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ESTUDIO CLÍNICO DEL PACIENTE CON SINTOMATOLOGÍA NEUROLÓGICA Los principios básicos del diagnóstico neurológico son: 1) cualquier retraso en el diagnóstico puede tener consecuencias muy graves; 2) hay que discriminar entre los síntomas funcionales y los sospechosos de enfermedad orgánica; 3) los síntomas y los signos se deben valorar en términos anatomofisiológicos; 4) al terminar la anamnesis, se ha de tener alguna hipótesis sobre la naturaleza de la enfermedad; 5) al fina- lizar la exploración, debe haber llegado a un diagnóstico topográfico, y 6) tras elaborar un posible diagnóstico etiológico, se solicitarán las exploraciones complementarias pertinentes. Anamnesis La importancia de la anamnesis y de la exploración varía en razón del problema. En pacientes con cefaleas, mareos, crisis de inconsciencia, parestesias inconstantes y dolores imprecisos, es muy importante la anamnesis minuciosa y pocos signos y seguros son de más utilidad. Dificultades en la anamnesis neurológica La anamnesis neurológica es compleja. Se debe adquirir, con la expe- riencia, el equilibrio entre recoger fielmente las quejas del paciente y no inducir mediante preguntas demasiado dirigidas. Algunos sínto- mas deben ser investigados siempre, con independencia de la queja principal: cefaleas, crisis de inconsciencia o convulsiones, vértigos, alteraciones visuales, parestesias, parálisis facial o de las extremidades, debilidad en una extremidad, desequilibrio, deterioro de la memoria o cambios en la conducta. Las enfermedades neurológicas alteran con frecuencia la consciencia, el estado mental del enfermo o el lenguaje y, por tanto, la historia debe obtenerse de otra persona próxima. Forma de comienzo y progresión de los síntomas La aparición súbita sugiere un ictus, una crisis epiléptica y, más raramente, una migraña. Los síntomas progresivos son típicos de los procesos neurodegenerativos o neoplásicos. Los que se acompañan de manifestaciones sistémicas (fiebre, rigidez de nuca) deben hacer pensar en una enfermedad infecciosa. Antecedentes familiares Muchas enfermedades neurológicas tienen carácter hereditario. Siem- pre hay que preguntar por antecedentes familiares de ataxia, demencia, epilepsia, esclerosis múltiple, malformaciones vasculares, migraña, miopatía, movimientos anormales, neuropatía periférica, paraplejía, síndromes neurocutáneos y trastornos cerebelosos. Antecedentes personales Debe interrogarse minuciosamente sobre el hábito tabáquico (enfer- medades cerebrovasculares), el enólico (polineuropatía, encefalopatía de Wernicke, miopatía) y el consumo de medicamentos (parkinsonis- mos, discinesias tardías, miastenia grave, trombosis, polineuritis). Se indagará sobre contactos con tóxicos, como monóxido de carbono, plomo y mercurio. También debe preguntarse por la alimentación para descartar cuadros de desnutrición o déficits vitamínicos y se indagarán las posibles relaciones sexuales (neurosífilis, patología neurológica por HIV). Antecedentes patológicos Es importante delimitar si ha habido cuadros neurológicos previos que puedan sugerir una enfermedad en brotes como la esclerosis múltiple. Se indagará sobre la existencia de enfermedades generales, como cardiopatías embolígenas, arteriosclerosis, hipertensión arterial, diabetes mellitus, dislipemias y, especialmente, neoplasias. Los tumores malignos pueden originar metástasis en el SNC o diferentes síndromes neurológicos paraneoplásicos. Finalmente, antecedentes de sufrimiento fetal, convulsiones febriles e infecciones como el sarampión, la varicela y la parotiditis pueden justificar cuadros de epilepsia o encefalitis des- mielinizante en el adulto. Exploración neurológica Signos meníngeos Estos signos se observan clásicamente en las meningitis e incluyen la rigidez de la nuca y los signos de Kernig y Brudzinski. Exploración de los pares craneales El I par craneal (nervio olfatorio) se puede explorar mediante baterías de olores normalizadas. El II par craneal (nervio óptico) se explora mediante los exámenes de agudeza visual, perimetría manual y fondo de ojo. La agudeza visual se mide con una tarjeta de optotipos. La perimetría manual compara el campo visual del paciente con el del explorador, sentados uno en frente del otro, mediante un índice (un alfiler de cabeza roja gruesa). El examen del fondo de ojo debe realizarse con un oftalmoscopio. Se deben valorar el color y la forma del disco óptico, la claridad de sus bordes y la profundidad de la fosita fisiológica, así como la existencia de cambios degenerativos, de pigmentación, cambios en la vascularización y hemorragias de la retina. Los restantes pares craneales (III, IV, V, VI, VII, VIII, IX, X, XI y XII) se tratan en el capítulo 186, Mononeuropatías. Exploración del sistema motor Incluye la inspección de los músculos, la percusión y el examen del tono, de la fuerza y de los reflejos musculares. Inspección En la inspección de los músculos se pueden observar fasciculaciones, atrofias, hipertrofias, seudohipertrofias, calambres o contracturas, fibrosis y retracciones. Percusión La percusión del vientre de un músculo puede producir miotonía en forma de un resalte o rodete palpable. Valoración de la fuerza muscular La fuerza se explora músculo a músculo (balance muscular). Se puntúa como 0 si no hay contracción; 1-2, si se contrae el músculo y produce un leve desplazamiento; 3, si vence la gravedad; 4, si vence una resis- tencia del examinador, y 5, si es normal. Además, se usan las maniobras de caída del brazo sostenido al frente (Barré) o de la pierna sostenida en semiflexión (Mingazzini). Anamnesis y exploración del paciente con sintomatología del sistema nervioso https://booksmedicos.org 1304 SECCIÓN XII Neurología Tono muscular Se explora por palpación y por la movilidad pasiva de las extremidades. No hay una norma que establezca los límites fisiológicos y, por tanto, se requiere experiencia del observador para su apreciación. En la hipo- tonía, los músculos están flácidos y está aumentada la extensibilidad de las articulaciones. Se observa en las lesiones agudas del cerebelo y en la mayoría de las enfermedades neuromusculares. Hay dos tipos principales de hipertonía: rigidez es una hipertonía constante durante todo el arco del movimiento. Es característica de los síndromes parkinsonianos. Si se combina con temblor, produce la impresión de mover una rueda dentada. espasticidad es una hipertonía que depende de la velocidad y el ángulo de desplazamiento. Es leve cuando el movimiento pasivo se realiza lenta y suavemente, e intensa si se hace de forma rápida y brusca. Es característica de las lesiones del tracto corticoespinal. La paratonía es la resistencia a cualquier movimiento que el obser- vador hace en el paciente y se observa en encefalopatías difusas o disfunciones frontales. La catatonia es el mantenimiento de una pos- tura que se impone pasivamente a una extremidad (p. ej., levantada) sin que haya necesariamente aumento del tono basal. Se observa en enfermedades psiquiátricas. Reflejos miotáticos (osteotendinosos) Son la expresión del reflejo fisiológico de estiramiento, un arco reflejo medular sometido a influencias inhibidoras de las vías descendentes corticoespinales. Las lesiones del arco reflejo medular producirán una dis- minución o abolición del reflejo muscular correspondiente, mientras que las lesiones de la vía corticoespinal causarán una exaltación de los reflejos. En la práctica se exploran los principales reflejos musculares: bicipital (nivel C5), estilorradial (C6), tricipital (C7), rotuliano (L3-L4) y aquíleo (S1). Otros reflejos Reflejos corticobulbares o de la línea media. Los tres que se suelen explorar en clínica son el orbicular de los ojos o glabelar, el del «hocico» y el mandibular, que se obtienen percutiendo en la región interciliar, sobre el labio superior y sobre el mentón, respectivamente. Están exaltados en síndromes piramidales, parkinsonismos o demencias. Reflejossuperficiales o cutáneos. Los reflejos abdominales se producen al pasar la punta de un alfiler por la piel del abdomen, lo que desen- cadena la contracción de los músculos de la pared según el nivel de la estimulación: el reflejo abdominal superior se integra en los segmentos dorsales D7-D9, mientras que el abdominal inferior lo hace entre D11 y D12. Los reflejos cremastéricos consisten en la elevación del testículo o del labio mayor vulvar al pasar un alfiler por la piel de la cara interna del muslo, y se integran en el segmento medular L1-L2. El reflejo cutáneo-plantar se produce al rascar el borde externo de la planta del pie, con lo que el primer dedo normalmente se flexiona. La respuesta en extensión es patológica (signo de Babinski) y es propia de lesiones de la vía corticoespinal. Exploración de la sensibilidad Sensibilidad superficial Deben valorarse las sensibilidades táctil, dolorosa y térmica. La sensi- bilidad táctil se explora con ayuda de una brizna de algodón. Para la sensibilidad dolorosa se punciona la piel del paciente con la punta de un alfiler y la sensibilidad térmica se observa con ayuda de dos tubos de ensayo, uno con agua fría (10 °C) y otro con agua caliente (45 °C). Sensibilidad profunda La sensibilidad vibratoria se analiza con ayuda de un diapasón de 128 Hz que, después de hacerlo vibrar, se coloca sobre prominencias óseas (maléolos, crestas tibiales). La sensibilidad a la presión se puede determinar presionando con firmeza en los tendones y los músculos, y la sensibilidad al dolor profundo, mediante un pellizco. La sensibilidad artrocinética se explora moviendo pasivamente