Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Enfermedades vasculares del pulmón HIPERTENSIÓN PULMONAR J. A. Barberà Mir, I. Blanco Vich Concepto La circulación pulmonar es un sistema de baja resistencia y gran distensibilidad que acomoda todo el caudal cardíaco con presiones intravasculares mucho menores que las de la circulación sistémica. El límite superior de la normalidad de la presión arterial pulmonar (PAP) media en reposo es de 20 mm Hg. La PAP varía con el gasto cardíaco, aunque, debido al reclutamiento y a la distensibilidad de los vasos pulmonares, no suele ser superior a 30 mm Hg, incluso en situaciones de gasto cardíaco elevado, como sucede durante el esfuerzo. Se considera que existe hipertensión pulmonar (HP) cuando la PAP media es igual o superior a 25 mm Hg en reposo. La repercusión clínica más importante de la HP es la sobrecarga del ventrículo derecho (VD), que puede llegar a fracasar y producir la muerte. Nomenclatura y clasificación La HP es un trastorno hemodinámico definido por el incremento de la PAP que puede presentarse en múltiples situaciones clínicas. La clasificación actual de los procesos que pueden producir HP se muestra https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V 725 CAPÍTULO 85 Enfermedades vasculares del pulmón © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. en el cuadro 85-1. Se distinguen cinco grandes grupos: 1) hiperten- sión arterial pulmonar (HAP); 2) HP debida a enfermedad cardíaca izquierda; 3) HP debida a enfermedad respiratoria y/o a hipoxia; 4) HP tromboembólica crónica (HPTEC) y otras obstrucciones de las arterias pulmonares, y 5) HP de mecanismo incierto y/o multifactorial. Hipertensión arterial pulmonar La HAP es una entidad clínica caracterizada por HP precapilar, en ausencia de otras causas de la misma (enfermedad pulmonar, trom- boembolia pulmonar crónica u otras enfermedades raras). La HAP incluye formas clínicas distintas que comparten un cuadro clínico similar y cambios anatomopatológicos en la microcirculación pul- monar prácticamente idénticos. Dentro de la HAP se incluyen dis- tintas formas: idiopática, hereditaria, inducida por fármacos o agentes tóxicos, asociada a otros procesos y formas que cursan con afección venosa o capilar significativa (enfermedad venooclusiva pulmonar, hemangiomatosis capilar pulmonar) (v. cuadro 85-1). La etiopatoge- nia, los hallazgos anatomopatológicos, las características clínicas, los métodos diagnósticos y el tratamiento son comunes para la mayoría de las formas de HAP. Hipertensión arterial pulmonar idiopática Concepto El diagnóstico de HAP idiopática es de exclusión. Para establecerlo deben descartarse los factores de riesgo o condiciones clínicas que puede producir o asociarse a HP (v. cuadro 85-1). La HAP idiopática es una enfermedad minoritaria. La incidencia de la HAP es de 3,2 casos nuevos por millón de habitantes y año, de los cuales un 39% pertenecen a la forma idiopática. La enfermedad suele presentarse entre la tercera y la cuarta décadas de la vida, la distribución por raza es homogénea y es más frecuente en las mujeres. Etiopatogenia Factores genéticos. En la HAP hereditaria existen antecedentes familiares de la enfermedad, que se transmite según un patrón de herencia autosó- mico dominante con penetrancia incompleta. En estas familias, sólo el 10%-20% de los individuos portadores de anomalías genéticas padecen la enfermedad, y se produce el fenómeno de anticipación genética, que se define por el adelanto en la edad de aparición de los síntomas en generaciones sucesivas. En el 80% de estos casos se encuentran mutaciones en el gen del receptor II de las proteínas morfogénicas del hueso (BMPR-II), que forma parte de la vía de señalización del factor transformador de crecimiento β (TGF-β). También se han descrito mutaciones de otros genes (receptor de activina-cinasa 1 [ALK1], endoglina [ENG], Smad 9). Dada la escasa penetrancia de la enfer- medad, se considera que deben existir factores adicionales, genéticos o ambientales, para que se desarrolle. Disfunción endotelial. El endotelio es fundamental en la regulación del tono vascular y el control de la proliferación celular. En condicio- nes fisiológicas existe equilibrio entre la síntesis endotelial de agentes vasodilatadores y antiproliferativos, como la prostaciclina y el óxido nítrico (NO), y agentes vasoconstrictores y mitógenos celulares, como el tromboxano A2 y la endotelina 1 (ET-1). En la HAP idiopática se produce un aumento de la excreción de tromboxano A2 y una dis- minución de la expresión de las sintasas de prostaciclina y NO. La producción pulmonar de ET-1 está incrementada, así como su expre- sión en el endotelio pulmonar. Todo ello indica que el mecanismo fisiopatológico más importante en la HAP es la disfunción endotelial, causada por un estímulo externo en individuos genéticamente sus- ceptibles. El desequilibrio en la síntesis de mediadores endoteliales favorece el aumento del tono y el desarrollo de lesiones estructurales en el lecho vascular. La diversidad en la naturaleza del estímulo capaz de producir lesión endotelial explica que la HAP pueda presentarse asociada a procesos que no guardan relación entre sí (v. cuadro 85-1). Anatomía patológica Los cambios anatomopatológicos en las arterias pulmonares en las distintas formas de HAP, incluida la idiopática, se caracterizan por la proliferación de la íntima, la hipertrofia de la capa media, el aumento de la adventicia, la obliteración de las arterias pequeñas y, en ocasio- • CUADRO 85-1 Nomenclatura y clasificación de la hipertensión pulmonar* Hipertensión arterial pulmonar (HAP) Hipertensión arterial pulmonar idiopática (HAPi) Hipertensión arterial pulmonar hereditaria (HAPh) Mutación BMPR2 Otras mutaciones Inducida por fármacos y toxinas Hipertensión arterial pulmonar asociada Enfermedades autoinmunes sistémicas Infección por el HIV Hipertensión portal Cardiopatía congénita Esquistosomiasis Enfermedad venooclusiva pulmonar y/o hemangiomatosis capilar pulmonar Idiopática Hereditaria: Mutación EIF2AK4 Otras mutaciones Inducida por fármacos, toxinas y radiaciones Asociada a: Enfermedad del tejido conectivo Infección por el HIV Hipertensión pulmonar persistente del recién nacido (HPPN) HP debida a cardiopatía izquierda Disfunción sistólica del ventrículo izquierdo Disfunción diastólica del ventrículo izquierdo Enfermedad valvular Obstrucción congénita/adquirida del tracto de entrada/salida del ventrículo izquierdo y miocardiopatías congénitas Estenosis congénita o adquirida de las venas pulmonares HP debida a enfermedad pulmonar y/o hipoxia Enfermedad pulmonar obstructiva crónica Enfermedad pulmonar intersticial Otras enfermedades pulmonares con patrón mixto restrictivo y obstructivo Trastornos respiratorios del sueño Hipoventilación alveolar Exposición crónica a grandes alturas Anomalías del desarrollo pulmonar Hipertensión pulmonar tromboembólica crónica y otras obstrucciones de la arteria pulmonar Hipertensión pulmonar tromboembólica crónica (HPTEC) Otras obstrucciones de la arteria pulmonar Angiosarcoma Otros tumores intravasculares Arteritis Estenosis congénita de las arterias pulmonares Parásitos (hidatidosis) Hipertensión pulmonar de mecanismo incierto y/o multifactorial Enfermedades hematológicas: anemia hemolítica, trastornos mieloproliferativos, esplenectomía Enfermedades sistémicas: sarcoidosis, histiocitosis pulmonar, linfangioleiomiomatosis, neurofibromatosis Trastornos metabólicos: enfermedad del almacenamiento del glucógeno, enfermedad de Gaucher, trastornos tiroideos Otros: microangiopatía pulmonar tumoral trombótica, mediastinitis fibrosante, insuficiencia renal crónica (con/sin diálisis), hipertensión pulmonar segmentaria *Adaptado de Galiè N, et al. 2015 ESC/ERS Guidelines for the diagnosis and treatment of pulmonary hypertension. Eur Respir J 2015;46:903-75. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.espor Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 726 SECCIÓN V Neumología nes, fenómenos de vasculitis y cambios en las paredes de las venas pulmonares. También pueden observarse lesiones plexiformes, que están formadas por la proliferación de canales endoteliales rodeados de miofibroblastos, células musculares lisas y tejido conectivo. Cuadro clínico Anamnesis Los síntomas más frecuentes son disnea de esfuerzo, episodios sincopa- les o presincopales con el esfuerzo, dolor torácico, fatiga, palpitaciones y edema periférico. Dada la escasa especificidad de estos síntomas y su aparición gradual, es frecuente que el diagnóstico de HAP se establezca tardíamente. El síncope y el dolor torácico con el ejercicio orientan a una mayor limitación del gasto cardíaco. Es necesario interrogar sobre los factores de riesgo asociados a hipertensión pulmonar, así como sobre los antecedentes familiares y el uso de fármacos, especialmente anorexígenos (v. cuadro 85-1). Debe definirse en qué medida la enfer- medad limita las actividades de la vida diaria. Para ello se utiliza la escala de clase funcional de la New York Heart Association (NYHA) modificada (escala de la Organización Mundial de la Salud [OMS]) (tabla 85-1), que tiene utilidad pronóstica y terapéutica. Exploración física Los signos físicos más frecuentes son: refuerzo y/o desdoblamiento del segundo tono cardíaco en el foco pulmonar, frémito palpable en el bor- de esternal izquierdo, soplo sistólico de insuficiencia tricuspídea y soplo diastólico de insuficiencia pulmonar que se percibe en el borde esternal izquierdo (soplo de Graham-Steel). Cuando existe disfunción del VD, se observa aumento de la presión venosa yugular, aumento de la onda «v» del pulso yugular, ingurgitación yugular, reflujo hepatoyugular, edemas maleolares, hepatomegalia y, en ocasiones, ascitis. En la exploración física debe prestarse atención a los signos que sugieran la presencia de una enfermedad sistémica potencialmente asociada a la HAP. Exploraciones complementarias Los objetivos de las pruebas diagnósticas son determinar el tipo de HP, identificar sus posibles causas y valorar la gravedad: Determinaciones analíticas. Se deben realizar estudios de función hepática y tiroidea, serología del HIV, el VHB y el VHC, y análisis de anticuerpos asociados a enfermedades autoinmunes sistémicas (ANA, anticentrómero, anti-DNA, anticardiolipina y anti-U1- RNP). Los pacientes con HAP idiopática pueden presentar títulos elevados de ANA sin otros indicadores de enfermedad del tejido conectivo. El valor del péptido natriurético cerebral (BNP), o de su prohormona NT-pro-BNP, que es secretado por los ventrículos cardíacos, se relaciona con el grado de sobrecarga y dilatación del VD, y constituye un marcador pronóstico de la enfermedad. Radiografía de tórax. Habitualmente existe ensanchamiento de las arterias pulmonares principales y de sus ramas proximales, con dis- minución de la vascularización periférica. Es frecuente el aumento del tamaño de la silueta cardíaca por crecimiento de la aurícula o del VD. En el 6% de los casos, la radiografía de tórax puede ser normal. Electrocardiograma. Es anormal en el 90% de los casos. Los hallazgos más comunes son: desviación del eje QRS hacia la derecha, signos de hipertrofia ventricular derecha con ondas R monofásicas en V1 y ondas S persistentes en V5-V6, signos de sobrecarga de VD con inversión de las ondas T en precordiales derechas o bloqueo de la rama derecha y crecimiento auricular derecho. Ecocardiograma. La ecocardiografía con técnica de Doppler es un examen imprescindible, dado que permite estimar de forma no invasiva la PAP sistólica, valorar signos indirectos de HP y descartar una cardiopatía izquierda como origen de la HP. En la mayoría de los casos existe insuficiencia tricuspídea, que permite calcular el gradiente de presión sistólica entre la aurícula derecha (AD) y el VD a partir de la velocidad pico del flujo regurgitante transtricus- pídeo (VRT). Un valor de VRT > 3,4 m/s sugiere una probabilidad alta de HP. Constituyen signos ecocardiográficos indirectos de HP la dilatación del VD, el aplanamiento del septo interventricular, la disminución del tiempo de aceleración pulmonar, el aumento de superficie de la AD y la dilatación de la vena cava inferior. La superficie de la AD > 18 cm2 y la presencia de derrame pericárdico son indicadores de mal pronóstico. Gammagrafía pulmonar. La gammagrafía pulmonar con macroa- gregados de albúmina marcados con 99mTc debe realizarse en todos los pacientes con HP a fin de descartar un tromboembolismo crónico como causa de la HP. En la mayoría de los casos con HAP, la gammagrafía pulmonar es normal, aunque en ocasiones pueden observarse pequeños defectos subsegmentarios parcheados. Si el resultado de la gammagrafía es dudoso, debería realizarse una angio- TC y/o una arteriografía pulmonar selectiva para descartar con certeza un proceso tromboembólico. Exploración funcional respiratoria. Permite evaluar la repercusión sobre la función respiratoria y detectar una enfermedad respiratoria como causa de la HP. La alteración más frecuente es la disminución de la DLCO. También puede observarse un trastorno restrictivo de grado moderado. En la gasometría arterial suele haber hipoxemia e hipocapnia. Tomografía computarizada. Se recomienda realizar una TC de alta resolución cuando se sospeche una neumopatía intersticial y para descartar enfermedad venooclusiva pulmonar o hemangiomatosis capilar pulmonar. La angio-TC es de utilidad para la localización de trombos en la HPTEC. Prueba de esfuerzo. La medición objetiva de la tolerancia al esfuerzo puede realizarse con pruebas sencillas (prueba de marcha de 6 min) o complejas (prueba de esfuerzo cardiopulmonar). La distancia recorrida en la prueba de marcha de 6 min se correlaciona con el pronóstico, el estado hemodinámico y la clase funcional. En la prueba de esfuerzo cardiopulmonar se observa reducción de la carga tolerada, del consumo pico de oxígeno, del pulso de oxígeno y de la eficiencia ventilatoria, así como un umbral láctico precoz. Estudio hemodinámico pulmonar. Practicado mediante cateterismo cardíaco derecho, es el principal examen diagnóstico de la HP, dado que lo confirma, y proporciona información sobre la gravedad y el pronóstico de la enfermedad. Su realización es imprescindible para establecer el diagnóstico de HP. Durante el cateterismo debe valorarse el grado de reversibilidad de la hipertensión, mediante la prueba de reactividad vascular pulmonar (PRVP), en la que se estudian los cambios hemodinámicos agudos producidos por vasodilatadores de acción rápida (NO inhalado o pros- taciclina i.v.). El resultado de la PRVP determina el plan terapéutico. TABLA 85-1 Escala de clase funcional de la Organización Mundial de la Salud Clase funcional Descripción Clase I Pacientes con hipertensión pulmonar sin limitación de la actividad física. La actividad física ordinaria no causa disnea, fatiga, dolor torácico ni episodios presincopales Clase II Pacientes con hipertensión pulmonar con ligera limitación de la actividad física. Los pacientes están confortables en reposo. La actividad física ordinaria causa disnea, fatiga, dolor torácico o episodios presincopales Clase III Pacientes con hipertensión pulmonar con marcada limitación de la actividad física. Los pacientes están confortables en reposo. La actividad física, incluso menor de la ordinaria, causa disnea, fatiga, dolor torácico o episodios presincopales Clase IV Pacientes con hipertensión pulmonar con incapacidad para llevar a cabo cualquier actividad física sin síntomas. Los pacientes manifiestan signos de insuficiencia cardíaca derecha. Puede presentarse disnea y/o fatiga incluso en reposo. La sensación de malestar aumenta con cualquier actividadfísica Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V 727 CAPÍTULO 85 Enfermedades vasculares del pulmón © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Diagnóstico En el proceso diagnóstico de la HP se distinguen varias fases, que van desde la sospecha clínica a la evaluación de la gravedad (fig. 85-1). La herramienta fundamental para la detección de la HP es el ecocardio- grama transtorácico. Si en dicho examen la probabilidad de HP es alta o intermedia, debe descartarse cardiopatía izquierda o enfermedad respiratoria que la justifiquen. Si estas no se confirman, se realizará gammagrafía de ventilación y perfusión (V/Q) para descartar un trom- boembolismo pulmonar. En este punto es conveniente la derivación a una unidad experta en HP para completar la evaluación de una posible HPTEC en el caso de que existan defectos de perfusión pulmonar o efectuar cateterismo cardíaco derecho (CCD) en el caso de que no los haya. Si se confirma el diagnóstico de HAP, se efectuarán estudios específicos para identificar el subtipo. Pronóstico El pronóstico de la HAP sin tratamiento no es bueno. La supervivencia media después del diagnóstico de los pacientes con HAP idiopática es de unos 2,8 años si no reciben tratamiento adecuado. Las principales