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366 46 Anticuerpos monoclonales en la enfermedad alérgica INTRODUCCIÓN Los avances en la inmunología y la biología mole- cular han alcanzado actualmente un vasto arsenal terapéutico, lo que ha detonado terapias con anticuer- pos monoclonales. Los trastornos alérgicos, incluidos el asma, la rino- conjuntivitis alérgica, la dermatitis atópica, las alergias alimentarias, la urticaria y la anafilaxia tienen un efec- to significativo en nuestra vida diaria. La innovación de nuevas modalidades de tratamiento dirigidas a células efectoras, citocinas, receptores o vías de señalización, ofrece nuevas alternativas en el tratamiento de enferme- dades, incluidos los trastornos alérgicos. Comprender los mecanismos de la respuesta inmunológica alérgi- ca es un requisito para planificar o cambiar a un curso de tratamiento nuevo o complementario, además de las terapias convencionales actuales, que son casi efectivas y seguras en la mayoría de los casos. Los an- ticuerpos monoclonales pueden actuar en los objetivos específicos de la respuesta inmunológica alérgica en el tratamiento de estos trastornos. Debido a que los an- ticuerpos monoclonales han contribuido al diseño de nuevas opciones de tratamiento en los próximos años, deben tenerse en cuenta preocupaciones específicas como la eficacia, la seguridad, la tolerabilidad a largo plazo de estas moléculas, así como la identificación de asociaciones con los mecanismos de la patogénesis de la enfermedad. El objetivo de este capítulo es revisar la mayor parte de los estudios clínicos publicados recien- temente en los que se probaron algunos anticuerpos monoclonales para el tratamiento de trastornos alérgi- cos. Esta revisión también trata algunos anticuerpos monoclonales patentados recientemente y sus usos.1 En la actualidad no existe casi ningún área de la me- dicina en donde no estén implicados estos agentes terapéuticos. Debido a su selectividad, los productos biológicos son ideales para la medicina inteligente; sus Anticuerpos monoclonales en la enfermedad alérgica 367 efectos secundarios son mínimos, a diferencia de los antiguos tratamientos, sobre todo en las terapias onco- lógicas. Los orígenes de los anticuerpos monoclonales se re- montan a inicios de 1970, con el uso de la globulina antitimocito obtenida de conejos contra el rechazo de injerto renal. Los anticuerpos monoclonales, también denominados biológicos, son agentes terapéuticos que son sintetizados por organismos vivos y se dirigen contra un determinante específico, por ejemplo, una ci- tocina o receptor. Los científicos ganadores del Premio Nobel de Medici- na 1984, Cesar Milstein, Georges Kohler y Neils Jerne, debido a su aportación en este campo, se inmorta- lizaron por sus trabajos conjuntos en el desarrollo de hibridomas y los principios de la producción de anti- cuerpos monoclonales. Posteriormente, en 1986, la Dirección de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos aprobó el uso del primer anticuerpo monoclonal, los OKT3 (muromonab), que con su acción anti-CD3 es- pecífica fue útil en el tratamiento del rechazo agudo de trasplante renal. Los primeros biológicos se obtuvieron de proteínas murinas denominadas anticuerpos quiméricos, ac- tualmente han evolucionado a ser humanizados, reduciendo cada vez más sus efectos adversos. El de- sarrollo de un método por el que pueden prepararse anticuerpos monoclonales contra componentes anti- génicos individuales de una población heterogénea ha resuelto este gran problema. La técnica es inmunizar a un modelo animal con un antígeno para producir una cantidad de anticuerpos que reconocen los diferentes componentes del antígeno. Los anticuerpos fabrica- dos se secretan y se mezclan en la sangre, pero cada especie de anticuerpo se fabrica en linfocitos diferen- tes. Cuando