Logo Studenta

En qué se diferencian las agresiones sexuales cometidas en solitario y en grupo

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

Agresiones sexuales en grupo versus en solitario. INTERDISCIPLINARIA, 2022, 39(2), 55-71 55
https://doi.org/10.16888/interd.2022.39.2.4
¿En qué se diferencian las agresiones sexuales cometidas 
en solitario y en grupo? Una revisión sistemática
How are solo versus multiple perpetrator sexual assaults different? 
A systematic review 
Jesús de la Torre Laso1, José Carlos Toro Pascua2 y Manuel Martín Rodríguez3
1Universidad de Salamanca, España. https://orcid.org/0000-0002-9221-4027 
E-mail: jesustl@usal.es
2Universidad de Salamanca, España. https://orcid.org/0000-0002-1783-6395 
E-mail: jctoro@usal.es 
3Universidad de Salamanca, España. E-mail: manuelm@usal.es 
Facultad de Psicología. Universidad de Salamanca, España.
Resumen
El estudio de las agresiones sexuales ha 
tenido una gran relevancia e interés en la 
literatura. Las agresiones sexuales en grupo 
representan una pequeña proporción de todas 
las agresiones sexuales cometidas, pero 
presentan unas características específicas. 
La presente revisión sistemática examinó las 
variables de los delitos de agresión sexual 
cometidos en solitario versus en grupo. Se 
realizó una búsqueda bibliográfica en las 
bases de datos Psycinfo, Academic Search 
(EBSCO) y Google Scholar, y se encontraron 
ocho documentos que cumplían las condi-
ciones de inclusión. Los resultados muestran 
que existe evidencia de las diferencias cualita-
tivas entre las agresiones sexuales cometidas 
según el número de infractores. Las dinámicas 
que se promueven en los grupos explican la 
participación de los sujetos en las agresiones 
sexuales en grupo. El comportamiento colec-
tivo favorece las agresiones sexuales en grupo 
por los procesos inherentes a él. Los delin-
cuentes son, en su mayoría, hombres. Los 
delincuentes solitarios tienen una mayor edad 
y, a medida que los grupos son más grandes, 
la edad de los agresores disminuye. En cuanto 
a las víctimas, son más jóvenes que los agre-
sores, sobre todo en los casos perpetrados por 
múltiples sujetos, y ofrecen una mayor resis-
tencia ante las agresiones en solitario. Se ha 
confirmado que en las agresiones en grupo se 
llevan a cabo más actos sexuales y se utiliza 
más la violencia. Por otro lado, no aparecen 
diferencias en cuanto al uso de alcohol y la 
presencia de armas en las agresiones. Estos 
resultados tienen implicaciones para la 
prevención del delito y el tratamiento de las 
víctimas.
Palabras clave: agresión sexual, solitario, 
agresiones sexuales en grupo, víctimas, grupos
Abstract
The study of sexual assault has had great 
relevance and interest in the literature. Group 
sexual assaults represent a small proportion of 
all sexual assaults committed, but they have 
specific characteristics. Internationally, it is 
established that between 10 and 33 % of sexual 
assaults have been committed by multiple 
authors. Describing the differences between 
individual versus group sexual assaults has 
been a challenge for researchers. The litera-
ture has concluded that there is a difference 
https://orcid.org/0000-0002-9221-4027
mailto:jesustl@usal.es
https://orcid.org/0000-0002-1783-6395
mailto:jctoro@usal.es
mailto:manuelm@usal.es
de la Torre Laso, Toro Pascua y Rodríguez
Agresiones sexuales en grupo versus en solitario. INTERDISCIPLINARIA, 2022, 39(2), 55-7156
in the etiology of sexual assaults committed 
according to the number of authors. While 
in solo sexual assaults personal vulnerability 
factors may explain why these crimes are 
committed, in group assaults group behavior 
dynamics explain the interaction between 
more subjects. This systematic review exam-
ined the variables of sexual assault crimes 
committed alone versus in a group. A litera-
ture search was conducted on the Psycinfo, 
Academic Search (EBSCO) and Google 
Scholar databases. In the first analysis a total 
of 34 studies were initially identified, and 
after filtering the reasons for exclusion the 
analysis was performed with eight investiga-
tions. The results show that there is evidence 
of qualitative differences between sexual 
assaults committed according to the number 
of offenders. The dynamics promoted in the 
groups explain the subjects’ participation in 
group sexual aggressions. Collective behavior 
favors sexual aggressions in groups because 
of the processes inherent to the group. The 
most common group was two subjects (dyad) 
although the average group was usually 
composed of three subjects. The offenders 
are mostly men; the lone offenders are older, 
and as the groups become larger, the age of 
the offenders decreases. Research has shown 
that the majority of victims are female, both 
in single and group assaults. Victims are also 
younger than the perpetrators, especially in 
multi-subject attacks, and they are more resis-
tant to single-aggression attacks. The place 
where the crime is committed presents signif-
icant differences. Some authors found that 
offenders in groups of three or more people 
often commit the assault in an indoor space, 
although others found that lone offenders were 
more likely than group offenders to rape the 
victim indoors, especially in the bedroom. It 
has been confirmed that in group aggressions 
more sexual acts are carried out and more 
violence is used. Vaginal penetration is the 
most committed sexual assault, followed by 
anal and oral rape. In all cases, vaginal rape is 
more prevalent among group sexual assaults, 
even more so when the assaults are committed 
by groups of three or more subjects. Studies 
of multiple perpetrator sexual assaults show 
that this type of act increases the probability 
of suffering more injuries and long-term 
health problems. Another conclusion that can 
be drawn is that there are significant differ-
ences in the timing of stranger assault, with 
a higher likelihood of a stranger assault in 
group rapes. On the other hand, there is also 
a relevance in the presence of other instru-
mental factors such as alcohol and weapons. 
As for alcohol, it showed a significant rela-
tionship in sexual assaults. Although the pres-
ence of weapons in sexual assaults is not very 
common, some research has confirmed that 
groups tend to threaten victims with a weapon 
to a greater extent, and the knife is often the 
most common weapon. The results found are 
particularly relevant to understanding sexual 
assault crimes and have implications for crime 
prevention and the treatment of victims. 
Keywords: sexual assault, solo, multiple 
perpetrator sexual assault, victims, groups
Introducción
Se puede definir como violencia sexual 
a la actividad sexual en la que no se obtiene 
el consentimiento o este no se da libremente 
(Tharp et al., 2013). Se estima que el 35 % 
de las mujeres de todo el mundo, en algún 
momento de sus vidas, ha sufrido violencia 
física o sexual por parte de un compañero 
sentimental o violencia sexual por parte de 
otra persona distinta, cifra que no incluye el 
acoso sexual (Chaib et al., 2013).
Si bien las estadísticas oficiales reflejan la 
importancia de estudiar este delito, la code-
lincuencia sexual no suele aparecer en las 
estadísticas oficiales, aunque su presencia 
como actividad delictiva ha suscitado un gran 
interés por parte de la comunidad científica. 
La prevalencia de este delito a nivel interna-
cional establece que entre el 10 y el 33 % de 
las agresiones sexuales han sido cometidas 
por múltiples autores (Franklin, 2004). Por 
Agresiones sexuales en grupo versus en solitario. INTERDISCIPLINARIA, 2022, 39(2), 55-71 57
https://doi.org/10.16888/interd.2022.39.2.4
ejemplo, de las agresiones sexuales regis-
tradas en Australia, aproximadamente el 23 % 
fueron cometidas por múltiples perpetradores 
(Australian Boureau of Statistics [Oficina de 
Estadística de Australia], 2004). En Sudáfrica, 
se estima que entre un tercio y la mitad de todas 
las denuncias de violación son realizadas por 
varios hombres conjuntamente (Artz y Kuni-
saki, 2003). En los Estados Unidos, los casos 
oscilan entre el 2 % y el26 % (Horvath y 
Kelly, 2009) y en el Reino Unido representan, 
aproximadamente, entre el 11 y el 19 % de 
todos los casos de agresión sexual (Harkins y 
Dixon, 2013). 
En Suecia, se estima que en la décima parte 
de los incidentes de agresión sexual estuvieron 
involucrados dos o más perpetradores (Hradi-
lova Selin y Shannon, 2012).
Jewkes et al. (2013) entrevistaron a 10 179 
hombres en países de Asia y Oceanía y los 
datos de participación en violaciones en grupo 
oscilaron entre el 1 % en Bangladesh y el 14.1 
% en Papúa Nueva Guinea.
