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Neurolinguistica y fisiopatología

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Neurolinguistica y fisiopatología (afasiologia)
Etapas históricas en el estudio de los trastornos del lenguaje
Introducción
Cada vez se hace más provechoso un examen detenido de las investigaciones sobre alteraciones del lenguaje a lo largo de la historia de más de 100 años que abarca su estudio. En los últimos años numerosos autores han dedicado valiosos trabajos al análisis crítico de publicaciones del siglo pasado cuyo valor es indiscutible.
Primeros conceptos sobre alteraciones del lenguaje (Broca, Jackson)
La contribución de Broca tiene interés no tanto porque parece ser la primera indicación clínica o anatomoclinica en la historia de la afasia, sino porque inaugura el período de la investigación sistemática de las alteraciones del lenguaje.
Igualmente el trabajo de Broca En este terreno ayuda a centrar la atención de los estudiosos en el sustrato anatómico de las alteraciones del lenguaje. Fueron varios los determinantes en ambos aspectos y resulta procedente de intentar un examen de algunos de ellos para firmar los puntos de vista expuestos algo más arriba.
A mediados del siglo pasado tanto la anatomía patológica como el método propiamente dicho tiene un desarrollo importante signado por algunas figuras como un Morgagni, Rokitanski y otros.
Habían logrado establecer numerosas relaciones causales entre órganos alterados en su estructura y los correspondientes hechos clínicos, y algunas de esas comprobaciones se efectuaron en la patología cerebral
Tiene también su peso el auge que había logrado la doctrina de las localizaciones anatómicas, cerebrales, iniciado por la frenologia de Gallo y Spurzeheim (1810)
Según las referencias con las que se cuenta, Broca había terciado una discusión en la Sociedad de Antropología de París con motivo de la presentación de un cráneo mexicano por Gratiolet. En estas circunstancias Auburtin sostuvo que el volumen del cerebro estaba en relación con el grado de inteligencia y compartía la hipótesis formulada años antes por Bouillaud referida a qué las diversas zonas cerebrales tienen distintas funciones, contrariamente a la opinión defendida por Gratiolet. Broca supuso que podría interesar a Auburtin comprobar la naturaleza del trastorno del lenguaje que presentaba uno de sus pacientes, del que semanas después pudo presentar el cerebro.
Cómo se aprecia, las condiciones mismas de la discusión hicieron que no pudiera verse otro problema que el de la relación de las funciones con las estructuras cerebrales y que, por lo tanto, residiera en una cuestión de localizaciones.
Así es como los trabajos de Broca se insertan en un marco definido rigurosamente por las exigencias del método anatomoclinico y por el desarolrollo incipiente aún de la neuroanatomía del cerebro.
A esto se agregó el apasionamiento que se genera cuando se contraponen principios. Y fue éste apasionamiento el que alimentó las sucesivas reuniones dedicadas al tema por la Sociedad de Antropología y la cuestión de las prioridades suscitada por Dax. Éste sostenía que su padre había presentado a la Sociedad de Medicina de Montpellier casos de lesión del hemisferio cerebral izquierdo con trastornos del lenguaje. Al parecer esto no acabó de convencer a Broca.
Por lo tanto, los trabajos de Broca, a los que se agrega la hipótesis de Bouillaud de que los lóbulos frontales tienen un papel en la función del lenguaje y la reivindicación de Dax para su padre dejaron definida firmemente la cuestión de las alteraciones del lenguaje como una relación de dependencia respecto a un sustrato anatómico alterado en el cerebro.
Broca, cirujano y antropólogo, siguió contribuyendo al problema de las alteraciones del lenguaje, pues además de presentar nuevos documentos anatómicos, distinguió alteraciones de la elocución, a las que denominó “afemia”, de las correspondientes a la conexión entre ideas y palabras. A estas últimas las consideró derivadas de una forma particular de pérdida de la memoria, por lo cual las llamó “amnesia verbalis”, usando una denominación de Lordat relativa a pérdida de la conexión entre palabra e ideas.
Un enfrentamiento polémico personal tuvo lugar entre Broca y Jackson, en 1868, en la reunión de la British Association for the Afvancement of Sience dedicada a las cuestiones del lenguaje. Pero la perspectiva histórica revela que más que una divergencia entre dos personas, a partir de ése momento se dibuja una contradicción entre dos bases conceptuales localizacionista, estigmatizada después por Head. Por el contrario, su argumentación era mesurada y criteriosa. Sin embargo, es indiscutible que la presentación de sus casos Leborgne y Lelong constituyó efectivamente un punto de partida cierto para la orientación de la primera presentación localizacionista que siguió.
