Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
891 © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. a INTRODUCCIÓN En EUA el traumatismo medular ha reportado una inci- dencia anual de 10 000 casos nuevos por año, aunque la incidencia actual quizás sea mayor si se incluye la mor- talidad prehospitalaria. El 50% de estas lesiones ocurren en individuos con edades entre 16 y 30 años, los princi- pales años de edad reproductiva; aproximadamente 18% de estos casos ocurren en mujeres.1 Los traumatismos y los accidentes representan aproximadamente 6 a 7% de las complicaciones ocurridas en el embarazo.2 Los accidentes de vehículo automotor son responsa- bles de casi la mitad de estas lesiones (45%), las caídas y las heridas de arma de fuego son otras causas comunes. A diferencia de los hombres, quienes generalmente que- dan infértiles como resultado de la lesión, la fertilidad en las mujeres con lesión espinal no se ve afectada.3 La edad gestacional se ha encontrado que correlaciona con el pronóstico de supervivencia fetal. En un estudio realiza- do se observó que en pacientes embarazadas con edades gestacionales menores a 20 sem, existe mayor posibili- dad de pérdida fetal. Las alteraciones en las pruebas de coagulación, tiem- po de protrombina (TP), INR (por sus siglas en ingles; Internacional Normalized Ratio) y tiempo de tromboplas- tina parcial (TTP) correlacionaron negativamente en el pronóstico materno.4 Aunque la amenorrea puede ocurrir después de una lesión aguda de la médula espinal, muchas pacientes retornan a su ciclo menstrual normal dentro de los pri- meros seis meses y un gran porcentaje de estas mujeres se mantienen sexualmente activas después de la lesión.5 Dado el avance, tanto en la rehabilitación como en la tecnología reproductiva, el embarazo en esta población será más común. La lesión de la medula espinal antes del embarazo no se asocia con mayor riesgo a desarrollo fetal adverso, tal como malformaciones congénitas o enferme- dad intrauterina; sin embargo, las complicaciones médi- cas crónicas maternas se pueden exacerbar. Además las lesiones agudas adquiridas durante el embarazo producen cambios inmediatos neurológicos maternos y en la fisiolo- gía hemodinámica, lo cual afecta profundamente al feto. La lesión aguda espinal puede poner en riesgo el embarazo, provocando pérdida fetal, desprendimiento placentario o lesión traumática fetal. El embarazo puede coincidir con el traumatismo medular en sus formas aguda o crónica, o puede ser sometida a procedimientos anestésico-quirúrgicos por complicaciones obstétricas y raramente para cirugía no obstétrica. ANATOMOFISIOLOGÍA DE LA COLUMNA VERTEBRAL Y MÉDULA ESPINAL El conocimiento de la anatomía tanto de la medula espi- nal como de las vértebras y la irrigación sanguínea es esencial para el entendimiento de las patologías relacio- nadas con la médula. La columna vertebral está formada por 33 vértebras que se agrupan en cinco regiones: cervical, dorsal, lum- bar y sacro-coccígea (que agrupa dos regiones) con forma, tamaño y movilidad diferentes entre sí.6 Cada vértebra está unida a la de encima y a la de abajo por una estructura elástica en forma de disco que se denomina disco intervertebral. Reforzando esta unión se encuen- tran varios ligamentos de extraordinaria fortaleza que mantienen las vértebras formando una columna y evitan- do que se deslicen o se separen (figura 76–1). La columna cervical. La región cervical está com- puesta por siete vértebras y está localizada en el cuello; estas son pequeñas en tamaño pero con gran movilidad. Soporta el peso de la cabeza y por esto sufre con fre- cuencia lesiones por sobrecarga en trabajos que precisan tener la cabeza flexionada hacia adelante. También sufre con frecuencia traumatismos especialmente de tráfico o deportivos. Anestesia en la embarazada con traumatismo medular La columna dorsal. Está compuesta por 12 vértebras de tamaño medio. Debido a que está situada en el tórax y que cada vértebra está unida a dos costillas “una por cada lado”, tiene menos movilidad que la columna cervi- cal. El movimiento de esta región sólo es de giro o rota- ción, sin que exista posibilidad de movimientos hacia adelante o hacia atrás. La columna lumbar. La columna lumbar tiene cinco vértebras de gran tamaño y con una gran movilidad hacia adelante y hacia atrás. Se extiende desde donde terminan las costillas en el tórax hasta la pelvis, donde termina la cintura. Esta región soporta todo el peso del tronco, los brazos y la cabeza, sobrecargándose con gran facilidad si la musculatura no es muy fuerte o el trabajo que se rea- liza es muy duro. Por eso no es de extrañar que sea la zona de la columna con más problemas y la que se some- te a cirugía con más frecuencia. La columna sacro-coccígea. Por debajo de la colum- na lumbar se encuentran dos regiones, de cinco vértebras cada una, que son la región sacra y la región coccígea. Las vértebras en estas dos zonas están unidas unas a otras, formando un bloque de hueso que no presenta movili- dad. Los problemas en esta zona son muy infrecuentes a no ser que existan fracturas o tumores. Los nervios. De la médula espinal surgen los nervios o raíces nerviosas. La lesión dejará las mismas secuelas que las lesiones de la médula espinal pero la debilidad esta localizada en un músculo o grupo de músculos dando lugar a una paresia o parálisis, y a una disminución de la sensibilidad dejando una hipoestesia en un área pequeña. Otros síntomas acompañantes son las pareste- sias. El dolor no sólo se va a sentir en la zona afectada, sino que en muchas ocasiones se va a extender a otras regiones a veces alejadas (dolor irradiado). Los discos intervertebrales. Otra de las estructuras importantes dentro de la columna vertebral son los dis- cos intervertebrales que están formados por una zona central a la que se llama núcleo pulposo que es respon- sable de la compresión nerviosa en las hernias de disco. Este núcleo pulposo es de consistencia elástica colocada en el centro del disco y rodeada a su vez de un anillo fibroso. Cuando el anillo fibroso se fisura o se rompe, el núcleo pulposo que se encuentra en el centro del disco se va desplazando hacia atrás haciendo prominencia o abombando la parte posterior del disco, dando lugar a la protrusión discal. Si el anillo se sigue rompiendo, el núcleo pulposo se va moviendo hacia atrás hasta salirse completamente del disco, y se introduce en el canal medular tras romper el ligamento que hay detrás, com- primiendo la médula espinal o las raíces nerviosas dando lugar a hernia extruída. Aquí el daño no sólo se encuen- tra en el propio disco sino que una parte del mismo se escapa y origina una compresión nerviosa con debilidad muscular, acorchamiento e incluso falta de sensibilidad.7 Articulaciones vertebrales. Conectando una vérte- bra a otra existen unas pequeñas articulaciones formadas por la unión de las apófisis articulares de la vértebra superior e inferior. Estas pequeñas articulaciones son muy importantes para que las vértebras se mantengan en su lugar al moverse la columna, e impiden que una vér- tebra se desplace hacia adelante sobre la que está deba- jo, perdiendo la alineación. La médula espinal. La médula espinal es una prolon- gación del cerebro y está formada por todos los nervios que, surgiendo del cerebro, van a parar a todos y cada uno de los músculos. También está formada por nervios que llevan las sensaciones desde la piel o desde las vísce- ras hasta el cerebro, transmitiendo así el dolor, las sensa- ciones de frío o calor, el tacto, las posiciones de las arti- culaciones, etc.8 La médula espinal se localiza dentro del canal raquí- deo, tiene longitud entre 43 y 45 cm. El extremo supe- rior se continúa con la médula oblongada, mientras que el extremo inferior presenta el cono medular que termi- na a nivel del disco intervertebral de L1–L2. El cono medular se continua con el filum terminal que se fija hacia abajo en el cóccix. En la cara ventral o anterior de la médula espinalse observa la emergencia de las raíces anteriores formando los surcos laterales anteriores, entre estos surcos se encuentra el surco medio anterior. En la cara