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Campylobacter y Helicobacter

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280 © 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
29Campylobacter y Helicobacter
La clasificación de Campylobacter y Helicobacter (tabla 29-1)ha sufrido muchos cambios desde que se aislaron por pri-
mera vez las bacterias. Sin embargo, se han utilizado técnicas 
de biología molecular (p. ej., análisis de la secuencia del gen 
del ARNr 16S), caracterización de las proteínas y de los lípidos 
de la pared celular, caracterización serológica y análisis bioquí-
micos para resolver gran parte de esta confusión taxonómica. 
Estos géneros están separados en la actualidad en dos familias: 
Campylobacteraceae, que incluye los géneros Campylobacter, 
Arcobacter y Sulfurospirillum y Helicobacteraceae, que incluye 
Helicobacter y Wolinella. Los miembros de ambas familias son 
bacilos gramnegativos con forma de espiral y con 1) una baja 
relación de bases guanina más citosina en el ADN, 2) inca-
pacidad para fermentar u oxidar carbohidratos y 3) requeri-
mientos de crecimiento microaerófilos (es decir, crecimiento 
restringido a la presencia de bajas concentraciones de oxígeno). 
Campylobacter y Helicobacter son los patógenos humanos 
más importantes y serán el objetivo principal de este capítulo.
campyloBacter (cuadro 29-1)
El género Campylobacter se compone de bacilos gramne-
gativos pequeños (0,2 a 0,5 mm de ancho y 0,5 a 5,0 mm 
de largo) y con forma de coma (fig. 29-1), que son móviles 
por la presencia de un flagelo polar. En los cultivos viejos 
pueden tener aspecto cocoide. La mayoría de las especies son 
microaerobias y necesitan para el crecimiento aerobio una 
atmósfera con menor concentración de oxígeno y concen-
traciones mayores de dióxido de carbono; por tanto, se re-
quieren condiciones de cultivo especiales para el aislamiento 
de estos microorganismos a partir de las muestras clínicas. En 
la actualidad se reconocen 32 especies y 13 subespecies, la 
mayoría de las cuales se han asociado a enfermedad en el ser 
humano, pero sólo cuatro especies son patógenos frecuentes 
para el ser humano (tabla 29-2).
Las enfermedades producidas por Campylobacter son 
principalmente la gastroenteritis y la septicemia. Campylo­
bacter es la causa más frecuente de gastroenteritis bacteriana 
en EE.UU.; Campylobacter jejuni es responsable de la ma-
yoría de las infecciones y Campylobacter coli se asocia con el 
2-5% de los casos de gastroenteritis por Campylobacter. Esta
última es una de las causas más comunes de gastroenteritis en
los países en vías de desarrollo. Se desconoce la incidencia de 
la gastroenteritis causada por Campylobacter upsaliensis ya 
que el microorganismo se inhibe con los antibióticos usados 
en los medios de aislamiento de otros miembros del género 
Campylobacter; no obstante, algunos autores han estimado 
que el 10% de las gastroenteritis por Campylobacter se deben 
a C. upsaliensis. Otras especies son causas infrecuentes de 
gastroenteritis o de infecciones sistémicas. Al contrario que 
otras especies de Campylobacter, Campylobacter fetus es 
el principal responsable de producir infecciones sistémicas 
como bacteriemia, tromboflebitis séptica, artritis, abortos 
sépticos y meningitis.
Fisiología y estructura
El reconocimiento del papel de Campylobacter en la enfer-
medad gastrointestinal ha sido tardío ya que el microorganis-
mo crece mejor en atmósfera con concentraciones bajas de 
oxígeno (5-7%) y elevadas de dióxido de carbono (5-10%). 
Además, C. jejuni crece mejor a 42 ºC que a 37 ºC. Estas pro-
piedades se utilizan para el aislamiento selectivo de Campy­
lobacter patógenos en las muestras de heces. También se ha 
usado su pequeño tamaño (0,2 a 0,5 mm de diámetro) para 
recuperar las bacterias por filtración de las heces. Estos mi-
croorganismos pasan a través de filtros de 0,45 mm, mientras 
que otras bacterias quedan retenidas. Aunque esta propiedad 
se empleó para el descubrimiento inicial de Campylobacter 
(se filtraban las heces para buscar virus), la filtración de las 
muestras de heces es un procedimiento complicado, que no 
se realiza de forma habitual en los laboratorios clínicos. La 
estructura de la pared celular de los microorganismos Campy­
lobacter es la típica de los gramnegativos. El antígeno principal 
del género es el lipopolisacárido de la membrana externa.
Patogenia e inmunidad
Los esfuerzos realizados para definir el papel de los factores 
de virulencia específicos en la enfermedad por Campylobacter 
se han visto frustrados por la carencia de un modelo animal 
para estudiar la enfermedad. C. jejuni es la especie mejor es-
tudiada. Aunque en esta especie se han detectado adhesinas, 
enzimas citotóxicas y enterotoxinas, su papel específico en 
la enfermedad sigue estando mal definido. Está claro que la 
probabilidad de enfermar está influida por la dosis infecciosa. 
En la actualidad, Campylobacter y Helicobacter son ampliamente reconocidos como patógenos 
humanos significativos; no obstante, su descubrimiento no tuvo lugar hasta los últimos 
20 o 30 años.
1. ¿Qué propiedades de Campylobacter y Helicobacter fueron responsables de su tardío 
descubrimiento?
2. ¿Con qué dos alteraciones inmunitarias se asocia Campylobacter?
3. ¿Cómo sobrevive Helicobacter pylori en el estómago?
