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2190 SECCIÓN XVII Enfermedades infecciosas CONCEPTO La leptospirosis es una zoonosis de distribución mundial, producida por espiroquetas del género Leptospira, que afecta a diversas especies de animales salvajes y domésticos. El ser humano se infecta bien al entrar en contacto con los animales infectados o bien con el medio ambiente contaminado. La infección humana presenta un amplio espectro de manifestaciones clínicas, que van desde un síndrome febril inespecífico en la mayoría de los casos hasta formas graves con afección multiorgánica de elevada mortalidad. ETIOLOGÍA El género Leptospira está constituido por espiroquetas flexibles y helicoida- les de 0,1 µm de diámetro y de 6-20 µm de longitud. Se tiñen débilmente por el método de Gram, a pesar de poseer la estructura de su pared celular similar a la de otras bacterias gramnegativas. Para su observación micros- cópica se utilizan técnicas de impregnación argéntica. Debido a que son muy finas, proporcionan escaso contraste al microscopio óptico en fresco, pero se observan claramente al microscopio de campo oscuro. En la naturaleza se reproducen únicamente en el animal hospedador, y pueden sobrevivir durante largo tiempo en el agua o superficies húme- das en ambientes templados y con un pH neutro o ligeramente alcalino. Tradicionalmente, en el género Leptospira se han incluido dos especies, L. interrogans (patógena) y L. biflexa (saprófita), que a su vez se subdividían, sobre la base de los antígenos de la membrana externa, en serovares (250 para L. interrogans). Estos, a su vez, se clasifican en serogrupos según la presencia de antígenos compartidos. Actualmente, atendiendo a sus características genéticas e independientemente de sus propiedades patógenas, se clasifican en 22 especies, 7 saprófitas y 15 patógenas, para el ser humano y los animales. Es una clasificación que cambia rápidamente a medida que se identifican nuevas especies en el género. EPIDEMIOLOGÍA La leptospirosis es una zoonosis que afecta a más de 160 especies de animales salvajes y domésticos, que constituyen el reservorio y la fuente de infección para el ser humano. Las especies más afectas son los roedores salvajes y los animales domésticos, especialmente perros, ganado bovino, porcino, ovino y equino. Como consecuencia de la infección las leptospiras pueden persistir en los túbulos renales y se eliminan por la orina. El ser humano se infecta cuando entra en contacto con animales infectados, aguas (especialmente estancadas) o terrenos húmedos contaminados por la orina del reservorio. Así, la leptospirosis es fundamentalmente una enfermedad profesional asociada a determinadas ocupaciones que facilitan el contacto con los animales o sus productos (p. ej., veterinarios), o el medio ambiente contaminado, sobre todo por roedores salvajes, como terrenos húmedos (p. ej., trabajadores del campo, etc.) y lugares encharcados (empleados del alcantarillado). Por otra parte, cada vez es mayor el número de infecciones que se producen con motivo de actividades recreativas, especialmente acuáticas, en zonas tropicales y subtropicales. PATOGENIA Las leptospiras penetran en el organismo humano a través de peque- ñas heridas o erosiones de la piel o por las mucosas (conjuntiva y nasofaringe), para difundir rápidamente a la sangre (fase febril o de leptospiremia). Durante esta fase, las leptospiras pueden detectarse en sangre, líquido cefalorraquídeo (LCR), humor acuoso y la mayoría de los tejidos. Las formas clínicas más graves se hallan asociadas a fenó- menos inmunomediados de mecanismo mal conocido. Los anticuerpos aparecen entre el quinto y el séptimo día y facilitan la opsonización de las leptospiras circulantes, momento en que dejan de detectarse en sangre y se eliminan por la orina (fase inmune o de leptospiruria) durante semanas o meses. La inmunidad inducida es de tipo humoral y protectora exclusivamente frente al serovar infectante. CUADRO CLÍNICO El período de incubación de la enfermedad oscila entre 2 y 20 días, en