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A) B) Figura 6-20. A) Anfiartrosis formada por dos vértebras y el disco intervertebral. B) Esquema que muestra cómo la suma de pequeños movimientos permite un amplio desplazamiento de la columna vertebral. diartrosis, la presencia de cartílagos intraarticulares o de ligamentos u otras formas de limitación de la movilidad hace que funcionalmente se comporte como una articula- ción con anatomía y movilidad diferente, por lo que enton- ces se habla de enartrosis funcional, condilartrosis funcio- nal, trocleartrosis funcional o trocoide funcional. 6.4.4. Histología de una articulación sinovial Las diartrosis se caracterizan por tener una anatomía compleja, ya que las carillas articulares están recubiertas de cartílago y situadas en el interior de una bolsa denominada cápsula sinovial (Fig. 6-21). El espacio sinovial, que es el que existe en el interior de la cápsula sinovial, está lleno de un fluido, el líquido sino- vial. El cartílago que recubre las carillas articulares es mu- cho más liso que el tejido óseo, y esto hace que el contacto entre los dos huesos, base de la articulación, se haga con poco rozamiento. Además, el líquido sinovial lubrifica como un aceite las carillas articulares, y disminuye en gran medida la fricción durante el movimiento. Disminuir el roce articular no es la única función del líquido sinovial, ya que además es el medio por el que se nutre el cartílago articular, que no está vascularizado. Esta falta de vasos en el tejido cartilaginoso es necesaria para evitar microtraumatismos durante el movimiento. Si en un momento dado se fragmen- ta un trozo de cartílago y queda flotando en el espacio sinovial, no se necrosará por falta de alimento, sino que puede llegar a crecer, ya que se nutre a partir del líquido sinovial. Estos fragmentos sueltos se conocen con el nombre de ratones articulares y pueden situarse en ciertas zonas de la articulación en que bloqueen el movimiento. El contacto entre las carillas articulares de ambos huesos se puede producir directamente o puede existir tejido carti- laginoso adicional que aumente la congruencia de la articu- lación. Este tejido cartilaginoso puede localizarse entre los dos huesos. Cuando esto ocurre adopta entonces una forma de doble concavidad y se denomina menisco articular. Articulaciones con meniscos intraarticulares son la esterno- clavicular, la temporomandibular, y sobre todo la rodilla, donde existen dos meniscos para aumentar el grado de relación entre el fémur y la tibia. En ocasiones, el cartílago articular rodea uno de los huesos en forma de rodete carti- laginoso para aumentar el área de contacto o envolver al otro hueso. Estos rodetes son característicos de las enartro- sis y se pueden encontrar tanto en la cadera como en el hombro, donde reciben el nombre de glenoides. Alrededor de la cápsula articular se disponen los liga- mentos, unas estructuras de tejido conjuntivo muy denso y resistente que sirven para estabilizar la articulación. Se ge- nera un compromiso entre la cantidad de ligamento existen- te y la movilidad de la articulación. Si existen múltiples ligamentos de gran fortaleza, la articulación será muy esta- ble, pero su movilidad será limitada (al menos en alguno de los ejes cubierto por los ligamentos). Si, por el contrario, la articulación ha de ser muy móvil, la cobertura ligamentosa tendrá que ser menor. Esto favorece la inestabilidad de la articulación y la aparición de luxaciones, que es el término con que se conoce la salida de uno de los elementos óseos de la cápsula articular. Además, en la articulación hay bolsas de tejido adiposo que actúan como relleno o soporte de la cápsula articular, y se debe contar con los músculos y tendones que actúan sobre dicha articulación. Cuando un músculo ejerce una acción sobre una articulación, él mismo o su tendón deben «saltar» la articulación, lo que hace que exista una impor- tante cobertura musculotendinosa sobre la mayoría de las articulaciones. El tono de estos músculos puede contribuir de forma importante a la estabilidad de dicha articulación. 6.5. MÚSCULOS 6.5.1. Estructura general y clasificación Los músculos del sistema osteomuscular están formados por tejido muscular estriado con control voluntario de la contracción, que se dispone en forma de fibras y fascículos musculares. La equivalencia de una célula en el aparato locomotor es la fibra muscular, y aunque está dotada de varios núcleos, es la mínima unidad capaz de contraerse de forma individual. Las fibras musculares son muy largas y se 102 Estructura y función del cuerpo humano
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