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27Capítulo Belkisyolé Alarcón de Noya Óscar Noya Contenido ■ Introducción ■ Características generales del parásito y su hospedador intermediario ■ Ciclo biológico ■ Mecanismos de acción patógena y de evasión del parásito y respuesta inmune del hospedador vertebrado ■ Manifestaciones clínicas ■ Diagnóstico ■ Tratamiento ■ Epidemiología y control fecta a 200 millones de personas de las 600 millones expues- tas al riesgo. El género Schistosoma pertenece a la familia Schistosomatidae, orden Strigeiformes, subclase Digenea, clase Trematoda y phylum Platyhelminthes del reino Ani- malia. Los esquistosomas, a diferencia de todos los de su phylum, no son hermafroditas, de modo que se diferencian claramente en machos y hembras. En su forma adulta son parásitos hemáticos y producen las enfermedades infeccio- sas transmitidas por caracoles de agua dulce, condición que las hace de muy difícil control por estar asociadas a costum- bres ancestrales de cultivo o a condiciones de subdesarrollo. Entre las especies que pueden infectar al humano cabe citar a S. japonicum, S. mansoni, S. haematobium, S. mekongi, S. intercalatum, S. bovis, S. mattheei y S. guineensis, pero sólo las tres primeras constituyen un problema importante de esquistosomosis humana. Características generales del parásito y su hospedador intermediario Los machos de S. japonicum miden alrededor de 15 mm; su tegumento presenta protrusiones con una depresión central y tiene 7 testículos en la parte dorsal. Las hembras miden 22 mm, presentan espinas diminutas en su superfi cie y se ca- racterizan porque pueden desarrollar en su largo útero de Preguntas de evaluación inicial 1. Siendo la esquistosomosis una enfermedad metaxénica y fundamentalmente antroponótica en América, ¿cuáles son las causas de su persistencia en este continente? 2 . Si los adultos del género Schistosoma habitan el lecho vascular a la vista de las células del sistema inmune, ¿por qué no son eliminados del torrente sanguíneo donde viven durante años? 3 . De todas las formas evolutivas, ¿cuál es la responsable del establecimiento del síndrome de hipertensión portal en la esquistosomosis intestinal, y por qué? 4 . A pesar de que los huevos de este parásito son expulsados por heces u orina, ¿por qué es tan difícil el diagnóstico de infección activa? 5 . Tratándose del mismo género y de ciclos biológicos muy pa- recidos, ¿por qué las estrategias de control son diferentes en América y Asia? Esquistosomosis Introducción La esquistosomosis humana es una trematodiasis causada por cinco especies del género Schistosoma. Se encuentra ampliamente distribuida a nivel mundial en 74 países e in- 50 a 150 huevos al mismo tiempo. Los adultos viven en ve- nas mesentéricas y los huevos (70-100 50-65 μm), con un pequeño proceso espinoso en un extremo, son eliminados por las heces. Los hospedadores intermediarios son caraco- les anfi bios del complejo Oncomelania hupensis que miden menos de 10 mm (fi gura 27-1). S. japonicum se comporta como una zooantroponosis que afecta a perros, gatos, roe- dores, bovinos, cerdos, cabras, caballos y al humano. Desde el punto de vista geográfi co se distribuye en Asia surorien- tal, China, Filipinas y la isla Célebes. Schistosoma haematobium tiene por hábitat las venas de los plexos vesical y pélvico, por lo que se le denomina es- quistosomosis urinaria; se le puede encontrar en venas porta y mesentéricas. Los machos miden de 10 a 15 mm; su tegu- mento presenta pequeñas excrecencias verrugosas y posee de 4 a 5 testículos. Las hembras miden de 16 a 26 mm; su ovario se sitúa en el tercio posterior, por lo que el útero es muy largo y tiene la capacidad de albergar hasta 100 huevos, los cuales miden 112-170 40-70 μm y presentan una carac- terística espina terminal. S. haematobium se hospeda en mo- nos, mandriles, chimpancés y humanos. Se distribuye en África y Medio Oriente, donde Bulinus globosus y B. trunca- tus son sus hospedadores intermediarios más importantes. Los otros esquistosomas que afectan al humano son de localización mesentérica. S. intercalatum, S. bovis y S. mattheei se distribuyen en África, utilizando los mismos hospedadores intermediarios de S. haematobium y B. afri- canus. Schistosoma mekongi se encuentra en Laos, Camboya y Tailandia, y su hospedador intermediario es Neotricula aperta. Schistosoma mansoni es el único representante en América, distribuyéndose en Brasil, Venezuela, Surinam y algunas islas del Caribe como Guadalupe, Martinica, Repú- blica Dominicana, Puerto Rico, Santa Lucía y Antigua (fi - gura 27-2). En África se ubica en el delta del Nilo y en toda la región central y sur del continente, así como en el Oriente Medio. Los adultos machos miden 6-12 mm; el tegumento presenta tubérculos y espinas fi nas y poseen de 4 a 13 tes- tículos. Las hembras miden de 7 a 17 mm y tienen el ovario en el tercio anterior, por lo que el útero es muy corto, albergando sólo cuatro huevos a la vez. Los huevos, de 114-175 45-68 μm, poseen una espina lateral típica. El hospedador intermediario