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Frecuencias altas (agudos) Frecuencias mediasVentana oval Estribo Ventana redonda Frecuencias bajas (graves) Figura 8-17. Representación esquemática de la modificación que sufre la membrana basilar según la frecuencia de las ondas sonoras que inciden en ella. Cuadro 8-3. Niveles de intensidad de los ruidos más frecuentes 160 dB, aviones a propulsión 140 dB, ruidos que pueden dañar el órgano de Corti 130 dB, despegue de un avión 120 dB, ruidos que producen dolor 100 dB, ruidos que causan malestar 80 dB, tráfico 40 dB, conversación 10 dB, susurro 0 dB, umbral auditivo entre 1000 y 10 000 Hz y con una intensidad de 0 a 40 dB. El funcionamiento del aparato auditivo se valora median- te la audiometría, método que permite detectar los niveles de audición de un individuo. Las hipoacusias pueden ser de transmisión o de percep- ción. Las primeras se producen por lesiones en el oído externo o el oído medio. La más frecuente, que aparece con la edad, es la otosclerosis o presbiacusia. Las hipoacusias de percepción o nerviosas aparecen cuando la lesión está en el caracol o en el nervio auditivo. 8.4. SENTIDO DEL GUSTO Es el sentido que permite reconocer el sabor de las sus- tancias. Los órganos responsables son los botones gustati- vos, que se encuentran distribuidos en la lengua (en las papilas) y en el tejido epitelial del paladar y mucosa de la faringe. En el dorso de la lengua se pueden identificar tres tipos de papilas gustativas: las foliadas, situadas en la punta y los bordes laterales; las fungiformes, localizadas en la parte central, y las caliciformes, ubicadas en la base alrededor de la «V» lingual. En el interior de las papilas gustativas se encuentran los botones gustativos (Fig. 8-18). Estos boto- nes tienen forma de botella de base ancha, y su cuello se abre en la superficie de la papila que está en contacto con la saliva a través del poro gustativo. En su interior hay células de sostén, y entre ellas células gustativas que tienen una prolongación apical, con microvellosidades, que se dirige hacia el poro gustativo. De su base parten las fibras nervio- sas que conducen el impulso hacia el nervio glosofaríngeo (recoge las sensaciones del tercio posterior de la lengua) y hacia el nervio facial y el trigémino (recogen las sensacio- nes de los dos tercios anteriores). Las sensaciones del pala- dar y de la mucosa faríngea son recogidas por el nervio vago. Todos los impulsos son conducidos al bulbo, y desde allí al tálamo, y finalmente a la circunvolución posrolándica de la corteza. Las células gustativas son los receptores del gusto. En cada botón gustativo hay unas 40 células que viven alrede- dor de 10 días (están en continua mitosis). Son quimiorre- ceptores que responden a los estímulos químicos de los alimentos cuando se mezclan con la saliva. Estos receptores diferencian cuatro sabores básicos: dulce (en la punta de la lengua), salado (en los bordes anteriores), ácido (en los bordes posteriores) y amargo (en la parte posterior de la lengua). Son receptores de tipo fásico, por lo que se adaptan rápidamente. El sentido del gusto presenta una serie de atributos espe- ciales que le permiten asociarse con el sentido del olfato. Combinado con el tacto, la textura y la temperatura de los alimentos, amplía enormemente la gama de los tipos de sabores. Otros atributos, como los afectivos, permiten perci- bir los gustos como agradables o desagradables según la persona, o la cantidad que se deguste. 8.5. SENTIDO DEL OLFATO En los seres humanos el olfato es un sentido rudimentario y muy subjetivo, y de difícil estudio debido a su localiza- ción. Sirve para conocer el olor de las sustancias y participa en la esfera afectiva y emocional. En los animales su fun- ción se extiende a la esfera del comportamiento sexual y es básico para orientarse. Está localizado en la pituitaria olfatoria. La pituitaria es un epitelio situado en la parte superior y posterior de la mucosa nasal (zona del cornete medio) (Fig. 8-19). Entre las células secretoras de moco y las de sostén se encuentran las células olfatorias, que son los receptores químicos de los olores. Son neuronas bipolares (unos 100 millones) provis- tas en su parte distal de los cilios olfatorios (de 10 a 15 por célula). Se introducen en el moco y de su parte proximal surgen los nervios olfatorios, que son amielínicos. Se jun- tan de 25 a 30 axones que se recubren de mielina y forman 216 Estructura y función del cuerpo humano
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