Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Micosis oportunistas ASPERGILOSIS Aspergillus es un hongo que se encuentra en todo el mundo. Se han descrito más de 200 diferentes espe- cies, aunque sólo 19 son patógenas para el hombre, como microorganismo oportunista; en los tejidos se observa en la forma de una hifa septada. El tipo más aislado en el humano es el Aspergillus fumigatus, se- guido de Aspergillus fl avus, Aspergillus niger y Aspergi- llus terrus. En condiciones naturales, el paciente activa primero una respuesta inmunitaria inespecífi ca sufi - ciente para eliminar al agente con el macrófago alveo- lar y después con los neutrófi los. En EUA se considera la forma micótica infectante más común. Se describió en 1729 y se incluyó en el género Aspergillus. De manera característica, ingresa al organismo por inhalación; el patógeno proviene del suelo o algunos reservorios orgánicos, pero se ha documentado que puede proceder de ambientes extramuros o intramu- ros y afectar al pulmón o los senos paranasales de ma- nera inicial, para propagarse luego a otras zonas. Además del estado inmunológico del huésped, el de- sarrollo de la enfermedad depende de la cantidad de la inoculación y la virulencia del hongo; en consecuencia, el sistema respiratorio bajo puede verse afectado de manera invasiva, saprofi ta o alérgica-inmunológica. Las entidades nosológicas que pueden encontrarse en los diferentes textos pertenecen a alguna de estas for- mas y se relacionan a continuación: 1. Aspergilosis invasiva. 2. Aspergiloma, sea como una masa de hongos colo- nizadora de una cavitación previa (p. ej., las caver- nas tuberculosas) o como una forma que coloniza un muñón del bronquio después de una cirugía. 3. Rinitis alérgica y asma mediada por IgE, que se ha considerado un síndrome junto con la afección bronquial, ya que el mecanismo inmunológico de la aspergilosis broncopulmonar alérgica parece ser el mismo, como se indica más adelante. 4. Neumonitis por hipersensibilidad que aparece en los trabajadores de la malta por contamina- ción de ésta por Aspergillus. La neumonitis por hipersensibilidad (o alveolitis alérgica extrínseca) se revisa en otro apartado de este libro, dado que existen muchas causas en su desarrollo; se considera una enfermedad intersticial y también puede desarrollarse en un contexto laboral. 5. Neumonía crónica necrosante, que no la origina de modo exclusivo este microorganismo. 6. Aspergilosis broncopulmonar alérgica, que es la forma tratada en el capítulo de eosinofi lias y pulmón. 7. Granuloma broncocéntrico, que representa una descripción anatomopatológica de una lesión observada en algunos casos de aspergilosis. A continuación se describen algunos tipos de impor- tancia por su frecuencia y en algunos otros apartados de este libro se analizan otros más. http://booksmedicos.org Micosis oportunistas 185 ASPERGILOSIS INVASIVA Tal y como se ha mencionado ya, Aspergillus es un hongo incluido en las micosis oportunistas que puede producir infección en tejidos profundos; sin embargo, según sea el tipo de huésped, la manifes- tación de la infección por este microorganismo es diferente. Se considera la principal causa de muerte por infección en pacientes sometidos a trasplante de médula ósea. Los principales factores de riesgo para desarrollar aspergilosis invasiva son supresión de la inmunidad inespecífi ca, sobre todo neutropenia grave. Este es- tado de inmunosupresión se identifi ca con más fre- cuencia en individuos con infección por VIH en fases avanzadas, una anomalía conocida como enfermedad granulomatosa crónica (EGC), neoplasias hematológi- cas y pacientes postrasplantados, tanto de médula ósea como de órgano sólido. Los sujetos que recibie- ron trasplante de médula ósea alogénico tienen más posibilidades de contraer esta infección que los recep- tores de trasplante autólogo, en virtud del grado de inmunodepresión; como riesgo adicional, cuando el injerto se enriquece con linfocitos CD 34, la posibilidad de esta infección es mayor. Los pacientes con neutro- penia grave y recuentos <100/μL o y neutropenia pro- longada por más de 10 días poseen alto riesgo de desarrollar la infección. En personas con infección por VIH, las posibilidades son mayores cuando los recuentos de CD4 son <100 cel/ mL; casi siempre es necesaria la neutropenia como factor adjunto para su aparición. La enfermedad granulomatosa crónica (EGC) es un trastorno secundario a defi ciencia del complejo NADP- oxidorreductasa, que se relaciona con infecciones bac- terianas y micóticas recurrentes y que exige la administración de IFN-γ como medida profi láctica. Fisiopatología Aspergillus es un habitante común del suelo; se cono- cen 250 especies de Aspergillus de los cuales sólo l9 producen infección humana; las especies aisladas con más frecuencia son A. fumigatus, A. fl avus, A. niger y A. terrus. La primera es la más común como causa de enfermedad invasiva. Se inhalan en forma de es- poras o microconidias de 3 μm, que son capaces por su tamaño de llegar hasta el alveolo; el macrófago es la primera línea de defensa que se encuentra con el microorganismo, aunque los neutrófi los en particular contrarrestan la infección una vez iniciada. Las formas invasivas o hifas producen sustancias proteolíticas que lesionan a los tejidos contiguos; además, las gliotoxi- nas y afl atoxinas, que son mecanismos de defensa del microorganismo, inhiben al sistema inmunológico del huésped. La necrosis coagulativa es la lesión típica de la as- pergilosis invasiva, ocasionada por tejido infartado por diseminación de las hifas a través de los vasos adya- centes que causa trombosis. Se ha descrito un nexo entre las enfermedades si- nusal y pulmonar; la invasión a senos paranasales pue- de ser el sitio inicial de entrada, con datos de infección: cefalea, fi ebre, secreción purulenta y evidencia endos- cópica de costras en la superfi cie de los cornetes. La invasión del seno etmoidal puede sufrir una perfora- ción hacia el sistema nervioso central con trombosis del seno etmoidal. Diagnóstico El diagnóstico de aspergilosis invasiva se ha determi- nado siempre mediante cultivo del hongo o bien con evidencia anatomopatológica de invasión de las hifas al tejido pulmonar con tinciones para hongos (me- tenamina-plata de Gomori, ácido peryódico de Shiff [PAS], tinción de plata de Masson-Fontana o Grocott). La identifi cación de tejido con lesiones necroticohe- morrágicas y acumulaciones de hifas con ramifi cacio- nes de 45º se consideran diagnósticas; la presencia de cabezas conidiales se usa para identifi car las distintas especies. El diagnóstico diferencial para el patólogo por la morfología de los hongos incluye Fusarium, Sce- dosporium o Trichoderma. Infortunadamente, en algu- nos casos la evidencia histológica no es concluyente porque algunos tipos de hongos y su integridad en el tejido analizado no son sufi cientes para tipifi car a As- pegillus y por tanto debe identifi carse con otros méto- dos, como cultivo o estudio de PCR del tejido. Por otro lado, el estudio anatomopatológico tiene la ventaja de poder mostrar la lesión de los tejidos producida por el agente. Para llevar a cabo alguno de estos estudios es necesario un adecuado muestreo; en ocasiones puede realizarse cultivo de expectoración o toma de biopsias con aguja fi na por punción, extendido o aspiración del árbol bronquial. El lavado bronquioloalveolar tiene una sensibilidad de 50% en lesiones focales. Algunos estudios de laboratorio como los métodos de imagen pueden sugerir esta infección, sobre todo el análisis por tomografía torácica. Las lesiones nodulares son un hallazgo frecuente en la tomografía de tórax, en particular cuando tienen el “signo del halo”. Se han desarrollado estudios de serología y lavado bronquioloalveolar para la identifi cación de la aspergi- losis invasiva (p. ej., ELISA) y el reconocimiento de antí- http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 14)186 genos propios del hongo,como el inmunoanálisis enzimático de galactomanano y la identifi cación de un constituyente de la pared del hongo conocido como B-glucano, aceptados por la FDA en fecha reciente. El análisis con PCR de muestra de sangre o lavado bron- quioloalveolar también es una técnica sencilla y útil. La European Organization for Research and Treatment of Cancer/Nacional Institute of Allergy y el Infectious di- seases Mycosis Study Group (EORTC/MSG) han clasifi cado la aspergilosis como sigue: 1. Casos comprobados, cuando hay signos histo- patológicos y cultivos positivos de una muestra con técnica estéril de un caso sospechoso, ade- más de síntomas consistentes y un estado de in- munodepresión. 