Las respuestas a estas preguntas están disponibles en www.StudentConsult.es 
CAMPYLOBACTER y HELICOBACTER 281
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Los microorganismos mueren cuando se exponen a los jugos 
gástricos, por lo que las situaciones que disminuyen o neu-
tralizan la secreción de ácidos gástricos favorecen la enferme-
dad. El estado inmunológico del paciente afecta también a la 
gravedad del cuadro. Las personas de una población con tasas 
altas de endemicidad desarrollan concentraciones detectables 
de anticuerpos séricos y secretores específicos y padecen una 
enfermedad de menor gravedad. Los pacientes aquejados de 
hipogammaglobulinemia tienen una forma grave y prolongada 
de enfermedad por C. jejuni.
La enfermedad gastrointestinal por C. jejuni se caracteriza 
por la aparición de una lesión histológica en la superficie 
mucosa del yeyuno (como su propio nombre indica), íleon 
y colon. La superficie mucosa aparece ulcerada, edematosa 
y hemorrágica, con abscesos en las criptas de las glándulas 
epiteliales e infiltración de la lámina propia por neutrófilos, 
células mononucleares y eosinófilos. El proceso inflamatorio 
es compatible con la invasión del tejido intestinal por los 
microorganismos. Sin embargo, no se ha podido establecer 
el papel preciso de las toxinas citopáticas, las enterotoxinas 
y la actividad endotóxica que se han detectado en las cepas 
de C. jejuni. Por ejemplo, las cepas que carecen de actividad 
enterotóxica continúan conservando toda su capacidad de 
virulencia.
C. jejuni y C. upsaliensis se han asociado al síndrome 
de Guillain-Barré, una alteración autoinmune del sis-
tema nervioso periférico que se caracteriza por un proceso 
de pérdida de fuerza simétrica a lo largo de un período de 
varios días, mientras que la recuperación necesita semanas 
o meses. Aunque se trata de una complicación infrecuente 
de la enfermedad por Campylobacter (alrededor de una de 
cada 1.000 infecciones diagnosticadas), este síndrome se ha 
asociado a algunos serotipos específicos (fundamentalmente 
el serotipo O:19 de C. jejuni). Se cree que la patogenia de es-
ta enfermedad guarda relación con una reactividad antigénica 
cruzada entre los lipopolisacáridos de superficie de algunas 
cepas de Campylobacter y los gangliósidos de los nervios 
periféricos. Por tanto, los anticuerpos dirigidos frente a las 
cepas específicas de Campylobacter pueden dañar los tejidos 
neurales del sistema nervioso periférico. Otra complicación 
tardía de las infecciones por Campylobacter que se relaciona 
con el sistema inmunitario es la artritis reactiva, caracterizada 
por la inflamación dolorosa de las articulaciones, que afecta a 
las manos, los tobillos y las rodillas y que puede mantenerse 
desde 1 semanahasta varios meses. La artritis reactiva no se 
relaciona con la gravedad de la enfermedad diarreica pero 
es más frecuente en los pacientes que poseen el fenotipo 
HLA-B27.
Mientras que C. jejuni y C. coli rara vez originan bacte-
riemia (1,5 casos por 1.000 infecciones intestinales), C. fetus 
tiene tendencia a diseminarse desde el aparato digestivo hasta 
el torrente sanguíneo o focos distantes. Esta diseminación 
es especialmente frecuente en los pacientes debilitados e 
inmunodeprimidos, como los que presentan hepatopatías, 
diabetes mellitus, alcoholismo crónico o neoplasias. Los 
estudios in vitro han puesto de manifiesto que C. fetus es 
resistente al efecto bactericida del suero mediado por el 
complemento y por los anticuerpos, mientras que C. jejuni y 
la mayoría de las especies de Campylobacter mueren rápida-
Tabla 29-1 Especies relevantes de Campylobacter 
y Helicobacter
Microorganismo Origen histórico
Campylobacter kampylos, curvado; bacter, bastón (bacilo curvado)
C. jejuni jejuni, relativo al yeyuno
C. coli coli, relativo al colon
C. fetus fetus, se refiere a la observación inicial de que estas 
bacterias causan infecciones fetales
C. upsaliensis upsaliensis, las cepas aisladas inicialmente se 
recuperaron a partir de las heces de perros en 
una clínica animal de Uppsala, Suecia
Helicobacter helix, espiral; bacter, bastón (bacilo espiriforme)
H. pylori pylorus, parte inferior del estómago
H. cinaedi cinaedi, relativo a un homosexual (el microorganismo 
se aisló por primera vez a partir de pacientes 
homosexuales aquejados de gastroenteritis)
H. fennelliae fennelliae, recibe su nombre de C. Fennell, quien 
aisló el microorganismo por primera vez
CUADRO 29-1
Resumen de Campylobacter
Biología, virulencia y enfermedad
Bacilos gramnegativos curvos y delgados
Están mal definidos los factores que regulan la adhesión, 
la motilidad y la invasión de la mucosa intestinal
La enfermedad más frecuente es una enteritis aguda 
con diarrea, malestar, fiebre y dolor abdominal
Se cree que el síndrome de Guillain-Barré es una 
enfermedad autoinmune debida a la reactividad 
cruzada antigénica entre los oligosacáridos de la cápsula 
bacteriana y los glucoesfingolípidos de la superficie 
de los tejidos neurales
La mayoría de las infecciones son autolimitadas, 
pero pueden durar más de 1 semana
C. fetus se asocia con septicemia y diseminación 
a múltiples órganos
Epidemiología
Infección zoonótica; las aves de corral mal preparadas 
son un origen frecuente de las infecciones humanas
Las infecciones se adquieren tras la ingestión de comida 
contaminada, leche sin pasteurizar o agua contaminada
La transmisión de una persona a otra es rara
La dosis infecciosa es elevada a no ser que los ácidos 
gástricos se neutralicen o se encuentren ausentes
Distribución mundial con infecciones entéricas observadas 
a lo largo del año
Diagnóstico
La detección de bacilos gramnegativos delgados en forma 
de S en las muestras de heces es poco sensible, 
pero específica
El cultivo requiere el uso de medios especiales incubados 
con valores bajos de oxígeno, aumentados de dióxido 
de carbono y (en las especies termófilas) temperaturas 
elevadas; necesitan 2 o más días de incubación
La detección de antígenos de Campylobacter en las 
muestras de heces es moderadamente sensible y tiene 
una especificidad mayor que el cultivo
Tratamiento, prevención y control
En la gastroenteritis la infección es autolimitada y se trata 
con reposición de líquidos y de electrólitos
La gastroenteritis grave y la septicemia se tratan 
con eritromicina o azitromicina
La gastroenteritis se previene con la preparación correcta 
de la comida y con el consumo de leche pasteurizada; la 
prevención de la contaminación de los depósitos de agua 
controla también la infección
282 MICROBIOLOGÍA MÉDICA
mente. C. fetus está recubierto de una proteína termoestable 
de tipo capsular (proteína S) que evita la unión de C3b a las 
bacterias y posterior efecto bactericida del suero mediado 
por el complemento. C. fetus pierde su virulencia cuando se 
elimina esta capa proteica.
