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SULFONAMIDAS Los fármacos derivados de la sulfonamida fueron los primeros quimioterapéuticos eficaces utilizados en forma sistemática para prevenir y curar las infecciones bacterianas en seres humanos. El advenimiento de la penicilina y otros antibióticos redujo la utilidad de las sulfonamidas, pero la introducción de la combi- nación de trimetoprima y sulfametoxazol ha incrementado el empleo de las sulfonamidas para la profi- laxis y el tratamiento de las infecciones microbianas específicas. Las sulfonamidas son derivados de la para-aminobenzenosulfonamida (sulfanilamida; figura 52-1) y son congéneres del ácido para-aminoben- zoico. La mayor parte de ellas es relativamente insoluble en agua, pero sus sales de sodio son solubles con facilidad. Los requisitos estructurales mínimos para la acción antibacteriana están integrados en la propia sulfanilamida. El sulfuro debe vincularse de manera directa con el anillo benceno. El grupo para-NH2 (cuyo N se ha designado como N4) es esencial y sólo puede reemplazarse mediante fracciones que pueden convertirse in vivo en el grupo amino libre. Las sustituciones en el grupo NH2 de la amida (posición N1) ejercen efectos variables sobre la actividad anti- bacteriana de la molécula; la sustitución de los núcleos aromáticos heterocíclicos en N1 genera compuestos muy potentes. MECANISMO DE ACCIÓN. Las sulfonamidas son inhibidores competitivos de la dihidropteroato sintasa, la enzima bacteriana que interviene en la incorporación del ácido para-aminobenzoico (PABA) en el ácido dihidropteroico, el precursor inmediato del ácido fólico (figura 52-2). Los microorganismos sensi- bles son los que deben sintetizar su propio ácido fólico; las bacterias que pueden utilizar folato prefor- mado no resultan afectadas. La toxicidad es selectiva para las bacterias, razón por la cual las células de mamíferos precisan ácido fólico preformado, no pueden sintetizarlo y por consiguiente son insensibles a los fármacos que actúan por medio de este mecanismo. SINERGISTAS DE SULFONAMIDAS. La trimetoprima experimenta un efecto sinérgico con las sulfonami- das. Es un inhibidor competitivo potente y selectivo de la dihidrofolato reductasa microbiana, la enzima que reduce el dihidrofolato a tetrahidrofolato, que es necesario para las reacciones de transferencia de un carbono. La administración concomitante de una sulfonamida y trimetoprima introduce bloqueos sucesi- vos en la vía biosintética del tetrahidrofolato (figura 52-2); la combinación es mucho más eficaz que cualquiera de los dos compuestos por separado. EFECTOS SOBRE LOS MICROORGANISMOS Las sulfonamidas tienen una amplia gama de actividades antimicrobianas contra bacterias grampositivas y gramnegativas. Las cepas resistentes se han vuelto frecuentes y por consiguiente ha disminuido la uti- lidad de estos compuestos. Las sulfonamidas son bacteriostáticas; los mecanismos de defensa celulares y humorales del hospedador son esenciales para la erradicación final de la infección. Figura 52-1 Sulfanilamida y ácido para-aminobenzoico. Las sulfonamidas son derivados de la sulfanilamida y actúan en vir- tud de que son congéneres del para-aminobenzoato (PABA). El compuesto antimicrobiano y antiinflamatorio dermatológico dapsona (4,4’-diaminodifenil sulfona; figura 56-5 y capítulo 65) también tiene una semejanza con PABA y sulfanilamida. SO2NH2H2N SULFANILAMIDA 4 1 ÁCIDO PARA-AMINOBENZOICO DAPSONA COOHH2N Sulfonamidas, trimetoprima-sulfametoxazol, quinolonas y fármacos para tratar las infecciones de vías urinarias52capítulo 937 CAPÍTU LO 52 SU LfOn Am idAS, Trim eTOPrim A-SU LfAm eTOxAzOL, qU in OLOn AS ESPECTRO ANTIBACTERIANO. La resistencia a las sulfonamidas cada vez es más problemática. Los microorganis- mos que pueden ser susceptibles in vitro a las sulfonamidas comprenden Streptococcus pyogenes, Streptococcus pneumoniae, Haemophilus influenzae, Haemophilus ducreyi, Nocardia, Actinomyces, Calymmatobacterium granu- lomatis y Chlamydia trachomatis. Las concentraciones inhibidoras mínimas (MIC, minimal inhibitory concentra- tions) fluctúan entre 0.1 μg/ml para C. trachomatis y 4 a 64 μg/ml para Escherichia coli. Las concentraciones plasmáticas máximas del fármaco que se pueden alcanzar in vivo son 100 a 200 μg/ml, aproximadamente. Por lo general, las cepas de Neisseria meningitidis y Shigella son resistentes, al igual que muchas cepas de E. coli aisladas de paciente con infecciones de las vías urinarias (extrahospitalarias). RESISTENCIA BACTERIANA ADQUIRIDA A LAS SULFONAMIDAS. La resistencia bacteriana a las sulfonamidas se puede originar por mutación fortuita y selección o la transferencia de la resistencia por plásmidos (capítulo 48); por lo general no implica resistencia cruzada a otras clases de antimicrobianos. La resistencia a la sulfonamida puede deberse a: 1) una menor afinidad de la dihidropteroato sintasa para las sulfonamidas, 2) disminución de la per - meabilidad bacteriana o salida activa del fármaco, 3) una vía metabólica alternativa para la síntesis de un metabolito esencial o 4) un aumento de la producción de un metabolito esencial o antagonista farmacológico (p. ej., PABA). La resistencia mediada por plásmido se debe a la dihidropteroato sintetasa resistente a fármaco codificada por plásmido. ABSORCIÓN, DISTRIBUCIÓN, METABOLISMO Y EXCRECIÓN Con excepción de las sulfonamidas, designadas de modo específico por sus efectos locales en el intestino (capítulo 47), esta clase de fármaco se absorbe con rapidez en el tubo digestivo. Se absorbe alrededor de 70 a 100% de una dosis oral y se puede identificar sulfonamida en la orina al cabo de 30 min después de la ingestión. Las concentraciones plasmáticas máximas se logran en un lapso de 2 a 6 h, lo cual de - pende del fármaco. El intestino delgado es el principal lugar de absorción, pero parte del compuesto se absor - be en el estómago. La absorción en otras regiones, como la vagina, vías respiratorias, o la piel con abra - sión, es variable y errática, pero una cantidad suficiente puede entrar en el cuerpo y producir reacciones tóxi cas en personas susceptibles o producir sensibilización. Todas las sulfonamidas están unidas en grado variable a las proteínas plasmáticas, sobre todo la albúmina. Esto se determina por la hidrofobicidad de un fármaco específico y su pKa; a un pH fisiológico, los fármacos con un pKa alto muestran un bajo grado de unión a proteínas, y viceversa. Las sulfonamidas se distribuyen en todos los tejidos del cuerpo. La fracción difusible de la sulfadiazina se distribuye de manera uniforme en toda el agua corporal, en tanto que el sulfisoxazol se limita en buena medida al espacio extracelular. Dado que el contenido de proteína de estos líquidos corporales es casi siempre bajo, el fármaco está presente en la forma activa no unida. Después de la admi- nistración sistémica de dosis adecuadas, la sulfadiazina y el sulfisoxazol alcanzan concentraciones en el líquido cefalorraquídeo que pueden ser eficaces en la meningitis. Sin embargo, debido al surgimiento de microorganismos Figura 52-2 Pasos en el metabolismo del folato bloqueados por las sulfonamidas y la trimetoprima. La administración concomitante de una sulfonamida y trimetoprima introduce bloqueos secuenciales de la vía