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57 © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. INTRODUCCIÓN La posición de una mujer en cualquier civilización es un índice del avance de ésta; el lugar de la mujer es medido por el cuidado que se le dé en el momento del nacimien- to de su hijo.1 Aunque la anestesia obstétrica se ha desarrollado de manera enorme a partir de esta premisa, los avances en esta especialidad se han complicado por aspectos médi- co-legales, financieros, maternos y fetales. Además, las recientes presiones económicas, las variaciones en los honorarios de los anestesiólogos, las expectativas de la paciente así como los aspectos técnicos al proveer dichos servicios han contribuido en forma positiva, negativa o ambas a estos cambios en la práctica actual de la aneste- sia obstétrica.2 El Instituto de Medicina publicó hace años un artícu- lo titulado “Errar es Humano”,3 el cual impulsó un movi- miento encaminado a mejorar la seguridad de los pacien- tes y a mitigar el error humano en medicina el cual debe ser de 0%, en especial si se trata de la salud materno- fetal. Estas medidas de seguridad pueden optimizarse educando al equipo multidisciplinario obstétrico de tra- bajo, con estrategias que mejoren la calidad de la aten- ción, y eliminen la posibilidad de errores.4 Estas medidas se inician con las evaluaciones iniciales de la paciente tanto por parte del obstetra como del anestesiólogo. El manejo anestésico integral de todo paciente se ini- cia con una adecuada valoración preanestésica, orientada a detectar predictores de riesgo, lo que permite adoptar conductas médicas en forma anticipada, para disminuir la morbi-mortalidad perioperatoria.5 Se entiende por evaluar la reunión y análisis de cier- to tipo de información o datos, provenientes en forma directa o indirecta del examen clínico de la paciente y de su historia clínica; se considera como predictor de ries- go toda circunstancia o grupo de ellas, que al interactuar o encontrarse presentes causan daño a la salud al modi- ficar de modo negativo el rumbo del acto anestésico-qui- rúrgico. La respuesta emocional de cada paciente ante el riesgo inminente de una cirugía no es uniforme, y en general está condicionada a su personalidad y al entorno hospitalario. Esta respuesta emocional puede ser descrita como miedo, el cual se relaciona con el riesgo inminente de daño orgánico producido por la cirugía, éste al no contar con información suficiente y adecuada en la mayoría de las veces, puede ser visualizado como algo exagerado o distorsionado.6 Existen estudios en los que se han tratado de prede- cir las causas de ese miedo preoperatorio, en el que pre- domina el temor inicial a la anestesia seguido al de la cirugía y en último lugar a motivos distintos.7 Es en extremo difícil cuantificar la ansiedad preope- ratoria, ya que los exámenes subjetivos no tienen la sufi- ciente precisión, por lo que se han ensayado muchos métodos objetivos con la finalidad de obtener resultados confiables; entre ellos se encuentra el: Inventario de Ansiedad Rasgo-Estado (IDARE) crea- do por Spielberg y Díaz Guerrero8 que ha demostrado ser útil para el diagnóstico de ansiedad en estudiantes y presos; de manera reciente se han hecho también estu- dios para su validación como método diagnóstico de ansiedad en la paciente embarazada. Estas variables emocionales pueden ser predictoras del comportamiento de las pacientes en el posoperatorio, de ahí que su aplicación en la evaluación previa a las intervenciones obstétricas puede servir de pauta para el tratamiento analgésico y el tiempo de recuperación pos- toperatorio.9 Los factores que permiten un estado emocional de tensión que es perjudicial incluyen: experiencia en embarazos previos, condiciones médicas concomitantes, miedo del trabajo de parto y nacimiento y a la lactancia materna y circunstancias socioeconómicas; por su natu- raleza delicada, la evaluación sicológica de la embaraza- da debe realizarse en lo posible de manera privada y no en la sala de labor.10 Capítulo Valoración y medicación preanestésica de la paciente obstétrica Algunos autores han llegado a comparar la valora- ción