Las teorías sociopsicológicas sugieren que 
las motivaciones de los sujetos que agreden 
en solitario versus en grupo son muy dife-
rentes. Desde el punto de vista del agresor 
individual, se han descripto una gran cantidad 
de teorías explicativas al respecto (Ward et 
al., 2006). Existe un consenso en aceptar la 
explicación multifactorial con la presencia 
de componentes biológicos (Blanchard et 
al., 2006), genéticos (Ward, 2000), altera-
ciones en factores de personalidad (Dennison 
et al., 2001), una menor competencia social 
(Bumby, 2000), rasgos antisociales (Greenall, 
2007), un déficit de autoestima y escasa capa-
cidad para relacionarse (Marshall y Marshall, 
2000), presencia de una historia de abusos 
anterior (Cortoni et al., 2010), o la existencia 
de factores sociales y culturales (Cossins, 
2000). 
A pesar de que las investigaciones sobre las 
agresiones sexuales en grupo comenzaron en 
la década de 1970 (Amir, 1971), no ha sido 
sino hasta hace dos décadas cuando los inves-
tigadores se han interesado por esta modalidad 
delictiva. Los estudios han concluido que la 
codelincuencia sexual es resultado de dife-
rentes procesos, como el aprendizaje social 
(Akers, 1973; Bandura, 1984), la presión por 
parte de los miembros de los grupos (Matza, 
2018), o el resultado de la imitación de 
sucesos criminales (Helfgott, 2015; Surette y 
Maze, 2015). En la actualidad, la descripción 
teórica más aceptada y completa para explicar 
las variables que intervienen en el compor-
tamiento de los sujetos que participan en las 
agresiones sexuales en grupo es el modelo 
multifactorial de los autores Leigh Harkins 
y Louise Dixon (2010, 2013). Estos autores 
han tratado de estudiar qué tipo de elementos 
intervienen entre los participantes de las agre-
siones grupales y han concluido que existen 
tres tipos de factores que actúan de forma 
complementaria: individuales, socioculturales 
o situacionales. Desde la perspectiva indivi-
dual se encuentran los intereses desviados 
y las cogniciones acerca de la sexualidad, o 
los mitos acerca de la violación; el aspecto 
sociocultural tiene que ver con la cultura de 
la violación y los sesgos acerca de los valores 
masculinos/femeninos, y desde la perspec-
tiva situacional se mencionan las teorías de 
comportamiento grupal.
Los estudios empíricos han tratado de 
analizar las características diferenciadoras de 
este tipo de delitos (por ejemplo, Horvarth y 
Kelly, 2009; Quashire et al., 2018) mediante 
el análisis del examen del comportamiento de 
los delincuentes (Chambers et al., 2013), el 
estudio de la participación de las mujeres en 
estos delitos (Cortoni et al., 2017; Wijkman et 
al., 2015), las repercusiones de esos delitos en 
las víctimas (Morgan et al., 2015; Woodhams 
et al., 2007), u otros procesos que explican el 
comportamiento grupal como la influencia del 
líder (Porter y Alison, 2001; Wijkman et al., 
2015) o la atribución de culpa (Lim, 2019). 
En los últimos años ha surgido un cuerpo 
de literatura que ha comparado la dife-
rencia de las características de las agresiones 
sexuales cometidas por un solo sujeto frente 
a las llevadas a cabo por un grupo. Las dife-
de la Torre Laso, Toro Pascua y Rodríguez
Agresiones sexuales en grupo versus en solitario. INTERDISCIPLINARIA, 2022, 39(2), 55-7158
rencias observadas en estas investigaciones 
hacen necesario un análisis conjunto para 
poder extraer conclusiones entre los tipos 
de agresiones sexuales por distintas razones. 
En primer lugar, la naturaleza y el proceso 
de agresión pueden variar por el tamaño del 
grupo. La presencia de codelincuentes suele 
facilitar las agresiones sexuales (Woodhams, 
2004) y las agresiones en grupo suelen ocurrir 
con una mayor probabilidad ante víctimas 
conocidas (Morgan et al., 2012). En segundo 
lugar, un mayor número de autores suele estar 
relacionado en cuanto a una mayor violencia 
y mayores consecuencias para las víctimas 
(Lundrigan, 2014). En tercer lugar, se consi-
dera que los comportamientos de los agresores 
en solitario pueden ser un reflejo la persona-
lidad del agresor, mientras que la dinámica 
entre los grupos juega un papel importante en 
la agresión del grupo; esto sugiere que la viola-
ción grupal es un producto de los procesos de 
grupo (Krahé, 2020).
La importancia de este estudio comparativo 
radica en que puede aportar una explicación 
teórica sobre el comportamiento individual 
o grupal para la comprensión de este delito. 
Asimismo, el análisis comparativo permite 
examinar los factores de riesgo inherentes a 
este delito de cara al diseño de estrategias para 
su prevención y la intervención con el delin-
cuente y las víctimas. Por lo tanto, es nece-
sario entender mejor las diferencias de estos 
delitos que implican a uno o más agresores. 
Ante la ausencia de una revisión anterior 
y un metaanálisis en este ámbito, el objetivo 
de esta investigación fue realizar una revisión 
sistemática de los estudios que compararon 
las agresiones sexuales entre un solo sujeto o 
en grupos. 
Método
Para lograr el objetivo propuesto, se ha 
realizado una búsqueda bibliográfica de los 
estudios e investigaciones recogidos en las 
bases de datos Psycinfo, Academic Search 
(EBSCO) y Google Scholar, que han analizado 
comparativamente las agresiones sexuales 
cometidas por sujetos de manera individual 
y grupos de delincuentes formados por dos 
o más personas. Se utilizaron las siguientes 
palabras clave: “Multiple perpetrator sexual 
assault”; “rape gang”; “sexual assaults”; 
“multiple offenders”, y “co-offenders”. Única-
mente se utilizaron referencias en inglés. Para 
que un trabajo fuera incluido en la revisión se 
establecieron los siguientes criterios:
- Investigaciones empíricas que 
hubieran efectuado una compara-
ción entre las agresiones sexuales 
cometidas por hombres en soli-
tario frente a las llevadas a cabo 
por grupos.
- Publicaciones revisadas por pares.
Se rechazaron todos aquellos estudios que 
solamente analizaban las agresiones indivi-
duales o en grupo de manera separada; los 
ensayos y revisiones teóricas, y las investiga-
ciones de mujeres agresoras.
En el primer análisis, se identificaron 
inicialmente un total de 34 estudios, de los 
cuales se excluyeron seis debido a su falta 
de pertinencia con el objetivo propuesto. 
Después se comprobó que 14 estudios eran 
duplicados y otros seis se excluyeron porque 
analizaban exclusivamente la participación 
de las mujeres en las agresiones sexuales en 
grupo. Estos criterios dejaron en ocho los 
estudios que cumplieron con el requisito de 
inclusión (ver Figura 1). 
Agresiones sexuales en grupo versus en solitario. INTERDISCIPLINARIA, 2022, 39(2), 55-71 59
https://doi.org/10.16888/interd.2022.39.2.4
Figura 1
Proceso del estudio
Debido a las diferencias en las muestras 
observadas y teniendo en cuenta que cada 
investigación presentaba unos objetivos dife-
rentes, se codificaron los datos siguiendo tres 
grupos de variables (delincuentes, víctimas 
y características del delito), atendiendo a las 
clasificaciones de otros estudios efectuados 
con agresiones sexuales múltiples (Hauffe 
y Porter, 2009; Quashire et al., 2018). Para 
conseguir una fiabilidad en la codificación de 
las variables, el primer autor realizó la selec-
ción de categorías con todos los estudios y dos 
autores efectuaron el análisis de los datos para 
ajustarlo a dichas categorías. Tras el análisis, la 
coincidencia en los datos registrados entre losinvestigadores produjo un índice de concor-
dancia del 97.2 % (alfa de Krippendorff). Los 
desacuerdos en los datos se resolvieron por 
consenso al volver a realizar un análisis de la 
información. 