biosintética de tetrahidrofolato; la combinación es mucho más eficaz que cualquiera de los dos compuestos por separado. Pteridina + PABA Ácido dihidropteroico Ácido dihidrofólico Ácido tetrahidrofólico glutamato NADP NADPH sulfonamidas trimetoprima dihidropteroato sintasa dihidrofolato sintasa dihidrofolato reductasa 938 QU IM IOTERAPIA DE LAS EN FERM EDADES M ICROBIAN AS SECCIÓN VII resistentes a la sulfonamida, estos fármacos pocas veces se prescriben para tratar la meningitis. Las sulfonamidas pasan con facilidad a través de la placenta y llegan a la circulación fetal. Las concentraciones logradas en los tejidos fetales pueden causar efectos antibacterianos y tóxicos. Las sulfonamidasse metabolizan en el hígado. El principal metabolito es la sulfonamida N4-acetilada. La acetilación da origen a productos que tienen una actividad antibacteriana, sin perder el potencial tóxico de la sustancia original. Las sulfonamidas se eliminan del organismo en parte como fármaco sin cambio y en parte como productos metabó- licos. La fracción más extensa se excreta en la orina y la semivida depende de la función renal. En la orina ácida, las sulfonamidas más antiguas son insolubles y se pueden formar depósitos cristalinos. Pequeñas cantidades se eliminan en las heces, la bilis, la leche y otras secreciones. PROPIEDADES FARMACOLÓGICAS DE SULFONAMIDAS INDIVIDUALES Las sulfonamidas pueden clasificarse con base en la rapidez con la cual se absorben y excretan (cuadro 52-1). SULFONAMIDAS DE ABSORCIÓN Y ELIMINACIÓN RÁPIDAS Sulfisoxazol. El sulfisoxazol es una sulfonamida que se absorbe y excreta con rapidez y tiene una actividad antibacte- riana excelente. Su gran solubilidad elimina gran parte de la toxicidad renal inherente al empleo de las sulfonamidas más antiguas. El sulfisoxazol se une en grado considerable a proteínas plasmáticas. Después de una dosis oral de 2 a 4 g, las concentraciones máximas en el plasma de 110 a 250 mg/ml se alcanzan al cabo de 2 a 4 h. Alrededor de 30% del sulfisoxazol en la sangre y cerca de 30% en la orina se hallan en la forma acetilada. El riñón excreta cerca de 95% en una sola dosis en 24 h. Por consiguiente, las concentraciones del fármaco en la orina superan en gran propor- ción a las de la sangre y pueden ser bactericidas. La concentración en el líquido cefalorraquídeo se aproxima a un tercio en comparación con la de la sangre. El acetil sulfisoxazol se comercializa en combinación con etilsuccinato de eritromicina para uso en niños con otitis media. Los efectos adversos del sulfisoxazol son similares a los de otras sulfonamidas. Dada su solubilidad relativamente alta en la orina respecto de la sulfadiazina, el sulfisoxazol raras veces produce hematuria o cristaluria (0.2 a 0.3%). No obstante, los pacientes deben aún ingerir una cantidad adecuada de agua. Se debe utilizar sulfisoxazol con pre- caución en individuos con alteraciones de la función renal. Al igual que todas las sulfonamidas, el sulfisoxazol puede producir reacciones de hipersensibilidad, algunas de las cuales pueden ser letales. Sulfametoxazol. El sulfametoxazol es un congénere cercano del sulfisoxazol, pero sus tasas de absorción entérica y excreción urinaria son más lentas. Se administra por vía oral y se utiliza en infecciones sistémicas y urinarias. Es preciso tener precauciones para evitar la cristaluria por sulfametoxazol a consecuencia del elevado porcentaje de la forma acetilada, relativamente insoluble del fármaco en la orina. Las aplicaciones clínicas del sulfametoxazol son las mismas que las del sulfisoxazol. En Estados Unidos se comercializa sólo en combinaciones con trimetoprima en dosis fijas. Sulfadiazina. La sulfadiazina administrada por vía oral se absorbe con rapidez en el tubo digestivo. Las concentracio- nes sanguíneas máximas se alcanzan al término de 3 a 6 h. Alrededor de 55% del fármaco se une a la proteína plas- mática. Se logran las concentraciones terapéuticas en el líquido cefalorraquídeo en un plazo de 4 h después de una sola dosis oral de 60 mg/kg. Tanto la forma libre como la acetilada de la sulfadiazina se excretan con rapidez por el riñón; 15 a 40% del fármaco se elimina en forma acetilada. La alcalinización de la orina acelera la depuración renal de las dos formas al disminuir su reabsorción tubular. Es necesario tomar precauciones para garantizar que la Cuadro 52-1 Clases de sulfonamidas. CLASE SULFONAMIDA t1/2 EN SUERO (h) Se absorbe y excreta con rapidez. Sulfisoxazol Sulfametoxazol Sulfadiazina 5 a 6 11 10 No se absorbe bien por vía oral, pero tiene actividad en la luz intestinal. Sulfasalazina — Utilización tópica. Sulfacetamida — Sulfadiazina argéntica — Acción prolongada. Sulfadoxina 100 a 230 939 CAPÍTU LO 52 SU LfOn Am idAS, Trim eTOPrim A-SU LfAm eTOxAzOL, qU in OLOn AS ingestión de líquidos sea adecuada para producir una diuresis diaria de al menos 1 200 ml en adultos y una cantidad correspondiente en los niños. Si no se puede lograr esto, se puede administrar bicarbonato de sodio para reducir el riesgo de cristaluria. SULFONAMIDAS MAL ABSORBIDAS SULFASALAZINA. La sulfasalazina no se absorbe bien en el tubo digestivo. Se utiliza en el tratamiento de la colitis ulcerosa y la enteritis regional. Las bacterias intestinales degradan la sulfasalazina y forman 5-aminosalicilato (5-ASA, mesalamina; figuras 47-2 a 47-4), el principio activo en la enteropatía inflamatoria y la sulfapiridina, una sulfonamida que se absorbe y que al final se excreta en la orina. SULFONAMIDAS DE USO TÓPICO Sulfacetamida. La sulfacetamida es el derivado de sulfanilamida con sustitución de N1-acetil. Su solubilidad acuosa es de casi 90 tantos respecto de la de la sulfadiazina. Las soluciones de la sal sódica del fármaco se emplean de manera amplia en el tratamiento de las infecciones oftálmicas. Las concentraciones acuosas muy altas no son irritan- tes para los ojos y son eficaces contra los microorganismos susceptibles. El fármaco penetra en los líquidos y tejidos oculares en altas concentraciones. Las reacciones de sensibilidad a la sulfacetamida son infrecuentes, pero el fármaco no se debe prescribir en sujetos con hipersensibilidad conocida a las sulfonamidas. Una solución de la sal sódica al 30% tiene un pH de 7.4, en tanto que las soluciones de sales sódicas de otras sulfonamidas son muy alcalinas. Véanse en los capítulos 64 y 65 las aplicaciones oculares y dermatológicas. Sulfadiazina argéntica. La sulfadiazina argéntica se aplica de forma tópica para reducir la colonización microbiana y la aparición de infecciones en quemaduras. Este fármaco no debe emplearse para tratar una infección profunda esta- blecida. La plata se libera con lentitud a partir del compuesto en concentraciones que son selectivamente tóxicas para los microorganismos. Sin embargo, las bacterias pueden desarrollar resistencia a la sulfadiazina argéntica. Aunque se absorbe escasa cantidad de plata, la concentración plasmática de la sulfadiazina puede alcanzar concentraciones terapéuticas si resulta afectada una extensa zona de la superficie. Las reacciones secundarias (sensación de quema- dura, exantema y prurito) son infrecuentes. La sulfadiazina argéntica se considera un fármaco de elección para la prevención de infecciones de quemaduras. Mafenida. Esta sulfonamida (α-amino-p-tolueno-sulfonamida) se