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14 14.1. INTRODUCCIÓN El aparato respiratorio, tal como se conoce en anatomía y fisiología, está constituido por todas las estructuras que colaboran en la obtención de oxígeno desde al aire ambien- tal y permiten el paso de este gas a la sangre. Está formado por la suma de un aparato ventilatorio más una membrana de separación entre el aire y la sangre (membrana respirato- ria), a través de la cual se difunden el oxígeno y el dióxido de carbono. La respiración no se acaba cuando el oxígeno llega a la sangre, sino que el O2 debe ser transportado a todo el organismo (con la ayuda de la hemoglobina de los eritro- citos y el aparato circulatorio) para que pueda pasar a las células y sea utilizado por las mitocondrias para obtener energía. Este último proceso de obtención de energía en la mitocondria celular es la auténtica respiración. Para evitar problemas de terminología, se denomina respiración externa a los procesos que van desde la obtención del oxígeno atmosférico hasta el paso del oxígeno a la sangre; respira- ción interna al paso del oxígeno desde la sangre a cada una de las células que lo requieren; y respiración celular al proceso de obtención de energía en la mitocondria por un mecanismo de fosforilación oxidativa. El objetivo de este capítulo se centra en la respiración externa, que es la reali- zada por el aparato respiratorio, de modo que en las siguien- tes páginas el término respiración será sinónimo de respira- ción externa. Por consiguiente, las funciones principales del aparato respiratorio son: 1) llevar el oxígeno desde el aire hasta los alvéolos pulmonares; 2) permitir la difusión del oxígeno desde los alvéolos a la sangre; 3) recoger el dióxido de carbono de la sangre venosa que se difunde desde los capilares a los alvéolos pulmonares, y 4) expulsar el CO2 hacia el exterior. Además, este proceso debe realizarse de acuerdo con las necesidades que en cada instante presente cada individuo. El aparato respiratorio desempeña otras funciones, como son las relativas al sentido del olfato, o a la fonación, que se describirán en el capítulo correspon- diente. Anatomía general. El aparato respiratorio está constitui- do por dos tipos de estructuras con arreglo a su capacidad para realizar el intercambio de gases. Un primer grupo tiene una función exclusivamente conductora y está formado por la nariz, la faringe, la laringe, la tráquea, los bronquios y los bronquiolos (Fig. 14.1). El segundo grupo tiene además la capacidad de intercambiar gases con la sangre, y está cons- tituido por los bronquiolos respiratorios, los sacos alveola- res y los alvéolos pulmonares (véase Fig. 14.9). Por razones anatómicas, y desde el punto de vista patoló- gico, el aparato respiratorio se suele dividir en dos regiones. La primera comprende las estructuras que hay antes de entrar en el tórax (vías respiratorias superiores), cuya fun- ción exclusivamente es conducir el aire. La segunda región está formada por las estructuras intratorácicas y se conoce como vías respiratorias inferiores o intratorácicas. 14.2. VÍAS RESPIRATORIAS SUPERIORES 14.2.1. La nariz Estructura. En su porción externa es una estructura carti- laginosa prominente localizada en la parte frontal de la cara, que abre las vías respiratorias por dos orificios situados en su plano inferior conocidos como orificios nasales o narinas. A través de estos orificios el aire entra en las cavidades nasales, que están separadas por una pared al principio cartilaginosa y luego ósea que se conoce como tabique nasal. Las fosas nasales se abren posteriormente para comu- nicarse con la faringe a través de unos orificios denomina- dos coanas nasales (Fig. 14.2). La cavidad nasal no es lisa sino que tiene unos grandes repliegues óseos en su pared, que se conocen con el nombre de cornetes. Toda la región está tapizada por un epitelio cilíndrico, que en la porción exterior es escamoso y en la porción interior ciliado y muy abundante en células productoras de moco. Existen además unas formaciones pilosas en la región más cercana a los orificios nasales, y un epitelio especializado en la porción superior. Este epitelio recibe el nombre de mucosa olfatoria, ya que tiene las terminaciones nerviosas del primer par craneal y es donde reside el sentido del olfato. Función. La nariz participa en tres funciones bien dife- renciadas. Por un lado, forma parte de los órganos de los sentidos a través del olfato; por otro, colabora en la fona- ción mediante la modulación de la voz, y por último condu- ce el aire desde el exterior hasta la faringe. Pero la nariz no es un simple conducto, sino que filtra el aire, gracias a los pelos y a la mucosa ciliada, y lo humedece y calienta. Todo Estructura y función del aparato respiratorio ESTRUCTURA Y FUNCIÓN DEL CUERPO HUMANO CONTENIDO PARTE IV INTERCAMBIO GASEOSO Y CIRCULACIÓN 14 Estructura y función del aparato respiratorio
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