causas de muerte en la HAP idiopática son insuficiencia cardíaca dere- cha y muerte súbita. En todos los pacientes con HAP debe efectuarse una estratificación del riesgo de mortalidad en el inicio y en el seguimiento de la respuesta. Para la estratificación pronóstica se consideran de forma multidimensional parámetros clínicos (signos de insuficiencia cardíaca derecha, progresión de los síntomas, presencia de síncope y clase funcional), de tolerancia al esfuerzo (distancia recorrida en la prueba de marcha de 6 min, o consumo pico de oxígeno y eficiencia ventilatoria en la prueba de esfuerzo cardio- pulmonar), valor de BNP o NT-pro-BNP en el plasma, ecocardiográficos (área de AD, presencia de derrame pericárdico) o hemodinámicos (índice cardíaco, presión de AD, saturación de O2 en la sangre venosa mezclada). Tratamiento Medidas generales Debe advertirse a los pacientes que limiten la actividad física y eviten los fármacos que pueden agravar la HP (descongestionantes nasales, β-bloqueantes). Asimismo, debe insistirse acerca de una contracepción efectiva en las mujeres, debido a que la sobrecarga hemodinámica que representa el embarazo, sobre todo en el posparto inmediato, se tolera mal y puede llegar a producir la muerte materna en más del 30% de los casos. Tratamiento farmacológico Antagonistas del calcio. Están indicados en los pacientes que presentan una respuesta significativa en la PRVP. Este tipo de respuesta sólo se observa en el 13% de los casos. Dado el efecto inotrópico negativo de estos fármacos, sólo se administrarán cuando no exista insuficiencia cardíaca derecha. Los fármacos empleados más comúnmente son el nifedipino y el diltiazem en dosis altas. Los efectos adversos incluyen hipotensión, edemas maleolares e hipoxemia. Fármacos específicos. Son fármacos que actúan sobre la función endotelial, ejerciendo acción vasodilatadora y eventualmente anti- proliferativa. Existen cuatro tipos: prostanoides, antagonistas de los receptores de ET-1, inhibidores de la fosfodiesterasa 5 (PDE-5) y estimuladores de la guanilato ciclasa soluble (sGC). Prostanoides. La prostaciclina es una sustancia natural sintetizada por el endotelio con propiedades vasodilatadoras y antiproliferativas. Se dispone de prostaciclina sintética (epoprostenol) y de preparados análogos (iloprost, treprostinilo). Los prostanoides prolongan la super- vivencia, mejoran la hemodinámica pulmonar, aumentan la tolerancia al ejercicio y alivian los síntomas en pacientes con HAP. Epoprostenol. Debe ser administrado en infusión i.v. continua debido a que su vida media es extraordinariamente corta (3-5 min), mediante una bomba de perfusión continua, conectada a un catéter venoso central permanente. Las dosis efectivas oscilan entre 20 y 40 ng/kg de peso por minuto. Los principales efectos adversos se derivan del método de administración: mal funcionamiento de la bomba, infecciones del catéter y trombosis venosa. La interrupción brusca de la perfusión del fármaco puede ser mortal. Los efectos secundarios más comunes son dolor mandibular, cefalea, eritema cutáneo, diarrea y artralgias. El desarrollo de tolerancia es frecuente, por lo que suele ser necesario incrementar progresivamente las dosis. Figura - Algoritmo diagnóstico de la hipertensión arterial pulmonar. CCD: catete- rismo cardíaco derecho; HAP: hipertensión arterial pulmonar; HP: hipertensión pulmonar; HPTEC: hiper tensión pulmonar tromboembólica crónica; TC: tomografía computarizada; VD: ven- trículo derecho; V/Q: ventilación-perfusión. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 728 SECCIÓN V Neumología Iloprost. Tiene una vida media algo más prolongada que el epopros- tenol y puede administrarse por vía i.v. o en nebulización. El iloprost nebulizado tiene un efecto terapéutico similar a la prostaciclina tanto a corto como a largo plazo. Se administra en sesiones repetidas cada 4 h en dosis de 2,5-5 µg por sesión. Como efecto secundario más importante cabe destacar la posibilidad de síncope. Treprostinilo. Puede administrarse por vía s.c., i.v., p.o. o en nebuliza- ción. Habitualmente se emplea la vía s.c. en dosis que oscilan entre 20 y 80 ng/kg de peso por minuto. El efecto adverso más común es la apari- ción de eritema y dolor en el lugar de inserción del catéter subcutáneo. Selexipag. Es un agonista del receptor IP de la prostaciclina que se administra por vía oral. Se ha demostrado que retrasa el deterioro clínico. Se emplea en dosis entre 800 y 1600 µg/12 h según tolerancia. Los efectos secundarios más comunes son similares a los de los agentes prostanoides. Antagonistas de los receptores de la ET-1. La ET-1 es un péptido de síntesis endotelial con potente acción vasoconstrictora y mitógena, que se une a dos tipos de receptores, A y B. La acción sobre ambos recepto- res en la célula muscular lisa es la que da lugar a los efectos deletéreos de la ET-1. Sin embargo, la unión de la ET-1 con los receptores de tipo B presentes en la célula endotelial tiene acción vasodilatadora y antiproliferativa. Se dispone de tres fármacos en este grupo terapéu- tico, bosentán, ambrisentán y macitentán, que se administran p.o. El bosentán y el macitentán son inhibidores duales de los receptores A y B, que se administran en dosis de 125 mg/12 h y 10 mg/24 h, res- pectivamente. El ambrisentán es un inhibidor selectivo de los receptores de tipo A de la ET-1 que se administra en dosis de 5 o 10 mg/día. Con los antagonistas de los receptores de la ET-1 se ha observado una mejoría de la sintomatología, la tolerancia al esfuerzo y la función ventricular derecha en la HAP. Con el macitentán se ha demostrado, además, un retraso en el empeoramiento clínico. El efecto indeseable más común es la elevación de las transaminasas hepáticas, lo que obliga a su control periódico. Inhibidores de la PDE-5. La PDE-5 inactiva el GMPc intracelular, por lo que su inhibición incrementa la concentración intracelular de GMPc y produce vasodilatación. La PDE-5 se expresa abundantemente en los vasos pulmonares. Se dispone de dos fármacos que actúan por esta vía, el sildenafilo y el tadalafilo. El sildenafilo se administra p.o. endosis de 20 mg/8 h, aunque también pueden ser efectivas dosis de hasta 80 mg/8 h, y el tadalafilo, en dosis de 40 mg/día. El empleo de estos fármacos proporciona una mejoría de la clase funcional, el perfil hemodinámico y la tolerancia al esfuerzo. Los efectos adversos más frecuentes son hipotensión, cefalea y dispepsia. Estimuladores de la sGC. La sGC cataliza la formación de GMPc a partir de GTP. Los estimuladores de la sGC promueven la formación de GMPc de forma independiente al NO. Se dispone de un fármaco que actúa por esta vía, el riociguat, que se administra p.o. en dosis crecientes de 1 mg/8 h hasta 2,5 mg/8 h. Con el riociguat se ha observado una mejoría de la sintomatología, la tolerancia al esfuerzo y la función ventricular derecha en la HAP y en la HP tromboembólica crónica. Medidas de soporte Están dirigidas al tratamiento de las complicaciones de la enfermedad, principalmente la insuficiencia cardíaca derecha y la hipoxemia. El tratamiento de la insuficiencia cardíaca derecha incluye la dieta baja en sal y los diuréticos. Los diuréticos están indicados si hay signos de fallo ventricular derecho. Deben administrarse con cautela, porque la sobrediuresis puede producir un llenado inadecuado del VD y comprometer su función. En los pacientes con hipoxemia arterial es aconsejable el aporte suplementario de O2. Anticoagulantes. La supervivencia de la HAP idiopática mejora con el uso a largo plazo de anticoagulantes. Están indicados en las formas idiopática, hereditaria y asociada a tóxicos o fármacos. Puede utilizarse acenocumarina o warfarina en dosis adecuadas para mantener una razón internacional normalizada (INR) de entre 1,5 y 2,5. Procedimientos invasivos Trasplante pulmonar. Debe reservarse para los pacientes con HAP en clase funcional III-IV que no responden al tratamiento médico óptimo, incluida la administración i.v. de epoprostenol. Actualmente suele realizarse trasplante bipulmonar. Septostomía auricular. Procedimiento paliativo que consiste en la creación de un cortocircuito intracardíaco de la aurícula derecha a la izquierda, con el objetivo de disminuir las presiones de llenado del VD en los pacientes con insuficiencia cardíaca derecha grave que no responden al tratamiento médico. El cortocircuito derecha-izquierda empeora la oxigenación arterial, por lo que los candidatos deben tener