Epidemiología
Las infecciones por Campylobacter son zoonóticas, en las 
que una gran variedad de animales actúan como reservorios 
(tabla 29-2). El ser humano adquiere la infección por C. jeju­
ni y por C. coli tras consumir alimentos, leche o agua conta-
minada; las aves de corral contaminadas son las responsables 
de más de la mitad de las infecciones por Campylobacter en 
los países desarrollados. Por el contrario, las infecciones por 
C. upsaliensis se contraen fundamentalmente por contacto 
con los perros domésticos (portadores sanos o mascotas con 
diarrea). Los productos alimentarios que neutralizan los áci-
dos gástricos (p. ej., la leche) reducen de forma importante 
la dosis infecciosa. También puede darse la transmisión fecal-
oral por contacto de una persona a otra, pero es raro que 
esta enfermedad se transmita por los manipuladores de 
alimentos.
La incidencia actual de las infecciones por Campylobacter 
no se conoce porque la enfermedad no es de declaración 
obligatoria. Los estudios epidemiológicos indican que la 
incidencia de la enfermedad se ha reducido en esta última 
década, posiblemente por la mejora de las técnicas de ma-
nipulación de alimentos; sin embargo, se estima que cada 
año se producen entre 1,4 y 2 millones de infecciones en los 
Estados Unidos y estas infecciones son más frecuentes que la 
combinación de las provocadas por Salmonella y Shigella. El 
número de infecciones por Campylobacter puede ser incluso 
mayor, ya que se cree que C. upsaliensis no se aísla con las 
técnicas que se emplean habitualmente. La enfermedad se 
produce esporádicamente a lo largo de todo el año, con un pi-
co de mayor incidencia en los meses de verano. La incidencia 
máxima de esta enfermedad se produce en lactantes y niños 
pequeños, con un segundo pico de incidencia en adultos de 
20 a 40 años. En los países en vías de desarrollo la incidencia 
de la enfermedad es mayor y la enfermedad sintomática ocu-
rre en los lactantes y niños pequeños, mientras que el estado 
de portador crónico asintomático se observa en los adultos.
Las infecciones por C. fetus son relativamente raras, y en 
los Estados Unidos se describen menos de 250 casos anual-
mente. Al contrario que C. jejuni, C. fetus infecta principal-
mente a individuos inmunodeprimidos o a ancianos.
Enfermedades clínicas (caso clínico 29-1)
Las infecciones gastrointestinales por C. jejuni, C. coli y 
C. upsaliensis cursan generalmente como una enteritis aguda 
con diarrea, fiebre y dolor abdominal intenso. Los pacien-
tes afectados pueden tener 10 o más deposiciones al día 
durante el período de máxima actividad de la enfermedad, 
y las heces pueden ser sanguinolentas en el examen macros-
cópico. La enfermedad suele ser autolimitada, aunque los 
síntomas pueden prolongarse a lo largo de 1 semana o más. 
El espectro de manifestaciones clínicas engloba colitis, dolor 
Figura 29-1 Cultivo mixto de bacterias procedentes de una muestra 
fecal. Campylobacter jejuni es la bacteria gramnegativa curvada y delgada 
(flecha).
Tabla 29-2 Especies habituales de Campylobacter 
asociadas a enfermedad en el ser humano
Especie
Hospedadores 
reservorio 
frecuentes Enfermedad humana
C. jejuni Aves de granja, 
ganado vacuno, 
ovejas
Gastroenteritis, infecciones 
extraintestinales, síndrome 
de Guillain-Barré, artritis 
reactiva
C. coli Cerdos, aves 
de granja, 
ovejas, pájaros
Gastroenteritis, infecciones 
extraintestinales
C. fetus Ganado vacuno, 
ovejas
Infecciones vasculares (p. ej., 
septicemia, tromboflebitis 
séptica, endocarditis), 
meningoencefalitis, 
gastroenteritis
C. upsaliensis Perros, gatos Gastroenteritis, infecciones 
extraintestinales, síndrome 
de Guillain-Barré
En negrita figuran los hospedadores y las enfermedades más frecuentes.
