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Sistema • • zn oz e inmunitario El sistema linfoide tiene a su cargo la defensa inmunitmia del cuerpo. Algunos de sus órganos componentes ganglios linfáticos, timo y bazo están limitados por cápsulas de tejido conectivo, en tanto que los otros constituyentes , miembros del sistema linfoide difuso, no están encap- sulados. Las células de éstos protegen el cuerpo contra macromoléculas , virus, bacterias y otros microorganismos invasores, y destruyen células transformadas viralmente . GENERALIDADES DEL SISTEMA INMUNITARIO El sistema inmunitario tiene dos componentes: sistema inmunitario innato y sistema inmunitario adaptativo. El sistema inmunitario proporciona la segunda y la te rcera líneas de defensa contra patógenos invasores; la primera es la barrera epitelial, es decir, la piel y las mucosas , que forma un revestimiento completo y recubre las superficies del cuerpo. Una vez que una cortada, un desgarro o una abrasión altera esta barrera física, o incluso cuando algunas sustancias extrañas son capaces de penetrar la barrera intacta, pero aún no lo llevan a cabo, pueden activarse la segunda y la tercera líneas de defensa; éstas son los sistemas inmunitarios innato y de adaptación. El sistema inmunitario innato es inespecífico y está compuesto por 1) un sistema de macromoléculas de origen sanguíneo conocido como complemento; 2) grupos de células llamadas macrófagos y neutrófilos , que fagocitan invasores; 3) otros elementos celulares, células asesinas naturales (células NK), que destruyen células tumorales e infectadas con virus, bacterias y parásitos. E l sistema inmunitario de adaptación tiene a su cargo eliminar las amenazas por invasores específicos. En tanto que un macrófago puede fagocitar la mayor parte de las bacterias, el sistema inmunitario de adaptación no sólo reacciona contra un componente antigénico o un patógeno específico, sino que su capacidad para reaccionar contra ese componente particular mejora con las confrontaciones subsecuentes con el mismo. • • • Aunque los dos sistemas difieren en su forma de res- puesta, están relacionados de manera íntima entre sí y cada uno afecta las actividades del otro. En gran parte de este comentario se exponen en forma detallada los estudios acerca del sistema inmunitario de adaptación; sin embargo, se incluyen referencias del sistema inmunitario innato. La respuesta inmunitaria de adaptación muestra cua- tro propiedades distintas: especificidad, diversidad, memoria y reconocimiento propio y no propio - es decir, la capacidad para distinguir entre estructuras que pertenecen al organismo, propio, y las que son extrañas, no propio. Los linfocitos T, los linfocitos B y los macrófagos especializados conocidos como células presentadoras de antígeno (APe) inician y participan en la respuesta inmunitaria (de adaptación). Estas células se comunican unas con otras mediante moléculas de señalamiento (cito- cinas), que se liberan en respuesta a encuentros con sustancias extrañas llamadas antígenos. El reconocimiento por el sistema inmunitario de una sustancia como extraña estimula una secuencia compleja de reacciones que dan por resultado la producción de inmu- noglobulinas, o anticuerpos, que se unen al antígeno, o bien la inducción de un grupo de células especializadas en destruir la célula extraña o la célula propia alterada (p. ej. , célula tumoral). La respuesta inmunitaria que depende de la formación de anticuerpos se denomina respuesta inmunitaria humoral, en tanto que la respuesta citotóxica se conoce como respuesta inmunitaria mediada por células. Las células que constituyen los componentes funcio- nales de los sistemas inmunitarios innato y de adaptación (células T, B Y NK, macrófagos y su subcategoría, APC ) se forman en la médula ósea. Las células B adquieren capacidad inmunitaria en la médula ósea, mientras que las células T migran al timo para adquirirla; por esta razón la médula ósea y el timo se denominan órganos linfoides primarios (centrales). Una vez que los linfocitos adquieren capacidad inmunitaria en la médula ósea o el timo, migran a los órganos linfoides secundarios (periféricos), sobre todo al tejido linfoide difuso , los ganglios linfáticos y el bazo, donde entran en contacto con antígenos. 263 264 ••• Sistema linfoide (inmunitario) Inmunógenos y antígenos Los inmunógenos son moléculas que siempre desencadenan una respuesta inmunitaria; los antígenos son moléculas que se unen a anticuerpos pero que no siempre originan una respuesta inmunitaria. Una estructura extraña que puede despertar una res- puesta inmunitaria en un huésped particular se conoce como inmunógeno; un antígeno es una molécula que puede reaccionar con un anticuerpo con independencia de su capacidad para originar una respuesta inmunitaria. Aunque no todos los antígenos son inmunógenos , en este texto los dos términos se consideran sinónimos y sólo se utiliza antígeno. La región del antígeno que reacciona con el anticuerpo, o el receptor de la célula T (TCR), se conoce como epitopo, o determinante antigénico. Cada epitopo es una porción pequeña de la molécula de antígeno y consiste sólo en 8 a 11 aminoácidos hidrofílicos o residuos de azúcar que son accesibles al aparato inmunitario. Los grandes invasores extraños, como las bacterias , tienen varios epitopos, cada uno capaz de unirse a un anticuerpo diferente. CORRELACIONES CLlNICAS La complejidad de una sustancia extraña también es importante para determinar su antigenicidad. Por consiguiente las moléculas poliméricas grandes cuyas composiciones químicas son hasta cierto punto simples, como algunos plásticos elaborados por el hombre, tienen una inmunogenicidad mínima y por esta razón se utilizan en la manufactura de implantes artificiales (como en la restitución de la cadera). Selección y expansión clona les Durante el desarrollo embrionario se forma un número extremadamente grande de grupos pequeños (clonas) de linfocitos; cada clona puede reconocer un antígeno extraño específico. El sistema inmunitario puede reconocer y combatir un número muy grande de antígenos diferentes. La expli- cación para esta capacidad es que durante el desarrollo embrionario se forma un número enorme de clonas de linfocitos por reordenamiento de los genes que codifican inmunoglobulinas o TCR. Todas las células en una clona particular tienen marcadores de superficie idénticos y pueden reaccionar con un antígeno específico, aunque no se hayan expuesto al mismo. Las proteínas de la superficie celular que permiten que los linfocitos interactúen con antígenos son anticuerpos unidos a membrana (recep- tores de célula B o inmunoglobulinas de superfIcie [SIC]) en el caso de las células B y TeR en las células T. Aunque las estructuras moleculares de los anticuerpos y los TCR difieren, son funcionalmente equivalentes en cuanto a su capacidad para reconocer e interactuar con epitopos específicos. La respuesta inmunitaria comienza con lentitud y no es muy enérgica la primera vez que un organismo encuen- tra un antígeno; esta reacción se denomina respuesta inmunitaria primaria. Las exposiciones subsecuentes al mismo antígeno despiertan la respuesta inmunitaria secundaria, que inicia con rapidez y es mucho más intensa que la primaria. La mayor potencia de la reacción secun- daria se debe al proceso de memoria inmunitaria, que es inherente al sistema inmunitario. Se dice que tanto las células B como las T son células virgen (células inocentes) antes de exponerse a antígenos. Una vez que una célula virgen entra en contacto con un antígeno, prolifera para formar células activadas y células de memoria. Las células activadas, que también se conocen como células efectoras, se encargan de llevar a cabo una respuesta inmunitaria; las derivadas de las células B se denominan células plasmáticas y producen y liberan anticuerpos. Las células efectoras que provienen de las células T secretan citocinaso bien destruyen células extra- ñas o propias alteradas. Las células de memoria, en forma similar a los lin- focitos vírgenes, expresan receptores de célula B (SIC) o TCR, que pueden interactuar con antígenos específicos. Las células de memoria no participan de modo directo en la respuesta inmunitaria durante la cual se generan. Sin embargo, viven durante meses o años y tienen mucho mayor afinidad por antígenos que los linfocitos vírgenes. Más aún, la formación de células de memoria después de la primera exposición a un antígeno incrementa el tamaño de la clona original, un proceso llamado expansión clonal. Por la presencia de una población expandida de células de memoria con mayor afinidad por el antígeno, la exposición subsecuente al mismo antígeno induce una respuesta secundaria (respuesta anamnésica) que es mucho más rápida y potente, y más prolongada que la respuesta pri- • mana. Tolerancia inmunitaria Las macromoléculas propias no se consideran antígenos y por consiguiente no desencadenan una respuesta inmunitaria. El sistema inmunitario puede reconocer macromolé- culas que pertenecen a la persona y no intenta montar una respuesta inmunitaria contra ellas. Esta falta de acción se debe a la tolerancia inmunitaria. El mecanismo de esta última depende de destruir o incapacitar células que reaccionarían contra lo propio. Durante el desarrollo embrionario, si un linfocito encuentra la sustancia a la cual está diseñado para reaccionar, la célula se destruye (deleción clonal) de manera que esta clona particular no se forma, o el linfocito se incapacita (anergia clonal) y no puede montar una respuesta inmunitaria, aunque esté presente. CORRELACIONES CLlNICAS Las enfermedades autoinmunitarias incluyen un mal funcionamiento del sistema inmunitario que da por resultado pérdida de la tolerancia inmunitaria. Un ejemplo es la enfermedad de Graves, en