 
apoptosis antes que puedan dejar la corteza. Resulta de 
interés que 98% de las células T en desarrollo muere en la 
corteza y es fagocitado por macrófagos residentes, que se 
denominan macrófagos de cuerpo teñible. Las células 
que sobreviven pasan a la médula del timo como linfocitos 
T inocentes y desde ese sitio (o de la unión corticomedular) 
se distribuyen a órganos linfoides secundarios a través del 
sistema vascular. 
276 ••• Sistema linfoide (inmunitario) 
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.. 
, 
Fig. 12,6. Fotomicrografía de un lóbulo del timo (x124). 
Médula 
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¡ A 
..... /, 
4, 
La médula se caracteriza por la presencia de corpúsculos 
de Hassall; todos los timocitos de la médula son células T 
con capacidad inmunitaria. 
La médulatímica se tiñe mucho más clara que la 
corteza porque su población de linfocitos no es tan profusa 
y porque contiene un gran número de células epiteliales 
reticulares derivadas endotelialmente (véanse figs. 12-5 
y 12-6). Hay tres tipos de células epiteliales reticulares 
en la médula. 
Las células tipo IV se encuentran en relación cercana 
con las células tipo III de la corteza y ayudan en la forma-
ción de la unión corticomedular. El núcleo de estas células 
tiene una red de cromatina gruesa y su citoplasma es de 
tinción oscura y contiene en abundancia tonofilamentos. 
Las células tipo V forman el citorretículo de la médula. 
Los núcleos de estas células son polimorfos, con una red 
de cromatina perinuclear bien definida y un nucleolo 
notable. 
Las células tipo VI constituyen la característica más 
distintiva de la médula tímica. Estas células grandes, de 
tinción pálida coalescen entre sí y forman corpúsculos 
tímicos (corpúsculos de Hassall) en forma de espiral, 
cuyo número aumenta con la edad de la persona (véanse 
figs. 12-5 y 12-6). Las células tipo VI pueden queratinizarse 
de manera intensa e incluso calcificarse. A diferencia de 
las células tipos IV y V, las células epiteliales reticulares 
tipo VI pueden ser de origen ectodérmico. La función de 
los corpúsculos tímicos se desconoce, aunque podría ser el 
sitio de la muerte de linfocitos T en la médula. 
Aporte vascular 
El aporte vascular de la corteza forma una barrera 
hematotímica muy potente para evitar que las células T 
en desarrollo entren en contacto con macromoléculas de 
origen sanguíneo. 
El timo recibe múltiples arterias pequeñas, que pe-
netran en la cápsula y se distribuyen en la totalidad del 
órgano a través de las trabéculas entre lóbulos adyacentes. 
Las ramas de estos vasos no llegan en forma directa a la cor-
teza; en lugar de ello, de las trabéculas entran en la 
unión corticomedular, donde forman lechos capilares que 
penetran en la corteza. 
Los capilares de la corteza son de tipo continuo, 
poseen una lámina basal gruesa y están revestidos por una 
vaina de células epiteliales reticulares tipo 1 que forma 
una barrera hematotímica. Por tanto las células T en 
desarrollo de la corteza están protegidas del contacto con 
macromoléculas de origen sanguíneo. Sin embargo, se 
permite que las macromoléculas propias crucen la barrera 
hematotímica (tal vez controlada por las células epiteliales 
reticulares ), quizá para eliminar las células T que están 
programadas contra antígenos propios. La red capilar 
cortical drena en vénulas pequeñas en la médula. 
Las células T con capacidad inmunitaria recién formadas 
que provienen de la médula ósea dejan la vasculatura en la 
unión corticomedular y migran a la periferia de la corteza. 
Conforme estas células maduran, se profundizan en la 
corteza y entran en la médula como células inocentes pero 
con capacidad inmunitaria. Salen de la médula a través de 
las venas que drenan el timo. 
Histofisiología del timo 
La principal función del timo es instruir células T sin 
capacidad inmunitaria para que logren su capacidad 
inmunitaria. 
Las células T en desarrollo proliferan de manera extensa 
en la corteza, comienzan a expresar sus marcadores de 
superficie y se valora su capacidad para reconocer molé-
culas MHC propias y epi topos propios. Las células 
T que no son capaces de reconocer moléculas MHC I y 
MHC II propias se destruyen mediante apoptosis. También 
se destruyen los linfocitos T cuyos TCR están programados 
contra macro moléculas propias. 
