Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
53 7 Factores de riesgo de asma en el niño El asma es una enfermedad heterogénea que resulta de complejas interacciones entre factores ambientales y genéticos.1 En su causa interviene un sinnúmero de variantes con mecanismos fisiopatológicos diversos y con diferencias en severidad, historia natural, dispara- dores, comorbilidades, y respuesta al tratamiento. Se discute si es una enfermedad única, con una manifesta- ción variable, o diferentes enfermedades que tienen en común la obstrucción de la vía aérea. Toda esta com- plejidad representa dificultades para definir las causas exactas de la enfermedad y la correlación entre factores genéticos y del medio ambiente.2 De acuerdo con Wenzel,3 es un complejo síndrome compuesto por diferentes fenotipos (características ob- servables que son producto de la interacción entre el genotipo y el medio ambiente) y endotipos (subtipos de asma que se definen por un mecanismo fisiopatológico distinto). Los cinco diferentes fenotipos de asma en ni- ños incluyen: 1) Alérgico de inicio temprano 2) Eosinofílico de inicio tardío 3) Inducido por ejercicio 4) Relacionado con obesidad 5) Neutrofílico Hay cuatro endotipos identificados: 1) Asma alérgica severa de inicio temprano 2) Asma eosinofílica persistente de inicio tardío 3) Enfermedad de la vía aérea exacerbada por aspi- rina 4) Micosis broncopulmonar alérgica Con este enfoque, el diagnóstico de asma comprende muchas variantes de la enfermedad con diferente etio- logía y fisiopatología. La Organización Mundial de la Salud reporta que la prevalencia de asma, a partir de 1950, ha aumenta- do de manera muy importante hasta la actualidad.4 Ningún elemento, por sí solo, puede explicar el rápi- do incremento de los casos de asma de los últimos tiempos.5 Una combinación de predisposición gené- tica, factores ambientales y cambios epigenéticos (resultado de las agresiones ambientales) genera una polarización del sistema inmunitario hacia una respuesta tipo Th2 en la mayor parte de los fenoti- pos.3 Esto trae como consecuencia la producción de citocinas proinflamatorias, incremento en las con- centraciones de IgE e infiltrados de eosinófilos, que provocan hiperreactividad de la vía aérea, inflama- ción y obstrucción. 54 En esta revisión se discuten los factores que predispo- nen al asma en etapas tempranas de la vida y cómo la variación en la prevalencia global puede explicarse, al menos en parte, por algunos componentes ambienta- les, que generan nuevos blancos para la prevención. Con este enfoque, el asma y las enfermedades alérgi- cas no son necesariamente consecuencias inevitables de una predisposición genética.6 FACTORES MATERNOS Las enfermedades alérgicas comienzan, a menudo, en el útero. Algunos estudios sugieren que el desarrollo de la capacidad de respuesta al alergeno puede producirse antes del nacimiento.7,8 En el útero de madres alérgicas el riesgo de que el feto adquiera sensibilización alérgica está determinado por distintas subpoblaciones de célu- las dendríticas capaces de transferir el riesgo al feto.9,10 Los hijos de las madres alérgicas con respuesta Th2 durante el embarazo tienen un riesgo elevado de sensi- bilización alérgica que no es específico del alergeno al que reacciona la madre.11 FACTORES GENÉTICOS Y EPIGENÉTICOS Es más frecuente que los hijos de padres asmáticos ten- gan asma en la etapa escolar. El polimorfismo genético asociado con el asma es más frecuente que se trasmita de la madre al hijo que del padre.12 La programación fetal de la expresión de genes durante el desarrollo es crítica para la formación de pulmones normales. La variabilidad de los síntomas de asma (incidencia y remisión) puede ser el resultado de influencias epige- néticas inducidas por exposiciones ambientales que ocurren tempranamente en el periodo perinatal, o poco más tarde en la lactancia. Estas influencias epigenéticas implican cambios he- redables en la expresión de un gen, que ocurre sin ninguna alteración en la secuencia del ADN, e involucra