2. Casos probables, si un huésped inmunodepri- mido con sospecha de infección tiene cultivo po- sitivo de un muestreo del tracto respiratorio bajo o estudio de galactomanano positivo, junto con un criterio mayor de la EORTC/MSG (estudio to- mográfi co con el signo del halo, cavidad con área de consolidación), o al menos dos criterios menores (signos de infección del tracto respira- torio bajo, como tos, dolor torácico, hemoptisis o disnea; o enfermedad pleural evidente con estu- dios de imagen, derrame pleural o presencia de nuevos infi ltrados). 3. Caso posible, es decir, un individuo con cultivo positivo (o cultivo positivo pero de sitios que pueden representar una colonización, como se- nos paranasales, esputo, lavado bronquial), sin criterios mayores, o bien un caso sin cultivo pero con dos criterios menores o uno mayor, en un huésped inmunodeprimido, en ausencia de otro diagnóstico opcional. A pesar de que estos criterios se publicaron con la intención de normar la información de la investiga- ción, son útiles en guías clínicas para la atención del paciente. Es posible iniciar tratamiento empírico antimicóti- co en cualquiera de estos casos, sobre todo cuando las condiciones del paciente comprometen la vida. Un ejemplo con los criterios necesarios para ser un huésped con sospecha de micosis invasiva es el caso de un paciente que ha recibido quimioterapia o admi- nistración crónica de esteroides (más de tres semanas en los últimos 60 días), con fi ebre >38°C o tempera- tura <36°C y neutropenia (< 500 cel), con datos de sepsis, sin evidencia de otras infecciones y con pobre respuesta a la antibioticoterapia de amplio espectro en las primeras 96 h. Tratamiento Ante un paciente con sospecha de enfermedad in- vasiva por Aspergillus deben solicitarse estudios de imagen. En ocasiones es evidente alguna lesión en la radiografía simple de tórax, pero de lo contrario es ne- cesaria la TAC de tórax; si se identifi can focos sospe- chosos es preciso el aislamiento del patógeno, o bien debe solicitarse algún recurso serológico, como ELISA, PCR o lavado bronquioloalveolar para cultivos, análisis de galactomanano o biopsia en casos seleccionados. Si se confi rma el diagnóstico se inicia alguno de los tratamientos sugeridos a continuación. La anfotericina B ha sido el tratamiento de elección por mucho tiempo para la forma invasiva de aspergi- losis y las dosis habituales son de 1.0 mg/kg/día; un inconveniente de este tratamiento son los efectos se- cundarios, por lo que es importante vigilar reacciones anafi lácticas, controles de concentraciones de potasio y vigilancia de la toxicidad renal. La anfotericina mi- crosomal tiene como ventaja la menor toxicidad y se administra a dosis altas (5 mg/kg/día); el tiempo de duración no está bien defi nido y con frecuencia de- pende de una respuesta clínica favorable posterior a lo cual pueden disminuirse las dosis. El itraconazol es otro fármaco efi caz para casos in- vasivos a dosis de 200 a 400 mg cada 12 h; su adminis- tración oral es muy conveniente para tratamientos de mantenimiento, que en algunos casos puede ser hasta de cuatro meses. El principal cambio terapéutico en la última déca- da ha sido la aceptación del tratamiento con voricona- zol, que es el compuesto más efi caz con menos efectos secundarios; en un estudio se encontró una mejor su- pervivencia en favor del voriconazol (71%) contra la anfotericina (58%), en la fase inicial. El estudio contro- lado aleatorizado más grande de casos de aspergilosis invasiva reveló que el voriconazol es hoy en día el fár- maco de primera línea para el tratamiento de la asper- gilosis invasiva y ha desplazado a la anfotericina B. También se ha estudiado la relación de anfoterici- na microsomal y caspofungina como tratamiento de salvamiento con éxito. Asimismo, la combinación de voriconazol y caspofungina fue superior al voriconazol solo, aunque este tratamiento se halla en la actualidad aún bajo investigación. Las equinocandinas son efi ca- ces en el tratamiento de todos los tipos de Aspergillus, pero se consideran tratamiento de segunda línea. Hay informes crecientes de la resistencia del As- pergillus a los azoles. Parte del tratamiento del pacien- te con aspergilosis invasiva se basa en el uso de factores estimulantes que corrijan la neutropenia; el uso del factor estimulante de colonias de granulocitos (G-CSF) http://booksmedicos.org Micosis oportunistas 187 o el factor estimulante de colonias de granulocitos y macrófagos (GM-CSF) ha demostrado disminuir la inci- dencia de fi ebre e infecciones oportunistas. El interferón γ recombinante (rINF-γ) estimula la inmunidad mediada por linfocitos Th1 y la actividad de los neutrófi los. Se ha empleado como profi laxis para las infecciones oportunistas, si bien hay poca experien- cia en aspergilosis invasiva aunque creciente interés en el uso de esta y otras citocinas. El tratamiento quirúrgico es una opción a conside- rar en casos de aspergilosis invasiva, sobre todo si la infección se desarrolla cerca de la caja torácica, cora- zón, grandes vasos o en presencia de osteomielitis. ASPERGILOSIS CRÓNICA NECROSANTE Es una forma de aspergilosis invasiva localizada, sin invasión por vía hemática a otros órganos o por con- tigüidad, y muestra un curso progresivo de semanas o meses. Los casos publicados revelan comorbilidad ad- junta que provoca algún cambio estructural del parén- quima pulmonar, como fi brosis quística, EPOC, cirugía, radioterapia o tuberculosis. A este daño estructural se agrega cierto estado de inmunodepresión que posibi- lita el desarrollo invasivo localizado del hongo. Los síntomas son propios de una infección cróni- ca, con fi ebre, mialgias, artralgias, tos y algunas veces esputo hemoptoico o hemoptisis, dolor torácico y pérdida de peso. El diagnóstico debe establecerse con muestra de tejido, con evidencia de invasión y cultivo positivo del microorganismo. Dado que es una forma invasiva se ha recurrido a ELISA para demostrar anticuerpos en contra del hongo, pero los resultados son variables. Está indicado el tratamiento con antimicóticos, que se inicia con anfotericina por cuatro a 24 semanas y luego tratamiento de mantenimiento con itraconazol tras defi nir una buena respuesta. Este último fármaco como medida inicial se considera un esquema de se- gunda línea. En fecha reciente se ha demostrado efi ca- cia con voriconazol y se considera en realidad como tratamiento de primera línea. El seguimiento clínico con evidencia