una articulación; el paciente debe señalar la dirección del movimiento y la posición en que queda el segmento movido. La prueba de Romberg es positiva en los pacientes con trastornos de la sensibilidad profunda (el paciente no puede sostenerse con los pies juntos si cierra los ojos). Integración sensitiva cortical Su valoración requiere la conservación de las sensibilidades elementales (tacto, dolor, propiocepción). La localización táctil (topoestesia) es la capacidad de localizar en el cuerpo un estímulo táctil superficial. La discriminación entre dos puntos es la distancia mínima a la que dos estímulos simultáneos son identificados como independientes. Se explora con un compás de puntas romas. La estimulación simultánea de dos puntos simétricos detecta la extinción sensitiva (el paciente sólo percibe uno). La astereognosia es la incapacidad de reconocer la forma, el tamaño, el peso y la textura de un objeto por palpación a ciegas, siendo normales las sensibilidades elementales. La agrafoestesia es la incapacidad de identificar formas trazadas sobre la piel. Exploración de la coordinación Los movimientos espontáneos del paciente mientras se desviste, anda o coge los objetos ya pueden revelar si son bruscos o inapropiados al objetivo. Las maniobras dedo-nariz o talón-rodilla son demostrativas de dismetría o ataxia apendicular (cerebelosa, por desaferentización). En los movimientos alternantes o repetidos (hacer las marionetas, contar los dedos, zapatear con la punta o el talón del pie), se aprecia que la amplitud del movimiento es normal o exagerada y las extremidades bailotean sin medida (adiadococinesia) en las lesiones cerebelosas y en las coreas, mientras que en los síndromes extrapiramidales los movimientos suelen ser lentos, de amplitud pequeña y decreciente (acinesia-hipocinesia) o con los dedos en posturas forzadas abigarradas (atetosis-distonía). Exploración de la marcha y del equilibrio Se solicita al paciente que se levante de una silla, camine en línea recta y vuelva al punto de partida. Si se repite el recorrido varias veces con los ojos cerrados, puede aparecer una marcha en estrella por una lateropulsión vestibular. La marcha de puntillas y de talones permite detectar una debilidad de los músculos extensores o flexores del pie. La marcha en tándem es más sensible para detectar un desequilibrio. Se debe valorar el equilibrio de pie con los pies juntos, con ojos abiertos y cerrados (prueba de Romberg). Se valorará la respuesta del paciente a un empujón hacia atrás (reflejos posturales). Exploración de la función mental Durante la entrevista es posible hacerse una idea aproximada sobre el estado mental del paciente y es esencial la información de la familia sobre su memoria, orientación y actividades cotidianas. Una de las escalas más utilizadas para una cuantificación básica del estado mental es el Mini-Mental Test (tabla 167-1). TRASTORNOS MOTORES El eje básico de la regulación motora es el sistema corticoespinal que conecta las áreas motoras primarias (motoneurona superior) con el asta anterior de la médula (motoneurona inferior y unidad motora) y sus lesiones producen pérdida de fuerza de diferente tipo, como se explicará a continuación. El sistema corticoespinal está regulado por otros dos sistemas complejos, el cerebelo y los ganglios basales, cuyas lesiones no producen déficit de fuerza, sino alteraciones de la coordinación motora, el equilibrio, la marcha y los movimientos anormales involuntarios. Pérdida de fuerza muscular Las lesiones del sistema corticoespinal y de la unidad motora se tra- ducen por pérdida de fuerza, de distintas características en cada caso (tabla 167-2). La pérdida de fuerza se denomina paresia si es incom- pleta o parálisis cuando es completa. Síndromes por lesión del sistema corticoespinal o piramidal Tienen en común el hecho de que producen una pérdida de fuerza global que, en el brazo, predomina sobre los movimientos finos de la mano y, en la pierna, sobre los músculos antigravitatorios. Esta paresia Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1305 CAPÍTULO 167 Anamnesis y exploración del paciente con sintomatología del sistema nervioso © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X II se acompaña de signos piramidales: espasticidad, hiperreflexia con posible clonus, signo de Babinski y sincinesias. Monoparesia de la pierna. Puede deberse a una lesión en el nivel medular dorsolumbar o en la parte superior del área motora primaria. Sin embargo, es mucho más frecuente que las lesiones de la médula dorsolumbar produzcan paraparesia (debilidad de las dos piernas) frente a monoparesia. La monoparesia de la pierna por lesión del área motora primaria se observa en los infartos de la arteria cerebral anterior y en cualquier proceso expansivo de esa zona como, por ejemplo, en un meningioma parasagital. La paresia de la pierna por lesión del SNP (raíces medulares, plexo lumbosacro) es flácida y con arreflexia. Monoparesia del brazo. Es muy frecuente en las lesiones de la porción inferior y media del área motora primaria, sobre todo por infartos del territorio de la arteria cerebral media. Las monoparesias del brazo por lesiones de la neurona motora inferior (del SNP) son flácidas, sin signos piramidales, y se deben a lesiones de las motoneu- ronas (poliomielitis, atrofia muscular espinal) de las raíces espinales correspondientes o del plexo braquial por causas diversas (v. cap. 186, Mononeuropatías). Hemiparesia. Puede deberse a lesiones en cualquier punto de la vía motora (corteza motora, cápsula interna, tronco cerebral o médula cervical). Es uno de los síndromes neurológicos más frecuentes por las lesiones vasculares isquémicas o hemorrágicas en cualquier nivel. El origen cervical es excepcional. El diagnóstico topográfico de una hemiparesia según su comienzo y los signos y síntomas asociados se resume en la tabla 167-3. Es un paso crucial para orientar los exámenes complementarios y deter- minar la etiología. Así, las hemiparesias por lesioneshemisféricas se asociarán a trastornos como afasia, hemianopsia, hemiinatención, etc. Por el contrario, la hemiparesia por lesión capsular será pura y, si la lesión se extiende al tálamo, se acompañará de hemihipoes- tesia, pero sin fenómenos corticales. Finalmente, las hemiparesias por lesiones del tronco cerebral formarán parte de un síndrome alterno: lesión de uno o varios nervios craneales ipsilaterales y hemi- paresia contralateral. Paraparesia y tetraparesia. Son los déficits motores característicos de las lesiones medulares dorsolumbar y cervical, respectivamente. Raramente la paraparesia es de origen cortical en infartos bilaterales de la arteria cerebral anterior. La tetraparesia por lesión de la base de la protuberancia no es infrecuente y se acompaña de anartria y disfagia (síndrome del enclaustramiento o locked-in). Las paraparesias o las tetraparesias de origen medular casi siempre producen un nivel sensitivo a la altura de la lesión y, a menudo, se acompañan de alteraciones en el control de los esfínteres. La primera causa de lesión de la médula son los traumatismos seguidos de infla- maciones (mielitis), compresiones discartrósicas, metástasis, tumores primarios, infartos y hemorragias. Síndromes por lesiones de la neurona motora inferior Estos síndromes tienen características diferenciales de las de la moto- neurona superior: a) debilidad que puede llegar hasta la parálisis total (tanto de los movimientos voluntarios como de los automáticos y refle- jos); b) hipotonía; c) abolición de los reflejos musculares, y d) amio- trofia precoz y fasciculaciones. Las lesiones puras de las motoneuronas (esclerosis lateral amio- trófica) no se acompañan de trastornos sensitivos ni dolores. Cuando las lesiones de las motoneuronas inferiores ocurren en el contexto de enfermedades de la médula o de los nervios periféricos, se acompañan a menudo de trastornos de la sensibilidad y/o de la inervación vegetativa. La distribución del déficit y de la amiotrofia ayuda en el diagnós- tico de la causa. En las lesiones focales de las motoneuronas espinales (poliomielitis), el déficit puede afectar a un solo músculo o a una parte de él, o bien a los músculos dependientes de una raíz espinal o de varias raíces próximas. Las lesiones circunscritas a un nervio periférico producirán parálisis y atrofia en su territorio muscular correspondiente. Las lesiones difusas de las motoneuronas suelen tener tendencia a producir atrofias y debilidad distal en manos y pies, aunque también pueden predominar en los grandes músculos de las cinturas. TABLA 167-1 Examen cognitivo (Mini-Mental State Examination) (de Folstein) Orientación Dígame el día/fecha/mes/estación/año (un punto a cada respuesta) 5 Dígame el ambulatorio/hospital/servicio/ciudad/ provincia/país (un punto a cada respuesta) 5 Atención Repita estas tres palabras: peseta, caballo, manzana 3 Concentración y cálculo Restar de 7 en 7 (o de 3 en 3) desde 100 (5 sustracciones) 5 Memoria Repita las tres palabras anteriores 3 Lenguaje Mostrar un reloj y un bolígrafo. ¿Qué es esto? 2 Repítame: «Ni sí ni no ni pero» 1 Coja este papel con la mano derecha, dóblelo por la mitad y póngalo en el suelo 3 Lea esta frase («Cierre los ojos») y haga lo que dice 1 Escriba una frase 1 Copie este dibujo (se puntúa si están presentes los ángulos y hay una intersección) 1 Total 30 TABLA 167-2 Diferencias semiológicas entre las parálisis de la motoneurona superior y la inferior Motoneurona superior Motoneurona inferior Distribución del déficit motor Global o de tipo «piramidal» (músculos antigravitatorios) Troncular, radicular, en