Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
123 17 Gamaglobulina en enfermedades autoinmunitarias Las enfermedades autoinmunitarias son un grupo de padecimientos donde se pierde la capacidad del sistema inmunológico de autorregularse y conservar la tolerancia hacia antígenos propios. Se despierta una respuesta, fundamentalmente, representada por anticuerpos y linfocitos T autorreactivos dirigidos contra dicho antígeno. Esto condiciona un proceso patológico que puede afectar órganos y sistemas. Este fenómeno se denomina autoinmunidad. Se trata con esteroides y fármacos inmunosupresores, más recientemente con anticuerpos monoclonales. Desde hace mucho tiempo se reconoce que la gammaglo- bulina intravenosa no solo tiene el valioso papel del tratamiento de reemplazo en pacientes afectados por inmunodeficiencia primaria, fundamentalmente los que tienen hipogammaglobulinemia,1-7 sino que tam- bién es capaz de atenuar la respuesta autoinmunitaria e inflamatoria; estos efectos le confieren el papel de inmunomodulador no inmunosupresor. Esta caracte- rística de la gammaglobulina intravenosa se descubrió por serendipia, cuando Imbach trató dos pacientes con hipogamaglobulinemia que también padecían trombo- citopenia. Observó que la cantidad de plaquetas se incrementaba durante el tratamiento de reemplazo con gammaglobulina intravenosa. Desde entonces, la gammaglobulina intravenosa se ha constituido en una parte importante del tratamiento de las formas severas de púrpura trombocitopénica autoinmunitaria. Ade- más, se ha visto que las dosis altas de IgG tienen un efecto benéfico en gran cantidad de padecimientos en los que puede ser asumida la actividad de inmunomo- dulación. Esta característica extendió sus indicaciones a otros padecimientos en los que que se comprueba su efecto antiinflamatorio. Debe tomarse en cuenta que las dosis indicadas para lograr el efecto inmunorregula- torio-antiinflamatorio son considerablemente mayores con respecto a las dosis de reemplazo en inmunode- ficiencias primarias. Estas se tratan con dosis de 200 a 800 mg por kg2-7 y los fenómenos autoinmunitarios o autoinflamatorios donde el ejemplo clásico es el sín- drome de Guillain Barré y la enfermedad de Kawasaki, que requiere dosis de 2 g/kg. 124 MECANISMOS DE ACCIÓN En la mayor parte de las enfermedades autoinmunitarias se desconoce el efecto exacto por el que se consigue la inmunomodulación. Hay múltiples mecanismos impli- cados en la acción de la gammaglobulina intravenosa que incluyen las propiedades de unión al antígeno de la IgG y su capacidad para unirse a los receptores Fc gamma en la superficie de varias células participantes en la respuesta inmunitaria. La gammaglobulina intra- venosa tiene múltiples efectos en los anticuerpos IgG circulantes, los receptores de superficie celular, la pro- ducción de citocinas y la función de muchas células inmunitarias que, en conjunto con la respuesta a un au- toantígeno, el resultado final es la inflamación.1-4 La red de anticuerpos idiotipo-anti-idiotipo propone que la respuesta inmunitaria está regulada por anticuerpos contra muchas inmunoglobulinas específicas (anti- cuerpos anti-idiotipo); estos anticuerpos anti-idiotipo, frecuentemente, se forman contra anticuerpos auto- inmunitarios. Estos anticuerpos se encuentran en las preparaciones de gammaglobulina intravenosa y con- tribuyen a la regulación en red de las respuestas de anticuerpos. Estos anticuerpos son selectivos por molé- culas de IgG con un idiotipo específico. Los anticuerpos anti-idiotipo previenen la interacción de los autoanticuer- pos patogénicos contra su órgano o sistema blanco.6-9 MECANISMOS DE ACCIÓN INMUNOMODULADORA Regulación negativa de la producción de citocinas De manera normal, todos los individuos poseen anticuerpos naturales contra diversas citocinas proinfla- matorias: IL-6, IL-1, TNFa, IL-8, GM-CSF, entre otras, por lo que no es raro encontrar anticuerpos contra citoci- nas en los pre parados de gammaglobulina intravenosa y evidenciar su papel antiinflamatorio, al neutralizar su efecto. Además, la gammaglobulina intravenosa induce una modu lación en la producción de citocinas proinfla- matorias por monocitos, macrófagos y linfocitos CD 4 asociada con una elevación selectiva del antagonista del receptor de IL-1(IL-ra).10,11,12 La modulación en la