posterior de la médula se localiza la entrada de las raíces posteriores constituyendo los surcos laterales posteriores, entre los cuales se localiza el surco medio posterior. En sentido transverso la médula espinal presenta dos intumescen- cias, una cervical que se extiende desde los segmentos de C4 a T1 y da origen al plexo braquial, y otra lumbar desde los segmentos L2 a S3 y forma el plexo lumbosacro. La unión de las raíces dorsales y ventrales forman los 32 pares de nervios espinales, que se clasifican en los siguientes pares: 8 cervicales, 12 torácicos, 5 lumbares, 5 sacros y 1 coccígeo. Los nervios espinales emergen por 892 • Anestesia obstétrica (Capítulo 76) Vértebras cervicales C1-C7 Vértebras torácicas T1-T12 Vértebras lumbares L1-L5 Sacro (5 funcionadas) Coxis (4 funcionadas) Figura 76�1. Columna vertebral. los agujeros intervertebrales o de conjugación. De C1 a C7 emergen por arriba de su vértebra correspondiente (p. ej., entre la 4a y 5a vértebras cervicales sale el 5º ner- vio cervical), entre C7 y T1 sale el 8º nervio espinal; a partir de T1 los nervios espinales emergen por debajo de su vértebra correspondiente (p. ej., entre L4 y L5 sale el 4º nervio lumbar). En relación a los segmentos medula- res se observa que los segmentos de C1 y C8 se localizan a nivel de las vértebras cervicales, los segmentos de T1 y T2 a nivel de las primeras diez vértebras torácicas, los segmentos de L1 a L5 a nivel de T11 y T12, y los seg- mentos sacros y coccígeo en la primera vértebra lumbar. Los elementos de fijación de la médula espinal son las raíces ventrales y dorsales, el filum terminal y el liga- mento dentado, este último se forma de piamadre y se extiende desde la cara lateral de la médula espinal hacia la duramadre con un borde festoneado. Al estudio de la configuración interna de la médula espinal se observa que la sustancia blanca se encuentra en la periferia dispuesta en cordones o funículos (ante- riores, laterales y posteriores), la sustancia gris se localiza central y se organiza en cuernos o astas (anteriores, pos- teriores y laterales) unidos en la comisura gris que rodea el canal central medular o ependimario. En el asta posterior se localizan los siguientes núcle- os neuronales: núcleo de la zona posteromarginal, núcleo de la sustancia gelatinosa (Rolando), núcleo central del asta posterior, núcleo basal medial y basal lateral. En el asta anterior se encuentran los siguientes núcleos: ante- romedial y anterolateral, posteromedial y posterolateral, núcleo central del asta anterior y núcleo basal. En el asta lateral se localizan las neuronas viscerales sensitivas y motoras. Desde el punto de vista fisiológico los núcleos del asta posterior son sensitivos, mientras que los del asta anterior son motores. Otra clasificación de los grupos neuronales de la sus- tancia gris de la médula espinal es por las láminas de Rexed, que enumeran del I al X, localizándose las prime- ras seis en el asta posterior, estando ausente la lámina VI en los segmentos torácicos, la lámina VII se localiza en la unión de las astas posterior y anterior extendiéndose al asta anterior, las láminas VIII y IX se localizan en el asta anterior, y la lámina X en la comisura gris (figura 76–2). En la sustancia blanca se localizan los tractos de fibras ascendentes y descendentes de la médula espinal. Los tractos ascendentes llevan información sensitiva al tallo cerebral, cerebelo, diencéfalo y corteza cerebral; mientras que los tractos descendentes conducen infor- mación de las porciones motoras de la corteza cerebral, diencéfalo y tallo cerebral hacia los núcleos motores de las astas anteriores de la médula espinal. Los tractos sensitivos se encuentran en la parte pos- terior y lateral de la medula, integrando las columnas dorsales, las cuales discriminan la sensación de vibración y posición, y el tracto espinotalámico lateral que diferen- cia la sensación de dolor y temperatura. Las vías motri- ces están contenidas en la parte anterior y lateral y con- siste en las células del asta anterior y el tracto corticoes- pinal. Cada uno de ellos causando una sintomatología diferente, en caso del asta anterior una lesión se presen- ta clínicamente con arreflexia, fasciculaciones e hipoto- nía. En el caso del tracto corticoespinal una lesión causa hiperreflexia, espasticidad e hipotonía. Irrigación sanguínea de la médula espinal. La arte- ria espinal anterior es responsable de la irrigación ante- rior de la médula espinal y un par de arterias posteriores se encargan de la irrigación posterior. Estas tres arterias longitudinales reciben su aporte sanguíneo principal- mente de seis o siete arterias alimenticias (vertebrales profundas, cervicales, cervicales ascendentes, intercosta- © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Anestesia en la embazada con. . . • 893 Láminas de Rexed I II III IV V VI IX VIII Basal del asta anterior Posteromedial Anteromedial Central del asta anterior Anterolateral Posterolateral Basal lateral posterior Central del asta Sustancia gelatinosa Posteromarginal Basal medial VIIOX Núcleos de la médula espinal Figura 76�2. Núcleos de la médula espinal. les posteriores, lumbares y sacras). La arteria alimenticia más grande de la arteria espinal anterior es la radicular magna, mejor conocida como arteria de Adamkiewicz, la cual comparte la irrigación del cono medular con los dos brazos de las arterias ilíacas internas, la iliolumbar y las arterias sacras laterales. En un 85% de la población la arteria de Adamkiewicz nace de la aorta entre T9 y L2 e irriga la mayoría del cono. Existe paralelismo con el flujo sanguíneo cerebral en cuanto a su autorregulación, ya que el flujo medular se autorregula entre tensiones arteriales medias de 60 y 120 mm Hg, haciéndose dependiente de la presión por fuera de estos límites, produciéndose o agravándose la isque- mia medular, con especial peligro en la hipotensión arte- rial mantenida tras un traumatismo medular. El drenaje venoso es más variable, pero de disposición análoga al sis- tema arterial, con venas medulares y radiculares anterio- res y posteriores, que drenan junto con los plexos veno- sos extradurales a las venas intervertebrales que abando- nan el canal medular por el agujero de conjunción. El drenaje final se realiza en la cava superior (a través de las venas vertebrales y cervicales profundas), sistema ázigos (por las venas intercostales y lumbares) y cava inferior (por las venas sacras). Aunque las vértebras sirven como protección a la medula espinal del traumatismo, en raras ocasiones pro- tege de lesiones ocupantes como abscesos y hematomas epidurales, y tumores intraespinales, que afectan directa- mente a la médula por compresión o isquemia. La lesión de la médula espinal por un accidente o por una enfer- medad produce una parálisis de los músculos y la desa- parición de la sensibilidad por debajo de la zona lesionada. REPERCUSION DEL EMBARAZO SOBRE LA COLUMNA VERTEBRAL Durante el embarazo hasta 30% de las mujeres padecen lumbalgia o ciática (dolor referido o irradiado a la pier- na). También es frecuente que el dolor aparezca después del parto. En la inmensa mayoría de los casos el dolor surge como consecuencia de la contractura de la muscu- latura de la espalda, que puede causar dolor por varios mecanismos. Una vez que el dolor ha aparecido, y con independencia de los factores que lo desencadenaron, un mecanismo neurológico puede hacer que persista hasta el final del embarazo o también que aparezca dolor refe- rido a la pierna. Sólo excepcionalmente el dolor es con- secuencia de una alteración orgánica de la columna ver- tebral. Dentro de su rareza, la alteración orgánica que aparece con mayor frecuencia durante el embarazo es la hernia discal y los estudios realizados demuestranque ocurre en menos de uno de cada 10 000 embarazos. LESIÓN MEDULAR El principal objetivo en el tratamiento inicial del pacien- te con lesión medular es conseguir la sobrevivencia de la madre, prevenir la muerte fetal, prevenir toda pérdida adicional de la función neurológica y, si fuera posible, reducir el déficit neurológico. Estos objetivos son mejor cubiertos en centros o unidades especializados. La aten- ción médica en las primeras fases debe incluir: 1. Normalización y estabilización de los signos vitales, incluyendo monitorización fetal. 