general de 7-12 días. Una vez establecida la infección, existen varias posi- bles respuestas, según la relación huésped-parásito. Aproximadamente el 15% de las infecciones cursa de forma subclínica, sólo evidenciada por una seroconversión. Entre las personas que desarrollan manifestaciones clínicas, el 90% tiene una forma leve anictérica y en una minoría de casos puede manifestarse como una forma grave de elevada mortalidad (5%- 40%) conocida como enfermedad o síndrome de Weil. Un hecho clínico destacable es que la leptospirosis se considera típicamente una enfermedad bifásica. Sin embargo, su comportamiento clínico suele ser monofásico, bien porque en las formas leves la segunda fase sea clínicamente breve o inexistente o bien porque en las formas graves se «funden» en una expresión continua de los diferentes signos y síntomas. En la figura 266-1 se resumen estas posibilidades junto con los datos clínicos más relevantes. Leptospirosis anictérica La fase febril o de leptospiremia traduce la invasión de todos los tejidos por las leptospiras y explica el carácter sistémico del cuadro clínico. Suele tener un comienzo brusco con escalofríos y fiebre de 39 °C-40 °C, acompañado de mialgias y cefalea intensa. Las mialgias, localizadas o generalizadas, espontáneas o desencadenadas con la palpación, sobre todo en las pantorrillas, músculos lumbosacros y abdominales, constituyen uno de los datos clínicos más relevantes. La cefalea es muy intensa y res- ponde mal a los analgésicos habituales. A menudo hay anorexia, náuseas y vómitos, cuya asociación con dolor abdominal obliga a su diferenciación con un cuadro de abdomen agudo. En ocasiones los pacientes presentan diarrea. La frecuencia de las manifestaciones pulmonares (tos, dolor torácico o hemoptisis) oscila entre el 25% y el 80%. Puede producirse un síndrome de distrés respiratorio del adulto. Las alteraciones neurológicas, como cambio en el nivel de consciencia, delirio, alucinaciones, encefali- tis y parálisis de los pares craneales, son menos frecuentes. La colecistitis alitiásica es una complicación rara pero muy grave. El signo físico más característico, aunque puede faltar, es la conges- tión conjuntival, preferentemente pericorneal y, a veces, hemorrágica. Esta primera fase de la enfermedad dura entre 4 y 9 días, y finaliza con defervescencia y desaparición progresiva de la sintomatología en coinci- dencia con la respuesta inmunitaria humoral y la presencia de leptospiras en la orina (fase inmune o de leptospiruria). La evolución posterior es variable. En el 35% de los pacientes la recuperación es completa. En la forma bifásica típica, después de un período relativamente asintomático de 13 días, comienzan las manifestaciones clínicas de la segunda fase. La fiebre es menos elevada e incluso puede faltar, y las mialgias y las alteraciones gastrointestinales son de menor intensidad. Existe una reacción meníngea en el 80%-90% de los pacientes, que es sintomática en menos del 50%. Si hay cuadro clínico meníngeo, este desaparece en pocos días y rara vez se prolonga más allá de los 14 días. Se considera que las leptospiras pueden ser causa del 5%-13% de los casos esporádicos de meningitis aséptica. El LCR muestra una pleocitosis con predominio inicial de polimorfonucleares seguido de células mononucleares, aumento de las proteínas y cifras normales de glucosa. Estas alteraciones del LCR suelen durar unas 2 semanas. Menos frecuente es la presencia de iritis, iridociclitis, coriorretinitis o de manifestaciones de los sistemas nerviosos central y periférico (encefalitis, mielitis, neuritis periféricas). Durante esta fase también pueden aparecer miocarditis, en general de poca tras- Leptospirosis Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos losderechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N X V II CAPÍTULO 266 Leptospirosis © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 2191 cendencia clínica, y la denominada fiebre pretibial, que se caracteriza por la presencia de lesiones eritematosas en la región