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S E C C IÓ N V Enfermo respiratorio crítico INSUFICIENCIA RESPIRATORIA J. R. Badia Jobal Concepto y definición La función principal del aparato respiratorio es garantizar el correcto transporte de oxígeno presente en nuestra atmósfera hasta la célula y la mitocondria. Es a este nivel donde el oxígeno permite la fosforilación oxidativa y la producción de energía necesaria para las funciones de la vida celular. Para desarrollar este proceso eficazmente es necesaria una adecuada mecánica ventilatoria, el correcto intercambio pulmonar de gases y el transporte sistémico de oxígeno a los tejidos mediante el aparato cardiovascular y la hemoglobina. Sólo si estos sistemas están preservados se consigue una oxigenación tisular eficaz y una correcta eliminación del CO2 producido por el metabolismo celular. Como referencia, los valores normales de la presión arterial de oxígeno (PaO2) se sitúan entre 90 y 95 mm Hg y no deben ser infe- riores a 80 mm Hg, y la presión parcial de CO2 (PaCO2) normal es inferior a 45 mm Hg en el sujeto sano. En la práctica clínica, el término hipoxemia indica una PaO2 inferior a 80 mm Hg y se define hipercapnia como una PaCO2 mayor de 45 mm Hg. Estos términos deben distinguirse claramente del concepto de insuficiencia respiratoria que se define a continuación. La insuficiencia respiratoria es un síndrome clínico que ocurre cuando el sistema respiratorio no es capaz de mantener su función principal, el intercambio de gases, y la PaO2 desciende por debajo de 60 mm Hg respirando aire ambiente (fracción inspiratoria de oxígeno [FiO2] 21%) al nivel del mar y/o la PaCO2 es mayor de 50 mm Hg. Por tanto, la insuficiencia respiratoria es un concepto biológico y depende exclusivamente del valor de los gases en la sangre arterial. Por ello, la realización de una gasometría arterial es obligada para establecer el diagnóstico de insuficiencia respiratoria. Un método no invasivo, como la medición de la saturación de la hemoglobina arterial (SaO2) mediante pulsioximetría, permite estimar la presencia y el grado de insuficiencia respiratoria, pero no sustituye a la gasometría arterial. Epidemiología La insuficiencia respiratoria es un síndrome más que un proceso de enfermedad o fallo de órgano único. Por ello, su incidencia y preva- lencia son difíciles de establecer y no son bien conocidas. Respecto a https://booksmedicos.org 648 SECCIÓN V Neumología la insuficiencia respiratoria aguda que motiva atención en servicios de urgencias, emergencias u hospitalización, se estima una incidencia de 500-800 casos por cada 100.000 habitantes. La epidemiología de la insuficiencia respiratoria cónica en los pacientes con enfermedades cardiopulmonares y otras enfermedades avanzadas también es difícil de establecer. Datos a partir del uso de sistemas de oxigenoterapia domiciliaria en países desarrollados sugieren una incidencia estimativa superior a los 60 casos por cada 100.000 habitantes. Fisiopatología Se describen cuatro mecanismos principales de insuficiencia respiratoria con hipoxemia arterial o hipercapnia que son clínicamente relevantes: hipoventilación alveolar, cortocircuito izquierda-derecha o shunt, desequilibrios de las relaciones ventilación-perfusión y trastornos de la difusión. Las características fundamentales de los mecanismos de insuficiencia respiratoria que se describen a continuación se recogen en la tabla 80-1. Es importante señalar que, en la práctica clínica, en la hipoxemia arterial pueden darse simultáneamente combinaciones de más de un mecanismo patogénico, si bien es cierto que en cada situación clínica es posible identificar una alteración dominante. La reducción de la presión inspiratoria de oxígeno con la altitud debido a la reducción de la presión atmosférica es probablemente la causa de hipoxemia arterial más frecuente considerando la población mundial sana. Los cambios que se producen con la altitud y la adaptación del ser humano a esta situación quedan fuera del objetivo de esta sección. Hipoventilación alveolar En este caso se produce una disminución de la fracción de la ven- tilación/minuto que realmente alcanza el alvéolo e interviene en el intercambio de gases. La relación entre la ventilación alveolar (VA) y la PaCO2 es hiperbólica e inversamente proporcional, y se formula de la siguiente manera, donde VCO2 corresponde a la producción de CO2. PaCO VCO /VA2 2= Así, la disminución de la ventilación alveolar se asocia a un incre- mento de la PaCO2. Por tanto, la insuficiencia respiratoria hipoxémica causada por hipoventilación alveolar se asocia siempre a hipercapnia y disminución de la ventilación/minuto. Característicamente se corrige con la administración de fracciones de oxígeno elevadas. Ejemplos representativos son la patología del sistema nervioso central que cursa con disminución del estímulo de los núcleos respiratorios, las enferme- dades neuromusculares o la sobredosis de sedantes, analgésicos opioides o drogas de abuso, la afectación de los nervios periféricos o los músculos respiratorios periféricos, o la obstrucción de la vía aérea principal. Cortocircuito intrapulmonar de derecha a izquierda (shunt) Esta alteración se observa cuando áreas significativas del pulmón presen- tan unidades alveolares que no reciben ventilación, pero sí mantienen la perfusión. Con ello, la sangre atraviesa el circuito pulmonar sin tener posibilidad de intercambiar gases al no acceder a alvéolos ventilados. Las causas más frecuentes son las patologías que provocan una ocupación completa o colapso de la luz alveolar, como el edema agudo de pulmón cardiogénico, las hemorragias alveolares, la neumonía o las atelectasias y microatelectasias, o el síndrome de distrés respiratorio agudo. Debe destacarse que el shunt o cortocircuito puede ser extrapulmonar, como las fístulas vasculares, las malformaciones congénitas cardíacas complejas o las comunicaciones intracardíacas. Todas estas situaciones cursan con hipoxemia e hipocapnia, y se caracterizan por la falta de respuesta o refractariedad a la aplicación de concentraciones elevadas de oxígeno que no consigue mejorar suficientemente la PaO2. Constituye una situación relativamente frecuente en las enfermedades pulmonares agudas de los pacientes en estado crítico. El gradiente alveoloarterial es en estos casos muy elevado y ni tan sólo la administración de oxígeno suplementario al 100% es en ocasiones capaz de mejorar suficientemente las PaO2 para garantizar el aporte de oxígeno adecuado a los tejidos. Desequilibrios en las relaciones ventilación-perfusión Este tipo de alteración constituye la causa principal y más frecuente de hipoxemia e insuficiencia respiratoria. En esta situación concurren áreas ventiladas inadecuadamente perfundidas y áreas perfundidas mal ventiladas, en las que disminuye la relación entre ventilación y perfusión. Es la causa más frecuente de insuficiencia respiratoria crónica y está pre- sente en todas las enfermedades que afectan tanto a las vías respiratorias de pequeño calibre como al parénquima pulmonar. Algunos ejemplos de este mecanismo son la EPOC o las bronquiectasias, tanto en fase de esta- bilidad como en las agudizaciones de estas enfermedades. La hipoxemia se asocia en ocasiones a retención de CO2 en las fases más evolucionadas de la enfermedad. El gradiente alveoloarterial de O2 está aumentado y responde bien a la administración de oxígeno suplementario. Trastornos de la difusión alveolocapilar de oxígeno Los trastornos de la difusión alveolocapilar de oxígeno son una causa de hipoxemia mucho menos frecuente que la anterior. Este tipo de alteración es la que se manifiesta en pacientes con neumopatías intersticiales como la fibrosis pulmonar. En estas enfermedades hay un aumento del depósito de colágeno y células inflamatorias en el espacio intersticial que dificulta la difusión de los gases entre el alvéolo y la fase capilar que lo rodea. Se acom- paña, por lo general, de hipocapnia, y la ventilación/minutoes elevada. En los casos en los que predomina este mecanismo es esperable una respuesta a la administración de fracciones inspiratorias de oxígeno elevadas. Mecanismos de hipercapnia Las dos causas de hipercapnia son la hipoventilación alveolar y los dese- quilibrios de las relaciones ventilación-perfusión. Ambas situaciones se pueden diferenciar midiendo la ventilación/minuto y el gradiente alveoloarterial de oxígeno. En la hipoventilación alveolar, la ventilación está reducida y el gradiente es normal, ya que no hay afectación del parénquima pulmonar. Por el contrario, en la hipercapnia asociada a desequilibrios de la ventilación y percusión, el gradiente se encuentra elevado, traduciendo la alteración del parénquima pulmonar. Hipoxia y otras situaciones clínicas El término hipoxia se emplea cuando el aporte de O2 a los tejidos es insuficiente, y debe remarcarse que no es sinónimo de hipoxemia (esta indica una disminución de la PaO2 arterial). La hipoxia puede ser de origen respiratorio debida a insuficiencia respiratoria hipoxémica grave o presentarse por otras causas. Ya se ha comentado el efecto de la altitud sobre el intercambio de gases y la oxigenación tisular. Hay otras circunstancias específicas que merecen considerarse. PaCO2=VCO2/VA TABLA 80-1 Mecanismos fisiopatológicos principales de insuficiencia respiratoria Mecanismo PaO2 PaCO2 D(A – a)O2 Respuesta al O2 Ejemplo clínico Hipoventilación alveolar ↓ ↑↑ N ↑↑ Depresión del SNC Cortocircuito o shunt ↓ N o ↓ ↑ -- Neumonía Desequilibrios V/Q ↓ N o ↑ ↑↑ ↑ EPOC Trastorno de la difusión ↓ N o ↓ ↑ ↑ Fibrosis pulmonar D(A – a)O2: gradiente alveoloarterial de oxígeno; EPOC: enfermedad pulmonar obstructiva crónica; N: normal; SNC: sistema nervioso central; V/Q: ventilación perfusión. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V 649 CAPÍTULO 80 Enfermo respiratorio crítico © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. La hipoxia anémica puede producirse ante una disminución signi- ficativa de la hemoglobina y, por tanto, de la capacidad de transporte de oxígeno. La PaO2 puede permanecer inalterada, pero disminuye el volumen absoluto de oxígeno puesto a disposición de los tejidos. En estas circunstancias, la extracción periférica de O2 aumenta y puede disminuir la PaO2 de la sangre venosa mezclada. La intoxicación por monóxido de carbono es otra situación especial que hay que considerar. En esta situación, la hemoglobina queda ocupada por el monóxido de carbono (HbCO) y no está disponible para el trans- porte de oxígeno. El porcentaje de hemoglobina carboxilada será un factor crítico que determina la gravedad de la hipoxia tisular y el pronóstico. La hipoxia circulatoria es una situación más frecuente en la clínica. El aporte de oxígeno a los tejidos (Od) no sólo depende del contenido arterial de O2 (CaO2), sino del funcionamiento del sistema cardiocir- culatorio y del gasto cardíaco (Q). CaO Hb 1,36(SaO /100) (PaO 0,0031) Od CaO Q 2 2 2 2 = × + = × Así, el aporte de O2 a los tejidos se define como el producto del gas- to cardíaco por el CaO2. La hipoxia circulatoria generalizada se produce en la insuficiencia cardíaca y en todas las formas de situación de shock, ya sea cardiogénico, distributivo o hemorrágico (donde coexiste con el mecanismo anémico). El déficit local de flujo sanguíneo, ya sea por obstrucción arterial, por mecanismos retrógrados en la obstrucción venosa o por vasoconstricción arterial intensa, produce hipoxia tisular local y regional de la zona afectada. Por estos motivos, la administración de O2 puede ser necesaria en muchas situaciones clínicas de shock, isquemia o anemia intensa que cursan con hipoxia tisular, aunque la gasometría arterial no muestre hipoxemia. La hipoxia puede producirse también por aumento de las necesida- des de oxígeno y mayor extracción al paso de la sangre por los capilares y tejidos. La causa más frecuente es el aumento del metabolismo basal por fiebre o sepsis con o sin shock y circunstancias análogas. Por otro lado, en la sepsis pueden coexistir también mecanismos de shunt difuso a nivel tisular que pueden añadir un componente de falta de extracción periférica en otros casos. Por último, el eslabón final de la cascada de oxígeno es el aprove- chamiento intracelular de oxígeno por los propios tejidos. Un ejemplo de disfunción a este nivel es la intoxicación por sales de cianuro que bloquea los mecanismos intracelulares para emplear el O2 para la res- piración celular y la producción de energía. Este mecanismo se conoce también como hipoxia disóxica o hipoxia histotóxica. Clasificación de la insuficiencia respiratoria Existe una variedad de propuestas de clasificación de la insuficiencia respiratoria. Son clasificaciones operativas y, en muchas ocasiones, emplear una u otra depende más de la escuela y la costumbre del entorno que de otros factores. Clasificación por criterios evolutivos. Según su forma de presenta- ción y evolución en el tiempo, se divide en insuficiencia respiratoria aguda, insuficiencia respiratoria crónica o insuficiencia respiratoria aguda sobre crónica. La insuficiencia respiratoria aguda se presenta en sujetos pre- viamente sanos. Ejemplos representativos de este grupo son la neumonía, el edema pulmonar no cardiogénico o el síndrome de distrés respiratorio agudo. La insuficiencia respiratoria crónica, en general, implica la existencia de una enfermedad previa prolongada. Por ello es esperable que el organis- mo haya puesto en marcha medidas destinadas de compensación que hacen compatible el mantenimiento de la homeostasis y la minimización de síntomas clínicos. Estos cambios incluyen los mecanismos de respuesta renales frente a la acidosis y la hipercapnia o la poliglobulia en los pacientes con hipoxemia más acentuada, y se pueden objetivar mediante exploracio- nes complementarias. Por último, la insuficiencia respiratoria aguda sobre crónica hace referencia al deterioro o agravamiento del intercambio de gases en personas con insuficiencia respiratoria crónica previa. Clasificación por criterios fisiopatológicos o gasométricos. Se puede clasificar la insuficiencia respiratoria en función de los mecanismos fisiopatológicos subyacentes ya descritos en esta sección. En la práctica, puesto que la insuficiencia respiratoria se define específicamente por las alteraciones de la PaO2 y la PaCO2, es más conveniente clasificarla en dos grandes grupos en función de la asociación o no de la hipoxemia arterial a hipercapnia. Así, es frecuente distinguir entre insuficiencia respiratoria con y sin hipercapnia. La figura 80-1 recoge una de estas clasificaciones. También es posible encontrar en muchos textos refe- rencias a insuficiencia respiratoria de tipo I o hipoxémica cuando la PaO2 es menor de 60 mm Hg si no se acompaña de hipercapnia, y a insuficiencia respiratoria de tipo II o global cuando se acompaña de PaCO2 superior a 50 mm Hg. También puede resultar de utilidad, en el caso de la insuficiencia respiratoria que cursa con hipercapnia, distinguir si se produce en un paciente con parénquima pulmonar sano o no. Si se produce con parénquima pulmonar sano, también se denomina insuficiencia ven- tilatoria, puesto que la anomalía principal está en la eliminación de CO2, es decir, una disminución de la ventilación alveolar. En general, se debe a causas de presentación aguda. Por otro lado, en la insuficiencia respiratoria hipercápnica con parénquima pulmonar patológico la ventilación/minuto está conservada y el mecanismo responsable de la retención de CO2 son los desequilibrios de las relaciones entre venti- lación y perfusión pulmonar, particularmente en la EPOC. Cuadro clínicoLa respuesta fisiológica de compensación cuando los tejidos no reciben suficiente oxígeno siempre incluye varios mecanismos defensivos. En CaO2=Hb×1,36(SaO2/100)+(PaO20,0031)Od=CaO2×Q Figura - Clasificación clínica de la insuficiencia respiratoria. EPOC: enfermedad pulmonar obstructiva crónica; SAOS: síndrome de apnea obstructiva del sueño; SDRA: síndrome de distrés respiratorio agudo. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 650 SECCIÓN V Neumología primer lugar, se incrementa la frecuencia respiratoria aumentando el volumen/minuto, y el gasto cardíaco aumentando la frecuencia cardíaca y el volumen de sangre expulsado en cada latido si la reserva cardíaca es adecuada. En segundo lugar, los tejidos son capaces de extraer mayor cantidad de oxígeno de la sangre. En tercer lugar, las células ponen en marcha mecanismos de producción de energía no dependientes del oxígeno, aunque el metabolismo anaerobio es mucho menos eficiente. Clínicamente podremos observar una serie de signos y síntomas que son consecuencia directa de la falta de oxígeno en los tejidos y de los mecanismos de compensación. Los más frecuentes en la clínica se recogen en el cuadro 80-1. El incremento de la frecuencia respiratoria es una de las primeras res- puestas que se producen ante la hipoxemia. Se puede observar también uso de musculatura accesoria, incoordinación toracoabdominal o asterixis, temblores y somnolencia como signos de encefalopatía difusa hipercáp- nica. Otra manifestación respiratoria es la observación de cianosis de la piel y las mucosas. Es un signo tardío que no se observa hasta que la insuficiencia respiratoria es muy grave. La cianosis sólo se observa cuan- do la concentración de la hemoglobina reducida es superior a 5 g/dL. La cianosis de causa primariamente central es la que se observa en las enfermedades pulmonares. Por el contrario, un ejemplo de cianosis periférica sería la cianosis en pacientes con shock cardiogénico y mala perfusión de los tejidos o con una obstrucción arterial. La hipoxia tisular a nivel cerebral provoca síntomas muy variables, que pueden ir desde la simple inquietud, nerviosismo o irritabilidad a la agitación y la confusión, el estupor o el coma. En los ancianos, las manifestaciones neurológicas pueden ser muy precoces y una de las primeras manifestaciones asociadas a la insuficiencia respiratoria aguda. A medida que progresa el deterioro del intercambio de gases aparece bradicardia, depresión miocárdica y, finalmente, colapso cardiocirculatorio. La disnea es una manifestación frecuente en la insuficiencia respiratoria. Es una sensación subjetiva y está más en relación con fenómenos de la mecánica del movimiento del pulmón y mecanorreceptores locales que con el grado y la gravedad de la insuficiencia respiratoria. Muchos pacientes pueden experimentar disnea intensa con una gasometría conservada; por ejemplo, pacientes con asma bronquial o EPOC en la que predomina el enfisema. Tratamiento Insuficiencia respiratoria aguda El manejo clínico de esta situación se basa en dos puntos: tratamiento de la enfermedad causal o de base y medidas de soporte de la insu- ficiencia respiratoria aguda. Estas medidas comprenden todas las intervenciones encaminadas a conseguir unos niveles aceptables de oxigenación arterial y ventilación alveolar. Se incluyen: administración de oxígeno, medidas de soporte asociadas, ventilación no invasiva y ventilación mecánica convencional o invasiva. La indicación de medidas de soporte se establece por criterios clínicos y gasométricos que, como se ha explicado, definen la