2. Sospecha de lesión medular en toda paciente poli- traumatizada. Con el fin de evitar la lesión medu- lar o su empeoramiento por un manejo inadecuado en las primeras horas. 3. Si la lesión es cervical o dorsal alta se monitoriza la función respiratoria; si se encuentra alterada se intuba o se coloca mascarilla facial con oxígeno al 100% y se facilitará la fisioterapia respiratoria. 4. Si la lesión está por encima de T5, es probable que se presente el choque neurogénico, se monitorizan constantes hemodinámicas y se instala tratamiento. Para cumplir con estos objetivos se requieren exámenes neurológicos repetidos y seriados, estudios radiológicos intencionados, estabilización y realineación de la colum- na considerando crecimiento abdominal de la paciente, a la vez que se asegura una vía aérea permeable, ventila- ción adecuada y aporte de líquidos. El manejo anestésico-obstétrico de estas pacientes que van a ameritar un procedimiento quirúrgico repre- senta un trabajo interdisciplinario enfocado al bienestar de la madre y el feto que inicia desde el preoperatorio.9 EVALUACIÓN DE LAS COMPLICACIONES NEUROLÓGICAS El examen neurológico para cualquier anestesiólogo es de vital importancia y revela datos imprescindibles den- tro de la evaluación preoperatoria, debe ser corto pero bien orientado. Ante todo se realiza un análisis general del estado de alerta y condiciones clínicas generales, así como estado de conciencia, orientación, atención, postura y afecto. Se realiza exploración intencionada si ya se resolvió la rea- nimación inicial de atención de la vía aérea y circulación; se inicia con las funciones cerebrales seguido de las fun- ciones sensitivas, motoras y reflejos de las extremidades, así como las áreas cerebelares, piramidales y extrapirami- dales. La exploración de la reactividad fetal estará super- visada por un ginecoobstétra y neonatólogo. Función motora. El tono y tropismo muscular será fácilmente distinguido en patologías crónicas. Muchas de las polineuropatías envuelven selectivamente a las fibras nerviosas largas que preferentemente afectan los múscu- los dístales de los miembros inferiores. Las fibras inter- medias afectan a los músculos de los pies únicamente. La fuerza de los grupos musculares se registra como se observa en el cuadro 76–1. Reflejos. La ausencia de reflejos sugiere patologías de las fibras aferentes sensitivas o eferentes motrices que forman el arco reflejo. Los reflejos serán examinados 894 • Anestesia obstétrica (Capítulo 76) según su respuesta, reproducción y simetría. Estos se registran como se observa en los cuadros 76–2 y 76–3.10 Sensibilidad. Deben ser evaluadas la respuesta al tacto superficial, presión profunda, pica y toca, y tempe- ratura en sitios específicos distales de las extremidades. En general se evalúa el sentido de vibración y posición, y se realizan siempre de manera comparativa. El área de la piel inervada por una raíz nerviosa pos- terior (dorsal) constituye un dermatoma. Es esencial familiarizarse con los mapas dermatómicos (cuadro 76–4) para localizar el nivel de la lesión en la médula espinal. Los neurólogos valoran la presencia o ausencia de las diferentes sensaciones de la siguiente forma: - La vibración se estudia al colocar un diapasón en vibración sobre una prominencia ósea. - El sentido de la posición se valora tras mover la punta del dedo de la mano o el pie del paciente, de forma dorsal y ventral, y pedir a la paciente (con los ojos cerrados) que identifique la posición de la parte que se movió. - La discriminación de dos puntos, se estudia al pin- char o tocar de manera simultánea a la paciente en dos áreas de piel adyacente. - El tacto se valora luego de colocar con suavidad una torunda de algodón en la piel. - El reconocimiento de la forma se estudia al solici- tarle a la paciente que identifique un objeto que se coloca en la mano (con los ojos cerrados) en rela- ción con la percepción de peso, tamaño, forma y textura. CLASIFICACIÓN DE LAS LESIONES MEDULARES Las lesiones medulares pueden ser transitorias o perma- nentes, completas o incompletas. Para evaluar el compro- miso neurológico podremos utilizar la escala de la American Spinal Injurie Association Medical Society of Paraplejia (ASIA) cuadro 76–5.11 Lesión completa. Hay ausencia de cualquier función motora o sensitiva más de tres segmentos por debajo del nivel de la lesión. La ausencia de recuperación más allá de las 24 h habla de mal pronóstico. Además del déficit motor (cuadriplejía, paraplejía) y sensitivo, hay pérdida del control de esfínteres y trastornos neurovegetativos por debajo del nivel de la lesión. Lesión incompleta. Es aquella que se presenta cuan- do existe cualquier función motora o sensitiva residual más de tres segmentos por debajo del nivel de la lesión, se describen algunos síndromes característicos de lesión medular incompleta. A saber: - Síndrome medular central: es el más común oca- sionada por accidente en auto o caídas. Se presenta por una lesión contusa o hematomielia, con ede- matomielia en la parte central de la médula que es una zona más susceptible a edema. Es factible una recuperación parcial a largo plazo. - Síndrome medular anterior: conocido como sín- drome de la arteria espinal anterior, debido a que se genera un infarto medular en el territorio de este vaso. Tiene el peor pronóstico de las lesiones incompletas. - Síndrome medular posterior: hay pérdida de la función de los cordones posteriores con preserva- ción de la función espinotalámica, es una presenta- ción rara y se presenta con parestesias y dolor uren- te en cuello, miembros superiores y tórax. - Síndrome de Brown-Séquard: conocido como hemisección medular, se presenta homolateral a la lesión; parálisis flácida y pérdida de la función de los cordones posteriores, contralateral a la lesión; disociación sensitiva con pérdida de la sensibilidad dolorosa y térmica, con preservación del tacto grueso. Este síndrome tiene el mejor pronóstico de todas las lesiones incompletas. - Síndrome del cono medular: estas lesiones se pre- sentan con una combinación de déficit de moto- neurona inferior con parálisis flácida inicial de miembros inferiores seguida de déficit de esfínteres. - Lesiones de la cauda equina: las lesiones por de- bajo del nivel L1–L2 pueden comprometer la cauda equina. El grado de compromiso de esfínte- res puede ser variable, y puede también ser recupe- rable.12 FISIOPATOLOGÍA El daño neuronal obedece a dos tipos de lesiones: - la lesión primaria, ocurre en el momento del trau- matismo; y - la lesión secundaria, ocurre minutos después del traumatismo y están involucrados procesos vascu- lares y químicos.13 © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Anestesia en la embazada con. . . • 895 Cuadro 76�1. Valoración de la fuerza muscular Fuerza normal 5/5 Movimiento contra resistencia 4/5 Movimiento contra gravedad 3/5 Movimiento con gravedad eliminada 2/5 Movimiento débil 1/5 Ausencia de movimiento 0/5 Cuadro 76�2. Valoración de la respuesta a los reflejos musculares Hiperreflexia con clonas 4/4 Hiperreflexia 3/4 Normal si son simétricos 2/4 Disminuidos, pero normales si son simètricos 1/4 Ausentes 0/4 Los recursos terapéuticos están destinados a evitar o con- trolar el daño secundario. La lesión inicial es una hemo- rragia petequial de la sustancia gris asociada a hipoperfu- sión inicial. Luego del traumatismo,al igual que en el cerebro, se pierde la autorregulación a nivel del flujo san- guíneo medular espinal (este se mantiene constante con niveles de presión arterial entre 60 y 120 mm Hg) por lo tanto, este disminuye. El hecho tiene importancia en determinadas áreas de menor irrigación que se agrava en presencia de hipoten- sión. Además hay congestión con extravasación de célu- las rojas y plasma causando el edema de la médula con aumento de la presión intersticial y menor presión de perfusión medular, disminuye la tensión de oxígeno y aumenta la tensión de dióxido de carbono con pérdida de la autorregulación. Esto lleva al