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S E C C IÓ N X V II CAPÍTULO 274 Aspergilosis © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 2231 muchas ocasiones, el examen directo y el cultivo son de poca utilidad, por lo que se han desarrollado técnicas alternativas. Existen pruebas de detección de anticuerpos que muestran una gran sensibilidad en enfermos inmunocompetentes, sobre todo si se combinan dos de estas técnicas. Se han desarrollado métodos basados en inmunodifusión, contrainmunoelectroforesis, fijación del complemento, inmunofluores- cencia indirecta y ELISA. Los títulos son más elevados en los pacientes que tienen la forma grave de la enfermedad, y pueden detectarse durante 2 años tras tratar la infección. También se han desarrollado técnicas de detección antigénica en muestras sanguíneas para enfermos inmunode- primidos y para realizar el seguimiento de la infección, que demues- tran una gran sensibilidad diagnóstica. Asimismo, se obtiene buena fiabilidad en el LCR y las muestras respiratorias. Las técnicas basadas en la detección de ácidos nucleicos tienen también utilidad clínica, principalmente en enfermos inmunodeprimidos. Tratamiento La enfermedad puede controlarse más fácilmente si se mejora el estado general del enfermo, aunque las lesiones crónicas son difíciles de tratar, incluso con intervención quirúrgica. En casos graves se utiliza la anfo- tericina B liposómica durante unas semanas, hasta observar mejoría clínica. Se recomienda, además, realizar un tratamiento de refuerzo con itraconazol (100-400 mg/día) o con voriconazol durante 6-18 meses. En casos menos graves se recomiendan sólo triazoles en las dosis indicadas durante meses. En algunas zonas de Brasil se emplea trimeto- prim-sulfametoxazol 800-1.200 mg/día, con buenos resultados en casos no muy graves. Otros triazoles como el posaconazol y el isavuconazol, son muy activos, pero no existe experiencia clínica suficiente. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Ayats J, Martín-Mazuelos E, Pemán J, Quindós G, Sánchez F, García- Rodríguez J, et al. Grupo de Estudio de Micología Médica de la SEIMC (GEMICOMED) 2011. Recomendaciones sobre el diagnóstico de la enfermedad fúngica invasora de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC). Enferm Infecc Microbiol Clin 2010;29(39). e1-15e. Gago S, Esteban C, Valero C, Zaragoza O, Puig de la Bellacasa J, Buitrago MJ. A multiplex real-time PCR assay for identification of Pneumocystis jirovecii, Histoplasma capsulatum, and Cryptococcus neoformans/Cryptococcus gattii in samples from AIDS patients with opportunistic pneumonia. J Clin Microbiol 2014;52:1168-76. Limper AH, Knox KS, Sarosi GA, Ampel NM, Bennett JE, Catanzaro A, American Thoracic Society Fungal Working Group. et al. An official Ame- rican Thoracic Society statement: Treatment of fungal infections in adult pulmonary and critical care patients. Am J Respir Crit Care Med 2011; 183:96-128. 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En la actualidad, el género Aspergillus se divide en ocho subgéneros, que contienen species-complex (Aspergillus fumigatus complex, Aspergillus flavus complex, etc.), que, a su vez, contienen las diferentes especies (A. fumigatus, A. lentulus, etc.). Los laboratorios asistenciales pueden llegar con facilidad al nivel de species-complex, pero para la identi- ficación de las especies se precisan procedimientos moleculares. La identificación de las especies menos frecuentes, también llamadas crípticas, puede ser necesaria en determinadas circunstancias, dado que algunas de ellas se asocian a resistencia a azoles (A. lentulus, Neosartorya udagawae, N. pseudofischeri, A. fumigatiaffinis, etc.) o a anfotericina (A. calidoustus, A. terreus, A. alabamensis, A. flavus, A. nidulans, etc.). En la actualidad se detecta una mayor presencia de algunas de estas cepas resistentes, como A. terreus, que causa infecciones de brecha en pacientes