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583© 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos 63 Virus de las hepatitis Una mujer de 43 años consulta por un cuadro de cansancio, náuseas y molestias abdominales. Presentaba febrícula, su orina era de color amarillo oscuro y su abdomen se encontraba distendido y era doloroso a la palpación. Los estudios serológicos demostraron la presencia de anticuerpos inmunoglobulina M (IgM) frente al antígeno del núcleo (core) del virus de la hepatitis B (HBcAg) y la presencia de antígeno de superficie de la hepatitis B (HBsAg) y antígeno e de la hepatitis B (HBeAg). también presentaba IgG frente al virus de la hepatitis A. 1. ¿Qué aspectos son comunes a las hepatitis y cuáles son específicos a la debida al virus de la hepatitis B (VHB)? 2. ¿Cómo puede transmitirse esta infección? 3. ¿Cómo puede prevenirse y tratarse esta infección? Un varón de 41 años adicto a drogas por vía intravenosa consulta por un cuadro de cansancio, náuseas y molestias abdominales. Presentaba febrícula, su orina era de color amarillo oscuro y su abdomen se encontraba distendido y era doloroso a la palpación. Los estudios serológicos demostraron la presencia de anticuerpos IgG frente al HBsAg pero no se detectaron antígenos de virus de la hepatitis ni otros anticuerpos frente al VHB. El estudio de su suero mediante reacción en cadena de la polimerasa-retrotranscriptasa detectó genoma del virus de la hepatitis C. 4. ¿Está infectado este paciente por el VHB? ¿Ha estado el paciente infectado alguna vez por el VHB? 5. ¿Cuál es el pronóstico más probable en este paciente? 6. ¿Cómo puede tratarse esta infección? Las respuestas a estas preguntas están disponibles en www.StudentConsult.es El alfabeto de los virus de la hepatitis engloba, al menos, seisvirus, de A a E y G (tabla 63-1). A pesar de que en todos los casos el órgano diana es el hígado y los síntomas básicos de la hepatitis son semejantes, presentan grandes diferencias en su estructura, mecanismo de replicación y mecanismo de transmisión, así como en la evolución temporal y las secuelas de la enfermedad que provocan. Los virus de la hepatitis A (VHA) y de la hepatitis B (VHB) son los representantes clásicos de este grupo, mientras que los virus de las hepati- tis C, G, E y el virus de la hepatitis D (VHD), el agente delta, se denominan virus de la hepatitis no A no B (HNANB). Existen otros virus que también pueden producir hepatitis. Los virus de la hepatitis infectan y lesionan el hígado provocando los clásicos síntomas de ictericia y secreción de enzimas hepáticas. El virus específico implicado en cada trastorno se puede distinguir por la evolución, la naturaleza y la serología del cuadro. Estos virus se diseminan con rapidez debido a que los individuos infectados son infecciosos con anterioridad a la aparición de la sintomatología o incluso sin llegar a presentarla en absoluto. La hepatitis A, que a veces se conoce como hepatitis infec- ciosa, 1) está provocada por un picornavirus, un virus de ácido ribonucleico (ARN); 2) se transmite por vía fecal-oral; 3) tiene un período de incubación de aproximadamente 1 mes, tras el cual aparecen bruscamente síntomas de ictericia; 4) no provoca una afección crónica del hígado, y 5) rara vez da lugar a un cuadro mortal. La hepatitis B, antiguamente conocida como hepatitis sérica, 1) es causada por un hepadnavirus con un genoma de ácido desoxirribonucleico (ADN); 2) se transmite por vía parenteral a través de sangre o agujas, por contacto sexual y por vía perinatal; 3) tiene un período medio de incubación de aproximadamen- te 3 meses tras el cual aparecen síntomas de ictericia progresiva; 4) va seguido de hepatitis crónica en el 5-10% de los pacientes, y 5) se ha relacionado causalmente con el carcinoma hepatocelular primario (CHP). Más de un tercio de la población mundial se ha infectado por el VHB, lo que origina entre 1 y 2 millones de muertes al año. Sin embargo, la incidencia de la infección por el VHB se está reduciendo, especialmente en los lactantes, gracias al desarrollo y uso de la vacuna de subunidades frente a este virus. El virus de la hepatitis C (VHC) también está muy ex- tendido, existen más de 170 millones de portadores de la enfermedad. El VHC se transmite por las mismas vías que el VHB, pero provoca infecciones crónicas con mayor frecuencia. El VHC también aumenta el riesgo de sufrir CHP. El VHC es un flavivirus con un genoma de ARN. El virus de la hepatitis G (VHG) también es un flavivirus y da lugar a infecciones crónicas. El virus de la hepatitis E (VHE) es un virus entérico encapsulado de otra familia, con un genoma de ARN, que origina una enfermedad semejante a la asociada al VHA. La hepatitis D, o hepatitis delta, es peculiar debido a que precisa de un VHB que se replique activamente como «virus auxiliar», por lo que solamente afecta a pacientes con infección activa por el VHB. El VHB proporciona la envoltura para el ARN del VHD y sus antígenos. El VHD agrava la sintomatología provocada por el VHB. Virus de lA HePAtitis A El VHA provoca una hepatitis infecciosa que se transmite por vía fecal-oral. Las infecciones por el VHA acostumbran a ser el resultado del consumo de agua contaminada, marisco u otro tipo 584 MICROBIOLOGÍA MÉDICA de alimentos. El VHA es un picornavirus que anteriormente se denominaba enterovirus 72, pero que se ha reclasificado en un nuevo género, Heparnavirus, basándose en su exclusivo genoma. Estructura El VHA tiene una cápside desnuda icosaédrica de 27 nm que rodea un genoma de ARN monocatenario de sentido positivo constituido aproximadamente por 7.470 nucleóti- dos (fig. 63-1). El genoma del VHA tiene una proteína VPg unida al extremo 59 y una secuencia de poliadenilato unida al extremo 39. La cápside es aún más estable al ácido y otros tratamientos que la de otros picornavirus (cuadro 63-1). Solamente existe un serotipo de VHA. Replicación El VHA se replica de manera semejante a otros picornavirus (v. cap. 54). Interacciona de manera específica con el receptor celular del VHA glucoproteína 1 (RCVHA-1, también co- nocido como inmunoglobulina de linfocitos T y proteína de dominio de mucina [TIM-1]) expresado en los hepatocitos y en los linfocitos T. La estructura del RCVHA-1 puede variar entre diferentes individuos, de modo que ciertas formas es- pecíficas se correlacionan con la gravedad de la enfermedad. Sin embargo, a diferencia de otros picornavirus, el VHA no es citolítico y se libera por exocitosis. Los cultivos de labo- ratorio de VHA se han adaptado al crecimiento en estirpes celulares primarias y continuas de riñón de mono, pero las cepas clínicas son difíciles de cultivar en cultivos celulares. Patogenia El VHA se ingiere y es probable que llegue a la circulación sanguínea a través del revestimiento epitelial de la bucofaringe o los intestinos para alcanzar su objetivo, las células parenqui- matosas del hígado (fig. 63-2). El virus se replica en los hepa- tocitos y en las células de Kupffer. En estas células se producen virus que después se secretarán con la bilis y desde ahí llegarán a las heces. El virus se elimina en grandes cantidades con las heces, aproximadamente 10 días antes de que aparezcan sín- tomas de ictericia o se puedan detectar anticuerpos. Figura 63-1 Estructura del picornavirus de la hepatitis A. La cápside icosaédrica está formada por cuatro polipéptidos víricos (VP1 a VP4). En el interior de la cápside hay un ácido ribonucleico monocatenario de sentido positivo (ARNmc) que contiene una proteína genómica vírica (VPg) unida a su extremo 59. CUADRO 63-1 Características del virus de la hepatitis A Estable a: Acidez a pH 1 Disolventes (éter, cloroformo) Detergentes Agua salada, aguas freáticas (meses) Desecación (estable) Temperatura: 4 °C: semanas 56 °C durante 30 minutos: estable 61 °C durante 20 minutos: inactivación parcial Inactivado con: Cloración adecuada del agua potable Formol (0,35%, 37 °C, 72 horas) Ácido peracético (2%, 4 horas) b-propiolactona(0,25%, 1 hora) Radiación ultravioleta (2 mW/cm2/min) Tabla 63-1 Características comparativas de los virus de la hepatitis Característica Hepatitis A Hepatitis B Hepatitis C Hepatitis D Hepatitis E Nombre común «Infecciosa» «Suero» «No A, no B, postransfusión» «Agente delta» «Entérico no A, no B» Estructura del virus Picornavirus; cápside, ARN Hepadnavirus; envoltura, ADN Flavivirus; envoltura, ARN tipo viroide; envoltura, ARN circular tipo calicivirus; cápside, ARN transmisión Fecal-oral Parenteral, sexual Parenteral, sexual Parenteral, sexual Fecal-oral Inicio Brusco Insidioso Insidioso Brusco Brusco Período de incubación (días) 15-50 45-160 14-180+ 15-64 15-50 Gravedad Moderada Ocasionalmente grave Habitualmente subclínica; cronicidad 70% Coinfección por VHB ocasionalmente grave; sobreinfección por VHB a menudo grave Pacientes sanos, moderada; mujeres embarazadas, grave Mortalidad <0,5% 1-2% Aprox. 