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FISIOLOGÍA HUMANA-576

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aporte sanguíneo por unidad de peso, seguidos por el terri-
torio hepatoesplácnico, el corazón y el cerebro; sin embar-
go el músculo, la piel, los cartílagos, el hueso y el tejido
adiposo tienen un bajo aporte sanguíneo. Según la dife-
rencia arteriovenosa de oxígeno (panel C), medida funcio-
nal de la capacidad de la extracción de oxígeno por los
tejidos, el corazón es el órgano con mayor capacidad de
extracción, seguido del cerebro, el territorio hepatoesplác-
nico y el músculo esquelético. Los riñones, extraen menos
cantidad de oxígeno que los otros órganos, lo que indica
que el gran aporte sanguíneo señalado anteriormente es
debido a su actividad de depuración del plasma y no a su
actividad metabólica. El caso del corazón es exactamente
opuesto, ya que es el órgano con mayor diferencia arterio-
venosa de oxígeno y por tanto con menor reserva venosa
de oxígeno. Esto explica que el aumento de la actividad
miocárdica va asociado a un aumento del flujo sanguíneo
coronario. 
Los datos anteriores explican que, en ciertas situacio-
nes, tanto la cantidad de flujo como su distribución varían
de manera importante. Así, durante el ejercicio intenso el
gasto cardíaco aumenta hasta 5 ó 6 veces, y la proporción
de flujo que reciben los músculos esqueléticos en ejercicio
aumenta hasta un 90 % debido a la enorme disminución de
la resistencia. Cambios parecidos ocurren en el área gas-
trointestinal durante la digestión, y en la piel cuando la
temperatura exterior es elevada. 
El flujo sanguíneo a cada tejido se regula al nivel
mínimo para satisfacer las necesidades en cada momento.
En reposo, el gasto cardíaco normal aporta la cantidad de
sangre suficiente para que cada órgano y tejido pueda ejer-
cer sus funciones. Sin embargo, en situaciones como la
hemorragia intensa, la deficiencia de flujo sanguíneo hace
necesaria la jerarquización del aporte de sangre, estable-
ciéndose un orden de prioridades con objeto de que los
órganos vitales como el cerebro y el corazón no tengan 
falta de riego que pudiera conducir a su mal funciona-
miento. Por el contrario, otros órganos, como la piel o los
riñones, obtienen un aporte de sangre muy disminuido.
Esta capacidad de abrir o cerrar lechos vasculares con
requerimientos metabólicos bajos favorece la distribución
prioritaria del flujo sanguíneo hacia los órganos vitales. 
REGULACIÓN DEL FLUJO 
SANGUÍNEO TISULAR
Inicialmente se puede hacer una primera clasificación
de la regulación del flujo sanguíneo tisular atendiendo a
aspectos temporales en regulación a corto y a largo plazos.
La regulación aguda o a corto plazo es aquella que tienen
lugar en segundos o minutos y se logra mediante cambios
rápidos del diámetro de las arteriolas y metaarteriolas. La
regulación a largo plazo se refiere a aquellas variaciones
del flujo que tienen lugar en días, semanas o meses, las cua-
les se producen como resultado del aumento o la disminu-
ción del número de vasos que irrigan un tejido
determinado. Una segunda clasificación atiende al nivel de
regulación; aquélla que depende de procesos y mecanismos
locales, del propio tejido, es la llamada regulación intrínse-
ca, mientras que aquélla que depende de mecanismos más
generales constituye la llamada regulación extrínseca. 
REGULACIÓN DEL FLUJO SANGUÍNEO
TISULAR A CORTO PLAZO
El flujo sanguíneo de un tejido puede variar por cam-
bios en la presión de perfusión o por cambios en la resis-
tencia, que a su vez depende del calibre o sección de los
vasos con capacidad para aumentar o disminuir dicho cali-
bre. Teniendo en cuenta que la presión arterial, y por tan-
to la presión de perfusión tisular, es relativamente
constante en todo el organismo, y dada la distribución en
paralelo de los diferentes circuitos vasculares, el determi-
nante principal del flujo sanguíneo tisular es el calibre de
los vasos precapilares. Las arterias pequeñas y arteriolas
tienen en situación basal una cierta tensión activa o tono
vasomotor, consecuencia de mecanismos intrínsecos, que
persisten en ausencia de la influencia extrínseca tanto
humoral como nerviosa. No se conoce la naturaleza del
tono vasomotor basal, pero parece tener un componente
miógeno y un componente químico o humoral. Los otros
vasos precapilares, metaarteriolas y esfínteres precapila-
res, presentan basalmante fases alternas de contracción y
relajación de una duración aproximada de 30 segundos.
Esta actividad fásica se denomina vasomotilidad, es la res-
ponsable de la superficie efectiva de la red capilar y se
debe a la respuesta del músculo liso a agentes locales de
tipo químico, físico y nervioso. Los impulsos nerviosos
son capaces de modificar la respuesta del músculo liso a
los agentes físicos y químicos, de manera que el calibre de
los vasos precapilares de resistencia y el flujo tisular son
consecuencia de la interacción de mecanismos de regula-
ción locales y sistémicos.
Mecanismos intrínsecos de regulación 
del flujo sanguíneo tisular
Los principales mecanismos de los que depende el
aporte de sangre a un tejido concreto dependen de la acti-
vidad metabólica de éste y de la disponibilidad de oxíge-
no. La Figura 41.2 muestra como el aumento de la tasa
metabólica en el tejido muscular esquelético de hasta 8
veces la basal, se acompaña de un aumento de flujo san-
guíneo de unas 4 veces el basal. Inicialmente, el aumento
del flujo sanguíneo es inferior al del metabolismo, pero a
medida que la tasa metabólica aumenta, paulatinamente se
produce un aumento mayor del flujo sanguíneo que apor-
ta el oxígeno y los nutrientes necesarios. Se han desarro-
llado dos teorías básicas sobre la regulación del flujo
sanguíneo cuando varía la tasa metabólica o la disponibi-
lidad de oxígeno en un tejido: la teoría vasodilatadora y la
de carencia de oxígeno. 
La primera teoría propone que el aumento de la acti-
vidad metabólica de un tejido y/o la disminución de la dis-
R E G U L A C I Ó N D E L F L U J O S A N G U Í N E O E N L O S T E J I D O S 547

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