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2234 SECCIÓN XVII Enfermedades infecciosas Aspergillus®), polisacárido de la pared del hongo que se libera al medio en proporción directa a su crecimiento. Diversos estudios han demostrado su utilidad en el diagnóstico de la aspergilosis invasora en pacientes hematológicos, sobre todo en los que no reciben profilaxis antifúngica de amplio espectro (posaconazol o micafungina), mien- tras que en el enfermo no hematológico su papel es más limitado. El otro test utilizado es la detección de β-D-glucano, aunque su uso está aún limitado por su precio y por la relativa baja especificidad. Tanto el galactomanano como el BD glucano destacan por su VPN, que es muy superior al VPP (falsos positivos). El test de flujo lateral de Aspergillus parece prometedor, pero se precisan más estudios. La detección de DNA de Aspergillus en muestras séricas o respiratorias ha recibido mucha atención en los últimos años, pero necesita más evaluación y estandarización para poder ser recomendada y no está disponible en la mayoría de los centros asistenciales. La combinación de varios biomarcadores se está utilizando para mejorar la capacidad de toma de decisiones y, sobre todo, para permitir suspender antifúngicos iniciados de forma empírica en el seno de programas de optimización del uso de antifúngicos. TRATAMIENTO El tratamiento de las formas alérgicas se basa en la administración de glucocorticoides y de antifúngicos orales. Algunos pacientes han res- pondido a la administración de omalizumab. La actitud actual frente al aspergiloma pulmonar puede ser conser- vadora en pacientes sin hemoptisis y cuando no se observa invasión de la cavidad. La resección quirúrgica se reserva para los enfermos con hemoptisis grave. Las formas crónicas y semiinvasoras pueden requerir tratamiento antifúngico de por vida, que suele realizarse con fármacos orales como itraconazol o posaconazol. Los tratamientos de primera elección de la aspergilosis invasora son voriconazol e isavuconazol, que han demostrado una eficacia similar. El isavuconazol tiene mejor tolerancia (no prolonga el intervalo QT y produce menos rash, hepatotoxicidad y alteraciones visuales, además de menos interacciones medicamentosas, aunque su precio es superior. Es conveniente monitorizar los niveles séricos del vorico- nazol. La detección de algunos casos de resistencia a los azoles obliga a mantener la alerta y a realizar siempre un estudio de sensibilidad de las cepas significativas y, por supuesto, en todos los pacientes con evolución insatisfactoria con el tratamiento habitual. La anfotericina B liposómica en dosis de 3 mg/kg de peso puede utilizarse también para el tratamiento de la aspergilosis. No hay datos firmes que apoyen la asociación de antifúngicos en la mayoría de los casos. Los fármacos con indicación de tratamiento de rescate o de segunda línea son la caspofungina, el itraconazol y el posaconazol. Existen también datos alentadores con la micafungina. Es muy recomendable monitorizar las concentraciones de azoles en estos pacientes. En cuanto a la elección terapéutica, según la especie de Aspergillus causante de la infección debe conocerse que la sensibilidad de las diferentes especies a los antifúngicos no es idéntica. Como ya se ha comentado anteriormente, se sabe que A. terreus es más resistente a la anfotericina B, que hay cepas de A. fumigatus que han desarrollado resistencia secundaria a los azoles y que la mayoría de los aislados de A. lentulus son resistentes a los antifúngicos. Por tanto, es esencial iden- tificar hasta nivel de especie todas las cepas causantes de una aspergilosis invasora, así como conocer su perfil de sensibilidad. La duración óptima del tratamiento no está establecida y vendrá determinada por el tipo de paciente, la localización y la extensión de la enfermedad, y el hecho de haber realizado o no intervención quirúrgica. Se recomienda considerar la posibilidad de cirugía en las lesiones pulmonares únicas con alto riesgo de hemorragia masiva (contiguas a grandes vasos o al pericardio) o antes de realizar un tras- plante de progenitores hematopoyéticos o administrar quimioterapia. También en las que afectan a la pared torácica, en las de la piel y las partes blandas, la osteomielitis, la endoftalmitis, la endocarditis, la sinusitis y las afecciones del SNC. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Escribano P, Peláez T, Muñoz P, Bouza E, Guinea J. Is azole resistance in Aspergillus fumigatus a problem in Spain? Antimicrob Agents Chemother 2013;57:2815-20. Garcia-Vidal C, Alastruey-Izquierdo A, Aguilar-Guisado M, Carratalà J, Castro C, Fernández-Ruiz M, et al. Executive summary of clinical practice guide- line for the management of invasive diseases caused by Aspergillus: 2018 Update by the GEMICOMED-SEIMC/REIPI. Enferm Infecc Microbiol Clin 2019;37(8):535-41. Muñoz P, Vena A, Cerón I, Valerio M, Palomo J, Guinea J, PROMULGA Project Group. et al. Invasive pulmonary aspergillosis in heart transplant recipients: two radiologic patterns with a different prognosis. J Heart Lung Transplant 2014;33:1034-40. Ullmann AJ, Aguado JM, Arikan-Akdagli S, Denning DW, Groll AH, Lagrou K, et al. Diagnosis and management of Aspergillus diseases: executive summary of the 2017 ESCMID-ECMM-ERS guideline. Clin Microbiol Infect 2018;24(Suppl 1):e1-e38. Vena A, Bouza E, Álvarez-Uría A, Gayoso J, Martín-Rabadán P, Cajuste F, et al. The misleading effect of serum galactomannan testing in high-risk haemato- logy patients receiving prophylaxis with micafungin. Clin Microbiol Infect 2017;23(12):1000.e1-1000.e4. Mucormicosis ETIOLOGÍA La mucormicosis está causada por hongos del orden Mucorales, que engloba géneros como Rhizopus, Mucor, Rhizomucor, Cunninghame- lla, Lichtheimia (antes Absidia), Saksenaea y Apophysomyces. Son hongos ampliamente difundidos en la naturaleza, incluyendo la vegetación y el suelo, e incluso están presentes en la ropa de cama limpia que se entrega a los hospitales tras su lavado. Pueden ser colonizadores de la piel y las mucosas en el ser humano y, por tanto, su simple aislamiento en cultivo, sin un cuadro clínico acompañante y sin demostración de invasión tisular, no permite el diagnóstico de mucormicosis. Las hifas de Mucorales son muy características, porque se trata de hifas anchas (5-10 µm de diámetro), irregulares, que tienden a bifurcarse formando ángulos rectos y que carecen de septos regulares. Como con- traste, las hifas de los ascomicetos (p. ej., Aspergillus) son más estrechas (2-5 µm) se bifurcan en ángulos agudos y tienen septos regulares. Los Mucorales crecen fácil y rápidamente en cultivo, y producen colonias de aspecto algodonoso y crecimiento exuberante. Esto ocurre siempre que los tejidos y muestras que se siembran no se trituren y se procesen pequeños fragmentos de tejidos sin machacar. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N X V II CAPÍTULO 275 Mucormicosis © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 2235 PATOGENIA La mucormicosis es una infección de adquisición exógena, la mayor parte de las veces de origen comunitario y, raramente, aunque de forma creciente, de adquisición nosocomial. En la mayor parte de los casos, la infección se produce por inhalación de esporas del hongo, aunque también pueden producirse infecciones a través de una puerta de entrada cutánea, mucosa o por ingestión. En el caso de las infecciones nosocomiales, se han descrito brotes epidémicos asociados a conta- minación del aire acondicionado, esparadrapos o depresores linguales contaminados. La especie humana tiene una inmunidad natural muy eficaz frente a Mucorales, por lo que la mucormicosis se presenta casi exclusivamenteen pacientes con enfermedades subyacentes graves. A pesar de ello, es la tercera causa de infección fúngica invasora tras la candidiasis y la aspergilosis, con una frecuencia estimada de 1,7 casos por cada millón de habitantes y año. Una de las situaciones