la que los receptores para la hormona estimulante de la tiroides (TSH ) en las células foliculares de la glándula tiroides se perciben como antígenos. Los anticuerpos que se forman contra los receptores de TSH se unen a los mismos y estimulan las células para que liberen una cantidad excesiva de hormona tiroidea. Los pacientes con enfermedad de Graves tienen una glándula tiroides crecida y exoftalmos (globos oculares salientes ). Inmunoglobulinas Las inmunoglobulinas son anticuerpos elaborados por células plasmáticas; una inmunoglobulina típica tiene dos pares de cadenas pesadas y dos pares de cadenas ligeras enlazadas entre sí por enlaces disulfuro. Las inmunoglobulinas (anticuerpos) son glucoproteí- nas que inactivan antígenos (incluso virus ) y despiertan una respuesta extracelular contra microorganismos invasores. La respuesta puede incluir fagocitosis en los espacios de tejido conectivo por macrófagos (o neutrófilos ) o la activación del sistema del complemento de origen sanguíneo. CORRELACIONES CLlNICAS El sistema del complemento está compuesto por 20 proteínas plasmáticas que se ensamblan en una secuencia y una forma específicas en la superficie de microorganismos invasores para formar un com- plejo de ataque de membrana que lisa la célula extraña. El componente fundamental del sistema del complemento es la proteína C3. La deficiencia de esta última predispone a una persona a infecciones bacterianas recurrentes. Las inmunoglobulinas se elaboran en gran número por células plasmáticas, que las liberan a los sistemas vasculares linfático o sanguíneo. El anticuerpo típico es la inmuno- globulina G (IgG). Cada IgG es una molécula en forma de Y, compuesta por dos polipéptidos largos, idénticos, de 55 a 70 kilodáltones (kD), conocidos como cadenas pesadas, y dos polipéptidos idénticos, más cortos, de 25 kD, las cadenas ligeras. Las cuatro cadenas están enla- zadas entre sí por varios enlaces di sulfuro y no covalentes en tal forma que el tallo de la Y sólo está compuesto por cadenas pesadas y los brazos divergentes consisten tanto en cadenas ligeras como pesadas (fig. 12-1). Sistema linfoide (inmunitario) ••• 265 Regiones Area de Cadena ligera Uniones disul Cadena pesada COOH COOH Fig. 12-1. Esquema de un anticuerpo que indica sus regiones. La región en la cercanía de las uniones di sulfuro entre las dos cadenas pesadas -la región de bisagra es flexible y permite que los brazos se separen o se acerquen uno al otro. Las regiones distales en las puntas de los brazos (los cuatro segmentos terminales amino) se encargan de unirse al epitopo; en consecuencia cada molécula de anticuerpo puede unir dos epitopos idénticos. La enzima papaína segmenta la molécula de anticuerpo en sus regiones de bisagra (véase fig. 12-1) Y forma tres fragmentos: un fragmento Fc compuesto por el tallo de la Y que contiene partes iguales de las dos cadenas pesadas y dos fragmentos Fab, cada uno constituido por la parte restante de una cadena pesada y una cadena ligera completa. Los fragmentos Fc se cristalizan con facilidad (de ahí la designación "c"), en tanto que el fragmento Fab es la región de unión de antígeno (antigen-binding) del anticuerpo (y de ahí la designación "ab"). La mayor parte de la secuencia de aminoácidos del fragmento Fc es constante en su clase; por consiguiente el tallo de un anticuerpo se une a receptores Fc de muchas células diferentes. La secuencia de aminoácidos de la región Fab es variable y las alteraciones de dicha secuencia son las que determinan la especificidad de la molécula de anticuerpo por su antígeno específico. Cada anticuerpo es específico contra un epitopo espe- cífico; por ello las regiones Fab de todos los anticuerpos contra ese epitopo particular son idénticas. Se piensa que una persona tiene 106 a 109 diferentes tipos de anticuerpos, cada uno específico contra un antígeno particular. Cada tipo de anticuerpo es elaborado por miembros de la misma clona. En consecuencia existen 106 a 109 clonas cuyos miembros disciernen y reaccionan a un epitopo particular (o un número pequeño de epitopos similares). Como se comentó, las células B elaboran cantidades pequeñas de inmunoglobulinas y se insertan en su plas- malema; se conocen como SIG o receptores de la célula 266 ••• Sistema linfoide (inmunitario) B; fun cionan como moléculas receptoras de antígeno. Difieren un poco de los anticuerpos porque poseen un componente de unión de membrana compuesto por dos pares de cadenas que abarcan la membrana, Ig[3 Iga, que unen las cadenas pesadas de la molécula de anticuerpo a la membrana celular. Clases de inmunoglobulinas En el humano hay cinco clases (isotipos) de inmunoglobulinas, es decir: IgG, IgM, IgA, IgO e IgE. El hombre tiene cinco isotipos (clases) de inmunoglo- bulinas: IgG, la forma monomérica de inmunoglobulina descrita con anterioridad. IgM, que semeja cinco moléculas de IgG unidas entre sí (forma pentamérica de inmunoglobulina). IgA, que semeja dos moléculas de IgG unidas entre sí (forma dimérica de inmunoglobulina). IgD, que está presente en una concentración muy baja en la sangre , pero se encuentra en la superficie de la célula B como una forma monomérica de inmunoglobulina conocida como IgD de superficie (sIgD ). IgE, una forma monomérica de inmunoglobulina presente en la superficie de basófilos y células cebadas. Las clases de inmunoglobulinas también están determi- nadas por las secuencias de aminoácidos de sus cadenas pe- sadas. Las diversas cadenas pesadas se designan con las le- tras griegas ex , 8, )', E Y ¡.L. En el cuadro 12-1 se detallan las características de los cinco isotipos de inmunoglobulinas. Células de los sistemas inmunitarios de adaptación e innato Las células de los sistemas inmunitarios de adaptación e innato son linfocitos B, linfocitos T, macrófagos , células presentadoras de antígeno y células NK. Linfocitos 8 Los linfocitos B se originan y adquieren capacidad inmunitaria en la médula ósea; tienen a su cargo el sistema inmunitariode mediación humoral. Los linfocitos B, que también se conocen como células B, son linfocitos pequeños (véase cap. 10) que se originan y adquieren capacidad inmunitaria en la médula ósea. Sin embargo, en las aves, en las que se identificaron por primera vez las células B, adquieren su capacidad inmunitaria en un divertículo de la cloaca, conocido como bolsa de Fabricio (de aquí el nom bre de células "B") . Durante el proceso de adquisición de la capacidad in munitaria cada célula elabora 50000 a 100000 inmunoglobulinas IgM e IgD (SIG) y las inserta en su membrana plasmática de tal manera que los sitios de unión del epitopo de los anticuerpos ven al espacio extracelular. La región Fc del anticuerpo está incluida en la bicapa fosfolípida mediante la ayuda de dos pares de proteínas transmembrana, Ig¡3 e Iga, cuyas terminales carboxilo se encuentran en contacto con complejos de proteínas intracelulares. Cada miembro de una clona particular de células B tiene anticuerpos que se unen al mismo epitopo. Cuando la inmunoglobulin a de superficie reacciona con su epitopo, la Ig¡3 y la Iga transducen (relevan) la información al complejo proteínico intracelular con el que se encuentran en contacto e inician una cadena de fenómenos que da por resultado la activación de la célula B. Como se comentó, la célula B activada se divide por mitosis y forma células plasmáticas productoras de anti- cuerpo y células B de memoria. Puesto que los an- ticuellJos elaborados por las células plasmáticas se vierten a la sangre o la circulación linfática, las células B tie - nen a su cargo la respuesta inmunitaria de mediación humoral. Conforme las células B inocentes se activan por primera vez, elaboran IgM que es capaz de activar el sistema de complemento (fijación de complemento) cuando se une a la superficie de un patógeno invasor. Las moléculas IgM también pueden unirse a virus y evitar que entren en contacto con la superficie celular, lo que protege las células de una invasión viral. Una vez que se elabora IgM , la célula B puede producir una clase diferente de inmunoglobulina. Esta capacidad se conoce como cambio de clase (cambio de isotipo) y está determinada por las citocinas particulares que se encuentran en el micro ambiente de la célula B. Estas citocinas son liberadas por células cooperadoras T en función del tipo de patógenos presentes: 1. Durante la invasión por gusanos parasitarios las célu- las T liberan interleucina 4 (IL-4) e IL-5 y las células B cambian a la forma de IgE para desencadenar la desgranulación de la célula cebada en la superficie de los parásitos . 2. Durante invasiones bacterianas y virales las células T producen interferón "{ (IF -"{ ) e interleucina 6 (IL-6) Y las células B cambian para formar IgG que opsoniza bacterias, fija complemento y estimula células NK para destruir las células alteradas por virus (citotoxici- dad mediada por célula dependiente de anticuerpo [ADCC] ). 