infarto medular. Se activan las lipasas, el ácido araquidónico, los receptores opiáceos y se generan radicales libres causantes de la muerte celular y déficit neurológico. Hay invasión de leucocitos polimorfonucleares y el edema que inicial- mente es vasogénico aparece a las seis horas y posterior- mente citotóxico que puede durar hasta nueve días. En la lesión primaria, las lesiones histopatológicas se dividen en dos grupos: a) contusas, en las cuales las limitantes gliales y el cor- dón espinal permanecen intactas, y b) por maceración o laceración, que interrumpen la interfase glia y pial y pueden directamente romper con el tejido del cordón espinal. El daño secundario es lo que nos interesa prevenir, ya que se atribuye a una cascada bioquímica y de procesos celulares, que desencadenada por la primera, es capaz de producir daño e incluso la muerte celular. Con el mane- jo anestésico se puede evitar o disminuir el daño original, que no se expanda o se magnifique producto del daño secundario. En este sentido, existe evidencia considerable en relación a que la cascada de mecanismos secundarios incluye los siguientes procesos patológicos: 1. Cambios vasculares que incluyen isquemia, auto- rregulación defectuosa, choque neurogénico, he- morragias, cambios en la microcirculación, vasoes- pasmo y trombosis. 2. Alteraciones en el intercambio iónico que incluyen aumento del calcio intracelular, aumento del pota- 896 • Anestesia obstétrica (Capítulo 76) Cuadro 76�3. Valoración de los reflejos y funciones principales de los músculos Raíz Músculos Reflejo Afección afectado motriz Parestesia C1-C4 Músculos de la nuca De la nuca C3,C4,C5 Diafragma Inspiración, volumen Fosa supraclavicular borde corriente, capacidad superior de la articulación respiratoria acromio-clavicular C5-C6 Deltoides, Bicipital Abducción del brazo, bíceps flexión del codo Cara anterior del brazo C6-C7 Extensor radial del carpo Supinador Extensión de la muñeca Dedo pulgar, dedo medio C7-C8 Tríceps, extensor propio Tricipital Extensión del codo y de Dedo meñique de los dedos los dedos. C8-D1 Flexor común profundo Flexión de las falanges Borde medial de la fosa antero de los dedos, aducción distales, abducción del cubital del pulgar meñique D2-D9 Intercostales Ápex de la axila D9-D12 Abdominales superiores Abdominal Fuerza abdominal y abdominales inferiores L2-L3 Iliopsoas, aductores Cremasteriano Flexión de la cadera Ingle, muslo anterior L3-L4 Cuadríceps Rotuliano Aducción de la cadera, Cara anterior de la rodilla y pierna extensión de la rodilla L4 Tibial anterior Tirón de la rodilla Extensión de la rodilla Cara inferomedial de la pierna y tobillo L4-L5 Tibial anterior Poplíteo medial Dorsiflexión Cara antero lateral de la pierna y Poplíteo medial dorso del pie L5 Glúteo medio Abducción de la cadera Dorso del pie L5-S1 Semitendinoso, Extensión del dedo gordo Borde externo del talón semimembranoso, bíceps femoral S1-S2 Gemelos sóleo Aquíleo Flexión del talón Cara lateral del pie y el talón (flexión plantar) S2-S3 Flexor largo del dedo Flexión de los dedos Línea media de la fosa poplítea gordo, flexor común (flexión plantar) de los dedos. sio extracelular y cambios en la permeabilidad del sodio. 3. Acumulación de neurotransmisores como serotoni- na y catecolaminas, además de glutamato extrace- lular, este último causando daño celular ecotóxico. 4. Liberación de ácido araquidónico, liberación de radicales libres y peroxidación lipídica. 5. Opioides endógenos. 6. Edema. 7. Inflamación. 8. Pérdida de procesos celulares ATP dependientes. 9. Muerte celular programada o apoptosis. A continuación se mencionan algunos parámetros a evi- tar para frenar el daño secundario: - Sistémicos: hipoxia, hipercapnia, anemia, hiperter- mia, hipotensión arterial (principal factor de daño secundario). - Locales: hematomas intrarraquídeos, edema, in- fección. EVALUACIÓN RADIOLÓGICA La evaluación cuidadosa de los estudios de imagen dis- ponible para evaluar una lesión es indispensable para un resultado satisfactorio posterior a un evento quirúrgico. La radiografía simple es un estudio poco sensible, pero indispensable para realizar un diagnóstico, en caso de no evidenciar lesión se realiza tomografía axial computari- zada (TAC), que se considera el estándar de oro para identificar lesiones en C1 y C2 si las radiografías de la columna cervical son normales. Otros estudios son la resonancia magnética, fluoroscopia dinámica flexión- extensión y potenciales evocados somatosensoriales. Después de la reanimación inicial, un ultrasonido temprano debe realizarse en la sala de urgencias para determinar la viabilidad fetal y diagnosticar desprendi- miento placentario. La madre debe recibir todas las pruebas de diagnóstico necesarias para su tratamiento, protegiendo el feto todo el tiempo que sea posible. La exposición a menos de 5 rad no parece ser peligrosa (p. ej., la TAC corresponde aproximadamente a menos de un 1 rad de exposición) una alternativa es la resonancia magnética que no se ha comprobado efectos adversos sobre el feto, ni el gadolinio. MANEJO QUIRÚRGICO Las metas del tratamiento quirúrgico de la paciente con traumatismo espinal son lograr la descompresión medular y la estabilización vertebral, con el propósito de obtener: - Máxima recuperación neurológica. - Restablecimiento de la alineación normal con la reducción de las deformidades. - Estabilización espinal y fusión. - Reducción al mínimo del dolor. - Facilitar la movilización precoz y el inicio de la rehabilitación. - Preservación de las complicaciones secundarias a la discapacidad. - Proveer estabilidad para permitir que el embarazo llegue a término. La cirugía de estabilización de la columna se realiza dependiendo de las complicaciones y el daño neurológi- co, esta se puede realizar bajo monitorización de la acti- vidad uterina (tocodinamómetro) y la frecuencia cardia- ca fetal. Las fracturas tóraco-lumbares inestables requie- ren acción temprana de estabilización. LESIÓN MEDULAR AGUDA La evaluación de una paciente embarazada con lesión aguda de la medula espinal no difiere básicamente de los demás pacientes con lesiones similares; sin embargo, los cambios fisiológicos específicos relacionados con el embarazo serán tomados en cuenta y se consultará a un experto obstetra en todo el proceso de la evaluación. Las alteraciones menores en el estado hemodinámi- co materno pueden tener profundas repercusiones en el feto, por lo tanto la estabilización materna es de impor- tancia angular. Después del traumatismo inicial la estabi- lización del cuello y la columna vertebral son indispen-© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Anestesia en la embazada con. . . • 897 Cuadro 76�4. Áreas sensitivas fundamentales Nivel Dermatoma C2 Nuca C4 Hombros C6 Pulgar C7 Dedo medio C8 Meñique D4 Pezones D6 Región xifoidea D10 Ombligo L3 Encima de la rótula L4 Maléolo interno L5 Dedo gordo S1 Maléolo externo S4-S5 Perianal Cuadro 76�5. Clasificación de las lesiones medulares Grado A Lesión neurológica completa Grado B Lesión neurológica incompleta: solo preserva fun- ción sensitiva por debajo del nivel de la lesión Grado C Lesión neurológica incompleta: solo preserva fun- ción motora sin utilidad, fuerza muscular grado 3 Grado D Lesión neurológica incompleta: preservafunción motora útil, fuerza muscular mayor de 3 Grado E Función motora y sensitiva normal sables hasta que el nivel de la lesión haya sido identifica- do. Generalmente las lesiones espinales que ocurren en o arriba del nivel T1 resultan en cuadriplejía y aquellas por debajo del nivel T1 en paraplejía. Se pondrá particular atención a la vía aérea durante la evaluación inicial, la falla respiratoria y las complica- ciones pulmonares son las principales causa de muerte y morbilidad en la lesión espinal, las lesiones que afecten el diafragma (C3–C5) o intercostales (T1–T11) pueden afectar la inspiración, requiriéndose de intubación y apoyo ventilatorio mecánico. Igualmente importante es la función de los músculos espiratorios, afectados por lesiones entre T8 y L2, las cuales comprometerán el reflejo tusígeno y el manejo de secreciones. Las indicaciones para intubación endotraqueal en las pacientes con lesión de médula espinal son: 1. Compromiso de la vía aérea: coma, edema, hema- toma retrofaríngeo, riesgo de aspiración. 