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Anticuerpos monoclonales en la enfermedad alérgica

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Anticuerpos monoclonales en la 
enfermedad alérgica
INTRODUCCIÓN
Los avances en la inmunología y la biología mole-
cular han alcanzado actualmente un vasto arsenal 
terapéutico, lo que ha detonado terapias con anticuer-
pos monoclonales.
Los trastornos alérgicos, incluidos el asma, la rino-
conjuntivitis alérgica, la dermatitis atópica, las alergias 
alimentarias, la urticaria y la anafilaxia tienen un efec-
to significativo en nuestra vida diaria. La innovación de 
nuevas modalidades de tratamiento dirigidas a células 
efectoras, citocinas, receptores o vías de señalización, 
ofrece nuevas alternativas en el tratamiento de enferme-
dades, incluidos los trastornos alérgicos. Comprender 
los mecanismos de la respuesta inmunológica alérgi-
ca es un requisito para planificar o cambiar a un curso 
de tratamiento nuevo o complementario, además de 
las terapias convencionales actuales, que son casi 
efectivas y seguras en la mayoría de los casos. Los an-
ticuerpos monoclonales pueden actuar en los objetivos 
específicos de la respuesta inmunológica alérgica en 
el tratamiento de estos trastornos. Debido a que los an-
ticuerpos monoclonales han contribuido al diseño de 
nuevas opciones de tratamiento en los próximos años, 
deben tenerse en cuenta preocupaciones específicas 
como la eficacia, la seguridad, la tolerabilidad a largo 
plazo de estas moléculas, así como la identificación de 
asociaciones con los mecanismos de la patogénesis de 
la enfermedad. El objetivo de este capítulo es revisar la 
mayor parte de los estudios clínicos publicados recien-
temente en los que se probaron algunos anticuerpos 
monoclonales para el tratamiento de trastornos alérgi-
cos. Esta revisión también trata algunos anticuerpos 
monoclonales patentados recientemente y sus usos.1 
En la actualidad no existe casi ningún área de la me-
dicina en donde no estén implicados estos agentes 
terapéuticos. Debido a su selectividad, los productos 
biológicos son ideales para la medicina inteligente; sus 
Anticuerpos monoclonales en la enfermedad alérgica
367
efectos secundarios son mínimos, a diferencia de los 
antiguos tratamientos, sobre todo en las terapias onco-
lógicas.
Los orígenes de los anticuerpos monoclonales se re-
montan a inicios de 1970, con el uso de la globulina 
antitimocito obtenida de conejos contra el rechazo de 
injerto renal. Los anticuerpos monoclonales, también 
denominados biológicos, son agentes terapéuticos 
que son sintetizados por organismos vivos y se dirigen 
contra un determinante específico, por ejemplo, una ci-
tocina o receptor.
Los científicos ganadores del Premio Nobel de Medici-
na 1984, Cesar Milstein, Georges Kohler y Neils Jerne, 
debido a su aportación en este campo, se inmorta-
lizaron por sus trabajos conjuntos en el desarrollo de 
hibridomas y los principios de la producción de anti-
cuerpos monoclonales. Posteriormente, en 1986, la 
Dirección de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos 
aprobó el uso del primer anticuerpo monoclonal, los 
OKT3 (muromonab), que con su acción anti-CD3 es-
pecífica fue útil en el tratamiento del rechazo agudo de 
trasplante renal.