es un caracol planorbideo del género Biomphalaria, siendo B. alexandrina, B. sudanica, B. pfeiff eri y B. choanomphala los re- presentates en África, y B. glabrata y B. straminea en América. Si bien S. mansoni puede infectar monos, mandriles y chim- pancés en África, y ratas en focos aislados en América, el hu- mano es el principal responsable de la transmisión. Figura 27-1 Caracoles de agua dulce hospedadores intermediarios en esquistosomosis. A, Biomphalaria glabrata, transmisor de Schistosoma mansoni. B, Oncomelania hupensis, transmisor de S. japonicum. C, Bulinus truncatus, transmisor de S. haematobium. Cortesía del Dr. Jean Pierre Pointier UMR 5244 CNRS – EPHE UPVD. Figura 27-2 Niños en contacto con aguas de ríos del área endémica de esquistosomosis en Venezuela. A B C Capítulo 27 Esquistosomosis206 vénulas para ser llevados al corazón derecho y de allí a los pulmones, lo cual ocurre en 4 a 6 días. En el pulmón, estas larvas migratorias pasan activamente del lecho vascular ve- noso al arterial rompiendo los pequeños espacios de tejido alveolar que los separa. De este modo llegan a la parte iz- quierda del corazón para distribuirse por el sistema aórtico a todo el organismo. Las formas juveniles que llegan a los plexos arteriales mesentéricos, pélvicos o vesicales (según la especie) logran abandonarlos y pasar activamente al torren- te venoso. Schistosoma japonicum y S. mansoni alcanzan el hígado, donde las larvas maduran en 6-10 semanas hasta convertirse en adultos. Estos últimos se aparean y los ma- chos cargan a las hembras en una depresión ventral o canal ginecóforo, viajando en contra de la corriente del sistema porta ayudados por sus potentes ventosas hasta alcanzar de nuevo capilares mesentéricos o vesicales, donde las hembras depositan los huevos, con lo que se completa su ciclo evolu- tivo. Mecanismos de acción patógena y de evasión del parásito y respuesta inmune del hospedador vertebrado Fisiopatología Desde la penetración de las cercarias hasta el estadio adulto ocurren una serie de eventos fi siopatológicos que condi- cionan las manifestaciones clínicas de la enfermedad. La penetración de la piel por las cercarias y su inme- diata transformación en esquistosómulos se expresa como una respuesta de tipo alérgica denominada dermatitis cerca- riana (fase inicial). Esta reacción es más intensa con las especies de aves, en las que hay muerte de las cercarias/es- quistosómulo en la piel sin haber progresión ulterior al esta- dio adulto. La fase de maduración del esquistosómulo al estadio adulto (fase prepatente) por lo general no se traduce en patología, excepto cuando se trata de infecciones masivas en las cuales los antígenos de excreción-secreción circulan- tes de los esquistosómulos y de los huevos al comienzo de la oviposición condicionan una respuesta inmune que se tra- duce en fi ebre, fatiga, malestar generaly tos, denominada fi ebre de Katayama. Si bien los vermes adultos llegan a con- sumir cantidades considerables de sangre, uno de los condi- cionantes de la anemia, su papel patogénico es secundario. Los huevos son los principales causantes de la patología, al condicionar la formación del granuloma bilharziano (fi gura 27-3), evento central de la inmunopatología de la esquisto- somosis y cuya expresión clínica dependerá de los tejidos más afectados: intestino (esquistosomosis intestinal), híga- do (esquistosomosis hepatointestinal y hepatoesplénica), sistema genitourinario (esquistosomosis genitourinaria), y con menor frecuencia alteraciones pulmonares y neurológi- cas. Una vez depositados por las hembras, los huevos tienen tres destinos: pasar a la luz intestinal o vesical para cumplir Ciclo biológico Los adultos, desde las ramas declives más fi nas de las venas mesentéricas o de los plexos vesical y pélvico, eliminan los huevos muy cerca de las paredes del intestino grueso y el recto o de la vejiga urinaria, según sea el caso, de los esquis- tosomas intestinales o de S. haematobium (esquistosomosis urinaria), respectivamente. De este modo, los huevos inma- duros con un embrión en su interior son depositados en las paredes de estos órganos. El embrión se desarrolla para for- mar una larva ciliada o miracidio, el cual elimina a través de pequeños poros del huevo, enzimas proteolíticas que le permiten abrirse camino hacia la luz del intestino o la vejiga y alcanzar así heces u orina, de acuerdo con la especie. Una vez en contacto con el agua dulce, los huevos eclo- sionan y los miracidios se desplazan activamente con un movimiento continuo de los cilios en busca de los caracoles susceptibles a la infección. Existe gran especifi cidad entre los hospedadores intermediarios con el parásito, incluso en- tre cepas provenientes de localidades diferentes. Los miraci- dios, activos por 8 horas, penetran las partes blandas del caracol, pierden su superfi cie ciliada y se inmovilizan trans- formándose en un pequeño saco llamado esporoquiste pri- mario o madre. Dentro de esta forma evolutiva, las células germinativas se multiplican y dan origen a esporoquistes secundarios o