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Método de Bluemel

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Método de bluemel
Bluemel considera que la tartamudez forma parte de un síndrome en el que nos encontramos con un lenguaje que se ha desorganizado, o que no ha logrado organizarse y en el que el sujeto, en su lucha por expresarse, desarrolla fobias o aversión a hablar.
El primer paso debe ser considerar el ambiente hogareño. La tartamudez es a menudo desencadenada por tensiones ambientales que actúan sobre la labilidad neuropsiquica del tartamudo; por lo tanto, es necesario evitar discusiones y disputas entre los padres u otros miembros de la familia, que perturben su tranquilidad y lo priven de la sensación de seguridad que necesita.
Si bien es aconsejable que el tartamudo practique algún deporte, debe evitarse el Excel de cansancio físico como todo motivo de sobre excitación nerviosa. Sabemos que el sueño es el mejor reparador del sistema nervioso, por lo tanto, el tartamudo debe dormir suficiente cantidad de horas, ayudándose con sedante en caso de que sea necesario, siempre bajo estricto control médico.
Según Bluemel, en la edad escolar, debe orientarse hacia la reorganización del pensamiento y del lenguaje del tartamudo, dividiendo el plan en tres etapas:
1) Debe explicarse al paciente que el habla es la expresión de pensamiento. Se le hacen escuchar dosis en alemán, francés e inglés, para demostrarle que el lenguaje es reflejo del pensamiento, que si pensamos en alemán, hablamos en alemán, etc.
2) Brindar buenos modelos de expresión oral. El terapeuta lee una frase corta que el paciente deberá repetir. Pueden utilizarse grabadores para que los niños oigan modelos correctos del lenguaje. 
3)Establecer el hábito de un pensamiento fluido. El fonoaudiólogo fórmula preguntas: como te llamas? Cuántos años tenes? Cuántas ventanas hay en la clase? El paciente debe pensar elaborando mentalmente la frase que contestaría esa pregunta. Si cree que la respuesta ha sido correctamente elaborada, levanta la mano derecha. Si pasa lo contrario, levantará la izquierda e intentará las veces que sea necesario hasta lograrlo
La tercera etapa puede combinarse con la segunda, teniendo en cuenta que lo importante no es el ejercicio motor sino la organización de pensamiento.
A medida que se avanza en la ejercitación, el niño puede formular la respuesta sin sonido, solo con el movimiento de los labios.
Más adelante con voz cuchicheada y finalmente con voz alta. Debemos tener siempre presente que lo que importa es obtener esquemas de pensamiento correctos y que el habla será el resultado de estos esquemas.
El tartamudo deberá adquirir sensación de fluidez a través de las experiencia positivas que le ofrece el hablar en grupo. Así irá adquiriendo confianza en si mismo, eliminando el factor miedo a la tartamudez, reemplazándolo por la sensación de “puedo hablar bien”.
La lectura en grupo puede ser grabada para que al ser pida nuevamente refuerce su sensación de fluidez.
En un periodo de transición podemos hacer lo siguiente:
1) El sujeto graba un texto en un grabador.
2) Lo aprende de memoria
3) Lo dice en voz alta, al mismo tiempo que el grabador lo retransmite a baja intensidad; el paciente maneja el volumen del grabador a voluntad, de modo que si en algún momento se bloquea aumenta el volumen para que no haya interrupciones, cuando siente que puede volver a hablar bien, baja el volumen del grabador.
Una vez que hemos logrado eliminar el factor fóbico, estamos en condiciones de enseñarle a hablar correctamente. Comenzamos con frases cortas, que el paciente debe elaborar mentalmente antes de decirlas.

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