clínicas en que la mucormicosis es más frecuente es la acidosis metabólica, y en especial la cetoacidosis dia- bética. También se ha demostrado una relación entre la mucormicosis y el tratamiento con deferoxamina de las situaciones de sobrecarga de hierro. El fármaco actuaría como un sideróforo que utilizaría el hongo con facilidad, potenciando su crecimiento. Los pacientes inmunode- primidos, como los tratados con glucocorticoides, los receptores de un trasplante de órgano sólido, los infectados por el HIV y, particu- larmente, los pacientes con neutropenia yatrógena por el tratamiento con quimioterapia de neoplasias hematológicas, son enfermos con predisposición a padecer mucormicosis. Más raramente se han des- crito casos de mucormicosis en pacientes con malnutrición, grandes quemados, niños prematuros y pacientes traumatizados en catástrofes con heridas contaminadas con agua y detritus, y en ocasiones en pacientes sanos. En los últimos años se ha descrito un incremento sustancial en el número de casos de mucormicosis en pacientes con neoplasias hematológicas tratados en instituciones que emplean pro- filácticamente azoles de amplio espectro (voriconazol, itraconazol) que carecen de actividad frente a estos hongos (fig. 275-1). En países menos desarrollados siguen predominando formas rinocerebrales, complicando con frecuencia a pacientes con diabetes mellitus en situación de cetoacidosis. EPIDEMIOLOGÍA Como se ha comentado anteriormente, la incidencia de la mucor- micosis se estima en cifras próximas a un caso por cada millón de habitantes, pero los datos varían enormemente de unas a otras latitudes. Las enfermedades y los factores predisponentes más frecuentes son muy diversos. La diabetes mellitus, particularmente en situación de cetoacidosis, puede responder hasta de un tercio de los casos en algunas series y suele predisponer a formas rinocerebrales de la enfermedad. Las enfermedades hematológicas malignas, particularmente las aso- ciadas a neutropenia y a pacientes que reciben profilaxis antifúngica con derivados azólicos no activos frente a Mucorales, suelen predisponer a formas pulmonares. Las formas cutáneas son las más frecuentes en los casos que se asocian a trasplantes de órgano sólido o a traumatismos. ANATOMÍA PATOLÓGICA Desde el punto de vista histopatológico, la mucormicosis es una infec- ción aguda con un infiltrado predominantemente de polinucleares alrededor de las hifas fúngicas. De forma característica, las hifas invaden los tejidos, con una acusada tendencia a invadir los vasos sanguíneos, y a producir trombosis y necrosis hemorrágica de los tejidos. CUADRO CLÍNICO La mucormicosis es una infección causada por hongos del orden Mucorales que puede adquirirse por vía aérea o digestiva, o por ino- culación transcutánea. Se caracteriza por una invasión vascular y tisular por hongos filamentosos de dicho orden, con la consecuencia de necrosis tisular de rápida evolución. Afecta preferentemente, pero no exclusivamente, a pacientes inmunocomprometidos, y es causa de una elevada morbimortalidad. Su incidencia puede haberse vis- to incrementada en años recientes por el uso extensivo de agentes antifúngicos activos frente a Candida y Aspergillus, pero inactivos frente a Mucorales. Desgraciadamente, no existen signos o síntomas clínicos específicos de la mucormicosis; sin embargo, el clínico debe sospechar la presencia de esta entidad ante un cuadro clínico en el que exista necrosis tisular, generalmente de rápida evolución, que es un dato característico de la infección por estos hongos, en un paciente perteneciente a uno de los grupos de riesgo antes descrito. Mucormicosis rinocerebral Es la forma más frecuente de presentación de las mucormicosis, par- ticularmente en pacientes con cetoacidosis diabética. La infección se origina en los senos paranasales, desde donde la enfermedad puede progresar lentamente o de forma muy rápida y agresiva para invadir los tejidos adyacentes. Los síntomas clínicos reflejan