las células productoras de anticuerpos se fusionan con células de mieloma, que crecen perma- nentemente en un cultivo, se aíslan células híbridas, que mantienen su capacidad de producir y secretar grandes cantidades de anticuerpo. El clonaje hace po- sible separar líneas celulares que secretan anticuerpos puros, comenzando por antígenos. Ésta es una potente vía de producir anticuerpos monoclonales contra una interleucina o un receptor.2 LA REACCIÓN ALÉRGICA Las enfermedades de origen alérgico, ante un diá- logo molecular, son causadas por una respuesta inmunitaria a un antígeno ambiental inocuo, denomi- nado alergeno. Las reacciones alérgicas requieren la sensibilización de un individuo a un alergeno durante un primer contacto, en continuación de una reacción de hipersensibilidad luego de una posterior exposición al mismo. La similitud molecular de los epítopos de dos alergenos diferentes puede provocar reactividad cruza- da, situación en la que la sensibilización hacia uno de ellos puede causar una reacción de hipersensibilidad hacia el otro. Las reacciones alérgicas se caracterizan típicamente por la aparición de citocinas de tipo T helper (Th) 2, que incluyen IL-4, IL-5, IL-9, IL-13, IL-25 e IL-31, que fa- vorecen el cambio de clase de isotipo de anticuerpo a inmunoglobulina E (IgE) junto con la existencia de eosinófilos, basófilos y células cebadas. Notablemente, la producción inicial de IL-4 por células T, basófilos y células asesinas naturales (NK) parece ser importante para las respuestas Th2, aunque datos recientes de- mostraron que el miembro IL-33 de la familia IL-1 puede promover la diferenciación tipo Th2. Además, la pro- ducción de linfopoyetina estromal tímica (TSLP) por las células epiteliales también puede inducir la inflamación de tipo Th2 a través de células dendríticas polarizan- tes. Sin embargo, ciertos endotipos de asma alérgica y otras enfermedades alérgicas pueden presentar otro tipo de entorno de citocinas, que recuerda más a las enfermedades de tipo Th1 o Th17 ante la existencia de interferones tipo I, células T productoras de IL-17 y abundantes neutrófilos. Una vez que las células B producen IgE durante la fase de sensibilización a un alergeno, la IgE se une a los receptores FceRI y FceRII de FceRI y FceRII en célu- las cebadas y basófilos, armando estas células para un contacto posterior con el mismo alergeno o algún alergeno estructuralmente relacionado. La inflama- ción alérgica se caracteriza por una respuesta de fase temprana y otra de fase tardía. Durante la reacción de fase temprana, los mastocitos y los basófilos cubiertos con IgE específica de alergenos se activan y liberan en cuestión de minutos varios mediadores: histamina, leucotrienos, prostaglandinas, triptasa, heparina, sero- tonina y proteasas. La fase temprana depende de la inducción de la reticulación de IgE sobre las células efectoras por epítopos alergénicos conformacionales, lineales o ambos, mientras que la respuesta de la fase tardía puede desencadenarse independientemente de la IgE mediante péptidos lineales reconocidos por células T específicas. Los factores vasoactivos libera- dos por la célula cebada junto con la presentación de alergenos conducen a la respuesta alérgica de fase tardía, que se caracteriza por mayor vasopermeabi- lidad, infiltración y el reclutamiento de granulocitos 368 adicionales, células T y otras células inmunitarias. Lue- go de la activación local de las células T, la producción de citocinas, quimiocinas y factores de crecimiento de tipo Th2 da como resultado una activación inmunitaria adicional que incluye la estimulación de los eosinó- filos por IL-5 y mastocitos por IL-4, IL-9, IL-13 e IL-31, que ejercen diversas acciones sobre los macrófagos, convirtiéndolos en macrófagos activados (también de- nominados M2) del epitelio pulmonar y