Resultados
La Tabla 1 muestra un resumen de las 
características de los estudios incluidos en 
esta revisión. Solamente se encontraron estu-
dios procedentes de cuatro países (Corea del 
Sur, Estados Unidos, Israel y Reino Unido), 
aunque la mayoría están ubicados en Reino 
Unido y EE.UU. 
de la Torre Laso, Toro Pascua y Rodríguez
Agresiones sexuales en grupo versus en solitario. INTERDISCIPLINARIA, 2022, 39(2), 55-7160
Tabla 1
Descripción de los estudios
Estudio 
N.º
Autores Ámbito
Año de 
los datos
Origen de los datos Objeto del estudio
1
Da Silva et 
al. (2014)
Reino Unido -
Agencia del crimen 
de delitos violentos
Comparativa de agresiones sexuales 
en grupo vs. solitario
2
Gidycz y 
Koss (1990)
 EE.UU. -
Encuesta de mujeres 
universitarias
Comparativa de agresiones sexuales 
en grupo vs. solitario
3
Hauffe 
y Porter 
(2009)
Reno Unido, 
EE.UU. e 
Israel
1966-
2006
Bases de datos 
legales (abogados)
Dimensiones de sumisión, 
cooperación y hostilidad en 
agresiones sexuales en grupo
4
Lundrigan 
(2014)*
Reino Unido
2010-
2011
Registros policiales 
Efectos del número de agresores, 
sexo en la interacción con las 
víctimas de violaciones con extraños
5
Morgan et 
al. (2012)
Reino Unido
2005-
2019
Información del 
centro de referencia 
de Camberwell, de 
Londres
Comparativa de agresiones sexuales 
en grupo vs. solitario
6
Park y Kim 
(2016) 
Corea del 
Sur
2004-
2006
Registros de la 
Fiscalía
Comparativa de agresiones sexuales 
en grupo vs. solitario
7
Woodhams 
et al. (2007)
Reino Unido 2001
Denuncias en la 
Bases de datos 
policía 
Agresiones sexuales de menores con 
extraños
8
Wright y 
West (1981)
Reino Unido
1972-
1976
Bases de datos 
policía
Comparativa de agresiones sexuales 
en grupo vs. solitario
*Únicamente se reflejan los datos de los casos en los que las víctimas eran mujeres.
La mayor parte de los estudios utilizan 
datos procedentes de la actividad judicial o 
policial. Solamente el estudio de Gidycz y 
Koss (1990) utiliza una encuesta de sujetos.
El enfoque utilizado para realizar compa-
raciones ha sido diferente. La mayoría realiza 
descripciones entre variables sociodemográ-
ficas (agresor, víctima) y las características del 
delito. En una de ellas, el análisis comparativo 
de las agresiones se ha realizado de manera 
indirecta, a través de factores implicados en 
las agresiones sexuales como la sumisión, 
cooperación y hostilidad de las violaciones 
(Hauffe y Porter, 2009). Morgan et al. (2012) 
se ha centrado en las víctimas de violaciones 
con extraños y Woodhams et al. (2007) en 
agresiones con menores. Solamente dos inves-
tigaciones (Da Silva et al., 2014; Park y Kim, 
2016) han efectuado comparaciones entre las 
agrupaciones de díadas y grupos más nume-
rosos (de tres o más sujetos).
Agresores
La Tabla 2 muestra las características socio-
demográficas de los agresores en los estudios 
analizados. El análisis comparativo revela que 
los hombres están más involucrados que las 
mujeres en las agresiones sexuales en grupo. 
No obstante, hay dos estudios (Hauffe y Porter, 
2009; Park y Kim, 2016) que han encontrado 
la participación de mujeres, todas de manera 
escasamente significativa.
Agresiones sexuales en grupo versus en solitario. INTERDISCIPLINARIA, 2022, 39(2), 55-71 61
https://doi.org/10.16888/interd.2022.39.2.4
Tabla 2
Características de los agresores
Estudio 
N.º
Autores N.º agresores N.º de casos Media de edad Tamaño medio
1
Da Silva et 
al. (2014)
702 (112 solitario, 
210 dúo y 380, 3 o + 
agresores)
336 (112 en 
solitario y 224 
en grupo) 
24.5 (rango 13-65); 
29.5 (solitario); 
26.8 (dúo); 
24.4 (3 o +)
Más común 3 sujetos 
(rango: 3-6)
2
Gidycz 
y Koss 
(1990)
No existe información 
sobre el número de 
agresores
88 (44 solo; 
44 grupo)
- -
3
Hauffe 
y Porter 
(2009)
263 (4 mujeres)
120 (60 en 
solitario y 60 
en grupo)
29 (solitario); rango 
15-52;
21 (en grupo); rango 
13-39
Grupos de 2 (38 %); 
de 4 (25 %); 
Rango: 2-14
4
Lundrigan 
(2014)*
No existe información 
sobre el número de 
agresores
496 (248 en 
solitario y 248 
en grupo) 
28.8 (solitario); 
25.86 (grupo)
2.68
5
Morgan et 
al. (2012)
No existe información 
sobre el número de 
agresores
275 (139 en 
solitario y 136 
en grupo) 
< de 30 años: 56.1 % 
solitario; 
< de 30 años: 75 % en 
grupo;
> de 31 años: 36.7 % 
solitario; 
> de 31 años: 8.1 % en 
grupo;
3.24 (rango: 2-22);
2 sujetos (46.3 %); 
3 sujetos (31.6 %)
6
Park 
y Kim 
(2016) 
517 (4 mujeres)
340 (170 en 
solitario; 85 
dúo y 85 3 
o +) 
26.57 (rango 12-75);
solitario (32.79); 
dúo (27.10); 
3 o + (21.45)
3.8 (rango: 2-16)
7
Woodhams 
et al. 
(2007)
No existe información 
sobre el número de 
agresores
- - -
8
Wright 
y West 
(1981)
344 (104 en grupo)
258 solo, 39 
grupo
< 21 años: 27.3 % 
solitario
< 21 años: 65.3 % en 
grupo
-
* Únicamente se reflejan los datos de los casos en los que las víctimas eran mujeres.
La edad de los agresores en solitario oscila 
entre los 29 y 32 años. Los datos mues-
tran que la edad de los agresores disminuye 
cuanto mayor es el número de perpetradores. 
En cuanto al tamaño del grupo, el grupo más 
común fue de dos sujetos (díada), aunque la 
media de los grupos suele ser de tres. En este 
sentido, se ha identificado que la magnitud del 
grupo tiene relación con la duración de la agre-
sión sexual: esta tiene una duración más corta 
cuando es llevada a cabo por un solo sujeto y, 
a su vez, el tiempo aumenta a medida que los 
grupos se hacen más grandes (Da Silva et al., 
2014). 
de la Torre Laso, Toro Pascua y Rodríguez
Agresiones sexuales en grupo versus en solitario. INTERDISCIPLINARIA, 2022, 39(2), 55-7162
Víctimas
En lo que respecta a las características de 
las víctimas (Tabla 3), la mayoría son mujeres 
y solamente se ha constatado presencia de 
víctimas hombres en la investigación de Park 
y Kim (2016) y Woodhams et al. (2007).
El estudio de Hauffe y Porter (2009) fue el 
único que detectó agresiones en las que había 
implicadas dos o más víctimas (16 casos con 
dos víctimas conjuntas: el 13 % de los casos 
fueron todos en agresiones múltiples).
Tabla 3
Características de las víctimas
Estudio N.º Autores N.º víctimas
Media de edad en 
agresiones en solitario
Media de edad en 
agresiones en grupo
1
Da Silva et al. 
(2014)
336 20 años (rango 3-65) -
2
Gidycz y Koss 
(1990)
44 en solitario; 
44 en grupo 
22 años 24-77 años
3
Hauffe y Porter 
(2009) 
140 26 años (rango 2-41) 18 años (rango 4-87)
4 Lundrigan (2014)* 248 25.66 años 25-48 años
5
Morgan et al. 
(2012) 
139 en solitario; 
135 en grupo
21.35 años 23-96 años
6 Park y Kim (2016) 338 (7 hombres) 21.61 (rango 2-63) -
7
Woodhams et al. 
(2007)
495 (17 hombres) 21.3 -
8
Wright y West 
(1981)
297
< 13 años: 12 %
< 16 años: 30.6 %
< 21 años: 64.7 %
< 13 años: 2.7 %
< 16 años: 35.9 %
< 21 años: 82.1 % 
*Únicamente se reflejan los datos de los casos en los que las víctimas eran mujeres.
La edad media de las víctimas oscila entre 
los 21 y 26 años y, en comparación con las 
edades de los agresores, las víctimas son más 
jóvenes. Cuando los grupos están formados 
por tres sujetos o más (Da Silva et al., 2014; 
de Park y Kim 2016), la edad media de las 
víctimas se acerca a la edad de los agresores, 
aunque también son más jóvenes. Todos 
los estudios que han recogido los rangos de 
edades también muestran un rango de edad 
inferior que los agresores. 
Por otra parte, el comportamiento de las 
víctimas de las agresiones sexuales ha sido 
analizado en numerosos estudios (Angelone et 
al., 2015; Gravelin et al., 2019), aunque en la 
muestra utilizada ha sido una variable escasa-
mente observada. Solamente se ha encontrado 
en cuatro investigaciones y se muestra que 
las víctimas suelen mostrarse más asustadas 
y conuna percepción de mayor violencia ante 
las agresiones en grupo. Las víctimas suelen 
mostrar una mayor resistencia cuando se trata 
de un agresor que ante un grupo (Woodhams 
et al., 2007; Wright y West, 1981), incluida 
la resistencia física y verbal (Hauffe y Porter, 
2009). 