aplica de forma tópica para evitar la colonización de quemaduras por una gran diversidad de bacterias gramnegativas y grampositivas. No se debe usar en el trata- miento de una infección profunda establecida. Los efectos adversos comprenden dolor intenso en zonas de aplica- ción, reacciones alérgicas y pérdida de líquido por evaporación de la superficie quemada debido a que no se utilizan apósitos oclusivos. El fármaco y su metabolito primario inhiben a la anhidrasa carbónica y la orina se vuelve alca- lina. Se puede presentar acidosis metabólica con taquipnea compensadora e hiperventilación; estos efectos limitan la utilidad de la mafenida. Esta última se absorbe en la superficie de la quemadura y alcanza concentraciones plasmáti- cas máximas en 2 a 4 h; el fármaco absorbido se convierte en para-carboxibenzenosulfonamida. SULFONAMIDAS DE ACCIÓN PROLONGADA Sulfadoxina. Este compuesto tiene una semivida plasmática muy prolongada (siete a nueve días). Se emplea en com- binación con pirimetamina (500 mg de sulfadoxina más 25 mg de pirimetamina) para la prevención y el tratamien - to del paludismo causado por cepas de Plasmodium falciparum resistentes a mefloquina (capítulo 49). Sin embargo, debido a las reacciones graves, y algunas veces letales, entre ellas el síndrome de Stevens-Johnson, además del sur- gimiento de cepasresistentes, el fármaco tiene una utilidad limitada para el tratamiento del paludismo. TRATAMIENTO CON SULFONAMIDAS INFECCIONES DE VÍAS URINARIAS. Debido a que un elevado porcentaje de las infecciones de las vías urinarias (UTI, urinary tract infections) se debe a patógenos resistentes a las sulfonamidas, éstas ya no representan el trata- miento de primera opción. Los compuestos preferidos son trimetoprima-sulfametoxazol, una quinolona, trimeto- prima, fosfomicina o ampicilina. El sulfisoxazol se puede administrar en forma eficaz en zonas donde la prevalencia de la resistencia no es elevada. La dosis habitual es de 2 a 4 g al principio seguida de 1 a 2 g por vía oral cuatro veces al día durante cinco a 10 días. Los pacientes con pielonefritis aguda y fiebre alta corren riesgo de sufrir bacteriemia y choque y no se deben tratar con una sulfonamida. NOCARDIOSIS. Las sulfonamidas son útiles en el tratamiento de las infecciones debidas a especies del género Nocardia. Se puede administrar sulfisoxazol o sulfadiazina en dosis de 6 a 8 g al día; este esquema se debe descon- tinuar durante varios meses después de controlar todas las manifestaciones clínicas. Se ha recomendado la combina- ción de sulfonamida con un segundo antibiótico, sobre todo en casos avanzados; se han recomendado asimismo ampicilina, eritromicina y estreptomicina, pero no se dispone de datos clínicos que demuestren que el tratamiento com - binado sea mejor que el tratamiento con sulfonamida sola. La combinación trimetoprima-sulfametoxazol también es eficaz; algunos especialistas consideran que esta combinación es el tratamiento de elección. TOXOPLASMOSIS. La combinación de pirimetamina y sulfadiazina es el tratamiento de elección para la toxoplasmo- sis (capítulo 50). Se administra pirimetamina en una dosis de carga de 75 mg seguida de 25 mg por vía oral al día, 940 QU IM IOTERAPIA DE LAS EN FERM EDADES M ICROBIAN AS SECCIÓN VII con sulfadiazina, 1 g por vía oral cada 6 h, más ácido folínico en dosis de 10 mg por vía oral cada día durante un míni - mo de tres a seis semanas. Los pacientes deben recibir por lo menos 2 L de líquido al día para evitar la cristaluria. UTILIZACIÓN DE LAS SULFONAMIDAS PARA PROFILAXIS. Las sulfonamidas tienen la misma eficacia que la peni- cilina oral para evitar las infecciones estreptocócicas y las recidivas de fiebre reumática en individuos susceptibles. Su toxicidad y la posibilidad de infección por estreptococos resistentes a fármacos hacen que las sulfonamidas sean menos convenientes que la penicilina para este fin; sin embargo, se deben usar sulfonamidas en pacientes hipersen- sibles a la penicilina. Por lo general, las reacciones adversas ocurren durante las primeras ocho semanas de trata- miento. Es necesario efectuar recuentos de leucocitos una vez a la semana durante las primeras ocho semanas. REACCIONES SECUNDARIAS A LAS SULFONAMIDAS Los efectos secundarios que ocurren tras la administración de sulfonamidas son múltiples y variados; la frecuencia global de las reacciones se aproxima a 5 por ciento. TRASTORNOS DE LAS VÍAS URINARIAS. El riesgo de cristaluria es muy bajo con los compuestos más solubles como el sulfisoxazol. La cristaluria se ha presentado en pacientes deshidratados con síndrome de inmunodeficiencia humana (sida) que recibieron sulfadiazina por encefalitis secundaria a Toxoplasma. La ingestión de líquido debe ser suficiente para garantizar un volumen urinario diario de un mínimo de 1 200 ml (en adultos). La alcalinización de la orina puede ser conveniente si el volumen urinario o el pH son excesivamente bajos, debido a que la solubilidad del sulfisoxazol aumenta demasiado con elevaciones leves del pH. TRASTORNOS DEL SISTEMA HEMATOPOYÉTICO. Aunque es infrecuente, se puede presentar anemia hemolítica aguda. En algunos casos, puede deberse a un fenómeno de sensibilización; en otros, la hemólisis se relaciona con una deficiencia eritrocítica de la actividad de la glucosa-6-fosfato deshidrogenasa. La agranulocitosis ocurre en casi 0.1% de los pacientes que reciben sulfadiazina; también se presenta después de utilizar otras sulfonamidas. Aunque la normalización de las cifras de granulocitos se puede retrasar durante semanas o meses después de suspender la sul- fonamida, en la mayoría de los pacientes se restablece en forma espontánea con el tratamiento de apoyo. La anemia aplásica que incluye supresión completa de la actividad de la médula ósea con anemia intensa, granulocitopenia y trombocitopenia es una presentación extremadamente rara tras el tratamiento con sulfonamida. Es probable que se deba a un efecto mielotóxico directo y puede ser letal. La supresión reversible de la médula ósea es muy frecuente en individuos con una reserva limitada de la médula ósea (p. ej., personas con sida o que se hallan bajo quimioterapia mielosupresora). REACCIONES DE HIPERSENSIBILIDAD. Entre las manifestaciones cutáneas y mucosas atribuidas a la sensibilización a la sulfonamida figuran los exantemas morbiliformes, escarlatiniformes, urticariales, erisipeloides, penfigoides, pur- púricos y petequiales, así como el eritema nodular, el eritema multiforme similar al de Stevens-Johnson, el síndrome de Behçet, la dermatitis exfoliativa y la fotosensibilidad. Estas reacciones de hipersensibilidad ocurren las más de las veces después de la primera semana de tratamiento, aunque pueden aparecer antes en sujetos sensibilizados de forma previa. Fiebre, alteración del estado general y prurito se presentan a menudo en forma simultánea. La frecuencia de efectos dérmicos secundarios se acerca a 2% con sulfisoxazol; los pacientes con sida manifiestan una frecuencia de exantemas luego del tratamiento con sulfonamida más alta que otros individuos. Puede aparecer un síndrome similar a la enfermedad por el suero después de varios días de tratamiento con sulfonamida. La fiebre farmacológica es una manifestación secundaria común del tratamiento con sulfonamida; la