pro- ducción de citocinas y de sus antagonistas es uno de los mecanismos antiinflama torios más importantes de la gammaglobulina intravenosa. Ésta puede contener anticuerpos contra recep tores de citocinas, CD5, CD4, MHC clase I, CCR5 y CD40, que podrían tener un efecto inmunomodulador al afectar la interacción de estas moléculas funcionales de los linfo- citos con sus ligandos. La gammaglobulina intravenosa contiene otras proteí- nas: trazas de MHC clase I, CD 4 y CD 8 solubles que ejercen un efecto inmunomodulador al bloquear au- toantígenos. La gammaglobulina intravenosa induce inhibición de la producción y secreción de citocinas por macrófagos y linfocitos T: IL-1, IL-2, IL-3, IL-4, IL-5, IL-6, IL-10, FEC-GM (factor estimulante de colonias de granulocitos y mono- citos), FNT (factor de necrosis tumoral), IFNg (interferón gamma). Además, se ha observado aumento de la pro- ducción de IL-8 y del antagonista del receptor de IL-1 (IL-1 Ra) y disminución de la expresión del receptor para IL-2.10,11,12 Efectos en las células dendríticas, linfocitos B y linfocitos T La gammaglobulina intravenosa es capaz de bloquear los receptores Fcg de las células fagocíticas, con dis- minución de la afinidad de los receptores Fcg de las células fagocíticas. Además, estimular el incremento de las concentraciones de CD16 solubles. La región Fc de las IgG interactúa con su receptor FcgR en células he- matopoyéticas. Existen receptores FcgR que cumplen funciones activadoras o inhibitorias al estimu lar distin- tas vías de señalización intracelular, que dependen del dominio ITAM (activador) o ITIM (inhi bidor) en la cola citoplasmática del receptor. El bloqueo competitivo de receptores FcgR en macrófagos previene la depuración de células sensibiliza das por el sistema retículoendote- lial; se considera el mecanismo principal de la IGIV en el control de la púrpura trombocitopénica autoinmunitaria y otras citopenias, donde el mecanismo fisiopatológi- co es la citotoxicidad mediada por anticuerpos. Otros estudios indican que la gammaglobulina intravenosa aumenta la expresión del receptor FcgRIIb (inhibitorio) al impedir la destrucción de las plaquetas opsonizadas y producir la inhibición de células B autorreactivas; por lo tanto, la disminución en la producción de autoanti- cuerpos cuando se activa simul táneamente el receptor de linfocito B (BCR).8,9 Al contrario de lo sucedido con dosis de reemplazo de gammaglobulina intravenosa, las dosis altas de ésta alteran la diferenciación y maduración de la célula den- drítica (DC) in vitro, induciendo un fenotipo regu lador, disminuyendo su capacidad de secretar IL-12 y aumen- tando la secreción de IL-10. Además, se ha obser vado que la gammaglobulina intravenosa induce una regula- ción negativa de molécu las coestimuladoras. La gammaglobulina intravenosa inhibe la proliferación y secreción de IgE en células B activadas por CD 40 in Gamaglobulina en enfermedades autoinmunitarias 125 vitro, además reduce la expansión de linfocitos B activa- dos por CD 40 ante citocinas. En modelos murinos la gammaglobulina intravenosa induce una regulación ne- gativa de células B autorreactivas al estimular en forma simultánea el BCR y FcgRIIb, además se incrementa la apoptosis de linfocitos B. En los linfocitos T se han detectado anti cuerpos an- tiidiotipo capaces de unirse a la región variable del receptor del linfocito T (TCR), bloqueando su activación por autoan tígeno. En la inmunidad celular también se ha observado disminución de la respuesta proliferativa de linfocitos T ante el reto con mitógenos y antígenos, e inhibición de la activación de linfocitos T mediada por superantígenos.También existe una interferencia de la comunicación entre las células presentadoras de antí- geno y los linfocitos T por los correceptores solubles (CD5, CD4, CD8), las moléculas del HLA clase I y II, y los anticuerpos anti CD4 y anti HLA. Regulación de la red idiotipo anti-idiotipo y anticuerpos naturales Los anticuerpos naturales son, principalmente, de iso- tipo IgM que surgen en condiciones fisiológicas sin necesidad de contacto previo con el antígeno y forman parte del sistema inmunitario innato. El contenido de anticuerpos naturales en la gammaglobulina intrave- nosa confiere un importante papel antiinflamato rio, que quizá incluye mecanismos dependientes de la región