4% Elevada o muy elevada Pacientes sanos, 1-2%; mujeres embarazadas, 20% Cronicidad/estado de portador No Sí Sí Sí No Otras enfermedades asociadas Ninguna Carcinoma hepatocelular primario, cirrosis Carcinoma hepatocelular primario, cirrosis Cirrosis, hepatitis fulminante Ninguna Diagnóstico de laboratorio Síntomas e IgM anti-VHA Síntomas y títulos en suero de HBsAg, HBeAg e IgM anti-HBc Síntomas y ELISA anti-VHC ELISA anti-VHD — ADN, ácido desoxirribonucleico; ARN, ácido ribonucleico; ELISA, análisis de inmunoadsorción ligada a enzimas; HBc, núcleo (core) de la hepatitis B; HBeAg, antígeno e de la hepatitis B; HBsAg, antígeno de superficie de la hepatitis B; IgM, inmunoglobulina M; VHA, virus de la hepatitis A; VHC, virus de la hepatitis C; VHD, virus de la hepatitis D. VIRUS DE LAS HEPAtItIS 585 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. El VHA se replica lentamente en el hígado sin producir efectos citopáticos manifiestos. A pesar de que el interferón limita la replicación vírica, se necesitan los linfocitos citolíticos naturales y los linfocitos T citotóxicos para destruir las células infectadas. Los anticuerpos, el complemento y la citotoxici- dad celular dependiente de anticuerpos también facilitan la eliminación del virus y la inducción de la inmunopatología. La ictericia, resultado de las lesiones hepáticas, aparece cuando se pueden detectar las respuestas inmunitarias celulares y humorales frente al virus. La protección conferida por los anticuerpos frente a una nueva infección dura toda la vida. La patología hepática provocada por la infección por el VHA no se puede distinguir histológicamente de la causada por el VHB. Es muy probable que esté relacionada con la inmunopato- logía y no se trate de una citopatología inducida por el virus. Sin embargo, a diferencia del VHB, el VHA es incapaz de iniciar una infección crónica y no está relacionado con el cáncer de hígado. Epidemiología Aproximadamente el 40% de los casos agudos de hepati- tis se asocian al VHA (cuadro 63-2). En una comunidad el virus se disemina con rapidez debido a que la mayoría de los individuos infectados son infecciosos entre 10 y 14 días antes de que aparezcan los síntomas, y el 90% de los niños infectados y entre el 25% y el 50% de los adultos presenta infecciones inaparentes, aunque productivas. El virus se elimina con las heces en grandes cantidades y se difunde por la vía fecal-oral. El virus se disemina a través del agua contaminada, los alimentos y las manos sucias. El VHA es resistente a los detergentes, el pH ácido (pH 1) y las temperaturas de hasta 60 °C, y puede sobrevivir durante muchos meses en agua dulce y salada. Las aguas residuales sin tratar o tratadas incorrectamente pueden contaminar el agua corriente y el marisco. Los mariscos, especialmente las almejas, las ostras y los mejillones, son una importante fuente del virus como consecuencia de su eficaz actividad filtradora, por lo que pueden concentrar las partículas víricas incluso a partir de soluciones diluidas. Este fenómeno quedó muy claro en la epidemia de VHA que se produjo en Shangai (China) en 1988, cuando 300.000 individuos se infectaron con el virus tras consumir almejas procedentes de un río contaminado. Los brotes de VHA suelen originarse a partir de un origen común (p. ej., agua corriente, restaurante, escuela infantil). La diseminación asintomática y el prolongado período de incubación (15 a 40 días) dificultan la identificación de dicho origen. Las escuelas infantiles son una importante fuente de diseminación del virus entre los niños que asisten a ellas y sus padres. Otro problema radica en el hecho de que los niños y el personal de las escuelas infantiles pueden estar en ellas de forma transitoria, por lo que el número de contactos con riesgo de contraer una infección por el VHA en una escuela infantil puede ser muy grande. Una incidencia relativamente elevada de infecciones por el VHA está directamente relacionada con condiciones de higiene deficientes y de hacinamiento. La mayoría de los individuos infectados por el VHA en los países en vías de desarrollo son niños que tienen un cuadro moderado para después adquirir una protección inmunitaria durante toda la vida frente a nuevas infecciones. La tasa de seropositivos en los adultos oscila desde una proporción mínima del 13% de la población adulta de Suecia hasta un valor máximo del 88% en Taiwán y el 97% en Yugoslavia; la tasa de EE.UU. es del 41% al 44%. Enfermedades clínicas Los síntomas provocados por el VHA son muy similares a los provocados por el VHB y se deben a las lesiones hepáti- cas producidas por la respuesta inmunitaria. Tal como se ha comentado previamente, la enfermedad es más moderada en los niños que en los adultos y suele ser asintomática. Los síntomas aparecen bruscamente entre 15 y 50 días después de la exposición, y se intensifican durante 4 a 6 días antes del comienzo de la fase ictérica (ictericia) (fig. 63-3). Los síntomas Figura 63-2 Diseminación del virus de la hepatitis A por el organismo. CUADRO 63-2 Epidemiología de los virus de las hepatitis A (VHA) y E (VHE) Factores de la enfermedad/víricos Las cápsides de los virus son muy resistentes a la inactivación El período de contagio se extiende desde antes hasta después de los síntomas Los virus pueden originar una diseminación asintomática Transmisión Los virus se pueden transmitir por la vía fecal-oral La ingestión de alimentos y agua contaminados puede provocar una infección El VHA en el marisco procede de agua residual contaminada Los virus se pueden transmitir por manipuladores de alimentos, empleados de guarderías y niños ¿Quién corre riesgos? Individuos de zonas superpobladas, con higiene deficiente Niños: enfermedad moderada, posiblemente asintomática; las guarderías son una fuente importante de diseminación del VHA Adultos: aparición súbita de la hepatitis Mujeres embarazadas: mortalidad elevada asociada al VHE Geografía/estación Distribución universal No hay incidencia estacional Métodos de control Buena higiene VHA: protección humoral pasiva de anticuerpos para los contactos Vacuna inactivada Vacuna atenuada en China 586 MICROBIOLOGÍA MÉDICA iniciales consisten en fiebre, astenia, náuseas, pérdida de ape- tito y dolor abdominal. La ictericia se observa en el 70-80% de los adultos, pero tan sólo en el 10% de los niños (<6 años de edad). Durante el período de ictericia la intensidad de los síntomas va disminuyendo. La diseminación del virus a través de las heces precede en unos 14 días a la aparición de los síntomas, y se detiene al cesar éstos. En el 99% de los casos se consigue una curación completa de los casos a las 2-4 semanas del inicio. La hepatitis fulminante de la infección por el VHA afecta de 1 a 3 individuos de cada 1.000, y su tasa de mortalidad es del 80%. A diferencia del VHB, rara vez se producen sínto- mas relacionados con la formación de complejos inmunitarios (p. ej., artritis, exantema)en personas infectadas por el VHA. Diagnóstico de laboratorio El diagnóstico de la infección por el VHA generalmente se basa en la evolución cronológica de la sintomatología clínica, la identificación de una fuente infectada conocida y, lo que es más fiable, los resultados obtenidos con análisis serológicos específicos. La mejor forma de identificar una infección aguda por el VHA consiste en la detección de la IgM anti-VHA mediante un análisis de inmunoadsorción ligada a enzimas (ELISA) o radioinmunoanálisis. El aislamiento del virus no se intenta debido a que no existen sistemas eficaces de cultivos tisulares para ello. Tratamiento, prevención y control La diseminación del VHA se reduce al interrumpir la trans- misión fecal-oral del virus. Esto se consigue evitando el consumo de comida o agua potencialmente contaminadas y, especialmente, de marisco crudo. El lavado correcto de las manos, sobre todo en escuelas infantiles, hospitales mentales y otras instalaciones sanitarias, reviste una importancia clave. En general, el tratamiento con cloro del agua potable basta para eliminar el virus. La profilaxis con inmunoglobulina sérica administrada antes o al principio del período de incubación (es decir, menos de 2 semanas después de la exposición) tiene una eficacia del 80% al 90% en la prevención de la aparición de enfermedad clínica. La Food and Drug Administration (FDA) estadounidense ha autorizado la administración de una vacuna inactivada frente al VHA para todos los niños y adultos de alto riesgo de infección, especialmente si van a viajar a regiones endémicas. La vacuna se administra a los niños a los 2 años y puede administrarse a los adultos con la vacuna del VHB. En China se utiliza una vacuna atenuada frente al VHA. Tan sólo existe un serotipo de VHA, y el virus solamente