Agresión
Los estudios analizan diferentes circuns-
tancias en las que se llevó a cabo la agresión, 
incluidos factores situacionales (por ejemplo: 
lugar de la agresión, contexto), aspectos 
instrumentales (presencia de alcohol y drogas, 
Agresiones sexuales en grupo versus en solitario. INTERDISCIPLINARIA, 2022, 39(2), 55-71 63
https://doi.org/10.16888/interd.2022.39.2.4
uso de armas) e interacción agresor-víctima 
(método de aproximación, uso de fuerza, 
resistencia de la víctima, tipo de agresión 
sexual) y se describen en la Tabla 4.
Tabla 4
Características de los sucesos
Estudio 
N.º
Autores
Actos sexuales 
solitario
Actos sexuales 
grupo
Uso de 
armas
Presencia 
de alcohol y 
drogas
Lugar de la 
agresión
1
Da Silva et 
al. (2014)
Penetración vaginal 
57.8 %;
Fellatio 34.9 %;
Uso de preservativo 
5.4 %
Penetración vaginal:
dúo: 47.7 %; 
3 o +: 38.7 %;
Felación:
dúo: 37.6 %; 3 o +: 
48.6 % 
Uso de preservativo:
dúo: 19.6 %; 3 o +: 
32.10 %
- -
En interior:
32.4 %; 
(solitario)
45.9 % (dúo)
66.1 % (3 o +)
2
Gidycz y 
Koss (1990)
- - -
No diferencias 
significativas
-
3
Hauffe 
y Porter 
(2009) 
Penetración vaginal: 
73.33 %;
Fellatio: 26, 67 %
Penetración vaginal 
(91.67 %) 
Fellatio (46.67 %)
En solitario: 
36.67 %; 
Grupo: 40 %
Mayor 
presencia en 
grupos
71.67 % 
(solitario)
45 % (grupo)
4
Lundrigan 
(2014)
- - 16 % - -
5
Morgan et 
al. (2012) 
Violación vaginal: 
57.2 %; 
Violación anal: 10.4 
%; Violación oral: 
18 %
Violación vaginal: 
81.67 %; 
Violación anal: 23.3 
%; Violación oral: 
51.5 % 
No diferencias 
significativas
No diferencias 
significativas
-
6
Park y Kim 
(2016) 
Violación (63.9 %)
Violación (duo:68.2 
%; grupo 81.2 %)
En solitario: 
15.3 %; 
Dúo: 22.4 %; 
3 o +: 22.4 %
Mayor 
presencia en 
grupos de 3 o +
-
7
Woodhams 
et al. (2007)
Violación 11 % - 4 % - -
8
Wright y 
West (1981)
Relaciones sexuales 
(93.5 %) 
Fellatio (10.5 % solo) 
Relaciones sexuales 
(97.4 %); 
Fellatio (10.3 %)
Solo (17.5 %); 
grupo (20 %)
- -
Nota: Únicamente se reflejan los datos de los casos en los que las víctimas eran mujeres.
Las investigaciones que analizaron los dúos 
de agresores encontraron que esta composi-
ción tenía algunas características similares 
tanto a las de los delincuentes los solitarios 
(por ejemplo, la ubicación del asalto y los 
actos sexuales realizados) como a las de los 
grupos de tres o más autores (por ejemplo, el 
uso de alcohol por parte de los delincuentes y 
las víctimas, la planificación de la agresión, el 
lugar inicial de la interacción y de encuentro 
entre los delincuentes y las víctimas, y el uso 
de múltiples actos sexuales). 
de la Torre Laso, Toro Pascua y Rodríguez
Agresiones sexuales en grupo versus en solitario. INTERDISCIPLINARIA, 2022, 39(2), 55-7164
El lugar donde se comete el delito se analizó 
en pocas ocasiones, aunque presenta dife-
rencias significativas. Da Silva, Woodhams 
y Harkins (2014) constataron que los delin-
cuentes de grupos de más de tres personas a 
menudo cometen el asalto en el interior, al 
contrario que Hauffe y Porter (2009), que 
encontraron que los delincuentes solitarios 
utilizaron espacios interiores con mayor 
frecuencia, sobre todo en el dormitorio.
La presencia de alcohol y drogas en las 
víctimas y agresores son indicativos de que 
las agresiones se llevan a cabo en entornos 
sociales. Hauffe y Porter (2009) concluyeron 
que la violación en grupo implica un mayor 
consumo de alcohol en víctimas y agre-
sores. Si bien los estudios de Gidycz y Koos 
(1990) y Morgan et al. (2012) no encuentran 
diferencias significativas en la presencia de 
estas sustancias en las agresiones teniendo en 
cuenta el número de participantes, según estos 
últimos, están presentes entre el 54 y 57 % de 
los casos cuando las agresiones fueron come-
tidas en solitario o en grupo, respectivamente. 
En seis investigaciones se ha constatado 
que los agresores portan o utilizan armas para 
intimidar a la víctima o conseguir su propó-
sito. Si bien algunas no establecen diferen-
cias significativas entre los sujetos que actúan 
en solitario frente a los grupos (Morgan et 
al., 2012), otras han constatado una escasa 
presencia de armas (Woodhams et al., 2007), 
y otras han confirmado que los grupos suelen 
amenazar a las víctimas con un arma en una 
mayor proporción, y el cuchillo resultó el 
arma más común (Hauffe y Porter, 2009; Park 
y Kim, 2016; Wright y West, 1981).
En cuanto a la forma de llevar a cabo el 
ataque, Hauffe y Porter (2009) encontraron 
que los agresores individuales suelen utilizar 
estrategias basadas en el engaño como medida 
de aproximarse a la víctima, mientras que 
Da Silva et al. (2014) descubrieron que las 
personas que actúan solas suelen cometer el 
delito actuando por sorpresa frente a díadas o 
grupos que tienden a hablar con la víctima y 
utilizan más el engaño. 
La mayoría de las investigaciones constatan 
que los grupos llevan a cabo, de manera rela-
tiva, un mayor número de conductas sexuales 
que los delincuentes solitarios. La penetra-
ción vaginal es la agresión sexual más come-
tida, seguida de la violación anal y oral. En 
todos los casos, la violación vaginal tiene una 
mayor presencia entre las agresiones sexuales 
en grupo, incluso más cuando las agresiones 
las comenten grupos de tres o más sujetos (Da 
Silva et al., 2014).
La utilización de la violencia en las agre-
siones sexuales ha mostrado que los delin-
cuentes que actúan en grupo eran más 
propensos a utilizar la fuerza física y otras 
formas de coacción (bofetadas, por ejemplo) 
para frenar a la víctima (Hauffe y Porter, 
2009). Por el contrario, Da Silva et al. (2014) 
han descubierto que las personas que actúan 
individualmente tienen más probabilidades de 
utilizar conductas violentas (por ejemplo, tapar 
la boca a la víctima) que se asocian con otros 
tipos de delitos, por ejemplo, el robo (Park y 
Kim, 2016), en comparación con los delin-
cuentes múltiples, que tienden a utilizar más 
la intimidación física. La presencia de varios 
sujetos es en sí misma un factor intimidatorio, 
aunque los grupos suelen utilizar otras tácticas 
para retener a la víctima. Por ejemplo, se ha 
demostrado que grupos de sujetos compuestos 
por tres o más sujetos emplean tácticas, como 
el bloqueo de la salida, favorecidas por la 
presencia de sujetos más agresivos.
La relación entre la víctima y el delin-
cuente es un indicador de la planificación de 
la agresión. Los estudios han mostrado dife-
rencias significativas. Gidycz y Koos (1990) 
informaron de una mayor probabilidad de 
ser agredido por un extraño en las viola-
ciones en grupo. Por otra parte, Morgan et 
al. (2012) diferencian entre el “extraño 1”, 
en las ocasiones en las que víctima y agresor 
no han tenido relación previa, y “extraño 2”, 
cuando se han conocido de manera casual. En 
las dos condiciones, las víctimas tienen una 
mayor probabilidad de ser agredidas sexual-
mente que cuando el agresor es conocido, y en 
Agresiones sexuales en grupo versus en solitario. INTERDISCIPLINARIA, 2022, 39(2), 55-71 65
https://doi.org/10.16888/interd.2022.39.2.4
mayor porcentaje por los grupos. De manera 
contraria, Park y Kim (2016) concluyeron que 
las víctimas de agresores en solitario tenían 
una mayor probabilidad de ser atacadas por 
un extraño que las víctimas de grupos de dos 
o más sujetos, aunque si se considera como 
extraño a aquel que se acaba de conocer, la 
probabilidad de ser agredida es mayor en los 
grupos más grandes.