del músculo liso, lo que contribuye a la producción de moco, hiper- plasia de células caliciformes, hiperreactividad de la vía respiratoria, diferenciación de miofibroblastos, con- tractilidad del músculo liso y deposición de la matriz extracelular. De esta manera, la IL-4, IL-9 e IL-25 juegan un papel im- portanteen la polarización y activación de las células Th2, e incluso la IL-25 también puede actuar en las cé- lulas linfoides innatas de tipo 2 (ILC), que, con base en datos preclínicos, desempeñan en conjunto un impor- tante papel en la respuesta alérgica.3-7 ANTICUERPOS MONOCLONALES Las proteínas útiles para el tratamiento de enferme- dades incluyen una pequeña cantidad de proteínas naturales llamadas citocinas. Las citocinas son proteí- nas que el cuerpo utiliza para activar y suprimir a las células que participan en la regulación inmunitaria y la protección contra las infecciones. Aldesleukina, por ejemplo, es una terapia contra IL-2 aprobada para tratar ciertos cánceres, mientras que el interferón gamma y el interferón alfa se prescriben como tratamientos de tipos específicos de enfermedades infecciosas y estados de inmunodeficiencia. Cuatro anticuerpos monoclonales (mAb) están aproba- dos para uso clínico en alergia: omalizumab (anti-IgE) y tres intervenciones antieosinofílicas (mepolizumab, dupilumab, reslizumab y benralizumab). Estos compo- nentes biológicos se dirigen a los participantes de la vía inflamatoria tipo 2; que se refleja en los biomarcadores que incluyen a los eosinófilos de sangre periférica y la fracción de óxido nítrico exhalado. En el asma grave, es- tas terapias han reducido las exacerbaciones del asma y los productos biológicos antieosinófilos han mejorado la función pulmonar. En general, el perfil de seguridad de estos productos biológicos ha sido bueno. Para los pacientes con asma grave y biomarcadores que indican una vía inflamatoria de tipo 2, la adición de productos biológicos ha demos- trado ser un enfoque eficaz para lograr el control de esa afección (Cuadro 1). Anticuerpo anti-IL-5 La clasificación del asma en fenotipos y endotipos per- mite la administración de terapias dirigidas. Se incluyen tres biológicos que atacan la señalización de la IL-5 en el asma eosinofílica. A partir de diciembre de 2016, dos anticuerpos monoclonales, mepolizumab y reslizumab, fueron aprobados por la Administración de Medicamen- tos y Alimentos (FDA) de Estados Unidos, y otro más, benralizumab, está en desarrollo clínico. Dos ensayos de fase 3 de benralizumab, SIROCCO y CALIMA, se publicaron en septiembre de 2016. Aunque no hay com- paraciones directas entre estas tres terapias anti-IL-5, el objetivo de esta revisión fue resumir los datos actuales y discutir sus posibles similitudes y diferencias, con un enfoque en benralizumab. Hay evidencia que señala que en comparación con mepolizumab y reslizumab, las posibles ventajas de benralizumab son la dosificación menos frecuente y el potencial para reducir las exacerba- ciones, independientemente del recuento de eosinófilos en sangre. Alguna mejoría en las puntuaciones de los síntomas del asma y la calidad de vida ocurre con los tres productos biológicos, pero el significado clínico de esta mejoría es poco claro. Es necesario un intervalo de referencia más definido en las concentraciones de eosinófilos para determinar qué sujetos se beneficiarán mejor de estos medicamentos. Hasta que la calidad de los ensayos controlados aleatorios compare directamen- te los tres, elegir entre ellos para el tratamiento del asma eosinofílica sigue siendo difícil.5 La eficacia relativa de benralizumab en su acción por el receptor de IL-5 que agota directamente los eosinófilos frente a otros tratamientos dirigidos a IL-5 en pacientes con asma grave e incontrolada aún no está comple- tamente caracterizada. En la comparación (MAIC) de benralizumab versus mepolizumab y reslizumab, se seleccionaron ensayos mediante revisión sistemáti- ca y evaluación de sus métodos de estudio. Después de un ajuste, benralizumab y mepolizumab redujeron las exacerbaciones versus placebo en 52 y 49%, res- pectivamente (RR: 0.94; IC95%: 0.78-1.13; n = 1524) y redujeron la tasa de exacerbaciones que requieren hos- pitalización-visita al servicio de urgencias en 52 y 52%, respectivamente (RR: 1.00; IC95%: 0.57-1.75; n = 1524). Benralizumab y mepolizumab mejoraron de manera si- milar el volumen espiratorio forzado en un segundo en la prueba prebroncodilatador a las 32 semanas (diferen- cia = 0.03 L; IC95%: 0.06-0.12; n = 1443). Sin embargo, la población de pacientes con benralizumab y reslizu- mab fue significativamente diferente para generar un tamaño de muestra efectivo suficiente que permitiera comparar una estimación confiable para MAIC.6 Anticuerpos monoclonales en la enfermedad alérgica 369 Anticuerpos anti- IL-4 receptor alfa e IL-13 Hay esfuerzos sustanciales de investigación en curso en el desarrollo de terapias biológicas contra enferme- dades alérgicas e inmunológicas y esto está allanando el camino para futuras opciones de tratamiento en personas que padecen estas afecciones. Weinstein y colaboradores examinaron la eficacia y seguridad de dupilumab en pacientes con asma persistente incon- trolada de moderada a grave. Estos autores analizaron retrospectivamente los datos de 241 pacientes con asma y rinitis alérgica (definida como respuesta de anticuerpos IgE positiva a varios antígenos conocidos causantes de rinitis alérgica por encima de un umbral en el ingreso al estudio, en el que fueron incluidos los ácaros del polvo y la caspa de perros y gatos) que ha- bían recibido tratamiento con dupilumab o placebo además de su medicación para el control del asma, como parte de un ensayo clínico fundamental de la fase 2b publicada anteriormente. Todos los pacientes de este ensayo recibieron tratamiento con corticoeste- roides inhalados de dosis media a alta y un agonista ́2 de acción prolongada y se les asignó al azar un tra- tamiento adicional con dosis de dupilumab de 200 o 300 mg cada dos o cuatro semanas o placebo durante 24 semanas. Este análisis post hoc se realizó en los pa- cientes que recibieron tratamiento cada dos semanas, porque éstos fueron los regímenes seleccionados para el estudio de fase 3 en curso. El efecto del dupilumab en los síntomas nasales asociados con la rinitis alérgi- ca se evaluó utilizando algunos de los componentes de la puntuación de la Prueba de Resultado Sino-Nasal (SNOT-22) de 22 ítems, que evaluó la presencia y seve- ridad de los síntomas nasales y su efecto en la calidad Cuadro 1. Resumen de terapias aprobadas y en estudio dio Anticuerpo monoclonal Mecanismo de acción Biomarcador Efecto Aprobación por la FDA Dosis y vía de aplicación Enfermedad aprobada Omalizumab Bloquea la interacción FcRI IGE FENO Eosinófilos >300 cél/mL Disminuye exacerbaciones de asma > 6 años 150-375 mg SC cada 2-4 semanas Asma Dermatitis atópica Mepolizumab IL-5 Antagonista Eosinófilos > 150 cél/mL o 300 cél/mL Disminuye las exacerbaciones de asma y aumenta FEV1 > 12 años 100 mg SC cada 4 semanas Asma Trastornos eosinofílicos Reslizumab IL-5 Antagonista Eosinófilos > 400 cél/mL Disminuye las exacerbaciones de asma y aumenta FEV1 > 18 años 3 mg/kg cada 4 semanas Asma Trastornos eosinofílicos Benralizumab IL-5 Receptor alfa antagonista Eosinófilos elevados Disminuye las exacerbaciones de asma > 12 años Fase III 20-100 mg cada 4-8 semanas Asma Trastornos eosinofílicos Lebrikizumab IL-13 Antagonista Petiostina elevada y DDP4 Disminuye las exacerbaciones de asma y aumenta FEV1 Terminación del programa clínico Tralokinumab IL-13 Antagonista Eosinófilos > 300 cél/mL o > 3% en esputo Disminuye las exacerbaciones de asma y aumenta FEV1 Fase IIB Dupilumab Bloquea IL-13, receptor alfa de IL-4 Eosinófilos > 300 cél/mL o > 3% en esputo Disminuye las exacerbaciones de asma y aumenta FEV1 Fase IIB 200 mg SC cada 2 semanas o 300 mg SC cada 4 semanas Dermatitis atópica AMG 157 Bloquea la linfopoyetina estromal tímica Eosinófilos elevados, FENO elevado Disminuye los síntomas de asma Modificado de Tabatabaian F, Ledford DK, Casale TB. Biologic and new therapies in asthma. ImmunolAllergy Clin North Am 2017;37:329-43. 