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74 10 Contaminación intramuros ANTECEDENTES HISTÓRICOS El concepto de contaminación intramuros lo describió por primera vez, en 1795, John Arbuthnot en su tratado Los efectos del aire en el cuerpo humano. En ese trata- do estableció las bases teóricas para la evaluación del aire intramuros considerando las emisiones humanas como un factor de contaminación dentro del hogar.1 En el pasado siglo se promulgaron las primeras leyes para la regulación del aire, con la intención de evitar tragedias en salud pública por emisiones agudas de contaminantes altamente tóxicos.2 En México, la Norma Oficial Mexicana NOM-044-SEMAR- NAT-2006 y NOM-042-SEMARNAT-2003 pertenecientes al artículo tercero, establece los límites máximos permisi- bles de emisión de hidrocarburos totales, hidrocarburos no metano, monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, partículas [PM2.5 y PM10] y opacidad de humo prove- nientes del escape de motores nuevos que usan gasolina o gas (NOM42) o diésel (NOM44) como combustible y que se utilizarán para la propulsión de vehículos auto- motores nuevos. En el 2014 se propuso que la norma se actualizara para la homologación de los índices permi- tidos con los reportados por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA por sus siglas en inglés) y del Reglamento de Emisiones de Vehículos Pe- sados de la Comunidad Europea (Euro VI), sin que hasta el momento exista dicha homologación. No existe legis- lación respecto del control de emisiones intramuros para inmuebles de uso residencial.3 DEFINICIÓN La contaminación del aire interior se refiere a la con- taminación química, biológica y física del aire interior que puede resultar en efectos adversos para la salud. En los países en desarrollo, la principal fuente de con- taminación del aire interior es el humo de biomasa, que contiene partículas en suspensión (PM diámetros 5μ y 2.5μ), dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre, monóxido de carbono, formaldehído e hidrocarburos aromáticos policíclicos y recientemente también pueden documen- tarse en algunas ciudades: radón, asbesto, mercurio, fibras minerales artificiales, compuestos orgánicos volá- tiles, alergenos, humo del tabaco, bacterias y virus que contribuyen a la contaminación intramuros. Las partí- culas finas en suspensión son una compleja mezcla de partículas sólidas y líquidas que contienen, princi- palmente, sulfatos, nitratos, amoniaco, cloruro sódico, carbono negro, polvo de minerales y agua.4 Contaminación intramuros 75 MÉTRICAS La OMS reveló, a principios del 2014, que más de siete millones de personas murieron a causa de la exposición a la contaminación atmosférica o a la conta- minación intramuros. Esto equivale a una de cada ocho del total de muertes en el mundo. La principal fuente de contaminación intramuros está vinculada a fogones rudimentarios de biomasa y carbón, por los que alrede- dor de 4.3 millones de personas mueren cada año en todo el mundo.5 EFECTOS EN LA SALUD El cambio en los sistemas productivos y culturales modificó los tiempos de la población al aire libre. El estimado tiempo actual bajo techo por cualquier ac- tividad es, aproximadamente, 20 horas diarias. Este comportamiento modifica la relevancia del efecto de la contaminación del aire intramuros.6 El mecanismo de acción de las partículas en sus- pensión (PM5 y PM2.5) consiste en funcionar como portadoras de otros contaminantes. La fuente principal de contaminación intramuros de PM2.5 son los hábitos al cocinar que incluyen el tipo de estufa (eléctrica, gas, leña carbón o keroseno) y el uso de extractores.7 Las concentraciones de PM2.5 mayores a 15μg/m3 se asocian con un incremento en la mortalidad por cualquier causa de 1.78% (IC95%: 0.20-3.36%) en la mortalidad relacionada con las vías respiratorias y un aumento de 1.03% (IC95%: 0.02-2.04%) en la mor- talidad relacionada con accidente cerebrovascular. Además, por cada 10% de incremento en las concen- traciones de PM2.5 aumenta la tasa de prevalencia de rinoconjuntivitis en 0.171 por cada 100 niños. Datos de Centroamérica demuestran mayor prevalen- cia de asma entre las personas que viven en hogares donde se cocina con fuego abierto en comparación con las estufas mejoradas y ventiladas. La exposición a PM2.5 también puede persistir en hogares con estufas de gas o eléctricas al no utilizar de manera regular cam- panas de extracción al cocinar. Las concentraciones de PM2.5 al no utilizar extractores se incrementaron hasta 35 μg/m3 en promedio, con una tendencia asociada al incremento en los síntomas de asma, factor importan- te a considerar en casos de asma de difícil control al hacer recomendaciones para el control ambiental intra- muros.8,9 Otro dato de interés es la diferencia en la repercusión de las concentraciones elevadas de PM2.5 en pacientes pediátricos, con sobrepeso, donde existe una asocia- ción clara con incremento de los síntomas del asma en hogares con concentraciones elevadas de PM2.5. Sin embargo, en estos niños las concentraciones séricas elevadas de vitamina D se relacionan con disminución de los síntomas de asma comparados con quienes tie- nen concentraciones normales o bajas de vitamina D.10 Tradicionalmente, las reducciones en emisiones de dióxido de nitrógeno se relacionan con la disminución del riesgo de asma en niños.11 Sin embargo, es posible que esto se deba a las reducciones en ozono que fre- cuentemente acompañan a regulaciones más estrictas en emisiones de gases. La fuente de ozono intramuros está directamente ligada a las concentraciones am- bientales