3. Durante la invasión viral o bacteriana de superficies mucosas las células T liberan factor de crecimiento tumoral beta (TGF-[3 ,) y las células B cambian a la for- mación de IgA, que se secreta a la superficie mucosa. Casi todos los antígenos requieren la participación de una célula T intermediaria antes que puedan inducir una respuesta inmunitaria humoral (véase más adelante). Sin embargo, ciertos antígenos (p. ej ., polisacáridos de cápsulas microbianas ) pueden iniciar una respuesta inmunitaria humoral sin una célula T intermediaria. Se conocen como antígenos timoindependientes. N o pueden inducir la formación de células B de memoria y sólo desencadenan la formación de anticuerpo IgM. Cuadro 12-1. Propiedades de las inmunoglobulinas humanas Clase IgA IgD IgE IgG IgM Citocinas " TGF-!) IL-4 IL-5 , IFN -"{, IL-4 IL-6 Número de unidades f 102 1 1 1 105 Ig en la sangre (%) 10-15 <l <1 80 5-10 "Citocinas que se encargan del cambio a este isotipo, Cruza la placenta No No No Sí No Unión a células Temporalmente a célu- las epiteliales durante la secreción Membrana plasmática de la célula 13 Células cebadas y basó filos Macrófagos y neutrófilos Células 13 (en forma monomérica) Características biológicas También se conoce como anticuerpo secretorio porque se secreta en lágrimas , saliva, luz del intestino y cavidad nasal como díme- ros; las unidades individuales del dímero se conservan juntas por medio de la proteína J que las células plasmáticas elaboran y que eshl protegida de la degradación enzimática por un com- ponente secretorio elaborado por la célula epiteli al; combate antígenos y microorganismos en la luz del intestino, la cavidad nasal , la vagina y el saco conjuntival ; se secreta en la leche y en consecuencia protege al recién nacido con inmunidad pasiva; forma monomérica en el torrente sanguíneo; ayuda a los eosinó- fil os a reconocer y destruir parásitos, Inmulloglobulina de superficie; ayuda a las células 13 en el .recono- cimiento de antígenos para los que son específi cas; participa en la activación de células 13 subsecuente al reto antigénico para dife renciarse en células plasmáticas, Anticuerpo reagínico; cuando varios anticuerpos unidos a la me m- brana se enlazan transversalmente por antígenos, IgE facilita la desgranulación de basófilos y células cebadas , con la eliminación subsecuente de agentes h1flTIacológicos, como heparina, hista- mina, f~1Ctores quimiotácticos de eosinófilos y ne utró61os, y leu- cotrienos; despierta reacciones de hipersensibilidad inmediata; ayuda a los eosinófilos a reconocer y destruir parásitos, Cruza la placenta: por lo qu e protege al feto con inmunidad pasiva; se secre ta en la leche: así protege al recién nacido con inmunidad pasiva; fija la cascada de complemento; actúa co mo opsonina, es decir, al recu brir microorganismos facilita su fagocitosis por macrófagos y neutrófilos , células que poseen receptores Fc para la región Fc de estos anticuerpos ; también participa en la cito- toxicidad mediada por células dependiente de anticuerpo al activar células NK; se produce en grandes cantidades durante respuestas inmunitarias secundarias, La forma pentamérica se conselva por medio de enlaces de pro- teína J, que unen regiones Fc de cada unidad; activa la cascada del sistema de complemento; es el primer isotipo que se forma en la respuesta inmunitaria primaria, tUna unidad es una inmunoglobulina aislada compuesta por dos cadenas pesadas y dos ligeras; en consecuencia, la IgA existe tanto en ll1onómero como en dímero, Fc, fragmento cri stalizable; IFN, interfe rón; Ig, inmunoglobulina; IL, inte rleucina; TGF, factor de crecimiento tumoral. \.ro ;;;' íb :3 Q¡ --, ::J O--, ~ -' ::J' :3 e ::J -. Qj .., -, 2- • • • IV 0\ ...... 268 ••• Sistema Iinfoide (inmunitario) Linfocitos T Los linfocitos T se originan en la médula ósea y migran al timo para adquirir capacidad inmunitaria; tienen a su cargo la respuesta inmunitaria de mediación celular. Los linfocitos T (células T) también se forman en la médula ósea, pero migran a la corteza tímica, donde adquieren su capacidad inmunitaria mediante la expresión de moléculas específicas en sus membranas celulares que les permiten llevar a cabo sus funciones. El proceso por el que las células T adquieren capacidad inmunitaria se comenta más adelante (véase "Timo", pág. 274). Aunque histológicamente las células T parecen idénticas a las B, hay diferencias importantes entre ambas: 1. Las células T tienen TCR en lugar de SIC en su super- ficie. 2. Las células T sólo reconocen epitopos que les presentan otras células (APC). 3. Las células T sólo responden a antígenos proteínicos. 4. Las células T sólo realizan sus funciones a distancias cortas. En forma similar a las SIC en las células B, los TCR en el plasmalema de las células T funcionan como receptores de antígeno. Las regiones constantes del TCR están unidasa la membrana, en tanto que las regiones termi- nales amino variables que contienen los sitios de unión de antígeno se extienden desde la superficie celular. La porción del TCR unido a la membrana se relaciona con otra proteína de membrana, CD3, y forma el complejo TCR-CD3. Varias otras proteínas de membrana tienen un sitio en la transducción de señales y el reforza miento de la interacción entre el TCR y un epitopo, lo que facilita la activación de la célula T estimulada por el antígeno. Un TCR sólo puede reconocer un epitopo si este último es un polipéptido (compuesto de aminoácidos ) y si el epitopo se une a una molécula del complejo mayor de histocompatibilidad (MHC), como las que se encuentran en el plasmalema de una APC. Existen dos clases de estas glucoproteínas : moléculas MHC clase 1 y MHC clase n. Casi todas las células nucleadas expresan moléculas MHC I en su superficie, en tanto que las APC (que se comentan más adelante) pueden expresar tanto MHC I como MHC II en su plasmalema. Las moléculas MHC son únicas en cada individuo (excepto en gemelos idénticos) y para que se activen, las células T deben reconocer no sólo el epi topo extraño sino también la molécula MHC como propia. Si una célula T reconoce el epi topo pero no la molécula MHC, no se estimula; en consecuencia la capacidad de la célula T para actuar contra un epitopo es restringida por MHC. Hay varios subtipos de células T: • Células T cooperadoras 1 y 2 (THI Y TH2) • Células T citotóxicas (TCL) • Células T supresoras • Células T de memoria Las células T cooperadoras secretan varias citocinas, que modulan la actividad de otras células linfoides. En general las citocinas secretadas por células T H 1 despiertan una respuesta contra un ataque bacteriano o viral, en tanto Cuadro 12-2. Marcadores de superficies seleccionados que participan en el proceso inmunitario Proteína CD3 CD4 CD8 CD28 CD40 Superficie celular Todas las células T Células T cooperadoras Células T citotóxicas y células T supresoras Células T cooperadoras Células B Ligando y célula blanco Ninguno MHC n en APC MHC 1 en la mayor parte de las células nucleadas B7 en APC Molécula receptora CD40 expresada en células T cooperadoras activadas Función Transduce la unión del complejo epitopo-MHC en señal intracelu- lar, activando la célula T Correceptor para la unión de TCR a complejos epitopo-MHC n, acti- vación de célula T cooperadora Correceptor para la unión de TCR a complejos epitopo-MHC 1; activa- ción de célula T citotóxica Ayuda en la activación de células T cooperadoras La unión de CD40 al receptor CD40 permite que la célula T coopera- dora active la célula B para que prolifere en células B de memoria y células plasmáticas APC, célula presentadora de antígeno; MHC, complejo mayor de histocompatibilidad; TCR, receptores de célula T. que las secretadas por células T H2 originan una respuesta contra una infección parasitaria (IgE ) o mucosa (IgA). Los linfocitos T citotóxicos (CTL) destruyen células que reconocen como extrañas, como las transformadas por \irus . Las células T supresoras reprimen la respuesta inmunitaria al inhibir las capacidades de otras células T y B. Las células T de memoria son miembros de clonas que tienen una memoria inmunitaria para un epitopo particular. Además de las moléculas TCR, las células T expresan grupos de proteínas de diferenciación (moléculas CD o marcadores CD) en su plasmalema. Estas proteínas accesorias se unen a ligando s específicos en células blanco. :\.unque se conocen casi 200 moléculas CD, en el cuadro 12-1 sólo se incluyen las que son pertinentes para el comentario subsecuente de las interacciones celulares en el proceso inmunitario. Moléculas de histocompatibilidad mayor Las moléculas de histocompatibilidad mayor presentan epitopos de patógenos a las células T. Hay dos clases de moléculas MHC: MHC I Y MHC /l. La principal importancia de las moléculas de histo- compatibilidad mayor (moléculas MHC ) consiste en permitir que las APC y las células atacadas por virus (o que ya están transformadas por virus) presenten los epitopos del patógeno invasor a las células T. Estos epitopos son polipéptidos cortos que se ajustan en un surco en la superficie de la molécula MHC. Hay dos clases de moléculas MHC: 1. Moléculas MHC I que presentan fragmentos poli- péptidos cortos (8 a 12 aminoácidos de largo) derivados de proteínas endógenas (es decir, proteínas elaboradas por la célula). 