370 de vida del paciente. Las respuestas de los sujetos se utilizaron para obtener una puntuación general de sínto- mas nasales, así como puntuaciones para la gravedad de cuatro síntomas asociados con la rinitis alérgica. Los investigadores hallaron que en pacientes con asma y rinitis alérgica, el tratamiento adicional con 300 mg de dupilumab cada dos semanas mejoró significativamen- te la puntuación SNOT-22 informada por el paciente. Además, cuando los investigadores examinaron las puntuaciones de la variedad de síntomas nasales aso- ciados con rinitis alérgica, encontraron que la adición de dupilumab redujo la persistencia de la descarga na- sal posterior, el bloqueo nasal, la secreción nasal y los estornudos en comparación con el placebo. Dupilumab a dosis de 200 mg cada 2 semanas se asoció con mejo- rías numéricas en SNOT-22 y puntuaciones individuales de síntomas nasales en comparación con placebo; sin embargo, estas mejorías no fueron estadísticamente significativas.7,8 El dupilumab, es un anticuerpo monoclonal a del re- ceptor anti-IL-4 que inhibe la señalización de IL-4 e IL-13, impulsores clave de las enfermedades alérgicas de respuesta Th2. En un estudio pivote de fase 2b, el dupilumab redujo las exacerbaciones graves, mejoró la función pulmonar y la calidad de vida y, en general, fue bien tolerado en pacientes con asma persistente no controlada con corticoesteroides inhalados de dosis media a alta, más un b2-agonista de acción prolongada. Se realizó un análisis de los datos del estudio de fase 2b para las dosis de 200 y 300 mg cada 2 semanas bajo investigación en la fase 3 (NCT02414854). La rini- tis alérgica se definió como respuesta específica a los antígenos perennes típicos (IgE ≥ 0.35 kU/L). En total, 241 (61%) pacientes tuvieron rinitis alérgica. En pa- cientes con asma y rinitis alérgica, dupilumab 300 mg versus placebo mejoró significativamente la puntuación total de SNOT-22 (diferencia de medias de cuadrados mínimos, -5.98; IC95%, -10.45 a -1.51; p = 0.009) y los cuatro síntomas asociados con rinitis alérgica (con- gestión nasal, -0.60; IC95%, -0.96 a -0.25; rinorrea, -0.67; IC95%, -1.04 a -0.31; estornudos, -0.55; IC95%, -0.89 a -0.21; descarga retronasal, -0.49; IC95%, -0.83 a -0.16; todos p < 0.01). Dupilumab 200 mg demostró disminuciones numéricas, mas no estadísticamente significativas, en la puntuación total de SNOT-22 (-1.82; IC95%, -6.46 a 2.83; p = 0.443 versus placebo) y en cada síntoma asociado con rinitis alérgica. En pacien- tes sin rinitis alérgica, no se observaron diferencias para estas medidas versus placebo.8 Los autores del estudio concluyeron que la terapia sistémica con dupilumab, a dosis de 300 mg cada 2 semanas, cuando se agrega al tratamiento existente para el asma moderada a grave con corticoesteroides inhalados y un agonista b2 de acción prolongada, no solo reduce las exacerbaciones y mejora la función pulmonar y el control del asma grave, sino que tam- bién tiene el potencial de aliviar los síntomas nasales en pacientes que a su vez padecen rinitis alérgica. Éste es un hallazgo clínico importante porque la rinitis alérgica y el asma coexisten por la respuesta inmuno- lógica de tipo 2, por lo que se establece que la rinitis alérgica tratada de manera inadecuada puede em- peorar el control del asma en pacientes que padecen ambas