modificaciones en histonas y cromatina, metilación del ADN en la región promotora, metilación de secuencias de ADN que alteran la unión de factores de transcrip- ción específicos y cambios en micro ARN (miARN), todo esto como consecuencia de estímulos o agresio- nes ambientales.13 GÉNERO Los varones son más susceptibles a padecer asma en etapas tempranas de la vida, pero más tarde las muje- res aumentan la susceptibilidad en asociación con otros factores, como: ganancia ponderal, obesidad y cambios hormonales.14 Es bien conocido que el ciclo menstrual, el embarazo y la menopausia causan importantes fluc- tuaciones en las concentraciones de estrógenos, y esto activa las proteínas que pueden producir respuestas inflamatorias en la vía aérea y aumentar el riesgo de asma. Las mujeres tienen mejor capacidad vital que los hombres, quizá debido a diferencias en la musculatura lisa de la vía aérea y en los diámetros de la pared.15 Hay diferencias en la producción de esteroides gonadales y aumento de IL-8 y leptina en mujeres. El estrés en muje- res embarazadas, el tabaquismo materno y la obesidad, incrementan el riesgo de enfermedades pulmonares, sobre todo en los varones. Los hombres muestran ma- yor retraso en el crecimiento intrauterino y maduración pulmonar más lenta. INFECCIONES IN ÚTERO Durante el embarazo, la exposición a infecciones afecta negativamente el desarrollo inmunológico y pulmonar del feto. Este factor se ha asociado con displasia bron- copulmonar16 y, potencialmente, con asma durante la etapa infantil. De la misma manera, los antibióticos pres- critos perinatalmente para combatir las infecciones de la madre tienen un efecto negativo. Al cruzar la barrera placentaria entran a la circulación fetal y causan altera- ciones en la microflora del neonato, lo que favorece la proliferación de bacterias resistentes y las modificacio- nes en el desarrollo del sistema inmunitario del feto.17 PREMATUREZ En las niñas pretérmino algunas infecciones prena- tales tienen un efecto protector frente al asma. El estrés fetal (infecciones bacterianas in útero) acelera la maduración de los pulmones y de la respuesta del sistema inmunitario, y esto no tiende a ocurrir en los varones.18 La prematurez, con frecuencia, se relaciona con venti- lación mecánica y tratamiento posnatal con esteroides, ambos se vinculan con un incremento en la inciden- cia de asma. El barotrauma causado por la ventilación mecánica, los efectos de los esteroides en el desarro- llo pulmonar del lactante y la remodelación bronquial tienen participación en el inicio del asma. Después del nacimiento, las mujeres pretérmino tienen mayor actividad del timo que puede ser particularmente res- ponsable de la liberación de citocinas que modulan funciones reguladoras del sistema inmunitario, que ge- neran una protección frente al asma en las niñas.19 Factores de riesgo de asma en el niño 55 SUPLEMENTOS Y DIETA DE LA MADRE Los suplementos y la dieta también juegan un papel en la patogénesis del asma. La ingesta de ácidos grasos, como el ácido alfa linoleico (ALA) y el ácido palmítico durante el tercer trimestre del embarazo, se asocia con asma a los cinco años de edad.20 El ries- go de asma también se relaciona con disminución de las concentraciones o en el aporte de algunos nutrientes. La asociación de la vitamina D con el asma y alergia es motivo de controversia en adultos y en niños. La suplementación con dosis alta de vi- tamina D durante el embarazo se ha asociado con protección y con riesgo para padecer enfermedades alérgicas. Sin embargo, las concentraciones adecua- das de vitamina D durante el embarazo favorecen la maduración fetal.21,22 Está reportado que el desarro- llo de respuestas alérgicas y la actividad de distintas subpoblaciones de células dendríticas en los hijos de madres alérgicas puede bloquearse por la suple- mentación materna con la isoforma a-tocoferol de la vitamina E.23,24La vitamina E parece conferir pro- tección frente a las sibilancias. No se ha sustentado protección con la suplementación de folatos, antioxi- dantes