la afección secuencial de los diferentes órganos por el hongo y consisten en: congestión nasal, rinorrea oscura, epistaxis, dolor facial, cefalea, fiebre y malestar general. Cuando la enfermedad progresa, puede aparecer edema facial y periorbitario, visión borrosa, quemosis palpebral, diplopía, proptosis y pérdida de visión en el ojo afecto. La progresión de la infección hacia la boca puede provocar ulceraciones necróticas indoloras en el paladar duro. En fases más avanzadas se puede producir la invasión del SNC con disminución del nivel de consciencia, trombosis del seno cavernoso, manifestada por ceguera, oftalmoplejía, anestesia corneal y anhidrosis facial, o trombosis de la carótida interna con hemiplejía. El estudio radiográfico, particularmente la TC y la RM craneal, es imprescindible para una adecuada evaluación de la extensión de la infección y guiar el tratamiento quirúrgico. Mucormicosis pulmonar Al contrario de lo que se ha comentado con respecto a las formas rino- cerebrales de la mucormicosis, la enfermedad pulmonar afecta funda- mentalmente a pacientes con neutropenia profunda o con tratamiento prolongado con glucocorticoides. El desuso de la deferoxamina como agente quelante del hierro ha hecho que los casos asociados con este tratamiento hayan desaparecido prácticamente en nuestro medio. Más raramente, la mucormicosis pulmonar puede presentarse en pacientes con diabetes, trasplante de órgano sólido o infección por el HIV. Mucormicosis cutánea en un paciente con leucemia aguda. Se observa la clásica necrosis tisular característica de la enfer- medad. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 2236 SECCIÓN XVII Enfermedades infecciosas Las formas clínicas de presentación de la mucormicosis pulmonar son muy variadas y pueden incluir: nódulo solitario, consolidación lobar o segmentaria, cavitación y lesiones bronconeumónicas, que se acompañan de manifestaciones clínicas inespecíficas, como fiebre, tos, hemoptisis o disnea. La evolución de la mayor parte de los casos es muy rápida, aunque existen raras ocasiones en las que las lesiones se croni- fican. Tal como se ha comentado previamente, la lesión característica de la infección por Mucorales es la necrosis producida por la invasión de los vasos, lo que en el pulmón se traduce en cavitación, hemorragia, imágenes de infarto «en cuña» y ocasionalmente hemoptisis masiva, que puede ser fatal. La mucormicosis, en ausencia de tratamiento, puede extenderse a la pleura, el pericardio, la pared torácica y el diafragma. Mucormicosis cutánea y de las partes blandas La afección de la piel y las partes blandas por Mucorales puede ser consecuencia de inoculación directa o resultado de enfermedad dise- minada. En su forma de presentación más frecuente, la infección se produce sobre zonas previamente dañadas, como heridas quirúrgicas o zonas de inserción de catéteres venosos, entre otras. Como ocurre en todas las mucormicosis, la enfermedad primaria de la piel invade rápidamente no sólo el tejido celular subcutáneo, sino también la fascia, el músculo y el hueso subyacente. Además de la necrosis, puede verse sobre ella el crecimiento macroscópico de hifas aéreas («pus peludo»), que convierte las lesiones en características (fig. 275-2). Las lesiones cutáneas secundarias a diseminación hematógena son, sin embargo, nodulares, con una mínima destrucción de la epidermis en un princi- pio, aunque rápidamente desarrollan un centro necróticoequimótico. Mucormicosis gastrointestinal La enfermedad gastrointestinal producida por Mucorales es excepcio- nal. La infección puede afectar a cualquier porción del tubo digestivo, y se caracteriza por la invasión de la mucosa, la submucosa y los vasos sanguíneos por el hongo. Los síntomas que produce son variados e incluyen: dolor abdominal, distensión, náuseas, vómitos, diarreas, hematemesis y, en casos avanzados, rotura de la pared del tubo diges- tivo y aparición de peritonitis. Otras formas clínicas La endocarditis producida