hijos, los cuales al fi nal de la segunda semana de infección abandonan el esporoquiste madre y migran ha- cia el hepatopáncreas del caracol. Dentro de cada esporo- quiste hijo se desarrollan nuevas formas evolutivas denomi- nadas cercarias, las cuales miden 400 μm, poseen una cabeza con glándulas cefálicas, dos ventosas (oral y ventral) y cola bifurcada. Cada miracidio da origen a miles de cer- carias del mismo sexo. El número depende de la especie; por ejemplo, un miracidio de S. mansoni produce alrededor de 300 000 cercarias durante la vida de un caracol Biomphala- ria. El periodo desde la infección del caracol hasta la emisión de cercarias (dependiendo de la especie y las condiciones ex- ternas de humedad y temperatura) oscila entre 30 y 45 días. Los esporoquistes hijos pueden volver a formar una tercera generación de esporoquistes que generarán nuevas cercarias. La emisión de cercarias ocurre habitualmente en horas de mayor luminosidad y temperatura, y una vez que abandonan los tejidos del caracol se mueven activamente en forma de tirabuzón en el agua. Al hacer contacto con la piel del hospedador vertebrado, se colocan en posición perpen- dicular a la superfi cie moviendo la cola activamente y, ayu- dadas por las secreciones líticas de las glándulas cefálicas, penetran la piel, proceso tras el cual pierden la cola. Una de las transformaciones que más llaman la atención en este pa- rásito es la que ocurre cuando las cercarias pasan en breves minutos del agua a los tejidos del hospedador vertebrado, lapso en el que pierden su glucocálix y adquieren una doble membrana plasmática (heptalaminar). Las nuevas formas evolutivas (esquistosómulos) mi- gran hasta caer en diminutos linfáticos o directamente en Mecanismos de acción patógena y evasión del parásito 207 la función de dispersión y transmisión, quedarse atrapados en la mucosa de estos órganos o ser embolizados al hígado. En la fase aguda hay formación de microabscesos en pared intestinal o vesical, los cuales se rompen liberando los hue- vos a la luz, acompañándose de cuadros de diarreas sangui- nolentas y disentería o hematuria, las cuales van cediendo de manera progresiva. En el hígado ocurre la mayor patolo- gía de la infección parasitaria. La obstrucción derivada de la presencia de los huevos no sólo se debe a su atascamiento en la circulación portal intrahepática y consiguiente formación de granulomas, sino además a la fl ebitis de los vasos cerca- nos a los granulomas y su progresiva fi brosis, que condicio- na la llamada “fi brosis en tallo de pipa” o “fi brosis de Zim- mer”, típica de la esquistosomosis. El impacto es mayor a nivel hepático ante la sumatoria de granulomas que van blo- queando la circulación portal y el drenaje de las venas cola- terales (esplénicas, mesentéricas, esofágicas y hemorroida- les), con lo que se establece la hipertensión portal en la fase crónica. El granuloma está inicialmente conformado por un infi ltrado eosinofílico (TH2), el cual es progresivamente in- vadido por linfocitos, células gigantes y fi broblastos (TH1); estos últimos producen colágeno y otras moléculas de la matriz extracelular, provocando la fi brosis de los tejidos in- festados. Al pasar el tiempo, el volumen del granuloma se reduce por mecanismos inmunorregulatorios inducidos por el propio parásito, disminuyendo los eventos inmunopatológi- cos y permitiendo una mayor sobrevida del hospedador. A diferencia de la cirrosis hepática, en la esquistosomosis no existe la retracción de las fi bras de colágeno. Al no retraerse las “cicatrices”, se altera poco la arquitectura hepática, per- sistiendo el fl ujo arterial y la nutrición de los hepatocitos y, por ende, el funcionalismo de este órgano, a diferencia de la cirrosis, que conlleva a la insufi ciencia hepática temprana- mente. Respuesta inmune protectora Hay evidencias experimentales y epidemiológicas de la exis- tencia de mecanismos protectores en la esquistosomosis. Los animales infectados son resistentes a nuevas infecciones. El proceso denominado inmunidad concomitante consiste en la incapacidad para destruir los gusanos ya instalados, mien- tras que se eliminan los nuevos estadios larvarios que tratan de invadir al hospedador infectado. Algo similar se ha ob- servado en los humanos expuestos a reinfecciones, particu- larmente postratamiento. Esta resistencia es mayor en los adultos, en quienes habitualmente tanto las prevalencias HIPERTENSIÓN PORTAL FIBROSIS PÓLIPOS SANGRADOS EOSINÓFILOS, MACRÓFAGOS, FIBROBLASTOS Y LINFOCITOS LINFOCITOS MACRÓFAGOS FIBROBLASTOS EOSINÓFILOS COLÁGENO FIBROPLASTOS PROLINA PROLINA FIBROPLASTOS COLÁGENO FIBROSIS PERIPORTAL BLOQUEO VENOSO (PORTOMESENTÉRICO) TH1 TH2 IL-12 INF-� TNF-� ICAM-1 CÉL. ENDOT. ACS. IL-10 IL-13 HEPATOTOXICIDAD IL-13Ra2 Figura 27-3 Inmunopatología del granuloma bilharziano. Capítulo 27 Esquistosomosis208 como las cargas parasitarias son menores que en los niños. Si bien existen mecanismos de defensa no bien conocidos, en general se acepta que la inmunidad protectora está diri- gida principalmente contra los esquistosómulos, siendo