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Ataxias y paraparesias espásticas. Enfermedades de la neurona motora SÍNDROMES ATÁXICOS J. E. Muñoz García Concepto Clásicamente se dividen en dos grupos, los esporádicos (adquiridos o neurodegenerativos) y los hereditarios. La prevalencia de los heredita- rios oscila entre 4 y 10 casos por cada 100.000 habitantes. Cuadro clínico Pueden deberse a una disfunción sensitiva causada por la afectación del ganglio raquídeo posterior o del cordón medular posterior (ataxia sensiti- va), o, más frecuentemente, por una disfunción cerebelosa o espinocere- belosa (ataxia cerebelosa). En las ataxias sensitivas existe un compromiso importante de la propiocepción y de forma característica los pacientes empeoran notablemente cuando faltan las referencias visuales (al cerrar los ojos o en la oscuridad). Las ataxias cerebelosas se caracterizan por la existencia de una alteración del cerebelo y sus vías de conexión hacia Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1422 SECCIÓN XII Neurología estructuras superiores (tálamo, córtex cerebral) o inferiores (conexiones espinocerebelosas, áreas vestibulares). Ello da lugar a manifestaciones características como el desequilibrio de la marcha con ampliación de la base de sustentación, la incoordinación del movimiento, la dismetría de las extremidades, la afectación del habla en forma de disartria escandida o la presencia de nistagmos espontáneos o con la movilización ocular. En las formas neurodegenerativas a menudo otros sistemas neuronales también están involucrados y los síntomas y signos van más allá de la pura afectación cerebelosa (síndrome cerebeloso plus). Etiología Varía según la forma de presentación y evolución. Las ataxias agudas están generalmente relacionadas con la presencia de una lesión estruc- tural (vascular, inflamatoria, infecciosa) del cerebelo o sus conexiones, o son de etiología tóxica (fármacos, alcohol, disolventes, pesticidas, metales pesados). Las formas subagudas, (evolución en días o pocas semanas) también pueden estar en el contexto de tóxicos o de enfer- medades rápidamente progresivas: cuadros tumorales, procesos inmu- nomediados o paraneoplásicos, o la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob. Las ataxias crónicas de debut insidioso y curso lentamente progresivo suelen estar en el contexto de enfermedades degenerativas esporádicas o hereditarias (cuadro 179-1). Diagnóstico Requiere una anamnesis detallada (inicio y evolución, síntomas acom- pañantes, antecedentes personales y familiares), un examen clínico exhaustivo y, finalmente, las exploraciones complementarias necesarias para alcanzar un diagnóstico etiológico (tabla 179-1). Tratamiento El tratamiento ideal de un síndrome atáxico consiste en tratar su causa. Ello es factible en ataxias adquiridas no degenerativas o asociadas a algunos trastornos metabólicos (déficit de vitamina E, enfermedad de Sin embargo, para la mayoría de las ataxias crónicas no se dispone de terapias curativas ni tampoco de tratamientos sintomáticos que puedan mejorar la ataxia de forma significativa. Existen recomendaciones por parte de los expertos sobre la utilidad de las terapias rehabilitadoras. Algunas manifestaciones extracerebelosas pueden mejorar parcialmente con terapias específicas, como el parkinsonismo (levodopa), la corea (amantadina, tetrabenazina, neurolépticos), la distonía (anticolinérgi- cos, toxina botulínica), la espasticidad (baclofeno, tizanidina, toxina botulínica), la epilepsia (antiepilépticos) o los síntomas disautonómicos (tratamientos específicos para la disfunción urinaria, la hipotensión ortostática, el estreñimiento o la impotencia). Ataxias autosómicas dominantes Concepto y clasificación Las ataxias cerebelosas autosómicas dominantes (ADCA, del inglés auto- somal dominant cerebellar ataxia) son enfermedades neurodegenerativas hereditarias heterogéneas desde el punto de vista clínico, anatomopa- tológico y genético. Clínicamente se clasifican en tres grandes grupos. Las ADCA I serían aquellas formas asociadas a un síndrome cerebeloso plus por afectación de los ganglios basales (parkinsonismo, movimientos coreicos o distónicos), el sistema piramidal (espasticidad), el córtex (deterioro cognitivo), los núcleos oculomotores (oftalmoparesia), el asta anterior medular (debilidad muscular, amiotrofia, fasciculaciones), el sistema nervioso autónomo (hipotensión ortostática, disfunciones urinarias) o el nervio periférico (polineuropatía). Las ADCA II corresponderían a aquellos casos en los que existe pérdida visual por retinopatía asociada y que frecuentemente asocian manifestaciones plus. Finalmente, estarían las formas ADCA III, donde se englobarían las formas cerebelosas puras. Etiopatogenia Los avances producidos en la genética molecular de las ataxias dominantes han puesto de manifiesto la existencia de mutaciones en múltiples genes. Sobre la base de estos hallazgos, actualmente las ataxias dominantes se clasifican como SCA (del inglés spinocerebellar ataxia). Conforme se ha descrito un nuevo locus, se ha ido añadiendo un número al acrónimo SCA, de forma que actualmente existen 48 SCA diferentes, siendo muy posible que a corto-medio plazo se des- cubran nuevas SCA. Las SCA más frecuentes (SCA1, SCA2, SCA3, SCA6, SCA7, SCA12, SCA17 y atrofia dentato-rubro-pálido-luisiana [DRPLA]) están asociadas a una expansión exónica de repeticiones del trinucleótido CAG. Esta mutación produce una proteína expandida en • CUADRO 179-1 Clasificación etiológica de las ataxias* Agudas-subagudas Lesiones estructurales: ictus isquémico o hemorrágico, esclerosis múltiple, tumoral, malformaciones vasculares (fístula dural), abscesos cerebelosos Infecciones: meningitis basilar, enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, enfermedad de Whipple Tóxicos: alcohol (déficit de vitamina B1), disolventes, pesticidas, organofosforados, mercurio, talio, plomo, carbamazepina, fenitoína, fenobarbital, litio, fluorouracilo, citarabina, metronidazol, amiodarona Inmunomediada: paraneoplásica, parainfecciosa (cerebelitis), anti-GAD, Miller-Fisher, Hashimoto Crónicas Esporádicas: MSA-C, ILOCA, alcoholismo crónico, lúes, Borrellia, HIV, celiaquía, déficit de vitamina B12 o E, siderosis superficial, hipotiroidismo Hereditarias Autosómicas dominantes SCA1-SCA40, DRPLA Ataxias episódicas (tipos 1 y 7) SPAX1 Autosómicas recesivas Ataxia de Friedreich Ataxia con déficit de vitamina E Ataxia-telangiectasia Ataxia con apraxia oculomotora de tipos 1 y 2 Ataxia espástica de Charlevoy-Saguenay (ARSACS) SCAR1-SCAR18 Asociadas a espasticidad: SPAX2-SPAX5 Otras: ataxia espinocerebelosa con neuropatía axonal, ataxia espinocerebelosa de inicio infantil, síndrome de Marinesco- Sjögren, ataxia cerebelosa de tipo Cayman, síndromes de Boucher-Neuhäuser, Brown-Vialetto-van Laere, Wolfram y Ramsay-Hunt, y enfermedad de Alexander Errores congénitos del metabolismo: leucodistrofia metacromática, enfermedad de Krabbe, xantomatosis cerebrotendinosa, enfermedad de Niemann-Pick de tipo C, gangliosidosis GM1, gangliosidosis GM2, enfermedad de Wilson, aceruloplasminemia, abetalipoproteinemia, enfermedad de Refsum y sialidosis Ligadas al cromosoma X Temblor-ataxia asociada al cromosoma X frágil premutado (FXTAS) Otras: asociada a anemia sideroblástica (XLSA/A), CASK-related, SCARF, Christianson-like Mitocondriales Síndromes de Kearns-Sayre, MELAS y MERFF Otras: síndrome de Leigh, NARP y mutaciones en POLG (SANDO, MIRAS) *Más información sobre el defecto molecular y la clínica asociada a las ataxias hereditarias en www.orpha.net. DRPLA: atrofia dentato-rubro-pálido-luisiana; GAD: glutamato-descarboxilasa; ILOCA: ataxia cerebelosa idiopática de inicio tardío; MELAS: miopatía mitocondrial, encefalopatía, acidosis láctica y episodiossimilares a accidentes vasculares cerebrales; MERFF: epilepsia mioclónica con fibras rojas rasgadas; MIRAS: síndrome de ataxia recesiva mitocondrial; MSA-C: atrofia multisistémica, variante cerebelosa; NARP: neuropatía, ataxia, retinitis pigmentaria; POLG: γ-polimerasa; SANDO: neuropatía atáxica sensorial, disartria y oftalmoplejía; SCA: ataxia espinocerebelosa; SCAR: ataxia espinocerebelosa autosómica recesiva; SCARF: ataxia espinocerebelosa autosómica recesiva con dismorfismos faciales; SPAX: ataxia espástica. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1423 CAPÍTULO 179 Ataxias y paraparesias espásticas. Enfermedades de la neurona motora © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X II residuos de poliglutaminas que adopta una conformación anormal, la cual hace que sea resistente a las proteasas y se acumule en el núcleo y el citoplasma de las neuronas en forma de agregados. No se conoce el mecanismo exacto de la muerte neuronal, pero posiblemente inter- vengan varios procesos, como pueden ser la formación de los propios agregados, la modificación de las interacciones con otras proteínas neuronales o la aparición de formas oligoméricas que podrían ser «tóxicas» para la neurona. Diagnóstico diferencial A escala mundial, las más frecuentes son la SCA3 (enfermedad de Machado-Joseph) y la SCA6, seguidas de la SCA2 y la SCA1. La diferen- ciación clínica entre ellas no es fácil, especialmente entre SCA1, SCA2 y SCA3, ya que las tres entidades se pueden manifestar con síndrome cerebeloso plus (ADCA I) de inicio a una edad media similar (entre 30 y 40 años). Existen, no obstante, manifestaciones clínicas o datos exploratorios que predominan en algunos tipos de SCA sobre otros (tabla 179-2) y que pueden ayudar a orientar el estudio genético. Los casos de SCA3 se caracterizan por la presencia de una facies especial por la retracción palpebral (sensación de ojos abultados), aunque este rasgo puede no ser evidente en las formas de inicio tardío. Tam- bién es muy predominante la presencia de nistagmus, oftalmoparesia, espasticidad, manifestaciones debidas al daño de la segunda neurona motora (atrofia, debilidad muscular y fasciculaciones), polineuropatía y afectación extrapiramidal (parkinsonismo y distonía). La espasticidad y el parkinsonismo suelen ser más frecuentes cuanto más precozmente aparece la enfermedad, mientras que la afectación polineuropática pre- dominaría en casos de inicio más tardío. Los pacientes con SCA2 suelen presentar un mayor enlentecimiento de los movimientos sacádicos oculares, hiporreflexia osteotendinosa, mioclonías y temblor de acción. En la SCA1 suele existir espasticidad y los estudios neurofisiológicos demostrarían un mayor retraso de los potenciales evocados motores tanto en la conducción central como en la conducción periférica en relación con la SCA3 y la SCA2. Los movimientos oculares en la SCA1 compartirían, aunque en menor grado, características de la SCA3 (nistagmos y oftalmoparesia) y de la SCA2 (enlentecimiento de los movimientos sacádicos). Los estudios de neuroimagen en la SCA1 muestran una mayor atrofia cerebelosa y del tronco del encéfalo en comparación con los casos de SCA2 y SCA3 de similar duración. En la SCA3 puede observarse, además, una pérdida del volumen estriatal en la RM. La SCA6 se caracteriza por un síndrome cerebeloso puro (ADCA III), una edad media de inicio más tardía (50-60 años), un curso más benigno que las formas cerebelosas plus y una neuroimagen que muestra atrofia cerebelosa aislada. La SCA7 consiste en un síndrome cerebeloso plus asociado a pér- dida visual progresiva (ADCA II) en relación con distrofia macular y TABLA 179-1 Estudios complementarios de utilidad en el diagnóstico de los síndromes atáxicos Exploración Indicación/sospecha RM cerebral ± medular Lesiones estructurales/ atrofia degenerativa Estudio neurofisiológico Estudio de síntomas asociados (polineuropatía, afectación de la neurona motora, disautonomía) Niveles en suero y orina de fármacos/tóxicos Sospecha de toxicidad Determinación de niveles de vitaminas B1, B12 y E Sospecha de deficiencia vitamínica Estudio tiroideo (hormonas, anticuerpos) Tiroiditis de Hashimoto, hipotiroidismo Serologías para lúes, Borrellia, HIV y enfermedad de Whipple Etiología infecciosa Anticuerpos antitransglutaminasa, antionconeuronales y anti-GAD Autoinmunidad (celiaquía, paraneoplásica, anti-GAD) RM cerebral (difusión), determinación de proteína 14.3.3 en LCR y EEG Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob Estudio genético de ataxia espinocerebelosa dominante (SCA) Ataxias autosómicas dominantes Estudio genético de ataxia de Friedreich, otros estudios genéticos de ataxias recesivas Ataxia de inicio infantojuvenil con patrón recesivo α-fetoproteína, inmunoglobulinas Ataxia-telangiectasia, apraxia oculomotora de tipo 2 Albuminemia, colesterol Apraxia oculomotora de tipo 1 Estudios enzimáticos (suero, gota seca, lisosomas), ácido fitánico, cobre, ceruloplasmina, β-colestanol, ácidos grasos de cadena muy larga (VLCFA) Errores congénitos del metabolismo Lactato, piruvato, biopsia muscular y estudio de la cadena mitocondrial Enfermedad mitocondrial GAD: glutamato-descarboxilasa. TABLA 179-2 Manifestaciones clínicas de las ataxias autosómicas dominantes* Características clínicas Ataxia espinocerebelosa (SCA) Síndrome cerebeloso puro SCA6, SCA5, SCA 8, SCA11, SCA 15-16, SCA23, SCA26, SCA29, SCA30, SCA31, SCA37, SCA41, SCA45 Afectación del nervio periférico Polineuropatía SCA1, SCA2, SCA3, SCA18, SCA27, SCA38, SCA43, SCA46 Neuropatía sensitiva SCA4, SCA25 Afectación de los ganglios basales Corea SCA17, DRPLA, SCA2 Parkinsonismo SCA3, SCA17, SCA12, SCA21 Distonía SCA3, SCA17, SCA20 (disfonía espasmódica), SCA35 (tortícolis espasmódica) Afectación de la neurona motora Espasticidad SCA3, SCA1, SCA7, SCA40, SCA42, SCA44 Asta anterior SCA3, SCA36 (fasciculaciones, atrofia lingual) Afectación ocular Retinopatía SCA7 Oftalmoplejía SCA3, SCA2, SCA1 Sacádicos lentos SCA2, SCA1, SCA3, SCA7, SCA17 Retracción palpebral/ojos salidos SCA3 Afectación cortical Epilepsia DRPLA, SCA17, SCA10, SCA13 Alteraciones cognitivo-conductuales SCA17, DRPLA, SCA2, SCA12, SCA13, SCA19/22, SCA21, SCA48 *En cursiva las ataxias más frecuentemente asociadas a la manifestación clínica. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1424 SECCIÓN XII Neurología degeneración pigmentaria de la retina. En las formas típicas, la pérdida visual puede preceder, incluso en varios años, a la disfunción cerebelosa, aunque se han descrito casos de inicio muy tardío en los que existe poca o ninguna pérdida visual asociada. La SCA17 suele asociarse a síntomas extrapiramidales como parkinsonismo, distonía o corea, así como a la presencia de epilepsia y deterioro cognitivo. En la DRPLA también es frecuente la presencia de epilepsia y mioclonías, especialmente en las formas de inicio infantojuvenil, así como el desarrollo de corea, alteraciones conductuales y deterioro cognitivo. De hecho, algunos casos de SCA17 o DRPLA pueden fácilmente ser confundidos con una enfermedad de Huntington típica (fenocopias). Pronóstico Los SCA plus presentan un peor pronóstico funcional y vital que las formas puras. Los casos de SCA1 evolucionan más rápidamente que los casos de SCA3 y SCA2, y se asocian a mayor atrofia cerebelosa y del tronco del encéfalo. A mayornúmero de repeticiones de la expansión CAG, menor es la edad de inicio y mayor la gravedad clínica. El defecto genético es inestable (mutación dinámica) y puede amplificarse al pasar a los descendientes, dando lugar a una afectación más precoz en futuras generaciones (fenómeno de anticipación genética). Ataxias episódicas Son un grupo de enfermedades de herencia autosómica dominante caracterizadas por episodios de ataxia recurrente que suelen estar desen- cadenados por el estrés, el ejercicio o las emociones. Se han descrito por el momento siete tipos, pero la de tipo 1, por mutaciones en los canales celulares de potasio (KNCA1), y la de tipo 2, por mutaciones en los canales de calcio (CACNA1A, CACNB4), son las más frecuentes. Desde el punto de vista clínico, la ataxia episódica de tipo 1 se caracteriza por episodios de corta duración (segundos-minutos), de frecuencia variable y se asocia a mioquimias, rampas y fenómenos neuromiotónicos. En la ataxia episódica de tipo 2, los episodios de ataxia duran de minutos a varias horas, se producen entre varias veces a la semana y muy ocasionalmente, y se pueden acompañar de vértigo, diplopía, nistagmos, náuseas o cefalea. Mientras que la de tipo 1 no suele progresar, la de tipo 2 puede asociarse a ataxia lentamente progresiva. La de tipo 1 presenta