Se piensa que el proceso de valoración para moléculas 
MHC y epitopos propios es una función tanto de las células 
epiteliales reticulares tipos II y III como de las células 
dendríticas derivadas de la médula ósea porque estos 
tres tipos de células expresan ambas clases de complejo 
epitopo-molécula MHC en su superficie. 
Las células epiteliales reticulares del timo producen 
cuando menos cuatro hormonas necesarias para la madu-
ración de células T. Es probable que sean paracrinas y que 
actúen a una distancia corta, aunque se piensa que algunas 
pueden verterse al torrente sanguíneo. Estas hormonas 
incluyen timosina, timopoyetina, timulina y factor 
humoral tímico, y facilitan la proliferación de la célula T 
y la expresión de marcadores en su superficie. Además las 
hormonas de fuentes extratímicas, en especial las gónadas 
y las glándulas hipófisis, tiroides y suprarrenales, influyen 
en la maduración de la célula T. Los efectos más potentes 
se deben a 1) corticosteroides suprarrenales, que 
disminuyen la cifra de células T en la corteza tímica; 2) 
tiroxina, que estimula las células epiteliales reticulares 
corticales para que incrementen la producción de timulina, 
y 3) somatotropina, que promueve el desarrollo de la 
célula T en la corteza tímica. 
CORRELACIONES CLlNICAS 
La falta congénita de desarrollo del timo se deno-
mina síndrome de DiGeorge. Los pacientes con 
esta enfermedad no pueden producir células T. Por 
tanto su respuesta inmunitaria de mediación celular 
no es funcional y estos pacientes mueren a una 
Sistema linfoide (inmunitario) __ _ 277 
edad temprana a causa de infección. Como estos 
enfermos también carecen de glándulas paratiroides, 
la muerte también puede deberse a tetania. 
Ganglios linfáticos 
Los ganglios linfáticos son estructuras ovales, pequeñas, 
encapsuladas e interpuestas en el trayecto de los vasos 
linfáticos a fin de actuar como filtros para la remoción 
de bacterias y otras sustancias extrañas. 
Los ganglios linfáticos se localizan en diversas regio-
nes del cuerpo pero prevalecen más en el cuello, la axila, 
la ingle, a lo largo de vasos mayores y en las cavidades 
corporales. Su parénquima se compone de acumulaciones 
de linfocitos T y B, APC y macrófagos. Estas células lin-
foides reaccionan a la presencia de antígenos mediante una 
respuesta inmunitaria en la que los macrófagos fagocitan 
bacterias y otros microorganismos que entran al ganglio 
linfático a través de la linfa. 
Cada ganglio linfático es una estructura blanda, hasta 
cierto punto pequeña, con menos de 3 cm de diámetro, que 
tiene una cápsula fibrosa de tejido conectivo, por lo general 
rodeada de tejido adiposo (fig. 12-7). Posee una superficie 
convexa perforada por vasos linfáticos aferentes que 
tienen válvulas, que aseguran que la linfa de estos vasos 
penetre en la sustancia del ganglio. La superficie cóncava 
del ganglio, el hilio, es el sitio por el que arterias y venas 
Vaso linfático aferente 
linfoide 
subcapsular 
~\ ____ Paracorteza 
.D.-___ -----Médula 
medular 
Vasos linfáticos 
eferentes 
Vena 
'-- P"O subcapsular 
"--- Vénulas poscapilares 
"----Lecho capilar 
'-----Seno trabecular 
'-----Trabécula 
278 ••• Sistema linfoide (inmunitario) 
entran y salen del ganglio. Además la linfa sale del ganglio 
a través de vasos linfáticos eferentes que también se 
localizan en el hilio. Estos últimos tienen válvulas que 
impiden la regurgitación de linfa hacia el ganglio. 
CORRELACIONES CLlNICAS 
Los linfocitos del ganglio linfático proliferan con 
rapidez en presencia de antígenos o bacterias; el gan-
glio linfático puede aumentar varias veces su tamaño 
normal y tornarse duro y palpable al tacto. 