pretibial. Leptospirosis ictérica (síndrome de Weil) Con este término se designa la forma grave de leptospirosis, producida por diferentes serotipos; el más frecuente es Leptospira interrogans sero- var icterohaemorrhagie. Clínicamente cursa con ictericia, insuficiencia renal, hemorragias, anemia, alteraciones de consciencia, miocarditis y fiebre continua. Tras un comienzo similar al de las formas leves de leptospirosis, a los 4-7 días aparecen los signos y síntomas indicativos de la gravedad del cuadro clínico. En general, la ictericia es el primer dato de gravedad, ya que la enfermedad nunca es mortal en su ausencia. Suele existir hepatomegalia dolorosa de 2 o 3 traveses de dedo, y puede palparse el bazo. La ictericia es fundamentalmente a expensas de la bilirrubina conjugada; las cifras de transaminasas están poco elevadas, no superiores a cinco veces el valor normal. Las alteraciones renales, las complicaciones hemorrágicas y el colapso cardiovascular son más Formas clínicas evolutivas de la leptospirosis y diferentes localizaciones de la leptospira. A. Forma bifásica o típica. B. Forma monofásica leve anictérica. C. Forma grave o síndrome de Weil. LCR: líquido cefalorraquídeo. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 2192 SECCIÓN XVII Enfermedades infecciosas frecuentes en los pacientes con ictericia grave, aunque también pueden verse en las formas anictéricas. El trastorno renal se expresa por pro- teinuria, piuria, cilindruria, hematuria con elevación de las cifras de nitrógeno ureico y creatinina. Excepcionalmente puede desarrollarse un síndrome hemolítico-urémico. Las manifestaciones hemorrágicas aparecen como lesiones purpúricas o como epistaxis, hemoptisis, hemo- rragia gastrointestinal y, con menos frecuencia, como hemorragia subaracnoidea, pulmonar y suprarrenal. La cifra de leucocitos suele ser inferior a 15 × 109/L, aunque en ocasiones, sobre todo en las formas ictéricas, puede llegar a 50 × 109/L. Cuando la evolución se prolonga son frecuentes la anemia y la trom- bocitopenia. Asimismo, la VSG está aumentada. Las alteraciones hepáticas se traducen por el patrón de colestasis intrahepática ya des- crito. Es importante cuantificar la elevación de la creatín-fosfocinasa de origen muscular estriado, ya que su aumento es un argumento a favor de la leptospirosis como causa de la ictericia. Las alteraciones renales se hallan siempre presentes. Varían desde alteraciones mínimas del sedimento (leucocituria, hematuria, cilindruria), proteinuria (en general inferior a 1 g/24 h) hasta insuficiencia renal. DIAGNÓSTICO La presentación clínica de la leptospirosis, frecuentemente inespecífica, hace que en un gran número de casos no se alcance el diagnóstico etioló- gico. El factor más importante que se debe tener en cuenta en el diagnós- tico diferencial es la existencia de factores epidemiológicos de riesgo. Durante el período febril o de leptospiremia puede demostrarse la presencia de leptospiras en la sangre y LCR. Durante la fase inmune o de leptospiruria el diagnóstico se basa en la demostración de anticuer- pos en el suero del enfermo (5.°-7.° día de enfermedad). El aislamiento en medios líquidos enriquecidos con ácidos grasos de cadena larga (medio de Ellinghausen-McCullough-Johnson-Harris [EMJH]) y la observación directa en microscopio de campo oscuro son dos métodos clásicos en el diagnóstico de la leptospirosis. Sin embargo, la sensibili- dad de estas técnicas no suele superar el 30%. Si bien la utilidad clínica del aislamiento es cuestionable, su valor epidemiológico es indiscutible, al ser el único método que permitirá conocer los serovares de leptos- pira circulantes en una determinada área geográfica. En la actualidad el diagnóstico de laboratorio se basa en la serología y la amplificación de ácidos nucleicos. La técnica de referencia es la aglutinación micros- cópica con lectura en campo oscuro (MAT), técnica específica de serogrupo que por su complejidad de realización se halla limitada a los centros de referencia. La hemaglutinación indirecta es una buena