el periodo de mayor susceptibilidad al ataque de la respuesta inmune protectora hasta 72 horas pospenetración de las cercarias, pues de allí en adelante el esquistosómulo desa- rrolla una serie de mecanismos de evasión que le permiten continuar su ciclo evolutivo (fi gura 27-4). En el caso de los vermes adultos sólo se ha podido de- mostrar una inmunidad antifecundidad, que al decrecer la producción de huevos disminuye la patología. La respuesta inmunoprotectora es predominantemente TH2. Los ele- mentos participantes de esta respuesta son anticuerpos de las clases IgG (IgG1 e IgG3), IgM, IgE e IgA. Las IgM e IgG tienen un papel dual, yaque pueden actuar como anticuer- po protector y como bloqueador, como en el caso de los iso- tipos IgG2 e IgG4, que funcionan como anticuerpos blo- queadores y que corresponden a los isotipos predominantes en niños, lo que justifi ca su mayor susceptibilidad. El com- plemento asociado con algunos de estos isotipos ayuda a lesionar el tegumento de los esquistosómulos. Las células participantes son los eosinófi los, macrófagos, plaquetas, mastocitos y neutrófi los. Este proceso se denomina meca- nismo de citotoxicidad mediada por células y dependiente de anticuerpos (ADCC, del inglés antibody dependent cell citotoxicity). Ciertos mediadores dependientes de una res- puesta de tipo TH1, TNF-alfa y óxido nítrico producido por las células endoteliales (especialmente en pulmón) parecen desempeñar una función secundaria en la destrucción de los esquistosómulos en su tránsito desde la piel hasta el hí- gado. Mecanismos de evasión de la respuesta inmune Este hemoparásito es uno de los organismos que ha desarro- llado los mecanismos más sofi sticados de evasión conoci- dos, lo cual le permite vivir por años (hasta 30 o más) en el lecho vascular, rodeado de todo el arsenal inmunológico. A partir de las 72 horas de la penetración, el esquistosómulo adquiere las siguientes propiedades que lo hacen casi invul- nerable: adquisición de una doble membrana plasmática, producción de PG2 (prostaglandina que inmoviliza las cé- lulas de Langerhans que pretenden atacarlo) y la producción de dos enzimas: la glutatión-peroxidasa y la superóxido dis- mutasa, neutralizadoras de los radicales de oxígeno tóxicos para el tegumento de este estadio. En su periodo adulto este parásito exhibe un arsenal de- fensivo muy efi ciente conformado por los siguientes mecanis- mos: secreción-excreción de antígenos solubles consumidores de anticuerpos, los cuales al dispersarse no lo afectan; disfraz antigénico que produce moléculas similares a las de su hospe- dador y toma de él moléculas (grupos sanguíneos, fi bronecti- na, albúmina, etc.) con las que se recubre y esconde elementos esenciales para el parásito; doble membrana plasmática (hep- talaminar), que le permite desprender su capa externa cuando se fi jan anticuerpos y así evitar su perforación al fi jar comple- mento; disponer de proteasas en su superfi cie con capacidad de digerir los anticuerpos que se fi jen en la membrana plasmá- tica y, fi nalmente, un grupo de enzimas (glutatión-peroxidasa, superóxido-dismutasa, etc.) con capacidad de neutralizar los radicales de oxígeno, tóxicos para el verme adulto. A pesar de todas las estrategias defensivas del parási- to, se trabaja sobre blancos potenciales para el desarrollo de TH1 IL2, INF-γ, IL-12 Mf TH0 /TH2 TH0 /TH2 IL-4 e IL-5 ANTICUERPOS Células endoteliales, Mf IgA IgG/IgM+C’ “ADCC” EOS-Mf-PLAQUETAS ANTICUERPOS: IgE, IgG e IgG3 TNF-α Células accesorias, mastocitos y basófilos Cromosomas 5q 31-q33 Gen de resistencia asociado a genes TH2 (IL-5, IL-13, FRI) Reactividad cruzada Huevo = esquistosómulo IgM, IgG2 e IgG4 Predominio en niños ON ESQUISTOSÓMULO Ratón Rata Humano BLO QU EO IgE IgG4 Figura 27-4 Respuesta inmune contra el esquistosómulo según el hospedador vertebrado. Mecanismos de acción patógena y evasión del parásito 209 vacunas. La glutatión-S-transferasa, la triosa-fosfato-iso- merasa, la asparaginil-endopeptidasa, la gliceraldehído-3- fosfato-deshidrogenasa, la proteína de unión a los ácidos grasos, la paramiosina y la tiorredoxina, entre otras, son moléculas funcionales en estudio (en su mayoría enzimas), algunas con moderada capacidad protectora. Manifestaciones clínicas Las manifestaciones clínicas acompañan a los aconteci- mientos del desarrollo de los parásitos. La penetración de las cercarias se manifi esta con máculas y pápulas prurigino- sas parecidas a una dermatitis, la cual tendrá la intensidad y extensión de acuerdo con el inóculo y a los sitios de penetra- ción; por lo general desaparece en una semana. La migración de los esquistosómulos en pulmón excepcionalmente puede producir tos y hemoptisis. Otra clínica como malestar gene- ral, anorexia, dolor abdominal y anemia pueden acompañar la fase prepatente. La fase aguda, cuando se manifi esta en for- ma clínica, aparece alrededor de un mes después de la pene- tración de las cercarias; es de brusca instalación, con fi ebre acompañada de escalofríos y sudoración, linfadenopatías, diarrea o disentería, hepatomegalia