Cinco años después de la primera presentación de Broca, apareció el ariticulo inicial de Jackson sobre “la fisiología y la patología del lenguaje”. Cabe destacar que así como la polémica de París se había desarrollado bajo la forma Dada por la localización de las funciones en el cerebro, la orientación que el gran clínico inglés imprimió a sus propias intervenciones estuvo apoyada en la línea conceptual vigente en los círculos científicos ingleses. Ésta estaba representada principalmente por Herbert Spencer, cuya concepción evolucionista constituyó uno de los impulsos que llevaron a Darwin a publicar The Origin of species y cuyo interés (el de Spencer) por la psicología influyó a Jackson. Éste era un brillante clínico de Londres y sus inteligentes aportes a una serie de capítulos de la neurología pertenecen hoy al ámbito universal. Pero si preocupación por las cuestiones del lenguaje ahonda en la dificultad de explicar procesos psicológicos, como son los del lenguaje ñ, con datos anatómicos.
Por eso, ya desde el artículo de 1868 que mencionamos, niega la existencia de una supuesta “facultad de lenguaje” y aproxima la búsqueda de las vinculaciones casuales a algo más complejo, pero más cierto que la mera localización anatómica. Bajo la influencia de las ideas evolucionistas de Spencer y de Bainen psicología, Jackson fue modificando gradualmente su propio criterio sobre los problemas del lenguaje desde 1868hadta 1893, fecha de la publicación de su último artículo. Esto es evidente al considerar la forma en que gravitó sobre sus contemporáneos, y luego -tras la publicación realizada por Head de sus principales trabajos-, sobre los neurólogos que abordaron el asunto a partir de 1930, aproximadamente. Jackson es citado por diversas razones, a veces muy contradictorias entre sí. Para nosotros en muy importante destacar que si desde su primera publicación resiste la noción de la localización anatómica de la “facultad del lenguaje”, considerada esencial por sus colegas del continente, en 1878 expresa con gran lucidez un programa de investigaciones que conserva toda si fuerza: “Un método que está basado en clasificaciones que son en parte anatómicas y fisiológicas y en parte psicológicas confunde los objetivos reales. Éstas clasificaciones mixtas llevan a expresiones tales como que una idea de una palabra produce un movimiento articulatorio… No podemos avanzar bien ni con la psicología ni con la anatomía ni con la patología de nuestro tema. Debemos considerar a veces uno, a veces el otro, intentando fijar una correspondencia entre ellos.”
En primer lugar, Jackson estaba interesado en demostrar que el tema que debía ocupar la atención de los médicos era el de la relación entre funciones y estructuras anatómicas que daban por resultado una actividad psicológica como la del lenguaje.
En segundo lugar, consideraba que el lenguaje es el sustrato del pensamiento porque éste se elabora a expensas de la actividad motora del lenguaje: “Visto tanto anatómica como fisiológicamente, afirmamos que los mismos procesos nerviosos corresponden al lenguaje interno como al externo. La diferencia es que la excitación de ésos procesos nerviosos al hablarse a sí mismo es tan leve que las corrientes nerviosas que se producen no llegan a los músculos articulatorios yvocales; al hablar en vos alta, la excitación es fuerte y las corrientes alcanzan ésos músculos”
Aunque éste punto de vista, no es el correcto en cuanto a la relación entre pensamiento y lenguaje, pero en su momento desempeñó un papel relevante al señalar un vínculo fisiológico entre ambos.
En tercer lugar, definió al lenguaje como un sistema basado en proposiciones, con lo que ayudó a comprender mejor algunos problemas planteados ulteriormente por las alteraciones fundamentales del síndrome afásico, para el que la identificación de alteraciones del lenguaje con lesiones anatómicas era, en el mejor de los casos, un aspecto parcial.
En todos sus artículos sobre el tema queda claro que para Jackson lo más importante era definir relaciones funcionales dentro de un sistema complejo como es el lenguaje, sustrayéndose en lo posible del peso de lo anatómico. Desde el primer artículo, en el que separa el lenguaje “automático” del “voluntario”, critica el supuesto de que la llamada “ facultad del lenguaje”, la pérdida de ésta facultad estaría determinada por el hecho de que “las partes que ayudan a formar los símbolos están afectadas”.

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