CASO CLÍNICO 29-1
Enteritis y síndrome de Guillain-Barré 
por Campylobacter jejuni
Scully y cols. (N Engl J Med 341:1996-2003, 1999)describieron la historia clínica de una mujer de 74 años 
que desarrolló un síndrome de Guillain-Barré tras un 
episodio de enteritis por C. jejuni. Tras 1 semana con 
fiebre, diarrea acuosa, náuseas, dolor abdominal, debilidad 
y fatiga, la paciente observó un habla muy farfulleante. Fue 
trasladada al hospital, donde se observó que no era capaz de 
hablar, aunque estaba orientada y podía escribir de forma 
coherente. Refería parestesias periorales y se observó ptosis 
bilateral y debilidad facial y las pupilas estaban arreactivas. 
La exploración neurológica demostró una debilidad muscular 
bilateral en los brazos y el tórax. Durante el segundo día del 
ingreso la debilidad muscular se extendió a la parte superior 
de las piernas. Al tercer día el estado mental de la paciente 
seguía siendo normal, pero sólo podía mover el dedo pulgar 
de forma mínima y era incapaz de levantar las piernas. La 
sensibilidad al tacto superficial era normal, pero los reflejos 
tendinosos profundos faltaban. Se recuperó C. jejuni del 
coprocultivo de la paciente recogido en el momento del 
ingreso y se estableció el diagnóstico clínico de síndrome de 
Guillain-Barré. A pesar del tratamiento médico agresivo, la 
paciente sufría deficiencias neurológicas importantes cuando 
fue dada de alta a los 3 meses para ingresar en un centro 
de rehabilitación. Esta mujer ilustra una de las importantes 
complicaciones de la enteritis por Campylobacter.
CAMPYLOBACTER y HELICOBACTER 283
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abdominal parecido a una apendicitis aguda y bacteriemia. 
Las infecciones entéricas crónicas pueden afectar a pacientes 
inmunodeprimidos (p. ej., pacientes con síndrome de inmu-
nodeficiencia adquirida [SIDA]) y resultan difíciles de tratar. 
Se describen diversas infecciones extraintestinales, pero son 
relativamente infrecuentes. El síndrome de Guillain-Barré y 
la artritis reactiva son complicaciones bien conocidas de las 
infecciones por Campylobacter. C. fetus se distingue de otras 
especies de Campylobacter porque es la principal responsable 
de las infecciones intravasculares (p. ej., septicemia, endo-
carditis, tromboflebitis séptica) y extraintestinales (p. ej., 
meningoencefalitis, abscesos).
Diagnóstico de laboratorio
Microscopia
Los Campylobacter son finos y no resulta sencillo verlos 
cuando las muestras se tiñen con Gram. A pesar de la baja 
sensibilidad de la tinción de Gram, la observación del típico 
microorganismo delgado en forma de S en una muestra de 
heces (fig. 29-1) es útil para la confirmación de presunción 
de infección por Campylobacter.
Detección de antígenos
Se comercializa una prueba inmunológica para la detección 
de C. jejuni y C. coli. Cuando se compara con el cultivo, la 
sensibilidad de la prueba es del 80-90% y la especificidad 
supera el 95%. Algunas cepas de C. upsaliensis también son 
reactivas con esta prueba.
Cultivo
C. jejuni, C. coli y C. upsaliensis no se reconocieron durante 
muchos años debido a que su aislamiento requiere cultivo en 
medios selectivos en una atmósfera microaerófila (es decir, 
oxígeno del 5% al 7%, dióxido de carbono del 5% al 10% y el 
resto de nitrógeno), y una temperatura de incubación eleva-
da (p. ej., 42 °C). La atmósfera apropiada para el cultivo de 
Campylobacter se puede crear en un sistema generador de gas 
comercial desechable, que se añade a la cubeta de incubación 
con el medio de cultivo inoculado. Los medios selectivos deben 
contener sangre o carbón con el fin de eliminar los radicales 
tóxicos de oxígeno, y se añaden antibióticos para evitar el cre-
cimiento de los microorganismos contaminantes. Por desgracia 
los antibióticos que se utilizan en la mayor parte de los medios 
de cultivo para Campylobacter pueden inhibir algunas especies 
(p. ej., C. upsaliensis). Campylobacter son microorganismos 
de crecimiento lento que generalmente necesitan un período 
de incubación de 48-72 horas o, incluso, más. C. fetus no es 
termófilo y es incapaz de desarrollarse a 42 °C; sin embargo, 
su aislamiento también necesita una atmósfera microaerófila.
Identificación
La identificación preliminar de las cepas se basa en el crecimien-
to en unas condiciones seleccionadas, en su morfología micros-
cópica característica y en la prueba de oxidasa y catalasa positiva.
Detección de anticuerpos
Las pruebas serológicas para las inmunoglobulinas (Ig) M y G 
son útiles en los estudios epidemiológicos, pero no se utilizan 
para el diagnóstico de un paciente determinado.
Tratamiento, prevención y control
La gastroenteritis por Campylobacter es típicamente una in-
fección autolimitada que se trata mediante la reposición de los 
líquidos y de los electrólitos que se han perdido. El tratamien-
to antibiótico se debe usar en los pacientes con infecciones 
graves o con septicemia. Campylobacter es sensible a una 
amplia variedad de antibióticos, como los macrólidos (p. ej., 
eritromicina, azitromicina y claritromicina), las tetraciclinas, 
los aminoglucósidos, el cloranfenicol, las fluoroquinolonas, la 
clindamicina, la amoxicilina/ácido clavulánico y el imipenem. 
La mayor parte de las cepas es resistente a las penicilinas, 
las cefalosporinas y las sulfamidas. La eritromicina o la azi-
tromicina son los antibióticos de elección para el tratamiento 
de la enteritis, y las tetraciclinas o las quinolonas se adminis-
tran como fármacos de segunda elección. La resistencia a las 
fluoroquinolonas ha aumentado, por lo que estos fármacos 
pueden ser menos eficaces. En los niños pequeños se ha utili-
zado amoxicilina/ácido clavulánico en lugar de las tetraciclinas, 
que están contraindicadas. Las infecciones sistémicas se tratan 
con aminoglucósidos, cloranfenicol o imipenem.