una buena respuesta a la acetazolamida o a fármacos anticonvulsivantes, como la carbamazepina o el ácido valproico. La de tipo 2 puede res- ponder también a acetazolamida y, si esta fracasa, se puede ensayar 4-aminopiridina. Ataxias autosómicas recesivas Constituyen un grupo amplio y heterogéneo de enfermedades que suelen debutar en la mayoría de los casos en la infancia-juventud y suelen asociarse a otras manifestaciones neurológicas y sistémicas. La forma más frecuente es la ataxia de Friedreich. Ataxia de Friedreich La forma clásica suele iniciarse en la primera o la segunda décadas de la vida, generalmente por debajo de los 25 años, y combina signos y síntomas cerebelosos con afectación periférica en forma de arreflexia, neuropatía sensitiva y debilidad y atrofia musculares, afectación de la primera neurona motora (signo de Babinski, déficit de fuerza), malformaciones esqueléticas (cifoescoliosis, pies cavos), sordera y otras manifestaciones sistémicas, como miocardiopatía hipertrófica y diabetes mellitus. Sin embargo, existen formas de inicio tardío (> 30 años) o muy tardío (> 40 años) que no suelen asociarse a arreflexia, afectación de nervio periférico o manifestaciones extraneurológicas, pero sí a una afectación piramidal que puede condicionar un patrón ataxoespástico de la marcha. La neuroimagen puede mostrar una atrofia cerebelosa discreta, de predominio vermiano, y una atrofia medular. Los estudios electrocar- diográficos evidencian alteraciones en la repolarización cardíaca y del segmento ST en la mayoría de los pacientes. En algunos casos también es posible detectar arritmias cardíacas. Los estudios ecocardiográficos pueden mostrar diferentes grados de hipertrofia cardíaca. La enfermedad se debe a una expansión intrónica de tripletes GAA en el gen X25 o FXN, situado en el cromosoma 9q13-21.1, que induce un déficit en la expresión de frataxina. La frataxina es una proteína que se integra en la membrana mitocondrial y cuyo déficit provoca una acumulación anormal de hierro y un incremento en la formación de radicales libres en la mitocondria, lo que acaba induciendo un fallo energético con el consiguiente daño neuronal. El tratamiento de la enfermedad con idebenona (sucedáneo de mejorar el cuadro neurológico, aunque existen datos contradictorios en la literatura sobre la utilidad de la misma en la progresión de la enfermedad y en el manejo de la miocardiopatía. Desde el punto de vista anatomopatológico, la enfermedad se caracteriza por pérdida neuronal en los ganglios raquídeos posteriores (neuronopatía), las columnas de Clarke, las células de Purkinje, el núcleo dentado en el cerebelo y las neuronas piramidales del área motora. El pronóstico viene condicionado por la presencia de miocardio- patía, pues puede ocasionar arritmias cardíacas y evolucionar a un estadio de insuficiencia cardíaca grave. Las formas de inicio más precoz suelen asociarse a una mayor afectación miocárdica. En general, se considera que los pacientes suelen utilizar silla de ruedas a los 15 años de promedio después de haber iniciado los primeros síntomas. La supervivencia media se sitúa en la cuarta década de la vida, aunque hay casos cuya supervivencia se prolonga hasta la quinta o la séptima décadas de la vida. Otras ataxias autosómicas recesivas Son muy infrecuentes (v. cuadro 179-1). El déficit de vitamina E aso- ciado a mutaciones en la proteína transferidora de α-tocoferol puede generar un cuadro muy parecido a la ataxia de Friedreich, muchas veces asociado a temblor cefálico y en algunos casos a posturas dis- tónicas de las extremidades. La presencia de telangiectasias, junto con infecciones de repetición, coreoatetosis, posturas distónicas y niveles altos de α-fetoproteína en suero, sugiere una ataxia-telangiectasia debida a mutaciones en el gen ATM. Existen ataxias asociadas a apraxia oculomotora, que se manifiesta como una dificultad en la realización de los movimientos sacádicos oculares sin que exista oftalmoparesia. La ataxia con apraxia oculomotora de tipo 1 se debe a mutaciones en el gen de la aprataxina y se asocia a coreoatetosis, hipoalbuminemia e hipercolesterolemia. En la ataxia con apraxia oculomotora de tipo 2 suelen existir también niveles aumentados de α-fetoproteína, y se debe a mutaciones en el gen de la senataxina. El resto de las ataxias autosómicas recesivas pueden asociarse a discapacidad intelectual o deterioro cognitivo, espasticidad, crisis comiciales, atrofia óptica, retinitis pigmentaria, cataratas, pérdida de audición o afectación polineuropática, entre otras manifestaciones. En el contexto de los errores congénitos del metabolismo pueden aparecer cuadros atáxicos como una manifestación más de la enfer- medad. Como se ha comentado previamente, el diagnóstico en estos casos es importante, ya que en algunos de ellos es posible disponer de tratamientos eficaces para prevenir la progresión de la enfermedad. Ataxias hereditarias ligadas al cromosoma X Existen varias ataxias ligadas al cromosoma X, pero la más frecuente es la asociada a la premutación en el cromosoma X frágil. Ataxia-temblor ligado al cromosoma X frágil premutado Conocida como FXTAS, afecta generalmente a varones por encima de los 50 años con ataxia, temblor y deterioro cognitivo, pudiendo asociar parkinsonismo, neuropatía periférica, debilidad muscular o disfunción autonómica. Se debe a una expansión de tripletes CGG en el rango premutado (55-200 repeticiones) en el gen del cromosoma X frágil. Como la mutación es inestable, existe el riesgo de amplificarse al pasar a las hijas del paciente y de estas a sus hijos varones, produciendo el síndrome del cromosoma X frágil, que es la causa de discapacidad intelectual más frecuente en varones. Por ello, el diagnóstico de esta enfermedad es importante de cara a ofrecer un consejo genético a las hijas de los pacientes. La neuroimagen suele mostrar, de forma característica, la presencia de signos de atrofia cerebelosa y cortical cerebral, junto con alteraciones de la señal en los pedúnculos cerebelosos y la sustancia blanca cerebral. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1425 CAPÍTULO 179 Ataxias y paraparesias espásticas. Enfermedades de la neurona motora © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X II Ataxias mitocondriales En las enfermedades mitocondrialesla ataxia se asocia frecuentemente a afectación miopática, epilepsia, polineuropatía o sordera, entre otras manifestaciones. Enfermedades como el síndrome de Kearns-Sayre (con afectación cardíaca), el síndrome MELAS (episodios con déficits motores o sensitivos focales que asemejan ictus), el síndrome MERPFF (epilepsia mioclónica y deterioro cognitivo), el síndrome de Leigh (con síntomas distónicos o parkinsonismo) o el complejo por mutaciones en la γ-polimerasa (POLG) forman parte de este grupo. Ataxias neurodegenerativas esporádicas En este grupo de enfermedades que cursan con ataxia crónica hay que destacar la atrofia multisistémica variante cerebelosa (MSA-C) y la ataxia cerebelosa idiopática de inicio tardío (ILOCA). La MSA-C es una enfermedad que combina un cuadro atáxico junto con síntomas disautonómicos y parkinsonismo. La edad media de inicio está alrededor de los 60 años. La neuroimagen puede ayudar en el diagnóstico al mostrar la presencia de una atrofia cerebelosa, de pedúnculos cerebelosos medios y del tronco del encéfalo de predominio pontino, así como alteraciones de la señal de las fibras cruzadas en la base de la protuberancia, de los pedúnculos cerebelosos medios y de la parte externa del putamen (ribete putaminal) (fig. 179-1). La anatomía patológica muestra diversos grados de pérdida neuronal en el sistema olivo-ponto-cerebeloso y estriadonígrico, asociado a la inclusión anormal de α-sinucleína en las células gliales. La enfermedad tiene un mal pronóstico, con una supervivencia media de entre 6 y 9 años. La presencia de disautonomía precoz, la edad avanzada y el género femenino ensombrecen el pronóstico. La ILOCA se presenta como un síndrome cerebeloso aislado, esporádico, con una lenta progresión y en muchos casos con escasa afectación sobre la supervivencia. A diferencia de la MSA-C, la neu- roimagen sólo suele mostrar una atrofia del cerebelo. PARAPARESIAS