Los primeros biológicos se obtuvieron de proteínas 
murinas denominadas anticuerpos quiméricos, ac-
tualmente han evolucionado a ser humanizados, 
reduciendo cada vez más sus efectos adversos. El de-
sarrollo de un método por el que pueden prepararse 
anticuerpos monoclonales contra componentes anti-
génicos individuales de una población heterogénea ha 
resuelto este gran problema. La técnica es inmunizar a 
un modelo animal con un antígeno para producir una 
cantidad de anticuerpos que reconocen los diferentes 
componentes del antígeno. Los anticuerpos fabrica-
dos se secretan y se mezclan en la sangre, pero cada 
especie de anticuerpo se fabrica en linfocitos diferen-
tes. Cuando las células productoras de anticuerpos se 
fusionan con células de mieloma, que crecen perma-
nentemente en un cultivo, se aíslan células híbridas, 
que mantienen su capacidad de producir y secretar 
grandes cantidades de anticuerpo. El clonaje hace po-
sible separar líneas celulares que secretan anticuerpos 
puros, comenzando por antígenos. Ésta es una potente 
vía de producir anticuerpos monoclonales contra una 
interleucina o un receptor.2
LA REACCIÓN ALÉRGICA
Las enfermedades de origen alérgico, ante un diá-
logo molecular, son causadas por una respuesta 
inmunitaria a un antígeno ambiental inocuo, denomi-
nado alergeno. Las reacciones alérgicas requieren la 
sensibilización de un individuo a un alergeno durante 
un primer contacto, en continuación de una reacción 
de hipersensibilidad luego de una posterior exposición 
al mismo. La similitud molecular de los epítopos de dos 
alergenos diferentes puede provocar reactividad cruza-
da, situación en la que la sensibilización hacia uno de 
ellos puede causar una reacción de hipersensibilidad 
hacia el otro. 
Las reacciones alérgicas se caracterizan típicamente 
por la aparición de citocinas de tipo T helper (Th) 2, 
que incluyen IL-4, IL-5, IL-9, IL-13, IL-25 e IL-31, que fa-
vorecen el cambio de clase de isotipo de anticuerpo 
a inmunoglobulina E (IgE) junto con la existencia de 
eosinófilos, basófilos y células cebadas. Notablemente, 
la producción inicial de IL-4 por células T, basófilos y 
células asesinas naturales (NK) parece ser importante 
para las respuestas Th2, aunque datos recientes de-
mostraron que el miembro IL-33 de la familia IL-1 puede 
promover la diferenciación tipo Th2. Además, la pro-
ducción de linfopoyetina estromal tímica (TSLP) por las 
células epiteliales también puede inducir la inflamación 
de tipo Th2 a través de células dendríticas polarizan-
tes. Sin embargo, ciertos endotipos de asma alérgica 
y otras enfermedades alérgicas pueden presentar otro 
tipo de entorno de citocinas, que recuerda más a las 
enfermedades de tipo Th1 o Th17 ante la existencia 
de interferones tipo I, células T productoras de IL-17 y 
abundantes neutrófilos.
Una vez que las células B producen IgE durante la fase 
de sensibilización a un alergeno, la IgE se une a los 
receptores FceRI y FceRII de FceRI y FceRII en célu-
las cebadas y basófilos, armando estas células para 
un contacto posterior con el mismo alergeno o algún 
alergeno estructuralmente relacionado. La inflama-
ción alérgica se caracteriza por una respuesta de fase 
temprana y otra de fase tardía. Durante la reacción de 
fase temprana, los mastocitos y los basófilos cubiertos 
con IgE específica de alergenos se activan y liberan 
en cuestión de minutos varios mediadores: histamina, 
leucotrienos, prostaglandinas, triptasa, heparina, sero-
tonina y proteasas. La fase temprana depende de la 
inducción de la reticulación de IgE sobre las células 
efectoras por epítopos alergénicos conformacionales, 
lineales o ambos, mientras que la respuesta de la fase 
tardía puede desencadenarse independientemente 
de la IgE mediante péptidos lineales reconocidos por 
células T específicas. Los factores vasoactivos libera-
dos por la célula cebada junto con la presentación de 
alergenos conducen a la respuesta alérgica de fase 
tardía, que se caracteriza por mayor vasopermeabi-
lidad, infiltración y el reclutamiento de granulocitos 
368
adicionales, células T y otras células inmunitarias. Lue-
go de la activación local de las células T, la producción 
de citocinas, quimiocinas y factores de crecimiento de 
tipo Th2 da como resultado una activación inmunitaria 
adicional que incluye la estimulación de los eosinó-
filos por IL-5 y mastocitos por IL-4, IL-9, IL-13 e IL-31, 
que ejercen diversas acciones sobre los macrófagos, 
convirtiéndolos en macrófagos activados (también de-
nominados M2) del epitelio pulmonar y del músculo 
liso, lo que contribuye a la producción de moco, hiper-
plasia de células caliciformes, hiperreactividad de la 
vía respiratoria, diferenciación de miofibroblastos, con-
tractilidad del músculo liso y deposición de la matriz 
extracelular. 