alternativa a la MAT, con niveles de especificidad y sensibilidad del 94% y 100%, respectivamente. En los últimos años se han desarrollado técnicas específicas de género de enzimoinmunoanálisis de detección de IgM anti-leptospira que posibilitan llegar al diagnóstico en una única muestra de suero. Las técnicas de biología molecular específicas de género, a pesar de no estar estandarizadas, constituyen actualmente el único método precoz de diagnóstico. TRATAMIENTO La mayoría de los autores, a pesar de no existir una clara evidencia, considera útiles los antibióticos si se emplean precozmente; son preferi- bles la penicilina y la doxiciclina. La penicilina G, a la dosis de 6-8 millones de unidades diarias durante 7 días, se ha mostrado útil, incluso en las formas graves y con administración tardía, si bien este hecho aún debe comprobarse. Puede ocurrir una reacción de Jarisch-Herxheimer, que se controla con glucocorticoides. En caso de hipersensibilidad a la penicilina la alternativa es la doxiciclina, a la dosis de 200 mg/día, durante 7 días. El resto de las medidas son sintomáticas. PROFILAXIS Las medidas de lucha contra el reservorio han dado resultados variables. Por el contrario, el cambio en las condiciones ecológicas (drenaje de los terrenos, sustitución de los cultivos, medidas de protección individual, mecanización de la siega y control sanitario de los animales importados), junto con la construcción de establos y edificios a prueba de roedores, han sido más positivos. En los animales domésticos, la vacunación se halla ampliamente extendida. Sin embargo, las vacunas inactivadas utilizadas en la actualidad protegen de la infección pero no evitan el estado de portador. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Adler B, De la Peña Moctezuma A. Leptospira and leptospirosis. Vet Microbiol 2010;140:287-96. Cinco M. New insights into the pathogenicity of leptospires: evasion of host defences. New Microbiol 2010;33:283-92. Vincent AT, Schiettekatte O, Goarant C, Neela VK, Bernet E, Thibaux R, et al. Revisiting the taxonomy and evolution of pathogenicity of the genus Leptospira through the prism of genomics. PLoS Negl Trop Dis 2019;13(5):e007270. Xue F, Yan J, Picardeau M. Evolution and pathogenesis of Leptospira spp: les- sons learned from the genomes. Microbes Infect 2009;11:328-33. © 2020. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Enfermedad de Lyme y otras borreliosis J. C. GARCÍA-MONCÓ, J. A. OTEO REVUELTA 267 Borrelia spp. son bacterias helicoidales que se tiñen mediante tinciones argénticas y pertenecen al orden de los Spirochaetales. Son causantes de la fiebre recurrente endémica, la fiebre recurrente epidémica y la enfermedad de Lyme. Todas ellas se transmiten por artrópodos vectores (piojos, garrapatas blandas y garrapatas duras). Se han descrito prácticamente en todos los continentes. ENFERMEDAD DE LYME J. C. García-Moncó Concepto La enfermedad, o borreliosis, de Lyme es una zoonosis causada por la espiroqueta Borrelia burgdorferi, y la transmiten las garrapatas del género Ixodes. Su denominación proviene del lugar donde se describió por primera vez en EE. UU. (la población de Lyme, en el estado de Connecticut) a raíz de una epidemia de artritis juvenil. Etiología La enfermedad de Lyme está causada por varias especies de B. burg- dorferi sensulato (su actual denominación), entre las cuales figuran B. burgdorferi sensu stricto, B. garinii y B. afzelii, las tres especies endémicas en Europa. Con menor frecuencia se encuentran otras especies, que incluyen a B. valaisiana y B. lusitaniae. En Norteamérica, la única especie patogénica para el ser humano es B. burgdorferi sensu stricto, aunque recientemente se ha descrito la presencia de B. bissettii, cuya patogenicidad para el ser humano no está clara. Aunque todas las especies pueden causar cualquiera de los síntomas, se tiende a asociar las manifestaciones neurológicas y dermatológicas Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org Push Button0:
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