2. Insuficiencia respiratoria: disminución de la capaci- dad vital menor de 15 mL/kg, incremento del tra- bajo ventilatorio, PaO2 menor de 60 mm Hg, PaCO2 mayor de 60 mm Hg. 3. Traumatismo cerebral asociado: escala de coma Glasgow menor de 9, hipertensión endocraneana, herniación. Las lesiones que no envuelven la médula espinal pueden coexistir en 20 al 60% de los pacientes incluyendo el traumatismo abdominal y craneal. El médico debe estar particularmente atento que tanto el embarazo (en espe- cial el que se encuentra en estado avanzado) en combi- nación con una lesión espinal por sí mismo afecta la fisio- logía hemodinámica, por tanto complicará el diagnóstico de una posible hemorragia interna. Por ejemplo, el emba- razo es asociado con un aumento del volumen sanguíneo circulante en 50% al tercer trimestre, así que no manifes- tará síntomas de hipovolemia hasta al menos una pérdi- da del 30% (2 L) en el volumen sanguíneo total, además la posición supina en el segundo y tercer trimestre dará como resultado un retorno venosos disminuido por com- presión aortocava por el útero grávido dando como resultado hipotensión arterial. La posición decúbito late- ral izquierdo deberá implementarse para evitar este efec- to cuando se evalúe hipovolemia. El choque de la lesión espinal aguda por si mismo puede producir alteraciones profundas en el estado hemodinámico que imite o enmascare los síntomas de pérdida de volumen. Aunque el choque espinal y choque neurogénico son frecuentemente considerados como la misma entidad, el tiempo de presentación y la duración pueden diferir. El choque espinal o medular, es una disfunción sen- sorial y motora transitoria, puede desarrollarse en apro- ximadamente la mitad de las lesiones traumáticas que ocurren a cualquier nivel. Este término puede usarse para nombrar dos cuadros diferentes: 1. Cuadro de hipotensión arterial y bradicardia que se observa en las lesiones medulares y que se debe a una pérdida del tono simpático, con predominio parasimpático, más remota sanguínea, por pérdida de tono muscular. 2. Pérdida transitoria de todas las funciones espinales por debajo del nivel de la lesión, que lleva a una parálisis flácida. Se debería a una alteración transi- toria del equilibrio hidroelectrolítico o de la activi- dad de los neurotransmisores. La duración del cho- que espinal es variable y depende tanto del nivel afectado como de la severidad del traumatismo. En general dura de una a tres semanas. El retorno de cualquier actividad refleja, por ejemplo el reflejo bulbocavernoso o el anal superficial, indica que el choque espinal ha finalizado.14 El choque neurogénico, que tiene alteraciones hemodi- námicas y efectos motosensoriales, generalmente dura de 1 a 3 semanas. En éste, la inervación simpática está per- dida del nivel de la lesión al área torácica superior o cer- vical. La vasodilatación periférica resulta en hipotensión arterial importante. Las parapléjicas pueden tener taquicardia compen- sadora, pero las cuadripléjicas pueden manifestar bradi- cardia secundaria a hipertono vagal, un factor que debe ser considerando cuando se evalúe la hemorragia interna. La bradicardia puede ser exacerbada por las medidas de reanimación como cambios en la posición, maniobra de Valsalva, succión y ventilación por presión.15 Además, la vasodilatación provoca pérdida transdérmica de calor e hipotermia. El tratamiento inicial del choque neurogénico es el reemplazo hídrico, utilizando monitorización hemodiná- mica invasiva para optimización. El apoyo inotrópico positivo con dopamina o dobutamina puede ser también necesario y no está contraindicado en el embarazo.16 La cirugía puede ser necesaria durante el embarazo. El anestesiólogo debe tranquilizar a la madre mencio- nándole que los fármacos y las técnicas anestésicas son seguras y no pondrán al feto o el embarazo en riesgo. La prevención del trabajo de parto pretérmino es la más grande preocupación y puede requerir perioperatoria- mente supervisión y tocólisis. El tratamiento del dolor posoperatorio eficaz y la no sedación ayudará con la movilización temprana para prevenir las complicaciones trombóticas. SINDROMES VENTILATORIOS EN LESIÓN MEDULAR Disfunción respiratoria En lesiones de la médula espinal pueden identificarse tres patrones de insuficiencia respiratoria. Primero se observa una disminución de la capacidad vital respirato- ria debido a debilidad del diafragma y de los músculos intercostales como resultado de la interrupción de las vías motoras descendentes; segundo, hay menor respues- ta al CO2 sin reducción de la capacidad vital ni debilidad manifiesta del diafragma o de los músculos de la pared 898 • Anestesia obstétrica (Capítulo 76) torácica; tercero, es la combinación de los dos síntomas anteriores, es decir, capacidad vital reducida por debili- dad muscular y disminución de la respuesta al CO2. Disfunción respiratoria autónoma La interrupción de la materia blanca ventrolateral de la región cervical da lugar a un síndrome de disfunción res- piratoria autónoma precisa y consiste en: paro respirato- rio o apnea del sueño (signo cardinal) y uno o más de los siguientes signos: hipotensión arterial, hiponatremia, secreción inapropiada de hormona antidiurética, hipohi- drosis y retención urinaria. Este síndrome puede presen- tarse de forma súbita a en el transcurso de horas después de una cordotomía y dura de días a semanas. MANEJO DEL FETO El traumatismo medular durante el embarazo puede provocar aborto espontáneo, óbito, desencadenamiento de contracciones uterinas, desprendimiento placentario que repercute directamente en la hemodinamia madre- feto (hemorragias, trabajo de parto), esto es causa de cesárea de urgencia bajo anestesia general. En un feto de edad gestacional viable, la monitoriza- ción fetal puede proveer datos útiles acerca de la hemo- dinamia materna y la efectividad de la reanimación, dado que el volumen intravascular disminuido puede dar como resultado una disminución de la perfusión uterina y evidenciar hipoxia fetal. La presencia de bradicardia fetal puede ser común en este escenario, tanto resultado de la hipotermia como de la perfusión uterina disminui- da. El estado materno; sin embargo, será preservado y una obtención emergente del feto es reservada hasta que la estabilidad materna sea asegurada o en caso de paro cardiaco la cesárea facilitará la reanimación.17 La monitorización cardiotocográfica debe ser insta- lada desde que la paciente llega a la unidad de urgencias. Si una intervención quirúrgica es requerida durante este tiempo para asegurar al feto, la anestesia no será requeri- da si la lesión es arriba del nivel T10.18 TRATAMIENTO El campo de la lesión de la médula espinal se destaca por el alto número de estudios relacionados al tratamiento en el humano. Por desgracia, ninguno ha producido gran mejoría en la recuperación neurológica o un incremento importante en la función, aunque se han hecho muchos esfuerzos y se han gastado muchos recursos.Algunos de estos estudios son controversiales en cuanto a metodolo- gía y resultados. No puede darse por sentado aún evi- dencia de protección medular después de traumatismo espinal.19 Se debe destacar que ninguno de los estudios men- cionados a continuación ha incluido o hecho mención especial en los casos particulares como lo es la mujer embarazada. Dentro de los estudios mas importantes y en los cuales muchos centros basan sus esfuerzos inicia- les son aquellos relacionados con la metilprednisolona. La metilprednisolona es elegida porque atraviesa las membranas celulares rápidamente y porque su efecto benéfico está ligado a la inhibición de la peroxidación lipídica y no al efecto corticoide, el efecto antioxidante está dado por el núcleo hemisuccinato. Como efectos adversos tenemos la reacción anafiláctica con broncoes- pasmo, y los relacionados con la velocidad de infusión como arritmias cardiacas, colapso circulatorio y bradicardia. Cuatro estudios han sido realizados utilizando metil- prednisolona, de los cuales tres