Desde el punto de vista histológico un ganglio linfático 
está subdividido en tres regiones: corteza, paracorteza y 
médula. Todas estas regiones tienen un abastecimiento 
abundante de sinusoides, espacios crecidos recubiertos por 
endotelio a través de los cuales se filtra la linfa. 
Corteza 
La corteza del ganglio linfático se subdivide en 
compartimientos que alojan nódulos linfoides primarios 
y secundarios con abundancia de células B. 
La cápsula de tejido conectivo denso irregular, colage-
noso, envía trabéculas al parénquima del ganglio linfático 
y subdivide la región externa de la corteza en comparti-
mientos incompletos que se extienden hasta la cercanía del 
hilio (fig. 12-8, véase fig. 12-7). La cápsula está engrosada 
en el hilio y a medida que los vasospenetran en la sustancia 
del ganglio son rodeados por una vaina de tejido conectivo 
que se deriva de la cápsula. Suspendida de esta última y de 
las trabéculas se encuentra una red tridimensional de tejido 
conectivo reticular que forma la estructura arquitectónica 
de la totalidad del ganglio linfático. 
Los vasos linfáticos aferentes perforan la cápsula en 
la superficie convexa del ganglio y vacían su linfa en el seno 
subcapsular, que se localiza justo por debajo de la cápsula. 
Este seno se continúa con los senos corticales (senos 
paratrabeculares) que son paralelos a las trabéculas y 
llevan la linfa a los senos medulares, para al final pasar a 
los vasos linfáticos eferentes. Estos senos tienen una red 
de células reticulares estrelladas cuyas prolongaciones 
están en contacto con otras células y el epitelio escamoso 
simple semejante a endotelio. Los macrófagos, unidos 
a las células reticulares estrelladas, fagocitan con avidez 
material particulado extraño. Además las células linfoides 
pueden entrar o salir de los sinusoides pasando entre su 
recubrimiento de células escamosas. 
Nódulos linfoides 
Hay dos tipos de nódulos linfoides: primarios y 
secundarios; los nódulos linfoides secundarios tienen 
un centro germinal. 
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Fig. 12-8. Fotomicrografía de la corteza de un ganglio linfático 
(X 132) 
Los compartimientos incompletos dentro de la corteza 
alojan nódulos linfoides primarios que son agregados esfé-
ricos de linfocitos B (tanto células B vírgenes como células 
B de memoria) que se encuentran en el proceso de entrar 
o salir del ganglio linfático (véanse figs. 12-7 y 12-8). Con 
frecuencia los centros de los nódulos linfoides se tiñen más 
pálidos, alojan centros germinales y se conocen como 
nódulos secundarios. Estos últimos sólo se forman en 
respuesta a un reto antigénico; se cree que son los sitios de 
generación de células B de memoria y plasmáticas. 
La región del nódulo linfoide periférica al centro ger-
minal se compone de una acumulación densa de linfocitos 
pequeños que migran para alejarse de su sitio de origen 
dentro de los nódulos secundarios. Esta región periférica 
se denomina corteza (manto). 
Los centros germinales muestran tres zonas: oscura, 
basal clara y apical clara. La zona oscura es el sitio 
de la proliferación intensa de células B aglomeradas de 
manera densa (que no poseen SIC). Estas células, que 
se conocen como centroblastos, migran a la zona basal 
clara, expresan SIC, cambian de clase de inmunoglobulina 
y se conocen como centrocitos. Estas células se exponen 
a células dendríticas foliculares que llevan antígeno y 
experimentan hipermutación para transformarse en más 
eficientes en la formación de anticuerpos contra el antígeno. 
Las células que no sintetizan las SIC propias se fuerzan a 
apoptosis y son destruidas por macrófagos. Los centro citos 
recién formados que se permite que sobrevivan pasan 
a la zona apical clara, donde se tornan en células B 
de memoria o células plasmáticas y después salen del 
folículo secundario. 
Para corteza 
La región del ganglio linfático entre la corteza y la médula 
es la para corteza. Aloja sobre todo células T y es la zona 
del ganglio linfático dependiente del timo. 