ESPÁSTICAS J. E. Muñoz García Constituyen un grupo de enfermedades caracterizadas por una alteración de la marcha asociada a espasticidad de las extremidades inferiores (escasa flexión de las rodillas con arrastre de la punta de los pies o marcha en tijeras) y diferentes grados de debilidad. Existen formas genéticamente determinadas y otras que son secundarias a otros procesos que afectan al cerebro y la médula espinal (tabla 179-3 y cuadro 179-2). Paraparesias espásticas hereditarias Concepto y epidemiología Su prevalencia es de alrededor de 3-4 casos por 100.000 habitantes. Las paraparesias espásticas hereditarias (PEH) de herencia autosómica dominante más frecuentes son la de tipo 4 (SPG4) y la SPG3A. La forma más frecuente de herencia autosómica recesiva es la SPG11. Debido a la cantidad de genes y mutaciones involucrados en el desarro- llo de estas enfermedades, el diagnóstico genético es complejo y precisa en muchos casos de estudios de secuenciación masiva. Anatomía patológica En las formas puras existe una degeneración de los haces piramida- les, con afectación predominante de los dirigidos a las extremidades inferiores, y, en mayor o menor grado, de los cordones posteriores. En las formas complicadas los estudios anatomopatológicos son muy heterogéneos y muestran cambios degenerativos que van más allá del sistema piramidal y cordonal posterior. Cuadro clínico Pueden clasificarse en puras y complicadas. Las puras son las más frecuentes (65%). Se caracterizan por un trastorno progresivo para la marcha por afectación de la vía piramidal que condiciona espasticidad, hiperreflexia, clono y signo de Babinski. No es inusual encontrar cierto grado de debilidad en las extremidades inferiores, alteración de la sensibilidad profunda, alteraciones urinarias (urgencia miccional) o pies cavos. Las PEH complicadas pueden asociarse a ataxia, manifestaciones extrapiramidales, parálisis seudobulbar, amiotrofia, discapacidad inte- lectual, demencia, sordera, cataratas, neuropatía periférica, epilepsia o alteraciones de la pigmentación cutánea, entre otros. Diagnóstico En los casos esporádicos es fundamental realizar una RM cerebral y medular, y diversos estudios analíticos para descartar causas estructura- les, inmunomediadas, infecciosas o carenciales. Los casos hereditarios pueden ser de herencia autosómica dominante, recesiva o ligada al cromosoma X. Se han descrito más de 70 loci para la PEH y se han clonado ya unos 50 genes en este momento. La neuroimagen cerebral puede mostrar atrofia medular y en algunos casos atrofia del esplenio de cuerpo calloso (SPG11, SPG15), lo que puede ayudar a orientar el test genético. Algunas formas recesivas pueden deberse a errores congénitos del metabolismo. Pronóstico La enfermedad puede aparecer a cualquier edad de la vida y su curso es de carácter progresivo. La edad de inicio, la progresión y el grado Figura - RM cerebral de un paciente con atrofia multisistémica cerebelosa que posteriormente desarrolló un cuadro de parkinsonismo. A. Atrofia del cerebelo y de la protuberancia (flechas). B. Alteración de la señal de las fibras cruzadas pontinas (hot cross bun sign) (punta de flecha), junto con atrofia y alteración de la señal de los pedúnculos cerebelosos medios (flechas). C. Alteración de la señal de la parte externa del putamen (ribete putaminal) (flechas). Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1426 SECCIÓN XII Neurología de incapacidad son variables entre los diferentes tipos genéticos de PEH, incluso se ha descrito una variabilidad inter- e intrafamiliar en pacientes con la misma mutación. La mayoría de los pacientes con for- mas puras están confinados a silla de ruedas al llegar a los 60-70 años. Sin embargo, la esperanza de vida no está reducida en estos casos. Las formas complicadas se asocian a un peor pronóstico funcional y vital. Tratamiento No existe ningún tratamiento curativo para las formas genéticamente determinadas, aunque algunos casos asociados a trastornos intermedios del metabolismo se pueden beneficiar de tratamientos específicos. En la inmensa mayoría de los casos, el tratamiento es simplemente sintomáti- co, es decir, dirigido a mejorar los síntomas asociados a la enfermedad. Dado que la espasticidad es el principal síntoma de la enfermedad, es posible utilizar fármacos antiespásticos administrados por vía oral, como baclofeno, tizanidina o diazepam, o infiltraciones de toxina botulínica en los músculos de las extremidades inferiores. Sin embargo, en muchas ocasiones el efecto es más bien escaso e incluso puede empeorar la marcha al inducir cierto grado de debilidad muscular. En caso de urgencia miccional existen varios fármacos que permiten mejorar la sintomatología, como son la solifenazina, la tolterodina y la fesoterodina, entre otros. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Bird TD. Hereditary ataxia overwiew. En: Pagon RA, Adam MP, Ardinger HH, Wallace SE, Amemiya A, Bean LJH, eds. GeneReviews. Seattle: University of Washington; 2015. p. 1-39. Diallo A, Jacobi H, Cook A, Labrum R, Durr A, Brice A, et al. 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Rojas García Este término agrupa un extenso número de entidades, de presentación esporádica o familiar, cuya característica común es la degeneración de las neuronas motoras de la médula espinal, el tronco cerebral o la corteza motora y, consecuentemente, el tracto corticoespinal. La topo- grafía lesional condiciona la clínica y la clasificación nosológica en tres grupos: síndromes de la neurona superior, síndromes de la neurona motora inferior y esclerosis lateral amiotrófica (ELA) o enfermedad de la neurona motora, en la que se objetivan de manera simultánea signos y síntomas de lesión de la primera y la segunda neuronas motoras. Síndromes de la neurona motora superior La principal manifestación clínica es el aumento del tono muscular en forma de espasticidad. En la exploración neurológica se observan aumento del tono muscular, hiperreflexia (reflejos musculares profun- dos policinéticos o clónicos, aumento del área de provocación), signo de Hoffmann y reflejo cutáneo-plantar extensor o signo de Babinski. Las neuronas motoras de la corteza cerebral o de la vía corticoespinal pueden verse afectadas en numerosas enfermedades del sistema nervio- so, como las adrenoleucodistrofias o los síndromes espinocerebelosos; sin embargo, la lesión aislada o predominante de estas es característica de los dos grandes síndromes degenerativos primarios: la paraplejía espástica hereditaria y la ELA. Síndromes de la neurona motora inferior Las manifestaciones características son la debilidad y la atrofia mus- cular, acompañadas de disminución o ausencia de reflejos musculares profundos y fasciculaciones. TABLA 179-3 Causas de paraparesia espástica (PEH) hereditaria Tipo Subtipo* Cromosoma Fenotipo Gen Autosómica dominante SPG3A 14q11-24 Puro Atlastina (≈10%) SPG4 2p22-22 Ambos Espastina (≈40%) SPG31 15q11 Puro REEP1 (≈5%) Autosómica recesiva SPG5 8q12-q13 Ambos CYP7B1 SPG7 16q24.3 Ambos Paraplegina SPG11 15q13-15 Ambos Espastazina SPG15 14q22-24 Complicado Espastizina SPG20 13q12.3 Complicado Espartina Ligada al cromosoma X SPG1 Xq28 Complicado L1CAM SPG2 Xq22 Ambos De la proteína proteolipídica Errores congénitos del metabolismo Distonía con respuesta a levodopa, defectos de la remetilación de la homocisteína, déficit de arginina, trastornos del ciclo de la urea, déficit de biotinidasa, déficit cerebral de folatos, adrenomieloneuropatía, xantomatosis cerebrotendinosa, fenilcetonuria, leucodistrofia metacromática, enfermedad de Krabbe, síndrome de Sjögren-Larsson, enfermedad por cuerpos de poliglucosano *Sólo se muestran las PEH más frecuentes. Para más información sobre el defecto molecular y la clínica asociada a las paraparesias espásticas hereditarias, se recomienda consultar www.orpha.net y www.omim.org. • CUADRO 179-2 Causas de paraparesia espástica esporádica Inmunomediadas: esclerosis múltiple, sarcoidosis, síndrome de Sjögren, lupus eritematoso sistémico Infecciosa: HIV, paraparesia espástica tropical 1-2, Borrellia, lúes, herpes zóster Carencial: déficit de vitaminas B12 y E, ácido fólico y cobre Tóxica: latirismo, posradioterapia Compresiva: tumoral, artrodiscopatía