músculos individuales o difusa (asta anterior, enfermedad de las motoneuronas) Tono muscular Hipertonía espástica Hipotonía Reflejos musculares Vivos (clonus) Disminuidos Reflejos plantares Extensores (signo de Babinski) Flexores Atrofia muscular Leve (desuso) Intensa, precoz Fasciculaciones No Sí Movimientos automáticos Posibles Ausentes Electromiograma Escasa activación en la contracción voluntaria Signos de denervación Electroneurograma Normal Posible alteración de la velocidad de conducción o de la amplitud de los potenciales del nervio y el músculo Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1306 SECCIÓN XII Neurología Síndrome de los trastornos de la unión neuromuscular Es el síndrome típico de la miastenia y los síndromes miasténicos. Predomina la fatigabilidad sobre la parálisis, aunque es habitual cierto grado de debilidad permanente. Puede afectar a determinados grupos musculares o ser generalizada. Los reflejos musculares suelen estar conservados y la amiotrofia es nula o muy poco intensa. Los afectados no sufren calambres ni dolor, ni tampoco retracciones musculares. Nunca hay trastornos de la sensibilidad. Síndrome de las enfermedades musculares primarias Es el síndrome característico de las miopatías (distrofias musculares, polimiositis). La pérdida de fuerza es el dato fundamental y no suele haber fasciculaciones. Los reflejos musculares se conservan hasta fases relativamente avanzadas de la enfermedad. La atrofia es importante y a veces rápida. Hay alteraciones en la consistencia del músculo (por infiltración grasa y de tejido conectivo) y retracciones tendinosas. Los músculos más afectados son las grandes masas de las cinturas escapular y pelviana. Nunca hay trastornos sensitivos. Puede haber dolor mus- cular en las lesiones tóxicas o inflamatorias agudas. Síndromes cerebelosos El cerebelo es esencial en la regulación motora. También interviene en la regulación de las funciones superiores, lo que da lugar a un síndrome cerebeloso cognitivo-conductual dominado por la apatía y la disfunción ejecutiva. El síndrome cerebeloso motor incluye los siguientes aspectos semiológicos: Hipotonía muscular. Se expresa por el aumento de la pasividad, los reflejos rotulianos pendulares y el signo del rebote (maniobra de Ste- ward-Holmes). Si el examinador se opone al movimiento voluntario del paciente y suelta bruscamente su resistencia, la extremidad del paciente hace un rebote exagerado. Ataxia. Es la pérdida de la armonía del movimiento voluntario por asincronía y falta de precisión (dismetría) de la fuerza y de la rapidez (adiadococinesia) de los músculos agonistas y antagonistas implicados. La ataxia se divide en: a) apendicular, si afecta a las extremidades, caso en que refleja una lesión hemisférica, y b) de la marcha o del tronco, si altera el equilibrio del eje corporal, y entonces se debe a una lesión de predominio en el vermis. La ataxia cerebelosa debe diferenciarse de la ataxia sensitiva secundaria a un defecto de la sensibilidad propioceptiva en la que siempre hay trastornos importantes de la sensibilidad profunda consciente, y el desequilibrio empeora al cerrar los ojos (signo de Romberg positivo). Temblor. Es grosero y lento, de tipo postural y, sobre todo, cinético. Mioclonías. Son sacudidas musculares breves, espontáneas, inten- cionales o reflejas. Trastornos oculomotores. El principal es el nistagmo, cuya fase rápida varía según la dirección de la mirada. Otras anomalías son la dis- metría ocular (las sacadas son hipo- o hipermétricas), el flúter (los ojos oscilan en el momento de la fijación) y el opsoclono (sacudidas rápidas, conjugadas, caóticas, en todas direcciones). Trastornos de los ganglios basales Las lesiones de los ganglios basales producen trastornos del tono mus- cular, de la postura y del movimiento voluntario, además de movi- mientos involuntarios anormales. Alteraciones del tono muscular En los síndromes coreicos puede haber cierta hipotonía muscular, aun- que es mucho más frecuente la rigidez de los síndromes parkinsonianos por lesionesde la sustancia negra. Alteraciones del movimiento voluntario La hipocinesia o acinesia se manifiesta por el retraso en la iniciación del movimiento por la pobreza de los movimientos y por su reducción con la repetición; la bradicinesia es la lentitud en los movimientos. Estos trastornos son expresión del mismo defecto básico en el circuito motor característico de los síndromes parkinsonianos. Alteraciones de la postura Las anomalías posturales se deben tanto a la adopción de posturas fijas anormales como, especialmente, a la pérdida de la estabilidad por alteración de las reacciones de enderezamiento y de los reflejos posturales anticipadores. Los pacientes no compensan un empujón y caen fácilmente. Movimientos anormales involuntarios Temblor. Se define por su carácter repetido y oscilatorio. Puede afectar a cualquier segmento corporal (párpados, lengua, mandíbula, laringe, cabeza, tronco y extremidades). Hay un temblor fisiológico que se puede exagerar en condiciones de estrés, ansiedad y por efecto de sustancias excitantes y fármacos (glucocorticoides, antidepresivos, broncodilatadores, hormonas tiroideas, etc.). Los principales tipos de temblor (esencial, parkinsoniano, cerebeloso, ortostático, etc.) se TABLA 167-3 Diagnóstico topográfico de la hemiparesia Nivel de la lesión Distribución del déficit motor Síntomas y signos asociados Causas más frecuentes Cortical (área motora primaria) Desproporcionado (predominio faciobraquial o más rara vez con predominio crural) Paresia facial de tipo central (predominio inferior) Afasia, apraxia Mioclonías, crisis convulsivas Trastornos sensitivos corticales Hemianopsia homónima Infartos extensos (cerebral media, cerebral anterior) Hemorragias lobulares Procesos expansivos Cápsula interna Proporcionado (similar en el brazo y en la pierna) Puede ser pura o asociar trastornos sensitivos de tipo talámico o movimientos anormales Infarto lagunar capsular Hemorragia profunda (capsulotalámica) Procesos expansivos Mesencéfalo Proporcionado (similar en el brazo y en la pierna) Síndrome alterno: paresia del III par homolateral y hemiparesia contralateral Temblor tipo Holmes Aneurisma cerebral posterior Infartos lagunares Protuberancia Proporcionado (similar en el brazo y en la pierna) Síndrome alterno: paresia de la mirada horizontal, déficit de los nervios V, VI, VII homolaterales y hemiparesia contralateral Infartos lagunares Hemorragias Lesiones desmielinizantes Procesos expansivos Bulbo Proporcionado (similar en el brazo y en la pierna) Síndrome alterno: déficit de los nervios IX, X, XII homolaterales y hemiparesia contralateral Infartos lagunares Lesiones desmielinizantes Procesos expansivos Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1307 CAPÍTULO 167 Anamnesis y exploración del paciente con sintomatología del sistema nervioso © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X II diferencian por su distinto modo de aparición, su frecuencia y los hallazgos en el EMG (tabla 167-4). Corea. Es un movimiento involuntario amplio, irregular, sin un patrón fijo, cambiante. La corea afecta a cualquier grupo muscular, pero es más evidente en la cara, el cuello y los brazos. La corea axial altera la deambulación (marcha de polichinela). Parece que los pacientes disimulan sus movimientos anormales de las manos continuándolos con un gesto voluntario como de tocarse la cara o alisarse el cabello o com- ponerse la ropa. Las causas son enfermedades hereditarias (Huntington, Wilson, Lesh-Nyhan, etc.), endocrinas y metabólicas (hiperglicemia), infecciosas (corea reumática), inmunológicas (lupus eritematoso), post- infarto cerebral, por fármacos (discinesia tardía por neurolépticos), por drogas y tóxicos. En general, los movimientos coreicos se alivian por fármacos antidopaminérgicos y se agravan con los anticolinérgicos. Balismo. Es un movimiento más amplio y brusco que el corea. Afecta sobre todo a musculatura proximal con frecuente rotación interna y cierto patrón estereotipado del movimiento, habitualmente en forma de hemibalismo contralateral a la lesión (infarto o hemo- rragia) del núcleo subtalámico o de sus conexiones. El balismo se alivia con fármacos antidopaminérgicos (fenotiazinas, butirofenonas o tetrabenazina). Distonía. Es una cocontracción involuntaria y prolongada de los músculos agonistas y antagonistas, en reposo y/o durante el movimien- to voluntario (atetosis). El resultado de esa cocontracción de músculos antagónicos es la adopción de posturas forzadas y abigarradas; con frecuencia se produce la torsión de la extremidad o del eje corporal. Los movimientos distónicos son lentos, repetidos y estereotipados. La distonía puede ser focal, segmentaria o generalizada. Las distonías pueden ser primarias, con frecuencia hereditarias, o secundarias a otras enfermedades cerebrales definidas. Aunque, en general, las distonías aparecen con todos los movimientos voluntarios, hay un grupo de ellas que se desencadenan sólo con un movimiento específico, como un gesto profesional muy repetido (escribir o tocar un instrumento musical), y otras que son paroxísticas. Tics. Son movimientos involuntarios breves, rápidos, repetidos y estereotipados. Afectan sobre todo a la cara, el cuello y los hombros. Se acentúan en los estados de tensión emocional. El paciente siente la necesidad imperiosa creciente de moverse antes de generar el tic. Los tics se pueden inhibir durante un breve tiempo, pero reaparecen sobre todo si se distrae su atención. Pueden ser simples (sacudidas de uno o varios músculos) o complejos (toqueteo o