2. Moléculas MHC 11, cuya función es presentar frag- mentos polipéptidos más largos (13 a 25 aminoácidos de largo) derivados de proteínas exógenas (es decir, proteínas que fagocitaron estas células del espacio extracel ular ). Casi todas las células procesan y presentan proteí- nas MHC I, pero sólo las APC procesan y presentan proteínas MHC Il. En el hombre las moléculas MHC I y MHC II exis- ten en muchas formas, que permiten que las células T reconozcan las moléculas MHC de un individuo como propias del mismo es decir, las células T son capaces de distinguir lo "propio". Carga de epitopos en las moléculas MHC I Los epitopos provenientes de proteínas endógenas son transportados por proteínas especializadas dentro de las cisternas del retículo endoplásmico rugoso . Sistema linfoide (inmunitario) __ • 269 Las proteínas que sintetiza la célula se conocen como proteínas endógenas, sea que su origen se deba a la célula misma o a la afectación de la maquinaria sintética celular por un virus o un parásito. Los proteosomas controlan las características de las proteínas que la célula produce, las cuales se modifican hasta alcanzar el tamaño adecuado de fragmentos de polipéptidos (8 a 12 aminoácidos de exten- sión). Estos fragmentos , que se conocen como epitopos, son transportados por proteínas transportadoras especializadas (TAP1 y TAP2) en las cisternas del retículo endoplásmico rugoso (RER), donde se integran a moléculas del MHC I que se sintetizan en la superficie del RER. El complejo MHC I-epitopo es transportado al aparato de Golgi donde se empaca dentro de la red tmns-Golgi, en vesículas reves- tidas por clatrina, para luego ser trasladado e insertado en el plasmalema. De esta manera, los TCL "observan" la superficie celular y "reconocen" si las proteínas que la célula está produciendo son propias o extrañas. Carga de epitopos en las moléculas MHC 11 Los epitopos derivados de proteínas endocitadas por macrófagos y APC se localizan sobre moléculas MHC 1/ dentro de compartimientos intracelulares especializados que se conocen como compartimiento del complejo mayor de histocompatibilidad 1/ (MI/e). Los macrófagos y las APC endocitan proteínas de su medio extracelular mediante la formación de vesículas pinocíticas o fagosomas. El contenido de estas vesículas, que se conoce como proteínas exógenas, se lleva a endo- somas tempranos, donde se segmenta enzimáticamente en fragmentos polipeptídicos . Estos últimos se transportan a endoso mas tardíos , donde se segmentan de manera adicional para que tengan el tamaño apropiado (13 a 25 aminoácidos de largo) de tal forma que puedan ajustarse en el surco de la molécula MHC lI. Las moléculas MHC U se sintetizan en el retículo endoplásmico rugoso (RER). A medida que se ensamblan en las cisternas del RER, se carga dentro del surco de la molécula MHC U una proteína conocida como CLIP (del inglés class II -associated invariant protein, proteína invariable relacionada con la clase lI ), lo que evita la carga accidental de la molécula con un epitopo endógeno. El complejo MHC U-CLIP es transportado al aparato de Golgi y seleccionado en vesículas recubiertas con clatrina dentro de la red de Golgi tmns para llevarlo a una vesícula especializada (vesícula MUC) que se especializa en cargar epitopos en la molécula MHC II. La vesícula MIIC no sólo recibe el complejo MHC lI- CLIP sino también los epitopos de los antígenos procesadosde los endosomas tardíos . Dentro de la vesícula MlIC, la CLIP de la molécula MHC II se disocia enzimáticamente y es sustituida por un epitopo. El complejo MHC lI-epitopo a continuación se transporta e inserta en la membrana celular. De esta manera las células T cooperadoras pueden "mirar" a la superficie de la célula y "ver" si la célula está encontrando proteínas extrañas. 270 ••• Sistema linfoide (inmunitario) Células presentadoras de antígeno Las APC expresan tanto MHC I como MHC 11 en su plasma lema y fagocitan, catabolizan, procesan y presentan antígenos. Las APC fagocitan , catabolizan y procesan antígenos, unen sus epitopos a moléculas MHC II y presentan este complejo a las células T. Casi todas las APC derivan de monocitos y por consiguiente pertenecen al sistema fago- cítico mononuclear. Las APC incluyen macrófagos, célu- las dendríticas (como células de Langerhans de la epider- mis y la mucosa bucal) y dos tipos de células no deriva- das del monocito (células B y células epiteliales reticulares del timo). En forma similar a las células T colaboradoras, las APC elaboran y liberan citocinas. Estas moléculas de señalamiento son necesarias para activar células blanco a fin de que lleven a cabo sus funciones específicas, no sólo en la respuesta inmunitaria sino también en otros procesos . En el cuadro 12-3 se listan algunas de estas citocinas pero sólo se incluyen las propiedades que se relacionan de manera específica con la respuesta inmunitaria. Células asesinas naturales Las células asesinas naturales pueden destruir células transformadas viralmente y tumorales, así como bacterias, parásitos y hongos. Las células asesinas naturales constituyen una por- ción de la población de células nulas de linfocitos. Como los CTL, destruyen algunas células alteradas por virus y tumorales. Sin embargo, las células NK no son restringidas por el MHC. No penetran en el timo para adquirir su capacidad inmunitaria y actúan de manera inespecífica. Las células NK pueden reconocer la región Fc de anticuerpos y destruyen de preferencia células recubiertas con los mismos, un proceso denominado citotoxicidad mediada por células dependiente de anticuerpo. La forma de destrucción depende de la liberación de perforinas y granzimas (enzimas vinculadas con gránulos) por células NK. Las perforinas liberadas se ensamblan en la membrana plasmática de la célula blanco y forman poros a través de los cuales las granzimas pueden penetrar en el citoplasma. Las granzimas inducen apoptosis, una forma de muerte celular programada. Las células NK tienen receptores para IL-12, lipopo- lisacárido (LPS), un componente de la pared de la célula bacteriana, interferón-a (IFN-a) e interferón-{3 (IFN-{3). Estas citocinas incrementan de manera considerable las capacidades citotóxicas de las células NK, que a su vez liberan grandes cantidades de interferón-y (IFN-y), una citocina que activa macrófagos para destruir bacterias. Las células NK también pueden destruir células que no presentan regiones Fc de anticuerpos (véase comentario más adelante). La forma de destrucción independiente de anticuerpo es regulada por la presencia de una "señal destructora", cadenas de carbohidratos específicos en la célula blanco y la ausencia de una "señal de no destruir", de manera específica la falta de moléculas MHC 1 en la superficie de la célula blanco. Estas son estructuras a las que las células T no responden, en especial las cadenas de carbohidrato s y la ausencia de moléculas MHC. Interacción de células asesinas naturales con macrófagos Las células asesinas naturales se comunican con macrófagos para incrementar las capacidades de defensa de ambos tipos celulares. Las células del cuerpo atacadas por virus elaboran y liberan IFN-a e IFN-{3. Durante un ataque por bacterias gramnegativas, LPS está presente en el microambiente. Cualquiera de estas tres moléculas puede activar células NK. La activación de estas últimas origina las secuelas siguientes. 1. Las células NK activas aumentan la cantidad de IFN-y que se libera y en consecuencia activan macrófagos. 2. Los macrófagos activados tienen mayor capacidad para responder a LPS (y también a IFN-a e IFN-(3); respon- den mediante su transformación en hiperactivados. 3. Los macrófagos hiperactivados crecen, aumentan sus capacidades fagocíticas y de destrucción, y liberan TNF. 4. El TNF auto activa macrófagos para que liberen IL-12. 5. TNF e IL-12 hacen que las células NK liberen IL-2 e incrementen incluso más la producción de IFN-y (que aumenta el número de macrófagos activados). 6. El TNF determina que las células NK e>"'Presen recep- tores IL-2 en su superficie. 7. Las células NK proliferan cuando IL-2 se une a sus receptores IL-2. Por consiguiente los macrófagos y las células NK, ambos componentes del sistema inmunitario innato, cooperan entre sí para incrementar su número y eficiencia para destruir patógenos invasores y células alteradas por virus . Interacción entre las células linfoides Las células del sistema linfoide interactúan entre sí para llevar a cabo una respuesta inmunitaria. El reconocimiento de moléculas de superficie regula el proceso de interacción; si estas últimas no se identifican, la célula se elimina para evitar una respuesta incorrecta. Cuando se reconocen moléculas de superficie, los linfocitos proliferan y se dife- rencian. El inicio de estas dos respuestas se denomina activación. Esta requiere cuando menos dos señales: • Reconocimiento del antígeno (o epitopo). • Reconocimiento de una segunda señal estimuladora concurrente, que puede ser mediada por una citocina o por una molécula de señalamiento unida a la mem- brana. Sistema linfoide (inmunitario) ••• 271 Cuadro 12-3. Origen y funciones específicas de algunas citocinas Citocina Origen celular Célula blanco FU11ción IL- la y IL-lb Macrófagos y células epi- teliales Células T Y macrófagos Activa células T y macrófagos IL-2 Células T Y B activadas Promueve la proliferación de células T y B activadas IL-4 Células T H2 IL-5 Células T¡¡2 Células B Células B Promueve la proliferación de células B y su maduración en células plas- máticas; también facilita el cambio de producción de IgM a IgG e IgE Promueve la proliferación y la madu- ración de la célula B; también faci lita el cambio de producción de IgM a IgE IL-6 Células presentadoras de antígeno y células TH2 Células T Y células B activadas Activa células T; promueve la madu- ración de la célula B en células plasmáticas que producen IgG IL- IO Inhibe el desarrollo de células T J-J 1 e impide que secreten citocinas IL-12 Células B Y macrófagos Células NK Y células T Activa células NK e induce la forma- ción de células similares a T H 1 TNF-a Macrófagos Macrófagos Autoactiva macrófagos para que libe- ren IL-12 Células TlIl Macrófagos hiperactivos Estimula macrófagos hiperactivos para que produzcan radicales de oxígeno, lo que facilita la destruc- ción bacteriana IFN-a Células atacadas por Células NK Y macrófagos Activa macrófagos y células NK • VIrus IFN- [3 Células atacadas por Células NK Y macrófagos Activa macrófagos y células NK • VIrus IFN--y Células T JJ 1 Macrófagos y células T Promueve la destrucción celular por células T citotóxicas y la fagocito- sis por macrófagos ll(, inmunoglobulina; IL, interleuci na; IFN , interferón ; NK, asesina natural ; T II, cooperadora T; TNF, factor de necrosis tumoraL Respuesta inmunitaria humoral mediada por célula T cooperadora (células TH2) Con excepción de los antígenos independientes del timo, las células B pueden responder un antígeno sólo si el subtipo T H2 de células T cooperadoras les indica que lo hagan (fig. 12-2). Cuando la célula B une antígeno a u SIC, internaliza el complejo de antígeno y anticuerpo, remueve el epitopo, lo fija a las moléculas MHC 11, coloca el complejo epitopo-MHC II en su superficie y lo presenta a unacélula T1l2. Señal 1. La célula T H2 no sólo debe reconocer el epitopo con su RTC sino también la molécula MHC II con su molécula CD4. Señal 2. El receptor CD40 de las células T H2 debe unirse a la molécula CD40 de la célula B. La célula B se activa y prolifera con rapidez cuando ambos fenómenos de señalamiento se ejecutan de manera adecuada. Durante la proliferación , la célula T H2 libera IL-4, IL-5, IL-6 e IL-10. Las tres primeras de estas cito- cinas facilitan la diferenciación de las células B recién 272 ••• Sistema linfoide (inmunitario) Antígeno .