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Músculo Placa motora Motoneurona Figura 6-26. Esquema de la anatomía de una placa motora. La reducción de la longitud del sarcómero, que como ya se ha visto no comporta una reducción de la longitud de las mioproteínas, es de escasa magnitud y se puede cifrar en pocos nanómetros. Ahora bien, como en cada fibra muscu- lar hay muchos sarcómeros puestos en fila longitudinalmen- te, y la reducción de todos ellos es sincrónica, resulta que la reducción de la longitud de la fibra es del orden de varios centímetros. Esta reducción de la longitud de la fibra (y por tanto del músculo) debe aprovecharse para provocar el mo- vimiento. 6.5.4. Control neurológico de la contracción El control de la contracción muscular está regido por vías nerviosas que se originan en la corteza cerebral, en el área conocida como área motora, y que discurren por las astas posteriores de la médula espinal. Estas neuronas realizan en la médula una sinapsis con una nueva neurona que surge desde el raquis como nervio motor y que discurre hasta el músculo específico a donde está destinado. En las proximi- dades del músculo se ramifica y finalmente termina en una estructura de conexión entre tejido nervioso y tejido muscu- lar denominada placa motora (Fig. 6-26). Los extremos nerviosos de la placa motora contienen unas vesículas con un neurotransmisor que con la llegada del estímulo nervioso se libera al espacio existente entre la membrana nerviosa y la membrana muscular. El neurotrans- misor de las placas motoras es la acetilcolina. Esta sustan- cia estimula unos receptores específicos que producen un cambio en la permeabilidad de la membrana de la célula nerviosa, lo que se traduce en la entrada de iones de sodio en el interior de la célula y su consiguiente despolarización. Esta despolarización genera una señal eléctrica que se cono- ce como potencial de acción transmembrana, y que es de suficiente intensidad como para estimular la membrana de la célula muscular. La estimulación de la membrana muscu- lar desencadena la liberación de calcio por parte del retícu- lo sarcoplásmico en el interior del sarcoplasma, lo que origina la contracción muscular, tal y como se describió en el apartado anterior. A cada fibra muscular le corresponde una placa motora, pero el número de placas motoras que corresponde a cada nervio no es igual. Existe una relación entre la calidad del movimiento y el número de placas motoras que tiene asig- nado el nervio responsable de cada músculo, de forma que si un nervio tiene muchas placas motoras (inerva muchas fibras musculares) su estimulación será potente, ya que re- clutará mucha masa muscular, pero poco precisa. En cam- bio, estructuras como la lengua o los dedos de las manos, especialmente el pulgar, están inervadas por nervios con pocas placas motoras. De esta forma, la cantidad de fibras musculares que originan cada movimiento se puede escoger con precisión, lo que se traduce en un movimiento de mayor calidad. Además de los nervios que provocan la contracción mus- cular, existen fibras nerviosas que recogen información del sistema osteomuscular y la transmiten a la médula espinal y al sistema nervioso central. Existen receptores en los músculos y los tendones, denominados receptores tendino- sos de Golgi, que se encargan de medir la posición y el grado de tensión muscular existente, y que ayudan sobre- manera a regular el tono muscular y modular la contracción. Para acabar de completar el cuadro, existen interconexiones medulares entre las neuronas que intervienen en un movi- miento y las neuronas de los músculos antagonistas, que pueden recibir estímulos inhibidores para un desarrollo más adecuado de los movimientos. 6.6. ASPECTO GENERAL DEL SISTEMA OSTEOMUSCULAR EN EL HOMBRE Es bien conocido el aspecto general del ser humano, pero si se analiza con atención se observará que es un estructura bastante peculiar (Fig. 6-27). Se trata de un ser con dos largas columnas, las piernas, en las que se asienta una estructura sólida (la pelvis) sobre la que se yergue un mástil delgado (el raquis), y que finaliza con un peso considerable en su extremo superior (la cabeza). Y por si esto fuera poco, de él cuelgan dos estructuras largas y móviles (los brazos) y además debe mantener el equilibrio durante la marcha. Si intentamos levantar una estructura vertical de 1.8 metros sobre una base de sólo 40 cm de lado, y pretendemos además que se mantenga en equilibrio en los desplazamien- tos, comprobaremos que es muy difícil, tanto, que al ser humano le cuesta casi un año conseguir mantenerse de pie. Para que el cuerpo no caiga al suelo, es preciso que el centro de gravedad quede siempre dentro de la base de sustentación, que está formada por el área comprendida entre los pies. Por ello es más difícil mantener el equilibrio con los pies juntos que separados. Todo el peso de la cabeza, del tórax y de los brazos debe ser soportado por el mástil que es la columna vertebral, la cual debe transmitir este peso a la pelvis, que es el soporte principal sobre las piernas. En apartados sucesivos compro- baremos la enorme importancia de estas estructuras a la hora de mantener el equilibrio y la estructura del cuerpo humano. 6.7. LA CABEZA 6.7.1. Estructura general y funciones que residen en la cabeza La cabeza tiene una forma esférica y está situada en la parte más alta del cuerpo humano. En ella se pueden distin- Parte II. Sistemas de relación 107
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