frecuencia se aproxima a 3% con sulfi- soxazol. La necrosis focal o difusa del hígado debido a la toxicidad farmacológica directa o a la sensibilización se presenta en < 0.1% de los pacientes. La cefalea, náusea, vómito, fiebre, hepatomegalia, ictericia y datos de laborato- rio de disfunción hepatocelular aparecen casi siempre tres a cinco días después de iniciada la administración de sul- fonamida y el síndrome puede avanzar a la atrofia amarilla aguda y la muerte. REACCIONES SECUNDARIAS. La anorexia, la náusea y el vómito se presentan en 1 a 2% de las personas que reciben sulfonamidas. La administración de sulfonamidas a lactantes recién nacidos, sobre todo si son prematuros, puede propiciar el desplazamiento de bilirrubina desde la albúmina plasmática y ocasionar tal vez una encefalopatía lla- mada querníctero. No deben administrarse sulfonamidas a las mujeres embarazadas cerca del término, ya que estos fármacos cruzan la placenta y se secretan en la leche. INTERACCIONES FARMACOLÓGICAS. Las interacciones farmacológicas de las sulfonamidas se observan con los anticoagulantes orales, los hipoglucemiantes sulfonilureas y los anticonvulsivos derivados de la fenilhidantoína. En cada caso, las sulfonamidas pueden potenciar los efectos del otro fármaco al inhibir su metabolismo o al desplazarlo de la albúmina. Puede ser necesario el ajuste posológico cuando se administra al mismo tiempo una sulfonamida. TRIMETOPRIMA-SULFAMETOXAZOL La trimetoprima inhibe a la dihidrofolato reductasa bacteriana, una enzima descendente de la que las sulfonamidas inhiben en la misma secuencia biosintética (figura 52-2). La combinación de trimetoprima más sulfametoxazol fue un avance importante en el desarrollo de antimicrobianos clínicamente eficaces 941 CAPÍTU LO 52 SU LfOn Am idAS, Trim eTOPrim A-SU LfAm eTOxAzOL, qU in OLOn AS y sinérgicos. En gran parte del mundo, la combinación de la trimetoprima con sulfametoxazol se conoce como cotrimoxazol. Además, con la combinación con sulfametoxazol, la trimetoprimatambién se comer- cializa en una presentación individual. TRIMETOPRIMA ACTIVIDAD ANTIBACTERIANA. La actividad antibacteriana de la trimetoprima es similar a la del sulfametoxazol, aunque la primera es 20 a 100 veces más potente. La mayor parte de los microorganismos gramnegativos y grampo- sitivos es sensible a la trimetoprima, pero puede desarrollarse resistencia cuando se utiliza el fármaco solo. Por lo general, Pseudomonas aeuruginosa, Bacteroides fragilis y enterococos son resistentes. Hay una variación conside- rable en la susceptibilidad de Enterobacteriaceae a la trimetoprima en diferentes ubicaciones geográficas debido a la propagación de la resistencia mediada por plásmidos y transposones (capítulo 48). Eficacia de trimetoprima-sulfametoxazol en combinación. Chlamydia trachomatis y N. meningitidis son susceptibles a trimetoprima-sulfametoxazol. Aunque la mayor parte de las cepas de S. pneumoniae es susceptible, se ha observado un incremento de la resistencia. El compuesto inhibe 50 a 95% de las cepas de Staphylococcus aureus, Staphylococcus epidermidis, S. pyogenes, el grupo de estreptococos viridans, E. coli, Proteus mirabilis, Proteus morganii, Proteus rettgeri, especies del género Enterobacter, Salmonella, Shigella, Pseudomonas pseudomallei, Serratia y especies del género Alcaligenes. También son sensibles especies de Klebsiella, Brucella abortus, Pasteurella haemolytica, Yersinia pseudotuberculosis, Yersinia enterocolitica y Nocardia asteroides. MECANISMO DE ACCIÓN. La actividad antimicrobiana de la combinación de trimetoprima y sulfametoxazol se debe a las acciones secuenciales de la vía enzimática para la síntesis de ácido tetrahidrofólico (figura 52-2). El tetrahidro- folato es esencial para las reacciones de transferencia de un carbono (p. ej., la síntesis de timidilato a partir de des- oxiuridilato). La toxicidad selectiva para los microorganismos se alcanza en dos días. Las células de mamífero utilizan folatos preformados de los alimentos y no sintetizan el compuesto. Por otra parte, la trimetoprima es un inhibidor muy selectivo de la hidrofolato reductasa de microorganismos inferiores: se requieren alrededor de 100 000 tantos más del fármaco para inhibir la reductasa humana que la enzima bacteriana. El cociente óptimo de las concen- traciones de los dos compuestos equivale al cociente de las concentraciones inhibidoras mínimas de los fármacos que actúan de manera independiente. Si bien este cociente varía para diferentes bacterias, el cociente más eficaz para el máximo número de microorganismos es 20:1, sulfametoxazol:trimetoprima. Por consiguiente, la combinación está formulada para alcanzar una concentración de sulfametoxazol in vivo que es 20 veces mayor que la de trimetoprima; sulfametoxazol tiene propiedades farmacocinéticas tales que las concentraciones de los dos fármacos son relativa- mente constantes en el organismo durante un periodo prolongado. RESISTENCIA BACTERIANA. La resistencia bacteriana a trimetoprima-sulfametoxazol es un problema de rápido cre- cimiento. La resistencia se debe a menudo a la adquisición de un plásmido que codifica la síntesis de una dihidrofo- lato reductasa alterada. Se ha informado que casi 30% de cepas urinarias de E. coli es resistente a trimetoprima- sulfametoxazol. ABSORCIÓN, DISTRIBUCIÓN, METABOLISMO Y EXCRECIÓN. Las características farmacocinéticas del sulfametoxa- zol y la trimetoprima son muy similares para lograr un cociente constante de 20:1 de sus concentraciones en sangre y tejidos. Después de una sola dosis oral de un preparado combinado, la trimetoprima se absorbe como más rapidez que el sulfametoxazol. Por lo regular, la concentración sanguínea máxima de la trimetoprima se alcanza a las 2 h en la mayoría de los pacientes, en tanto que las concentraciones máximas del sulfametoxazol ocurren hacia las 4 h después de una sola dosis oral. Las semividas de trimetoprima y sulfametoxazol se aproximan a 11 y 10 h, respectivamente. Cuando se administran 800 mg de sulfametoxazol con 160 mg de trimetoprima (el cociente habitual de 5:1) dos veces al día, las concentraciones máximas de los fármacos en el plasma son alrededor de 40 y 2 mg/ml, el cociente óptimo. Las concentraciones máximas son similares (46 y 3.4 mg/ml) tras la infusión intravenosa de 800 mg de sulfametoxa- zol y 160 mg de trimetoprima durante un periodo de 1 hora. La trimetoprima se distribuye y se concentra con rapidez en los tejidos; aproximadamente 40% se une a la proteína plasmática en presencia de sulfametoxazol. El volumen de distribución de la trimetoprima es casi nueve veces mayor que el del sulfametoxazol. El fármaco entra con facilidad en el líquido cefalorraquídeo y el esputo. Altas concen - 942 QU IM IOTERAPIA DE LAS EN FERM EDADES M ICROBIAN AS SECCIÓN VII traciones de cada componente de la mezcla también se encuentran en la bilis. Alrededor de 65% del sulfametoxazol se une a la proteína plasmática. Cerca de 60% de la trimetoprima administrada y de 25 a 50% del sulfametoxa - zol administrado se excretan en la orina en 24 h. Dos tercios de la sulfonamida no son conjugados. Los metabolitos de la trimetoprima también se eliminan. Las tasas de excreción y las concentraciones de los dos compuestos en la orina se reducen de manera significativa