Las APC (p. ej ., células de Langerhans de la piel o 
células dendríticas de la mucosa) migran a la región de la 
paracorteza del ganglio linfático para presentar su complejo 
epitopo-MHC II a células T cooperadoras. Si estas últimas 
se activan, proliferan e incrementan la anchura de la 
paracorteza a tal grado que pueden incluirse profundo en 
la médula. A continuación las células T recién formadas 
migran a los senos medulares, salen del ganglio linfático y 
prosiguen al área de actividad antigénica. 
Las vénulas de endotelio alto (VEA) se localizan 
en la paracorteza. Los linfocitos salen de la vasculatura 
migrando entre las células cuboides de este endotelio 
poco común y penetran en el parénquima del ganglio 
linfático. Las células B migran a la corteza externa, en tan-
to que la mayor parte de las células T permanece en la 
paracorteza. 
La membrana plasmática del linfocito expresa moléculas 
de superficie, conocidas como selectinas, que ayudan a 
la célula a reconocer las células endoteliales de VEA y 
permiten que rueden a lo largo de la superficie de estas 
células. Cuando los linfocitos entran en contacto con 
moléculas de señalamiento adicionales localizadas en el 
plasmalema de la célula endotelial, las selectinas se activan, 
se unen con firmeza a la célula endotelial y detienen la 
acción de rodamiento de los linfocitos. A continuación, 
mediante diapédesis, el linfocito migra entre las células 
endoteliales cuboides para salir de la luz de la vénula 
poscapilar y penetrar en el parénquima del ganglio linfá-
tico. 
Médula 
La médula se compone de senos linfáticos tortuosos 
grandes, rodeados por células linfoides organizadas 
en grupos que se conocen como cordones medulares. 
Las células de los cordones medulares (linfocitos, células 
plasmáticas y macrófagos) están atrapadas en una red de 
fib ras y células reticulares (fig. 12-9, véase fig. 12-7). 
Los linfocitos migran de la corteza para penetrar en los 
senos medulares desde los cuales entran en los vasos 
linfáticos eferentes para salir del ganglio linfático. Los cortes 
histológicos de la médula también muestran la presencia 
de trabéculas, que provienen de la cápsula engrosada del 
hilio y que llevan vasos sanguíneos al ganglio linfático y 
hacia fuera del mismo. 
Sistema linfoide (inmunitario) ••• 279 
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Fig. 12-9. Fotomicrografía de la médula de un ganglio linfático 
( x132). 
Vascularización del ganglio linfático 
Las arterias penetran en el parénquima de los ganglios 
linfáticos en el hilio. Los vasos siguen a través de la médula 
dentro de las trabéculas y se tornan más pequeños conforme 
se ramifican repetidas veces. Por último pierden su vaina 
de tejido conectivo, siguen dentro de la sustancia de los 
cordones medulares y contribuyen a la formación de los le-
chos capilares medulares. Las ramas pequeñas de las 
arterias continúan en los cordones medulares hasta que 
llegan a la corteza, donde forman un lecho capilar cortical, 
que es drenado por vénulas poscapilares. La sangre de 
las vénulas poscapilares drena hacia venas más grandes, 
que salen del ganglio linfático en el hilio. 
Histofisiologia de los ganglios linfáticos 
Los ganglios linfáticos filtran la linfa y actúan como sitios 
para reconocimiento de antígeno. 
El ritmo del flujo se reduce conforme la linfa penetra 
en el ganglio linfático, lo que permite que los macrófagos 
que residen en los senos (o cuyas prolongaciones se encajan 
dentro de los mismos) tengan más tiempo para fagocitar 
280 ••• Sistema linfoide (inmunitario) 
material particulado extraño. De esta forma se elimina 99% 
de las impurezas que se encuentran en la linfa. 
Los ganglios linfáticos también actúan como sitios de 
reconocimiento de antígeno porque las APC que entran 
en contacto con antígenos migran al ganglio linfático más 
cercano y presentan su complejo epitopo-MHC a linfocitos. 
Además los antígenos que se filtran a través del ganglio 
linfático son atrapados por células foliculares dendríticas 
y los linfocitos que se encuentranen el ganglio linfático o 
migran al mismo reconocen el antígeno. 