compresiva medular Vascular: isquémica, hemorrágica, malformación vascular (fístula dural) Congénita: parálisis cerebral infantil Estructural: malformación de Arnold-Chiari, subluxación atlantoaxial Degenerativa: esclerosis lateral primaria Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1427 CAPÍTULO 179 Ataxias y paraparesias espásticas. Enfermedades de la neurona motora © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X IIAtrofias musculares espinales Engloban un grupo heterogéneo de entidades que comparten particu- laridades clínicas, semiológicas y electrofisiológicas. Desde un punto de vista clínico, se definen por la identificación de un patrón de lesión de la segunda neurona motora y la ausencia de signos o síntomas atribuibles a la implicación de fibras sensitivas. El EMG revela un patrón consecuente con afectación de las neuronas motoras de las astas anteriores medulares. La clasificación se basa en la edad de inicio, el patrón de herencia y la presentación clínica de debilidad, generalmente simétrica, de la musculatura proximal, distal o bulbar. Se distinguen las formas clásicas proximales (tipos I, II, III y IV) y las variantes, entre las que cabe mencionar la atrofia muscular bulboespinal, las formas distales, la forma escapuloperoneal y otros tipos. En conjunto son entidades infrecuentes y la más común es la identi- ficada en la bibliografía médica como atrofia muscular espinal (AME). Atrofia muscular espinal Se trata de una enfermedad con un patrón de herencia autosómico recesivo y una incidencia de 1 caso por cada 6.000-10.000 nacimientos. Se caracteriza por un patrón de debilidad y atrofia de la musculatura proximal de las extremidades. Los síntomas acostumbran a presentarse durante los primeros meses de vida y se acompañan de insuficiencia respiratoria precoz. En casi todos los pacientes con las formas clásicas de transmisión autosómica recesiva (I-IV), la enfermedad va ligada a la presencia de alteraciones genéticas en el gen SMN (del inglés survival motor neuron) que está presente con dos copias casi idénticas que se denominan SMN1 para su copia telomérica y SMN2 para la centromé- rica. El 90% de la proteína SMN traducida de esta última es truncada y no funcional como consecuencia de un splicing aberrante. En el 90% de los afectados por AME se detecta una deleción homocigota patogénica implicando a los exones 7 y 8 del gen SMN1. En algunos de los casos de AME la deleción está compensada por su homólogo centromérico (SMN2), debido a fenómenos de conversión génica. La variabilidad en la expresión del número de copias centroméricas se correlaciona con la gravedad del fenotipo clínico. Los pacientes con un mayor número de copias de SMN2 presentan, generalmente, un fenotipo más leve. En un 5% de los casos, la base molecular puede consistir en microdeleciones o mutaciones puntuales de SMN1, o bien queda sin establecer. AME tipo I (infantil aguda grave; enfermedad de Werdnig-Hoffmann) El inicio ocurre durante el primer semestre de vida, generalmente antes de los 3 meses de vida. El desarrollo puede ser normal en las primeras semanas o meses. Inicialmente se presenta como un síndrome de niño flácido (floppy baby). Los pacientes son incapaces de sentarse sin ayuda. La exploración constata la debilidad muscular generalizada de predo- minio proximal, acompañada de hipotonía, ausencia de reflejos, llanto y succión débiles, atrofia y fasciculaciones linguales, generalmente con preservación de la musculatura facial y signos de insuficiencia respiratoria. Se subdivide en tipos IA, B y C en función del tiempo de aparición de los síntomas correlacionando generalmente con el número de copias de SMN2. La forma muy grave congénita (tipo IA) puede manifestarse con artrogriposis y, en ocasiones, intra utero con una disminución de los movimientos fetales, con muy mal pronóstico. En estos pacientes se detecta únicamente una copia de SMN2. La muerte sobreviene casi invariablemente antes de los 18 meses de vida como consecuencia de insuficiencia respiratoria sin tratamiento específico. El sustrato neuropatológico consiste en una extensa pérdida de neuronas motoras α en la médula espinal y núcleos motores del bulbo. En las raíces raquídeas motoras se observa una reducción del número de fibras mielínicas con haces gliales. En los nervios periféricos hay degeneración axonal. En el EMG se detecta un patrón neurógeno con signos de dener- vación aguda. La biopsia muscular demuestra la presencia de grupos de fibras atróficasde tipos I y II, y fibras hipertróficas (usualmente de tipo I). El diagnóstico clínico se confirma con la constatación de una deleción homocigota del gen SMN1. Estos pacientes acostumbran a tener dos o tres copias de SMN2. En un tercio de los pacientes, aproximadamente, se detectan deleciones en el gen NAIP (del inglés neuronal apoptosis inhibitory protein), casi siempre acompañando a la presencia de deleciones en el gen SMN, y su ausencia se correlaciona con fenotipos graves en mujeres. El diagnóstico diferencial se plan- tea con las miopatías congénitas y la miastenia grave congénita. El tratamiento con nusinersén, un oligonucleótido antisentido que modifica el splicing del RNA premensajero de SMN2 aumentando la producción de una proteína SMN de longitud normal, ha demos- trado su efectividad en el aumento de la supervivencia y mejoría de la función motora tanto en las formas de inicio temprano como en las formas tipos 2 y 3. AME tipo II (infantil tardía; intermedia) y AME tipo III (juvenil; enfermedad de Kugelberg-Welander) En la AME tipo II, la sintomatología se inicia antes de los 18 meses, con retraso en el desarrollo motor o torpeza para la deambulación. Los pacientes pueden llegar a mantener la sedestación independiente, aun- que raramente mantienen la bipedestación y nunca la deambulación independiente. En las formas de tipo III, los síntomas se inician después de los 18 meses, generalmente durante la infancia o la adolescencia. Los pacientes consiguen la bipedestación y la deambulación indepen- dientes. La supervivencia se encuentra acortada, generalmente por la progresión de la debilidad y la aparición de escoliosis e insuficiencia respiratoria, pero algunos pacientes pueden presentar supervivencias prolongadas gracias a medidas proactivas incluyendo la rehabilitación, para prevenir o corregir las contracturas, la cirugía de la escoliosis y la ventilación mecánica, que han permitido prolongar la supervivencia y la actividad funcional del paciente. La exploración remeda a la de las formas de tipo I, con debilidad y atrofia muscular, simétrica, predominantemente proximal de la cintura pelviana y escapular, aunque de gran variabilidad en el grado, acompañada de fasciculaciones y arreflexia. AME tipo IV (del adulto) Las manifestaciones clínicas y los hallazgos semiológicos son idén- ticos a las formas de tipos II y III; sin embargo, la presentación es generalmente a partir de la segunda o la tercera décadas de la vida, pudiendo iniciarse incluso durante la quinta. Se trata de un síndrome genéticamente heterogéneo, dado que únicamente en algunos casos se detecta la presencia de deleciones en el gen SMN. Atrofia muscular bulboespinal (enfermedad de Kennedy) Es una entidad con transmisión recesiva ligada al cromosoma X, cuyo defecto molecular es una expansión variable, entre 38 y 62 repeticiones, de la secuencia del trinucleótido CAG en el primer exón del gen que codifica para el receptor de los andrógenos. Esta mutación dinámica da lugar a una alteración funcional de receptores androgénicos, cuya consecuencia es el hipogonadismo, y puede tener un efecto tóxico sobre las neuronas motoras inferiores responsable de la degeneración de estas. El cuadro clínico se inicia entre los 20 y los 40 años, y se caracteriza por una amiotrofia bulboespinal progresiva, manifestándose con la aparición de disfagia, disartria y debilidad facial y lingual, que con frecuencia se acompaña de fasciculaciones y debilidad proximal de las extremidades. No hay implicación de la neurona motora superior. Es frecuente detectar en el EMG alteraciones en las conducciones sensitivas aun en ausencia de síntomas sensitivos. El cuadro motor se acompaña de ginecomastia, oligospermia y