afecciones. No obstante, se requieren estudios futuros para confirmar el beneficio del dupilumab en este importante grupo de pacientes con ambos pade- cimientos. Asimismo, los enfoques diagnósticos y las estrategias terapéuticas de la dermatitis atópica son generalmente inconsistentes entre los médicos y las instituciones de salud. En un consenso entre expertos se llevó a cabo un estudio para reducir las variaciones en la práctica con respecto al diagnóstico y tratamiento de pacientes ≥ 12 años con dermatitis atópica para mejorar su aten- ción.9 Se sugirió para el diagnóstico, utilizar los criterios de Williams y la puntuación de gravedad SCORAD (por el médico) y POEM (por el paciente). Además de la atención general y la educación para el tratamiento, se propusieron cuatro pasos para el tratamiento según la gravedad; tratamiento tópico o sistémico con agen- tes antiinflamatorios, antihistamínicos-antileucotrienos (nivel bajo de evidencia), ciclosporina A y dupilumab, con la posibilidad de administrar antes este biológico si se necesitaba un efecto rápido. En la dermatitis ató- pica extrínseca debe evaluarse, a su vez, la adición de inmunoterapia con alergenos o una dieta de elimina- ción, si existe alergia alimentaria o respiratoria mediada por IgE.9,10 Anticuerpos anti-IgE Omalizumab es un anticuerpo monoclonal humaniza- do recombinante. La administración de omalizumab beneficia significativamente a los pacientes con asma alérgica persistente moderada a severa no controlada a pesar de la administración de corticoesteroides inha- lados en dosis altas. Sin embargo, estudios recientes sugieren que el omalizumab podría desempeñar tam- bién un papel importante en el tratamiento de otros procesos de enfermedades potencialmente media- das por IgE que incluyen urticaria y angioedema, dermatitis atópica, rinitis alérgica, poliposis nasal y Anticuerpos monoclonales en la enfermedad alérgica 371 alergias oculares graves.11 Además, se ha notado que la adición de omalizumab a los protocolos de inmuno- terapia es altamente favorable. Aunque esta terapia es generalmente bien tolerada, los informes de posibles reacciones anafilácticas, así como una asociación con el síndrome de Churg-Strauss, requieren vigilancia es- trecha. Los datos revisados se discuten con el objetivo de subrayar las necesidades no satisfechas y hacer recomendaciones para futuros estudios acerca de la administración de omalizumab. Esto podrá guiar me- jor la práctica clínica futura con respecto al tratamiento con este biológico.11 Anticuerpos anti-IL13 Varios estudios han evaluado la eficacia y seguridad del tratamiento con lebrikizumab en el asma no controla- da. Sin embargo, la mayor parte de estos estudios han sido pequeños y las conclusiones son inconsistentes. Además, aún no está claro si la periostina sérica puede actuar como buen predictor de la respuesta al trata- miento con lebrikizumab.12 Se realizó una revisión sistemática y un metanálisis de ensayos controlados aleatorios para evaluar la eficacia y la seguridad del tratamiento con lebrikizumab en el asma no controlada. En comparación con el placebo, el tratamiento con lebrikizumab redujo significativa- mente la tasa de exacerbaciones (RR = 0.66 [IC95%, 0.54-0.80]; p < 0.0001; n = 2039) y aumentó el FEV1% del valor predicho (WMD = 5.46 [IC95%, 2.48-8.43]; p < 0,0003; n = 351). Los pacientes con concentracio- nes altas de periostina sérica tuvieron mayor reducción en la tasa de exacerbación (RR = 0.59 [IC95%, 0.50- 0.70]; p < 0.00001; n = 1157), así como mejoría del FEV1 (DMP = 7.18 [IC95%, 2.93-11.42 ]; p < 0.0009; n = 177) que los pacientes con concentraciones bajas de pe- riostina en las reducciones de la tasa de exacerbación (RR = 0.73 [IC95%, 0.47-1.14]; p < 0.17; n = 882) y FEV1 (WMD = 3.79 [IC95%, 0.39-7.97]; p < 0.08; n = 174). No hubo diferencias