Discusión
El estudio ha tenido como objetivo hacer 
una revisión de las investigaciones que han 
estudiado y descripto las diferencias entre las 
agresiones sexuales cometidas por sujetos en 
solitario frentea las cometidas por grupos. 
La importancia de examinar la diferencia 
en el comportamiento de los sujetos que 
actúan solos o en grupo radica en conocer los 
factores de riesgo, necesarios para desarro-
llar programas de intervención (Tharp et al., 
2013). 
Los resultados de este estudio proporcionan 
una visión global de las diferencias ante el 
comportamiento de la agresión sexual de un 
solo perpetrador y de múltiples perpetradores. 
Esta diferenciación es un factor importante 
porque los delitos cometidos en grupo tienen 
sus propias características delictivas y, por 
lo tanto, este conocimiento puede utilizarse 
para construir una respuesta penal diferente, 
preventiva y de intervención, tanto hacia los 
delincuentes como hacia las víctimas.
La presencia de diferentes fines de inves-
tigación hace que cualquier generalización 
sea extremadamente difícil. Una dificultad 
inherente a este tipo de estudios es la hete-
rogeneidad en las muestras de los datos. Los 
resultados de los estudios que describieron la 
información policial muestran datos de casos 
que todavía no han sido analizados a nivel 
judicial y se basan únicamente en declara-
ciones, mientras que las encuestas o los estu-
dios de las víctimas pueden ofrecer una gama 
más amplia de información.
En cuanto a las características de los agre-
sores, los hallazgos revelaron que los hombres 
son los autores en la mayoría de los incidentes 
de las agresiones sexuales. Sin embargo, no se 
puede decir que la agresión sexual sea exclu-
siva de los hombres solo porque las mujeres 
no tienen una presencia tan relevante como 
agresoras (Stemple et al., 2017). Las investi-
gaciones sobre mujeres agresoras mencionan 
que cometen aproximadamente el 2 % de 
los delitos sexuales denunciados a la policía 
(Cortoni et al., 2017) y su participación, gene-
ralmente, es de coautor con una pareja mascu-
lina (Wijkman y da Silva, 2020).
Las agresiones sexuales grupales suelen 
realizarse en pequeños grupos de dos o tres 
personas, lo cual confirma una característica 
de la codelincuencia (Weerman, 2003).
En todas las investigaciones analizadas se 
ha comprobado que los delincuentes solita-
rios tienen una edad superior a los que actúan 
en grupo y que la edad media de los delin-
cuentes disminuye a medida que aumenta el 
tamaño del grupo. Asimismo, la mayoría de 
los agresores son jóvenes, tanto en las agre-
siones sexuales cometidas en solitario o en 
grupo, edad que se sitúa en la etapa adoles-
cente o primera juventud. Las explicaciones 
tienen que ver con la idea de que la adoles-
cencia es la primera etapa de la delincuencia 
(Amir, 1976), porque es a esa edad cuando se 
desarrollan los procesos de socialización entre 
los jóvenes (Hauffe y Porter, 2009) y es la fase 
evolutiva más propensa para realizar activi-
dades en grupo, consumir alcohol y llevar a 
cabo acciones de riesgo.
Sobre las víctimas, los estudios han cons-
tatado que la mayor parte son mujeres y son 
más jóvenes que los agresores, tanto en las 
agresiones en solitario como en grupo. Son 
escasas las referencias de agresiones sexuales 
a víctimas masculinas (Park y Kim, 2016; 
Woodhams et al., 2007), aunque también es 
una realidad delictiva que está presente en 
entornos específicos (por ejemplo, Mgolozeli 
y Duma, 2019).
Se han encontrado diferencias en el compor-
tamiento de las víctimas. Aparece una mayor 
de la Torre Laso, Toro Pascua y Rodríguez
Agresiones sexuales en grupo versus en solitario. INTERDISCIPLINARIA, 2022, 39(2), 55-7166
resistencia entre las víctimas de agresiones en 
solitario, quizás porque perciben que pueden 
hacerle frente a uno en solitario pero no a un 
grupo. Según Woodhams y Cooke (2013), 
dependiendo del nivel de violencia mostrado 
por los perpetradores, la víctima evalúa 
cognitivamente la situación y responde de tal 
manera para sobrevivir al asalto, aumentando 
o disminuyendo la resistencia. Este aspecto 
psicológico explica por qué, cuando una mujer 
se enfrenta a una situación de peligro para su 
integridad física y sexual, elige la supervi-
vencia o la resistencia. La presencia de más 
de un sujeto puede disuadir la resistencia de la 
víctima, lo que reduce la necesidad de mostrar 
estrategias de control específicas. En otras 
palabras, la presencia de múltiples autores 
puede actuar como sustituto del comporta-
miento de control, como ocurre con el uso 
de armas o de la fuerza física. La compren-
sión de este tipo de procesos es sumamente 
pertinente para abordar el comportamiento 
de las víctimas y proporcionar una respuesta 
de apoyo adaptada a ese comportamiento. 
Asimismo, tiene implicaciones prácticas para 
la prevención de las secuelas del asalto sexual, 
pues una menor resistencia está asociada con 
una sensación de culpabilidad y con experi-
mentar ideas suicidas (Gidycz y Koss, 1990). 
Otros estudios han demostrado las secuelas, 
las lesiones físicas y psicológicas que se 
derivan de estas agresiones (Morgan et al., 
2015). De esta manera, los resultados de las 
investigaciones podrían utilizarse para identi-
ficar y abordar todas las esferas de apoyo que 
necesitan las víctimas.
Se ha evidenciado que las características 
de los delitos en los procesos de las agre-
siones sexuales cometidas por individuos 
solos frente a las llevadas a cabo por parejas 
o por grupos de más de tres delincuentes son 
cualitativamente diferentes. Los estudios que 
han analizado de manera separada a los dúos 
de agresores han encontrado que no está claro 
si estos tienen comportamientos similares con 
los delincuentes solitarios y con los grupos 
más grandes, y parecen estar en un continuo 
entre los dos. Estas circunstancias podrían 
tener implicaciones para los programas de 
intervención y tratamiento de las agresiones 
sexuales, por lo que investigaciones futuras 
podrían seguir estudiando estas diferencias.
Los grupos tienden a estar formados por 
sujetos más jóvenes, la agresión suele durar 
más tiempo, no suelen utilizar la violencia 
física, realizan actos sexuales más diversos y 
la presencia de más individuos suele ser, en sí 
misma, el mecanismo de control para anular 
el consentimiento de la víctima.
En consonancia con los estudios sobre la 
influencia de los grupos en las agresiones 
(Lantz, 2020), la suma de las experiencias 
individuales o la dinámica de grupo contri-
buyen a aumentar la probabilidad de iniciar o 
participar en un delito de esa índole, tal como 
han explicado Harkins y Dixon (2010, 2013) 
en su teoría multifactorial. 
La perspectiva de la influencia del grupo 
hace que sea fácil entender por qué tantos 
delincuentes infringen la ley en compañía de 
otros (Weerman, 2003). Las dinámicas de los 
grupos contribuyen a señalar las diferencias 
que existen entre estos delitos y los que se 
cometen individualmente y explican la partici-
pación de los sujetos, incluso los que no tienen 
antecedentes penales. La psicopatología del 
agresor es de gran importancia en los delitos 
cometidos individualmente, mientras que 
en las agresiones sexuales grupales se cues-
tiona si los individuos están influenciados por 
personalidades patológicas o enfermedades 
mentales como trastornos parafílicos (por 
ejemplo, exhibicionismo, fetichismo, voye-
rismo, masoquismo y sadismo sexual, etcé-
tera), una actitud depravada, o porque ellos 
mismos han sido víctimas en alguna ocasión 
en su infancia. En la participación grupal, las 
dinámicas y los procesos de los grupos son 
relevantes y están presentes en todas las fases 
de la agresión, como han demostrado otros 
estudios (Chambers et al., 2013). 
El comportamiento colectivo favorece el 
crimen por los procesos inherentes al grupo. 