y vitamina A.25,26,27 HUMO DE TABACO En el útero, la exposición fetal al tabaquismo de la ma- dre se asocia con un incremento de asma en los niños y sibilancias, concentraciones elevadas de IgE e hiper- reactividad de la vía aérea. El genotipo GSTM1 null (una mutación de GSTM1 que carece por completo de fun- ción) se relaciona estrechamente con la prevalencia de asma en los casos de tabaquismo de la madre duran- te el embarazo o tabaquismo pasivo en los lactantes, mientras que los niños con el genotipo GSTM1 (+) son menos propensos.28 La enzima GSTM1(+) participa en la desintoxicación de especies reactivas de oxíge- no (ROS) y los intermediarios metabólicos del tabaco. Cuando hay ausencia de actividad de esta enzima en los fumadores hay una predisposición genética para padecer asma, cáncer de pulmón y daño del ADN. No solo el tabaquismo de la madre afecta el desarrollo y la función pulmonar del feto. Es un factor de riesgo de asma y enfermedades alérgicas en niños y adultos y se considera el factor ambiental más importante.29 El humo del cigarro incluye más de 3800 substancia tóxicas, entre las que se incluye al monóxido de carbo- no, dióxido de carbono, acroleína, amoniaco, dióxido de azufre, formaldehído, crotonaldehído, cianuro de hidrógeno e hidrocarburos poliaromáticos. Altera el aclaramiento mucociliar, eleva las concentraciones de IgE, favorece la liberación de histamina por los mas- tocitos y el reclutamiento de eosinófilos en el pulmón, produce daño tisular, altera los mecanismos de repara- ción y proliferación, activa los factores transcripcionales que favorecen respuestas inmunitarias Th2. Hay una interacción sinérgica entre genes y el humo del ciga- rro. En los cromosomas, los genes localizados en las regiones 1p, 5q, y 7p cuando son expuestos al humo del cigarro contribuyen a la aparición del asma, mien- tras que los genes en las regiones 1q y 9q quizá estén relacionados con la predisposición al asma por factores independientes del humo del cigarro.30 OTROS CONTAMINANTES AMBIENTALES La exposición de la madre a contaminantes ambientales tiene un efecto en el riesgo de padecer enfermedades alérgicas en el feto, como la inhalación de óxido de ti- tanio o partículas de diésel o la sensibilización cutánea por diisocianato de tolueno, que generan respuestas Th2 en la madre.31 DIÉSEL Las partículas de diésel contienen hidrocarburos poliaromáticos (PAH) que son ligandos del receptor ci- toplasmático arilhidrocarburo (AhR). Cuando se unen a AhR se generan mecanismos epigenéticos de re- gulación transcripcional.32 Las partículas de diésel en niños dirigen el fenotipo de la respuesta alérgica hacia una respuesta inmunitaria Th2, incrementan la des- granulación de eosinófilos, aumentan la expresión de moléculas de adhesión en macrófagos alveolares y la liberación de histamina. OZONO La exposición de los niños al ozono se asocia con incremento significativo en las concentraciones de eosinófilos y producción de citocinas proinflamatorias (IL-1, IL-6, IL-8, GM-CSF), que inflaman la vía aérea, da- ñan la integridad de las células epiteliales, afectan el aclaramiento mucociliar, disminuyen la fagocitosis, generan radicales libres, activan células inflamatorias del pulmón y factores de transcripción como NFkB y AP-1, exacerban el asma y la enfermedad alérgica. Así mismo, disminuye la función de SP-A (surfactante A), molécula con importantes funciones en la respuesta inmunitaria innata, entre las que se incluye la opsoniza- ción de patógenos.33 56 FACTORES PSICOSOCIALES Y ESTEROIDES Así como los factores genéticos, epigenéticos y am- bientales intervienen en la aparición del asma, los factores psicosociales también. El estrés emocional (de la madre y del lactante), la ansiedad o la depre- sión materna, la violencia intra o extradomiciliaria y las madres poco afectivas son factores vinculados con el asma en niños y alergias.34 Hay evidencias de que los eventos estresantes afectan la reactividad del eje hipo- tálamo-hipófisis- suprarrenal del niño que condicionan bajas concentraciones de