La exposición a Campylobacter entérico se previene con 
la preparación correcta de los alimentos (fundamentalmente 
de las aves de corral), evitando los productos lácteos sin pas-
teurizar y con la mejora de las medidas preventivas para evitar 
la contaminación de los depósitos de agua. Es improbable que 
se pueda llegar a eliminar el estado de portador de Campy­
lobacter en los reservorios animales, como las gallinas y los 
pavos, por lo que persiste el riesgo de infecciones a partir 
de ellos.
helicoBacter (cuadro 29-2)
En 1983 se detectaron unos bacilos gramnegativos espirales 
que se parecían a Campylobacter en pacientes con gastritis de 
tipo B (inflamación crónica del antro gástrico [extremo piló-
rico]). Estos microorganismos se clasificaron al principio co-
mo Campylobacter, pero posteriormente se reclasificaron 
como un nuevo género, Helicobacter. Posteriormente, los 
helicobacter fueron subdivididos en las especies que princi-
palmente colonizan el estómago (helicobacter gástricos) y las 
que colonizan los intestinos (helicobacter enterohepáticos). 
La especie de helicobacter más importante es Helicobacter 
pylori, un helicobacter gástrico asociado a gastritis, úlceras 
pépticas, adenocarcinoma gástrico y linfomas de linfocitos B 
del tejido linfoide asociado a la mucosa gástrica (MALT) 
(tabla 29-3). Los helicobacter enterohepáticos más importan-
tes asociados con la enfermedad en humanos son Helicobac-
ter cinaedi y Helicobacter fennelliae, que se han aislado en 
varones homosexuales aquejados de proctitis, proctocolitis o 
enteritis. Los helicobacter también se han aislado a partir del 
estómago y los intestinos de muchos otros mamíferos (p. ej., 
monos, perros, gatos, guepardos, hurones, ratones y ratas). 
La mayor parte del debate en este capítulo estará restringido 
al helicobacter gástrico, H. pylori.
Fisiología y estructura
Las especies de Helicobacter se clasifican según el análisis 
de la secuencia del ARNr 16S de sus genes, la composición 
de sus ácidos grasos celulares y la presencia de flagelos pola-
res. Hasta ahora se han caracterizado 32 especies, pero esta 
taxonomía está cambiando muy rápidamente. Los helicobac-
ter tienen forma espiral o bacilar en los cultivos recientes 
(0,5-1,0 mm de anchopor 2-4 mm de largo) y, como los 
campylobacter, pueden adoptar una morfología cocoide en 
los cultivos de mayor edad (fig. 29-2).
Todos los helicobacter gástricos, incluido H. pylori, 
son muy móviles (movilidad en sacacorchos) gracias a los 
flagelos polares y producen gran cantidad de ureasa. Se 
cree que estas propiedades son importantes para la super-
vivencia en los ácidos gástricos y el movimiento rápido a 
través de la capa de moco viscoso hacia un entorno de pH 
284 MICROBIOLOGÍA MÉDICA
neutro. La mayor parte de los helicobacter son catalasa y 
oxidasa positivos y no fermentan ni oxidan los carbohi-
dratos, aunque pueden metabolizar los aminoácidos por 
vías de fermentación. En la membrana externa se encuentra 
el lipopolisacárido (LPS), que consta de un lípido A, un 
oligosacárido central y una cadena lateral O. El lípido A 
de H. pylori muestra una baja actividad de endotoxina en 
comparación con otras bacterias gramnegativas y la cadena 
lateral O se parece a nivel antigénico a los antígenos del 
grupo sanguíneo de Lewis, que pueden proteger a las bac-
terias de la eliminación inmunitaria.
El crecimiento de H. pylori y de otros helicobacter nece-
sita un medio complejo complementado con sangre, suero, 
carbón, almidón o yema de huevo, condiciones microaerófilas 
(oxígeno bajo y dióxido de carbono aumentado) y un intervalo 
de temperatura de 30-37 °C. Como resulta relativamente 
difícil aislar helicobacter en cultivo e identificarlas mediante 
pruebas bioquímicas, la mayor parte de las enfermedades 
provocadas por H. pylori se confirman con técnicas distintas 
del cultivo (v. más adelante).
Patogenia e inmunidad
H. pylori es una bacteria notable por su capacidad de colo-
nizar de por vida el estómago de las personas no tratadas. 
La mayor parte de las investigaciones sobre los factores de 
virulencia de Helicobacter se han centrado en H. pylori. 
Múltiples factores contribuyen a la colonización gástrica, la 
inflamación, la alteración de la producción de ácido gástrico 
y la destrucción tisular características de la enfermedad por 
H. pylori. La colonización inicial se facilita por 1) el bloqueo 
de la producción de ácido gracias a la proteína inhibidora 
del ácido de la bacteria y 2) la neutralización de los ácidos 
gástricos con el amoníaco generado mediante la actividad 
ureasa de la bacteria. Los helicobacter con capacidad de 
movimiento activo pueden atravesar el moco gástrico y 
adherirse a las células epiteliales gástricas gracias a múlti-
ples proteínas de adhesión a la superficie. Las proteínas de 
superficie se pueden unir también a proteínas del hospedador 
y esto ayuda a las bacterias a evitar la detección inmunitaria. 