Por ejemplo, la difusión de responsabilidad, la 
Agresiones sexuales en grupo versus en solitario. INTERDISCIPLINARIA, 2022, 39(2), 55-71 67
https://doi.org/10.16888/interd.2022.39.2.4
eliminación de la culpa y la desindividualiza-
ción (Goldstein, 2003). Con otros es más fácil 
cometer actos, que, de otra manera, nunca se 
hubieran cometido individualmente(Warr, 
2002). Las conductas grupales responden a las 
circunstancias que se dan en el momento del 
delito, como resultado de la oportunidad o del 
momento, por ejemplo, en contextos como las 
fiestas (Edinburgh et al., 2014) y por la exis-
tencia de otros tipos de factores, como el abuso 
del alcohol o de las drogas (Wijkman y Da 
Silva, 2020). Del mismo modo, otros estudios 
también han llegado a la conclusión de que 
las agresiones grupales suelen ser concomi-
tantes con otros comportamientos de ocio, se 
presentan como una forma de entretenimiento 
o responden a una actividad grupal de riesgo 
(Bijleveld, Weerman, Looije y Hendriks, 
2007), tal vez por imitación de otros compor-
tamientos, la influencia de un líder, etcétera, 
más que por razones de desviación sexual. El 
reconocimiento de las dinámicas de interac-
ción grupal puede servir para diseñar estra-
tegias de prevención y educación social, por 
ejemplo, en los jóvenes de las zonas urbanas o 
poblaciones con más problemáticas sociales.
En la dinámica de la agresión, a pesar de 
que solamente hay dos investigaciones que 
analizan la ubicación del espacio donde se 
efectúa la agresión, algunas investigaciones 
(Chambers et al., 2013; Porter y Alison, 2006; 
Quashire et al., 2018) han constatado que los 
delincuentes que actúan en grupo suelen llevar 
a cabo el delito con una mayor presencia 
en espacios interiores, porque es más fácil 
cometer una agresión sexual cuando se actúa 
en un entorno en el que no hay testigos y la 
huida de la víctima es más difícil.
La presencia de más agresores implica, 
a priori, una mayor participación y, por lo 
tanto, un mayor número de actos sexuales. 
Por el contrario, resulta sorprendente que los 
delincuentes en grupo muestran una mayor 
violencia que los solitarios, aun cuando la 
presencia de codelincuentes facilita la agre-
sión sexual (Woodhams et al., 2007) y no 
necesitan recurrir a la violencia para atemo-
rizar a la víctima y conseguir sus propósitos. 
Los comportamientos violentos pueden tener 
la explicación en los mecanismos de interac-
ción de los grupos, debido a que cuanto más 
grandes son los grupos, más se reduce la indi-
vidualidad, se sienten menos responsables de 
sus acciones y de las acciones de los grupos en 
conjunto (Diener et al., 1980); o bien son una 
circunstancia situacional que puede propor-
cionar un estímulo para la violencia (McGloin 
y Piquero, 2009).
Las investigaciones revelan una mayor 
incidencia de penetración vaginal o anal en 
las agresiones sexuales grupales, de manera 
similar a los encontrados en otras investiga-
ciones: Porter y Alison (2006) mencionan el 
94 %; Higgs (2019) incluso estima el 100 %. 
Estos resultados están en consonancia con 
otras investigaciones que concluyen que los 
incidentes cometidos por los grupos implican 
una mayor probabilidad de agresiones graves 
(Lantz, 2020) y mayor probabilidad de sufrir 
lesiones y problemas de salud en años poste-
riores (Morgan et al., 2015) o de presentar 
enfermedades infecciosas, embarazos no 
deseados y otros trastornos psicológicos como 
la depresión, el estrés postraumático o la idea-
ción suicida (Edinburgh et al., 2014).
El alcohol es un factor instrumental que 
tiene una relación significativa con las agre-
siones sexuales dentro de la literatura, con 
independencia del número de agresores. Por 
ejemplo, Cowley (2014) ha encontrado que el 
alcohol está presente en más del 50 % de todos 
los casos de agresión sexual. La presencia 
del alcohol también está relacionada con el 
consentimiento de las relaciones (Jozkowski 
y Wiersma, 2015) y tiene un efecto en la 
interpretación de los mensajes verbales y no 
verbales en las relaciones sexuales (Jozkowski 
et al., 2014).
Las futuras líneas de investigación podrían 
incorporar diversos métodos para reunir 
información, tanto de la víctima como del 
delincuente, con investigaciones cualita-
tivas, en lugar de basarse únicamente en los 
datos reunidos por terceros. Sin embargo, 
de la Torre Laso, Toro Pascua y Rodríguez
Agresiones sexuales en grupo versus en solitario. INTERDISCIPLINARIA, 2022, 39(2), 55-7168
esta limitación debería superar las cuestiones 
éticas y de acceso a la información. Debido 
a la escasez de teorías sobre las agresiones 
sexuales en grupo, se podría revisar la teoría 
multifactorial de Harkins y Dixon (2013) 
en futuras investigaciones. Por ejemplo, se 
podría comparar la presencia de los estereo-
tipos de género y los mitos de violación en 
los agresores solitarios y en grupo. Asimismo, 
sería interesante analizar la percepción de las 
víctimas, de cara a desarrollar programas de 
tratamiento eficaces.
Una limitación inherente a este estudio es 
que las investigaciones tuvieron diferentes 
objetivos y aparecieron diferentes variables 
que no pudieron tener la suficiente contrasta-
ción entre los estudios como sí podrían haber 
tenido otras características sociodemográ-
ficas que pueden tener cierta relevancia en 
estos delitos: el estado civil de los agresores, 
la relación entre la víctima y el agresor, o la 
presencia de otros tipos de delitos.
Aunque el pequeño tamaño de la muestra 
puede considerarse como una debilidad, dicho 
tamaño se determinó a través de la representa-
ción de la literatura actual. Se necesita conti-
nuar con este tipo de investigaciones e incidir 
en la perspectiva de si la delincuencia de las 
agresiones sexuales es debido a un proceso 
de aprendizaje social, un proceso de imita-
ción o el resultado de la presión de un grupo 
hacia sus miembros. Asimismo, se podrían 
analizar otros aspectos de las circunstancias 
del delito, como si los delincuentes en soli-
tario también actúan en grupo y viceversa, así 
como la presencia de otros tipos de delitos o 
las tasas de reincidencia, y así poder deter-
minar programas de intervención y trata-
miento eficaces.
Referencias
Akers, R. L. (1973). Deviant behavior: A social 
learning approach. Belmont, CA: Estados 
Unidos.
Angelone, D. J., Mitchell, D. y Grossi, L. (2015). 
Men’s perceptions of an acquaintance rape: 
The role of relationship length, victim resis-
tance, and gender role attitudes. Journal of 
Interpersonal Violence, 30(13), 2278-2303. 
https://doi.org/10.1177/0886260514552448
Amir, M. (1971). Patterns in forcible rape. 
Chicago, IL: University of Chicago Press.
Artz, L. y Kunisaki, K. (2003). Rape during 
armed conflict and reflections on the “uncivil 
war” on women in South Africa. Ciudad del 
Cabo (Sudáfrica): Instituto para la Justicia y la 
Reconciliación.
Australian Boureau of Statistics (2004). Sexual 
Assault in Australia: a statistical overview. 
Australian Boureau of Statistics. https://www.
abs.gov.au/
Bandura, A. (1984). Teoría del aprendizaje social. 
Madrid: Espasa-Calpe.
Bijleveld, C. C., Weerman, F. M., Looije, D. y 
Hendriks, J. (2007). Group sex offending by juve-
niles: Sexo coercitivo como actividad de grupo. 
European Journal of Criminology, 4, 5-31. 
https://doi.org/10.1177/1477370807071728
Blanchard, R., Cantor, J. M. y Robichaud, L. K. 
(2006). Biological factors in the develop-
ment of sexual deviance and aggression in 
males. The Juvenile Sex Offender, 2, 77-104. 
https://doi.org/10.1023/A:1020663723593 
Bumby, K. M. (2000). Empathy inhibition, inti-
macy deficits, and attachment difficulties in sex 
offenders. En D. R. Laws, S. M. Hudson y T. 
Ward (Eds.), Remaking relapse prevention with 
sex offenders: A sourcebook, 143-166. Thou-
sand Oaks, CA: Sage.
Chaib, F., Orton, J., Steels, K. y Ratsela, K. (2013). 
Estimaciones mundiales y regionales de la 
violencia contra la mujer: prevalencia y efectos 
de la violencia conyugal y de la violencia 
sexual no conyugal en la salud. Ginebra: 
Organización Mundial de la Salud. https://
www.who.int/reproductivehealth/publications/
violence/9789241564625/es/
Chambers, J. C., Horvath, M. A. y Kelly, L. (2013). 
Reconstructing and sequencing behaviours in 
multiple perpetrator rape. Psychology, Crime 
& Law, 19(3), 253-275. https://doi.org/10.108
0/1068316X.2011.631537Cortoni, F., Babchishin, K. M. y Rat, C. (2017). The 
https://psycnet.apa.org/doi/10.1177/0886260514552448
https://www.abs.gov.au/
https://www.abs.gov.au/
https://doi.org/10.1177/1477370807071728
https://doi.org/10.1023/A:1020663723593
https://doi.org/10.1080/1068316X.2011.631537
https://doi.org/10.1080/1068316X.2011.631537
Agresiones sexuales en grupo versus en solitario. INTERDISCIPLINARIA, 2022, 39(2), 55-71 69
https://doi.org/10.16888/interd.2022.39.2.4
proportion of sexual offenders who are female 
is higher than thought: A meta-analysis. Crim-
inal Justice and Behavior, 44(2), 145-162. 
https://doi.org/10.1177/0093854816658923
Cortoni, F., Hanson, R. K. y Coache, M.-È. 