en pacientes con uremia. USOS TERAPÉUTICOS Infecciones urinarias. El tratamiento de las infecciones urinarias bajas no complicadas con trimetoprima-sulfametoxa- zol es a menudo muy eficaz para las bacterias sensibles. El tratamiento con una sola dosis (320 mg de trimetoprima más 1 600 mg de sulfametoxazol en adultos) ha sido eficaz en algunos casos para el tratamiento de las infecciones urinarias no complicadas. La trimetoprima también logra concentraciones terapéuticas en secreciones prostáticas y la trimetoprima más sulfametoxazol es eficaz muchas veces para el tratamiento de la prostatitis bacteriana. Infecciones respiratorias bacterianas. Trimetoprima-sulfametoxazol es eficaz para tratar las exacerbaciones agudas de la bronquitis crónica. Al parecer, la administración de 800 a 1 200 mg de sulfametoxazol más 160 a 240 mg de tri- metoprima dos veces al día es eficaz para disminuir la fiebre, la secreción purulenta y el volumen de esputo, así como la cifra de bacterias en el esputo. No se debe utilizar trimetoprima-sulfametoxazol para tratar la faringitis estreptocó- cica porque no erradica al patógeno. Es eficaz para la otitis media aguda en niños y la sinusitis maxilar aguda en adultos causada por cepas susceptibles de H. influenzae y S. pneumoniae. Infecciones del tubo digestivo. La combinación es una alternativa a una fluoroquinolona para el tratamiento de la shi- gelosis. En apariencia, la combinación de trimetoprima y sulfametoxazol es eficaz en el tratamiento de portadores de cepas sensibles de Salmonella typhi y otras especies del género Salmonella; sin embargo, algunas veces es ineficaz. La diarrea aguda debida a cepas sensibles de E. coli enteropatógena se puede tratar o evitar con trimetoprima o tri- metoprima más sulfametoxazol. No obstante, el tratamiento antibiótico de las enfermedades diarreicas debidas a E. coli enterohemorrágica O157:H7 puede incrementar el riesgo del síndrome hemolítico-urémico, tal vez al aumentar la liberación de la toxina Shiga por la bacteria. Infección por Pneumocystis jiroveci. El tratamiento en dosis elevadas (trimetoprima, 15 a 20 mg/kg/día, más sulfame- toxazol, 75 a 100 mg/kg/día en tres o cuatro dosis fraccionadas) es eficaz para esta infección grave en sujetos con sida. Se deben administrar corticoesteroides complementarios al inicio del tratamiento contra Pneumocystis en indi- viduos con una PO2 menor de 70 mmHg o un gradiente alveolar arterial mayor de 35 mmHg. La profilaxis con 800 mg de sulfametoxazol y 160 mg de trimetoprima una vez al día o tres veces a la semana es eficaz para evitar la neumonía causada por este microorganismo en pacientes con sida. Las reacciones secundarias son menos frecuentescon las dosis profilácticas más bajas de trimetoprima-sulfametoxazol. Los problemas más frecuentes son exantema, fiebre, leucopenia y hepatitis. Profilaxis en pacientes neutropénicos. El tratamiento en dosis bajas (150 mg de trimetoprima/m2 de área de superficie corporal y 750 mg de sulfametoxazol/m2 de área de superficie corporal) es eficaz para la profilaxis de la infección por P. jiroveci. Un esquema de 800 mg de sulfametoxazol y 160 mg de trimetoprima dos veces al día en pacientes con neutropenia grave proporciona una protección notable contra la septicemia causada por bacterias gramnegativas. Infecciones diversas. Las infecciones por Nocardia se han tratado de modo satisfactorio con la combinación, pero también se han comunicado fracasos. Aunque en la actualidad una combinación de doxiciclina y estreptomicina o gentamicina se considera el tratamiento de elección para la brucelosis, trimetoprima-sulfametoxazol puede ser un sustitutivo eficaz para la combinación de doxiciclina. Trimetoprima-sulfametoxazol también se ha utilizado de forma satisfactoria en el tratamiento de la enfermedad de Whipple, la infección por Stenotrophomonas maltophilia y la infección por parásitos intestinales Cyclospora e Isospora. La granulomatosis de Wegener puede responder, lo cual depende de la etapa de la enfermedad. EFECTOS SECUNDARIOS. El margen entre toxicidad para las bacterias y para el ser humano puede ser relativamente estrecho cuando el sujeto tiene deficiencia de folato. En tales casos, trimetoprima-sulfametoxazol puede causar o desencadenar megaloblastosis, leucopenia o trombocitopenia. En su utilización sistemática, la combinación ejerce al parecer escasa toxicidad. Alrededor de 75% de los efectos secundarios afecta a la piel. En apariencia, la trimetoprima más sulfametoxazol produce reacciones dermatológicas hasta tres veces más frecuentes que el sulfisoxazol solo (5.9% frente a 1.7%). La dermatitis exfoliativa, el síndrome de Stevens-Johnson y la necrólisis epidérmica tóxica son infrecuentes y ocurren en particular en individuos mayores. La náusea y el vómito representan la mayor parte de las reacciones digestivas; la diarrea es infrecuente. La glositis y la estomatitis son relativamente comunes. Se ha obser- vado ictericia leve y transitoria y tiene al parecer las características histológicas de la hepatitis colestásica alérgica. Las reacciones del sistema nervioso central consisten en cefalea, depresión y alucinaciones, manifestaciones atribui- das a las sulfonamidas. Las reacciones hematológicas son anemias diversas, trastornos de la coagulación, granulo- citopenia, agranulocitosis, púrpura, púrpura de Henoch-Schönlein y sulfoemoglobinemia. Las alteraciones per - manentes de la función renal pueden presentarse tras el empleo de trimetoprima-sulfametoxazol en individuos con nefropatía y se ha observado una disminución reversible de la depuración de creatinina en personas con función renal normal. Los pacientes con sida experimentan con frecuencia reacciones de hipersensibilidad a trimetoprima-sulfa - 943 CAPÍTU LO 52 SU LfOn Am idAS, Trim eTOPrim A-SU LfAm eTOxAzOL, qU in OLOn AS metoxazol (exantema, neutropenia, síndrome de Stevens-Johnson, síndrome de Sweet e infiltrados pulmonares). Es posible continuar el tratamiento en estos sujetos después de la desensibilización oral rápida. QUINOLONAS Las quinolonas son derivados del ácido nalidíxico. Las quinolonas fluoradas 4, como ciprofloxacina y moxifloxacina, tienen una amplia actividad antimicrobiana y son eficaces después de la administración oral para el tratamiento de una amplia gama de enfermedades infecciosas (cuadro 52-2). Sin embargo, los efectos secundarios infrecuentes y potencialmente letales han llevado a retirar del comercio esta- dounidense a los fármacos lomefloxacina, esparfloxacina (fototoxicidad, prolongación del intervalo QTc), gatifloxa- cina (hipoglucemia), temafloxacina (anemia hemolítica inmunitaria), trovafloxacina (hepatotoxicidad), grepafloxacina (cardiotoxicidad) y clinafloxacina (fototoxicidad). MECANISMO DE ACCIÓN. Los antibióticos derivados de la quinolona tienen acción específica sobre la girasa de DNA bacteriana y la topoisomerasa IV. Para muchas bacterias grampositivas, la topoisomerasa IV es el principal blanco. En cambio, la girasa de DNA representa el principal blanco de la quinolona en muchos microorganismos gramnega- tivos. La girasa introduce superhélices negativas en el DNA para combatir las superhélices positivas excesivas que pueden ocurrir durante la replicación de DNA (figura 52-3). Las quinolonas inhiben el