Las lesiones tisulares localizadas vienen mediadas por los 
productos generados por la ureasa, mucinasa, fosfolipasas 
y la actividad de la citotoxina vacuolizante A (VacA), una 
proteína que tras sufrir endocitosis por las células epitelia-
les, causa lesiones en las células mediante la formación de 
Tabla 29-3 Especies de Helicobacter asociadas 
a enfermedades humanas
Especies
Hospedadores 
reservorio frecuentes Enfermedad humana
H. pylori Humanos, primates, 
cerdos
Gastritis, úlceras pépticas, 
adenocarcinoma gástrico, 
linfomas de células B del 
tejido linfoide asociado 
a la mucosa
H. cinaedi Humanos, hámsteres Gastroenteritis, septicemia, 
proctocolitis
H. fennelliae Humanos Gastroenteritis, septicemia, 
proctocolitis
En negrita figuran los hospedadores y las enfermedades más frecuentes.
CUADRO 29-2
Resumen de Helicobacter pylori
Biología, virulencia y enfermedad
Bacilos gramnegativos curvos
La producción de ureasa hasta niveles muy elevados 
es característica de los helicobacter gástricos (p. ej., 
H. pylori) e infrecuente en los helicobacter intestinales 
(importante prueba diagnóstica para H. pylori)
Múltiples factores contribuyen a la colonización gástrica, 
inflamación, alteración de la producción de ácido 
gástrico y destrucción tisular
H. pylori es una causa importante de gastritis aguda y crónica, 
úlceras pépticas, adenocarcinoma gástrico y linfoma MALT
Epidemiología
Las infecciones son frecuentes, especialmente en los 
individuos de clase socioeconómica baja o en los países 
en desarrollo
Los humanos son el principal reservorio
La transmisión de una persona a otra es importante 
(típicamente fecal-oral)
Ubicuos y de distribución universal, no hay una incidencia 
estacional de la enfermedad
Diagnóstico
Microscopia: el examen histológico de las muestras 
de biopsia es sensible y específico
La prueba de la ureasa es relativamente sensible y está 
dotada de elevada especificidad; la prueba de actividad 
de ureasa en el aliento es una prueba no invasiva
La prueba de antígeno de H. pylori es sensible y específica; 
se efectúa con muestras fecales
El cultivo requiere incubación en condiciones 
microaerófilas; el crecimiento es lento; relativamente 
insensible, salvo que se cultiven múltiples biopsias
La serología es útil para demostrar exposición a H. pylori
Tratamiento, prevención y control
Se han evaluado diferentes pautas para el tratamiento 
de las infecciones por H. pylori. El tratamiento 
combinado con un inhibidor de la bomba de protones 
(p. ej., omeprazol), un macrólido (p. ej., claritromicina) 
y un b-lactámico (p. ej., amoxicilina) durante 2 semanas 
ha conseguido un elevado número de éxitos
El tratamiento profiláctico de los individuos colonizados 
no ha demostrado ser útil, y potencialmente tiene 
efectos adversos, como el hecho de predisponer 
a los pacientes a adenocarcinomas de la región distal 
del esófago
No se dispone en la actualidad de vacunas humanas
Figura 29-2 Microfotografía electrónica de barrido de H. pylori en un 
cultivo de 7 días. Los bacilos y las formas cocoides (flechas) se encuentran 
unidas a las bolas paramagnéticas usadas para la separación inmunomag-
nética. (Cortesía del Dr. L. Engstrand, Uppsala, Suecia.)
CAMPYLOBACTER y HELICOBACTER 285
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vacuolas. Otro factor de virulencia importante de H. pylori 
es el gen asociado a la citotoxina (cagA), que se localiza 
en un islote de patogenicidad que contiene unos 30 genes 
aproximadamente. Estos genes codifican una estructura (sis-
tema de secreción de tipo IV), que actúa como una jeringa 
para inyectar la proteína CagA en las células epiteliales del 
hospedador, donde interfiere con la estructura del citoes-
queleto normal de las células epiteliales. Los genes cag fos-
forribosilantranlinato isomerasa (PAI) también inducen la 
producción de interleucina 8 (IL-8), que atrae a los neu-
trófilos. Se piensa que la liberación de proteasas y moléculas 
reactivas del oxígeno por los neutrófilos contribuye a la gas-
tritis y las úlceras gástricas.
Epidemiología
Desde 1984, año en que se aisló por primera vez este mi-
croorganismo en cultivo, se ha recogido una gran cantidad 
de información acerca de la prevalencia de H. pylori. La tasa 
más alta de portadores se encuentra en los países en vías de 
desarrollo, donde el 70-90% de la población está colonizada, 
la mayoría antes de los 10 años. A diferencia de esta situa-
ción, en países industrializados, como Estados Unidos, se ha 
observado que la prevalencia de colonización por H. pylori 
en individuos sanos es inferior al 40% y está disminuyendo 
gracias a la mejoría en la higiene y al tratamiento activo de los 
individuos colonizados. Estos estudios también han demos-
trado que del 70% al 100% de los pacientes con gastritis, 
úlceras gástricas y úlceras duodenales está infectado por 
H. pylori. El ser humano constituye el principal reservorio 
de H. pylori, y se piensa que la colonización persiste durante 
toda la vida salvo que el hospedador reciba un tratamiento 
específico. Posiblemente la transmisión se produzca por vía 
fecal-oral.
Se ha hecho una observación interesante sobre la co-
lonización por H. pylori. Este microorganismo se asocia 
claramente a enfermedades como la gastritis,las úlceras 
gástricas, el adenocarcinoma gástrico y los linfomas gás-
tricos MALT. Sería previsible que el tratamiento de los 
individuos colonizados o infectados llevase a la reducción 
de estas enfermedades. Sin embargo, la colonización por 
H. pylori parece conferir protección frente a la enfermedad 
producida por el reflujo gastroesofágico y los adenocarci-
nomas de la región distal del esófago y del cardias gástrico. 