Fc o mecanismos dependien tes de la región F(ab)2. Estos anticuerpos pueden ser autorreactivos, pero no autoespecíficos y su posible participación en la tolerancia inmunológica es a favor del control de la autorreactividad fisiológica.8,9,12,13 La gammaglobulina intravenosa posee anticuerpos na- turales dirigidos contra el idiotipo (región variable Fab) de autoanticuerpos patogénicos. Éstos se denominan anticuerpos anti-idiotipo y previenen su unión a antíge- nos propios. Los estudios in vitro demuestran que los anticuerpos antiidiotipo se unen a la región variable de receptores antigénicos para evitar su activación por autoantígenos. Otro posible mecanismo es la unión al receptor antigénico y al receptor de inmunog lobulina FcgIIb, que activa la vía inhibitoria de la célula B al blo- quear en forma específica la proliferación de las células B autorreactivas. Todos estos mecanismos, en conjunto, permiten comprender los efectos de la inmunoglobuli- na intravenosa en disminuir los efectos fisiopatogénicos de los autoanticuerpos; restauran la red idiotípica, por lo que se pueden determinar anticuerpos contra auto- anticuerpos: antifactor VIII, antitiroglobulina, anti ADN, antifactor intrínseco, ANCAs, por mencionar algunos ejemplos.14,15,16 Modulación de la activación del sistema del complemento La porción constante (Fc) de la IgG de los prepara- dos de gammaglobulina intravenosa puede unirse a los fragmentos C3b y C4b del complemento en forma C1q independiente, para evitar su depósito en los te- jidos y el consecuente daño tisular mediado por el complejo de ataque a la membrana. Además, se ha demostrado la presencia de receptores solubles para CR1 y anticuerpos naturales contra C3b y otro meca- nismo de neutralización de las anafilotoxinas C3a y C5a mediante la región F(ab)2 de IgG. Existen estudios que demuestran el aumento de la solubilización de com- plejos inmunitarios circulantes y de los depositados en tejidos.8,9,12,13 Modulación de apoptosis La gammaglobulina intravenosa induce una activación o bloqueo funcional del receptor de muerte celular (Fas o CD95) e inhibe la promoción de la muerte celular me- diada por la molécula Fas gammaglobulina intravenosa que contienen anticuerpos naturales epítopos de Fas. Algunos de estos anticuerpos son IgG y tienen fun ción antagonista y bloquean la interacción de la molécula Fas con su ligando (FasL), que produce apoptosis. CONSIDERACIONES PRÁCTICAS EN EL TRATAMIENTO DE LA AUTOINMUNIDAD Con base en lo descrito pueden establecerse algunas enfermedades susceptibles de ser tratadas con gam- maglobulina intravenosa: púrpura trombocitopénica autoinmunitaria, enfermedad de Kawasaki, síndrome de Guillain-Barre, polineuropatía desmielinizante infla- matoria crónica y neuropatía motora multifocal. Modelo de púrpura trombocitopénica autoinmunitaria y otras citopenias autoinmunitarias El tratamiento de estas enfermedades es con prepa- raciones de gammaglobulina intravenosa, que incluye pequeñas cantidades de IgG, que bloquean com- petitivamente, los receptores FcgRIII de las células fagocíticas del sistema retículoendotelial, y previenen la captación de las plaquetas previamente unidas por au- 126 toanticuerpos tipo IgG. La gammaglobulina intravenosa no reduce la producción de anticuerpos anti-plaquetas en la trombocitopenia autoinmune crónica; así, el efec- to de la gammaglobulina intravenosa en la cantidad de plaquetas es transitorio. En el tratamiento de las trombocitopenias, la gam- maglobulina intravenosa es efectiva cuando existe un mecanismo inmunitario que participa en la destruc- ción de las plaquetas. Las trombocitopenias que no involucran la fagocitosis de plaquetas unidas por auto- anticuerpos no reaccionan ante el bloqueo del sistema reticuloendotelial por la IgG administrada. La mayoría de los pacientes con púrpura trombocitopénica auto- inmunitaria aguda se recuperan espontáneamente y no requieren tratamiento. Las indicaciones para sumi- nistrar gammaglobulina intravenosa se basan en los recuentos de plaquetas y en el sangrado. El tratamiento de la PTI con gammaglobulina intravenosa se indica cuando la cantidad de plaquetas circulantes es menor de 20,000/mL y hay hemorragia moderada o severa. La cantidad de plaquetas menor de 10,000/mL se consi- dera una indicación para suministrar gamma-globulina intravenosa