por Mucorales es excepcional y ocurre en relación con válvulas protésicas. Como ocurre en otras endocarditis fúngicas, en el caso de la endocarditis por Mucorales se producen vegetaciones grandes y frecuentes embolias arteriales. La mucormi- cosis cerebral aislada es una infección muy rara que se ha observado en pacientes con leucemia, usuarios de drogas por vía parenteral y tras intervención quirúrgica por traumatismo craneal. Otras formas excepcionales que han sido descritas de infección por Mucorales son la mucormicosis renal, la peritonitis asociada a diálisis peritoneal o la osteomielitis. DIAGNÓSTICO El diagnóstico de mucormicosis se basa fundamentalmente en una elevada sospecha clínica. Su confirmación se hace sobre el aislamiento de microorganismos de la familia Mucorales en muestras clínicas esté- riles y se confirma por la demostración de invasión tisular en muestras histológicas por hifas gruesas, no tabicadas y ramificadas en ángulos rectos. Es importante prevenir que el mero aislamiento de Mucorales de superficies cutáneo-mucosas puede ser una simple colonización y no establece el diagnóstico. Mucorales no producen ni 1-3 β-D glucano ni galactomanano y, por tanto, lo que hay que esperar de esos test en pacientes con mucormicosis es su negatividad. Million et al. han desarrollado una PCR multiplex, cuantitativa, que detecta DNA circulante en la sangre en el 90% de los pacientes con infecciones por Mucor/Rhizopus, Lichtheimia y Rhizomucor. El test permite ser usado para el seguimiento de los episodios, pero no está comercialmente disponible. Existen también técnicas de PCR para identificación de Mucorales in situ en muestras tisulares. TRATAMIENTO La mucormicosis, como el resto de las infecciones fúngicas invasoras, es una infección con una elevada mortalidad, que oscila entre el 10% y el 70%. Esta mortalidad tiende a ser menor en las series publicadas en los últimos años y en las formas cutáneas de la enfermedad, y mayor en las formas rinocerebral y pulmonar. El tratamiento de la mucormicosis se basa en cuatro principios: un diagnóstico rápido, la eliminación de los factores predisponentes, el desbridamiento y la resección quirúrgica, y el tratamiento antifúngico adecuado. Nunca se insistirá bastante en la importancia de un diagnós- tico precoz en todas las infecciones fúngicas profundas, y en particular en la mucormicosis. Entre los factores predisponentes corregibles están la cetoacidosis diabética y la interrupción del tratamiento con glucocorticoides o inmunosupresores. La intervención quirúrgica rápida y lo más completa posible cons- tituye el paso capital en el tratamiento de la mucormicosis. De hecho, está perfectamente demostrado que esta actitud, combinada con el uso de antifúngicos, resulta siempre superior al uso de antifúngicos exclusi- vamente. En casos en los que no es posible una resección completa de los tejidos invadidos, debe regir el principio de que más vale una intervención con resección parcial del tejido necrótico que no realizarla en absoluto. Desafortunadamente, el cumplimiento de este principio es más fácil en las formas cutáneas o rinocerebrales que en las formas viscerales. Las formas muy extensas o diseminadas, particularmente las formas pulmonares o diseminadas en el paciente neutropénico, hacen muy difícil o imposible la intervención quirúrgica en muchos de los casos. La anfotericina B liposomal (5-10 mg/kg/día) es el tratamiento de elección. Ni la combinación con equinocandinas ni la combinación con posaconazol han demostrado superioridad sobre el tratamiento con anfotericina B sola. Se recomiendan las dosis de 10 mg/kg/día para pacientes con afectación del sistema nervioso central. El fluconazol, el itraconazol y el voriconazol carecen de actividad clínica significativa en el tratamiento de las infecciones causadas por Mucorales. El posaconazol es también un derivado azólico con acti- vidad in vitro e in vivo frente a Mucorales, pero la información sobre su uso como