De esta manera, la IL-4, IL-9 e IL-25 juegan un papel im-
portanteen la polarización y activación de las células 
Th2, e incluso la IL-25 también puede actuar en las cé-
lulas linfoides innatas de tipo 2 (ILC), que, con base en 
datos preclínicos, desempeñan en conjunto un impor-
tante papel en la respuesta alérgica.3-7 
ANTICUERPOS MONOCLONALES
Las proteínas útiles para el tratamiento de enferme-
dades incluyen una pequeña cantidad de proteínas 
naturales llamadas citocinas. Las citocinas son proteí-
nas que el cuerpo utiliza para activar y suprimir a las 
células que participan en la regulación inmunitaria y 
la protección contra las infecciones. Aldesleukina, por 
ejemplo, es una terapia contra IL-2 aprobada para tratar 
ciertos cánceres, mientras que el interferón gamma y el 
interferón alfa se prescriben como tratamientos de tipos 
específicos de enfermedades infecciosas y estados de 
inmunodeficiencia.
Cuatro anticuerpos monoclonales (mAb) están aproba-
dos para uso clínico en alergia: omalizumab (anti-IgE) 
y tres intervenciones antieosinofílicas (mepolizumab, 
dupilumab, reslizumab y benralizumab). Estos compo-
nentes biológicos se dirigen a los participantes de la vía 
inflamatoria tipo 2; que se refleja en los biomarcadores 
que incluyen a los eosinófilos de sangre periférica y la 
fracción de óxido nítrico exhalado. En el asma grave, es-
tas terapias han reducido las exacerbaciones del asma 
y los productos biológicos antieosinófilos han mejorado 
la función pulmonar. 
En general, el perfil de seguridad de estos productos 
biológicos ha sido bueno. Para los pacientes con asma 
grave y biomarcadores que indican una vía inflamatoria 
de tipo 2, la adición de productos biológicos ha demos-
trado ser un enfoque eficaz para lograr el control de esa 
afección (Cuadro 1).
Anticuerpo anti-IL-5
La clasificación del asma en fenotipos y endotipos per-
mite la administración de terapias dirigidas. Se incluyen 
tres biológicos que atacan la señalización de la IL-5 en 
el asma eosinofílica. A partir de diciembre de 2016, dos 
anticuerpos monoclonales, mepolizumab y reslizumab, 
fueron aprobados por la Administración de Medicamen-
tos y Alimentos (FDA) de Estados Unidos, y otro más, 
benralizumab, está en desarrollo clínico. Dos ensayos 
de fase 3 de benralizumab, SIROCCO y CALIMA, se 
publicaron en septiembre de 2016. Aunque no hay com-
paraciones directas entre estas tres terapias anti-IL-5, el 
objetivo de esta revisión fue resumir los datos actuales 
y discutir sus posibles similitudes y diferencias, con un 
enfoque en benralizumab. Hay evidencia que señala 
que en comparación con mepolizumab y reslizumab, las 
posibles ventajas de benralizumab son la dosificación 
menos frecuente y el potencial para reducir las exacerba-
ciones, independientemente del recuento de eosinófilos 
en sangre. Alguna mejoría en las puntuaciones de los 
síntomas del asma y la calidad de vida ocurre con los 
tres productos biológicos, pero el significado clínico de 
esta mejoría es poco claro. Es necesario un intervalo 
de referencia más definido en las concentraciones de 
eosinófilos para determinar qué sujetos se beneficiarán 
mejor de estos medicamentos. Hasta que la calidad de 
los ensayos controlados aleatorios compare directamen-
te los tres, elegir entre ellos para el tratamiento del asma 
eosinofílica sigue siendo difícil.5
La eficacia relativa de benralizumab en su acción por el 
receptor de IL-5 que agota directamente los eosinófilos 
frente a otros tratamientos dirigidos a IL-5 en pacientes 
con asma grave e incontrolada aún no está comple-
tamente caracterizada. En la comparación (MAIC) de 
benralizumab versus mepolizumab y reslizumab, se 
seleccionaron ensayos mediante revisión sistemáti-
ca y evaluación de sus métodos de estudio. Después 
de un ajuste, benralizumab y mepolizumab redujeron 
las exacerbaciones versus placebo en 52 y 49%, res-
pectivamente (RR: 0.94; IC95%: 0.78-1.13; n = 1524) y 
redujeron la tasa de exacerbaciones que requieren hos-
pitalización-visita al servicio de urgencias en 52 y 52%, 
respectivamente (RR: 1.00; IC95%: 0.57-1.75; n = 1524). 