manipulación, vocalizaciones, ruidos guturales, etc.). Los tics simples no reflejan siempre una patología de los ganglios basales. Son muy frecuentes en la infancia, a menudo transitorios. Se observan en la enfermedad de Gilles de la Tourette, cuya base patológica es desconocida, y en la enfermedad de Huntington. Mioclonías. Son sacudidas musculares involuntarias debidas a con- tracciones muy breves que afectan a parte de un músculo, a todo él o a varios músculos al mismo tiempo. Aparecen por lesiones en diversos niveles del SNC, por lo que no son exclusivas de las enfermedades de los ganglios basales. Las mioclonías negativas producen inhibiciones del tono muscular y son responsables de la caída de los brazos cuando se sostienen hacia delante (asterixis) y de caídas del individuo al suelo cuando afectan a las piernas. Trastornos del equilibrio y de la marcha La capacidad de mantenerse erguido en equilibrio, caminar y correr es una característica de la especie humana que depende de una com- plejísima organización neural en la que intervienen todos los niveles del sistema nervioso, desde el sistema neuromuscular periférico a la médula, el cerebelo, el aparato vestibular, el sistema visual y todos los circuitos sensitivo-motores de los ganglios de la base y de la corteza cerebral. Por ello, el equilibrio y la marcha son extremadamente sensi- bles y se alteran en la mayoría de las lesiones o disfunciones de cualquier nivel del sistema nervioso y muscular. Pérdida del equilibrio La abasia se puede ver en demencias, hidrocefalia, infartos múltiples subcorticales y lesiones de los ganglios basales (sobre todo del tálamo), el cerebelo (ataxia del tronco), el sistema vestibular (con desviación del eje corporal) y el sistema sensitivo cordonal posterior (ataxia locomo- triz). Da lugar a caídas, que cuando suceden en ausencia de anomalías objetivas del equilibrio se denominan drop-attacks idiopáticos. Variedades de marcha anormal Marcha con steppage. Se produce por paresia de los músculos dorsi- flexores del pie en las polineuritis, lesiones del nerviociático poplíteo externo o ciático mayor, lesiones de la cola de caballo, algunas formas de esclerosis lateral amiotrófica o miopatías distales. El paciente eleva mucho la rodilla al dar el paso, con el pie colgante, y al caer es la punta o la planta, no el talón, las que golpean sobre el suelo. Al no poder levantar la punta del pie, el paciente tropieza con alfombras y escalones, sufre frecuentes esguinces de tobillo y se cae al suelo con facilidad. Marcha de pato o miopática. Se debe a la debilidad de los erectores del tronco y de los grandes músculos (glúteos, iliopsoas) de la cintura pelviana. Es característica de las distrofias musculares y las atrofias musculares espinales. Con un equilibrio del tronco muy inestable, el paciente camina bamboleando las caderas con las piernas separadas y el vientre prominente (aumento de la lordosis lumbar). Marcha tabética. Se debe a trastornos importantes de la sensibili- dad profunda (posición articular). La falta de seguridad en la marcha aumenta cuando se suprime la ayuda visual y el signo de Romberg es positivo. Los pacientes caminan con los ojos fijos en el suelo a cada paso que dan, que suele ser brusco golpeando el suelo. Este tipo de marcha se observa en la tabes (neurosífilis) y en las polineuritis sensitivas paraneo- plásicas o familiares, en algunos casos de síndrome de Guillain-Barré, en la esclerosis múltiple y en la carencia de vitamina B12. Marcha espástica. Se caracteriza por la hipertonía de una o ambas piernas que no se flexionan por la rodilla. La pierna se avanza tiesa, incluso con el pie en ligera flexión y rotación interna (equino-varo) y la planta del pie roza con el suelo. En casos extremos, por la hipertonía de los músculos aductores del muslo, el paciente avanza penosamente una pierna que se cruza delante de la otra a cada paso (marcha en tijera). TABLA 167-4 Características diferenciales de los principales temblores Tipo Causa más habitual Frecuencia Registro EMG Reposo Enfermedad de Parkinson 4-6 Hz Descargas rítmicas alternantes agonistas/antagonistas Intencional Lesiones cerebelosas o combinadas con lesiones de los ganglios basales 2-4 Hz Descargas irregulares y asíncronas Postural y cinético Idiopático (familiar) 6-8 Hz Descargas síncronas agonistas y antagonistas Fisiológico Exagerado por ansiedad o estimulantes 7-12 Hz Descargas irregulares asíncronas Ortostático Idiopático 13-18 Hz Descargas variables Asociado a enfermedad de Parkinson y otros síndromes 6-9 Hz Velo del paladar Idiopático o lesiones de la vía dentado-olivar y degeneraciones cerebelosas 1-4 Hz Descargas breves rítmicas Temblor neuropático Polineuropatías adquiridas o familiares 4-6-Hz Descargas síncronas e irregulares Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1308 SECCIÓN XII Neurología Marcha cerebelosa. Es propia de las lesiones del vermis. Se caracteriza por el desequilibrio tanto con ojos abiertos como con ojos cerrados. En casos leves se pone de manifiesto en la marcha en tándem (contar pies). En casos graves, el paciente anda con las piernas separadas, titubea, busca apoyo, da pasos cortos dismétricos, puede sufrir oscilación de la cabeza y el tronco, si se para le cuesta encontrar la posición de equilibrio y puede caer, generalmente hacia atrás. Marcha parkinsoniana. En fases precoces, el paciente arrastra algo los pies, da pasos cortos, descompone el giro en dos o tres movimien- tos, va con la cabeza y el tronco algo inclinados y bracea poco. Más adelante aparece pérdida del equilibrio y tendencia a caer hacia atrás (retropulsión) o hacia delante (propulsión) por la pérdida de reflejos posturales. La tendencia a inclinarse hacia delante provoca una acele- ración de los pasos o festinación. También se observa dificultad para iniciar el paso, en los giros o en pasos estrechos (congelación o freezing). Marcar un ritmo (el paso como los soldados) puede ayudar a vencer momentáneamente el bloqueo. En la apraxia de la marcha no hay dificultad para mover las piernas en sedestación o decúbito, pero no se pueden despegar los pies del suelo ni se puede dar un paso estando de pie. Es característica de la hidrocefalia del adulto. Marcha senil. Los trastornos de la marcha en los ancianos, como los del equilibrio y las caídas, suelen ser multifactoriales. No obstante, algunas personas mayores tienen una marcha cautelosa, insegura, buscando apoyo sin que presenten ninguna anomalía objetiva en el examen neurológico. TRASTORNOS SENSITIVOS Se debe distinguir los fenómenos positivos (parestesias y dolor) de los negativos (defectos objetivables en la exploración; fig. 167-1). El dolor neuropático puede aparecer en cualquier lesión de la vía espinotalámica en todos los niveles del SNP o del SNC. Los diferentes síndromes sensitivos se correlacionan con dos hechos anatomofisiológicos, que son: a) los dos sistemas sensitivos principales, y b) la topografía de la lesión. Así, los defectos de las sensibilidades térmica y dolorosa dependen de la lesión de las fibras mielínicas finas o amielínicas que forman el sis- tema espinotalámico. Los defectos de las sensibilidades propioceptivas dependen de la lesión de las fibras mielinizadas y caminan por el sis- tema del cordón posterior y el lemnisco medio. Es posible observar síndromes con alteración de ambos tipos de sistemas y de sensibilidades o con defectos disociados que afectan a un tipo de sensibilidad y no a otro. La distribución de los defectos sensitivos se representa en la figura 167-1. Trastornos sensitivos del sistema nervioso periférico Afectan a un territorio cutáneo preciso en una mononeuropatía, a varios territorios en una multineuropatía y de forma difusa a pies y manos (en guantes y calcetines) en las polineuropatías. En este último caso puede haber un claro predominio sobre las sensibilidades termoal- gésicas en polineuropatías de fibra fina (diabetes, amiloidosis, HIV, lepra) frente a los defectos preferentes en las sensibilidades profundas en polineuropatías de fibra gruesa (paraneoplásicas, déficit de B12, etc.). En las lesiones de las raíces, los defectos se localizan mediante los mapas de los dermatomas. En las lesiones de los plexos los trastornos sensitivos son variables. Trastornos sensitivos en lesiones medulares En la sección medular completa, todas las sensibilidades están abolidas por debajo del nivel de la lesión. En el caso de una hemisección estarán abolidas las sensibilidades propioceptivas del lado de la lesión (las fibras del cordón posterior aún no han decusado) y las termoalgésicas del lado contrario (las fibras espinotalámicas ya han decusado en cada segmen- to) (síndrome de Brown-Séquard). En las lesiones centromedulares se produce el síndrome siringomiélico, que se caracteriza por la abolición de las sensibilidades termoalgésicas, cuyas fibras decusan alrededor del epéndimo, en los dermatomas de los segmentos medulares que alcance la lesión. En las lesiones del cordón posterior se pierden las sensibilidades propioceptivas con ataxia locomotriz. En las lesiones cen- tromedulares en la región del cono medular la sensibilidad de la zona perianal puede estar conservada, mientras que las lesiones completas del cono producen una pérdida global de la sensibilidad por debajo de la lesión. Las lesiones de las últimas raíces de la cola de caballo producen una anestesia perineal, glútea y en la parte posterior de los muslos («en silla de montar»). Trastornos sensitivos en las lesiones del bulbo En el bulbo, el lemnisco medio y el haz espinotalámico están separados, por lo que es posible observar síndromes con