una SatO2 superior al 90% respirando aire ambiente. Algoritmo de tratamiento En la figura 85-2 se muestra de forma esquemática el algoritmo de trata- miento de los pacientes con HAP en función del riesgo. Dadas la escasa prevalencia de la HAP, la gravedad de la enfermedad y la necesidad poten- cial del empleo de fármacos de administración compleja, se recomienda que estos pacientes sean controlados en unidades con experiencia en la enfermedad. El tratamiento convencional de soporte incluye anticoagu- lantes, diuréticos y oxigenoterapia. La administración de fármacos más específicos se establece en función del resultado de la PRVP. Si es positiva, se administrarán antagonistas del calcio, en la dosis que ejerza la máxima acción vasodilatadora pulmonar con menos efectos adversos. La eficacia del tratamiento se reevaluará a los 3-6 meses. En los pacientes con PRVP negativa con riesgo intermedio o bajo se administrarán fármacos de administración p.o., preferentemente en combinación. En los pacientes con riesgo alto, el tratamiento de elección es epoprostenol i.v., combina- do con otros fármacos. En el caso de que la respuesta clínica no sea favorable, se considerará añadir un tercer fármaco y el trasplante pulmonar. Hipertensión arterial pulmonar asociada a otros procesos Enfermedades autoinmunes sistémicas La HP es una de las posibles complicaciones pulmonares de las enfer- medades autoinmunes sistémicas. La enfermedad que más frecuente- mente se asocia a la HP es la esclerosis sistémica, especialmente en la forma con esclerodermia limitada, que puede observarse hasta en el 30% de los pacientes. Se han observado cambios compatibles con HP en el 50% de los pacientes con síndrome CREST. En la enfermedad mixta del tejido conectivo, la incidencia de HP es similar a la de la esclerosis sistémica, mientras que en el LES es inferior (5%-10%). La presentación clínica es superponible a la de la HAP idiopática. La ecocardiografía es la principal herramienta de detección, por lo que debe practicarse de forma habitual una vez al año en todos los pacientes con probabilidad elevada de desarrollar dicha complicación (esclerosis sistémica, síndrome CREST o enfermedad mixta del tejido conectivo). El tratamiento es análogo al de la HAP idiopática (v. fig. 85-2). Hipertensión portal La asociación de hipertensión portal e hipertensión pulmonar se conoce como hipertensión portopulmonar (HPoP). Su incidencia en pacientes con hepatopatía avanzada candidatos a trasplante hepático es del 3,5%. La HP es un factor de mal pronóstico tras el trasplante hepático, por lo que es recomendable efectuar un ecocardiograma a todos los candidatos a trasplante hepático. Se aconseja suspender los β-bloqueantes y no administrar anticoagulantes. Recientemente, un ensayo clínico controlado con macitentán ha demostrado mejoría clínica y hemodinámica en la HPoP. Estudios no controlados han demostrado mejoría con el empleo de prostanoides o inhibidores de la PDE-5. Los mejores resultados en supervivencia en series no con- troladas se han obtenido con la combinación de fármacos específicos para la HP y el trasplante hepático. Infección por el virus de la inmunodeficiencia humana La incidencia anual de HP en los pacientes con infección por el HIV es del 0,1%-0,2%. La presencia de HP comporta una mortalidad elevada, incluso en los pacientes tratados con terapia antirretroviral. La presencia de HP no guarda relación con la gravedad de la infección por el HIV. El cuadro clínico es análogo al de otras formas de HAP. El papel de la terapia antirretroviral en el tratamiento de la HP no está establecido. Se han descrito casos de mejoría con terapia de alta actividad, aunque también existen casos de rápido empeoramiento. Por consiguiente, es recomendable efectuar un régimen de tratamiento análogo al de la HAP idiopática (v. fig. 85-2). Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V 729 CAPÍTULO 85 Enfermedades vasculares del pulmón © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Enfermedad venooclusiva pulmonar y hemangiomatosis capilar pulmonar La enfermedad venooclusiva pulmonar y la hemangiomatosis capi- lar pulmonar conforman un espectro de alteraciones vasculares con afectación capilar y venular pulmonar. Pueden presentarse de forma idiopática; hereditaria, asociada a mutaciones en el gen EIF2AK4, o asociarse a agentes tóxicos (tricloroetileno) o a otras enfermedades, en particular a la esclerosis sistémica (v. cuadro 85-1). La presentación clínica es indistinguible de otras formas de HAP. Sin embargo, en estas enfermedades se observan cambios en la TC de alta resolución (nódulos centrolobulillares, opacidades en vidrio deslustrado y engrosamientos septales) que permiten diferenciarla. Los pacientes con enfermedad venooclusiva pulmonar o hemangiomatosis capilar pulmonar pueden desarrollar edema pulmonar con los fármacos vasodilatadores, en particular con la prostaciclina, lo cual se considera diagnóstico del proceso. La única medida de tratamiento recomendable actualmente es el trasplante pulmonar. Hipertensión pulmonar por tromboembolia crónica Hasta un 3,8% de los pacientes con tromboembolia pulmonar pue- den desarrollar HP debido a la persistencia de lesiones trombóticas en el lecho vascular pulmonar. La HPTEC puede abarcar tantolos segmentos proximales como los distales del árbol arterial pulmonar. Si existe afección de los segmentos proximales, es posible corregir quirúrgicamente el proceso. Se sospechará HPTEC cuando persista la clínica de disnea tras un episodio agudo de embolia pulmonar, a pesar del tratamiento anticoagulante. El diagnóstico se establece mediante la demostración de HP mediante cateterismo cardíaco derecho y por la presencia de fenómenos trombóticos en las arterias pulmonares, tras más de 3 meses de tratamiento anticoagulante correcto. Los estudios diagnósticos estarán orientados a la localización precisa de las lesiones trombóticas mediante angiografía selectiva de sustracción digital y angio-TC. El tratamiento de elección es la extracción de las lesiones obstructivas vasculares mediante endarterectomía pulmonar. El proce- dimiento está indicado cuando las lesiones trombóticas son accesibles quirúrgicamente y no existen arteriopatía periférica ni comorbilidades significativas. La intervención es muy compleja y debe realizarse sólo en centros con equipos quirúrgicos y médicos experimentados, por lo que es recomendable que todos los pacientes con HPTEC sean evaluados en dichos centros para establecer la indicación quirúrgica. Los regis- tros de casos publicados demuestran que la endarterectomía pulmonar aumenta la supervivencia, mejora la clínica y, en más del 50% de los pacientes, normaliza la hemodinámica pulmonar. Recientemente se ha introducido la angioplastia pulmonar con balón como medida terapéutica en pacientes no candidatos a endar- terectomía pulmonar que presentan lesiones distales en las arterias pulmonares segmentarias o subsegmentarias. Este procedimiento está en fase de consolidación y debe realizarse en pacientes que no tienen indicación quirúrgica y en centros con amplia experiencia en HPTEC. En los pacientes con HPTEC debe efectuarse tratamiento anticoa- gulante de por vida. En los que presentan lesiones periféricas y en los Figura - Algoritmo de tratamiento de la hipertensión arterial pulmonar. HAP: hipertensión arterial pulmonar. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 730 SECCIÓN V Neumología casos con HP residual tras la endarterectomía pulmonar está indicado el tratamiento médico específico. Se ha demostrado que el riociguat y el macitentán mejoran la hemodinámica pulmonar y la tolerancia al esfuerzo en los pacientes con HPTEC, por lo que su empleo está indicado en los casos no tributarios de endarterectomía pulmonar o en la HP residual tras endarterectomía pulmonar. Hipertensión pulmonar en la cardiopatía izquierda y en la enfermedad respiratoria Las causas más comunes de HP son las cardiopatías izquierdas y las enfermedades respiratorias crónicas. En estos casos, la HP suele ser de escasa gravedad, aunque el pronóstico empeora. El tratamiento será el propio de la enfermedad de base. Los estudios efectuados hasta la actualidad no han demostrado que los fármacos específicos de HP tengan ninguna eficacia en estas situaciones clínicas, por lo que su uso está desaconsejado. Existe un porcentaje reducido de pacientes con enfermedades respiratorias crónicas que presentan alteración ventilato- ria moderada e HP grave, en los que hay dudas acerca de la naturaleza del proceso. Es aconsejable derivar a dichos pacientes a centros expertos en HP para su diagnóstico preciso y tratamiento. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Barberà JA, Román A, Gómez-Sánchez MÁ, Blanco I, Otero R, López-Reyes R, et al. Guía de diagnóstico y tratamiento de la hipertensión pulmonar: Resumen de recomendaciones. Arch Bronconeumol 2018;54(4):205-15. Frost A, Badesch D, Gibbs JSR, Gopalan D, Khanna D, Manes A, et al. Diag- nosis of pulmonary hypertension. Eur Respir J 2019;53(1). pii: 1801904. Galiè N, Channick RN, Frantz RP, Grünig E, Jing ZC, Moiseeva O, et al. Risk stratification and medical therapy of pulmonary arterial hypertension. Eur Respir J 2019;53(1). pii: 1801889. Galiè N, Humbert M, Vachiery JL, Gibbs S, Lang I, Torbicki A, et al. 2015 ESC/ERS Guidelines for the diagnosis and treatment of pulmonary hypertension. Eur Respir J 2015;46:903-75. Simonneau G, Montani D, Celermajer DS, Denton CP, Gatzoulis MA, Krowka M, et al. Haemodynamic definitions and updated clinical classification of pulmonary hypertension. Eur Respir J 2019;53(1). pii: 1801913. SÍNDROME HEPATOPULMONAR R. Rodríguez-Roisin Se trata de una entidad clínica caracterizada por la tríada de: 1) hepatopa- tía crónica; 2) defecto de oxigenación arterial, y 3) dilataciones vasculares pulmonares. Se presenta sobre todo en la cirrosis hepática de cualquier causa y, también, en otras hepatopatías crónicas, como la hepatitis cró- nica activa, y en la hipertensión portal primitiva. Su prevalencia es del 15%-20% en los pacientes candidatos a trasplante hepático. Los mecanismos biopatológicos no han sido todavía bien identifica- dos. Se especula en torno a que los mecanismos más probables serían una insuficiente inactivación hepática o la producción anómala de sustancias vasodilatadoras. En el cuadro se han involucrado diversas sustancias con acción vasodilatadora, como la prostaciclina, el glucagón y el óxido nítrico. Últimamente toma cuerpo la hipótesis adicional de un proceso vasculogenético. El hallazgo morfológico pulmonar más característico es el aumento difuso del calibre de los vasos periféricos, precapilares y pos- capilares, de distribución topográfica heterogénea en el contexto de una estructura del parénquima pulmonar bien conservada. Pueden coexistir también comunicaciones arteriovenosas, aunque menos frecuentemente, con presencia de arañas vasculares en la superficie pleural. El compor- tamiento de la circulación pulmonar en este síndrome es paradójico, ya que combina una respuesta hipóxica vasopresora reducida, cuando no nula, con una vasoconstricción pulmonar hipóxica activa. La hemodinámica pulmonar se caracteriza por gasto cardíaco aumen- tado, PAP normal o baja y resistencia vascular pulmonar reducida. El mecanismo fisiopatológico fundamental de la hipoxemia arterial consiste en un desequilibrio marcado de las relaciones ventilación-perfusión al que se asocia, en las fases más avanzadas, shunt intrapulmonar a través de comunicaciones arteriovenosas y un trastorno de la difusión alveolocapi- lar de O2 debido al incremento del diámetro capilar y a la disminución del tiempo de tránsito capilar por el gasto cardíaco elevado. El cuadro clínico se caracteriza por disnea asociada o no a platipnea, arañas vasculares, acropaquia y, en su caso, cianosis. El examen funcio- nal respiratorio siempre se asocia a un descenso aislado de la DLCO. El diagnóstico se establece mediante la demostración del defecto de oxigenación arterial y de las dilataciones vasculares intrapulmonares. La alteración del intercambio gaseoso puede no reflejarse en la PaO2, debi- do al efecto compensador que desempeñan el aumento del gasto car- díaco y la hiperventilación alveolar que suelen presentar los pacientes. Por ello es necesario calcular el gradiente alveoloarterial de O2, que se encuentra invariablemente incrementado (por encima de 15 mm Hg). La medición de la SaO2 no es de utilidad para el diagnóstico. La demostración de dilataciones vasculares pulmonares debe efec- tuarse mediante ecocardiografía de contraste o técnicas isotópicas. La ecocardiografía con inyección intravenosa de suero salino agitado es la prueba diagnóstica por excelencia y permite visualizar microburbujas de aire en el corazón izquierdo unos 3-6 latidos después de su paso por el ventrículo derecho, que, en condiciones normales, deberían quedar atrapadas en la red capilar pulmonar y no se visualizarían en el ventrículo izquierdo. La gammagrafía pulmonarcon macroagrega- dos de albúmina marcada con 99mTc permite demostrar la captación extrapulmonar del radioisótopo. No existe ningún tratamiento farmacológico para este síndrome. Tan sólo el trasplante hepático revierte completamente el cuadro clí- nico-funcional en el 90% de los casos. Los pacientes con insuficiencia respiratoria muy grave (PaO2 inferior a 50 mm Hg) pueden tener mayor riesgo operatorio. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Rodríguez-Roisin R, Krowka MJ. Hepatopulmonary syndrome—a liver-indu- ced lung vascular disorder. N Engl J Med 2008;358:2378-87. Rodríguez-Roisin R, Krowka MJ, Agustí A. Hepatopulmonary disorders: gas exchange and vascular manifestations (Chronic Liver Disease). Compr Physiol 2018;8:711-29. Rodríguez-Roisin R, Krowka MJ, Hervé P, Fallon MB. ERS Task Force Pulmo- nary- Hepatic Vascular Disorders (PHD) Scientific Committee. Pulmonary- Hepatic vascular Disorders (PHD). Eur Respir J 2004;24:861-80. TROMBOEMBOLIA PULMONAR D. Jiménez Castro Concepto La trombosis venosa profunda (TVP) y la tromboembolia pulmonar (TEP) son las dos manifestaciones de una misma enfermedad, la enfermedad tromboembólica venosa (ETV). La TEP consiste en el enclavamiento en las arterias pulmonares de un trombo desprendido (émbolo) desde alguna parte del territorio venoso. Aunque el origen del émbolo puede ser una trombosis venosa de localización diversa (extremidades superiores, venas prostáticas, uterinas, renales y cavida- des derechas), en la mayoría de los casos (90%-95%) se trata de una TVP de las extremidades inferiores. Factores de riesgo Los factores de riesgo para desarrollar TEP están relacionados con uno o varios de los mecanismos etiopatogénicos de la enfermedad: estasis, lesión endotelial e hipercoagulabilidad (tríada de Virchow). Se clasifican como mayores o menores, en función de que su riesgo protrombótico sea alto o moderado-bajo, respectivamente. Entre los factores de riesgo mayores se incluyen la prótesis o la fractura de cadera o de rodilla, la cirugía mayor, los politraumatismos y el daño espinal. Los factores de riesgo menores incluyen la inmovilización con férula de escayola de las extre- midades inferiores, el ictus con parálisis de las extremidades inferiores, el reposo en cama > 3 días, los viajes prolongados de > 6-8 h, el cáncer, los catéteres o dispositivos venosos centrales, el uso de quimioterapia, el uso de fármacos antipsicóticos, fármacos o dispositivos hormonales estrogénicos, el embarazo, el puerperio, la artroscopia de rodilla, la cirugía laparoscópica, la enfermedad inflamatoria intestinal, la psoriasis, la edad avanzada, la obesidad mórbida, las varices, los antecedentes de Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V 731 CAPÍTULO 85 Enfermedades vasculares del pulmón © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. TEP o TVP y la trombofilia (hereditaria o adquirida). Cuando la ETV se asocia a factores de riesgo desencadenantes, se califica como provocada o secundaria (el 50% por factores de riesgo transitorios [p. ej., cirugía] y el 20% por cáncer). Cuando no concurren factores desencadenantes, se denomina no provocada, espontánea o idiopática (el 25% de los pacientes). La trombofilia hereditaria aumenta el riesgo de TEP. Las dos mutacio- nes autosómicas dominantes más frecuentes son el factor V Leiden (que produce resistencia a la proteína C activada) y la mutación del gen de la pro- trombina (que aumenta la concentración plasmática de protrombina). Las deficiencias de los anticoagulantes naturales antitrombina III, proteína C y proteína S son mucho más infrecuentes. La hiperhomocisteinemia aumenta el riesgo de ETV, pero la reducción de los niveles de homocis- teína con folato, vitamina B6 o vitamina B12 no disminuye este riesgo. El síndrome antifosfolipídico es la causa más frecuente de trombofilia adquirida y aumenta el riesgo de trombosis arterial y venosa. Epidemiología La TEP es la tercera causa de muerte