preanestésica con la administración del fármaco ansiolítico más potente, es importante recordar que por lo general el embarazo produce una carga emotiva importante en la paciente.11 Estas reacciones emociona- les desencadenan numerosos cambios bioquímicos y fisiológicos similares a la respuesta metabólica al trauma, que están caracterizados por hiperactividad simpática, liberación de catecolaminas, la cual se ha comprobado cuantificando el nivel de adrenalina en el plasma,12 fenó- meno que produce disminución de la perfusión uterina, llegando a causar acidosis fetal. Los principales objetivos que deben cubrirse duran- te la visita preanestésica son: 1. Establecer una relación médico-paciente que pro- porcione a la embarazada información acerca del procedimiento anestésico-quirúrgico, haciendo patente en todo momento la seguridad de que se realizará el máximo esfuerzo para el bienestar del binomio madre-hijo; se le explicarán además las incomodidades a las que estará sometida (p. ej., el ayuno, colocación de sondas vesicales y venoclisis), tratando de esta forma de disminuir el estrés al que está sometida. 2. El segundo objetivo consiste en realizar una ade- cuada evaluación del estado físico de la paciente para establecer una base de datos a partir de la cual puedan valorarse riesgos y tomarse decisiones para el tratamiento perioperatorio; esta evaluación se divide en dos fases, mismas que se explicarán a continuación.13 INTERROGATORIO A pesar de que la paciente cuente con una historia clíni- ca, es importante recabar información acerca de: antece- dentes heredofamiliares de importancia (uno de los más importantes es la hipertermia maligna), hábitos, alguna fármacodependencia, tipo de anestesias recibidas con anterioridad (general, regional, local), complicaciones de las mismas, respuesta indeseable a determinados fár- macos, tipo de religión, ya que la paciente obstétrica está predispuesta a sangrados profusos y los testigos de Jehová se niegan a recibir transfusiones, dato que sir- ve para normar conductas a seguir en caso de situaciones de urgencia que indiquen la administración de transfu- sión sanguínea. Los antecedentes de transfusión sanguínea y reaccio- nes si las hubo, deberán investigarse, así como los per- sonales patológicos para detectar la presencia de alguna enfermedad concomitante (cardiopatía, hipertensión, en- fermedad de tiroides, de la colágena).14 EXPLORACIÓN FÍSICA Por lo regular se inicia con la inspección general, que determina la biotipología de la paciente, así como sus alteraciones, entre las que se encuentra el sobrepeso (que puede llegar hasta la obesidad mórbida o en casos con- trarios a desnutrición en cualquiera de sus grados), el edema presente en 95% de las pacientes, su facies, carac- terísticas de la piel, conjuntivas y mucosas, por ejemplo dermatitis, tinte ictérico, hidratación, llenado capilar y palidez, y la movilidad del cuello. Las características de la tráquea deben ser verificadas, además se debe realizar un examen minucioso de la cavidad oral que comprenda el grado de apertura máxima de la boca, presencia de infecciones bucofaríngeas y amigdalinas, estado de la dentadura, ya que en el embarazo hay disminución del pH de la saliva que predispone al aumento en la inciden- cia de caries, produciendo en ocasiones la pérdida de alguna pieza dentaria o bien al aflojamiento de éstas, que puede motivar accidentes si se lleva a cabo intubación. Cuando se observan prótesis dentales, en el caso de ser completas, conviene dejarlas en su sitio porque man- tienen la configuración anatómica normal de la boca, permitiendo un ajuste correcto de la mascarilla, sin embargo, cuando la prótesis es parcial, éstas deben ser removidas para evitar accidentes al momento de la intu- bación traqueal. Se debe tomar en cuenta que el aumen- to dellíquido extracelular y del volumen plasmático, como resultado del exceso en la producción de minera- locorticoides y estrógenos, conduce a gingivitis, edema de la mucosa respiratoria, incremento de la fragilidad capilar y sangrado con traumatismos mínimos.15 Para el anestesiólogo reviste especial interés valorar la vía aérea en la embarazada, debido