alteraciones sensitivas disociadas. Síndrome medial del bulbo (Déjerine). Se caracteriza por parálisis del hipogloso del lado de la lesióny hemiparesia con hemihipoes- tesia propioceptiva con conservación de la termoalgésica en el lado contralateral. Síndrome lateral del bulbo (Wallenberg). Se caracteriza por afección de la raíz descendente del trigémino con hipoalgesia de la hemicara homolateral a la lesión, y del haz espinotalámico con hipoestesia ter- moalgésica de nivel variable en el hemicuerpo contralateral respetando la sensibilidad profunda. Otros síntomas y signos homolaterales a la lesión son la disfagia y la disfonía (lesión de pares IX y X) y síndrome de Horner (vía oculosimpática). La lesión vestibulocerebelosa condiciona vértigo, nistagmo y ataxia. Trastornos sensitivos en las lesiones protuberanciales y del mesencéfalo En la protuberancia, la proximidad del lemnisco medio y del haz espinotalámico hace que las lesiones produzcan, en general, una hemi- hipoestesia global del lado contralateral. En el mesencéfalo, de nuevo ambos haces están relativamente separados y es posible observar hemi- hipoestesias disociadas. En las lesiones del dorso mesencefálico puede haber hipoestesia trigeminal del lado de la lesión y hemihipoalgesia del lado contralateral. Trastornos sensitivos en las lesiones talámicas Ocurren por lesión del núcleo ventral-posterolateral, donde hacen sinapsis todas las aferencias somestésicas. El defecto sensitivo depende de la extensión de la lesión y puede limitarse a cara y mano (queiro- oral), a cara, mano y pie (queiro-oro-podal) o extenderse al hemi- cuerpo. Las lesiones en el tálamo son las que, característicamente, se acompañan de dolor neuropático de tipo central. La semiología de las lesiones subcorticales en las radiaciones de la cápsula es similar a la de las talámicas. Trastornos sensitivos corticales Lesiones en la corteza sensitiva primaria Aparecen alteraciones de todas las modalidades sensitivas con una dis- tribución somatotópica. Así, los trastornos sensitivos predominan sobre la cara y la extremidad superior cuando la lesión afecta a la superficie externa de la convexidad cerebral y sobre la pierna cuando afecta a la superficie medial. Suele haber una mayor alteración de la sensibilidad táctil, de la discriminación de dos puntos y de la grafestesia, mientras que la sensibilidad al dolor suele estar respetada. Lesiones en el lóbulo parietal posterior Se observan otros trastornos complejos como incapacidad de reconocer las características de los objetos por el tacto (astereognosia), incapaci- dad de identificar un objeto, aunque se perciban sus características (agnosia táctil), e incapacidad de reconocer figuras trazadas sobre la https://booksmedicos.org 1309 CAPÍTULO 167 Anamnesis y exploración del paciente con sintomatología del sistema nervioso © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Figura - Esquema de los patrones de distribución y tipo de sensibilidad afectada en algunas de las lesiones más comunes del sistema nervioso central y periférico. Los límites de los defectos están dibujados como nítidos, pero son difusos en la realidad. 1, polineuritis. 2, multineuritis. 3, lesión de la cola de caballo. 4, lesión en el interior del cono terminal. 5, lesión transversa medular cervical. 6, lesión transversa medular dorsal. 7, lesión intramedular cervical (disociación «siringomiélica»). 8, síndrome alterno de Brown-Séquard por lesión dorsal izquierda. 9, síndrome alterno de tipo Wallenberg por lesión bulbar. 10, hemisíndrome sensitivo por lesión talámica. 11, síndrome oro-queiro-podal por lesión talámica. 12, síndrome queiro-oral por lesión talámica o cortical. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1310 SECCIÓN XII Neurología piel (agrafestesia). Además, pueden aparecer otros fenómenos, como el desconocimiento de la propia mano o mano ajena, la sensación de persistencia de un miembro amputado o miembro fantasma, así como otras ilusiones, aberraciones y alucinaciones corporales. VÉRTIGO El aparato vestibular está destinado a registrar el movimiento de la cabeza en sentido lineal (utrículo y sáculo) o angular (canales semicircu- lares, cada uno en su plano del espacio). Su función es modulada por el SNC a través de los reflejos vestibulooculares y vestibuloespinales, para mantener la fijación de la mirada durante el movimiento y también la postura del cuerpo. La disfunción del sistema vestibular periférico o central produce vértigo, que es la percepción falsa de movimiento de uno mismo o de lo que le rodea. La mayoría de los vértigos se deben a trastornos del sistema vestibular periférico y no entrañan una importante gravedad o una amenaza vital para los pacientes que, sin embargo, sufren una notable alteración de su calidad de vida. El vértigo es un síndrome multietiológico, pero conviene desterrar dos mitos: el vértigo de origen cervical por cervicoartrosis y el debido a insuficiencia vascular vertebrobasilar. Ambos son diagnósticos soco- rridos para personas con mareos, pero no tienen ningún fundamento científico. Para la orientación diagnóstica del vértigo es conveniente partir de dos dicotomías, la primera entre vértigo funcional/psicógeno y vértigo orgánico y, dentro de este, los vértigos periféricos y los centrales. Vértigos funcional y psicógeno Son los producidos por sobreestimulación o hipersensibilidad, como les sucede a los niños que, al jugar, giran sobre su eje corporal o en la cinetosis del barco o de la noria. También hay sensaciones de vértigo y caída por estímulos emocionales muy fuertes, por la altura y por reacciones fóbicas. En personas ansiosas y depresivas, la queja más frecuente es la del mareo subjetivo crónico, que describen como cabeza que flota e inseguridad al andar que no corroboran los allegados y no se comprueba en la exploración. Es muy importante no confundir este mareo crónico con el síndrome crónico de hipofunción vestibular residual a las lesiones agudas. Vértigos orgánicos Es fundamental distinguir el vértigo debido a lesiones del aparato vestibular periférico del central, tal como se recoge en la tabla 167-5. Los principales vértigos de acuerdo con la topografía de la lesión son los siguientes. Vértigos centrales Tienen su origen en el VIII nervio craneal, el tronco cerebral, el cere- belo y la corteza parietal. Paroxismia vestibular. Se debe a la compresión por un bucle vascular del VIII nervio craneal. Produce crisis de vértigo sin otra sintomato- logía. Se diagnostica por RM y angio-RM. El tratamiento médico se basa en carbamazepina. Cabe el tratamiento quirúrgico para descom- primir el nervio. Schwannoma del VIII par. Produce sensación de desequilibrio y, muy rara vez, se presenta en crisis agudas de vértigo. Se acompaña de sordera. El diagnóstico se hace con RM contrastada, cuando es de pequeño tamaño (en el conducto auditivo interno), antes de que crezca en el ángulo y produzca compresión de otros pares craneales y del tronco cerebral. Lesiones del tronco cerebral. Siempre se acompañan de síntomas o signos de disfunción de otros pares craneales o vías largas, pero no suele haber acúfeno ni sordera. Las lesiones agudas, como ictus o brotes de esclerosis múltiple, pueden producir vértigo agudo. Los procesos expansivos producen sensación de mareo y desequilibrio. Vértigos de origen cerebeloso. Se deben a la lesión del lóbulo flóculo- nodular, ya sea aguda (ictus) o progresiva (procesos expansivos). Un tipo particular de vértigo cerebeloso agudo recurrente son las ataxias periódicas. Vértigos de origen cortical. Son infrecuentes y se deben a disfunciones parietales donde convergen aferencias vestibulares con somestésicas. Por eso se acompañan de sensaciones corporales complejas, como desplazamiento o inversión del cuerpo. Pueden ser agudosen auras epilépticas o de migraña, o en ictus cerebrales. Vértigos periféricos Neuritis vestibular. Se atribuye a una inflamación del nervio vestibular, en algunos casos por virus herpes. Produce vértigo agudo con signos de paresia de canal (hipoexcitable en las pruebas calóricas o en el reflejo vestibulocefálico). El tratamiento es sintomático y con corticoides. El paciente puede quedar con síntomas duraderos de hiporreflexia ves- tibular (mareo e inseguridad al andar o mover la cabeza). Vértigo paroxístico posicional benigno. Es uno de los vértigos más frecuentes, sobre todo en personas mayores y por traumas craneales. Se atribuye a oclusión de un canal por restos de otoconias. El canal más afectado es el posterior. Produce vértigo paroxístico en una posición electiva. Aparece al acostarse o al darse la vuelta en la cama. En la consulta se provoca mediante la maniobra de Dix-Hallpike (para el canal posterior). No se acompaña de síntomas cocleares ni neurológicos. Tiende a remitir espontáneamente. Se puede resolver mediante una maniobra liberadora de Epley o mediante ejercicios específicos. Vértigo recurrente benigno. Este tipo de vértigo ocurre en episodios repetidos, de unas horas de duración, y se relaciona con la migraña. Enfermedad de Ménière. Esta enfermedad se atribuye a la acumula- ción de líquido endolinfático. Produce vértigos agudos con gran cortejo vegetativo de unas horas de duración, a los que se asocian acúfenos, sensación de plenitud del oído y sordera neurosensorial. El diagnóstico es clínico y otológico. Las pruebas de neuroimagen son normales. El tratamiento es sintomático y, excepcionalmente, quirúrgico. Vértigo y sordera bruscos. El paciente sufre súbitamente una sordera unilateral que se acompaña de sensación vertiginosa. Algunos casos pueden ser infecciosos, por tóxicos (cocaína) o enfermedades autoin- munes. En su mayoría se asocian a infartos de la arteria auditiva o hemorragias laberínticas por coagulopatías o tratamientos anticoagu- lantes. El pronóstico es malo. TABLA 167-5 Diferencias principales entre los vértigos periféricos y los centrales Cuadro clínico Vértigo central Vértigo periférico Inicio Raramente agudo (con la excepción de los ictus y de los brotes de esclerosis múltiple) Agudo Síntomas Inestabilidad/mareo Pulsión hacia un lado o sensación de caída o inversión del espacio Ilusión de rotación Síntomas vegetativos Poco intensos Muy intensos Hipoacusia Rara Frecuente Acúfenos Casi nunca Posibles Signos asociados Déficit neurológico (pares craneales, vías largas) Hipoacusia Tipo de nistagmo Variable (rotatorio puro, vertical, retractorio, dependiente de la mirada) Casi siempre horizontal en dirección fija (horizonto-rotatorio en el VPPB) Desviación de índices y tronco (prueba de Barany) En el sentido de la fase rápida del nistagmo En el sentido de la fase lenta del nistagmo Evolución A menudo crónico Paroxístico/ recurrente VPPB: vértigo paroxístico posicional benigno. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1311 CAPÍTULO 167 Anamnesis y exploración del paciente con sintomatología del sistema nervioso © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X IITRASTORNOS DEL OLFATO La pérdida del olfato se denomina anosmia. Los pacientes a menudo la confunden con la pérdida del gusto (ageusia), porque la mayoría de los «gustos» son aromas. Las anosmias se deben más frecuentemente a lesiones de los receptores en la mucosa de la nariz por el efecto de infla- maciones o rinitis y de tóxicos como el tabaco, la cocaína y los agentes irritantes. Muchos fármacos alteran el olfato. La anosmia por lesiones de los filetes nerviosos que van de los receptores al bulbo olfatorio es muy frecuente después de traumatismos craneales, hemorragia subaracnoidea o meningitis. La anosmia unilateral por lesión del bulbo olfatorio se puede observar en los tumores de la base, como meningiomas. Hay anosmia incluso precoz en enfermedades neurodegenerativas como la de Parkinson y la de Alzheimer. Algunos pacientes con lesiones en cualquier nivel tienen aberraciones olfativas y perciben los olores distorsionados (parosmias). Otros pacientes tienen alucinaciones olfativas, como en la esquizofrenia y en el aura de la epilepsia amigdalohipocámpica. TRASTORNOS DEL GUSTO Las fibras aferentes de los receptores gustativos pasan por la cuerda del tímpano, acompañan al nervio facial e ingresan en el núcleo del fascículo solitario del bulbo. En las parálisis faciales (parálisis facial aguda tipo Bell), puede haber ageusia en los dos tercios anteriores de la lengua. La ageusia bilateral, más o menos grave, es más frecuente por lesiones de los receptores en la mucosa lingual y del paladar, como en el síndrome seco, por tóxicos metálicos, fármacos, posradioterapia, escleroderma, déficit de B12, etc. Las ageusias centrales por lesión talámica o cortical son excepcionales. TRASTORNOS DE LA VISIÓN Cabe distinguir los trastornos de la visión de origen periférico (globo ocular, nervio, quiasma y tracto ópticos) de los de origen central por lesiones desde el cuerpo geniculado y las radiaciones ópticas hasta las cortezas visuales primarias y asociativas. Los defectos campimétricos principales se resumen en la figura 167-2. Trastornos de la visión de origen ocular La mayoría de estos trastornos, como son los defectos de refracción, la patología de la córnea, las opacidades del cristalino y otros medios, el glaucoma, las maculopatías y retinopatías, etc., son de la compe- tencia exclusiva del oftalmólogo. Algunas patologías oculares, como las degeneraciones retinianas, se asocian a enfermedades degenerati- vas neurológicas. Otras lesiones oculares son de especial relevancia en las enfermedades neurológicas, como coriorretinitis en el curso de diversas meningoencefalitis, hamartomas o hemangioblastomas en los síndromes neurocutáneos, retinopatías pigmentarias en las ence- falopatías mitocondriales, cataratas precoces en girasol en la distrofia miotónica, isquemias retinianas en las estenosis de carótida o en las vas- culitis, papiledema en la encefalopatía hipertensiva y en la hipertensión intracraneal, etc. Lesiones del nervio óptico El síntoma fundamental es la baja de agudeza visual uni- o bilateral. El defecto campimétrico asociado suele ser un escotoma central, aunque es variable según la causa: tumores y otras compresiones, vasculares, tóxicas, infecciosas (sífilis), inflamatorias y degenerativas. Tumores Es el caso del glioma del nervio óptico, del meningioma de su vaina o del hemangioma de la órbita. Producen un cuadro de baja agudeza visual unilateral progresiva, a menudo con diplopía y exoftalmos. El diagnóstico es de neuroimagen y el tratamiento quirúrgico. Neuropatía óptica isquémica anterior Se debe a una isquemia en el tercio distal (anterior) del nervio óptico, territorio de las arterias ciliares cortas. Produce un descenso brusco en la agudeza visual, a menudo con un defecto campimétrico altitudinal habitualmente inferior y papilitis isquémica. Tiene dos etiologías Figura - Esquema en el plano horizontal de las vías visuales y de los posibles defectos de los campos visuales según la topografía lesional. Lesiones del nervio óptico. 1, ceguera monocular. 1 bis, escotoma central. 2, escotoma altitudinal. Lesiones del quiasma óptico. 3, hemianopsia bitemporal. 4, escotoma de la unión del quiasma y el nervio óptico con amaurosis de un ojo y hemianopsia temporal del otro. Lesión de la bandeleta óptica. 5, hemianopsia homónima. Lesión de las radiaciones ópticas. 6, cuadrantanopsia homónima superior por lesión del asa temporal de las radiaciones. 7, cuadrantanopsiahomónima inferior por lesión de las radiaciones parietales. Lesiones del área visual primaria. 8, hemianopsia homónima con respeto macular. 9, ceguera cortical en una lesión bilateral sin respeto de la mácula. 10, visión por «cañones de escopeta» en lesiones bilaterales con respeto macular. (Modificado de Nolte.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1312 SECCIÓN XII Neurología principales: arteritis de células gigantes y arteriolosclerosis de la diabetes y la HTA. En el primer caso se trata con corticoides. En el segundo, con antiagregantes y control de los factores predisponentes. En ambos casos, el pronóstico es sombrío. Neuritis óptica Produce una disminución rápida, pero no brusca, de la agudeza visual. Suele haber un escotoma central y una desaturación de los colores (todo se ve como gris). También se observa dolor moderado retroocular con el movimiento del ojo. La porción más afectada del nervio es posterior, por lo que el fondo de ojo es normal. Se puede confirmar la inflamación del nervio en RM, lo que permite descartar otras causas. Las etiologías principales son esclerosis múltiple y procesos infeccio- sos de vecindad o sistémicos. En el primer caso se trata con corticoides en pauta intravenosa. En los otros supuestos, el tratamiento depende de la etiología. Muchos pacientes se recuperan bien, aunque pueden quedar secuelas con disminución de agudeza visual, atrofia del sector temporal de la papila y defecto pupilar aferente (pupila de Marcus Gunn). Neuropatía óptica tóxica y carencial El nervio óptico es sensible al efecto tóxico del etambutol, el alcohol metílico y otras muchas sustancias. El efecto tóxico del tabaco se atri- buye a los derivados cianhídricos y a la combinación con carencia de ácido fólico y vitamina B12. Además, muchos de esos pacientes abusan también del alcohol (ambliopía alcohólico-tabáquica). El diagnóstico debe ser precoz. Se evitarán los tóxicos y se aportarán suplementos de vitaminas; en caso contrario, se produce una atrofia óptica irreversible. Neuropatía óptica hereditaria Se distinguen diversos tipos, todos debidos a la degeneración de las células ganglionares de la retina. La heterogeneidad genética es muy grande y se conocen casos con herencia autosómica dominante o recesiva, ligados al X o con herencia mitocondrial. Todas las variedades comparten los rasgos clínicos principales, que son afección bilateral y simétrica, pérdida de la visión central, discromatopsia, palidez inicial del sector temporal de las papilas ópticas y predominio de la lesión en el haz papilomacular. Lesiones del quiasma óptico De forma característica producen una hemianopsia bitemporal por lesión de las fibras procedentes de las retinas nasales que decusan en el quiasma. La mayoría se deben a procesos expansivos procedentes de la región selar (adenomas de hipófisis, craneofaringioma), por lo que el defecto campimétrico suele comenzar por los cuadrantes superiores y progresa lentamente. La compresión quiasmática puede ser aguda en casos de hemorragia intratumoral (apoplejía hipofisaria). Si la com- presión es anterior y lateral, se produce escotoma de la unión de un nervio óptico con el quiasma, lo que da lugar a una amaurosis de un ojo con hemianopsia temporal del otro. El quiasma se lesiona también en la enfermedad de Devic, en la esclerosis múltiple y por tóxicos como el mexaformo. Lesiones de la cintilla óptica Produce una hemianopsia homónima contralateral. Se observa en algunas lesiones traumáticas o quirúrgicas y en el infarto de la arteria coroidea anterior. Lesiones de las radiaciones ópticas La lesión completa produce una hemianopsia homónima contralateral. Es más frecuente una lesión parcial en infartos, hemorragias o procesos expansivos. En tal caso, las lesiones inferiores o temporales producen cuadrantanopsia homónima superior y las