(2010). The recidivism rates of female 
sexual offenders are low: A meta-analysis. 
Sexual Abuse, 22(4), 387-401. https://doi.
org/10.1177/1079063210372142
Cossins, A. (2000). Masculinities, sexualities, and 
child sexual abuse. Martinus Nijhoff Publishers. 
Reconstructing and sequencing behaviours in 
multiple perpetrator rape. Psychology, Crime 
& Law, 19, 253-275. https://doi.org/10.1080/1
068316X.2011.631537
Cowley, A. D. (2014). “Let’s get drunk and have 
sex” the complex relationship of alcohol, 
gender, and sexual victimization. Journal of 
Interpersonal Violence, 29(7), 1258-1278. 
https://doi.org/10.1177/0886260513506289
Da Silva, T., Woodhams, J. y Harkins, L. 
(2014). Heterogeneity within multiple 
perpetrator rapes: A national comparison 
of lone, duo, and 3+ perpetrator rapes. 
Sexual Abuse, 26(6), 503-522. https://doi.
org/10.1177/1079063213497805
Dennison, S. M., Stough, C. y Birgden, A. (2001). 
The big 5 dimensional personality approach 
to understanding sex offenders. Psychology, 
Crime & Law, 7, 243-261. https://doi.
org/10.1080/10683160108401796
Diener, E., Lusk, R., DeFour, D. y Flax, R. 
(1980). Deindividuation: Effects of group 
size, density, number of observers, and group 
member similarity on self-consciousness and 
disinhibited behavior. Journal of Personality 
and Social Psychology, 39(3), 449. https://doi.
org/10.1037/0022-3514.39.3.449
Edinburgh, L., Pape-Blabolil, J., Harpin, S. B. y 
Saewyc, E. (2014). Multiple perpetrator rape 
among girls evaluated at a hospital-based 
Child Advocacy Center: Seven years of 
reviewed cases. Child Abuse & Neglect, 
38(9), 1540-1551. https://doi.org/10.1016/j.
chiabu.2014.05.008 
Franklin, K. (2004). Enacting masculinity: 
Antigay violence and group rape as partici-
patory theater. Sexuality Research & Social 
Policy, 1(2), 25-40. https://doi.org/10.1525/
srsp.2004.1.2.25
Greenall, P. V. (2007). Sexual offending and anti-
social personality: exploring the link. Journal 
of Forensic Practice, 9(3), 24. https://doi.org/1
0.1080/14789949.2021.1889014
Gidycz, C. A. y Koss, M. P. (1990). A compar-
ison of group and individual sexual 
assault victims. Psychology of Women 
Quarterly, 14(3), 325-342. https://doi.
org/10.1111/j.1471-6402.1990.tb00023.x
Goldstein, A. P. (2003). The psychology of group 
aggression. West Sussex, Reino Unido: John 
Wiley & Sons.
Gravelin, C. R., Biernat, M. y Bucher, C. E. 
(2019). Blaming the victim of acquaintance 
rape: Individual, situational, and sociocul-
tural factors. Frontiers in Psychology, 9, 2422. 
https://doi.org/10.3389/fpsyg.2018.02422
Harkins, L. y Dixon, L. (2010). Sexual offending 
in groups: An evaluation. Aggression and 
Violent Behavior, 15(2), 87-99. https://doi.
org/10.1016/j.avb.2009.08.006
Harkins, L. y Dixon, L. (2013). A multi-factorial 
approach to understanding multiple perpe-
trator sexual offending. En J. L. Wood y T. A. 
Gannon (Eds.), Crime and crime reduction 
(pp. 93–114). East Sussex, Reino Unido: Rout-
ledge.
Hauffe, S. y Porter, L. (2009). An interpersonal 
comparison of lone and group rape offences. 
Psychology, Crime & Law, 15(5), 469-491. 
https://doi.org/10.1080/10683160802409339
Helfgott, J. B. (2015). Criminal behavior and the 
copycat effect: Literature review and theoret-
ical framework for empirical investigation. 
Aggression and Violent Behavior, 22, 46-64. 
https://doi.org/10.1016/j.avb.2015.02.002
Higgs, T., James, J. y Proulx, J. (2019). The 
Unusual Suspects: Multiple-Perpetrator and 
Multiple Concurrent Victim Sexual Homicide. 
International Journal of Offender Therapy and 
Comparative Criminology, 63(9), 1705–1725. 
https://doi.org/10.1177/0306624X19830854
Horvath, M. y Kelly, L. (2009). Multiple 
perpetrator rape: Naming an offence 
https://doi.org/10.1177%2F0093854816658923
https://doi.org/10.1177/1079063210372142
https://doi.org/10.1177/1079063210372142
https://psycnet.apa.org/doi/10.1177/0886260513506289
https://doi.org/10.1177/1079063213497805
https://doi.org/10.1177/1079063213497805
https://psycnet.apa.org/doi/10.1080/10683160108401796
https://psycnet.apa.org/doi/10.1080/10683160108401796
https://psycnet.apa.org/doi/10.1037/0022-3514.39.3.449
https://psycnet.apa.org/doi/10.1037/0022-3514.39.3.449
https://doi.org/10.1016/j.chiabu.2014.05.008
https://doi.org/10.1016/j.chiabu.2014.05.008
https://doi.org/10.3389/fpsyg.2018.02422
https://doi.org/10.1016/j.avb.2009.08.006
https://doi.org/10.1016/j.avb.2009.08.006
https://doi.org/10.1080/10683160802409339
https://doi.org/10.1016/j.avb.2015.02.002
https://doi.org/10.1177/0306624X19830854
de la Torre Laso, Toro Pascua y Rodríguez
Agresiones sexuales en grupo versus en solitario. INTERDISCIPLINARIA, 2022, 39(2), 55-7170
and initial research findings. Journal of 
Sexual Aggression, 151, 83-96. https://doi.
org/10.1080/13552600802653818
Hradilova S. K. y Shannon, D. (2012). Sexual-
brott. Hagstedt, J. (red.). Brottsutvecklingen i 
Sverige 2008-2011. Stockholm: Brottsförebyg-
gande rådet. Tillgänglig på webben. https://
www.bra.se/download/18.22a7170813a0d-
141d21800052648/1371914741613/05%20
Sexualbrott.pdf
Jewkes, R., Fulu, E., Roselli, T. y Garcia-Moreno, 
C. (2013). Prevalence of and factors associ-
ated with non-partner rape perpetration: find-
ings from the UN Multi-country Cross-sec-
tional Study on Men and Violence in Asia and 
the Pacific. The Lancet Global Health, 1(4), 
e208-e218. https://doi.org/10.1016/S2214-
109X(13)7006
Jozkowski, K. N., Peterson, Z. D., Sanders, S. A., 
Dennis, B. y Reece, M. (2014). Gender differ-
ences in heterosexual college students’ concep-
tualizations and indicators of sexual consent: 
Implications for contemporary sexual assault 
prevention education. The Journal of Sex 
Research, 51(8), 904-916. https://doi.org/10.1
080/00224499.2013.792326
Jozkowski, K. N. y Wiersma, J. D. (2015). Does 
drinking alcohol prior to sexual activity influ-
ence college students’ consent? International 
Journal of Sexual Health, 27(2), 156-174. 
https://doi.org/10.1080/19317611.2014.951
505
Krahé, B. (2020). The social psychology of aggres-
sion. East Sussex, Reino Unido: Routledge.
Lantz, B. (2020). Co-offending group composi-
tion and violence: The impact of sex, age, and 
group size on co-offending violence. Crime 
& Delinquency, 66(1), 93-122. https://doi.
org/10.1177/0011128719834564
Lim, Y. J. G. (2019). Multiple Perpetrator Sexual 
Assault: The Relationship Between the Number 
of Perpetrators, Blame Attribution, and Victim 
Resistance. CUNY Academic Works. https://
academicworks.cuny.edu/jj_etds/53
Lundrigan, S. (2014). Victim gender, number of 
perpetrators, and interpersonal interaction 
in stranger rape: An analysis of direct and 
moderator effects. Journal of Investigative 
Psychology and Offender Profiling, 11(2), 
95-114. https://doi.org/10.1002/jip.1408
Marshall, W. L. y Marshall, L. E. (2000). 