de mejoría debe demostrarse de forma clínica, radiológica y mi- crobiológica. Las medidas quirúrgicas son una opción en pacientes con mejoría clínica y signos de actividad localizada de la enfermedad y criterios de resecabili- dad, es decir, que el área esté rodeada de pleura o parénquima sano y la función pulmonar residual sea sufi ciente. GRANULOMA BRONCOCÉNTRICO Es una reacción inmunológica con formación de gra- nulomas necrosantes a nivel de los bronquiolos que en 50% de los casos se relaciona con antígenos de As- pergillus y asma; pese a ello, no es exclusivo ya que se han identifi cado granulomatosis broncocéntrica junto con artritis reumatoide, granulomatosis de Wegener y aplasia eritrocítica; por esta razón no se considera una entidad clínica sino un diagnósticoanatomopatológi- co. En estos pacientes se reconoce una elevación sérica de IgE y el mecanismo inmunológico es similar al de la aspergilosis broncopulmonar alérgica, aunque no se conoce la causa de la formación de granulomas. El tra- tamiento se basa en esteroides sistémicos y la respues- ta es variable (es mejor en los casos de asma). ASPERGILOMA Es la forma más frecuente en que se encuentra el hongo en las vías respiratorias bajas y puede defi nirse como la colonización micótica de una cavidad previa, ya sea ca- verna, quiste o bula; la colonización produce una masa que consiste en hifas, fi brina, moco y detritos celulares en el interior de la cavidad. La forma más frecuente es la encontrada en cavidades tuberculosas (11% de las cavernas), pero no es la única, dado que puede hallarse en bulas enfi sematosas, bronquiectasias o cavidades relacionadas con espondilitis anquilosante. Las más de las veces es asintomático, puede identifi - carse como hallazgo radiográfi co en un estudio sistemá- tico o bien puede presentarse en la forma de un cuadro de hemoptisis, como sucede en 70% de los casos en al- gún momento de su evolución. La hemoptisis puede ser de gravedad variable, con una mortalidad de 14% en los casos relacionados con cavernas tuberculosas, casi siem- pre junto con erosión de un aneurisma de Rasmussen. El tratamiento consiste en vigilancia de la lesión porque las medidas defi nitivas son quirúrgicas, si bien son posibles algunas complicaciones, entre ellas fístu- las broncopleurales, hemorragias y empiemas, lo cual sucede en 20% de las cirugías y con más frecuencia en casos en los que la función pulmonar no es adecuada antes de la operación. El manejo de la hemoptisis en los casos agudos es necesario, según se describe en el capítulo específi co para hemoptisis, e incluye emboli- zación de arterias bronquiales que presenta recidivas frecuentes; la respuesta a fármacos como anfotericina B e itraconazol no es clara debido a que las concentra- ciones adecuadas no se alcanzan dentro de la cavidad. http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 14)188 Se ha notifi cado colocación de catéteres intracavitarios con instilación de antimicóticos con resultados no con- cluyentes. En 10% de los casos desaparece de forma espontánea. El peor pronóstico se registra si la hemop- tisis es masiva o recurrente y cuando la enfermedad subyacente es TB o sarcoidosis. ASPERGILOSIS BRONCOPULMONAR ALÉRGICA La aspergilosis broncopulmonar alérgica (ABPA) es una enfermedad presente en pacientes con fi brosis quísti- ca y asma, efecto de una reacción inmunitaria alérgi- ca en contra de antígenos expresados por Aspergillus, casi siempre fumigatus. Se describió por primera vez en el Reino Unido en 1952. Este microorganismo no es el único capaz de precipitar una reacción alérgica y causar esta entidad, pero sí el más frecuente; otros microorga- nismos causales con Aspergillus fl avus, Candida, Penici- llum, entre otros; el hongo no está presente en el árbol bronquial en forma invasiva sino colonizadora. Fisiopatología La reacción inmunológica a la colonización por Asper- gillus se comprende sólo de forma parcial; a pesar de la notable tendencia a presentarse en pacientes con asma y fi brosis quística, no queda claro por qué sólo algunos sujetos desarrollan aspergilosis broncopul- monar alérgica, alrededor de 2% de los asmáticos y 7 a 14% de los dependientes de esteroides. El hongo penetra por inhalación de conidias que colonizan las secreciones mucosas del árbol respiratorio. La respues- ta inmunológica tiene mediación de hipersensibilidad tipo I, elevadas concentraciones de IgE y eosinófi los; no obstante, la reacción inmunológica no sólo es hu- moral, sino también celular, ya que intervienen linfoci- tos CD 4 e IgG. A pesar de que los macrófagos tienen gran potencial defensor frente al hongo, se ha demos- trado que el Aspergillus posee cierta resistencia a la destrucción por los macrófagos y sus sustancias pro- teolíticas pueden dañar el tejido y también producir una respuesta inmunológica. Esta infl amación local es la causante de la progresión a la fi brosis o formación de bronquiectasias. Presentación clínica El cuadro clínico común incluye exacerbaciones recu- rrentes de disnea, tos, sibilancias y producción de ex- pectoración y signos de opacidades en las radiografías o TC del tórax. La expectoración puede ser amarilla o verdosa con fragmentos sólidos. Los pacientes pueden presentar fi ebre o febrícula, hemoptisis o dolor torácico. Puede encontrarse hasta en el 15% de los casos de los individuos con asma crónica y hasta en 28% de los enfermos con fi brosis quística. Por lo general se pre- senta después de 10 años de diagnóstico de asma, so- bre todo entre los 30 y 40 años de edad en el caso del asma y en menores de edad, en caso de fi brosis quísti- ca, por el promedio de vida que tienen estos pacientes en relación con este padecimiento. En la exploración física pueden reconocerse los signos habituales de personas con asma, las más de las veces asma persistente y crónica o datos propios de la fi brosis quística, con espiración prolongada y roncus; en algunos casos de asma se identifi can datos de fi - brosis con estertores crepitantes y acropaquias que se relacionan con el grado de formación de bronquiecta- sias, lo cual es más común en los casos avanzados. Por lo general hay elevación del número de eosinó- fi los y los valores de IgE son > 800 a 100 mg/mL. En la radiografía del tórax pueden hallarse opacidades con patrón de consolidación, de aparición intermitente y va- rían en cuestión de semanas de predominio apical y para habilitar parahiliar; los tapones mucosos pueden formar atelectasias subsegmentarias o lobares en la región prehiliar y se reconocen datos que sugieren bronquiectasias, como imágenes anulares que simulan adenopatías, opacidades lineales paralelas como en “riel”, o bien la acumulación de secreciones en bronquiectasias saculares puede mostrar concentraciones hídricas prehi- liares u opacidades que simulan un “dedo de guante”. En etapas más avanzadas se identifi can zonas de colap- so pulmonar o en “panal de abejas”. La presentación clínica puede mostrar cinco dife- rentes estadios que no siempre son etapas progresivas, aunque sí diferentes en su gravedad. Estadio I: es un caso agudo con diagnóstico de asper- gilosis broncopulmonar alérgica con elevación re- ciente de los valores de IgE (menos de cuatro meses); responde de manera satisfactoria a esteroides. Estadio II: es similar al anterior pero en remisión y no responde de forma adecuada en los siguientes seis meses. Estadio III: si alguno de los datos de laboratorio se torna positivo de nueva cuenta se considera una agudización. Estadio IV: los pacientes no responden a tratamiento y dependen de