y esplenomegalia. Puede presentarse exantema generalizado y representa la fase toxé- mica de la infección correspondiente a la maduración de los vermes con las primeras oviposiciones de las hembras y las descargas de numerosos huevos en los tejidos. En Japón este cuadro se denominó fi ebre de Katayama, y puede presen- tarse en infecciones masivas en niños por S. japonicum o S. mansoni; se acompaña de leucocitosis con eosinofi lia y aumento transitorio de las transaminasas y fosfatasa alcali- na. En infecciones por S. haematobium, la clínica se limita al área genitourinaria con hematuria, dolor pélvico y disuria. La fase aguda se presenta sólo en 30% de las personas infec- tadas; en el resto la infección pasa desapercibida a la fase crónica. Con el establecimiento de los vermes adultos en las ve- nas mesentéricas, la deposición de los huevos se realiza de manera continua y prolongada debido a la larga vida de los parásitos. Durante la fase intestinal, los huevos maduros con miracidios en su interior se abren camino a la luz intesti- nal liberando sustancias proteolíticas y formándose microabs- cesos que al confl uir forman úlceras en colon, sigmoides y recto para determinar la diarrea o disentería, lo cual depen- derá de la extensión de las lesiones. A medida que la infec- ción se hace crónica, la eliminación de los huevos es menor y desde el punto de vista epidemiológico esto se traduce en mayor prevalencia de personas eliminando huevos hasta los 15 o 20 años, y después comienza a decrecer, hasta que los huevos desaparecen del contenido fecal a pesar de que la infección continúe. Como se describió, los huevos constituyen la unidad fi siopatológica de la esquistosomosis. En un inicio se pre- senta una hepatomegalia infl amatoria y congestiva con obs- trucción del fl ujo sanguíneo venoso portal que deriva en hipertensión portal. La falta de drenaje hacia el pulmón tie- ne por resultado congestión venosa absorbida por todo el sistema venoso de drenaje, venas esofágicas, gástricas, esplé- nica, bazo, mesentéricas, hemorroidales, para constituirse en síndrome de hipertensión portal. La infl amación inicial se sustituye en forma progresiva por fi brosis tanto en los granulomas como en la fl ebitis. Se crean nuevos caminos de drenaje con neoformación de vasos y desviaciones venosas al sistema cava. El hígado disminuye de tamaño pero au- menta en consistencia; la esplenomegalia es irreversible, es- tableciéndose el síndrome de hipertensión portal crónica compensada o descompensada, según la evolución clínica del paciente. Se presentan várices esofágicas, hepatomegalia y esplenomegalia con aumento de consistencia, hemorroi- des y dilatación de venas abdominales colaterales. Como consecuencia del hiperesplenismo se evidencia anemia. La disfunción del hígado puede traducirse en ascitis y la muerte a menudo sobreviene por hematemesis. En esquistosomosis intestinal pueden encontrarse localizaciones ectópicas del parásito en pulmón, en plexo medular originando mielitis transversa, y como consecuencia de las conexiones hacia la vena cava puede presentarse embolismo de huevos hacia el cerebro y pulmón, ocasionando hipertensión o cor pulmonale. Las formas clínicas de la esquistosomosis mansoni se clasifi can en asintomática, intestinal, hepatointestinal, hepa- toesplénica compensada y hepatoesplénica descompensada (fi gura 27-5). En áreas de baja transmisión predominan las formas asintomáticas, lo cual difi culta el diagnóstico clínico. En esquistosomosisurinaria, si bien los adultos pue- den encontrarse en venas mesentéricas, su ubicación princi- pal es en plexos vesical y pélvicos, y los huevos se acumulan sobre todo en las paredes de la vejiga, donde se forman los granulomas fi brosos que confi eren al órgano un engrosa- miento y calcifi cación desproporcionados, con proliferación papilar de la mucosa y lesiones nodulares o polipoides que protruyen a la luz vesical y se asocian con la presencia de lesiones carcinomatosas. La salida de los uréteres se obstruye y provocan cuadros de hidronefrosis, los cuales se acompañan de infecciones urinarias y disfunción renal. La localización en los órganos genitales femeninos (vulva, vagina y cuello ute- rino) es frecuente, y durante el embarazo los vermes pueden ascender a los plexos de drenaje uterino. En el humano, ade- más de la vejiga, los huevos se localizan en vesículas semi- nales, conducto deferente y próstata. Diagnóstico El diagnóstico tiene dos aproximaciones: el individual y el comunitario. El diagnóstico individual parte de la clínica, estableciéndose el diagnóstico diferencial con otras patolo- gías debido a que la esquistosomosis no presenta signos y síntomas característicos. Por el análisis de los factores de riesgo epidemiológico de la persona, aunado al algoritmo Capítulo 27 Esquistosomosis210 seleccionado de exámenes de laboratorio, se llega al diag- nóstico de certeza de la infección por Schistosoma sp. Por otra parte, la búsqueda activa de casos en lugares donde se sospecha la presencia de infección en humanos tiene otra estrategia. Aquí se