superenrollamiento de DNA mediado por girasa en concentraciones que se correlacionan bien con las necesarias para inhibir el desarrollo de bacterias (0.1 a 10 µg/ml). Las mutaciones del gen que codifica a la subunidad A de la girasa pueden conferir resis- tencia a estos fármacos. La topoisomerasa IV, que separa moléculas de DNA hijas entrelazadas (catenadas) que son el producto de la replicación de DNA, también es blanco para las quinolonas. Las células eucarióticas no contienen DNA girasa, sino una DNA topoisomerasa de tipo II similar en términos con- ceptuales y mecanicistas, pero las quinolonas la inhiben sólo en concentraciones mucho más altas (100 a 1 000 µg/ ml) que las necesarias para inhibir las enzimas bacterianas. ESPECTRO ANTIBACTERIANO. Las fluoroquinolonas son microorganismos bactericidas potentes contra E. coli y diversas especies de Salmonella, Shigella, Enterobacter, Campylobacter y Neisseria (las MIC90 son por lo general < 0.2 μg/ml). Las fluoroquinolonas también tienen una actividad satisfactoria contra estafilococos, pero no contra cepas resistentes a la meticilina (MIC90 = 0.1 a 2 mg/ml). La actividad contra estreptococos se limita a una subserie de las quinolonas, tales como levofloxacina, gatifloxacina y moxifloxacina. Diversas bacterias intracelulares son inhibidas por las fluoroquinolonas en concentraciones que pueden alcanzarse en el plasma; éstas son especies de Cuadro 52-2 Fórmulas estructurales de algunas quinolonas y fluoroquinolonas. 8 X N 1 O COOHR6 R7 R1 5 4 2 36 7 CONGÉNERE R1 R6 R7 X Ácido nalidíxico −C2H5 −H −CH3 −N− Norfloxacina −C2H5 −F N NH −CH– Ciprofloxacina −F N NH –CH– Levofloxacina CH3O X N 1 −F CH3N NH CH3O C N 1 944 QU IM IOTERAPIA DE LAS EN FERM EDADES M ICROBIAN AS SECCIÓN VII Chlamydia, Mycoplasma, Legionella, Brucella y Mycobacterium (incluido Mycobacterium tuberculosis). La cipro- floxacina, ofloxacina y pefloxacina tienen valores de MIC90 de 0.5 a 3 μg/ml para M. fortuitum, M. kansasii y M. tuberculosis. Varias fluoroquinolonas, incluida la garenoxacina (no comercializable en Estados Unidos) y la gemi- floxacina, tienen actividad contra bacterias anaerobias. La resistencia a las quinolonas puede surgir durante el tratamiento por mutaciones en los genes bacterianos que codifican la DNA girasa o topoisomerasa IV o por el transporte activo del fármaco fuera de la bacteria. La resistencia ha aumentado después del advenimiento de las fluoroquinolonas, sobre todo de Pseudomonas y estafilococos. El aumento de la resistencia a las fluoroquinolonas también se ha observado en C. jejuni, Salmonella, N. gonorrhoeae y S. pneumoniae. ABSORCIÓN, DISTRIBUCIÓN, METABOLISMO Y EXCRECIÓN. Las quinolonas se absorben bien después de la admi- nistración oral. Se obtienen concentraciones séricas máximas de las fluoroquinolonas en un lapso de 1 a 3 h de una dosis oral de 400 mg. El volumen de distribución de las quinolonas es considerable y las concentraciones en orina, riñón, pulmón y tejido prostático, heces, bilis y macrófagos y neutrófilos son más altas que las concentraciones en suero. Se alcanzan concentraciones séricas relativamente bajas con norfloxacina y limitan su utilidad en el trata- miento de las infecciones urinarias. Los alimentos pueden retrasar el tiempo para conseguir las concentraciones séricas máximas. Las dosis orales en los adultos son 200 a 400mg cada 12 h para ofloxacina, 400 mg cada 12 h para norfloxacina y pefloxacina, y 250 a 750 mg cada 12 h para ciprofloxacina. La biodisponibilidad de las fluoroquino- lonas es superior a 50% para todos los compuestos y mayor de 95% para otros más. La semivida en suero es de 3 a 5 h para norfloxacina y ciprofloxacina. Las concentraciones de quinolona en líquido cefalorraquídeo, tejido óseo y líquido prostático son más bajas que en suero. Las concentraciones de pefloxacina y ofloxacina en líquido de ascitis se aproximan a las concentraciones séricas y se ha detectado ciprofloxacina, ofloxacina y pefloxacina en leche materna. La mayor parte de las quinolonas se elimina de modo predominante en el riñón y se debe ajustar las dosis en caso de insuficiencia renal. En cambio, pefloxacina y moxifloxacina se metabolizan sobre todo en el hígado y no deben utilizarse en personas con insuficiencia hepática. Ninguno de los fármacos se elimina con eficiencia mediante diálisis peritoneal o hemodiálisis. Aspectos farmacocinéticos. Las variables farmacocinéticas y farmacodinámicas de los fármacos antimicrobianos son importantes para evitar la selección y la diseminación de cepas resistentes y ha dado lugar a la descripción de la concentración de prevención de la mutación, que es la concentración mínima del antimicrobiano que impide la selec- ción de bacterias resistentes por inóculos bacterianos considerables. Los compuestos β-lactámicos son fármacos que dependen del tiempo y carecen de efectos posantibióticos importantes, lo que origina erradicación bacteriana cuando las concentraciones séricas libres superan a las concentraciones inhibidoras mínimas de estos fármacos contra los microorganismos patógenos infectantes por más de 40 a 50% del intervalo de administración. En cambio, las fluoro- quinolonas son compuestos que dependen de la concentración y la duración, hasta conseguir una erradicación bacte- riana cuando los cocientes del fármaco libre del área bajo la curva en suero a MIC son de 25 a 30. Una formulación de liberación prolongada de ciprofloxacina ejemplifica este principio (figura 48-4). USOS TERAPÉUTICOS Infecciones de las vías urinarias. El ácido nalidíxico es útil sólo para las infecciones urinarias causadas por microorga- nismos susceptibles. Las fluoroquinolonas son significativamente más potentes y tienen un espectro de actividad antimicrobiana mucho más amplio. Norfloxacina y ciprofloxacina XR están aprobadas para utilizarse en Estados Unidos sólo para las infecciones urinarias. Las fluoroquinolonas son más eficaces que la trimetoprima más sulfame- toxazol para el tratamiento de las infecciones urinarias. Figura 52-3 Modelo de la formación de superhélices de DNA negativas mediante DNA girasa. La DNA girasa se une a dos segmentos de DNA (1) y crea un nódulo de superhélice positiva (+). La enzima luego introduce una interrupción de doble cadena en el DNA y pasa el segmento frontal a través de la interrupción (2). Luego se vuelve a sellar la interrupción (3) y crea una superhélice negativa (-). Las quinolonas inhiben las muescas y la actividad de cierre de la girasa y, en concentra- ciones más altas, bloquean la actividad descatenadora de la topoisomerasa IV. (Tomada de Cozzarelli N.R. DNA gyrase and the supercoiling of DNA. Science, 1980;207:953-960. Reimpreso con autorización de AAAS.) Estabilizar de nódulo positivo Resellado de la interrupción en el lado frontal Interrupción de segmento retrógrado 1 2 3 (–) (+) (–) (–) (–) 945 CAPÍTU LO 52 SU LfOn Am idAS, Trim eTOPrim A-SU LfAm eTOxAzOL, qU in OLOn AS Prostatitis. Norfloxacina, ciprofloxacina y ofloxacina son eficaces en el tratamiento de la prostatitis causada por bacterias sensibles. Las fluoroquinolonas administradas durante cuatro a seis semanas son al parecer eficaces en sujetos que no responden a trimetoprima-sulfametoxazol. Enfermedades de transmisión sexual. No se deben emplear las quinolonas durante el embarazo. Las