Por tanto, no parece conveniente eliminar a H. pylori en los 
pacientes sin enfermedad sintomática. Ciertamente, queda 
mucho que decir de la compleja relación entre H. pylori y 
su hospedador.
Enfermedades clínicas (caso clínico 29-2)
La enfermedad asociada a los helicobacter presenta una 
relación directa con la localización de la colonización. 
Por ejemplo, H. pylori se asocia a gastritis, mientras que 
las especies enterohepáticas originan gastroenteritis. La 
colonización por H. pylori determina de forma invariable 
datos histológicos de gastritis (es decir, infiltración por 
neutrófilos y células mononucleares en la mucosa gástrica). 
La fase aguda de la gastritis se caracteriza por una sensación 
de plenitud, náuseas, vómitos e hipoclorhidria (menor pro-
ducción de ácido en el estómago). Esto puede evolucionar 
a una gastritis crónica, en la que la enfermedad se limita 
al antro gástrico (donde existen menos células parietales 
secretoras de ácido) en pacientes con una secreción de 
ácido normal o afecta a todo el estómago (pangastritis) 
cuando se suprime la secreción ácida. Un 10-15% de los 
pacientes con gastritis crónica desarrollan úlceras pépticas. 
Las úlceras se suelen localizar en focos con inflamación 
intensa, especialmente en la unión entre el cuerpo y el 
antro (úlcera gástrica) o la parte proximal del duodeno 
(úlcera duodenal). H. pylori también origina el 85% de 
las úlceras gástricas y el 95% de las úlceras duodenales. El 
reconocimiento de la implicación de H. pylori ha modifi-
cado de forma espectacular el tratamiento y pronóstico de 
la enfermedad ulcerosa péptica.
La gastritis crónica acaba sustituyendo la mucosa gástrica 
normal por fibrosis con proliferación de un epitelio de tipo 
intestinal. Este proceso aumenta el riesgo de sufrir un carci-
noma gástrico casi 100 veces. Este riesgo viene condicionado 
por la cepa de H. pylori y la respuesta del hospedador (las 
cepas cagA positivas y una elevada producción de IL-1 se 
asocian a un riesgo mayor de cáncer). Las infecciones por 
H. pylori se asocian también a infiltración por tejido linfoide de 
la mucosa gástrica. En un número de pacientes muy pequeño, 
se puede producir una población monoclonal de linfocitos B 
que evolucionan a un linfoma MALT.
H. cinaedi y H. fennelliae pueden producir gastroenteritis 
y bacteriemia, sobre todo en pacientes inmunodeprimidos 
(p. ej., varones homosexuales infectados por el virus de la 
inmunodefiencia humana [VIH]). Otra especie de taxo-
nomía dudosa, que actualmente se llama «Helicobacter es-
pecie flexispira taxón 8» produce bacteriemia con celulitis 
e infecciones de heridas en pacientes inmunodeprimidos 
(p. ej., pacientes con agammaglobulinemia de Bruton ligada 
al cromosoma X).
Diagnóstico de laboratorio
Microscopia
H. pylori se detecta en el examen histológico de las biopsias 
gástricas. Aunque el microorganismo se puede visualizar en 
las muestras teñidas con hematoxilina-eosina o Gram, la 
tinción de plata de Warthin-Starry es el método de tinción 
más sensible. Cuando se obtiene una muestra de calidad 
adecuada y la analiza un histólogo experto, la sensibilidad y 
especificidad de la prueba se aproximan al 100% y se con-
sidera diagnóstica. Al tratarse de una prueba invasiva, se 
prefieren otras alternativas para el diagnóstico habitual. El 
examen microscópico de muestras de heces para la detección 
de helicobacter no es fiable.
CASO CLÍNICO 29-2
El descubrimiento de Helicobacter pylori
En 1984 los médicos australianos Marshall y Warren 
publicaron un descubrimiento que modificó de forma 
absoluta el tratamiento de la gastritis y la enfermedad 
ulcerosa péptica y que fundó las bases para comprender 
la causa de los adenocarcinomas y linfomas MALT gástricos 
(Lancet 1: 1311-1315, 1984). En un análisis de las 
biopsias gástricas de 100 pacientes consecutivos sometidos 
a una gastroscopia, estos autores identificaron la presencia de 
unos bacilos curvos gramnegativos parecidos a Campylobacter 
en 58 casos. Las bacterias se encontraron en la mayor parte 
de los pacientes con gastritis activas, úlceras gástricas y 
úlceras duodenales. Aunque se observaban microorganismos 
parecidos en las muestras de tejidos gástricos obtenidas 
45 años antes, este trabajo llevó a retomar los estudios sobre 
el papel de este «nuevo» microorganismo en la enfermedad 
gástrica. A pesar del escepticismo con el que se acogió 
su publicación inicial, la importancia de su trabajo sobre 
este Campylobacter hizo que Marshall y Warren recibieran 
el Premio Nobel de Medicina en 2005.
286 MICROBIOLOGÍA MÉDICA
Detección de antígenos
Es posible estudiar en la muestra de biopsia si existe acti-
vidad de la ureasa. La abundancia de ureasa producida por 
H. pylori permite la detección de su metabolito alcalino 
en menos de 2 horas. La sensibilidad de la prueba directa 
con muestras de biopsia oscila entre el 75% y el 95%; sin 
embargo, la especificidad se aproxima al 100%. Por tanto, 
una reacción positiva es un dato altamente sugestivo de 
infección activa. Igual que sucede con el estudio microscó-
pico, la principal limitación de este método es la necesidad de 
tener una muestra de biopsia. La prueba no invasiva de la urea-
sa realizada en el aliento humano (prueba de la actividad ureási-
ca en el aliento) tras el consumo de una solución de urea mar-
cada con un isótopo muestra una sensibilidad y especificidad 
excelentes. Por desgracia, se trata de una prueba relativamente 
cara por el coste de los instrumentos para la detección.