existencia de insuficiencia res- piratoria: PaO2 < 60 mm Hg y/o PaCO2 > 50 mm Hg. Los objetivos que se persiguen son obtener niveles aceptables de oxigenación arterial, desplazando la PaO2 de la zona peligrosa de la curva de saturación de la hemoglobina. En general, debe buscarse conseguir valores de PaO2 > 60-65 mm Hg y/o saturación de hemoglobina > 90%-92%. Por otro lado, es necesario garantizar una ventilación alveolar adecuada. Los niveles de PaCO2 que se obtendrán dependerán directamente del tipo de paciente y de la situación clínica. Además, las medidas de soporte tienen por objeto mejorar otros problemas clínicos frecuentemente asociados a la insuficiencia res- piratoria, como la eliminación de secreciones bronquiales o la adminis- tración de fármacos en aerosol. Oxigenoterapia La administración de oxígeno siempre está indicada y es la medida básica de soporte en la insuficiencia respiratoria, aumentando la FiO2 que reciben los pacientes. La administración de oxígeno persigue tratar la hipoxemia y evitar el sufrimiento tisular, disminuir el trabajo respiratorio y el trabajo miocárdico. Los niveles de FiO2 apropiados para mantener una correcta oxigenación tisular son variables según el tipo y la causa de la insuficiencia respiratoria. Por ello se dispone de sistemas de alto y bajo flujo. Son sistemas de alto flujo todos los que permiten administrar el flujo de oxígeno necesario sin que la FiO2 se modifique en función de la ventilación del paciente. Ejemplos de estos sistemas de adminis- tración de oxígeno son las mascarillas con sistema Venturi, las cánulas nasales de alto flujo o los ventiladores mecánicos. Son sistemas de bajo flujo aquellos en los que el flujo de gas no llega a satisfacer todos los requerimientos inspiratorios, de manera que una parte del gas inspirado por el paciente procede del aire ambiente. Ejemplos de sistemas de bajo flujo son la sonda nasofaríngea, las cánulas nasales y las mascarillas con bolsa reservorio. En este tipo de sistema, la FiO2 real que recibe el paciente no es conocida. El oxígeno es un gas medicinal y como tal medicamento requiere atención no sólo para establecer la indicación adecuada, sino respecto al seguimiento y el control del tratamiento. En los pacientes hospitali- zados está indicada la administración de oxígeno cuando la PaO2 basal es inferior a 60 mm Hg. En la práctica clínica debe diferenciarse entre la insuficiencia respiratoria aguda hipercápnica y la no hipercápnica. Paciente con IRA no hipercápnica. En esta situación, el principal mecanismo fisiopatológico es el shunt intrapulmonar. Se debe iniciar la oxigenoterapia con sistemas de alto flujo de tipo Venturi con concen- tración elevada (35%-40%). Se ajustará la FiO2 al nivel más bajo posible que permita obtener valores de PaO2 > 60 mm Hg. Si no es suficiente, se requerirán sistemas Venturi (hasta un 50%), cánulas de alto flujo o sistemas de bajo flujo con bolsa reservorio. Pacientes con IRA hipercápnica. El ejemplo paradigmático son las exacerbaciones de la EPOC. En este caso se inicia la oxigenoterapia con un sistema de alto flujo de tipo Venturi a la concentración más baja po- sible (24%). Si no se puede mantener la PaO2 por encima de 60 mm Hg, se puede aumentar la FiO2 controlando el posible incremento de la • CUADRO 80-1 Manifestaciones clínicas de la insuficiencia respiratoria Manifestaciones respiratorias Taquipnea Aumento del volumen minuto Aleteo nasal Tiraje intercostal Uso de otra musculatura accesoria Incoordinación toracoabdominal Cianosis central o periférica Disnea Auscultación pulmonar patológica Manifestaciones cardiocirculatorias Taquicardia Hipertensión arterial Bradicardia Hipotensión Shock Oliguria Arritmias Sobrecarga ventricular derecha Manifestaciones neurológicas Inquietud Ansiedad Irritabilidad Cefalea Cambios conductuales Somnolencia Agitación Confusión Convulsiones Asterixis Encefalopatía hipercápnica Convulsiones Coma Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otrosusos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V 651 CAPÍTULO 80 Enfermo respiratorio crítico © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. hipercapnia y la acidosis respiratoria secundaria. Un uso liberal no controlado de la oxigenoterapia puede conducir al agravamiento de la situación clínica con incremento progresivo de la hipercapnia, la acidosis y la encefalopatía, y poner en riesgo a los pacientes. Es necesario un control clínico una vez que se indica tratamien- to con oxigenoterapia. La eficacia de la oxigenoterapia se valorará en función de la mejoría en la frecuencia respiratoria, la frecuencia cardíaca, la tensión arterial y el nivel de consciencia. Es necesario un control gasométrico posterior. A los 20-30 min de aplicar oxígeno o de cualquier cambio en las características de su administración, es recomendable realizar una gasometría arterial. La interpretación de los resultados tendrá en cuenta la FiO2 a la que se obtiene la gasometría y la situación clínica del paciente. Una mesura incruenta de control de la oxigenación arterial es el control de la saturación de oxígeno de la hemoglobina mediante pulsioximetría. Su empleo permite la mo- nitorización y el seguimiento del paciente grave y evita la realización de muchas gasometrías arteriales, aunque no aporta información res- pecto a la presión de CO2, el pH y los aspectos metabólicos. Para una correcta utilización de la pulsioximetría es necesario conocer adecuadamente los fundamentos de la técnica, sus ventajas y sus limitaciones. Ventilación mecánica Si, a pesar de todo, el paciente empeora, hay que plantearse la posi- bilidad de la ventilación artificial, ya sea en su modalidad no invasiva o invasiva. La elección del tipo de soporte ventilatorio depende de la situación clínica, el tiempo de evolución, la gravedad y la enfermedad de base. Estas modalidades de soporte ventilatorio y del intercambio de gases se discuten ampliamente en los siguientes capítulos de esta sección. Insuficiencia respiratoria crónica La oxigenoterapia continua domiciliaria está indicada en la insuficien- cia respiratoria crónica. En el cuadro 80-2 se resumen las indicaciones principales de la oxigenoterapia domiciliaria. Este tratamiento ha demostrado capacidad de evitar la progresión de la hipertensión pulmo- nar crónica y mejorar la calidad de vida y la supervivencia, en particular en los pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Si bien se recomienda administrar la oxigenoterapia un mínimo de 16 h/día, con el fin de que el paciente pueda llevar una vida relativamente activa durante las 8 h restantes, cuantas más horas (idealmente 24 h/día) se utilice, mayor será su eficacia. El empleo de las lentillas nasales, a un flujo de 1-2 L/min, preferentemente mediante el concentrador de O2, es el sistema de administración más empleado. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Cousins JL, Wark PA, McDonald VM. Acute oxygen therapy: a review of prescribing and delivery practices. Int J Chron Obstruct Pulmon Dis 2016;11:1067-75. Hall J, Wood LDH. Oxygen therapy in the critically ill patient. En: Hall J, Hall JB, Schmidt GA, Wood LDH. Principles of critical care. New York: McGraw-Hill Inc.; 1992. p. 165-73. Rodríguez-Roisin R, Roca J. Mechanisms of hypoxaemia. Intensive Care Med 2005;31:1017-9. Roussos C, Kousoukou A. Respiratory failure. Eur Respir J 2003;22(Suppl. 47):3s-14s. Stefan MS, Shieh MS, Pekow PS, Rothberg MB, Steingrub JS, Lagu T, et al. Epidemiology and Outcomes of Acute Respiratory Failure in the United States, 2001-2009: A National Survey, NIH. J Hosp Med 2013;8(2):76-82. SÍNDROME DE DISTRÉS RESPIRATORIO AGUDO A. Torres Martí Concepto El distrés respiratorio agudo es un síndrome caracterizado por edema pulmonar no cardiogénico debido a la alteración de la permeabilidad de la membrana capilar pulmonar y que se presenta con insuficiencia res- piratoria grave, infiltrados pulmonares bilaterales difusos y disminución de la distensibilidad pulmonar. Es un síndrome con un curso rápidamente evolutivo, sus causas son numerosas, tiene fundamentalmente origen pul- monar (neumonía, aspiración) y su mortalidad es aún muy elevada (40%). Epidemiología y etiología Este síndrome fue descrito por Ausbaugh et al. en la década de los sesenta. Ha recibido diversas denominaciones, como pulmón blanco, pulmón de shock o pulmón de sepsis. El nombre actual es síndrome de dis- trés respiratorio agudo (SDRA). Hasta hace muy poco se le denominaba síndrome de distrés respiratorio del adulto. La incidencia varía debido a las diferentes definiciones que se han utilizado, pero podría estar en 10 casos por cada 100.000 habitantes por año. La incidencia del SDRA ha disminuido debido a la mejor detección clínica del síndrome y a la mejoría en el tratamiento de los pacientes ingresados en la UCI. Las causas son múltiples (cuadro 80-3). Estudios epidemiológicos recientes demuestran que aproximadamente el 80% de las causas son de origen pulmonar (60%, neumonía, y 20%, neumonía aspirativa). El 20% restante es de causas muy heterogéneas, como sepsis extrapul- monar, politraumatismo, transfusiones, etc. Según la causa, el SDRA se clasifica de la siguiente forma: 1) por afección pulmonar directa (aspiración, neumonía vírica o bacteriana), y 2) por afección pulmonar indirecta: a) síndrome séptico; b) traumatismo extratorácico, y c) causa politransfusional. Existen diferencias en la patogenia, la anatomía patológica, la mecánica pulmonar y el pronóstico, según si la causa es pulmonar o extrapulmonar. Fisiopatología El fenómeno patogénico es la lesión epitelial pulmonar y la