cardiovascular, después del ictus y del infarto agudo de miocardio, y la causa prevenible más frecuente de muerte entre los pacientes hospitalizados. Los pacientes con TEP son mayores que los pacientes con TVP, con más frecuencia presentan enfermedades cardiopulmonares crónicas y con menos frecuencia son portadores del factor V Leiden. Tres cuartas partes de las TEP son un primer episodio, mientras que una cuarta parte son recurrencias, fun- damentalmente en pacientes que han suspendido la anticoagulación; el 75% de las embolias se producen en la comunidad, y el resto son de adquisición hospitalaria. La incidencia se dobla con cada década de vida, y alcanza 1 por cada 1.000 a los 60 años. Se produce con igual fre- cuencia en los hombres y en las mujeres, excepto en las mujeres jóvenes, en las que la incidencia aumenta por el uso de anticonceptivos orales. Fisiopatología El riesgo de desprendimiento de émbolos de la trombosis venosa aislada de las venas de la pantorrilla es pequeño. Sin embargo, alrededor de la mitad de los pacientes con TVP proximal de la pierna (vena poplítea o más proximal) o trombosis venosa pélvica tienen TEP, que suele ser asintomática. Un 50% de los pacientes con TEP no tienen evidencia de TVP concomitante, porque el trombo ha migrado completamente al pulmón. Cuando el émbolo alcanza el lecho vascular pulmonar, se producen los siguientes efectos: - ción vascular o a los agentes neurohumorales. - cio muerto alveolar, hipoxemia como consecuencia de trastornos ventilación-perfusión, cortocircuito derecha-izquierda y trans- ferencia alterada de monóxido de carbono debido a la pérdida de la superficie de intercambio gaseoso. receptores de irritación. hemorragia pulmonar o pérdida de tensioactivo. La insuficiencia cardíaca derecha es la causa más frecuente de muer- te tras la TEP. Al aumentar la resistencia vascular pulmonar se produce dilatación y disfunción del ventrículo derecho (liberación de péptidos natriuréticos). El aumento de la tensión de la pared ventricular derecha también comprime la arteria coronaria derecha y puede precipitar la isquemia miocárdica y el infarto ventricular derecho (liberación de troponinas cardíacas). El ventrículo derecho dilatado comprime el ventrículo izquierdo y puede llevar a una caída del gasto ventricular izquierdo y de la presión arterial sistémica, provocando isquemia mio- cárdica debida a la perfusión comprometida de la arteria coronaria. Finalmente, puede producirse un colapso circulatorio y la muerte. Cuadro clínico Las manifestaciones clínicas de la TEP son inespecíficas. Tradicio- nalmente se han descrito tres grandes síndromes clínicos (de mayor a menor gravedad): 1) colapso circulatorio, que se manifiesta como síncope, hipotensión o cianosis; 2) disnea aislada, y 3) infarto pul- monar, que cursa con dolor torácico pleurítico y/o hemoptisis. El uso creciente de la TC de tórax ha permitido identificar un cuarto grupo de pacientes, constituido principalmente por pacientes con cáncer, que presenta embolias incidentales (no sospechadas, que cursan con pocos síntomas o sin ellos). En los pacientes con TEP aguda, la disnea es el síntoma más frecuente, y la taquipnea, el signo más frecuente. Exploraciones complementarias Las pruebas analíticas no aportan datos útiles para el diagnóstico, excepto para excluir otras enfermedades. La leucocitosis es común. La gasometría arterial muestra habitualmente hipoxemia con normocapnia o hipocapnia, pero la PaO2 puede ser normal hasta en el 30% de los pacientes. En cualquier caso, una hipoxemia inexplicada debe sugerir el diagnóstico, particularmente cuando la radiografía de tórax está poco alterada o es normal. El estrés del miocito cardíaco produce una elevaciónde los péptidos natriuréticos. Las troponinas cardíacas y la proteína ligadora de ácidos grasos cardíacos se elevan en caso de isquemia miocárdica y microinfarto de ventrículo derecho. El pronós- tico de los pacientes con TEP empeora cuando estos biomarcadores están elevados. La presencia de escasas alteraciones en la radiografía de tórax aumenta la sospecha de TEP; sin embargo, lo habitual es que existan anomalías. Las más frecuentes son: elevación del diafragma, infiltrado pulmonar y derrame pleural, en general escaso y serohemático. Otros signos menos comunes son la joroba de Hampton (condensación parenquimatosa de base pleural), la oligohemia localizada secundaria a la oclusión vascular (signo de Westermark) y las alteraciones laminares. Los trastornos del ECG son insensibles, pero relativamente espe- cíficos. Los signos que se consideran más sugestivos son: inversión de la onda T en las derivaciones precordiales derechas, hipertrofia y sobrecarga de las cavidades derechas, y el clásico patrón S1Q3T3, que es raro e indicativo de hipertensión pulmonar. Diagnóstico Ninguna prueba aislada es lo suficientemente sensible y específica como para confirmar o descartar la presencia de TEP aguda sintomática. Por este motivo, el diagnóstico de la enfermedad debe combinar la sospecha clínica, los resultados del dímero D y los resultados de las pruebas de imagen. El proceso diagnóstico no justifica demoras en el inicio del tratamiento anticoagulante, que debe ser precoz en los pacientes con sospecha clínica intermedia o alta. Se debe considerar el diagnóstico de TEP aguda sintomática en todo paciente que refiera disnea de nueva aparición, empeoramiento de su disnea habitual, dolor torácico, síncope o hipotensión sin una explicación alternativa, cuando las pruebas complementarias básicas (analítica, radiografía de tórax, ECG y gasometría arterial) han des- cartado otros diagnósticos diferenciales. En ese momento, la evaluación estandarizada mediante reglas de predicción de la probabilidad clínica clasifica a los pacientes en categorías con prevalencia de TEP dis- tinta (aproximadamente el 10% para probabilidad baja, el 25% para probabilidad intermedia y > 60% para probabilidad alta) y facilita la interpretación de las demás pruebas diagnósticas. La escala de Wells es la más ampliamente utilizada (tabla 85-2). El dímero D es un producto de degradación de la fibrina presente en el trombo, que se genera cuando esta es proteolizada por la plasmina. Es una prueba de alta sensibilidad, pero de baja especificidad, porque su elevación también se asocia a otras situaciones clínicas, como edad avanzada, infección, infarto agudo de miocardio, cáncer, embarazo, ingreso hospitalario o tras una cirugía. En pacientes con probabilidad baja o intermedia de TEP, un dímero D negativo (< 500 ng/mL) excluye el diagnóstico de TEP. En pacientes mayores de 50 años con probabilidad baja o intermedia de TEP, el uso de un punto de corte de dímero D ajustado a la edad (i.e., edad × 10) es una estrategia segura que disminuye la solicitud de pruebas de imagen. En el momento actual, la angiotomografía (angio-TC) de tórax multidetector es la prueba de imagen de elección para el diagnóstico de la TEP. Se debe realizar en pacientes con probabilidad clínica alta, Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 732 SECCIÓN V Neumología o en los que tienen probabilidad no alta y un resultado positivo de dímero D. El diagnóstico definitivo depende de la visualización de un defecto de llenado intraluminal en más de un corte. En los pacientes que padecen TEP, la angio-TC multidetector permite evaluar el tamaño del ventrículo derecho y aporta información pronóstica. En los pacientes que no padecen TEP, las imágenes del parénquima pulmonar permiten establecer diagnósticos alternativos no manifiestos en las radiografías de tórax que explican los síntomas y signos de presentación, como neu- monía, enfisema, fibrosis pulmonar, lesiones pulmonares que ocupan espacio y trastornos patológicos de la aorta. La gammagrafía de ventilación/perfusión (V/Q) se suele reservar para pacientes con alergia a contrastes yodados, para los que tienen insuficiencia renal o para mujeres embarazadas con sospecha de TEP en las que la ecografía de las extremidades inferiores ha sido negativa, y siempre que la radiografía de tórax sea normal. La gammagrafía V/Q de alta probabilidad (dos o más defectos segmentarios de perfu- sión con ventilación normal) confirma el diagnóstico, mientras que la gammagrafía normal descarta una TEP clínicamente significativa. La gammagrafía V/Q de probabilidad baja o intermedia se considera no diagnóstica y obliga a la realización de pruebas de imagen adicionales. La ecografía de las extremidades inferiores es el método