atrofia testicular. Suele haber elevación de los valores séricos de gonadotropinas, con una tasa normal de testosterona. El diagnóstico molecular consiste en la detección de la mutación dinámica con técnicas de PCR (los límites fisiológicos del tamaño de los tripletes CAG son 9-33). El diagnóstico diferencial se debe esta- blecer con la ELA, pero el curso clínico es lento, con una supervivencia considerablemente más alargada dada la ausencia de implicación de la musculatura respiratoria. Parálisis bulbares Son enfermedades muy poco frecuentes. Se distinguen formas juve- niles (enfermedad de Fazio-Londe y síndrome de Brown-Vialetto- van Laere) y del adulto (parálisis bulbar progresiva hereditaria). La enfermedad de Fazio-Londe es consecuencia de mutaciones homocigotas o heterocigotas compuestas en el gen C20ORF54 (SLC52A3) que se transmiten con un patrón autosómico recesivo. Clínicamente, cursa con ptosis, debilidad facial, disartria y disfagia progresivas, a las que se asocia insuficiencia respiratoria, en las formas de inicio temprano, Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1428 SECCIÓN XII Neurología que conduce inexorablemente al fallecimiento pocos años después del inicio de la sintomatología. El síndrome de Brown-Vialetto-van Laere se transmite con un patrón de herencia autosómico recesivo y se ha asociado a mutaciones en los genes RTF3 (SLC52A2) y C20ORF54 (SLC52A3), considerándose esta última una forma alélica de la enfer- medad de Fazio-Londe. Ambos codifican para una proteína trans- membrana transportadora de riboflavina. El tratamiento con dosis altas de riboflavina puede mejorar la sintomatología. Se ha descrito también una forma de transmisión dominante ligada al gen UBQLN1. Clínicamente se manifiesta por la presencia de sordera de percepción, atrofia óptica, parálisis de la musculatura bulbar y fallo respiratorio. La parálisis bulbar progresiva hereditaria se transmite con un patrón auto- sómico dominante, se manifiesta en forma de atrofia y fasciculaciones linguales, voz nasal y debilidad muscular proximal de las extremidades, generalmente acompañada de ginecomastia, sin otros signos de resis- tencia a andrógenos. Atrofia muscular espinal distal Conceptualmente, se trata de atrofias espinales, aunque fenotípicamen- te se encuentran más próximas a las formas axonales de la enfermedad de Charcot-Marie-Tooth (CMT), con las que muestra una significativa superposición genética, diferenciándose de estas por la ausencia de afectación de los axones sensitivos o una desproporcionada implicación de fibras motoras respecto a las sensitivas. El cuadro clínico caracterís- tico es la aparición de debilidad muscular, de inicio entre los 10 y los 20 años (formas juveniles) o entre los 20 y los 40 años (formas del adulto), lentamente progresiva, que implica inicialmente a la musculatura distal, con posterior progresión proximal con marcada simetría. Los hallazgos electrofisiológicos muestran una implicación motora predominante con normalidad o leve alteración de los estudios de conducción sensitiva. Se clasifican en formas de transmisión dominante, recesiva y ligadas al cromosoma X; según la edad de inicio y determinadas caracterís- ticas fenotípicas, como la presencia de signos de afectación de la vía piramidal, parálisis diafragmática o de cuerdas vocales, o la afectación predominante de las extremidades superiores (tabla 179-4). En los últimos años se han identificado mutaciones en alrededor de 30 genes diferentes. En algunos casos se trata de genes asociados con formas juveniles de ELA o formas axonales de CMT, lo que demuestra la heterogeneidad genética de la entidad y un solapamiento nosológico entre estas entidades. A pesar del elevado número de genes que han sido implicados, en un significativo número de casos no se identifica un defecto molecular específico. Esclerosis lateral amiotrófica o enfermedad de la neurona motora del adulto Concepto La ELA es una enfermedad neurodegenerativaprogresiva, en la que ocurren, de manera simultánea, una afectación de la neurona motora superior, en el córtex motor frontal, y una afectación de la neurona motora inferior, en los núcleos del tronco del encéfalo y astas anteriores medulares. Las formas con implicación exclusiva de la segunda neurona motora o de la primera neurona motora, conocidas respectivamente como atrofia muscular progresiva y esclerosis lateral primaria (ELP), son variantes fenotípicas. Aunque la presentación habitual es la afectación motora exclusiva, en casi la mitad de los pacientes puede constatarse una implicación extramotora, principalmente alteraciones cognitivas disejecutivas o alteraciones del comportamiento, cumpliendo criterios de demencia frontotemporal (DFT) en hasta el 20% de los casos. Es infrecuente, con cifras de incidencia homogéneas, en poblaciones de extracción europea, entre 1,5 y 2,5 casos por cada 100.000 habitan- tes y año, y una prevalencia alrededor de 3,5 casos por 100.000 habi- tantes. La incidencia aumenta con la edad con una drástica disminu- ción a partir de los 75 años. Es más frecuente en hombres, con ratios de 1,2-1,5:1. Etiología Se han invocado diferentes factores de riesgo ambientales y tóxicos, como el hábito tabáquico o la exposición a pesticidas, metales pesados o toxinas orgánicas; sin embargo, los diferentes estudios epidemiológicos y toxicológicos no han identificado de manera concluyente un papel relevante de ninguno de ellos. En cambio, está clara su asociación a mutaciones en diferentes genes. Las formas familiares constituyen entre el 5% y el 10% de los casos, con un patrón de herencia mendeliano y, generalmente, transmisión autosómica dominante. El fenotipo clínico de los pacientes con formas familiares es indistinguible de las formas esporádicas. Desde la descripción de mutaciones en el gen SOD1 (ALS1), que codifica para la superóxido dismutasa de tipo 1, una enzima involu- crada en los mecanismos de protección celular frente a radicales libres, se han identificado alteraciones moleculares en alrededor de 30 loci asociados con la enfermedad (v. tabla 179-4). Pueden identificarse mutaciones en los genes SOD1, C9orf72, FUS, TARDBP y TBK1 en, aproximadamente, dos tercios de las formas familiares y el 10% de las formas esporádicas. El resto han sido descritos en un número muy pequeño de familias. Las mutaciones en SOD1 explican entre el 10% y el 20% de las formas familiares. La expansión de la secuencia del hexanucleótido GGGGCC en una región intrónica del gen C9orf72 es la alteración genética más frecuentemente identificada en las formas familiares de ELA (> 40% de los casos) y puede detectarse en un porcentaje no despreciable de las formas aparentemente esporádicas. La presencia de la expansión se ha relacionado con un inicio de la enfermedad en edades más tempranas, una supervivencia acortada, una mayor frecuencia de alteraciones cog- nitivas o del comportamiento y una historia familiar de enfermedades neurodegenerativas. Las alteraciones cognitivas relacionadas corres- ponden a una variante conductual de DFT más frecuentemente y se presentan en más del 30% de los casos; pueden preceder a la aparición de los síntomas motores, en ocasiones con sintomatología psiquiátrica asociada. En la misma familia pueden presentarse ambos fenotipos de manera aislada. El gen TARDBP codifica para la proteína TDP-43 (del inglés TAR DNA-binding protein 43), de localización nuclear con capacidad de unión e interacción con el RNA y el DNA. Participa en los procesos de transcripción, regulación de splicing y estabilización del mRNA. Las mutaciones en este gen son responsables del 4% de los casos familiares de ELA y de alrededor del 1,5% de los esporádicos. El fenotipo asocia- do a mutaciones en TARDBP es el de una ELA clásica indistinguible de las formas esporádicas, asociada o no a alteraciones cognitivas con un patrón variante conductual de DFT. Recientemente se ha descrito, en una extensa familia, la asociación con mutaciones en el gen CHCHD10 de un cuadro complejo carac- terizado por deterioro cognitivo con características de DFT, ataxia cerebelosa, miopatía, hipoacusia y enfermedad de la neurona motora con características de ELA. Los estudios histológicos de músculos demuestran la