alteración de la microcirculación pulmonar, que provoca la extravasación de plasma rico en proteínas, el desarrollo de edema y la puesta en marcha de los sistemas de activación del complemento y de la coagulación, así como de las células que participan en las reacciones inflamatorias (leucocitos, plaquetas, macrófagos y células endoteliales). La alteración de la integridad vascular contribuye a la aparición de hemoconcentra- • CUADRO 80-3 Factores de riesgo para el SDRA Origen local Neumonía bacteriana o vírica Neumonía por aspiración Contusión pulmonar Ahogamiento Inhalación tóxica Origen sistémico Sepsis extrapulmonar Politraumatismo Embolia grasa Politransfusión Pancreatitis Ahogamiento • CUADRO 80-2 Indicaciones de la oxigenoterapia domiciliaria Paciente con EPOC estable y correctamente tratado con PaO2 basal < 55 mm Hg Paciente con EPOC estable y correctamente tratado con PaO2 basal entre 55 y 59 mm Hg y que asocie: Hipertensión pulmonar Hematocrito > 55% Sobrecarga ventricular derecha Cor pulmonale Arritmias cardíacas Paciente con enfermedad pulmonar crónica distinta de la EPOC, con PaO2 basal < 60 mm Hg Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 652 SECCIÓN V Neumología ción, hipertensión pulmonar y alteración de las relaciones ventilación/ perfusión. Estas alteraciones conducen al colapso de las unidades alveolares, la reducción de los volúmenes pulmonares, la disminución de la distensibilidad pulmonar, el aumento del trabajo respiratorio y la aparición de insuficiencia respiratoria secundaria a un mecanismo de cortocircuito. En el SDRA se acumula gran cantidad de neutrófilos en la microcirculación pulmonar que liberan o estimulan la liberación de las diferentes sustancias que dañarán los capilares arteriales. Se han establecido diferencias en función de si la causa es pulmonar o extra- pulmonar. En el primer caso, las lesiones son intraalveolares, mientras que en el segundo existe congestión microvascular y edema intersticial con mayor preservación delos espacios alveolares. Esta distinción tiene repercusiones en el tratamiento de la hipoxemia. Anatomía patológica Las lesiones macroscópicas del pulmón consisten en un aumento de peso y consistencia, congestión intensa, edema y exudado sanguino- lento. Las lesiones microscópicas reciben la denominación de daño alveolar difuso. Estas consisten en congestión y edema, inflamación intersticial, presencia de membranas hialinas y fibrosis intersticial. La primera fase (aguda o exudativa) se produce durante la primera semana y se caracteriza por edema, exudación y formación de membranas hialinas. El segundo estadio es la fase proliferativa o de organización, que se presenta a la semana del inicio del síndrome y se caracteriza por hiperplasia del epitelio de revestimiento alveolar y fibrosis. La tercera fase o residual comienza después de la segunda semana, y se observa fibrosis intersticial y alteraciones vasculares. Aunque la diferenciación de estas fases es útil para determinar el estadio de la enfermedad, hay que tener en cuenta que no siempre están bien delimitadas y que existen lesiones solapadas entre las diferentes fases. En la figura 80-2 se mues- tran imágenes histológicas correspondientes a las tres fases del proceso. Cuadro clínico Existen dos formas de presentación clínica. La primera corresponde a la que se produce, por ejemplo, después de la aspiración masiva de contenido gástrico, con aparición inmediata de taquipnea, insuficiencia respiratoria grave e infiltrados radiológicos alveolares, difusos y bilate- rales. La segunda forma, de carácter menos agudo, es la que aparece, por ejemplo, después de una sepsis de más de 48 h de duración. En este caso puede existir un período de latencia en el que sólo habrá una dis- creta taquipnea y un aumento del gradiente alveoloarterial de oxígeno. La progresión de los hallazgos clínicos en los diferentes períodos de evolución está resumida en el cuadro 80-4. En el síndrome establecido, la exploración física muestra aumento del trabajo respiratorio, con utilización de la musculatura accesoria, taquipnea, taquicardia y sudación. La auscultación respiratoria suele revelar estertores bilaterales. Los hallazgos físicos restantes dependerán de la enfermedad subyacente. En la radiografía de tórax pueden apre- ciarse en la fase inicial infiltrados intersticiales bilaterales de predominio basal y, posteriormente, infiltrados alveolares bilaterales (fig. 80-3). Puede haber derrame pleural bilateral. El dato funcional más caracterís- tico es la presencia de insuficiencia respiratoria. En las fases iniciales del síndrome se observan hipocapnia y aumento del gradiente alveo- loarterial de oxígeno, y en fases más avanzadas, hipoxemia grave, que responde parcialmente o no a la administración de oxígeno. En el estudio hemodinámico se observa aumento de la presión en la arteria pulmonar, pero con la presión capilar enclavada normal, dato que diferencia el SDRA del edema pulmonar cardiogénico. Se ha observado que puede coexistir hipertensión pulmonar capilar. La evolución clínica es variada: a) mala evolución inicial en 1-2 días, con muerte del paciente por hipoxemia; esta evolución es la menos fre- cuente; b) buena evolución y curación en 48-72 h; c) empeoramiento progresivo del cuadro respiratorio en 15 días, con aparición de fibrosis pulmonar y muerte por insuficiencia respiratoria, y d) empeoramiento durante los primeros 10 días, al que sigue un período de estabilidad con mejoría progresiva. En las situaciones c y d, la causa de la muerte es en su mayoría por fallo multiorgánico. La conferencia de consenso de Berlín, en 2012, estableció la siguiente clasificación del SDRA de acuerdo con la oxigenación y el valor de la PEEP o la CPAP: 1) SDRA leve: PaO2/FiO2 entre 200 y 300; 2) moderada: PaO2/FiO2 entre 100 y 200, y 3) grave: PaO2/FiO2 igual o inferior a 100. En los tres grados se requiere una PEEP o una CPAP igual o inferior a 5 cm H2O. Las complicaciones del SDRA son las propias de la insuficiencia respiratoria, de la ventilación mecá- nica y de la enfermedad desencadenante del síndrome. Los pacientes ventilados mecánicamente pueden presentar neumotórax y enfisema subcutáneo o mediastínico, debidos a las elevadas presiones de insu- Figura - A. Lesión alveolar difusa en fase exudativa con mem- branas hialinas que cubren la mayor parte de las paredes alveolares. No se observa revestimiento epitelial residual. (Hematoxilina-eosina, ×400.) B. Lesión alveolar difusa en fase fibroproliferativa temprana. Se observa engrosamiento intersticial con células inflamatorias e hiper- plasia regenerativa del revestimiento alveolar. (Hematoxilina-eosina, ×250.) C. Lesión alveolar difusa en fase proliferativa avanzada con fibrosis intersticial extensa y escasos alvéolos residuales revestidos por neumocitos de tipo II. (Hematoxilina-eosina, ×200.) (Por cortesía del Dr. J. Ramírez, Servicio de Anatomía Patológica, Hospital Clínic de Barcelona.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V 653 CAPÍTULO 80 Enfermo respiratorio crítico © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. flación con que se realiza la respiración artificial. Muy a menudo, a partir de la primera semana de ventilación mecánica se presentan neumonías nosocomiales, debido a que las lesiones del parénquima pulmonar y las alteraciones de los neutrófilos favorecen la aparición de infecciones. En los pacientes que sobreviven al SDRA se observan alteraciones funcionales respiratorias que, en su mayoría, desaparecen con el trans- curso del tiempo. En las fases iniciales de la recuperación predomi- nan las alteraciones ventilatorias de tipo restrictivo. Un tercio de los pacientes presenta disminución de la TLC, y casi la mitad, reducción de la DLCO. Estas alteraciones suelen normalizarse al cabo de 1 año, aunque la disminución de la DLCO puede permanecer durante mucho tiempo. El 20% de los pacientes presentan reducción del FEF25%-75%, y el 6%, hiperreactividad bronquial. Las alteraciones tardías son las anomalías en el intercambio de gases. Aunque en la mayoría de los pacientes la PaO2 basal es normal, en alrededor del 50% de ellos se observa su descenso durante la prueba de esfuerzo. Estas anomalías funcionales pueden deberse a la presencia de fibrosis pulmonar, como se ha demostrado en los pocos casos en los que se dispone de estudios anatomopatológicos. Diagnóstico Es clínico y se basa en los datos mencionados en el apartado anterior según los criterios de Berlín. El diagnóstico diferencial debe efectuarse con el edema pulmonar cardiogénico. Los antecedentes, el cuadro clínico y la presión en el capilar pulmonar (no siempre) ayudan a diferenciar ambas entidades clínicas. En la actualidad hay acuerdo en que debería obtenerse una prueba de imagen, como una Rx de tórax o una TC, que permitiera determinar las características de los infiltrados pulmonares, su distribución, la presencia de líquido pleural y descartar la existencia de neumotórax. En la figura 80-3 puede observarse una radiografía de tórax de una paciente con SDRA. La ecografía cardíaca se está utilizando cada vez más para valorar la función cardíaca. Pronóstico A pesar de los avances en el tratamiento de los pacientes que ingresan en UCI, la mortalidad es aún elevada. Sin embargo, ha descendido alrededor de un 20% en las últimas décadas, para situarse alrededor de un 40%. Los avances en el tratamiento de los pacientes graves y el mejor conocimiento del síndrome son los hechos que han influido en el descenso de la mortalidad. Estudios multicéntricos han revelado que los pacientes con mejor comportamiento gasométrico