parte de la sospecha epidemiológica, bien porque haya surgido un caso índice o porque exista el hos- pedador intermediario con infección parasitaria o no. En el caso de diagnóstico en comunidades, se ofrecen charlas de información sanitaria y, previo consentimiento ético, se realiza encuesta con toma de muestra fecal y sanguínea. En primera instancia se practican ensayos inmunoenzimáticos altamente sensibles para ser corroborados por exámenes más específi cos (Kato-Katz, prueba de precipitación circun- oval), detectando así los casos que requieren tratamiento (fi gura 27-6). Sea cual fuere la aproximación del diagnósti- co, éste se basa en cuatro tipos de diagnóstico, que a con- tinuación se describen. Diagnóstico epidemiológico. Se determina área de procedencia y se precisa el contacto con las aguas posible- mente contaminadas, actividades acuáticas y costumbres, así como la edad y el ofi cio, ya que los niños, agricultores y amas de casa presentan más riesgo de infección. Diagnóstico clínico. Es importante la exploración clí- nica, en especial cuando se trata del diagnóstico individual, ya que en estudios de comunidades por lo general las perso- nas se encuentran en forma asintomática de la infección. El examen físico debe enfatizar la exploración abdominal tratan- do de determinar visceromegalia, consistencia de los órganos y hepatometría. El ultrasonido abdominal puede detectar for- mas incipientes de hipertensión portal por engrosamiento de las paredes de venas portales intrahepáticas y otros pará- metros ecográfi cos. Diagnóstico parasitológico. Es el más utilizado por su sencillez y bajo costo, pero es poco sensible en personas con bajas cargas parasitarias. El examen coprológico de elección es el Kato-Katz por cuanto el volumen de heces es grande y cuantitativo. En el caso de esquistosomosis urinaria, el méto- do de elección es la fi ltración de 20 ml de orina mediante un dispositivo de plástico con fi ltro de tela o papel adaptable a la jeringa. Este método también es cuantitativo. El método de eclosión de miracidios es también de bajo costo pero más en- gorroso; ha sido utilizado ampliamente en infecciones por S. japonicum. La biopsia rectal o de la vejiga en busca de granu- lomas típicos se reserva para casos de hospitalización o cuan- do se requiere establecer un diagnóstico diferencial y los re- sultados de las pruebas inmunológicas no son concluyentes. Diagnóstico inmunológico. La consulta más frecuen- te ocurre cuando la enfermedad se encuentra en fase cróni- ca; esta situación también se presenta cuando se trabaja en búsqueda de casos activos en comunidades. El diagnóstico inmunológico cobra mayor importancia que el parasitológi- co en las áreas de baja transmisión, como en América. Se utilizan exámenes como la prueba de precipitación circu- Figura 27-5 Ecografías mostrando fi brosis periportal, dilatación de vena porta y hepatomegalia. Adolescente con forma hepatoesplénica de esquis- tosomosis mansoni. Figura 27-6 Prueba de precipitación circunoval positiva de paciente con esquistosomosis (Sección Biohelmintiasis, IMT-UCV). Diagnóstico 211 moval (PPCO), en la cual huevos maduros procedentes de animales de experimentación se exponen a los sueros pro- blema. Los anticuerpos específi cos, al encontrarse con antí- genos liberados por los miracidios a través de los diminutos poros del huevo, darán origen a precipitaciones en forma de pilas de monedas alrededor del huevo. Esta prueba, aunque embarazosa, es altamente sensible y específi ca. Los ensayos inmunoenzimáticos basados tanto en detección de anti- cuerpos (ELISA-MPS, IEFA, MAMA) como de antígenos circulantes (antígeno anódico circulante, CAA, antígeno ca- tódico circulante, CCA) son valiosos, pues se utilizan como despistaje de la infección esquistosomótica en campo, por ser más sensibles que la búsqueda de huevos por coprología o por examen de orina. Tratamiento Para todas las especies de esquistosomas la droga de elec- ción es praziquantel, la cual induce un fl ujo de iones de cal- cio a través del tegumento y causa una fuerte contracción muscular que, con ayuda de la respuesta inmune humoral del hospedador, logra dañar los vermes. Para esquistosomo- sis japónica se recomienda tres dosis de 20 mg/kg cada 4 horas. Para S. mansoni y S. haematobium se utiliza una sola dosis de 40 mg/kg. Los efectos colaterales (somnolencia, ce- falea, náuseas, dolor abdominal y diarrea) son escasos y pa- sajeros. Sin embargo, el uso de praziquantel por más de 25 años no ha pasado desapercibido para el parásito y se han registrado inefi ciencias en la efectividad del tratamiento. En lugares donde la cisticercosis se sobrepone a las áreas endé- micas de esquistosomosis, el praziquantel debe ser adminis- trado bajo vigilancia médica por cuanto se pueden presen- tar convulsiones por irritación de cisticercos cerebrales. Para esquistosomosis mansoni se utiliza también oxamniquine a dosis de 15 mg/kg en adultos y de 20 mg/ kg en niños, dividida en dos dosis con 4 horas de interva- lo. Su uso es limitado en personas con antecedentes neu- rológicos