glucocorticoide endógeno y respuestas inflamatorias alérgicas de la vía aérea que pueden culminar en asma.35 Cuando la corticosterona materna se eleva durante el embarazo, el cortisol de la madre puede cruzar la placenta e inducir fuertes res- puestas Th2 en el feto. El cortisol puede encontrarse, también, en la leche humana y generar respuestas alér- gicas en los lactantes.36 CESÁREA La forma de nacimiento también se asocia con riesgo de asma en los niños. En la cesárea, el recién naci- do no tiene exposición a la flora bacteriana del canal del parto y del perineo y, así, el intestino estéril del lactante no estimula la maduración del sistema inmu- nológico, como lo haría un feto obtenido por parto. Otro factor es que los recién nacidos obtenidos por ce- sárea tienen, con más frecuencia, síndrome de distrés respiratorio y taquipnea transitoria y ambos factores se relacionan con el riesgo de asma en etapas tempranas de la vida.37 LACTANCIA MATERNA Está bien establecido que los lactantes alimentados con leche humana tienen menos enfermedades respi- ratorias en la niñez y en la adolescencia, aunque esta asociación no es igual para asma. El efecto de la lactan- cia materna en relación con la disminución del riesgo de padecer asma es controvertido, en algunos estudios se ha observado que confiere protección frente a si- bilancias en los primeros años de la vida, pero no de asma en la edad escolar.38,39 Hay una relación directamente proporcional entre la du- ración de la lactancia materna exclusiva y la protección frente al asma cuando hay antecedentes de asma en la madre.40 La leche humana, aparte de sus propiedades nutricionales, contiene diversas moléculas y células que tienen un papel protector en el recién nacido y también juegan un importante papel en la programación inmu- nitaria. Los lactantes alimentados con leche humana están expuestos a la microbiota materna. La exposición a la microbiota determina el desarrollo de la flora intes- tinal del lactante y se considera un papel protector.41 HIGIENE Aproximadamente 12 polimorfismos genéticos se han asociado con la regulación del asma en los niños. Pese a que ninguno de estos genes ha sufrido modificacio- nes en las últimas dos décadas, la incidencia de asma va en aumento. El estilo de vida actual y la mejoría en las condiciones de higiene, en combinación con la va- cunación, los tratamientos con antibióticos a temprana edad y la falta de lactancia materna prolongada están relacionados.42 Estos factores alteran la flora intestinal y reducen la incidencia de infecciones, que normalmen- te estimulan la maduración del sistema inmunitario del lactante y dirigen la respuesta inmunitaria hacia Th1, lo que genera protección. Mientras algunos virus especí- ficos en las vías respiratorias pueden generar riesgo, la exposición gastrointestinal a bacterias tiene un efec- to benéfico en la maduración del sistema inmunitario y protección frente al asma. Cuando un niño nace se encuentra inmunológicamente inmaduro pero puede estar genéticamente predispuesto al asma (polimorfis- mos en TIM1,43 ADAM33,44 ANAN33, NOD1 y NOD245 y otros en cromosomas 5, 6, 11, 12, 14). En la etapa post- natal los factores del medio ambiente determinan la aparición de asma o la protección frente a ella. Entre los factores protectores se encuentran la colonización del tubo gastrointestinal por bacterias grampositivas (lacto- bacilos y bifidobacterias), la exposición a guarderías o a hermanos mayores, el contacto con los animales de granja y con alergenos de perro y gato, estos últimos median el desarrollo temprano del sistema inmunitario del lactante mediante los receptores de tipo Toll (TLR-2, TLR-4, TLR-9), que inducen respuestas Th1.46 Viviren granjas o en áreas rurales tiene un efecto protector en contra de las alergias. ETNIA El asma tiene mayor prevalencia en niños afroameri- canos que en otras poblaciones étnicas. En Estados Unidos, lugar donde convergen muchas culturas, se re- porta que entre las poblaciones hispanas, Puerto Rico tiene la tasa más alta de morbilidad