de elección para la detección de TVP concomitante en pacientes con TEP. El criterio diagnóstico principal es la falta de compresibilidad de la luz venosa. Actualmente su uso se reserva para pacientes con sospecha de TEP y discordancia entre la probabilidad clínica y el resultado de las pruebas de imagen torácicas (p. ej., clínica de alta probabilidad y gammagrafía de baja probabilidad), para pacientes con gamma- grafía V/Q no diagnóstica y para pacientes embarazadas como primera exploración diagnóstica. En general, la ecocardiografía transtorácica carece de utilidad para el diagnóstico de los pacientes con sospecha de TEP. Aunque la TC multidetector también es la prueba diagnóstica de elección en los pacientes inestables hemodinámicamente con sospecha de TEP, la ecocardiografía realizada a pie de cama puede aportar información diagnóstica muy valiosa en los centros en los que la angio-TC multi- detector no esté disponible, o en los casos en los que la inestabilidad del paciente impida su traslado a la sala de radiología. En los pacientes inestables, la ausencia de signos ecocardiográficos de disfunción o sobrecarga de cavidades derechas descarta la TEP como causa de compromiso hemodinámico. Las figuras 85-3 y 85-4 muestran el algoritmo diagnóstico para pacientes con sospecha de TEP aguda sintomática. TABLA 85-2 Escalas de puntuación de Wells para la graduación de la probabilidad clínica en la tromboembolia pulmonar aguda sintomática Escala de Wells Puntuación Diagnóstico alternativo menos probable que la TEP 3,0 Síntomas o signos de TVP 3,0 Antecedentes de TEP o TVP 1,5 Inmovilización de al menos 3 días o cirugía en el último mes 1,5 Frecuencia cardíaca > 100/min 1,5 Hemoptisis 1,0 Cáncer en tratamiento activo o paliativo en los últimos 6 meses 1,0 Probabilidad baja: < 2 puntos. Probabilidad intermedia: 2-6 puntos. Probabilidad alta: ≥ 6 puntos. TEP: tromboembolia de pulmón; TVP: trombosis venosa profunda. Figura - Algoritmo para el diagnóstico del paciente estable hemodinámicamente con sospecha de TEP. TEP: tromboembolia de pulmón. Figura - Algoritmo para el diagnóstico del paciente inestable hemodinámicamente con sospecha de TEP. TEP: tromboembolia de pulmón; VD: ventrículo derecho. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V 733 CAPÍTULO 85 Enfermedades vasculares del pulmón © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Pronóstico Una vez diagnosticada la TEP, la estratificación pronóstica de los pacien- tes es fundamental para la elección del mejor tratamiento. La ines- tabilidad hemodinámica (shock cardiogénico o hipotensión arterial [tensión arterialsistólica < 90 mm Hg]) identifica a un grupo de pacientes de alto riesgo (también denominada TEP masiva) que requiere tratamiento de recanalización de urgencia (trombólisis o embolectomía; v. Tratamiento). Entre los pacientes estables hemodinámicamente, los que tienen dilatación/disfunción del ventrículo derecho y eleva- ción de los biomarcadores cardíacos presentan un riesgo intermedio de complicaciones (también llamada TEP submasiva) y requieren anticoagulación y vigilancia hospitalaria estrecha con monitorización. La evolución de la mayoría de los pacientes con TEP de bajo riesgo (TEP no masiva) es satisfactoria con el tratamiento anticoagulante convencional, y pueden ser dados de alta del hospital precozmente (p. ej., en los primeros 5 días). Tratamiento La tabla 85-3 muestra el tratamiento de los pacientes con TEP aguda sintomática, según su estratificación pronóstica. Medidas generales La mayoría de los pacientes con TEP aguda pueden movilizarse desde el momento del diagnóstico. Sólo deben permanecer en reposo (durante las primeras 48-72 h) los pacientes con TEP de alto riesgo y los que presentan TEP de riesgo intermedio y TVP concomitante. En estos pacientes, la embolización del trombo residual de las extremidades inferiores podría desencadenar el fracaso de un ventrículo derecho ya disfuncionante. Se debe administrar oxigenoterapia a los pacientes con TEP y una saturación de oxígeno menor del 90%. La insuficiencia res- piratoria que no se corrige con oxigenoterapia es infrecuente y debería hacer sospechar la presencia de un foramen oval permeable. Los pacientes inestables hemodinámicamente con TEP se bene- fician de la administración de cantidades modestas de volumen (no más de 500 mL de suero salino). Un aumento excesivo de la precarga podría precipitar el fracaso del ventrículo derecho. La noradrenalina es el inotrópico de elección en los pacientes con TEP y shock cardiogénico. Tratamiento anticoagulante Hay varias estrategias para el tratamiento anticoagulante de la TEP: 1. Anticoagulación parenteral (HBPM, fondaparinux o HNF) sola- pada y seguida por antagonistas de la vitamina K (p. ej., acenocu- marol). La anticoagulación parenteral sólo puede ser suspendida a partir del 5.° día, y siempre que haya una determinación de INR por encima de 2,0. 2. Anticoagulación parenteral (5-10 primeros días) seguida de los anticoagulantes orales de acción directa dabigatrán (inhibidor directo de la trombina) o edoxabán (inhibidor directo del factor X activado). 3. Monoterapia con los inhibidores directos del factor X activado apixabán o rivaroxabán. Ambos fármacos requieren dosis mayores durante el inicio de tratamiento (primera semana en el caso del apixabán y primeras 3 semanas en el caso del rivaroxabán). 4. Monoterapia con HBPM durante todo el tratamiento en los pacientes con cáncer y en las mujeres embarazadas. En los pacien- tes con cáncer, las HBPM son más eficaces que el tratamiento con antagonistas de la vitamina K, y son más sencillas de usar en los que reciben quimioterapia concomitante o requieren procedimientos invasivos. Se deben usar HBPM en las mujeres embarazadas, porque los antagonistas de la vitamina K tienen efecto teratógeno. Las HBPM, el fondaparinux y los anticoagulantes orales de acción directa no requieren controles de laboratorio. La HNF sí requiere controles de laboratorio y se reserva para los pacientes inestables hemo- dinámicamente, con insuficiencia renal grave, en los que se considere la posibilidad de tratamiento fibrinolítico o en los que pudiera ser necesario revertir el efecto anticoagulante con rapidez. Los anticoagulantes orales de acción directa son tan eficaces como el tratamiento convencional (p. ej., antagonistas de la vitamina K), no requieren controles de laboratorio y se asocian a un menor riesgo de sangrados mayores. Están contraindicados en la insuficiencia renal grave (p. ej., aclaramiento de creatinina < 30 mL/min), y aún hay poca experiencia sobre su uso en pacientes con cáncer. Tratamiento trombolítico El tratamiento trombolítico sistémico (t-PA [de elección], uroquinasa o estreptoquinasa) acelera la lisis del coágulo y produce una mejoría hemodinámica más rápida que el tratamiento con HNF, aunque no hay diferencias en la trombosis residual después de 5-7 días. El tratamiento trombolítico sistémico está indicado en pacientes con TEP aguda sintomática e inestabilidad hemodinámica (definida como shock cardiogénico o presión arterial sistólica < 90 mm Hg mantenida, no debida a hipovolemia, sepsis o arritmias cardíacas). Entre las contrain- dicaciones para la trombólisis sistémica se incluyen las enfermedades intracraneales, la cirugía reciente y el antecedente de trauma reciente. Hay alrededor del 1%-3% de riesgo de hemorragias intracraneales. TABLA 85-3 Tratamiento de la fase aguda de la tromboembolia de pulmón según la estratificación del riesgo Gravedad Identificación Tratamiento Contraindicación TEP de alto riesgo (masiva) Shock cardiogénico o hipotensión arterial (PAS < 90 mm Hg) Trombólisis sistémica en dosis completas Ingreso en la unidad de vigilancia intensiva Embolectomía quirúrgica o percutánea (si hay contraindicación absoluta) Trombólisis sistémica en dosis reducidas o trombólisis local (si hay contraindicación relativa) TEP de riesgo intermedio (submasiva) PAS ≥ 90 mm Hg y disfunción/dilatación ecocardiográfica del ventrículo derecho y daño miocárdico Anticoagulación convencional Si hay deterioro hemodinámico después del diagnóstico, trombólisis Vigilancia hospitalaria con monitorización Filtro de la vena cava inferior TEP de riesgo bajo (no masiva) PAS ≥ 90 mm Hg y escalas clínicas pronósticas* negativas. En caso de disponer de pruebas de imagen o biomarcadores, ausencia de disfunción/dilatación del ventrículo derecho y de daño miocárdico Anticoagulación convencional Ingreso hospitalario y alta precoz (p. ej., en los primeros 5 días) Filtro de la vena cava inferior *Escala Pulmonary Embolism Severity Index (PESI), PESI simplificada o criterios de Hestia. PAS: presión arterial sistólica; TEP: tromboembolia de pulmón. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 734 SECCIÓN V Neumología La mejor manera de minimizar el riesgo de hemorragia es seleccionar cuidadosamente a los pacientes en relación con las contraindicaciones de la trombólisis. Embolectomía pulmonar La embolectomía pulmonar (quirúrgica o percutánea a través de un catéter) está indicada para los pacientes con TEP de alto riesgo y con- traindicación absoluta para la trombólisis sistémica. En los pacientes con TEP y contraindicación relativa para la trombólisis sistémica en dosis completas, las técnicas percutáneas se pueden complementar con la administración local (p. ej., en las arterias pulmonares) de dosis reducidas de fármaco trombolítico. Filtros de la vena cava Lo filtros de la vena cava están indicados en: 1) pacientes con TEP y contraindicación para la anticoagulación, y 2) recurrencia tromboem- bólica a pesar de anticoagulación adecuada. Siempre que sea posible se deberá colocar un filtro recuperable, y este deberá ser retirado tan pronto como se pueda iniciar la anticoagulación. Duración del tratamiento anticoagulante Todos los pacientes con TEP deberían recibir un mínimo de 3 meses de tratamiento anticoagulante (si no hay contraindicación para su uso). El tratamiento anticoagulante extendido (p. ej., más allá de esos 3 meses y sin fecha predefinida de suspensión) reduce el riesgo de recurrencias trombóticas un 90%, pero multiplica el riesgo de sangrado por 3. Por este motivo, la decisión de tratar a los pacientes con TEP de forma extendida requiere un balance entre el riesgo de recurrencia al suspender el tratamiento, el riesgode sangrado si se mantiene, y las preferencias del paciente y el gasto sanitario asociado. De forma general, los pacientes con un segundo episodio de TEP idiopática y los pacientes con síndrome antifosfolipídico deberían recibir tratamiento extendido. Los pacientes con trombosis asociada a cáncer deberían recibir tratamiento anticoagulante mientras el cáncer permanezca activo. Se recomienda suspender el tratamiento a los 3 meses en los pacientes con TEP secundaria a un factor de riesgo mayor transitorio (y resuelto), y se sugiere suspender el tratamiento a los 3 meses en los pacientes con TEP secundaria a un factor de riesgo menor transitorio (y resuelto). En los pacientes con TEP idiopática se sugiere un tratamiento indefinido con reevaluaciones periódicas (anuales). Si se valora la suspensión de la anticoagulación en este grupo, el riesgo de recurrencia es menor en las mujeres y en los pacientes con una determinación de dímero D negativa al suspender los anticoagulantes. Hipertensión pulmonar por tromboembolia crónica Aproximadamente un 4% de los pacientes que sobreviven a un episodio de TEP desarrollarán hipertensión pulmonar en los años posteriores al evento trombótico (v. Hipertensión pulmonar, anteriormente). Muchos pacientes no manifiestan síntomas como disnea, hemoptisis o insufi- ciencia cardíaca derecha hasta fases avanzadas de la enfermedad; esto hace que el diagnóstico precoz sea difícil. En la mayoría de los casos, el tratamiento se realiza cuando la enfermedad está avanzada, lo que empeora el pronóstico. La tromboendarterectomía es el tratamiento de elección de estos pacientes. No obstante, entre el 10% y el 50% de los pacientes evaluados son rechazados para la cirugía, y es un proce- dimiento quirúrgico mayor asociado a un alto riesgo perioperatorio. VASCULITIS PULMONARES Las vasculitis pulmonares constituyen un grupo heterogéneo de enfer- medades caracterizadas por inflamación, isquemia y necrosis de la pared de cualquier vaso sanguíneo (arterias, arteriolas, venas, vénulas o capilares). La lesión producida está relacionada con la oclusión por inflamación y la necrosis tisular resultante. Las manifestaciones clínicas son diversas y dependen del calibre del vaso sanguíneo y el órgano afecto (v. cap. 135, Vasculitis). HEMORRAGIAS PULMONARES DIFUSAS Concepto Las hemorragias alveolares difusas constituyen un síndrome que se caracterizan por hemoptisis (aunque puede estar ausente en un tercio de los pacientes), presencia de infiltrados alveolares bilaterales, caída de los valores de hemoglobina y aumento de la capacidad de difusión de monóxido de carbono por encima del 30%. Cuando las hemorragias alveolares se asocian a glomerulonefritis, el proceso se denomina sín- drome pulmón-riñón. Clasificación Desde un punto de vista diagnóstico y terapéutico, las hemorragias alveolares se pueden dividir en dos grandes grupos: las asociadas a fenómenos inflamatorios de los capilares pulmonares (capilaritis) y las no asociadas a capilaritis. Entre las primeras se pueden citar la granulomatosis con poliangitis, la poliangitis microscópica, la capilaritis pulmonar aislada, las enfermedades autoinmunes sistémicas, el sín- drome antifosfolipídico, la crioglobulinemia mixta, el síndrome de Behçet, la púrpura de Henoch-Schönlein, la glomerulonefritis pau- ciinmunitaria, la glomerulonefritis con depósito de inmunocomplejos, el rechazo agudo en el trasplante o la inducida por tóxicos o fárma- cos. Las hemorragias alveolares no asociadas a capilaritis incluyen la hemosiderosis pulmonar idiopática, el lupus eritematoso sistémico, el síndrome de Goodpasture, la lesión alveolar difusa, la estenosis mi- tral, las alteraciones de la coagulación o la enfermedad venooclusiva, entre otras. Diagnóstico El diagnóstico de hemorragia alveolar difusa se confirma mediante el lavado broncoalveolar. El líquido obtenido es hemorrágico y contiene hemosiderófagos. Para realizar el diagnóstico etiológico primeramente deben descartarse la estenosis mitral, las alteraciones de la coagulación o la exposición a tóxicos (anhídrido trimelítico, cocaína, detergentes, isocianatos, pesticidas) o fármacos (amiodarona, nitrofurantoína, peni- cilamina, sirolimus). En una segunda fase se deben realizar diferentes pruebas analíticas: para descartar el síndrome pulmón-riñón. - nosis mitral o la insuficiencia cardíaca. - gitis o poliangitis microscópica. Los c-ANCA se asocian más frecuentemente a la granulomatosis con poliangitis, mientras que los p-ANCA se suelen asociar a la poliangitis microscópica o a la granulomatosis eosinofílica con poliangitis. - medad de Goodpasture, aunque se prefiere una biopsia renal para el diagnóstico definitivo. - plemento, ANA, anticuerpos contra DNA de doble hélice. Tratamiento El tratamiento de la hemorragia pulmonar difusa asociada a capilaritis consiste en la administración de dosis altas de glucocorticoides. La necesidad de añadir otros agentes inmunosupresores depende de la gravedad del cuadro, de la respuesta esperada a los glucocorticoides y de la enfermedad de base: - mab a los glucocorticoides. los glucocorticoides y realizar plasmaféresis. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 735 CAPÍTULO 86 Tumores broncopulmonares Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Goldhaber SZ, Visani L, De Rosa M. Acute pulmonary embolism: clinical outcomes in the International Cooperative Pulmonary Embolism Registry. Lancet 1999;353:24-7. Jaff MR, Archer SL, Cushman M, Goldenberg N, Goldhaber SZ, Jenkins S, on behalf of the American Heart, Association Council on Cardiopulmo- nary CC, Perioperative and Resuscitation, Council on Peripheral Vascular Disease, and Council on Arteriosclerosis, Thrombosis and Vascular Biology. et al. Management of Massive and Submassive Pulmonary Embolism, Iliofemoral Deep Vein Thrombosis, and Chronic Thromboembolic Pul- monary Hypertension: A Scientific Statement From the American Heart Association. Circulation 2011;123:1788-830. Jiménez D, Aujesky D, Yusen RD. Risk stratification of normotensive patients with acute pulmonary embolism. Br J Haematol 2010;151:415-24. Kearon C, Akl EA, Ornelas J, Blaivas A, Jimenez D, Bounameaux H, et al. Antithrombotic therapy for VTE disease: Chest guideline and expert panel report. Chest 2016;149:315-52. Konstantinides SV, Torbicki A, Agnelli G, Danchin N, Fitzmaurice D, Galiè N, et al. Task Force for the Diagnosis and Management of Acute Pulmonary Embolism of the European Society of Cardiology (ESC). 2014 ESC gui- delines on the diagnosis and management of acute pulmonary embolism. Eur Heart J 2014;35:3033-69. https://booksmedicos.org Push Button0:
Compartir