--Molécula CD4 ltar de Complejo epitopo- MHC clase 11 CD40 La célula B se activa por el entrecruzamiento de anticuerpos de superficie con el antígeno. La célula B coloca el complejo epitopo-MHC 11 en su superficie. Receptor CD40 La célula T H2 reconoce el complejo epitopo-MHC 11 presentado por la célula B mediante sus moléculas TCR y CD4. Además el receptor CD40 de T H2 se une a la molécula CD40 en el plasmalema de la célula B. La unión de CD40 al receptor CD40 causa proliferación de células B. La célula T H2 libera citocinas IL-4, IL-5, IL-6 e IL-10. o • • Células plasmáticas Anticuerpos o • • IL-4, IL-5 e IL-6 facilitan la activación y la diferenciación de las células en células B de memoria y células plasmáticas formadoras de anticuerpo. IL-1 O inhibe la proliferación de células T H 1. Células B de memoria Fig. 12-2. Esquema de la interacción entre células B y célula T cooperadora (célula T H2) en la formación de células B de memoria y células plasmáticas inducida por antígeno, dependiente del timo. CD, grupo de diferenciación; IL, interleucina; MHC, complejo mayor de histocompatibilidad; TCR, receptor de célula T. formadas en células B de memoria y células plasmáticas que secretan anticuerpo, en tanto que IL-10 inhibe la proliferación de células T H 1. Destrucción de células transformadas viralmente mediada por célula T cooperadora (T H 1) En casi todos los casos, los CTL deben recibir una señal de una célula T H 1 para ser capaces de destruir células transformadas por virus. Sin embargo, antes que esa señal pueda darse, la célula T H 1 de be activarse por una APC que ofrece el epitopo apropiado (fig. 12-3). Señal 1. El RTC y la molécula CD4 de una célula TH 1 deben reconocer el complejo epitopo-MHC II en la superficie de una APC. Si estos fenómenos ocurren, la APC expresa en su superficie una molécula deno- minada B7. Señal 2. La molécula CD28 de la célula T H 1 se une a la molécula B7 de la APC. La célula T H 1 es activada ahora y libera IL-2, IFN - 'Y Y TNF. El IFN-y origina la activación y la proliferación del CTL, si éste se encuentra unido a la misma APC y se satisfacen las condiciones siguientes: Señal 1. El RTC y la molécula CD8 del CTL deben reconocer el complejo epitopo-MHCI de la APC; asimismo la molécula CD28 del CTL debe unirse con la molécula B7 de la APe. Señal 2. La IL-2 liberada por la célula T H 1 se une a los receptores IL-2 del CTL. A continuación el CTL se activa y prolifera con rapi- dez. Los CTL recién formados buscan células transforma- das viralmente mediante la unión con su TCR y CD8 al complejo epitopo-MHC 1 de la célula transformada. La destrucción de la célula blanco puede ocurrir en una de las formas siguientes : 1. La unión (en presencia de calcio) causa liberación de perforinas, un grupo de glucoproteínas relaciona- das de manera estrecha con la fracción C9 del complejo de ataque de membrana y del complemento. Las per- forinas se incluyen por sí mismas en las membranas celulares de las células transformadas y, mediante agregación, forman poros hidrofílicos. Es posible que estos poros se tornen tan grandes y abundantes que la célula blanco no puede conservar su integridad cito- plásmica y las células sufren necrosis. Resulta de interés señalar que la perforina protege de la autodestrucción el CTL porque el proteoglucano sulfato de condroi- tina A está presente en las vesículas que contienen • granzllnas. 2. La unión (en presencia de calCiO) origina la libera- ción de perforinas y granzimas. Las granzimas se liberan de gránulos de almacenamiento del CTL; estas enzimas penetran en las células transformadas a través de los poros que la perforina forma e impulsan las células a la apoptosis , y las destruyen en el transcurso de unos cuantos minutos. 3. La unión también puede llevar al ligando Fas del CTL en contacto con la proteína Fas (CD95) de la membra- na de la célula blanco. Cuando se une un número umbral de estos ligandos Fas y proteínas Fas , el agru- pamiento de las proteínas Fas induce la cascada de proteínas intracelulares y conduce a la apoptosis. Molécula C04 de MHC clase II-epitopo 41> B7 Complejo MHC TNF <> Molécula clase I-epitopo C028 Molécula C08 B7 CD28 Linfocito T citotóxico <> .. Sistema linfoide (inmunitario) ••• 273 Célula transformada o o ) IFN-r <> o Granzimas o o o o El TCR de la célula T H 1 se une al complejo MHC II-epitopo de la célula presentadora de antígenos. La molécula C04 de la célula T H 1 reconoce al MHC 11. Estos dos fenómenos dan lugar a que la APC exprese moléculas B7 en su superficie, que se unen a C028 de la célula TH1, Y originan la liberación de IL-2, IFN')'- Y TNF. La misma APC también tiene complejo MHC I-epitopo expresado en su superficie que es unido por una molécula C08 del CTL y el receptor Los CTL recién formados se unen al complejo MHC I-epitopo mediante sus moléculas TCR y C08, y secretan perforinas y granzimas, que destruyen las células transformadas por virus. La destrucción ocurre cuando entran granzimas en la célula a través de los poros establecidos por las perforinas y actúan en los componentes intracelulares para conducir la célula a la apoptosis. de célula T. Además el CTL tiene moléculas C028 unidas a la molécula B7 de la APC. El CTL también posee receptores IL-2, que se unen a la IL -2 liberada por la célula T H 1 Y originan la proliferación de CTL y el IFN- causa su activación. Fig_ 12-3_ Esquema de la activación de la célula T cooperadora (célula THl) de células T citotóxicas en la destrucción de células transformadas por \irus. APC, célula presentadora de antígeno; CD, grupo de diferenciación ; CTL, linfocito T citotóxico; IFN')'-, interferón gamma; MHC, complejo mayor de histocompatibilidad; TCR, receptor de célula T; TNF, factor de necrosis tumoral. • Cabe señalar que ciertas APC muy vigorosas pueden actuar como la primera señal. En este caso el CTL no requiere una célula T cooperadora intermediaria sino que puede liberar IL-2 y activarse por sí mismo. Las células TH1 ayudan a los macrófagos a destruir bacterias Las bacterias que son fagocitadas por macrófagos pue- den proliferar con facilidad dentro del fagosoma (e infec- tarse) porque los macrófagos no pueden destruir estos microorganismos a menos que sean activados por células T H 1 (fig. 12-4). Señal 1. El TCR y las moléculas CD4 de la célula TH l deben reconocer el complejo epitopo-MHC 11 del macrófago que fagocitó la bacteria. Señal 2. La célula T H 1 expresa receptores IL-2 en su superficie y libera IL-2, que se une a los receptores y en consecuencia se activa por sí misma. La célula T H 1 activada prolifera con rapidez y las células T H 1 recién formadas entran en contacto con macrófagos infectados con bacterias. Señal 1. El TCR y las moléculas CD4 de la célula T H 1 deben reconocer el complejo epitopo-MHC 11 del macrófago infectado, y la célula T libera IFN-y. eñal2. El IFN-y activa el macrófago, que a continuación expresa receptores TNF -ex en su superficie y libera la citocina TNF -ex. Cuando estos dos factores, IFN-y y TNF-ex, se unen a sus receptores en los macrófagos , facilitan la producción de radicales de oxígeno por el macrófago que da por resultado la destrucción de la bacteria. CORRELACIONES CLlNICAS El virus de la inmunode6.ciencia humana (HIV),la causa del síndrome de inmunode6.ciencia adquirida (SIDA), se une a moléculas CD4 de células T cooperadoras e inyecta su núcleo dentro de la célula. El virus incapacita la célula y conforme se disemina infecta otras células T cooperadoras, y en consecuencia reduce su cantidad. Como resul- tado al final las personas infectadas se tornan incapa- ces de montar una respuesta inmunitaria contra in- fecciones bacterianas o virales. Las víctimas mueren de infecciones secundarias que se deben a microor- ganismos oportunistas o por afecciones malignas. ORGANOS LlNFOIDES Los órganos linfoides se clasifican en dos categorías: pri- marios y secundarios. 1. Los órganos linfoides primarios (centrales) tienen a su cargo el desarrollo y la maduración de linfocitos en células maduras con capacidad inmunitaria. 