y mortalidad, mien- tras que la población méxico-americana tiene la tasa más baja. Los chino-americanos tienen la tasa más baja de todos. (American Lung Association State of Lung Di- sease in Diverse Communities 2010) Factores de riesgo de asma en el niño 57 EXPOSICION EXTRAUTERINA A VIRUS Las sibilancias transitorias del lactante, inducidas por infecciones respiratorias virales, como la bronquiolitis, parecen estimular el sistema inmunitario de los niños y protegerlos contra el asma, mientras que las sibilancias persistentes que se manifiestan tardíamente están es- trechamente asociadas con asma y alergias.47 Aunque es bien conocido que el virus sincitial respiratorio es el disparador más común de bronquiolitis, el rinovirus es el agente biológico que más estrechamente se re- laciona con el asma en los niños. El incremento en la expresión de ICAM-1 en el epitelio respiratorio de los niños diagnosticados con asma alérgica, facilita la en- trada del virus a las células epiteliales.48 La subsecuente liberación de interferón-beta (IFN-b) que normalmente induce al aclaramiento del rinovirus vía apoptosis, falla en los pacientes asmáticos y permite la replicación viral, conduce a la lisis celular y a la propagación del virus a través de la vía aérea. SIBILANCIAS DEL LACTANTE El asma se incia en etapas tempranas de la vida. Es par- ticularmente importante conocer los factores de riesgo y la historia natural porque una proporción importante de los niños que sibilan superará sus síntomas en algu- na edad.49 La probabilidad de remisión a largo plazo, por un lado, o la progresión y la persistencia de la en- fermedad, por el otro, generan la necesidad de conocer los factores que participan para establecer intervencio- nes oportunas y un pronóstico.50 De acuerdo con lo reportado por el grupo de Fernando Martínez,51 la mayoría de los lactantes con sibilancias tiene condiciones transitorias asociadas con disminu- ción de la función de la vía aérea al nacimiento y no tienen un incremento de asma o alergia en etapas pos- teriores de la vida. En esos trabajos se reportó que en una minoría de los lactantes los episodios de sibilancias estaban relacionados con la predisposición al asma y encontraron que la disminución en la función pulmonar era un factor participativo en el inicio del primer cua- dro de sibilancias en el lactante. Consideraron que la disminución en el calibre de la vía aérea, la longitud o ambas y quizás, la estructura del parénquima pulmo- nar, podían predisponer a los lactantes a sibilancias cuando se asociaban con infecciones respiratorias vira- les. Martínez clasificó a los lactantes que resultaron con sibilancias con las infecciones respiratorias antes de los tres años de edad en dos grupos: Sibilantes transitorios que no sibilan al llegar a la edad de seis años; el tabaquismo de la madre durante el embarazo es el principal factor de riesgo pues altera el patrón normal de crecimiento pulmonar. Sibilantes persistentes, con alta prevalencia de madres con asma, dermatitis atópica, eosinofilia y concen- traciones elevadas de IgE, se consideran asmáticos verdaderos. En estos casos los virus solo descubren un patrón de respuesta inmunitaria alterado frente a elementos del medio ambiente coexistentes cuando se establece la infección viral.52,53 La referencia más detallada de la historia natural se hace en el NAEPP (National Asthma Education and Prevention Asthma)54 donde se publica que la mayo- ría de los niños con sibilancias, antes de los tres años, no van a experimentar síntomas significativos después de los seis años. Sin embargo, puede observarse una disminución en la función pulmonar alrededor de los seis años, sobre todo en quienes los síntomas de asma comenzaron antes de los tres años. Los niños con ín- dice predictivo de asma (API) positivo tienen mayor riesgo de padecer asma y pueden abarcar o no el clá- sico endotipo de asma alérgica.54 Esta subpoblación de niños se definió por tener episodios repetidos de sibilancias (más de tres episodios en los primeros tres años de vida) y, al