a que en esta paciente la intubación difícil tiene una incidencia mayor en comparación a la mujer no embarazada, siendo nece- saria una evaluación de esta vía aérea con métodos sen- cillos y no invasivos, que ayuden a anticipar los proble- mas que puedan presentarse, entre estos procedimientos se encuentran: 1. La clasificación de Mallampati16 modificada por Samsoon y Young.17 Ésta relaciona el tamaño de la lengua con el tamaño de la cavidad oral, y determi- na el grado en que la lengua permite visualizar la orofaringe. Esta valoración se hace con la paciente sentada frente al explorador en posición erecta, la boca abierta al máximo y la lengua en protrusión máxima; a continuación se valora en qué grado son visibles los elementos faríngeos posteriores (figura 5–1).16,17 La visualización de estas estructuras se relaciona con la mayor facilidad o dificultad de la laringoscopia y la intubación de la paciente (cua- dro 5–1). 2. Clasificación de Patil-Aldreti. Esta clasificación evalúa la distancia que existe entre el cartílago tiroides y el borde inferior del mentón estando la paciente sentada con la cabeza en extensión com- pleta y la boca cerrada.18 El espacio anterior de la laringe determina la facilidad con el que el eje laríngeo se alinea con el eje faríngeo cuando la arti- culación atlantooccipital se encuentra en exten- sión. Si la distancia tiromentoneana es muy corta, el eje laríngeo formará un ángulo más agudo con el 58 • Anestesia obstétrica (Capítulo 5) eje faríngeo, éste es fácil de medir con una regla o por medio del ancho del través de los dedos; esto se conoce como distancia tiromentoneana, longitud horizontal o ambas de la mandíbula. Si esta distan- cia es más de 6.5 cm podría no tenerse problema al momento de la intubación traqueal, cuando es de 6.0 a 6.5 cm, la laringoscopia e intubación son difí- ciles de realizar, pero son posibles; si la distancia es menor a 6.0 cm, la intubación es imposible. 3. Clasificación de Cormack-Lehane. La visualización de la laringe por laringoscopia fue definida por Cormack y Lehane, y dividida en grados. El grado I es una visualización completa de la apertura larín- gea; en el grado II se visualiza sólo la porción pos- terior de la apertura laríngea; en grado III sólo se visualiza la epiglotis, y en el IV es visualizado sólo el paladar blando (figura 5–2).19 Se ha determina- do que existen tres parámetros que determinan la adecuada visualización de la laringe, que son: tama- ño de los incisivos superiores, posición de la laringe y tamaño de la lengua (figura 5–3).1,19 Otro método consiste en la evaluación de la articulación atlantooccipital; para realizarla se requiere de una paciente cooperadora y que no haya sufrido traumatismo cervical, ya que la extensión o flexión del cuello puede producir lesiones cervicales. La paciente debe sentarse con la cabeza erecta, mirar hacia delante y extender la articulación atlantooccipital con una mínima ex- tensión del resto de la columna cervical; en esta posición la superficie oclusal de los dientes supe- riores es horizontal y paralela al piso. En este momento se pide a la paciente que extienda la articulación atlantooccipital tanto como le sea posible y el examinador estima el ángulo que se forma por la línea que pasa por la superficie oclu- sal de los dientes superiores y la línea previa deter- minada, este ángulo se ha determinado que debe medir 35° (figura 5–4).18,19 Cualquiera de las anteriores opciones puede ser utiliza- da para determinar la posibilidad de dificultad en el manejo de la vía aérea y la intubación traqueal.19-20 La exploración cardiorrespiratoria incluye: inspec- ción del tórax, para determinar forma, volumen estado de la superficie y movimientos, auscultación de campos pulmonares para identificar fenómenos acústicos agrega- dos, así como la disminución del murmullo vesicular o estertores sugestivos de insuficiencia cardiaca.21-22 Se continúa con la exploración del área cardiaca aus- cultando frecuencia, intensidad y ritmo de los ruidos car- diacos, fenómenos agregados en los focos de exploración del sistema valvular para detectar ruidos anormales, así como la presencia de soplos de flujo