corticosteroides. Estadio V: los enfermos con bronquiectasias progre- san a fi brosis pulmonar con producción crónica de expectoración. http://booksmedicos.org Micosis oportunistas 189 La clasifi cación de gravedad basada en serología y da- tos radiográfi cos se usa menos; se consideran leves los casos de serología positiva, moderados los casos con serología y evidencia de bronquiectasias y graves los casos de opacidades adicionales en la radiografía del tórax, además de las imágenes anulares que repre- sentan a las bronquiectasias. Se ha reconocido que la forma grave se acompaña de peores resultados en las pruebas de disfunción pulmonar y mayor elevación de las concentraciones de IgG e IgE específi cos contra los antígenos del hongo. Se ha publicado que 10% de las micosis broncopul- monares alérgicas se relaciona con sinusitis alérgica mi- cótica y ello ha llevado a sugerir que en alguno de los casos puede presentarse una forma llamada micosis si- nobronquial alérgica, en la cual la colonización del moco con contenidos derivados de la alergia produce al fi nal una impactación mucosa y obstrucción del complejoosteomeatal; el mecanismo inmunológico subyacente es similar al encontrado en el plano bronquial. Diagnóstico El cultivo de Aspergillus es importante para sustentar el diagnóstico, pero no es absoluto, dado que es necesa- rio confi rmar no sólo la colonización sino la respuesta inmunitaria. Se han descrito hasta 20 diferentes antígenos de Aspergillus fumigatus, los cuales se reconocen en la identifi cación de IgE e IgG específi cos para antígenos del hongo; esto se demuestra con ELISA que posee una sensibilidad hasta de 90%; sin embargo, se han publica- do resultados positivos falsos en 1 a 10% de los casos. También se puede mostrar la reactividad inmuno- lógica de Aspergillus con reacciones cutáneas, si bien se han descrito hasta 25% de positivos falsos. La determinación de IgE total está elevada y es un estudio poco específi co, al igual que los recuentos de eosinófi los que por lo general se encuentran en 1 000 ng/mL y 1 x 109/L; empero, posee gran sensibilidad, al punto de que las concentraciones bajas de IgE y una prueba negativa de ELISA descartan el diagnóstico. Por lo tanto, se comprende que el diagnóstico re- quiere no sólo un estudio de laboratorio, sino la com- probación de la complejidad del proceso inmunológico e infectológico subyacente, para lo cual es necesario que se cumplan los criterios diagnósticos descritos a continuación y que son los más utilizados: 1. Presencia de asma o fi brosis quística. 2. Eosinofi lia periférica >1 x 109/L. 3. Reactividad cutánea inmediata contra antígenos de Aspergillus. 4. Comprobación de anticuerpos contra el hongo. 5. IgE total sérica >1 000 ng/mL. 6. Radiografías de tórax con opacidades caracte- rísticas. 7. Bronquiectasias centrales. 8. Elevación de IgE e IgG específi cos para el hongo. De los anteriores criterios se han considerado esencia- les la presencia de inmunoglobulina IgE e IgG especí- fi cas para Aspergillus, la presencia de una enfermedad adjunta como asma o fi brosis quística y las concentra- ciones elevadas de IgE total. Esto último es esencial en el diagnóstico diferencial, dado que los pacientes con asma y fi brosis quística rara vez tienen valores de IgE y eosinófi los elevados; por esta razón, la identifi cación de concentraciones de IgE específi cas para Aspergillus dos o tres veces arriba del valor normal son de ayuda. La interpretación de estas pruebas por los diferen- tes autores ha originado algunas clasifi caciones artifi - ciales de la enfermedad, por ejemplo aspergilosis seropositiva comparada con aspergilosis con bron- quiectasias. Asimismo, cuando los estudios son positi- vos se considera un caso confi rmado, si son negativos se descarta y cuando los resultados son algunos nega- tivos y otros positivos se considera un caso bajo sospe- cha y se mantiene en vigilancia con estudios serológicos sistemáticos. Los estudios anatomopatológicos no son parte de los estudios comunes para determinar el diagnóstico; sin embargo, hay casos publicados de diagnóstico anatomopatológico de aspergilosis broncopulmonar alérgica, dado que algunas veces una opacidad puede simular una masa pulmonar, y la sospecha de un ori- gen neoplásico ha llevado a obtener biopsia por bron- coscopia o cirugía. Tratamiento El principal objetivo terapéutico es controlar la reac- ción inmunológica en contra del microorganismo, para lo cual la administración crónica de esteroides sistémi- cos es la piedra angular, a dosis de 30 a 50 mg/día de prednisona por periodos de dos meses. En ocasiones se requieren por más tiempo por la aparición de recaí- das; se ha estudiado la dosis sostenida de prednisona de 7.5 mg/día, lo cual reduce las recurrencias. Por otro lado, algunos artículos publicados demuestran bene- fi cio con el tratamiento antimicótico; el fármaco más prescrito es itraconazol, a dosis de 200 a 400 mg/día, por periodos de 12 meses, con mejoría radiográfi ca demostrada, tolerancia al ejercicio, VEF1 y disminución de requerimientos de esteroides sistémicos y concen- traciones de IgE. http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 14)190 La vigilancia de los efectos secundarios del uso crónico de esteroides e itraconazol es parte de la aten- ción; en el caso de la prednisona es esencial vigilar los efectos secundarios y la pérdida de mineral óseo y so- breinfecciones oportunistas. Pronóstico Si hay adecuada respuesta al tratamiento y en la espi- rometría de control el VEF1 es >0.8 L, se espera una su- pervivencia a cinco años de 80% o mayor. La respuesta al tratamiento tiene un interés esencial en el pronós- tico; por ejemplo, la forma con peor pronóstico en las aspergilosis broncopulmonares alérgica es la etapa V, con fi brosis y sepsis bronquial por mala calidad de vida y supervivencia a cinco años que se reduce hasta 26%. SUPERPOSICIÓN Algunos documentos publicados señalan que algunos casos de aspergilosis no pueden clasifi carse en alguna de las anteriores entidades porque tienen comporta- mientos mixtos; esto sucede en la aspergilosis bronco- pulmonar alérgica en la que se observa en estudios de imagen un aspergiloma. De igual modo, puede haber superposición entre aspergilosis invasiva, aspergilosis crónica necrosante y las otras dos antes mencionadas. El tratamiento para estos casos es un tema a discutir y depende de la respuesta inicial a la forma más grave de la superposición. CANDIDIASIS PULMONAR Candida albicans y las especies relacionadas son los causantes de las infecciones micóticas encontradas con más frecuencia en seres humanos; son patógenos altamente versátiles que pueden causar enfermedad en casi cualquier lugar del cuerpo. En general, la mor- bilidad y mortalidad relacionadas con infecciones es- tán predeterminadas por el estado de inmunidad del huésped. La capacidad de estos microorganismos de adherirse a membranas mucosas, provocar enferme- dad invasiva local en esos sitios de fi jación y penetrar mucosas por debajo de la barrera para iniciar disemi- nación hematógena explica la gran variedad de infec- ciones con Candida. En la naturaleza existen más de 100 especies de este hongo, pero sólo algunas se reconocen como pa- tógenas del hombre. Las especies de Candida con rele- vancia médica incluyen las siguientes: ● Candida albicans, la especie más identifi cada (50 a 60%). ● Candida glabrata (15 a 20%). ● Candida parapsilosis (10 a 20%). ● Candida tropicalis (6 a 12%). ● Candida krusei (1 a 3%). ● Candida guilliermondi (<5%). ● Candida lusitaniae (<5%). ● Candida