pertenecen a la serie NASCIS y uno a un estudio aislado en Japón. El primer protocolo NASCIS no mostró diferencia entre dosis altas o bajas de metilprednisolona sin utilización de placebo.20 El NASCIS 2 incluyó un grupo placebo y un segundo agente farmacoterapéutico, la naloxona, un antagonista opioide.21 La dosis recomendada de metilprednisolona es de 30 mg/kg administrada en bolo, seguida de 5.4 mg/kg/h para 23 h, administrada en las primeras 6 a 8 h después del evento. Este estudio generó mucha controversia por numerosas razones, pues no hubo transparencia en el análisis e interpretación de los resultados.22 Los escépticos postularon el aumento en el riesgo de neumonía y sepsis que no garantiza el uso del agente con una recuperación neurológica marginal. Además, hay evidencia reciente que grandes dosis de metilprednisolo- na utilizada en casos de lesión medular han causado mio- patía aguda en este grupo de pacientes.23 El NASCIS 3 mostró que el tirilazad, un aminoeste- roide, no era tan efectivo como la metilprednisolona.24 El estudio japonés confirmó lo encontrado en NASCIS 2 con un grupo menor de pacientes.25 Es importante men- cionar que en estos estudios no incluyeron a pacientes embarazadas por lo que debe valorarse muy bien y tener cuidado con la administración de este medicamento en la paciente embarazada. Un meta-análisis de estudios de descompresión tem- prana, realizado entre el 1996 y el 2000 fue hecho por La Rosa,26 quien encontró que la cirugía realizada den- tro de las primeras 24 h producía una mejoría significa- tiva en la recuperación neurológica comparado con la cirugía tardía, pero concluyó que la evidencia no era lo suficientemente demostrativa y que la cirugía temprana debería ser considerada sólo como una opción práctica. La lesión medular está asociada con un alto riesgo de tromboembolismo venoso. La trombosis venosa profun- da ocurre en 39 a 100% de los pacientes sin profilaxis con lesión medular aguda, y ocurre comúnmente en los tres primeros meses después de la lesión.27 La trombosis venosa profunda puede ocurrir tanto en a fase aguda o crónica del daño medular, ésta ocurre en miembros infe- riores con más frecuencia, pero puede ocurrir y se asocia a colocación de catéteres centrales. Existen otros factores de riesgo como son la obesidad, deshidratación, fracturas de extremidades, edad mayor de 40 años, cáncer y pro- piamente el embarazo. El embarazo es considerado como un estado hiper- coagulante ya que se incrementa el fibrinógeno y otros© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Anestesia en la embazada con. . . • 899 factores coagulantes que empiezan a incrementarse des- de las 6 semanas de gestación. Desafortunadamente, no hay evidencia que apoye la profilaxis en la lesión aguda con heparina no fraccionada, heparinas de bajo peso molecular o dispositivos físicos como las medias com- presivas.28 OBJETIVOS DEL MANEJO ANESTÉSICO PERIOPERATORIO El objetivo de tratamiento es integral y multidisciplina- rio. El enfoque es estabilizar a la madre y atender la urgencia neurológica seguida inmediatamente del bie- nestar fetal. Si la paciente tiene menos de 24 sem de ges- tación, se recomiendan los siguientes pasos: - Diferir la cirugía hasta segundo trimestre o post- parto, si no es urgencia. - Valoración preoperatoria por un ginecoobstetra. - Administrar (por lo menos) un antiácido no par- ticulado, como profilaxis de aspiración. - Monitorización y mantenimiento de la oxigenación, normocarbia, normotensión, y normoglucemia. - Control del dolor posoperatorio a través del catéter epidural. - Documentar la frecuencia cardiaca fetal antes y después del procedimiento. - Monitorización fetal constante en el posoperatorio. ANESTESIA GENERAL Con oxigenación al 100% y desnitrogenación, se realiza laringoscopia e intubación bajo secuencia rápida con presión croicoidea. Evitar hipoxia, administrar relajantes de corta acción, evitando el incremento agudo de la ace- tilcolina que podría inducir contracciones uterinas. Recordar que la vía aérea en la embrazada puede ser de difícil control debido al edema y aumento de la vas- cularidad de las estructuras laríngeo-faríngeas. La intuba- ción orotraqueal se realiza protegiendo la columna cervi- cal manteniendo tracción axial de la cabeza, para evitar rotaciones (intubación a cuatro manos). El mantenimiento anestésico puede realizarse con halogenados mientras estos sean administrados a menos de 2 CAM para prevenir disminución del gasto cardiaco materno. Los anestésicos inhalados afectan profunda- mente la función neuronal y el flujo sanguíneo espinal provocando aumento de éste, efectos similares que se observan sobre el cerebro. La CAM de los anestésicos inhalados no es afectada por descerebración o sección medular.29 El propofol y el tiopental disminuyen el flujo sanguí- neo medular. La succinilcolina está contraindicada en las primeras 24 h debido al riesgo potencial de hiperpotase- mia letal como respuesta a la liberación de potasio, esta respuesta se puede prolongar hasta 18 meses después del traumatismo. Manejo de soluciones intravenosas Las soluciones salinas tienen una osmolaridad similar a la del plasma por lo tanto son las recomendadas, además mantienen la presión osmótica y disminuyen la presión oncótica. Los coloides también están recomendados, ayudan a mantener las presiones oncóticas y osmóticas. Las soluciones glucosadas más que mejorar al paciente lo empeoran o pueden potenciar el daño neuro- lógico, por lo que no se indican en caso de traumatismo medular. La solución de Ringer lactato es una solución hipoosmolar respecto al plasma por lo que favorece la salida de líquido hacia el cerebro dañado provocando edema, el cual es un elemento de daño secundario, por lo tanto tampoco esta recomendado. LESIÓN CRÓNICA Después de la hospitalización inicial, el curso de la recu- peración de la lesión medular es variable, muchos pacientes muestran alguna función dentro de los prime- ros 3 a 6 meses, seguidos de una pobre recuperación hasta de dos años después de la lesión. Aquellos con lesiones por debajo de C7 eventualmente alcanzarán independencia en su cuidado personal y morbilidad; sin embargo, aquellos con lesiones más altas requieren más cuidado, incluyendo el apoyo ventilatorio.30 Muchas mujeres presentan anormalidades de la cur- vatura de la columna vertebral, fracturas pélvicas o dislo- cación de la cadera que son secuelas del traumatismo y que son factores condicionantes de limitación del espa- cio abdominal para el embarazo a término, así como para la atención del parto y dificultad técnica para la aneste- sia regional. Las complicaciones por el reposo prolonga- do (fenómenos tromboembólicos y alteraciones neuroló- gicas secundarias) favorecen la cirugía temprana. El trabajo de parto espontáneo es impredecible y origina la posibilidad de una cesárea de emergencia o un plan electivo; hay una altaincidencia de parto pretérmi- no especialmente en lesiones por arriba de T5. La atención del parto vía vaginal es segura en muchas pacientes, y la obtención del producto por cesá- rea se reserva para indicaciones obstétricas. Se prefiere la anestesia epidural a la espinal debido a que no siempre se puede predecir la altura. La anestesia espinal puede llevar a hipotensión descontrolada y la respuesta a los vasopresores es riesgosa. La anestesia epidural permite un bloqueo simpático más lento y la altura es más fácil- mente controlada.31 Independiente del nivel del traumatismo, la lesión medular afecta y es afectada por enfermedades, aun sin estar relacionados con el mecanismo original, lo cual representa un reto particular durante el embarazo. Después de la recuperación del choque neurogénico, los pacientes con lesión medular crónica mantendrán una resistencia vascular por reforzamiento en el sistema reni- na-angiotensina-aldosterona. Hay una pérdida general de la inervación simpática debajo del nivel de la lesión, por 900 • Anestesia obstétrica (Capítulo 76) consiguiente hay una vasodilatación periférica generali- zada en los lechos vasculares más bajos, lo cual se ve exa- cerbado durante el embarazo. Esta pérdida del control hipotalámico sobre