Benralizumab y mepolizumab mejoraron de manera si-
milar el volumen espiratorio forzado en un segundo en 
la prueba prebroncodilatador a las 32 semanas (diferen-
cia = 0.03 L; IC95%: 0.06-0.12; n = 1443). Sin embargo, 
la población de pacientes con benralizumab y reslizu-
mab fue significativamente diferente para generar un 
tamaño de muestra efectivo suficiente que permitiera 
comparar una estimación confiable para MAIC.6
Anticuerpos monoclonales en la enfermedad alérgica
369
Anticuerpos anti- IL-4 receptor alfa e IL-13
Hay esfuerzos sustanciales de investigación en curso 
en el desarrollo de terapias biológicas contra enferme-
dades alérgicas e inmunológicas y esto está allanando 
el camino para futuras opciones de tratamiento en 
personas que padecen estas afecciones. Weinstein y 
colaboradores examinaron la eficacia y seguridad de 
dupilumab en pacientes con asma persistente incon-
trolada de moderada a grave. Estos autores analizaron 
retrospectivamente los datos de 241 pacientes con 
asma y rinitis alérgica (definida como respuesta de 
anticuerpos IgE positiva a varios antígenos conocidos 
causantes de rinitis alérgica por encima de un umbral 
en el ingreso al estudio, en el que fueron incluidos los 
ácaros del polvo y la caspa de perros y gatos) que ha-
bían recibido tratamiento con dupilumab o placebo 
además de su medicación para el control del asma, 
como parte de un ensayo clínico fundamental de la 
fase 2b publicada anteriormente. Todos los pacientes 
de este ensayo recibieron tratamiento con corticoeste-
roides inhalados de dosis media a alta y un agonista 
́2 de acción prolongada y se les asignó al azar un tra-
tamiento adicional con dosis de dupilumab de 200 o 
300 mg cada dos o cuatro semanas o placebo durante 
24 semanas. Este análisis post hoc se realizó en los pa-
cientes que recibieron tratamiento cada dos semanas, 
porque éstos fueron los regímenes seleccionados para 
el estudio de fase 3 en curso. El efecto del dupilumab 
en los síntomas nasales asociados con la rinitis alérgi-
ca se evaluó utilizando algunos de los componentes de 
la puntuación de la Prueba de Resultado Sino-Nasal 
(SNOT-22) de 22 ítems, que evaluó la presencia y seve-
ridad de los síntomas nasales y su efecto en la calidad 
Cuadro 1. Resumen de terapias aprobadas y en estudio
dio
Anticuerpo 
monoclonal
Mecanismo de 
acción
Biomarcador Efecto
Aprobación 
por la FDA
Dosis y vía
de aplicación
Enfermedad 
aprobada
Omalizumab
Bloquea la 
interacción FcRI 
IGE
FENO
Eosinófilos 
>300 cél/mL
Disminuye 
exacerbaciones 
de asma
> 6 años
150-375 mg
SC cada 2-4
semanas
Asma
Dermatitis 
atópica
Mepolizumab IL-5 Antagonista
Eosinófilos > 
150 cél/mL 
o 300 cél/mL
Disminuye las 
exacerbaciones 
de asma y 
aumenta FEV1
> 12 años
100 mg 
SC cada 4 
semanas
Asma
Trastornos 
eosinofílicos
Reslizumab IL-5 Antagonista
Eosinófilos 
> 400 cél/mL
Disminuye las 
exacerbaciones 
de asma y 
aumenta FEV1
> 18 años
3 mg/kg cada 4 
semanas
Asma
Trastornos 
eosinofílicos
Benralizumab
IL-5 Receptor 
alfa antagonista
Eosinófilos 
elevados
Disminuye las 
exacerbaciones 
de asma 
> 12 años
Fase III
20-100 mg cada
4-8 semanas
Asma
Trastornos 
eosinofílicos
Lebrikizumab
IL-13 
Antagonista
Petiostina 
elevada y DDP4
Disminuye las 
exacerbaciones 
de asma y 
aumenta FEV1
Terminación 
del programa 
clínico
Tralokinumab
IL-13 
Antagonista
Eosinófilos 
> 300 cél/mL
o > 3% en
esputo
Disminuye las 
exacerbaciones 
de asma y 
aumenta FEV1
Fase IIB
Dupilumab
Bloquea IL-13, 
receptor alfa de 
IL-4
Eosinófilos 
> 300 cél/mL
o > 3% en
esputo
Disminuye las 
exacerbaciones 
de asma y 
aumenta FEV1
Fase IIB
200 mg 
SC cada 2 
semanas 
o 300 mg
SC cada 4
semanas
Dermatitis 
atópica
AMG 157
Bloquea la 
linfopoyetina 
estromal tímica
Eosinófilos 
elevados, FENO 
elevado 
Disminuye los 
síntomas de asma
Modificado de Tabatabaian F, Ledford DK, Casale TB. Biologic and new therapies in asthma. ImmunolAllergy Clin North Am 2017;37:329-43.