dubliniensis, en relación casi siempre con pacientes con VIH. ● C. glabrata, que ha cobrado importancia por su incidencia incrementada y su menor susceptibili- dad a los azoles y la anfotericina B. ● C. krusei , importante porque es resistente al ce- toconazol y fl uconazol. ● C. parapsilosis, que se ha relacionado más veces con la invasión de catéteres vasculares. ● C. tropicalis, que se ha considerado una causa importante de candidemia en pacientes con cán- cer y en aquéllos sometidos a trasplante de me- dula ósea. Estadísticas estadounidenses refl ejan el efecto en cos- tos del tratamiento de la candidemia por C. albicans en pacientes hospitalizados, cualquiera que sea la causa; el costo fl uctúa entre 34 123 y 44 536 dólares debido en gran parte a las estancias hospitalarias pro- longadas. Esta especie de hongo saprofi to y comensal del tracto gastrointestinal, que prolifera, coloniza e invade la circulación sistémica durante estados de in- munodepresión, se ha convertido en el segundo ger- men causal más frecuente de infección nosocomial en unidades de cuidados intensivos luego de Staphylo- coccus epidermidis coagulasa negativo, de acuerdo con el mismo estudio. La incidencia de infección por especies de Candida ha tenido un ascenso paralelo a la supervivencia de pacientes críticos en unidades de atención terciaria. Sin embargo, la carga global de la candidiasis sistémica es difícil de cuantifi car debido a una amplia variación geográfica. Datos de EUA indican que la mortalidad por candidiasis ha decrecido desde 1989; otros países también registran notables descensos de la mortali- dad, si bien junto con aumentos de la prevalencia e incidencia de la enfermedad. Dentro de este contexto, la neumonía con especies de Candida persiste como una de las manifestaciones más raras de la candidiasis diseminada en todas las publicaciones, ya sean notifi - cadas por instituciones individuales o basadas en esta- dísticas nacionales. http://booksmedicos.org Micosis oportunistas 191 FACTORES PREDISPONENTES Por lo general, el paciente con candidiasis tiene alte- raciones fi siológicas o de orden inmunitario que com- prometen la integridad de los tegumentos, alteran la fl ora normal o impiden la expresión normal de la in- munidad. Casi siempre existen factores predisponentes representados por trastornos metabólicos, enfermeda- des mieloproliferativas o inmunosupresión yatrogénica o adquirida. El oportunismo de especies de Candida se favorece por un gran número de factores ligados sobre todo a procedimientos terapéuticos, como la adminis- tración irrestricta de antibióticos y esteroides, citotó- xicos, trasplantes de medula ósea y órganos sólidos, instalación de catéteres venosos, nutrición parenteral, así como toxicomanía, neoplasias, síndrome de inmu- nodefi ciencia adquirida (SIDA), colagenopatías, prema- turez y diabetes mellitus. La gravedad de las micosis oportunistas depende en especial de la incapacidad del sistema inmunitario del individuo para limitar el proce- so infeccioso, los factores de virulencia del hongo y las condiciones del microambiente donde se lleva a cabo la interacción huésped-parásito. Cada día es mayor el índice de infecciones en pacientes inmunodeprimidos causadas por hongos de bajo potencial patógeno, como las especies de Candida; entre los factores pre- disponentes más importantes para la infección disemi- nada y pulmonar se debe considerar al SIDA. Las candidiasis son las infecciones micóticas más frecuentes en enfermos con SIDA. La localización bu- cofaríngea se produce, según las estadísticas, en 40 a 90% de los pacientes. A diferencia de lo que sucede por lo regular, la candidiasis bucal puede propagarse hacia el aparato respiratorio de individuos positivos al VIH. No obstante, su frecuencia es baja y produce en 3% de ellos traqueítis, bronquitis y neumonía. Las can- didiasis diseminadas son poco frecuentes y cuando se presentan existen otros factores predisponentes dife- rentes del VIH, como catéteres intravenosos colocados por tiempo prolongado, catéteres centrales, neutrope- nia o aplasias medulares (por fármacos o invasión de otras infecciones), hiperalimentación parental, ad- ministración de antibióticos y citotóxicos. La admi- nistración de fármacos parentales ha provocado un incremento de las endocarditis infecciosas ocasiona- das por especies de Candida en las cavidades dere- chas, pero no de neumonía. La frecuencia y gravedad de estas infecciones dependen sobre todo del recuen- to de linfocitos CD 4 positivos en la sangre. Las candi- diasis comienzan a hacerse evidentes en individuos con recuentos <400 linfocitos CD 4/UL. PACIENTES CON ENFERMEDAD CRÍTICA El riesgo de infección por especies de Candida en pa- cientes con enfermedad crítica es al parecer proporcio- nal a la duración de la estancia en la unidad de cuidados intensivos; muchos estudios han resaltado la necesidad de controlar este factor. Sin embargo, la candidemia prolonga por sí misma la estancia hospitalaria y por tanto la duración de la estancia puede ser causa o con- secuencia de la infección. En el paciente alojado en la unidad de cuidados intensivos y que recibe ventilación mecánica, las especies de Candida se propagan hacia la profundidad del tracto respiratorio hasta los alveo- los, de tal forma que las muestras endobronquiales re- sultan positivas al cultivo, pero no hay evidencia clínica o patológica de neumonía. En esta situación, la mues- tra positiva sólo indica colonización y no hay evidencia de candidiasis pulmonar invasiva (verdadera neumonía por Candida relacionada con la diseminación hema- tógena de la Candida con tropismo selectivo por los vasos sanguíneos pulmonares con invasión al parén- quima pulmonar). Un estudio multicéntrico señaló que la colonización del tracto respiratorio por Candida es común y ocurre en 24% de los pacientes críticamente enfermos inmunocompetentes con ventilación mecá- nica. En este estudio, la colonización por Candida no se relacionó con mayor mortalidad, pero sí se encon- tró mayor tiempo de ventilación mecánica y mayor tiempo de estancia en la unidad de cuidados inten- sivos; de acuerdo con los investigadores, esto puede deberse a un mayor riesgo de neumonía por especies de Pseudomonas relacionadas con la colonización can- didiásica. Las interacciones con bacterias y hongos tienen consecuencias ambientales y médicas mayores. Las bacterias han demostrado inducir cambios morfo- lógicos en distintas especies de Candida y su morfolo- gía y virulencia se modifi can en grado signifi cativo por la presencia de Pseudomonas aeruginosa. Este último patógeno produce una molécula señalizadora celular (3-oxo-C12 homoserina lactona) capaz de suprimir la fi lamentación de la Candida. Tanto Candida como P. aeruginosa tienen la enzima funcional (2-fosfotrans- ferasa), un hallazgo consistente con las similitudes fi logenéticas de los dos patógenos. En pacientes con enfermedad crítica que reciben ventilación mecánica, Pseudomonas forma una densa biocapa sobre los fi - lamentos de Candida; estos dos microorganismos son los más aislados de muestras tomadas a través de tubo endotraqueal en individuos con neumonía relacionada con la ventilación mecánica en la unidad de cuidados intensivos. http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 14)192 CATÉTER VENOSO CENTRAL Cinco estudios prospectivos han demostrado que la re- moción del catéter venoso central se ha acompañado de un mejor resultado en pacientes con candidemia. Éstos incluyen estudios prospectivos en los cuales la retención del catéter probó ser