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S E C C IÓ N V IAlteraciones del equilibrio ácido básico CONSIDERACIONES FISIOLÓGICAS La concentración de protones ([H+]) es fundamental para el funcio- namiento de todos los sistemas enzimáticos, tanto intra- como extra- celulares, porque H+ se une con avidez a las proteínas, aumentando su carga positiva y cambiando su estructura terciaria. Por ello, la [H+] debe mantenerse constante dentro de unos márgenes muy estrechos, en torno a 40 nmol/L en el líquido extracelular y 100 nmol/L en el intracelular. El organismo tiende a mantener constante la concen- tración extracelular de H+, a pesar de que el metabolismo produce cada día cantidades importantes (más de 20× 109 nmol) de H+ y de OH–. Los mecanismos que intervienen son diferentes para los ácidos fijos y los ácidos volátiles. Los ácidos fijos necesitan ser degra- dados (metabolizados) o eliminados por la orina; los ácidos volátiles, constituidos en su totalidad por ácido carbónico (CO3H2 ↔ CO2 + H2O), son directamente eliminados con la res- piración (ventilación alveolar). Ácidos fijos Están constituidos por un anión y un protón (o por un anión divalente y dos protones, o un anión trivalente y tres protones, etc.). El H+ es neutralizado por HCO3–. Cada H+ neutralizado destruye un HCO3–, que tendrá que ser regenerado. El anión tiene que eliminarse, por el metabolismo (lactato, hidroxibutirato) además de la excreción renal en algunos (hidroxibutirato), o bien sólo por excreción renal (como los aniones inorgánicos SO4–2 de la cisteína y la metionina y el NH3–3 de las bases nitrogenadas, que no pueden ser metabolizados). En todos los casos, los H+ acompañantes del anión habrán destruido una cantidad proporcional de HCO3– estimada en unos 70 mEq/día https://booksmedicos.org 810 SECCIÓN VI Nefrología para una persona de 70 kg (1 mEq/kg/día). El HCO3– necesario es sintetizado de novo por el túbulo colector cortical (fig. 95-1 B). Ácidos volátiles La práctica totalidad de los ácidos volátiles está constituida por el ácido carbónico (CO3H2) procedente de la condensación del CO2 generado en la combustión de los esqueletos carbonados de carbohidratos, grasas y proteínas. La denominación se debe a que este ácido es eliminado hacia el aire ambiente mediante la ventilación alveolar. El CO2 producido en los tejidos es transportado por los hematíes donde, por la acción de la anhidrasa carbónica, se convierte en ácido carbónico. Los protones así formados son tamponados por la hemoglo- bina (tampón intracelular), con salida de ion bicarbonato e intercambio con cloro. Cuando la sangre circula por los capilares pulmonares, entra bicarbonato en el hematíe (con la consiguiente salida de cloro), que se Figura - Esquema general de la nefrona con los sitios de acidificación proximal y distal. A. La acidificación proximal tiene como objetivo recuperar la casi totalidad del bicarbonato filtrado (24 mEq/L × 180 L/día = 4.300 mEq/día). El intercambiador Na-H (NHE1) reabsorbe el sodio, y el protón excretado, en presencia de una anhidrasa carbónica, se combina con el bicarbonato para formar CO2 y agua, que se reabsorben. En el interior celular, otra anhidrasa carbónica condensa ambos para formar un bicarbonato que se envía con el sodio al capilar, y un protón que vuelve a ser secretado cerrando el círculo (obsérvese en color rojo el protón que está siempre dando vueltas). La actividad del NHE1 es regulada por el pH, pero está también bajo el control de la angiotensina II y las catecolaminas α (v. explicaciones en el texto). B. El objetivo de la acidificación distal es sintetizar de novo el bicarbonato consumido diariamente por el metabolismo de los «ácidos fijos» (70 mEq/día). La célula principal genera un gradiente electroquímico negativo en la luz al transportar sodio y tener una bajísima permeabilidad para el cloro. Este gradiente negativo favorece la secreción de potasio (célula principal) y de protones (célula intercalada tipo «A») a la luz. Por cada protón atrapado en la luz tubular, se devuelve al capilar un bicarbonato nuevo, con el sodio procedente de la célula principal. Para atrapar los protones dentro del túbulo es necesaria la existencia de dos «cazaprotones»; el NH3 atrapa 50 mEq/día formando NH4 +, y la acidez titulable (fosfato, sulfato y nitrato) los 20 mEq/día restantes. La excreción neta de ácido (ENA) en condiciones basales es de 70 mEq/día. Una pequeña fracción de H+ (0,1 mEq/ día) queda libre, acidificando la orina (pH: 4,5-5). Cuando en la alcalosis metabólica este segmento se enfrenta a la necesidad de deshacerse de bicarbonato, los transportadores apicales de la célula intercalada se ponen en posición basolateral y viceversa. La célula resultante devuelve protones al capilar y segrega bicarbonato a la luz tubular. Es la célula intercalada tipo «B». Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V I 811 CAPÍTULO 95 Alteraciones del equilibrio acidobásico © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. combina con el protón para formar ácido carbónico que, a su vez, se disocia en CO2 y agua. Este CO2 se difunde a través de la membrana del hematíe y el epitelio alveolar. En circunstancias normales, la producción de CO2 tisular se mantiene constante y sus concentraciones en sangre dependen de la ventilación pulmonar. El aparato respiratorio, además de eliminar la producción endógena de CO2, utiliza la variación de la pCO2 como un mecanismo de adaptación (respuesta) a cambios de concen- tración de hidrogeniones, inducidos por alteraciones no respiratorias. La producción diaria de CO2 es de 20.000 nmol al día, pero su eliminación no implica la destrucción de HCO3–, ya que todo el ácido es eliminado por el pulmón. Sistema tampón: ecuación de Henderson-Hasselbach El objetivo de mantener constante la [H+]p en torno a 40 nmol/L se logra neutralizando rápidamente los H+ procedentes de los ácidos fijos con HCO3– y los H+ procedentes de los ácidos volátiles (CO2) con la Hb del glóbulo rojo. El destino final de los protones de los ácidos fijos será el riñón. El de los ácidos volátiles, el pulmón: → + ↔ + ← ↓ ↓ − +Ácidos volátiles Ácidos fijosCO H O HCO H eliminación eliminación por el pulmón por el riñón 2 2 3 [1] El HCO3– es capaz de aceptar un H+; el CO2 (léase H2CO3) es capaz de liberar un H+. El conjunto en equilibrio HCO3–/CO2 actúa como un tampón que permite preservar la concentración de H+, porque cada uno de sus componentes es regulado por separado. El comportamiento del tampón permite conocer la concentración de cualquiera de sus componentes si se conoce la concentración de los otros dos (por convenio, la concentración de H2O en los líquidos fisiológicos es de 1 mM). La [H+] plasmática puede ser estimada en función de la [HCO3–] y de la [CO2] plasmáticas. A su vez, la concentración de CO2 depende de su presión parcial en sangre y de su coeficiente de solubilidad. La relación entre el pH (−log [H+]) y los componentes de este sistema tampón se expresa por la ecuación de Henderson-Hasselbach: = + − pH pK log (HCO ) H CO 3 2 2 [2] donde pK es la constante de disociación de ácido carbónico (H2CO3 = H+ + HCO3−) y tiene un valor de 6,1 a 37 °C; HCO3− es la concentración de bicarbonato en plasma expresado en mEq/L (mmol/L); y H2CO3 es la concentración de ácido carbónico en plasma, que es igual a αpCO2 (en mm Hg [kPa]), donde α es la constante de solubilidad del dióxido de carbono y tiene un valor de 0,031 (CO2 + H2O ↔ H2CO3). Por tanto, para el sistema tampón bicarbonato, el pH dependerá del cociente entre la concentración de bicarbonato y el CO2 disuelto, cocien- te que tiende a mantenerse constante y que, en condiciones normales, con una presiónparcial de CO2 (pCO2) de 40 mm Hg (40 kPa) y un bicarbonato de 24 mEq/L (mmol/L), es de 20:1. Así, el pH normal es: = + × = + =pH 6,1 log 24 0,03 40 6,1 log 20 7,4 [3] Tampones intracelulares El principal tampón intracelular es el anillo imidazólico del aminoácido histidina, seguido en importancia por el HCO3–/CO2 intracelular y el par H2PO4–/HPO42–. Los tampones intracelulares son capaces de asumir el 60% de una sobrecarga ácida en el plazo de minutos a pocas horas. La entrada de H+ a las células para ser tamponado tiende a des- plazar el Ki+ fuera de estas. La acidosis metabólica se suele acompañar de hiperpotasemia. Tampones transcelulares: el hueso Otro mecanismo implicado en el tamponamiento de una carga ácida es el CO3Ca del hueso. El esqueleto contiene una cantidad considerable de carbonatos intercambiables con el plasma, que son utilizados para tamponar de modo mantenido acidosis crónicas persistentes, general- mente metabólicas. La utilización del carbonato óseo para tamponar H+ tiene dos consecuencias importantes: pérdida de carbonato en forma de CO2 espirado y pérdida del calcio libre a través del riñón, causando hipercalciuria y eventual nefrocalcinosis. ELEMENTOS DEL EQUILIBRIO ACIDOBÁSICO Riñón Las cuatro funciones del riñón en el equilibrio acidobásico son: 1. Reabsorción del bicarbonato filtrado: los riñones filtran al día unos 4.300 mEq de HCO3–, que deben ser recuperados a lo largo de la nefrona (fig. 95-1 A). 2. Regeneración del bicarbonato consumido durante el tamponamien- to de la sobrecarga de ácidos (v. fig. 95-1 B). 3. Eliminación del bicarbonato generado en exceso durante la alcalosis metabólica (v. fig. 95-1 B). 