infecta a los seres humanos, factores que ayudan a garantizar el éxito de un programa de vacunación. Virus de lA HePAtitis B El VHB es el principal representante de los hepadnavirus. En esta familia se incluyen otros miembros (cuadro 63-3), como los virus de la hepatitis de la marmota, de la ardilla y del pato. Estos virus tienen tropismos tisulares y un abanico de hospedadores limitados. El VHB infecta el hígado y, en menor medida, los riñones y el páncreas del ser humano y el chimpancé. Los adelantos de la biología molecular han hecho posible estudiar el VHB a pesar de su limitado abanico de hospedadores y de la carencia de un sistema de cultivos celulares adecuado para su crecimiento in vitro. Estructura El VHB es un virus de ADN pequeño con envoltura que presenta varias propiedades poco comunes (fig. 63-4). En concreto, su genoma es una pequeña cadena circular de ADN parcialmente bicatenario formado por tan sólo 3.200 bases. A pesar de ser un virus de ADN, el VHB codifica una retro- transcriptasa y se replica mediante un intermediario de ARN. El virión, también denominado partícula Dane, tiene un diámetro de 42 nm. Su estabilidad es excepcionalmente elevada para un virus con envoltura. Los viriones resisten al tratamiento con éter, el pH bajo, la congelación y el calor moderado. Estas características facilitan la transmisión de una persona a otra y dificultan la desinfección adecuada. El virión del VHB contiene una proteína-cinasa y una polimerasa con actividad de retrotranscriptasa y ribonu- cleasa H, una proteína P adherida al genoma que está rodeada del antígeno del núcleo (core) de la hepatitis B (HBcAg) y una envoltura que contiene la glucoproteína del antígeno de superficie de la hepatitis B (HBsAg). Una proteína del Figura 63-3 Evolución cronológica de la infección por el virus de la hepatitis A (VHA). IgG, inmunoglobulina G; IgM, inmunoglobulina M. CUADRO 63-3 Características propias de los hepadnavirus El virus tiene un virión con envoltura que contiene un genoma de ADN circular, parcialmente bicatenario. Se replica mediante un ARN intermedio circular. El virus codifica y lleva una transcriptasa inversa. El virus codifica varias proteínas (HBsAg [L, M, S], antígenos HBe/HBc) que comparten secuencias genéticas, pero con distintos codones de inicio. El VHB tiene un tropismo tisular estricto por el hígado. Las células infectadas por VHB producen y segregan grandes cantidades de partículas de HBsAg que carecen de ADN. El genoma del VHB se puede integrar en el cromosoma de la célula hospedadora. ADN, ácido desoxirribonucleico; ARN, ácido ribonucleico; HBc, antígeno del núcleo (core) de la hepatitis B; HBe, antígeno e de la hepatitis B; HBsAg, antígeno de superficie de la hepatitis B; VHB, virus de la hepatitis B. VIRUS DE LAS HEPAtItIS 587 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. antígeno e de la hepatitis B (HBeAg) comparte la mayor parte de su secuencia de proteínas con HBcAg, pero las cé- lulas la procesan de forma distinta, se secreta principalmente hacia el suero, no se autoensambla (como los antígenos de la cápside) y expresa distintos determinantes antigénicos. En el suero de las personas infectadas se liberan partículas que contienen HBsAg, las cuales superan el número de los vi- riones. Estas partículas pueden ser esféricas (aunque menores que la partícula Dane) o bien filamentosas (v. fig. 63-4). Son inmunógenas y se emplearon en la primera vacuna comercial frente al VHB. La HBsAg, inicialmente denominada antígeno Austra lia, incluye tres glucoproteínas (L, M y S) codificadas por el mismo gen y leídas en el mismo marco de lectura, pero traducidas a proteínas a partir de distintos codones AUG (adenina, uracilo, guanina) de inicio. La glucoproteína S (gp27; de 24 a 27 kDa) está incluida completamente en la glucoproteína M (gp36; de 33 a 36 kDa), que a su vez está contenida en la glucoproteína L (gp42; de 39 a 42 kDa). Todas ellas comparten las mismas secuencias de aminoácidos en su extremo C-terminal. En el virión se encuentran las tres formas de HBsAg. La glucoproteína S es el componente principal de las partículas de HBsAg. Se asocia de forma es- pontánea en partículas esféricas de 22 nm que se desprenden de las células. Las partículas filamentosas de HBsAg encon- tradas en el suero contienen esencialmente glucoproteína S y pequeñas cantidades de glucoproteínas M y L, así como otras proteínas y lípidos. Las glucoproteínas de HBsAg con- tienen determinantes específicos de grupo (denominados a) y determinantes específicos de tipo del VHB (denomina- dos d o y, y w o r). La combinación de estos antígenos (p. ej., ady, adw) da lugar a ocho subtipos de VHB que constituyen útiles marcadores epidemiológicos. Replicación La replicación del VHB es peculiar debido a diversos motivos (v. cuadro 63-1). En primer lugar, el VHB tiene un tropismo por el hígado muy definido. Su pequeño genoma también impone restricciones, como ilustran sus características de transcripción y traducción. Además, el VHB se replica a tra vés de un intermediario de ARN y produce y secreta partículas que actúan como señuelos antigénicos (HBsAg) (fig. 63-5). La adhesión del VHB a los hepatocitos está mediada por las glucoproteínas HBsAg. Se ha propuesto la participación de diversos receptores de las células hepáticas, como el receptor de transferrina, el receptor de asialoglucoproteína y la anexi- na V hepática humana. No se conoce el mecanismo de entrada, pero la HBsAg se une a la albúmina sérica humana polimeri- zada y a otras proteínas séricas, y la unión y la captación de estas proteínas puede facilitar la captación del virus por las células hepáticas. Cuando penetra en la célula hospedadora, la cadena parcial de ADN se completa para transformarse en un círculo com- pleto de ADN bicatenario, y el genoma se transfiere al núcleo de la célula. La transcripción del genoma está controlada por elementos celulares de transcripción que se encuentran en los hepatocitos. El ADN se transcribe en tres clases principales (2.100, 2.400 y 3.500 bases) y dos clases secundarias(900 bases) de ARN mensajeros (ARNm) superpuestos (fig. 63-6). El ARNm de 3.500 bases tiene una longitud mayor que el genoma. Codifica los antígenos HBc y HBe, la polimerasa y un cebador proteico para la replicación del ADN, además de ser- vir de molde para la replicación del genoma. Las HBc y HBe son proteínas similares que se producen a partir de distintos codones de inicio en fase de ARNm relacionados. Esto hace que haya diferencias en su procesamiento y estructura, con liberación del antígeno HBe e incorporación del antígeno HBc al virión. Igualmente, el ARNm de 2.100 bases codifica las glucoproteínas pequeñas y medianas a partir de distintos codones de inicio coordinados. El ARNm de 2.400 bases que codifica la glucoproteína mayor se superpone al ARNm de 2.100 bases. El ARNm de 900 bases codifica la proteína X que estimula la replicación vírica como transactivadora de la transcripción y como una proteína cinasa. La replicación del genoma empieza con la producción de un ARNm de 3.500 bases de longitud mayor que el genoma. Se halla en la nucleocápside del (core) que contiene la ADN polimerasa dependiente de ARN (proteína P). Esta po- limerasa tiene actividad de retrotranscriptasa y ribonuclea- sa H, pero el VHB carece de la actividad integrasa observada en la enzima de los retrovirus. El ARNm de 3.500 bases actúa como molde para la síntesis de una molécula de ADN de cadena negativa a partir de un cebador proteico de la proteí- na P que permanece unido al extremo 59 mediante un enlace covalente. Después de esto, el ARNm es degradado por la actividad ribonucleasa H a medida que se sintetiza el ADN de cadena positiva a partir del molde de ADN de sentido negativo. Sin embargo, este proceso es interrumpido por la adquisición de envoltura de la nucleocápside en las mem- branas del retículo endoplasmático o del aparato de Golgi que contienen HBsAg, capturando de esta manera geno- mas que contienen círculos de ADN-ARN con diferentes longitudes de ARN. La degradación continuada de los restos de ARN en el virión genera genomas de ADN parcialmente bicatenarios. A continuación, el virión abandona el hepatocito por exocitosis sin destruir la célula, pero no por lisis celular. Figura 63-4 Virus de la hepatitis B (partícula Dane) y partículas del antígeno de superficie de la hepatitis B (HBsAg). El HBsAg esférico consiste esencialmente en la forma S del HBsAg con algo de M. El HBsAg filamen- toso tiene formas S, M y L. ADN, ácido desoxirribonucleico; L, gp42; M, gp36; pb, par de bases; S, gp27. 