durante las primeras 48h presentan mejor pronóstico. Los siguientes factores están asociados a mayor mortalidad: edad superior a 65 años, presencia de fallo multiorgánico, diferencia alveoloarterial de O2 superior a 585 mm Hg (77,9 kPa), distensibilidad efectiva inferior a 28 cm H2O/mL, exceso de base inferior a −8 mEq/L (−8 mmol/L), CO3H inferior a 20 mEq/L (inferior a 20 mmol/L), pH inferior a 7,4, presencia de fís- tula broncopleural y más del 10% de neutrófilos no segmentados en la fórmula leucocitaria. Más recientemente se ha descrito que una driving pressure (presión de distensión del parénquima durante la inspiración a causa de la administración del volumen tidal o volumen corriente) igual o superior a 15 se relaciona significativamente con la mortalidad (fig. 80-4). Es recomendable realizar mediciones secuenciales de la driving pressure. La inmunodepresión asociada a la enfermedad de base es otro factor de mal pronóstico. Se ha comprobado que las entidades clínicas o fallos orgánicos que contribuyen a una mayor mortalidad son la sepsis, la insuficiencia renal, el infarto de miocardio, la obstrucción del tracto gastrointestinal, las alteraciones graves del SNC y los trastornos de la coagulación. Tratamiento El tratamiento consiste en la instauración de las medidas terapéuticas adecuadas precoces de la enfermedad desencadenante. Cuando no se logra resolver la afección de base, tampoco se consigue curar el SDRA. Es primordial considerar los aspectos relacionados con la profilaxis, el tratamiento de la insuficiencia respiratoria y de los trastornos hemodi- námicos, así como las posibilidades de tratamiento farmacológico. Con respecto a la profilaxis del SDRA, las controversias más relevantes han surgido en cuanto a la utilización o no de glucocorticoides. Estudios realizados doble ciego parecen indicar que la administración profiláctica de glucocorticoides a pacientes con riesgo de adquirir SDRA carece de sentido. La aplicación precoz de PEEP tampoco se ha mostrado útil como maniobra profiláctica. La única estrategia profiláctica es el tratamiento precoz de la causa desencadenante posible. Figura - Cálculo de la driving pressure. CP: compliancia (sis- tema respiratorio); DP: driving pressure; PEEP: presión positiva al final de la espiración; Pplateau: presión meseta al final de la inspiración; Vt: volumen tidal. • CUADRO 80-4 Períodos clínicos en el síndrome de distrés respiratorio agudo Fase inicial Exploración física y radiografía de tórax normales Aparición de taquicardia, taquipnea y alcalosis respiratoria Fase latente Aparece 6-48 h después del inicio Apariencia clínica estable Hiperventilación e hipocapnia Moderado incremento del trabajo respiratorio Anormalidades en la radiografía de tórax Fase de insuficiencia respiratoria Taquipnea y disnea Estertores pulmonares bilaterales Infiltrados radiológicos difusos Fase consolidada Hipoxemia refractaria Acidosis respiratoria y metabólica Figura - Radiografía de tórax en un caso de síndrome de dis- trés respiratorio agudo. Se observan infiltrados pulmonares bilaterales. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 654 SECCIÓN V Neumología El tratamiento de la insuficiencia respiratoria comprende la admi- nistración de oxígeno, la aplicación de presión positiva en la vía aérea sin intubación traqueal y la ventilación mecánica a través de una vía aérea artificial con aplicación de PEEP. La administración inicial de oxígeno debe realizarse en concentraciones elevadas mediante mas- carillas basadas en el efecto Venturi. A menudo, ello es insuficiente para mantener una oxigenación arterial adecuada y debe recurrirse a sistemas de bajo flujo que proporcionan FiO2 elevadas, pero variables (entre el 60% y el 90%). Más recientemente, la administración de O2 mediante lentillas de alto flujo, que proporcionan concentraciones elevadas de oxígeno, se ha demostrado que puede ser eficaz en este síndrome antes de la necesidad de ventilación artificial. No existe evidencia de que la administración de concentraciones elevadas de oxígeno durante períodos prolongados tenga efectos irreversibles para el pulmón. El tratamiento de la hipoxemia se basa en la aplicación de PEEP, con la que se consigue aumentar la capacidad residual funcional, desplegar alvéolos que estaban colapsados y, de esta manera, incremen- tar la superficie útil para el intercambio de gases y aumentar la PaO2 al disminuir el cortocircuito intrapulmonar. La PEEP tiene efectos secundarios, como la disminución del gasto cardíaco y el aumento de la presión transpulmonar, con el consiguiente riesgo de barotraumatis- mo. La PEEP utilizada debe ser la que optimice el intercambio de gases sin alterar excesivamente el gasto cardíaco y, por consiguiente, su transporte (Oxygen Delivery, DO2) a los tejidos. La PEEP se puede aplicar por medio de mascarillas nasobucales (ventilación mecánica no invasiva) o mediante ventilación mecánica invasiva a través de una vía aérea artificial. Para evitar las complicaciones de la intubación traqueal es acon- sejable probar el tratamiento de la insuficiencia respiratoria mediante sistemas de ventilación mecánica no invasiva en el SDRA leve. Estos sistemas se aplican con mascarillas nasobucales herméticas y requieren el uso complementario de PEEP. La ventilación mecánica no invasiva debe intentarse en las primeras fases del SDRA, pero no pro- longarse si no se observa mejoría en un período razonable de tiempo. Como se ha comentado anteriormente, la utilización de lentillas nasales de alto flujo que pueden administran altas concentraciones de oxígeno está sustituyendo a los sistemas de ventilación mecánica no invasiva. La ventilación mecánica por vía artificial permite asegurar la ventilación alveolar adecuada, al tiempo que administra la FiO2 requerida y la PEEP óptima. La estrategia en la ventilación artificial es conseguir presiones intraalveolares lo más bajas posible mediante volúmenes corrientes de 6-8 mL/kg, emplear FiO2 no muy elevadas si es posible y utilizar modalidades de respiración artificial que disminuyan sus efectos sobre el gasto cardíaco. Con respecto a la oxigenación, el objetivo es conseguir presiones arteriales de oxígeno superiores a 60 mm Hg (9 kPa) o una saturación igual o superior al 92%. En la tabla 80-2 se muestran las recomendaciones para la selección de PEEP en función de la FiO2 requerida según las recomendaciones de la Acute Respiratory Distress Syndrome Network. El ajuste puede no ser apropiado en todos los casos y debe siempre primar la consecución de unas presiones meseta inferiores a 30 cm H2O. La utilización de volúmenes corrientes bajos conlleva el incre- mento de la PaCO2. Se ha comprobado que la estrategia de utilizar volúmenes corrientes entre 6 y 8 cc por kg de peso, PEEP óptima y limitación de la presión meseta (no superior a 30 cm H2O) conlleva una reducción de la mortalidad del 20% en comparación con otras estrategias ventilatorias debido a que probablemente se modera el daño pulmonar generado por la propia ventilación artificial. Más recientemente, se ha demostrado que la curarización del paciente las primeras 48-72 h para conseguir una adaptación óptima de este al ventilador y colocar al paciente en decúbito prono precoz y mantenido (en pacientes intubados con insuficiencia respiratoria grave que tengan un cociente PaO2/FIO2 igual o inferior a 150) son estrategias que también disminuyen un 20%-30% la mortalidad y ya se aplican de forma rutinaria en la práctica clínica. El tratamiento de los trastornos hemodinámicos debe ir encamina- do a mantener la perfusión tisular adecuada, siempre con la intención de que la volemia no esté elevada, aunque esta medida ya no se con- sidera imprescindible. Laecografía cardiopulmonar está sustituyendo las mediciones invasivas de la función cardíaca. El mantenimiento de la Hb normal y del gasto cardíaco adecuado se efectuará mediante las medidas habituales (transfusión sanguínea y administración de líquidos o de fármacos vasoactivos). El oxigenador de membrana con la creación de un cortocircuito arteriovenoso periférico permite mantener el intercambio de gases sin tener que recurrir a la ventilación mecánica. No se ha demostrado que la supervivencia de los pacientes con SDRA mejore con este sistema, que debe reservarse para casos con hipoxemia refractaria al tratamiento. Los nuevos métodos permiten que esta técnica se utilice de forma más fácil desde el punto de vista del acceso vascular, menos dificultad para controlar la coagulación y mejores resultados, como los que se han observado en la reciente epidemia de virus de la gripe H1N1. Respecto al tratamiento farmacológico del SDRA, apenas existen medidas útiles comprobadas científicamente. Se ha demostrado que los glucocorticoides no son eficaces en las fases iniciales. También parece claro que no son efectivos en la fase tardía del SDRA y aumentan el riesgo de infección nosocomial, y que deberían considerarse de forma individual. La administración de surfactante se ha mostrado útil tanto en la prevención del SDRA del recién nacido como en su tratamiento, debido a la importancia de esta sustancia en la fisiopatología del sín- drome. No se ha demostrado que la administración de surfactante sea eficaz en el adulto. Dado que la mayoría de los pacientes con SDRA presentan hipertensión pulmonar, es lógico que se haya ensayado la administración de diversos fármacos vasodilatadores (PGE1) con la idea de disminuir las resistencias pulmonares y aumentar el gasto cardíaco y el aporte de oxígeno a los tejidos. La inhalación de óxi- do nítrico en concentraciones no tóxicas (menos