4. Eliminación de los aniones (y en mucha menor proporción, cationes) orgánicos no metabolizables aparecidos tras la sobrecarga de ácido fijo. Para llevar a cabo estas cuatro funciones, el riñón dispone de varios mecanismos: la regulación del filtrado glomerular, con lo que varía la car- ga de bicarbonato filtrado; la secreción proximal de H+, que conlleva la reabsorción proximal del 80% del bicarbonato filtrado (v. fig. 95-1 A); la amoniogénesis (v. fig. 95-1 B) y la secreción distal de H+ que, aun- que cuantitativamente menor que en el túbulo proximal, tiene una importancia capital en la regulación, ya que es la que determina el pH urinario final (v. fig. 95-1 B). Un filtrado glomerular normal es esencial para permitir la presencia en la orina distal de los «cazaprotones» conocidos como acidez titulable (aniones inorgánicos: SO42–, PO43–, NO32–) (v. fig. 95-1 B). Por otro lado, es la única forma de deshacerse de dichos aniones inorgánicos procedentes del catabolismo de proteínas y bases nitrogenadas (ácido úrico). Dieta y metabolismo Dieta Las entradas habituales generan una carga ácida neta de 1 mmol de H+/kg de peso (50-70 mEq/día). Una dieta vegetariana disminuye y una dieta carnívora aumenta esta carga. Pero entradas inhabituales pueden cambiar este panorama: ingesta de alcoholes (o aldehídos) que se metabolizan a ácidos o nutriciones parenterales con un contenido inapropiado de aniones. Metabolismo El metabolismo habitual produce y consume ácidos. Una desviación de esta normalidad se puede transformar rápidamente en una fuente endógena de ácido: hipoxia tisular, insuficiencia hepatocelular, incre- mento en la producción de ácidos (p. ej., láctico en el ejercicio intenso, las convulsiones o la isquemia) o reducción en la disponibilidad de glucosa. Tubo digestivo El estómago segrega 150 mEq/día de HCl a la luz gástrica como parte de la secreción necesaria para la digestión. Esta secreción genera una carga para el organismo de 150 mEq/día de HCO3–. Algunos fármacos como el omeprazol minimizan este proceso, mientras que la secreción de gastrina (gastrinomas) o la infusión de pentagastrina lo exageran. Por otro lado, las secreciones pancreática, duodenal y biliar requie- ren un medio alcalino para un óptimo funcionamiento enzimático. El páncreas, el duodeno y la vía biliar segregan 200 mEq/día de HCO3–. De ellos, 150 mEq se combinan con los H+ procedentes del estómago. Los 50 mEq de HCO3– restantes son reabsorbidos en el intestino. El resultado es un sistema en equilibrio, que requiere la integridad de todos los elementos que mantienen su homeostasis. Pero hay dis- tintas maniobras que pueden alterar este equilibrio: la aspiración del ????? ????? pH=6,1+log240,03×40=6,1+log20=7,4 Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 812 SECCIÓN VI Nefrología contenido gástrico (H+) impide la neutralización del HCO3– duodenal, que se reabsorbe masivamente en el yeyuno, provocando una ganancia neta de HCO3– y alcalosis metabólica; y la aspiración o derivación de las secreciones biliopancreáticas tienden a deplecionar al organismo de HCO3–, causando acidosis metabólica. Volemia La activación del eje renina-angiotensina condiciona un aumento de aldosterona y de ADH dependiente de angiotensina II. La aldosterona aumenta la reabsorción de Na+ a nivel distal, lo que condiciona una salida excesiva de K+ y H+ hacia la orina, con desarrollo de alcalosis e hipopotasemia (siempre y cuando exista suficiente oferta distal de Na). El exceso de bicarbonato normalmente se corregiría aumentando el filtrado glomerular (mayor carga filtrada de bicarbonato) e inhibiendo la reabsorción proximal de bicarbonato (v. fig. 95-1), siempre que no haya hipovolemia, que impide esta eliminación y puede perpetuar una alcalosis metabólica (v. Alcalosis metabólica). TRASTORNOS ACIDOBÁSICOS PRIMARIOS Equilibrio de los sistemas tampón El equilibrio de los sistemas tampón se calcula mediante fórmula [1] (v. página anterior). Teniendo en cuenta la ecuación, hay dos tipos de procesos que pueden causar elevación de [H+]: 1. Adición de CO2 al sistema: si aumenta la [CO2], la ecuación [1] se desplaza hacia la derecha, aumentando [HCO3–] y [H+]. El aumento de [H+] determina la reducción del pH (el aumento de CO2 es siempre mayor que el aumento de HCO3–, ya que una parte próxima al 50% del CO2 añadido no se unirá al H2O ni se disociará en HCO3– y H+). 2. Extracción/destrucción de HCO3–: si se reduce la [HCO3–], la ecuación de nuevo se desplaza hacia la derecha, en un intento de restaurar la [HCO3–]. Como consecuencia, se eleva [H+]. Esto reduce la [CO2], pero siempre es mayor la reducción primaria de [HCO3–]. Por tanto, siempre que hay un desplazamiento hacia la derecha de la ecuación [1] aumenta la [H+]. Cuando hay un aumento de la [H+], este aumento puede obedecer a: 2: acidosis respiratoria. 3 –: acidosis metabólica. Recíprocamente, siempre que hay un desplazamiento hacia la izquierda de dicha ecuación, desciende la [H+]. Cuando hay un des- censo de la [H+], este descenso puede obedecer a: 2: alcalosis respiratoria. 3 –: alcalosis metabólica. El descenso en el pH por exceso de H+ se conoce como acidemia, para diferenciarlo de la enfermedad que lo provoca: acidosis. El ascenso del pH por defecto de H+ (o exceso de OH–) es una alcalemia, y la enfermedad que lo provoca, una alcalosis. Compensaciones La [H+] plasmática se percibe a nivel arterial por el cuerpo carotídeo, pero, además, condiciona cambios proporcionales (aunque menores) en la [H+] del líquido cefalorraquídeo (LCR), que son recogidos por los quimiorreceptores bulbares. Cuando las [H+] plasmáticas y del LCR aumentan, los receptores centrales y periféricos estimulan el centro respiratorio, aumentando la ventilación alveolar y la eliminación de CO2 por los pulmones. La reducción consiguiente de la PCO2 tiende a contrarrestar la elevación de [H+]. Cuando la [H+] se reduce en el plasma y el LCR, tiene lugar el fenómeno opuesto, elevándose la PCO2. La compensación respiratoria es esperable enlos trastornos pri- mariamente metabólicos. La compensación metabólica es esperable en los trastornos respiratorios. En el cuadro 95-1 se presentan las compensaciones respiratorias esperadas en los casos de acidosis y alcalosis metabólica. Es importante cuantificar si la magnitud de la compensación es adecuada, ya que, de otro modo, pasan desaper- cibidos los trastornos mixtos, en los que coexisten una alteración primaria metabólica con otra primaria respiratoria de signo opuesto. Se admite un error de ±2 en la comparación debido a la variabilidad analítica. Así pues, existen trastornos mixtos, en los que dos anomalías pri- marias coexisten simultáneamente. Esto puede desviar el pH a niveles peligrosos (p. ej., cuando coexisten una acidosis metabólica y una acidosis respiratoria), o bien puede presentar unos valores de pH, pCO2 y HCO3− casi normales (cuando coexisten una acidosis y una alcalosis metabólicas), como puede ocurrir en la uremia que desarrolla una alcalosis metabólica por vómitos. La coexistencia de dos trastornos metabólicos se acompaña de una discrepancia entre el aumento del hiato aniónico (∆ HA) (v. más adelante) y el descenso de bicarbonato (∆ HCO3−), cuyo cociente será aproximadamente: a) < 0,4 en casos de acidosis hiperclorémica pura; b) entre 0,4 y 1 en caso de acidosis metabólica mixta; c) entre 1 y 2 en casos de acidosis pura de hiato aniónico elevado, y d) > 2 en caso de acidosis con hiato aniónico elevado combinada con alcalosis metabólica. ACIDOSIS METABÓLICA Concepto y fisiopatología En la acidosis metabólica se produce una reducción primaria en la concentración de HCO3– plasmático, lo que desplaza la ecuación [1] hacia la derecha. Se identifica por la reducción simultánea en la [HCO3–]p, en el pH y en la pCO2. El descenso de pH se debe al aumento en la [H+]p. El descenso de la pCO2 tiene un origen doble: por un lado, la ley de acción de masas indica que si la [HCO3–] se reduce, la ecuación se desplaza a la derecha, reduciéndose el término CO2. Por otro lado, la acidosis estimula los sensores del centro respiratorio, aumentando la frecuencia ventilatoria y bajando la pCO2. La barrera hematoencefálica es permeable al CO2, pero en la aci- dosis metabólica el pH arterial y la concentración de bicarbonato descienden más rápidamente que el pH en el LCR, por lo que en la acidosis metabólica aguda deben transcurrir 6-12 h para obtenerse la máxima compensación respiratoria. Cuando se alcanza la máxima compensación respiratoria de la acidosis metabólica, es de esperar que la pCO2 haya descendido 1 mm Hg por cada descenso de la [HCO3–] de 1 mEq/L (v. cuadro 95-1). Si la disminución de la pCO2 fuera inferior y, por tanto, hubiera unos valores de pCO2 superiores a los esperados, existiría una acidosis respiratoria concomitante, como puede ocurrir en un paciente con diarrea grave que recibe opiáceos como astringentes y desarrolla una • CUADRO 95-1 Compensaciones de los trastornos acidobásicos simples Acidosis metabólica Por cada descenso de la [HCO3 –] de 1 mEq/L (desde 25 mEq/L), la PCO2 debe descender 1 mm Hg (desde 40 mm Hg). Alcalosis metabólica Por cada elevación de la [HCO3 –] de 1 mEq/L (desde 25 mEq/L), la PCO2 debe subir 0,7 mm Hg (desde 40 mm Hg). Acidosis respiratoria Por cada elevación de la PCO2 de 10 mm Hg (desde 40 mm Hg), la [HCO3 –] se eleva 1 mEq/L (desde 25 mEq/L) si es aguda o 3 mEq/L si es crónica. Alcalosis respiratoria Por cada descenso de la PCO2 de 10 mm Hg (desde 40 mm Hg), la [HCO3 –] se reduce 2,5 mEq/L (desde 25 mEq/L) si es aguda o 5 mEq/L si es crónica. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V I 813 CAPÍTULO 95 Alteraciones del equilibrio acidobásico © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. acidosis metabólica y respiratoria a la vez. Si la pCO2 es inferior a la calculada, habrá una acidosis metabólica asociada a una alcalosis res- piratoria, como puede ocurrir en la intoxicación por salicilatos, en una enfermedad hepática grave o en una sepsis por gramnegativos (la endotoxemia por gramnegativos tiene efecto estimulador directo del centro respiratorio). Rara vez el descenso de la pCO2 secundario a una acidosis metabó- lica se sitúa por debajo de 15 mm Hg. Si la función renal está conser- vada, el riñón empieza a aumentar la excreción de ácidos; al principio aumenta la titulación de fosfato urinario y, a los pocos días, lo hace la producción de amonio, que llega a ser el mecanismo cuantitativamente más importante para la excreción neta de ácido. Etiopatogenia En la acidosis metabólica (cuadro 95-2), el trastorno primario es una reducción en la concentración plasmática de HCO3–. Esta condición se puede ver en dos circunstancias: 1. La producción de ácidos fijos aumenta bruscamente, ya sea por aumento en la producción de los ácidos fijos habituales (o disminu- ción en su degradación), o por aparición de un ácido fijo atípico, inhabitual e inesperado. Al disociarse el ácido fijo en H+ + anión–, el H+ destruye el bicarbonato a una velocidad superior a la que el riñón puede reponerlo (reposición habitual: 1 mEq de HCO3/kg/ día, que puede llegar a quintuplicarse). El anión va aumentando su concentración en sangre hasta que es metabolizado o excretado (aparición de un «anión oculto» o hiato aniónico). 2. No hay aumento en la producción de ácido fijo, pero tiene lugar un aumento en las pérdidas renales e intestinales de HCO3–, o un impedi- mento para su síntesis. Se produce una reducción en la [HCO3–]p, pero sin aparición de un «anión oculto». En ocasiones, puede producirse un aumento de ácidos fijos, pero con una peculiaridad: cuando el ácido de nueva aparición es HCl– (metabolismo de lisina, arginina, infusión de NH4Cl o uso de hidrocloroderivados de aminoácidos en la nutrición parenteral), el mecanismo es el descrito en el punto 1. Pero el anión que se acumula es el Cl–, que no se considera «anión oculto». Estas acidosis, conocidas como «cloroacidosis», se incluyen en el segundo grupo de acidosis metabólicas con hiato aniónico normal. Hiato aniónico El hiato aniónico (intervalo, brecha, trou anionique o anion gap) repre- senta la diferencia entre las cargas negativas medidas de rutina ([Cl–]p, [HCO3–]p) y las cargas positivas (habitualmente [Na+], o [Na+] + [K+]). = − − = ± + − −Hiato aniónico (HA) [Na ] [Cl ] , [HCO ] 10 2 mEq/L p 3 p [4] Cuando sólo se considera el Na+, tiene un valor de 10 ± 2 mEq/L, y está constituido por aniones e intermediarios metabólicos con carga negativa, fundamentalmente la albúmina, el fosfato, el ácido láctico y los intermediarios del ciclo de Krebs. Si se considera [Na+] + [K+], el valor es de 12 ± 2. Si el descenso de HCO3– se acompaña de la aparición de un anión nuevo, distinto del Cl–, aumenta la concentración de «hiato aniónico» y ????? • CUADRO 95-2 Causas de acidosis metabólica Producción excesiva de ácido Hiato aniónico normal Infusión de NH4Cl Infusión de HCl lisina Infusión de HCl arginina Hiperalimentación Hiato aniónico aumentado Acidosis endógenas L-lactacidosis Tipo A (hipoxia absoluta o relativa) Disminución del contenido sanguíneo de O2 (baja PO2, anemia, hemoglobinopatía) Disminución de la perfusión tisular (obstrucción arterial local, hipovolemia, insuficiencia cardíaca) Aumento de las demandas tisulares de O2 (ejercicio intenso, intoxicación por dinitrofenol) «Naftalina», fiebre, tirotoxicosis, catabolismo tumoral Tipo B (reducción del metabolismo de lactato sin hipoxemia) Insuficiencia hepatocelular (infiltración tumoral, cirrosis) Interferencia con el metabolismo hepático normal (etanol, cianuro, fenformina, fructosemia, glucogenosis, déficit de tiamina, metformina)Aumento de la producción de piruvato (metabolismo tumoral) D-lactacidosis Sobreproducción gastrointestinal de ácido D-láctico Síndrome de traslocación bacteriana Cetoacidosis Alcoholismo Diabetes Ayuno prolongado Acidosis exógenas Sin hiato osmolar Salicilatos Paraldehído Con hiato osmolar Etanol (ácido láctico, acético) Metanol (ácido láctico, fórmico) Etilenglicol (ácido oxálico) Pérdida excesiva de bases (hiato aniónico normal) Pérdidas gastrointestinales Diarrea Drenaje de intestino delgado Ileostomía Yeyunostomía Duodenostomía Drenaje biliar (tubo en «T») Íleo paralítico Drenaje de fístula intestinal Adenoma velloso Ureterosigmoidostomía Pérdidas renales (defecto de acidificación proximal) Inhibidores de la anhidrasa carbónica Acetazolamida Sulfamidas Acidosis tubular proximal (tipo II) Expansión de volumen Hiperparatiroidismo primario Corrección aguda de una hipocapnia Regeneración insuficiente de bases Hiato aniónico normal Inhibición de la síntesis/disponibilidad distal de NH4 + Hiperpotasemia Acidosis tubular tipo IV Enfermedad quística medular Uropatía obstructiva Defecto de la acidificación distal Acidosis tubular distal (tipo I) Acidosis tubular tipo IV (v. cuadro 109-2) Ileocistoplastia y colecistoplastia Insuficiencia renal Hiato aniónico aumentado Reducción de la eliminación de aniones orgánicos Insuficiencia renal avanzada Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 814 SECCIÓN VI Nefrología la concentración de cloro no varía: acidosis normoclorémica. Si el des- censo de HCO3– no se acompaña de la aparición de un anión nuevo, el «hiato aniónico» no varía y la reducción en la concentración de HCO3– se acompaña de un aumento proporcional del resto de los aniones, el más abundante de los cuales es el cloro: acidosis hiperclorémica. Con las nuevas técnicas analíticas para determinar el Cl–, el valor normal del HA se acerca más a 8 ± 2 mEq/L. Es útil para: hay acidemia, la única clave diagnóstica puede ser un HA aumentado. cociente ∆HA/∆HCO3−): por cada mEq/L que el HA aumente sobre su valor basal de 10, la [HCO3−]p debe descender 1 mEq/L. Si desciende menos, hay una alcalosis metabólica asociada (p. ej., recuperación tras una reanimación cardiopulmonar, cetoacido- sis con vómitos intensos). Si desciende más, hay una acidosis hiperclorémica asociada a la acidosis con HA aumentado (p. ej., D-lactacidosis asociada a diarrea en una salmonelosis). En algunas condiciones, puede haber retención aniónica, pero con un HA no superior a su valor habitual de 10 ± 2 mEq/L: equivalencia aniónica próxima a 12 mEq/L. Una reducción a la mitad de la albúmina plasmática permite que aumentos del HA de hasta 6 mEq/L pasen desapercibidos. aumento monoclonal reduce el HA. alta en la determinación de Cl– y simulan un HA reducido. - ción urinaria rápida del cetoácido puede dejar invariable el HA. En los pacientes con períodos de ingreso moderados o largos en unidades de cuidados intensivos, la evolución del HA tiende a dar valores inferiores al valor ideal de 10 mEq/L. Cuando el valor del HA normal es inferior a 10 mEq/L (Na+ − Cl– − HCO3– < 10 mEq/L) por alguna de las causas mencionadas ante- riormente, la aparición de una acidosis con nueva formación de ácido (lactacidosis, cetoacidosis) puede pasar desapercibida. Esta situación hace que la eficacia diagnóstica del HA así calculado en la UCI sea sólo del 33%. La solución práctica a esta situación, habitual en la sala de cuidados intensivos, es el cálculo directo del hiato aniónico. Cálculo directo del hiato aniónico en función de la albúmina y el fosfato: en la UCI es preferible hacer una estimación diferente del HA. En lugar de calcularlo como la diferencia entre el Na, el Cl y el HCO3–, se calcula: = × +Hiato aniónico 2 Alb g/dL fosfato mg/dL12 [5] Cuando se usa este cálculo del HA, la exactitud diagnóstica mejora del 33% al 96%. En este caso, el exceso aniónico (diferencia de HA [DHA]) se calcula como la diferencia entre el HA clásico y el HA así calculado: = − − − × + + − −DHA (Na Cl HCO ) (2 Alb g/dL fosfato mg/dL) 3 1 2 [6] La DHA debe valer 0. Si el valor es positivo, indica la aparición de una de las clásicas «acidosis con hiato aniónico aumentado o normoclorémicas». La comparación de la DHA con el exceso de bases (EB) de la gasometría en una acidosis metabólica permite saber si toda la acidosis se debe a la aparición de un ácido nuevo (DHA = EB), si hay asociado un componente de acidosis metabólica por pérdida o déficit en la síntesis de bicarbonato —acidosis hiperclorémica (DHA < EB)— o si, por el contrario, existe una alcalosis metabólica asociada por vómitos, hiperaldosteronismo, hipopotasemia, etc. (DHA > EB). Acidosis metabólica con «hiato aniónico» aumentado Acidosis endógenas (v. cuadro 95-2) L-lactacidosis Tipo A. Puede ser debida a hipoxemia, hipotensión o isquemia. La falta de O2 impide la oxidación mitocondrial de NADH y fuerza el desplazamiento de la lacticodeshidrogenasa hacia la formación de ácido láctico. Es, por tanto, el resultado de un metabolismo anaerobio. Tipo B. Una situación diferente la constituye la acidosis láctica tipo B, en la cual no hay hipoxemia y el ciclo de Krebs funciona con normalidad. Es habitual observarla en insuficiencia hepática y en presencia de tumores sólidos con grandes masas tumorales. D-lactacidosis Las bacterias del tracto gastrointestinal son capaces de metabolizar, bajo ciertas condiciones, los carbohidratos de la celulosa en ácidos orgánicos. El enlentecimiento del tránsito gastrointestinal, el cambio de la flora intestinal y el síndrome de