previamente tratados, tiene mayor frecuencia de disemi- nación y afección del sistema nervioso central (SNC) y una elevada mortalidad (el 58% frente al 37% para A. fumigatus). EPIDEMIOLOGÍA Y PATOGENIA Aspergillus es un hongo muy ubicuo que se puede aislar de la tierra, el agua y el polvo. Se caracteriza por producir pequeñas conidias que pueden ser inhaladas con facilidad y se alojan en los alvéolos o los senos paranasales, las localizaciones primarias más frecuentes de la enferme- dad. La infección puede adquirirse también tras la inoculación directa en procedimientos quirúrgicos o durante la implantación de material protésico. Se han descrito casos relacionados con la colonización de vendajes y esparadrapos, con la presencia de conidias viables en el agua de las duchas y grifos, con los alimentos o ciertos condimentos como la pimienta, y también tras fumar marihuana. Se detectan también brotes nosocomiales en relación con los trabajos de mantenimiento o de obras en los hospitales. No se conoce con exactitud la incidencia de la aspergilosis invasora, ya que muchos casos nunca llegan a demostrarse. Estudios recientes sugieren que la incidencia está estabilizada o incluso ha descendido entre los pacientes inmunodeprimidos clásicos (neutropenia, leucemia, trasplante alogénico, linfoma, trasplante de órgano sólido, tumor sólido, sida), debido en parte al empleo de pautas de profilaxis en pacientes de alto riesgo (1,5-2,5 episodios por cada 1.000 pacientes-día entre pacientes con neoplasias hematológicas). Por el contrario, en los últimos años se ha descrito un aumento de casos en pacientes críticos, con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), con insufi- ciencia hepática grave y/o tratados con altas dosis de glucocorticoides, etc. Recientemente se ha descrito también una incidencia significativa de casos de aspergilosis invasiva en pacientes que precisan ingreso en la UVI por gripe, tanto A como B (aspergilosis pulmonar y traqueal), y en pacientes con neoplasias linfocitarias en tratamiento con ibrutinib (aspergilosis del SNC). En todas estas poblaciones, la administración de corticoides en dosis elevadas y durante más de 7 días representa un factor de riesgo esencial, que siempre debe considerarse. Como hemos comentado, la aspergilosis puede aparecer en forma de brotes nosocomiales en relación con la contaminación aérea a partir de obras o reformas en el hospital, o cerca del mismo, o por la col- matación o mal mantenimiento de los filtros de aire de partículas de alta eficacia (filtros HEPA) en zonas con aire protegido. Se considera Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 2232 SECCIÓN XVII Enfermedades infecciosas que la concentración de conidias debe estar por debajo de 1-5/m3 de aire en los quirófanos donde se implanta material protésico o se realizan trasplantes, y enlas áreas en que se sitúan los pacientes más inmunodeprimidos que están protegidos por filtros HEPA (trasplante de progenitores hematopoyéticos, pacientes con leucemia, etc.). Por otra parte, el aire hospitalario no protegido por filtros HEPA debe tener menos de 25 UFC/µL, y cantidades muy superiores a estas concen- traciones deben considerarse «anormales» e inducir una investigación urgente. También se realizarán investigaciones ambientales en casos de aspergilosis nosocomial. ANATOMÍA PATOLÓGICA La anatomía patológica establece el diagnóstico de certeza de mico- sis invasora. Aspergillus aparece como hifas estrechas (3-6 µm) que se bifurcan en ángulo agudo. Estas hifas son indistinguibles de las de otros hongos hialinos (Fusarium, Scedosporium), por lo que para establecer el diagnóstico etiológico es preciso tener un cultivo o una técnica molecular. Las hifas tienen tendencia a invadir la luz vascular y producen necrosis hemorrágicas locales y trombosis, lo que facilita la diseminación del hongo. CUADRO CLÍNICO Este agente patógeno puede condicionar situaciones de gravedad muy variable, desde