pues puede causar irritabilidad y convulsiones (cuadro 27-1). Epidemiología y control La esquistosomosis es una parasitosis asociada al contacto del humano y algunos animales con cuerpos de agua dulce contaminadas con cercarias provenientes de caracoles, in- fectados a su vez por heces del humano o reservorios ani- males. El humano es el principal responsable de la transmi- sión de la esquistosomosis, a excepción de S. japonicum, en el cual numerosas especies de animales desempeñan una función esencial en la transmisión (zoo-antroponosis). La epidemiología cambiante en la esquistosomosis está deter- minada por las diferentes especies de Schistosoma, los hos- pederos vertebrados que afectan, el mecanismo de infección de las aguas (heces u orina), los factores socioculturales (po- breza, migraciones, costumbres) y los cambios ambientales (lagos artifi ciales y represas, adaptaciones y dispersión de los caracoles), entre otros. Estas tres condiciones (contami- nación fecal de las aguas, caracoles y uso del agua por el humano) son los factores que determinan la persistencia de la esquistosomosis en las áreas endémicas, independiente- mente de su ubicación geográfi ca. La comprensión de los factores epidemiológicos que permiten la persistencia de esta infección parasitaria,sólo superada a nivel mundial por el paludismo, se centra en el triángulo epidemiológico cons- tituido por el hospedador vertebrado infectado, el caracol y el hospedador vertebrado susceptible. El humano infectado contamina las aguas con sus he- ces u orina. La inadecuada disposición de excretas (ya sea por falta de letrinas o baños públicos, porque las aguas ne- gras fi nalizan en cuerpos de agua o porque las actividades laborales o recreacionales no le permiten a las personas de- fecar en los sitios adecuados) constituye la piedra angular de la transmisión. Es conocida la curva etárea de eliminación de huevos, en la cual los mayores porcentajes de elimina- ción e intensidad de infección (huevos/g de heces) se en- cuentran en menores de 15 años, constituyéndose éstos en los grandes dispersadores de los huevos. La condición de subdesarrollo por la inapropiada disposición de excretas humanas es determinante en esquistosomosis mansoni y Antiparasitario Dosis pediátrica Dosis en adulto Praziquantel Para S. haematobium (40 mg/kg/día en una dosis, un solo día. Para S. japonicum (20 mg/kg c/4 h, sólo tres dosis en un solo día. Para S. mansoni (40 mg/kg/día en una dosis, un solo día. Para S. mekongi (60 mg/kg/día en tres dosis, un solo día. Para S. haematobium (40 mg/kg/día en una dosis, un solo día. Para S. japonicum (20 mg/kg c/4 h, sólo tres dosis en un solo día. Para S. mansoni (40 mg/kg/día en una dosis, un solo día. Para S. mekongi (60 mg/kg/día en tres dosis, un solo día. Oxamniquine Para S. mansoni 20 mg/kg/día en dos dosis, con 4 horas de intervalo, un día. Para S. mansoni, 15 mg/kg, una sola dosis, con 4 horas de intervalo, un día. • Cuadro 27-1 Fármacos para el tratamiento de la esquistosomosis Capítulo 27 Esquistosomosis212 urinaria. En el caso de S. japonicum, se añade la contamina- ción fecal de los cultivos por reservorios infectados como bueyes, considerados como benefi ciosos por la contribución de sus excrementos como abono. El hospedador intermediario (el caracol de agua dulce, sin cuya presencia no es posible la existencia de la esquistoso- mosis) en general es muy resistente a los cambios climáticos como la sequía e inclusive la polución. La condición de her- mafroditismo de los géneros Biomphalaria y Bulinus confi ere a estos caracoles la capacidad de rápida reproducción y dis- persión. La construcción de embalses, lagunas artifi ciales y sistemas de irrigación para mejorar cultivos, garantizar agua permanente y energía hidroeléctrica, han permitido la apari- ción de brotes de esquistosomosis por la rápida dispersión de los caracoles. Son múltiples los ejemplos de contacto del humano sano con aguas contaminadas. Los más frecuentes son ocu- pacionales (agricultores en cultivos de arroz u ocumo chino, amas de casa que utilizan los ríos y lagunas para sus labores domésticas), recreacionales (juegos acuáticos, baños vaca- cionales) o religiosos (bautizos). El control está directamente relacionado con el trián- gulo epidemiológico y los factores que infl uyen en cada vér- tice. A nivel del hospedador infectado, el control se centra en evitar el contacto directo o indirecto de los excrementos con los cuerpos de agua. Todas las mejoras en la calidad de vida, tales como planes de viviendas, plantas de tratamiento de aguas negras, puentes, etc., evitarán el contacto tanto de las excretas infectadas con los caracoles como el del huma- no sano con los cuerpos de agua infestados con larvas del parásito. La aplicación masiva de tratamiento con prazi- quantel ha permitido disminuir en forma considerable la morbilidad y bajar las intensidades de infección. Sin embar- go, la aplicación de quimioterapia en masa como medida única no es sustentable por cuanto la efectividad del medi- camento no es del 100%, y ya existen