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845 © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Capítulo Manejo anestésico de la paciente obstétrica anticoagulada INTRODUCCIÓN En este capítulo se tratará la profilaxis y la terapia de la enfermedad tromboembólica (ETE) durante el embara- zo, los riesgos y consideraciones anestésicas a tener en cuenta para prevenir complicaciones, así como la terato- genicidad de los fármacos empleados en este tratamien- to y en la anestesia. El principal objetivo es conseguir la seguridad materna con nulas alteraciones en el feto. Como norma general, la paciente gestante anticoagulada debe ser manejada por un equipo multidisciplinario de especialistas con una actuación planificada, y el aneste- siólogo debe ser consciente de las implicaciones de este tratamiento, informando a la mujer sobre la posibilidad de necesitar transfusión de productos sanguíneos así como las limitaciones en las técnicas anestésicas, valoran- do con el hematólogo un abordaje coordinado para ajus- tar las dosis de los anticoagulantes en un rango seguro para las técnicas anestésicas y quirúrgicas sin que se pier- da la protección frente al tromboembolismo.1 CAMBIOS FISIOLÓGICOS DURANTE EL EMBARAZO Y RIESGO TROMBOEMBÓLICO En el embarazo se producen cambios hematológicos como el aumento de volumen sanguíneo materno y de la masa eritrocitaria en 15 a 20%; en la semana 35 se pro- duce la llamada anemia fisiológica del embarazo con leu- cocitosis de leve a moderada de 15 000 leucocitos/mm3. Alrededor de 8% presenta una reducción de plaquetas de 90 a 150 mL/mm3 debido a la hemodilución plasmá- tica. El embarazo por sí mismo se considera un estado hipercoagulable con aumento de casi todos los factores de coagulación (VII, VIII, IX, X, XII, fibrinógeno) y disminución en la actividad de la antitrombina (AT-III) disminuyendo el tiempo de protrombina (TP), tiempo parcial de protrombina activado (TPTA) y tiempo de trombina (TT). A ello se añade estancamiento venoso, condicionando un mayor riesgo de tromboembolismo y disminución de la fibrinólisis y lesión vascular en el momento del parto o cesárea. También hay mayor inci- dencia de coagulación intravascular diseminada (CID) favorecida por la liberación de tromboplastina hística, alguna toxina, tejido acidótico o hipóxico junto con el éstasis sanguíneo, por lo que se consumen factores de coagulación (I, II, V, VIII) y plaquetas, activándose el sis- tema fibrinolítico (fibrinolisis secundaria) contribuyen- do a la gravedad de la diátesis hemorrágica.2 PROFILÁXIS DE LA ENFERMEDAD TROMBOEMBÓLICA La profiláxis de la enfermedad tromboembólica (ETE) en la embarazada disminuye el riesgo tromboembólico venoso en 80%, arterial en 75% (pacientes con válvulas mecánicas mitral y aórtica) y en las pacientes con fibrila- ción auricular no valvular en 66%. Este tratamiento se indica en pacientes de alto riesgo por predisposición hereditaria a trombosis (déficit de proteína C, S y AT-III o resistencia hereditaria a la proteína C activada), próte- sis valvulares cardíacas, anticuerpos antifosfolípidos o anticuerpos anticardiolipina, antiagregantes plaquetarios (ácido acetilsalicílico, y tienopiridinas como el clopido- grel y ticlopidina), heparinas de bajo peso molecular (HBPM), y en los casos de alto riesgo o antecedentedes de enfermedad tromboembólica venosa (ETEV) se puede instaurar anticoagulación completa con dicumarí- nicos, heparina no fraccionada (HNF) o estándar, mante- niéndose el tratamiento hasta el parto y puerperio. Se deben asumir los riesgos añadidos de posibles complica- ciones hemorrágicas y efectos adversos fetales.3 Algunos autores4 señalan la importancia de un control estricto de la coagulación con especial atención a las complicaciones en toda embarazada portadora de prótesis valvulares car- diacas. FÁRMACOS INHIBIDORES DE LA HEMOSTASIA ANTIAGREGANTES PLAQUETARIOS Producen alargamiento del tiempo de hemorragia y están relacionados con un aumento del sangrado quirúr- gico, pero no existe unanimidad sobre si favorecen el sangrado peridural-subaracnoideo. El tiempo de sangría parece predecir el riesgo hemo- rrágico debido a una trombocitopenia o trastorno pla- quetario funcional, aunque su falta de sensibilidad, espe- cificidad y factor predictivo de hemorragia clínica la hacen impráctica y poco fiable. En la actualidad se utili- za la tromboelastografía (TEG) para identificar el riesgo hemorrágico, aunque no se ha comprobado su sensibili- dad y especificidad, por lo que se desconoce su capaci- dad para predecir el riesgo de hemorragia epidural durante la anestesia regional. Para monitorizar el efecto antiagregante los estudios habituales de coagulación no son útiles (incluído el tiem- po de sangrado) ni como guía de terapia antiplaquetaria; lo más importante es una cuidadosa valoración preope- ratoria basada en una anamnesis dirigida (examen de Rappaport). Ante una cirugía electiva se suspenderá el antiagregante plaquetario con suficiente anticipación, valorando el riesgobeneficio de su suspensión, pero cuan- do se interrumpe el tratamiento debe ofrecerse cobertu- ra suficiente frente a los fenómenos trombóticos perio- peratorios desde el primer día de la suspensión, por lo que hay que sustituirlos por heparinas de bajo peso molecular (HBPM) con la siguiente pauta: enoxaparina (Clexane), 0.5 mg/kg subcutáneo (SC) cada 24 h; dalte- parina (Fragmin), 200 UI/kg SC cada 24 h (última dosis 12 h antes de la cirugía). Otros fármacos que tienen la capacidad de inhibir la agregación plaquetaria, por mecanismos diferentes, son el ácido acetilsalicílico (AAS, aspirina), los antiinflama- torios no esteroideos (AINE), derivados tienopiridínicos (ticlopidina y clopidogrel) y los inhibidores de la glico- proteína IIb/IIIa. El ácido acetilsalicílico (AAS) se absorbe en el estó- mago e intestino en 80 a 100% y alcanza su pico plasmá- tico a 40 min de su ingestión, sólo 1% se excreta por orina, el resto sufre hidrólisis; tiene una vida media plas- mática de 15 a 20 min, su efecto antiagregante sobre las plaquetas es de alrededor de 10 días (tiempo de vida pla- quetaria); requiere un mínimo de 7 días desde que se suspende hasta que se formen nuevas plaquetas. Inhibe en forma irreversible la ciclooxigenasa, bloqueando la síntesis de tromboxano A2, y los dos primeros pasos de la hemostasis, es decir, vasoconstricción y agregación pla- quetaria. La inhibición de la ciclooxigenasa se produce con dosis bajas de 30 a 300 mg en 24 h, dosis mayores inhiben la prostaciclina (potente vasodilatador y antia- gregante plaquetario). Tiene indicaciones limitadas en el embarazo: existencia de anticuerpos antifosfolípidos, profiláxis de preeclampsia, retraso crecimiento intraute- rino y antecedentes trombóticos. El tratamiento con AAS, con un tiempo de sangría normal, se considera una contraindicación relativa para la anestesia neuroaxial.5 Las tienopiridinas como la ticlopidina (Trombopirín) y el clopidogrel (Plavix) actúan bloqueando el receptor plaquetario del ADP e interaccionan con la GP IIb/IIIa, inhibiendo la unión del fibrinógeno e impidiendo la agregación plaquetaria y la retracción del coágulo. Debi- do a su larga vida media, el pico de máxima actividad ocurre entre 3 y 5 días, desaparece entre 7 y 10 días, por lo que su efecto antiagregante es prolongado, y aumenta al asociar otro antiagregante (p. ej., aspirina) o anticoagu- lante. En las pacientes con tratamiento antiinflamatorio que reciben tratamiento antitrombótico, deben conside- rarse los inhibidores de COX-2, porque tienen un míni- mo efecto sobre la función plaquetaria o utilizan AINE’s con efecto antiagregante moderado o débil. La ticlopidi- na tiene efecto acumulativo con dosis repetidas, el tiem- po de seguridad desde que se suspende es mayor que para el clopidogrel. Con el clopidogrel y ximelagatrán (Exanta) no se cuentan con estudios que avalen su uso en la embarazada.6 El abciximab (Reopro) y eptifibatida son antiagre- gantes utilizados en ámbito hospitalario(uso de manera exclusiva endovenoso), son en forma notable más poten- tes pero con efecto antiagregante de menor duración (24 a 48 h). HEPARINA NO FRACCIONADA (HNF) La heparina fue descubierta por Malean en 1916, es un polisacárido azufrado con intensa carga negativa, se extrae de la mucosa intestinal del cerdo o del pulmón bovino y se presenta por lo regular en forma de sal sódi- ca para su administración IV o cálcica, para uso subcutá- neo (poco utilizada), en concentraciones a 1 a 5% (1 mg equivale a 100 UI). Tiene un peso molecular disperso entre 3 000 y 15 000 daltons. La farmacocinética de las HNF es compleja. La biodisponibilidad y vida media depende de su dosis y vía de administración. La vía sub- cutánea tiene baja biodisponibilidad debido a su unión a proteínas plasmáticas, células endoteliales, plaquetas y macrófagos. En el embarazo esta disponibilidad está muy alterada, sobre todo en el tercer trimestre, porque a dosis habituales su efecto terapéutico y duración son menores. La vida media plasmática es de unos 90 min (30 a 150 min), y se monitoriza mediante el TTPA. Su principal mecanismo de acción se debe a la unión con la antitrom- bina III (AT-III) mediante un pentasacárido específico que acelera hasta 1 000 veces su efecto inactivador de la trombina (factor IIa), factor Xa y XIa. El tamaño de la molécula y el número de sacáridos influyen en que el efecto inactivador sea predominante sobre el factor Xa (heparinas de bajo peso molecular), o sobre la trombina (heparinas de alto peso molecular). Con HNF el cocien- 846 • Anestesia obstétrica (Capítulo 74) te de inhibición de los dos factores es de 1, mientras que en las HBPM (heparina de bajo peso molecular) la rela- ción entre actividad anti-Xa/anti-IIa es mayor de 2. Por lo habitual, la hemostasia suele normalizarse entre 4 y 6 horas de su suspensión. El límite de seguri- dad para una cirugía sin riesgo hemorrágico es un TTPA menor a 5 seg de prolongación respecto al control (25 a 37 seg); en caso de administración superior a una sema- na, hay que solicitar estudio completo de coagulación de 2 a 4 h de suspendida la perfusión. Para administrar la HNF se requiere ingreso hospitalario de los pacientes anticoagulados de manera previa por vía oral; por ejem- plo 3 días antes de la cirugía en los tratados con aceno- cumarina (Sintrom) y 4 a 5 días antes para la warfarina (Coumadín). Cuando esté indicada la anticoagulación completa se administrará con pautas ajustadas al peso y controles fre- cuentes; el TTPA debe oscilar entre 1.5 y 2.5 del valor control. Se recomienda iniciar una dosis de carga IV de 5 000 UI o 80 UI/kg seguida de una perfusión de 18 UI/kg/h, 1 300 UI/h o 32 000 UI/día, ajustando cada 6 h el ritmo de perfusión en relación al valor del TTPA; se administra durante varios días de forma simultánea con anticoagulante hasta alcanzar el efecto terapéutico de éstos. La HNF es el anticoagulante de elección cuando se necesita un efecto rápido; el inicio de acción es inmedia- to. Se considera el anticoagulante ideal durante el emba- razo. Conforme avanza éste sus requerimientos son mayores porque aumenta su unión a proteínas, el volu- men plasmático, la depuración renal y el metabolismo por la placenta. El problema se plantea en el aumento de los requerimientos y la dificultad en conseguir el efecto anticoagulante cuando se administra vía subcutánea. Aunque la HNF es de máxima seguridad para el feto, no lo es tanto para la madre por el riesgo de complica- ciones; en caso de hemorragia (complicación más fre- cuente) es necesario revertir la anticoagulación de la HNF con protamina, siendo la relación heparina/prota- mina igual a 1/1.3, es decir, 1 mg de protamina por 100 UI de heparina; también se puede comenzar con 50 a 100 mg de protamina y revisar el TTPA. La otra compli- cación de relativa frecuencia es la trombocitopenia, que es menos común con las HBPM (0.1%), existiendo dos formas clínicas: la trombocitopenia tipo 1, benigna, reversible con rapidez y no inmune, frecuente en los tra- tamientos con heparina; y otra trombocitopenia más grave, con mortalidad de 30%, mediada por IgG (com- plejo heparinafactor plaquetario) que se presenta entre 5 y 15 días y cursa con una disminución brusca de las pla- quetas (inferior a 100 000/mm3 o por debajo de 50% de los valores previos al inicio del tratamiento), más sinto- matología trombótica arterial y venosa (1%), necesitan- do controles periódicos de laboratorio. En estos casos de complicaciones por HNF debe suspenderse de inmedia- to su administración y si es necesario incluso la anticoa- gulación, utilizándose un heparinoide tipo danaparoide (Orgarán) o hirudina (anticoagulante natural de la saliva de las sanguijuelas). El tratamiento de la trombocitopenia inducida por heparina es empírico y comprende la suspensión de la heparina. Cuando la administración de HNF es prolon- gada puede producir osteoporosis por osteopenia en alrededor de 2.2%, manifestándose como fracturas espontáneas de los cuerpos vertebrales (deben suminis- trarse suplementos de calcio y vitamina D). Recientes estudios defienden que la incidencia de pérdida de masa ósea en la paciente embarazada en tratamiento trombo- profiláctico es de un aproximado de 2 a 2.5%, y parece similar tanto si se trata con HNF como con HBPM. Las indicaciones de la HNF son profilaxis y trata- miento de la ETEV, tromboembolia pulmonar (TEP), angina inestable e infarto agudo de miocardio (sin ondas Q), cirugía vascular y cardíaca, angioplastía y otras mani- pulaciones endocoronarias, y de manera ocasional en la coagulación intravascular diseminada (CID). La profilá- xis se realiza con 5 000 UI de heparina cálcica SC 2 h antes de la cirugía y cada 8 a 12 h, sin controles analíti- cos; esta pauta ha sido casi sustituída por HBPM. HEPARINA DE BAJO PESO MOLECULAR (HBPM) Fueron introducidas en la práctica clínica a mediados del decenio de 1960, proceden de la despolimerización enzi- mática o química de la HNF o heparina estándar. Tienen un peso molecular de 4 000 a 6 000 daltons. Su mecanis- mo de acción es la inhibición espontánea de la coagula- ción, es decir, conversión espontánea del factor X en Xa. Su efecto se debe a la activación de la AT-III (inhibidor fisiológico de la coagulación), interaccionando con la antitrombina activada mediante una secuencia única de pentasacárido. Su relación de inhibición antiXa/antiIIa oscila entre 2:1 y 8:1 dependiendo del peso molecular; conforme es menor disminuye también la capacidad de prolongar el TTPA y de potenciar la inhibición de la trombina por la AT-III. Otro efecto es la capacidad de inhibir la agregación plaquetaria, lo que explica la prolongación del tiempo de sangrado. Las fracciones de heparina con mayor efecto antiagregante sobre las plaquetas son las de alto peso molecular, mientras que las de bajo peso molecular tie- nen menos efecto. La vida media de las HBPM es mayor que la HNF, tanto SC como IV, atribuyéndose a la acti- vidad antifactor Xa. Los picos plasmáticos más altos se presentan de 2 a 4 h de su administración SC, persistien- do su actividad hasta 24 h después. La gran biodisponi- bilidad de las HBPM se explica por el menor tamaño de las moléculas, permitiendo un paso fácil a través de las membranas biológicas. Las HBPM se eliminan por dos mecanismos: uno dependiente de la dosis y el otro por su excreción renal, por lo que su vida media depende de la filtración renal. Todas las HBPM son muy utilizadas por su buena relación riesgos-beneficios, administrándose con una sola dosis al día. Sus concentraciones terapéuticas oscilan entre 0.5 a 1 UI/mL y las profilácticas entre 0.3 a 0.5 UI/mL. Los riesgos derivados de las dosis recomendadas son escasos y las repercusiones sobre las pruebas de monitorización también son escasas, tiempo de recalcifi-© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Manejo anestésico de la. . . • 847 cación de Howell, TTPA y nivel de actividad de heparina circulante,antiXa en la insuficiencia renal por su elimi- nación renal y en la obesidad mórbida, o antiIIa. Aunque no repercuten en el TTPA y tiempo de trombina, estas pruebas de coagulación es útil determinarlas antes y durante el tratamiento con ellas por la posibilidad de complicaciones hemorrágicas. Se aconseja hacer un recuento plaquetario antes del tratamiento con HBPM por la posibilidad de aparecer trombocitopenia inducida (poco frecuente), y repetir al 5º día de iniciado el trata- miento y después una vez por semana; en el caso de pre- sentarse una disminución de plaquetas sin causa explica- ble (<30%) o inferior a 100 000 plaquetas/mm3, debe suspenderse su administración. El sulfato de protamina no neutraliza por completo su actividad, neutraliza el efecto antiIIa y sólo de forma parcial su actividad antiXa debido a su unión con las fracciones de más de 16 a 18 monosacáridos, pero no con las de muy bajo peso mo- lecular (8 a 14 monosacáridos), por lo que ante grandes cantidades de protamina persisten valores significativos de antifactor Xa.7 En Europa se administran con frecuencia las HBPM a mujeres embarazadas, pero en algunos países como EUA y Canadá no está aprobado su empleo en pacientes grávidas. El régimen utilizado dependerá de la historia previa, historia familiar y presencia de factores de riesgo incluyendo trombofilia genética y adquirida. Las mujeres con prótesis valvular cardíaca metálica son de alto riesgo durante el embarazo y requieren tratamiento anticoagu- lante bajo la supervisión de especialistas experimenta- dos. Es necesario el uso de dos dosis diarias de HBPM para mantener niveles de anticoagulación adecuados. El papel de la HNF y la HBPM en la incidencia de aborto espontáneo o complicaciones obstétricas asocia- das a insuficiencia uteroplacentaria no está todavía con- firmado. Se considera que las HBPM son superiores en forma modesta a la HNF en la profiláxis de la TVP recu- rrente, y tan efectivas como la HNF en el tratamiento del TEP, considerando que los filtros en la vena cava inferior son sólo un tanto eficaces en la prevención del TEP. Otros informes8 sugieren que son seguras durante el embarazo porque no cruzan la barrera placentaria, aun- que tienen algunos efectos colaterales como intolerancia a la heparina y reactividad cruzada al danaparoide sódico.9 Otros autores10 señalan que durante el tratamiento con HBPM a dosis profilácticas pueden ocurrir graves com- plicaciones como el desarrollo de un hematoma retropla- centario. Hay que destacar la falta de seguridad de la heparinización vía subcutánea como profiláxis trombo- embólica en las portadoras de prótesis valvulares mecá- nicas, y los resultados de algunos trabajos en embarazada con tratamiento con HBPM (enoxaparina y dalteparina) y HNF no muestran diferencias, aunque las complicacio- nes hemorrágicas fueron en forma significativa menores y mejor toleradas que con la administración de HNF. ANTICOAGULANTES ORALES Inhiben la síntesis de los factores de coagulación que son dependientes de la vitamina K, tanto procoagulantes (factor II, VII, IX y X) como anticoagulantes (proteína C y S). Como la vida media del factor II es de 72 a 120 h y del factor X de 24 a 60 h, los pacientes pueden no estar anticoagulados de modo correcto tras su administración; incluso aunque el INR (International Normalized Ratio) sea superior al rango terapéutico, esto refleja una reduc- ción en la actividad del factor VII (vida media más corta). Los anticoagulantes comercializados en nuestro medio son la acenocumarina (Sintrom) y la warfarina (Coumadín). Cuando está indicada la anticoagulación en el emba- razo es conveniente iniciarla con dicumarínicos vía oral y reservar la heparina IV para las 2 últimas semanas de embarazo, el parto y primeros días de puerperio, período en que la heparina es más segura que los dicumarínicos para prevenir hemorragias fetales por traumatismo en el parto y hemorragias en la madre. Su absorción oral se produce con rapidez, pero el