la simple colonización hasta la infección invasora diseminada. La forma clínica predominante en cada caso (alergia, colonización, infección superficial, invasión local o invasión profunda/ diseminada) estará determinada por el hospedador, por su situación inmunológica y por la presencia de factores de riesgo. Sólo el 10% de Aspergillus aislados en un hospital general representan una infección invasora. Colonizaciones e infecciones superficiales Las colonizaciones y las infecciones superficiales suelen afectar a los pulmones y los senos paranasales, el canal auditivo externo y las uñas. La colonización superficial del canal auditivo externo puede dar lugar a una otitis externa con dolor y drenaje. Las especies implicadas con mayor frecuencia son A. fumigatus y A. niger. La onicomicosis es poco frecuente y afecta más a las uñas de los pies y a los varones por enci- ma de los 50 años. Las especies más involucradas son A. sydowii y A. versicolor. Aspergilosis crónicas y subagudas Las aspergilosis crónicas incluyen diversas manifestaciones clínicas, como el aspergiloma, los nódulos pulmonares en pacientes inmuno- competentes y las aspergilosis pulmonares crónicas, bien cavitantes, bien fibrosantes. Finalmente, la aspergilosis pulmonar invasiva (API) subaguda representaría una situación intermedia entre las formas crónicas y las agudas, y suele afectar a pacientes con cierto grado de inmunocompromiso (diabetes, alcoholismo, etc.). La forma más frecuente es el aspergiloma, que consiste en la colo- nización por Aspergillus de una cavidad pulmonar previa o de los senos paranasales formando bolas fúngicas constituidas por hifas y detritus en su interior. La incidencia puede llegar al 20% en antiguas cavidades tuberculosas > 2 cm. Los aspergilomas suelen localizarse en los lóbulos superiores, preferentemente en el lado derecho. Pueden ser asintomáticos o cursar con tos y hemoptisis de intensidad variable. Es conveniente realizar un seguimiento clínico y radiológico de estos pacientes para detectar la progresión de la enfermedad hacia formas más invasoras. El diagnóstico de sospecha suele basarse en la radiogra- fía, que demuestra una cavidad con una masa redondeada en su interior que cambia de posición al mover al paciente. La confirmación micro- biológica suele basarse en la detección en suero de inmunoprecipitinas frente a Aspergillus spp., aunque esta técnica no está ya disponible en muchos centros. La evolución es variable; en un pequeño porcentaje de casos se resuelve espontáneamente, y en el resto permanece estable durante años o aumenta de tamaño y origina complicaciones como sobreinfección y hemoptisis. Aspergilosis respiratoria de causa alérgica Incluye la aspergilosis broncopulmonar alérgica (APBA), el asma grave tras sensibilización frente a Aspergillus (descrito en asmáticos no bien controlados e incluso en pacientes de UCI), la sinusitis alérgica y la aspergilosis alérgica en el contexto de la fibrosis quística. La APBA consiste en una reacción compleja de hipersensibilidad en respuesta a la colonización de la vía área por A. fumigatus, que ocurre casi exclu- sivamente en pacientes con asma o fibrosis quística. El diagnóstico de la aspergilosis alérgica se basa en la combinación de criterios clínicos, radiológicos y de laboratorio bien establecidos, como obstrucción bronquial, tapones mucosos, paroxismos de tos, eosinofilia periférica, reactividad cutánea a diversos antígenos de Aspergillus, anticuerpos séricos precipitantes, concentración sérica elevada de IgE, infiltrados pulmonares y bronquiectasias centrales. El diagnóstico diferencial es difícil en ocasiones, ya que estas enfermedades parecen forman parte de un espectro, más o menos amplio, de respuestas alérgicas de la vía respiratoria a ciertos hongos o sus productos. Aspergilosis crónicas Las aspergilosis pulmonares crónicas son enfermedades graves caracterizadas por la aparición de múltiples cavidades pulmonares