sistólico grado I y II o un cuarto ruido (S4), recordando que éstos no tienen importancia clínica y se resuelven después del parto, sin embargo los soplos de grado mayor al II, los terceros rui- dos cardiacos (S3) o los soplos diastólicos requieren de estudios adicionales. En el estudio radiológico puede visualizarse si el corazón está crecido, el electrocardiograma también puede mostrar una desviación del eje hacia la izquierda, cambios en la onda T y una onda Q pequeña sobre todo en la derivación II; dichos cambios se atribuyen por lo general al estado gestacional y no tiene significación clínica. Las enfermedades cardiovasculares maternas complican 1 a 2% de los embarazos y son causa signifi- cativa de mortalidad materna; patologías que por lo ge- neral son de tipo reumático. De cualquier manera, sea conocida o desconocida la enfermedad cardiovascular, existe una serie de síntomas y signos que han adquirido gran valor predictivo para complicaciones cardiacas en las pacientes que van a tener intervención quirúrgica como es el índice cardiaco multifactorial de Goldman.23,24,25 Este índice fue creado en 1977 por Goldman y et al. a partir de un estudio realizado en 1 001 pacientes que© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Valoración y medicación preanestésica de la. . . • 59 Clase I Clase II Clase III Clase IV Figura 5�1. Clasificación de las vías aéreas superiores de acuerdo al tamaño de la lengua y estructuras orofaríngeas.16,17 Cuadro 5�1. Clasificación de Mallampati Clase I: Pilares y úvula visibles Clase II: Paladar blando y úvula visible, pero la úvula se encuentra oculta por la base de la lengua Clase III: Paladar blandoy úvula visibles Clase IV: Paladar blando no visible iban a ser sometidos a procedimientos quirúrgicos no cardiacos, en los que se identificaron nueve factores importantes de riesgo a los cuales se otorgó un puntaje según su importancia relativa en la mortalidad postope- ratoria de causa cardiaca (cuadro 5–2). Al obtener el puntaje total se establecieron cuatro categorías de riesgo, tomando en cuenta que a mayor puntaje mayor probabilidad de sufrir muerte súbita en el periodo posoperatorio; con este dato Goldman logró predecir la evolución posterior de 81% de los pacientes estudiados. Los riesgos cardiovasculares para la madre con enfer- medad cardiovascular congénita, incluyen: arritmias, paro cardiaco, edema pulmonar, insuficiencia cardiaca y muerte. La habilidad del sistema cardiovascular para adaptarse a los cambios fisiológicos del embarazo, tipo de lesión congénita y alteraciones que causa en la homeos- tasis de la embarazada, son un factor determinante para la evolución de la paciente y el éxito del tratamiento. En lo referente a la evaluación de pacientes con enfermedad cardiaca congénita, esta es mandataria antes del embara- zo para permitir una estratificación de riesgo basal, así como consejo especializado y toma de decisiones.26 Los riesgos en el feto de este tipo de pacientes inclu- yen restricción de crecimiento intrauterino, nacimiento prematuro, hemorragia intracraneal y pérdida fetal, fac- tores que hacen necesario el seguimiento cuidadoso del crecimiento del feto; el riesgo para éste es mayor en la embarazadas con clase funcional NYHA >II, cianosis y obstrucción de flujo del corazón izquierdo. El cuidado prenatal y la monitorización necesaria deberán ser determinados antes del embarazo o tan pronto éste es confirmado.La paciente deberá ser referi- da a un centro de especialidad. Las pacientes con bajo riesgo podrán continuar su atención con el primer médi- co de contacto. Aquellas mujeres con riesgo alto deberán ser observadas por un equipo multidisciplinario de espe- cialistas disponibles las 24 horas. Quizá durante el tercer trimestre se requiera de hospitalización para observación estrecha. La paciente con síndrome de Eisenmenger, Marfan o lesiones obstructivas izquierdas severas debe- rán ser alertadas de la gran morbimortalidad asociada con la maternidad, y la terminación temprana del emba- razo se tendrá en consideración. La anticoagulación es necesaria en mujeres con enfermedad cardiaca congénita para evitar eventos trom- boembólicos debidos