efecto anticoagulante no se presenta hasta 24 a 48 h y no es total hasta 72 a 96 h. Para una cirugía sin riesgo hemo- rrágico el valor del INR prequirúrgico debe ser menor de 1.4 con un TP inferior a 5 seg de prolongación con res- pecto al control (rangos de TP 10.5-12.5 seg, INR menor de 1.2). Una alternativa en el período periparto cuando no sea posible la anticoagulación es la colocación de un filtro en cava inferior como profiláxis del embolismo pulmonar.11 Para monitorizar el tratamiento con anticoagulantes el método más frecuente es el tiempo de protrombina (TP), expresado a través del INR, el objetivo es disminuir el INR hasta 1.5 a 2. La dosis respuesta de anticoagulan- tes está influenciada por múltiples factores con gran variabilidad individual. Se debe tener presente que cuando la anticoagula- ción es suspendida, aumenta el riesgo tromboembólico, mientras que si se mantiene el tratamiento puede aumentar el riesgo de hemorragia posoperatoria. El TP y el INR se normalizan tan pronto se recuperen las con- centraciones plasmáticas de factor VII, incluso aunque las concentraciones del factor II (vida media de 36 a 48 h) y factor X (vida media de 72 a 96 h) estén aún dismi- nuídas, y no se alcanza un estado hemostático seguro hasta pasados, como mínimo, 3 a 4 días tras la interrup- ción de los anticoagulantes, por lo que si se suspenden 4 días antes de la cirugía aunque se reintroduzcan después de manera inmediato, los niveles serán subterapéuticos durante 2 días antes y después de la cirugía, por lo que se debe sustituir con rapidez por heparina IV. Además no hay que olvidar que los anticoagulantes interaccionan con multitud de fármacos que pueden potenciar o inhibir su efecto, los de mayor relevancia clí- nica son los AINE, tienopiridinas, amiodarona, corticoi- des a altas dosis, antidiabéticos orales, etc. En relación a la warfarina (coumadín), no existe con- senso general sobre el tratamiento perioperatorio apro- piado en pacientes que llevan largo tiempo tratados con warfarina. La interrupción temporal de warfarina expo- ne a los pacientes a un riesgo tromboembólico equiva- lente a 1 día sin anticoagulación antes de la cirugía y 1 848 • Anestesia obstétrica (Capítulo 74) día después. El tratamiento perioperatorio en los pa- cientes tratados con warfarina incluye suspender este fármanticoagulante antes de una cirugía programada e iniciar tratamiento sustitutivo IV o SC con heparina. Si la cirugía es electiva se debe suspender la warfari- na 5 días antes, sustituir por heparina y revisar INR, TPT y plaquetas. Si el INR es superior a 1.8, administrar 1 mg de vitamina K por vía SC. Cuando el INR es igual a 1.5 se puede realizar la cirugía con seguridad. Sea cual sea la pauta los pacientes deben tener una coagulación normal o casi normal durante la cirugía, por lo que no se puede evitar un cierto riesgo tromboembólico. Si la cirugía es urgente, la warfarina se puede revertir de inmediato con vitamina K, 10 a 20 mg IV (cuidado con las reacciones anafilactoides) y transfundir 2 unidades de plasma fresco congelado, lo que normaliza el INR en 24 h. En el caso de ser necesaria una operación cesárea en una gestante anticoagulada se aconseja administrar anestesia gene- ral.12 A los 3 días de reiniciar el tratamiento con warfari- na el INR será próximo a 2. Si se suspende 4 días antes de la cirugía y el tratamiento se reanuda tras la interven- ción, es probable que el INR sea subterapéutico durante 2 días antes y después de la cirugía. RECOMENDACIONES PARA LA CIRUGÍA DE LA EMBARAZADA ANTICOAGULADA En general, el objetivo ante cualquier cirugía durante el embarazo, es administrar una anestesia para la madre exenta de efectos hipnóticos y depresivos para el feto, valorando también la posible teratogenicidad de los fár- macos empleados, la pérdida del feto o la inducción de un parto prematuro. La morbimortalidad materna está relacionada con los cambios fisiológicos del embarazo, es decir, la prolongación del vaciado gástrico (desde la semana 14 de gestación), la compresiónaortocava por el útero (a partir de la semana 12), y el incremento del volumen plasmático, de las proteínas plasmáticas, del gasto cardíaco y de la función hepatorrenal, que altera- rán la respuesta de los fármacos anestésicos, así como alteraciones nerviosas y mecánicas por disminución del espacio epidural debido a ingurgitación de los vasos epi- durales, provocando una mayor extensión del bloqueo anestésico, que junto a la disminución en la capacidad residual funcional, mayor consumo de oxígeno y menor concentración de hemoglobina, predisponen a mayor rapidez en la desaturación rápida e hipoxemia de la ges- tante.13 Según la Sección de Hemodinámica y Cardiología Intervencionista de la Sociedad Española de Cardiología, se deben retrasar los procedimientos invasivos no urgen- tes con posibilidad de sangrado importante a un mes en los pacientes tratados con stent de metal, y a doce meses en los pacientes tratados con stents farmacoactivos, en lugar de suspender la antiagregación. En las pacientes en que deba realizarse alguna cirugía que obligue a suspen- der la antiagregación con clopidogrel, la aspirina debe mantenerse y el clopidogrel debe restablecerse tan pron- to como sea posible para evitar la trombosis del stent coronario.14 Tanto la anestesia general como la locorregional pro- ducen interferencias sobre la coagulación. En el caso de una anestesia general, debido al propio efecto inherente de los fármacos anestésicos, siendo los halogenados inha- latorios (halotano, sevoflurano y óxido nitroso) los que más interfieren a nivel plaquetario, ya que actúan sobre la agregación secundaria y liberando tromboxano A2, tanto a nivel intra como posoperatorio, el isoflurano está exento de efectos sobre la coagulación, por lo que se considera el ideal. Dentro de los fármacos intravenosos, el propofol, los opiáceos y los relajantes musculares tam- bién interfieren sobre la coagulación.15 En la gestante es preferible la anestesia locorregional a la general, y si es posible hay que diferir la cirugía al segundo trimestre por ser el más seguro (arriba de las 20 semanas).También es importante promover la óptima per- fusión uteroplacentaria, ya sea por desplazamiento uteri- no por la compresión aortocava y una buena hidratación para prevenir la hipotensión arterial, aunque a veces es necesario administrar pequeñas dosis de efedrina (5 a 10 mg IV) o fenilefrina (los agonistas α adrenérgicos puros pueden disminuir más el flujo sanguíneo uterino).16 ANESTESIA LOCORREGIONAL EN LA EMBARAZADA ANTICOAGULADA Los efectos benéficos de la anestesia regional comparada con la general se deben a la vasodilatación y óptima anal- gesia posoperatoria, lo que facilita la deambulación pre- coz, además la carga de líquidos reduce la viscosidad san- guínea y compensa la estasis venosa, lo que contribuye a una menor incidencia de tromboembolismo respecto a la anestesia general.17 A los cambios derivados de la anes- tesia regional se suman los efectos antiagregantes inhe- rentes a los anestésicos locales, que reducirán la mortali- dad precoz posoperatoria. Por el contrario, la anestesia general puede contribuir a una mayor incidencia de TVP al disminuir el flujo sanguíneo en las piernas (hasta 50%); la ventilación controlada de los pulmones impide el retorno venoso desde las piernas, aunque el método de ventilación no influye en la incidencia de TVP. Respecto a la mortalidad perinatal no hay diferencias significativas según las técnicas anestésicas utilizadas, pero existe con- troversia sobre si la anestesia epidural aumenta la dura- ción del trabajo de parto y del parto instrumental; sí faci- lita la dilatación cervical aunque la fase expulsiva pueda prolongarla, además el mayor consumo de anestésicos locales a nivel epidural se correlaciona con la necesidad de fórceps para rotar la cabeza fetal. Con anterioridad la anestesia regional estaba con- traindicada en cualquier paciente con trastornos de coa- gulación aun sin evidencia de hemorragia o equimosis, por el riesgo de hematoma epidural (HE) al lesionarse los vasos sanguíneos epidurales, con la consiguiente com- presión medular y daño neurológico permanente, mani- festándose como paraplejia. En la actualidad existe una serie de recomendaciones establecidas por el Foro de© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Manejo anestésico de la. . . • 849 Consenso de la ESRA (Sociedad Europea de Anestesia Regional) de cómo actuar ante un paciente tratado con fármacos que alteran la coagulación sanguínea.18 ANESTESIA NEUROAXIAL Y TRATAMIENTO CON ANTIAGREGANTES PLAQUETARIOS Ante una paciente tratada con heparinas de bajo peso molecular (HBPM) a dosis profilácticas, se considera que el riesgo de hematoma epidural no aumenta si se respe- tan los tiempos de seguridad. La HBPM debe suspender- se 12 h antes de la cirugía, y el AAS 5 días antes de la cirugía, sustituyéndose por flurbiprofeno (Ansaid) 50 mg VO cada 12 h, siendo la última dosis 24 h antes de la cirugía. Quienes toman tienopiridinas (clopidogrel y ticlopi- dina), si se plantea la necesidad de cirugía, ésta debe demorarse entre 1 y 3 meses después del suceso cardio- vascular que motivó la indicación del antiagregante (infarto agudo del miocardio, accidente vascular cerebral o revascularización miocárdica), suspendiéndose de 7 a 10 días antes de la intervención y sustituirlos por flurbi- profeno hasta 24 h antes de la cirugía. Si la cirugía es urgente, en una paciente tratada tanto con AAS y clopi- dogrel, se desaconseja la anestesia neuroaxial de acuerdo con las evidencias actuales, porque es posible que esté aumentado el riesgo de hematoma epidural y debe valo- rarse el riesgo de sangrado quirúrgico (nivel de evidencia IV). Se reanudan en el posoperatorio sin limitación. Con eptifibatida y tirofiban (Agrastat) hay que valo- rar el riesgo de anestesia regional, y dar un tiempo lími- te de seguridad de por lo menos 8 h, además solicitar recuento