presencia de fibras rojas rasgadas y fibras citocromo C-oxidasa negativas, hallazgos compatibles con disfunción mitocon- drial, y en los fibroblastos disfunción de la cadena respiratoria y altera- ciones compatibles con inestabilidad del DNA mitocondrial. Estudios posteriores han demostrado que mutaciones en este gen se asocian con un espectro de formas clínicas que incluyen las formas clásicas de la enfermedad, asociadas o no a DFT, las formas no conductuales de DFT o el parkinsonismo. En conjunto, no parecen explicar más del 1% de las formas familiares de la enfermedad. La proteína FUS (del inglés fused in sarcoma protein) es estructural y funcionalmente muy similar a la TDP-43. Las mutaciones en este gen son responsables de aproximadamente el 4% de los casos familiares de ELA y de menos del 1% de los esporádicos. El cuadro clínico habitual es el de una ELA clásica, aunque en algunos pacientes predominan los signos de neurona motora inferior. Se ha descrito una penetrancia incompleta en algunas familias. Anatomía patológica Existe una pérdida neuronal en la corteza motora, el asta anterior de la médula y los núcleos motores del tronco cerebral, exceptuan- do los núcleos oculomotores. La atrofia neuronal se acompaña de gliosis, imágenes de neuronofagia, esferoides axonales en las raíces motoras y pérdida de axones mielínicos en el tracto corticoespinal. Las lesiones quedan circunscritas a las neuronas motoras inferiores en la amiotrofia muscular progresiva y a la vía corticoespinal en la ELP. Tanto en las neuronas motoras espinales como en las neuronas Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1429 CAPÍTULO 179 Ataxias y paraparesias espásticas. Enfermedades de la neurona motora © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X II frontales es frecuente encontrar inclusiones reactivas para ubicuitina y TDP-43. La proteína TDP-43 es el constituyente fundamental de las inclusiones neuronales citoplasmáticas en la mayoría de los pacientes con formas esporádicas de ELA. La identificación de esta como sustrato patológico común de la enfermedad y las formas de DFT ubicuitina positivas y τ negativas ha proporcionado la evidencia de que ambas entidades son manifestaciones de un espectro clínico-patológico común. Los pacientes con expansiones en C9orf72 presentan inclusiones TDP-43 positivas, pero la distribución es diferente, incluyendo regiones del hipocampo y del cerebelo, y con tinciones prominentes para la proteína p62. En los casos familiares asociados a mutaciones en el gen SOD1 o FUS las inclusiones no son reactivas para TDP-43. Cuadro clínico Se manifiesta en forma de debilidad y atrofia muscular, que implica con mayor frecuencia a las extremidades, con una presentación caracterís- ticamente asimétrica, aunque hasta en un tercio de los casos la forma de presentación es bulbar, con disartria o disfagia. En general, el déficit motor evoluciona rápidamente asociándose un fallo respiratorio. Oca- sionalmente, la insuficiencia respiratoria hipercápnica o una pérdida de peso no explicada pueden ser las primeras manifestaciones de la enfermedad. El inicio de la enfermedad se da habitualmente en la sexta década de la vida, aunque en algunas formas familiares el inicio puede ser juvenil. La exploración neurológica revela una combinación característica de signos de afectación de las neuronas motoras de lacorteza motora, TABLA 179-4 Formas genéticas familiares de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) Tipo Gen/locus Herencia Clínica Frecuencia ELA-1 SOD1 AD Clásica Variante A4V rápidamente progresiva 20% ELAf, 1%-3% ELAe ELA-2 ALS2 AR Juvenil/ENMS Lenta progresión Infrecuente ELA-4 SETX AD Juvenil, alélica con formas NHMd con implicación piramidal Infrecuente ELA-5 SPG11 AR Juvenil Alélica con formas de ELP y CMT2 Infrecuente Forma recesiva más frecuente ELA-6 FUS AD Clásica Asociación ocasional a DFT 4% ELAf, < 1% ELAe ELA-8 VAPB AD Predominio de ENMI Infrecuente ELA-9 ANG AD Clásica Infrecuente ELA-10 TARDBP, TDP-43 AD Clásica Asociación ocasional a DFT 4% ELAf, 1,5% ELAe ELA-11 FIG4 AD Clásica Alélica con CMT4J — ELA-14 VCP AD Alélica con IBMPFD Asociación a DFT 1%-2% fALS ELA-17 DFT-3 CHMP2B AD DFT, ocasionalmente ELA Ausencia de cuerpos de Bunina Infrecuente ELA-21 MATR3 AD Clásica Con DFT Miopatía distal con parálisis de cuerdas vocales — ELA-22 TUBA4A AD Clásica Ocasionalmente con DFT — ELA-25 KIF5A AD Clásica Alélica con paraparesia espástica 10 y formas de CMT2 0,5% ELAf DFT-ELA-1 C9orf72 9p21.2 AD Clásica Asociación frecuente con DFT 40% ELAf, ≤ 8% ELAe DFT-ELA-2 CHCHD10 22q11.23 AD Clásica, con DFT, ataxia cerebelosa Patología mitocondrial < 1% ELAf DFT-ELA-3 SQSTM1 (p62) AD Alélica con enfermedad de Paget y miopatía distal con vacuolas — DFT-ELA-4 TBK1 AD Frecuente asociación con DFT 1%-3% de ELA y ELA-DFT ELA-X UBQLN2 Ligada a cromosoma X Clásica, con DFT Inicio juvenil — AD: autosómico dominante; ALS2: alsin; ANG: angiogenin; AR: autosómico recesivo; C9orf72: chromosome 9 open reading frame 72; CHCHD10: coiled-coil-helix-coiled-coil-helix domain-containing protein 10; CHMP2B: chromatin modifying protein 2B; DFT: demencia frontotemporal; ELAf/s: esclerosis lateral amiotrófica familiar/esporádica; ELP: esclerosis lateral primaria; ENMI: enfermedad de neurona motora inferior; ENMS: enfermedad de la neurona motora superior; FIG4: plyphosphoinositidine phosphate; FUS: fused in sarcoma protein; IBMPFD: miopatía por cuerpos de inclusión y enfermedad de Paget; KIF5A: kinesin heavy chain 5A; MATR3: matrin-3; NHMd: neuropatía hereditaria motora distal; SETX: senataxin; SOD1: superoxide dismutase 1; SPG11: spatacsin; SQSTM1: sequestosome; TARDBP, TDP-43: TAR-DNA binding protein; TBK1: TANK-binding kinase 1; TUBA4A: tubulin, alpha-4A; UBQLN2: ubiquilin-2; VAPB: vesicle associated membrane protein; VCP: valosin-containing protein. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1430 SECCIÓN XII Neurología el tronco del encéfalo y las astas anteriores de la médula espinal y el tracto corticoespinal, con normalidad de la exploración de todas las modalidades sensitivas y de la motilidad ocular. La afectación es inicialmente segmentaria y, dependiendo del lugar de inicio y de la predominancia de signos de la primera o la segunda neurona motora, se distinguen tres formas de presentación o variantes fenotípicas. Atrofia muscular progresiva Únicamente se detectan signos de implicación de la segunda neu- rona motora. La debilidad progresa de manera lenta y se asocia con una supervivencia prolongada. Por ello se ha sugerido que se trata de una variante menos agresiva, aunque algunos de estos pacientes desarrollarán, durante la evolución, signos de implicación de la primera neurona motora y progresarán de manera similar a los pacientes con una forma clásica de ELA. Los estudios neuropatológicos en pacientes que no han desarrollado signos de lesión de primera neurona motora pueden demostrar lesión del tracto corticoespinal y, además, comparten alteraciones moleculares con la ELA. Esclerosis lateral primaria Un grupo muy reducido de pacientes puede presentar únicamente sig- nos de neurona motora superior al inicio. Algunos desarrollarán signos clínicos o electrofisiológicos de participación de la neurona motora inferior durante los primeros 4 años (cuadro característico de ELA). Sin embargo, los pacientes que no progresan a una forma clásica de ELA en el plazo de 4 años pueden presentar supervivencias muy prolongadas, dado que no presentarán implicación de la musculatura respiratoria. Se trata de un diagnóstico de exclusión en pacientes con un sín- drome de la neurona motora superior de aparición esporádica en la edad adulta. El cuadro clínico característico es el de un síndrome piramidal bilateral progresivo, de inicio generalmente espinal, que afecta con mayor frecuencia a las extremidades inferiores, con lenta progresión ascendente, hasta manifestarse como cuadriparesia, a la que se añaden disartria, disfagia, risa y llanto espasmódicos, con espas- ticidad, hiperreflexia y signo de Babinski, en ausencia de atrofia mus- cular e insuficiencia respiratoria durante la evolución. El diagnóstico diferencial es difícil de establecer, con formas esporádicas de paraparesia