2. Los órganos linfoides secundarios (periféricos) se encargan del ambiente apropiado en el que las células 274 ••• Sistema linfoide (inmunitario) Activación por célula T H 1 de macrófagos infectados epitopo-MHC clase II,-::::~ Molécula CD4 T~IF-a Bacterias \:-IJ Macrófago <::--:> Bacterias en proliferación en fagosomas Lisosomas de célula T Las moléculas TCR y CD4 de la célula T H 1 reconocen el complejo MHC II-epitopo que presenta un macrófago que se infectó por bacterias. La célula T H 1 se activa, expresa receptores IL-2 en su superficie y libera IL-2. La unión de IL-2 origina la proliferación de las células T H 1. o o IFN-yL-- o Receptor TNF" Macrófago Lisosoma activado Las células T H 1 recién formadas entran en contacto con macrófagos infectados (TCR y CD4 reconocen el complejo MHC II-epitopo) y liberan interferón -y (IFN-y). EIIFN-y activa el macrófago para que exprese receptores TNF" en su superficie y también para que libere TNF" en su superficie. La unión de IFN-y y TNF" en la membrana celular del macrófago facilita la producción de radicales de oxígeno por el macrófago y da por resultado la destrucción de la bacteria. Fig_ 12-4. Esquema de la activación del macrófago por células T. CD, grupo de diferenciación; IL, interleucina; TCR, receptor de célula T; TNF -ex, factor de necrosis tumoral alfa. con capacidad inmunitaria pueden reaccionar entre sí y también con antígenos y otras células para mon- tar un reto inmunitario contra antígenos o patógenos • mvasores. El hígado fetal, la médula ósea prenatal y posnatal, y el timo constituyen los órganos linfoides primarios en el hombre. Los ganglios linfáticos, el bazo y los tejidos linfoi- des relacionados con la mucosa (y también la médula ósea posnatal) constituyen los órganos linfoides secundarios. Timo El timo es un órgano linfoide primario que es el sitio de maduración de los linfocitos T. El timo, situado en el mediastino superior y que se extiende sobre los grandes vasos del corazón, es un órgano pequeño encapsulado compuesto por dos lóbulos. Cada lóbulo surge por separado en la tercera (y tal vez la cuarta) bolsa faríngea del embrión. Los linfocitos T que penetran en el timo para instruirse a fin de adquirir capacidad inmunitaria provienen del mesodermo. El timo se origina temprano en el embrión y continúa en crecimiento hasta la pubertad, cuando puede pesar hasta 35 a 40 g. Después de los primeros años de vida el timo comienza a involucionar (atrofia) y se infiltra por células adiposas. Sin embargo, su función puede continuar incluso en adultos de mayor edad. La cápsula del timo, compuesta de tejido conectivo denso irregular, colagenoso, envía tabiques a los lóbulos y los subdivide en lobuilllos incompletos (fig. 12-5). Cada lobu- liIlo se compone de una corteza y una médula, aunque las médulas de lobulillos adyacentes son confluentes entre sí. Corteza La capacidad inmunitaria de las células T, la eliminación de linfocitos T autorreactivos y el reconocimiento de MHC ocurren en la corteza tímica. La corteza del timo muestra una apariencia histológica mucho más oscura que la médula por la presencia de un gran número de linfocitos T (timocitos) (fig. 12-6, véase fig. 12-5). Las células T con capacidad inmunitaria salen de la médula ósea y migran a la periferia de la corteza túnica, donde se someten a una proliferación extensa e instrucciones para convertirse en células T con capacidad inmunitaria. Además de linfocitos, la corteza aloja macró- fagos y células epiteliales reticulares. Se piensa que en el hombre las células epiteliales reticulares derivan del endodermo de la tercera (y tal vez la cuarta) bolsa faríngea; se sugirió que en ratones es posible que el ectodermo del tercer surco faríngeo origine las células epiteliales reticulares corticales y que el endodermo de la tercera bolsa faríngea dé lugar a las células epiteliales reticulares de la médula tímica. En la corteza del timo se encuentran tres tipos de células epiteliales reticulares. Las células tipo 1 separan la corteza de la cápsula y las trabéculas de tejido conectivo, y rodean elementos vasculares en la corteza. Estas células forman uniones ocluyen tes entre sí, que aíslan por completo la corteza Sistema linfoide (inmunitario) __ _ 275 Médula Corteza Cápsula Corteza Médula rr--------~A~--------___ \ Vasos capsulares en la cápsula rr----------A----------~\ Fig. 12-5. Diagrama del timo que muestra su inigación y su disposición his- tológica. tímica del resto del cuerpo. Los núcleos de las células tipo I son polimorfos y tienen nucleolos bien definidos. Las células tipo n se localizan en la corteza media. Estas células tienen prolongaciones largas, anchas , similares a vainas que forman uniones desmosómicas entre sí. Sus prolongaciones forman un citorretículo que subdivide la corteza tímica en compartimientos pequeños, llenos con linfocitos. Los núcleos de las células tipo n son estructuras pálidas, grandes, con poca heterocromatina. El citoplasma también es pálido y contiene en abundancia tonofilamen- tos. Las células tipo nI están situadas en la corteza pro- funda y la unión corticomedular. El citoplasma y los núcleos de estas células son más densos que los de las célu- las epiteliales reticulares tipos I y n. El RER de las células tipo In muestra cisternas dilatadas , que indican síntesis de proteínas. Las células epiteliales reticulares tipo nI también tienen prolongaciones anchas, semejantes a vainas que forman compartimientos llenos con linfocitos. Estas células participan en la formación de uniones ocluyentes Corpúsculo Células de Hassall epiteliales reticulares Vasos septales Tabique Capilares en la corteza entre sí y con células epiteliales reticulares de la médula; ello aísla la corteza de la médula. Estos tres tipos de células epiteliales reticulares aíslan por completo la corteza del timo y en consecuencia impiden que las células T en desarrollo entren en contacto con antígenos extraños. Tanto las células tipos n y nI como las células interdigitantes derivadas de la médula ósea (APC) también presentan autoantígenos, moléculas MHC I y moléculas MHC n a las células T en desarrollo. Los linfocitos T en desarrollo cuyos RTC reconocen proteínas propias, o cuyas moléculas CD4 o CD8 no pueden reco- nocer las moléculas MHC I o MHC n, se someten a apoptosis antes que puedan dejar la corteza. Resulta de interés que 98% de las células T en desarrollo muere en la corteza y es fagocitado por macrófagos residentes, que se denominan macrófagos de cuerpo teñible. Las células que sobreviven pasan a la médula del timo como linfocitos T inocentes y desde ese sitio (o de la unión corticomedular) se distribuyen a órganos linfoides secundarios a través del sistema vascular. 276 ••• Sistema linfoide (inmunitario) -. , • .. , Fig. 12,6. Fotomicrografía de un lóbulo del timo (x124). Médula , , ,'" . ' , ¡ A ..... /, 4, La médula se caracteriza por la presencia de corpúsculos de Hassall; todos los timocitos de la médula son células T con capacidad inmunitaria. La médulatímica se tiñe mucho más clara que la corteza porque su población de linfocitos no es tan profusa y porque contiene un gran número de células epiteliales reticulares derivadas endotelialmente (véanse figs. 12-5 y 12-6). Hay tres tipos de células epiteliales reticulares en la médula. Las células tipo IV se encuentran en relación cercana con las células tipo III de la corteza y ayudan en la forma- ción de la unión corticomedular. El núcleo de estas células tiene una red de cromatina gruesa y su citoplasma es de tinción oscura y contiene en abundancia tonofilamentos. Las células tipo V forman el citorretículo de la médula. Los núcleos de estas células son polimorfos, con una red de cromatina perinuclear bien definida y un nucleolo notable. Las células tipo VI constituyen la característica más distintiva de la médula tímica. Estas células grandes, de tinción pálida coalescen entre sí y forman corpúsculos tímicos (corpúsculos de Hassall) en forma de espiral, cuyo número aumenta con la edad de la persona (véanse figs. 12-5 y 12-6). Las células tipo VI pueden queratinizarse de manera intensa e incluso calcificarse. A diferencia de las células tipos IV y V, las células epiteliales reticulares tipo VI pueden ser de origen ectodérmico. La función de los corpúsculos tímicos se desconoce, aunque podría ser el sitio de la muerte de linfocitos T en la médula. Aporte vascular El aporte vascular de la corteza forma una barrera hematotímica muy potente para evitar que las células T en desarrollo entren en contacto con macromoléculas de origen sanguíneo. El timo recibe múltiples arterias pequeñas, que pe- netran en la cápsula y se distribuyen en la totalidad del órgano a través de las trabéculas entre lóbulos adyacentes. Las ramas de estos vasos no llegan en forma directa a la cor- teza; en lugar de ello, de las trabéculas entran en la unión corticomedular, donde forman lechos capilares que penetran en la corteza. Los capilares de la corteza son de tipo continuo, poseen una lámina basal gruesa y están revestidos por una vaina de células epiteliales reticulares tipo 1 que forma una barrera hematotímica. Por tanto las células T en desarrollo de la corteza están protegidas del contacto con macromoléculas de origen sanguíneo. Sin embargo, se permite que las macromoléculas propias crucen la barrera hematotímica (tal vez controlada por las células epiteliales reticulares ), quizá para eliminar las células T que están programadas contra antígenos propios. La red capilar cortical drena en vénulas pequeñas en la médula. Las células T con capacidad inmunitaria recién formadas que provienen de la médula ósea dejan la vasculatura en la unión corticomedular y migran a la periferia de la corteza. Conforme estas células maduran, se profundizan en la corteza y entran en la médula como células inocentes pero con capacidad inmunitaria. Salen de la médula a través de las venas que drenan el timo. Histofisiología del timo La principal función del timo es instruir células T sin capacidad inmunitaria para que logren su capacidad inmunitaria. Las células T en desarrollo proliferan de manera extensa en la corteza, comienzan a expresar sus marcadores de superficie y se valora su capacidad para reconocer molé- culas MHC propias y epi topos propios. Las células T que no son capaces de reconocer moléculas MHC I y MHC II propias se destruyen mediante apoptosis. También se destruyen los linfocitos T cuyos TCR están programados contra macro moléculas propias. Se piensa que el proceso de valoración para moléculas MHC y epitopos propios es una función tanto de las células epiteliales reticulares tipos II y III como de las células dendríticas derivadas de la médula ósea porque estos tres tipos de células expresan ambas clases de complejo epitopo-molécula MHC en su superficie. Las células epiteliales reticulares del timo producen cuando menos cuatro hormonas necesarias para la madu- ración de células T. Es probable que sean paracrinas y