plaquetario. Con el abciximab el tiempo de seguridad es de 24 h (nivel IV), en el caso de eptifibati- da y tirofiban el tiempo límite no debe ser inferior de 12 horas, por el riesgo de hematoma epidural. En general se considera que los AINE no ofrecen mayor riesgo para la producción de hematoma epidural, sin embargo se sugiere sustituirlos por paracetamol (Tempra) o metamizol (Neomelubrina) (nivel de evi- dencia IV), con el AAS y el triflusal (Disgrén) tampoco existe evidencia de mayor riesgo (nivel de evidencia II/III) pudiéndose realizar anestesia regional neuroaxial, retirada del catéter epidural o ambos. La prescripción posoperatoria de AINE y AAS tras la anestesia neuroa- xial no tienen un tiempo mínimo de seguridad. Según la ASRA (Sociedad Americana de Anestesia Regional),19 los antiagregantes plaquetarios por sí solos no representan un riesgo adicional de hematoma epidu- ral tras una anestesia neuroaxial, por lo que no se consi- deran una contraindicación; sin embargo, administrados en conjunto con un anticoagulante (HBPM o HNF), sí pueden aumentar el riesgo de sangrado. En la actualidad no existe ninguna prueba concluyente para monitorizar su efecto, por tanto es necesario realizar un examen cui- dadoso del paciente para detectar posibles patologías que contribuyan a la aparición de un sangrado espinal. Según la ESRA20,existe falta de unanimidad sobre el riesgo de sangrado epidural en los pacientes bajo trata- miento antiagregante, siendo difícil determinar una actuación concreta a la hora de realizar una técnica neu- roaxial; administrados en ausencia de otros fármacos que alteren la hemostasia no contraindican la anestesia neu- roaxial ya que no se ha demostrado su relación con el desarrollo de hematoma epidural, pero sí debe evitarse en pacientes que estén tomando varios antiagregantes de manera simultánea. Debido a la falta de acuerdo en los criterios de ac- tuación, se recomienda: a) Realizar una anamnesis dirigida para descartar pro- blemas hemorrágicos asociados a su uso, noreco- mendándose esta técnica cuando exista plaqueto- penia (<50 000/mm3) o enfermedad plaquetaria documentada. b) En caso de cirugía electiva suspender el antiagre- gante con suficiente anticipación, si el paciente es tratado con un AINE potente sustituirlo por otro de acción moderada o escasa. c) En caso de realizar la técnica bajo el efecto de los fármacos antiagregantes, tomar las siguientes pre- cauciones: - Informar al paciente del riesgo adicional. - Elegir un bloqueo periférico en lugar de una téc- nica neuroaxial. - Elegir un bloqueo subaracnoideo en lugar del epidural. - Elegir una técnica de dosis única en vez de una continua con catéter. - Para realizar el bloqueo elegir la aguja del menor diámetro posible. - Elegir un abordaje por la línea media. - El catéter debe introducirse lo menos posible pa- ra asegurar la eficacia de la técnica, es decir, me- nos de 5 cm; el retiro del catéter puede hacerse con seguridad sin precisar una atención especial. - El empleo de anestésicos locales de corta dura- ción permiten evaluar en forma precoz el estado neurológico posoperatorio. - Antes de iniciar la analgesia posoperatoria espe- rar a que revierta lo suficiente el bloqueo anesté- sico y poder valorar el estado neurológico del paciente. Según la Sociedad Alemana de Anestesiología (guía de carácter oficial, aprobada por la Sociedad de Anestesio- logía y Cuidados Intensivos),21 los antiagregantes pla- quetarios no representan una contraindicación para rea- lizar técnicas neuroaxiales. ANESTESIA NEUROAXIAL Y HEPARINA DE BAJO PESO MOLECULAR (HBPM) Con dosis terapéuticas de HNF está contraindicada la anestesia regional antes del parto. Aunque la dosis nece- 850 • Anestesia obstétrica (Capítulo 74) saria durante el embarazo necesita ser estudiada con mayor, extensión, han surgido dudas sobre la técnica raquídea y epidural en parturientas tratadas con hepari- na o AAS a dosis profilácticas, no obstante, la experien- cia con anestesia regional muestra que son seguras. A dosis profilácticas es mejor posponer el bloqueo neuroa- xial 4 h después de la última dosis. Después de insertar el catéter epidural, se puede reiniciar la heparina entre 12 y 24 h siguientes a su colocación, controlando el TTPA cada 12 h mínimo, pero el retiro del catéter debe retrasarse hasta que el TTPA sea normal. Se debe tener el consentimiento informado de la paciente por el riesgo tromboembólico durante el trabajo de parto. Según la ASRA22 la decisión de realizar un bloqueo neuroaxial en una paciente tratada con HBPM durante el período perioperatorio, incluye valorar de forma indivi- dual y específica el riesgo de hematoma epidural contra el beneficio de una técnica anestésica regional, estable- ciendo normas para el manejo de estos pacientes, aunque es casi imposible dar una recomendación específica que elimine el riesgo de hematoma, porque: a) La cuantificación del nivel antiXa no es recomen- dable, la cantidad de antiXa no predice el riesgo de sangrado, por lo tanto su medición no es útil. b) Tanto los anticoagulantes como los antiagregantes administrados en conjunto aumentan el riesgo de hematoma epidural perioperatorio. c) La presencia de sangre en la aguja o catéter duran- te el bloqueo central no implica que la cirugía se demore; deben esperarse al menos 24 h en el poso- peratorio para iniciar la administración de HBPM, teniendo en cuenta que la inserción traumática de la aguja o del catéter espinal aumenta en forma sig- nificativa el riesgo de hematoma. d) Si la HBPM se administra en el preoperatorio con alteraciones en la coagulación, el bloqueo central con dosis única puede ser la técnica neuroaxial más segura, respetando al menos 10 a 12 h después de la última dosis de HBPM, si la dosis fue alta (p. ej., enoxaparina 1 mg/kg/12 h), se debe esperar para realizar la técnica al menos 24 h e) No realizar bloqueos centrales a los pacientes que hayan recibido HBPM 2 horas antes de la cirugía, porque la inserción de la aguja en el neuroeje puede coincidir con el tiempo de máximo efecto anticoagulante. f) Puede ser seguro iniciar terapia con HBPM en pacientes a los que se les haya hecho un bloqueo central con dosis única o con catéter, no adminis- trando la primera dosis antes de las 24 h del poso- peratorio con hemostasia adecuada. El retiro del catéter se realizará antes de iniciar la HBPM. En el caso de mantener el catéter para analgesia posope- ratoria retirarlo 2 horas antes de iniciar la heparina; si se mantiene para analgesia más de 24 h, se debe diferir la HBPM (optando por otras medidas de tromboprofiláxis como la compresión neumática externa) o tomar decisiones de manera individual. g) Las medidas para el retiro del catéter epidural son de vital importancia en pacientes tratadas con HBPM, no debiéndose retirar como mínimo de 10 a 12 h después de la última dosis. Una nueva dosis de heparina no debe administrarse hasta al menos 2 h después de retirar el catéter. Según la ESRA las pacientes con HBPM tienen un ries- go potencial de hematoma epidural tras una técnica neu- roaxial que aumenta cuando se añaden AINE, anticoagu- lantes, antiagregantes y si la técnica es muy traumática o repetitiva. En cuanto al uso profiláctico de HBPM cada 24 h continúa existiendo controversias. Si han transcurri- do menos de 12 h de su administración existe el riesgo de la aparición de un hematoma epidural, por lo tanto no se aconseja la técnica epidural. Si se colocó catéter epi- dural desde el inicio de la intervención, reiniciar entre 8 y 12 h de la cirugía y retirarlo a 12 h de suspender la HBPM. Si la punción epidural fue hemática retrasar la dosis hasta 24 h, siendo fundamental el control neuroló- gico estricto del paciente durante el posoperatorio. La administración de HBPM (cada 12 h), y si han transcurrido menos de 24 h, también incrementa el ries- go de la aparición de un hematoma epidural. Asimismo la anestesia espinal no es aconsejable. No se debe reini- ciar la administración de HBPM hasta haber retirado el catéter epidural, manteniendo los intervalos de se- guridad. Si se administra de manera conjunta tanto HBPM y ácido acetilsalicílico, el riesgo de producir un hematoma epidural no se incrementa mientras se respeten los inter- valos de seguridad. El ácido acetilsalicílico debe retirarse 5 días antes de la cirugía, o cuando menos 2; y la última dosificación de HBPM debe ser por lo menos 12 h antes de la cirugía. Sustituir el AAS por flurbiprofeno, 50 mg VO cada 12 h, siendo su última dosis 24 h antes de cirugía. Fondaparinux (Arixtra) 2.5 mg subcutáneo cada 24 h, última dosis >36 h antes de cirugía. En caso de insufi- ciencia renal, este intervalo debe incrementarse. Si se administra en menos de 36 h existe el riesgo de hemato- ma epidural y no se recomienda la técnica espinal. El tiempo de seguridad después de la anestesia neuroaxial es de 6 h; y en caso de presentarse punción epidural o espinal hemáticas, retrasar la dosis unas 24 h o buscar otra alternativa farmacológica (HBPM). Las hirudinas recombinantes como la lepirudina (Refludín) y la desirudina (Iprivask), la última dosis pre- via al bloqueo debe ser en más de 24 h con un TTPA nor- mal. En caso de insuficiencia renal incrementar el inter- valo. Si la última dosis es en menos de 24 h o el TTPA >1.5, entonces existe el riesgo de producir hematoma epidural. El bloqueo espinal (subaracnoideo) no es acon- sejable. Posibilidad de vida media aumentada en insufi- ciencia renal. Su administración en el posoperatorio debe ser de al menos 6 h si no se administró antes de cirugía (tiempo de seguridad 24 h). Aunque el riesgo de hematoma epidural con HBPM es muy bajo, se puede reducir más con las siguientes pre- cauciones:© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Manejo anestésico de la. . . • 851 a) Si HBPM en preoperatorio: la anestesia espinal debe realizarse al menos 12 h después de la última dosis. b) Si HBPM en posoperatorio sin profilaxis preopera- toria: iniciarentre 10 