traslocación bacteriana son capaces de favorecer la producción de ácido D-láctico, no detectable por los test habituales de laboratorio (sólo detectan ácido L-láctico). Es frecuente en la salmonelosis, con o sin megacolon tóxico. Debe sospecharse ante cualquier acidosis con hiato aniónico aumentado de causa poco clara, con historia de diarrea, cirugía de resección intestinal o sos- pecha de isquemia intestinal. Se exacerba típicamente tras la ingesta de carbohidratos. Cetoacidosis Al igual que con el lactato, la acumulación de cuerpos cetónicos (β-hidroxibutirato, acetoacetato) en el plasma ocasiona acidosis metabólica con HA aumentado. La cetoacidosis obedece siempre a un defecto relativo de insulina que conlleva una movilización exce- siva de grasas, oxidación hepática de ácidos grasos y producción de cetoácidos. El déficit de insulina puede obedecer a una disfunción de las células β del islote pancreático (diabetes mellitus) o a un defecto en el estímulo normal de la secreción de insulina: hipoglucemia secundaria a ayuno o a glucogenosis tipo I, insuficiencia hepática, aumento del tono adrenérgico, ingesta mantenida de alcohol con vómitos o contracción de volumen. Por último, el ejercicio excesivo y la sobredosis de salicilatos pueden producir acidosis en las que una parte del «hiato aniónico» aumentado se debe a cetoácidos derivados de un exceso de lipólisis, sin modificaciones en la secreción de insulina. Cuando la cetoacidosis coexiste con un exceso mitocondrial de NADH, el equilibrio habitual entre acetoacetato y β-OH-butirato, favorece la formación de este: + + ↔ β +− + − +Acetoacetato NADH H -OH-butirato NAD [7] El β-OH-butirato no se detecta por las tiras reactivas urinarias (nitroprusiato), y deben añadirse a la orina unas gotas de un oxidante (agua oxigenada) para ponerlo de manifiesto. Por otro lado, cuando predomina la formación de acetona, su rápida excreción renal puede enmascarar el aumento esperado en el hiato aniónico («cetoacidosis oculta»). Acidosis exógenas (v. cuadro 95-2) Con aumento del hiato osmolar Etanol. Cuando el etanol pasa a la sangre, antes de ser metabolizado aácido acético, aumenta la osmolaridad del plasma. Si se compara la osmolaridad medida con la osmolaridad calculada, es posible observar una diferencia importante entre ambas, ya que la segunda se calcula en función de las concentraciones de Na, K (opcional), urea y glucosa, y no tiene en cuenta otras sustancias como el etanol, habitualmente ausentes: = + × + + + +Osm calculada ([Na mEq/L] [K mEq/L]) 2 glu mg/dL/18 urea mg/dL/6 [8] Dicha diferencia se conoce como hiato osmolar u osmolal (normal habitualmente < 10 mOsmol/kg):1 = −Hiato osmolar Osm medida Osm calculada1 [9] Hiato aniónico=2×Alb g/dL+½ fosfato mg/dL ????? Acetoacetato−+NADH+H+#β-OH-butirato−+NAD+ Osm calculada=([Na+mEq/L]+[K+ mEq/L])×2+glu mg/dL/18+urea mg/dL/6 Hiato osmolar=Osm medida−Osm calculada 1Para disoluciones acuosas poco concentradas y a 37 $C, como los líquidos fisiológicos, el valor numérico de la osmolalidad (mOsmol/kg de disolvente) coincide con el valor numérico de la osmolaridad (mOsmol/L de disolución). En el hiato osmolar, lo que se mide es la osmolalidad y lo que se calcula, la osmolaridad. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V I 815 CAPÍTULO 95 Alteraciones del equilibrio acidobásico © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. A medida que el alcohol va siendo metabolizado por la enzima al- cohol deshidrogenasa, se transforma primero en acetaldehído y después en ácido acético. La aparición de este condiciona el desarrollo progresivo de una acidosis metabólica normoclorémica. El hiato aniónico aumenta a medida que el hiato osmolar se reduce. Así pues, la relación entre ambos permite calcular el tiempo transcurrido desde la intoxicación, un dato importante a la hora de establecer el tipo de tratamiento. Metanol. El «alcohol de quemar» ha causado intoxicaciones graves cuando, debido a su bajo precio, ha sido utilizado como adulterante de bebidas alcohólicas o como sustituto del etanol por adictos alcohólicos o en intentos autolíticos. Se transforma por la alcohol deshidrogenasa en formaldehído y ácido fórmico. La velocidad de producción de ácido puede llegar a ser de 300 mmol/h, aunque es mayor en alcohó- licos crónicos o en pacientes bajo tratamiento crónico con inductores microsomales (barbitúricos). El formaldehído tiene gran afinidad por el tejido nervioso y puede causar ceguera, daños del SNC irreversibles y la muerte. Etilenglicol. Usado como anticongelante, el etilenglicol se comer- cializa desnaturalizado en nuestro país. Sin embargo, ocasionalmente, se ven intoxicaciones con etilenglicol. Tras una fase inicial marcada por profunda acidosis con «hiato osmolar» y afección del sistema nervioso central, aparece fallo cardíaco y edema pulmonar. El paciente que sobrevive desarrolla un fracaso renal por precipitación intratubular del ácido oxálico generado por el metabolismo del etilenglicol. Sin aumento del hiato osmolar Salicilatos. La intoxicación por salicilatos (siempre aguda, prácticamen- te nunca crónica) es relativamente común. Es tanto más intensa cuanto más joven es el sujeto. Es característico encontrar alcalosis respiratoria asociada a la acidosis metabólica, motivada por el estímulo central de los salicilatos a nivel del tallo del encéfalo. Acidosis metabólica con «hiato aniónico» normal Las acidosis metabólicas hiperclorémicas o con «hiato aniónico» normal obedecen a una o más de tres causas: 1. Infusión de sustancias capaces de generar HCl (cloroacidosis). 2. Incapacidad renal para reabsorber o regenerar HCO3– (acidosis tubular renal, acetazolamida, diuréticos ahorradores de K+). 3. Pérdidas extrarrenales de HCO3–, habitualmente digestivas. Pérdidas gastrointestinales Las secreciones del intestino delgado, el páncreas y la vía biliar tienen un contenido alto en HCO3–, destinado, entre otras cosas, a neutralizar el HCl procedente del estómago. La secreción excesiva (adenoma velloso) o la interferencia con la reabsorción distal normal de dichas secreciones (estomas, fístulas, diarreas, íleo paralítico) causan acidosis metabólica hiperclorémica. Es habitual observar hipopotasemia debido a las pérdi- das intestinales de K+ por la diarrea, y renales por el hiperaldosteronismo secundario a la hipovolemia. La hipopotasemia estimula la producción renal de NH3 y su excreción por orina, con carga neta urinaria − +[Cl] ([Na] [K] )o o o [10] negativa, habitualmente > –20 mEq/L, que indica acidificación correcta por parte del riñón (Cl– es habitualmente el anión de NH4+). Pérdidas renales Incluyen los trastornos en la reabsorción del bicarbonato filtrado (acidosis tubular proximal [tipo II]; v. cap. 109, Enfermedades del túbulo renal). Regeneración renal de bicarbonato incompleta La regeneración distal de bicarbonato es proporcional a la cantidad de H+ segregado a la luz. Este mecanismo puede fallar a nivel de excre- ción de protones, disponibilidad de NH3 o disponibilidad de acidez titulable. Obedece a una de dos situaciones: disfunción selectiva de la célula intercalada (acidosis tubular distal tipo I) y disfunción no selectiva de las células principal e intercalada (acidosis tubular distal tipo IV) (v. cap. 109, Enfermedades del túbulo renal). Defectos en la disponibilidad de NH3 a nivel distal Cualquier situación que inhiba la síntesis proximal de NH3 o su libera- ción a la nefrona distal impedirá la secreción distal de H+ en cantidad suficiente como para que la producción de HCO3– sea significativa: al no haber suficiente «tampón» distal, el pH urinario cae precozmente y se frena la secreción distal de H+. La hiperpotasemia y las enfermedades de predominio medular (uropatía obstructiva, enfermedad quística medular, nefropatía por analgésicos) tienen este efecto. Defecto en el gradiente electronegativo luminal distal En el síndrome de Gordon (seudohipoaldosteronismo tipo II) o en la intoxicación por ciclosporina, la permeabilidad distal al cloro está aumentada. La reabsorción de Na+ se acompaña de reabsorción de Cl−, que deja de generar el gradiente electronegativo necesario para segregar K+ o H+. La reabsorción de Na+ y Cl– causa hipertensión, y la falta de secreción de K+ o H+ produce acidosis metabólica hiper- clorémica e hiperpotasemia. Es una forma particular de acidosis distal tipo IV. Defecto en el mantenimiento del pH urinario Cuando el túbulo colector cortical segrega iones H+ que son atrapados por el NH3 en forma de NH4+, se atrapan más cuanto mayor sea la proporción entre NH4+ y NH3. Dicha proporción depende del pH urinario. Dado que la máxima acidez urinaria es 4,5-5, a dicho pHo, la proporción NH4+/NH3 es máxima, y la cantidad de H+ segregados es la mayor posible. De ahí la importancia de que la orina sea vehiculizada hasta su salida a través de conductos cubiertos por urotelio, impermea- ble a los H+ libres. El uso de intestino (íleon o colon) como reservorio en cirugías derivativas urinarias, o la más clásica ureterosigmoidostomía causan una acidosis con «mecanismo distal». Al no haber secreción de H+ (y sí de bicarbonato) hacia la luz, se eleva el pHo, lo que des- plaza el par NH4+/NH3 a favor del último, que difunde libremente hacia la circulación, impidiendo la eliminación de los H+ previamen- te segregados y destruyendo el bicarbonato previamente generado por el túbulo colector cortical. La interposición de un parche de estómago en la plastia intestinal o el uso de plastias gástricas corrigen el defecto (ileogastrocistoplastia). Cuadro clínico Aunque la acidosis metabólica causa alteraciones profundas en la regu- lación del volumen extracelular y del equilibrio hidroelectrolítico, su expresión clínica suele ser la del proceso de base. Durante la acidosismetabólica, se produce vasodilatación capilar central y periférica, y aumento en la facilidad periférica de la hemo- globina para intercambiar O2 por H+. Ambos efectos permiten la oxigenación de tejidos pobremente perfundidos. Si la acidosis es muy acusada, se añade sintomatología inespecífica de debilidad muscular, anorexia, vómitos, deterioro del estado mental, cefalea, confusión, estupor y coma. Hay un descenso de la contracti- lidad miocárdica (insuficiencia cardíaca), tendencia a la hipotensión (vasodilatación), taquicardia y predisposición a arritmias ventriculares. La acidosis predispone al desarrollo de edema pulmonar con mínima sobrecarga hidrosalina, debida a un descenso en la capacitancia del lecho vascular pulmonar. Potasio La acidosis crónica tiende a causar hiperpotasemia, al desplazarse el K+ fuera de la célula a medida que los H+ entran en la misma para ser tamponados: el 60% de una carga ácida se tampona a nivel intracelular. Existen, básicamente, tres excepciones en las que la acidosis cursa con hipopotasemia: 1) acidosis tubular distal tipo I; 2) acidosis tubular proximal tipo II, y 3) acidosis asociadas a hipovole- mia, con activación del sistema renina-aldosterona. En esta situación, con frecuencia la acidosis puede ser sustituida o reducida por una alcalosis de contracción. Por cada 0,1 U de descenso del pH hay un incremento promedio de la potasemia de 0,6 mEq/L. Estos incrementos sólo se observan cuando [Cl]o−([Na]o+[K]o) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 816 SECCIÓN VI Nefrología la acidosis metabólica se debe a pérdida de HCO3– o a acumulación de ácidos inorgánicos, y apenas cuando es por ácidos orgánicos. Calcio, magnesio y fósforo Aunque la acidemia produce aumento del calcio iónico por desplaza- miento del calcio unido a proteínas, este efecto parece irrelevante en la acidosis aguda. Sin embargo, el tamponamiento de la carga ácida por el fosfato cálcico óseo determina una pérdida de masa ósea notable en las acidosis crónicas, y desempeña un papel en la patogénesis de la osteodistrofia renal y en la osteoporosis. Con la notable excepción de la acidosis tubular proximal, la acidosis metabólica aumenta la pérdida renal de calcio, fósforo y magnesio, y puede producir nefrocalcinosis. Función respiratoria En la acidosis metabólica se produce hiperventilación por estímulo del pHLCR ácido sobre el centro respiratorio. Cuando es muy intensa, recibe el nombre de respiración de Kussmaul. Función endocrina y exocrina Diaforesis intensa, aumento en las secreciones ácidas gástricas, depre- sión del sistema nervioso central, activación inflamatoria y resistencias a insulina y a catecolaminas. Diagnóstico Gasometría o ionograma sanguíneo La acidosis metabólica viene marcada por acidemia (pH ácido) y descenso del bicarbonato. La pCO2 debe estar también reducida, 1 mm Hg por cada descenso del bicarbonato de 1 mEq/L. Si está me- nos, hay una acidosis respiratoria asociada y deben buscarse causas medicamentosas de depresión del centro respiratorio, agotamiento, restricción u obstrucción ventilatoria. Si desciende más, hay algún estímulo del centro respiratorio extra, además de la propia acidosis, y se debe buscar una hipoxemia (neumonía, edema agudo de pulmón, tromboembolia pulmonar) o un estímulo directo del centro respiratorio (ictus isquémico, endotoxemia por gramnegativos, AAS, ansiedad/ histeria, fiebre, dolor). El ionograma sanguíneo es imprescindible para evaluar rápidamente una acidosis metabólica. Si el valor de la DHA (v. fórmula [6]) es supe- rior a 2 a favor del HA clásico, se trata de una acidosis con aumento del hiato aniónico o normoclorémica. Carga neta urinaria (v. fórmula [10]) En las situaciones con hiato aniónico normal, la presencia de una carga urinaria negativa (habitualmente > de –20 mEq/L) hablará de pérdida extrarrenal de base, administración de ácidos inorgánicos y cloruros o defectos proximales en la reabsorción de HCO3–. Por el contrario, en las situaciones en las que la carga urinaria es neutra o positiva, habrá que des- cartar la presencia de HCO3– o de aniones no reabsorbibles en la orina. El K plasmático permitirá separar en dos grandes grupos las acidosis tubulares distales: las dependientes de hipomineralocorticismo, con hiperpotasemia (acidosis tubular tipo IV); y las dependientes de un defecto primario en la acidificación distal, con hipopotasemia (acidosis tubular tipo I). Hiato osmolar (v. fórmula [9]) En aquellas acidosis en las que el hiato aniónico está aumentado, el diagnóstico final vendrá por la determinación del ácido láctico y las cetonas, la sospecha de tóxicos exógenos (hiato osmolar en plasma) o la evidencia de una insuficiencia renal avanzada con retención de aniones orgánicos. En orina, el hiato osmolar (osmolalidad medida – suma de elec- trólitos, urea y glucosa; vn 100 mOsm/kg) puede ayudar a desvelar acidurias orgánicas (cetoacidosis) cuando el HA en plasma es normal. En la figura 95-2 se propone un algoritmo diagnóstico para estudiar una acidosis metabólica. Tratamiento El tratamiento de la acidosis metabólica consiste en tratar la enferme- dad causal, cuando sea posible, y administrar cantidades adecuadas de bicarbonato, cuando sea necesario. Si el bicarbonato plasmático es superior a 15 mEq (mmol)/L (pH superior a 7,20) y la causa de la acidosis puede tratarse, la administración de bicarbonato no sería nece- saria, ya que el riñón normal podría corregir el equilibrio acidobásico en varios días. Si el pH es inferior a 7,20 o la bicarbonatemia es inferior a 10 mEq (mmol)/L, además de tratar la causa, es preciso administrar bicarbonato (excepto en la cetoacidosis diabética). Como regla general, en las primeras 12 h debería administrarse la mitad del déficit de bicarbonato y evitar así las consecuencias de corre- gir rápidamente el equilibrio acidobásico extracelular en comparación con el del LCR. El volumen aparente de distribución del bicarbonato es del 50% del peso corporal (aunque en acidosis muy intensas, con bicarbonatemias de 10 mEq [mmol]/L, puede ser del 80%). Así, el cálculo debería ser: = − × × Déficit de bicarbonato (en mEq/L o mmol/L) déficit de concentración del bicarbonato en plasma [24 mEq (mmol)/L bicarbonato actual] 0,5 peso corporal (kg) Lo anterior es sólo una orientación y debe ajustarse a las necesidades del paciente con arreglo a las pérdidas de bicarbonato o la generación de hidrogeniones durante el período de tratamiento. Si la causa ya no existe, la perfusión de bicarbonato se interrumpirá al alcanzar un pH de 7,25 y un bicarbonato plasmático de 15 mEq (mmol)/L. Durante la administración intravenosa, deben tenerse en cuenta una serie de posibles complicaciones: a) sobrecarga de volumen o de sodio cuando se requieren grandes cantidades de bicarbonato sódico, sobre todo en reanimaciones cardiopulmonares, en pacientes con función mio- cárdica precaria o insuficiencia renal; b) hipopotasemia como resultado del desplazamiento de este ion del líquido extracelular al intracelular al corregir la acidosis; c) alcalosis postratamiento, que puede ser por persistencia (durante varios días incluso) de una hiperventilación al corregir más rápidamente el pH del líquido extracelular que el del LCR o por exceso de bicarbonato (alcalosis metabólica) al normalizar la cifra de bicarbonato por el tratamiento y añadirse el bicarbonato resultante del metabolismo de ácidos orgánicos (acetoacetato, lactato) al tratarse la causa de la acidosis; por ambos mecanismos se puede provocar tetania, alteraciones del estado mental y convulsiones, y d) la perfusión rápida Déficit de bicarbonato(en mEq/L o mmol/L)= déficit de concentración del bicarbonato enplasma[24 mEq (m mol)/L−bicarbonato actual]×0,5×peso corporal (kg) Figura - Algoritmo diagnóstico para las acidosis metabólicas y el despistaje de trastornos mixtos. El diagnóstico de sospecha viene de la observación de bajadas simultáneas en pH, bicarbonato y pCO2. La comparación de las bajadas respectivas de bicarbonato y pCO2 (independien- temente del tipo de acidosis) indica la presencia o no de un trastorno respiratorio asociado. El hiato aniónico clasifica las acidosis metabólicas en acidosis por pérdida GI/pérdida renal/falta de síntesis renal de nuevo bicarbonato (acidosis con hiato aniónico normal) a la izquierda de la figura, y en acidosis por destrucción de bicarbonato debido a la aparición de un ácido nuevo que no debería estar, o a un aumento en la producción de un ácido muy por encima de su producción habitual (acidosis con hiato aniónico aumentado) en la parte derecha de la figura. En las acidosis por pérdida de bicarbonato, la carga urinaria ayuda a saber si las pérdidas son extrarrenales o renales. En estas últimas, el potasio plasmático ayuda a saber si la aldosterona está implicada, y el pH a diferenciar, dentro de las causas renales, a las que se deben a pérdida de bicarbonato de las que obedecen a un defecto en la amoniogénesis. En las acidosis con aparición de ácidos nuevos, la comparación del aumento o la diferencia del hiato aniónico con el descenso de bicarbonato indica, si coinciden, que hay un solo trastorno metabólico. Si son diferentes, hay un segundo trastorno metabólico asociado generando o perdiendo bicarbonato de modo independiente. En estas acidosis, la