de 100 partes por millón) produce vasodilatación pulmonar selectiva sin efectos sis- témicos. Esta propiedad permite elevar la PaO2 y, disminuir la FiO2. Con la administración de óxido nítrico se lograría evitar la muerte por hipoxemia refractaria, mientras se intenta solucionar la enfermedad que desencadenó el SDRA. No se ha demostrado que ninguna de estas medidas disminuya la mortalidad de los pacientes con SDRA. La colocación del paciente en decúbito prono tendría un efecto de mejoría sobre la oxigenación arterial y aumentaría el volumen aireado pulmonar, permitiendo una ventilación mecánica menos dañina. Por este motivo, probablemente, esta medida disminuye la mortalidad si se aplica de forma precoz y mantenida en los casos de SDRA grave. En cuanto al tratamiento de las complicaciones del SDRA, deben tenerse en cuenta los barotraumatismos durante la ventilación mecánica y el tratamiento antibiótico de las infecciones respiratorias. El pronóstico del SDRA no está en relación con la gravedad inicial de la insuficiencia respiratoria, sino con el número de órganos que fallan, y especialmente con el fallo multiorgánico. TABLA 80-2 Recomendaciones de la Acute Respiratory Distress Syndrome Network para la selección de PEEP en función de la fracción inspiratoria de oxígeno requerida FIO2 PEEP 0,3 5 0,4 5 0,4 8 0,5 8 0,5 10 0,6 10 0,7 10 0,7 12 0,7 14 0,8 14 0,9 14 0,9 16 0,9 18 1 18-24 Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V 655 CAPÍTULO 80 Enfermo respiratorio crítico © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Albert RS, Slutsky A, Ranieri M, Takkala J, Torres A. Clinical Critical Care Medicine, 1st ed. New York: Mosby Elsevier; 2006. Bellani G, Laffey JG, Pham T, Fan E, Brochard L, Esteban A, et al.; LUNG SAFE Investigators; ESICM Trials Group. Epidemiology, Patterns of Care, and Mortality for Patients With Acute Respiratory Distress Syndrome in Intensive Care Units in 50 Countries. JAMA 2016;315(8):788-800. Gattinini L, Pelosi P, Brazzi L, Valenza F. Acute respiratory distress syndrome. En: Gattinini L, Pelosi P, Brazzi L, Valenza F, eds. Clinical Critical Care Medicine. Philadelphia: Mosby Elsevier; 2006. p. 237-62. Janz DR, Ware LB. Approach to the patient with acute respiratory distress syndrome. Clin Chest Med 2014;35:685-96. Ware LB, Bastarache JA, Calfee CS. Acute Respiratory Distress Syndrome. Clin Chest Med 2014;35:xv-xvi. VENTILACIÓN MECÁNICA Ventilación mecánica no invasiva M. Ferrer Monreal Concepto La ventilación no invasiva (VNI) es toda forma de soporte ventilatorio que no requiera la creación de una vía aérea artificial (intubación traqueal). La VNI se circunscribe actualmente a la ventilación con presión positiva, aplicada mediante una máscara, habitualmente nasal o nasobucal, que hace de interfaz entre el paciente y el ventilador, y permite sellar los orificios respiratorios y así aplicar la presión positiva sobre el sistema respiratorio. El conocimiento de la morbilidad y la mortalidad asociadas a la intubación traqueal y a la ventilación mecánica invasiva, la mejoría en las técnicas ventilatorias y la monitorización, así como una mejor comprensión de la fisiopatología de la insuficiencia respiratoria aguda (IRA), han permitido utilizar la VNI con éxito en distintas situaciones clínicas. En este capítulo también se tratarán otras formas de soporte res- piratorio no invasivo distintas de la VNI. Todas ellas permiten disminuir el trabajo respiratorio de los pacientes y mejorar el intercambio de gases. Modalidades Ventilación no invasiva ciclada por presión Se genera un nivel constante de presión durante toda la inspiración tras detectar un esfuerzo inspiratorio del paciente. Asimismo, se mantiene cierto grado de presión positiva durante la espiración. Esta modalidad es de elección en el ámbito hospitalario en pacientes con IRA, debido al mayor confort para el paciente, un elemento crucial en la VNI. Ventilación no invasiva ciclada por volumen Se suministra un volumen prefijado en cada ciclo ventilatorio y una frecuencia mínima. Esta modalidad suele utilizarse en la ventilación domiciliaria de algunos pacientes con trastornos ventilatorios restric- tivos, ya que asegura una ventilación completa en situación de apnea; sin embargo, debe coordinarse con los ciclos respiratorios espontáneos de los pacientes. Respiración espontánea con presión positiva continua en la vía aérea La CPAP (del inglés Continuous Positive Airway Pressure) se suele aplicar mediante fuentes de alto flujo de gas, junto con una válvula espiratoria en la máscara, que permite la respiración a un nivel de presión positivo respecto a la atmosférica e impide que la presión caiga por debajo de un valor determinado, o bien con ventiladores convencionales. Terapia con cánulas nasales de alto flujo Las terapias con cánulas nasales de alto flujo (CNAF) suministran un flujo elevado de gas previamente calentado y humidificado, que se apli- ca en los orificios nasales con unas cánulas especiales. Tienen una gran tolerancia y eficacia en disminuir la disnea, proporcionan cierto nivel de presión positiva en la vía aérea, facilitan el aclaramiento mucociliar de secreciones respiratorias y facilitan la eliminación del gas espirado. Indicaciones clínicas Insuficiencia respiratoria aguda Estas medidas de soporte de la IRA están indicadas en los casos con mayor gravedad en que la oxigenoterapia es insuficiente, pero que no precisan medidas de soporte vital, como la intubación traqueal y la ventilación mecánica invasiva. El objetivo general es aportar un soporte eficaz en pacientes con IRA grave, a la vez que se trata la enfermedad causal, con el objetivo de alcanzar la estabilización clínica sin necesitar laintubación traqueal. Las ventajas de estas medidas residen en poder evitar las complicacio- nes potencialmente asociadas a la intubación traqueal, la mejor tolerancia para los pacientes, la preservación de los mecanismos de defensa de la vía aérea superior y, en el caso de las máscaras nasales y las CNAF, la conservación del habla y la deglución. Las limitaciones residen en la necesidad de colaboración por parte de los pacientes, la presencia de fugas aéreas alrededor de la máscara en el caso de la VNI o CPAP, la falta de acceso directo a la vía aérea, lo que dificulta el tratamiento de pacientes con abundantes secreciones respiratorias, la aerofagia y el desarrollo de lesiones cutáneas faciales o nasales debido a la presión ejercida por la máscara. En la IRA, las máscaras más utilizadas son las nasobucales, ya que abarcan todos los orificios respiratorios y son eficaces en pacientes disneicos que con frecuencia respiran con la boca abierta. Las contraindicaciones de la VNI hospitalaria están resumidas en el cuadro 80-5. Cuando la VNI en cualquiera de las modalidades descritas está contraindicada o ha resultado fallida, será aconsejable proceder a la intubación traqueal y a la ventilación invasiva. Enfermedad pulmonar obstructiva crónica agudizada Es la indicación mejor establecida para la VNI en el ámbito hos- pitalario. Estos pacientes suelen tener una EPOC avanzada con insu- ficiencia respiratoria crónica. En el curso de una agudización grave se deteriora la limitación crónica al flujo aéreo por inflamación de la vía aérea, impactación mucosa bronquial y broncoconstricción, con lo que aparecen hiperinsuflación pulmonar dinámica y un mayor atrapamiento aéreo. Esta sobrecarga mecánica del sistema respiratorio aumenta el trabajo respiratorio, por lo que los pacientes desarrollan un patrón ventilatorio rápido y superficial que, si bien disminuye la disnea y el trabajo respiratorio, facilita la aparición de hipercapnia aguda o el deterioro de la hipercapnia crónica y el desarrollo de acidosis respiratoria. La VNI está indicada cuando existe insuficiencia respiratoria hipercápnica y signos de gravedad a pesar de tratar adecuadamente la agudización, como la presencia de acidosis respiratoria (pH < 7,35 en la gasometría arterial), la encefalopatía hipercápnica o la incoordinación toracoabdominal. Al disminuir el trabajo respiratorio, la VNI permite mantener un patrón ventilatorio más eficaz, disminuir la hipercapnia y corregir la acidosis respiratoria. La VNI también es útil en pacientes con neumonía cuando tienen EPOC y presentan insuficiencia respiratoria hipercápnica con acidosis respiratoria. • CUADRO 80-5 Contraindicaciones de la ventilación no invasiva Situaciones que requieran intubación traqueal inmediata: Paro respiratorio o cardíaco o cuando estos se prevean inminentes Agitación psicomotora que requiera sedación Broncoaspiración masiva Disminución del nivel de consciencia, excepto la encefalopatía hipercápnica, con imposibilidad de proteger la vía aérea Fracaso orgánico no respiratorio grave Hemorragia gastrointestinal grave Inestabilidad hemodinámica grave Isquemia miocárdica aguda Arritmias cardíacas graves Obstrucción de la vía aérea alta Incapacidad de los pacientes para cooperar o eliminar secreciones respiratorias Deformidades, traumatismos o intervención quirúrgica facial o esofágica reciente Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 656 SECCIÓN V Neumología En estos pacientes suele utilizarse ventilación ciclada por presión. El nivel de presión inspiratoria se ajusta según la tolerancia del paciente. Asimismo, se mantiene un nivel positivo de presión espiratoria con el objetivo de disminuir la parte de trabajo respiratorio ocasionada por la hiperinsuflación pulmonar dinámica y el atrapamiento aéreo. Otras enfermedades respiratorias crónicas agudizadas Los pacientes con trastornos ventilatorios restrictivos, especialmente