un factor signifi cativo para la persistencia de candidemia o se relacionó con una mortalidad más elevada al promover la aparición de candidiasis focal en las áreas cerebral, cardiaca o pulmonar. Por lo tanto, el catéter venoso central debe removerse en todo paciente con sospecha o confi rma- ción de candidemia por catéter. Existen datos muy li- mitados en cuanto a la efi cacia del sello antimicótico y se requieren mayores estudios clínicos para determinar la función completa del catéter venoso central en la candidemia. INFECCIÓN POR ESPECIES DE CANDIDA El primer paso para desarrollar una infección candidiá- sica es la colonización de las superfi cies mucocutáneas. Las vías de invasión candidiásica son: a) alteración de la superfi cie colonizada (piel o mucosa), que posibilita el acceso de las microorganismos al torrente sanguí- neo; y b) absorción de los patógenos a través del tubo gastrointestinal que puede suceder tras la coloniza- ción masiva de la mucosa intestinal, lo que genera que grandes cantidades de microorganismo pasen direc- tamente hacia la circulación general a través del tubo gastrointestinal. CANDIDIASIS DEL TRACTO RESPIRATORIO El tracto respiratorio se coloniza con frecuencia por las especies de Candida, sobre todo en sujetos hospitali- zados. En pacientes ambulatorios, 20 a 25% de la po- blación está colonizada por especies de Candida. De lo anterior se desprenden tres patologías principales en la vía respiratoria. Candidiasis laríngea Es una forma inusual, pero puede ser fuente de candidiasis diseminada. La candidiasis laríngea se presenta en particular en individuos con neoplasias hematológicas. El enfermo sufre dolor faríngeo y odinofagia. La exploración general es casi siempre normal y el diagnóstico se establece por broncosco- pia y cultivo. Neumonía candidiásica En general, se considera queno existe como entidad única y aparece sólo como parte de una candidiasis diseminada. La forma de presentación más común in- cluye múltiples abscesos pulmonares debidos a dise- minación hematógena. El alto grado de colonización y aislamiento de las especies de Candida del tracto respiratorio hace muy difícil el diagnóstico de esta entidad. Aunque aislada en secreciones respiratorias, en particular en sujetos que reciben antibióticos de am- plio espectro, Candida sólo causa en raras ocasiones neumonía en pacientes distintos de los receptores de trasplante o inmunodeprimidos. Por ejemplo, la neumonía por Candida se identifi có sólo en 0.4% de las necropsias en el Anderson Cancer Center en 1999. Sin embargo, Candida diseminada puede colonizar los pulmones y resaltar en infi ltrados locales o difu- sos. Éstos pueden tener apariencia miliar. También se han descrito nódulos con crecimiento lento y pro- gresivo en las infecciones pulmonares por Candida. Debido a que el aislamiento del patógeno en secre- ciones respiratorias representa colonización mas que infección, es difícil atribuir la presencia de infi l- trados pulmonares en un paciente inmunodeprimi- do a Candida. En general, la neumonía por Candida se desarrolla en dos formas: ● Bronconeumonía local o difusa originada de la inoculación endobronquial del pulmón (un suce- so sumamente raro). ● Infi ltrado difuso, nodular, muy fi no, propagado de manera hematógena, que puede ser difícil de distinguir en sus etapas tempranas de la insufi - ciencia cardiaca congestiva o la neumonía por Pneumocystis. Otras formas de neumonía por Candida son muy raras e incluyen neumonía ne- crosante, micetoma pulmonar candidiásico e in- fi ltrados transitorios por Candida. Manifestaciones clínicas Las manifestaciones clínicas de la candidemia inclu- yen fi ebre que no responde a antibióticos y algunas veces se acompaña de lesiones cutáneas macronodu- lares, polimialgia o disminución de la función renal. La http://booksmedicos.org Micosis oportunistas 193 incidencia de candidiasis sistémica se ha incrementa- do en grado notable en los últimos 50 años; en la ac- tualidad es la cuarta causa de infección en el torrente sanguíneo. Las infecciones por Candida integran un amplio grupo de estados clínicos variables, desde infecciones agudas de las mucosas que se curan de modo espon- táneo hasta enfermedad crónica o mortal. El cuadro clínico de la neumonía candidiásica es similar al de una neumonía bacteriana, y no tiene manifestaciones ra- diográfi cas características. La neumonía por Candida debe sospecharse en personas con evolución clínica tórpida, dependencia de ventilación mecánica con pa- rámetros altos y hallazgos de infi ltrados pulmonares alveolares después de mejoría parcial del síndrome de insufi ciencia respiratoria aguda, curva febril elevada persistente a pesar de antibióticos de amplio espectro, inestabilidad hemodinámica y compromiso medular con leucopenia o trombocitopenia. Candida también puede causar infección bronquial, laringitis, epiglotitis e infección de prótesis laríngeas. En fecha reciente se ha escrito la entidad “empiema toráci- co fungico” como un padecimiento urgente con infec- ción por Candida, solo o en relación con bacterias. La mortalidad parece ser muy alta y se recomienda trata- miento radical. Diagnóstico La demostración de invasión tisular por medio de una broncoscopia o biopsia pulmonar quirúrgica es un re- quisito para el diagnóstico. El principal problema al diagnosticar la infección candidiásica del pulmón radica en distinguir la simple colonización de la enfermedad invasiva y requiere la presencia del hongo en tejidos normalmente estériles; asimismo, la diseminación se defi ne como la invasión de órganos no contiguos se- cundaria a propagación hematógena. Los hallazgos tomográfi cos y radiográfi cos son inespecífi cos y el diagnóstico defi nitivo depende de la invasión probada por la biopsia del tejido pulmonar. El diagnóstico de neumonía por Candida no puede de- terminarse con base en hallazgos radiográfi cos, aisla- miento de levaduras en esputo o aspirado de tubo endotraqueal; sin embargo, las radiografías del tórax pueden ser útiles para diferenciar la neumonía bacte- riana como la causa de fi ebre en pacientes hospitaliza- dos, ya que los enfermos con bronconeumonía debida a candidiasis hematógena tienen casi siempre compro- miso multilobular, en ocasiones con un componente intersticial lineal; la cavitación y la adenopatía no son una característica. Los pacientes también pueden mos- trar múltiples nódulos con áreas de opacidad en vidrio despulido. En resumen, las radiografías del tórax son anormales, pero inespecífi cas, y revelan consolidación en parches segmentaria o lobular u opacidades nodu- lares múltiples mal defi nidas. Los hallazgos típicos en la tomografía del tórax consisten en nódulos rodeados por un halo de atenuación en vidrio despulido (signo del halo) o áreas de consolidación con forma de cuña con base pleural. Estos hallazgos corresponden a infar- tos hemorrágicos. En los pacientes neutropénicos gra- ves, el signo del halo indica candidiasis, aunque se ha descrito también en otros trastornos, como aspergilo- sis angioinvasiva, mucormicosis, herpes simple, cito- megalovirus y sarcoma de Kaposi. Las pruebas inmunológicas permiten detectar los anticuerpos, pero no son de práctica corriente y ello retrasa un diagnóstico oportuno. Los anticuerpos producidos en las enfermedades micóticas no tienen una función protectora contra ellas y su hallazgo es importante sólo como coadyuvante del diagnóstico. Estas pruebas serológicas son indicativas de la detec- ción de antígenos, no de anticuerpos en el suero y otros líquidos orgánicos. Por desgracia, su