historia clínica y la búsqueda específica del ácido implicado contienen las claves del diagnóstico. v Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V I 817 CAPÍTULO 95 Alteraciones del equilibrio acidobásico © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 818 SECCIÓN VI Nefrología de bicarbonato no diluido (o en forma de bolo) en catéteres intravenosos centrales puede producir arritmias importantes e, incluso, mortales. En la cetoacidosis diabética, la administración de insulina provoca un incremento en la utilización de glucosa y, en consecuencia, una oxidación completa de cetoácidos a bicarbonato, por lo que raras veces requiere tratamiento alcalino. Por tanto, sólo está indicado tratamiento con bicarbonato en la cetoacidosis diabética cuando el pH arterial está por debajo de 7,1 (o cuando el bicarbonato en plasma es inferior a 6-8 mEq/L o mmol/L) y existe alteración de la con- tractilidad miocárdica. En el tratamiento de la cetoacidosis alcohólica, generalmente es suficiente la administración de soluciones salinas (deshidratación asociada) y glucosa, teniendo en cuenta que puede coexistir con hipopotasemia, hipomagnesemia e hipofosforemia, que deben corregirse. Esta última suele aparecer tras varias horas y puede exacerbarse tras la infusión de glucosa y, si es grave, puede producir rabdomiólisis. En las intoxicaciones con salicilatos, metanol o etilenglicol, además de tratamiento alcalinizante, se requiere extraer el tóxico mediante diálisis. En la insuficiencia renal aguda de cualquier etiología, al acumularse ácidos cuyos aniones no son metabolizables, se debería administrar bicarbonato hasta alcanzar niveles de 20-22 mEq (mmol)/L, con diuréticos del asa en caso de sobrecarga de volumen o tratamiento dialítico si estuviera indicado (v. cap. 97, Insuficiencia renal aguda). En la insuficiencia renal crónica, es razonable tratar con bicar- bonato o citrato sódico por vía oral. La dosis inicial de 3 g/día se incrementa poco a poco hasta que la cifra de bicarbonato plas- mático se mantenga entre 20 y 22 mEq (mmol/L). Un gramo de bicarbonato sódico equivale a 11,9 mEq (mmol) de ion bicarbonato y otros tantos de sodio. Con ello puede aliviarse la sintomatología de fatiga, anorexia y malestar general. La administración excesiva de sustancias alcalinas puede fácilmente desencadenar tetania en un enfermo que presenta hipocalcemia por su osteodistrofia renal. Hay evidencia reciente de que la administración precoz de 0,5 mEq (mmol/kg de peso y día) es una buena medida de nefroprotección en la nefropatía hipertensiva, sin que se observe incremento alguno de las cifras de presión arterial. Cuando la acidosis se debe a pérdidas digestivas (diarrea) de bicar- bonato, al tratamiento alcalino debe asociarse a reposición de volumen y de potasio. Las acidosis tubulares renales se tratan con bicarbonato o citrato, o bien con fludrocortisona en la tipo IV. ALCALOSIS METABÓLICA Concepto y fisiopatología Es el proceso en el que se produce una elevación en la concentración de [HCO3–]p junto con un descenso en la [H+]p. Cuando la alcalosis metabólica es el único trastorno acidobásico exis- tente, hay una elevación de la pCO2 de 0,7 mm Hg por cada elevación de 1 mEq/L de la [HCO3–]p (v. cuadro 95-1), y un descenso de la [H+]p que puede ser estimado por la ecuación de Henderson-Hasselbach [2]. Sin embargo, no es infrecuente ver la alcalosis metabólica compli- cando un cuadro de acidosis respiratoria o acompañando a una alcalosis respiratoria. En dichos casos, la PCO2 puede ser respectivamente más alta o más baja de lo esperado, y la [H+] casi normal o, por el contrario, estar anormalmente reducida. Para el desarrollo de una alcalosis metabólica hace falta una causa generadora que, por lo general, es la pérdida renal o extrarrenal exage- rada de Cl–, y un factor de mantenimiento que evite que se elimine el exceso de bicarbonato por la orina. Causas generadoras de alcalosis metabólica (cuadro 95-3) Pérdida neta de Cl– y un catión (pérdidas isoeléctricas e isohídricas de cloro) Al reducirse la cantidad de cloro y el líquido extracelular en el que va diluido, la concentración del resto de los aniones aumenta. El HCO3– es el principal anión extracelular después del cloro, y en el que más se hace notar el aumento de concentración. Las pérdidas de cloro pueden ser: Cl– con K+: por depleción de potasio intracelular y captación de KCl desde el espacio extracelular. Cl– con H+: por vómitos o aspiración nasogástrica continua. Cl– con NH4+: característica del uso de diuréticos del asa y tiazídicos, del síndrome de Bartter o de la hipomagnesemia. Cl– con Na+: por pérdida intestinal (cloridorrea secundaria a ade- noma velloso o diarrea coleriforme) o por pérdida urinaria (en situaciones de amoniogénesis inhibida: diuréticos, síndrome de Bartter, hipomagnesemia). Aumento en la producción de bicarbonato o reducción en sus pérdidas La introducción de fármacos análogos de la somatostatina de larga vida media (octreótido) en el tratamiento de la pancreatitis aguda o subaguda ha permitido reconocer este síndrome desconocido hasta hace poco. Cuando dicha inhibición se acompaña de aspiración nasogástrica, la alcalosis metabólica puede ser grave. Tanto la angiotensina II como las catecolaminas aumentan la reabsorción proximal de bicarbonato. Las situaciones con aumento de actividad del sistema simpático o del eje renina-angiotensina-aldos- terona (dieta pobre en Cl–, dieta pobre en Na+, diuréticos, contracción de volumen, insuficiencia cardíaca, cor pulmonale crónico) pueden causar alcalosis metabólica. El exceso de aldosterona primario condiciona alcalosis hipopota- sémica debido al mayor intercambio distal de Na+ por K+ y H+. En el hiperaldosteronismosecundario, en cambio (insuficiencia cardíaca, sín- drome nefrótico, cirrosis), no suele haber alcalosis, porque la reducción del filtrado glomerular y el aumento de la reabsorción proximal y en el asa de Henle determinan una reducción en el aporte de Na+ a nivel de los sitios distales de intercambio por K+ y H+. En estas condiciones, el uso de diuréticos del asa, al aumentar la oferta de Na+ al túbulo colector cortical, se acompaña indefectiblemente de alcalosis metabólica e hipopotasemia. Aumento en el aporte de HCO3 – exógeno La ingestión crónica de leche y bicarbonato como tratamiento antiácido origina hipercalcemia, supresión de PTH, hipercalciuria, disfunción renal y alcalosis con reducción en la eliminación renal de HCO3– (sín- drome de leche y alcalinos). La administración de más de ocho unidades de sangre con citrato como conservante y anticoagulante puede elevar el pH sanguíneo. Otro tanto ocurre con la administración de solución Ringer-lactato y otros expansores que contienen acetato, lactato o citrato. Todos estos aniones orgánicos son capaces de generar HCO3– al metabolizarse, produciendo alcalosis si hay disfunción renal. • CUADRO 95-3 Causas generadoras de alcalosis metabólica 1. Pérdida de H+ Pérdida gastrointestinal: drenaje gástrico continuo, terapia antiácida, bloqueo de secreciones pancreatoduodenales con octreótido, cloridorrea Pérdida renal: dieta pobre en cloro, dieta pobre en sal, diuréticos tiazídicos y de asa, hiperaldosteronismo primario o secundario, carbenicilina, hipercalcemia, síndrome de leche y alcalinos Pérdida pulmonar: corrección aguda de hipercapnia aguda Desplazamiento intracelular de protones: hipopotasemia, depleción de K+, hiperpolarización celular (intoxicación por bario) 2. Exceso de HCO3 – Transfusiones masivas de hemoderivados (citrato) Administración excesiva de HCO3 – (reanimación cardiopulmonar) Síndrome de leche y alcalinos 3. Alcalosis por contracción de volumen (pérdida de Cl– y Na+) Diuréticos de asa y tiazídicos Cloridorrea Pérdidas de volumen gastrointestinales, cutáneas Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V I 819 CAPÍTULO 95 Alteraciones del equilibrio acidobásico © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Causas de mantenimiento de la alcalosis metabólica (cuadro 95-4) El riñón está capacitado para deshacerse con rapidez de cualquier exceso en la concentración plasmática de bicarbonato: aumenta la carga filtrada de HCO3–, inhibe la reabsorción proximal, inhibe la amoniogénesis proximal y aumenta la excreción distal (células inter- caladas B) (v. fig. 95-1). Por tanto, para que exista mantenimiento de una alcalosis meta- bólica, es necesario que existan una o más de las tres causas que se exponen a continuación. El primer mecanismo es la presencia de una reducción de volumen que perpetúa la alcalosis, porque una gran proporción de sodio plas- mático va unida al ion bicarbonato y la reabsorción de sodio filtrado conduce a una reabsorción proximal del álcali. Por tanto, toda alcalosis que se acompaña de reducción de volumen tiende a perpetuarse, a no ser que se lleve a cabo una expansión de volumen con cloruro sódico al 0,9%. De esta forma, se disminuye la avidez del riñón por el sodio y, además, se proporciona cloro como anión alternativo en la reabsorción de sodio. El resultado final es que puede excretarse el exceso de bicarbonato por la orina. Se dice que esta alcalosis es sensible al cloro. El segundo mecanismo de perpetuación de la alcalosis es un hipermineralocorticismo, puesto que, por cada hidrogenión secretado, se genera (y, por tanto, aumenta en plasma) un ion bicarbonato. Aquí no existe reducción de volumen ni déficit de cloro y, por tanto, este tipo de alcalosis metabólica no responde a la administración de cloruro sódico. Un