con diferentes grados de fibrosis y afección pleural en pacientes sin inmunodepresión clásica, aunque con cierta predisposición genética y con alteraciones pulmonares estructurales (bronquiectasias, cavidades de infecciones previas por micobacterias, etc.). Se han descrito casos en pacientes con infección por el HIV, enfermedad crónica granu- lomatosa, tratamiento con glucocorticoides, alcoholismo, diabetes mellitus y EPOC. Típicamente se detectan valores séricos elevados de anticuerpos frente a Aspergillus. La enfermedad condiciona una importante sintomatología respiratoria y constitucional (pérdida de peso, astenia, fiebre, etc.), y su mortalidad al año sin tratamiento supera el 50%. Se han obtenido buenos resultados con la adminis- tración crónica de triazoles orales. Aspergilosis invasora La aspergilosis invasora aguda suele afectar a pacientes con diferen- tes grados de inmunosupresión, que se pueden clasificar en función del riesgo para sufrir la enfermedad en tres grupos. Así, el grupo de alto riesgo estaría formado por los enfermos hematológicos (leucemia, lin- foma, trasplante de progenitores), que responden de casi el 60% de los casos en algunas series; Los de riesgo intermedio incluyen fundamen- talmente pacientes que precisan corticosteroides en dosis altas durante más de 7 días y tienen alguna comorbilidad, como ingreso prolongado en una UCI, insuficiencia respiratoria por gripe, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, hepatopatía grave, bien crónica o aguda, infección por el HIV, tumores sólidos, tratamiento con ibrutinib o trasplante pulmonar. Finalmente, los pacientes de riesgo bajo son el resto de trasplantes de órgano sólido, los que reciben esteroides menos de 1 semana, los sometidos a cirugía cardíaca, los quemados, los pacientes con malnutrición, etc. Las formas clínicas invasoras más frecuentes en los inmunocompro- metidos son la aspergilosis pulmonar angioinvasora y la rinosinusitis. Menos frecuentes son las aspergilosis de la vía aérea (bronquial obs- tructiva, traqueobronquitis invasora, ulcerada o seudomembranosa), la cutánea primaria, la del SNC, la gastrointestinal y la diseminada. Como es bien sabido, Aspergillus tiene una gran capacidad angioinvasora y puede extenderse tanto por contigüidad como por vía hematógena a otros órganos, como el SNC, el hígado, el bazo, los riñones, etc. La aspergilosis pulmonar puede ser inicialmente asintomática y constituir un hallazgo radiológico o acompañarse de tos, fiebre, disnea, dolor torácico y hemoptisis. Es recomendable realizar siempre que sea posible una TC de tórax de alta resolución que suele aportar muchos más datos que la radiografía simple y que es un requisito en los criterios diagnósticos internacionales. Las manifestaciones radiológicas que se consideran sugestivas de aspergilosis pulmonar son las lesiones nodulares con o sin halo de atenuación alrededor(signo del halo), las cavitaciones y el signo del menisco aéreo o de la media luna. Sin embargo, la aspergilosis puede tener otras presentaciones radiológicas, Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N X V II CAPÍTULO 274 Aspergilosis © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 2233 sobre todo en poblaciones distintas a los pacientes neutropénicos. Entre trasplantados cardíacos con aspergilosis pulmonar invasora, el 37,1% de los pacientes presentaron una forma invasora de la vía aérea, y el res- to, la forma angioinvasora más clásica. El tratamiento precoz (pacientes con signo del halo) se ha asociado con una mayor supervivencia que cuando el tratamiento se inicia ya con cavitación. Las formas traqueobronquiales son más frecuentes en los recepto- res de trasplante pulmonar. Los criterios clínicos aceptados exigen la realización de fibrobroncoscopia, en la que se han de observar úlceras traqueobronquiales, nódulos, seudomembranas, placas o escaras. El diagnóstico de sinusitis precisa su demostración radiológica