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na, ácido clorhídrico y moco hasta que se alcanza una secreción de 500 mL/hora. b) Fase gástrica. En esta fase, que se inicia cuando la comida llega al estómago, el control de la secreción es humoral. La distensión de la región del antro por los ali- mentos hace que las células antrales liberen una sustancia, denominada gastrina, a la circulación sanguínea. La gastrina llega por vía sanguínea (lo que le confiere características de hormona) a todas las células gástricas. Como consecuencia de ello, las células aumentan su secreción, especialmente las células parietales, que aumentan la liberación de ácido clorhídrico. La liberación de gastrina se inhibe cuando el pH gástrico es inferior a 2. Hay sustancias y alimentos capaces de estimular directamente la producción de gastri- na (y secundariamente la de HCl), como son el alcohol, la cafeína o las proteínas. La gastrina produce una secreción gástrica de unos 200 mL/hora, y aunque la velocidad de producción es menor, ésta es mucho más sostenida que en la fase cefálica, por lo que posee una mayor importancia absoluta. c) Fase intestinal. Existe un aumento comprobado de la secreción de jugo gástrico cuando el alimento pasa al intestino, incluso en ausencia de gastrina. Se sabe que esta fase tiene un control humoral, pero aún no se ha identifica- do la hormona responsable, aunque algunos autores la han denominado gastrina intestinal. La secreción gástrica es inhibida principalmente por tres factores. En primer lugar, por la desaparición de estímulos de las fases cefálica (ya no apetecen los alimentos después de comer y con el estómago lleno) y gástrica (desaparece la distensión del antro). En segundo lugar, la liberación de gastrina se reduce o desaparece cuando el pH del contenido gástrico es inferior a 1.5-2. Finalmente, existe una hormona intestinal producida por la presencia de alimento en el intes- tino y denominada enterogastrona, que es capaz de inhibir la liberación de jugos gástricos. La actividad secretora y motora del estómago dura unas 3 horas desde que se empieza a comer hasta que se vacía el estómago, pero este intervalo es muy variable y depende de muchos factores. Estos factores pueden ser de carácter ge- neral o local. Entre los factores generales, son aceleradores del proceso gástrico el hambre, el ejercicio moderado, como un paseo después de la comida, o la posición en decúbito lateral derecho (aunque esta posición no siempre es reco- mendable dado que puede favorecer la aparición de reflujo gastroesofágico). En cambio, son factores retardadores, que incluso pueden llegar a detener el proceso digestivo gástri- co, el ejercicio muy intenso, las emociones fuertes, o la presencia de un dolor importante. Entre los factores locales, se puede citar la consistencia de los alimentos, siendo los líquidos un factor acelerador, de modo que cuanto más sólido sea el alimento más tiempo tardará la digestión gástrica. También es importante la com- posición de la comida, ya que los glúcidos se asocian a un vaciamiento rápido, mientras que las proteínas y las grasas tardan un poco más, sobre todo estas últimas. Finalmente, existen factores constitucionales que hacen que unos estó- magos sean más rápidos en el proceso de digestión y vacia- miento gástrico (estómagos hipertónicos), mientras que otros son excesivamente lentos (estómagos hipotónicos o atónicos). El término ortotónico se reserva para definir un vaciamiento con un ritmo normal. Aunque, como ya hemos visto, la digestión gástrica es muy importante, en el estómago prácticamente no existe absorción (sólo se absorben el agua y algunas sustancias como el alcohol). El paso de los alimentos desde la luz del tubo digestivo al torrente circulatorio se realiza en la siguien- te porción del tubo digestivo, que es el intestino delgado. 10.5. DUODENO Y PÁNCREAS El intestino delgado es un tubo cuya longitud varía entre 5 y 7 metros, y en el que se distinguen tres porciones sin solución de continuidad entre ellas: duodeno, yeyuno e íleon. 10.5.1. Anatomía y funciones del duodeno Es la primera porción del intestino delgado y tiene sólo unos 25 cm de longitud. Anatómicamente se distinguen cuatro porciones que forman un cuadrado, por lo que en ocasiones se habla de marco duodenal (Fig. 10-14). La primera porción es la que recibe los alimentos que son capaces de superar el píloro, la segunda porción (descen- dente) contiene los orificios de los conductos biliar y pan- creático, la tercera y la cuarta conectan con el yeyuno a través de un ángulo característico de la curvatura duodenal denominado ángulo de Treitz. La importancia del duodeno no radica en su capacidad de absorción, que es muy reducida, sino en el hecho de que recibe las secreciones del páncreas exocrino y del hígado, además del gástrico, ya convertido en quilo intestinal. El contenido gástrico tiene un pH ácido que no es adecuado para continuar el proceso digestivo, ya que la mayoría de las enzimas intestinales deben trabajar en un medio básico. Además, un pH bajo favorece la aparición de lesiones en la pared intestinal, que no está preparada como la del estóma- go para soportarlo. Por ello, en el duodeno se inicia la digestión básica o alcalina gracias a la secreción pancreáti- ca, que no sólo es rica en enzimas, sino también en sustan- cias alcalinas capaces de neutralizar la acidez gástrica. 10.5.2. El páncreas exocrino: anatomía y función El páncreas es un órgano retroperitoneal de gran tamaño, localizado en la región epigástrica, con forma de cabeza de martillo, y en el que se pueden distinguir tres porciones: cabeza, cuerpo y cola (Fig. 10-14). La cabeza está rodeada por el marco duodenal y la cola se dirige hacia el hipocon- drio izquierdo, junto al bazo. Es una glándula doble, con una porción dedicada a la producción de sustancias que se vierten al exterior (al tubo digestivo), por lo que tiene carácter de glándula exocrina, y otra que fabrica sustancias que se vierten a la sangre, por lo que se trata además de una glándula endocrina. La porción endocrina se halla limitada a unos agregados celulares denominados islotes de Langer- hans, que secretan hormonas tan importantes como la insuli- na o el glucagón, y que están rodeados por el páncreas exocrino. A partir de este momento nos dedicaremos exclu- sivamente a la parte exocrina del páncreas, ya que el pán- creas endocrino se ha descrito en el capítulo correspondien- te a la endocrinología (Capítulo 8). El páncreas exocrino está formado por células secretoras que se reúnen en forma de racimos, denominados acini pancreáticos (Fig. 10-15), alrededor de un canalículo donde vierten sus secreciones. Los canalículos de los diferentes Parte III. Alimentación y excreción 247
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