aun si el sangrado es mínimo. El sangrado significativo por las membranas mucosas es una indica- ción de gammaglobulina intravenosa aun si la cantidad de plaquetas es de entre 10,000 y 50,000 por mL. Tam- bién se indica el tratamiento con gamma-globulina intravenosa antes de los procedimientos quirúrgicos en los pacientes con púrpura trombocitopénica autoinmu- nitaria aguda o crónica que tienen cifras de plaquetas menores de 30,000/mL. Al momento de la púrpura trombocitopénica autoinmunitaria un conteo de plaque- tas entre 50,000 y 30,000 por mL no es una indicación absoluta para el tratamiento con gammaglobulina intra- venosa. Cada caso debe individualizarse y encontrar factores de riesgo concomitantes: infección o una en- fermedad subyacente: lupus o incluso por mecanismos más complejos, como el síndrome Wiskott-Aldrich.14-17 El tratamiento de otras citopenias con gammaglo- bulina intravenosa está menos estandarizado. La gammaglobulina intravenosa incrementa la cantidad de neutrófilos en la neutropenia autoinmunitaria, espe- cialmente cuando se suministra con esteroides; este tratamiento habitualmente se recomienda cuando existe una infección severa. Las anemias hemolíticas autoinmunitarias responden pobremente a la gam- maglobulina intravenosa y se requieren dosis muy altas para lograr algún efecto positivo, por lo que no se recomienda su indicación rutinaria en estas enfermedades y nuevamente cada caso debe ser par- ticularmente analizado. Indicación de la gammaglobulina intravenosa en la enfermedad de Kawasaki En esta enfermedad inflamatoria la gammaglobulina intravenosa reduce los aneurismas coronarios en un porcentaje de 25 a menos de 5% de los casos (nivel de evidencia 1a). La etiología de la enfermedad de Kawasaki está aún en debate, y por lo tanto el me- canismo de acción de la gammaglobulina intravenosa no está claro; sin embargo, el mecanismo más proba- ble para este efecto es la reducción de las citocinas proinflamatorias, que se encuentran aumentadas en esta enfermedad. Las concentraciones séricas de TNF a e IL-6 están elevadas en sangre periférica, y las células mononucleares tienen una producción es- pontánea incrementada de IL-1 y TNF a; la secreción de estas citocinas es inhibida por la gammaglobuli- na intravenosa. Adicionalmente, en el suero humano normal hay pequeñas cantidades de anticuerpos an- ticitocinas y antirreceptores celulares; como sucede con los anticuerpos contra agentes infecciosos, estos autoanticuerpos normales se concentran en las pre- paraciones de gammaglobulina intravenosa, y tienen varios efectos agregados en la supervivencia, activa- ción y función celular.9,18,19 Hasta ahora no se ha demostrado que la enfermedad de Kawasaki se origine por un virus; pero un superantí- geno del Staphylococcus aureus ha sido implicado por algunos autores; la gammaglobulina intravenosa dismi- nuye la activación de los linfocitos T mediada porlos superantígenos. Para una máxima efectividad, la gammaglobulina in- travenosa debe iniciarse enseguida de establecer el diagnóstico. Actualmente el máximo beneficio se con- sigue cuando se administra en los primeros 10 días luego del inicio de los síntomas. Después de 10 días de iniciarse la enfermedad, la efectividad de la gam- maglobulina intravenosa es discutible, aunque otros parámetros de actividad, como la fiebre, pueden indicar al clínico la pertinencia de la aplicación de gammag- lobulina intravenosa. Las recomendaciones actuales respecto de la dosis son de 2 g por kg, una sola dosis, aunado a ácido acetil salicílico: 80-100 mg/kg/día (do- sis antiinflamatoria) incluso se continúa con 5 mg/kg/ día (dosis antiagregante plaquetario) por 8 semanas. Existen diversos protocolos para el posterior seguimien- to ecocardiográfico. Es importante considerar que posterior al término de la infusión de gammaglobulina intravenosa es pertinente esperar la desaparición de la fiebre 36-48 h después. Esta pauta es importante para que el clínico considere la Gamaglobulina en enfermedades autoinmunitarias 127 administración de una segunda dosis de gammaglobu- lina intravenosa a la misma dosis inmunomoduladora. Gammaglobulina intravenosa en el síndrome de Guillain-Barré De acuerdo con estudios doble ciego placebo con- trolados (nivel de evidencia 1a) el síndrome de Guillain-Barré con parálisis ascendente, es una de las indicaciones aceptadas para el tratamiento con gam- maglobulina intravenosa; la dosis total es de 2 g/kg. En muchos centros se prefiere administrar esta dosis en cinco días, suministrando 400 mg IgG/kg/día, para evitar la meningitis aséptica y otros efectos colaterales asociados con las altas dosis. Sin embargo, es impor- tante considerar que los efectos colaterales asociados con la gammaglobulina no solo dependen de la can- tidad total infundida, sino también de la velocidad de infusión y de la osmolaridad del producto, incluso de la relación, monómeros-polímeros. Además, exis- ten reacciones de tipo idiosincrásico, actualmente y siempre con uso de la bomba de infusión. Es viable administrar dosis de 2 g/kg sin periodos de interrup- ción del medicamento.13,20,21 Los estudios demuestran una superioridad con respecto a la plasmaféresis en lo que respecta a la incidencia de infecciones, por lo que el uso de gammaglobulina intra- venosa en el sídrome de Guillain-Barré es un a opción eficaz y segura. Miopatías autoinmunitarias La prevención del daño endotelial por C3b se ha propuesto como el mecanismo de acción de la gam- ma-globulina intravenosa en el tratamiento de las miopatías autoinmunitarias, principalmente en derma- tomiositis y polimiositis. También la disminución en la expresión de moléculas MHC clases I y II. Se dispone de estudios controlados que han demostrado la efica- cia de las IGIV en esta enfermedad con una tasa de respuesta incluso de 92% (evidencia 1b). Es el trata- miento de elección en la dermatomiositis resistente al tratamiento convencional. Se observa su efecto tera- péutico desde la primera dosis, pero este es mucho mayor con la segunda dosis mensual, y se mantiene durante 6-8 semanas. Se requieren dosis mensuales. Un inconveniente importante es el alto costo sobre todo en periodos prolongados de tratamiento. Las do- sis sugeridas van desde 400 mg/kg/día hasta 1-2 g/ kg/dosis.22,23,24 Miastenia gravis y síndromes miasténicos La gammaglobulina intravenosa también se ha indica- do en el tratamiento de pacientes con miastenia gravis, principalmente en quienes requieren asistencia mecáni- ca ventilatoria; es decir, en la crisis miasténica. También durante la evolución de pacientes con afectación clínica severa en espera de timectomía (controversial), como tratamiento concomitante en pacientes con marcada fa- tiga y respuesta lenta o pobre a inmunosupresores. De manera general, en pacientes resistentes al tratamiento convencional. Existe un grupo especial denominado seronegativos, con positividad a anticuerpos MuSK (Tirocin cinasa músculo específica), en quienes se ha demostrado una respuesta clínica favorable. La dosis habitual es de 400 mg/kg/día durante cinco días, pero pueden aplicarse las pautas consideradas en el síndrome de Guillain-Barré. Es importante con- siderar que no alentamos el uso de gammaglobulina intravenosa como monoterapia y sí como un elemento terapéutico con cualidades únicas en la crisis mias- ténica y a largo plazo en forma concomitante con inmunosupresores.25-28 Síndrome miasténico de Eaton Lambert Diversos estudios han demostrado buenos resultados con el tratamiento de gammaglobulina intravenosa en pacientes con síndrome miasténico de Eaton Lambert. La mejoría clínica se acompaña de disminución de an- ticuerpos frente a los canales de calcio (evidencia 1b). Las dosis utilizadas en los estudios son de 400 mg/ kg/día durante cinco días, con la posibilidad de indicar dosis mayores, lo que coincide con lo comentado en el síndrome de Guillain-Barré y miastenia gravis.29 Esclerosis múltiple El tratamiento con gammaglobulina intravenosa ha demostrado ser eficaz en el tratamiento de las fases agudas y en la prevención de nuevas recaídas. El efec- to es comparable con el del interferón-beta y del acetato de glatiramer. Sin embargo, no se ha podido demostrar la regresión de las lesiones y síntomas establecidos. Las gammaglobulinas intravenosas se consideran una alternativa válida para el tratamiento de pacientes con es- clerosis múltiple, con brotes y remisiones cuando no se toleran o han fracasado otros intentos terapéuticos. En los pacientes afectados por esclerosis múltiple que requieren altas dosis de esteroides existe otra posible indicación. 128 Las dosis indicadas son de 200-400 mg/kg/día durante cinco días, más 200-400 mg/kg/día cada dos semanas, aunque tratándose de una enfermedad autoinmunitaria es posible indicar dosis mayores: 1-2 g/kg. Deben to- marse en cuenta las implicaciones de costo con estos regímenes.29,30-38 OTRAS AFECCIONES AUTOINMUNITARIAS CON ÓRGANO DE CHOQUE EN EL SISTEMA NERVIOSO Polineuropatía desmielinizante inflamatoria crónica Su presentación es más frecuente en el paciente adul- to que en niños. La gammaglobulina intravenosa ha demostrado ser tan eficaz como la plasmaféresis y el tratamiento con corticoesteroides (prednisolona oral), con 70% de respuesta (evidencia 1a). Las dosis más frecuentemente indicadas corresponden a 400 mg/kg/ día por espacio de cinco días; es viable la prescripción de dosis mayores con fines de inmunorregulación.22,23,24 Neuropatía motora multifocal La gammaglobulina intravenosa ha demostrado ser un elemento muy importante en el tratamiento de esta enfermedad. En algunos pacientes la respuesta es efi- caz y rápida (desde horas a 7 días), incluso en casos con debilidad y atrofia de años de evolución (eviden- cia 1b). Dosis: 400 mg/kg/día durante cinco días o, bien, valorar esquema con dosis inmunomoduladora de 1-2 g/kg.32-35 Síndrome de Stevens Johnson y de Lyell El síndrome de Stevens Johnson y el de Lyell son re- acciones mucocutáneas graves que pueden poner en riesgo la vida y que son secundarias a diversos facto- res: infecciones, vacunas, y principalmente fármacos. Se ha descrito que 50% de los casos de síndrome de Stevens Johnson son secundarios a medicamentos e incluso 80% de los casos de síndrome de Lyell tienen el mismo origen.3 Desde el punto de vista de tratamiento es funda- mental retirar el fármaco que funciona como un inmunógeno; sin embargo y una vez desencadenada la respuesta inmunitaria es posible atenuarla con gamma- globulina intravenosa. La hipótesis para lograr esto es, básicamente, inhibir la expresión de Fas (CD95) en los queratinocitos, al inhibir el fenómeno de apoptosis de esta célula.36-43 Se han indicado dosis desde 400 mg por kg en 5 dosis consecutivas, hasta 1-2 g/kg. CONSIDERACIONES FINALES Es evidente que el tiempo ha permitido conocer a fondo el comportamientode la gammaglobulina intravenosa en diversos modelos de enfermedad. Su potencial como inmunomodulador se encuentra suficientemente pro- bado y resulta interesante que algunas enfermedades autoinmunitarias se estén tratado con dosis “bajas”. El modelo de la enfermedad de Kawasaki permite, hasta cierto punto, hacer extrapolaciones cuando se decide indicar una dosis más conservadora o, bien una dosis elevada. Faltan estudios con metodología adecuada para poder emitir recomendaciones sólidas respecto de cuál dosis es la más adecuada. El concepto, hasta cierto punto obsoleto, acerca de que las dosis mayores se relacionan con mayores efectos colaterales, debe sustentarse en ensayos debidamente diseñados. Cuan- do sobreviene una meningitis aséptica, es excepcional en comparación con la cantidad de dosis utilizadas. Es evidente que, por razones de tiempo y de optimización de recursos, la mayoría de los clínicos se inclina por los productos en concentración al 10%. Los efectos en el volumen de infusión e, incluso, el tiempo invertido en el proceso de administración tienen repercusión en los efectos colaterales reportados. Un aspecto importante de la gammaglobulina intra- venosa sigue siendo su alto costo, circunstancia que disminuye su indicación y, desde luego, las ventajas de su aplicación. De una manera sólida observamos cómo la difusión del conocimiento, la llegada de más y mejores productos a nuestro país, han tenido como sano resultado final de esta competencia, la disminución en el costo por gramo con la consiguiente mayor accesibilidad a la po- blación a este producto, que de otra manera solo sería una utopía en el armamento terapéutico del médico y sus pacientes. El momento de la intervención y los esquemas a seguir recaen de manera directa en la decisión del clínico. Al- gunos aspectos son dignos de discutirse; por ejemplo, es evidente el valor de la intervención con gammaglobu- lina intravenosa en un paciente afectado por miastenia gravis con asistencia ventilatoria, donde quizá la metil- prednisolona o la ciclofosfamida, ambas en bolo, tienen implicaciones de riesgo en el tratamiento. Sería un error pretender ofrecer