tercer mecanismo es el déficit de potasio. La alcalosis puede causar hipopotasemia por desplazamiento al espacio intracelular del ion potasio, a la vez que el déficit de este ion en las células de la nefrona distal favorece la secreción tubular de hidrogeniones y, por tanto, la regeneración de bicarbonato. No obstante, como mecanismo inicial, sólo una hipopotasemia inferior o igual a 2 mEq (mmol)/L puede ser causa de alcalosis metabólica, de forma que los descensos de menor magnitud se consideran consecuencia de este trastorno, pero pueden ayudar al mantenimiento de una alcalosis metabólica de otra etiología. Con frecuencia, en la clínica confluyen a la vez varios de estos mecanismos. La alcalosis aparecida tras pérdidas gastrointestinales de fluido o tras el uso prolongado de diuréticos persiste a pesar de corregir la situación que causaba los vómitos o suspender el uso de diuréticos. El denomina- dor común a todas estas alcalosis es la depleción de Cl–, visible al medir la [Cl–]u < 10 mEq/L. La única excepción se observa en aquellos casos en los que el paciente acaba de recibir una dosis de diurético. En todas estas situaciones, existe un cierto grado de contracción de volumen y activación del eje renina-aldosterona. Sin embargo, la corrección del volumen por sí sola puede no ser suficiente para corregir la alcalosis. En estas circunstancias, es necesario suplir la depleción de cloro. Por eso, ante toda alcalosis metabólica con depleción de volumen, el primer intento terapéutico debe hacerse con suero salino (o suplementos orales de NaCl), evitando otro tipo de expansores. Es crucial reponer simultáneamente KCl– oral e intravenoso si se sospecha depleción de K+. Bajo ningún concepto deben usarse los derivados aspartato, gluconato, glucoheptonato o bicarbonato del K+ en esta situación, ya que perpetúan la depleción de Cl– y la pérdida renal de K+ (efecto «anión no reabsorbible»). Las situaciones con reducción del filtrado, los hiperaldosteronis- mos primarios o secundarios, los defectos tisulares del transporte de K+ (síndrome de Bartter, síndrome de Gitelman) o de Na+ (síndrome de Liddle), la hipomagnesemia o la presencia de aniones urinarios no reabsorbibles (cetoácidos, carbenicilina, contrastes yodados) son causas de alcalosis metabólicas que no se resuelven con el aporte de cloro; se caracterizan por tener una [Cl]o > 20 mEq/L, no tener contracción de volumen, tener con frecuencia hipertensión (con la notable excepción del síndrome de Bartter y de Gitelman, y de la hipomagnesemia), y no se corrigen con la administración de NaCl o KCl. Cuadro clínico Independientemente de las situaciones derivadas del trastorno de base, se debe sospechar la existencia de alcalosis metabólica ante cualquier trastorno del nivel de consciencia que curse sin focalidad neurológica y con disminución —no siempre evidente— de la frecuencia respiratoria. Dependiendo de la rapidez de instauración y de la intensidad de la alcalosis, pueden observarse cuadros neuromusculares diferen- tes y, a veces, opuestos: en la alcalosis metabólica de instauración aguda hay signos de irritabilidad muscular e hiperreflexia debido a la unión a proteínas del calcio iónico plasmático. Aunque el calcio total no varía, puede producirse tetania si el pH plasmático sube de 7,6. En cambio, en la alcalosis metabólica crónica es muy rara la irritabilidad muscular. Por el contrario, puesto que con frecuencia se acompaña de hipopotasemia, suele observarse debilidad muscular e hiporreflexia. La alcalosis metabólica complica, con frecuencia, la evolución de pacientes sometidos a cuidados intensivos. Puede ser responsable de arritmias ventriculares y supraventriculares y de fallo cardíaco que sólo responden a la corrección de la alcalosis. En estos pacientes, la alcalosis es perpetuada por el uso de presiones positivas espiratoriaselevadas en el respirador, produciendo un efecto central de torniquete que reduce el gasto cardíaco. El volumen extracelular está con frecuencia alterado en la alcalo- sis metabólica: la depleción de volumen es la principal causa de alcalosis metabólica en pacientes tanto hospitalizados como ambulantes. En el síndrome de Bartter o en la hipopotasemia de otro origen suele haber pérdida excesiva de Na+ urinario e hipotensión; por el contrario, en la alcalosis asociada a hiperaldosteronismo suele haber retención de Na+, expansión de volumen e hipertensión. Por tanto, la exploración del volumen extracelular suele ser de gran ayuda en la evaluación clínica de la alcalosis. La ausencia de antecedentes compatibles con trastornos del volu- men extracelular con presencia de alcalosis metabólica crónica (ausencia de alcalemia grave por compensación renal, ausencia de hiperreflexia, depresión respiratoria leve o ausente) debe hacer pensar en la existencia de una tubulopatía o, más frecuentemente, un síndrome de Cushing primario o paraneoplásico. Diagnóstico En la figura 95-3 se presenta un algoritmo diagnóstico útil para la evaluación etiológica de una alcalosis metabólica. La existencia de una alcalosis metabólica persistente implica siempre un mecanismo de mantenimiento renal. Por tanto, debe descartarse, ante todo, una • CUADRO 95-4 Causas perpetuadoras de alcalosis metabólica 1. Alcalosis sensibles al cloro o hipocloruréticas ([Cl–]u < 10 mEq/L) Aumento de la reabsorción proximal de HCO3 – secundaria a hipovolemia Estímulo del eje renina-aldosterona secundario a hipovolemia Pérdida gastrointestinal Postratamiento diurético Posthipercapnia Reducción de cloro, cloridorrea congénita 2. Alcalosis resistentes al cloro o normocloruréticas ([Cl–]o > 20 mEq/L) Disminución del filtrado glomerular (más sobrecarga alcalina) Estímulo primario de la secreción distal de H+ Hiperaldosteronismo primario Hiperreninismo Hipercorticismo. Síndromes con exceso de DOC Ingesta de regaliz Síndrome de Bartter Síndrome de Liddle Hipocaliemia, depleción de K+, acidosis intracelular (acidemia paradójica) Hipomagnesemia Aniones urinarios no reabsorbibles Hipercalcemia Combinación de quelantes de fósforo y resinas de intercambio iónico Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 820 SECCIÓN VI Nefrología insuficiencia renal. De existir, modifica no sólo la marcha diagnóstica, sino el tratamiento. Si la reducción del filtrado glomerular no es responsable de la perpetuación de la alcalosis, la clave siguiente la ofrece la valoración del volumen extracelular y, especialmente, la existencia o no de hiperten- sión. De existir hipertensión, debe sospecharse la presencia de un hiper- corticismo, ya sea por exceso exógeno o endógeno de glucocorticoides o de mineralocorticoides. Aunque el nivel de hipopotasemia es variable de una a otra situación, en general, el K+ plasmático no es de utilidad en el diagnóstico diferencial. Sí lo es, en cambio, la determinación basal y tras estímulo (deambulación, deambulación más furosemida) de la actividad de la renina y de la aldosterona plasmática. Habitualmente, en todos los casos se observará una cloruresis elevada (> 20 mEq/L), así como pérdida renal de K+. Una [Cl–]o < 10 mEq/L sugiere la existencia de un riñón con buena respuesta tubular a la alcalosis, capaz de responder sin com- plicaciones a la reposición de cloro; una [Cl–]o > 20 mEq/L habla de un riñón con pérdida inapropiada de Cl–: será necesario identificar y corregir previamente el problema antes de conseguir controlar la alcalosis. Tratamiento En las formas que cursan con reducción del volumen (vómitos, diuréticos), la administración de cloruro sódico es suficiente para que el organismo elimine el exceso de bicarbonato por el riñón. De todas formas, si coexiste una hipopotasemia, es aconsejable añadir cloruro potásico, sobre todo en la alcalosis inducida por diuréticos y en pacientes que toman digoxina. En las causas que cursan sin reducción de volumen, la administración de cloruro potásico es la base del tratamiento. No deben administrarse sales orgánicas de potasio, cuyo metabolismo aumenta los niveles de bicarbonato. Se pueden reducir las pérdidas ácidas gástricas con antagonistas H2 o inhibidores de la bomba de protones. En los hipermineralocorticismos, el tratamiento consiste en corregir el déficit de potasio, tratar la causa y restringir la sal de la dieta, a fin de disminuir la absorción distal y, por tanto, su intercambio con potasio. En pacientes con insuficiencia cardíaca y alcalosis grave (pH > 7,55), puede administrarse acetazolamida con suplementos de potasio. Muy raras veces, la alcalosis metabólica es tan intensa que requiere la administración de sustancias acidificantes. Estarían indicadas en aquellos casos en los que la alcalosis metabólica condicione una hipoventilación significativa (pCO2 > 60 mm Hg). Puede ser útil la administración de cloruro amónico al 7% por vía oral en situacio- nes de alcalosis metabólica resistente al tratamiento, y en pacientes con insuficiencia cardíaca e hipopotasemia en los que no se puede administrar acetazolamida, KCl ni NaCl i.v. En tales casos, 10-20 mL de NH4Cl al 7% en dos dosis suelen ser suficientes para corregir el trastorno. La administración de ácido clorhídrico estéril o sales de aminoáci- dos, como la arginina y la lisina, puede realizarse lentamente por vía intravenosa. Al igual que el cloruro amónico, están contraindicadas en pacientes con insuficiencia hepática. La hemodiálisis con un líquido de diálisis con contenido bajo en bicarbonato y alto en cloro puede ser efectiva cuando la función renal está alterada. Figura - Algoritmo diagnóstico de la alcalosis metabólica. La alcalosis metabólica se detecta al encontrar elevados de modo simultáneo el pH, el bicarbonato y la pCO2. La comparación del delta de bicarbonato con el delta de pCO2 permite detectar trastornos respiratorios asociados. Es esencial saber si el filtrado glomerular está reducido, ya que es el principal elemento en la autocorrección o perpetuación de una alcalosis metabólica. El segundo elemento de decisión es el estado de activación del eje renina-angiotensina II-aldosterona. La exploración del volumen extracelular (VEC), la presión arterial (PA), el gradiente transtubular de K (GTTK) o la determinación de renina y aldosterona pueden llegar a ser críticos. En caso de hipovolemia de causa poco clara, la carga urinaria ayuda a poner el peso de la culpa en el tubo digestivo o en el riñón, además de ofrecer información valiosa relativa a la clorosensibilidad de la alcalosis. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V I 821 CAPÍTULO 95 Alteraciones del equilibrio acidobásico © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. ACIDOSIS RESPIRATORIA Concepto y fisiopatología La acidosis respiratoria se caracteriza por un descenso del pH (aumento de [H+]) debido a una elevación de la pCO2 y un aumento compensa- dor de la concentración de bicarbonatos en plasma. La producción de CO2 por los tejidos es muy elevada y su difusión a los hematíes, y de estos al alvéolo, es muy rápida, por lo que la acumulación del CO2 es casi siempre sinónimo de hipoventilación alveolar. En la acidosis respi- ratoria aguda, casi todos los hidrogeniones generados son amortiguados por los tampones intracelulares, ya que el bicarbonato extracelular no puede tamponar el CO2. La capacidad de tamponamientointracelular es limitada, y en la acidosis respiratoria aguda (menos de 12-24 h) lo máximo que se eleva la cifra de bicarbonato en plasma es 2-3 mEq (mmol)/L. Por cada 10 mm Hg o kPa de incremento de la pCO2, la concentración sanguínea de bicarbonato aumenta en 1 mEq (mmol)/L. Es decir, en la fase aguda se produce un descenso brusco del pH sólo tamponado por la acumulación intracelular de hidrogeniones sin apenas aumentar la bicarbonatemia. Si la hipercapnia se mantiene, en el plazo de 12-24 h empieza a producirse un estímulo de la reabsorción proximal de bicarbonato y de la secreción de hidrogeniones (amonio- génesis y acidez titulable), con el consiguiente aumento de la cifra de bicarbonato en plasma. Este mecanismo compensador se completa en 3-5 días, según el incremento de la pCO2. En la acidosis respiratoria crónica, el bicarbonato plasmático se eleva 3-4 mEq (mmol)/L por cada 10 mm Hg o kPa de incremento de la pCO2, hasta cifras de 80 mm Hg o kPa. El resultado final es la elevación de la concentración sanguínea de bicarbonato, que no acostumbra a sobrepasar los 38 mEq (mmol)/L. Una vez completada la compensación renal, los valores de amonio urinario y excreción neta de ácido se normalizan, con lo que se logra una nueva situación estable que, aunque no normaliza el pH sanguíneo, reduce la concentración de hidrogeniones a un 35%-40% de la que se observaba en la fase aguda. En estos estados crónicos, la cantidad de CO2 eliminada por los pulmones iguala la producción tisular, pero a un grado más elevado de pCO2. Etiopatogenia Las causas de la acidosis respiratoria se indican en el cuadro 95-5. Una acidosis respiratoria aguda se produce por una depresión súbita del cen- tro respiratorio (opiáceos, anestesia), por fatiga de los músculos respira- torios (hipopotasemia) o alteración de la transmisión neuromuscular, por obstrucción aguda de las vías aéreas, por traumatismo torácico que dificulta la ventilación y por paro cardiorrespiratorio. Las causas más frecuentes de acidosis respiratoria crónica son la EPOC (bronquitis crónica, enfisema), la cifoscoliosis intensa y una obesidad extrema (sín- drome de Pickwick). Las enfermedades, tanto agudas como crónicas, que interfieren en el intercambio alveolar de gas (fibrosis pulmonar, edema pulmonar, neumonía) normalmente causan hipocapnia más que hipercapnia, debido a que la hipoxia asociada estimula la ventilación y el CO2 es mucho más susceptible de difusión que el oxígeno. La hipercapnia se establece cuando aparece fatiga muscular o en casos de enfermedad grave. Cuadro clínico y diagnóstico El cuadro clínico depende de la concentración de pCO2, de la rapidez de instauración y de si existe hipoxemia acompañante. La acidosis respiratoria aguda puede producir ansiedad, somnolencia, confusión, alucinaciones, psicosis y coma cuando las concentraciones de pCO2 superan los 70 mm Hg o kPa. También puede observarse trastorno del sueño, pérdida de la memoria, cambios en la personalidad, mioclonías y asterixis. Debido a las propiedades vasodilatadoras cerebrales del CO2, pueden aparecer ingurgitación y dilatación de los vasos de la retina, así como edema de papila. No es infrecuente observar ingurgitación conjuntival y rubicundez facial. El laboratorio muestra, en las formas agudas, una acidemia con elevación de la pCO2 sin apenas incrementos de la bicarbonatemia. La acidosis del paro cardiorrespiratorio es una combinación de acidosis respiratoria aguda y acidosis láctica. En la acidosis respiratoria crónica, los decrementos del pH se acompañan de incrementos significativos del bicarbonato en plasma. En pacientes con grados moderados de hipercapnia crónica, pueden observarse valores de pH normales o incluso algo elevados, sin que exista una explicación para esta sobre- compensación. No obstante, las elevaciones significativas del pH con hipercapnia crónica se deben casi siempre a la asociación de una alca- losis metabólica. Los trastornos respiratorios no se acompañan apenas de alteraciones en el equilibrio transcelular de potasio. Si se considera el tiempo de instauración de un estado hipercápnico, por la retención compensadora del bicarbonato es posible diagnosticar los trastornos metabólicos asociados. La presencia de una bicarbona- temia elevada en una retención aguda de CO2 indicará la coexistencia de acidosis respiratoria aguda y alcalosis metabólica. Por el contrario, una cifra de bicarbonato en plasma inferior a la esperada en una hiper- capnia crónica de más de 5 días indica un trastorno mixto de acidosis metabólica aguda y acidosis respiratoria crónica. Tratamiento El tratamiento de la forma aguda debe dirigirse a la enfermedad causal. La ventilación mecánica es necesaria en las formas graves o acompaña- das de hipoxemia. La ventilación asistida ante una hipercapnia crónica está indicada sólo si existe un aumento agudo de la pCO2 (p. ej., neumonía sobreañadida), teniendo en cuenta que la oxigenoterapia puede disminuir o anular el estímulo respiratorio en tales pacientes. ALCALOSIS RESPIRATORIA Concepto y fisiopatología La alcalosis respiratoria se caracteriza por un aumento del pH debido a una disminución de la pCO2 como consecuencia de una hiperven- tilación. Al descender la concentración de hidrogeniones, se produce como respuesta inmediata un desplazamiento de estos del espacio intracelular al extracelular, con lo que desciende el bicarbonato en plasma. Esta acción de los tampones intracelulares se agota en unos • CUADRO 95-5 Causas de acidosis respiratoria Centrales Depresión del centro respiratorio Sobredosis de sedantes, anestesia, morfina Infarto, traumatismo o tumor cerebral Hipoventilación alveolar primaria Poliomielitis bulbar Apnea del sueño, obesidad, síndrome de Pickwick Mixedema Toracopulmonares Enfermedades del aparato respiratorio Obstrucción aguda de las vías aéreas, asma Enfermedad pulmonar obstructiva crónica Neumonitis o edema pulmonar grave Neumotórax, hemotórax, hidrotórax Distrés respiratorio Cifoscoliosis acusada, espondilitis anquilosante Traumatismo torácico (barotraumatismo) Paro cardíaco Neuromusculares Enfermedades neuromusculares Síndrome de Guillain-Barré Hipopotasemia intensa Lesión del nervio frénico Crisis miasténica Fármacos: curare, suxametonio, aminoglucósidos Otras enfermedades: poliomielitis, esclerosis múltiple, esclerosis lateral amiotrófica Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 822 SECCIÓN VI Nefrología minutos y es bastante ineficaz. Por cada 10 mm Hg o kPa de descenso de la pCO2, el bicarbonato en plasma desciende 2 mEq (mmol)/L. Además, en la alcalosis respiratoria aguda, como ya se ha citado anteriormente, se estimula la glucólisis, por lo que se incremen- ta la producción de ácido láctico y pirúvico; por este mecanismo desciende también la cifra de bicarbonato. En el plazo de 2-6 h empiezan a manifestarse los mecanismos compensadores renales. El descenso de la pCO2 inhibe la reabsorción y la regeneración tubular de bicarbonato. Este mecanismo compensador es máximo a los 3-5 días, y por cada 10 mm Hg o kPa de descenso de la pCO2 logra dis- minuir el bicarbonato en plasma 4-5 mEq (mmol)/L. Este mecanismo compensador renal es tan eficaz que puede, a diferencia de otros trastornos del equilibrio acidobásico, normalizar la concentración de hidrogeniones en plasma. Etiopatogenia Las principales causas de alcalosis respiratoria se indican en el cua- dro 95-6. La hiperventilación aguda, con frecuencia, se debe a una crisis acusada de ansiedad, aunque también puede originarse por enfermeda- des graves como una sepsis por gramnegativos (fases iniciales), embolia pulmonar, neumonía o insuficiencia cardíaca congestiva. Otras causas de alcalosis respiratoria aguda son fiebre,
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