a arritmia, flujo sanguíneo lento, o prótesis valvulares metálicas. El riesgo de tromboembo- lismo es seis veces mayor durante el embarazo, por con- siguiente una adecuada anticoagulación es vital. Sin embargo esto crea problemas tanto para la madre como para el feto; la warfarina cruza la placenta y tiene mayor riesgo para el feto, incluyendo defectos esqueléticos, anormalidades del sistema nervioso central y hemorragia intracraneal. La heparina no cruza la barrera placentaria y es segura para el feto, pero es menos efectiva como agente tromboprofiláctico. Aunado a lo anterior, los fár- macos cardiovasculares cruzan la barrera placentaria y pueden producir efectos indeseables sobre el feto. La amiodarona causa hipotiroidismo; algunos fármacos pue- den alcanzar concentración importante en la leche materna, por lo que sus efectos en el neonato deben ser considerados para indicarlos. El uso de heparinas de bajo peso molecular es de vital importancia antes y después 60 • Anestesia obstétrica (Capítulo 5) Grado IVGrado I Grado II Grado III Figura 5�2. Grados de visualización de la apertura laríngea por laringoscopia.18,19 Figura 5�3. La visión directa de las cuerdas vocales a la laringosco- pia puede ser bloqueada por una laringe anterior; 1. incisivos promi- nentes y 2. Lengua larga y posterior, 3. posición de la larínge.18,19 Figura 5�4. Método clínico para evaluar la extensión de la articula- ción atlanto-occipital.18,20 del parto, el empleo de warfarina es seguro durante la lactancia y puede iniciarse 6 a 12 h después del naci- miento del producto. La incidencia de tromboembolismo venoso en la población obstétrica oscila entre 0.06% a 1.8%, por lo tanto la profilaxis de rutina debe administrarse en las pacientes obstétricas con alto riesgo de presentarla; a pe- sar de esta profilaxis el tromboembolismo venoso puede presentarse en algunas pacientes. Los clínicos deberán siempre sospechar esta posibilidad con el fin de ordenar las pruebas diagnósticas adecuadas e iniciar terapia en las situaciones de alto riesgo; con dicho abordaje se evitarán secuelas como el síndrome postrombótico, insuficiencia venosa, hipertensión pulmonar y falla cardiaca congesti- va derecha.27 Las siguientes son recomendaciones para la profi- laxis del trombo embolismo en la paciente obstétrica: • Pacientes con reposo en cama prolongado durante el embarazo sin otros riesgos mayores, se recomienda aplicar sólo medias de compresión. • Pacientes con historia de trombosis venosa profun- da (TVP) y otros factores de riesgo para tromboem- bolismo, deberán tratarse con dosis profilácticas de heparina no fraccionada subcutánea o heparinas de bajo peso molecular en embarazos subsecuentes. • Pacientes con historia de TVP previa durante el embarazo o asociada a anticonceptivos hormonales, deberán recibir heparina no fraccionada subcutánea o heparinas de bajo peso molecular en embarazos subsecuentes. • Pacientes embarazadas con TVP previa conocida causada por exposición a estrógenos, requieren dosis profiláctica de heparina no fraccionada subcutánea o heparinas de bajo peso molecular al iniciar el pri- mer trimestre del embarazo, este tratamiento se de- be continuar durante 6 semanas después del parto. • Pacientes embarazadas con trombofilia conocida e historia de TVP previo deberán ser tratadas con pro- filaxis de heparina no fraccionada subcutánea o heparinas de bajo peso molecular durante el em- barazo • La profilaxis de rutina con heparina no fraccionada o heparinas de bajo peso molecular, no se recomien- da en pacientes que serán sometidas a cesárea. Se debe iniciar la ambulación en forma temprana, y aplicar medias de compresión graduada o dispositi- vos neumáticos de compresión. • Pacientes con válvulas cardiacas artificiales deberán consultar con expertos, de preferencia antes de la concepción, para considerar el manejo de anticoagu- lación durante el embarazo. • Pacientes tomando anticoagulantes orales antes del embarazo, estos deben ser sustituidos por heparina no fraccionada subcutánea o heparinas de bajo peso molecular La dosis profiláctica de la heparina no fraccionada es 5 000 UI cada 12 h o heparinas de bajo peso molecular, 