el síndrome de obesidad-hipoventilación, pero también deformidades de la caja torácica, bronquiectasias sin excesiva broncorrea y secuelas respiratorias de tuberculosis pulmonar, también se pueden beneficiar del uso de VNI durante las agudizaciones graves, aunque las evidencias al respecto son más escasas. En todos estos casos, las indicaciones son similares a las mencionadas en la EPOC agudizada. Edema agudo de pulmón cardiogénico grave En estos pacientes, la aplicación de presión positiva produce: 1) aumen- to de la presión intratorácica, que disminuye la precarga cardíaca por disminución del retorno venoso, así como la poscarga por disminución de los esfuerzos inspiratorios y la presión transmural del ventrículo izquierdo, y 2) incremento de la capacidad residual funcional del sis- tema respiratorio, que aumenta la oxigenación arterial y disminuye el trabajo respiratorio. Todo ello mejora el rendimiento cardíaco y contribuye a disminuir la congestión pulmonar. Tanto la CPAP como la VNI, cuando se administran junto con el tratamiento médico, acortan el tiempo de resolución del episodio agudo y pueden disminuir la necesidad de intubación traqueal y mejo- rar la supervivencia. La CPAP y la VNI son especialmente eficaces en pacientes hipertensos y en los que el edema agudo de pulmón es secundario a isquemia miocárdica. Los estudios muestran una eficacia similar de ambas modalidades. Insuficiencia respiratoria hipoxémica grave Esta indicación está más controvertida, por la heterogeneidad de estos pacientes y la menor eficacia mostrada por la VNI. La reciente introducción de las CNAF ha demostrado mayor eficacia en estos pacientes, y actualmente se considera la primera elección cuando no se requiere intubación traqueal inmediata. Junto con el tratamiento de la enfermedad causal, tanto las CNAF como la VNI están indicadas en: 1) pacientes inmunodeprimidos que presentan episodios de fiebre, infiltrados radiológicos pulmonares e IRA; 2) pacientes con neumonía e IRA hipoxémica grave; 3) pacientes con traumatismo torácico grave, y 4) pacientes intervenidos de cirugía torácica o abdominal alta que presentan IRA en el período postoperatorio. En pacientes con síndrome de distrés respiratorio agudo o enfermedades pulmonares intersticiales difusas no se ha demostrado la eficacia de estas medidas. La VNI está desaconsejada en pacientes con IRA hipoxémica grave de cualquier causa que presenten shock, acidosis metabólica u otras disfunciones orgánicas graves distintas a la insuficiencia respiratoria. Retirada de la ventilación mecánica invasiva Los pacientes con EPOC intubados y ventilados presentan con frecuen- cia retirada difícil de la ventilación mecánica una vez resuelto el episodio agudo, con intolerancia de las pruebas de respiración espontánea. Estos pacientes pueden beneficiarse de una extubación precoz con soporte de VNI, incluso antes de tolerar totalmente la respiración espontánea, con el objetivo de acortar el tiempo de intubación traqueal y las consecuen- cias derivadas de la intubación prolongada. Asimismo, cuando estos pacientes toleran las pruebas de respiración espontánea, pero mues- tran hipercapnia en la gasometría arterial u otros factores de riesgo de fracaso respiratorio postextubación, tanto la VNI como las CNAF tras la extubación previenen esta complicación y mejoran la supervivencia. Ventilación no invasiva domiciliaria El uso nocturno de VNI mejora el intercambio diurno de gases en pacientes con diversas enfermedades respiratorias cuando presentan insuficiencia respiratoria crónica hipercápnica en fase estable. La mejoría ocurre no sólo de los valores diurnos de la PaO2 y la PaCO2, sino también de los síntomas asociados, como cefalea matutina, hiper- somnia diurna, disnea, así como una disminución enla frecuencia de ingresos hospitalarios. Las indicaciones de la VNI domiciliaria están bien establecidas en este tipo de pacientes cuando aparecen los síntomas diurnos atribuibles a la hipoventilación nocturna. También está indicada tras un episodio de insuficiencia respiratoria agudizada que ha requerido ventilación mecánica en el hospital, cuya retirada ha resultado infructuosa, de forma que la VNI domiciliaria resulta ser una indicación no electiva. En algunos de estos pacientes se puede necesitar previamente realizar una traqueostomía permanente. Entre las indicaciones de la VNI domiciliaria están las enfermedades neuromusculares crónicas lentamente progresivas, como distrofias mus- culares (congénitas y adquiridas), secuelas de poliomielitis o esclerosis múltiple, deformidades de la caja torácica (cifoescoliosis dorsal, secuelas óseas de poliomielitis) y el síndrome de obesidad asociada a hipoven- tilación alveolar. Otras indicaciones serían el síndrome de apneas- hipopneas durante el sueño con hipoventilación persistente a pesar del uso de CPAP nasal nocturna. En enfermedades neuromusculares rápidamente progresivas, como la esclerosis lateral amiotrófica, la indicación de VNI es más controvertida. Finalmente, estudios recientes muestran que la VNI es también eficaz en la EPOC avanzada con insuficiencia respiratoria hipercápnica en fase estable cuando se aplica con niveles elevados de presión positiva. La VNI domiciliaria tiene unos objetivos distintos de la VNI hos- pitalaria. Estos son: a) la mejora de la calidad de vida, con una mayor integración social de los pacientes; b) la disminución de los ingresos hospitalarios por agudización y la morbilidad y el coste económico asociados, y c) mediante la mejora en el intercambio de gases noctur- no, conseguir una menor progresión de la enfermedad crónica. En pacientes con EPOC también se ha demostrado un aumento de la supervivencia a largo plazo. En la VNI domiciliaria, las máscaras más utilizadas son las nasales, debido a que son más confortables. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Hernández G, Roca O, Colinas L. High-flow nasal cannula support therapy: new insights and improving performance. Crit Care 2017;21:62. Lightowler JV, Wedzicha JA, Elliott MW, Ram FS. Non-invasive positive pres- sure ventilation to treat respiratory failure resulting from exacerbations of chronic obstructive pulmonary disease: Cochrane systematic review and meta-analysis. BMJ 2003;326:185-9. Nava S, Hill N. Non-invasive ventilation in acute respiratory failure. Lancet 2009;374:250-9. Rochwerg B, Brochard L, Elliott MW, Hess D, Hill N, Nava S, et al. Official ERS/ATS Clinical Practice Guidelines: Noninvasive ventilation for acute respiratory failure. Eur Respir J 2017;50:1602426. Weng CL, Zhao YT, Liu QH, Fu CJ, Sun F, Ma YL, et al. Meta-analysis: Noninvasive ventilation in acute cardiogenic pulmonary edema. Ann Intern Med 2010;152:590-600. Ventilación mecánica invasiva A. Torres Martí Concepto La ventilación mecánica invasiva (VMI) es una técnica de soporte vital avanzado que tiene como objetivos reemplazar total o parcialmente la ventilación espontánea y mejorar la oxigenación. Permite mantener con vida a un paciente mientras la causa subyacente de insuficiencia respiratoria aguda (IRA) se resuelve o controla mediante el tratamiento de la misma. Cuando se utiliza VMI, es imprescindible una vía aérea artificial, habitualmente a través de un tubo orotraqueal o mediante una traqueostomía. Estos pacientes deben ser ingresados en la UCI para una adecuada monitorización y, si es necesario, administrar otras técnicas de soporte vital. La intubación traqueal debe realizarse bajo sedación y parálisis mus- cular (curarización), mediante un laringoscopio que permite visualizar las cuerdas vocales y así insertar el tubo a través de la glotis hasta la tráquea. El tubo endotraqueal tiene un balón inflable que evita las fugas de gas alrededor del mismo y permite una adecuada ventilación pulmonar. Los ventiladores mecánicos utilizan aire y oxígeno presurizados y pueden regular la FiO2 entre 0,21 y 1. Mediante un sistema de gene- Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V 657 CAPÍTULO 80 Enfermo respiratorio crítico © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. ración de alta presión y alta resistencia interna, se genera un elevado gradiente de presión entre el generador y el paciente, que permite entregar el flujo de gas de manera constante a pesar de los importantes cambios en las características mecánicas de los pulmones que se van a ventilar. Indicaciones La indicación fundamental es la IRA grave, en situaciones de riesgo vital inmediato como la parada respiratoria o cardíaca, las pausas res- piratorias con disminución del nivel de consciencia o signos de boqueo, la aspiración masiva, la imposibilidad de eliminar las secreciones res- piratorias, la bradicardia extrema con pérdida del estado de alerta o la inestabilidad hemodinámica sin respuesta a la infusión de líquidos y fármacos vasoactivos. Además, se debe plantear la necesidad de VMI en pacientes con IRA grave cuando están presentes los siguientes signos y no hay mejo- ría clínica después de iniciar otras medidas terapéuticas, incluida la ventilación no invasiva o las lentillas de alto flujo: frecuencia res- piratoria persistentemente superior a 35/min, pH arterial persisten- temente inferior a 7,30, PaO2 inferior a 45 mm Hg tras administrar la máxima concentración posible de oxígeno, disnea muy grave con tiraje intercostal o realización de gran trabajo respiratorio, o confusión mental moderada. En otras ocasiones, se planteará intubar e iniciar la VMI cuando exista disminución del nivel de consciencia y riesgo de aspiración, para la protección de las vías aéreas. Modalidades Desde un punto de vista clínico, las