espástica hereditaria. La independencia nosológica de la ELP puede establecerse en aque- llos pacientes que no progresan a formas clásicas de ELA durante un período mayor de 4 años de seguimiento, lo que conlleva un mejor pronóstico, con supervivencias medias mayores de 20 años. Parálisis bulbar progresiva La sintomatología bulbar es la semiología dominante, con dificultad para la articulación del habla y la deglución, y disfonía, en ausencia de debilidad de las extremidades. Sin embargo, más que una variante, pro- bablemente se trate de una forma de inicio, dado que en la progresión no difiere de manera significativa de las formas clásicas, añadiéndose con posterioridad afectación respiratoria y debilidad de las extremidades, con supervivencias similares a las de la forma típica de la enfermedad. Diagnóstico El fenotipo clásico de la enfermedad, con afectación simultánea de la primera y la segunda neuronas motoras, se encuentra presente desde el inicio de la enfermedad en la mayoría de los casos. Sin embargo, en algunos pacientes, especialmente en las fases iniciales de la enfermedad, esta particular combinación puede estar ausente, lo que puede con- llevar una significativa incertidumbre diagnóstica. En ausencia de un test diagnóstico definitivo, este se basa en los hallazgos semiológicos y en la utilización de criterios de consenso, tras la confirmación de la progresión del déficit y la exclusión de otros procesos que pueden imitar los hallazgos. El EMG permite demostrar la presencia de las alteraciones caracterís- ticas de lesión de la neurona motora inferior, incluso tempranamente en casos en los que no hay evidencia semiológica de atrofia. El patrón típico es la presencia de actividad espontánea de denervación aguda (ondas positivas, fibrilaciones) y fasciculaciones durante el registro en reposo, y patrones reducidos de características neurógenas durante la con- tracción voluntaria máxima con pérdida variable de unidades motoras. Los estudios de conducción motora mostrarán una disminución de las amplitudes de los potenciales motores compuestos de manera propor- cional al grado de atrofia, generalmente con un carácter asimétrico. Las velocidades de conducción y los estudios de conducción sensitiva son normales. En cualquier caso, el papel más importante del EMG es el despistaje de causas alternativas y debe ser clínicamente dirigido. El papel de la RM encefálica, en pacientes con semiología predo- minante de la primera neurona motora, y la medular, en casos con inicio espinal, se encuentra limitado al cribado de causas alternativas. Tanto en la ELA como en la ELP, es característico el hallazgo de una atrofia focal de la circunvolución precentral e hiperseñal de los haces corticoespinales en la RM, aunque estos hallazgos no son específicos de la enfermedad y no han sido aceptadoshasta el momento como prueba de implicación del tracto corticoespinal. En el diagnóstico diferencial es esencial establecer si la afección neu- rógena es universal o segmentaria. En los casos con atrofia muscular segmentaria o focal es necesario descartar la presencia de lesiones estruc- turales medulares o raquídeas, como la siringomielia o siringobulbia y la mielopatía cervical espondilótica, que puedan justificar los hallazgos. Las entidades descritas más frecuentemente como diagnóstico alternativo son las lesiones medulares por cambios degenerativos discoartrósicos y la neuropatía motora multifocal con bloqueos de la conducción (v. cap. 187, Enfermedades de los nervios periféricos). Por este motivo, el estudio EMG debe investigar específicamente la presencia de bloqueos de la conducción nerviosa motora o signos sugestivos de un proceso desmielinizante adquirido. En el diagnóstico diferencial de la ELP hay que considerar, además, la esclerosis múltiple, la paraparesia tropical y la parálisis espástica hereditaria. Los factores relacionados con mayor frecuencia con un diagnóstico erróneo son la ausencia de rápida pro- gresión, datos atípicos en la historia clínica o síntomas inusuales. Pronóstico La enfermedad tiene un curso progresivo e invariablemente letal. La supervivencia media es de 3 a 5 años en las formas clásicas de la enferme- dad y los casos de parálisis bulbar progresiva. Puede llegar a ser de más de 20 años en pacientes con formas de inicio puro de primera neurona que no presentan signos de lesión de la segunda neurona motora durante los primeros 4 años de evolución y en un pequeño grupo de pacientes con signos exclusivos de la segunda neurona. La edad de inicio temprana se ha relacionado con una supervivencia más prolongada, y la asociación con mutaciones en C9orf72, con una supervivencia más corta. Tratamiento No existe ningún tratamiento etiológico curativo. El único fármaco que ha demostrado alargar unos meses la supervivencia es el rilu- zol, que se utiliza en dosis de 100 mg/día en dos tomas. El tratamiento sintomático es crucial, y la atención integral en unidades especializadas ha demostrado una mejoría del pronóstico, con un alargamiento de la supervivencia similar al obtenido con la terapia farmacológica, y de la calidad de vida. Las dificultades para la deglución se desarrollan de manera insidiosa y progresiva, conllevando atragantamientos, aspiraciones, pérdida de peso y deshidratación. La utilización de estrategias para la deglución y de suplementos nutricionales puede compensar pérdidas ponderales leves. En casos con alto riesgo de aspiración o pérdida de peso incon- trolada debe considerarse la colocación de una sonda de gastrostomía para alimentación. La insuficiencia respiratoria es la causa más frecuente de fallecimien- to. Puede manifestarse como disnea en reposo o en relación con los esfuerzos, pero es más frecuente la ortopnea, indicativa de implicación diafragmática. También pueden aparecer síntomas relacionados con la hipoventilación nocturna, como cefalea matutina o dificultades para la concentración. No existe un consenso sobre la exploración óptima ni sobre el momento más adecuado para el inicio del tratamiento. Se aconsejan la medida de la capacidad vital forzada (CVF) y de la presión inspiratoria máxima (PIM) en las evaluaciones respiratorias de rutina y la realización de una pulsioximetría nocturna para la detección de hipoventilación en fases precoces. Debería considerarse la instauración de ventilación no invasiva en casos con saturación arterial de O2 noc- turna media menor de 93 mm Hg, cifras de CVF menores del 50% o de PIM menores de 30 cm H2O. La identificación y tratamiento precoz de la insuficiencia respiratoria mejora la calidad de vida y prolonga la Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1431 CAPÍTULO 180 Enfermedad de Alzheimer y otras demencias degenerativas S E C C IÓ N X II supervivencia. La utilización de asistencia mecánica para la tos puede evitar complicaciones en casos con medidas del pico flujo de tos por debajo de 270 L/min. El uso de ventilación mecánica, en fases más avanzadas de la insuficiencia respiratoria, debe ser individualizado y discutido serenamente con el paciente y sus familiares. La sialorrea puede mejorar con amitriptilina o con la inyección de toxina botulínica en las parótidas o las glándulas submandibulares. Los fármacos antiespásticos (baclofeno o dantroleno) son útiles en algunos casos. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Al-Chalabi A, Hardiman O, Kiernan MC, Chiò A, Rix-Brooks B, van den Berg LH. Amyotrophic lateral sclerosis: moving towards a new classification system. Lancet Neurol 2016;15(11):1182-94. Brown RH, Al-Chalabi A. Amyotrophic Lateral Sclerosis. N Engl J Med 2017;377(2):162-72. Cortés-Vicente E, Pradas J, Marín-Lahoz J, De Luna N, Clarimón J, Turon-Sans J, et al. Early diagnosis of amyotrophic lateral sclerosis mimic syndromes: pros and cons of current clinical diagnostic criteria. Amyotroph Lateral Scler Frontotemporal Degener 2017;18(5-6):333-40. Miller RG, Jackson CE, Kasarskis EJ, England JD, Forshew D, Johnston W, et al. Practice parameter update: the care of the patient with amyotrophic lateral sclerosis: drug, nutritional, and respiratory therapies (an eviden- American Academy of Neurology. Neurology 2009;73:1218-26. 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