40 mg/día; se recomienda el adecuado seguimiento de su efecto con exámenes de laboratorio indicados en rela- ción al fármaco que se esta administrando. La columna vertebral deberá ser explorada en su tra- yectoria sobre todo en la región lumbar, ya que es indis- pensable detectar, desviaciones y deformidades, así como infecciones de la piel que contraindiquen la anestesia regional. La exploración neurológica puede ser breve en personas sanas recordando que la paciente embarazada con enfermedad hipertensiva aguda presenta aumento de los reflejos osteotendinosos. Un apartado especial a tener en cuenta es la pacien- te con obesidad y embarazo, lo cual representa un reto en la evaluación y manejo correctos en el entorno perio- peratorio para el anestesiólogo. La obesidad alcanza proporciones epidémicas, en EUA las cifras son alarmantes, y en México aunque la estadística no es confiable se estima que es el segundo país con más sobrepeso en la población, teniendo este fenómeno impacto importante sobre la morbi-mortali- dad, dado que se asocia a condiciones tales como la hipertensión, enfermedad cardiaca coronaria, diabetes tipo II, enfermedad de reflujo gastroesofágico, enferme- dad biliar, asma, osteoartritis, accidente vascular cerebral, apnea del sueño, tromboembolismo venoso, embolismo pulmonar, dislipidemias, algunos cánceres, desórdenes psicológicos, complicaciones posoperatorias infecciosas y respiratorias, estancia prolongada en la terapia intensiva y muerte.28,29,30© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Valoración y medicación preanestésica de la. . . • 61 Cuadro 5�2. Índice multifactorial de riesgo cardiaco Criterios Puntos I. Interrogatorio a. Edad > 70 años 5 b. IM en los seis meses previos 10 II. exploración física a. Galope S3 o DVY 11 b. EVA importante 3 III. Electrocardiograma a. Ritmo distinto al sinusal o CAP en el último 7 ECG preoperatorio b. 5 CVP por minuto documentadas en cualquier momento antes de la operación IV. Estado general PO2 < 60 o PCO2 > 50 mm 3 K < 3.0 o HCO3 < 20 mEq/L BUN > 50 o Cr > 3.0 mg/dL, TGO anormal Signos de enfermedad hepática crónica o paciente en cama por causas no cardiacas V. Operación a. Operación intraperitoneal, intratorácica o 3 aòrtica b. Operación de urgencia 4 Total posible 53 IM = infarto miocárdico; DVY = distensión venosa yugular; EVA = estenosis valvular aórtica; CAP = contracciones auriculares prematuras; CVP = contrac- ciones ventriculares prematuras; PO2 = presión parcial de oxígeno; PCO2 = presión parcial de dióxido de carbono; K = potasio; HCO3 =bicarbonato; BUN = nitrógeno ureico en sangre; Cr = creatinina; TGO = transaminasa glutámico oxaloacética.. Los cambios fisiológicos del embarazo aunados a la obesidad son de gran importancia y se deben de tener en cuenta en la evaluación preoperatoria,31 dentro de los más relevantes están: • Cambios anatómicos que afecten el acceso a la vía aérea: edema de las mucosas, aumento del diámetro mamario, depósito graso en la vía aérea superior que puededificultar la laringoscopia.32 • Cambios respiratorios que involucran: desplaza- miento cefálico del diafragma lo cual afecta profun- damente la ventilación, disminución significativa de la capacidad residual funcional, aumento del consu- mo de O2, lo que se traduce en hipoxemia y rápida desaturación de oxigeno.33 • Cambios cardiovasculares que incluyen: gasto car- diaco incrementado, expansión del volumen sanguí- neo, anemia dilucional y compromiso en la capaci- dad de transporte de oxigeno en la hemorragia aguda. Síndrome de hipotensión supina que com- promete el flujo sanguíneo úteroplacentario y pone a la paciente en riesgo de hipotensión y colapso car- diovascular. • Cambios hematológicos: hipercoagulabilidad, au- mento de eventos tromboembólicos. • Cambios gastrointestinales: relajación del esfínter esofágico inferior, disminución de la motilidad gas- trointestinal, aumento de la presión intraabdominal y de la acidez gástrica, lo cual incrementa el riesgo de broncoaspiración y neumonitis secundaria. • Sistema nervioso central y periférico: aumento de la sensibilidad del tejido neuronal, reducción del diá- metro de los espacios epidural y