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ESTRUCTURA Y FUNCIÓN DEL CUERPO HUMANO (201)

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tálamo, del cual están separadas por el surco hipotalámico
(véase Fig. 7-21).
Forman parte del piso del III ventrículo y cada una de
ellas está constituida por una estructura de forma rectangu-
lar. De la parte media cuelga de un único tallo la hipófisis,
que se sitúa en la silla turca del hueso esfenoides, en la base
del cráneo (véase Fig. 7-14). Por delante del tallo hipofisa-
rio se encuentran el quiasma óptico y los nervios ópticos
(Fig. 7-28).
7.6.2.2. Estructura microscópica
En el interior del hipotálamo hay muchos núcleos de
sustancia gris. Entre ellos destacan el núcleo supraóptico
(detrás del quiasma óptico) y el núcleo paraventricular (en
contacto con el III ventrículo). En la parte posterior desta-
can los cuerpos mamilares (con su núcleo mamilar).
7.6.2.3. Funciones
Por su tamaño, el hipotálamo es una de las partes más
pequeñas del encéfalo, pero sus funciones son muy impor-
tantes y variadas, si bien no todas son suficientemente cono-
cidas y entendidas.
Los impulsos que conducen los axones que salen del
hipotálamo son transportados a la médula espinal y desde
allí al sistema nervioso autónomo, para actuar sobre la
mayoría de los músculos y glándulas del cuerpo. El hipotá-
lamo ejerce uno de los mayores controles sobre los centros
neurovegetativos y, por tanto, interviene en las funciones de
los órganos internos del cuerpo.
Está conectado con las estructuras responsables de las
emociones, participando en las mismas. Puede a su vez
provocar cambios corporales ante determinadas emociones,
debido a las conexiones existentes entre las estructuras que
crean las emociones, el hipotálamo y las vísceras. Un ejem-
plo de ello lo constituyen el rubor, la risa o el llanto que
experimentamos en determinadas situaciones emocionales.
También se ha demostrado que algunos de los núcleos
grises del hipotálamo funcionan como centros de placer o
recompensa, y que responden ante impulsos primitivos,
como el del apetito o la saciedad, la sed y el deseo de
apareamiento, o la supervivencia.
Además, el hipotálamo es el responsable del manteni-
miento de la temperatura corporal y actúa en conexión con
el sistema nervioso autónomo, regulando la vasoconstric-
ción o vasodilatación y la transpiración de la piel, como
mecanismos fisiológicos de termorregulación.
La hipófisis, que es controlada por los estímulos que
llegan al hipotálamo, es la responsable de la secreción de la
mayoría de las hormonas, que luego actúan sobre las glán-
dulas endocrinas de todo el organismo. El núcleo supraópti-
co y paraventricular son responsables de la secreción de la
hormona antidiurética (ADH) y de la oxitocina, respecti-
vamente. Todas las conexiones que existen entre los dos
sistemas de relación (SNC y sistema endocrino) están regu-
ladas por el hipotálamo. Por este motivo, el hipotálamo
también actúa como un eslabón entre la mente y el cuerpo a
través de las hormonas que secreta la hipófisis.
Por último, también participa en los mecanismos del des-
pertar y en los que mantienen el estado de vigilia o de alerta.
7.7. TRONCO ENCEFÁLICO O NEUROEJE
Se localiza en la fosa posterior del cráneo y se extiende
desde el esfenoides, por debajo del hipotálamo, hasta el
agujero magno (en el hueso occipital). Se continúa por
debajo con la médula espinal, sin que haya solución de
continuidad entre ambas estructuras. Por detrás se en-
cuentran el acueducto de Silvio, el IV ventrículo y el
cerebelo.
Contiene los centros reflejos indispensables para poder
vivir y es el responsable de la denominada «vida vegetati-
va». Es el punto de salida de la mayoría de los nervios
craneales responsables de la inervación de la cara y del
cráneo. Para su estudio se divide en tres porciones: el me-
sencéfalo, la protuberancia y el bulbo raquídeo, aunque
desde el punto de vista embriológico no provienen de la
misma estructura.
7.7.1. Mesencéfalo
Es la porción más alta del neuroeje. Está situado por
debajo del hipotálamo, por encima de la protuberancia, y
por delante del acueducto de Silvio y del cerebelo (véase
Fig. 7-14).
Su visión macroscópica muestra en la cara anterior la
existencia de los pedúnculos cerebrales, que lo unen al
cerebro por el lóbulo frontal (Fig. 7-28). Estas estructuras
forman, junto a las cintillas ópticas, la fosa interpeduncu-
lar, y en su interior se sitúan la hipófisis y los cuerpos
mamilares del hipotálamo. De la parte interior de los pe-
dúnculos sale el III par craneal o motor ocular común.
En la cara posterior (Figs. 7-29 y 7-30) se identifican cuatro
prominencias redondeadas, los tubérculos cuadrigéminos
(dos superiores y dos inferiore
s
). Por debajo de los inferio-
res aparece el IV par craneal o nervio patético, que se
sitúa en la cara anterior tras contornear los pedúnculos
cerebrales.
7.7.2. Protuberancia o puente
Está situada entre el mesencéfalo y el bulbo raquídeo. En
su cara posterior se encuentran el IV ventrículo y el cerebe-
lo, al que se mantiene unida por los pedúnculos cerebelosos
medios (véase Fig. 7-29). Es la parte más voluminosa del
neuroeje, y está formada por una masa convexa que sobre-
sale hacia delante y que le da el nombre.
En la zona media de su cara anterior (véase Fig. 7-28) se
distingue el surco basilar, por donde pasa la arteria basilar,
que forma el polígono de Willis. La protuberancia se en-
cuentra separada del bulbo por el surco bulboprotuberencial.
El V par craneal o trigémino emerge de la protuberan-
cia entre los pedúnculos cerebrales medios. De la parte
central del surco bulboprotuberencial sale el VI par craneal
o motor ocular externo, y de dentro hacia fuera salen el
VII par o nervio facial y el VIII par o nervio acústico
(véase Fig. 7-28).
7.7.3. Bulbo raquídeo
Es la porción más baja del neuroeje y está separado de la
protuberancia por el surco bulboprotuberancial. Tiene una
182 Estructura y función del cuerpo humano

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