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Enfermedades de las vías aéreas RINITIS Y POLIPOSIS NASAL A. L. Valero Santiago Las enfermedades inflamatorias que afectan a la mucosa nasal y sinusal tienen una alta prevalencia tanto en las sociedades industrializadas como en los países en desarrollo, y se les asocia a un importante coste socioeconómico. La rinitis alérgica afecta al 20%-30% de la población general en los países industrializados; la rinosinusitis, al 10%-15%, y la poliposis nasal, al 2%-5%. Rinitis alérgica Concepto y clasificación La rinitis se define como una inflamación de la mucosa nasal que se caracteriza por síntomas nasales, como el prurito nasal, los estornudos, la rinorrea y la obstrucción nasal; síntomas que se deben de presentar 2 días o más consecutivos y al menos de 1 h de duración la mayor parte de los días. La rinitis alérgica es una enfermedad inflamatoria de la mucosa nasal causada por un mecanismo inmunológico mediado por IgE. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V 659 CAPÍTULO 81 Enfermedades de las vías aéreas © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Según la presencia ambiental del alérgeno desencadenante, la rinitis alérgica se clasifica en estacional y perenne. La estacional o polínica se debe a alérgenos polínicos, en España preferentemente pólenes de gramíneas, olivo, ciprés, platanero y parietaria. La perenne se debe a alérgenos presentes de forma continua en el medio ambiente, como los ácaros (Dermatophagoides pteronyssinus) del polvo doméstico, los animales domésticos, los mohos o los alérgenos del ambiente laboral. El consenso Allergic Rhinitis and its Impact on Asthma (ARIA) clasifica la rinitis con independencia del alérgeno causante: según la duración de los síntomas puede ser intermitente (< 4 días o < 4 sema- nas consecutivas) o persistente (> 4 días y > 4 semanas consecutivas); y según el impacto sobre la calidad de vida (sueño; actividades diarias, deporte y tiempo libre; rendimiento escolar o productividad laboral; síntomas molestos) puede ser leve (no afectada), moderada (1-3 ítems afectados) o grave (todos los ítems afectados) (fig. 81-1). Epidemiología La rinitis alérgica representa el 80% de las rinitis no infecciosas, tiene una prevalencia del 23% de la población española y afecta a todas las edades, con predominio en niños y adultos jóvenes. Su frecuencia viene dada por el impacto sobre la calidad de vida y por la carga socioeconó- mica que representa (> 5.000 millones de euros en la Unión Europea); un estudio realizado en España asigna unos costes (directos e indirectos) de 1.585 euros/año para una rinitis alérgica leve, 1.639 en el caso de la moderada y 2.378 en el caso de la grave. Se asocia con diferentes frecuencias a asma, conjuntivitis, otitis o rinosinusitis. El 60%-80% de los pacientes también tienen conjuntivitis, el 20%-40% tienen asma y el 70%-90% de los que padecen asma tienen rinitis. Patogenia En la rinitis alérgica, la inflamación nasal está causada por una reacción alérgica a alérgenos. En la fase de sensibilización al alérgeno se produce una selección de linfocitos Th2 y la producción de citocinas específicas (IL-4, IL-13) que estimulan la producción por las células plasmáticas de IgE que se unirá a sus receptores específicos (FceRI) en los mastocitos. Tras una nueva exposición, el alérgeno se une a la IgE y causa la des- granulación del mastocito y la liberación de histamina y otros media- dores que provocan la aparición de una respuesta alérgica inmediata desencadenando síntomas nasales y/o conjuntivitis y/o bronquiales. La liberación de factores quimiotácticos (IL-5, eotaxina, RANTES, GM-CSF) provoca la aparición de hipereosinofilia nasal, responsable de la respuesta alérgica tardía (en 4-8 h) y de la inflamación crónica de la mucosa nasal que clínicamente se manifiesta fundamentalmente por congestión nasal y rinorrea. Diagnóstico Se basa en la historia familiar y personal de alergia, los síntomas, la exploración física y las pruebas alérgicas. El diagnóstico de la rinitis es exclusivamente clínico. Una anamnesis detallada y la realización de pruebas alérgicas cutáneas o IgE específica en el suero permiten iden- tificar, en la mayoría de los casos, el alérgeno implicado. Todo paciente con rinitis debe ser investigado sobre la posibilidad de tener asma, así como todo paciente con asma debe ser investigado sobre la posibilidad de tener rinitis. Se ha descrito un subtipo denominado rinitis alérgica local, con síntomas de rinitis y pruebas alérgicas negativas, pero con eosinófilos e IgE específica en la mucosa nasal y provocación nasal con alérgenos específicos positiva. La afectación de diferentes órganos diana (nariz, ojo y pulmón) en la respuesta alérgica a aeroalérgenos puede estar relacionada con el alérgeno al que esta sensibilizado, a la presión alergénica (cantidad de exposición ambiental) a la que está sometido y al lugar de residen- cia, que también puede condicionar la mayor o menor exposición al aeroalérgeno. Diagnóstico diferencial Los síntomas de las enfermedades que afectan a la mucosa nasal pueden ser muy parecidos. En la afección aguda debe diferenciarse entre rinitis alérgica y rinitis vírica (resfriado), mientras que en la afección crónica debe diferenciarse entre rinitis alérgica, rinitis no alérgica y rinosinusitis con o sin pólipos nasales. La rinitis no alérgica eosinofílica afecta a adultos y se caracteriza por hidrorrea intensa, obstrucción nasal y anosmia o hiposmia. Los pacientes presentan hiperreactividad nasal frente a irritantes inespecíficos (aire frío, perfumes, detergentes, sus- tancias mentoladas, humo del tabaco), hipereosinofilia nasal y pruebas alérgicas negativas. En algunos casos pueden desarrollar rinosinusitis, pólipos nasales, asma e intolerancia a los AINE. Otras formas de rinitis no alérgica son: a) rinitis gustatoria (colinérgica), síntomas nasales por especies culinarias; b) rinitis medicamentosa, en la cual la congestión nasal se produce por la toma de fármacos anovulatorios o antihipertensivos, o el uso prolongado de vasoconstrictores tópicos nasales, y c) rinitis hormonal, asociada al embarazo o la menstruación y al hipotiroidismo. En general, podemos decir que la obstrucción nasal es el síntoma que implica mayor gravedad en este tipo de patología nasal, y se define como la percepción subjetiva de disconfort o dificultad en el paso del aire a través de las fosas nasales. Repercute mucho en la calidad de vida (especialmente con alteración del sueño) y disminuye la eficiencia laboral o escolar. Tratamiento El objetivo primordial de la estrategia terapéutica utilizada es alcanzar el control de la enfermedad. El control de la rinitis alérgica es el grado en el que las manifestaciones clínicas están ausentes o se ven reducidas al máximo por las intervenciones terapéuticas, y se cumplen de esta forma los objetivos del tratamiento. El control refleja en buena medida la idoneidad del tratamiento, que a efectos prácticos incluye las caracterís- ticas clínicas de la enfermedad (síntomas y exacerbaciones). Según el consenso ARIA, las bases del tratamiento son el consejo médico, la evitación alergénica, el uso de fármacos y la inmunoterapia específica con alérgenos (fig. 81-2). El médico debe aconsejar al pacien- te sobre su enfermedad, sus causas y cómo evitarlas, las medidas preven- tivas y el uso correcto de las terapias prescritas. La medida más efectiva Figura - Clasificación de la duración y la gravedad de la rinitis alérgica. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 660 SECCIÓN V Neumología para prevenir y controlar la rinitis alérgica es evitar la exposición al alérgeno. En el caso de alergia a los ácarosdel polvo doméstico deben eliminarse moquetas, alfombras y cortinas, lavar la ropa de cama a temperaturas altas (> 65 °C) y proteger el colchón y la almohada con fundas antialérgicas. En la alergia a los animales domésticos, hay que evitar su exposición. La supresión de la exposición a pólenes no es tarea fácil, ya que obliga a viajar con las ventanillas del coche cerradas, evitar salir los días de sol y viento, y no desplazarse a zonas con altas concentraciones de polen. Los fármacos para el tratamiento sintomático incluyen antihis- tamínicos, glucocorticoides, anticongestivos nasales y antileuco- trienos, anticolinérgicos y cromonas. Los antihistamínicos de segunda generación (ebastina, loratadina, cetirizina, fexofenadina, mizolastina, azelastina, desloratadina, levocetirizina, rupatadina, bilastina), en dosis de 5-20 mg/día son eficaces en reducir el prurito, los estor- nudos, la rinorrea y los síntomas oculares, pero tienen poco efecto sobre la obstrucción nasal. Pueden administrarse por vía oral o tópica (nasal, ocular), y están indicados como primera línea de tratamiento. El tratamiento se debe realizar por escalones terapéuticos según la gravedad y el control conseguido con la estrategia terapéutica (cua- dro 81-1). Los glucocorticoides tópicos (budesonida, triamcinolona, flu- ticasona, mometasona), en dosis de 55-200 µg/día, son eficaces sobre los síntomas nasales y oculares. Son fármacos muy seguros que no provocan efectos sistémicos importantes, aunque pueden producir algunos efectos locales, como epistaxis o costras. Están indicados en el tratamiento de la rinitis alérgica y no alérgica. En casos de rinitis grave que no responden a los antihistamínicos y glucocorticoides tópicos se puede recurrir a su administración oral, en dosis de 30 mg/día de prednisona o prednisolona durante 4-7 días, que puede retirarse de forma brusca, para seguir