lesiones superiores o parie- tales, una cuadrantanopsia homónima inferior. Lesiones del área visual primaria Son muy frecuentes en infartos de la arteria cerebral posterior. Produ- cen una hemianopsia homónima contralateral si la lesión es completa o cuadrantanopsias si la lesión es parcial. Dado que la porción más polar del área calcarina donde se proyecta la mácula recibe irrigación de la arteria cerebral media, es posible conservar la visión central en las hemianopsias por infarto de la arteria cerebral posterior. La lesión de ambas áreas visuales primarias produce la ceguera cortical si es completa y una visión por cañones de escopeta si se respeta la percepción central o macular. A menudo, la ceguera cortical se acompaña de anosognosia del defecto y el paciente niega que no vea o atribuye su falta de visión a explicaciones fantasiosas (síndrome de Anton). Lesiones de las áreas visuales asociativas Desde el área visual primaria, las proyecciones visuales hacia las áreas asociativas siguen dos vías. La superior o parietal sirve a las funciones necesarias para localizar y coger un objeto en el espacio (¿dónde está el objeto?). Por su parte, la vía inferior o temporal sustenta las funciones del reconocimiento de los objetos, los colores y las caras (¿qué es esto?). Las lesiones de la vía superior producen defectos como la ataxia óptica (dificultad para coger los objetos bajo control visual). Las de la vía inferior causan agnosia visual, bien para los objetos aislados, para varios objetos al mismo tiempo (simultagnosia), para las caras familiares (prosopagnosia) o para los colores (acromatopsia central). Otros defectos visuales de las áreas asociativas son la dificultad de fijación ocular (parálisis psíquica de la mirada), la inatención visual y la desorientación topográfica. La lesión de un área específica (V5) produce incapacidad para ver un objeto en movimiento o acinetopsia, lo cual es muy raro. Es mucho más frecuente el fenómeno contrario, por el cual un paciente ve el movimiento de un objeto en un campo anópsico o fenómeno de Riddoch. También es común que los pacientes con lesiones en las áreas visuales experimenten aberraciones, ilusiones y alucinaciones visuales como poliopsia (ver un objeto repetido) o palinopsia (seguir viendo un objeto que ya no está en el campo visual) o alestesia (pasar un objeto de un campo visual a otro). TRASTORNOS OCULOMOTORES Lesiones de los nervios oculomotores III, IV y VI Se estudian en detalle en el capítulo 186, Mononeuropatías. Producen parálisis de los músculos correspondientes y se manifiestan por diplopía y estrabismo de diferente tipo. Las lesiones del III par producen paresia de la pupila (midriasis paralítica). Los nervios oculomotores se pueden lesionar aislada o combinadamente en muchos procesos expansivos de la órbita, la región del seno cavernoso y la base del cráneo, y en meningitis infecciosas o carcinomatosas. Síndrome de Tolosa-Hunt. Asocia una oftalmoplejía por lesión de los nervios oculomotores y dolor en la región frontoorbitaria por lesión de la primera rama del trigémino. Se debe a inflamaciones granulomatosas de la región del seno cavernoso. Otros procesos, como aneurismas o tumores, pueden producir un síndrome similar de oftalmoplejía dolorosa. Síndrome de Miller-Fisher. Combina una oftalmoplejía bilateral total o parcial con arreflexia y ataxia. Se debe a una polirradiculoneuritis inflamatoria (variante del síndrome de Guillain-Barré). Síndrome de Wernicke-Kórsakov. Se debe a lesiones necróticas en el tegmento del tronco cerebral por carencia de tiamina. Cursa con oftalmoplejía, ataxia y trastornos mentales. Trastornos de la mirada Producen dificultad para generar movimientos rápidos o sacádicos de los ojos conjugadamente en el plano vertical u horizontal. No se acompañan de diplopía ni estrabismo. Pueden ser parálisisnucleares cuando se lesionan los centros de la mirada horizontal en la protu- berancia o vertical en el mesencéfalo y, en tal caso, están abolidos los movimientos voluntarios, automáticos y reflejos. También puede tratarse de parálisis supranucleares por lesiones de los centros frontales y sus conexiones subcorticales con los núcleos de la mirada en el tronco cerebral. En este segundo caso el paciente no puede hacer movimientos voluntarios, pero sí automáticos o reflejos. Las parálisis Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1313 CAPÍTULO 167 Anamnesis y exploración del paciente con sintomatología del sistema nervioso © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X II nucleares de la mirada se observan en lesiones focales del tronco cerebral (vasculares, tumorales, etc.), mientras que las parálisis supra- nucleares son más frecuentes en enfermedades neurodegenerativas corticales o de los ganglios basales. Parálisis internucleares de la mirada La más frecuente es la oftalmoplejía internuclear anterior por lesión del fascículo longitudinal medial que conecta el centro de la mirada horizontal en la protuberancia con el núcleo de tercer par en el mesen- céfalo. Por eso, al intentar el paciente una mirada horizontal al lado de la lesión sólo consigue activar el recto externo homolateral y no el recto interno contralateral. Se comprueba que no hay verdadera paresia del recto interno, porque el paciente conserva la convergencia. Se puede ver en lesiones focales del tronco cerebral, muy especialmente en la esclerosis múltiple. Síndrome de la una y media Se debe a la combinación de una lesión del centro de la mirada hori- zontal en la protuberancia con una lesión del fascículo longitudinal medial adyacente, por lo que asocia la parálisis de la mirada (una) con la oftalmoplejía internuclear anterior (media). Síndrome de Parinaud Se debe a una compresión extrínseca de la región de la comisura pos- terior en el mesencéfalo y produce una parálisis supranuclear vertical, además de nistagmo vertical, alteraciones de la convergencia, retracción palpebral y una disociación en los reflejos pupilares. Como las fibras del reflejo fotomotor son más superficiales, se lesionan antes que las del reflejo de acomodación (disociación luz-acomodación). MOVIMIENTOS OCULARES ANORMALES Nistagmo Existen dos tipos principales de nistagmo: en resorte (o con fase rápida) y pendular. Nistagmo en resorte Se caracteriza por una fase primaria de desviación ocular lenta y una fase de recuperación rápida. Por convención, la dirección del nistagmo es la indicada por la fase rápida. El nistagmo es fisiológico si se desen- cadena por la persecución ocular de un objeto en movimiento (fase lenta) y la fijación (fase rápida) en un nuevo objeto que aparece en el campo visual. Es el nistagmo optocinético. También es fisiológico cuando se produce por estimulación vestibular rotatoria o calórica (nistagmo vestibular). En el apartado sobre el vértigo se han descrito los diferentes tipos de nistagmo según las lesiones sean centrales o periféricas. Nistagmo pendular No tiene fase rápida. Los ojos van y vienen lentamente, en el plano horizontal o vertical o en ambos. Hay un nistagmo pendular congénito y otro adquirido casi siempre por esclerosis múltiple avanzada. Miorritmia oculomasticatoria En este síndrome coexisten contracciones rítmicas continuas de la man- díbula síncronas con oscilaciones oculares disociadas de vergencia. Se ha descrito como patognomónico de la enfermedad de Whipple cerebral. Mioquimia del músculo oblicuo mayor Está producida por descargas oscilatorias rápidas de baja amplitud que producen un movimiento de torsión de un ojo. Producen una sensación de diplopía intermitente, borrosidad visual o tremulación del ojo. Se atribuyen a una compresión vascular del nervio troclear. Bobbing ocular Consiste en sacudidas conjugadas rápidas hacia abajo seguidas de una recuperación lenta en dirección ascendente. Se observa en lesiones agudas de la protuberancia. Se han descrito variantes de este síndrome. Crisis oculógiras Son movimientos conjugados más a menudo en el sentido vertical hacia arriba. Son movimientos rápidos, pero no sacádicos, sino tónicos de varios segundos o minutos. Descritos en la encefalitis letárgica, se observan en la enfermedad de Wilson y por el efecto de muchos fármacos, especialmente los antidopaminérgicos. La dismetría, el flúter y el opsoclono se han descrito en el síndrome cerebeloso. TRASTORNOS DE LAS PUPILAS El examen básico de las pupilas incluye el reflejo fotomotor directo de la pupila que se ilumina, el reflejo fotomotor cruzado o consensual de la pupila contralateral y el reflejo de acomodación de ambas pupilas al converger los ojos. La contracción del iris depende de la inerva- ción parasimpática que llega por el III par y la dilatación de la iner- vación simpática de los nervios ciliares. El brazo aferente del reflejo es el nervio óptico; por eso, en sus lesiones se pierde el reflejo fotomotor directo, pero se conservan los consensuales y de acomodación. Un gran número de enfermedades oculares alteran la forma y el tamaño de las pupilas. Siempre que exista una midriasis o miosis superiores a los límites fisiológicos, se debe descartar una causa farmacológica, ya sea por instilación de colirios, por tóxicos (opioides) o por fármacos (adrenérgicos, anticolinérgicos, etc.). Midriasis paralítica. Indica una lesión del III par. En los pacientes con procesos expansivos hemisféricos es un signo de alarma de hernia del hipocampo. Síndrome de Horner. La pupila es ligeramente miótica y no se dilata en la oscuridad. Se acompaña de ligero enoftalmos y reducción de la hendidura palpebral. Para distinguir un síndrome de Horner pre- o posganglionar se hacen pruebas