de gas. En un estudio prospectivo a 10 años con 1881 pacientes seguidos desde el nacimiento has- ta la etapa escolar, se calculó el grado de exposición promedio anual al ozono, obtenido de reportes de las estaciones de la ciudad y se encontró que por cada 10 unidades de incremento en el promedio anual de concentraciones de ozono existe 82% más de riesgo de padecer asma, eccema y rinitis alérgica, principal- mente en los primeros años de vida. Esta asociación no se encontró con incrementos en dióxido de nitróge- no.12 Esto concuerda con los datos de la Fase Tres del Estudio Internacional de Asma y Alergias en la Infancia donde en la exposición de adolescentes al dióxido de nitrógeno no se encontró una asociación con el riesgo de rinoconjuntivitis.13 En el caso del dióxido de carbono las afectaciones fisiológicas ocurren cuando la exposición es a con- centraciones de 500 y 5000 ppm. Los cambios en los sistemas circulatorio, cardiovascular y autónomo suce- den incluso en periodos de exposición cortos (menos de 30 minutos).14 El tabaco es el principal contaminante intramuros con mayor efecto en la salud. El hábito tabáquico y la expo- sición al mismo causan una proporción importante de 6 de las 8 principales causas de muerte en el mundo: enfermedades cardiovasculares, pulmonares obstructi- vas crónicas y varios tipos de cáncer. En la población pediátrica, sin duda, el humo del tabaco incrementa la incidencia de infecciones de las vías respiratorias, el riesgo de asma, rinitis y eccema. La repercusión en la salud no se limita a la exposición directa al humo de cigarro; las concentraciones de nicotina intramuros se incrementan, independientemente del sitio donde se fume. Incluso, si el hábito de fumar está limitado a realizarlo fuera de casa existe un incremento en las con- centraciones de nicotina en la recámara de los niños, comparado con los hogares donde ningún miembro de la familia fuma.15 76 Es desafortunado que durante el interrogatorio clíni- co haya una disminución en el reporte real del hábito tabáquico en el hogar por parte de los adultos. Está reportado, incluso, que 18% de las mujeres embaraza- das fumadoras no manifiestan este hábito.16 Más aún, en las familias que manifiestan ser fumadoras no hacen patente, al menos, un poco interés de no exponer a los niños al humo del cigarro.17 Los usos alternativos de dispositivos eléctricos para fu- marno disminuyen los riesgos de salud conocidos por la exposición a la nicotina para los fumadores de segun- da mano, incluido el cáncer.18,19 Por último, no debemos limitarnos a pensar que la exposición al tabaco de la población pediátrica es exclusivamente de tipo pasivo. La experiencia de haber fumado al menos una vez du- rante la adolescencia es casi de 90%. Recientemente se ha incrementado el uso de cigarros electrónicos de manera habitual, también entre los adolescentes.20 Otros contaminantes no aéreos que también afectan la salud ambiental intramuros son los ftalatos, agentes plastificantes contenidos en miles de productos del hogar, como los pisos de PVC residenciales. En muje- res embarazadas se han encontrado concentraciones urinarias de metabolitos de ftalato, incluso en la leche humana.21 Los ftalatos son disruptores hormonales que modifican la modulación epigenética, generan toxici- dad reproductiva en mujeres y hombres, resistencia a la insulina y diabetes tipo 2, sobrepeso y obesidad, anomalías esqueléticas, alergia, asma y cáncer.22 En México no existe una regulación para el uso de estos productos como materia prima en los diversos plásticos utilizados en el hogar.23 Por último, como parte de la contaminación intramu- ros, además de las micropartículas descritas, pueden encontrarse altas concentraciones de biomasa su- mamente alergénicas. La evidencia reciente muestra que la contaminación química del aire puede interac- tuar con los alergenos del mismo, incrementando el riesgo de sensibilización atópica y la exacerbación de los síntomas en sujetos ya sensibilizados, además de incrementar el riesgo de padecer asma o sus sín- tomas.24 PERSPECTIVAS El reporte reciente del cambio climático y el calenta- miento global que demanda acciones inmediatas para prevenir el incremento de la temperatura de la Tierra por más de 1.5 °C repercutirá, de manera importante, en la salud intramuros porque el ecosistema intramuros es sumamente dependiente del ecosistema global.25 RECOMENDACIONES • Ventilar el hogar solo cuando las concentracio- nes ambientales exteriores de contaminantes sean menores a las determinadas como tóxicas. En caso de viviendas en zonas urbanas se pre- fiere el uso de sistemas de filtración artificial con filtros HEPA. • Vigilar los hábitos de cocina al utilizar todo el tiempo campanas de extracción de gases con adecuados filtros e instalaciones. • En pacientes asmáticos obesos, o con sobrepe- so de difícil control, vigilar las concentraciones de vitamina D. • Interrogar de manera extensa el hábito tabáqui- co, incluso en menores de edad. • Entender el concepto ambiental como un todo donde se realizan las actividades humanas, más que como un ente aislado que pertenece a los espacios exteriores. REFERENCIAS 1. Arbuthnot J. An Essay Concerning the Effects of Air on Human Bodies. London: J Tonson, 1733. 2. Schulze RH. The 20-year history of the evolution of air pollution control legislation in the USA. Atmospheric Environment. Part B. Urban Atmos- phere 1993; 27(1): 15-22. 3. Pineda L, et al. Air quality and health benefits of improved fuel and vehicle emissions standards in Mexico. 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