fármaco de primera línea en el tratamiento de la mucor- micosis es muy escasa. Se usa, por tanto, como fármaco profiláctico o de consolidación de tratamientos antifúngicos realizados con otros fármacos. Se han descrito episodios «de mucormicosis de brecha» en pacientes en profilaxis con posaconazol. Recientemente ha entrado en el mercado el isavuconazol, un azol oral e intravenoso con actividad frente a Mucorales y buena toleran- cia. El estudio VITAL comparó casos de mucormicosis, tratados con isavuconazol, con controles no simultáneos de bases de datos interna- Mucormicosis. Signo del «pus peludo». Obsérvense las hifas algodonosas (asterisco) que crecen directamente sobre el propio tejido del paciente. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N X V II CAPÍTULO 276 Criptococosis © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 2237 cionales. Los casos tratados con isavuconazol tuvieron una mortalidad cruda a los 42 días del 33%, similar al 39% de los controles tratados con anfotericina B liposomal. Las equinocandinas (caspofungina, anidulafungina) no son activas primariamente en pacientes con mucormicosis, pero se han utilizado en combinación con la anfotericina B, puesto que algún estudio ha sugerido que podrían mejorar los resultados que se obtienen con la monoterapia con anfotericina B. El tratamiento combinado con anfotericina B y fármacos como la 5-flucitosina, la rifampicina o las tetraciclinas en un intento de obtener un efecto sinérgico no ha demostrado aumentar la probabilidad de curación. El deferasirox, un quelante del hierro con un mecanismo de acción diferente al de la deferoxamina, que, como se ha comentado previa- mente, favorece la aparición de la mucormicosis, levantó expectativas sobre su eficacia como tratamiento coadyuvante de la mucormicosis. Sin embargo, un estudio clínico aleatorizado sobre la eficacia de la combinación de anfotericina B con deferasirox en comparación con el antifúngico sólo fue desalentador. El uso de oxígeno hiperbárico es un potencial auxiliar en el trata- miento de la mucormicosis, especialmente en enfermos diabéticos con enfermedad rinocerebral, donde las altas concentraciones de oxígeno podrían disminuir el crecimiento del hongo al tiempo que mejorar la actividad de los fagocitos. La demostración de la eficacia clínica de este tratamiento aguarda a la realización de ensayos clínicos adecuados que parecen poco factibles. Otras posibles alternativas terapéuticas, de utilidad incierta en el tratamiento de esta infección fúngica, consisten en el uso de citocinas, como el interferón-γ o el factor estimulante de crecimiento de granulocitos y macrófagos, o de antibióticos, como la colistina. De manera genérica, la prevención de los factores que facilitan su aparición es la mejor manera de prevención de la mucormicosis. Adicionalmente, la utilización de la profilaxis con posaconazol en las unidades de tratamiento de neoplasias hematológicas ha mostrado reducir los casos de mucormicosis en esta población. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Bassetti M, Bouza E. Invasive mould infections in the ICU setting: complexitiesand solutions. J Antimicrob Chemother 2017;72(suppl 1):i39-47. Dadwal SS, Kontoyiannis DP. Recent advances in the molecular diagnosis of mucormycosis. Expert Rev Mol Diagn 2018;18(10):845-54. Guinea J, Escribano P, Vena A, Munoz P, Martinez-Jimenez MD, Padilla B, et al. Increasing incidence of mucormycosis in a large Spanish hospital from 2007 to 2015: Epidemiology and microbiological characterization of the isolates. PloS One 2017;12(6):e0179136. Lanternier F, Poiree S, Elie C, Garcia-Hermoso D, Bakouboula P, Sitbon K, et al. Prospective pilot study of high-dose (10 mg/kg/day) liposomal amphotericin B (L-AMB) for the initial treatment of mucormycosis. J Antimicrob Chemother 2015;70(11):3116-23. Marty FM, Ostrosky-Zeichner L, Cornely OA, Mullane KM, Perfect JR, Thompson GR 3rd, et al. Isavuconazole treatment for mucormycosis: a single-arm open-label trial and case-control analysis. Lancet Infect Dis 2016;16(7):828-37. © 2020. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Criptococosis N. SOPENA GALINDO, M.a L. PEDRO-BOTET MONTOYA 276 ETIOLOGÍA La criptococosis es una micosis sistémica de distribución mundial, causada habitualmente por Cryptococcus neoformans, que afecta generalmente a individuos inmunodeprimidos. El género Crypto- coccus incluye más de 30 especies, aunque C. neoformans y, con menor frecuencia, C. gattii causan infecciones en el ser humano. Es un hongo levaduriforme, que aparece rodeado de una cápsula polisacárida en los tejidos y en los medios de cultivo bacteriológicos y micológicos. Sobre la base de los determinantes antigénicos del polisacárido capsular y de diferencias genéticas, se distinguen cuatro serotipos, dos especies y dos variedades: C. neoformans variedad grubii (serotipo A), C. neoformans variedad neoformans (serotipos D) y C. gattii (serotipos B y C). EPIDEMIOLOGÍA Y PATOGENIA Existen diferencias importantes en la ecología de las variedades grubii y neoformans respecto de C. gattii y de C. neoformans. Las variedades neoformans y grubii son saprófitos de la naturaleza de distribución universal y se aíslan a partir de los excrementos secos de las aves. Sin embargo, es probable que su nicho ecológico sean los vegetales en descomposición y la madera de ciertos árboles en áreas frecuentadas por pájaros, especialmente palomas y pollos, que ingerirían vegetación contaminada. La variedad grubii es la más común en zonas templadas como Europa y EE. UU. Por el contrario, C. gattii no se ha podido ais- lar en los pájaros y procede de ciertas especies de eucaliptos que crecen fundamentalmente en regiones tropicales y subtropicales (Australia, sur de California, Brasil, Hawái, sudeste asiático y África central) y de otros árboles, como abetos, arces y robles, como sugiere el brote de criptococosis que se describió en la isla de Vancouver (Canadá). Sin embargo, la descripción de clusters causados por esta especie en el noroeste de Norteamérica muestra un cambio en la epidemiologia de esta especie. La importancia de las distintas especies y variedades de cripto- coco varía en función de la localización geográfica y de la enferme- dad subyacente del paciente. Así, hasta el inicio del sida, la variedad más prevalente era la neoformans, mientras que en infectados por el HIV prevalece la variedad grubii, y en inmunocompetentes, C. gattii, que, debido a las mejoras indiscutibles en su identificación, se aísla de forma creciente también en inmunodeprimidos. El mecanismo de infección humana por criptococo no está claro, y se baraja la inhalación de aerosoles originados en los excre- mentos de las palomas o en los eucaliptos y la ingesta de vegetales contaminados por este hongo. Se ha descrito la transmisión entre individuos a través de órganos trasplantados, y se han comunicado casos de infección nosocomial y de transmisión maternofetal. No se conoce ningún caso de contagio a partir de animales enfermos. De forma excepcional, la infección se transmite por punción accidental y ocasiona una enfermedad cutánea localizada. Los principales factores de virulencia son la cápsula, la producción de melanina y la capacidad de crecer a temperaturas elevadas en el cuerpo de los mamíferos. La inhalación del hongo se sigue habitualmente de una infec- ción pulmonar asintomática que puede permanecer latente mien- tras la inmunidad se mantenga íntegra. Sin embargo, según el tamaño del inóculo, de la virulencia de la cepa y, especialmente, de la situación inmunológica del huésped, la infección pulmonar puede ser sintomática y diseminarse por vía hematógena al sis- tema nervioso central o a cualquier otro órgano. El período de incubación no se conoce. La mayoría de las infecciones sintomáticas se producen en pacientes con alguna enfermedad que altera la inmunidad celular. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org Push Button0: