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S E C C IÓ N V I © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. CONCEPTO Las enfermedades del túbulo renal o tubulopatías se definen como las alteraciones clínicas en las que existe una disfunción tubular espe- cífica con una afección escasa o nula de la función glomerular. Esta afirmación es válida únicamente en los estadios precoces, ya que en el curso evolutivo de una tubulopatía puede producirse también una alteración glomerular secundaria y, en algunos casos, desarrollarse una enfermedad renal crónica (ERC). Las disfunciones tubulares pueden ser simples o complejas según se afecte el transporte tubular de una o de varias sustancias, respectivamente. Pueden también representar una anomalía primaria, casi siempre hereditaria, del transporte tubular o ser la consecuencia de un trastorno secundario a otras enfermedades o a la administración de medicamentos y tóxicos. En general, pueden distinguirse los siguientes tipos patogénicos: 1) trastornos de reabsorción (por defecto de captación en la membrana luminal, escape retrógrado excesivo o utilización celular alterada); 2) trastornos de secreción, y 3) trastornos de transporte hormonodependientes (por unión ina- propiada de la hormona con sus receptores tubulares o una transmisión inadecuada de la señal hormonal). GLUCOSURIA RENAL Es un trastorno hereditario de la reabsorción de glucosa localizado en el túbulo renal. Se define por los siguientes criterios: 1) glucosuria constante; 2) glucemia normal; 3) utilización normal de los hidratos de carbono, y 4) ausencia de otras anomalías tubulares. Se han propuesto dos tipos de herencia: autosómica dominante con penetrancia variable o autosómica recesiva. Los fenotipos A, B y 0 son fenotipos alélicos, con mutaciones en el gen codificador (SLC5A2) del cotransportador SGLT2, de baja afinidad/alta capacidad, que cotrans- porta una molécula de sodio y una molécula de glucosa en el lado epitelial de la célula tubular proximal. El defecto tubular está representado por la disminución del umbral de reabsorción renal de glucosa, que se define como el nivel de glucemia a partir del cual la glucosuria excede 1 mg/min por 1,73 m2 y es, por tanto, detectable por los métodos analíticos habituales. Esto ocurre normalmente cuando la glucemia alcanza 180-200 mg/100 mL, pero en los casos de glucosuria renal sucede aun con niveles normales de glucemia. Existen grados de gravedad diferentes. En la glucosuria renal de tipo A tanto el umbral como el transporte tubular máximo de glucosa (TmG) están disminuidos, mientras que en la de tipo B el umbral está disminuido pero el TmG es normal. Existe una tercera categoría, de gran rareza, la llamada de tipo 0, en la que no existe ningún transporte tubular de glucosa, dado que la eliminación urinaria es igual a la cantidad filtrada por el glomérulo. La glucosuria suele detectarse de manera continua y es de grado moderado (5-30 g/24 h), aunque puede alcanzar un grado importante (más de 100 g/24 h). Ocasionalmente es sólo evidente en el período posprandial. Se trata de un proceso benigno, ya que los pacientes permanecen asintomáticos, con la rara excepción de una mala tolerancia al ayuno o poliuria-polidipsia como consecuencia de la diuresis osmótica. La diferenciación entre la glucosuria renal y la diabetes mellitus es esencial para evitar peligrosos errores terapéuticos. Hay que descartar también otras meliturias (pentosuria, galactosuria, etc.) o la glucosuria presente durante el embarazo. No existe indicación terapéutica. La cantidad de glucosa presente en la orina es independiente de la cantidad de hidratos de carbo- no ingerida, por lo que no debe prescribirse ninguna restricción dietética. HIPERFOSFATURIAS Entre el 80% y el 85% del fosfato inorgánico filtrado se reabsorbe normalmente en el túbulo renal proximal. Esta reabsorción está fun- damentalmente regulada por la acción de la hormona paratiroidea, que inhibe dicho transporte al actuar a través del sistema adenilciclasa- AMP cíclico y disminuir la actividad de transportadores de membrana específicos. El 70%-80% del fosfato filtrado se reabsorbe a través de un transportador específico sodio-dependiente denominado NPT2a, que se expresa preferentemente en la membrana apical del túbulo contorneado proximal. La reabsorción tubular de fosfato depende estrechamente de la cantidad de fosfato ingerida, de manera que la eliminación urinaria aumenta o disminuye en respuesta a la ingesta. Este mecanismo de adaptación renal es independiente de la hormona paratiroidea. Las hiperfosfaturias de origen tubular renal están causadas por una disminución primaria de la reabsorción de fosfato y tienen como consecuencia clínica el raquitismo resistente a la vitamina D. La causa genética de los raquitismos hipofosfatémicos hereditarios son: 1) raquitismo hipofosfatémico familiar ligado al sexo (mutaciones en el gen PHEX; 2) raquitismo hipofosfatémico familiar autosómico dominante (mutaciones activadoras en el gen codificador del factor de crecimiento fibroblástico 23 [FGF-23]); 3) raquitismo hipofosfatémico familiar autosómico recesivo (mutaciones inhibidoras en los genes codificadores de la proteína 1 de la matriz de la dentina (DMP1) y de la pirofosfatasa/fosfodiesterasa 1 (ENPP1), y 4) raquitismo hipofos- fatémico familiar con hipercalciuria (mutaciones inhibidoras en el gen codificador del transportador luminal NPT2c). Recientemente, se ha descrito otra variante de raquitismo hipofosfatémico con hiperpara- tiroidismo debido a una traslocación de novo que cursa con valores elevados de α-Klotho. Se sabe que este último es un cofactor que facilita la activación del receptor basolateral de FGF-23. Raquitismo hipofosfatémico familiar ligado al sexo Concepto y etiología Esta entidad constituye el defecto genético más frecuente causante de hiperfosfaturia aislada. Se estima una incidencia de 1/20.000 nacimientos. La enfermedad se transmite a través de una herencia dominante ligada al sexo, aunque pueden existir también formas aparentemente esporádicas. El gen causal, denominado PHEX y situado en la región Xp22.1, forma parte de la familia de genes que controlan la síntesis de endopeptidasas. Fisiopatología La enfermedad se caracteriza por un trastorno de la reabsorción tubular de fosfato inorgánico causado por un fallo de la degradación de una hor- mona polipeptídica, FGF-23 o fosfatonina, secretada en el osteoblasto y que inhibe la reabsorción tubular proximal de fosfato inorgánico por parte de la proteína transportadora apical NPT2a. La función del gen PHEX es esencial para limitar esta inhibición del transporte de fosfato. Cuadro clínico Clínicamente se caracteriza por la aparición, entre los 6-12 meses de edad, de un raquitismo que se revela resistente a la administración de las dosis habituales de vitamina D. Este raquitismo se suele asociar a un retraso de crecimiento importante y a deformidades óseas del tipo de genu varum y, más raramente, de genu valgum. En el adulto, la enfermedad permanece generalmente inactiva y se reduce a la presencia de talla baja y de deformidades óseas residuales. Ocasionalmente, la osteomalacia se acompaña de calcificaciones difusas de los tendones y formación de osteófitos (entesopatía). El signo bioquímico cardinal es © 2020. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Enfermedades del túbulo renal Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 908 SECCIÓN VI Nefrología la hipofosfatemia, que se acompaña de normocalcemia y de elevación de la fosfatasa alcalina. La hipofosfatemia puede constituir el único signo clínico en muje- res portadoras de la alteración genética. La tasa circulante de hormona paratiroidea esnormal. La concentración plasmática de 1,25(OH)2D3 está relativamente disminuida (inadecuadamente normal) habida cuenta de la coexistencia de una hipofosfatemia. Ello se debe al efecto inhibidor que el exceso de FGF-23 circulante ejerce sobre el gen codi- ficador de la 1-α-hidroxilasa renal del 25(OH)D3. Tratamiento El tratamiento es difícil y con frecuencia decepcionante, especialmente, en lo que respecta a la reaceleración del crecimiento. En este sentido y, también, para prevenir las deformidades óseas, debe iniciarse lo antes posible. El tratamiento consiste en la administración oral de fosfato neutro de sodio (1,5 g/24 h) (solución de Joulie, Phospate Sandoz®) y de calcitriol (1,25[OH]2D3: 0,25-2 µg/día) o α-calcidiol (1-α [OH]-D3: 0,5-3 µg/día). Este tratamiento requiere controles regulares de la calcemia, la calciuria y la concentración de PTH intacta, así como de ecografías renales periódicas, con el objeto de detectar situaciones de sobredosificación que pueden conllevar la aparición de hipercalcemia, nefrocalcinosis o hiperparatiroidismo secundario. En general, cuando se eleva la calciuria y/o la calcemia, es mandatorio reducir la dosis del derivado de la vitamina D3 y, al contrario, cuando se incrementan los niveles de PTH intacta, se debe disminuir el aporte de fosfato. Con un tratamiento mantenido se consigue curar las lesiones óseas y acelerar el crecimiento, aunque no se puede normalizar la hipofos- fatemia. El tratamiento debe continuarse a lo largo de toda la infancia, incluida la adolescencia, si bien puede considerarse su supresión una vez alcanzada la edad adulta y finalizado el crecimiento. Desde hace muy poco tiempo está disponible el uso de burosumab, un anticuerpo monoclonal recombinante que se une a FGF-23 e inhibe su actividad. Hiperfosfaturia de origen tumoral Existe un grupo raro de pacientes en los que el desarrollo del raquitismo u osteomalacia hipofosfatémicos va ligado a la presencia de tumores «no endocrinos» de origen fibroso o mesenquimatoso. El hecho remar- cable es la curación de las lesiones óseas tras la resección del tumor, lo que demuestra que el tumor secreta una sustancia hiperfosfatúrica de características idénticas a la FGF-23. Hiperfosfaturia asociada a otras tubulopatías Lesiones de raquitismo u osteomalacia hipofosfatémicos pueden tam- bién formar parte del cuadro clínico de un conjunto de síndromes de disfunción tubular renal, tales como el síndrome de Fanconi o la acidosis tubular renal distal. Serán tratados en los apartados correspondientes. HIPOURICEMIA DE ORIGEN RENAL Una vez filtrado, el ácido úrico es reabsorbido por un sistema de gran capacidad y afinidad, localizado en la porción contorneada del túbu- lo proximal, el transportador URAT1 que es codificado por el gen SLC22A12 (11q3) y que pertenece a la familia de transportadores de aniones orgánicos (OAT). La excreción urinaria normal de ácido úrico es de 520 ± 147 mg/24 h/1,73 m2, lo que, expresado en forma de acla- ramiento, representa un valor entre 6-12 mL/min/1,73 m2. Concen- traciones de uricemia inferiores a 2 mg/dL son raras, y cuando ocurren pueden ser debidas a una disminución de la producción de ácido úrico o a un aumento de su excreción renal. La hipouricemia por hipo- producción se observa en la xantinuria, entidad causada por un defecto congénito de la enzima xantina-oxidasa, o tras la administración de alopurinol, que inhibe dicha enzima. La hipouricemia de origen renal, causada por un aumento de la excreción de ácido úrico, se observa fundamentalmente en casos de síndrome de Fanconi o en asociación con hipercalciuria. Excepcionalmente se encuentran como defecto aislado las mutaciones en el gen SLC22A12 que codifica URAT1 y que originan la denominada hipouricemia tubular renal de tipo 1. Esta enfermedad, autosómica recesiva, es especialmente frecuente en Japón, y suele ser asintomática o expresarse tardíamente en la edad adulta en forma de nefrolitiasis o de episodios de insuficiencia renal aguda en situaciones de ejercicio y estrés oxidativo. La salida del ácido úrico hacia el espacio peritubular se realiza mediante el transportador baso- lateral GLUT9, que está codificado por el gen SLC2A9. Mutaciones en este gen son la causa de la hipouricemia tubular de tipo 2. HIPERAMINOACIDURIAS Los aminoácidos presentes en el filtrado glomerular se reabsorben de manera casi completa a lo largo del túbulo proximal. Los únicos ami- noácidos normalmente excretados en cantidad apreciable son histidina, glicina y serina. La reabsorción tubular de aminoácidos se efectúa por un proceso de transporte activo específico. Existen sitios diferentes de transporte para aminoácidos aislados o para grupos de aminoácidos, con mecanismos de inhibición competitiva o no competitiva para dicho transporte. En muchos casos la absorción de aminoácidos en la mucosa intestinal parece alterarse simultáneamente con el transporte tubular renal, lo que señala la existencia de mecanismos de trans- porte análogos en ambos órganos. Un primer sistema afecta a los aminoácidos dibásicos (lisina, arginina y ornitina). Aparece con deficiencia en la cistinuria, trastorno here- ditario que conduce a un defecto de la reabsorción tubular renal de dichos aminoácidos dibásicos y de cistina, y en las hiperaminoacidurias dibásicas, de las que existen dos tipos: la aminoaciduria dibásica simple, en la que existe una excreción aumentada de lisina, arginina y ornitina, sin hiperexcreción de cistina, y la intolerancia lisinúrica a las proteínas, en la que el defecto de transporte está también presente en hígado e intestino. Estos hallazgos sugieren que existen al menos dos sistemas de transporte para los aminoácidos dibásicos, de los que sólo uno es utilizado también por la cistina. Este aminoácido puede también ser transportado en un sitio específico, no compartido por otros aminoáci- dos, y su alteración da origen a un síndrome de hipercistinuria aislada. Un segundo mecanismo de transporte es utilizado por los amino- ácidos dicarboxílicos (ácido glutámico y ácido aspártico). Las anomalías de este sistema son muy poco frecuentes. Un tercer sistema de transporte afecta a los iminoácidos (prolina e hidroxiprolina) y a la glicina. Está específicamente alterado en la iminoglicinuria familiar. La glicina puede también reabsorberse por un sistema independiente, ya que existe un síndrome de hiperglicinuria aislada, sin iminoaciduria acompañante. Un cuarto sistema de transporte afecta al conjunto de aminoácidos neutros (con exclusión de la glicina y los iminoácidos) y aparece espe- cíficamente alterado en la enfermedad de Hartnup. En el síndrome de malabsorción de metionina existe un defecto específico, renal e intestinal, de absorción de metionina acompañado de la excreción de grandes cantidades de ácido β-hidroxibutírico, producto de degradación de la metionina que se forma en el intestino por acción de la flora bacteriana. Finalmente, existe un transporte común para los compuestos β-ami- nados (taurina, β-alanina, β-aminobutírico). Este sistema de transporte está inhibido competitivamente en individuos con β-alaninemia. Cistinuria Concepto y etiología Representa un trastorno hereditario del transporte tubular renal e intes- tinal de cistina, lisina, arginina y ornitina. Es una enfermedad relativa- mente común, con una incidencia de 1/20.000 nacimientos. Se hereda con carácter autosómico recesivo y se distinguen dos subtipos genéticos. El tipo 1 está causado por mutaciones del gen SLC3A1, localizado en 2p21, que codifica un cotransportador de cistina y aminoácidos dibá- sicos llamado rBAT. El tipo no-1 está causado por mutaciones del gen SLC7A9, localizado en 19q13.1, que codifica una proteína denominada b0,4AT que forma un heterodímero con rBAT. Estos avances genéticos han permitido la subclasificación clínica de la cistinuria: Cistinuria de tipo A, causada por mutaciones de ambos alelos del gen SLC3A1. Los heterocigotos muestran una aminoacidurianormal. Cistinuria de tipo B, causada por mutaciones de ambos alelos del gen SLC7A9. Los heterocigotos muestran una elevación urinaria Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V I 909 CAPÍTULO 109 Enfermedades del túbulo renal © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. de cistina y aminoácidos dibásicos, pero en un 14% de los casos, el patrón de aminoaciduria puede ser normal. Cistinuria de tipo AB, causada por una mutación en SLC3A1 y otra mutación en SLC7A9. Este tipo es infrecuente. Fisiopatología Los mecanismos de transporte transmembrana son independientes para la cistina y los aminoácidos dibásicos. El transportador de alta afinidad rBAT transporta tanto L-cistina como L-aminoácidos dibásicos, pero además existe un transportador de baja afinidad que solamente trans- porta L-cistina. Estudios de inmunolocalización han revelado que rBAT se expresa primariamente en las membranas luminales del túbulo proximal renal y del intestino delgado. La mutación más frecuente- mente encontrada en España (40% de los cromosomas cistinúricos examinados) es la M467T. Cuadro clínico La importancia clínica deriva de la predisposición a formar cálculos de cistina por los individuos afectos. Los cálculos se forman cuando la concentración urinaria de cistina es superior a 250 mg de cistina por gramo de creatinina. La solubilidad de la cistina es mayor en pH alcalino (superior a 7,5) que en pH ácido. Los cálculos pueden aparecer precozmente en la vida y variar desde arenillas hasta grandes cálculos coraliformes que moldean la pelvis renal o la vejiga urinaria. Estos cálculos son poco visibles radiológicamente, aunque pueden serlo cuando contienen también sales cálcicas. Diagnóstico El diagnóstico puede efectuarse por la demostración de la hiperaminoa- ciduria dibásica característica. Debe sospecharse ante la aparición en la orina de abundantes cristales de cistina o ante una reacción de Brandt positiva. Esta reacción consiste en el desarrollo de un color purpúrico por la presencia de cistina cuando se añade a la orina cianuro sódico y nitroprusiato potásico. Esta prueba detecta la cistina sólo en concen- traciones superiores a 75-125 mg/g de creatinina. Tratamiento Debe estar dirigido fundamentalmente a la prevención de la litiasis renal. Para ello es útil el incremento de la ingesta acuosa, la alcalinización cons- tante de la orina con citrato potásico destinada a conseguir un pH man- tenido por encima de 7,5 y la disminución de la cistinuria mediante un régimen pobre en sodio. Si estas medidas son insuficientes puede también aumentarse la solubilidad urinaria de la cistina mediante administración de D-penicilamina, captopril o α-mercaptopropionilglicina (tiopronina). Síndrome de Fanconi Concepto El síndrome de De Toni-Debré-Fanconi o, simplemente, síndrome de Fanconi, designa a una disfunción múltiple del túbulo proximal, caracterizada por un trastorno de la reabsorción de glucosa, amino- ácidos, fosfato y, con frecuencia, también de bicarbonato, lo que se expresa clínicamente por glucosuria, aminoaciduria generalizada no específica, hiperfosfaturia y acidosis tubular renal proximal. Otras anomalías eventualmente presentes son proteinuria de tipo tubular, hiperuricosuria, conservación inadecuada de sodio y potasio e incapa- cidad para concentrar la orina, con poliuria y polidipsia. El término síndrome de Fanconi se utiliza indiscriminadamente para designar cualquier disfunción tubular proximal compleja, sea completa o parcial, e independientemente de la etiología responsable. Puede aparecer con carácter idiopático, ser secundario a enfermedades genéticas y adquiridas o estar causado por medicamentos y tóxicos (cuadro 109-1). Fisiopatología El conocimiento de la fisiopatología del síndrome de Fanconi humano es limitado, pero su desarrollo parece depender de un trastorno del metabolismo oxidativo mitocondrial de la célula tubular proximal que interfiere en la función de una serie de transportadores sodio- dependientes de la membrana luminal o de la membrana basolateral. La presencia de una proteinuria de bajo peso molecular refleja también la existencia de una anormalidad en el proceso de endocitosis/exoci- tosis del túbulo proximal altamente dependiente de dos receptores, megalina y cubilina, que permiten la reabsorción por endocitosis de las macromoléculas filtradas. Cuadro clínico Depende a la vez del grado de afección tubular y de la etiología del síndrome. En el niño, la clínica está siempre dominada por un retraso de crecimiento y por lesiones de raquitismo resistentes al tratamiento con dosis habituales de vitamina D. Puede haber poliuria y debilidad muscular o incluso parálisis periódicas atribuibles a hipocalemia. En el adulto, los síntomas más habituales son lesiones óseas (osteomalacia, dolor óseo, fracturas), debilidad muscular y fatiga. El estudio bioquímico revela hipofosfatemia y normocalcemia, así como elevación de la fosfatasa alcalina si existen lesiones activas de osteomalacia. La acidosis metabólica hiperclorémica, la hipouricemia y la hipopotasemia suelen completar el perfil bioquímico sanguíneo. El estudio urinario muestra glucosuria, proteinuria de tipo tubular, hiperaminoaciduria generalizada, hiperfos- faturia e hiperuricosuria. Puede existir, también, una pérdida urinaria de sodio, con hiponatremia moderada secundaria, hipercalciuria y un defecto de la capacidad de concentración urinaria. Los pacientes con proteinuria tubular evidencian una pobre acumulación renal de 99Tc-DMSA que, sin embargo, aparece acumulado en la vejiga urinaria. Este fenómeno se debe a que este trazador no es reabsorbido por las células tubulares proximales. Pronóstico Dependen de la etiología particular causante del síndrome. Las dis- funciones tubulares secundarias desaparecen, en general, al suprimir el agente o al tratar la enfermedad causal. • CUADRO 109-1 Clasificación etiológica del síndrome de Fanconi Síndrome de Fanconi de origen genético Idiopático Esporádico Herencia autosómica dominante Herencia autosómica recesiva Herencia recesiva ligada al sexo Asociado a enfermedades genéticas Síndrome de Dent Cistinosis Tirosinemia de tipo I Intolerancia hereditaria a la fructosa Galactosemia Síndrome de Bickel-Fanconi Enfermedad de Wilson Raquitismo vitamina D-dependiente de tipo I Síndrome oculocerebrorrenal de Lowe Citopatías mitocondriales Síndrome de Fanconi de origen adquirido Asociado a enfermedades adquiridas Mieloma múltiple y otras paraproteinemias disproteinemias Síndrome nefrótico idiopático Nefritis intersticial aguda con anticuerpos antimembrana basal tubular Trasplante renal Neoplasias Asociado a medicamentos y tóxicos Antibióticos y fármacos antivirales (tetraciclina degradada, metil-3-cromona, gentamicina y otros aminoglucósidos, tenofovir) Metales pesados (mercurio, uranio, plomo, cadmio, platino) Quimioterápicos (ifosfamida, 6-mercaptopurina, estreptozotocina) Ácido maleico, lisol, tolueno, paraquat Ácido valproico Ranitidina Hierbas medicinales chinas (ácido aristolóquico) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 910 SECCIÓN VI Nefrología Tratamiento Las lesiones óseas de raquitismo u osteomalacia deben tratarse de manera semejante a lo recomendado en los pacientes con raquitismo hipofosfatémico familiar. Asimismo, el tratamiento de la acidosis metabólica y la hipopotasemia es similar al de la acidosis tubular. La administraciónde L-carnitina puede ser necesaria en determinados pacientes que demuestran concentraciones plasmáticas disminuidas y una miopatía secundaria a dicho déficit. Síndrome de Fanconi idiopático El síndrome de Fanconi primario o idiopático es raro y puede obser- varse tanto en la edad infantil como en la edad adulta. La mayoría de los aproximadamente 50 casos comunicados en la literatura tienen un carácter esporádico. Sin embargo, un cierto número de pacientes dependen, con seguridad, a algún tipo de herencia. Si bien se describe que pueden presentar una evolución estable, con frecuencia existe, por el contrario, una evolución progresiva a estadios avanzados de insuficiencia renal. ENFERMEDAD DE DENT La enfermedad descrita en 1964 por Dent y Friedman es la misma entidad que la comunicada en EE. UU. bajo el nombre de urolitiasis familiar con herencia ligada al sexo, en Japón como proteinuria de bajo peso molecular familiar idiopática y, en Italia, como raquitismo hipo- fosfatémico recesivo ligado al sexo. El gen mutado (CLCN5), situado en Xp11.22, codifica la síntesis del intercambiador de cloro-protón ClC-5, presente en la pared de los endosomas en colocalización con la H+-ATPasa. Este hecho hace suponer que ambas proteínas con- tribuyen a mantener la electroneutralidad fisiológica del endosoma. La ausencia de ClC-5 conduce no sólo a una alteración de la función del endosoma sino, también, a una interrupción de todo el mecanis- mo de la endocitosis como consecuencia de una alteración del tráfico intracelular de megalina y cubilina que ocasiona una pérdida selectiva del contenido de estos receptores en el reborde en cepillo de la célula tubular proximal (detectándose como reducción del contenido urinario de megalina). Algunas familias con fenotipo idéntico al síndrome de Dent no presentan mutaciones en el gen CLCN5, pero sí en el gen OCRL1 (Dent2), que está característicamente mutado en el síndrome de Lowe (con mutaciones diferentes a Dent2). Esta enfermedad se presenta únicamente en varones y suele presen- tarse como una tubulopatía proximal compleja incompleta (no existe pérdida urinaria de bicarbonato) de tipo Fanconi con proteinuria tubular e hipercalciuria durante la infancia y urolitiasis, nefrocalcinosis, litiasis e insuficiencia renal crónica durante la edad adulta. La evolución hacia una insuficiencia renal crónica, como consecuencia de la nefro- calcinosis, es variable y, cuando ocurre, tiene lugar en la edad adulta. Se tiene conocimiento de enfermos sometidos a trasplante renal con un seguimiento durante más de 10 años en los que no se desarrolló litiasis ni nefrocalcinosis. El tratamiento es exclusivamente sintomático. CISTINOSIS La cistinosis es un error congénito del metabolismo, heredado de forma autosómica recesiva, que se caracteriza por una acumulación de cistina libre en el interior de los lisosomas. El defecto genético implica a la proteína cistinosina que transporta la cistina a través de la membrana lisosomal. El gen mutado (CTNS) está situado en 17p13. El resultado es la acumulación de los cristales de cistina en todos los tejidos del organismo, con daño celular secundario progresivo. Se distinguen tres tipos: adulto, adolescente e infantil o nefropático. El tipo adulto es una afección benigna, con depósito de cistina en la córnea y la médula ósea, pero sin anomalías renales acompañantes. El tipo adolescente es semejante al infantil, pero de comienzo más tardío, en la segunda década de la vida, y de una evolución más lenta a la insu- ficiencia renal. El tipo infantil o nefropático es la forma más frecuente y de mayor gravedad. La clínica del síndrome de Fanconi aparece en el primer año de la vida y comporta una evolución inexorable hacia la insuficiencia renal terminal en un período inferior a 10 años. Otros sig- nos asociados son fotofobia, retinopatía periférica y un grado variable de disfunción tiroidea. El diagnóstico se establece por la demostración de cristales de cistina en diversos tejidos o, mejor, por el estudio del contenido intracelular de cistina libre en los leucocitos. Al tratamiento sintomático debe asociarse la administración de cisteamina, sustancia capaz de disminuir el contenido intracelular de cistina. Cuando se administra precozmente, antes de iniciarse la insuficiencia glomerular, puede contribuir a enlentecer la evolución hacia la insuficiencia renal. En todo caso, el trasplante renal puede acabar siendo necesario sin que se haya constatado recidiva en el injerto. No obstante, el trasplante renal no elimina los riesgos derivados de la acumulación de cistina en otros órganos, es decir, la aparición progresiva de ceguera, daño hepático con hipertensión portal, diabetes mellitus e insuficiencia pancreática exocrina, miopatía y atrofia cerebral. Existe la posibilidad de establecer un diagnóstico prenatal, tanto en el líquido amniótico como en la biopsia de las vellosidades coriales. SÍNDROME OCULOCEREBRORRENAL O SÍNDROME DE LOWE El síndrome de Lowe asocia un síndrome de Fanconi a afección neu- rológica, discapacidad intelectual grave y ceguera debida a catarata y glaucoma congénitos. Se trata de una entidad hereditaria, transmitida por herencia recesiva ligada al sexo. El gen mutado (OCRL1) ha sido localizado en la región Xq26 y codifica una proteína (fosfatidil-inositol 4,5-bifosfato 5-fosfatasa) que está presente también en las membranas lisosomales y que controla funciones celulares tales como la endocitosis, la exocitosis y el citoesqueleto de actina. ACIDOSIS TUBULAR RENAL La acidosis tubular renal (ATR) es un trastorno caracterizado por aci- dosis metabólica hiperclorémica causada por un defecto en la reabsor- ción renal de bicarbonato o en la excreción urinaria de ion hidrógeno (v. cap. 95, Alteraciones del equilibrio acidobásico, fig. 95-1). En este síndrome, a diferencia de lo que ocurre en la acidosis urémica, la función glomerular es normal o está comparativamente menos afecta que la función tubular. Aunque desde el punto de vista etiológico responde a numerosas causas, endógenas y exógenas, desde el clínico y fisiopato- lógico se puede clasificar en tres grandes categorías: a) ATR proximal o de tipo II; b) ATR distal o de tipo I, y c) ATR hiperpotasémica o de tipo IV. Cuando se asocia conjuntamente una ATR proximal con una distal, se denomina ATR de tipo III. Acidosis tubular renal proximal Concepto y etiología Lo más frecuente es que la ATR proximal se asocie a síndrome de Fanconi o esté causada por fármacos o tóxicos. Menos frecuentemente, puede presentarse como una entidad primaria, es decir, idiopática y no asociada a otra anomalía tubular, y además puede adoptar un carácter transitorio o permanente (cuadro 109-2). En el adulto, las causas más frecuentes son el mieloma múltiple y el uso de acetazolamida. En los niños, lo son la forma idiopática, la provocada por ifosfamida y la cistinosis. Fisiopatología En este tipo de ATR, la acidosis hiperclorémica es el resultado de un defecto del túbulo en la reabsorción del bicarbonato filtrado, mientras que son normales los mecanismos distales de acidificación de la orina (v. fig. 95-1). Es probable que uno o más de los tres factores primordiales en la reabsorción proximal de bicarbonato se encuentre afecto: el inter- cambiador Na+-H+ luminal, la Na+-K+-ATPasa basolateral y la anhidrasa carbónica (luminal e intracelular). El resultado es una disminución del umbral renal de excreción de bicarbonato, que normalmente se encuentra entre 22 mmol/L en el lactante y 26 mmol/L en el adulto. En general existe una tendencia a la pérdida renal de potasio debido a que también se reduce la reabsorción proximal de sodio y, así, se presenta en mayores cantidades en los segmentos distales de la nefrona. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V I 911 CAPÍTULO 109 Enfermedades del túbulo renal © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Cuadro clínico La forma primaria transitoria se observa en lactantes y presenta un carácter esporádico, no hereditario. Se manifiesta por un retraso de crecimiento, que responde bien a la terapéutica alcalina y que desapa- rece espontáneamente a los pocos años de evolución. Esta forma fue descrita por el nefrólogo pediátrico español Juan Rodríguez Soriano. Las formas primarias permanentes suelen tener un carácter familiar. Existe una forma transmitida con carácter autosómico dominante que se manifiesta también con retraso de crecimiento, sin anomalías asociadas, y otra forma transmitida con carácter autosómico recesivo, en la que el enanismo se acompaña de discapacidad intelectual y de anomalías oculares diversas. La clínica de las formas secundarias es la descrita en el síndrome de Fanconi. Diagnóstico El diagnóstico de una ATR proximal debe sospecharse ante un cuadro de acidosis metabólica hiperclorémica sin causa clara, con pH urinario variable y con un hiato aniónico (anion gap) urinario apropiadamente negativo (≥ –20 mmol/L) (v. cap. 95, Alteraciones del equilibrio acidobásico). Debido a que la función de acidificación distal está conservada, la acidez titulable y la excreción de amonio son apropia- das. La disminución del umbral de excreción renal de bicarbonato se demuestra con una sobrecarga intravenosa de bicarbonato sódico. Así, cuando se corrige la bicarbonatemia hasta niveles de alrededor de 20 mmol/L, el pH urinario asciende a más de 7,5 y la excreción frac- cional de bicarbonato asciende a valores muy altos, y llega al 15%-20%. En la práctica, cuando un paciente requiere más de 6 mmol/kg de peso y día de bicarbonato o citrato para mantener una cifra de bicarbonato plasmático superior a 22 mmol/L y, sin embargo, es capaz de acidificar la orina por debajo de un pH de 5,5 tras una sobrecarga ácida, puede afirmarse que padece una ATR proximal. Tratamiento Debe dirigirse a compensar la pérdida urinaria de bicarbonato, por lo que se requiere la administración de dosis elevadas de bicarbonato (o citrato) (hasta 10-20 mmol/kg de peso y día), repartidas cada 2-4 h, durante el día y la noche. La administración de parte del bicarbonato en forma de sales de potasio es importante, ya que la terapia alcalina agrava la pérdida renal de potasio. La administración de hidrocloro- tiazida puede facilitar la corrección de la acidosis con dosis menores de alcalinos, ya que la depleción de volumen provoca un aumento de la reabsorción proximal de sodio y, secundariamente, de bicarbonato. No obstante, puede aumentar el riesgo de hipopotasemia. Acidosis tubular renal distal Concepto y etiología En el niño, la ATR distal adopta casi siempre un carácter primario. La forma aislada es a menudo esporádica, aunque en algunos casos parece responder a una herencia autosómica dominante causada por mutaciones en el gen del intercambiador Cl–-HCO3–(AE1), localizado en 17q21-22. La forma asociada a sordera nerviosa presenta un carácter • CUADRO 109-2 Clasificación etiológica de la acidosis tubular renal Acidosis tubular renal proximal (tipo II) Primaria Idiopática esporádica Familiar Cistinosis Tirosinemia Intolerancia a la fructosa hereditaria Galactosemia Glucogenosis de tipo I Enfermedad de Wilson Síndrome de Lowe Osteopetrosis/déficit de anhidrasa carbónica de tipo II Déficit de piruvato carboxilasa Adquirida Mieloma múltiple Amiloidosis Metales pesados: plomo, cadmio, mercurio, cobre, uranio Déficit de vitamina D Trasplante renal Hemoglobinuria paroxística nocturna Fármacos: acetazolamida, ifosfamida, mafenida, topiramato Acidosis tubular renal distal (tipo I) Primaria Idiopática, esporádica o persistente Familiar aislada (autosómica dominante, autosómica recesiva asociada a sordera nerviosa) Familiar asociada Osteopetrosis/déficit de anhidrasa carbónica II Eliptocitosis hereditaria Síndrome de Ehlers-Danlos Hiperoxaluria primaria de tipo I Síndrome de Marfan Adquirida Enfermedades autoinmunes (Sjögren, LES, artritis reumatoide, hepatitis autoinmune, colangitis biliar primaria) Trasplante renal Riñón en esponja Hipertiroidismo Malnutrición Hipercalciuria Nefrocalcinosis Cirrosis hepática Hiperglobulinemia Drepanocitosis Uropatía obstructiva Enfermedad de Wilson Medicamentos y tóxicos: anfotericina B, sales de litio, tolueno, ifosfamida, analgésicos, ciclamato Acidosis tubular renal hiperpotasémica (tipo IV) Estados de hipoaldosteronismo primario o secundario Primarios (aldosterona) Déficit aislado de aldosterona sintasa Enfermedad de Addison Hiperplasia suprarrenal congénita (déficit 21-hidroxilasa) Heparina y heparina de bajo peso molecular Hiporreninemia (déficit secundario) Nefropatía diabética Nefropatía intersticial de causa diversa Infección por el HIV Expansión de volumen Algunas causas de uropatía obstructiva Crioglobulinemia mixta LES Trasplante renal Fármacos: IECA, AINE, ciclosporina A, tacrolimus, heparina, indometacina Resistencia a mineralocorticoides (seudohipoaldosteronismo [SHA]) Con pérdida salina, hipotensión SHA de tipo I Sin pérdida salina y con hipertensión SHA de tipo II (síndrome de Gordon) Medicamentos y tóxicos: heparina, espironolactona, amilorida, triamtereno, trimetoprim, pentamidina, anfotericina B, tolueno, pegamentos y colas inhaladas AINE: antiinflamatorios no esteroideos; HIV: virus de la inmunodeficiencia humana; IECA: inhibidor de la enzima convertidora de la angiotensina; LES: lupus eritematoso sistémico. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 912 SECCIÓN VI Nefrología familiar y se transmite por herencia autosómica recesiva. En algunos de estos pacientes con ATR distal y sordera se han encontrado mutacio- nes en el gen que codifica la subunidad B1 de la H+-ATPasa vacuolar (ATP6B1), localizado en 2p13. Otra forma autosómica recesiva de ATR distal sin sordera está causada por mutaciones en el gen ATP6V0A4, que codifica la subunidad A4 de la H+-ATPasa. Una asociación interesante es la descrita con la osteopetrosis autosómica recesiva. Estos niños presentan también calcificaciones cerebrales y el defecto genético corres- ponde a una deficiencia de anhidrasa carbónica II. Con frecuencia, estos enfermos presentan una ATR mixta, proximal y distal (tipo III). En el adulto es una entidad generalmente adquirida y, aunque puede ser primaria, a menudo aparece en el contexto de enfermedades renales o sistémicas, especialmente de tipo autoinmune (v. cuadro 109-2). Se ha descrito una forma de ATR distal incompleta, sobre todo, en algunos pacientes afectos de litiasis cálcica y en familiares de pacientes con ATR distal. Fisiopatología En la ATR distal, el pH urinario es inapropiadamente elevado, es decir, superior a 5,5, a pesar de coexistir una acidosis metabólica sis- témica. A diferencia de lo que ocurre en la ATR proximal, la excreción fraccional de bicarbonato es baja y no sobrepasa el 5% de la cantidad filtrada cuando se analiza dicha excreción después de conseguir niveles normales de bicarbonatemia. Cuadro clínico La forma primaria (enfermedad de Butler-Albright o nephrocalcinosis infantum) suele manifestarse de manera florida después de los primeros 2 años de edad, aunque, con frecuencia, la sintomatología está ya presente desde las primeras semanas de vida en forma de vómitos, poliuria, deshidratación y falta de ganancia ponderal. Más adelante, se hacen más evidentes el retraso de crecimiento y la poliuria. El raquitis- mo nunca se observa en la primera infancia, aunque sí tras muchos años de evoluciónsin tratamiento. La nefrocalcinosis, por el contrario, es un hallazgo precoz y puede detectarse por ecografía aun en los casos en los que no es visible radiológicamente. En el adulto, la sintomatología más frecuente es la litiasis renal, que puede asociarse a nefrocalcinosis o apa- recer de forma aislada. La coexistencia de hipercalciuria e hipocitraturia determina la precipitación cálcica en el tejido renal y las vías urinarias. La filtración glomerular es normal al inicio, pero puede disminuir como consecuencia del daño renal originado por la nefrocalcinosis. Diagnóstico El diagnóstico de una ATR distal debe sospecharse cuando la acidosis metabólica hiperclorémica se acompaña de normopotasemia o hipo- potasemia y de un hiato aniónico urinario que no llega a –20 mmol/L o positivo. En estas circunstancias, la demostración conjunta de un pH urinario elevado (más de 5,5) y de una amoniuria y una acidez titulable disminuidas establece el diagnóstico. En la forma incompleta, la excreción neta de ácido está conservada, por lo que el bicarbonato plasmático suele ser normal. En estos casos, se puede realizar el test de furosemida-fludrocortisona, con elevado valor predictivo negativo, aunque el diagnóstico se establece mediante la administración de ácido (cloruro amónico), que reduce la bicarbonatemia en unos 5 mEq/L y con la que los pacientes con ATR distal incompleta mantendrán un pH urinario elevado (más de 5,3) a pesar de esta maniobra. Pronóstico La ATR distal primaria tiene un carácter permanente, es decir, el defec- to de acidificación no se modifica a lo largo de la vida. Sin embargo, el pronóstico es excelente si el diagnóstico y el tratamiento son tempranos y se previene así la aparición de un grado importante de nefrocalcinosis. Sin embargo, cuando el tratamiento es tardío o el control es inadecua- do, no podrá evitarse la progresión hacia la enfermedad renal crónica. Tratamiento Debe incluir la administración de bicarbonato (o citrato) en cantidad suficiente para compensar la producción endógena de ion hidrógeno. Los niños mayores y adultos suelen requerir alrededor de 1-3 mmol/kg de peso y día de bicarbonato o citrato, a la vez sódico y potásico. Una dosis correcta debe normalizar completamente el crecimiento, mantener una función glomerular normal y corregir la hipercalciuria y la hipocitraturia. Acidosis tubular renal hiperpotasémica o de tipo IV Concepto y etiología Esta entidad debe sospecharse en todo paciente con hiperpotasemia persistente sin causa aparente, como puede ser en casos de insuficiencia renal avanzada, depleción de volumen efectivo o tras la ingesta inade- cuada de diuréticos ahorradores de potasio. Este tipo de ATR incluye pacientes con hipoaldosteronismo, tanto primario como asociado a hiporreninemia, o con seudohipoaldos- teronismo (SHA) (resistencia tisular a la aldosterona) (v. cuadro 109-2). Fisiopatología La patogenia de esta ATR es compleja pero, en algunas formas, depende fundamentalmente de un defecto de la amoniogénesis, causado por el hipoaldosteronismo y por la propia hiperpotasemia. La forma más frecuente es el hipoaldosteronismo hiporreninémico, que se observa, sobre todo, en la nefropatía diabética con insuficiencia renal leve, en las nefritis intersticiales crónicas de diverso origen, tras la administración de AINE, IECA, ciclosporina o tacrolimus, sobre todo en el contexto de una insuficiencia renal. El trastorno fundamental es un defecto en la producción de renina y aldosterona. Existen formas genéticas de ATR IV. El SHA de tipo I, que se caracteriza por aparición en el período neonatal de pérdida renal de sal, hipotensión, deshidratación y ATR hiperpotasémica a pesar de unos niveles de aldosterona elevados. Hay dos formas de SHA de tipo I. La autosómica recesiva es grave y persiste toda la vida, y está causada por mutaciones inactivantes de los genes que codifican las subunidades α, β y γ del canal epitelial de sodio del túbulo colector cortical. El SHA de tipo I autosómico dominante o esporádico es un trastorno más leve que remite con la edad y se produce por mutaciones en el gen del receptor de aldosterona. El SHA de tipo II (síndrome de Gordon) cursa con hipertensión arterial e hiperpotasemia. Es causado por mutaciones en las cinasas WNK 1 y 4 del túbulo contorneado distal que regulan el cotransportador Na-Cl sensible a tiazidas y ENaC de forma simultánea y diferenciada al canal ROMK, explicando así el cuadro clínico paradójico (HTA por retención de sodio con hiperpotasemia). Recientemente se han identificado también mutaciones en la Kelch like protein 3 y Cullin3. Cuadro clínico Guarda relación con la enfermedad causal. En general, no suele aso- ciarse a nefrocalcinosis o litiasis y las lesiones óseas sólo aparecen en individuos con uremia avanzada. Excepto en los casos de SHA de tipo I, el hipoaldosteronismo en adultos no se asocia con una mar- cada pérdida renal de sodio e hipovolemia debido a los mecanismos compensadores que aumentan la reabsorción renal de sodio (angio- tensina II y noradrenalina). La acidosis es generalmente moderada, aunque la hiperpotasemia puede llegar a ser grave. El diagnóstico de una ATR hiperpotasémica o de tipo IV se establece fácilmente ante la presencia de acidosis metabólica hiperclorémica, hiperpotasemia con un gradiente transtubular de potasio bajo y una capacidad intacta de acidificación urinaria (pH urinario inferior a 5,3) tras sobrecarga ácida, con amoniuria disminuida. La medida de la renina plasmática y de la aldosterona, tanto basales como estimulados, es útil para distinguir estos procesos y serán, en general bajos excepto en el SHA de tipo I. Tratamiento Dependerá estrechamente de la etiología. En general, se debe suprimir siempre los fármacos que retienen potasio e intentar normalizar la potasemia mediante el uso de resinas de intercambio iónico o diu- réticos de tipo furosemida. Si existe hipoaldosteronismo puede ser necesario administrar fludrocortisona. No obstante, muchos pacientes con hipoaldosteronismo hiporreninémico tienen hipertensión arterial o edemas que se agravan con la administración de fludrocortisona, lo que obliga a la adición de diuréticos de asa o tiazidas. En algunos casos, debe también prescribirse bicarbonato sódico a una dosis aproximada de 1,5-2 mmol/kg de peso y día. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V I 913 CAPÍTULO 109 Enfermedades del túbulo renal © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Figura - Reabsorción tubular de sodio, potasio y cloro en la rama gruesa ascendente del asa de Henle y las alteraciones en el síndrome de Bartter. La Na+-K+-ATPasa introduce K+ en la célula y extrae Na+ de la misma mediante el uso de la energía aportada por la hidrólisis del ATP. El gradiente de concentración resultante permite la acción del cotransportador NKCC2, que introduce Na+, K+ y Cl- en la célula (mutaciones en el gen SLC12A1, 15q15-21, que codifica dicho transportador, son las causantes del síndrome de Bartter de tipo 1). Para que NKCC2 sea más eficaz, se precisa que la luz tubular sea positiva, por lo que sale K+ de la célula (se recicla) mediante la acción del canal ROMK (mutaciones en el gen KCNJ1, 11q24-25, que codifica este canal, son las causantes del síndrome de Bartter de tipo 2). El Cl– sale de la célula gracias a la mediación de los canales de cloro ClC-Ka y ClC-Kb (mutaciones en el gen CLCNKB, 1p36, que codifica el canal ClC-Kb, son las causantes del síndrome de Bartter de tipo 3). Para que ClC-Ka y ClC-Kb actúen, se precisa la actividad de una subunidad-β denominada barttina (mutaciones en el gen BSND, 1p31, que codifica esta subunidad, son las causantes del síndrome de Bartterde tipo 4A que cursa con sordera. Un cuadro clínico similar que se produce si existen mutaciones simultáneas en los genes CLCNKA y CLCNKB es conocido como Bartter de tipo 4B). La activación del receptor sensor del calcio (CaSr) por elevadas concentraciones de calcio extracelular inhibe la actividad del canal ROMK. En consecuencia, mutaciones activadoras o de «ganancia de función» del gen CASR, 3q13.3q21, que codifica ese receptor, son las causantes del síndrome de Bartter de tipo 5. En circunstancias normales, al ser la luz tubular positiva por efecto de gradiente, se permite la reabsorción intercelular de calcio y magnesio, gracias a la acción conjunta de las claudinas 16 y 19. Mutaciones en los genes que codifican estas proteínas causan la hipomagnesemia familiar con hipercalciuria y nefrocalcinosis. ClC-Ka y ClC-Kb: canales de cloro; NKCC2: Na-K-2Cl cotransporter; ROMK: gen del canal de K. SÍNDROME DE BARTTER Concepto Esta entidad es una afección hereditaria, autosómica recesiva, caracte- rizada por alcalosis metabólica, hipopotasemia, hiperaldosteronismo secundario con presión arterial normal, hiperprostaglandinismo e hiperplasia del aparato yuxtaglomerular. Fisiopatología Existe en dos formas clínicas: la muy grave de presentación ante- o neonatal (síndrome de Bartter neonatal) y la de aparición algo más tardía, durante los primeros años de la vida (síndrome de Bartter típico). En todos los tipos, las mutaciones se encuentran en genes expresados en la rama gruesa del asa ascendente de Henle, e interfieren en la reabsorción de Na en esa porción de la nefrona (fig. 109-1). En el síndrome de Bartter neonatal se han identificado mutaciones en el gen SLC12A1, situado en 15q15-21, que codifica el cotrans- portador luminal Na+-K+-2Cl– sensible a la bumetanida (Bartter de tipo 1), y en el gen KCNJ1, situado en 11q24-25, (Bartter de tipo 2), que es necesario para mantener el funcionamiento del cotrans- portador antes mencionado. Recientemente se ha descrito una forma de Bartter antenatal grave pero transitoria, asociada a mutaciones en el gen MAGED2, en el cromosoma X y que codifica el antígeno asociado a melanoma D2 (MAGE-D2), que se expresa en la rama ascendente del asa de Henle y el túbulo contorneado distal y que parece inhibir la expresión de los cotransportadores luminales Na+-K+-Cl– y Na+-Cl– de estas respectivas porciones tubulares. En el síndrome de Bartter típico la forma predominante en España es por mutaciones en el gen CLCNKB (Bartter de tipo 3) siendo A204T la única mutación puntual encontrada por el momento. El Bartter de tipo 4A, asociado a sordera neurosensorial, es producido por mutaciones en el gen BSND, situado en 1p31 y que codifica para la barttina (v. fig. 109-1). La razón por la que los pacientes con síndrome de Bartter de tipo 3 no tienen sordera es que en el oído interno se expresa también el canal de cloro CIC-Ka, que compensaría la ausencia de actividad del canal CIC-Kb. Todas las anomalías genéticas antes mencionadas tienen como consecuencia un defecto tubular renal de reabsorción de NaCl en la rama ascendente del asa de Henle. De hecho, la administración crónica de furosemida, que inhibe este transporte, ocasiona un cuadro clínico y bioquímico en todo similar al síndrome de Bartter. La llegada masiva de NaCl a zonas más distales de intercambio con potasio da origen a una marcada caliuresis con hipopotasemia secundaria. Cuadro clínico y diagnóstico El síndrome de Bartter neonatal se manifiesta ya prenatalmente por la presencia de polihidramnios y comporta un nacimiento prematuro y la aparición de un cuadro neonatal extremadamente grave de poliuria, des- hidratación, retraso de crecimiento, hipercalciuria y desarrollo precoz de nefrocalcinosis. El síndrome de Bartter típico se inicia, por lo general, durante la infancia. Los primeros síntomas suelen ser poliuria y poli- dipsia, tendencia a la deshidratación, vómitos, anorexia, constipación y gran apetencia por los alimentos salados. El retraso de crecimiento es constante. Pueden también aparecer síntomas relacionados con la hipo- potasemia. La presión arterial es siempre normal. Algunos pacientes presentan una discapacidad intelectual moderada. Los pacientes adultos pueden presentar crisis de artritis gotosa, que se han atribuido a una disminución del aclaramiento de ácido úrico como consecuencia de la alcalosis y la concentración de volumen. La nefrocalcinosis es menos frecuente. Bioquímicamente, el hallazgo fundamental es la presencia de hipopotasemia (en general, inferior a 2 mEq/L), que se acompaña de Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 914 SECCIÓN VI Nefrología alcalosis metabólica e hipocloremia. Los datos urinarios más relevantes son hipercalciuria e hipercloruria. La única anormalidad renal constan- temente presente es la disminución de la capacidad de concentración urinaria. Desde el punto de vista hormonal es característica la elevación de renina y aldosterona plasmática. Otro hallazgo sobresaliente es el aumento de la excreción urinaria de prostaglandina E2. Diagnóstico diferencial Muchos de los hallazgos del síndrome de Bartter pueden ser simulados por otros trastornos, especialmente en la edad adulta. La toma subrep- ticia de diuréticos a menudo requiere la determinación de la concen- tración de diurético en orina para confirmarlo. Los vómitos repetidos autoinducidos o la aspiración nasogástrica prolongada se distinguirán por un cloro urinario < 20 mEq/L. Algunos tipos de diarrea como, a veces, ocurre en el adenoma velloso se asocian a pérdidas de cloro relativamente mayores que las de bicarbonato y, por tanto, se presentan con un cuadro de alcalosis metabólica hipopotasémica. Debe excluirse también el abuso de laxantes. Tratamiento El tratamiento está dirigido a corregir la hipopotasemia y debe, necesariamente, incluir la administración de cloruro potásico, aso- ciada a un inhibidor de la síntesis de prostaglandinas, tal como la indometacina (a la dosis de 2-5 mg/kg de peso y día). En ocasiones, es necesario asociar espironolactona (10-15 mg/kg de peso y día). El beneficio inmediato de esta terapéutica es aparente enseguida, con normalización casi completa de todas las alteraciones clínicas y bioquímicas, a excepción del mencionado defecto hereditario de transporte tubular de NaCl. SÍNDROME DE GITELMAN A diferencia del síndrome de Bartter, el de Gitelman se observa fun- damentalmente en niños mayores y adultos y está caracterizado clíni- camente por episodios repetidos de tetania y, bioquímicamente, por la presencia de hipopotasemia, alcalosis metabólica, hipomagnesemia e hipocalciuria. Esta enfermedad se transmite por herencia autosómica recesiva y está causada por mutaciones del gen SLC12A3, localizado en 16q13, que codifica el cotransportador Na+-Cl– sensible a tiazidas del túbulo contorneado distal (fig. 109-2). El cuadro clínico es muy semejante al observado tras la administración crónica de tiazidas. El tratamiento de estos pacientes requiere siempre la administración oral de cloruro de magnesio asociado a la administración concomitante de sales de potasio, indometacina, espironolactona o amilorida. SÍNDROME DE LIDDLE Es un trastorno excepcional, de herencia autosómica dominante, que se caracteriza por hipertensión grave de aparición temprana, hipo- potasemia y alcalosis metabólica. Se produce por un aumento de la reabsorción de sodio en el túbulo colector no mediado por la aldos- terona. Como consecuencia de la expansión de volumen extracelular, cursa con renina baja y aldosterona plasmática baja. No responde a los antagonistas de la aldosterona como la espironolactona, pero sí mejora con inhibidores del canal epitelial de sodio como el triamterenoo el amilorida. La anomalía molecular consiste en mutaciones de ganancia de función de los genes de las subunidades β y γ del canal epitelial de sodio (ENaC) del túbulo colector que condicionan una activación constitutiva del mismo. HIPOMAGNESEMIA CON HIPERCALCIURIA Y NEFROCALCINOSIS La hipomagnesemia con hipercalciuria y nefrocalcinosis familiar (FHHNC, familial hypomagnesaemia with hypercalciuria and nephro- calcinosis) es una enfermedad producida por un trastorno tubular renal, de herencia autosómica recesiva y con un alto riesgo de evolución a ERC terminal. Clínicamente se caracteriza por poliuria, polidipsia, en ocasiones infecciones del tracto urinario, eliminación de cálculos o nefrocalcinosis y otras manifestaciones menos frecuentes como hema- turia, dolor abdominal, crisis de tetania o retraso del crecimiento. Uno de los signos más característicos es la presencia de anomalías oculares que pueden variar desde nistagmo, coloboma macular y miopía magna a signos de retinitis. También se han descrito trastornos auditivos, aunque con mucha menor frecuencia. Los signos bioquímicos más relevantes son hipomagnesemia, hipermagnesuria e hipercalciuria. Otros datos que cabe encontrar son elevación de las cifras de urea y creatinina, hiperuricemia, hipocalcemia, hiperparatiroidismo y acidosis tubular renal incompleta, todo ello en dependencia del estadio evolutivo de la enfermedad. La enfermedad está producida por un defecto en la función en dos genes que codifican sendas proteínas de la familia de las claudinas, el gen CLDN-16 que codifica la claudina-16 y el gen CLDN-19, que codifica la claudina-19. La mayoría de los pacientes españoles tienen mutaciones en ese último gen y, en concreto, una misma mutación en homocigosis, p.G20D (c.59G > A). Ambas proteínas de unión están expresadas en las tight junction de las células epiteliales de la rama gruesa ascendente del asa de Henle y túbulo contorneado distal (v. fig. 109-1) y facilitan la reabsorción intercelular de calcio y magnesio. El pronóstico de esta enfermedad es en general malo, lo que conduce Figura - Mecanismos de transporte en el túbulo contorneado distal. Na+ y Cl– pasan desde la luz tubular al interior de la célula mediante el cotransportador de ClNa sensible a tiazidas (TSC). Mutaciones en el gen que codifica esa proteína causan la enfermedad de Gitelman. El Na+ sale de la célula mediante la Na+-K+-ATPasa. El Cl− sale de la célula mediante la acción del canal de cloro ClC-Kb. En la enfermedad de Gitelman, la hipomagnesemia se produce por una reducción en la actividad del canal epitelial de magnesio TRPM6. Mutaciones en el gen que codifica este último canal producen la hipomagnesemia familiar con hipocalcemia secundaria. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V I 915 CAPÍTULO 109 Enfermedades del túbulo renal a una progresiva pérdida de la función renal. Entre el 22% y el 70% de los pacientes ya presentan insuficiencia renal al diagnóstico y se llega a una situación terminal entre la segunda y la tercera década de la vida. No existe un tratamiento que pueda detener el curso de la enfermedad. Se deben administrar sales de magnesio. El uso de tiazidas disminuye la hipercalciuria, pero puede empeorar la hipomagnesemia al disminuir la reabsorción tubular del magnesio. Tampoco se ha demos- trado claramente que la administración de citrato potásico detenga el proceso de la enfermedad. La enfermedad no recidiva al realizarse un trasplante renal. DIABETES INSÍPIDA NEFROGÉNICA Concepto Consiste en la incapacidad, parcial o completa, del riñón para concen- trar la orina en presencia de niveles altos de hormona antidiurética (ADH). Este trastorno puede reflejar bien una resistencia a la acción de la ADH en el túbulo colector renal, o bien, una interferencia en los mecanismos de la concentración medular de solutos. Fisiopatología La diabetes insípida (DI) nefrogénica hereditaria es una enfermedad rara, transmitida en la mayoría de los casos con carácter ligado al cro- mosoma X. El defecto molecular se encuentra en diversas mutaciones del gen del receptor V2 de la vasopresina, localizado en Xq28, y que se traducen en un defecto de función. Aunque las portadoras son en gene- ral asintomáticas, hay casos con poliuria importante, por inactivación del cromosoma X normal y también porque diferentes mutaciones se traducen en grados variables de resistencia a la ADH. Además, mujeres asintomáticas pueden desarrollar poliuria importante durante el embara- zo por el efecto de las vasopresinasas placentarias. Además, se ha descrito una forma de DI nefrogénica hereditaria que es autosómica recesiva por mutaciones del gen del canal de agua acuaporina 2, localizado en 12q13, y que impiden su función adecuada. En condiciones normales, la ADH promueve la expresión de acuaporina 2 en la membrana apical del túbulo colector, y media así la reabsorción de agua. Formas muy poco frecuentes con herencia autosómica dominante han podido también adscribirse a mutaciones en la zona C-terminal de la acuaporina 2. Otras causas de DI nefrogénica son la hipopotasemia, la hipercal- cemia y ciertos fármacos como el metoxiflurano, las sales de litio, el propoxifeno, la anfotericina, el cidofovir, el foscarnet y la demeclociclina. En un adulto con DI nefrogénica sintomática, las causas más habituales son la ingesta crónica de sales de litio y la hipercalcemia. En el caso de la hipopotasemia, el defecto de concentración suele ser menos importante y raramente es sintomático. Cuadro clínico y diagnóstico Los defectos de concentración de escasa intensidad no producen en general manifestaciones clínicas. Si el defecto es más importante apa- recen polidipsia, poliuria y nicturia. A veces se desarrollan episodios de deshidratación e hipernatremia, en especial si no existe acceso a la ingesta de agua. Como consecuencia del aumento del volumen urinario, en ocasiones se observa una hidronefrosis secundaria. El diagnóstico diferencial debe realizarse con la polidipsia psicó- gena, la diuresis osmótica y la DI hipofisaria. La mejor manera de diferenciar estos procesos es con la prueba de la deshidratación. Al paciente se le priva del acceso al agua durante un período de varias horas, mientras se miden el flujo y la osmolalidad urinarios de forma seriada. En la DI persisten la hipoosmolalidad urinaria y la producción de un volumen importante de orina a pesar de la deshidratación. En la DI nefrogénica la administración exógena de vasopresina o des- mopresina produce un efecto nulo o mínimo, al contrario que en la DI central. Esta prueba puede combinarse con la medición de los niveles circulantes de ADH. El aumento de osmolalidad plasmática que acompaña a la deshidratación en la DI hipofisaria no produce una elevación de ADH, mientras que esta aumenta en la DI nefrogénica sin acompañarse de un incremento paralelo en la osmolalidad urinaria. En la polidipsia primaria, los valores de ADH y la osmolalidad plas- mática están reducidos. Tratamiento Siempre que sea posible hay que tratar la enfermedad causal. En caso con- trario, el tratamiento se centra en proporcionar las cantidades adecuadas de líquidos para prevenir los episodios de deshidratación. Las secundarias a hipercalcemia suelen ser reversibles al normalizarse la calcemia. Sin embargo, las secundarias a sales de litio pueden ser irreversibles. A pesar de la resistencia renal a la ADH existen diversas formas de reducir de forma significativa el flujo urinario en estos pacientes. En primer lugar, paradójicamente, las tiazidas, solas o en combinación con amilorida, pueden ser muy útiles y producir reducciones importantes de la poliuria. Su mecanismo de acción parece residiren una natriuresis y contracción de volumen, que aumenta la reabsorción proximal de agua y solutos con lo que disminuye el flujo tubular hacia los lugares más distales de la nefrona. Debido a que las prostaglandinas antago- nizan los efectos de la ADH, los AINE, sobre todo la indometacina, pueden ser eficaces para aumentar la capacidad de concentración y su efecto beneficioso es parcialmente aditivo con el propio de las tiazidas. Para reducir la excreción de solutos, una dieta pobre en sal y proteínas puede ser de ayuda. Finalmente, debido a que la mayoría de los pacientes presenta defectos parciales, algunos autores recomiendan ensayar desmopresina (dDAVP). BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Claverie-Martin F, Ramos-Trujillo E, García-Nieto V. Dent’s disease: clinical features and molecular basis. 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