después por vía tópica y con antihistamínicos. Los descongestionantes nasales (seudoefedrina, xilometazolina, oximetazolina) son eficaces contra la obstrucción nasal y pueden usarse en forma tópica, limitados a un máximo de 7-10 días para evitar la rinitis medicamentosa, o por vía oral, lo que puede causar hipertensión en individuos predispuestos o empeorarla en hipertensos. Los antagonistas de los receptores de leucotrienos (montelukast, zafirlukast), en dosis de 5-10 mg/día, son menos eficaces que los glu- cocorticoides. Están indicados en el tratamiento de la rinitis alérgica, en especial en la asociada al asma. El tratamiento farmacológico de la rinitis alérgica se establece de acuerdo con su gravedad. Cuando la rinitis es leve (síntomas ocasionales y leves), se recomienda emplear un antihistamínico o un antileuco- trieno. Cuando es moderada o grave (síntomas diarios, alteración del sueño y la calidad de vida), se debe emplear un glucocorticoide tópico nasal asociado o no a un antihistamínico o antileucotrieno. Si no se consigue una buena respuesta, puede añadirse un descongestionante tópico u oral, en ausencia de contraindicaciones, o incluso un ciclo corto de un glucocorticoide oral. En los casos con pobre respuesta se debe reevaluar el diagnóstico por la posible presencia de otras enferme- dades (rinosinusitis crónica, poliposis nasal) o alteraciones morfológicas (desviación septal, cuerpo extraño, inhalación de tóxicos), y se debe valorar la posibilidad de tratamiento quirúrgico. La inmunoterapia específica con alérgenos, tanto en su forma sub- cutánea como sublingual, está indicada en la rinitis por ácaros, pólenes, mohos y epitelios. La inmunoterapia subcutánea debe practicarla personal especializado, ya que pueden producirse reacciones sistémicas graves durante su aplicación. La inmunoterapia sublingual presenta igual eficacia, pero con mayor seguridad. La inmunoterapia en com- primidos orales en dosis fijas está indicada en la rinitis alérgica a pólenes de gramíneas. La indicación de la inmunoterapia debe considerarse en los casos moderados y graves, cuando el paciente está sensibilizado a algún alérgeno que es clínicamente relevante. Rinosinusitis crónica y poliposis nasal Concepto y clasificación La rinosinusitis crónica es una enfermedad inflamatoria de la mucosa de los senos paranasales y de la mucosa nasal, que impide la correcta ventilación y drenaje de los senos paranasales debido al bloqueo del complejo ostiomeatal. La poliposis nasal constituye una enfermedad dentro de la rinosinusitis crónica con hiperplasia de la mucosa de los senos paranasales hacia la cavidad nasal. Epidemiología La rinosinusitis crónica afecta al 10%-15% de la población, y la poliposis nasal, al 2%-5%, con un predominio (2:1) en los varo- nes, excepto en los casos de intolerancia a AINE con predominio en las mujeres. En España, según el estudio OLFACAT, el 5% de la población ha sido diagnosticado de rinosinusitis crónica. Con frecuencia, la poliposis nasal se asocia a otras enfermedades, como asma, intolerancia a AINE, rinitis alérgica y no alérgica o fibrosis quística. Los pólipos nasales afectan al 10%-30% de los asmáticos adultos y a más del 90% de los pacientes con asma e intolerancia a AINE (tríada de Samter o de Widal). El 30% de los pacientes con poliposis nasal padecen atopia, una proporción similar a la de la población general, y los pólipos nasales aparecen sólo en el 2% de los pacientes con rinitis alérgica. Los pacientes con bronquiectasias presentan rinosinusitis crónica en el 80% de los casos, y poliposis nasal, en el 25%. Patogenia No se conoce la causa responsable de la aparición de pólipos nasales. La teoría inflamatoria está sustentada en mecanismos de hipersensi- bilidad y en el hallazgo de eosinófilos, mastocitos, células plasmáticas y citocinas en los pólipos nasales. En los pólipos, sobre todo en los asociados a asma e intolerancia a los AINE, las concentraciones de PGE2 están disminuidas, mientras que las de cisteinil-leucotrienos están aumentadas. También se ha observado la presencia de Staphylococcus aureus, Pseudomonas aeruginosa y gérmenes anaerobios en la rinosinu- sitis crónica. El aumento de la IgE específica frente a enterotoxinas estafilocócicas sugiere un posible papel de estos superantígenos como causantes de la poliposis. Aunque se ha implicado a los hongos como posible causa de los pólipos nasales, pruebas científicas van en contra de la relevancia de estos microorganismos. Figura - Esquema de tratamiento de la rinitis alérgica (Allergic Rhinitis and its Impact on Asthma [ARIA], 2008). • CUADRO 81-1 Escalones terapéuticos de la rinitis alérgica según ARIA Escalón 1 (leve): antihistamínicos intranasales u orales. Escalón 2 (moderado-grave): glucocorticoides intranasales (incrementar la dosis si es necesario). Escalón 3 (no controlados en el escalón 2): combinación de antihistamínicos y glucocorticoides intranasales. Escalón 4: añadir pauta corta de glucocorticoides orales (si se controlan, pasar al escalón 3). Nota: Se deben considerar la eficacia de los tratamientos previos, la adherencia al tratamiento, las preferencias del paciente, los efectos secundarios y el coste del tratamiento. Bousquet J et al. MACVIA clinical decision algorithm in adolescents and adults with allergic rhinitis. J Allergy Clin Immunol 2016;138:367-74. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V 661 CAPÍTULO 81 Enfermedades de las vías aéreas © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Diagnóstico El diagnóstico se basa en la historia clínica, la exploración clínica (endoscopia nasal) y el diagnóstico por la imagen (TC). Además, siem- pre debe realizarse un estudio alergológico para descartar una alergia asociada. La obstrucciónnasal y la rinorrea anterior o posterior, junto con la pérdida del olfato, establecen la sospecha de poliposis nasal. La presencia de otros síntomas, como dolor o presión facial, estornudos o molestias faríngeas, es de menor importancia. Los síntomas típicos de rinosinusitis aguda, como la rinorrea mucopurulenta o el dolor facial, pueden también aparecer como complicaciones de la rinosinusitis crónica y la poliposis nasal. La exploración de las fosas nasales debe realizarse mediante endoscopia nasal. La aplicación de un vasocons- trictor nasal puede ayudar a la mejor visualización de las fosas nasales. El tamaño de los pólipos suele clasificarse de 0 a 3 según su relación con unos límites anatómicos nasales precisos. La prueba de imagen más fidedigna es la TC. Sirve para revelar cambios en la mucosa de los senos paranasales y en el complejo ostio- meatal, y también para identificar la extensión de la enfermedad en los senos paranasales y mostrar el detalle de las lesiones anatómicas en los casos en que está indicada la intervención quirúrgica. La RM se emplea sólo cuando existe la sospecha de complicaciones oculares o intracraneales. La radiografía simple de los senos paranasales aporta poca información, por lo que su uso no está indicado. En la poliposis nasal, la detección de los olores se afecta precoz- mente, muchas veces incluso antes de que los pólipos sean visibles en las fosas nasales. Siempre debe realizarse una evaluación del sentido del olfato, ya sea mediante anamnesis u olfatometría subjetiva. Exis- ten diferentes técnicas (University of Pennsylvania Smell Identification Test [UPSIT], Cain’s odor identification test Connecticut Chemosensory Clinical Research Center [CCCRC], Zurich Olfaction Screening Test [ZOST]), pero, para la población española, está validado el Barcelona Smell Test 24 (BAST-24) con gustometría incluida. Tratamiento Según el consenso europeo sobre rinosinusitis y poliposis, European Consensus on Rhinosinusitis and Nasal Polyps (EP3OS), para el trata- miento de la poliposis nasal leve se recomienda el uso de lavados nasales con suero salino y glucocorticoides tópicos nasales (fig. 81-3). Deben utilizarse como terapia continua y prolongada (meses e incluso años). En la poliposis moderada debe aumentarse la dosificación de gluco- corticoides tópicos o aplicarlos en gotas nasales y añadir un ciclo corto de estos fármacos por vía oral cuando sea preciso (máximo 2-4 al año). Si la poliposis es grave (síntomas graves, asma, intolerancia a AINE) o el tratamiento con glucocorticoides nasales y orales no es eficaz, debe valorarse la cirugía endoscópica nasosinusal. Tras la intervención debe mantenerse siempre el tratamiento con glucocorticoides por vía nasal para evitar o retardar la recidiva. En el futuro es muy probable que se puedan utilizar diferentes tratamientos biológicos en la poliposis nasosinusal. Hay estudios muy avanzados sobre la eficacia del omalizumab, y los anti-IL-5, IL-4 e IL-13. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL GEMA. Guía Española para el Manejo del asma 4.4, 2019. Disponible en: http://www.gemasma.com (Acceso el 30 de diciembre de 2019.) SEAIC-SEORL. Consensus Document on Nasal Polyposis. POLINA Project. J Investig Allergol Clin Immunol 2011;21(Suppl 1):1-58. Smith KA, Pulsipher A, Gabrielsen DA, Alt JA. Biologics in chronic rinosinu- sitis: an update and thoughts for future directions. Am J Rhinol Allergy 2018;32(5):412-23. Valero A, Quirce S, Davila I, Delgado J, Dominguez-Ortega J. Allergic res- piratory disease: Different allergens, different symptoms. Allergy 2017; 72(9):1306-16. Wise SK, Lin SY, Toskala E. International consensus statement on allergy and rhinology: allergic rhinitis-executive summary. Int Forum Allergy Rhinol 2018;8:85-107. ASMA BRONQUIAL C. Picado Valles Concepto La mayoría de las definiciones propuestas incluyen tres aspectos con- siderados como los más característicos de la enfermedad: inflamación, obstrucción bronquial oscilante y reversible e hiperrespuesta bronquial Figura - Esquema del diagnóstico y el tratamiento de la rinosinusitis crónica con poliposis nasal (European Consensus on Rhinosinusitis and Nasal Polyps [EP3OS], 2012). EVA: escala visual analógica. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 662 SECCIÓN V Neumología inespecífica. De acuerdo con ello, se puede considerar el asma como una enfermedad inflamatoria de las vías aéreas a la que se asocia intensa hiperrespuesta bronquial frente a estímulos diversos. Si actúan conjun- tamente, ambos fenómenos ocasionan la obstrucción bronquial, cuya intensidad varía de manera espontánea o por la acción terapéutica. Epidemiología Existe una gran variabilidad de un país a otro y entre regiones de un mismo país en la prevalencia de la enfermedad. Factores genéticos y ambientales explican las diferencias en la prevalencia de la enferme- dad en diversas comunidades y regiones del mundo. En los países con mayor prevalencia (Australia, Nueva Zelanda), el asma afecta al 30% de los niños. En España, la prevalencia oscila entre el 3% de algunas regiones y el 12% de otras. Los niños están más predis- puestos que las niñas al desarrollo de asma. En los adultos jóvenes, la enfermedad afecta más a las mujeres. Esta predominancia desaparece en los ancianos, en los que el asma se presenta en ambos sexos con la misma frecuencia. Cuando se analiza la evolución del asma de manera prospectiva desde la infancia a la edad adulta, se observa que la mayoría de los niños que presentan síntomas en los primeros 3 años de vida (sibiladores precoces) suelen presentar una remisión de sus síntomas en los siguientes 3 años. Los síntomas de estos niños no se consideran debidos al asma y se atribuyen al hecho de poseer un menor tamaño de las vías aéreas, lo que facilita el desarrollo de sibilancias con las infecciones víricas, fenómeno que desaparece con el crecimiento. Cuando los síntomas de asma comienzan más tarde (sibiladores tardíos) o en los sibiladores precoces en los que persisten los síntomas más allá de los 3 años, suele encontrarse historia familiar de asma, títulos elevados de IgE sérica y sensibilización a alérgenos, lo cual sugiere que su proceso es un asma real que está relacionada con el desarrollo de atopia. En las cuatro últimas décadas se ha observado un aumento en la prevalencia de la enfermedad. Dado que en la mayoría de los casos el asma se inicia en la infancia, se cree que alteraciones en el sistema inmunitario del niño podrían favorecer la aparición de enfermedades de base alérgica. El aumento de la prevalencia del asma se ha asociado a una menor exposición a sustancias procedentes del reino animal (endo- toxinas), alteraciones en la flora intestinal ocasionadas por cambios en los hábitos dietéticos y al hábito tabáquico de las madres gestantes. Las familias numerosas sufren menos asma que las que cuentan con uno o dos hijos, fenómeno que ha sido atribuido a que con menos hijos se producen y se transmiten menos infecciones víricas infantiles de un hermano a los otros. La vida rural también protege del asma, hecho que se atribuye a que la exposición a endotoxinas de origen animal (vacas, cerdos, perros) ocasiona cambios en las respuestas del sistema inmune innato y adaptativo que dan como resultado una reducción en las respuestas inmunológicas del tipo 2. En las dos últimas décadas numerosos estudios han relacionado el aumento paralelo de la obesidad y del asma en los niños. Los mecanis- mos que explican esta asociación entre dos enfermedades consideradas inflamatorias son por ahora desconocidos. En dos ocasiones, el aumento de las muertes por asma ha alcanzado el grado de epidemia. El primer episodio ocurrió en los años sesenta enGran Bretaña, y el segundo, en Nueva Zelanda en los ochenta. En ambas ocasiones se relacionó el fenómeno con la utilización de dosis elevadas de broncodilatadores β-miméticos. En el primer caso se trataba del isoproterenol, y en el segundo, del fenoterol. Fisiopatología En la fisiopatología del asma bronquial se deben tener en cuenta los siguientes aspectos: inflamación bronquial, alergia y atopia e hiperres- puesta bronquial. Inflamación bronquial En la inflamación intervienen células y mediadores químicos. Células La acumulación de eosinófilos y sus productos (proteína mayor básica, proteína catiónica, peroxidasa y neurotoxina) es una de las caracterís- ticas del asma. El infiltrado eosinófilo es el resultado de varios fenó- menos: a) aumento de la formación de eosinófilos en la médula ósea; b) atracción hacia la mucosa bronquial desde los vasos por citocinas, adhesinas y factores quimiotácticos, y c) activación in situ para que liberen sus productos. El trasiego de eosinófilos está regulado por linfocitos T del tipo CD4 activados por alérgenos, pero también lo está por la activación de la inmunidad innata que ocasiona la producción excesiva de citocinas (IL-3, IL-5, GM-CSF y eotaxina), que atraen y activan la supervivencia de los eosinófilos. También se observa un aumento del número de mastocitos activados localizados en la proxi- midad de la musculatura lisa bronquial. Los eosinófilos y mastocitos activados en el epitelio y en la luz bronquial ocasionan el aumento de las concentraciones de los productos elaborados por estas células (histamina, prostaglandina D2 y leucotrienos). Los mastocitos poseen receptores que se unen a las IgE específicas de los diversos alérgenos y provocan la liberación de los gránulos (desgranulación) que almacenan estos metabolitos responsables finales de las manifestaciones alérgicas (estornudos, rinorrea, tos y broncoespasmo). Mediadores químicos Los eosinófilos y los mastocitos pueden liberar sustancias químicas capaces de ocasionar edema y broncoconstricción de la mucosa respira- toria; entre ellas destacan la histamina, los eicosanoides (derivados del ácido araquidónico) y el factor activador de las plaquetas (PAF). La his- tamina es broncoconstrictora y, según se ha demostrado, aumenta en las secreciones bronquiales tras una reacción alérgica. Los eicosanoides y el PAF se sintetizan a partir de los fosfolípidos de las membranas celulares por la acción de una enzima denominada fosfolipasa A2 (fig. 81-4). Los eicosanoides pueden seguir dos vías metabólicas: la de la COX y la de la 5-lipooxigenasa Prostaglandinas Ciclooxigenasa Tromboxanos ProstaciclinaLeucotrienos SRS-A LTB4 LTC4 LTE4 LTD4 PGE2 PGF2 PGD2 Ácido araquidónico Fosfolípidos PAF Figura - Vías metabólicas del ácido araquidónico. LT: leucotrieno; PAF: factor activador de las plaquetas; PG: prostaglandina; SRS-A: sustancia de reacción lenta de la anafilaxia. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V 663 CAPÍTULO 81 Enfermedades de las vías aéreas © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. lipooxigenasa. Por medio de la primera se forman las prostaglandinas, los tromboxanos y la prostaciclina. Entre las prostaglandinas, la PGD2 y la PGF2a actúan como potentes broncoconstrictores, mientras que la PGE2 ejerce una acción broncodilatadora. Durante las reacciones alérgicas inmediatas se encuentran cantidades elevadas de PGD2 en las secreciones bronquiales, lo que permite suponer que esta prostaglan- dina es en parte responsable de la obstrucción bronquial. A través de la lipooxigenasa se sintetizan diferentes metabolitos según las enzimas que intervengan. Las tres vías más importantes son la 5, la 12 y la 15, aunque sólo la primera y la última participan en el asma bronquial. Por la vía de la 5-lipooxigenasa se forman los leucotrienos LTB4, LTC4, LTD4 y LTE4. Los tres últimos se conocen como leucotrienos cisteinilos. El PAF es un broncoconstrictor quimiotáctico de los eosinófilos, por lo que su liberación, durante las reacciones alérgicas puede ocasionar el reclutamiento de estas células hacia el árbol bronquial. Alergia y atopia La atopia es una condición hereditaria caracterizada por una respuesta inmunológica excesiva, debida a la producción elevada de IgE frente a sustancias del medio ambiente. El asma es una enfermedad con una predisposición genética compleja en la que están implicados diversos genes cuya interacción con los factores ambientales se empieza a cono- cer. Los estudios genéticos realizados han identificado numerosos alelos y locus asociados al desarrollo del asma. La mayoría de los estudios señalan variantes en el locus 17q21 y su relación con la expresión de ORMDL3, GSDMA, GSDMB y PGAP3 como la región del genoma más implicada en la predisposición genética del asma. Alérgenos Los antígenos o alérgenos capaces de desencadenar reacciones de hipersensibilidad inmediata y tardía son sustancias procedentes del medio ambiente: pólenes, ácaros del polvo de las casas, hongos, sus- tancias dérmicas de origen animal y sustancias químicas de origen industrial (cuadro 81-2). Los pólenes son causa frecuente de rinitis y asma bronquial. Los pacientes con alergia a los pólenes desarrollan los síntomas en las épocas de polinización. El tipo de pólenes responsables de provocar reacciones alérgicas varía de una zona geográfica a otra. En España, en la zona mediterránea, Parietaria judaica, que florece de marzo hasta septiembre, es la responsable de muchos casos de rinitis y asmas. Los pólenes de gramíneas son también con frecuencia causantes de rinitis y asma. Entre los árboles destacan el olivo en el sur de la península Ibérica, que poliniza en junio; el plátano de sombra, que lo hace en marzo, y el abedul en el norte de Europa. El ciprés, que poliniza en febrero, puede ser el origen de algunas rinitis y asmas en los meses fríos. Por su poder alergizante destaca el papel de los ácaros, sobre todo de Dermatophagoides pteronyssinus, que constituye la fracción más antigénica del polvo doméstico. Los antígenos responsables de las reacciones alérgicas han sido identificados; así, se sabe que son gluco- proteínas excretadas con las deyecciones de los ácaros. Los alérgenos identificados se conocen con las siglas Der p I (D. pteronyssinus) y Der f I (D. farinae). Los ácaros proliferan sobre todo en ambientes húmedos y cálidos. Tienen dificultades para sobrevivir en cotas superiores a 1.000 m, donde predomina el clima seco con temperaturas bajas. Moquetas, alfombras, librerías, armarios de ropa y, sobre todo, col- chones y almohadas son los lugares donde proliferan los ácaros. Otros antígenos responsables de crisis asmáticas son los procedentes de los animales domésticos (perros, gatos, hámster), de granja (conejos) o de laboratorio (cobaya, ratón, rata). Los hongos aerógenos cons- tituyen otro grupo de alérgenos cuya importancia real no se conoce bien debido a las dificultades que plantea su estudio. Entre ellos des- tacan Alternaria, Aspergillus fumigatus, Pullularia, Cladosporium y Penicillium. La lista de alérgenos se amplía con numerosos productos (antibióticos, enzimas, polvos vegetales) que, presentes en el medio laboral, pueden ocasionar asma por mecanismos alérgicos (v. Asma de tipo ocupacional). Hiperrespuesta bronquial La hiperrespuesta bronquial se define como la tendencia del árbol bronquial a la respuesta broncoconstrictora excesiva frente a estímulos de diversa índole (físicos o químicos). La mayoría de los asmáticos son hiperreactivos, aunque también hay individuos sanos que pueden presentar hiperrespuesta bronquial y, sin embargo, no tienen síntomas asmáticos. La reactividadbronquial se evalúa mediante estímulos químicos (metacolina, histamina, monofosfato de adenosina), físicos (ejercicio, hiperventilación) y modificadores de la osmolaridad (mani- tol) del líquido periepitelial bronquial. El grado de hiperrespuesta al monofosfato de adenosina se correlaciona mejor con la intensidad de la inflamación que la observada con metacolina o histamina. Las infecciones víricas, el ozono y la exposición a los alérgenos pueden incrementar la hiperrespuesta bronquial. El hecho de que en el asma la disminución de la inflamación bronquial se acompañe de la dis- minución del grado de hiperrespuesta bronquial ha llevado a pensar que ambos fenómenos están, al menos en parte, relacionados. Anatomía patológica Las lesiones anatomopatológicas del asma son fragilidad del epite- lio, infiltración de este y de la submucosa por células inflamatorias, engrosamiento de la membrana basal, hipertrofia e hiperplasia de la musculatura lisa bronquial y de las glándulas de secreción mucosa. En los pacientes con asma moderada o grave es habitual la presencia de numerosos tapones de moco que ocluyen parcial o totalmente la luz de los bronquios y los bronquíolos. La fragilidad del epitelio se traduce por su tendencia a la des- camación. El infiltrado inflamatorio destaca por estar constituido por eosinófilos activados, hecho que se demuestra por la presencia de productos citotóxicos segregados por ellos. Junto con la infiltración eosinofílica destaca la presencia de linfocitos colaboradores (CD4) activados y de fenotipo Th2 predominante. El número de mastocitos acti- vados en la mucosa bronquial también está aumentado y se encuentran localizados predominantemente entre las fibras del músculo liso. Se ha demostrado que el engrosamiento de la membrana basal se debe a un aumento en el depósito de colágeno en la lámina reticularis de la membrana basal. Algunas alteraciones de las vías aéreas (engrosamiento de la mem- brana basal, hipertrofia e hiperplasia del músculo liso bronquial) se consideran secundarias a la reparación de las lesiones de la mucosa producidas por la respuesta inflamatoria. Sin embargo, no se puede descartar que esta reparación con rasgos propios o atípica (remodelado) pueda ocurrir como un fenómeno autónomo independiente de la inflamación. • CUADRO 81-2 Principales alérgenos causantes de asma alérgica Pólenes Gramíneas silvestres: Lollium spp. (ballico), Dactylis spp. (caracolillos), Poa pratensis, Phleum (hierba timotea), Cynodon spp. (grama) Gramíneas cultivadas (cereales): Secale cereale (centeno), Triticum sativum (trigo), Avena sativa Hierbas, malezas y flores: Plantago lanceolata (llantén), Parietaria judaica, Taraxacum (diente de león) Árboles ornamentales y frutales: Olea spp. (olivo), Fraxinus spp. (fresno), Quercus (encina), Corylus avellana (avellano), Ulmus spp. (olmo) Ácaros Dermatophagoides pteronyssinus, D. farinae, Tyrophagus spp., Sitophilus granarium El polvo es una mezcla de componentes inorgánicos y orgánicos de origen animal y vegetal, y microorganismos. Hongos aerógenos Alternaria spp., Aspergillus spp., Penicillium spp., Cladosporium spp., Pullularia spp., Mucor spp., Fusarium spp., Botrylis spp., Stemphyllium spp., royas Animales Epitelios de gato, perro y rata, plumas, caspa de caballo, fluidos biológicos (orina y saliva de gato y ratas) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 664 SECCIÓN V Neumología Cuadro clínico Desde el punto de vista clínico, el asma se clasifica en intermitente, persistente y atípica. Asma intermitente Cursa con episodios de disnea con sibilancias, de intensidad variable, intercalados con períodos asintomáticos. Esta forma clínica predomina en la infancia. Los episodios pueden estar relacionados con causas desencadenantes alérgicas o no alérgicas (ejercicio, exposición a tóxicos ambientales, infecciones víricas) o no mostrar relación con causas evidentes. El número de episodios asmáticos es muy variable de un paciente a otro y en un mismo individuo en diversas épocas. En oca- siones, las crisis sólo aparecen en relación con hechos concretos, como el trabajo esporádico con una sustancia desencadenante de ataques asmáticos. También es variable la intensidad de las crisis, que pueden ser leves, percibidas como opresiones torácicas, o presentarse en forma de ataques de gran intensidad. Cuando la crisis es intensa, el paciente experimenta sensación de dificultad respiratoria, sobre todo durante la inspiración. El aumento del trabajo respiratorio es evidente al advertirse la utilización de los músculos auxiliares de la ventilación, por lo cual el paciente debe permanecer sentado. Asimismo, suelen auscultarse abun- dantes roncus y sibilancias. En general, el asma intermitente tiene buen pronóstico, ya que en muchos casos se observa mejoría de los síntomas a lo largo de los años o persistencia de una situación estacionaria con síntomas leves. Es frecuente que en los niños con asma intermitente los síntomas de la enfermedad mejoren, e incluso desaparezcan, al llegar a la adolescencia. Asma persistente Se caracteriza por síntomas continuos en forma de tos, sibilancias y sensación disneica oscilante y variable en su intensidad. Los síntomas suelen aumentar por las noches, durante las primeras horas de la madrugada. El empleo de fármacos broncodilatadores es obligado en estos pacientes, los cuales con frecuencia presentan agudizaciones graves de su enfermedad. Esta forma de presentación clínica es poco frecuente en el asma infantil y suele observarse en los asmáticos que inician la enfermedad en la edad adulta, aunque en algunos casos se recoge en la historia clínica la existencia de asma intermitente en la infancia que se cronifica. Algunos pacientes refieren el antecedente de asma en la infancia que, tras desaparecer al llegar a la adolescencia, se reinicia de nuevo en la edad adulta, pero esta vez en forma de asma persistente. En ocasiones, algunos pacientes evolucionan a la cronicidad tras un corto período de tiempo de síntomas intermitentes. Muchos enfermos relacionan el inicio de su enfermedad con un episodio catarral de aparente etiología vírica. La tos y la disnea del asma persistente suelen sufrir oscilaciones que pueden guardar relación con alguna enfermedad específica u ocurrir sin causa aparente. La alergia como causa desencadenante es detectada en una proporción baja de pacientes en comparación con el asma intermitente, aunque un número no despreciable de asmas persistentes se debe a la exposi- ción continuada a alérgenos (ácaros, animales domésticos, alérgenos laborales). Es característico del asma persistente que los síntomas empeoren durante las primeras horas de la madrugada. Si se realiza un control continuado de la función ventilatoria, por ejemplo, mediante la determinación del flujo espiratorio máximo (PEF), se observa que la obstrucción bronquial sigue un ritmo circadiano y se acentúa por las mañanas. Cuando la diferencia entre los valores del flujo máximo correspondientes a la madrugada y al resto del día es pronunciada, se considera que el asma muestra un patrón de caídas matutinas (fig. 81-5). Este tipo de oscilaciones se atribuye a la amplificación exagerada de un fenómeno que ocurre en las personas sanas, ya que, en estas, las resistencias bronquiales también oscilan, aunque de forma menos acentuada que en los asmáticos. En algunos casos se puede observar en las gráficas del PEF oscilaciones erráticas que incluso ocurren cuando el paciente recibe tratamiento antiasmático adecuado. A este modelo de asma se le denomina asma lábil. El asma persis- tente tiene peor pronóstico que el intermitente, y el paciente con esta forma clínica rara vez llega a curarsey suele requerir tratamiento y supervisión médica de por vida. Asma atípica En algunos asmáticos, la enfermedad se presenta en forma de tos persistente. El diagnóstico de asma atípica debe considerarse sobre todo si la tos se acompaña de sibilancias y la exploración de la función ventilatoria muestra una obstrucción bronquial reversible con un broncodilatador. Una prueba terapéutica con broncodilatadores y glucocorticoides inhalados ayuda a discernir si la tos del paciente es, o no, de etiología asmática. Exploración física Los roncus y las sibilancias son los signos característicos. En las intercri- sis, el asma puede cursar con una exploración física normal, aunque no es raro auscultar sibilancias en enfermos asintomáticos. En la mayoría de los pacientes con asma persistente se auscultan roncus y sibilancias. Sin embargo, la auscultación puede ser normal en algunos pacientes que afirman tener síntomas diarios y en los que las pruebas de función pulmonar demuestran obstrucción bronquial. En los asmáticos con agudización grave del asma (AGA), la obstrucción es en ocasiones tan acentuada que el tórax puede mostrarse mudo, es decir, no ofrecer ruidos respiratorios adventicios. Este hecho no debe interpretarse como un signo de obstrucción leve, ya que señala lo contrario. En el asma persistente iniciado en la infancia pueden observarse deformaciones torácicas en forma de tórax de pichón o tórax en tonel. Agudización grave del asma Una agudización del asma es grave cuando requiere el inicio inmediato de tratamiento enérgico bajo supervisión médica hasta su resolución. Existen dos tipos de AGA de acuerdo con la instauración de la gravedad del ataque. La forma más frecuente es la subaguda, en la cual el empeo- ramiento del asma ocurre de manera progresiva a lo largo de varios días o semanas. El paciente presenta inicialmente síntomas nocturnos que le impiden dormir con normalidad. Posteriormente, los síntomas también se producen durante el día y progresan en su intensidad, hecho que el paciente advierte por la aparición de disnea ante esfuerzos mínimos. El empleo de broncodilatadores es continuo y el asmático percibe que su efecto es inferior al habitual y que la duración de su acción broncodilatadora se acorta día a día. Finalmente, la progresión de la obstrucción lleva al paciente a una situación crítica que obliga a su traslado a un servicio de urgencias hospitalario. Otra forma de AGA es la de presentación súbita, que se caracteriza por la aparición en minutos de un cuadro grave de obstrucción en un paciente aparentemente estable. Estas formas súbitas pueden ocurrir de forma epidémica o aislada. El asma epidémica se ha detectado en grandes ciudades, como Nueva Orleans, Nueva York, Brisbane y Figura - Medición diaria (mañana y noche) del flujo espiratorio máximo (PEF) o peak flow. Se observa una notable variación entre ambas determinaciones, cuyos valores más bajos corresponden a las mediciones de la mañana. Este patrón se denomina de caídas matutinas. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V 665 CAPÍTULO 81 Enfermedades de las vías aéreas © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Barcelona. Estos episodios se caracterizan por afectar al mismo tiempo a varios asmáticos residentes en la ciudad. En el caso de Barcelona se pudo descubrir que el polvo de soja era el responsable de las epidemias. Ante un paciente con AGA súbita es obligado descartar que el ataque esté relacionado con la ingesta de AINE. Debe recordarse que este tipo de fármacos se encuentran en numerosos preparados farmacéuticos empleados en el tratamiento de muchas y variadas enfermedades. Algunos pacientes presentan agudizaciones graves y súbitas en repetidas ocasiones y sin motivo aparente. Es posible que factores ambientales, alérgicos o no, sean responsables de estos episodios. Se ha descrito que la alergia a un hongo, Alternaria alternata, puede causar agudizaciones asmáticas súbitas. Los síntomas y signos de gravedad permiten clasificar a los pacien- tes en dos categorías: a) extrema gravedad, que obliga a considerar inmediatamente maniobras extraordinarias que incluyen la ventila- ción mecánica, y b) potencial gravedad, que permite iniciar medidas terapéuticas que no incluyen inicialmente la ventilación mecánica. En los casos con extrema gravedad, la presencia de una de las siguientes características indica la existencia de una situación límite: cianosis, bradicardia y confusión, inconsciencia o agotamiento. En los casos potencialmente graves, la presencia de alguno de los siguientes datos señala una AGA que obliga a establecer tratamiento bajo observación continuada: silencio pulmonar en la auscultación, frecuencia res- piratoria elevada (> 25 respiraciones/min), taquicardia (> 120 latidos/ min), PEF inferior a 200 L/min y pulso paradójico (caída de la presión arterial sistólica más de 10 mm Hg). Para valorar la gravedad de una agudización asmática se debe realizar una gasometría arterial y un balance acidobásico. En el ataque asmático, la evolución de los gases arteriales puede dividirse en cuatro estadios (tabla 81-1) (v. Función pulmonar). Cuando la agudización es súbita, el paciente puede llegar a la situación más avanzada sin pasar por los pasos previos. La presencia de normocapnia con hipoxemia moderada no debe interpretarse como sinónimo de benignidad del ataque; todo lo contrario, son datos que señalan que la intensidad de la obstrucción es acentuada y que el paciente está en situación de peligro (v. tabla 81-1). La existencia de ingresos hospitalarios previos y el antecedente de asma persistente corticodependiente son datos que sugieren gravedad potencial del ataque asmático. Factores desencadenantes Alergia La alergia es el desencadenante más frecuente de asma bronquial. La mayoría de los alérgenos responsables son proteínas procedentes de los reinos vegetal y animal. Los alérgenos involucrados varían de acuerdo con el ecosistema en el que vive el paciente. Entre los alérgenos más comunes destacan: ácaros del polvo de las casas, pólenes, sustancias dér- micas procedentes de los animales domésticos y mohos (v. cuadro 81-2). En España, las proteínas presentes en las deyecciones de los ácaros del polvo de las casas (D. pteronyssinus y D. farinae) son los alérgenos más comunes. Cuando alguna actividad moviliza los alérgenos (barrer, consultar libros, extraer ropa de un armario), se facilita su dispersión en el aire y, por consiguiente, su inhalación, que provoca síntomas en las personas alérgicas. En el caso de los pólenes, el carácter estacional de las manifestaciones permite, en la mayoría de los casos, detectar su origen. Los alérgenos procedentes de los animales domésticos (gatos y perros) son también responsables de un número no despreciable de asmas alérgicas. El diagnóstico de alergia a los hongos a través de la historia es difícil, y los pacientes rara vez relacionan sus síntomas con la exposición a hongos en lugares húmedos (bodegas, fábricas de quesos) o de objetos que contienen hongos (legajos antiguos). El diagnóstico de alergia se establece a partir de la anamnesis y se confirma mediante pruebas cutáneas o análisis de laboratorio para constatar la presencia de niveles elevados de IgE frente a uno o más alérgenos. Asma de tipo ocupacional Son numerosas las profesiones relacionadas con el asma (tabla 81-2). La enfermedad puede estar inducida por reacciones alérgicas, por irritación sobre los receptores del epitelio bronquial o por mecanis- mos desconocidos. En el primer caso, los síntomas asmáticos suelen aparecer tras un período de latencia, cuya duración depende del grado de predisposiciónindividual a desarrollar reacciones de hipersensibi- lidad inmediata y del tipo y grado de la exposición. Los síntomas res- piratorios pueden presentarse de forma diversa. En algunos pacientes se observa una respuesta inmediata tras la exposición. En otros casos, los síntomas aparecen varias horas después del contacto, por ejemplo por la noche, lo que no permite establecer una relación causa-efecto y, por consiguiente, el desencadenante puede pasar inadvertido. Algunos pacientes presentan reacciones inmediatas y tardías, mientras que en otros los síntomas son continuos, por ejemplo, en forma de disnea de esfuerzo, sin oscilaciones ni agudizaciones. El alejamiento de la fuente de exposición (baja laboral, vacaciones o fines de semana) y la consiguiente mejoría de los síntomas permiten sospechar el origen profesional de la enfermedad. TABLA 81-2 Causas de asma de tipo ocupacional Antígenos Profesión De origen animal Caballo, cobaya, rata, hámster Campesinos, zoólogos, personal de laboratorio De origen vegetal Polvo de cereales Panaderos, agricultores Lino, cáñamo, yute, miraguano Tapiceros, tejedores Café, té, aceite de ricino Trabajadores expuestos Maderas (exóticas, nogal, pino) Ebanistas, carpinteros Gomas vegetales (arábiga, de acacia) Impresores, industria farmacéutica Látex Personal médico Polvo de P. ispaghula (laxante) Personal médico De origen químico Platino, cromo, metales preciosos Químicos, operarios Antibióticos (penicilina, ampicilina, espiramicina) Laboratorios farmacéuticos Enzimas proteolíticas Laboratorios farmacéuticos, industrias de alimentación y plásticos Isocianatos Aislamiento térmico y acústico Aluminio, acetileno Soldadores Etilendiamina Barnizadores Resina epoxi Pintores, barnizadores, soldadores Metacrilato Protésicos dentales Persulfatos Peluqueros Anhídridos ácidos Fabricación de plásticos, adhesivos y resinas industriales TABLA 81-1 Evolución de los gases arteriales y del equilibrio acidobásico en la agudización del asma Fases I II III IV PaO2 N ↓ ↓↓ ↓↓↓ PaCO2 ↓ ↓ N ↑ pH ↑ ↑ N ↓ N: normal. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 666 SECCIÓN V Neumología Se puede confirmar el diagnóstico mediante comparación con los valores del PEF obtenidos mientras el paciente está expuesto con los registrados durante los períodos que este permanece alejado de su puesto de trabajo. Si hay dudas en el diagnóstico, se puede recurrir a pruebas de provocación. Ejercicio e hiperventilación El broncoespasmo puede aparecer después de realizar un esfuerzo. La hiperventilación y el esfuerzo están relacionados. El mecanismo res- ponsable de este fenómeno es desconocido. Cuando el aire que respira el paciente es seco y frío, el ejercicio desencadena broncoespasmo más fácilmente. La importancia de la temperatura del aire y su grado de humedad en el desencadenamiento de la obstrucción bronquial ha hecho también suponer que los cambios de temperatura de la mucosa podrían actuar como estímulo sobre los mastocitos, lo que provoca su desgranulación y la liberación de sustancias broncoactivas. Se ha sugerido que los cambios osmóticos producidos por la hiperventilación son los que desencadenan la activación mastocitaria. Se ha comprobado que la producción de leucotrienos cisteinílicos aumenta durante la broncoconstricción inducida por el ejercicio y que los fármacos con acción antileucotriénica previenen el broncoespasmo, lo cual sugiere que una liberación de estos productos, probablemente a partir de los mastocitos, es responsable de la reacción broncoespástica. Infecciones Las infecciones víricas son responsables de exacerbaciones asmáticas, sobre todo en los niños. Las infecciones bacterianas no parecen desem- peñar un papel importante en el asma. Fármacos La intolerancia a los AINE es excepcional en el asma infantil, pero puede afectar al 5% de la población asmática adulta. Sólo los AINE que inhiben la COX-1 provocan ataques; por el contrario, los inhibidores selectivos de la enzima inducible COX-2 denominados coxibs (cele- coxib) son bien tolerados por estos pacientes. Durante los ataques de asma producidos por los AINE aumenta la producción de leucotrienos cisteinílicos. Estos hechos hacen suponer que, por mecanismos des- conocidos, la inhibición de la COX-1, propiedad común a la mayoría de los AINE, provoca el aumento de leucotrienos, los cuales serían los responsables de la reacción broncoespástica. Dado que los asmáticos intolerantes a los AINE pueden serlo frente a todos los productos de esta estirpe farmacológica, deben extremarse las precauciones al administrar un analgésico o antiinflamatorio de estas características a estos pacientes. La anamnesis se caracteriza por la presencia de rinosinusitis crónica con poliposis nasal. Es habitual que una rinitis con intensa hidrorrea preceda el comienzo del asma. La rinitis con frecuencia se acompaña de anosmia. El asma puede iniciarse meses o años después del comienzo de la rinitis. En ocasiones, el primer ataque de asma es desencadenado por un AINE. Los asmáticos con intolerancia a los AINE suelen sufrir asma persistente moderada o grave. El paracetamol y los inhibidores selectivos de la COX-2 suelen ser bien tolerados por la mayoría de los pacientes y son los fármacos de elección. Dado que algunos pacientes pueden desarrollar crisis de asma con estos fármacos, sobre todo cuando se administran en dosis elevadas, es conveniente realizar una prueba en la que se administra el producto bajo supervisión médica. Reflujo gastroesofágico El empeoramiento del asma se ha atribuido en algunos casos a la presencia de hernia de hiato y reflujo gastroesofágico. La aplicación de medidas terapéuticas ha ofrecido resultados contradictorios y, en general, pobres. Menstruación y embarazo Algunas mujeres (un estudio señala que una de cada tres) refieren que los días previos a la menstruación empeoran sus síntomas. El embarazo puede repercutir sobre la evolución de la enfermedad asmática de todas las maneras posibles: el asma puede permanecer igual, mejorar o empeorar. Los mecanismos responsables de la influencia de los cambios hormonales durante el ciclo menstrual y el embarazo en el asma son por ahora desconocidos. Obesidad El sobrepeso y la obesidad se asocian a un asma más grave, en parte debido a la peor respuesta al tratamiento antiinflamatorio de los glu- cocorticoides inhalados de los asmáticos obesos. Exploraciones complementarias Análisis del esputo La eosinofilia en la sangre y en el esputo es frecuente. En el esputo pueden encontrarse espirales de Curschmann (material mucinoso compuesto de glucoproteínas y células) y cristales de Charcot-Leyden, que son estructuras de forma espicular originadas en productos pro- cedentes de los eosinófilos, como la proteína catiónica eosinofílica. También pueden observarse agregados de células epiteliales, denomi- nados cuerpos de Créola. En algunos pacientes, las células inflamatorias predominantes en el esputo son los neutrófilos (asma neutrofílica), y en otros se encuentra una inflamación mixta neutrofílica y eosino- fílica. La presencia de eosinófilos predice una buena respuesta a los glucocorticoides, mientras que el predominio neutrofílico predice lo contrario. En algunos pacientes, el análisis del esputo no muestra un grado elevado de celularidad inflamatoria (asma paucigranulocítica), hecho que cuestiona el origen inflamatorio comúnmente aceptado del asma. Estudio de la concentración de óxido nítrico en el aire exhalado La medición de la concentración de óxido nítrico (ON) en el aire exhalado por medios no invasivos se utiliza como marcador de la actividad inflamatoria eosinofílica en las vías aéreas de los asmáticos. Valoreselevados señalan un mal control de la inflamación. El tra- tamiento antiinflamatorio disminuye la concentración de ON. La medición del ON se puede utilizar para evaluar el grado de control de la enfermedad, realizar cambios en el tratamiento y evaluar la adhesión del paciente al mismo. Radiografía de tórax Suele ser normal en la mayoría de los asmáticos. En los pacientes con asma persistente de inicio en la infancia se pueden observar signos de hiperinsuflación y atrapamiento aéreo. En todo enfermo asmático es conveniente contar con una radiografía de tórax. Su repetición está indicada en las crisis de asma resistentes a la terapéutica, cuando la crisis se presenta con dolor torácico y si el paciente tiene fiebre o afección del estado general. Métodos inmunológicos Pruebas alérgicas cutáneas Es el método más sencillo, sensible y específico para corroborar una historia de alergia como factor desencadenante del asma. Se realizan mediante vertido en la piel (generalmente del antebrazo) de unas gotas de soluciones que contienen los alérgenos que se desea estudiar. Mediante una lanceta se realiza una punción superficial de la epidermis (método de la picadura). Si existe alergia, se producirá una reacción en forma de eritema y edema (pápula). Para llevar a cabo la prueba deben cumplirse una serie de requisitos, entre los que se incluye suprimir con suficiente antelación el tratamiento con antihistamínicos, utilizar alérgenos de calidad y emplear una solución control para descartar reacciones inespecíficas. Determinación de la IgE Valores de IgE sérica superiores a 100 UI/mL (240 mg/L) suelen considerarse altos. Este dato tiene escaso valor práctico; por una parte, los valores de la IgE varían con la edad y, por otro, diversos factores no inmunológicos pueden aumentar el valor de esta inmunoglobulina, como es el caso del hábito tabáquico. Además, individuos alérgicos pueden presentar valores normales de IgE. Determinación de la IgE específica Los métodos más utilizados son el radioinmunoanálisis y el enzimoin- munoanálisis. Su empleo está indicado en los casos en los que la prueba cutánea no se pueda realizar o produzca reacciones inespecíficas. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V 667 CAPÍTULO 81 Enfermedades de las vías aéreas © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Función pulmonar El estudio de la capacidad ventilatoria es fundamental, ya que ofrece información objetiva sobre la gravedad de la enfermedad. El asma bronquial se caracteriza por una obstrucción bronquial que es variable y reversible. La variabilidad en la resistencia de las vías aéreas es un fenómeno que se traduce en cambios en la intensidad de la obstrucción de las vías aéreas según un ritmo circadiano, en el que destaca el aumento de las resistencias en las primeras horas de la mañana. La variabilidad de la obstrucción suele evaluarse mediante la medición seriada del PEF. Los aparatos medidores del PEF son sencillos y manejables, lo que permite al enfermo realizar la valoración repetida de su capacidad ventilatoria (fig. 81-6). La obstrucción bronquial reversible espontáneamente o por la acción del tratamiento es otra de las propiedades del asma. La reversibilidad puede ser total o parcial. Cuando se utiliza la espirometría forzada, la presencia de obs- trucción bronquial se traduce en la disminución del FEV1, ya que el aumento de las resistencias bronquiales enlentece el vaciado de los pulmones. Si la obstrucción bronquial es acentuada, la FVC también puede disminuir. La obstrucción bronquial ocasiona alteraciones en la ventilación alveolar, puesto que algunas zonas del pulmón están mal aireadas. Si en estas zonas la perfusión se mantiene de manera adecuada, la relación entre ventilación y per- fusión se ve alterada, con el consiguiente desarrollo de hipoxemia. Cuando la obstrucción es extrema, la entrada de aire en la zona de intercambio gaseoso puede ser tan pobre que se llegue a producir hipoventilación alveolar, que acentúa aún más el desequilibrio en el intercambio de gases. En la fase inicial de los ataques asmáticos se producen hiper- ventilación y tendencia a la alcalosis respiratoria con descenso de la PaCO2. Esta hiperventilación es producida por estímulos nociceptivos procedentes de la mucosa bronquial irritada. A medida que el ataque progresa, se observa la disminución de la PaO2, secundaria al dese- quilibrio de las relaciones ventilación/perfusión, y la normalización de la PaCO2. En las fases más avanzadas, la hipoxemia se acentúa y aparecen hipercapnia y acidosis. Esta última suele ser mixta, ya que al descenso del pH ocasionado por la hipercapnia se le añade la acidosis metabólica, debida a que el desequilibrio producido por el aumento del trabajo respiratorio y la disminución en el aporte de oxígeno ocasiona acidosis láctica. La normocapnia y la hipoxemia moderada son signos de alarma y, por consiguiente, debe considerarse que el estado del paciente es grave e instaurar tratamiento adecuado bajo supervisión médica continuada (v. tabla 81-1). Tratamiento El tratamiento del asma tiene como objetivos: a) suprimir o disminuir los síntomas de manera que no entorpezcan la actividad cotidiana del paciente; b) mantener una función pulmonar normal o cercana a la normalidad; c) prevenir las agudizaciones y, si ocurren, acortar su dura- ción, y d) evitar los efectos secundarios de la medicación mediante el uso del menor número posible de fármacos y en las dosis mínimas que permitan alcanzar los fines antes señalados. Para lograr estos objetivos se exige llevar a cabo una estrategia terapéutica estructurada sobre tres puntos esenciales: la instauración de medidas preventivas, el empleo de la terapia farmacológica y la educación y participación del paciente en el cuidado de la propia enfermedad. Medidas preventivas La eliminación total o parcial de los alérgenos más comunes del entor- no del asmático plantea diversas dificultades, aunque debe siempre intentarse. Es importante evitar el tabaquismo activo o pasivo y la exposición a los alérgenos y sustancias irritantes presentes en el lugar de trabajo que empeoran el asma, de ser posible, con el cambio de actividad laboral. Los pacientes con intolerancia a los AINE que requie- ran analgesia deben tratarse con paracetamol siempre que la dosis no exceda los 1.000 mg. Para una analgesia más potente, cabe recurrir, de forma progresiva, a: a) asociar codeína al paracetamol; b) emplear dextropropoxifeno, y c) administrar pentazocina o derivados mórficos. Cuando se necesite un tratamiento antiinflamatorio, cabe emplear como alternativa los inhibidores selectivos de la COX-2 (celecoxib, meloxicam). La reducción del peso en los pacientes obesos permite mejorar el control y reducir las exacerbaciones. El hábito tabáquico dificulta el control del asma, en parte debido a que disminuye el efecto antiinflamatorio de los glucocorticoides inhalados. Tratamiento farmacológico Los antiasmáticos se agrupan bajo dos categorías: los fármacos de mantenimiento y los fármacos de rescate. Los primeros se emplean de manera pautada, en busca de un efecto estabilizador de la enfermedad a largo plazo. Los segundos, usados a demanda, actúan para revertir la obstrucción bronquial y aliviar los síntomas. Fármacos de mantenimiento Glucocorticoides Constituyen la alternativa de preferencia para tratar la inflamación asmática y sus preparados inhalados han permitido reducir los efectos Figura - Evolución del flujo espiratorio máximo (PEF) o peak flow de un paciente diagnosticado de bronquitis crónica obstructiva, en el que se pudo comprobar la reversibilidad de la obstrucción al administrarletratamiento con prednisona (30 mg/día). Las pronunciadas oscilaciones del grado de obstrucción bronquial, dependientes de la hora de medición del flujo máximo (mañana o noche), son, asimismo, muy sugestivas de asma bronquial. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 668 SECCIÓN V Neumología indeseables que conlleva el empleo sistémico de estos agentes. Por vía inhalada, los más utilizados son budesonida, beclometasona, flutica- sona propionato, fluticasona furoato, mometasona y ciclesonida; se administran mediante dos tipos de dispositivos: cartuchos presurizados e inhaladores de polvo seco. El uso de cartuchos presurizados exige la existencia de coordinación entre los movimientos de la mano que acciona el inhalador y la respiración. Los pasos que se deben seguir son los siguientes: a) quitar el tapón y agitar el cartucho; b) colocar el inhalador en la boca con los labios cerrados a su alrededor; c) soplar hacia fuera a través del cartucho y vaciar los pulmones; d) aspirar lentamente el aire por la boca a través del inhalador, accionar el sistema 1 o 2 s después de iniciada la inspiración y mantener la aspiración hasta alcanzar el máximo posible, y e) contener la respiración durante 10 s y espirar luego con normalidad. Muchos pacientes tienen dificultades a la hora de ejecutar de forma correcta tales maniobras, y en esas situaciones hay que recurrir a la ayuda de cámaras inhalatorias. Con ellas el paciente sólo debe aspirar varias veces para absorber el aerosol, una vez introducido en su interior. Las cámaras, además, mejoran la distribución y la cantidad de glucocorticoide que llega al árbol bronquial, reducen su depósito de partículas en la boca y la orofaringe, y disminu- yen la biodisponibilidad sistémica del fármaco. Para los inhaladores de polvo seco, la destreza requerida es menor y el sujeto únicamente tiene que: a) cargar el aparato; b) vaciar los pulmones; c) colocar el inhalador en la boca y aspirar hasta la capacidad inspiratoria máxima, y d) permanecer en apnea durante 10 s. Algunos dispositivos nuevos se disparan cuando el paciente los activa al inspirar, lo que facilita y mejora la efectividad del tratamiento. Los glucocorticoides inhalados no están desprovistos de efectos se- cundarios, ya que pueden ocasionarlos tanto locales (candidiasis, disfonía) como sistémicos (osteoporosis, alteración del eje hipófisis-suprarrenal, retraso del crecimiento, fragilidad capilar dérmica y cataratas). En el adulto, dosis de budesonida o similar inferiores a 800 µg/día con- llevan efectos sistémicos indeseables de escasa importancia. En el niño, dosis iguales o inferiores a 400 µg tienen poca o nula repercusión sobre el crecimiento. Los glucocorticoides p.o. o i.v., quedan reservados para las exacerbaciones moderadas o intensas y el asma grave no con- trolada con las medidas habituales. Aunque el asma es una enfermedad que responde bien a los gluco- corticoides, en un porcentaje de asmáticos no resultan todo lo eficaces que cabría esperar. Se trata de pacientes con sintomatología diaria, agudizaciones frecuentes y obstrucción al flujo aéreo, a pesar de un tratamiento médico aparentemente óptimo (asma de difícil control). Algunos necesitan glucocorticoides inhalados y orales para conseguir un estado clínico aceptable (asma corticodependiente), pero otros man- tienen una mala situación incluso con la terapia con glucocorticoides en altas dosis (asma corticorresistente). Un asma de difícil control exige analizar la historia clínica del paciente para: a) confirmar que realmente se trata de un asma; b) comprobar que el tratamiento ins- taurado es suficiente y adecuado; c) descartar una pobre adherencia al tratamiento; d) valorar si la técnica inhalatoria es correcta; e) asegurar que se han evitado los estímulos capaces de desencadenar, mantener o agravar la sintomatología, y f ) excluir la presencia de trastornos mentales relacionados con el estado de ánimo o una personalidad emocionalmente inestable. Cuando exista la certeza de que ninguno de los apartados anteriores justifica la mala evolución y se haya llevado a la práctica un plan estricto durante al menos 6 meses, se podrá pensar que se trate de una cortico- rresistencia verdadera. La ausencia de mejoría (< 15%) en el FEV1 matutino prebroncodilatador, tras la toma de prednisona o similar (40 mg/día, durante 2 semanas), confirmará la sospecha. Antileucotrienos La actividad antiinflamatoria está ligada a su capacidad para antagoni- zar los receptores específicos de los cisteinil-leucotrienos (montelukast). Los ensayos clínicos practicados demuestran que mitigan la sintoma- tología y la hiperrespuesta bronquial, atenúan la broncoconstricción inducida tras el ejercicio o la exposición a alérgenos y resultan efectivos en el asma exacerbada por AINE. Se administran oralmente y el perfil de seguridad es satisfactorio. Las dosis de montelukast son: 10 mg, en el adulto, y 5 o 4 mg para niños de entre 6 y 14 años o de entre 2 y 6 años, respectivamente, ambos en una toma al día. Simpaticomiméticos β2 inhalados de acción prolongada De entre todas las sustancias con actividad relajadora sobre la mus- culatura lisa de la vía aérea, los agonistas adrenérgicos β2 representan la mejor opción para el asma. El salmeterol, el formoterol y el vilanterol son los simpaticomiméticos β2 de larga duración disponibles por vía inhalada. La broncodilatación obtenida persiste hasta 12 h en el caso de los dos primeros y 24 h con el vilanterol. La diferencia sustancial entre ellos radica en el inicio del efecto, que es rápido con el formoterol y el vilanterol, y más lento con el salmeterol. Los adrenérgicos β2 de acción prolongada se emplean en el tratamiento de fondo del asma y siempre asociados a los glucocorticoides inhalados. No están indicados en las crisis, para las cuales se deben usar los de acción corta. Diversos estudios recientes proponen el uso de la combinación de budesonida/formoterol o de beclometasona/formoterol como tratamiento de mantenimiento y alivio de las exacerbaciones (terapia TEMA), ya que con ello se logra un mejor control de la enfermedad y se reduce la frecuencia de las exacerbaciones. La toma regular de β2 puede inducir una cierta pérdida de sus efectos, en concreto la capacidad para inhibir o atenuar la broncocons- tricción inducida por estímulos específicos (alérgenos) e inespecíficos (ejercicio). Teofilinas de liberación retardada Las teofilinas son inhibidores fosfodiesterásicos inespecíficos, de acti- vidad broncodilatadora inferior a la de los simpaticomiméticos β2 y ventana terapéutica estrecha. Niveles séricos de teofilina inferiores a 10 mg/L modifican muy poco el tono del músculo liso bronquial y por encima de los 20-25 mg/L, y suelen asociarse a efectos secundarios digestivos (epigastralgia, náuseas, vómitos), de tipo cafeínico (nerviosis- mo, insomnio) e incluso más graves (arritmias, convulsiones o coma). Su metabolismo puede verse modificado ante varios factores (edad, obesidad, tabaquismo, hepatopatías, hipertiroidismo, dieta y toma de macrólidos). Las pautas de seguridad indican que la teofilinemia debe mantenerse en 5-15 mg/L. Las concentraciones más bajas tienen una discreta actividad antiinflamatoria. Las teofilinas pueden adminis- trarse p.o. o i.v. Por vía oral, sólo se recurre a preparados de acción prolongada, pautados cada 12 o 24 h. Anticuerpos monoclonales Anti-IgE (omalizumab). El omalizumab es un anticuerpo monoclonal humanizado anti-IgE que forma complejos con la IgE circulante libre al fijarse sobre el dominio Ce3 de dicha inmuno- globulina. De ese modo, bloquea su unión con el receptor de alta afinidad FceRI presente en la superficie celular e impide el desarro- llode la respuesta mediada por IgE. El omalizumab se administra en forma de inyección subcutánea cada 2-4 semanas en función del peso y los niveles basales de IgE del paciente y está indicado en el asma alérgica persistente grave y mal controlada con la medicación habitual. Anti-IL-5 (mepolizumab, reslizumab y benralizumab). Los anti- IL-5 son anticuerpos monoclonales humanizados que bloquean la IL-5 (mepolizumab, reslizumab) o su receptor (benralizumab), se adminis- tran por vía subcutánea (mepolizumab, benralizumab) o endovenosa (reslizumab) en pautas de 4 semanas (mepolizumab, reslizumab) o de 8 semanas (benralizumab). Están indicados en el asma grave no con- trolada eosinofílica (300 eosinófilos o más/mL en la sangre). Fármacos de rescate Simpaticomiméticos β2 inhalados de acción corta Los agonistas adrenérgicos β2 inhalados de acción corta (el salbuta- mol es el más usado) se prescriben de diversas formas. La inhalada es la mejor por eficacia y amplio margen terapéutico. El comienzo de la acción ocurre a los 1-6 min, la broncodilatación máxima a los 15-60 min y la duración del efecto es de 4-6 h. La administración se realiza con dispositivos similares a los ya descritos en el apartado de glucocorticoides y se utilizan cuando hay síntomas o, como medicación preventiva, antes de la exposición a un desencadenante potencial o conocido. Las normativas recomiendan que su toma se haga a deman- da. Si el enfermo recurre a ellos más de tres o cuatro veces al día, eso indica un asma mal controlada. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V 669 CAPÍTULO 81 Enfermedades de las vías aéreas © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Teofilinas de acción rápida La teofilina i.v. se emplea en el tratamiento de las agudizaciones graves del asma y conviene evitarla en hepatópatas y cardiópatas. La terapéu- tica se inicia con una dosis de ataque de 5,6 mg/kg de peso, disuelta en 200 mL de suero glucosado y que se administrará en 20 min. El tratamiento se prosigue con la perfusión continuada del fármaco; la dosis se calcula según la edad y el peso del paciente (0,7 mg/kg de peso y hora en los individuos jóvenes y 0,5 mg/kg de peso y hora en los mayores de 50 años). Antimuscarínicos El bromuro de ipratropio y el tiotropio se administran a través de la vía inhalatoria y carecen de efectos secundarios relevantes. No están considerados como medicación de primera línea, salvo para algunas situaciones muy concretas: en combinación con los β-miméticos en las exacerbaciones graves (bromuro de ipratropio). El tiotropio tiene efectos aditivos sobre la obstrucción bronquial en pacientes asmáticos con respuesta limitada al tratamiento con β-miméticos de acción prolongada y glucocorticoides inhalados. Inmunoterapia específica La inmunoterapia consiste en la administración de concentraciones progresivas del alérgeno al que se le atribuye un papel relevante en el desencadenamiento de la respuesta asmática, con el propósito de hiposensibilizar al paciente frente a posteriores exposiciones al mismo. Puede indicarse en el asma desencadenada por un solo alérgeno y con fracaso parcial de las medidas terapéuticas convencionales o con la finalidad de reducir la necesidad de tratamiento farmacológico. Se puede administrar por vía subcutánea, sublingual y oral. Si se decide realizar inmunoterapia, deben cumplirse las siguientes condiciones: a) el tratamiento han de aplicarlo médicos entrenados, con extractos de calidad contrastada y disponibilidad de los medios adecuados para tratar posibles reacciones anafilácticas graves, y b) el paciente ha de permanecer bajo observación al menos durante 1 h después de la administración del alérgeno. En los adultos, la inmunoterapia específica puede estar indicada en el asma y rinitis producida por alergia a un único alérgeno (pólenes o ácaros), cuyo papel etiológico esté claramente demostrado, y el cual además presente una obstrucción bronquial leve (FEV1 > 70%). Otros tratamientos La azitromicina administrada en forma intermitente (500 mg a días alternos) disminuye la frecuencia de las exacerbaciones en el asma neutrofílica en estudios con duración corta (6-12 meses). La eficacia y los efectos secundarios con su empleo de forma regular por períodos prolongados son desconocidos. La termoplastia bronquial consiste en la aplicación de calor gene- rado por radiofrecuencia, mediante un catéter que se introduce en el árbol bronquial con broncoscopia flexible, para reducir la cantidad y contractilidad del músculo liso. Los resultados de varios estudios clí- nicos muestran unos beneficios clínicos en algunos pacientes con asma grave no controlada que no responde a los tratamientos farmacológicos, incluyendo los anticuerpos monoclonales. Pautas terapéuticas La utilización del arsenal antiasmático antes descrito contempla dos escenarios distintos: el tratamiento de mantenimiento y el tratamiento de las agudizaciones. Tratamiento de mantenimiento Hasta hace poco, las pautas recomendadas se han aplicado según un diseño ajustado a la gravedad de la enfermedad, con arreglo a la intensidad y la frecuencia de los síntomas y al grado de obstruc- ción bronquial (intermitente, persistente leve, moderada o grave) (tabla 81-3). Sin embargo, las normativas recientes proponen un nuevo enfoque. En lugar de categorizar al paciente por gravedad, lo que se debe hacer es realizar su valoración según el tratamiento recibido, la adherencia al mismo y el grado de control del asma. Se distinguen tres situaciones posibles: asma bien controlada, asma parcialmente controlada y asma fuera de control. Un asma está bien controlada cuando la función pulmonar es normal, la clínica es escasa (síntomas durante el día y necesidad de β2 de rescate no más de dos veces por semana) y no existen síntomas nocturnos, limitación en las actividades ni exacerbaciones. Un asma está parcialmente controlada si concurre al menos una de las siguientes circunstancias: síntomas diurnos más de dos veces por semana, necesidad de agonistas β2 de acción corta más de dos veces por semana, cualquier limitación para la actividad física, cualquier síntoma nocturno, FEV1 menor del 80% y una o más exacerbaciones al año. Finalmente, el asma no controlada es la que cursa con una exacerbación en cualquier semana o cumple tres características o más del asma parcialmente controlada en cualquier semana. Con estas premisas, el esquema general del tratamiento se esta- blece en seis pasos. Cada paciente es asignado inicialmente a uno de ellos y los ajustes posteriores estarán determinados por el con- trol obtenido. Si el control no se logra con una terapia, se pasará a un escalón superior hasta conseguirlo. De la misma forma, si el control se ha alcanzado y mantenido durante al menos 3 meses, habrá que intentar bajar de escalón con un control que implique la menor medicación posible. A continuación se detallan los escalones terapéuticos propuestos. Antes de proceder a subir el escalón debe comprobarse que el paciente esté realizando el tratamiento (cum- plimiento), que emplee los inhaladores de forma correcta y que esté tomando las medidas preventivas adecuadas (no fumar, control del peso, evitar exposición a alérgenos). Escalón 1 Los broncodilatadores de acción rápida conforman el primer escalón en el tratamiento del asma y, de todos los disponibles, la mejor opción son los simpaticomiméticos β2 por rapidez en el inicio del efecto y seguridad. Deben usarse siempre a demanda y no según una pauta prefijada. TABLA 81-3 Clasificación del asma por gravedad y características clínicas antes del tratamiento Intermitente Persistente leve Persistente moderada Persistente
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