tratamiento a largo plazo a ese mis- mo paciente con dosis mensuales de gammaglobulina intravenosa, en lugar de indicar un inmunosupresor Gamaglobulina en enfermedades autoinmunitarias 129 del tipo del metotrexato o ácido micofenólico, que por razones de costo y eficacia y en este momento de la evolución del padecimiento tienen ventajas en relación con la gammaglobulina intravenosa. Un aspecto relevante y que recae, directamente, en el ejercicio clínico cotidiano, es la cautela en la indica- ción de la gammaglobulina intravenosa. Debe tenerse responsabilidad ética y moral y no abusar de algunas indicaciones no establecidas. En algunos ámbitos de la Neurología Clínica, en atención a lo catastrófico de los cuadros, o bien, a la falta de una terapéutica estandari- zada, han hecho evolucionar en el tiempo algunas de las indicaciones poco sólidas, transformándolas en in- dicaciones perfectamente justificadas. En otras áreas y en algunas enfermedades, como el asma o la dermatitis atópica, solo por mencionar algunas, no encuentra una justificación real, tomando en cuenta el costo elevado de la gammaglobulina intravenosa y las excelentes opcio- nes terapéuticas disponibles para esos padecimientos. Gammaglobulina subcutánea En años recientes la gammaglobulina subcutánea ha emergido como una opción válida para el tra- tamiento de enfermedades autoinmunitarias, los modelos patológicos en cuestión se traspolan a la dermatomiositis-polimiositis y al síndrome de Lewis Summer (neuropatía multifocal adquirida desmielinizan- te motora y sensitiva). La perspectiva histórica incluye la transición que experimentaron los pacientes con inmu- nodeficiencias primarias, en quienes se reconocieron diversas ventajas del tratamiento con gammaglobulina subcutánea con respecto a la forma intravenosa. La gammaglobulina subcutánea posee los mismos efectos inmunomoduladores de la forma intravenosa y carece de los efectos secundarios más importantes. Es necesario evaluar modelos de enfermedades tradi- cionalmente tratados por vía intravenosa, donde por la gran cantidad de hemoderivado utilizada, se antoja pre- ferible la forma subcutánea, sobre todo desde el punto de vista de fármaco-economía, en dicho concepto es posible visualizar, a futuro, tratamientos subcutáneos de enfermedades como Guillain Barré y Kawasaki; por supuesto que existe la necesidad de futuros estudios para evaluar esta conveniente estrategia. REFERENCIAS 1. Shah S. Pharmacy considerations for the use of IGIV therapy. Am J Health-Syst Pharm 2005;62(S3):S5-11. 2. Montoya C, Sorensen R. Lecciones sobre el uso de gamaglobulina huma- na endovenosa. Boletín LAGID 2001. 3. Prins Ch, Gelfand Erwin, French L. Intravenous Immunoglobulin: Proper- ties, Mode of Action and Practical use in Dermatology. Acta Derm Vene reol 2007;87:206-18. 4. Negi V, et al. Intravenous Immunoglobulin: An update on the clinical use and mechanisms of action. J Clin Immunol 2007;27(3):233-45. 5. Orange, et al. Use of intravenous immunoglobulin in human disease: A review of evidence by members of the Primary Immunodeficiency Com- mittee of the American Academy of Allergy and Immunology. J Allergy Clin Immunol 2006;117:S525-553. 6. Ballow M. Clinical and investigational considerations for the use of IGIV therapy. Am J Health-Syst Pharm 2005;62(S3):S12-18. 7. García JM, et al. Update on the treatment of primary immunodeficien cies. Allergol Immunopathol 2007; 35(5):184-92. 8. Katz U, Achiron S, Sherer Y, Shoenfeld Y. Safety of immunoglobulin (IGIV) therapy. Autoimmunity Reviews 2006;6:257-59. 9. Kazatchkine M, Kaveri S. Immunomodulation of Autoimmune and Infla- mmatory Diseases with Intravenous Immune Globulin. N Engl J Med 2001;345(10):747-53. 10. Vo A, et al. Safety and adverse events profiles of intravenous gammag- lobulin products used for immunomodulation. Clin J Am Soc Nephrol 2006;1:844-52. 11. Siberil S, et al. Intravenous Immunoglobulins in Autoimmune and Infla- mmatory Disease. Ann NY Acad Sci 2007;1110:497-506. 12. Simon HU, Spath PJ. IVIG mechanism of action. Allergy 2003;58:543-52. 13. Lemieux R, Bazin R, Néron S. Therapeutic intravenous immunoglobilins. Molecular Immunology 2005; 42: 839-848. 14. Clynes R. IVIG Therapy: Interfering with Interferon-gamma. Immunity 2007; 26: 4-7. 15. Yu Z, Lennon V. Mechanism of Intravenous Immune Globulin Thera- py in Antibody-Mediated Autoimmune Diseases. N Engl J Med 1999; 340(3):227-228. 16. Constantine M, et al. Intravenous Immunoglobulin utilization in the Cana- dian Atlantic provinces: a report of the Atlantic Collaborative Intra venous Immune Globulin Utilization Working Group. Transfusion 2007;47:2072- 80. 17. Vesely SK et al. Self-reported initial management of childhood idiopathic trombocytopenic purpura: results of a survey of members of the American Society of Pediatric. J Pediatr Hematol Oncol 2003;25(2):130-3. 18. Hahwaji IY, et al. A national survey on the pediatric cardiologist´s clini- cal approach for patient with Kawasaki disease. Padiatr Cardiol 2002;23 (6):639-46. 19. Khowsati P, et al. Treatment of Kawasaki disease with a moderate dose (1 g/kg) of intravenous immunoglobulin. J Med Assoc Thai 2002;84 Suppl 4:S1121-6. 20. Hughes RA et al. Intravenous immunoglobulin for Guillain-Barre syndro- me. Cochrane Database Syst Rev 2001;(2). 21. Van der Merche FGA et al. A randomizaed trial comparing intravenous im- mune globulin and plasma interchange in Guillain-barré syndrome. New Eng J Med 1993;326:1123-29. 22. Van Schaik IN. Intravenous immunoglobulin for chronic inflammatory desmyelinating polyradiculoneuropathy. Cochrane Database Syst Review 2002;(2). 23. Dalakas MC. Mechanisms of action of IVIG, and therapeutic considera- tions in the treatment of acute and chronicdesmyelinizating neuropathies. Neurology 2002;59 (12 Suppl 6):S13-21. 24. Vermeulen M. Intravenous immune globulin in patients with chronic infla- matory desmyelinating polyneuropathy: a double-blind placebo study. J Neurol Neurosurg Psychiatry 1993;576:363-9. 25. Wegner B et al. Intravenous immunoglobulin monotherapyin long-term treatment of myasthenia gravis. Clin Neurol Neurosurg 2002;105(1):3-8. 26. Wolfe GI, et al. Randomized, controlled trial of intravenous immunoglobu- lin in myasthenia gravis. Muscle Nerve 2002;26(4):549-52. 27. Ponseti JM et al. Diagnóstico y tratamiento de la miastenia gravis. Med Clin (Barc) 2000;115:264-70. 28. Howard JF. Intravenous immunoglobulin for the treatment of acquired myasthenia gravis. Neurology 1998; 51(Suppl 5):S30-S36. 130 29. Sorensen PS. The role of intravenous immunoglobulin in the treatment of multiple slerosis. J Neurol Sci 2003;206(2):123-30. 30. Sorensen P, Fazekas F, Lee M. Intravenous immunoglobulin G for relapsing remitting multiple sclerosis: a meta-analysis. Eur J Neurol 2002;9(6):557-63. 31. Ratko TA, et al. Recommendations for off-label use of intravenously ad- ministered immunoglobulin preparations. Consensus statement. JAMA 1995;273(23):1865-70. 32. Umapathi, et al. Immunosupressive treatment for multifocal motor neuro- pathy. Cochrane Database Syst Rec. 2002;(2). 33. Leger JM. Intravenous immunoglobulin therapy in multifocal mo- tor neuropathy: A double blind, placebo-controlled study. Brain 2001;124(Pt1):145-53. 34. Federico P, et al. Multifocal moto neuropathy improved by IV Ig: rando- mized, double-blind, placebo-controlled study. Neurology 2000;14;55(9): 1256-62. 35. Nobile OE. High dose intravenous immune globulin therapy in multifocal motor Neuropathy. Neurology 1993;43:537-44. 36. Bird SJ. Clinical and electrophysiologic improvement in Lambert Ea- ton syndrome with intravenous immune globulin therapy. Neurology. 1992;42:1422-23. 37. Dalakas. Intravenous immune globulin in the treatment of autoimmune neuromuscular disease. Muscle and Nerve. 1999;22(11):1479-97. 38. Wiles CM, et al. Intravenous immunoglobulin in neurological disease: a specialist review. J Neurol Neurosurg Psichiatry. 2002;72:440-48. 39. Al Mayouf SM et al. Intravenous immunoglobulin therapy for juvenile der- matomyositis. J Rheumatol 2000; 27(10):2498-503. 40. Gottfried. High dose intravenous immune globulins in dermatomyositis: clinical response. Eur J Dermatol 2000;10(1):29-35. 41. Cherin P. Intravenous immune globulins in the treatment of dermatomyo- sitis and polymiositis. Arthritis Rheumatism 2001;33(8):2024-29. 42. Viard I. Inhibition of toxic epiderma necrolysis by blockade of CD95 with human intravenous immunoglobulin. Science 1998;282:490-93. 43. Prins C, et al. Treatment of toxic epidermal necrolysis with high dose intravenous Immunoglobulins: multicenter retrospective analysis of 48 consecutive cases. Arch Dermatol. 2003;139(1):26-32.
Compartir