fluoroquinolonas carecen de actividad contra Treponema pallidum pero son activas in vitro contra C. trachomatis y H. ducreyi. Para la uretritis y cervicitis por clamidia, un esquema de ofloxacina durante siete días es una alternativa al tratamiento durante siete días con doxiciclina o una sola dosis de azitromicina; otras quinolonas disponibles no tienen una efi- cacia fiable. Una sola dosis oral de una fluoroquinolona como ofloxacina o ciprofloxacina ha sido un tratamiento eficaz para las cepas sensibles de N. gonorrhoeae, pero la resistencia creciente a las fluoroquinolonas ha dado origen a que la ceftriaxona sea el fármaco de primera opción para esta infección. El chancroide (infección causada por H. ducreyi) se puede tratar con ciprofloxacina durante tres días. Infecciones del tubo digestivo y abdominales. Para la diarrea del viajero (a menudo causada por E. coli enterotoxígena), las quinolonas son iguales a la trimetoprima-sulfametoxazol en cuanto a eficacia, lo que reduce la duración de las heces sueltas durante uno a tres días. Norfloxacina, ciprofloxacina y ofloxacina administradas durante cinco días han sido eficaces en el tratamiento de enfermos con shigelosis. El tratamiento con ciprofloxacina y ofloxacina cura a la mayoría de los pacientes con fiebre entérica consecutiva a S. typhi, así como infecciones diferentes de la tifoidea bacteriémica en personas con sida y elimina el estado de portador fecal crónico. La capacidad in vitro de las quino- lonas para activar al gen de la toxina de Shiga stx2 (la causa del síndrome hemolítico-urémico) en E. coli parece indicar que las quinolonas no deben utilizarse para E. coli productora de toxina Shiga. La ciprofloxacina y la ofloxa- cina son menos eficaces para tratar los episodios de peritonitis que se presentan en pacientes con diálisis peritoneal ambulatoria crónica (causa probable: estafilococos negativos a la coagulasa). Infecciones del sistema respiratorio. Muchas fluoroquinolonas más recientes, incluidas la gatifloxacina (comercializada sólo para utilización oftálmica en Estados Unidos) y moxifloxacina, tienen actividad excelente contra S. pneumoniae. Las fluoroquinolonas poseen actividad in vitro contra el resto de microorganismos respiratorios patógenos que suelen reconocerse. Una fluoroquinolona (ciprofloxacina o levofloxacina) o la azitromicina son los antibióticos de elección para L. pneumophila. Las fluoroquinolonas han sido eficaces para erradicar H. influenzae y M. catarrhalis del esputo. Las exacerbaciones respiratorias leves y moderadas debidas a P. aeruginosa en pacientes con fibrosis quística han respondido al tratamiento con fluoroquinolonas por vía oral. Infecciones óseas, articulares y de tejidos blandos. El tratamiento de la osteomilitis crónica necesita antimicrobianos por periodos prolongados (semanas a meses) que sean activos contra S. aureus y bacilos gramnegativos. Las fluoroqui- nolonas, con una actividad antibacteriana adecuada para estas infecciones, se pueden utilizar en algunos casos; las dosis recomendadas son 500 mg cada 12 h o, si son graves, 750 mg dos veces al día. Se debe reducir la dosis en individuos con alteraciones graves de la función renal. Las curaciones clínicas son hasta de 75% en la osteomielitis crónica en la cual predominan los bacilos gramnegativos. Los fracasos se relacionan con la aparición de resistencia en S. aureus, P. aeruginosa y Serratia marcescens. En las infecciones de pie diabético, las fluoroquinolonas en com- binación con un fármaco con actividad antianaeróbica representan una opción aceptable. Otras infecciones. Se administra ciprofloxacina para la prevención del carbunco y es eficaz para tratar la tularemia. Se pueden usar las quinolonas como parte de esquemas de múltiples fármacos para el tratamiento de la tuberculosis resistente a múltiples fármacos y las infecciones micobacterianas atípicas, así como las infecciones por complejo de Mycobacterium avium en pacientes con sida (capítulo 56). Las quinolonas, cuando se utilizancomo profilaxis en enfermos neutropénicos, tienen una disminución de la frecuencia de bacteriemias por bacilos gramnegativos. La levofloxacina está aprobada para tratar y evitar el carbunco, además de la peste por Yersinia pestis. EFECTOS SECUNDARIOS. Por lo general, las quinolonas y las fluoroquinolonas se toleran bien. Las reacciones secun- darias afectan al tubo digestivo y 3 a 17% de los pacientes refieren náusea leve, vómito y molestias abdominales. La ciprofloxacina es la causa más frecuente de colitis por C. difficile. La gatifloxacina se acompaña de hipoglucemia e hiperglucemia en adultos mayores. Los efectos secundarios del sistema nervioso central (1 a 11%) consisten en cefa- lea leve y mareos. Raras veces se han presentado alucinaciones, delirio y convulsiones, con predominio en pacientes que ya consumían teofilina o antiinflamatorios no esteroides. La ciprofloxacina y la pefloxacina inhiben el metabo- lismo de la teofilina y se puede presentar toxicidad por las concentraciones elevadas de metilxantina. Los NSAID aumentan el desplazamiento del ácido γ-aminobutírico (GABA) de sus receptores por las quinolonas. Los exantemas, que comprenden reacciones de fotosensibilidad, también pueden presentarse. El desgarro del tendón de Aquiles o la tendinitis son un efecto secundario reconocido, sobre todo en individuos mayores de 60 años de edad, pacientes hospitalizados que reciben corticoesteroides y receptores de trasplantes de órganos sólidos. No se debe administrar ciprofloxacina a las mujeres embarazadas y por lo regular no se emplea en niños. La leucopenia, la eosinofilia y las elevaciones leves de las transaminasas séricas se presentan de modo ocasional. Se ha observado prolongación del intervalo QT con esparfloxacina y, en menor grado, con gatifloxacina y moxifloxa- cina. Se deben administrar con precaución las quinolonas en pacientes que consumen antiarrítmicos de las clases III (amiodarona) y IA (quinidina, procainamida) (capítulo 29). 946 QU IM IOTERAPIA DE LAS EN FERM EDADES M ICROBIAN AS SECCIÓN VII ANTISÉPTICOS Y ANALGÉSICOS PARA TRATAR LAS INFECCIONES URINARIAS Los antisépticos urinarios se concentran en los túbulos renales donde inhiben el desarrollo de muchas especies de bacterias. Estos compuestos no se pueden utilizar para tratar infecciones sistémicas debido a que no se alcanzan las concentraciones eficaces en el plasma con dosis inocuas; sin embargo, se pueden administrar por vía oral para tratar las infecciones urinarias. Por otra parte, se alcanzan concentraciones antibacterianas eficaces en la pelvis renal y la vejiga. METENAMINA. La metenamina (hexametilenamina) es un antiséptico de las vías urinarias y un profár- maco que actúa al generar formaldehído a través de la siguiente reacción: NH4(CH2)6 + 6H2O + 4H + → 4NH+4 + 6HCHO A un pH de 7.4 no se observa casi ninguna descomposición; se genera formaldehído en una proporción de 6% de la cantidad teórica a un pH de 6, y de 20% a un pH de 5. Por consiguiente, la acidificación de la orina favorece la for- mación de formaldehído y la acción antibacteriana dependiente de éste. La reacción de descomposición es muy lenta y se necesitan 3 h para alcanzar 90% final. Casi todas las bacterias son sensibles al formaldehído libre en concentra- ciones cercanas