370
de vida del paciente. Las respuestas de los sujetos se 
utilizaron para obtener una puntuación general de sínto-
mas nasales, así como puntuaciones para la gravedad 
de cuatro síntomas asociados con la rinitis alérgica. Los 
investigadores hallaron que en pacientes con asma y 
rinitis alérgica, el tratamiento adicional con 300 mg de 
dupilumab cada dos semanas mejoró significativamen-
te la puntuación SNOT-22 informada por el paciente. 
Además, cuando los investigadores examinaron las 
puntuaciones de la variedad de síntomas nasales aso-
ciados con rinitis alérgica, encontraron que la adición 
de dupilumab redujo la persistencia de la descarga na-
sal posterior, el bloqueo nasal, la secreción nasal y los 
estornudos en comparación con el placebo. Dupilumab 
a dosis de 200 mg cada 2 semanas se asoció con mejo-
rías numéricas en SNOT-22 y puntuaciones individuales 
de síntomas nasales en comparación con placebo; sin 
embargo, estas mejorías no fueron estadísticamente 
significativas.7,8
El dupilumab, es un anticuerpo monoclonal a del re-
ceptor anti-IL-4 que inhibe la señalización de IL-4 e 
IL-13, impulsores clave de las enfermedades alérgicas 
de respuesta Th2. En un estudio pivote de fase 2b, el 
dupilumab redujo las exacerbaciones graves, mejoró 
la función pulmonar y la calidad de vida y, en general, 
fue bien tolerado en pacientes con asma persistente no 
controlada con corticoesteroides inhalados de dosis 
media a alta, más un b2-agonista de acción prolongada. 
Se realizó un análisis de los datos del estudio de fase 
2b para las dosis de 200 y 300 mg cada 2 semanas 
bajo investigación en la fase 3 (NCT02414854). La rini-
tis alérgica se definió como respuesta específica a los 
antígenos perennes típicos (IgE ≥ 0.35 kU/L). En total, 
241 (61%) pacientes tuvieron rinitis alérgica. En pa-
cientes con asma y rinitis alérgica, dupilumab 300 mg 
versus placebo mejoró significativamente la puntuación 
total de SNOT-22 (diferencia de medias de cuadrados 
mínimos, -5.98; IC95%, -10.45 a -1.51; p = 0.009) y los 
cuatro síntomas asociados con rinitis alérgica (con-
gestión nasal, -0.60; IC95%, -0.96 a -0.25; rinorrea, 
-0.67; IC95%, -1.04 a -0.31; estornudos, -0.55; IC95%,
-0.89 a -0.21; descarga retronasal, -0.49; IC95%, -0.83
a -0.16; todos p < 0.01). Dupilumab 200 mg demostró
disminuciones numéricas, mas no estadísticamente
significativas, en la puntuación total de SNOT-22 (-1.82;
IC95%, -6.46 a 2.83; p = 0.443 versus placebo) y en
cada síntoma asociado con rinitis alérgica. En pacien-
tes sin rinitis alérgica, no se observaron diferencias para
estas medidas versus placebo.8
Los autores del estudio concluyeron que la terapia 
sistémica con dupilumab, a dosis de 300 mg cada 2 
semanas, cuando se agrega al tratamiento existente 
para el asma moderada a grave con corticoesteroides 
inhalados y un agonista b2 de acción prolongada, no 
solo reduce las exacerbaciones y mejora la función 
pulmonar y el control del asma grave, sino que tam-
bién tiene el potencial de aliviar los síntomas nasales 
en pacientes que a su vez padecen rinitis alérgica. 