588 MICROBIOLOGÍA MÉDICA Todo el genoma se puede integrar en la cromatina de la célula hospedadora. A menudo, en el citoplasma de las células que contienen ADN integrado del VHB se puede detectar HBsAg, pero no otras proteínas. No se conoce el significado del genoma de ADN integrado en la replicación del virus, aunque se ha encontrado ADN vírico integrado en células de carcinomas hepatocelulares. Patogenia e inmunidad El VHB puede provocar una enfermedad aguda o crónica, sintomática o asintomática. El hecho de que se produzca uno u otro de estos fenómenos parece depender de la respuesta inmunitaria de la persona frente a la infección (fig. 63-7). La detección de los componentes HBsAg y HBeAg del virión en la sangre indica la existencia de una infección activa. Las partículas HBsAg continúan siendo secretadas en sangre in- cluso después de que haya finalizado la producción de viriones y hasta la desaparición de la infección. La principal fuente de virus infecciosos es la sangre, aunque el VHB se puede encontrar en el semen, la saliva, la leche, las secreciones vaginales y menstruales y el líquido amniótico. La forma más eficaz de adquirir el VHB es por inoculación directa del virus en la sangre (fig. 63-8). Otras vías habituales pero menos eficaces de infección son el contacto sexual y el parto. El virus empieza a replicarse en el hígado en el plazo de 3 días desde su adquisición, pero, tal como ya se ha dicho, puede que los síntomas no se observen hasta 45 días después o más, dependiendo de la dosis infectante, la vía de infec- ción y la persona. El virus se replica en los hepatocitos y da lugar a efectos citopáticos mínimos. La infección evoluciona Figura 63-6 ADN, ARN, ARNm y proteínas del virus de la hepatitis B. Los círculos verdes internos representan el genoma de ADN y el número de nucleótidos se detalla en el centro. DR1 y DR2 son secuencias repetidas directas de ADN que desempeñan un destacado papel en la replicación y la integración del genoma. El transcrito de 3.500 bases (círculo negro de trazo fino más externo) tiene una longitud mayor que el genoma y cons- tituye el molde para la replicación del genoma. Los arcos destacados en un trazo más grueso representan ARNm para las proteínas víricas. Obsérvese que varias proteínas se traducen a partir de una misma molécula de ARNm, pero lo hacen a partir de distintos codones AUG y que los diferen- tes ARNm se solapan entre sí. AAA, poliA (poliadenilato) en el extremo 3’ del ARNm; AUG, adenina, uracilo, guanina; C, ARNm C (antígeno del núcleo [core] [HBcAg]); E, ARNm E (antígeno e de la hepatitis B [HBeAg]); HBsAg, antígeno de superficie de la hepatitis B; l, glucoproteína grande; m, glucoproteína mediana; P, cebador proteico de la polimerasa para la replicación; s, glucoproteína pequeña; S, ARNm S (HBsAg); X, ARNm X. (Modificado de Armstrong D, Cohen J: Infectious diseases, St. Louis, 1999, Mosby). Figura 63-5 Replicación del virus de la hepatitis B (VHB). Después de entrar en el hepatocito y desenvolver el core de la nucleocápside, el genoma de ácido desoxirribonucleico (ADN) bicatenario parcial se completa con enzimas del core y se transfiere al núcleo de la célula. La transcripción del genoma da lugar a cuatro ARN mensajeros (ARNm), entre los que se encuentra una molécula de ARNm de longitud mayor que el genoma (3.500 bases). A continuación, el ARNm pasa al citoplasma y se traduce en una proteína. Las proteínas del core se ensamblan alre- dedor del ARNm de 3.500 bases y se sintetiza ADN de sentido negativo mediante la actividad de una retrotranscriptasa en el core. A continua- ción el ácido ribonucleico (ARN) se degrada cuando se sintetiza el ADN de sentido positivo (+). El core adquiere su envoltura antes de finalizar el ADN de sentido positivo y luego se desprende por exocitosis. HBsAg, antígeno de superficie de la hepatitis B. VIRUS DE LAS HEPAtItIS 589 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. durante un período relativamente prolongado sin provocar lesiones hepáticas (p. ej., elevación de los valores de enzimas hepáticas) o síntomas. Durante este tiempo, las copias del genoma del VHB se integran en la cromatina del hepatocito y permanecen latentes. La construcción intracelular de formas filamentosas de HBsAg puede originar la citopatología de vidrio esmerilado del hepatocito característica de la infección por el VHB. La inmunidad celular y la inflamación son las responsables de la aparición de los síntomas y la resolución eficaz de la infección por el VHB tras la destrucción de los hepatocitos infectados. Los epítopos del antígeno HBc son antígenos prominentes para los linfocitos T. Una respuesta insuficiente de los linfocitos T frente a esta infección generalmente provoca síntomas mode- rados, la incapacidad de eliminar la infección y la aparición de la hepatitis crónica (v. fig. 63-7). La infección crónica también disminuye la concentración de linfocitos T CD8, lo que im- pide la destrucción de las células infectadas. Los anticuerpos (generados por la vacuna) pueden conferir protección frente a la infección inicial al evitar la entrada del virus en el hígado. En una fase ulterior de la infección, las abundantes moléculas de HBsAg en el suero se unen a los anticuerpos neutralizantes e inhiben su acción, lo que limita su capacidad para curar una infección. Los inmunocomplejosformados entre HBsAg y an- ticuerpos anti-HBs contribuyen a la aparición de las reacciones de hipersensibilidad (tipo III), lo que provoca problemas como vasculitis, artralgias, exantema y lesiones renales. Los anticuerpos frente a HBc presentes en el suero no son protectores. La proteína HBeAg, como el HBsAg, es liberada al suero y durante su producción los anti-HBeAg se unen al antígeno y son indetectables. Los lactantes y niños pequeños todavía tienen una respues- ta inmunitaria celular inmadura y su capacidad de eliminar la infección es inferior, pero presentan un número menor de lesiones tisulares y síntomas más moderados. Hasta el 90% de los lactantes infectados durante el período perina- tal se convierten en portadores crónicos. En este grupo de población la replicación vírica se mantiene a lo largo de un período prolongado. Durante la fase aguda de la infección, el parénquima hepático sufre cambios degenerativos consistentes en hin- chazón celular y necrosis, especialmente en los hepatocitos que rodean la vena central de un lóbulo hepático. El infil- trado celular inflamatorio está compuesto principalmente por linfocitos. La resolución de la infección hace posible la regeneración del parénquima. Las infecciones fulminantes, la activación de infecciones crónicas o la coinfección por el agente delta pueden ocasionar lesiones hepáticas permanen- tes y cirrosis. Epidemiología En EE.UU. más de 12 millones de personas se han infectado por VHB (1 de cada 20) y cada año se producen 5.000 fa- llecimientos. A nivel mundial una de cada tres personas está infectada por VHB y se producen aproximadamente un mi- llón de muertes anuales. Más de 350 millones de personas sufren infección crónica por el VHB en todo el mundo. En los países en vías de desarrollo hasta un 15% de la población pue- de infectarse al nacer o durante la infancia. Se han observado tasas elevadas de seropositividad en Italia, Grecia, África y el Sudeste Asiático (fig. 63-9). En algunas zonas del mundo Figura 63-7 Principales determinantes de la infección aguda y crónica por el virus de la hepatitis B (VHB). El VHB infecta el hígado pero no provoca la citopatología directamente. La lisis inmunitaria celular de las células infectadas produce los síntomas y elimina la infección. Una inmunidad insuficiente puede dar lugar a un cuadro crónico. El cuadro crónico por el VHB predispone a una persona a padecer cuadros más graves. Las flechas moradas indican síntomas; las flechas verdes indican un posible cuadro resultante. Figura 63-8 Diseminación del virus de la hepatitis B (VHB) en el organis- mo. La infección inicial por el VHB se contrae a través de una inyección, relaciones heterosexuales y homosexuales y parto. A continuación, el virus se extiende hasta el hígado, se replica, induce una viremia y se transmite por diversas secreciones corporales además de la sangre para iniciar un nuevo ciclo. Los síntomas están provocados por la inmunidad celular (IMC) y los inmunocomplejos formados entre los anticuerpos y el antígeno de superficie de la hepatitis B (HBsAg). i.v., vía intravenosa. 