de colirios. Síndrome de Adie. Es más frecuente unilateral y la pupila suele ser ligeramente midriática. El reflejo fotomotor directo está abolido o es muy lento, mientras que la acomodación produce una miosis normal lenta y duradera (tónica). Si se acompaña de arreflexia muscular es el síndrome de Adie-Holmes. Síndrome de Argyll Robertson. Las pupilas suelen ser mióticas e irregulares. No reaccionan a la luz y sí a la acomodación. Es caracterís- tico de la neurosífilis, pero se puede observar en otras neuropatías periféricas (amiloidosis, Charcot-Marie-Tooth, etc.). Defecto pupilar aferente relativo o signo de Marcus Gunn. Al iluminar una y otra pupila alternativamente, la pupila enferma no se contrae, sino que se dilata. Es característico como defecto residual de una neuropatía óptica. TRASTORNOS DE LAS FUNCIONES CEREBRALES SUPERIORES Se entiende por funciones superiores las que se integran en las cortezas cerebrales asociativas y en sus circuitos corticales y subcorticales, tales como la memoria, el lenguaje, las actividades práxicas y ejecutivas, el reconocimiento visual, etc. Alteraciones de la memoria o amnesias Tipos de memoria La memoria es una facultad del cerebro que permite registrar expe- riencias nuevas y recordar otras pasadas para, en última instancia, modificar nuestra conducta. No es un proceso unitario: una parte de la memoria es de acceso consciente (explícita) y puede ser recuperada voluntariamente (declarativa); dentro de este tipo se distinguen las memorias inmediata, de trabajo, episódica y semántica. Otras memo- rias se expresan por cambios de comportamientos (implícita) que no son de acceso consciente (no declarativa). Algunos nodos críticos para los diferentes tipos de memoria son: la corteza prefrontal lateral para la memoria de trabajo, la corteza temporal anterior y externa para la memoria semántica, los gangliosde la base y el cerebelo para la memoria de procedimientos y todo el circuito hipocampo-mámilo-talámico (núcleos dorsomediano y Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1314 SECCIÓN XII Neurología ventral anterior) para la memoria episódica. Se llama memoria episódica a la que tiene que ver con el recuerdo ordenado en el tiempo de los acontecimientos de la vida de cada individuo; está formada por una memoria de su contenido y otra de su contexto (cuándo, dónde), que son disociables. La memoria semántica se refiere a conceptos, hechos o acontecimientos históricos de carácter cultural o de conoci- miento general, desprovistos de referencias personales. El significado de las palabras tiene la misma base que la memoria semántica de acontecimientos. Síndromes amnésicos Una condición imprescindible para el diagnóstico de un síndrome amnésico es la conservación de la inteligencia global, de la atención- concentración y del lenguaje. Los pacientes con demencias degenerati- vas muestran defectos no sólo en la esfera de la memoria, sino también en otras tareas cognitivas. Los síndromes amnésicos o tipos de amnesia coinciden únicamen- te en parte con los tipos de memoria antes descritos. Las amnesias pueden ser clasificadas por la etiología, la topografía de las lesiones o la presentación (aguda, crónica, progresiva). Una dicotomía clínica clásica divide la amnesia en anterógrada y retrógrada, tomando como punto de referencia la enfermedad o agresión cerebral. La amnesia anterógrada es la incapacidad, a partir de la lesión, de adquirir nueva información conservando los recuerdos del pasado. La amnesia retró- grada es la pérdida de la memoria de hechos antiguos de los que se tiene constancia (por una persona allegada) que el paciente conocía previamente. Amnesias psicógenas. Se pueden distinguir varios tipos principales, la que se presenta en forma de crisis agudas en trastornos conversivos (fuga histérica), la que concierne al olvido permanente de los acontecimientos traumáticos pasados, especialmente de los abusos sexuales, y la que acompaña a los estados disociativos. Amnesia global transitoria. Es un defecto selectivo de la memoria, fundamentalmente anterógrada, que aparece de modo súbito y dura de promedio 4-6 h. Se ha asociado a estresantes físicos o psíquicos. Su patogenia es incierta, pero no se debe a ictus ni epilepsia. Durante la crisis, el paciente está amnésico, característicamente repite las mismas preguntas cuya respuesta no retiene, pero no está afásico ni confuso y puede hacer actos complejos normalmente. El diagnóstico es clínico. No requiere tratamiento. En las formas típicas pocas veces recidiva. Lagunas amnésicas por agresiones agudas. Son muy frecuentes tras traumatismos, crisis convulsivas, electroshock, fármacos (benzodiazepi- nas) y drogas (alcohol). Amnesias y epilepsia. Muchos pacientes con epilepsia aquejan fallos de memoria que son multifactoriales por efecto de las crisis, los fármacos y la comorbilidad psiquiátrica (ansiedad, depresión). Más específicamente, los pacientes con epilepsia del lóbulo temporal (amigdalohipocámpica) pueden tener crisis epilépticas de amnesia pura que se distinguen de la amnesia global transitoria por su brevedad y repetición. También se ha comprobado que tienen mala memoria biográfica y un olvido acelerado de los acontecimientos. Síndromes amnésicos permanentes. Se observan tras lesiones bilate- rales del sistema hipocampo-mámilo-talámico en cualquier nivel. Sus causas principales son: traumatismos, cirugía de la epilepsia, encefalitis herpética, encefalitis límbica autoinmune, anoxia, infartos, hemo- rragia subaracnoidea, tóxicos (ácido domoico) y carencia de tiamina (encefalopatía de Wernicke-Kórsakov). Los pacientes no pueden retener ninguna nueva información. Si la lesión es asimétrica o unilateral, la amnesia puede predominar sobre la memoria verbal (lesión izquierda) o visual (lesión derecha). Síndromes amnésicos progresivos. La mayoría de las enfermedades neurodegenerativas que cursan con deterioro cognitivo producen amnesia progresiva. Esta puede tener un perfil diferente según las dolen- cias. Por ejemplo, en la enfermedad de Alzheimer típica de comienzo hipocámpico la amnesia predomina sobre la memoria episódica. En las demencias frontotemporales puede predominar inicialmente sobre la memoria de trabajo (atrofia cortical frontal dorso-lateral) o sobre la semántica (atrofia temporal anterior izquierda). Amnesia senil benigna. La pérdida de memoria reciente y la anomia son defectos universales en los seres humanos asociados al enveje- cimiento. No obstante, se considera que esos fallos de memoria no desembocan en una demencia sólo por la edad, sino que se requiere un proceso patológico del cerebro. En cualquier caso, un deterioro cognitivo amnésico significativo predice con gran frecuencia una demencia de tipo Alzheimer. Alteraciones del lenguaje y del habla El lenguaje es el código de sonidos o gráficos que sirven para la comu- nicación de las ideas. Las alteraciones del lenguaje o afasias se deben siempre a lesiones cerebrales, en su mayoría en el hemisferio izquierdo, incluso en los zurdos. Las afasias se deben distinguir de las alteraciones del habla, ya sean disartrias por alteraciones en su modulación (buco- línguo-faríngea) o disfonías por trastornos en su emisión (laringe). Se llama mutismo a la ausencia del habla. Hay un mutismo primario por defecto de adquisición del habla, como en los sordos que no reciben educación especial. El mutismo puede acompañar a la afasia en lesiones agudas extensas del hemisferio izquierdo. Es más frecuente en las parálisis bulbares (enfermedad de las motoneuronas). Las afasias se asocian casi siempre con trastornos de las otras fun- ciones del lenguaje escrito (agrafia) y de la lectura (alexia), aunque ambas pueden ocurrir por separado. La agrafia sin afasia, con alexia, acalculia y agnosia digital se observa en las lesiones próximas al giro angular (síndrome de Gerstmann). La alexia sin agrafia se aprecia en los infartos de la arteria cerebral posterior. El examen clínico de una afasia es muy complejo, aunque lo impor- tante en la clínica ordinaria es reconocer la afasia por sus elementos básicos: la falta de la palabra o anomia, la sustitución de sílabas (para- fasias fonémicas) o de palabras (parafasias semánticas), las repeticiones o estereotipias y los defectos gramaticales. La división básica de las afasias se establece entre las no fluidas por lesiones frontotemporales en las áreas de emisión del lenguaje (área de Broca) y las afasias fluidas por lesiones temporales posteriores (área de Wernicke). Una clasificación detallada de las afasias se recoge en la tabla 167-6. Apraxias Apraxia es la incapacidad de ejecutar correctamente un movimiento como respuesta al estímulo apropiado, visual o verbal, sin que exista otra explicación posible como déficit motor primario, incoordina- ción cerebelosa, acinesia, distonía, inatención o falta de colaboración del paciente. En la práctica esto se traduce en la incapacidad para producir el movimiento correcto, ya sea espontáneamente o a la orden, o para imitar el gesto del observador, ejecutar el movimiento apropiado a un estímulo visual o manipular los objetos según su uso normal. Se puede considerar, por tanto, que la apraxia es un defecto del nivel más alto de la integración motora del gesto. Se distinguen varios tipos de apraxia. Apraxia melocinética. Se define por la pérdida de la destreza para los movimientos finos, simples, melodiosos, de los dedos de las manos. A veces es difícil de separar de la simple paresia que se observa en las lesiones del sistema corticoespinal. Apraxia ideomotora. Consiste
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