Paisajismo ingles

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Paisajismo ingles 
El paisajismo inglés, según Páez de la Cadena, es comprendido como una reacción instantánea y 
puntual contra los excesos del racionalismo francés; instantánea porque se produce ni bien 
termina la era de “Le Notre”; y puntual porque se produce en Inglaterra. 
El descubrimiento de la Naturaleza y sus consecuencias en la manera de hacer jardines fueron 
extraídos laboriosamente de un conocimiento botánico comenzado mucho antes, de una 
evolución hasta el cansancio y el absurdo de las formas propuestas por Mollet y Le Notre, y de una 
adaptación hasta entonces despreciada, de la jardinería al clima y a las costumbres del pueblo 
ingles. 
La reacción que supuso el paisajismo se debe a la preexistencia del formalismo geométrico y de los 
excesos racionalistas importados desde Francia. Por eso el “paisajismo ingles” definía una 
predisposición al cambio hacia una tipificación de estilos que resumen distintas procedencias y 
culturas que tienen como norma general la imitación de formas naturales forzándolas en lo que 
sea preciso para obtener la impresión de parecido con la obra espontanea de la naturaleza. Así 
como también una tendencia que se acerca a los paisajes naturales versus la obsesión por 
geometrizar y cuadricular perfectamente el espacio de actuación del jardinero 
De los romanos a los Tudor 
El pueblo británico se vio influenciado por los romanos, pero en menor medida que otros pueblos, 
quedando restos que lo demuestran. También quedan de los jardines medievales dos estilos: 
monásticos y castellanos. Los castillos eran más chicos que en Francia o en otros lugares de 
Europa. 
Pero la verdadera historia de la jardinería inglesa se da con el reinado de Enrique VIII, quien se 
separa de la Iglesia de Inglaterra. 
Hasta entonces los monasterios formaban una red, que mantenía una unidad con los del resto del 
mundo. A partir de la secularización d elos bienes monásticos, los bienes de la Iglesia pasan a la 
nobleza y a la burguesía de la época, además de a la administración real. Así se establecen las 
bases de una nueva clase noble con propiedades de gran extensión. 
Hampton Court 
Enrique VIII, lo arregló a la inglesa. Le hizo perder la patina medieval y eclesiástica. Llamó a varios 
artesanos y artistas italianos para que modificaran sus jardines. Levantó un edificio de tres plantas 
con un león heráldico rematando una bóveda. Los jardineros italianos aumentaron la distribución 
y el número de los macizos de flores; estos macizos eran dibujos complicados a base de setos que 
encuadraban grupos de especies de flor formando dibujos alegóricos, generalmente escudos 
heráldicos. 
Estos macizos realizados con pequeños setos y formando complicadas figuras componían el 
llamado jardín de nudos knot garden 
El motivo para la progresiva complejidad y elaboración de los macizos hechos a base de nudos se 
encuentra en el estancamiento del desarrollo del jardín italiano, cuyas dos únicas salidas eran la 
ampliación y racionalización de las formas ( que luego armonizara y practicara Le Notre), o la 
repetición tediosa de formas similares complicando y exagerando la ornamentación interior. Como 
Inglaterra todavía no tenía suficiente entidad propia, opta por la segunda opción. 
La horticultura experimentó un gran impulso, relegando el diseño de los jardines, ya que se 
estudiaban especies exóticas traídas de América, Indias orientales, o Canarias, y se produjeron 
documentaciones escritas de las mismas. 
El espíritu que animaba a la sociedad jardinera de la época era el de aprender el cultivo de nuevas 
plantas, reunir información sobre las recién introducidas, compartir experiencias sobre 
aclimataciones y propagaciones, más que señalar un rumbo propio de la manera de construir 
jardines. 
Se empezaron a preocupar por el orden de estas especies introducidas de otros lugares, y asi 
empezaron a surgir los jardines botánicos. El de Padua fue el primero, sucediéndolo el Jardin 
botánico de Oxford, y muchos más. 
De Bacon a Pope 
Sentadas las bases de una horticultura más racional, debían socavar los cimientos del gran arte 
francés. 
Francis Bacon, el intelectual más completo de su época, es el encargado de abrir el fuego. No solo 
rechaza la topiaria, sino que avanza ciertas posibilidades del jardín como los “brezales”. 
El plan de Bacon puede resumirse en la obtención de algo agradable para cada mes ( no solo bajo 
la forma de frutos y flores, sino también de hojas, colores, contrastes, etc.,), la aproximación al 
jardín mediante una pradera y luego el paso por un brezal. 
Quizá la mejor imagen del jardín de Bacon sea la de una estructura que abandona ciertos motivos 
ornamentales en pleno uso (el knot garden y la topiaria) conservando otros (como la montaña de 
tipo medieval), añadiendo algunos detalles que no eran todavía práctica usual en Inglaterra ( las 
fuentes de al estilo italiano), y adelantándose a su tiempo pretendiendo ciertas formas libres ( el 
brezal o la pradera) que consiguen el ideal que debe presidir la formación posterior de todo el 
jardín: la existencia de un ver perpetuum, una eterna primavera que permita al jardín serlo 
durante los doce meses del año. 
Antes de Bacon hubo otras publicaciones como: A new orchard and garden de William Lawson; 
Paradisi in sole paradisus terrestres de John Parkinson; Sylva or a discourse of forest de John 
Evelyn, siendo este la piedra angular para el cultivo de arboles. 
El jardín paisajista 
A principios del siglo XVIII se dan las condiciones que permiten la eclosión de estas tendencias 
latentes en una forma nueva. 
En primer lugar, el clima y el carácter ingles resultan notablemente diferentes a los del resto del 
continente, y en especial son muy claras las diferencias con los climas y caracteres franceses e 
italianos. En Inglaterra la pluviosidad y el régimen de temperaturas es opuesto al de Italia, lo 
mismo que la topografía, en Inglaterra sumamente reiterativa en forma de colinas poco 
acentuadas. Hay que sumarle un fuerte comoponente nacionalista. 
Se empieza a ver como absurdo dominar las praderas mediante recortes, setosy dibujos, y de 
domeñar las plantaciones arbóreas y situarlas en alineaciones en un lugar donde de forma 
natural, el suelo se cubre de hierba y los bosquetes forman parte del paisaje. 
En este contexto aparecen en escena Stephen Switzer , Charles Bridgeman y Alexander Pope. 
Switzer, en Ichnografía rustica, recalca la idea de que el arte del diseño consista en que las partes 
se ajusten al todo; y que el todo se adapte a la naturaleza y a los usos del lugar. La tendencia a 
desquiciar el trazado rectilíneo y a usar profusamente de las curvas y de las plantaciones 
irregulares es sumamente clara y reveladora. 
Bridgeman, al igual que Switzer, una de sus obsesiones era la reducción de costos de 
mantenimiento, y ello le llevo a simplificar los diseños. Introdujo el ha-ha. 
Pope, tenía una visión muy clara de lo que debía ser la nueva jardinería. Pese a los inevitables 
retornos a la línea recta y al perímetro relativamente regular de la parcela la concepción del 
espacio interno, el reparto y la división de las líneas principales o ejes son ya netamente 
paisajistas. De una forma muy clara la parcela está descentrada con respecto a la casa y el jardín 
toma ya una entidad propia que hasta entonces no había poseído. Pero lo mas importante que 
hizo Pope fueron sus escritos satíricos, donde transforma totalmente la mentalidad de los 
propietarios de los jardines, mediante la burla de los elementos del racionalismo francés por 
ejemplo, como la topiaria, etc.