menos, 1 de 3 criterios mayores (an- tecedente personal de dermatitis atópica, asma en los padres o la sensibilización a aeroalergenos) o 2 de 3 criterios menores (eosinofilia periférica, sibilancias no relacionadas con resfriado común o sensibilización a un alergeno alimenticio). Los niños que a los tres años de edad cumplen con estos criterios tienen una proba- bilidad de 65% de tener síntomas de asma a los seis años.55 Sin embargo, extrapolar los resultados de los estudios epidemiológicos a la evaluación de los riesgos en pacientes individuales, o en diferentes poblaciones, puede no ser tan sencillo.56 El consenso PRACTALL (Practical Allergy) también hace hincapié en los patro- nes variables en la historia natural de los lactantes con sibilancias recurrentes, considerándolos con riesgo ma- yor para padecer asma en la adolescencia, sobre todo si son atópicos. OBESIDAD Hay una significativa relación entre la obesidad en el niño y el asma. En México, información de la ENSANUT (Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012) indica que uno de cada tres adolescentes de entre 12 y 19 años tiene sobrepeso u obesidad. Para los escolares, la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad es de 26%, lo que apunta a una prevalencia de sobrepe- so de 70% en la edad adulta. Esto se asocia, en gran 58 parte, con una dieta con alimentos procesados y ele- mentos obesogénicos, como los ácidos grasos trans, azúcar y harinas refinadas relacionados con una pobre ingesta de alimentos frescos. La hipótesis más acep- tada es que el alto peso corporal en niños se asocia con un estado de inflamación crónica que favorece el inicio del asma. Además, los niños con alto índice de masa corporal frecuentemente tienen resistencia a la insulina, hipertrigliceridemia, hipercolesterolemia, e inducción de la producción de leucotrienos y otros factores proinflamatorios implicados en las infecciones e inflamación de la vía aérea.57 En algunas publicacio- nes se demuestra que el asma no alérgica es la que se correlaciona estrechamente con la obesidad, porque implica altas concentraciones de neutrófilos y alteracio- nes en las concentraciones de adipocinas, lo que altera el equilibrio entre la adiponectina (antiinflamatorio) y la leptina (proinflamatoria) y vías de inflamación asociadas con IL-8.58 CONCLUSIONES El asma es una enfermedad compleja, integrada por un sinnúmero de variantes clínicas y fisiopatológicas. Toda esta diversidad de factores genera dificultades para definir las causas exactas de la enfermedad y la corre- lación existente entre factores genéticos y del medio ambiente. Los periodos prenatal, perinatal y las prime- ras etapas de la vida parecen determinar la aparición o la protección de asma en el niño. Hay diversos factores implicados en su aparición. Los responsables parecen ser una combinación de predisposición genética, es- tímulos del medio ambiente y cambios epigenéticos. Debe realizarse un esfuerzo para comprender los me- canismos subyacentes por los que algunos niños, en ciertas circunstancias, llegan a padecer asma, mien- tras que otros no. Conocer los factores predisponentes puede generar nuevas estrategias para su prevención. De esta manera puede considerarse que el asma y las enfermedades alérgicas no son consecuencias inevita- bles de una predisposición genética. REFERENCIAS 1. Martinez FD. Genes, environments, development and asthma: a reapprai- sal. Eur Respir J. 2007; 29:179-84. 2. Lotvall J, et al. Asthma endotypes: A new approach to classification of disease entitieswithin the asthma syndrome. J Allergy Clin Immunol 2011;(127)2:355-60. 3. Wenzel SE. Asthma phenotypes: the evolution from clinical to molecular approaches. Nature Medicine 2012;18 (5):716-25. 4. Bousquet J, Bousquet PJ, et al. The public health implications of asthma. Bull World Health Organ. 2005; 83:548-54. 5. van Schayck CP, Smit HA. The prevalence of asthma in children: a rever- sing trend. Eur Respir J. 2005; 26:647-50. 6. Cook-Mills JM. Maternal Influences over off spring Allergic Responses. Curr Allergy Asthma Rep. 2015; 15(2):501. 