590 MICROBIOLOGÍA MÉDICA (sur de África y Sudeste Asiático) la tasa de seroconversión alcanza hasta el 50%. En estas regiones el CHP, una secuela a largo plazo de infección, también es endémico. Los numerosos portadores crónicos asintomáticos que llevan el virus en la sangre y en otras secreciones corporales facilitan la diseminación del virus. En EE.UU., entre el 0,1% y el 0,5% de la población global son portadores crónicos, aunque esto es muy poco comparado con muchas zonas del mundo. La condición de portador puede durar toda la vida. El virus se transmite por las vías sexual, parenteral y pe- rinatal. La transmisión tiene lugar a través de transfusión de sangre y hemoderivados contaminados, agujas compartidas, acupuntura, piercing o tatuajes, o por contactos personales muy íntimos que impliquen intercambio de semen, saliva y secreciones vaginales (p. ej., relaciones sexuales, parto) (v. fig. 63-8). El personal médico corre el riesgo de sufrir accidentes como pinchazos de agujas o de instrumentos afi- lados. En el cuadro 63-4 se ofrece una lista de personas de alto riesgo. La promiscuidad sexual y el consumo de drogas son los principales factores de riesgo de la infección por el VHB. El VHB se puede transmitir a los recién nacidos por contacto a través de la sangre de la madre durante el parto y con la leche materna. Los recién nacidos de madres positivas crónicas son los que corren el mayor riesgo de infección. El cribado serológico de las unidades donadas en los bancos de sangre ha reducido mucho el riesgo de adquirir el virus con sangre o hemoderivados contaminados. Los hábitos sexuales más seguros adoptados para prevenir la transmisión del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y la administración de la vacuna del VHB también han contribuido a la reducción de la transmisión del VHB. Una de las principales preocupaciones sobre el VHB es su asociación al CHP. Este tipo de carcinoma probablemente provoca entre 250.000 y 1 millón de muertes al año en todo el mundo; en EE.UU. al CHP se le atribuyen aproximada- mente 5.000 muertes al año. Enfermedades clínicas Infección aguda Tal como se ha observado, la presentación clínica del VHB en los niños es menos grave que en los adultos, y la infec- ción puede ser incluso asintomática. Hasta en el 25% de los infectados por el VHB aparece una enfermedad clínicamente manifiesta (figs. 63-10 a 63-12). La infección por el VHB se caracteriza por un período de incubación largo y un inicio insidioso. Durante el período prodrómico puede haber síntomas como fiebre, malestar y anorexia, seguidos de náuseas, vómitos, malestar intestinal y escalofríos. Poco después aparecen los síntomas clásicos de ictericia debida a la lesión hepática (p. ej., ictericia, orina oscura, heces claras). La recuperación se caracteriza por re- ducción de la fiebre y recuperación del apetito. Aproximadamente en el 1% de los pacientes con ictericia se produce una hepatitis fulminante que puede ser mortal. Se caracteriza por síntomas más graves e indicios de lesión hepática grave, como ascitis y hemorragia. La infección por el VHB puede favorecer la aparición de re- acciones de hipersensibilidad por inmunocomplejos de HBsAg y anticuerpos. Éstas pueden producir exantema, poliartritis, fiebre, vasculitis necrosante aguda y glomerulonefritis. Infección crónica La hepatitis crónica afecta al 5-10% de las personas con in- fecciones por el VHB, habitualmente tras un cuadro inicial Figura 63-9 Distribución mundial de los portadores de hepatitis B y del carcinoma hepatocelular primario (CHP). HBsAg, antígeno de superficie de la hepatitis B. (Cortesía de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, Atlanta). CUADRO 63-4 Grupos de alto riesgo de infección por virus de la hepatitis B Individuos de regiones endémicas (p. ej., China, partes de África, Alaska, islas del Pacífico) Recién nacidos de madres con hepatitis B crónica Adictos a drogas por vía parenteral Individuos con múltiples parejas sexuales: homosexuales y heterosexuales Hemofílicos y otros pacientes que necesitan tratamientos con sangre y hemoderivados Personal sanitario que está en contacto con sangre Residentes y miembros del personal de instituciones para discapacitados mentales Pacientes de hemodiálisis y receptores de sangre y de órganos VIRUS DE LAS HEPAtItIS 591 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. moderado o inaparente. Aproximadamente una tercera parte de estos pacientes padece hepatitis crónica activa con des- trucción continua del hígado que produce destrucción hepá- tica, cirrosis, insuficiencia hepática o CHP. Los dos tercios restantes presentan hepatitis pasiva crónica y es más probable que sufran complicaciones. La hepatitis crónica puede detec- tarse de forma casual con el hallazgo de concentracionesele- vadas de enzimas hepáticas en un análisis sanguíneo rutinario. Los individuos con infección crónica son la fuente principal de diseminación del virus y corren el riesgo de padecer un cuadro fulminante si sufren una coinfección por el VHD. Carcinoma hepatocelular primario La Organización Mundial de la Salud estima que el 80% de los casos de CHP se puede atribuir a infecciones crónicas por el VHB. El genoma del VHB está integrado en las células del CHP, las cuales expresan antígenos del VHB. El CHP acos- tumbra a ser mortal y es una de las tres causas más habituales de mortalidad por cáncer en el mundo. En Taiwán, por lo menos el 15% de la población es portadora del VHB, y cerca de la mitad muere debido a CHP o cirrosis. El CHP, al igual que el cáncer cervical, es un cáncer humano que se puede prevenir con una vacuna. El VHB puede inducir el CHP estimulando la reparación continua del hígado y el crecimiento celular como respuesta a las lesiones tisulares y a la inflamación o bien integrándose en el cromosoma de la célula hospedadora para estimular de manera directa la proliferación celular. Esta integración podría favorecer el reordenamiento genético o adjuntar promotores víricos a los genes que controlan el crecimiento celular. Alternativamente, una proteína codificada por el gen X VHB podría transactivar (poner en marcha) la trans- cripción de las proteínas celulares y estimular el crecimiento celular. La presencia del genoma del VHB puede permitir una mutación subsiguiente que estimule la carcinogenia. El período de latencia entre la infección por el VHB y el CHP puede ser corto, de unos 9 años, o llegar a alcanzar hasta 35 años. Figura 63-10 Los síntomas de la hepatitis B vírica aguda típica se relacio- nan con los cuatro períodos clínicos de esta enfermedad. CSD, cuadrante superior derecho. (Modificado de Hoofnagle JH: Type A and type B hepatitis, Lab Med 14:705-716, 1983.) Figura 63-11 Desenlaces clínicos de la infección aguda por el virus de la hepatitis B. HBsAg, antígeno de superficie de la hepatitis B. (Modificado de White DO, Fenner F: Medical virology, 3.ª ed., Nueva York, 1986, Academic.) Figura 63-12 A, Procesos serológicos relacionados con la evolución típica de la hepatitis B aguda. B, Desarrollo del estado de portador crónico del virus de la hepatitis B. El diagnóstico serológico ordinario es difícil du- rante el período ventana de antígeno de superficie de hepatitis B (HBsAg), cuando HBs y anti-HBs son indetectables. Anti-HBc, anticuerpo frente al antígeno del núcleo (core) de la hepatitis B [HBcAg]; anti-HBe, anticuerpo frente al antígeno e de la hepatitis B [HBeAg]; anti-HBs, anticuerpo frente a HBsAg. (Modificado de Hoofnagle JH: Serologic markers of hepatitis B virus infection, Annu Rev Med 32:1-11, 1981.) 592 MICROBIOLOGÍA MÉDICA Diagnóstico de laboratorio El diagnóstico inicial de hepatitis se puede hacer basándose en la sintomatología clínica y en la presencia de enzimas hepáti- cas en la sangre (v. fig. 63-12). Sin embargo, la serología de la infección por el VHB describe la evolución y la naturaleza de la enfermedad (tabla 63-2). Las infecciones agudas y crónicas por el VHB se pueden distinguir por la presencia de HBsAg y HBeAg y por el patrón de anticuerpos frente a cada antígeno concreto de VHB. Los HBsAg y HBeAg se secretan en sangre durante la replicación vírica. La detección del HBeAg guarda una co- rrelación mejor con la presencia del virus infeccioso. Una infección crónica se puede distinguir por el hallazgo conti- nuado de HBeAg, HBsAg o ambos, así como por la ausencia de anticuerpos detectables frente a estos antígenos. Los anti- cuerpos frente al HBsAg indican la resolución de la infección o que el individuo ha sido vacunado. Los anticuerpos frente a HBcAg indican una infección actual o antigua por el VHB y la detección de IgM anti-HBc es el mejor método para diagnosticar una infección aguda reciente, especialmente durante el período en el que no se pueden detectar HBsAg ni anti-HBs (período ventana). Du- rante la infección, la detección de anticuerpos frente a HBeAg y HBsAg es difícil como consecuencia de la formación de complejos del anticuerpo con el antígeno en el suero. La cantidad de virus en sangre puede determinarse por análisis cuantitativos del genoma empleando la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) y técnicas relacionadas. El conocimiento de la carga vírica puede ayudar a seguir la evolución de la infección crónica por el VHB y la eficacia del tratamiento antiviral. Tratamiento, prevención y control Se puede administrar inmunoglobulina frente a la hepa- titis B durante la semana siguiente a la exposición