los reflejos simpáticos espinales en los segmentos distales de la médula da como resultado una complicación que compromete la vida conocida como hiperreflexia autonómica o disreflexia autonómi- ca. Un evento desencadenantes envía signos aferentes que ascienden por la medula espinal permitiendo libera- ción de catecolaminas y vasoconstricción. La disreflexia autonómica ocurre en 85% de las pacientes con lesiones completas o incompletas en T6 o arriba de este segmento.32 Aunque la presentación es aguda en muchos casos se ha reportado como retardada hasta 15 años después de la lesión inicial. La disreflexia autonómica da como resultado hipertensión arterial paroxística, cefalea severa, diaforesis y arritmias cardia- cas. La encefalopatía hipertensiva, eventos cerebrovascu- lares, hemorragia intraventricular, infarto del miocardio y muerte pueden sobrevenir. Durante el embarazo la vasoconstricción puede resultar en hipoxia fetal y bradicardia. Además la presen- tación de los síntomas de disreflexia autonómica duran- te el trabajo de parto puede simular preeclampsia. Los desencadenantes potenciales de la disreflexia autonómi- ca incluyen manipulación o distensión de la vagina, de la vejiga urinaria, de los intestinos o aún la estimulación de dermatomas por abajo del nivel de la lesión. El paso ini- cial en el manejo es evitar o cancelar definitivamente el estímulo desencadenante. Debe considerarse el uso de anestésicos tópicos para exámenes pélvicos y cateteriza- ción vesical, y un régimen intestinal se iniciará para pre- venir la constipación. En el embarazo la disreflexia se presenta comúnmente durante el trabajo de parto, por esta razón el Colegio Americano de Obstetras y Ginecó- logos consideran una monitorización hemodinámica continua durante la labor (trabajo de parto) e indispen- sable para todas las pacientes en riesgo. Debe intercon- sultarse al anestesiólogo en cualquier paciente con alto riesgo. Aunque la percepción de dolor está afectada en la lesión medular cuando la lesión es por arriba de T10, la anestesia regional durante el trabajo de parto es el trata- miento de elección para prevenir disreflexia autonómica, porque bloquea el estímulo neurológico proveniente de los órganos pélvicos. La inducción del trabajo de parto es controversial. Si la disreflexia ocurre en el segundo esta- dio del trabajo de parto, la expulsión vaginal será utiliza- da si la anestesia es adecuada. La disreflexia no controla- da hará necesaria la cesárea. El manejo agudo de la disreflexia autonómica inclu- ye iniciar agentes antihipertensivos de rápida acción y corta duración. Los agentes sugeridos son el nitroprusia- to de sodio, nitroglicerina, trimetafán, guanetidina, tera- zosina, hidralazina o nifedipina. Se evitan los inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (ECA), dado que los pacientes con lesión medular son especial- mente sensibles a estos. El uso profiláctico de algunos agentes se ha reportado en pacientes con disreflexia recurrente. En casos severos o refractarios está indicada la simpatectomía, cordectomía, ganglionectomía de las raíces dorsales o neurectomía sacra.33 Se ha postulado el bloqueo epidural como un méto- do confiable para el manejo de la disreflexia autonómica en el periparto, sólo respaldado por reportes de caso ais- lados, en donde la infusión de anestésico local por medio del catéter peridural disminuye los síntomas. Por otro lado se han reportado casos en donde el sulfato de mag- nesio dramáticamente contribuye a la atenuación de los síntomas.34 La incidencia de bacteriuria asintomática es alta en pacientes con lesión espinal aguda, 35% de infecciones francas del tracto urinario. Importante en pacientes con lesiones altas, dolor en el flanco y otros síntomas usuales no son advertidos por el paciente, con la consiguiente aparición de la disreflexia. Las razones de la alta inciden- cia son múltiples incluyendo la cateterización vesical, vejiga neurogénica, desviaciones urinarias y vaciamiento vesical incompleto que requieren autocateterización. Los pacientes con lesión medular requieren antibióticos profilácticos o cultivos urinarios seriados durante el embarazo para evitar complicaciones en el tracto supe- rior y su morbilidad asociada. Las úlceras de decúbito o por presión pueden ser otra fuente de morbilidad en la lesión medular y desen- cadenante de disreflexia. El embarazo adiciona peso y cambios edematosos que incrementan el riesgo. La elimi- nación de la presión con los frecuentes cambios de pre- sión debe ser tomada en cuenta y la revisión rutinaria de la piel, algunas veces la profundidad de una ulcera exis- tente puede ser imperceptible, requiriendo frecuente- mente de imágenes radiológicas para descartar osteomie- litis subyacente. En ocasiones serán indicados la desbri- dación quirúrgica o la resección amplia con cierre primario. Otras complicaciones médicas frecuentes en pacientes con lesión medular crónica incluyen múltiples sistemas orgánicos. Lesiones torácicas altas y cervicales por arriba de T5 pueden estar asociadas a función pul- monar deficiente que requiera asistencia ventilatoria. La posición supina en el trabajo de parto puede exa- cerbar las complicaciones respiratorias, las pruebas seria- das de la función pulmonar son recomendadas. Dada la pérdida de la inervación simpática por debajo del nivel de la lesión, los pacientes con lesión medular crónica particularmente son susceptibles a hipotensión arterial ortostática. Esto es de particular importancia en el emba- razo, donde el útero grávido puede comprometer el retorno venoso bajo con la posición supina, además la vasodilatación cutánea y la inhabilidad para tiritar puede afectar la termorregulación. La hipertermia puede ocu- rrir por los efectos de la lesión medular sobre el mecanis- mo de sudoración. Esto es de particular importancia en los casos de corioamnioitis u otras fuentes de fiebre. La espasticidad o las contracciones musculares ini- ciadas al menor estímulo, pueden desarrollarse en los pri- meros meses después de la lesión aguda en la mayoría de los pacientes con lesiones arriba del cono medular, la fisiopatología no es clara, pero puede resultar de la for- mación de nuevas sinapsis por motoneuronas sin inerva- ción supraespinal.35© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Anestesia en la embazada con. . . • 901 En 20% de las mujeres embarazadas con lesión medular crónica han manifestado agravamiento de su espasticidad, y 15% más significativo durante el trabajo de parto. Un programa de ejercicios de estiramiento muscular reducirá la incidencia y prevendrá contractu- ras. El baclofén un análogo del GABA es el tratamiento de elección para la mujerno embarazada36 y se ha repor- tado para uso durante el embarazo. La suspensión aguda puede estar relacionada con alucinaciones y convulsio- nes. La espasticidad que es refractaria a tal terapia reque- rirá neurectomía quirúrgica. Las consideraciones de la atención del parto en la lesión medular crónica deberán ser hechas antes del tér- mino, considerando que se han reportado con frecuencia los productos pretérmino.37 Sin embargo, los síntomas de trabajo de parto no reconocidos pueden ser de particular importancia en aquellos con lesiones por arriba de T10 y raro por deba- jo de este nivel con lesión completa de la médula espi- nal, en estas pacientes las contracciones pueden ocurrir durante el sueño provocando el riesgo más alto de parto no atendido, por tal estas pacientes deberán tener una monitorización estrecha así como aquellas con riesgo de disreflexia autonómica. Tratamiento de la hiperreflexia neurovegetativa - Elevar la cabecera inmediatamente (para disminuir la presión intracraneana) y medir la tensión arterial cada 5 minutos. - Identificar y eliminar el estímulo: puede ser por distensión vesical o fecal, descartar infecciones cutáneas y ungueales; retirar ropa ajustada. - Si la hipertensión arterial es extrema o no respon- de fácilmente, es factible la administración de fár- macos para prevenir una hemorragia cerebral, encefalopatía hipertensiva o convulsiones, se logra con nifedipina sublingual (10 mg) o incluso nitro- prusiato. - Alivio de