Éste es un hallazgo clínico importante porque la rinitis 
alérgica y el asma coexisten por la respuesta inmuno-
lógica de tipo 2, por lo que se establece que la rinitis 
alérgica tratada de manera inadecuada puede em-
peorar el control del asma en pacientes que padecen 
ambas afecciones. No obstante, se requieren estudios 
futuros para confirmar el beneficio del dupilumab en 
este importante grupo de pacientes con ambos pade-
cimientos.
Asimismo, los enfoques diagnósticos y las estrategias 
terapéuticas de la dermatitis atópica son generalmente 
inconsistentes entre los médicos y las instituciones de 
salud. En un consenso entre expertos se llevó a cabo 
un estudio para reducir las variaciones en la práctica 
con respecto al diagnóstico y tratamiento de pacientes 
≥ 12 años con dermatitis atópica para mejorar su aten-
ción.9 Se sugirió para el diagnóstico, utilizar los criterios 
de Williams y la puntuación de gravedad SCORAD 
(por el médico) y POEM (por el paciente). Además de 
la atención general y la educación para el tratamiento, 
se propusieron cuatro pasos para el tratamiento según 
la gravedad; tratamiento tópico o sistémico con agen-
tes antiinflamatorios, antihistamínicos-antileucotrienos 
(nivel bajo de evidencia), ciclosporina A y dupilumab, 
con la posibilidad de administrar antes este biológico 
si se necesitaba un efecto rápido. En la dermatitis ató-
pica extrínseca debe evaluarse, a su vez, la adición de 
inmunoterapia con alergenos o una dieta de elimina-
ción, si existe alergia alimentaria o respiratoria mediada 
por IgE.9,10
Anticuerpos anti-IgE
Omalizumab es un anticuerpo monoclonal humaniza-
do recombinante. La administración de omalizumab 
beneficia significativamente a los pacientes con asma 
alérgica persistente moderada a severa no controlada 
a pesar de la administración de corticoesteroides inha-
lados en dosis altas. Sin embargo, estudios recientes 
sugieren que el omalizumab podría desempeñar tam-
bién un papel importante en el tratamiento de otros 
procesos de enfermedades potencialmente media-
das por IgE que incluyen urticaria y angioedema, 
dermatitis atópica, rinitis alérgica, poliposis nasal y 
Anticuerpos monoclonales en la enfermedad alérgica
371
alergias oculares graves.11 Además, se ha notado que 
la adición de omalizumab a los protocolos de inmuno-
terapia es altamente favorable. Aunque esta terapia es 
generalmente bien tolerada, los informes de posibles 
reacciones anafilácticas, así como una asociación con 
el síndrome de Churg-Strauss, requieren vigilancia es-
trecha. Los datos revisados se discuten con el objetivo 
de subrayar las necesidades no satisfechas y hacer 
recomendaciones para futuros estudios acerca de la 
administración de omalizumab. Esto podrá guiar me-
jor la práctica clínica futura con respecto al tratamiento 
con este biológico.11 
Anticuerpos anti-IL13
Varios estudios han evaluado la eficacia y seguridad del 
tratamiento con lebrikizumab en el asma no controla-
da. Sin embargo, la mayor parte de estos estudios han 
sido pequeños y las conclusiones son inconsistentes. 