y a los recién nacidos de madres positivas a HBsAg con el fin de evitar y aliviar la enfermedad. La infección crónica por el VHB se trata con fármacos con actividad frente a la poli- merasa, como lamivudina (2939 didesoxi-39-tiacitidina), el cual actúa también como inhibidor de la retrotranscriptasa del VIH, o bien por medio de análogos de nucleósidos como adefovir dipivoxil y famciclovir. Estos tratamientos auto- rizados por la FDA estadounidense se administran a lo lar- go de un período de 1 año. Desafortunadamente pueden aparecer resistencias a los fármacos antivirales. Asimismo, el interferón a pegilado puede ser eficaz y se administra durante, al menos, 4 meses. La transmisión del VHB en sangre o hemoderivados se ha reducido enormemente mediante el cribado de la sangre donada con respecto a la presencia de HBsAg y anti-HBc. También se han hecho esfuerzos para prevenir la transmisión del VHB consistentes en evitar las relaciones sexuales con portadores del VHB y los estilos de vida que facilitan la dise- minación del virus. Los individuos habitualmente en contacto dentro del hogar y las parejas sexuales de los portadores del VHB corren un riesgo mayor, así como los pacientes de hemo- diálisis, los receptores de mezcla de plasmas, los profesionales sanitarios expuestos a contacto con sangre y los recién nacidos de madres portadoras del VHB. Se recomienda la vacunación en lactantes, niños y es- pecialmente personas de grupos de riesgo (v. cuadro 63-4). La vacunación es útil incluso tras la exposición en recién nacidos de madres positivas a HBsAg e individuos expuestos de manera accidental, ya sea por vía transcutánea o trans- mucosa, a sangre o secreciones de una persona positiva a HBsAg. La vacunación de las madres debería hacer des- cender la incidencia de la transmisión a los lactantes y niños de más edad, reduciendo también el número de portadores crónicos de VHB. La prevención del VHB crónico reducirá la incidencia de CHP. Las vacunas frente al VHB son partículas parecidas a virus. La primera vacuna frente al VHB era un derivado de partí- culas HBsAg humanas de 22 nm obtenidas de individuos con infección crónica. La vacuna actual se obtuvo por ingeniería genética mediante la inserción de un plásmido que contiene el gen S del HBsAg en una levadura, Sacharomyces cerevisiae. La proteína forma espontáneamente partículas, lo cual in- crementa su inmunogenicidad. La vacuna se debe administrar en una serie de tres inyec- ciones; la segunda y la tercera se administraran 1 y 6 meses después de la primera. El único serotipo y la limitación de hospedadores (el ser humano) ayudan a garantizar el éxito de un programa de vacunación. Las precauciones universales con sangre y líquidos corpo- rales se aplican para limitar la exposición al VHB. Se asume que todos los pacientes presentan la infección. Se necesitan guantes para manipular sangre y líquidos corporales; también es necesario utilizar ropa protectora y gafas. Se deben tener precauciones especiales con las agujas y los instrumentos cor- tantes. Los materiales contaminados con el VHB se pueden desinfectar con soluciones de lejía al 10%, pues a diferencia de la mayoría de virus con envoltura, el VHB no se inactiva con facilidad con los detergentes. Virus de lAs HePAtitis cy g El VHC se identificó en 1989 tras el aislamiento de un ARN vírico a partir de un chimpancé infectado por sangre de una persona con HNANB (hepatitis no A no B). El ARN vírico obtenido a partir de la sangre fue convertido en ADN por una transcriptasa inversa, se expresaron sus proteínas y se utilizaron anticuerpos de personas con HNANB para detectar Tabla 63-2 Interpretación de los marcadores serológicos de la infección por el virus de la hepatitis B Estado patológico Estado sano Reactividad serológica Precoz (presintomática) Inicial aguda Aguda Crónica Tardía aguda Curado Vacunado Anti-HBc – – –* + +/– + – Anti-HBe – – – – +/– +/–† – Anti-HBs – – – – – + + HBeAg – + + + – – – HBsAg + + + + + – – Virus infeccioso + + + + + – – HBc, núcleo [core] de la hepatitis B; HBeAg, antígeno e de la hepatitis B; HBsAg, antígeno de superficie de la hepatitis B. *Debe haber inmunoglobulina M anti-HBc. †Tras el cuadro crónico, anti-HBe puede ser negativo. VIRUS DE LAS HEPAtItIS 593 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. las proteínas víricas. Estos estudios condujeron al desarrollo de pruebas ELISA, genómicas y de otro tipo para la detección del virus, que aún no se puede cultivar en cultivos tisulares. El VHC es la causa principal de las infecciones por virus HNANB, y era la principal causa de hepatitis postransfusión con anterioridad al cribado habitual de las donaciones de san- gre con respecto a la presencia de VHC. Existen más de 170 millones de portadores de VHC en el mundo, y más de 4 millones en EE.UU. El VHC se transmite de forma similar al VHB, pero tiene aún más posibilidades de provocar hepatitis crónicas persistentes. Muchos pacientes infectados por el VHC también lo están por el VHB o el VIH. A menudo la hepatitis crónica provoca cirrosis y, en última instancia, carcinoma hepatocelular. La importancia de la epidemia de VHC se ha hecho más evidente a medida que se han desa- rrollado pruebas de cribado de laboratorio. Estructura y replicación El VHC es el único representante del género Hepacivirus de la familia Flaviviridae. Tiene un diámetro de 30 a 60 nm, un genoma de ARN de sentido positivo y envoltura. El genoma del VHC (9.100 nucleótidos) codifica 10 proteínas, incluidas dos glucoproteínas (E1, E2). La ARN polimerasa vírica depen- diente de ARN suele cometer errores y genera mutaciones en la glucoproteína y en otros genes, lo que da lugar a variabilidad antigénica. Esta variabilidad dificulta en gran medida el desarro- llo de una vacuna. Existen seis grupos principales de variantes (cepas o clados) que difieren en su distribución mundial. El VHC solamente infecta al ser humano y al chimpancé. El VHC se liga al receptor de superficie CD81 (tetraespanina), que se expresa en los hepatocitos y los linfocitos B y también se puede revestir con lipoproteínas de baja densidad o de muy baja densidad y utilizar el receptor de lipoproteínas para facilitar ser captado por los hepatocitos. El virus se replica de manera semejante a los restantes flavivirus. El virión penetra en el retículo endoplasmático por gemación y permanece en él, por lo que queda asociado a la célula. Las proteínas del VHC inhiben la apoptosis y la acción del IFN-a al unirse al receptor del factor de necrosis tumoral y a la proteína cinasa R. Estas acciones evitan la muerte de la célula hospedadora y favorecen el establecimiento de una infección persistente. Patogenia La capacidad del VHC de permanecer asociado a las células y evitar la muerte celular favorece una infección persistente, pero en fases posteriores de la vida acaba provocando una hepa- topatía. Las respuestas inmunitarias celulares son responsables de la aparición de las lesiones tisulares y de la curación de la infección. Como ocurre con el VHB, la infección crónica pue- de reducir la concentración de linfocitos T CD8 citotóxicos, lo que impide la resolución de la infección. La extensión de la infiltración linfocitaria, la inflamación, la fibrosis portal y periportal y la necrosis lobulillar en las biopsias hepáticas se emplea para clasificar la gravedad de la entidad. Se ha suge- rido que las citocinas debidas a la inflamación y la continua reparación del hígado y la inducción de la proliferación celular que se produce durante una infección crónica por el VHC, constituyen factores predisponentes al desarrollo del CHP. Los anticuerpos frente al VHC no confieren protección alguna. Epidemiología El VHC se transmite principalmente a través de sangre infectada y por vía sexual. Los adictos a drogas por vía pa- renteral, los receptores de transfusiones y de órganos y los hemofílicos que reciben los factores VIII o IX son los que corren mayor riesgo de infección (cuadro 63-5). Casi todos (>90%) los individuos infectados por VIH que son o han sido consumidores de drogas por vía parenteral están infectados con el VHC. El VHC es especialmente frecuente en el sur de Italia, España, Europa Central, Japón y algunas partes de Oriente Medio (p. ej., cerca del 20% de los donantes de sangre egipcios son positivos al VHC). La elevada incidencia de infecciones crónicas asintomáticas favorece la diseminación del virus entre la población. Las técnicas de cribado han permitido la reducción de los niveles de transmisión a través de transfusiones de sangre y trasplantes de órganos, pero la transmisión por otras vías sigue siendo frecuente. Enfermedades clínicas (caso clínico 63-1) El VHC provoca tres tipos de enfermedades (fig. 63-13): 1) hepatitis aguda con resolución de la infección y recuperación en el 15% de los casos, 