modalidades de VMI se pueden clasificar en: Modos de sustitución ventilatoria total. Se sustituye totalmente la función ventilatoria. Los más utilizados en la práctica clínica son la ventilación con volumen controlado y la ventilación con presión controlada. Modos de sustitución ventilatoria parcial. En este caso, los pacientes inician de forma espontánea los ciclos ventilatorios y el ventilador añade un soporte parcial. Los más relevantes en la práctica clínica son la ventilación controlada-asistida y la ventilación con presión de soporte. La ventilación con volumen controlado es la modalidad fundamen- tal por cuanto garantiza al paciente la sustitución total de la función ventilatoria. La inspiración con presión positiva se genera en intervalos fijos de tiempo de forma automática. En esta modalidad, la frecuencia respiratoria y el volumen corriente del ventilador se programan y se pueden modificar según las necesidades del paciente. Los ciclos venti- latorios (fig. 80-5) constan de: 1) fase inspiratoria, en la que el gas es insuflado hacia las vías aéreas y el parénquima pulmonar con un patrón de flujo habitualmente constante; 2) pausa inspiratoria, opcional, porque se pueden programar los ciclos ventilatorios sin la misma, en la cual no hay flujo de gas y este se distribuye homogéneamente por todo el parénquima pulmonar, y 3) fase espiratoria, en la que el gas sale pasivamente al exterior debido a las características elásticas del parénquima pulmonar. En la ventilación con presión controlada, lo que se programa, junto con la frecuencia respiratoria, es un nivel constante de presión inspiratoria. Ambas están indicadas en los períodos iniciales de la VMI y en todas las circunstancias en las que el paciente no puede generar, o no interesa que genere, ningún esfuerzo, como el tórax inestable o los traumatismoscraneoencefálicos, y en toda situación en que el paciente genera un gran trabajo respiratorio o no se adapta a modalidades asis- tidas de ventilación. Para que el paciente esté bien adaptado al ventilador y no se generen presiones elevadas en la vía aérea se deben eliminar (en general) el estímulo del CO2 mediante una adecuada ventilación y el estímulo hipóxico mediante una correcta oxigenación, y se empleará sedación y analgesia farmacológica por vía endovenosa. Los fármacos más utilizados son principalmente benzodiazepinas (p. ej., midazolam) o propofol, junto con opiáceos (p. ej., cloruro mórfico, fentanilo o remifentanilo), para deprimir el centro respiratorio. Recientemente se ha introducido la dexmedetomidina, fármaco que permite un tipo de sedación vigil muy adecuada. En situaciones especiales puede ser necesario en las primeras la paralización de los músculos respiratorios mediante fármacos curarizantes. La ventilación controlada-asistida consiste en ventilación con volu- men controlado cuando el paciente realiza esfuerzos inspiratorios, lo que aumenta la frecuencia respiratoria preestablecida. En la ventilación con presión de soporte, el paciente siempre inicia el ciclo ventilatorio con un esfuerzo inspiratorio y el ventilador suministra un nivel positivo prede- terminado de soporte de presión. En estas modalidades es importante la sensibilidad, o trigger, que es el mecanismo por el que el ventilador detecta el esfuerzo inspiratorio e inicia el ciclo ventilatorio. Es importante que la sensibilidad esté correctamente ajustada para evitar tanto un excesivo esfuerzo inspiratorio como el autociclado del ventilador, y así evitar que los ciclos se inicien de forma automática. El tiempo de respues- ta en la apertura de la válvula inspiratoria también es muy importante y depende del nivel de sensibilidad empleado y del tipo de ventilador. Presión positiva teleespiratoria En cualquier modalidad ventilatoria se suele mantener un nivel positivo de presión en las vías aéreas durante la espiración. Ello se consigue al aumentar la resistencia al flujo espiratorio y terminar la espiración cuando se alcanza el valor prefijado de presión positiva en las vías aéreas. El uso de PEEP es habitual en la VMI, con dos finalidades principales: Figura - Curvas de flujo, volumen y presión en vías aéreas a través del tiempo durante la ventilación con volumen controlado en dos tipos de pacientes. A. Con lesión pulmonar aguda, sin utilizar pausa inspiratoria. B. Con enfermedad pulmonar obstructiva crónica mediante pausa inspiratoria. Paw: presión media de la vía aérea. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 658 SECCIÓN V Neumología a) en enfermedades con ocupación de alvéolos pulmonares (síndrome de distrés respiratorio agudo, neumonía, edema pulmonar cardiogénico), mantener una presión positiva sobre el parénquima pulmonar durante todo el ciclo respiratorio ayuda a prevenir el colapso alveolar y mejora el intercambio de gases, y, al prevenir el colapso-reclutamiento alveolar cíclico, disminuye la lesión pulmonar inducida por la VMI, y b) en enfermedades que cursan con limitación al flujo aéreo (enfermedad pulmonar obstructiva crónica, asma bronquial), la VMI aumenta la hiperinsuflación pulmonar dinámica, con presencia de PEEP intrínseca, lo que supone una sobrecarga añadida para los músculos respiratorios al iniciar un ciclo ventilatorio espontáneo; el uso de PEEP disminuye esta sobrecarga y facilita los esfuerzos inspiratorios espontáneos. Retirada de la ventilación mecánica invasiva Consiste en el conjunto de medidas encaminadas a la desconexión de los pacientes del ventilador tras la recuperación del proceso causal. En la mayor parte de los pacientes, la VMI se puede retirar cuando la enfermedad de base causante de insuficiencia respiratoria está resuelta o controlada. Sin embargo, una proporción de pacientes con soporte ventilatorio, principalmente los que tienen trastornos respiratorios crónicos avanzados, no pueden ser extubados inmediatamente después de la resolución de la fase aguda, por lo que se necesita una retirada progresiva del ventilador, denominada destete (weaning). En general, se puede intentar la desconexión del ventilador cuando se cumplen las siguientes condiciones: a) resolución o control adecuado de la enfermedad aguda que llevó a la VMI, nivel de consciencia normal tras eliminar sedantes y opiáceos, ausencia de fiebre o sepsis, estabilidad hemodinámica, y ausencia de trastornos anémicos, electrolíticos y metabólicos graves; b) corrección de la hipoxemia arterial: PaO2 igual o superior a 60 mm Hg, con FiO2 igual o menor de 0,40 y PEEP igual o inferior a 5 cm H2O, y c) adecuada capacidad para eliminar las secreciones de las vías aéreas. Cuando se cumplen las condiciones anteriores de estabilidad, se puede hacer una prueba de respiración espontánea a través del tubo endotraqueal, por ejemplo, con una pieza de O2 Venturi en T. Durante la desconexión se debe controlar la tolerancia clínica subjetiva, la frecuencia respiratoria y cardíaca, la presión arterial, la saturación de hemoglobina mediante pulsioximetría y la capacidad para toser y expectorar eficazmente, así como determinar los gases arteriales. Si los pacientes presentan síntomas y signos de intolerancia a la respiración espontánea (taquipnea, taquicardia, hiper- o hipotensión arterial, cianosis, diaforesis, incoordinación toracoabdominal, agitación u obnu- bilación), deben ser reconectados al ventilador. El tiempo recomendado para evaluar a los pacientes durante una desconexión del ventilador puede oscilar entre 30 min y 1 h como máximo; en este período se debería decidir si se procede o no a la extubación. Asimismo, se debe evaluar la capacidad del paciente para toser y expectorar. En ausencia de intolerancia a la respiración espontánea, con buena capacidad para expectorar, se puede considerar la extubación. En los siguientes días, los pacientes pueden presentar insuficiencia respiratoria postextubación y necesitar reintubación traqueal. Se esti- ma que entre el 10% y el 15% de los pacientes extubados de forma planeada precisarán reintubación en los primeros 3 días después de la extubación. Los pacientes que deben ser reintubados tienen peor pronóstico, más probabilidad de tener una neumonía y desarrollan más complicaciones, por lo que es importante intentar predecir de forma adecuada qué pacientes pueden presentar esta complicación. Finalmente, los pacientes con VMI prolongada (más de 2 semanas) que no tienen una adecuada progresión del destete, que han necesitado reintubación y presentan debilidad muscular con dificultad para una correcta eliminación de las secreciones respiratorias o que no han recuperado adecuadamente el nivel de consciencia, pueden precisar una traqueostomía con el objetivo de facilitar la retirada de la VMI, lo que a la vez permite una correcta eliminación de las secreciones respiratorias. Se estima que entre el 10% y el 15% de los pacientes ventilados van a necesitar una traqueostomía para facilitar la retirada de la VMI. Complicaciones Las complicaciones son las derivadas de la presencia de un tubo endo- traqueal, la ventilación con presión positiva, la necesidad de recibir sedación y opiáceos y el tiempo de encamamiento. Las principales complicaciones son: a) la neumonía adquirida durante la ventilación, relacionada principalmente con la intubación traqueal y la pérdida de los mecanismos de defensa de la vía aérea superior; b) el barotraumatis- mo y/o el volutraumatismo, debidos a la administración de una presión y/o un volumen excesivamente altos, con ruptura alveolar y daño tisular que incluye neumotórax, neumomediastino y enfisema subcutáneo; c) la debilidad muscular
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