sensibili- dad no es tan alta. El hallazgo del hongo en la sangre y orina es altamente sugerente, pero puede ser un fenómeno transitorio. La biopsia pulmonar es obliga- da para establecer de forma defi nitiva el diagnóstico de candidiasis en el tracto respiratorio debido al he- cho ya señalado de la colonización tan frecuente de esta vía con las levaduras de Candida. El aspecto his- tológico es variable e inespecífi co, salvo por el hecho de observar de forma directa el agente dentro del tejido afectado; predomina la reacción granulomato- sa infl amatoria en la cual se observan células de tipo polimorfonucleares, mononucleares y, algunas veces, plasmocitos; estos focos encierran las levaduras en forma de blastoconidias y seudomicelios. En el estu- dio directo con hidróxido de potasio (KOH) al 10%, Candida se observa como levadura oval en gemación que puede presentar seudomicelio y la tinción de Gram es positiva. Los cultivos permiten aislar e identi- fi car la especie C. albicans de todo el género Candida; ésta crece bien en los medios azucarados a 37° o a temperatura ambiente. En un estudio en donde se re- visaron 38 pacientes con neumonía por Candida, en 20 casos no se encontró bronconeumonia. Por el con- trario, en los 28 casos restantes se confi rmó la bron- coneumonía de forma histológica. No hubo relación entre los resultados de patología. Se encontró bron- quiolitis en ocho pacientes, cinco de los cuales tenían signos concomitantes de neumonía; los otros tres pa- cientes tuvieron cultivos negativos. Los hallazgos his- tológicos adicionales fueron fi brosis en nueve casos y http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 14)194 daño alveolar difuso en siete. Estos investigadores analizaron la relevancia del aislamiento de Candida en sus muestras. A pesar de la colonización frecuente por Candida, sólo dos individuos mostraron signos histológicos de neumonía por Candida. Los cultivos de tejido pulmonar fueron positivos para Candida albi- cans en sólo dos enfermos. Lo cual indica que Candida es un agente frecuente con signifi cado patológico in- cierto hasta ahora. Tratamiento Los fármacos antibióticos antimicóticos que son de utilidad en eltratamiento de la candidiasis se dividen en cuatro grupos: 1. Polienos, incluidos la anfotericina B y su com- puesto lipídico y de dispersión coloidal. 2. Tiazoles, entre ellos fl uconazol, itraconazol, vori- conazol y pozaconazol. 3. Equinocandinas, como caspofungina, anidula- fungina y micafungina. 4. Flucitosina. Las recomendaciones terapéuticas de los diferentes antimicóticos dependen del estado inmunológico de paciente: neutropénicos y no neutropénicos. Para estos últimos se recomienda inicio con fl uco- nazol a una dosis de impregnación inicial de 800 mg, seguida de un tratamiento de 6 mg/kg/día, que habi- tualmente corresponde a 400 mg diarios. En pacientes con enfermedad grave o con sospe- cha de resistencia al fl uconazol, como los casos en que el paciente consumió en fecha reciente azoles, se reco- mienda prescribir alguna equinocandina como se indi- ca en el cuadro 16-1. Cuando los casos de candidiasis son sensibles al fl uconazol, se conoce el tipo de cepa como susceptible a este fármaco, como en el caso de Candida albicans o Candila parapsilosis, y el paciente se encuentra estable puede instituirse tratamiento secuencial y sustituir la equinocandina por el fl uconazol. En casos graves y cuando no se tenga disponibilidad de alguna equinocandina y el estado renal del paciente lo permita, puede iniciarse anfotericina B en alguna de sus presentaciones, según se muestra en el cuadro 14-2. Asimismo, si el paciente se halla estable, es ade- cuada la respuesta al tratamiento inicial con anfoterici- na y se comprueba la sensibilidad al fl uconazol o se conoce que el tipo de cepa es sensible (casi siempre al fl uconazol), puede indicarse tratamiento secuencial de anfotericina a fl uconazol. La administración de azoles en los casos de candi- diasis leve o moderada está indicado y se recomienda sobre todo en casos en que se compruebe susceptibi- lidad al fármaco. Se prefi ere el voriconazol en personas con Candida glabrata y Candida krusei; en el resto de los tipos de Candida no se ha informado superioridad del voriconazol sobre el fl uconazol en candidiasis. La dosis de voriconazol es de 400 mg (6 mg/kg) dos veces al día de inicio (dos aplicaciones), para continuar con 200 mg (3 mg/kg) dos veces por día como tratamiento de mantenimiento. De igual modo, no está indicada la prescripción inicial con azoles en los casos graves o leves en los que se administró de forma previa tratamiento profi láctico con fl uconazol. Además de los antimicóticos deben corregirse los factores predisponentes, como catéteres centrales u otras invasiones. Ante sospecha clínica alta y sin evi- dencia de cultivo realizado por métodos invasivos o biopsia, está indicado cualquiera de los anteriores es- quemas, en especial si el estado de paciente es grave. En el caso de candidiasis en pacientes neutropéni- cos, se considera un estado más crítico y por tanto se recomienda la administración inicial de equinocandi- nas a las dosis ya mencionadas o alguna formulación de anfotericina B. Los azoles se prescriben en los casos con neutropenia, pero en individuos estables, en los que se demuestre ausencia microbiológica de respues- ta a azoles o bien tipos de Candida no susceptibles, como Candida glabrata o Candida krusei. Las reglas para el tratamiento secuencial de equi- nocandina y anfotericina B, para realizar la transición a algún azol en un paciente neutropénico, son iguales respecto del enfermo neutropénico. Cuadro 14―1. Administración de equinocandinas Fármaco Dosis de impregnación Dosis de mantenimiento Caspofungina 70 mg 50 mg/día Micafungina Sin impregnación 100 mg/día Anidulafungina 200 mg 100 mg/día Cuadro 14―2. Administración anfotericina Fármaco Dosis Anfotericina B, desoxicolato 0.5 a 1 mg/kg/día Formulación lipídica de anfotericina B 3 a 5 mg/kg/día http://booksmedicos.org Micosis oportunistas 195 Se trate de individuos neutropénicos o no, el tiem- po recomendado del tratamiento es de dos semanas, más aún si se comprueba la ausencia de candidemia. Se recomienda la administración de antimicóticos de forma profi láctica en casos de receptores de trasplan- tes de órganos sólidos, trasplante de médula ósea o sujetos bajo quimioterapia durante los días que se considere que ésta inducirá un estado de “nadir” transitorio, según sean el esquema quimioterapéutico empleado y el tiempo que dura la neutropenia. Las re- comendaciones para estos casos se muestran en el cuadro 14-3. Las publicaciones que candidiasis diseminada cró- nica, en casos de osteomielitis y afectación del sistema nervioso central, son pocas y de tipo “informe de caso”, por lo que la administración de antimicóticos es empí- rica con base en la experiencia clínica. CRIPTOCOCOSIS El criptococo es un hongo presente en el suelo conta- minado con heces de aves. El tipo de patógeno identi- fi cado con más frecuencia como agente infeccioso en el humano es Criptococo neoformans; en fecha reciente se aceptó como parte de la familia de los criptococos patógenos en el humano la especie Cryptococcus gat- tii, descrito como infección en aéreas tropicales y sub- tropicales. La infección puede ser aguda, subaguda o crónica y puede remitir de forma espontánea, perma- necer en el pulmón o diseminarse de acuerdo con el estado inmunológico del huésped, por lo cual se con- sidera una enfermedad oportunista. En sujetos inmunocompetentes se puede presentar una