y 12 h de la cirugía. Si el paciente es de muy alto riesgo tromboembólico administrarla a las 4 horas de la técnica anestésica. c) Si hay catéter epidural: seguir las mismas recomen- daciones que en la punción única. La retirada del catéter no debe ser antes de 10 a 12 h de la última dosis y no antes de 4 h de la dosis siguiente. d) Si se presencia punción hemorrágica, valorar la posibilidad de posponer la siguiente dosis hasta las 24 h. e) Miscelánea: si se decide una anestesia espinal en cualquier otra circunstancia, tomar una decisión individualizada en función de la relación beneficio- riesgo, recomendándose técnica de dosis única, con aguja del menor calibre posible, anestésico local de corta vida media, punción en la línea media verte- bral y control exhaustivo en posoperatorio inme- diato. La HBPM, tanto profiláctica (cada 24 h, con la última dosis 12 h antes de cirugía) como anticoagulante (cada 12 h, última dosis 24 h antes de cirugía), se debe solici- tar como previo análisis TTPA, antiXa y recuento pla- quetario antes de la cirugía. En el posoperatorio, tras anestesia neuroaxial, una hora es el tiempo de seguridad establecido para reiniciar el tratamiento (muy superior al de la HNF), con base en su farmacocinética y ante la falta de un antagonista efectivo para HBPM. Si la pun- ción es hemática retrasar la siguiente dosis un mínimo de 6 horas. Recomendable seguir un control evolutivo poso- peratorio de la anestesia regional. Según la Sociedad Alemana de Anestiosología, la técnica neuroaxial debe realizarse 4 horas después de la dosis de HBPM y reanudarse como mínimo 1 hora des- pués de realizar el bloqueo central. ANESTESIA NEUROAXIAL Y HEPARINA NO FRACCIONADA (HNF) Según la ASRA, la heparina estándar (no fraccionada) se utiliza a dosis terapéuticas (anticoagulantes) en el perio- peratorio de la cirugía vascular y cardíaca, pero a dosis bajas es utilizada como profiláxis tromboembólica veno- sa en cirugía general, ortopédica y urológica. Por tanto, es preciso conocer las interacciones que puede presentar asociada a un bloqueo neuroaxial: a) La administración de minidosis subcutáneas de HNF como profiláxis ETEV no es contraindicación para bloqueo del neuroeje. b) El riesgo de sangrado en el neuroeje se puede redu- cir si la inyección de HNF se hace después de rea- lizar el bloqueo, aunque el riesgo aumenta en pacientes debilitados o después de una terapia pro- longada. c) Si la administración de HNF se realiza en el intra- operatorio (p. ej., cirugía cardiovascular) se deben tomar las siguientes precauciones: - Evitar el bloqueo central en pacientes que tengan una coagulopatía adicional. - Iniciar la HNF una hora después del bloqueo central. - La retirada del catéter debe hacerse una hora antes de la nueva dosis o al menos 2 a 4 h después de la última dosis, evaluando de forma previa el estado de coagulación. - Debe vigilarse de manera estrecha al paciente en el posoperatorio, para detectar de modo precoz posibles alteraciones neurológicas debidas a un HE. - Si la realización del bloqueo central es laboriosa y se detecta sangre, puede aumentar el riesgo de HE, existiendo controversia entre suspender la cirugía o continuar el procedimiento, debiéndose comentar con el cirujano y realizar estrecho seguimiento posoperatorio. SEGÚN LA ESRA Ante un paciente tratado con HNF subsidiario de una anestesia regional, las recomendaciones fundamentales a seguir, se presentan a continuación: a) Si se necesita HNF antes de la punción neuroaxial, esperar por lo menos 4 h después de la HNF para realizar punción epidural/espinal, aunque los valo- res de TPTA sean normales. El retiro del catéter después de la HNF debe posponerse al menos 4 h. b) Si HNF tiene menos de 4 horas y/o TTPA ratio es mayor de 1.5, existe riesgo de hematoma epidural posiblemente aumentado. Se desaconseja la técnica subaracnoidea. Hay que valorar la administración urgente de protamina. c) Si es necesario el uso de HNF después de una pun- ción neuroaxial, administrarla por lo menos 30 min después de la técnica, incluyendo la colocación de un catéter epidural. Si hay punción hemorrágica se desconseja la HNF al menos hasta 6 h después. d) Monitorizar la HNF mediante el TPTA (debe estar en rango normal). Si hay punción traumática epidural/espinal, debe retra- sarse la administración de la HNF por lo menos unas 12 h. ANESTESIA NEUROAXIAL Y ANTICOAGULANTES ORALES SEGÚN LA ASRA El anestesiólogo puede realizar un bloqueo neuroaxial en una paciente anticoagulada con warfarina, basándose en la monitorización de los tiempos de protrombina y el 852 • Anestesia obstétrica (Capítulo 74) INR. En general todo paciente tratado con anticoagulan- tes debe suspender el tratamiento y medirse el tiempo de protrombina y el INR antes de realizar un bloqueo cen- tral, aunque la normalización del tiempo de protrombina y el INR sólo indican que se encuentren niveles acep- tables del factor VII, y que los niveles de factor II y X pueden no encontrarse en nivel adecuado para una hemostasia normal. Por otra parte no se debe olvidar que los pacientes tratados con anticoagulantes pueden estar tomando otros fármacos que alteren la coagulación (aspirina, AINE, heparina), agravando y aumentando el riesgo de complicaciones por sangrado, sin que se alteren el tiempo de protrombina y el INR. En las pacientes, con una dosis inicial de warfarina 24 h antes de la cirugía, se debe vigilar el tiempo de pro- trombina y el INR antes de realizar el bloqueo central. En las pacientes tratadas con una dosis baja de warfarina durante una analgesia epidural se medirá el TP y el INR a diario y antes de retirar el catéter, pero no antes de 36 h de administrar el anticoagulante. Cuando se mantiene el catéter epidural en una paciente tratada con bajas dosis de warfarina (5 mg/día), se deben utilizar anestési- cos que produzcan mínimo bloqueo motor y sensitivo (para no enmascarar el hematoma epidural), con estre- cho seguimiento neurológico, incluso 24 h después de retirar el catéter y más tiempo si el INR es mayor de 1.5 en el momento de retirarlo. Si el INR es mayor de 3, para retirar el catéter suspender o reducir la dosis de warfarina. SEGÚN LA ESRA Las precauciones a tomar en pacientes tratados con anti- coagulantes candidatos a anestesia regional son discuti- das, pero existe unanimidad en no realizar un bloqueo central, ni colocar un catéter, debiéndose retirar el far- manticoagulante y determinar la mejor alternativa para mantener la anticoagulación. La anticoagulación intraoperatoria en pacientes con catéter epidural desde el inicio de la anestesia se realiza sin problemas, pero su retirada debe hacerse antes de la descoagulación completa con cumarínicos (1 a 2 días), 3 a 4 h después de parar la infusión de heparina o 1 hora antes de la siguiente dosis subcutánea. Después de reti- rar el fármaco se necesitan de 3 a 5 días para que los valores del INR se normalicen, se recomienda siempre monitorizar el INR antes de cualquier bloqueo central; lo ideal es que la coagulación sea normal (INR = 1 y TP = 100), pero se deben tener en cuenta las siguientes recomendaciones cuando existan variaciones de la coa- gulación: a) Si el INR <1.5 o un TP >50%, siempre que el TTPA esté en el límite superior de la normalidad, no exis- te mayor riesgo de hematoma epidural con la téc- nica neuroaxial. b) Si el INR es igual de 1.5 a 1.75 y TP 40 a 50% el riesgo aumenta, pero se tomará la decisión indivi- dualizada a cada paciente. c) Si el INR >1.75 con TP < 40%, está contraindicada la técnica neuroaxial. d) Si a una paciente se le coloca un catéter y se debe anticoagular, debe hacerse con un fármaco diferen- te a los anticoagulantes y no iniciar la anticoagula- ción hasta que no se haya retirado el catéter. La acenocumarina (Sintrom) y warfarina (Coumadín) deberán suspenderse 3 a 5 días antes de la cirugía electi- va y realizar anestesia regional sólo si el INR < 1.5 La administración de acenocumarina con un INR mayor de 1.5, implica riesgo de hematomaepidural. El bloqueo espinal no es aconsejable; hay que valorar en estos casos la administración de vitamina K. La prescripción posope- ratoria de acenocumarina después una anestesia epidu- ral-espinal debe valorarse en cuanto riesgo-beneficio, además el efecto clínico aparece después de las 12 h. En general, reiniciar su administración en las primeras 24 h del posoperatorio. SEGÚN LA SOCIEDAD ALEMANA DE ANESTESIOLOGÍA Existe unanimidad en que antes de realizar cualquier técnica neuroaxial, debe suspenderse por anticipado el anticoagulante oral que tome el paciente. En el caso de ser portador de un catéter epidural y deba recibir antico- agulante, el catéter debe retirarse antes de reiniciar el anticoagulante. ANESTESIA NEUROAXIAL Y FIBRINOLÍTICOS SEGÚN LA ASRA La administración conjunta de heparina y terapia fibri- nolítica o trombolítica tiene alto riesgo de sangrado en el neuroeje cuando se realiza un bloqueo a este nivel. Por lo tanto, en las pacientes tratadas con estos fármacos de modo perioperatorio, no debe realizarse ninguna técnica neuroaxial. En caso de ser necesaria la aplicación de un bloqueo epidural/espinal no debe reiniciarse la terapéu- tica con estas drogas un mínimo de 10 días después de la punción de vasos sanguíneos epidurales. En el preopera- torio, y después de haber suspendido los fibrinolíticos, no existe un tiempo estipulado que deba esperarse para poder realizar la técnica neuroaxial. No existen tampoco recomendaciones definitivas para retirar el catéter epidu- ral en un paciente que de forma inesperada recibe tera- pia fibrinolítica o trombolítica; el anestesiólogo tendrá gran precaución para hacerlo basándose en la evaluación del fibrinógeno. SEGÚN LA ESRA En el caso de los fibrinolíticos, la última dosis debe ser 24 a 36 h antes del bloqueo neuroaxial. Además, deben soli- citarse pruebas coagulación (fibrinógeno y tromboelasto- grafía).© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Manejo anestésico de la. . . • 853 Si los fibrinolíticos ya se han inyectado en menos de 36 h, entonces el riesgo de hematoma epidural se incre- menta, por lo que la analgesia regional no es aconsejable. Para la aplicación de las técnicas neuroaxiales deben monitorizarse los parámetros del coagulograma, tenien- do que ser el TP, TTPA y fibrinógeno normales, y de manera ideal también un tromboelastograma normal. En caso necesario de reversión fibrinolítica, administrar an- tifibrinolíticos como ácido epsilonaminocaproico (EACA) y el 4- aminoetilciclohexanocarboxílico (AMCHA). Después de un bloqueo epidural-espinal no se reco- mienda la dosificación de fibrinolíticos hasta 10 días des- pués de la punción de un vaso no compresible. En el caso de un epidural/espinal no hemático la fibrinolisis puede iniciarse 4 h después sin contraindicación alguna; en el caso de punción hemática, entonces retirar el catéter 4 h antes de iniciar fibrinolisis. RECOMENDACIONES GENERALES SEGÚN LA SOCIEDAD EUROPEA DE ANESTESIA REGIONAL (ESRA) La decisión de realizar un bloqueo del neuroeje, así como la retirada de un catéter epidural en una paciente tratada con fármacos que alteren la coagulación, se debe tomar de forma individualizada, valorando el riesgo de desarrollar un pequeño hematoma compresivo hasta el hematoma espinal de mayor gravedad, y sopesar los beneficios que pueda aportar la técnica utilizada. La ESRA recomienda las siguientes consideraciones a tener en cuenta: 1. Procurar realizar toda técnica regional con hemos- tasia dentro de los márgenes de seguridad. 2. Si se produce punción hemorrágica dentro del neu- roeje, en una paciente tratada con fármacos que modifiquen la coagulación, no implica posponer la cirugía, pero sí reevaluar el beneficio-riesgo indivi- dual de cada paciente. 3. El riesgo de un hematoma espinal aumenta en forma notable cuando se asocian varios fármacos que modifiquen la hemostasia, recomendándose en estos casos una técnica anestésica alternativa. 4. Es imprescindible un estrecho seguimiento neuro- lógico en el posoperatorio inmediato para detectar de forma precoz las posibles complicaciones deri- vadas de la técnica anestésica. 5. Los tiempos que se indican se consideran mínimos y pueden variarse según las circunstancias: a) La punción hemática durante el bloqueo central obliga a retrasar la administración de heparinas, aunque existe controversia sobre si suspender la intervención y colocar el catéter el día previo a la cirugía. En los pacientes tratados con HBPM, se deben administrar 12 h antes o 12 h después de la técnica anestésica. Como la mayor incidencia de hematomas está relacionada con el uso de catéteres epidurales, es obligado tomar las corres- pondientes precauciones de no retirarlo hasta 10 a 12 h después de la HBPM y no administrar una nueva dosis hasta 2 horas después de retirar el catéter. b) En los pacientes tratados con HNF la técnica neuroaxial debe posponerse al menos 4 horas desde la suspensión de la HNF, o realizarla 30 min antes de su administración, siempre con un TPTA normal. c) En los pacientes con anticoagulación oral debe monitorizarse el INR tanto para el bloqueo neu- roaxial como para el retiro del catéter epidural, con un estrecho seguimiento neurológico poso- peratorio. d) Los fármacos antiagregantes (ácido acetilsalicí- lico, AINE’s) no son una contraindicación para realizar bloqueos neuroaxiales, pero no hay que olvidar que la asociación de éstos puede aumen- tar el riesgo de sangrado en forma significativa (cuadro 74–1) Los tiempos que se indican se consideran mínimos y pueden variar según las circunstancias: a) La punción hemática durante el bloqueo central obliga a retrasar la administración de heparinas. Aunque existe controversia si debe suspenderse la intervención y colocar el catéter el día previo a la cirugía. b) En las pacientes tratadas con HBPM su administra- ción debe hacerse 12 h antes o 12 h después de la téc- nica anestésica. Como la mayor incidencia de hema- tomas está en relación con el uso de catéteres epi- durales, es obligado tomar la precaución de no reti- rarlo hasta pasadas 10 a 12 h de la administración de HBPM y no administrar una nueva dosis hasta después de 2 horas de haberse retirado el catéter. c) En las pacientes tratadas con HNF la técnica neu- roaxial debe posponerse por lo menos 4 h o reali- zarse 30 min antes de la administración de la misma, siempre con un TPTA normal. d) En las pacientes bajo anticoagulación oral debe monitorizarse el INR tanto para realizar el bloqueo neuroaxial, como para retirar del catéter epidural y hacer un estrecho seguimiento neurológico duran- te el posoperatorio inmediato hasta que se retire. e) Los fármacos antiagregantes (ácido acetilsalicílico, AINE’s) no son considerados una contraindicación para los bloqueos neuroaxiales, pero no hay que olvidar que la asociación de éstos fármacos puede aumentar de manera notable el riesgo de sangrado. ANESTESIA REGIONAL Y ANTICOAGULACIÓN ANESTESIA INTRADURAL La anestesia subaracnoidea (espinal, intradural, raquia- nestesia) se realiza con pequeñas dosis de anestésico 854 • Anestesia obstétrica (Capítulo 74) local, por lo general 5 mg de bupivacaína. Se debe tener presente que, durante la gestación, el aumento de pro- gesterona implica un incremento de la cardiotoxicidad y del potencial arritmogénico de la bupivacaína, pero no de la lidocaína o ropivacaína. Al anestésico local pueden añadírsele pequeñas dosis de opiáceos como fentanilo (20 a 25 µg) o sufentanilo (5 a 10 µg), produciendo una rápida y casi completa mejoría del dolor (en 5 min) durante la primera etapa del parto, aunque pueden pro- vocar prurito y bradicardia fetal. ANESTESIA EPIDURAL Por lo habitual para evitar la inyección IV se administra una dosis prueba de anestésico local con adrenalina (3 mL, 10 a 15 µg), el incremento de la frecuencia cardíaca materna inducida por la adrenalina alertará sobre su posible colocación intravascular, reduciéndose la fre- cuenciade falsos positivos si se administra de inmediato después de una contracción uterina, con lo que disminu- ye la posibilidad de confundir la taquicardia producida por la adrenalina con la generada por el dolor.23 El dolor del parto es de tipo visceral y está referido a los dermatomas T10-L1, en la segunda fase del parto en donde tiene lugar la dilatación completa del cérvix y el dolor es de tipo somático debido a la distensión del perineo, estiramiento de las fascias, piel y tejido subcutá- neo, por lo que el Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología (1993), edita un boletín donde menciona en forma textual: “el dolor severo que produce el parto es por sí solo indicación de técnica analgésica, más que cualquier otra indicación médica. El efecto de la analgesia epidural sobre la progresión del parto y la frecuencia de parto instrumentado es moti- vo de debate; parece estar influído por la extensión del bloqueo, la concentración del anestésico local y la adi- ción de adrenalina u opiáceo. En los partos inducidos la analgesia epidural reduce la incidencia de complicacio- nes sin influir sobre la necesidad de cesárea o estado del neonato. En cesáreas proporciona mejores resultados neurológicos en el neonato que con anestesia general, incluso en urgencias la necesidad de ventilación asistida neonatal es menor con epidural, aunque puede ser res- ponsable de mayor riesgo de cesárea e instrumentación del parto, porque pueden aumentar las complicaciones en la madre en comparación con un parto espontáneo; el uso de fórceps o de ventosa está ligado a una alta in- cidencia de dislaceraciones perineales. Por otra parte, interesa saber si dificulta la lactancia materna y produce hipertermia materna y fetal. En la actualidad en una embarazada con tratamiento anticoagulante es una con- traindicación absoluta realizar una anestesia epidural.10-15 Existe controversia sobre la posibilidad de realizar anestesia epidural y sobre la colocación de catéteres epi- durales en pacientes tratadas con heparina a dosis profi- lácticas. Pero las pacientes anticoaguladas por sí mismas tienen riesgo de sufrir un hematoma epidural espontá-© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Manejo anestésico de la. . . • 855 Cuadro 74–1. Anestesia neuroaxial en pacientes que reciben tromboprofilaxis Tipo de anticoagulación SAAMI SAAR FEC Antiagregantes plaquetarios Sin contraindicaciones Sin contraindicaciones Suspender por adelantado Subcutáneas Punción 4 h después de la . Sin contraindicaciones No discutido heparina Heparinizar 1 h después del bloqueo Heparina estándar IV (HNF) Punción o retirada del catéter Heparinizar 1 h después del Bloqueo neuroaxial 4 horas epidural 4 h después de suspen- bloqueo. Retirar el catéter 2 a des pués de heparina.. der la heparina. Heparinizar 1 h 4 h después de la última dosis Heparinizar 30 min después de después del bloqueo. Retrasar la de heparina. No es necesario la punción. Retrasar cirugía 12 h si la punción fue retraso si la punción es trau- heparinización 6 h, si la punción traumática (hemática) mática. es hemorrágica Heparina bajo peso molecular Bloqueo central 10 a 12 horas Bloqueo neuroaxial 10-24 h Punción 12 horas después de (HBPM) después de HBPM, siguiente después de HBPM. HBPM 24 h HBPM. 1a dosis postoperatoria a dosis 4 h después de punción en el postoperatorio. Retirar las 4 a 12 h. Retirar catéter 10 a aguja o catéter. catéter antes de la 1a dosis 12 h después de HBPM y 4 h de HBPM. antes de la siguiente dosis. Si la punción es traumática, posponer HBPM 24 h Warfarina (anticoagulante) Suspender anticipadamente. Documentar INR normal INR <1.5 para bloqueo central. Retirar el catéter antes de iniciar después de la suspensión, Sin directrices INR para retirar la anticoagulación. antes de la punción. Retirar catéter catéter cuando INR <1.5 (iniciar terapia). . Fibrinolíticos No discutido Sin datos del intervalo de No discutido seguridad para bloqueo neuro- axial o retirada del catéter. Seguimiento del fibrinógeno