a 20 mg/ml. Los microorganismos no presentan resistencia al formaldehído. Los que degradan urea (p. ej., especies del género Proteus) tienden a aumentar el pH de la orina y por consiguiente inhiben la liberación de formaldehído. Farmacología, toxicología y usos terapéuticos. La metenamina se absorbe por vía oral, pero 10 a 30% se descompone en el jugo gástrico a menos que el fármaco sea protegido por una capa gastrorresistente. Debido al amoniaco que se produce, no se debe utilizar metenamida en pacientes con insuficiencia hepática. La excreción en la orina es casi cuantitativa. Cuando el pH urinario es de 6 y el volumen urinario diario de 1 000 a 1 500 ml, una dosis diaria de 2 g produce una concentración urinaria de 18 a 60 µg/ml de formaldehído; esto es superior a la MIC para la mayor parte de los patógenos de las vías urinarias. El pH bajo por sí solo es bacteriostático, de manera que la acidificación cumple una función doble. Los ácidos que suelen utilizarse son ácido mandélico y ácido hipúrico. Las molestias del tubo digestivo se deben a menudo a dosis mayores de 500 mg cuatro veces al día, aun con los comprimidos gastrorresis- tentes. La micción dolorosa y frecuente, la albuminuria, la hematuria y los exantemas pueden deberse a dosis de 4 a 8 g/día administradas por más de tres a cuatro semanas. La insuficiencia renal no es una contraindicación para utilizar la metenamina sola, pero los ácidos administrados de manera simultánea pueden ser perjudiciales; el mandelato de metenamina no se emplea en caso de insuficiencia renal. La metenamina se combina con sulfametizol y tal vez otras sulfonamidas en la orina, lo cual produce un antagonismo mutuo; por consiguiente, estos fármacos no se deben uti- lizar en combinación. La metenamina no es un fármaco primario para el tratamiento de las infecciones urinarias agudas pero es útil para el tratamiento supresor crónico de las infecciones urinarias. El compuesto es muy útil cuando el microorganismo causante es E. coli, pero por lo regular puede suprimir a los gramnegativos nocivos y muchas veces también a S. aureus y S. epidermidis. Enterobacter aerogenes y Proteus vulgaris son casi siempre resistentes. El médico debe hacer lo posible por mantener el pH < 5.5. NITROFURANTOÍNA. La nitrofurantoína es un nitrofurano sintético que se utiliza para evitar y tratar las infecciones urinarias. Actividad antibiótica. La nitrofurantoína se activa mediante reducción enzimática, con la formación de productos intermedios muy reactivos que parecen ser la causa de la propiedad del fármaco de lesionar el DNA. Las bacterias reducen a la nitrofurantoína con más rapidez que las células de mamíferos y se considera que esto contribuye a la actividad antimicrobiana selectiva del compuesto. La nitrofurantoína posee actividad contra muchas cepas de E. coli y enterococos. Sin embargo, la mayoría de especies de Proteus y Pseudomonas y muchas especies del género Enterobacter y Klebsiella son resistentes. La nitrofurantoína es bacteriostática para la mayor parte de los microorga- nismos susceptibles en concentraciones de £ 32 μg/ml o menos y es bactericida en concentraciones ≥ 100 μg/ml. La actividad antibacteriana es más alta en la orina ácida. Farmacología, toxicidad y tratamiento. La nitrofurantoína se absorbe con rapidez y por completo en el tubo digestivo. No se alcanzan concentraciones antibacterianas en el plasma tras la ingestión de las dosis recomendadas debido a que el fármaco se elimina con rapidez. La semivida plasmática es de 0.3 a 1 h; alrededor de 40% se excreta sin cambio en la orina. La dosis promedio de la nitrofurantoína produce una concentración en la orina de casi 200 µg/ml. Esta concentración es soluble a un pH > 5, pero no se debe alcalinizar la orina debido a que esto reduce la actividad anti- microbiana. La tasa de excreción se relaciona de forma lineal con la depuración de la creatinina, así que en pacientes con alteraciones de la función glomerular, la eficacia del fármaco puede estar reducida y aumentar la toxicidad sisté- mica. La nitrofurantoína pigmenta de color pardo la orina. La dosis oral de nitrofurantoína en los adultos es de 50 a 100 mg cuatro veces al día con las comidas y a la hora de acostarse y menor para la formulación macrocristalina (100 mg cada 12 h durante siete días). Una sola dosis de 50 a 100 mg a la hora de acostarse puede ser suficiente para evitar las recidivas. La dosis diaria en los niños es de 5 a 7 mg/kg pero puede ser tan baja como 1 mg/kg para el tratamiento a largo plazo. Un ciclo de tratamiento no debe 947 CAPÍTU LO 52 SU LfOn Am idAS, Trim eTOPrim A-SU LfAm eTOxAzOL, qU in OLOn AS superar los 14 días; los ciclos repetidosdeben separarse con periodos de reposo. Las mujeres embarazadas, los indi- viduos con alteraciones de la función renal (depuración de creatinina menor de 40 ml/min) y los niños menores de un mes de edad no deben recibir nitrofurantoína. Ésta tiene aprobación para el tratamiento de las infecciones urinarias. No se recomienda para tratar la pielonefritis y la prostatitis. Los efectos secundarios más frecuentes del fármaco son náusea, vómito y diarrea; el preparado macrocristalino se tolera mejor que las formulaciones habituales. Algunas veces se presentan diversas reacciones de hipersensibilidad, como escalofrío, fiebre, leucopenia, granulocitopenia, anemia hemolítica (relacionada con deficiencia de G6PD), icte- ricia colestásica y daño hepatocelular. La hepatitis activa crónica es infrecuente. Pueden presentarse neumonitis aguda con fiebre, escalofrío, tos, disnea, dolor torácico, infiltración pulmonar y eosinofilia al cabo de horas a días de iniciar el tratamiento; casi siempre estos síntomas se resuelven con rapidez después de suspender el fármaco. La fibrosis pulmonar intersticial puede ocurrir en pacientes (sobre todo en los ancianos) que reciben el fármaco en forma crónica. La anemia megaloblástica es infrecuente. Se presenta cefalea, vértigo, somnolencia, mialgias y nistagmo en forma esporádica, pero las más de las veces son reversibles. Se han comunicado polineuropatías graves con desmielinización y degeneración de los nervios sensoriales y motores; las neuropatías tienen más probabilidades de ocurrir en pacientes con alteraciones de la función y en personas que reciben tratamiento continuado por periodos prolongados. FENAZOPIRIDINA. El clorhidrato de fenazopiridina no es un antiséptico urinario. No obstante, tiene una acción analgésica sobre las vías urinarias y alivia los síntomas de disuria, polaquiuria, sensación de ardor y urgencia para orinar. La dosis habitual es 200 mg tres veces al día. El compuesto es un colorante azo que pigmenta la orina de color naranja o rojo. Se presenta molestia digestiva hasta en 10% de los pacientes y se puede reducir mediante la adminis- tración del fármaco con los alimentos; la sobredosis puede originar metahemoglobinemia. Los productos de venta sin receta que contienen fenazopiridina se hallan bajo revisión de la FDA para determinar su tolerabilidad y eficacia. Para una lista completa de la bibliografía, véanse Goodman & Gilman: Las bases farmacológicas de la terapéutica, 12a. edición, para revisión bibliográfica, o Goodman & Gilman Online en www.AccessMedicine.com.
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