Si un antígeno es reconocido y se activa una célula B, 
ésta migra a un nódulo linfoide primario, prolifera y 
forma un centro germinal; el nódulo linfoide primario se 
conoce entonces como nódulo linfoide secundario. Las 
células recién formadas se diferencian en células B de 
memoria y plasmáticas, salen de la corteza y forman los 
cordones medulares. Alrededor de 10% de las células 
plasmáticas recién formadas permanece en la médula 
y libera anticuerpos a los senos medulares. Las células 
plasmáticas restantes entran en los senos y se dirigen a la 
médula ósea, donde continúan la elaboración de anticuerpos 
hasta que mueren. Algunas células B de memoria perma-
necen en los nódulos linfoides primarios de la corteza, 
pero la mayor parte sale del ganglio linfático para residir 
en otros órganos linfáticos secundarios del cuerpo. En 
consecuencia, cuando hay una segunda exposición al mismo 
antígeno, se dispone de un gran número de células de 
memoria para que el cuerpo pueda montar una respuesta 
secundaria rápida y potente. 
CORRELACIONES CLlNICAS 
Los ganglios linfáticos se localizan a lo largo del 
trayecto de los vasos linfáticos y forman una cadena 
de ganglios linfáticos de manera que la linfa fluye de 
un ganglio al siguiente. Por esta razón una infec-
ción puede diseminarse y las células malignas dar 
metástasis a través de una cadena de ganglios hasta 
regiones remotas del cuerpo. 
Bazo 
El bazo, que es el órgano linfoide más grande del 
cuerpo, está revestido de una cápsula de tejido conectivo 
colagenoso; tiene una superficie convexa y una cóncava, 
que se conoce como hilio. 
El bazo, el órgano linfoide más grande del cuerpo, se 
localiza en el peritoneo en el cuadrante superior izquierdo 
de la cavidad abdominal. Su cápsula de tejido conectivo 
denso irregular, fibroelástico , que en ocasiones al()ja células 
de músculo liso, está rodeada por peritoneo visceral. 
El epitelio escamoso simple de este último proporcio-
na una superficie lisa al bazo. El bazo no sólo desempeña 
una función en la capacidad inmunitaria de formación de 
anticuerpos y proliferación de células T y B, sino también 
como un filtro sanguíneo que destruye eritrocitos viejos. El 
bazo es un órgano hemopoyético durante el desarrollo fetal ; 
si es necesario, puede reanudar esta función en el adulto. 
Además en algunos animales (pero no en el hombre) el 
bazo también actúa como un reservorio de glóbulos rojos , 
que pueden liberarse a la circulación cuando se requiere. 
El bazo tiene una superficie convexa y una cóncava, 
conocida como hilio. La cápsula del bazo está engrosada 
en el hilio y es aquí donde entran las arterias y sus fibras 
nerviosas acompañantes, y salen venas y vasos linfáticos 
del bazo. 
Las trabéculas , que provienen de la cápsula, llevan 
vasos sanguíneos al parénquima del bazo y desde el mismo 
(fig. 12-10). Histológicamente el bazo tiene una red tri-
dimensional de fibras reticulares y células reticulares 
relacionadas. La red de fibras reticulares está unida tanto 
a la cápsula como a las trabéculas y forma la estructura 
arquitectónica de este órgano (fig. 12-11). 
Los intersticios de la red de tejido reticular están 
ocupados por senos venosos, trabéculas que llevan vasos 
sanguíneos y el parénquima esplénico. La superficie de 
corte de un bazo fresco muestra áreas grises rodeadas 
de zonas rojas; las primeras se denominan pulpa blanca 
y las últimas se conocen como pulpa roja. Un aspecto 
central para apreciar la organización y la función del bazo 
es comprender su irrigación. 
Irrigación del bazo 
El bazo recibe su irrigación de la arteria esplénica y es 
drenado por la vena esplénica; ambos vasos entran y salen 
del bazo en el hilio. 
La arteria esplénica se ramifica en repetidas ocasiones 
en cuanto perfora la cápsula de tejido conectivo en el hilio 
del bazo. Las ramas de estos vasos, arterias trabeculares, 
son llevadas al parénquima del bazo por trabéculas de 
tamaños decrecientes (véase fig. 12-10). Cuando las arte-
rias trabeculares se reducen hasta alrededor de 0.2 mm 
de diámetro, dejan las trabéculas . La túnica adventi-
cia de estos vasos tiene una organización laxa y una vaina 
de linfocitos, la vaina linfática periarterial (VLPA), 
los infiltra. Como el vaso ocupa el centro de la VLPA, se 
denomina arteria central. 