SAAMI = Sociedad Alemana de Anestesiología y Medicina Intensiva. SARR = Sociedad Americana de Anestesia Regional. FEC = Foro Español de Consenso. neo incluso sin recibir anestesia regional. En condiciones normales, la incidencia de hematoma epidural con el blo- queo epidural es de alrededor de 1:150 000 y con el subaracnoideo de 1:220 000, teniendo en cuenta que el hematoma epidural espontáneo tiene una prevalencia de 1:1 000 000 personas al año.24 Se ha confirmado la seguridad del tratamiento con heparina en pacientes con catéter epidural colocado de manera previa en los que no se detectó hemorragia a nivel clínico durante al menos 1 hora. Se recomienda posponer la cirugía 24 h si al colocar el catéter hay sali- da de sangre a través de la aguja o del propio catéter. También es esencial planificar la retirada del catéter epi- dural, por posible hemorragia epidural, debiendo retirar el catéter epidural 10 a 12 h después de la última dosis de heparina y posponer la siguiente dosis hasta al menos 1 h después de retirar el catéter. ANESTESIA REGIONAL COMBINADA La analgesia combinada espinal-epidural es una alterna- tiva, cuyas ventajas son una instauración rápida de la analgesia, más eficaz en un parto que progresa con rapi- dez, produciendo un bloqueo motor mínimo, lo que per- mite la deambulación de la gestante. Los inconvenientes son una mayor dificultad técnica y el riesgo de cefalea por punción de la duramadre. HEMATOMA EPIDURAL La presentación clínica del hematoma epidural debe sos- pecharse por la presencia de parestesias, debilidad mus- cular de miembros inferiores progresiva, dolor lumbar de características radiculares, disfunción intestinal o vesical; la paraplejía se presenta entre 11 y 17 h después de la sintomatología, por lo que el diagnóstico y tratamiento quirúrgico oportunos se deben realizar antes de 8 h para que la recuperación sea total. Aunque el riesgo de hema- toma epidural es poco frecuente, son las punciones trau- máticas las principales causantes de este riesgo asociado al uso de catéteres epidurales más que a cualquier otra técnica neuroaxial; 25% están asociados a alteraciones de la coagulación inducidas por fármacos, adquirida o con- génita. Los pacientes deben monitorizarse en el periopera- torio, incluído el momento en que se retira el catéter, para descartar signos precoces de compresión medular (dolor lumbar, parestesias o debilidad progresivas, dis- función vesical o intestinal) secundarios a un HE, el diag- nóstico mediante TAC o RNM y debe seguirse de una laminectomía descompresiva urgente, porque la recupe- ración de la función medular es poco probable si la ciru- gía se retrasa más de 8 h tras el inicio clínico de los sín- tomas. Ffinalmente se puede afirmar que, la anestesia regio- nal es segura, aunque las complicaciones pueden ocurrir incluso en manos de anestesiólogos expertos y que por sí misma disminuye la incidencia de complicaciones trom- boembólicas. Durante el primer siglo de historia de la anestesia espinal, desde que Corning en 1885 realizase la primera y Shleich la popularizase en la práctica médica, se han publicado 61 casos de hematoma espinal asocia- dos a técnicas espinales o epidurales, pero la mayoría de ellos han sido publicados en los últimos dos decenios, aumento que parece debido a la realización de un mayor número de bloqueos neuraxiales, mejor información sobre las complicaciones graves, y que gran número de pacientes hayan sido tratados con profiláxis ETEV con HBPM portando un catéter epidural. Desde que se sintetizaron y comercializaron las HBPM, en mayo de 1993, tras cinco años de uso clínico en EUA, se registraron más de 40 casos de hematoma asociados a anestesia neuroaxial en pacientes con trata- miento con HBPM, representando una incidencia esta- dística de 1:14 000 casos en EUA y 1:2,250 000 en Europa, tras un estudio realizado por la Food and Drug Administration, en 1997, lo que motivó a la AsociaciónAmericana de Anestesia Regional (ASRA) a convocar una conferencia de opinión en Chicago, Illinois, 2 y 3 de mayo de 1998, en la que se reunieron un grupo de expertos en el campo de la hemostasia bioestadística, anestesia neuroaxial y la Agencia Federal de Drogas sobre Anestesia y Analgesia Neuroaxial y Uso de Anti- coagulantes. Estas diferencias en la incidencia de hema- tomas epidurales/espinales entre los dos continentes parecen debidas a la dosis y posología de las HBPM. Mientras que en EUA, la dosis era de 30 mg/12 h, reini- ciándose 1 hora después de la cirugía, en Europa la dosis era de 40 mg/24 h (20 mg/24 h en pacientes de bajo y medio riesgo), reiniciándose a las 12 h siguientes del posoperatorio.25 En parturientas la incidencia de daño neurológico es muy baja y difícil de determinar la relación entre hema- toma espinal, anestesia regional y coagulopatía. En la actualidad se contraindica la anestesia neuroaxial en parturientas con un recuento de plaquetas inferior a 100 000 por mm3, enfermedad de von Willebrand; ade- más cuando esté contraindicada la anestesia regional también lo están las inyecciones intramusculares y los bloqueos pudendos.26 En la paciente con anticoagulación completa tam- bién está contraindicado colocar un catéter epidural para analgesia. Si recibe dosis bajas de heparina (profiláxis) si la última dosis fue 4 h antes, puede recibir una técnica regional, siempre y cuando el TPT sea normal y no exis- ta evidencia de hemorragia. El protocolo de prevención del hematoma epidural- espinal en situaciones de riesgo es el siguiente: a) Informar a la paciente del posible riesgo adicional. b) Realizar bloqueos periféricos en lugar de neuroa- xiales. c) Realizar bloqueo subaracnoideo en lugar del epidural. d) Realizar técnica de punción única evitando la con- tinua con colocación de catéter. e) Utilizar aguja espinal del menor diámetro posible. f) racticar abordaje medial evitando el lateral. 856 • Anestesia obstétrica (Capítulo 74) g) En caso de bloqueo epidural continuo se recomien- dan dosis bajas y diluídas de anestésico local, para una recuperación temprana y observación rápida de síntomas por probable hematoma epidural. h) Dejar muy bien asentado la dosificación y horario de antitrombóticos, y respetar de manera estricta el intervalo de seguridad para poder retirar el catéter epidural i) Realizar evaluación neurológica precoz y repetida (aconsejable cada 2 h) durante el período de riesgo estimado de producción del hematoma epidural- espinal. Las responsabilidades legales derivadas de la aparición de un hematoma epidural por la prescripción de una HBPM sin seguir los criterios de las fichas técnicas son de cuatro tipos, a saber: 1. Responsabilidad civil. Conlleva condena a indem- nizar los daños y perjuicios causados. 2. Responsabilidad penal. En los casos más graves de déficit neurológico podría ser calificada como imprudencia punible. 3. Responsabilidad patrimonial. Cuando el médico anestesiólogo pertenece al ámbito público sanita- rio, la responsabilidad de indemnización de daños y perjuicios causados es objetiva y directa de la admi- nistración a la que pertenece el profesional. 4. Responsabilidad de los titulares de los órganos de dirección de los hospitales. El gerente es responsa- ble del control y evaluación del funcionamiento de la institución hospitalaria, pero no alcanza la reali- zación de función asistencial, por lo que resultará responsable por hecho propio y no por su posición jerárquica con los facultativos, si incurre en negli- gencia en el ejercicio de sus propias obligaciones. TRANSFERENCIA PLACENTARIA DE FÁRMACOS Como concepto, cualquier fármaco transportado en la sangre materna llega a la placenta, y de aquí pasar al feto por varios mecanismos:27 Los fármacos con peso molecular entre 100 a 600 daltons atraviesan la placenta en función de su tamaño. Entre 600 y 1 000 daltons interviene la liposolubilidad y el grado de ionización; por encima de 1 000 daltons la atraviesan por transporte activo, por difusión facilitada y a través de los poros de las membranas. Sólo se permite el paso de sustancias con peso molecular menor de 100 daltons. Las proteínas, fármacos y otras macromoléculas realizan el paso maternofetal por pinocitosis y difusión simple, según gradientes de concentración y presión. La placenta se asemeja a la barrera hematoencefáli- ca, no es una barrera absoluta; como regla al anestesiólo- go puede serle útil tener presente que todo fármaco que actúa de manera directa sobre el SNC, con facilidad pasa de la madre al feto, y la velocidad de comienzo de acción sobre la madre podría representar la rapidez con que se realiza el paso hacia el feto, pero el principal inconve- niente es que los fármacos se destruyen por enzimas pla- centarias (como en el caso de la procaína y catecolami- nas). Durante una cesárea la cantidad de anestésico que pasa al feto depende de la duración de la exposición (intervalo entre inducción y ligadura del cordón). Debido a que el pH fetal es menor que el materno (0.1 a 0.2 unidades) tiende a acumular los fármacos; durante el sufrimiento fetal (asfixia fetal) se pueden alcanzar niveles plasmáticos más altos que los maternos, debido al atropamiento iónico de drogas básicas en la sangre acidótica fetal, como ocurre con los anestésicos locales, barbitúricos y narcóticos (cuadro 74–2). SUSTANCIAS TERATÓGENAS EN FORMA POTENCIAL UTILIZADAS DURANTE LA ANESTESIA EN LA GESTANTE Se deben usar los fármacos necesarios con los que se tenga suficiente experiencia, sabiendo que existe gran variabilidad entre ellos debido al polimorfismo genético. La acción del agente teratógeno depende del estadio de desarrollo y susceptibilidad genética del embrión, estado fisiológico o patológico de la madre. El efecto teratogé- nico puede ser sobre la unidad fetoplacentaria o en forma directa sobre el feto. En la blastogénesis (período de máxima toxicidad) se produce casi siempre la muerte del embrión y casi nunca malformaciones (65 a 70% los factores etiológicos son desconocidos y