7. Blumer N, et al. Prenatal lipopolysaccharide-exposure prevents allergic sensitization and airway inflammation, but not airway responsiveness in a murine model of experimental asthma. Clin Exp Allergy. 2005; 35:397- 402. 8. Devereux G, Barker RN, Seaton A. Antenatal determinants of neonatal immune responses to allergens. Clin Exp Allergy. 2002; 32:43-50. 9. Fedulov AV, Kobzik L. Allergy risk is mediated by dendritic cells with con- genital epigenetic changes. Am J Respir Cell Mol Biol. 2011; 44:285-92. 10. Williams JW. Transcription factor IRF4 drives dendritic cells to promote Th2 differentiation. Nat Commun. 2013; 4:2990. 11. Lim RH, Kobzik L. Maternal transmission of asthma risk. Am J Reprod Immunol. 2009; 61:1-10. 12. Traherne JA, et al. LD mapping of maternally and non-maternally derived alleles and atopy in FcepsilonRI-beta. Hum Mol Genet. 2003;12(20):2577- 85. 13. Noutsios GT, Floros J. Childhood asthma: causes, risks, and protective factors; a role of innate immunity. Swiss Med Wkly. 2014;144: w14036. 14. Tantisira KG, et al. Airway responsiveness in mild to moderate childhood asthma: sex influences on the natural history. Am J Respir Crit Care Med. 2008;178(4):325-31. 15. Doctor TH, Trivedi SS, Chudasama RK. Pulmonary function test in healthy school children of 8 to 14 years age in south Gujarat region, India. Lung India. 2010;27(3):145-8. 16. Lima MR, et al. Influence of maternal and neonatal factors on bronchopul- monary dysplasia development. Rev Assoc Med Bras. 2011;57(4):391-6. 17. Marra F, et al. Does antibiotic exposure during infancy lead to deve- lopment of asthma? a systematic review and metaanalysis. Chest. 2006;129(3):610-8. 18. Collier CH, et al. Maternal Infection in Pregnancy and Risk of Asthma in offspring. Matern Child Health J. 2013;17(10)1940-50. doi: 10.1007/ s10995-013-1220-2. 19. Pido-López J, Imami N, Aspinall R. Both age and gender affect thymic output: more recent thymic migrants in females tan males as they age. Clin Exp Immunol. 2001;125(3):409-13. 20. Lumia M, et al. Dietary fatty acid composition during pregnancy and the risk of asthma in the offspring. Pediatr Allergy Immunol 2011; 22:827-35. 21. Junge KM, Lehmann I, Borte M. Can vitamin D intake during pregnan- cy affect the risk of allergy in children? Expert Rev Clin Immunol. 2013; 9:699-701. 22. Cook-Mills JM, Avila PC. Vitamin E and D regulation of allergic asthma immunopathogenesis. Int Immunopharmacol. 2014; 29:007. 23. Marchese ME. The vitamin E isoforms alpha-tocopherol and gamma- tocopherol have opposite associations with spirometric parameters: the CARDIA study. Respir Res. 2014; 15:31. 24. Abdala-Valencia H, et al. Alpha-tocopherol supplementation of allergic female mice inhibits development of CD11c+CD11b+ dendritic cells in utero and allergic inflammation in neonates. Am J Physiol Lung Cell Mol Physiol. 2014; 307:L482-L96. 25. Nwaru BI, Erkkola M, Ahonen S, et al. Intake of antioxidants during preg- nancy and the risk of allergies and asthma in the offspring. Eur J Clin Nutr 2011; 65:937-43. 26. Martinussen MP, et al. Folic acid supplementation in early pregnancy and asthma in children aged 6 years. Am J Obstet Gynaecol 2011; 206:72. e1-7. 27. Checkley W, et al. Supplementation with vitamin A early in life and subse- quent risk of asthma. Eur Respir J 2011; 38:1310-19. 28. Gilliland FD, et al. Effects of glutathione S-transferase M1, maternal smo- king during pregnancy, and environmental tobacco smoke on asthma and wheezing in children. Am J Respir Crit Care Med. 2002;166(4):457- 63. 29. Rojas-Garrido A, et al. Tabaquismo y desarrollo de alergia durante la infancia. Mecanismos fisiopatológicos. Alergia e Inmunol Pediatr 2001;10(2):43-52. Factores de riesgo de asma en el niño 59 30. Colilla S, et al. Evidence for gene-environment interactions in a linka- ge study of asthma and smoking exposure. J Allergy Clin Immunol. 2003;111(4):840-6. 31. Fedulov AV, et al. Pulmonary exposure to particles during pregnancy cau- ses increased neonatal asthma susceptibility. Am J Respir Cell Mol Biol. 2008; 38:57-67. 