significativas en la incidencia de eventos adversos en pacientes con lebrikizumab en comparación con placebo (RR= 1.03 [IC95%, 0.99- 1.06]; p < 0.11; n = 2056).12 TERAPIA CON ANTICUERPOS MONOCLONALES PARA NIÑOS CON ASMA Las terapias biológicas disponibles actualmente son más efectivas en pacientes con asma con un perfil Th2. Por ello, para seleccionar la terapia biológica más efectiva en un paciente pediátrico, primero debe deter- minarse el fenotipo del asma.13 A medida que se conoce más la fisiopatología y la hete- rogeneidad del asma, las terapias son más específicas. Aunque la mayor parte de los estudios no estratifican los resultados por edad, la FDA ha aprobado la admi- nistración de omalizumab enmayores de 6 años, así como de mepolizumab y benralizumab para niños ma- yores de 12 años, mientras que se están realizando más estudios en niños de menor edad. Si bien se ha demos- trado que los biológicos actuales para tratar el asma en algunos casos mejoran el FEV1, reducen la necesidad de corticoesteroides y la cantidad de exacerbaciones por año, debe recordarse que cada medicamento es efectivo para ciertos fenotipos específicos de asma, en este caso en el subgrupo Th2 en pacientes pediátricos con asma grave.14 La práctica de la medicina de precisión es primordial cuando se decide iniciar a un paciente con una terapia biológica contra el asma, para lograr el efecto deseado del medicamento y porque el costo exorbitante limita su prescripción a los pacientes que recibirán el mayor beneficio clínico.14 CONCLUSIÓN Los productos biológicos que se han aprobado actual- mente para tratar el asma son omalizumab para IgE y reslizumab y mepolizumab para IL-5, así como du- pilumab para IL4r e IL-13. Muchos otros anticuerpos monoclonales se encuentran actualmente en diversas fases de desarrollo clínico. Las nuevas terapias bioló- gicas para tratar enfermedades alérgicas a la larga se adaptarán a los endotipos de estas enfermedades y la identificación de nuevos biomarcadores. El desarrollo adicional de nuevos productos biológicos para el tra- tamiento de las enfermedades alérgicas y el asma será posible con mejor comprensión de los mecanismos de las enfermedades alérgicas. Por consiguiente, se ne- cesita un refinamiento adicional de los endotipos de la respuesta inmunitaria tipo 2 no específica del alergeno y los mediadores inflamatorios relacionados para el tra- tamiento óptimo de las enfermedades alérgicas. En la actualidad se están estudiando medicamentos nue- vos que se enfocan en la linfopoyetina estromal tímica y la IL-33. Estos medicamentos darán opciones para los asmáticos que no responden a las terapias actuales con- tra la IgE, la IL-5 y la IL-4/13. El asma es una enfermedad heterogénea que puede ser impulsada por diferentes mediadores inflamatorios en diferentes pacientes. El elevado costo de los productos biológicos limita su prescripción, lo que hace que la combinación adecua- da de pacientes y terapias sea aún más decisiva. En 372 la actualidad existen varias terapias para tratar el asma con Th2 alto, pero se espera que el desarrollo de fárma- cos eficaces para los asmáticos con Th2 bajo también esté disponible.15 REFERENCIAS 1. Boyman O, Kaegi C, Akdis M, Bavbek S, Bossios A, Chatzipetrou A, et al. EAACI IG Biologicals task force paper on the use of biologic agents in allergic disorders. Rev Allergy 2015; 70:727-54. 2. Tan HT, Sugita K, Akdis CA. Novel Biologicals for the Treatment of Aller- gic Diseases and Asthma. Curr Allergy Asthma Rep 2016;16:70. 3. Fajt ML, Wenzel SE. Asthma phenotypes and the use of biologic medica- tions in asthma and allergic disease: the next steps toward personalized care. J Allergy Clin Immunol 2015;135:299-310. 4. Busse WW. Biological treatments for severe asthma: where do we stand? 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