junto con al menos uno de los siguientes datos clínicos: dolor agudo localizado, en ocasiones irradiado al ojo, úlcera nasal con escara negra o extensión paranasal de la infección que sobrepasa las barreras óseas y en ocasiones afecta a la órbita. Algunas formas de aspergilosis invasora aparecen en pacientes no inmunodeprimidos asociadas a daño tisular previo, intervención quirúrgica o presencia de material extraño. Algunos ejemplos son las queratitis o endoftalmitis posquirúrgicas o postraumáticas, las infecciones cutáneas de los quemados, las infecciones de herida o área quirúrgica, y las relacionadas con la colocación de prótesis valvulares, catéteres de diálisis o venosos centrales, marcapasos, etc. La mortalidad de esta infección es muy elevada (alrededor del 60%) y supera el 80% en pacientes muy inmunodeprimidos, con afectación del SNC o con infección diseminada. En la actualidad se obtienen cifras más satisfactorias en parte debido a la detección más precoz y al tratamiento con fármacos mejor tolerados y de gran eficacia. DIAGNÓSTICO El diagnóstico de la aspergilosis invasora descansa en la combinación de hallazgos clínicos, radiológicos, microbiológicos y anatomopatoló- gicos. El diagnóstico de certeza (aspergilosis probada) sólo se alcanza cuando en el examen histopatológico de una muestra ordinariamente estéril se visualizan hifas que invaden el tejido. El examen anatomopa- tológico es sencillo de hacer mediante tinciones de plata metenamina o ácido periódico de Schiff en las que se visualizan hifas hialinas con tabiques que se ramifican en ángulos de 45°. Sin embargo, es muy importante recalcar que mediante el examen histopatológico no se puede distinguir entre Aspergillus y otros géneros, como Scedosporium y Fusarium, que tienen idéntica morfología. Por tanto, es necesario aislar Aspergillus en el cultivo microbiológico de dicha muestra o demos- trar su presencia mediante PCR. Desafortunadamente, el examen histopatológico de muestras de biopsia no está siempre disponible y con frecuencia el diagnóstico de la aspergilosis se basa sólo en el ais- lamiento del hongo a partir de muestras clínicas no siempre estériles o en la detección de antígenos en fluidos biológicos (aspergilosis probables o posibles). El cultivo microbiológico es aún una herramienta muy útil para el diagnóstico de la aspergilosis invasora. La presencia de Aspergi- llus en muestras clínicas es, en muchos casos, el primer hallazgo que induce a sospechar la infección. Además, permite conocer la especie causante y realizar el estudio de resistencias a antifúngicos, necesario para optimizar la terapia. Por desgracia, el cultivo de muestras respiratorias está limitado por su baja sensibilidad y especificidad. Entre los aislados de Aspergillus obtenidos de muestras respiratorias en un hospital general, sólo el 10% representan una infección real, mientras que el restante 90% sólo indican una colonización y no precisan tratamiento. La probabilidad de que se trate de una infección real es superior si el hongo se visualiza en el examen en fresco, si crece en múltiples muestras y en todos los medios de cultivo (bacterianos y fúngicos), y si la especie aislada es A. fumigatus. Es importante recordar que el aislamiento de Aspergillus spp. a partir de hemocultivos tiene poco valor clínico. Clásicamente, los hongos filamentosos se han identificado mediante el análisis de sus características macroscópicas y microscópicas. Aspergi- llus se caracteriza por sus colonias de crecimiento rápido, pulverulentas, blancas, verdes, amarillas, marrones o negras. Los conidióforos son erectos, no ramificados y con vesículas apicales. Las fiálides nacen directamente en la vesícula o en una estructura intermedia denominada métula, y las conidias se disponen en cadenas (fig. 274-1). En los últimos años, la amplificación y la posterior secuenciación de genes como el que codifica la β-tubulina han demostrado ser una herramienta más