32. Kann S, et al. Arsenite-induced aryl hydrocarbon receptor nuclear trans- location results in additive induction of phase I genes and synergistic induction of phase II genes. Mol Pharmacol. 2005;68(2):336-46. 33. Tatum AJ, Shapiro GG. The effects of outdoor air pollution and tobacco smoke on asthma. Immunol Allergy Clin North Am. 2005;25(1):15-30. 34. Dietert RR. Maternal and childhood asthma: risk factors, interactions, and ramifications. Reprod Toxicol. 2011;32(2):198–204. 35. Miller RL, Ho SM. Environmental epigenetics and asthma: current con- cepts and call for studies. Am J Respir Crit Care Med. 2008;177(6):567-73. 36. Lim R, Fedulov AV, Kobzik L. Maternal stress during pregnancy increases neonatal allergy susceptibility: role of glucocorticoids. Am J Physiol Lung Cell Mol Physiol. 2014; 307:L141-48. 37. Smith GC, et al. Neonatal respiratory morbidity at term and the risk of childhood asthma. Arch Dis Child.2004;89(10):956-60. 38. Brew BK, et al. Systematic review and meta-analysis investigating breast feeding and childhood wheezing illness. Paediatr Perinat Epidemiol 2011;25:507-18. 39. Sonnenschein-van der Voort AM, et al. Duration and exclusiveness of breastfeeding and childhood asthma-related symptoms. Eur Respir J 2012;39:81-9. 40. Kramer MS, et al. Effect of prolonged and exclusive breast feeding on risk of allergy and asthma: cluster randomised trial. BMJ 2007; 335:20. 41. Cabrera-Rubio R, et al. The human milk microbiome changes over lacta- tion and is shaped by maternal weight and mode of delivery. Am J Clin Nutr. 2012;96(3):544-51. 42. Murk W, Risnes KR, Bracken MB. Prenatal or early-life exposure to an- tibiotics and risk of childhood asthma: a systematic review. Pediatrics. 2011;127(6):1125-38. 43. McIntire JJ, Umetsu DT, DeKruyff RH. TIM-1, a novel allergy and asthma susceptibility gene. Springer Semin Immunopathol. 2004;25(3-4):335-48. 44. Tripathi P, et al. Increased ex-pression of ADAM33 protein in asthma- tic patients as compared to non-asthmatic controls. Indian J Med Res. 2013;137(3):507-14. 45. Reijmerink NE, et al. TLR-related pathway analysis: novel gene- gene interactions in the development of asthma and atopy. Allergy. 2010;65(2):199-207. 46. Umetsu DT, et al. Asthma: an epidemic of dysregulated immunity. Nat Immunol. 2002;3(8):715-20. 47. Sly PD, Kusel M, Holt PG. Do early-life viral infections cause asthma? J Allergy Clin Immunol. 2010; 125(6):1202-5. 48. Warner JO, Boner A. Paediatric allergy and asthma, Chapter 18: Elsevier, 2012. 49. Martinez FD, et al. Asthma and wheezing in the first six years of life. The Group Health Medical Associates. N Engl J Med.1995;332(3):133-38. 50. Bisgaard H, Bonnelykke K. Long-term studies of the natural history of asthma in childhood. J Allergy Clin Immunol.2010;126(2):187-97. 51. Martinez FD, et al. Differential immune responses to acute lower respi- ratory illness in early life and subsequent development of persistent wheezing and asthma. J Allergy Clin Immunol 1998;102:915-20. 52. Martinez FD. Viral infections and the development of asthma. Am J Respir Crit Care Med 1995;151:1644-48. 53. Rojas-Garrido A. Factores de riesgo para el desarrollo de asma y otras enfermedades alergicas. Alergia e Inmunol Pediatr. 2002;11(2):67-75. 54. PapadopoulosNG, Arakawa H, Carlsen K-H, et al. International Consen- sus On (ICON) Pediatric Asthma. Allergy. 2012;67(8):976-997. 55. Lotvall J, et al. Asthma endotypes: A new approach to classification of disease entities within the asthma syndrome J Allergy Clin Immunol. 2011;(127)2:355-60. 56. Brand PL. The Asthma Predictive Index: not a useful tool in clinical prac- tice. J Allergy Clin Immunol. 2011;127(1):293-94. 57. Brand PL. The Asthma Predictive Index: not a useful tool in clinical prac- tice. J Allergy Clin Immunol. 2011;127(1):293-94. 58. Papoutsakis C, et al. Childhood overweight/ obesity and asthma: is there a link? A systematic review of recent epidemiologic evidence. J Acad Nutr Diet. 2013;113(1):77-105.
Compartir