infección de presentación benigna con tos seca, disnea, fi ebre y mialgias. Este panorama puede variar en gravedad hasta el caso del huésped inmunocompro- metido con nodulaciones, masas sólidas o cavitadas, aéreas de consolidación, desarrollo de lesión alveolar difusa y síndrome de insufi ciencia respiratoria aguda. El tratamiento con fl uconazol es aún efi caz para especies de criptococos; en casos leves o moderados, la administración de fl uconazol puede administrarse por vía oral. El tratamiento debe mantenerse por al menos seis meses y hasta 12. En los casos graves y di- seminados es necesario iniciar el tratamiento con an- fotericina B y a continuación un esquema secuencial con fl uconazol en dos semanas. MUCORMICOSIS Este término se refi ere a la infección ocasionada por especies de hongos que pertenecen a los cigomicetos del tipo mucorales. Hasta 75% de los casos se debe a Rhizopus, Mucor o Rhizomucor. Al igual que otros pa- tógenos oportunistas, la incidencia ha aumentado con la aparición de estados de inmunosupresión por VIH, trasplantes y otros estados que requieren tratamiento inmunosupresor, en particular en neoplasias hemato- lógicas. En 13% de los casos no se presentan factores de inmunosupresión. La relación hombre-mujer es de 3:1 y la edad promedio es de 44 años. La presentación clínica más conocida de la mucormi- cosis es la de los pacientes diabéticos mal controlados con estados cetoacidóticos, en la cual el hongo invade la órbita ocular, sistema nervioso central, nariz y senos para nasales, pero en segundo lugar está la pulmonar. La presentación clínica de la mucormicosis pulmo- nar es similar a la de otras micosis invasivas, pero con Cuadro 14―3. Administración de antimicóticos en dosis profi lácticas Fármaco Dosis Comentarios Fluconazol 200 a 400 mg/día (3 a 6 mg/kg/día) Trasplante de órgano sólido, células madre posquimioterapia Anfotericina liposomal 1 a 2 mg/kg/día Siete a 14 días en casos de trasplantes de órgano sólido, células madre con neutropenia Pozaconazol 200 mg tres veces diarias Posquimioterapia de trasplante de células madre con neutropenia Caspofungina 50 mg diarios En la quimioterapia de inducción Itraconazol 200 mg dos veces diarias Más efectos secundarios Micafungina 50 mg diarios Trasplante de células madre con neutropenia http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 14)196 riesgo de permutación hemática en corto tiempo. Es posible la invasión del hongo a órganos anexos como pleura y pericardio. Puede presentarse fiebre (37 a 68%), disnea (19 a 29%), dolor torácico (26 a 37%), pérdida de peso (16%) y tos (50 a 61%), hemoptisis (16 a 26%) que en ocasiones puede ser letal. En el análisis radiográfi co, las aéreas infectadas forman nódulos o masas confl uentes, derrames pleu- rales y el característico “signo del halo”, el cual consiste en un círculo formado por una atenuación de vidrio despulido que rodea a un área del pulmón con densi- dades diversas. La infección se considera una infección grave dado que presenta una mortalidad del 70% y la gravedad es dependiente del estado de inmunosupresión del pa- ciente. Establecer el diagnóstico tiene complicaciones porque el tipo de hongo es ubicuo en el ambiente na- tural, por lo cual su aislamiento por cultivo tiene el ries- go de ser secundario a una contaminación; es por eso que la obtención de tejido o biopsia, con evidencia de hifas y tejido lesionado, es el diagnóstico de certeza. Sin embargo, en virtud de la gravedad que supone la infección, el aislamiento microbiológico con un cuadro clínico compatible, como los datos clínicos y topográ- fi cos, puede justifi car el inicio de tratamiento. Por todo lo anterior, los estudios menos invasivos como estu- dios serológico o PCR no son métodos estandarizados para el diagnóstico. No existen guías ni consensos acerca del tratamien- to de la mucormicosis y además estas especies parecen mostrar escasa susceptibilidad a los antimicóticos ac- tuales; la primera línea de tratamiento consiste en anfo- tericina B normal o sus formulaciones microsomales. Se han propuesto el pozaconazol y sus formula- ciones como tratamiento de segunda línea; el vorico- nazol y las equinocandinas no son activos contra los mucorales in vitro. Su combinación con anfotericina puede promover benefi cios adicionales. En los casos de enfermedad localmente controla- da, se han descrito aéreas pulmonares necróticas que pueden resecarse de forma quirúrgica incluso en repe- tidas ocasiones y se ha propuesto como tratamiento curativo. Cuando se ha complementado el tratamiento médico con el quirúrgico, la mortalidad disminuye de 68 a 11%. El momento de la cirugía es un tema de dis- cusión y con frecuencia se decide en la fase subaguda, cuando la enfermedad está controlada, pero hay infor- mes de intervenciones en la fase aguda si el área de tejido necrótico es extensa y la penetración del fárma- co es pobre. El pronóstico es reservado, ya que posee una mor- talidad de 36 a 68% de los casos aun en las formas lo- calizadas o invasivas, pero en las formas diseminadas puede ser hasta de 96%; la causa principal de muerte es sepsis y una proporción de 13 a 28% fallece por una hemoptisis masiva. Aspergilosis Ascioglu S, Rex JH, de Pauw B et al.: Defi ning opportunis- tic invasive fungal infections in immunocompromise pa- tients with cancer an hematopoietic stem cell transplants: an Internacional Consensos. Clinical Infectous Disease 2002;34:7-14. Daniel LV, Richard DS: Sinobronchial allergic mycosis. Chest 2002;121:1670-1676. Díaz SC, López VA: Aspergillus y pulmon. Arch Bronconeu- mol 2004;40:114-122. Kousha M, Tadi R, Soubani AO: Pulmonary aspergillosis: a clinical review. Eur Respir Rev 2011;212(2):156-174. Limper AH, Knox KS, Sarosi GA et al.: An offi cial American Thoracic Society Statement: treatment of fungal infec- tions in adult pulmonary and critical care patients. Am J Respir Crit Care Med 2011;183:96-128. Mayayo AE: Diagnóstico histopatológico de las micosis. Rev Iberoam Micol 2004;21:1-9. Nicolas EV, Timothy RA: Diagnosis and treatment of allergic bronchopulmonary aspergillosis. Mayo Clin Proc 2001;76: 890-892. Raj K: Mild, moderate and severa forms of allergic broncho- pulmonary aspergillosis. Chest 2003;124:890-892. Segal BH, Walsh TJ: Current approaches to diagnosis and treatment of invasive aspergilliosis. Clinical Infectious Di- seases 2008;46:327-360. Smith JA, Kauff man CA: Pulmonary fungal infections. Res- pirology 2012;17:913-926. Walsh TJ, Anaissie EJ, Denning DW et al.: Tratamiento de la aspergilosisg: guías para la práctica clínica de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas de los Estados Unidos de América (IDSA). Clin Infect Dis 2008;46(3):327-360. Meersseman W, Vandecasteele SJ, Wilmer A, Verbeken E, et al.: Invasive aspergillosis in critically ill patients without malignancy. Am J Respir Crit Care Med 2004;170:621-625. Candidiasis pulmonar Abdul WA, Taj-Aldeen SJ, Kolecka A et al.: High prevalen- ce of Candida dubliniensis in lower respiratory tract se- cretions from cystic fi brosis patients may be related to increased adherence properties. International Journal of Infectious Diseases 2014;24:14-19. Albert M, Williamson D, Muscedere J et al.: Candida in the respiratory tract secretions of critically ill patients and the impact of antifungal treatment: a randomized placebo controlled pilot trial (CANTREAT study). Intensive Care Medicine 2014;40(9):1313-22. Alcon A, Fabregas N, Torres A: Pathophysiology of pneu- monia. Clin Chest Med 2005;26:39. BIBLIOGRAFÍA http://booksmedicos.org Botón1:
Compartir