subaracnoideo. Tanto la farmacocinética como la farmacodinámica de los medicamento están alteradas debido: al volumen de distribución, umbrales de toxicidad más bajos, inicio de acción más prolongado y disminución de la duración de la analgesia; un ejemplo claro de este fenómeno en la clíni- ca es que se requieren dosis más altas de fármacos lipo- fílicos en la inducción de la anestesia general.34 Otro objetivo en la valoración preanestésica se cen- tra en determinar el riesgo de morbi-mortalidad que tiene el método anestésico que se piensa administrar. Desde 1941 Sakland desarrolló un sistema para la clasi- ficación del riesgo físico que pudiera proporcionar una terminología común y facilitara la recopilación de datos estadísticos; en 1961 Dripps y colaboradores modifica- ron el sistema y en 1962 la American Society of Anesthesiologists (ASA, por sus siglas en inglés) lo adop- tó denominándolo estado físico preoperatorio de la ASA. Aunque este sistema no se desarrolló con tal propósito, desde entonces se ha visto que se relaciona con el índice de mortalidad perioperatoria (cuadro 5–3). Aunque las enfermedades de fondo son sólo uno de los múltiples factores que contribuyen a las complicaciones periopera- torias, en el caso de la paciente embarazada no es de extrañar que esta clasificación no resulte perfecta como predictor de mortalidad perioperatoria. 35 EXÁMENES DE LABORATORIO El anestesiólogo debe contar con exámenes recientes de la paciente como son la biometría hemática; para su correcta interpretación hay que tomar en cuenta que al final del embarazo el volumen sanguíneo materno se ha incrementado en 1 000 a 1 500 mL (cerca de 90 mL/kg de peso), esto tiene como objetivo permitir que tolere la paciente la pérdida sanguínea estimada en el parto de 400 a 500 mL y en la cesárea de 800 a 1 000 mL, por lo que se considera que las cifras normales de hemoglobina deben estar por arriba de 11 g/dL. Dependiendo de si existe una enfermedad concomi- tante, se solicitarán otras pruebas enfocadas a incremen- tar la información que permita conocer el estado real de la embarazada, entre éstas se pueden requerir: examen general de orina, química sanguínea y pruebas de coagu- lación; si es posible esta última con una vigencia menor a 24 h ya que a diferencia de otros pacientes, en los cua- les una prueba anormal de coagulación, en ausencia de anomalías clínicas rara vez se relaciona con un problema de sangrado perioperatorio, el embarazo es un proceso evolutivo que en cualquier momento puede complicarse con una patología concomitante que condicione altera- ciones de la coagulación, por lo que siempre deberán indicarse como mínimo el tiempo de protrombina y el tiempo parcial de tromboplastina, los cuales proporcio- nan datos de la eficiencia de ocho de los factores más importantes de la coagulación (cuadro 5–4).36,37 Otros exámenes que pueden solicitarse también en relación a la enfermedad coexistente o los hallazgos de la historia clínica son enzimas hepáticas, electrolitos, nitró- geno ureico, gases arteriales etc. El último objetivo de la valoración preanestésica consiste en la administración de fármacos que persigan el alivio de la ansiedad, sedación, amnesia, analgesia, dismi- nución de las secreciones respiratorias, prevención de reacciones reflejas autónomas, reducción del volumen gástrico, aumento del pH del estómago, efectos antiemé- ticos, disminución de los requerimientos anestésicos y la facilitación de la inducción anestésica. En el caso de la paciente obstétrica programada para cesárea el día previo a la intervención ningún fármaco debe ser indicado, ya que casi todos atraviesan la barrera placentaria ocasionando efectos deletéreos sobre el feto; 62 • Anestesia obstétrica (Capítulo 5) Cuadro 5�3. Clasificación de la Sociedad Americana de Anestesiología Estado Estado patológico Clase 1 ASA No hay trastorno orgánico, fisiológico, bio- químico opsiquiátrico Clase 2 ASA Trastorno sistémico leve a moderado que pue- de o no estar relacionado con la causa de la intervención Clase 3 ASA Trastorno sistémico grave que puede o no rela- cionarse con la causa de la operación Clase 4 ASA Trastorno sistémico grave