la contractura muscular esquelética y lisa: diacepam 2 a 5 mg intravenoso. - Decúbito lateral izquierdo para mejorar flujo san- guíneo uterino. - Descartar inicio de trabajo de parto en cualquier etapa del embarazo. NEUROMONITORIZACIÓN TRANSOPERATORIA EN CIRUGÍA ESPINAL Esta monitorización neurológica está enfocada a minimi- zar o evitar deterioro neurológico durante el procedi- miento. Los estudios sugieren que cuando se monitoriza a la paciente con potenciales evocados motores (PEM) y potenciales evocados somatosensoriales (PESS), las com- plicaciones o déficit neurológicos son menores, incluso evitables. Ambos monitores se recomiendan, son seguros y con alta sensibilidad.38 Las recomendaciones internacionales sobre la moni- torización transoperatoria incluyen que la corriente de fuga no sea superior a 100 microampers y que en los pacientes eléctricamente sensibles (portadores de dispo- sitivos electrónicos, como los marcapasos) sea inferior a 10 microampers. Los agentes anestésicos tienen una gran influencia en la generación y registro de los PESS. Los halogenados causan una reducción de la amplitud y aumento de la latencia dosis-dependiente de los PESS. Los anestésicos endovenosos causan menores efectos que los inhalados. La respuesta cortical es la más sensible a la administra- ción de estos fármacos y las subcorticales, medulares y periféricas son las menos afectadas. CONCLUSIONES En conclusión todas las pacientes embarazadas con lesión medular deberán ser referidas a centros especiali- zados y en cuanto sea posible evaluada cuidadosamente antes de la labor. Este grupo de pacientes pertenece a pacientes obstétricas de alto riesgo las cuales deben ser evaluadas semanas antes de su hospitalización y debe ser valorada por un equipo multidisciplinario de expertos que incluya una obstetra, anestesiólogo obstetra, neuró- logo, urólogo, terapista físico y equipo de enfermería que trabaje en conjunto para desarrollar un plan de cuidado periparto con el objeto de proveer analgesia durante la labor y evitar las complicaciones que induce el trabajo de parto como la hiperreflexia autonómica.39 902 • Anestesia obstétrica (Capítulo 76) REFERENCIAS 1. Sekhon LHS, Fehlings MF: Epidemiology, demographics, and pathophysiology of acute spinal injury. Spine 2001; 26(Suppl 24):2–12. 2. Connolly AM, Katz VL, Bash KL: Trauma and pregnancy. Am J Perinatol 1997;14:331-336. 3. Burns AS, Jackson AB: Gynecologic and reproductive issues in women with spinal cord injury. Phys Med Rehabil Clin N Am 2001;12:183–199. 4. Patteson SK, Snider CC, Meyer DS, Enderson BL: The consequences of high-risk behaviors: trauma during preg- nancy. J Trauma 2007;62:1015-1020. 5. Reame NE: A prospective study of the menstrual cycle and spinal cord injury.Am J Phys Med Rehabil 1992;71:15–21. 6. Afifi A, Bergman R: Médula espinal en neuroanatomía fun- cional, 2ª ed. Editorial Mc Graw Hill 2006:45-77. 7. López FA, Arriada JN: Anestesia para cirugía de columna. En Carrillo R, Castelazo A. Neuroanestesiología y cuidados intensivos neurológicos. 1ª Ed. Editorial alfil 2007:213- 235. 8. Delgado L: Sinopsis del sistema nervioso central. En: Carrillo R, Castelazo JA (eds.): Neuroanestesiología y cuida- dos intensivos neurológicos. Editorial Alfil 2007:17-27. 9. Kang AH: Traumatic Spinal Cord Injury. Clinical Obstetrics and Gynecology 2005;48:67-72. 10. Greenberg MS: Manual de neurocirugía. Ediciones Journal 2004:1234-1326. 11. Rabadán A, Pavón D, Ramírez G: Traumatismos raquime- dulares. En: Micheli F, Nogues M, Asconape J, Fernandez M, Biller J (eds.): Tratado de neurología clínica, Editorial Panamericana 2003:1338-1359. 12. Stevens RD, Bhardwaj A, Kirsch JR et al.: Critical care and perioperative management in traumatic spinal cord injury. J Neurosurg Anesthesiol 2003;15:215–229. 13. Mautes AEM, Weinzierl MR, Donovan F el al.: Vascular events after spinal cord injury: contribution to secondary pathogenesis. Phys ther 2000;80:673-687. 14. Van Hook JW: Trauma in pregnancy. Clin Obstet Gynecol 2002;45:414–424. 15. Pereira L: Obstetric management of the patient with spinal cord injury. Obstet Gynecol Surv 2003;58: 678–686. 16. Gilson GJ, Miller AC, Clevenger FW et al.: Acute spinal cord injury and neurogenic shock in pregnancy. Obstet Gynecol Surv 1995;50:556–560. 17. McCartney CJ, Dark A: Cesarean delivery during cardiac arrest in late pregnancy. Anaesthesia 1998;53:310–311. 18. Gilson GJ, Miller AC, Clevenger FW et al.: Acute spinal cord injury and neurogenic shock in pregnancy. Obstet Gynecol Surv 1995;50:556–560. 19. Tator CH: Review of Treatment Trials In Human Spinal Cord Injury: Issues, Difficulties, And Recommendations. Neurosurgery 2006;59:957-987. 20. Bracken MB, Collins WF, Freeman DF, Shepard MJ et al.: Efficacy of methylprednisolone in acute spinal cord injury. JAMA 1984 251:45–52. 21 Bracken MB, Shepard MJ, Collins WF, Holford TR et al.: A randomized, controlled trial of methylprednisolone or naloxone in the treatment of acute spinal-cord injury. Results of the Second National Acute Spinal Cord Injury Study. N Engl J Med 1990;322:1405–1411. 22. Hurlbert RJ: The role of steroids in acute spinal cord injury: An evidencebased analysis. Spine 2001; 26 [Suppl 24]:S39–S46. 23. Qian T, Guo X, Levi AD, Vanni S et al.: High-dose methyl- prednisolone may cause myopathy in acute spinal cord injury patients. Spinal Cord 2005;43: 199–203. 24. Bracken MB, Shepard MJ, Holford TR, Leo-Summers L et al.: Administration of methylprednisolone for 24 or 48 hours or tirilazad mesylate for 48 hours in the treatment of acute spinal cord injury. Results of the Third National Acute Spinal Cord Injury Randomized Controlled Trial. National Acute Spinal Cord Injury Study. JAMA 1997; 277:1597–1604 25. Otani K, Abe H, Kadoya S, Nakagowa H et al.: Beneficial effect of methylprednisolone sodium succinate in the tre- atment of acute spinal cord injury. Sekitsui J 1994;7: 633–647. 26. La Rosa G, Conti A, Cardali S, Cacciola F et al.: Does early decompression improve neurological outcome of spi- nal cord injured patients? Appraisal of the literature using a metaanalytical approach. Spinal Cord 2004; 42:503–512. 27. Geerts WH, Heit JA, Clagett GP et al.: Prevention of venous thromboembolism. Chest. 2001;119 (Suppl): 132- 175. 28. Guidelines of the American Association of Neurologic Sur- geons and the Congress of Neurologic Surgeons. Deep venous thrombosis and thromboembolism in patients with cervical spinal injuries. Neurosurgery 2002; 50(Suppl): 73–80. 29. Rampil IJ,Mason P, Singh H: Anesthetic potency (MAC) is independent of forebrain structures in the rat. Anesthe- siology 1993;78:707. 30. Ditunno JF, Formal CS: Current concepts: chronic spinal cord injury. N Engl J Med 1994;330:550–556. 31. Rivera J: Manejo anestésico de la paciente embarazada con lesión medular. En: Carrillo R (ed.): Anestesiología en gine- cología y obstetricia. Clínicas mexicanas de anestesiología 1ª ed. Editorial Alfil 2006:53-68. 32. Pereira L: Obstetric management of the patient with spi- nal cord injury. Obstet Gynecol Surv 2003;58: 678–686. 33. Trop CS, Bennett CJ: Autonomic dysreflexia and its urolo- gical implications: a review. J Urol. 1991;146:1461–1469. 34. Maehama T, Izena H, Kanazawa K: Management of auto- nomic hyperreflexia with magnesium sulfate during labor in a woman with spinal cord injury. Am J Obstet Gynecol 2000;183:492-493. 35. Young RR: The physiology of spasticity and its response to therapy. Ann NY Acad Sci. 1988;531: 146–149. 36. RobertsAG, Graves CR, Konrad PE et al.: Intrathecal baclofen pump implantation during pregnancy. Neurology. 2003;61:1156–1157. 37. Kuczkowski KM: Peripartum anaesthetic management of a parturient with spinal cord injury and autonomic hyperre- flexia. Anaesthesia 2003;58: 804–827. 38. Kumar A, Bhattacharya MN: Evoked potential monitoring in anaesthesia and analgesia. Anaesthesia 2000;55:225- 241. 39. Kuczkowski KM: Planning for labor (and labor analgesia) in a parturient with spinal cord injury: a need for multidis- ciplinary approach. The Spine Journal 2004;4:366–370. © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Anestesia en la embazada con. . . • 903
Compartir