La arteria central pierde su vaina linfática en su ter-
minación y se subdivide en varias ramas cortas, paralelas, 
conocidas como arterias penicilares, que penetran en la 
pulpa roja. Las arterias penicilares tienen tres regiones: 1) 
arteriola de la pulpa, 2) arteriola envainada (una región 
engrosada del vaso rodeada por una vaina de macrófagos, 
la vaina de Schweigger-Seidel) y 3) capilares arteriales 
terminales. 
Aunque se sabe que los capilares arteriales terminales 
llevan sangre a los senos esplénicos, el método de suministro 
aún no se comprende por completo y esto dio origen a 
la formulación de tres teorías de la circulación del bazo: 
1) circulación cerrada, 2) circulación abierta y 3) una 
combinación de las dos teorías. 
Quienes proponen la teoría de la circulación cerrada 
piensan que el recubrimiento endotelial de los capilares 
Sistema linfoide (inmunitario) ••• 281 
Nódulo linfoide 
Sinusoide 
Capilar arterial terminal 
Arteriola envainada -----
Linfocitos 
NODULO LlNFOIDE 
Centro germinal ------
Corteza---------
Arteria central -------
Sinusoide 
Cápsula 
PULPA ROJA 
c::::::::p=- Cordones de la pulpa . 
r::::f=C=- Sinusoides venosos 
PULPA BLANCA 
.\-i_-Centro germinal 
rI--- Corteza 
--Vaina linfática periarterial 
--Trabécula 
trabecular 
-- .--'--_ Sinusoide venoso 
ARTERIA PENICILAR 
_-- Capilar arterial terminal 
1------ Arteriola envainada 
Arteriola de la pulpa 
Zona marginal 
Vaina linfática periarterial 
Zona marginal 
Fig. 12-10. Esquema del bazo. Arriba, dibujo a bajo aumento de las pulpas blanca y roja. Ahajo, dibujo a gran aumento de la arteriola central 
\. sus ramas. 
arteriales terminales se continúa con el endotelio del seno 
(fig. 12-12). Los investigadores que apoyan la teoría de la 
circulación abierta piensan que los capilares arteriales 
terminales concluyen antes de llegar a los sinusoides y que 
la sangre de estos vasos se filtra a través de la pulpa roja a 
los senos. Otros investigadores creen que algunos vasos se 
conectan con los sinusoides, en tanto que otros terminan 
como conductos de extremo abierto en la pulpa roja, lo 
que sugiere que el bazo tiene un sistema de circulación 
abierto y uno cerrado. 
Los senos esplénicos son drenados por vénulas de 
la pulpa, que son tributarias de venas cada vez más 
grandes que se fusionan para formar la vena esplénica, 
una tributaria de la vena porta. 
Pulpa blanca y zona marginal 
La pulpa blanca está compuesta por la vaina linfática 
periarterial, que aloja células T; y nódulos linfoides, que 
contienen células B; la zona marginal aloja células B 
especializadas para reconocer antígenos independientes 
del timo. 
282 ••• Sistema linfoide (inmunitario) 
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Fig. 12-11. Fotomicrografía de la arquitectura de las fibras reticulares 
del bazo. Tinción argéntica (X 132). 
La estructura de la pulpa blanca se relaciona de 
manera estrecha con la arteriola central. La VLPA que 
rodea la arteriola central está compuesta por linfocitos T 
Con frecuencia la VLPA encierra nódulos linfoides, 
que se componen de células B y desplazan la arteriola 
central a una posición periférica. Los nódulos linfoides 
pueden mostrar centros germinales, indicativos de reto 
antigénico (fig. 12-13; véase fig. 12-10). Las VLPA y los 
nódulos linfoides constituyen la pulpa blanca y, como en el 
ganglio linfático, las células T y B se sitúan en localizaciones 
específicas. 
La pulpa blanca está rodeada por una zona marginal, 
de 100 pm de ancho, que separa la pulpa blanca de la roja 
(fig.

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