evidencias de resisten- cia al medicamento. En relación con las medidas sobre el caracol, el control se basó por años exclusivamente en su exterminación con molusquicidas químicos. Esta medida antiecológica que afectaba a todo ser vivo en el cuerpo de agua no resolvió el problema de la transmisión, pues con muy pocos caracoles sobrevivientes se coloniza en poco tiempo el sector. La aplicación de molusquicidas tiene in- dicaciones muy precisas. El control biológico con la intro- ducción de otros caracoles competidores ha demostrado utilidad en algunas regiones. El control es multifactorial, pero la educación sanita- ria, la interacción de comunidades con las autoridades de salud para la solución de los problemas sanitarios y el mejo- ramiento de la vivienda son sin duda las medidas conducen- tes al control de la esquistosomosis mansoni y urinaria. En general, la esquistosomosis japónica es de difícil control por cuanto el parásito elimina la mayor cantidad de huevos; además del humano existen otros hospedadores vertebrados que contaminan con grandes cantidades de materia fecal el ambiente (caballos, bueyes, búfalos, vacas), y esta parasitosis se asienta en las zonas más pobladas del globo terráqueo. Sin embargo, el mejoramiento de las condiciones de vida y la concientización de la problemática por parte de la pobla- ción han sido las claves del control exitoso en Japón. Bibliografía Alarcón de Noya B, Ruiz-Guevara R, Colmenares C, Losada S, Noya O. 2006. Low transmission areas of schistosomiasis in Venezuela: consequences on the diagnosis, treatment, and control. Memorias do Instituto Oswaldo Cruz 101: 29-35. Beaver PC, Jung RC, Cupp EW. Schistosomes or Blood Flukes. En “Clinical Parasitology”. Editors: Beaver, Jung, Cupp. Lea & Febiger. Philadelphia. 415-448, 825. 1984. Doenhoff M, Chiodini P, Hamilton J. Specifi c and sensitive diag- nosis of schistosome infection: can it be done with antibo- dies? Trends in Parasitology 20: 35-39. 2004. Hunter JM, Rey L, Chu KY, Adekolu-John EO, Mott KE. Parasitic diseases in water resources development. Th e need for in- tersectoral negotiation. WHO. Geneva. 152 pp. 1993. Kojima S. “Schistosomes”. En Topley & Wilson’s Microbiology and Microbial Infections. Parasitology. Volume 5. Editores Cox FEG, Kreier JP & Wakelin D. Editorial Arnold. 479- 505, 701. 1998. Malek E. Schistosomiasis. En “Snail-transmitted parasitic diseases”. Volume I. Editor Emile Malek. CRC Press. 179-291, 334. 1980. Pagès JR, Jourdane J, Southgate VR, Tchuem Tchuente LA. Recon- naissance de deux espèces jumelles au sein du taxon Schis- tosoma intercalatum Fisher, 1934, agent de la schistoso- mose humaine rectale en Africa. Description de Schistosoma guineensis n. sp. En “Taxonomie, Ecologie et Evolution des Métazoaires Parasites”. Tome II. Editores. Combes C. & Jourdane J. 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Tan temprano como a los seis días de vida, el parásito desarrolla una doble membrana plasmática y se cubre con un grupo de moléculas del hospedador vertebrado, evitando ser reconocido por las células efectoras del sistema inmune. A ello se suman otros muy efi cientes mecanismos de evasión. 3 . Los huevos constituyenla unidad fi siopatológica responsable de la hipertensión portal. Los granulomas y la fi brosis peripor- tal acumulada en el hígado derivan en obstrucción progresiva al fl ujo sanguíneo, estableciéndose en consecuencia el sín- drome de hipertensión portal. 4 . En infecciones crónicas disminuye la oviposición por enveje- cimiento de los vermes, además de que quedan atrapados en los tejidos fi brosados. En personas del área endémica expuestas a nuevas infecciones, éstas no progresan por inmunidad concomitante y la carga parasitaria es esencial- mente la misma que sobrevivió de la primera infección. La PPCO, indicadora de actividad parasitaria, es positiva, pero el hallazgo de los huevos en heces es cada vez más difícil. 5 . La razón fundamental es el carácter zoonótico que identifi ca a la infección por S. japonicum, con participación de grandes animales (bueyes y vacas) que amplifi can la dispersión de los huevos y contaminan arrozales donde trabaja el humano. Respuestas a las preguntas de evaluación inicial WHO Report of the informal consultation on schistosomiasis in low transmisión areas: control strategies and criteria for elimination. Document WHO/CDS/CPE/SIP/20001.1. Geneva, 51. 2001. Wilson M, Mentink-Kane M, Pesce J, Ramalingam T, Th ompson R, Wynn T. Immunopathology of Schistosomiasis. Immu- nology and Cell Biology 85: 148-154. 2007. 1. ¿Cuáles moléculas deberían considerarse candidatas para vacunas: las relacionadas con la penetración de las cerca- rias, con la alimentación de los adultos o con la oviposición? 2. ¿Somos capaces de defendernos de estos parásitos? ¿Cuá- les son los mecanismos más importantes de protección? 3. ¿Cuál es la factibilidad de las medidas de erradicación de esta parasitosis? Preguntas para refl exionar Capítulo 27 Esquistosomosis214 Caítulo 27. Esquistosomosis
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