2) infección crónica persistente con posible progresión a enfermedad en una fase más tardía de la vida del 70% de los pacientes infectados, y 3) progresión rápida grave a cirrosis en el 15% de ellos. En el plazo de 1 a 3 semanas tras la transfusión de sangre contaminada por el VHC se puede detectar viremia. La viremia se prolonga a lo largo de un período comprendido entre 4 y 6 meses en los in- dividuos con una infección aguda, y más de 10 años en los que presentan una infección persistente. En su forma aguda la infección por el VHC es similar a la infección aguda por CUADRO 63-5 Epidemiología de los virus de las hepatitis B, C y D Factores de la enfermedad/víricos El virus con envoltura es sensible a la desecación. El VHB es menos sensible a los detergentes que otros virus con envoltura El virus se disemina durante períodos asintomáticos El VHB (10%) y el VHC (70%) provocan un cuadro crónico durante el que pueden diseminarse Transmisión En sangre, semen y secreciones vaginales (VHB: saliva y leche materna) Mediante transfusión, pinchazo de aguja, compartir los instrumentos para el consumo de drogas, relaciones sexuales y lactancia materna ¿Quién corre riesgos? Niños: cuadro moderado asintomático con establecimiento de una infección crónica Adultos: inicio insidioso de la hepatitis Individuos infectados por VHB y coinfectados o sobreinfectados por VHD: aparición brusca de síntomas más graves, es posible un cuadro fulminante Adultos con VHB o VHC: riesgo elevado de cirrosis y carcinoma hepatocelular primario Geografía/estación Los virus se encuentran por todo el mundo No hay incidencia estacional Métodos de control Evitar comportamientos de alto riesgo VHB: vacuna basada en partícula seudovírica (HBsAg) Cribado del suministro de sangre con respecto a VHB y VHC VHB, virus de la hepatitis B; VHC, virus de la hepatitis C; VHD, virus de la hepatitis D. 594 MICROBIOLOGÍA MÉDICA el VHA y el VHB, pero la reacción inflamatoria es menos intensa y los síntomas suelen ser más leves. Lo más frecuente (>70% de los casos) es que la enfermedad inicial sea asinto- mática, aunque termina por originar una enfermedad cróni- ca persistente. El síntoma predominante es la fatiga crónica. A menudo, la enfermedad crónica persistente progresa has- ta hepatitis activa crónica en el plazo de 10 a 15 años, y a cirrosis(20% de los casos crónicos) e insuficiencia hepática (20% de los casos de cirrosis) a los 20 años. El daño hepáti- co inducido por el VHC puede verse exacerbado por el alcohol, ciertos fármacos y otros virus de la hepatitis relacionados con la cirrosis. En el 5% de los pacientes con infección crónica, el VHC promueve el desarrollo de un carcinoma hepatocelular al cabo de 30 años. Diagnóstico de laboratorio El diagnóstico y la detección de la infección por el VHC se basa en la identificación mediante ELISA de anticuerpos anti-VHC o bien en la detección del ARN genómico. La seroconversión se produce en el plazo de 7 a 31 semanas de la infección. La prueba de ELISA se utiliza para cribar la sangre de donantes sanos. En cuanto al VIH, los resultados se confirman por medio de pruebas de Western blot. Los anticuerpos no siempre se pueden detectar en las personas virémicas, inmunodeprimidas o sometidas a hemodiálisis. La detección del genoma y la cuantificación mediante RT-PCR, el estudio de ADN de cadena ramificada y otras técnicas relacionadas son el método de referencia para confirmar el diagnóstico de la infección por el VHC y para valorar el éxito del tratamiento farmacológico antiviral. Los estudios genéticos son menos específicos de cepa y pueden detectar el ARN del VHC en personas seronegativas. Tratamiento, prevención y control Los únicos tratamientos conocidos para el VHC eran el IFN-a recombinante o interferón pegilado (tratado con polietilen- glicol con el fin de ampliar su vida biológica), en monoterapia o en combinación con ribavirina. El tratamiento combinado puede asociarse a tasas de recuperación de hasta el 50%. En la actualidad dicho tratamiento puede asociarse con alguno de los dos inhibidores de proteasas: boceprevir o telaprevir. Al igual que en el caso del VIH, se espera que la asociación de un inhibidor de proteasa al protocolo antiviral anterior suponga una diferencia significativa en la eficacia terapéutica. Las precauciones para evitar la transmisión del VHC son similares a las que se deben tener en cuenta para el VHB y otros patógenos transmitidos por la sangre. Se deben realizar cribados para el VHC en la sangre y en los donantes de órga- nos. Los pacientes con VHC no deben compartir utensilios empleados para el cuidado personal ni jeringuillas que puedan estar contaminadas con sangre y deben mantener relaciones sexuales seguras. Se debe limitar la ingesta de alcohol debido a que empeora el daño causado por el VHC. Virus de lA HePAtitis g El VHG (también conocido como virus BG-C [VBG-C]) presenta numerosas similitudes con el VHC. El VHG es un flavivirus, se transmite a través de la sangre y suele provocar hepatitis crónica. El VHG se identifica mediante la detección de su genoma por RT-PCR u otros métodos de detección de ARN. Virus de lA HePAtitis d Aproximadamente 15 millones de personas en todo el mundo están infectadas por el VHD (agente delta), y este virus es el responsable del 40% de las hepatitis fulminantes. El VHD es único debido a que utiliza el VHB y las proteínas de las células diana para replicarse y sintetizar sus propias proteínas. Se trata de un parásito vírico, lo que demuestra que «has- ta las pulgas tienen pulgas». El HBsAg es esencial para el empaquetamiento del virus. El agente delta se parece a los CASO CLÍNICO 63-1 Virus de la hepatitis C (VHC) En un caso publicado por Morsica y cols. (Scand J Infect Dis 33:116-120, 2001) una mujer de 35 años fue ingresada con malestar e ictericia. La presencia de aumento de la bilirrubina sérica (71,8 mmol/l [valores normales <17 mmol/l]) y aspartato aminotransferasa (ALT) de 410 UI/l (valores normales <30 UI/l) indicaba lesiones hepáticas. La serología fue negativa para anticuerpos de las hepatitis A, B y C, el virus de Epstein-Barr, el citomegalovirus y el VIH-1. Sin embargo, se detectaron secuencias de ARN genómico del VHC mediante el estudio de reacción en cadena de la polimerasa-transcriptasa inversa. Las concentraciones de ALT alcanzaron el máximo a las 3 semanas del ingreso y se normalizaron en la octava semana. Los genomas de VHC fueron indetectables en la sangre a la octava semana. A la octava semana se detectaba también anticuerpo frente al VHC. Se sospechó que había sido infectada por su pareja sexual, lo que se confirmó mediante el genotipado del virus obtenido de ambos pacientes. La confirmación se consiguió mediante el análisis parcial de secuencias del gen E2 de los dos virus aislados. La divergencia genética del 5% detectada entre ambos virus fue inferior al 20% de divergencia que se esperaría en cepas no relacionadas. Antes del análisis la pareja de la paciente no sabía que tenía una infección crónica por VHC. El VHC causa infecciones crónicas e inaparentes, incluso con más frecuencia que el VHB, que también se transmite por vía sexual y parenteral. La transmisión inaparente del virus, como sucedió en este caso, fomenta la diseminación del virus. Los análisis moleculares demuestran la inestabilidad genética del genoma del VHC, un mecanismo posible que facilita la infección crónica porque modifica su aspecto antigénico y le ayuda a evitar la respuesta inmunitaria. Figura 63-13 Desenlaces de la infección por el virus de la hepatitis C. VIRUS DE LAS HEPAtItIS 595 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. agentes satélites de los virus de las plantas y a los viroides por su tamaño, estructura genómica y dependencia de un virus auxiliar para replicarse (fig. 63-14). Estructura y replicación El genoma de ARN del VHD es muy pequeño (aproxima- damente 1.700 nucleótidos) y, a diferencia de otros virus, la molécula es monocatenaria, circular y en forma de bastón debido a su extenso emparejamiento de bases. El virión tiene aproximadamente el mismo tamaño que el virión del VHB (35 a 37 nm de diámetro). El genoma está rodeado por el core del antígeno delta, el cual se recubre, a su vez, de una envoltura que contiene HBsAg. El antígeno delta aparece de dos formas, una pequeña (24 kDa) y una grande (27 kDa); predomina la más pequeña. El agente delta se une a los hepatocitos y es internalizado en los mismos de manera semejante al VHB como consecuen- cia de la presencia de HBsAg en su envoltura. Los procesos de transcripción y replicación del genoma del VHD son poco frecuentes. La ARN polimerasa II de la célula hospedadora crea una copia de ARN para replicar el genoma. Después el genoma formará una estructura de ARN denominada ribo- zima, la cual escinde la molécula circular de ARN para pro- ducir