Se han desarrollado una serie de inmunoensayos mono-
clonales y policlonales para la identificación de antígenos 
de H. pylori excretados en las heces, cuya sensibilidad y 
especificidad superan el 95%. Estas pruebas son sencillas, 
baratas y se pueden aplicar en muestras de heces en lugar de 
biopsias. En la actualidad, estas pruebas están ampliamente 
recomendadas tanto para la detección de las infecciones por 
H. pylori como para la confirmación de la curación después 
del tratamiento antibiótico.
Pruebas basadas en los ácidos nucleicos
En la actualidad, las pruebas basadas en la amplificación de los 
ácidos nucleicos para detectar H. pylori y otros helicobacter 
enterohepáticos se limitan a los laboratorios de investigación 
y no se emplean en los laboratorios clínicos.
Cultivo
H. pylori se adhiere a la mucosa gástrica y no se recupera de 
las heces o la sangre. Es posible aislar la bacteria en cultivo 
si se inocula la muestra en un medio de cultivo enriquecido 
suplementado con sangre, hemina o carbono y se incuba en 
una atmósfera microaerófila durante hasta 2 semanas. Sin 
embargo, el diagnóstico de infección por H. pylori se suele 
realizar con métodos no invasivos (p. ej., inmunoensayo) y 
el cultivo se reserva para las pruebas de sensibilidad a anti-
bióticos.
Identificación
La identificación de sospecha del microorganismo aislado 
se basa en sus características de crecimiento en condiciones 
selectivas, los hallazgos morfológicos microscópicos típicos y 
la detección de actividad oxidasa, ureasa y catalasa.
Detección de anticuerpos
La serología es una importante herramienta para la detec-
ción selectiva en el diagnóstico de H. pylori mediante la 
utilización de las distintas pruebas comercializadas. Aunque 
los anticuerpos IgM desaparecen con rapidez, los anticuer-
pos de tipo IgA e IgG pueden persistir durante meses o 
años. Como los títulos de anticuerpos persisten durante 
muchos años, esta prueba no se puede emplear para dis-
criminar entre infecciones actuales y antiguas. Además, 
los títulos de anticuerposmedidos no se correlacionan 
con la gravedad de la enfermedad ni con la respuesta al 
tratamiento. Sin embargo, estos estudios resultan útiles 
para demostrar la exposición a las bacterias, bien con fines 
epidemiológicos o para la valoración inicial de un paciente 
sintomático.
Tratamiento, prevención y control
Se han valorado numerosos regímenes de antibióticos para 
el tratamiento de las infecciones por H. pylori. El uso de un 
antibiótico solo o combinado con bismuto resulta ineficaz. El 
máximo éxito en el tratamiento curativo de la gastritis o la 
úlcera péptica se ha conseguido mediante la combinación de 
un inhibidor de la bomba de protones (p. ej., omeprazol), 
un macrólido (p. ej., claritromicina) y un b-lactámico (p. ej., 
amoxicilina) que se deben administrar durante 7-10 días ini-
cialmente. El fracaso del tratamiento se suele deber a la resis-
tencia a la claritromicina. Se deberían realizar las pruebas de 
sensibilidad cuando el paciente no responde al tratamiento. 
Es posible emplear metronizadol en el tratamiento combina-
do, pero las resistencias son frecuentes.
La infección por H. pylori estimula una potente respuesta 
inflamatoria mediada por linfocitos TH1. El uso de antígenos 
de H. pylori en las vacunas experimentales para estimular 
los linfocitos TH1 agrava la inflamación. Por el contrario, el 
uso de antígenos combinados con adyuvantes mucosos que 
inducen la respuesta de linfocitos TH2 resulta protector 
en un modelo animal y permite erradicar las infecciones 
existentes. Todavía no se ha demostrado la eficacia de estas 
vacunas en humanos.
EStUDIO DE UN CASO y PREGUNtAS
Una mujer y su hijo de 4 años acudieron al servicio de 
urgencias con antecedentes de 1 día de evolución de diarrea 
y espasmos abdominales. Ambos tenían febrícula, y se veía 
sangre macroscópicamente evidente en las muestras de heces 
del niño. Los síntomas habían aparecido 18 horas después de 
haber cenado una ensalada, pollo, maíz, pan y un pastel 
de manzana. Los hemocultivos fueron negativos, pero se aisló 
C. jejuni de los coprocultivos tanto de la madre como del niño.
1. ¿Qué alimento es el responsable con más probabilidad de 
estas infecciones? ¿Qué medidas se deberían establecer para 
prevenir estas infecciones?
2. Enumere tres especies de Campylobacter que se hayan 
asociado a gastroenteritis. Nombre la especie de 
Campylobacter que se asocia con mayor frecuencia a 
septicemia.
3. ¿Qué enfermedades se han asociado a H. pylori?, 
¿y a H. cinaedi y H. fennelliae?
4. H. pylori posee un gran número de factores de virulencia. 
¿Qué factores interfieren en la secreción ácida del 
estómago?, ¿y en la adherencia al epitelio gástrico?, ¿y en la 
alteración de la mucosidad gástrica?, ¿y en la interferencia en 
la destrucción fagocítica?
Las respuestas a estas preguntas están disponibles en 
www.StudentCoonsult.es
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Rev 19:597-613, 2006. 
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Kabir S: The current status of Helicobacter pylori vaccines: a review, 
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Kusters JG, van Vliet A, Kuipers EJ: Pathogenesis of Helicobacter pylori 
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