Además, aún no está claro si la periostina sérica puede 
actuar como buen predictor de la respuesta al trata-
miento con lebrikizumab.12
Se realizó una revisión sistemática y un metanálisis de 
ensayos controlados aleatorios para evaluar la eficacia 
y la seguridad del tratamiento con lebrikizumab en el 
asma no controlada. En comparación con el placebo, 
el tratamiento con lebrikizumab redujo significativa-
mente la tasa de exacerbaciones (RR = 0.66 [IC95%, 
0.54-0.80]; p < 0.0001; n = 2039) y aumentó el FEV1% 
del valor predicho (WMD = 5.46 [IC95%, 2.48-8.43]; 
p < 0,0003; n = 351). Los pacientes con concentracio-
nes altas de periostina sérica tuvieron mayor reducción 
en la tasa de exacerbación (RR = 0.59 [IC95%, 0.50-
0.70]; p < 0.00001; n = 1157), así como mejoría del FEV1 
(DMP = 7.18 [IC95%, 2.93-11.42 ]; p < 0.0009; n = 177) 
que los pacientes con concentraciones bajas de pe-
riostina en las reducciones de la tasa de exacerbación 
(RR = 0.73 [IC95%, 0.47-1.14]; p < 0.17; n = 882) y FEV1 
(WMD = 3.79 [IC95%, 0.39-7.97]; p < 0.08; n = 174). 
No hubo diferencias significativas en la incidencia de 
eventos adversos en pacientes con lebrikizumab en 
comparación con placebo (RR= 1.03 [IC95%, 0.99-
1.06]; p < 0.11; n = 2056).12
TERAPIA CON ANTICUERPOS MONOCLONALES PARA 
NIÑOS CON ASMA
Las terapias biológicas disponibles actualmente son 
más efectivas en pacientes con asma con un perfil 
Th2. Por ello, para seleccionar la terapia biológica más 
efectiva en un paciente pediátrico, primero debe deter-
minarse el fenotipo del asma.13
A medida que se conoce más la fisiopatología y la hete-
rogeneidad del asma, las terapias son más específicas. 
Aunque la mayor parte de los estudios no estratifican 
los resultados por edad, la FDA ha aprobado la admi-
nistración de omalizumab enmayores de 6 años, así 
como de mepolizumab y benralizumab para niños ma-
yores de 12 años, mientras que se están realizando más 
estudios en niños de menor edad. Si bien se ha demos-
trado que los biológicos actuales para tratar el asma en 
algunos casos mejoran el FEV1, reducen la necesidad 
de corticoesteroides y la cantidad de exacerbaciones 
por año, debe recordarse que cada medicamento es 
efectivo para ciertos fenotipos específicos de asma, en 
este caso en el subgrupo Th2 en pacientes pediátricos 
con asma grave.14
La práctica de la medicina de precisión es primordial 
cuando se decide iniciar a un paciente con una terapia 
biológica contra el asma, para lograr el efecto deseado 
del medicamento y porque el costo exorbitante limita 
su prescripción a los pacientes que recibirán el mayor 
beneficio clínico.14 
CONCLUSIÓN 
Los productos biológicos que se han aprobado actual-
mente para tratar el asma son omalizumab para IgE 
y reslizumab y mepolizumab para IL-5, así como du-
pilumab para IL4r e IL-13. Muchos otros anticuerpos 
monoclonales se encuentran actualmente en diversas 
fases de desarrollo clínico. Las nuevas terapias bioló-
gicas para tratar enfermedades alérgicas a la larga se 
adaptarán a los endotipos de estas enfermedades y la 
identificación de nuevos biomarcadores. El desarrollo 
adicional de nuevos productos biológicos para el tra-
tamiento de las enfermedades alérgicas y el asma será 
posible con mejor comprensión de los mecanismos de 
las enfermedades alérgicas. Por consiguiente, se ne-
cesita un refinamiento adicional de los endotipos de la 
respuesta inmunitaria tipo 2 no específica del alergeno 
y los mediadores inflamatorios relacionados para el tra-
tamiento óptimo de las enfermedades alérgicas. 
En la actualidad se están estudiando medicamentos nue-
vos que se enfocan en la linfopoyetina estromal tímica y 
la IL-33. Estos medicamentos darán opciones para los 
asmáticos que no responden a las terapias actuales con-
tra la IgE, la IL-5 y la IL-4/13. El asma es una enfermedad 
heterogénea que puede ser impulsada por diferentes 
mediadores inflamatorios en diferentes pacientes. 
El elevado costo de los productos biológicos limita su 
prescripción, lo que hace que la combinación adecua-
da de pacientes y terapias sea aún más decisiva. En 
372
la actualidad existen varias terapias para tratar el asma 
con Th2 alto, pero se espera que el desarrollo de fárma-
cos eficaces para los asmáticos con Th2 bajo también 
esté disponible.15
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