precisa que el estudio morfológico para obtener una correcta identificación de especie. Además, el MALDI-TOF ha colaborado a simplificar de forma muy importante la identificación rápida de los hongos filamentosos a partir de colonia. Las pruebas de sensibilidad a los antifúngicos están normalizadas por dos organismos internacionales, el Clinical Laboratory Standards Institute de Norteamérica y el European Committee on Antibiotic Sus- ceptibility Testing. Por el momento no existen pruebas comerciales fia- bles que sustituyan a estos estándares. Hay algunas especies del género que muestran resistencia intrínseca a determinados antifúngicos. Por ejemplo, A. terreus o A. nidulans son especies intrínsecamente resis- tentes a la anfotericina B; A. lentulus es multirresistente a los azoles. Recientemente se han identificado aislados de A. fumigatus que han desarrollado resistencia secundaria a los azoles en países del norte de Europa; los pacientes adquirieron estas cepas resistentes del ambiente y su origen parece relacionarse con el uso de azoles en la agricultura. En nuestro país, la resistencia a los azoles en A. fumigatus no es un gran problema por el momento, aunque su incidencia está aumentando. Por otra parte, el mayor aislamiento de especies crípticas con altas tasas de resistencia debe tenerse muy en consideración. Por último, la detección de algunos marcadores circulantes en fluidos biológicos, como el suero o el líquido broncoalveolar, se utiliza extensamente como criterio diagnóstico. El principal biomarcador usado para el diagnóstico de la aspergilosis es el galactomanano (Platelia Morfología macroscópica y mi- croscópica de diversas especies de Aspergillus. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 2234 SECCIÓN XVII Enfermedades infecciosas Aspergillus®), polisacárido de la pared del hongo que se libera al medio en proporción directa a su crecimiento. Diversos estudios han demostrado su utilidad en el diagnóstico de la aspergilosis invasora en pacientes hematológicos, sobre todo en los que no reciben profilaxis antifúngica de amplio espectro (posaconazol o micafungina), mien- tras que en el enfermo no hematológico su papel es más limitado. El otro test utilizado es la detección de β-D-glucano, aunque su uso está aún limitado por su precio y por la relativa baja especificidad. Tanto el galactomanano como el BD glucano destacan por su VPN,que es muy superior al VPP (falsos positivos). El test de flujo lateral de Aspergillus parece prometedor, pero se precisan más estudios. La detección de DNA de Aspergillus en muestras séricas o respiratorias ha recibido mucha atención en los últimos años, pero necesita más evaluación y estandarización para poder ser recomendada y no está disponible en la mayoría de los centros asistenciales. La combinación de varios biomarcadores se está utilizando para mejorar la capacidad de toma de decisiones y, sobre todo, para permitir suspender antifúngicos iniciados de forma empírica en el seno de programas de optimización del uso de antifúngicos. TRATAMIENTO El tratamiento de las formas alérgicas se basa en la administración de glucocorticoides y de antifúngicos orales. Algunos pacientes han res- pondido a la administración de omalizumab. La actitud actual frente al aspergiloma pulmonar puede ser conser- vadora en pacientes sin hemoptisis y cuando no se observa invasión de la cavidad. La resección quirúrgica se reserva para los enfermos con hemoptisis grave. Las formas crónicas y semiinvasoras pueden requerir tratamiento antifúngico de por vida, que suele realizarse con fármacos orales como itraconazol o posaconazol. Los tratamientos de primera elección de la aspergilosis invasora son voriconazol e isavuconazol, que han demostrado una eficacia similar. El isavuconazol tiene mejor tolerancia (no prolonga el intervalo QT y produce menos rash, hepatotoxicidad y alteraciones visuales, además de menos interacciones medicamentosas, aunque su