un ARNm para el antígeno pequeño del agente delta. Durante la infección, el gen del antígeno delta experimentará mutaciones por efecto de una enzima celular (adenosina desaminasa activada por el ARN bicatenario), permitiendo la producción del antígeno delta grande. La producción de este antígeno limita la replicación del virus, aunque también favorece la asociación del genoma a HBsAg para formar un virión, y a continuación el virus abandona la célula. Patogenia Al igual que el VHB, el agente delta se transmite a través de la sangre, el semen y las secreciones vaginales. Sin embargo, únicamente se puede replicar y provocar enfermedades en individuos con infecciones activas por el VHB. Puesto que los dos agentes se transmiten a través de las mismas vías, un individuo se puede infectar simultáneamente (coinfectar) con el VHB y el agente delta. Asimismo, una persona aqueja- da de una infección crónica por el VHB puede experimentar una sobreinfección por el agente delta. En los portadores del VHB sobreinfectados por el VHD tiene lugar una evolución más rápida y grave que en los individuos coinfectados por ambos patógenos, puesto que durante la coinfección el VHB tiene que establecer primero su infección antes de que el VHD se pueda replicar (fig. 63-15), mientras que el agente delta se puede replicar inmediatamente en la sobreinfección de un individuoinfectado previamente por el VHB. La replicación del agente delta provoca citotoxicidad y le- siones hepáticas. Con frecuencia, en los portadores del VHB se establece una infección persistente por el agente delta. A pesar de la elaboración de anticuerpos frente al agente delta, es probable que la protección resida en la respuesta inmunitaria frente al HBsAg, ya que se trata del antígeno externo y la proteína de unión vírica del VHD. A diferencia de la enfermedad por el VHB, las lesiones hepáticas aparecen como consecuencia de un efecto citopatológico directo del agente delta combinado con la inmunopatología subyacente de la enfermedad asociada al VHB. Epidemiología El agente delta infecta a los niños y adultos que presentan una infección subyacente por el VHB (v. cuadro 63-5), y los individuos con una infección persistente simultánea con VHB y VHD constituyen una fuente del virus. El agente tiene una distribución mundial, infecta a alrededor del 5% de los 3 × 108 portadores del VHB y es endémico en el sur de Italia, la cuenca amazónica, algunas regiones de África y Oriente Medio. Entre drogadictos de América del Norte y Europa Occidental normalmente se producen epidemias asociadas al VHD. Este virus se transmite a través de las mismas vías que el VHB y los grupos de riesgo de infección son los mis- mos, los de máximo riesgo son los drogodependientes por vía intravenosa, los hemofílicos y otros pacientes receptores de hemoderivados. El cribado del suministro de sangre ha reducido el riesgo en este último grupo. Enfermedades clínicas (cuadro 63-6) El agente delta incrementa la gravedad de las infecciones producidas por el VHB. Es mucho más probable que la he- patitis fulminante se produzca en individuos infectados por el agente delta que en los infectados por los restantes virus de la hepatitis. Esta forma muy grave de hepatitis origina alteraciones de la función cerebral (encefalopatía hepática), ictericia amplia y necrosis hepática masiva, la cual es mortal en el 80% de los casos. En los individuos con una infección crónica por el VHB puede producirse una infección crónica por el agente delta. Diagnóstico de laboratorio El único método existente para determinar la presencia del agente se basa en la detección del genoma de ARN, el antígeno delta o anticuerpos frente al VHD, para lo que se Figura 63-14 Virión de la hepatitis delta. HBsAg, antígeno de superficie de la hepatitis B; ARNmc, ARN monocatenario. Figura 63-15 Consecuencias de la infección por el virus delta. El virus delta (d) requiere la presencia de una infección por el virus de hepatitis B (VHB). La sobreinfección de un paciente ya infectado por el VHB (portador) provoca una progresión más rápida y grave que la coinfección (flecha más corta). 596 MICROBIOLOGÍA MÉDICA dispone de métodos de ELISA y radioinmunoanálisis. El antígeno delta se puede detectar en la sangre durante la fase aguda de la enfermedad en una muestra de suero tratada con detergente. Las técnicas de RT-PCR se emplean para detectar el genoma del virión en la sangre. Tratamiento, prevención y control No existe ningún tratamiento específico conocido para la hepatitis por el VHD. Puesto que el agente delta depende del VHB para replicarse, y se transmite a través de las mis- mas vías, la prevención de la infección por el VHB previe- ne la infección por el VHD. La vacunación con la vacuna frente al VHB confiere protección frente a las infecciones subsiguientes por deltavirus. Si una persona ya ha adquirido el VHB, se puede evitar la infección por el agente delta al interrumpir el consumo de drogas por vía intravenosa y evitar los hemoderivados que contengan VHD. Virus de lA HePAtitis e El VHE (HNANB-E) (la E significa entérico o epidémico) se transmite predominantemente por vía fecal-oral, especial- mente en aguas contaminadas (v. cuadro 63-2). El VHE es peculiar, pero se parece a los calicivirus por su tamaño (27 a 34 nm) y estructura. A pesar de que el VHE se encuentra por todo el mundo, es más problemático en los países en vías de desarrollo. Se han descrito epidemias en India, Pakistán, Nepal, Birmania, norte de África y México. Los síntomas y la evolución de la enfermedad asociada a la infección por el VHE son similares a los de la enfermedad producida por el VHA; solamente provoca un cuadro agudo. Sin embargo, los síntomas asociados al VHE pueden aparecer en una fase más tardía que los del cuadro característico de la infección por VHA. La tasa de mortalidad relacionada con la enfermedad por el VHE oscila entre el 1% y el 2%, aproximadamente 10 veces más que la debida a la enfer- medad causada por el VHA. La infección por el VHE es especialmente grave en las mujeres embarazadas (tasa de mortalidad aproximada del 20%). CASOS CLÍNICOS y PREGUNtAS Un hombre de 55 años (paciente A) ingresó en el hospital con fatiga, náuseas y malestar abdominal. tenía fiebre baja, orina de color amarillo oscuro y el abdomen dilatado y sensible. Hacía menos de 1 mes que había vuelto de un viaje a tailandia. Una mujer de 28 años (paciente B) ingresó en el hospital aquejada de vómitos, trastornos abdominales, náuseas, anorexia, orina oscura e ictericia. Admitió que había sido adicta a la heroína y que había compartido agujas. Además estaba embarazada de 3 meses. Un hombre de 65 años (paciente C) ingresó con ictericia, náuseas y vómitos, 6 meses después de haberle sido implantada una derivación en una arteria coronaria. 1. ¿Qué claves clínicas o epidemiológicas serían de ayuda en el diagnóstico de las hepatitis A, B y C? 2. ¿Qué análisis de laboratorio podrían ser útiles para distinguir las diferentes hepatitis infecciosas? 3. ¿Cuál fue la forma más probable de adquisición del virus en cada caso? 4. ¿Qué precauciones personales y de salud pública se deberían haber tomado para impedir la transmisión del virus en cada caso? 5. ¿Cuál de los pacientes era susceptible de padecer un cuadro crónico? 6. ¿Qué análisis de laboratorio distinguirían el cuadro agudo del cuadro crónico asociado al VHB? 7. ¿Cómo se puede prevenir la infección por el VHB? ¿Y cómo se trata? Las respuestas a estas preguntas están disponibles en www.StudentConsult.es BIBLIOGRAFÍA Blum HE, Gerok W, Vyas GN: The molecular biology of hepatitis B virus, Trends Genet 5:154-158, 1989. 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CUADRO 63-6 Resúmenes clínicos Hepatitis A: un hombre de 37 años presenta fiebre, escalofríos, cefalea y fatiga 4 semanas después de comer en un bar de comida barata. Durante los 2 días siguientes desarrolla anorexia, vómitos y dolor en el hipocondrio derecho seguidos de ictericia, orina y heces oscuras que se mantuvieron a lo largo de un período de 12 días. A continuación se observó una disminución de la sintomatología. Hepatitis B: un adicto a drogas por vía intravenosa de 27 años presentó síntomas de hepatitis 2 meses después de utilizar una jeringuilla no esterilizada. Hepatitis B y D: otro adicto a drogas por vía i.v. presentó síntomas de hepatitis, alteración de la capacidad mental y necrosis hepática masiva. Posteriormente falleció. Hepatitis C: se detectó elevación de las enzimas hepáticas en un sujeto durante una exploración física. El análisis de inmunoadsorción ligada a enzimas detectó la presencia del VHC en la sangre del paciente. Diez años después, el individuo desarrolló cirrosis e insuficiencia hepática, por lo que hubo de someterse a un trasplante hepático.
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