que actúen a una distancia corta, aunque se piensa que algunas pueden verterse al torrente sanguíneo. Estas hormonas incluyen timosina, timopoyetina, timulina y factor humoral tímico, y facilitan la proliferación de la célula T y la expresión de marcadores en su superficie. Además las hormonas de fuentes extratímicas, en especial las gónadas y las glándulas hipófisis, tiroides y suprarrenales, influyen en la maduración de la célula T. Los efectos más potentes se deben a 1) corticosteroides suprarrenales, que disminuyen la cifra de células T en la corteza tímica; 2) tiroxina, que estimula las células epiteliales reticulares corticales para que incrementen la producción de timulina, y 3) somatotropina, que promueve el desarrollo de la célula T en la corteza tímica. CORRELACIONES CLlNICAS La falta congénita de desarrollo del timo se deno- mina síndrome de DiGeorge. Los pacientes con esta enfermedad no pueden producir células T. Por tanto su respuesta inmunitaria de mediación celular no es funcional y estos pacientes mueren a una Sistema linfoide (inmunitario) __ _ 277 edad temprana a causa de infección. Como estos enfermos también carecen de glándulas paratiroides, la muerte también puede deberse a tetania. Ganglios linfáticos Los ganglios linfáticos son estructuras ovales, pequeñas, encapsuladas e interpuestas en el trayecto de los vasos linfáticos a fin de actuar como filtros para la remoción de bacterias y otras sustancias extrañas. Los ganglios linfáticos se localizan en diversas regio- nes del cuerpo pero prevalecen más en el cuello, la axila, la ingle, a lo largo de vasos mayores y en las cavidades corporales. Su parénquima se compone de acumulaciones de linfocitos T y B, APC y macrófagos. Estas células lin- foides reaccionan a la presencia de antígenos mediante una respuesta inmunitaria en la que los macrófagos fagocitan bacterias y otros microorganismos que entran al ganglio linfático a través de la linfa. Cada ganglio linfático es una estructura blanda, hasta cierto punto pequeña, con menos de 3 cm de diámetro, que tiene una cápsula fibrosa de tejido conectivo, por lo general rodeada de tejido adiposo (fig. 12-7). Posee una superficie convexa perforada por vasos linfáticos aferentes que tienen válvulas, que aseguran que la linfa de estos vasos penetre en la sustancia del ganglio. La superficie cóncava del ganglio, el hilio, es el sitio por el que arterias y venas Vaso linfático aferente linfoide subcapsular ~\ ____ Paracorteza .D.-___ -----Médula medular Vasos linfáticos eferentes Vena '-- P"O subcapsular "--- Vénulas poscapilares "----Lecho capilar '-----Seno trabecular '-----Trabécula 278 ••• Sistema linfoide (inmunitario) entran y salen del ganglio. Además la linfa sale del ganglio a través de vasos linfáticos eferentes que también se localizan en el hilio. Estos últimos tienen válvulas que impiden la regurgitación de linfa hacia el ganglio. CORRELACIONES CLlNICAS Los linfocitos del ganglio linfático proliferan con rapidez en presencia de antígenos o bacterias; el gan- glio linfático puede aumentar varias veces su tamaño normal y tornarse duro y palpable al tacto. Desde el punto de vista histológico un ganglio linfático está subdividido en tres regiones: corteza, paracorteza y médula. Todas estas regiones tienen un abastecimiento abundante de sinusoides, espacios crecidos recubiertos por endotelio a través de los cuales se filtra la linfa. Corteza La corteza del ganglio linfático se subdivide en compartimientos que alojan nódulos linfoides primarios y secundarios con abundancia de células B. La cápsula de tejido conectivo denso irregular, colage- noso, envía trabéculas al parénquima del ganglio linfático y subdivide la región externa de la corteza en comparti- mientos incompletos que se extienden hasta la cercanía del hilio (fig. 12-8, véase fig. 12-7). La cápsula está engrosada en el hilio y a medida que los vasospenetran en la sustancia del ganglio son rodeados por una vaina de tejido conectivo que se deriva de la cápsula. Suspendida de esta última y de las trabéculas se encuentra una red tridimensional de tejido conectivo reticular que forma la estructura arquitectónica de la totalidad del ganglio linfático. Los vasos linfáticos aferentes perforan la cápsula en la superficie convexa del ganglio y vacían su linfa en el seno subcapsular, que se localiza justo por debajo de la cápsula. Este seno se continúa con los senos corticales (senos paratrabeculares) que son paralelos a las trabéculas y llevan la linfa a los senos medulares, para al final pasar a los vasos linfáticos eferentes. Estos senos tienen una red de células reticulares estrelladas cuyas prolongaciones están en contacto con otras células y el epitelio escamoso simple semejante a endotelio. Los macrófagos, unidos a las células reticulares estrelladas, fagocitan con avidez material particulado extraño. Además las células linfoides pueden entrar o salir de los sinusoides pasando entre su recubrimiento de células escamosas. Nódulos linfoides Hay dos tipos de nódulos linfoides: primarios y secundarios; los nódulos linfoides secundarios tienen un centro germinal. ; ~ - ¿ -:-- -. ~ -~.~ ~ ... - -, - • . - - - - - - - -... . ... --_ ... _. : ... ::. - - - ' .. - .-- . ,... ~ .. .,. .. - -... .. .. - ~---- ... ... . ~ .. --=: .. .. - =---~_. -- .. .... -- - '"::.' -.---- ,,-. - >-- --.ti ,.,. ~ ~~ ~ · ",. - / -, .. ' • • --. " . ~ " f " r; !':' , -. 'J "" ..' .. » .. .... -- ...... . 't .. .. .. .. f ·~ .... .,. - ,, ~ \ "',. - ,,,- . : - - " , \ - - -...:- ..... - '" - ---, -- Fig. 12-8. Fotomicrografía de la corteza de un ganglio linfático (X 132) Los compartimientos incompletos dentro de la corteza alojan nódulos linfoides primarios que son agregados esfé- ricos de linfocitos B (tanto células B vírgenes como células B de memoria) que se encuentran en el proceso de entrar o salir del ganglio linfático (véanse figs. 12-7 y 12-8). Con frecuencia los centros de los nódulos linfoides se tiñen más pálidos, alojan centros germinales y se conocen como nódulos secundarios. Estos últimos sólo se forman en respuesta a un reto antigénico; se cree que son los sitios de generación de células B de memoria y plasmáticas. La región del nódulo linfoide periférica al centro ger- minal se compone de una acumulación densa de linfocitos pequeños que migran para alejarse de su sitio de origen dentro de los nódulos secundarios. Esta región periférica se denomina corteza (manto). Los centros germinales muestran tres zonas: oscura, basal clara y apical clara. La zona oscura es el sitio de la proliferación intensa de células B aglomeradas de manera densa (que no poseen SIC). Estas células, que se conocen como centroblastos, migran a la zona basal clara, expresan SIC, cambian de clase de inmunoglobulina y se conocen como centrocitos. Estas células se exponen a células dendríticas foliculares que llevan antígeno y experimentan hipermutación para transformarse en más eficientes en la formación de anticuerpos contra el antígeno. Las células que no sintetizan las SIC propias se fuerzan a apoptosis y son destruidas por macrófagos. Los centro citos recién formados que se permite que sobrevivan pasan a la zona apical clara, donde se tornan en células B de memoria o células plasmáticas y después salen del folículo secundario. Para corteza La región del ganglio linfático entre la corteza y la médula es la para corteza. Aloja sobre todo células T y es la zona del ganglio linfático dependiente del timo. Las APC (p. ej ., células de Langerhans de la piel o células dendríticas de la mucosa) migran a la región de la paracorteza del ganglio linfático para presentar su complejo epitopo-MHC II a células T cooperadoras. Si estas últimas se activan, proliferan e incrementan la anchura de la paracorteza a tal grado que pueden incluirse profundo en la médula. A continuación las células T recién formadas migran a los senos medulares, salen del ganglio linfático y prosiguen al área de actividad antigénica. Las vénulas de endotelio alto (VEA) se localizan en la paracorteza. Los linfocitos salen de la vasculatura migrando entre las células cuboides de este endotelio poco común y penetran en el parénquima del ganglio linfático. Las células B migran a la corteza externa, en tan- to que la mayor parte de las células T permanece en la paracorteza. La membrana plasmática del linfocito expresa moléculas de superficie, conocidas como selectinas, que ayudan a la célula a reconocer las células endoteliales de VEA y permiten que rueden a lo largo de la superficie de estas células. Cuando los linfocitos entran en contacto con moléculas de señalamiento adicionales localizadas en el plasmalema de la célula endotelial, las selectinas se activan, se unen con firmeza a la célula endotelial y detienen la acción de rodamiento de los linfocitos. A continuación, mediante diapédesis, el linfocito migra entre las células endoteliales cuboides para salir de la luz de la vénula poscapilar y penetrar en el parénquima del ganglio linfá- tico. Médula La médula se compone de senos linfáticos tortuosos grandes, rodeados por células linfoides organizadas en grupos que se conocen como cordones medulares. Las células de los cordones medulares (linfocitos, células plasmáticas y macrófagos) están atrapadas en una red de fib ras y células reticulares (fig. 12-9, véase fig. 12-7). Los linfocitos migran de la corteza para penetrar en los senos medulares desde los cuales entran en los vasos linfáticos eferentes para salir del ganglio linfático. Los cortes histológicos de la médula también muestran la presencia de trabéculas, que provienen de la cápsula engrosada del hilio y que llevan vasos sanguíneos al ganglio linfático y hacia fuera del mismo. Sistema linfoide (inmunitario) ••• 279 -, •• • • ., -..... ... # ... <W _ • '* . ' • ~i"" "-.... • ;;r . . ~ ... ~. :-- t 1."