precio es superior. Es conveniente monitorizar los niveles séricos del vorico- nazol. La detección de algunos casos de resistencia a los azoles obliga a mantener la alerta y a realizar siempre un estudio de sensibilidad de las cepas significativas y, por supuesto, en todos los pacientes con evolución insatisfactoria con el tratamiento habitual. La anfotericina B liposómica en dosis de 3 mg/kg de peso puede utilizarse también para el tratamiento de la aspergilosis. No hay datos firmes que apoyen la asociación de antifúngicos en la mayoría de los casos. Los fármacos con indicación de tratamiento de rescate o de segunda línea son la caspofungina, el itraconazol y el posaconazol. Existen también datos alentadores con la micafungina. Es muy recomendable monitorizar las concentraciones de azoles en estos pacientes. En cuanto a la elección terapéutica, según la especie de Aspergillus causante de la infección debe conocerse que la sensibilidad de las diferentes especies a los antifúngicos no es idéntica. Como ya se ha comentado anteriormente, se sabe que A. terreus es más resistente a la anfotericina B, que hay cepas de A. fumigatus que han desarrollado resistencia secundaria a los azoles y que la mayoría de los aislados de A. lentulus son resistentes a los antifúngicos. Por tanto, es esencial iden- tificar hasta nivel de especie todas las cepas causantes de una aspergilosis invasora, así como conocer su perfil de sensibilidad. La duración óptima del tratamiento no está establecida y vendrá determinada por el tipo de paciente, la localización y la extensión de la enfermedad, y el hecho de haber realizado o no intervención quirúrgica. Se recomienda considerar la posibilidad de cirugía en las lesiones pulmonares únicas con alto riesgo de hemorragia masiva (contiguas a grandes vasos o al pericardio) o antes de realizar un tras- plante de progenitores hematopoyéticos o administrar quimioterapia. También en las que afectan a la pared torácica, en las de la piel y las partes blandas, la osteomielitis, la endoftalmitis, la endocarditis, la sinusitis y las afecciones del SNC. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Escribano P, Peláez T, Muñoz P, Bouza E, Guinea J. Is azole resistance in Aspergillus fumigatus a problem in Spain? Antimicrob Agents Chemother 2013;57:2815-20. Garcia-Vidal C, Alastruey-Izquierdo A, Aguilar-Guisado M, Carratalà J, Castro C, Fernández-Ruiz M, et al. Executive summary of clinical practice guide- line for the management of invasive diseases caused by Aspergillus: 2018 Update by the GEMICOMED-SEIMC/REIPI. Enferm Infecc Microbiol Clin 2019;37(8):535-41. Muñoz P, Vena A, Cerón I, Valerio M, Palomo J, Guinea J, PROMULGA Project Group. et al. Invasive pulmonary aspergillosis in heart transplant recipients: two radiologic patterns with a different prognosis. J Heart Lung Transplant 2014;33:1034-40. Ullmann AJ, Aguado JM, Arikan-Akdagli S, Denning DW, Groll AH, Lagrou K, et al. 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Pueden ser colonizadores de la piel y las mucosas en el ser humano y, por tanto, su simple aislamiento en cultivo, sin un cuadro clínico acompañante y sin demostración de invasión tisular, no permite el diagnóstico de mucormicosis. Las hifas de Mucorales son muy características, porque se trata de hifas anchas (5-10 µm de diámetro), irregulares, que tienden a bifurcarse formando ángulos rectos y que carecen de septos regulares. Como con- traste, las hifas de los ascomicetos (p. ej., Aspergillus) son más estrechas (2-5 µm) se bifurcan en ángulos agudos y tienen septos regulares. Los Mucorales crecen fácil y rápidamente en cultivo, y producen colonias de aspecto algodonoso y crecimiento exuberante. Esto ocurre siempre que los tejidos y muestras que se siembran no se trituren y se procesen pequeños fragmentos de tejidos sin machacar. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. 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