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ESTRUCTURA Y FUNCIÓN DEL CUERPO HUMANO (415)

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Respuesta inmunitaria
primaria
IgM
IgG
IgG
IgM IgM
IgG
Linfocito
de memoria
Tiempo2.o contacto
con el antígeno
Tiempo1.er contacto
con el antígeno
Linfocito
de memoria
Respuesta
inmunitaria
secundaria
IgM
IgG
Figura 17-8. Gráfico de la respuesta de memoria del sistema inmunitario.
Otro método es la obtención de vacunas a partir de fraccio-
nes del microorganismo, como pueden ser las membranas u
otras estructuras que contienen los antígenos específicos (p. ej.,
algunas vacunas contra la gripe). Finalmente, las vacunas se
pueden obtener a partir de las toxinas alteradas de los microor-
ganismos. En este caso, se extraen las toxinas y se tratan
hasta que pierden su toxicidad, pero conservando sus antíge-
nos intactos (p. ej., la vacuna del tétanos y del botulismo).
La inmunidad pasiva es el mejoramiento de la inmuni-
dad adquirida mediante la introducción en el organismo de
inmunoglobulinas o linfocitos T sensibilizados obtenidos de
otra persona o animal que previamente ha tenido contacto
con el antígeno. Esta inmunidad ofrece protección, ya que
en caso de infección pone en marcha la reacción sin esperar
a la creación de los propios anticuerpos. Sin embargo, sólo
dura unas semanas, el tiempo que se mantienen las inmuno-
globulinas y los linfocitos sensibilizados en el organismo
antes de ser eliminados. Siempre que sea posible, es mejor
la vacunación que la inmunización pasiva, pero en caso de
no estar vacunado la administración de inmunoglobulinas
puede ser eficaz en espera de que la vacuna elabore los
propios anticuerpos.
17.4.2. Reacciones de hipersensibilidad
Reciben este nombre el conjunto de reacciones que obe-
decen a una respuesta exagerada por parte del sistema
inmunitario ante un antígeno determinado.
Ya se ha dicho que la primera entrada de un antígeno en
el organismo desencadena una respuesta inmunitaria. Si los
contactos se vuelven a repetir, las siguientes respuestas in-
munitarias son mucho más potentes y rápidas, por lo que se
dice que el organismo está hipersensibilizado. Las reaccio-
nes pueden llegar a hacerse tan intensas que lesionen los
propios tejidos (reacciones de hipersensibilidad). Desde
1965 estas reacciones se clasifican en cuatro tipos. Las tres
primeras están mediadas por anticuerpos y reciben el nom-
bre de hipersensibilidad inmediata por la rapidez con que
se detectan clínicamente sus efectos nocivos. La cuarta está
controlada por linfocitos, y se conoce como hipersensibili-
dad retardada porque sus efectos clínicos tardan entre 12 y
24 horas en hacerse perceptibles.
1. Hipersensibilidad de tipo I, o hipersensibilidad rea-
gínica, anafiláctica o mediada por IgE. Constituye la base
de todas las enfermedades alérgicas por hipersensibiliza-
ción a diferentes alergenos (polen, ácaros, hongos, etc.). Se
caracteriza por una respuesta exagerada a una serie de sus-
tancias que son inofensivas para la mayor parte de la pobla-
ción. Se sabe que hay una base familiar hereditaria en las
enfermedades alérgicas, pero se desconoce el cromosoma
que transmite la predisposición a padecerlas, aunque también
hay factores ambientales que contribuyen a su desarrollo.
Esta reacción se inicia con la entrada de un antígeno de
tipo aeroalergeno (el polen es el más frecuente) que activa
los linfocitos T. Éstos interactúan con los linfocitos B, que
se transforman en células plasmáticas y producen un tipo de
IgE específico para este alergeno (Fig. 17-9). Estas IgE, por
su gran afinidad, se fijan en las membranas de los mastoci-
tos y de los basófilos. Si se produce un segundo contacto
con el alergeno, se crea un complejo Ag-Ac que incluye dos
IgE y un alergeno. Como consecuencia de ello, se altera la
membrana del basófilo o del mastocito y se liberan los
mediadores que hay en el interior de su citoplasma: histami-
na, heparina, triptasa, factores quimiotácticos de eosinófilos
y prostaglandina D2. Al mismo tiempo, los eosinófilos que
son atraídos también liberan sus mediadores, que lesionan
los tejidos. La histamina es el principal responsable de las
reacciones alérgicas, pero es por la acción conjunta de todos
los mediadores liberados por la que produce los signos
clínicos de la alergia: vasodilatación, secreción de moco,
estimulación nerviosa, broncoespasmo, prurito y rinitis, en-
tre otros.
Los mastocitos o células cebadas se sitúan adyacentes a
los vasos sanguíneos y linfáticos e inmediatamente por de-
bajo de las superficies epiteliales, como el aparato respirato-
rio, el aparato digestivo y la piel. Poseen en su citoplasma
396 Estructura y función del cuerpo humano

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