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Corion frondoso Decidua basal Septo Tronco de vellosidad terciaria A) B) Endotelio vascular Conjuntivo Trofoblasto Figura 20-25. Sección esquemática de una placenta, donde se observa una vellosidad terciaria en formación, entre la tercera y cuarta semanas: A) en profundidad; B) corte transversal del tronco de la vellosidad. basal, a la vez que se acaba de formar el cordón umbilical. Se forman de 20 a 30 grandes troncos vellositarios que acaban formando los cotiledones. Éstos se aprecian en la cara materna de la placenta en el momento del parto. En el lado opuesto a la unión entre el cordón y el corion frondoso, las vellosidades no crecen, se atrofian, y constituyen el corion leve (Fig. 20-27). Si se observa con el microscopio la membrana del tronco de una vellosidad terciaria, se ve que está formada por sincitiotrofoblasto, tejido conjuntivo y el endotelio del vaso. Éstas son las estructuras que separan la sangre materna de la fetal (véase Fig. 20-25B). La placenta es una membrana de tipo hemocorial, lo que significa que el tejido fetal (a través del corion) está en contacto directo con la sangre materna. Esta membrana se adelgaza a partir del cuarto mes y llega a tener un grosor de 2 a 6 km, por lo cual es extraordinaria- mente permeable. Mientras que en la parte del embrión se producen estos cambios, en el endometrio se van formando las deciduas o caducas (porque se desprenden al final del embarazo). Éstas son el resultado de la transformación gravídica del endome- trio bajo los efectos de la progesterona (véase Fig. 20-27). Inician su formación durante la implantación y tienen tres regiones, que se denominan según su relación con el sitio de implantación. La decidua basal es la capa que está en íntimo contacto con los troncos vellositarios (véase Fig. 20-26); es compacta y está formada por células voluminosas y ricas en lípidos y glucosa. La decidua refleja o decidua capsular se sitúa alrededor del embrión y contacta con el corion leve. La decidua parietal recubre el resto del útero y es más estrecha que las anteriores. En el cuarto mes, con el desarrollo del feto, la decidua parietal y la decidua refleja llegan a contactar y se unen. Con el posterior crecimiento desaparece la cavidad uterina, que es ocupada por el feto y sus anexos (Fig. 20-28). En el momento del parto la placenta es un disco de aproximadamente 20 cm de diámetro con un grosor de 3 cm y un peso de 500 g, que viene a ser una sexta parte del peso del feto. Cualquier alteración de esta proporción entre pla- centa y feto tiene consecuencias patológicas. 20.6.1. Funciones de la placenta La placenta y el cordón umbilical funcionan como un sistema de transporte para el paso de sustancias entre la madre y el feto. Las funciones de la placenta son las si- guientes: protección, nutrición, respiración, excreción y pro- ducción de hormonas. La principal función de la placenta es permitir la difusión de gases, nutrientes, agua y electrólitos, así como de otras sustancias, desde la madre hasta el feto o viceversa (Fig. 20-29). Otra función no menos importante es la secreción de hormonas. Estas funciones se realizan en gran medida por mecanismos de difusión y en algunos casos por transferen- cia activa (glucosa, aminoácidos). La difusión de gases es muy fácil dada la permeabilidad de la membrana y el estrecho contacto entre la sangre materna y la fetal (véase Fig. 20-25). El feto necesita 4 a 5 mL de O2/kg/minuto y desecha una cantidad similar de CO2. La hemoglobina fetal tiene mayor afinidad por el O2 que la hemoglobina del adulto y es más abundante. Los recién nacidos tienen de 16 a 17 g/dL de hemoglobina, cifra que desciende a 10 g/dL al mes del nacimiento. Las sustancias con un peso molecular inferior a 1000 (agua, electrólitos, lípidos, medicamentos, virus, bacterias, 438 Estructura y función del cuerpo humano
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