The origins of sexual offending. Trauma, 
Violence, y Abuse, 1(3), 250-263. https://doi.
org/10.1177/1524838000001003003
Matza, D. (2018). Delinquency and drift. East 
Sussex, Reino Unido: Routledge.
McGloin, J. M. y Piquero, A.R. (2009). I wasn’t 
alone: Collective behaviour and violent delin-
quency. Australian and New Zealand Journal of 
Criminology, 42(3), 336-353. https://doi.
org/10.1375/acri.42.3.336
Mgolozeli, S. E. y Duma, S. E. (2019). “As I was 
walking down thestreet, four strange guys 
came and took me under the bridge, where 
they all raped me”: An interpretative phenom-
enological analysis of the types of rape expe-
rienced by men in South Africa. American 
Journal of Men’s Health, 13(6), https://doi.
org/10.1177/1557988319882589. 
Morgan, L., Brittain, B. y Welch, J. (2012). Multiple 
perpetrator sexual assault: how does it differ 
from assault by a single perpetrator? Journal 
of Interpersonal Violence, 27(12), 2415-2436. 
https://doi.org/10.1177/0886260511433514
Morgan, L., Brittain, B. y Welch, J. (2015). 
Medical care following multiple perpetrator 
sexual assault: a retrospective review. Inter-
national Journal of STD y AIDS, 26(2), 86-92. 
https://doi.org/10.1177/0956462414530886
Park, J. y Kim, S. (2016). Group size does matter: 
differences among sexual assaults committed 
by lone, double, and groups of three or more 
perpetrators. Journal of Sexual Aggression, 
22(3), 342-354. https://doi.org//10.1080/13552
600.2016.1144801
Porter, L. E. y Alison, L. J. (2001). A partially 
ordered scale of influence in violent group 
behavior: An example from gang rape. Small 
Group Research, 32(4), 475-497. https://doi.
org/10.1177/104649640103200405
Porter, L. E. y Alison, L. J. (2006). Examining 
group rape: A descriptive analysis of offender 
and victim behaviour. European Journal 
of Criminology, 3(3), 357-381. https://doi.
https://doi.org/10.1080/13552600802653818
https://doi.org/10.1080/13552600802653818
https://www.bra.se/download/18.22a7170813a0d141d21800052648/1371914741613/05%20Sexualbrott.pdf
https://www.bra.se/download/18.22a7170813a0d141d21800052648/1371914741613/05%20Sexualbrott.pdf
https://www.bra.se/download/18.22a7170813a0d141d21800052648/1371914741613/05%20Sexualbrott.pdf
https://www.bra.se/download/18.22a7170813a0d141d21800052648/1371914741613/05%20Sexualbrott.pdf
https://doi
https://doi.org/10.1080/19317611.2014.951505
https://doi.org/10.1080/19317611.2014.951505
https://academicworks.cuny.edu/jj_etds/53
https://academicworks.cuny.edu/jj_etds/53
https://doi.org/10.1002/jip.1408
https://doi.org/10.1177/1524838000001003003
https://doi.org/10.1177/1524838000001003003
https://psycnet.apa.org/doi/10.1375/acri.42.3.336
https://psycnet.apa.org/doi/10.1375/acri.42.3.336
https://doi.org/10.1177%2F1557988319882589
https://doi.org/10.1177%2F1557988319882589
https://doi.org/10.1177/0886260511433514
https://doi.org/10.1177/0956462414530886
https://doi.org//10.1080/13552600.2016.1144801
https://doi.org//10.1080/13552600.2016.1144801
https://psycnet.apa.org/doi/10.1177/104649640103200405
https://psycnet.apa.org/doi/10.1177/104649640103200405
Agresiones sexuales en grupo versus en solitario. INTERDISCIPLINARIA, 2022, 39(2), 55-71 71
https://doi.org/10.16888/interd.2022.39.2.4
org/10.1177/1477370806065586
Quarshie, E. N. B., Davies, P. A., Badasu, M. I. A., 
Tagoe, T., Otoo, P. A. y Afriyie, P. O. (2018). 
Multiple perpetrator rape in Ghana: offenders, 
victims and offence characteristics. Journal of 
Sexual Aggression, 24(1), 125-141, https://doi.
org/10.1080/13552600.2017.1378024
Stemple, L., Flores, A. y Meyer, I. H. (2017). 
Sexual victimization perpetrated by women: 
Federal data reveal surprising prevalence. 
Aggression and Violent Behavior, 34, 302–311. 
https://doi.org/10.1016/j.avb.2016.09.007
Surette, R. y Maze, A. (2015). Video game play 
and copycat crime: An exploratory anal-
ysis of an inmate population. Psychology of 
Popular Media Culture, 4(4), 360. https://doi.
org/10.1037/ppm0000050
Tharp, A. T., DeGue, S., Valle, L. A., Brook-
meyer, K. A., Massetti, G. M. y Matjasko, J. 
L. (2013). A systematic qualitative review 
of risk and protective factors for sexual 
violence perpetration. Trauma, Violence, 
& Abuse, 14(2), 133-167. https://doi.
org/10.1177/1524838012470031
Ward, T. (2000). Sexual offenders’ cognitive 
distortions as implicit theories. Aggression and 
Violent Behavior, 5(5), 491-507. https://doi.
org/10.1016/S1359-1789(98)00036-6
Ward, T., Polaschek, D. y Beech, A. R. 
(2006). Theories of sexual offending. West 
Sussex, Reino Unido: John Wiley & Sons.
Warr, M. (2002). Companions in crime: The 
social aspects of criminal conduct. Cambridge 
University Press.
Weerman, F. M. (2003). Co-offending as social 
exchange: Explaining characteristics of co-of-
fending. British Journal of Criminology, 43(2), 
398-416. https://doi.org/10.1093/bjc/43.2.398
Wijkman, M. D. y da Silva, T. (2020). Multiple 
perpetrator rape committed by female 
offenders: a comparison of solo, duo, and 3+ 
group offenders. Sexual Abuse, 33(3), 321-338. 
https://doi.org/10.1177/1079063219897065
Wijkman, M., Weerman, F., Bijleveld, C. y 
Hendriks, J. (2015). Group sexual offending by 
juvenile females. Sexual Abuse, 27(3), 335-356. 
https://doi.org/10.1177/1079063214561685
Woodhams, J. (2004). Characteristics of juvenile 
sex offending against strangers: Findings from 
a non-clinical study. Aggressive Behavior, 30, 
243–253. https://doi.org/10.1002/ab.20053
Woodhams, J. y Cooke, C. (2013). Suspect aggres-
sion and victim resistance in multiple perpe-
trator rapes. Archives of Sexual Behavior, 42(8), 
1509-1516. https://doi.org/10.1007/s10508-
013-0136-7
Woodhams, J., Gillett, R. y Grant, T. (2007). 
Understanding the factors that affect the 
severity of juvenile stranger sex offenses: 
The effect of victim characteristics and 
number of suspects. Journal of Interper-
sonal Violence, 22(2), 218-237. https://doi.
org/10.1177/0886260506295349
Woodhams, J., Taylor, P. J. y Cooke, C. 
(2020). Multiple perpetrator rape: Is perpe-
trator violence the result of victim resis-
tance, deindividuation, or leader–follower 
dynamics? Psychology of Violence, 10(1), 
120–129. https://doi.org/10.1037/vio0000255 
Wright, R. y West, D. J. (1981). Rape - A compar-
ison of group offences and lone assaults. Medi-
cine, Science and the Law, 21(1), 25-30. https://
doi.org/ 10.1177/002580248102100106
Recibido: 16 de julio de 2020
Aceptado: 26 de diciembre de 2021
http://dx.doi.org/10.1177/1477370806065586
https://doi.org/10.1080/13552600.2017.1378024
https://doi.org/10.1080/13552600.2017.1378024
https://doi.org/10.1016/j.avb.2016.09.007
https://doi.org/10.1037/ppm0000050
https://doi.org/10.1037/ppm0000050
https://doi.org/10.1016/S1359-1789(98)00036-6
https://doi.org/10.1016/S1359-1789(98)00036-6
https://doi.org/10.1093/bjc/43.2.398
https://doi.org/10.1177/1079063219897065
https://doi.org/10.1177/1079063214561685
http://dx.doi.org/10.1002/ab.20053
https://psycnet.apa.org/doi/10.1007/s10508-013-0136-7
https://psycnet.apa.org/doi/10.1007/s10508-013-0136-7
https://doi.org/10.1177%2F0886260506295349
https://doi.org/10.1177%2F0886260506295349
https://doi.apa.org/doi/10.1037/vio0000255
	_Hlk45091511
	_Hlk14516771
	_Hlk44145672
	_Hlk42618121
	RANGE!A1
	_Hlk43813486
	_GoBack

Continuar navegando

Otros materiales