sólo 1% debido a fármacos, sustancias químicas, irradiación o hiperter- mia). En la embriogénesis, a partir del 7º día de gesta- ción, período de máxima vulnerabilidad, se producen transformaciones rápidas e importantes, pudiéndose pro- ducir malformaciones específicas. En la fetogénesis, al final de la semana 8, no se producen malformaciones mayores, pudiéndose alterar el desarrollo del sistema nervioso y genitales externos. La organogénesis, durante © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Manejo anestésico de la. . . • 857 Cuadro 74–2. Transferencia placentaria de fármacos anticoagulantes y teratogenicidad Régimen Embrio- Aborto Complica- Muerte de antico- patía espontáneo ciones materna agulación (%) (%) tromboem- (%) bólicas (%) Warfarina 6.4 25 3.9 1.8 durante en embarazo HNF en embarazo 0 24 33 15 - Bajas 0 20 60 40 dosis - Dosis 0 25 26 6.7 ajustada HNF primer 3.4 25 9.2 4.2 trimestre, después anticoagu- lante los días 14 a 56 de la gestación, es el período de mayor riesgo teratogénico. EFECTOS INDIRECTOS SOBRE EL FETO No son por acción citotóxica o embriotóxica directa, sino por reducción del flujo sanguíneo uterino por hipo- tensión arterial materna, uso incorrecto de vasoconstric- tores, hiper e hipocapnia materna e hipoxemia materna con asfixia fetal, comprometiéndose la circulación pla- centaria. A partir de la semana 24 de gestación debe evi- tarse, en lo posible, la posición de decúbito supino La hipoxemia materna puede prevenírsela en los casos de hemorragia copiosa, restaurando con rapidez la volemia con cristaloides, coloides o hemotransfusiones. Frente a la hipotensión arterial secundaria al bloqueo simpático de la anestesia neuroaxial, se debe administrar en forma previa 1 litro de solución electrolítica equili- brada o dextrosa (aunque esta última puede provocar cuadros de hiperglucemia e hiperinsulinemia maternofe- tal, dandolugar a hipoglucemia neonatal posterior al nacimiento); está contraindicado el uso de dextranos por las posibles complicaciones fetales graves, si se produce, el paso placentario es muy lento y los de bajo peso mole- cular (dextrano-40) no han podido identificarse en la sangre del cordón aunque se detecten en sangre materna. La adición de adrenalina (1:200 000) a los anestésicos locales tiene escasa influencia sobre la perfusión placen- taria, excepto en el bloqueo paracervical por su proximi- dad a la arteria uterina; no está claro si en la solución del anestésico en una técnica epidural tenga efectos signifi- cativos sobre las contracciones uterinas. EFECTOS DIRECTOS SOBRE EL FETO En general, tras una anestesia aumenta el riesgo de abor- to o parto prematuro, pero no está claro si la causa radi- ca en la anestesia, cirugía, enfermedad subyacente o en la combinación de éstas. Se ha comprobado mayor inciden- cia de aborto espontáneo en las parejas de personas expuestas a gases anestésicos residuales, sobre todo en el primer trimestre de gestación (5.1 a 8%), aunque no se ha visto influencia sobre las alteraciones congénitas. La anestesia espinal parece ser benéfica para la ges- tante y el feto, consiguiendo una reducción adecuada de las tasas de catecolaminas plasmáticas secundarias al estrés, además en hipertensas la anestesia epidural per- mite mejorar el flujo placentario. En especial la subarac- noidea produce mínima exposición del feto a fármacos; se debe evitar la hipotensión arterial con cristaloides, ajustar el nivel anestésico (durante el primer trimestre disminuyen las necesidades de anestésicos locales) y si es necesario un vasoconstrictor, utilizar efedrina porque preserva el flujo uterino. La vía epidural durante el parto permite reducir los anestésicos locales, consiguiendo una óptima analgesia con menor grado de bloqueo motor; la administración epidural de bupivacaína 0.125% con fen- tanilo (1 µg/mL) o alfentanilo (20 µg/mL) en perfusión continua a 10 mL/h, es segura y eficaz durante el parto, tanto para la madre como para el feto durante la opera- ción cesárea. El bloqueo paracervical se ha sustituído por otras técnicas analgésicas más seguras durante el parto, por provocar trastornos en la frecuencia cardíaca fetal (5 a 70%), en especial bradicardia (a los 10 min del bloqueo), también por efecto directo de los anestésicos en la circu- lación fetal y vasoconstricción arterial uterina o hiperto- nía uterina. Con dosis de 12.5 mg de bupivacaína se obtiene una buena calidad analgésica similar a dosis mayores con menor incidencia de trastornos fetales. Respecto a los anestésicos locales, sólo dos no cruzan la barrera placentaria: la procaína y la clorprocaína; éstos se metabolizan por esterasas sanguíneas y es probable que en la placenta, y sólo llegan al feto en cantidades despreciables. La lidocaína 2% vía epidural durante la cesárea no provoca efectos deletéreos sobre la circula- ción fetal, durante el parto disminuye la frecuencia car- díaca fetal; en el bloqueo epidural lumbar continuo, la concentración en sangre fetal era menor que la tóxica; se piensa que existe acumulación en el feto y en casos de parto prolongado hay posibilidad de depresión neonatal por el fármaco. La lidocaína simple (sin adrenalina), en la analgesia epidural para atención de parto, se ha considerado causa de depresión neurológica neonatal, lo que no ocurre con la bupivacaína o lidocaína con adrenalina; además la lidocaína puede provocar alteraciones inmunitarias sobre el recién nacido, provocando disminución de la quimio- taxis de los neutrófilos, de manera directa proporcional a las concentraciones plasmáticas. Cuando los anestésicos locales alcanzan concentraciones plasmáticas pueden provocar vasoconstricción de las arterias uterinas, efecto secundario más habitual mediado por la hipotensión arterial debida al bloqueo simpático, por reducción del flujo uteroplacentario con los consiguientes peligros (déficit de oxigenación cerebral y cardíaca). Además pueden acumularse en el feto y provocar efectos tóxicos sobre el sistema cardiovascular (bradicardia o parada car- díaca), nervioso (depresión del SNC y convulsiones), homeostasis (acidosis), pudiendo producir la muerte. Tanto la lidocaína, procaína y tetracaína no son tera- tógenos en humanos. No se recomienda usar mepivacaí- na en el embarazo por su relación con anomalías congé- nitas, tampoco se ha estudiado de modo adecuado la bupivacaína y otros. Parece que la ropivacaína tiene menor toxicidad comparada con la bupivacaína. Se han descrito episodios de convulsiones y taquicardia sinusal en la gestante tras la administración IV accidental de 120 mg de ropivacaína, aunque otros autores no han observa- do efectos adversos tras 75 o 150 mg IV de ropivacaína. No se han encontrado diferencias entre la anestesia epi- dural de la cesárea con bupivacaína 0.5% o ropivacaína 0.5%, con idéntico nivel de bloqueo anestésico (T4-T6), tanto en el flujo de sangre uterino, flujo arterial umbili- cal fetal, calificación de Apgar o pH fetal al nacimiento. No hay comunicaciones fiables que indiquen que la bupivacaína, cuando atraviesa la placenta tras la adminis- tración a la madre de una dosis adecuada clínicamente, 858 • Anestesia obstétrica (Capítulo 74) origine cambios en la frecuencia cardíaca fetal. Otros autores afirman que el bloqueo motor de la ropivacaína es más breve que con la bupivacaína, y tampoco se han encontrado cambios en el flujo sanguíneo umbilical del feto durante la anestesia epidural de la cesárea, incluso en gestantes de alto riesgo de alteraciones en el flujo san- guíneo uteroplacentario. La acción tóxica más importan- te de la prilocaína sobre el feto es la metahemoglobine- mia, relacionada de modo directo con la dosis total de prilocaína administrada a la madre (más de 200 mg). El metabolismo hepático de la mepivacaína está reducido- en forma considerable en el neonato. Con la anestesia caudal la absorción sistémica es mayor por ser zonas muy vascularizadas. Con la adicción de adrenalina al anestési- co se reducen los niveles plasmáticos de éstos. En el caso de los aminoésteres pasan la barrera placentaria en poca cantidad porque se hidrolizan por esterasas maternas. Los anticoagulantes orales pueden causar graves alteraciones neonatales porque atraviesan la barrera pla- centaria, pudiendo causar graves alteraciones sobre el feto (hipoplasia nasal, displasias óseas) y anormalidades del SNC (embriopatía warfarínica), si se utilizan entre las semanas 6 a 12; además se han descrito abortos espontáneos, recién nacidos muertos, partos prematuros, bajo peso al nacimiento, hemorragia perinatal y por su efecto anticoagulante sobre el feto puede ser peligroso durante el trauma del nacimiento. La mejor opción es sustituirlos por heparina, ya que ésta no atraviesa la barrera placentaria y no existe evidencia de efectos tera- togénicos, por lo que la HNF se considera el anticoagu- lante ideal durante el embarazo, teniendo en cuenta que conforme avanza el embarazo sus requerimientos son mayores para alcanzar un TTPA de 1.5 a 2.5 veces por encima del valor normal. Pero es de máxima seguridad para el feto, aunque no para la madre, por el riesgo de hemorragia y trombocitopenia inducida por heparina (2.3% con dosis terapéuticas y 0.3% con dosis profilácti- cas). La trombopenia inducida por heparina puede ser de 2 tipos: no inmunitaria que se presenta entre 2 y 5 días del inicio del tratamiento, y la inmunitaria producida por anticuerpos antiplaquetarios IgG. También puede produ- cir osteoporosis por osteopenia (2.2% de las pacientes). Los anticoagulantes orales no pasan a la leche mater- na, por lo que deben reintroducirse de inmediato des- pués del nacimiento. Se ha publicado un informe sobre mujeres portadoras de válvulas protésicas, no encontrán- dose asociación entre anticoagulación con dicumarínicos y embriopatía, proporcionando mayor seguridad en la prevención de ETEV con dicumarínicos que con hepari- na. Si la heparina atraviesa la placenta,
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