que pone en riesgo la vida con o sin operación Clase 5 ASA Paciente moribundo podría ser la excepción el caso de una paciente de suma aprehensión, en la que será necesario aplicar por vía parenteral una dosis mínima de un fármaco como el midazolám. El día de la cirugía se recomienda la administración de antiácidos para neutralizar el ácido del contenido gás- trico, por ejemplo una dosis única de 15 a 30 mL de citrato de sodio 0.3 M (antiácido sin partículas), 15 a 30 min antes de la intervención, el cual tiene una efectivi- dad de 100% para aumentar el pH gástrico por arriba de 2.5 y además no causa daño, en caso de que se produzca aspiración de contenido gástrico a los pulmones; esto en comparación a lo que sucede con los antiácidos particu- lados que pueden ser más efectivos en lo que se refiere al aumento del pH; sin embargo, la aspiración de conte- nido gástrico con estos antiácidos, provoca daño pulmo- nar significativo y persistente. También pueden ser empleados agentes gastrocinéti- cos como la metoclopramida que reduce el contenido gástrico por aumento del tono del esfínter gastroesofági- co e incrementa la motilidad gastrointestinal, sin tener efectos sobre el pH gástrico; por lo general se recomien- da administrar una dosis de 5 a 10 mg por vía endoveno- sa, 15 a 30 min antes del inicio de la cirugía.38-39 En pacientes durante el trabajo de parto por lo común no se administra medicación preanestésica; ésta se recomienda cuando se sospecha la posibilidad de prac- ticar una cesárea; en esta situación la medicación es simi- lar a la de una cesárea programada, siempre y cuando el factor tiempo lo permita. Antes de dar por finalizada la valoración preanesté- sica es necesario en forma individual hacer la planeación del método anestésico más seguro para el caso; en este aspecto un factor muy importante es el tiempo de ayuno que tiene la embarazada, ya que estas pacientes por defi- nición tienen estomago lleno, por lo que es importante establecer el tiempo de la última ingesta alimenticia, parámetro que junto con los que se obtuvieron en la valoración preanestésica, y el conocimiento del estado de bienestar fetal, en forma conjunta orientarán al aneste- siólogo para seleccionar el mejor método de anestesia para el caso en particular. No hay que olvidar explicar a la paciente los pros y contras de la técnica anestésica seleccionada, lo que debe hacerse para infundirle seguridad y no temor para el acto anestésico y quirúrgico. Una vez que se han cubierto todos los objetivos de la valoración preanestésica, se debe proceder a obtener el consentimiento informado de la embarazada, la omisión de esta acción puede ser motivo de unademanda por mala práctica, en especial cuando se presenta alguna complicación inusitada y el consenti- miento no se obtuvo. Es necesario hacer hincapié en que el éxito de la visi- ta preanestésica depende en lo fundamental del manejo psicológico de la ansiedad, ya que la paciente tranquila y cooperadora augura un final feliz.40 © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Valoración y medicación preanestésica de la. . . • 63 Cuadri 5�4. Pruebas discriminatorias de coagulación36,37 Estudio determinación valor normal Tiempo de sangrado plaquetas e integridad vascular 5 minutos Recuento de plaquetas de 140 000 a 440 000/mm3 Tiempo parcial de II, V, VII, IX, X, XI 24 a 36 segundos Tromboplastina Tiempo de protrombina II, V, VII, X 11 a 12 segundos Tiempo de trombina, I, II productos de degradación circulantes 16 a 20 segundos REFERENCIAS 1. Haggard HW: Devils, Drugs, and Doctors: The Theory of the Science of Healing from Medicine Man to Doctor. New York: Harper and Brothers 1929:3. 2. Buclin B, Hawkins JL, Anderson JR, Ullrich FA: Obstetric Anesthesia Workforce Survey Twenty-year Update. Anes- thesiology 2005;103:645-653. 3. Kohn LT, Corrigan JM, Donaldson MS: To Err Is Human: Building a Safer Health System. Washington, DC, National Academy Press,1999:1–67. 4. Morgan PJ, Pittini R, Regerhr G: Evaluating Teamwork in a Simulated Obstetric Environment. Anesthesiology 2007; 106:907–15. 5. Wikinski J: La Visita preanestésica. 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