..,.. ... ~ . - , ~ .... . #e. • ... ' . -.. ... . . . . ' . • C'" ..... , .. ' .... , • • • • • .. • '. • I • • .--'10 .. '- .. -, .' . '.-~' . , . • . t ~:;'l' " .~, . ~ •• I .--.. .,. , . -' • . - ~ " " ,<'t, .J ·~i ' .. 1 Fig. 12-9. Fotomicrografía de la médula de un ganglio linfático ( x132). Vascularización del ganglio linfático Las arterias penetran en el parénquima de los ganglios linfáticos en el hilio. Los vasos siguen a través de la médula dentro de las trabéculas y se tornan más pequeños conforme se ramifican repetidas veces. Por último pierden su vaina de tejido conectivo, siguen dentro de la sustancia de los cordones medulares y contribuyen a la formación de los le- chos capilares medulares. Las ramas pequeñas de las arterias continúan en los cordones medulares hasta que llegan a la corteza, donde forman un lecho capilar cortical, que es drenado por vénulas poscapilares. La sangre de las vénulas poscapilares drena hacia venas más grandes, que salen del ganglio linfático en el hilio. Histofisiologia de los ganglios linfáticos Los ganglios linfáticos filtran la linfa y actúan como sitios para reconocimiento de antígeno. El ritmo del flujo se reduce conforme la linfa penetra en el ganglio linfático, lo que permite que los macrófagos que residen en los senos (o cuyas prolongaciones se encajan dentro de los mismos) tengan más tiempo para fagocitar 280 ••• Sistema linfoide (inmunitario) material particulado extraño. De esta forma se elimina 99% de las impurezas que se encuentran en la linfa. Los ganglios linfáticos también actúan como sitios de reconocimiento de antígeno porque las APC que entran en contacto con antígenos migran al ganglio linfático más cercano y presentan su complejo epitopo-MHC a linfocitos. Además los antígenos que se filtran a través del ganglio linfático son atrapados por células foliculares dendríticas y los linfocitos que se encuentranen el ganglio linfático o migran al mismo reconocen el antígeno. Si un antígeno es reconocido y se activa una célula B, ésta migra a un nódulo linfoide primario, prolifera y forma un centro germinal; el nódulo linfoide primario se conoce entonces como nódulo linfoide secundario. Las células recién formadas se diferencian en células B de memoria y plasmáticas, salen de la corteza y forman los cordones medulares. Alrededor de 10% de las células plasmáticas recién formadas permanece en la médula y libera anticuerpos a los senos medulares. Las células plasmáticas restantes entran en los senos y se dirigen a la médula ósea, donde continúan la elaboración de anticuerpos hasta que mueren. Algunas células B de memoria perma- necen en los nódulos linfoides primarios de la corteza, pero la mayor parte sale del ganglio linfático para residir en otros órganos linfáticos secundarios del cuerpo. En consecuencia, cuando hay una segunda exposición al mismo antígeno, se dispone de un gran número de células de memoria para que el cuerpo pueda montar una respuesta secundaria rápida y potente. CORRELACIONES CLlNICAS Los ganglios linfáticos se localizan a lo largo del trayecto de los vasos linfáticos y forman una cadena de ganglios linfáticos de manera que la linfa fluye de un ganglio al siguiente. Por esta razón una infec- ción puede diseminarse y las células malignas dar metástasis a través de una cadena de ganglios hasta regiones remotas del cuerpo. Bazo El bazo, que es el órgano linfoide más grande del cuerpo, está revestido de una cápsula de tejido conectivo colagenoso; tiene una superficie convexa y una cóncava, que se conoce como hilio. El bazo, el órgano linfoide más grande del cuerpo, se localiza en el peritoneo en el cuadrante superior izquierdo de la cavidad abdominal. Su cápsula de tejido conectivo denso irregular, fibroelástico , que en ocasiones al()ja células de músculo liso, está rodeada por peritoneo visceral. El epitelio escamoso simple de este último proporcio- na una superficie lisa al bazo. El bazo no sólo desempeña una función en la capacidad inmunitaria de formación de anticuerpos y proliferación de células T y B, sino también como un filtro sanguíneo que destruye eritrocitos viejos. El bazo es un órgano hemopoyético durante el desarrollo fetal ; si es necesario, puede reanudar esta función en el adulto. Además en algunos animales (pero no en el hombre) el bazo también actúa como un reservorio de glóbulos rojos , que pueden liberarse a la circulación cuando se requiere. El bazo tiene una superficie convexa y una cóncava, conocida como hilio. La cápsula del bazo está engrosada en el hilio y es aquí donde entran las arterias y sus fibras nerviosas acompañantes, y salen venas y vasos linfáticos del bazo. Las trabéculas , que provienen de la cápsula, llevan vasos sanguíneos al parénquima del bazo y desde el mismo (fig. 12-10). Histológicamente el bazo tiene una red tri- dimensional de fibras reticulares y células reticulares relacionadas. La red de fibras reticulares está unida tanto a la cápsula como a las trabéculas y forma la estructura arquitectónica de este órgano (fig. 12-11). Los intersticios de la red de tejido reticular están ocupados por senos venosos, trabéculas que llevan vasos sanguíneos y el parénquima esplénico. La superficie de corte de un bazo fresco muestra áreas grises rodeadas de zonas rojas; las primeras se denominan pulpa blanca y las últimas se conocen como pulpa roja. Un aspecto central para apreciar la organización y la función del bazo es comprender su irrigación. Irrigación del bazo El bazo recibe su irrigación de la arteria esplénica y es drenado por la vena esplénica; ambos vasos entran y salen del bazo en el hilio. La arteria esplénica se ramifica en repetidas ocasiones en cuanto perfora la cápsula de tejido conectivo en el hilio del bazo. Las ramas de estos vasos, arterias trabeculares, son llevadas al parénquima del bazo por trabéculas de tamaños decrecientes (véase fig. 12-10). Cuando las arte- rias trabeculares se reducen hasta alrededor de 0.2 mm de diámetro, dejan las trabéculas . La túnica adventi- cia de estos vasos tiene una organización laxa y una vaina de linfocitos, la vaina linfática periarterial (VLPA), los infiltra. Como el vaso ocupa el centro de la VLPA, se denomina arteria central. La arteria central pierde su vaina linfática en su ter- minación y se subdivide en varias ramas cortas, paralelas, conocidas como arterias penicilares, que penetran en la pulpa roja. Las arterias penicilares tienen tres regiones: 1) arteriola de la pulpa, 2) arteriola envainada (una región engrosada del vaso rodeada por una vaina de macrófagos, la vaina de Schweigger-Seidel) y 3) capilares arteriales terminales. Aunque se sabe que los capilares arteriales terminales llevan sangre a los senos esplénicos, el método de suministro aún no se comprende por completo y esto dio origen a la formulación de tres teorías de la circulación del bazo: 1) circulación cerrada, 2) circulación abierta y 3) una combinación de las dos teorías. Quienes proponen la teoría de la circulación cerrada piensan que el recubrimiento endotelial de los capilares Sistema linfoide (inmunitario) ••• 281 Nódulo linfoide Sinusoide Capilar arterial terminal Arteriola envainada ----- Linfocitos NODULO LlNFOIDE Centro germinal ------ Corteza--------- Arteria central ------- Sinusoide Cápsula PULPA ROJA c::::::::p=- Cordones de la pulpa . r::::f=C=- Sinusoides venosos PULPA BLANCA .\-i_-Centro germinal rI--- Corteza --Vaina linfática periarterial --Trabécula trabecular -- .--'--_ Sinusoide venoso ARTERIA PENICILAR _-- Capilar arterial terminal 1------ Arteriola envainada Arteriola de la pulpa Zona marginal Vaina linfática periarterial Zona marginal Fig. 12-10. Esquema del bazo. Arriba, dibujo a bajo aumento de las pulpas blanca y roja. Ahajo, dibujo a gran aumento de la arteriola central \. sus ramas. arteriales terminales se continúa con el endotelio del seno (fig. 12-12). Los investigadores que apoyan la teoría de la circulación abierta piensan que los capilares arteriales terminales concluyen antes de llegar a los sinusoides y que la sangre de estos vasos se filtra a través de la pulpa roja a los senos. Otros investigadores creen que algunos vasos se conectan con los sinusoides, en tanto que otros terminan como conductos de extremo abierto en la pulpa roja, lo que sugiere que el bazo tiene un sistema de circulación abierto y uno cerrado. Los senos esplénicos son drenados por vénulas de la pulpa, que son tributarias de venas cada vez más grandes que se fusionan para formar la vena esplénica, una tributaria de la vena porta. Pulpa blanca y zona marginal La pulpa blanca está compuesta por la vaina linfática periarterial, que aloja células T; y nódulos linfoides, que contienen células B; la zona marginal aloja células B especializadas para reconocer antígenos independientes del timo. 282 ••• Sistema linfoide (inmunitario) I " . - r " -. ' ; e • • , . . 11"r-=--. .... -. , .~ I , rr .: .r .. '~. '"" ---., , ... , t - - Fig. 12-11. Fotomicrografía de la arquitectura de las fibras reticulares del bazo. Tinción argéntica (X 132). La estructura de la pulpa blanca se relaciona de manera estrecha con la arteriola central. La VLPA que rodea la arteriola central está compuesta por linfocitos T Con frecuencia la VLPA encierra nódulos linfoides, que se componen de células B y desplazan la arteriola central a una posición periférica. Los nódulos linfoides pueden mostrar centros germinales, indicativos de reto antigénico (fig. 12-13; véase fig. 12-10). Las VLPA y los nódulos linfoides constituyen la pulpa blanca y, como en el ganglio linfático, las células T y B se sitúan en localizaciones específicas. La pulpa blanca está rodeada por una zona marginal, de 100 pm de ancho, que separa la pulpa blanca de la roja (fig.
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